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BENITO PEREZ GALDÓS- TRAFALGAR

Joaquin Casaduero
La vida de Galdós: 1 de mayo de 1843-1920. Su madre era lavandera. Es de Gran Canaria.
Estuvo en la guerra de independencia. Menor de varios hijos. Estudió latín, francés, ingles,
literatura, historia, dibujo, ciencia. Pintura. Luego fue a Madrid a estudiar derecho a los 19
años. La universidad no dejó huella en la vida del escritor. Hacia vida de café.
El sentimiento histórico alumbra la obra de Galdós. No va a la historia para huir de la realidad y
el presente; lo que quiere es buscar las raíces de su época en el pasado próximo.

Clasificacion de las obras: el mismo las clasifica como “Novelas españolas” luego “episodios
nacionales” luego “novelas españolas contemporáneas” y por ultimo dramas y comedias. La
novela es para Galdós la Tercera dimensión de la historia. En algunos episodios y en algunas
novelas el andamiaje histórico está presente; en otros episodios se relega a un lugar
completamente secundario, llegando casi a desaparecer, y en las novelas a partir de 1888
desaparece casi por completo. Son 51 años de escritor.

Galdos estudia el medio en el que se mueven los liberales. La fontana de Oro era uno de los
cafés donde se reunían. La manera de proceder de los absolutistas presenta a la aristocracia
arruinada y en completa decadencia.

La guerra de la independencia se debió al sentimiento de la patria, el cual, apagado y oculto


durante los últimos decenios del siglo XVIII surge en todo su impulso popular al ponerse el
español en contacto con lo extranjero.

En Trafalgar el sentimiento de la patria esta presente: en la corte de Carlos IV, el sentimiento


es de honor. El 19 de marzo y 2 de mayo nos presenta al pueblo como populacho, primero;
luego como ser heroico. El niño Araceli había descubierto el sentimiento de la patria lcuhando
contra los ingleses en Trafalgar, en Arapiles, luchando al lado de los ingleses, descubre un
nuevo sentimiento de la patria: no solo se la ama sino que se la sirve cumpliendo
estrictamente con su obligación. No es únicamente la tierra en la que se nace, es también un
Estado organizado que une a todos los hombres.

Galdos no hace que Araceli descubra el honor barroco sino el honor burgués, racionalista y
Kantiano, el imperativo del deber. A toda la podredumbre aristocrática de la corte de Carlos IV,
degeneracion de la de Felipe IV, Araceli opone su conciencia y voluntad de trabajo. Araceli se
acerca a la humanidad con amor. Gabriel es un arcángel portador de la buena nueva, el arcoíris
anunciador de la alianza con el trabajo.

La batalla naval de Trafalgar se considera el conocimiento sintomático de la desintegración de


la Vieja España. Trafalgar fue un tema favorito de la pintura histórica de los decenios de 1860-
1870 y aún mas tarde. Trafalgar debió ser un episodio muy atractivo para el novelista gracias a
su fuerte simbolismo (derrota de la flota española, aniquilamiento de la potencia naval,
hunidmiento de la vieja España) asi como su colorista y sonora fuerza de sugestión.

DAMASO ALONSO
Hay en Galdos un deseo de acercarse a los ciudadanos con quienes compartía la vida en esos
años y para eso usa su arte literaria. Se puso a escribir novelas porque sentía una misión
nacional que cumplir, influir en el modo social de los españoles y la política. Todos los nombres
de trafalgar son simbólicos de la realidad española
El pensamiento de libertad y responsabilidad fue en Galdós más profundo que una idea, fue un
supuesto, el punto de partida y la clave que descifra toda su conducta literaria.
Las acciones y conductas individuales, los personajes y hasta sus nombres son simbólicos de la
realidad española. Si en la novela hay luchas lamentables de parientes, esas representan las
luchas de los españoles, si al cuadro de un santo que tienen en su casa le falta la cabeza, es
símbolo de la extrema incurra e incapacidad en la que ha caído una aristocracia en otros siglos
llena de vida.

El hecho de que en los Episodios Nacionales se narre algún suceso auténtico de la vida del
Estado o sirva de punto de regencia para las acciones inventadas, ha hecho que se les suela
llamar novelas históricas en oposición a las otras que llaman novelas de las costumbres. Galdós
se documentaba diligentísimamente para cada una de sus novelas. Pero el asunto narrado es
en parte verdadero y en parte inventado. Toma cosas de la historia pero añade invenciones.
Los episodios nacionales como las Novelas Españolas son historias a medias.
Hay una necesidad de conocer mejor el funcionamiento de la sociedad española a través de
novelar el pasado. No quiere reconstruir el pasado sino sacar una lección vital de la historia
que hicieron nuestros padres todavía vivos. No quiere olvidar el presente meciéndose en los
adormecedores juegos de la imaginación sino avivar la conciencia de lo actual por medio de los
inmediatos ejemplos que deben constituir nuestra experiencia y nuestro escarmiento, avisar,
abrir los ojos al presente, hacer sentir la índole española actual con toda verdad y concreción,
con auténtico patriotismo, con amor a los suyos y con propósito de perfeccionamiento.

La creación de Galdós consiste en forjar estas vidas auténticas y en trazarlas con recíproca
influencia de tal manera que, por gracia de esa proyección cordial del autor en sus criaturas,
todo cobra un sentido conmovedor y radicalmente humano o por debajo o con completa
prescindencia del sentido intelectual de la alegoria.

MONTESINOS- GALDÓS EN BUSCA DE LA NOVELA


Galdós se ve ante el folletín como Cervantes ante los libros de caballerías. En los Episodios,
sobre todo en las dos primeras series, se cierne la sombra del folletín, sin que ello merme la
calidad artística de los libros.
Galdós nota muy bien que leer novelas es huir de la vida en torno, ir hacia otra realidad que,
por no ser la acostumbrada, parece más digna de ser tenida por verdadera. La realidad en la
que parece posible cuanto no es.
El pedido de ese lector es lo que determina la índole de la novela. La pide a su gusto, la ensaya,
da el patio y la medida y es preciso servirlo.

FRANCISCO AYALA- GALDÓS Y SU PUBLICO


Por mucho que Galdós, espíritu abierto y libre, rechazara las posiciones doctrinales y el
programa sociológico-literario de lo snaturalistas, no deja sin embargo de aplicarse con clara
deliberacion al estudio de la sociedad, convencido de que la clase media estaba llegando en
España, o acaso había llegado ya, a ser protagonista de la historia nacional.
El escritor asume en la sociedad el puesto análogo y equivalente al de los profesionales libres
quienes, por así decirle, abren tienda frente a una clientela en principio internada. Ofrece una
visión del mundo, de suministrar una interpretación de la realidad, de proponer las normas de
juicio y de conducta que orienten a la gente en la vida cotidiana. Esta función no se encuentra
apoyada ahora en un cuerpo de doctrina coherente, sino más bien en los dictados de una
racionalidad discutible que ligeramente especula en busca de lo verdadero y de lo justo.
Historia y novela en los episodios nacionales- Hans Hinterhauser y Ricardo Guillón
en los episodios, los personajes novelescos, primero en el plano de la opinión y del
conocimiento, viven la historia como su historia.
Autoridades reales o inventadas encomiendan cierta misión a alguno de los personajes, con lo
que estos tienen que trasladarse a los escenarios históricos.
La dialéctica de la grande y la pequeña historia comienza con una misteriosa coincidencia de
ciertos sucesos de la vida privada con otros de la vida oficial. La historia cerca a numerosos
personajes de los Episodios y se permite la broma de marcar el contrapunto a las experiencias
personales.
La conexión activa de ambos planos comienza allí donde los personajes novelescos consideran
sus propias y privadas aspiraciones en paralelismo con los acontecimientos de la vida oficial en
lo que participan. Para Gabriel Araceli, las vicisitudes de la guerra de la Independencia se
identifican con la búsqueda de la incomparable Inés y la victoria final de los españoles con la
superación de los muchos y difíciles obstáculos que impedían su matrimonio.
La apologia de la historia privada y personal frente a la historia nacional y universal culmina en
los momentos en que los personajes novelescos, obsesionados con sus propios intereses y
dificultades, se aíslan en medio de los acontecimientos que se desarrollan a su alrededor y se
refugian en la caparazón de su intimidad. Este autoaislamiento significa también una actitud
ante la historia, una expresión del engranaje dialectico del individuo con lo colectivo, cuyos
efectos se manifiestan en su temporalidad. Los momentos donde la historia grande y la
pequeña se vuelven la espalda son puntos cimeros en la composición de los episodios.
La relación entre Araceli y su vida se convierte en su relación con la guerra. A lo largo de la
lucha Araceli se descubre y se transforma; no solo madura sino que en esa madurez llega a
conocerse y conocer el mundo en donde vive y quiere vivir.
La estructura de Trafalgar está determinada inicialmente por el arquetipo picaresco que en el
texto se declara por la distancia desde la cual el héroe contempla los hechos y por el dual y
tradicional carácter del mismo: narrador y protagonista.
El esquema se desvanece pronto, Araceli supera lo picaresco y se deja llevar a lo quijotesco.
Esto es acompañado con un desplazamiento del héroe de un ámbito a otro, del espacio de la
pobreza al de la seguridad hogareña desde el cual escapa con su nombre amo, al de la ventura
heroica. La burguesía arrumbó el determinismo y lo sustituyó por la creencia en el ascenso
social mediante el esfuerzo individual y acomodación a las circunstancias.
El tono vuelve a cambiar cuando en efecto se da la batalla de trafalgar. La idea de patria
determinará sus sentimientos y le justificará en la guerra y en la paz.
En trafalgar el narrador es centro de conciencia y testigo. Según avanza va constituyendo esa
experiencia que a su vez ilumina lo aun no dicha.

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