HOLLYWWOD
mpiezo esta entrega tecleando en ordenador nuevo que me he visto obligado a comprar porque el otro que tenía cascó y he tenido que jubilarlo tras mantener con él una intensa conversación a golpe de martillo de bola. No es broma: tras 24 horas de marear la perdiz e intentar entenderme con el puñetero Windows 10 me pegué el gusto de ir a por un martillo y arrearle dos ligeros toquecillos para resarcirme de la frustración antes de proceder a desconectarlo de la corriente y mandarlo al rincón de pensar. Me parece lo más prudente, teniendo en cuenta que con el asunto, fuente de inspiración de James Cameron para Creo que ha llegado el momento de sacar a pasear al ludita troglodita que llevo dentro, y mientras esperamos que la singularidad tecnológica nos convierta en carne picada, si es que no lo está haciendo ya –reparen en cuánto tiempo pasamos delante de cualquier pantalla, haciendo el memo en internet o pescando jureles imaginarios en las redes sociales–, me propongo echarme unas risas a golpe de puro disparate friki.
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