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Angeles, presencia viva. Su manifestacion en la historia y en la actualidad
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Ebook112 pages1 hour

Angeles, presencia viva. Su manifestacion en la historia y en la actualidad

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Los ángeles viven tanto en los tratados de los Padres de la Iglesia como en el testimonio de un humilde campesino. Su providencial auxilio ha aliviado la senda de los hombres. Basta rastrear la historia para reconocer no solo su acción pasada, sino tambien su clara vigencia. Este libro nos permite comprobar que una mente abierta es el mejor complemento para un corazón receptivo y entonces usted, querido lector, se dara cuenta de que esta listo para recibir estos 'seres de luz'.

LanguageEspañol
Release dateOct 28, 2013
ISBN9781940281025
Angeles, presencia viva. Su manifestacion en la historia y en la actualidad

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    Angeles, presencia viva. Su manifestacion en la historia y en la actualidad - GiulioCalvetti

    Quien quiera leer libros sobre ángeles, no sólo encontrará un sinnúmero de ellos, sino que también comprobará que leer todos los que le resulten interesantes, o al menos una parte considerable de ellos, es tarea imposible. Tal esfuerzo sería vano.

    Es tal la proliferación de obras sobre el tema que ni siquiera en la Edad Media, suponemos, a los ángeles se los ha nombrado tanto. Desde las menciones ligeras pero de buena fe a los estudios meticulosos, desde los libros confesionales a los extremadamente escépticos, hay un espectro de volúmenes que satisfarían las posturas más diversas, por encontradas que fueran. No menos vano es pretender una originalidad completa en la obra que uno ha escrito, sobre todo si la misma se dedica a recapitular (necesariamente a grandes saltos) la trayectoria de los ángeles en la vida, la historia y el imaginario colectivo de los hombres.

    En todo caso, uno es consciente de las diferencias que puede tener su obra respecto de otras, o al menos las diferencias que se propuso al comenzar a escribir, pues bien sabido es que determinación inicial y resultados no siempre van de la mano.

    No encontrará el lector aquí una obra de defensa de la existencia de los ángeles, pero tampoco de negación. Si hallará, esperamos, respeto hacia ambas posturas, y en el mejor de los casos, la negativa a tomar francamente partido, o a revelar la opinión personal desde una actitud exacerbada.

    Habrá sí pasajes enfáticos o hasta con cierto grado de ironía, como los dedicados a mencionar los evidentes excesos de la New Age en el tratamiento y hasta en la manipulación angélica.

    El tema de los ángeles se ha manifestado a lo largo de toda la historia, y como se verá aquí, ha llegado a nosotros a menudo por boca tanto de los llamados Padres de la Iglesia como de santos, conversos o gente común.

    Privilegiamos aquí el testimonio de los más doctos y el de los santificados por la Iglesia católica, no por una actitud de ortodoxia, sino por el cariz diferencial de esta obra. Páginas de testimonios de gente común que dice haber recibido dones de los ángeles hay a montones, y desde el inicio nos propusimos otro derrotero: dejar un leve levísimo registro de aquello que el arte, la filosofía, el esoterismo, la ciencia (oficial o no) y la voz de los teólogos han considerado digno de mencionar, esa innegable presencia viva a través de los siglos.

    Respetamos a quienes creen sin tratar de imponer, ni con el afán de manipular y hallar privilegios o la presunción de algún tipo de superioridad espiritual. Pero también aceptamos a los escépticos, siempre que no se burlen de lo que para otros es materia de fe y de adoración.

    Entre ambas posturas esperamos encuadrarnos, o que al menos se encuadren estas páginas. Por esta razón, a algunos podrán resultarles tibias o poco comprometidas. En todo caso, tienen un compromiso que dista tanto de la devoción como de la oposición férrea.

    El compromiso es tratar de ver qué se ha dicho, cómo a través de la historia y de las páginas (incluso las de la internet) que el hombre concibió por siglos, se ha ido formando esta realidad tan vigente como discutida. No obstante, algún matiz subjetivo expresaremos en las últimas páginas.

    Libros fogosos hay a disposición de quien los busque. Este se propone ser, si no acertado, sereno.

    Disculpen si ello defrauda.

    El autor

    UNO. Los ángeles en la historia

    Definición por lo opuesto

    Paradójicamente, se podría comenzar a hablar de los ángeles, haciendo directa alusión a Satanás, ese ángel caído que era algo así como un precioso y mimado querubín hasta que fue embestido por la ira de Dios.

    Lucifer era, efectivamente, el más hermoso e inteligente de los ángeles que habitaban el Paraíso; tanto, que llegó a considerar que los humanos integraban una especie indigna, impura y detestable, pero que merecía estar por encima de Dios y tener más poder que Él.

    El ángel rebelde conformó, entonces, un ejército de ángeles que comulgaban con su causa, y pretendió hacerse con la corona suprema.

    La ira de Dios no se hizo esperar y arrojó a Lucifer y sus acólitos del Cielo para siempre, hundiéndolo en el Infierno. Y si bien no hay ni en la Biblia relatos precisos y pormenorizados de este suceso, sino apenas citas y referencias secundarias, aquella vez en que la arrogancia le costó a ese ángel caído el exilio eterno, también su nombre mutó para siempre: de Lucifer (Portador de la luz, en latín) pasó a ser Satanás (Enemigo, también en latín), o más directamente Diablo o Diábolo (algo así como Calumniador, en griego).

    Lo cierto es que, tan importante resulta la presencia de los ángeles en el mundo espiritual, que trazar sólo la historia de uno de ellos es vincular en buena medida el escenario general de ámbitos y valores teológicos que hoy manejamos: Cielo, Infierno; Dios, Diablo; Bien y Mal.

    Hablar de Satanás es hablar del ángel que ya no es, del no—ángel, y en cierto modo, una forma de definición por lo opuesto.

    Pero en los ángeles todo es positivo, lo que amerita cambiar el ángulo de esa definición. Intentémoslo.

    Los buenos portadores

    Solemos definir a los ángeles como seres incorpóreos que están al servicio de Dios; son, en rigor de verdad, sus mensajeros (eso significa ángeles), y se cree que su existencia, su presencia en el espectro espiritual, estaría vinculada con la inmortalidad del alma, y con el premio a la virtud. ¿Cómo es esto?

    Los ángeles podrían ser aquellos seres que después de muertos alcanzaron el Cielo. Y quienes crean que su origen está en la religión judeo cristiana, estarán limitando su presencia en el tiempo y el espacio.

    Históricamente hablando, se sabe que fueron los babilonios los primeros en hablar de ellos, en introducir la temática y la presencia angélica en el ámbito religioso. Pero es posible hallar hasta en la India referencias a estos seres bondadosos, más o menos etéreos, aliados de los hombres y personeros de la divinidad.

    Luego, y fundamentalmente, los hebreos, desde el primer libro del Genésis, dieron relevancia universal a estos seres misteriosos. Aunque no se descarta que la admisión de las huestes angélicas por parte de los hebreos haya sido producto de una suerte de transculturación, de asimilación operada en tiempos de cautiverio en Babilonia. Como fuere, es verificable que babilonios, caldeos y hebreos reconocían por igual su presencia junto a Dios.

    Los esenios los valoraban en modo superlativo. Aquel grupo de judíos que se retiró al desierto para vivir de manera ascética, y en el que, según algunos dicen, se educó el propio Jesús, exigía a quienes pretendían incorporarse a él un juramento de respeto absoluto al nombre de los ángeles.

    Sabemos que los esenios se retiraron a Qumrán, y allí, precisamente, se encontró uno de los fragmentos del Libro de Enoc escrito en hebreo. El profeta Enoc era, según la tradición, bisabuelo de Noé, y en su libro también él habla de los ángeles. Postula que en el ámbito espiritual se libra una batalla: justos y ángeles, por un lado; pecadores y demonios, por el otro. Y sostiene que los ángeles existen desde el origen mismo del universo.

    Pero, además, el profeta, al describir un viaje suyo al cielo, narró la visión que había tenido al ser recibido por los ángeles:

    "Vi cien mil por ciento mil, diez millones por diez millones, una multitud innumerable e incontable estaba frente a la gloria del señor de los espíritus. Y llegué a

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