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Articulaciones del desarraigo: El drama de los sin hogar y sin mundo
Articulaciones del desarraigo: El drama de los sin hogar y sin mundo
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Articulaciones del desarraigo: El drama de los sin hogar y sin mundo

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Las migraciones forzadas constituyen una realidad apabullante en nuestros días: muestra de ello es la actual situación en el Oriente Medio y en África. En América Latina hay también una larga historia al respecto, la cual se puede documentar en cada país: las guerras en Colombia, Nicaragua, El Salvador y Guatemala son los ejemplos más recientes de esta problemática. Los migrantes forzados (en su gran mayoría poblaciones indí- genas y afroamericanas, campesinos, trabajadores, mujeres y jóvenes) pertenecen generalmente a los estratos más bajos de la sociedad; sin embargo, ellos se niegan a ser simples víctimas. Por el contrario, se a_x001F_rman en su condición de sujetos y en su dignidad humana, por lo que tienen el potencial de convertir el desplazamiento forzoso en un proceso de transformación social. Articulaciones del desarraigo en América Latina. El drama de los sin hogar y sin mundo es una contribución signi_x001F_cativa al estudio del fenómeno antes descrito, el cual es explorado por Wooldy Edson Louidor desde la perspectiva de la _x001F_losofía, la antropología, la literatura y la cinematografía. Saludamos este libro por ayudarnos a comprender desde una perspectiva histórico-estructural la realidad del desarraigo en América Latina
LanguageEspañol
Release dateDec 11, 2016
ISBN9789587810080
Articulaciones del desarraigo: El drama de los sin hogar y sin mundo

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    Articulaciones del desarraigo - Wooldy Edson Louidor

    Articulaciones del desarraigo en América Latina

    El drama de los sin hogar y sin mundo

    WOOLDY EDSON LOUIDOR

    Reservados todos los derechos

    © Pontificia Universidad Javeriana

    © Wooldy Edson Louidor

    Corrección de estilo:

    Alejandra Muñoz Suárez

    Diseño de pauta:

    Kilka Diseño Gráfico

    Diseño de cubierta:

    Claudia Patricia Rodríguez

    Diagramación:

    Margoth de Olivos SAS

    Desarrollo ePub:

    Lápiz Blanco S.A.S

    Primera edición: Bogotá, D. C.

    abril de 2016

    ISBN: 978-958-716-927-0

    Impreso y hecho en Colombia

    Printed and made in Colombia

    Editorial Pontificia Universidad Javeriana

    Carrera 7.ª n.° 37-25, oficina 13-01

    Edificio Lutaima

    Teléfono: 3208320 ext. 4752

    www.javeriana.edu.co/editorial

    editorialpuj@javeriana.edu.co

    Bogotá, D. C.

    Louidor, Wooldy Edson, autor

    Articulaciones del desarraigo en América Latina : el drama de los sin hogar y sin mundo / Wooldy Edson Louidor. -- Primera edición. -- Bogotá : Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2016.

    246 páginas ; 21 cm

    Incluye referencias bibliográficas páginas (237-244)

    ISBN : 978-958-716-927-0

    1. DESPLAZAMIENTO FORZADO – AMÉRICA LATINA. 2. DESARRAIGO DE TRIBUS - AMÉRICA LATINA. 3. MIGRACIÓN - AMÉRICA LATINA. 4. SOCIOLOGÍA - AMÉRICA LATINA. I. Pontificia Universidad Javeriana.

    CDD 303.62 edición 19

    Catalogación en la publicación - Pontificia Universidad Javeriana. Biblioteca Alfonso Borrero Cabal, S.J.

    inp Abril 12 / 2016

    Prohibida la reproducción total o parcial de este material,

    sin autorización por escrito de la Pontificia Universidad Javeriana.

    Dedicado a tantas personas, familias, comunidades e incluso pueblos que han errado en América Latina y en Colombia en busca de hospitalidad.

    Pour que tout soit consommé, pour que je me sente moins seul, il me restait à souhaiter qu’il y ait beaucoup de spectateurs le jour de mon exécution et qu’ils m’accueillent avec des cris de haine.

    Albert Camus, L’étranger

    Je voulais qu’il soit chanté quelque part, dans l’écoute des générations à venir, que nous nous étions battus avec l’En-ville, non pour le conquérir (lui qui en fait nous gobait), mais pour nous conquérir nous-mêmes dans l’inédit créole qu’il nous fallait nommer —en nous-mêmes pour nous-mêmes— jusqu’à notre pleine autorité. 

    Patrick Chamoiseau, Texaco

    …where you had a name that was your own, Gwambe; where you had your place beside your mother.

    André Brink, A chain of voices

    Presentación

    Este libro propone una sociología del desarraigo como perspectiva, construida desde el análisis del discurso en cuatro obras de filosofía, literatura y cine y los aportes de sociólogos contemporáneos. Aplica esta perspectiva a América Latina para evidenciar que el desarraigo ha configurado nuestra región y un gran plexo de subjetividades como afros, indígenas y campesinos que aún siguen buscando su lugar en nuestras sociedades. Plantea las migraciones forzadas, en concreto el desplazamiento forzado interno en Colombia, desde esta perspectiva para comprender las distintas fracturas, rupturas, desgarraduras existenciales y las ambivalencias por las que pasa un desarraigado en sus vivencias del tiempo, el espacio, la memoria, la historia y otras condiciones subjetivas. Para reparar estos daños existenciales, en el caso concreto del desplazado, no basta con implementar bien los dispositivos políticos, jurídicos e institucionales (por ejemplo, la Ley 1448) y ampliar la cobertura de los retornos y las reubicaciones. Antes que todo, hay que crear condiciones para ayudarlo a recuperar su lugar en la sociedad y reencontrarse con el sentido de su vida para reconstruir su hogar y su mundo; se propone restituirle su plena ciudadanía, acogerlo entre nosotros (poner fin a su extranjería) y brindarle la posibilidad real de participar en la construcción de un nuevo país.

    Prefacio

    Es cada vez más común escuchar a académicos, políticos, periodistas e incluso desplazados forzados y refugiados hablar de desarraigo. Es como si las categorías de migración, desplazamiento forzado interno, refugio y asilo no bastaran para deletrear y nombrar la fuerte carga emotiva, histórica y siempre teñida de profundo sufrimiento que conlleva el complejo transitar migratorio (dentro y fuera del propio país), principalmente el de aquellos sujetos que han sido forzados a abandonar sus territorios o han sido víctimas de abusos o violaciones de derechos humanos en alguna fase de sus procesos migratorios (salida, tránsito, llegada, retorno, reemigración, redesplazamiento, etc.), estos son los llamados migrantes forzados.

    Cuando un flujo masivo de colombianos (veinte mil, aproximadamente, entre agosto y septiembre de 2015) fue deportado o forzado a retornar hacia su país luego de la decisión del presidente venezolano Nicolás Maduro de luchar contra el paramilitarismo y el contrabando en la frontera colombo-venezolana, los principales medios de comunicación del país y el mismo presidente colombiano Juan Manuel Santos¹ hablaron del desarraigo de los compatriotas, del cual sería responsable el gobierno del país vecino. ¿Cuándo empezó el desarraigo de los compatriotas?, se podría uno preguntar. ¿Inició con las deportaciones de las que fueron víctimas? ¿O, más bien, empezó desde el mismo día en que salieron de su propio país para salvar sus vidas o para buscar mejores condiciones de vida en Venezuela?

    El desarraigo es un complejo proceso que no se puede fijar e inmovilizar como pieza de museo en un momento o un hecho puntual. Es un fenómeno histórico y estructural. En Colombia y en toda América Latina, el desarraigo tiene raíces muy profundas. Urge resignificar esta categoría de las ciencias sociales que, por un lado, se usa cada vez más para múltiples propósitos (político, periodístico, jurídico, etc.); pero, por el otro lado, cuando se utiliza de manera correcta, sirve para entender no solo hechos, aspectos y dimensiones del complejo fenómeno migratorio en la región, sino también para comprender América Latina, su(s) historia(s), la evolución de sus dinámicas socioestructurales y sus configuraciones actuales. Se trata de definir su alto poderío explicativo como categoría.

    La sociología del desarraigo² que proponemos en esta investigación teórica interdisciplinaria constituye una perspectiva para construir y aplicar esta categoría científico-social en un esfuerzo por comprender estas tres realidades sociales:

    1. El trasfondo histórico-estructural de América Latina como la región del desarraigo y la constitución de varias subjetividades sociales³ (principalmente los afros, los indígenas y los campesinos) como hijas del desarraigo que aún siguen buscando su lugar en sus respectivas sociedades. 2. Las experiencias subjetivas ambivalentes de los migrantes forzados (en cuanto a sus vivencias del tiempo, el espacio, la historia, la memoria, etc.) en los complejos flujos migratorios. 3. La necesidad de incluir el rearraigo (o la necesidad de crear condiciones para que los desarraigados tengan por fin o recuperen su lugar en el mundo y en la sociedad) en la búsqueda de soluciones duraderas a las migraciones forzadas y la reparación integral (principalmente la reparación⁴ de los daños existenciales vinculados al desarraigo que suelen quedar por fuera de los dispositivos y medidas jurídico-político-institucionales concretos) de los migrantes forzados, en particular, los desplazados y refugiados.

    Es importante hacer algunas consideraciones preliminares sobre el desarraigo a modo de contextualización del horizonte de la investigación. En primer lugar, América Latina es la región del desarraigo por excelencia. Es producto de un gran plexo de desarraigos: de los indígenas desposeídos; los europeos colonizadores o aventureros que continuaron la labor de la Conquista; los africanos trasplantados al nuevo continente-exilio; los campesinos sin tierra que siguen buscando la tierra en los nuevos Estados (hasta hoy la siguen reivindicando en sus manifestaciones públicas, sus demandas sociales e incidencias políticas ante los Estados); los europeos, judíos, asiáticos y africanos que llegaron a la región en el contexto de las dos guerras mundiales, las guerras de descolonización en África, etc. En resumen, el desarraigo es un fenómeno fundante y estructural de nuestra región.

    En segundo lugar, todas las migraciones en sus diferentes formas, modalidades y dimensiones que se vienen dando en nuestra región se han desplegado en este horizonte de desarraigo de gran duración histórica y de hondo calado estructural. Millones de personas han deambulando en la región, en busca de hogar, arraigo, raíces, mundo. Los sin hogar y sin mundo han poblado América Latina y han vivido dramas humanos pero, asimismo, los enfrentado y han tratado de superarlos y de negar su propio desarraigo. Los factores que los han desarraigado son múltiples, y varios de ellos remontan a la(s) misma(s) historia(s) de América Latina y su estructuración entendida como su configuración, como un todo dinámico (más adelante, hablaremos de América Latina como una articulación de articulaciones).

    La sociología del desarraigo que estamos construyendo es una perspectiva histórico-estructural para abordar las migraciones, desde la comprensión de los distintos factores y articulaciones contextuales contingentes (prácticamente desde 1492 hasta hoy) de su desencadenamiento, pasando por la descripción de sus manifestaciones a la vez objetivas y subjetivas, hasta el diseño de instrumentos epistemológicos y metodológicos (en las diversas disciplinas de las ciencias sociales y humanas), de políticas públicas y leyes para estudiar el fenómeno del desarraigo y hacerle frente.

    Aquí la palabra perspectiva no significa una teoría más (o algún giro especial que le estamos dando a una teoría importada), sino otra manera de ver realidades variopintas en distintas escalas (macro y micro, por ejemplo) tales como América Latina, las migraciones y las subjetividades otras, desde las siguientes preguntas: ¿De qué manera el desarraigo como fenómeno histórico-estructural ha constituido América Latina, desde 1492 hasta hoy? ¿Cómo ha estructurado nuestra región, nuestras sociedades y varios grupos y, al mismo tiempo, cómo ha sido estructurado por estos últimos? ¿Por qué y cómo el desarraigo como experiencia subjetiva del migrante, en particular el migrante forzado (desplazado, refugiado, exiliado, etc.), debe ser tomado en cuenta e incluso orientar las acciones, planes, proyectos y dispositivos institucionales, políticos y jurídicos, principalmente de cara a la búsqueda de soluciones duraderas para las migraciones forzadas y para la reparación verdaderamente integral de sus víctimas en la medida de lo posible?

    En tercer lugar, América Latina se configura como la articulación de un plexo de subjetividades desarraigadas (como individuos, comunidades, grupos étnicos, sociales, etc.) que han vivido y afrontado de distintas maneras su desarraigo, construyendo de manera contingente e histórica sus propias territorialidades a partir de distintos componentes agrarios, biológicos, físicos, geográficos, sociopolíticos, memorísticos, históricos, culturales. Por eso hablamos de articulaciones del desarraigo en América Latina. Articulaciones que invitamos a desentrañar a partir del análisis del discurso en obras de literatura, en películas, en el arte en general y en textos de filosofía y de ciencias sociales y humanas: en fin, desde varios registros y artefactos culturales. Aquí damos el ejemplo con el análisis del discurso aplicado a cuatro obras.

    Esta investigación culmina planteando el reto de convertir nuestra región del desarraigo (con sus diferentes articulaciones) en una territorialidad hospitalaria, es decir, un lugar incluyente y propicio para el rearraigo de tantas subjetividades desarraigadas que son a la vez atravesadas por ambivalencias existenciales (por ejemplo, en sus vivencias del tiempo, el espacio y la memoria) y portadoras de experiencias valiosas para aportar a sus sociedades y comunidades de origen y destino. ¿Cómo darles un lugar en nuestra región, entre nosotros?

    Con esto queremos señalar que la solución de fondo del desarraigo no se puede limitar a la construcción e implementación de modelos de justicia, leyes, políticas públicas e instituciones (con sus planes y programas) orientados a restituir tierras a los migrantes forzados y otras subjetividades desarraigadas, indemnizarles económica o pecuniariamente, facilitar sus retornos o reubicaciones y resarcir los daños sufridos y los derechos vulnerados a través de medidas de satisfacción e incluso con garantías de no repetición. Faltaría lo principal; por ejemplo, es necesario —para saber qué hay que reparar a las víctimas— comprender desde una perspectiva histórica y estructural los daños existenciales sufridos por tantas subjetividades (personas, grupos, comunidades, etc.) que han perdido o nunca han tenido un hogar y un lugar en la región y en las sociedades. El desarraigo, del cual las migraciones forzadas constituyen una manifestación como la punta de un iceberg, tiene raíces muy profundas en nuestra región.

    Por lo tanto, la construcción de sociedades hospitalarias (prefiero decir territorialidades hospitalarias para nombrar la integralidad de los componentes —geográfico, agrario, cultural, social, político, memorístico, histórico, ancestral, biológico, etc.— que implica la categoría articuladora de territorio) es el amplio horizonte que los dispositivos políticos, jurídicos e institucionales deben mirar (principalmente en un contexto de justicia transicional, como el que vive Colombia, por ejemplo), ya que el desarraigo arroja al sujeto fuera de su hogar, de su sociedad y del mundo: de hecho, es el primer daño a la vez existencial y político que se debe tratar de reparar, tomando en cuenta y en serio la necesidad de la reconstitución del sujeto desarraigado y de la restitución de su ciudadanía y los derechos derivados de ella. Aportamos elementos teóricos, desde la sociología del desarraigo, para esta urgente y necesaria construcción.

    Como resultado de la sociología del desarraigo, llegamos a la conclusión de que la reparación debe apuntar a ayudar al desarraigado a lograr el rearraigo, personal y políticamente. Por lo tanto, la primera tarea consiste en crear las condiciones suficientes y necesarias para que pueda participar en la construcción de su sociedad política (estando dentro o fuera de su país), de tal modo que vaya recuperando su lugar en la sociedad (encontrándose en ella) y en el mundo⁵. El mundo es, antes que todo, el plexo de relaciones humanas o la convivencia entre quienes comparten un mismo espacio; es el espacio común que vamos construyendo desde nuestras diversidades. La recuperación del lugar del desarraigado en la sociedad —la política trata del estar juntos y los unos con los otros de los diversos, dice Hannah Arendt⁶— es el primer paso hacia la recuperación de su lugar en el mundo para poder vivir con libertad y darle sentido a su vida (y, a partir de allí, reconstruir su proyecto de vida). La sociedad es un espacio o un lugar intermedio entre el hogar y el mundo: permite conectar ambas esferas, pública y privada. Por eso, al perder o al no tener un lugar en la sociedad, el desarraigado se convierte dramáticamente en un sin hogar y un sin mundo (mientras que el unhomeliness de Bhabha indica el estado de confusión entre lo público y lo privado, entre el hogar y el mundo).

    ¿Cómo crear condiciones para devolverle al desarraigado su lugar en la sociedad como ciudadano? ¿Para permitirle dar sentido a su vida y reconstituirse como persona en una sociedad hospitalaria (que sepa cómo acogerlo con hospitalidad y no con gritos de odio, como lo afirma en el momento de su ejecución el personaje Meursault de la novela L’étranger de Albert Camus), en un verdadero hogar y en el mundo (estando con otros, entre otros)? ¿Para facilitar que convierta su vida en un proyecto que valga la pena vivir y realizar en esta tierra? ¿Cómo ayudarle a conquistarse a sí mismo, como lo dice el narrador de las luchas históricas de los habitantes del barrio Texaco en Fort-de-France, en la novela Texaco de Patrick Chamoiseau? He allí algunas preguntas centrales del rearraigo.

    Tomamos el caso de los desplazados forzados internos colombianos como paradigma de los desarraigados para evidenciar la necesidad de tomar en cuenta su desarraigo, principalmente las dificultades subjetivas que supone para aplicar el principio de voluntariedad y el concepto de libre elección en el proceso de la búsqueda de soluciones duraderas, dentro del marco más amplio de la implementación de la justicia transicional y los instrumentos jurídicos de atención y reparación a las víctimas del desplazamiento forzado interno, los planes y programas de retornos y reubicaciones implementados por el Gobierno colombiano en el último lustro, prácticamente desde la publicación de la llamada Ley 1448 del 10 de junio de 2011 (comúnmente llamada Ley de víctimas).

    En esta primera fase eminentemente teórica de nuestra investigación, no vamos a entrar en el análisis detallado de los dispositivos jurídicos, políticos e institucionales (lo cual requeriría de otra investigación), simplemente plantearemos las preguntas (que son incluso anteriores al mismo modelo de justicia transicional que busca, entre otros objetivos, reparar a las víctimas) que brotan de la perspectiva sociológica del desarraigo, a saber: ¿Qué es lo más fundamental que hay que restituir a los desplazados: un espacio para vivir o algo más, por ejemplo un hogar, el mundo, su lugar en el espacio común o público? ¿Cómo intentar repararlo? ¿Cómo tratar de resarcir todos los daños sufridos por las víctimas en un esquema de justicia transicional, de tal modo que la implementación de las medidas transicionales logre acercar —aunque sea un poco— a los desplazados a la situación en la que vivían anteriormente a la perpetración de los daños y a su desplazamiento?

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