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D O N D E T Ú D E C I D a S
D O N D E T Ú D E C I D a S
D O N D E T Ú D E C I D a S
Ebook125 pages48 minutes

D O N D E T Ú D E C I D a S

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About this ebook

Esta vez, Ana nos entrega la historia de un novelista que, para complacer a un grupo de amigos, en vez de escribir un libro de poesas segn la preferencia de cada uno, las rene todas en uno solo. Cada cual, al igual que el resto de los lectores, lo abrir donde decida. En el mismo, se disfrutan poesas espirituales, romnticas, patriticas, chistosas y otras muy picarescas. Tambin se encuentran personajes que lo mismo viajan al Cielo, que al Infierno.

Cada pgina de este libro provoca un suspiro, una aoranza o una carcajada.
LanguageEspañol
PublisherPalibrio
Release dateMay 2, 2014
ISBN9781463383282
D O N D E T Ú D E C I D a S
Author

Ana Fernandez

Ana Fernández nació en Cuba, donde estudió Contabilidad. Llegó a España con su hija en 1988 y ese mismo año se estableció en Estados Unidos. Después de graduarse y trabajar como cosmetóloga, auxiliar de enfermera, oficinista y guardia de seguridad, decide contarle al mundo sus inusuales vivencias, las de las personas que va conociendo y las que surgen de su inagotable imaginación. Obras publicadas: 2010: “Anjonio” ( Xlibris ); 2011: “Una mujer llamada Perla” ( Palibrio ); 2012: “Amigo y sus amigos” ( Palibrio ); 2013: “Sin decir tu nombre” ( Palibrio ). En el 2011, su colección de poesías “Contrastes” fue premiada por el Instituto de Cultura Peruana de Miami.

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    D O N D E T Ú D E C I D a S - Ana Fernandez

    DONDE

    TÚ DECIDAS

    Ana Fernández

    Copyright © 2014 por Ana Fernández.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2014907618

    ISBN:   Tapa Dura   978-1-4633-8330-5

    Tapa Blanda           978-1-4633-8329-9

     Libro Electrónico   978-1-4633-8328-2

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 30/04/2014

    Para realizar pedidos de este libro, contacte con:

    Palibrio LLC

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Gratis desde EE. UU. al 877.407.5847

    Gratis desde México al 01.800.288.2243

    Gratis desde España al 900.866.949

    Desde otro país al +1.812.671.9757

    Fax: 01.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    435374

    ÍNDICE

    DEDICATORIA

    AGRADECIMIENTO

    - 1 -

    - 2 -

    - 3 -

    - 4 -

    - 5 -

    PARA JUAN BAUTISTA

    PARA MIS TÍAS

    PARA ISIDRO

    PARA GREGORIO

    - 6 -

    - 7 -

    - 8 -

    - 9 -

    DEDICATORIA

    10651.png

    A King, por compartir conmigo sus conocimientos médicos, religiosos y filosóficos.

    AGRADECIMIENTO

    10657.png

    A mi abuela paterna (Mamá), a cuyo recuerdo me aferro en mis momentos difíciles.

    En su pobreza, compartió lo poco que tuvo. En su soledad, formó hijos honestos. Cuando otros pedían, ella luchaba y rezaba.

    Allá donde esté, sé que continúa vigilante para no dejarme flaquear.

    - 1 -

    10662.png

    A níbal salió de una de las tres calles muy transitadas que desembocaban en el ancho puente de uno de los principales ríos de la ciudad. Atravesó la Carretera Central, y después de contemplar el hermoso chalet blanco de dos pisos, que era residencia de los descendientes del Mayor General de la Guerra de los Diez Años al que todos respetaban por su honestidad y valentía, comenzó a caminar por los portales queridos.

    Esta mansión ocupaba la primera cuadra de la derecha de la avenida, la cual contaba con un kilómetro de extensión. Blanca, con tejado rojo, altas rejas y hermosos jardines, la casa era un halago para la vista de todo el que por allí pasara.

    En el comienzo de la segunda cuadra estaba una gran tienda de víveres y a continuación, venían las magníficas casonas.

    Pudo haber hecho el trayecto desde la casa de su amiga Zuncia hasta la suya en su auto, pero como ya estaba oscureciendo y podía pasar inadvertido, disfrutaba caminar y contemplar cada puerta, cada ventana, cada esquina. Estaba seguro de poder hacer ese recorrido con los ojos cerrados, sin equivocarse al subir o bajar los diferentes niveles de los portales.

    En varios tramos eran iguales, pero en otros, no, dependiendo del año en el que fue construida la casa y del gusto de sus propietarios.

    Todas eran muy antiguas, de la época de sus abuelos o antes, y aunque muchas habían sido reformadas, la mayoría conservaba la puerta principal alta y ancha, que dio cabida a los coches de caballos, los que se guardaban bajo techo. Casi todas terminaban en la calle de atrás, después del patio y el traspatio.

    Unos portales eran de granito y otros de saltillo; los había también de un cemento grueso cuadriculado, muy resistente; no podían faltar los de mosaicos, formando coloridas cenefas y figuras geométricas. Estos últimos conservaban tal brillo, que no pareciera que fueran transitados a diario por tantas personas. Así también aparecían en el interior de las casas. Pero en éstos era comprensible, ya que el artefacto conocido como brillador, (parecido al trapeador, pero con el volumen mayor que le proporcionaban las gruesas fibras textiles que eran rociadas con luz brillante) era el encargado de que estuvieran siempre como espejo.

    Rara vez se veía en el exterior a los moradores de estas casas. Alguna que otra ocasión, los miembros de la servidumbre entraban a la casa o salían de ella con prisa, sin hablar con nadie. Tenían muy claro que debían utilizar la salida de atrás.

    Hubiera sol o lluvia, Aníbal prefería caminar por la avenida; por el paisaje y porque desde que se estaba dando a conocer por sus libros publicados, muchas personas se detenían a saludarlo, felicitarlo y darle sus opiniones acerca de los mismos, o a que se los firmara. Él lo agradecía. A todos dedicaba una sonrisa, escuchando sus comentarios, pero a veces estaba muy cansado o tenía prisa por llegar a su casa. En estos casos, hacía el viaje en su auto. Este era uno de los inconvenientes de la fama. Más de una vez pensó mudarse a un lugar en el que no fuera tan conocido, pero

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