La verdad del Conocimiento

Annimo Este material fue dado a conocer muy secretamente y tmidamente en crculos de afectados uruguayos por esta secta bajo el nombre de J. M. Vitto, nombre que hoy sabemos es falso y un seudnimo de alguien a quien deseamos seguir manteniendo en el anonimato por su bienestar y su tranquilidad. Pero en silencio sigue tan activo y dispuesto a ayudar a todo el que lo requiera. Sr. "M", gracias de parte de todos los que emprendemos esta lucha.
El conocimiento de la verdad
Uno de los problemas principales que encontramos en la actualidad es la desconfianza en el valor del conocimiento humano. Sin duda, nuestro conocimiento es muy limitado; pero, con frecuencia, se interpreta esa limitacin como si nunca pudiramos estar seguros acerca de nada. Ese escepticismo suele aplicarse, sobre todo, a las verdades morales y religiosas, que se interpretan, de acuerdo con una postura relativista, como si fueran completamente subjetivas y nunca fuera posible llegar a conclusiones ciertas. Es grande el inters de la Iglesia en defender que podemos alcanzar conocimientos verdaderos, tal como lo afirma el Papa Juan Pablo II: Para la Iglesia, nada es ms fundamental que conocer la verdad y proclamarla. El porvenir de la cultura depende de esto. Lo recordaba recientemente a las Universidades catlicas en la Constitucin apostlica Ex Corde Ecclesiae (1990, n.4): Nuestra poca tiene una urgente necesidad de esta forma de servicio desinteresado que consiste en proclamar el sentido de la verdad, valor fundamental sin el cual perecen la libertad, la justicia y la dignidad del hombre. Tal es la misin primera de la Iglesia, porque es la sierva de Aqul que se ha proclamado el Camino, la Verdad y la Vida. La Iglesia hace constantemente de abogada del hombre, capaz de acoger toda la verdad. Tambin anima la investigacin que explora todos los rdenes de verdades, convencida de que todos convergen para la gloria del nico Creador, que es l mismo la Verdad suprema y la luz de todos los hombres, los de ayer y de hoy y del maana1. Juan Pablo II ha dedicado la encclica Fides et ratio a defender la capacidad humana de conocer la verdad, y a afrontar las dificultades que el conocimiento de la verdad encuentra en nuestra poca