CIEN ANOS DE | 4. cus undncto secant enn ecole
ANTROPOLOGIAS EN ESPANA. pew Ce cS ‘muchos. aa a eee tercio
eat et cans acer
Y PORTUGAL (1870-1970) # | y wadiciones —alcarzan un nivel més que noteble, que
fe diuye deforma sensible durante las primeras décadas
del XX En ambos casos se produce una desvinculacién
fon el contexto internacional refed en Ia no conexién
on el paradigma funcionaista. Ene estudio de todo
1 perindo considerado, hemos valorado factres como el
pacionalismo oeleulturalisnn gue, si bien dion como
resultado estadioe de etnologia “domestica” de gran
Snes, impidieron el dsarollo de antzopoogias
{generalists yanslaron la expacidad de renavacion
Luis Angel Sénchez Gémez | tse y eodsligicn
1. Antes de comenzar, quizés debiera hacer alguna indicacién sobre
el alcance de este trabajo, cuyo titulo puede resultar excesivamente ambi-
cioso. Ciertamente lo es, pues plantea nada més y nada menos que el
andlisis de la produccién antropolégica 0, mejor, la caracterizacién de las
antropologias, en plural, desarrolladas en Espafia y Portugal a lo largo de
un siglo.
Como es légico, esta excesiva amplitud temporal responde tinicamente
al deseo de ofrecer un esbozo sobre algo que es ciertamente complejo. Nuestro
propésito no es sélo presentar dos concretas historias nacionales de la antro-
pologfa, pertenecientes a tradiciones no hegeménicas en el desarrollo de esta
disciplina. El objetivo es realizar su anélisis insertando las respectivas trayec-
torias antropolégicas en un espacio ibérico compartido y en ambos contextos
hist6ricos nacionales particulares, que participan de ciertos caracteres y se
separan en muchos otros. En tiltimo término, es necesario anotar que nos vamos
a centrar algo mas en las tradiciones — y renovaciones — de la antropologia
espafiola, insistiendo menos en el Ambito portugués, mucho mejor conocido por
el puiblico mayoritario al que se dirige esta publicacién,
Las fechas elegidas para enmarcar cronolégicamente este ensayo no
pueden considerarse caprichosas. En la historia contemporénea de Portugal, el
afio de 1870 se ha convertido en el referente que marca el inicio de una nueva
sensibilidad politica, social y cultural por parte de ciertos estamentos
intelectuales frente a la desidia, la apatia y el marasmo circundante. Aunque el
contexto politico es diferente, la reaccién a la que nos referimos serfa compa-
rable, en el Ambito espafol, al céctel resultante de mezclar — en cantidades
limitadas — la coyuntura que dio origen y siguié a las dos “cuestiones uni-
"El presente anticulo recoge, pacimente y con notables modifcacons, la informacién ofrcida en dos texts sobre
historia de la antropologia espanola y portuguesa presentados en sendos cuss de etologa organizados por el
Departamento de Antroplogie de Espana y América del Consejo Superior de Investigaciones Cientifcs, en abi de 194
Yayo de 1996 La investigacion fue realzada en el masco del proyecto “Antropologa, politica y clonalsmo en los
Estados franquistaysalazansta",subvencionado por la DCICYT (PS93-000),
Bogus, Vl 1), 197 pe 297907 | 297Luis Angel Sinchez Gémee |
versitarias” de 1867 y 1875? — con la Revolucién de 1868 y la I Reptiblica entre
ambas —, los debates sobre la introduccién del darwinismo y el positivismo y la
posterior actividad de los llamados regeneracionistas. En el lado portugués, el
grupo de intelectuales que abandera ese movimiento de reaccién ha sido
denominado Geragio de 70, aunque los acontecimientos centrales se desarrollan
en la primavera de 1871, con las famosas Conferéncias Democriticas del Casino
de Lisboa, que tuvieron a la figura de Antero de Quental como elemento
aglutinador (Vazquez Cuesta 1974). Entre los conferenciantes que no pudieron
leer sus escritos, por la prohibicién gubernamental, se encuentran quienes van
a ser los principales responsables del desarrollo de la antropologia portuguesa
del siglo XIX: Te6filo Braga, J. P. de Oliveira Martins y Adolfo Coelho.
En resumen, la década de 1870 marca, tanto en Portugal como en Espaiia,
el inicio de un proceso de transformacién evidente en todos los sentidos, pero
de modo muy especial en el contexto intelectual. En el émbito de los incipientes
estudios folkl6rico-etnol6gicos, vamos a asistir al despegue de una nueva
sensibilidad, que ahora conecta directamente con intereses claramente gene-
ralizadores, aunque todavia se parta en gran medida de objetos de estudio
locales. Pero al margen de los localismos tradicionalistas y costumbristas que
todavia se mantienen y que tienen sus origenes en otras épocas, los autores
més destacados que ahora se interesan por el folklore lo hacen — como ocurre
con Coelho en Portugal 0 Machado y Alvarez en Espafia — con unos plantea-
mientos teéricos y unos objetivos de andlisis muy diferentes a los de etapas
anteriores.
Al unisono, esa misma década de los 70 del siglo pasado va a posibilitar
los comienzos del desarrollo de un conjunto de disciplinas ciertamente nuevas
— también lo era el folklore —, entre las que encontramos diversas etnologias
y antropologias de corte naturalista, médico, juridico, etc. En la mayoria de los
casos, y tanto en Espafia como en Portugal, esas orientaciones alcanzan un con-
siderable nivel de calidad durante ese iltimo tercio del siglo 4, nivel que en
buena medida se pierde durante la primera mitad de la centuria siguiente.
Nos hemos referido, por tanto, a varias orientaciones 0 tradiciones
antropolégicas, que pueden llegar a considerarse contrapuestas. Esto es al menos
Jo que ha ocurrido en Espafia, algo apenas apuntado para Portugal, en relacién
con las antropologias naturalistas y los estudios de folklore. Adentrarnos en
estas cuestiones de la historiografia antropolégica daria lugar a un texto
especifico, distinto al que pretendemos ofrecer; no obstante, podemos apuntar
algunas ideas.
En Espafia, a partir de 1970, y sobre todo de 1980, se asiste a un verdadero
auge de los estudios de “historia de la antropologia espafola”, hechos sobre
todo por los nuevos antropélogos profesionales, aunque también convive una
2 Este ultimo stague contra a libertad decitedra en las universidades espafiolas es el punto de partida para la eeacin
de la conocda institucion Libre de Ensefanza, encaberala por Francisco Giner de los Rios, en 1876
2 Sobre la epercusion del darwinismo en Espa destacan lo estudios ya clsicos de Nitez Ruiz (1877) y lick (1982).
‘ Hemos estudio el elevante papel que juegan las dscplinasantropolgica, en Fspafa, en el context intelectual del
smo tercio del siglo XIX, en Sinchez Gomez (1986).
298Cien Afios de Antropologias en Espaita
y Portugal (1870-1970)
antigua tradicién de historiar la labor de eruditos locales. Aunque hay de todo,
se observa un claro interés por localizar supuestos ancestros que confirmen una
supuesta continuidad de esa antropologia y, en definitiva, que perfilen la
identidad de un mundo académico que ha Ilegado de fuera de nuestras
fronteras §. Se afirmardn cosas absurdas, que serén incluso més aberrantes
cuando el objetivo sea legitimar corrientes de investigacin de corte nacionalista
regionalista. Determinados autores tratan de poner orden en este desbarajuste
y establecen modelos historiograficos algo mas racionales, aunque discutibles.
‘Asi, algunos hablan de la existencia de dos grandes tradiciones totalmente
opuestas, la folklérica y la naturalista. La primera seria conservadora y poco
sistematizada; la segunda, mucho mas modema y avanzada, y de ella se habrian
acabado desarrollando los modelos antropolégicos de la segunda mitad del
siglo XX (Prat 1991). Otros autores aseguran que ni el folklore, ni la antropologia
naturalista, ni la médica, juridica, etc., serian en realidad precursoras de la
antropologia social o cultural y que el desarrollo, 0 subdesarrollo, de las
antropologias hispanas debe asociarse a la incapacidad del Estado Espafiol para
crear un modelo consolidado de estado-nacién y que, en todo caso, el folklore
ha sido el responsable de la no institucionalizacién de la antropologia social en
Espafia (Comelles, cf. en Prat 1991: 14; Comelles y Prat 1992). También hay
quien considera que toda esa actividad etno-antropolégica no fue sino antro-
pologia filoséfica, que seria la tinica relevante y que toda la historiograffa que
ha pretendido hacer historia de la antropologia no es sino la “historia de un
fantasma gnoseol6gico” (Ronz6n 1991).
Por nuestra parte, consideramos que ninguna de las corrientes de
investigacién, institucionalizadas 0 no, del siglo XIX es la antropologia social
y/o cultural de hoy. Esta no puede reconocerse en ninguna de ellas — ni dentro
ni fuera de Espafia —, ya que se desarrolla a partir de diversos planteamientos
metodol6gicos elaborados por determinados filésofos, historiadores, etndlogos
y, sobre todo, socidlogos de finales del siglo pasado y comienzos del XX. Pero,
al mismo tiempo, no pocos de los objetos de estudio y algunos de los objetivos
de la moderna antropologia social y/o cultural aparecen ya esbozados en
aquellas tradiciones de investigacién, incluido el folklore. Lo que ocurre es que
otros de los antiguos proyectos del XIX han sido despreciados por ciertas
escuelas de antropologia moderna, las cuales adolecen de ahistoricismo, exo-
ticismo y sociologismo. Pero esto no es dbice para que no podamos y debamos
considerar a la etnologia — concepto que seria menos problemético y reduccionista
que los de antropologia social y/o cultural — como una disciplina amplia, abierta,
con diferentes opciones metodolégicas — incluso contradictorias, como ocurre
en casi todas las disciplinas cientificas —, pero siempre con una orientacién
particular en el estudio de lo social, las sociedades, la cultura y las culturas.
A diferencia de lo que ocurre en Espajia, el desarrollo de la historiografia
antropolégica en Portugal es, por ahora, menor. En primer lugar, no existe la
5 fn este sentido, el artculo mis representativo,ademés de pioner,es el de C. Lisin eitado por vez primera en 1968,
yy ruevament, como capitulo de libro y ean mayor repercusia, en 1971
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