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Flores
Ochoa ed. Cuzco 1988.
Mario A. Rabey
Investigador del CONICET y Universidad de Jujuy
Rodolfo J. Merlino
Investigador del CONICET y Universidad de Buenos Aires.
EVIDENCIA EMPIRICA.
En un trabajo anterior (Merlino y Rabey 1978: 58) hemos descrito como a través de
una trashumancia estacional que involucra a las familias, sus enseres domésticos y los
rebaños, los pastores de las punas surandinas han desarrollado una táctica adaptativa
que permite aprovechar la diversidad estacional de pasturas. A continuación,
describiremos una segunda táctica de los pastores consistente en una variación
también estacional y cíclica de sus actitudes con respecto a la matanza de animales y
el consumo de carne, ordenando la información en cuatro momentos fundamentales:
la plenitud de la estación seca, la transición estación húmeda - estación seca, plena
estación seca, y la transición entre ésta y la estación húmeda.
Hacia fines de marzo y durante todo abril, las precipitaciones han cesado casi por
completo -salvo en años excepcionales-, pero todavía hay abundantes pasturas
estacionales que se van agotando lentamente. Es la época en que los animales
alcanzan su peso óptimo; además, el clima se torna frío y seco, lo cual permite una
fácil conservación de la carne. Por ambas razones, ésta es la época de mayor
matanza de animales; se matan primordialmente aquellos que por su edad avanzada o
mal estado físico corren peligro de no soportar el rigor de la estación seca, además de
un número variable de machos y de hembras infecundas. Los animales sacrificados no
se destinan en ésta época solamente al consumo inmediato, como en el periodo
anterior, sino al intercambio y la preparación de carne desecada (charqui de llamas
troceadas y chalonas de cabras y ovejas). El clima reinante -frío, seco y con
permanente radiación solar- favorece el procesamiento de la carne; tanto bajo la forma
de carne fresca (abiertos) que es la que se utiliza preferentemente en ésta época para
los intercambios, como mediante el proceso de desecamiento que se lleva a cabo
simplemente colgando carne al sol, con o sin sal. El intercambio, o trueque, se realiza
mediante la asistencia a ferias regionales o viajes personales que permiten a los
pastores el acceso a los alimentos agrícolas, ricos en hidratos de carbono y vitaminas,
que se producen en los ecosistemas de quebrada y valle alto: maíz, harina, hortalizas
y frutas (Rabey et al. 1985).
La intensificación creciente del ritualismo actúa entonces como un control del tamaño
del rebaño, al disminuir la cantidad de animales que se matan con respecto a otras
épocas del año, impidiendo que la acción humana acentúe peligrosamente la
tendencia al achicamiento del rebaño que ya se está produciendo por causas
naturales. Pero simultáneamente genera dos procesos riesgosos. Por un lado,
produce una importante disminución en el consumo de carne, en un momento en que
también empiezan a escasear las reservas alimenticias de origen agrícola; esto
encuentra una compensación solo temporaria en los viajes de junio, donde los
pastores van a intercambiar a las quebradas su carne seca por maíz y papas de la
cosecha anterior (Rabey et. al. 1985). Por otro lado, el tamaño del rebaño puede llegar
a hacer que la carga animal sea excesiva con respecto a la cada vez más reducida
población de pastos.
HIPOTESIS.
Hemos visto cómo, a medida que avanza la estación seca, se incrementa la intensidad
de aplicación de las normas, lo que hemos interpretado como una consecuencia del
aumento del estrés en la población humana. El challaco parece producirse cuando la
intensidad del estrés y la rigurosidad normativa superan un cierto umbral, lo cual
explica adecuadamente por qué aquel no se produce en una fecha fija: en el marco del
modelo que estamos presentando, el challaco constituye un acto consumatorio
desencadenado por un exceso de tensión y ritualismo, luego del cual éstos
descienden abruptamente hasta un nivel mucho más bajo. La disminución en la
rigurosidad normativa permite que se incremente el número de sacrificios de animales,
disminuyendo así la biomasa del rebaño y alejando la amenaza de sobrepastoreo. Y
como ello sucede cuando ya faltan pocos meses para la estación de las lluvias y sólo
se sacrifican machos, la disminución de la biomasa tiene muy pocas posibilidades de
alterar el potencial reproductivo del rebaño.
Paralelamente, el challaco parece cumplir otra función tan importante como la anterior,
aunque complementaria con ella: invertir el proceso de continuo deterioro alimenticio
que se produce durante la primera parte de la estación seca en la población humana.
Un mecanismo de función análoga, pero vinculado al consumo de cuyes, ha sido
descripto por Bolton (1979) para el norte de los Andes Centrales.
Pero la principal implicancia del modelo reside en resaltar el carácter adaptativo que
posee en el sistema ambiental humano la complejidad por sí misma. En efecto, se ha
visto como la presencia de componentes intermediarios y lazos laterales de control
equilibra el efecto de procesos que, aislados, podrían desembocar en la destrucción
del sistema o de partes importantes de él. Más aún, el sistema real debe comprender
un número mucho mayor de componentes y relaciones que el presentado en el
modelo. Este representa entonces tan sólo una imagen, muy pobre por cierto, de la
capacidad de equilibrio y resistencia a las oscilaciones que caracteriza al sistema
ambiental considerado; una capacidad basada en la compleja trama de conocimientos
elaborada durante milenios por los pastores altoandinos y cuyo valor explicativo y
operacional, junto con los de otras tradiciones étnicas, recién empieza a ser conocido
por la ciencia occidental.
AGRADECIMIENTOS.
Los trabajos de campo que proporcionaron la información en que se basa este artículo
contaron con subsidios del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas
y Técnicas) y de la Universidad del Salvador. En la recolección de datos participaron,
además de los autores, José M. Gerling, Mario Sánchez P. y Lidia Schärer. El
manuscrito fue leído por Rodolfo A. Tecchi, biólogo especializado en recursos
naturales, cuyos comentarios fueron aprovechados en la versión final; ello no lo hace
responsable de la misma, especialmente de sus posibles incorrecciones.