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f.mAujob! !
Revista electrónica de estudios
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latinoamericanos
http://www.iealc.fsoc.uba.ar/elatina.htm
ISSN 1666-9606
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39!
Volumen 7, Nº 28!
julio-setiembre de
2009
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Facultad de Ciencias
Sociales
Universidad de Buenos
Aires
Buenos Aires, Argentina
www.portalguarani.com
La UDISHAL está constituida por: 1) el Equipo Docente de Historia Social Los artículos e información
Latinoamericana; 2) el Seminario Permanente de Estudios de América publica-dos en la revista,
Latina; 3) el Taller de Investigación de Sociología Histórica de América pueden ser reproducidos
Latina; 4) el Área de Informática Aplicada a las Ciencias Sociales; 5) el
libremente, con el único
Área de Difusión.
requisito de indicar la fuente y
La UDISHAL tiene como símbolo distintivo una de las esculturas erigidas en enviar copia de la publicación a
el Memorial da América Latina, en Sâo Paulo, Brasil, diseñada por Oscar f.mAujob- por vía electrónica o
Niemeyer. Ella es una mano de concreto armado, de siete metros de altura, postal (para ediciones en
con los dedos abiertos, en un gesto de desesperación. En la palma, un mapa soporte papel, dos ejemplares),
esquematizado de América Latina, de color rojo, representa la sangre y los
según el caso. Se exceptúan
sufrimientos de la región y, según el propio Niemeyer, los “negros tiempos
que el Memorial registra con su mensaje de esperanza y solidaridad”. aquellos artículos en los cuales
se hace constar explícitamente
El Memorial da América Latina fue construido, entre enero de 1988 y la prohibición o, bien, el
marzo de 1989, por iniciativa del ex gobernador paulista Orestes Quércia, requerimiento de autorización
con el propósito de promover la integración de América Latina y previa.
representar el testimonio vivo de los brasileños de Sâo Paulo en favor de la
unión de los pueblos latinoamericanos. Oscar Niemeyer fue el responsable f.mAujob no se identifica
del proyecto arquitectónico y el antropólogo Darcy Ribeiro, el autor del
proyecto cultural. necesaria-mente con el
contenido de los artículos
“El Memorial es eso: una presencia física de latinoamericanidad (...). Él publicados.
marcará, como obra de arte, nuestra generación en el tiempo, un tiempo !
en el que el sueño de una América, unida e fraterna, volvió a ganar nuevos !
alientos” (Darcy Ribeiro).
f.mAujob!!
La fotografía aquí reproducida fue tomada por Marisa Montrucchio, en Instituto de Estudios de América
agosto de 1999, y digitalizada en nuestra Área de Informática Aplicada a Latina y el Caribe
las Ciencias Sociales. Facultad de Ciencias Sociales
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Los artículos originales publicados en f.mAujob han
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aprobado previamente las instancias de arbirtraje Alvear 2230, 2º piso
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Fondo de Apoyo a las Revistas de Ciencias Sociales “Juan Carlos Argentina
Portantiero” del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales CLACSO.
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CONTENIDO
Artículos
Contribuciones
Paola Bayle y Juan José Navarro, Una propuesta regional para combatir la
dependencia académica. La Comisión de Archivo Latinoamericano de
Datos (CLACSO-Fundación Bariloche) 49
Resúmenes / Summaries 65
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Cómo citar
Si usted cita algún texto publicado en nuestra revista, por favor siga las siguientes indicaciones
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Apellido(s) del autor(a), Nombre(s), “Título del artículo” (entre comillas), en e-l@tina. Revista
electrónica de estudios latinoamericanos [en línea], Volumen 7, número 28, Buenos Aires, julio-
septiembre 2009, página(s), <http://www.ieal.fsoc.uba.ar/hemeroteca.elatina/elatina28.pdf>.
Fecha de visita o de descarga del artículo.
Muchas gracias por su observancia. Por cualquier duda o consulta, diríjase a una de nuestras
direcciones electrónicas.
* Becario postdoctoral del CONICET. Integrante del proyecto Cultura política y representaciones en Bahía
Blanca durante el siglo XX, del Departamento de Humanidades de la Universidad Nacional del Sur, dirigido por
Mabel Cernadas de Bulnes. marciles@criba.edu.ar.
Al respecto consultar Carlos Acuña y Ariana Vacchieri (comps.), La incidencia política de la sociedad civil,
1
desde el accionar de las organizaciones partidarias y las estructuras estatales, sino debe ser
considerada también la sociedad civil como generadora de opiniones y posiciones ideológicas. De
manera tal que, como advierte Hugo Quiroga “Ya no es posible sostener aquella tajante escisión
entre Estado político (sede del interés general) y sociedad civil (lugar de la acción social y sede, por
ende, del interés particular); más que opuestos son dos esferas complementarias”,5 y deben ser
analizadas en forma conjunta, de lo contrario solo se alcanzaría un enfoque incompleto y sesgado de
la situación estudiada.
En este sentido parece conveniente destacar que el rol político de la sociedad civil es “…difuso
e ineficaz…” y por consiguiente resulta esencial el papel mediador de la sociedad política, entendida
esencialmente como el sistema de partidos, entre la sociedad civil y el Estado.6 No obstante cuando
las organizaciones de la sociedad civil son controladas por los partidos “…cambian de ese modo su
actividad primaria hacia la sociedad política y pierden buena parte de su habilidad para desempeñar
ciertas funciones de mediación y de construcción democrática”.7 Siguiendo con este razonamiento la
adscripción a una identidad partidaria supondría por parte de una organización de la sociedad civil
una merma en su capacidad de gestión ante el estado u otras instituciones, debido a que los factores
asociativos que les dieron origen se transfiguraron frente al contacto partidario.
Dicho esto el presente trabajo buscará avanzar en una línea historiográfica parcialmente
inexplorada: la situación de las organizaciones de la sociedad civil durante los años del primer
peronismo. Hasta el momento los estudios que se orientaron en esa perspectiva se focalizaron en la
relación del nuevo movimiento con los sindicatos obreros,8 pero no consideraron en profundidad el
entramado de entidades intermedias que operaban en Argentina al promediar el siglo pasado. Es por
ello que este estudio se interesará por investigar el vínculo que generó el peronismo con las
instituciones deportivas a partir de lo ocurrido en Bahía Blanca.9
Para ello intentará establecer los rasgos principales de la relación que entablaron las autoridades
partidarias y estatales peronistas, con las instituciones deportivas bahienses. Con ese fin se
consideraron los principales clubes del área céntrica y extracéntrica de la ciudad, poseedores de
significativas masas societarias así como de un lugar fundamental en la construcción de las
identidades diferenciadas de cada sector. En el análisis se buscará reflexionar sobre el accionar de las
comisiones directivas de las instituciones, los procesos electorales internos que tuvieron lugar en las
instancias de renovación de dichos cuerpos directivos y la influencia del peronismo en la vida
y de la civilidad, en suma, de todo aquello que constituye a la polis más allá del campo inmediato de la
competencia partidaria por el ejercicio del poder, de la acción gubernamental del día a día y de la vida
ordinaria de las instituciones." Pierre Rosanvallón, Por una historia conceptual de lo político, FCE, Buenos Aires,
2003, p.20
5Hugo Quiroga, “Democracia, ciudadanía y el sueño del orden justo”, en Hugo Quiroga, Susana
Villavicencio y Patrice Vermeren (comp.) Filosofías de la ciudadanía, Rosario, Homo Sapiens, 1999, p. 200.
6 Jean l. Cohen y Andrew Arato, op. cit., p.9.
7Larry Diamond, “Repensar la sociedad civil”, en Metapolítica, 1997, vol 1, Número 2, pp. 185-198.
Sobre la relación entre sociedad política y sociedad civil es posible considerar el trabajo de Omar Acha,
“Sociedad civil y sociedad política durante el primer peronismo” en Desarrollo Económico, vol. 44, Nº 174 (jul-
sept. 2004).
Al respecto consultar Louise Doyon, Perón y los trabajadores. Los orígenes del sindicalismo peronista, 1943-
8
1955, Buenos Aires, Siglo XXI, 2006; Torcuato Di Tella, Perón y los sindicatos, Buenos Aires, Ariel, 2003; Juan
Carlos Torre, La vieja guardia sindical y Perón: sobre los orígenes del peronismo, Buenos Aires Sudamericana, 1990; por
mencionar solo algunos de los principales trabajos.
La relación de lo clubes porteños con el gobierno nacional fue considerando parcialmente por Rannan
9
Rein, Peronismo , populismo y política, Buenos Aires, Editorial de Belgrano, 1998, pp.118-120.
cotidiana de las instituciones deportivas en cuestión. Esta indagación se realizará a partir de la idea
que el proceso de vinculación de las entidades deportivas con el peronismo no ha carecido de
conflictos, sino por el contrario, en varios clubes fue el origen de disputas internas que suscitaron
reñidas contiendas electorales cuya trascendencia pareció exceder la esfera asociativa de cada entidad.
El estudio abarcará la totalidad de los años del primer peronismo, focalizando su atención en la
etapa 1953-1955, cuando por ley se le otorgó carácter de nacional a la “doctrina peronista”,10 luego de
lo cual se inició una gradual peronización11 de las organizaciones de la sociedad civil, caracterizado por
la presión estatal en busca de la adhesión explicita de las entidades al régimen gobernante y sus
políticas públicas. Dicho proceso se enmarcó en lo que el Segundo Plan Quinquenal denominó como
“comunidad organizada”: un modelo ideal de sociedad donde el estado tutelaría las acciones
individuales de los ciudadanos y las instituciones, que a su vez colaborarían con aquel en procura de
la concreción de objetivos comunes. En la práctica este plan del régimen peronista buscaba, en
términos de Mariano Plotkin,12 el “consenso” y la “unanimidad” de la ciudadanía en su conjunto y
por ende de las entidades de la sociedad civil. Su implementación se cristalizó a través de
disposiciones que afectaron en forma desigual a la dinámica de las instituciones, puesto que algunas
solo se limitaron a imponer un conjunto de símbolos y rituales oficialistas como parte de la vida
cotidiana de las organizaciones, mientras que otras afectaron el normal funcionamiento de algunas
entidades.13
Los clubes deportivos bahienses en vísperas del peronismo
La inmigración masiva de las primeras décadas del siglo XX, proveniente tanto del extranjero
como del resto del país, estimuló el crecimiento demográfico de los centros urbanos del interior
bonaerense14 donde un mercado laboral en alza operó como dinamizador del desarrollo
poblacional. A partir de esa tendencia los centros urbanos se desarrollaron dando lugar a la
constitución de nuevos asentamientos en los sectores periféricos.15
Este proceso de suburbanización originó barrios con características diferenciadas, tanto por las
especificidades del espacio receptor como por las singularidades de los grupos inmigrantes, pero que
presentaban como denominador común la proximidad con los ámbitos laborales. En el caso de
Bahía Blanca el complejo ferroviario que circunda al macrocentro de la ciudad constituyó el eje
articulador del proceso de ocupación.
10 La Ley 14.184, que daba al Ҽ Plan Quinquenal un marco legal, fue aprobada a finales de diciembre
de 1952 y su ejecución tuvo vigencia a partir del 1º de enero de 1953. Su artículo tercero sostenía “…defínese
como Doctrina nacional adoptada por el Pueblo argentino, la Doctrina Peronista o Justicialismo, que tiene
como finalidad suprema alcanzar la felicidad del Pueblo y la grandeza de la Nación, mediante la Justicia Social,
la Independencia Económica y la Soberanía Política, armonizando los valores materiales con los valores
espirituales y los derechos del individuo con los derechos de la sociedad”.
11 El término peronizar fue empleado por Luís Alberto Romero, “El Estado y las Corporaciones”, en
Roberto Di Stefano y otros, De las cofradías a las organizaciones de la sociedad civil. Historia de la iniciativa asociativa en
la República Argentina, 1776-1990, Buenos Aires, Gadis, 2002. p. 222.
12 Mariano Plotkin, Mañana es San Perón, Ariel, Buenos Aires, 1993, cap.2.
Una primera aproximación al tema puede consultarse en José Marcilese, “La sociedad civil de Bahía
13
16 Al respecto consultar Mabel Cernadas de Bulnes “Sociedad civil y partidos en la Bahía Blanca del
Centenario”, en Actas de las II Jornadas Interdisciplinarias del Sudoeste Bonaerense, EdiUNS, Bahía Blanca, 2003,
pp.465-479.
17 Sobreeste tema véase el trabajo de Ricardo González, “Lo propio y lo ajeno. Actividades culturales y
fomentismo en una asociación vecinal. Barrio Nazca (1925-1930)”, en Diego Armus, Mundo Urbano y Cultura
Popular, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1990, p.93. Al respecto también resulta esencial consultar de
Luciano De Privitellio, Vecinos y ciudadanos. Política y sociedad en la Buenos Aires de entreguerras, Buenos Aires, Siglo
XXI, 2003.
18 Luís Alberto Romero “El estado y las corporaciones”, op. cit. p.173.
19 Semana de Bahía Blanca, Comisión Semana de Bahía Blanca, Bahía Blanca, 1945.
proporcional a medida que su radicación se alejaba de sector céntrico, eje principal del proceso
urbanizador de la ciudad.
Independientemente del carácter de los asociados, su aporte era el principal sostén de las
actividades que los clubes llevaban adelante, siendo las cuotas societarias las que cubrían los gastos
corrientes de las instituciones. En tanto que para afrontar erogaciones excepcionales tales como la
construcción o ampliación de la sede social o la compra de un predio, era necesario recurrir a los
ingresos extras que provenían de los bailes populares que durante los meses de verano constituían
parte esencial de la vida social de los sectores asalariados o bien recurrir al aporte estatal a través de
gestiones usualmente impulsadas por dirigentes políticos locales.
A pesar de esto último y como era usual en todo ámbito receptor de una concurrencia
heterogénea en sus orígenes, creencias y pertenencias políticas, el club era un sitio en el que estaba
explícitamente vedada estatutariamente cualquier discusión de índole partidario. Esta arraigada
tradición tenía carácter normativo y buscaba salvaguardar a las entidades de los avatares políticos
que asiduamente se producían en su entorno. A pesar de ello los vínculos entre dirigentes partidarios,
funcionarios y los directivos de las instituciones deportivas eran usuales, generados a partir de las
constantes gestiones de recursos que las entidades efectuaban al estado en sus diversos niveles.
La colaboración estatal a partir de la adhesión al régimen
A pesar que la vinculación del Estado -por intermedio de sus funcionarios y agencias- y de las
fuerzas políticas -a través de sus representantes electos- con las organizaciones deportivas no fue un
rasgo exclusivo del primer peronismo, sí alcanzó durante ese período un desarrollo sin precedentes.
Por entonces el régimen peronista reconoció el rol social del deporte y fomentó su desarrollo en
general y en particular del fútbol, tendencia que constituyó un ejemplo concreto de la
“democratización del bienestar”, empleando un concepto de Juan Carlos Torre y Elisa Pastoriza,20
que el nuevo gobierno impulsó a través de sus políticas públicas. Asimismo la presencia y los
resultados alcanzados por seleccionados nacionales o deportistas durante el período demuestran en
forma concreta la creciente inversión pública en esa área.21 Sin embargo la contraparte de esta
tendencia fue una creciente politización de las actividades deportivas impulsadas desde el estado, que
adquirieron paulatinamente un inequívoco carácter propagandístico, siendo el ejemplo más evidente
de ello los torneos Evita de fútbol infantil.22
20 Torre, Juan Carlos y Elisa Pastoriza, “La democratización del bienestar” en Juan Carlos Torre, Los
años peronistas, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2002.
21 Al respecto María G. Rodríguez sostiene “Entre 1945 y 1955, la Argentina vivió una época que puede
considerarse de "fiesta deportiva". Junto a la gestión peronista se produjeron una serie de éxitos deportivos
que aun hoy se recuerdan: el triunfo en 1950 del seleccionado argentino sobre Estados Unidos en la final del
Mundial de Básquet; los Campeonatos Sudamericanos de Fútbol de 1946 y 1947; la medalla de oro ganada en
la maratón por Delfo Cabrera en los Juegos Olímpicos de Londres en 1948; el triunfo de Domingo Marimón
en el mismo año en la competencia automovilística "América del Sur" entre Buenos Aires y Caracas; la
espectacular performance de Juan Manuel Fangio en Europa, quien en 1951 y 1954 obtiene por dos veces el
campeonato mundial de Automovilismo; los Juegos Panamericanos de 1951 (foto); los triunfos del "Mono"
Gatica; los campeonatos de box ganados por Pascual Pérez y Rafael Iglesias en sus respectivos pesos; los
resultados en las pistas automovilísticas de los Hermanos Gálvez; el torneo mundial de Ajedrez de
Copenhague ganado por Oscar Panno; el triunfo en 1950 del equipo de Polo de Venado Tuerto sobre un
combinado estadounidense, etc.” María Graciela Rodríguez, “El deporte como política de Estado (periodo
1945-1955) en Revista digital Lecturas: Educación física y deportes, www.efdeportes.com año 2 nro. 4,
Buenos Aires, 1997-
22 Sobre este tema consultar: Raanan Rein, Peronismo, populismo y política. Argentina 1943-1955, Buenos
Aires, Editorial de Belgrano, 1998, p.113-129; y María Cristina Pons “Deporte y peronismo. El arma sublime”
en http://www.unsam.edu.ar/home/material/Pons.pdf. , entre otros.
peronista, en beneficios del Club Villa Mitre (Club Villa Mitre, Libro de Actas, acta 710, 13 de diciembre de
1949, folio 106.) o la condonación de deudas provinciales tramitada por el funcionario provincial, luego
diputado provincial, Eugenio Alvarez Santos en beneficio del Club Bella Vista (Club Bella Vista, Libro de
Actas, acta 121, 9 de noviembre de 1948).
26 Honorable Concejo Deliberante de Bahía Blanca, Expediente 1954/114.
índole informal, compuesta por recursos oficiales no financieros, provistos discrecionalmente por
legisladores y funcionarios desde organismos y dependencias estatales.
En todos los casos el proceso por el cual los aportes estatales se concretaron resultó similar.
Usualmente en primer término los requerimientos de los clubes fueron gestionados por un
funcionario o legislador oficialista cuya participación sería luego reconocida públicamente por la
entidad beneficiada mediante un acto en homenaje, que podía limitarse a una nota periodística o bien
presentar el carácter de un agasajo, teniendo como invitado central al dirigente en cuestión. Esto
permitía un contacto directo entre ambas partes que luego podría resultar funcional a los intereses
del legislador o funcionario involucrado ante eventuales procesos electorales internos del Partido
Peronista.27
Sin embargo, en algunas ocasiones este proceso de reconocimiento no tenía como destinatario
a un legislador o dirigente seccional, sino a la figura del matrimonio presidencial. En esos casos el
mecanismo más usual era la colocación de sus retratos en un área central de la sede social, al igual
que ocurría en los edificios de carácter público. Esta práctica fue adoptada paulatinamente por casi la
totalidad de los clubes locales y cuando excepcionalmente en una entidad se discutió si la medida era
incompatible con el espíritu apartidario presente en los estatutos, los miembros de la comisión
concluyeron que “…considerando que tal actitud no significa realizar ninguna clase de política
dentro de nuestras instalaciones ni puede afectar en nada los diversos modos de pensar y sentir de
nuestros asociados, por cuanto se trata del excelentísimo presidente de la Nación y en carácter de tal
se lo distingue”.28 Argumentos similares fueron empleados para justificar los actos de homenaje y
reconocimiento, en especial a partir del fallecimiento de Eva Perón en junio de 1952.29
Al ser interrogado sobre el carácter de estos reconocimientos, un dirigente deportivo declaró
ante la Comisión de Investigaciones, formada luego del golpe militar de 1955 para investigar al
gobierno depuesto, que los homenajes “….fueron impuestas por los miembros de la Comisión que
eran funcionarios del Régimen depuesto y toleradas o aceptadas por otros miembros, por que dada la
situación o clima político del país, era muy natural que lo creyeran un requisito indispensable para
obtener el empréstito del Gobierno de la Nación y una vez otorgado, para que el mismo se hiciera
efectivo”.30 Si bien este testimonio solo hace referencia a lo ocurrido en un club de la periferia de
Buenos Aires, no parece ser un caso excepcional, a punto tal que dentro del cuestionario que dicha
comisión remitió a decenas de las principales entidades deportivas, uno de los puntos a responder era
precisamente si en las sedes sociales se habían expuesto los retratos de la pareja presidencial, sin
dudas uno de los principales símbolos del régimen.
Incluso la propia comisión investigadora, opina luego de concluir con una extensa indagación
centrada en el Club Atlético San Miguel del Monte, pero cuyas conclusiones son similares a las
alcanzadas para otros clubes de la ciudad de Buenos Aires y del conurbano, “…que estos homenajes
no han sido más importantes que los realizados por otras instituciones similares en esa época, a
27 Sobre el aporte estatal a los clubes deportivos durante esta etapa consultar Alejandro Fabbri, El
nacimiento de una pasión. Historia de los clubes de fútbol, Buenos Aires, Capital Intelectual, 2006.
28 Club Tiro Federal, Libro de actas, p.544, 10 de marzo de 1953.
29 Una forma similar de reconocimiento la constituyó otorgar el nombre del primer mandatario a las
instalaciones deportivas que se construían con fondos provenientes de subsidios estatales. Este fue el caso de
la cancha del Club Villa Mitre inaugurada en 1953 con la denominación de "Estadio Club Villa Mitre.
Presidente Perón" o del estadio del Club Estudiantes, inaugurado en 1953 con la misma denominación.
30 Testimonio del dirigente Ramón Pedro Taricco, presidente del Club Atlético San Miguel del Monte (9
de abril de 1956). AGN, Comisión de Investigaciones, Comisión 49, caja 6.
excepción de aquellas que prefirieron desaparecer o vivir en muy precarias condiciones”.31 Esta
última apreciación parece convalidar lo expuesto hasta aquí, si los clubes no adherían explícitamente
a las políticas públicas impulsadas desde el estado ni reconocían de manera pública a sus principales
referentes, sus posibilidades de obtener recursos estatales eran prácticamente nulas.32
Una relación mutuamente conveniente: dirigentes peronistas y clubes
La creciente polarización política que caracterizó la segunda presidencia de Juan Perón, en
especial a partir de la implementación del Segundo Plan Quinquenal, que proponía entre otros
aspectos programáticos la integración de una “comunidad organizada”, afectó seriamente la
autonomía de las organizaciones de la sociedad civil. Estas se vieron afectadas por los intentos de
peronización impulsados desde el estado, que proponía un esquema organizacional basado en la
colonización del universo asociativo, como quedó en evidencia en la planificación partidaria para el
bienio 1955-1956:33
Cada Asociación del Pueblo es una fuente de poder. En cada actividad,
sea ésta institución, organismo, asociación o compañía, etc, hay una fuente
de poder, grande o chica, pero fuente de poder al fin, que tiene un significa-
do político. Proceder a la búsqueda, conquista o captura, monopolio o explo-
tación, sin límites, continua, del poder de las diferentes fuentes, sin conside-
rar sólo el campo político normal, sino todos los campos34
Esta pretensión del peronismo por controlar la totalidad del tejido asociativo se tradujo, al
menos en el espacio bonaerense, en una compleja labor de inteligencia por parte de las fuerzas de
seguridad. Dicha tarea, esencial para determinar qué organizaciones respondían positivamente al
proyecto oficialista y cuáles no lo hacían, se concretó a través de un pormenorizado relevamiento de
las entidades y sus comisiones directivas con el objeto de establecer su filiación política.35
La empresa estuvo a cargo del personal de las diversas comisarías de la ciudad y los informes,
luego de ser intervenidos por las autoridades policiales locales, fueron remitidos a la Dirección de
Orden Público de la Policía de la provincia de Buenos Aires. Esta tarea se efectuó en dos instancias,
una inicial que tuvo lugar en el primer semestre de 1950 y una actualización que se realizó durante
1952.
En ambos casos la labor se realizó a partir de una cédula unificada que contenía los datos
básicos de cada institución (sede, personería, actividades, cantidad de socios, etc.), seguida de una
planilla donde figuraban en primer término una valoración moral y política de la comisión en su
conjunto y luego un detalle similar para cada uno de los nombres de los miembros directivos. De esta
forma en los informes se pueden encontrar menciones del siguiente tipo: “El Club Villa Mitre, es una
31 Expediente del Club Atlético San Miguel del Monte. AGN, Comisión de Investigaciones, Comisión
49, caja 6
32 Otro de los mecanismos de reconocimiento institucional consistía en retribuir económicamente a las
gestiones, en especial cuando las instituciones en cuestión no respondían con perfil de club barrial con una
masa de afiliados de sensibilidad peronista, como es el caso del Club Estudiantes que en octubre de 1953
realizó una donación de 25.000 pesos a la Fundación Eva Perón o del Club Argentino que hizo lo propio dos
años antes.
33 El proyecto de organización social impulsado por el peronismo puede consultarse en el 2º Plan
Quinquenal, Presidencia de la Nación. Subsecretaria de Informaciones, 1953, capitulo 1.
34 Secretaría de Asuntos Políticos, Plan de Acción Política 1955-1956. Desarrollo tendencial de los partidos
(1946-1957), Buenos Aires, enero de 1955.
35 Este relevamiento alcanzó a la totalidad del mundo asociativo, ya que incluyó no solo a los clubes
sino también a los sindicatos, sociedades de fomento, cooperadoras escolares, mutuales, cooperadoras
policiales, entre otras.
entidad donde la gran mayoría de personas son de ideología peronista, teniendo arraigo y gravitación
el Partido Peronista. Su comisión directiva es totalmente peronista”36 o “Todos los componentes de
la comisión directiva de esta entidad son personas, que gozan de buen concepto en el medio donde
actúan y cuya ideología política está en concordancia con las Directivas del Gobierno Nacional”.37 En
otros casos los funcionarios policiales advertían sobre el carácter apolítico de las entidades, condición
que por otra parte estatutariamente debía respetarse, para aclarar luego que “… sus dirigentes están
en un todo identificados con las directivas del actual gobierno”.38 Si bien las dos alternativas
presentaban un carácter diferenciado respecto del ejercicio de la actividad política, el resultado era
similar debido a que explícitamente se aclaraban las preferencias partidarias de sus dirigentes.
A esta evaluación de las preferencias ideológicas de la institución le seguía una valoración
individual de cada uno de los miembros de las comisiones directivas. En ese caso la graduación
empleada establecía si el dirigente era peronista (afiliado), simpatizante peronista, apolítico o afiliado
a otra fuerza política. Por su carácter personalizado esta apreciación requería de un esfuerzo
investigativo por parte de las fuerzas policiales, pero permitía a las autoridades y organismos estatales
poder detectar posibles opositores en la conducción de las organizaciones de la sociedad civil.
Aunque es justo reconocer que a pesar de individualizar dirigentes de militancia opositora, en ningún
caso los informes efectuados advirtieron sobre la existencia de acciones contrarias al gobierno.
Los datos provenientes del sistemático trabajo de inteligencia efectuado indicaron que para
comienzos de la década de 1950, la conducción del asociacionismo deportivo bahiense era
mayoritariamente peronista, tanto en las instituciones del área céntrica como en los barrios
periféricos. Aunque como se aclara en repetidas ocasiones en los formularios policiales esta situación
no condicionaba el carácter apolítico de las instituciones, perpetuándose al menos públicamente una
tradición normativa de larga data. No obstante esto, si se consideran otros registros documentales,
incluso las propias actas institucionales, los datos indican la existencia de procesos y relaciones más
complejas, por detrás de la aparente y extendida filiación oficialista de los órganos de conducción que
revelan los expedientes policiales. De forma tal que diversas interpretaciones pueden ensayarse para
entender esa situación: por un lado en el creciente interés de parte de los dirigentes peronistas de
orden barrial por posicionarse en sus respectivas zonas de influencia, para lo cual la participación en
las organizaciones deportivas resultaba ideal. Por otro lado, la voluntad de parte de los grupos
directivos de cada entidad deportiva por incorporar militantes y dirigentes vinculados al partido
gobernante, para de esa forma asegurarse la recepción de los beneficios materiales que,
paulatinamente, comenzaban a direccionarse solo hacia las entidades alineadas ideológicamente con
el gobierno.
Al respecto es preciso considerar que aún cuando en ocasiones los dirigentes que se
incorporaron a las comisiones directivas eran personas que detentaban respetables trayectorias en
sus respectivos clubes, en la mayor parte de los casos eran simples asociados que antes de 1946 no
habían ocupado posiciones directivas relevantes. Este hecho respalda la presunción que los dirigentes
peronistas que se incorporaron a la vida política de los clubes, lo hicieron interesados por mejorar su
situación de liderazgo en su área de injerencia; aunque no por ello se puede descartar el otro
argumento, debido a que parece lógico suponer que las instituciones deportivas atrajeron a dirigentes
peronistas, para de esa forma mejorar su capacidad de gestión ante el estado, por ende fue la
conjunción de ambos factores lo que definió el vínculo que entablaron la dirigencia oficialista con las
organizaciones deportivas.
36 Archivo DIPBA, Mesa DE, legajo 38, Bahía Blanca, sección 1 ra. Legajo del Club Villa Mitre.
37 Archivo DIPBA, Mesa DE, legajo 22, Bahía Blanca, sección 2 da Legajo Club Deportivo y
Recreativo Norte.
38 Archivo DIPBA, Mesa DE, legajo 34, Bahía Blanca, sección 2 da. Legajo Club Danubio.
39 El Club Villa Mitre contaba en 1955 con 1503 socios mayores. El barrio del mismo nombre contaba
en 1939 con 6.054 habitantes, según la Guía Comercial editada por el diario La Nueva Provincia en 1939
40 "La lista de Galíndez debe ganar hoy en Villa Mitre" Diario La Gaceta, Bahía Blanca, 31 de enero de
1948.
41 La recomendación resultó efectiva pues Galíndez impuso por 95 votos a 2.
42 En las elecciones efectuadas en febrero de 1954 se enfrentan nuevamente dos listas para dirimir la
conducción del CVM y en ambas había miembros de la comisión directiva de la UB del sector, reafirmando la
presencia y el interés de diversos referentes barriales por alcanzar la dirección del club.
43 Diario La Gaceta, Bahía Blanca, 10 de febrero de 1953.
44 Una situación similar tuvo lugar en el Club Tiro Federal, principal institución deportiva de la barriada
del mismo nombre, cuando en 1955 fue elegido como presidente Julio Cortina, miembro desde 1953 de la
comisión directiva de la UB N° 5 y ex secretario municipal en el período 1950-1952. En el caso del Club La
Falda la comisión directiva tuvo entre sus miembros al presidente del sindicato de empleados municipales
Agustín Miguel, un actor central en los juegos de poder del peronismo bahiense. En una situación equivalente
se encontraba el vecino que presidió la entidad entre 1947 y 1952, Carmelo Bonanzinga, un tradicional
dirigente de la entidad deportiva, que simultáneamente oficiaba como secretario de la UB del sector. Similar
era la situación que la que se hallaban los dirigentes Salvador González y Alfredo Fraile del Club Bella Vista,
debido a que ambos tenían una relación con la entidad deportiva previa a su incorporación como secretarios
de la unidad básica correspondiente a la barriada.
presentaron en sus comisiones directivas una inusual cantidad de dirigentes ligados a la fuerza
partidaria gobernante. Sin embargo, esta tendencia no resultó ajena a las instituciones del área
céntrica, como es el caso del Club Estudiantes, que a diferencia de las entidades antes mencionadas,
ubicadas en barriadas habitadas principalmente por familias asalariadas que en su mayoría se
reconocían como peronistas, estaba emplazado en la zona central de la ciudad. En esa área los
sucesivos resultados electorales develan como el oficialismo dirimía palmo a palmo con el
radicalismo el predominio en las urnas, permitiendo advertir la presencia de un alto porcentaje de
“contreras” en esos vecindarios. De manera tal que si solo se buscara ensayar una argumentación que
relacionase la conducción peronizada de las entidades deportivas con las preferencias políticas de los
asociados a quienes representaban, este ejemplo restaría eficacia a esa explicación.
En relación a esta última apreciación se puede considerar el caso del Club Estudiantes, que
durante la etapa 1952-1954 estuvo dirigido por el doctor Héctor Bruzzo, un funcionario público de
mediana jerarquía45 y por un concejal peronista, Ismael Bevilaqua. Ambos lideraron una gestión que
recibió un fuerte respaldo del gobierno nacional a través de un importante préstamo que permitió la
construcción del primer estadio cubierto de la ciudad. Sin embargo la identificación de los directivos
con el partido gobernante no resultó ajena al devenir de la entidad y mientras numerosos asociados
renunciaron otros optaron por establecer un frente opositor.
Esto dio lugar a una reñida campaña electoral, en la que ambas facciones dirimieron la futura
dirección del club. A tal punto se implicaron las autoridades partidarias del oficialismo que el
matutino radical Democracia afirmó en su columna editorial que “La batalla por el Club Estudiantes se
está por librar. Una de las listas ofrece características similares a Unidad Básica. Para que nada falte la
apoya la mayor parte del subcomando táctico, amén del presidente del Consejo Deliberante y otros
dirigentes peronistas que son deportistas múltiples pues actúan en diversos clubes”.46
Esta tendencia presente en algunos clubes fue percibida por la comisión investigadora que se
constituyó luego del derrocamiento de Perón para evaluar el grado de compromiso que las entidades
deportivas tuvieron con el gobierno depuesto. Con el fin de poder responder a ese interrogante se
estableció un cuestionario único que debía ser respondido por los dirigentes deportivos y
precisamente uno de los aspectos sobre los cuales se inquiría era el grado de inferencia que habían
tenido los dirigentes o militantes peronistas en las elecciones internas.47
Sin embargo, a pesar del apoyo brindado por el oficialismo, al producirse la asamblea
extraordinaria para la renovación de autoridades en el Club Estudiantes, la memoria y balance fue
rechazada y luego la lista compuesta por asociados ligados a la gestión de Bruzzo fue derrotada
ampliamente en unos comicios caracterizados por una afluencia de votantes superior a la habitual.48
La nueva comisión asumió sus funciones en mayo de 1954 y no interrumpió las obras iniciadas por
sus predecesores. Sólo después del golpe militar que culminó con el gobierno peronista los miembros
de la comisión directiva vertieron algunas críticas sobre lo ocurrido con el Club durante esa etapa y
propusieron “Realizar gestiones para atraer a los socios que por causas conocidos se alejaron de la
45 En 1953 el doctor Bruzzo fue designado como subdirector del principal hospital de la ciudad.
46 Diario Democracia, Bahía Blanca, 22 de junio de 1954.
47 AGN, Comisión de Investigaciones, Comisión 49, caja 9
48 En esos comicios se impuso la Lista Azul por 301 votos contra 74 de la lista Blanca.
que no quería se hubiera producido esta situación” Arnaldo Castelli, Club Estudiantes, 50 años (1918-1968),
Bahía Blanca, Centineo y Damiani, 1968.
51 Diario La Prensa, Buenos Aires, 19 de junio de 1954.
52 En ciudades jóvenes como Bahía Blanca, su población se consolidó recién a partir de 1884, no existía
una aristocracia tradicional ligada a la propiedad rural, de esta particularidad da cuenta la tipificación de los
niveles socio-económicos realizada por F. Weinberg y N. Buffa de Bottaro sobre la sociedad local, a partir de
los rangos de Gino Germani, que presenta los siguientes grupos: a) sectores populares: mano de obra no
calificada, peones urbanos y rurales, dependientes de comercio, etc; b) clase media baja: pequeños empresarios
de comercio, industria y servicios, almaceneros, minoristas, sastres, propietarios de fondas, empleados de
tiendas, administración pública y privada; c) clase media media: Empresarios menores, jefes de administración
pública y privada, personal de formación técnica, propietarios de tiendas, mueblerías, ferreterías y docentes; d)
clase media alta: profesionales, propietarios de almacenes mayoristas, barraqueros, acopiadores de cereales,
molineros, propietarios de explotaciones agropecuarias, personal jerárquico de entidades bancarias. En: Félix
fundado por un grupo de vecinos de la ciudad el 1 de marzo de 1906, entre los que se contaban los
máximos exponentes de la vida política y económica y en 1912 inauguró su sede social, que por su
categoría se convirtió en uno de los principales inmuebles del área céntrica de Bahía Blanca.
El club tradicionalmente había detentado una posición de completa neutralidad en materia
política, tal como se estipulaba en organizaciones de esas características. Esto permitía que por sus
instalaciones transitara buena parte de clase política local, independientemente de su origen
conservador, socialista o radical, que encontraba allí un ámbito fundamental de socialización.
Asimismo, sus instalaciones eran un punto de encuentro obligado para vecinos reconocidos de las
poblaciones aledañas a la ciudad, como así también para la oficialidad del regimiento local y de la
Base Naval de Puerto Belgrano, ubicada a escasos treinta kilómetros de Bahía Blanca.
A pesar de su perfil “aristocrático” el primer contacto directo que tuvo la institución con el
peronismo paradójicamente fue a través de una donación de 15.000 pesos a la Fundación Eva
Perón. Esta determinación fue aprobada por cuerpo directivo el 28 de febrero de 1951, en la misma
reunión en la que el presidente comunicó a la comisión que el club había sido eximido del pago de las
tasas municipales y también de la deuda preexistente por ese concepto, merced a la intervención de la
bancada de concejales peronistas y del propio intendente de ese mismo partido, miembro a su vez de
la comisión directiva del Club Argentino. Con lo cual resulta lógico suponer que la donación fue una
respuesta, pactada o no previamente, ante el gesto del gobierno municipal hacia la institución.
Es preciso destacar que en ese entonces la comisión directiva contaba con varios vocales
directamente vinculados al régimen gobernante, tal es el caso del ingeniero Norberto Arecco, por
entonces intendente municipal, los doctores José Perriere, Santiago Bergé Vila (intendente peronista
entre 1954-1955) y Juan Kairuz. Aunque estos solo representaban una minoría dentro de una
comisión cuyos miembros mayormente no tenían filiación política reconocida.
A pesar de haber recibido la aprobación del cuerpo directivo la donación no fue aceptada por
un grupo de 98 socios, que solicitaron que se convocara a una asamblea extraordinaria. Finalmente
este pedido no fue contemplado porque 21 de los firmantes quitaron sus firmas de la solicitud pero
aclarando que lo hacían para preservar la armonía interna de la institución aunque afirmaron “que tal
retiro no significaba en modo alguno, conformidad con la actitud tomada por esa comisión”.53
Posteriormente un grupo de 68 socios presentaron sus renuncias ante la comisión directiva,
iniciándose un proceso que alteraría la neutralidad de la institución y enfrentaría a los propios
asociados entre sí.
Un sector de la comisión directiva, entre los cuales estaban varios de los dirigentes peronistas
antes mencionados, aceptó las renuncias en tanto que el resto de los miembros optó por no tomar
una decisión al respecto. Este último grupo también renunció a sus cargos directivos lo que hizo
imperioso el llamado a una asamblea extraordinaria. Sin embargo esta convocatoria no se concretó ya
que un importante número de socios solicitó a los directivos renunciantes que depongan su actitud,
a lo cual finalmente accedieron. El paso siguiente de este proceso es el rechazo por parte de la
comisión de las renuncias presentadas por varios socios, con lo cual la situación se normalizó sin que
se produjesen bajas en la masa societaria.
Entre los renunciantes se encontraban la totalidad del los principales dirigentes radicales y
socialistas de la ciudad, lo que evidenciaba el malestar que generó entre ellos la resolución de realizar
una donación a una entidad social directamente relacionada con el oficialismo.
Weinberg y otros, Población, inmigración y cambios social, Bahía Blanca y el sudoeste bonaerense, Bahía Blanca,
Universidad Nacional del Sur, Centro de Estudios Regionales, Departamento de Humanidades, 1991
53 Archivo del Club Argentino, Libro de Actas de la Comisión Directiva, Acta 243 serie B, 14 de mayo
de 1951.
Finalmente la conflictiva situación por la que atravesaba la institución culminó provocando una
división en la masa societaria y por primera vez en varias décadas dos facciones presentaron
candidatos en la asamblea extraordinaria del 28 de diciembre de 1951. A pesar que en esta ocasión se
renovaba solo parcialmente a la comisión directiva, el grado de participación de los asociados superó
sensiblemente al habitual. El grupo que respondía a la entonces conducción del club se impuso por
190 votos contra 160 de la fracción perdedora, que llevaba al doctor José Perriere como aspirante a la
vicepresidencia.
El dato más evidente de la confrontación interna que se generó es la cantidad de votantes que
hubo en los comicios, la cual superó ampliamente a las escasas decenas de socios que intervenían
tradicionalmente. De esa manera una simple elección de renovación de autoridades en una
institución se transformó en un espacio de confrontación política donde sectores opositores y
oficialistas dirimirían sus diferencias.
Dicho esto, el conflicto suscitado por la donación a la Fundación Eva Perón, puede ser
interpretado de diversas formas, en primer término como la reacción de un grupo de socios frente a
un quiebre en la neutralidad política de la institución y en segunda instancia como el rechazo rotundo
de un sector de los asociados hacia el régimen gobernante. Los hechos que le sucedieron al
tensionado proceso parecen indicar que la última opción supone una explicación más lógica de los
sucesos: pocos meses después los pedidos de asociación de varios funcionarios municipales y
dirigentes peronistas fueron rechazados por las autoridades del Club, negando el ingreso de
Heliodoro Fernández (Inspector General de la Municipalidad), Mariano López (Secretario Municipal
de Obras Públicas), Alfredo Martín (Secretario Municipal de Gobierno y Hacienda) y Oscar Noriega
Mackenzie (Dirigente peronista y candidato por el Partido Laborista en 1946).54
Este rechazo fue duramente criticado por el diario local de sensibilidad peronista La Gaceta que
sostuvo “La actual comisión directiva del Club Argentino que ha querido colocar a la institución en
un pie de `barricada antiperonista´, no ha medido por cierto el gravísimo mal que le ha hecho a la
entidad”.55 En este como en tantos otros editoriales el diario no solo fustigó duramente a la
conducción de la entidad sino que también arremetió contra la institución.
Finalmente la desestimación de los pedidos desencadenó en la intervención del Club
Argentino, disposición que fue justificada por La Gaceta de la siguiente manera:
Nunca mejor que en esta oportunidad, decisión tan terminante que habla
bien a las claras de los procedimientos del actual gobierno justicialista, apli-
cando sanciones a quienes se salen de su línea de conducta.
El Club Argentino había dejado de ser tal, por cuanto hacía mal al hom-
bre que expone, ya que de argentino con sus procederes nada tenía, por
haberse convertido en una entidad de privilegio para unos pocos, cerrando
sus puertas a aquellos que por sus ideales nobles, estaban mancomunados al
actual Gobierno Justicialista del General Perón y de la Jefa Espiritual Doña
Eva Perón. Se rechazaban ciudadanos de moralidad intachable, por el solo
hecho de que eran peronistas. Se criticaba la obra magistral del gobierno y se
atacaba a sus hombres, sin fundamentos de ninguna naturaleza, habiendo
convertido en un foco de oligarquía desde cuyo baluarte se combatía en una
ansía inconfesable de destrucción la obra magnífica, imponderable y cons-
tructiva del Gral. Perón.56
54 Archivo del Club Argentino, Libro de Actas de la Comisión Directiva, Acta 277 serie B, 10 de marzo
de 1952.
55 Diario La Gaceta, Bahía Blanca, 4 de abril de 1952, p.8.
56 Diario La Gaceta, Bahía Blanca, 20 de abril de 1952, p.8.
A través de este editorial el matutino justificó la intervención, porque entendía que debía ser
“sancionada” toda institución que se apartara de la “línea de conducta” trazada desde el gobierno.
Este hecho se veía agravado por el rechazo a los referentes locales del peronismo, lo que la convertía
en una entidad “de privilegio”, desde donde se “criticaba” la “obra magistral” del gobierno.
Formalmente el proceso se plasmó en el decreto 2551 del Poder Ejecutivo Provincial que
solicitó a la Superintendencia de Personas Jurídicas la intervención del Club Argentino “por el estado
de anormalidad y confusión social” en que se encontraba la institución. La comisión del club aceptó
la medida pero aclaró que “ignora en absoluto la existencia de estado de anormalidad y confusión
social invocados como fundamentos del mismo”57 y aseveró que “...todos los actos y resoluciones de
la comisión directiva se han ajustado estrictamente en todo momento a las disposiciones contenidas
en el estatuto social, el que no ha sido violado en forma alguna, y sin que ningún suceso capaz de
provocar confusión haya alterado ni altera la convivencia de los socios dentro de la institución”.58
A pesar de estas declaraciones el proceso siguió su curso y como interventor fue designado un
ex diputado nacional peronista, Vicente Alvarez Pérez, quien no era oriundo de la ciudad ni había
tenido un contacto previo con la entidad. Su labor estuvo marcada desde un principio por la
intención de cambiar el carácter exclusivo de la institución, para lo cual se propuso modificar tanto
el perfil de los asociados. Con ese fin dispuso que el personal del club y sus familias pudieran
utilizar los servicios que éste brindaba, “a efectos de eliminar las vallas que se oponían y
consecuentes con el deseo de evitar diferencias siempre odiosas y que no condicen con la época
justicialista creada y dirigida por el excelentísimo señor Presidente de la Nación General Juan
Domingo Perón y la abanderada de los humildes la inmortal Eva Perón...”59 Simultáneamente
resolvió rebajar la cuota de ingreso de 500 a 10 pesos, de esta manera la principal limitación al
ingreso desaparecería y la entrada a la entidad sería accesible para cualquier persona que así lo
desease. Asimismo la sede social comenzó a ser utilizada por sindicatos, gremios y escuelas de la
periferia bahiense, reafirmando el nuevo perfil “popular” de la entidad.
Luego de la asunción de Alvarez Pérez al frente del Club Argentino el interventor del Partido
Peronista local, diputado Eduardo Forteza, “dio a conocer a las autoridades gubernamentales y
partidarias, el pensar unánime del peronismo de Bahía Blanca, aplaudiendo su actitud por el proceder
justo como consecuencia de la intervención del Club Argentino de Bahía Blanca, sugerencia ésta,
surgida de la delegación interventora a raíz de los acontecimientos producidos en la citada institución
y que ya son del conocimiento público”.60 Las consideraciones del legislador no solo dejaban en claro
el origen de la disposición sino también constituían una advertencia indirecta a todas aquellas
instituciones que no realizaran los actos de adhesión requeridos.
El Club permaneció en esta situación hasta diciembre de 1954 cuando el gobierno provincial
determinó que las razones que habían llevado a su intervención habían desaparecido. Seguidamente
los asociados fueron convocados a una asamblea que debía normalizar la conducción de la
institución. La reunión contó con la presencia de poco más de dos centenares de asociados y el
mecanismo elegido para fijar la composición de la nueva comisión fue totalmente irregular, ya que
los cargos fueron votados por aclamación. Un procedimiento que no estaba contemplado en los
57 Archivo del Club Argentino, Libro de Actas de la Comisión Directiva, Acta 296 serie B, 20 de
octubre de 1952.
58 Archivo del Club Argentino, Libro de Actas de la Comisión Directiva, Acta 297 serie B, 27 de
octubre de 1952.
59Archivo del Club Argentino, Libro de Actas de la Comisión Directiva, Resolución del Interventor
N°5, 28 de noviembre de 1952
60 Diario El Atlántico, Bahía Blanca, 18 de octubre de 1952, p. 3.
estatutos y dejaba librada la elección a un mecanismo confuso cuyo resultado podía ser
discrecionalmente orientado. El resultado fue el esperado y el médico de filiación peronista José
Perriere resultó electo presidente, encabezando una lista que incluía entre otros al entonces
intendente oficialista doctor Santiago Bergé Vila. De esta forma llegó a la dirección del Club
Argentino el mismo socio que había resultado perdedor en la reñida elección interna de diciembre de
1951, con lo cual la entidad continuó siendo una institución directamente alineada con el partido
gobernante, alejada de su tradicional perfil aristocrático, que no encajaba dentro del proyecto de país
que postulaba el peronismo. A tal punto esta conversión resultó efectiva que las autoridades
partidarias eligieron su sede para realizar el acto de asunción del consejo partidario local en junio de
1953.
No obstante constituir el ejemplo más evidente el caso del Club Argentino no fue único, dado
que otras instituciones deportivas corrieron una suerte similar. Ejemplo de ello fue lo ocurrido con
los clubes Liniers y la Sociedad Sportiva, castigadas a través de diversos mecanismos por el régimen
peronista. En el caso de la primer institución su presidencia estaba a cargo de Alejandro Pérez, un
reconocido dirigente radical que incluso en 1954 había sido electo concejal por esa fuerza, quien se
abstuvo de realizar cualquier gesto de acercamiento con el partido gobernante, actitud que le valió no
recibir subsidios ni aportes estatales de ningún tipo. Incluso la sede social fue considerada como
expropiable para dar lugar a un campo de deportes escolar.61 En el caso de la segunda entidad su
masa societaria presentaba un perfil similar al del Club Argentino y en su conducción se ubicaba
buena parte de la dirigencia conservadora local, particularidades que la mantuvieron distanciada del
oficialismo, actitud que colaboró para que su sede y campo de deportes resultase expropiado por el
Gobierno Provincial, para ubicar allí el Club Universitario del Instituto Tecnológico del Sur,
institución que precedió a la actual Universidad Nacional del Sur-62
Lo ocurrido con estas organizaciones parece reafirmar la idea de Luis Alberto Romero y
Luciano De Privitellio, quienes analizaron el funcionamiento de las organizaciones de la sociedad
civil durante los años del primer peronismo, para concluir afirmando “Las instituciones que se
mantuvieron como reducto de la oposición quedaron al margen del apoyo estatal y se convirtieron en
sospechosas para una policía cada vez más atenta a posibles conspiraciones, mientras que las que se
identificaron abiertamente con el peronismo –particularmente algunos clubes sociales o deportivos-
pudieron gozar de apoyos ocasionales significativos”,63 siendo un ejemplo palmario de esta
afirmación lo ocurrido precisamente con las entidades deportivas bahienses.
Comentarios finales
Durante el período considerado el Partido Peronista en su rol de fuerza gobernante impulsó la
formación de clubes escolares con el objeto de convertirlos en espacios de difusión política. Pero
como señala Mariano Plotkin esta alternativa no resultó exitosa por diferentes motivos, entre ellos
por la imposibilidad de competir con otros centros consolidados de sociabilidad.64
61 Estos trascendidos si bien no se concretaron fueron publicados por el diario local La Gaceta. En su
Ante esa situación el peronismo no intentó apropiarse de los clubes existentes pero si
implementar estrategias tendientes a controlar su funcionamiento. Es por ello que la etapa estudiada
se caracterizó por un progresivo proceso de cooptación mediante el cual una parte significativa de las
entidades deportivas se transfiguraron en organizaciones funcionales a los intereses del peronismo
gobernante, en tanto que las que se mostraron renuentes a cumplir ese rol fueron testigos de un serio
deterioro en su dinámica asociativa.
Resulta oportuno resaltar que la relación de la política con los deportes populares y las
instituciones deportivas no nació con el peronismo, sino que por el contrario presenta una larga
tradición en la vida institucional argentina. Sin embargo durante el período 1946-1955 alcanzó una
intensidad y complejidad superior al de los períodos precedentes, lo que permite suponer que este
aspecto constituyó un rasgo distintivo de la etapa.
Por otra parte, el hecho que la sociedad civil constituyese un espacio generador de ideas y
posicionamientos políticos explica el interés del estado peronista por interferir en su dinámica
interna, aun cuando las entidades en cuestión fuesen esencialmente deportivas, ya que a pesar que la
mayoría de los estatutos lo vedaba rotundamente, los clubes constituían espacios de discusión y
debate, verdaderas “cajas de resonancia” de las tendencias ideológicas que circulaban en los espacios
barriales.
Por lo expuesto, se puede afirmar que el peronismo en Bahía Blanca no admitió la existencia
de entidades que no se alinearan con los principios y posiciones del régimen gobernante. Esta
tendencia se percibió principalmente a partir de 1952, cuando casi la totalidad de las principales
entidades deportivas barriales incorporaron a sus comisiones dirigentes y militantes del peronismo,
que en su mayoría no habían ocupado previamente funciones de ese tipo. Este hecho revela la
necesidad por parte de los clubes de contar en sus comisiones con personas ligadas al partido
gobernante, al mismo tiempo que demuestra el interés de los dirigentes y funcionarios peronistas por
encontrar ámbitos políticos propios, donde poder construir estructuras de tipo clientelar, por medio
de las cuales los dirigentes establecen "lazos verticales basados en diferencias de poder y en
desigualdad" y en el intercambio de diferentes tipos de servicios y recursos.65
De esta manera, el estado peronista continuó con su proyecto de peronizar las entidades de la
sociedad civil, como una instancia fundamental en la construcción de la “unanimidad” y en la
eliminación de toda posibilidad de disenso. Para ello, la presencia de dirigentes propios en cargos
directivos de los clubes, al igual que el aporte de importantes subsidios, resultó fundamental.
Esta relación se manifestó con claridad en la incorporación de elementos propios del
imaginario peronista dentro de las instituciones, tales como imágenes y nombres alusivos, que
fueron, quizás, los aspectos más evidentes de un proceso de peronización paulatino pero ineludible.
Asimismo entre las razones por las cuales instituciones con una larga tradición apolítica se
vincularon estrechamente tanto al partido peronista local como al gobierno municipal, se pueden
considerar dos motivos principales: el primero, ya mencionado precedentemente, revela que éstas
continuaron con una larga tradición prebendaria que buscaba en el estado un proveedor de recursos
financieros y materiales, por lo que debieron aceptar colaborar con las autoridades municipales y
partidarias.66 Mientras que la otra alternativa devela una verdadera comunión ideológica de
determinados dirigentes con el nuevo movimiento, circunstancia que parece razonable en un
Auyero, Javier, ¿Favores por votos?. Estudios sobre clientelismo político contemporáneo, Losada Buenos Aires,
65
1997,p.24.
66 "...las organizaciones de la sociedad civil buscan del Estado concesiones, beneficios, cambios en las
políticas, asistencia, compensaciones o compromisos" Larry Diamond, "Repensar la política", en Metapolítica,
vol 1, num. 2, 1997, p187.
contexto barrial conformado por familias de origen trabajador, identificadas mayoritariamente con el
régimen.
Dicho esto, es posible considerar que el hecho que los clubes hayan estado dirigidos por
referentes del peronismo no incidió en la definición política de sus asociados, los cuales ya estaban
identificados con el partido gobernante, especialmente en el caso de las instituciones de carácter
barrial, pero generó situaciones conflictivas cuando los socios de las entidades no adherían al
peronismo, como ocurrió en el Club Estudiantes o el Club Argentino, al igual que cuando facciones
opositoras del partido gobernante trasladaron sus diferencias internas a la dinámica interna de los
clubes.
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Artículos
Introducción
El propósito del artículo es analizar la trayectoria de la Familia Samper en el siglo XIX
colombiano, a partir de su funcionalidad como familia notable.1 Para determinar la trayectoria de la
familia se toman como fuentes primarias libros de miembros, amigos o contradictores de la familia
del siglo XIX, y algunos documentos encontrados en: la Biblioteca Nacional de Colombia, la
Biblioteca Luís Ángel Arango y del Archivo General de la Nación. Como fuentes secundarias se
toman libros contemporáneos de miembros de la familia y otros autores que de forma directa o
tangencial se refieren a miembros o a la familia en conjunto.
El periodo cubierto va de finales del siglo XVIII hasta finales del XIX, observando la familia
principalmente a través de tres generaciones. Lo anterior se da a partir de la participación en dos
dimensiones que analíticamente son separables, pero en la práctica social son indisolubles
dimensiones internas y externas a la familia.
En el ámbito interno, se trata la influencia de la familia en la trayectoria social de sus
miembros, a partir de la consolidación del habitus grupal en habitus individual; manifestado en el
* Este artículo es una versión abreviada del Capítulo III de la Tesis: Familia Notable y Orden Social. La
Familia Samper en el Proceso Social Colombiano del Siglo XIX; desarrollada en Maestría en Sociología de la
Universidad Nacional de Colombia en 2007.
* Magister en Sociología Universidad Nacional de Colombia, Docente – Investigador, Centro de
Investigaciones Económicas de la Universidad Militar Nueva Granada, Bogotá. E-mails:
dimaba976@yahoo.es, diego.barragan@unimilitar.edu.co.
1
La familia notable tiene su génesis en el periodo colonial y se desprende del tipo de familia extensa
propia de algunos grupos en Latinoamérica y en Colombia durante la Colonia y la República. Ellos se
asignaban calificativos como “familias principales”, “gente decente” (Segalen, 2004, 11) o “notables”. El
concepto de “notables” o “notabilidad”, se toma debido a que se “utilizó en el mundo hispánico,
atribuyéndole un valor social. En el siglo XVIII, el Diccionario de Autoridades (Madrid, 1732) definió notable
como digno de nota, reparo, atención o cuidado” (Balmori, 1990, 10). La familia notable, hipotéticamente, es
una organización social que representa superioridad social dentro del mundo hispánico.
proceso de definir propiedades legítimas para sus miembros. Es tomar a la familia como productora
y reproductora de capitales que sus miembros apropian y utilizan.
En el externo se evidencia la participación de los miembros de la familia en campos
significativos del proceso social colombiano a partir de la generación de capital simbólico en la
familia. En el análisis se evidencia que a pesar de utilizar la categoría de Bourdieu de campos; estos
no guardan niveles de autonomía y especialización de funciones; es decir en el siglo XIX los campos
apenas están en un proceso de consolidación. Los campos para el análisis son el educativo, el
político, el económico y otros que con importancia secundaria que contribuyen en la trayectoria de
los miembros de la familia.
El texto se orienta por los siguientes interrogantes: ¿Cuál fue la trayectoria de la familia Samper
en el siglo XIX colombiano?, ¿Cuáles fueron los campos de actuación de los Samper?, ¿Cuáles
fueron las representaciones, las prácticas y las estrategias efectivas que le permitieron a la familia
Samper tener representatividad y participación en el proceso social colombiano del siglo XIX?
1. Trayectoria social
Los comportamientos y las trayectorias sociales de los miembros deben ir en correspondencia
con el carisma de grupo o espíritu de familia2, su papel legítimo en el orden social y las condiciones
objetivas de existencia. Esto se evidencia en el caso de los Samper en Colombia en el siglo XIX, pues
en la historia y en el acumulado simbólico de la familia, los miembros “sobresalientes” objetivaron e
incorporaron en los habitus individuales el espíritu de familia, estos fueron los que pasaron a la
historia; los otros miembros que no demostraron los “ideales” del grupo, no fueron importantes ni
dentro, ni fuera de la familia.
Debía existir una correspondencia en el desarrollo de las trayectorias de los miembros y de la
familia, que se unían a partir de los dispositivos generados en los habitus; evidenciándose en los
campos de actuación de la familia, sobre todo en la generación de estrategias y prácticas. Para
observar a los miembros de la familia Samper a lo largo del siglo XIX, se parte de la trayectoria social
o trayectoria modal del grupo de origen (Bourdieu, 1988, 110). Pues, no es el azar o “condiciones
naturales” las que determinan la trayectoria y posición de los individuos en uno o varios campos; su
lugar de origen y lugar de llegada, están en directa relación con las características objetivas del grupo
de origen; estas se convierten en un juego dialéctico a lo largo de la vida de las personas entre
disposiciones y posiciones, entre aspiraciones y realizaciones.
Observar la trayectoria de la familia Samper revela el uso permanente de estrategias de
reconversión, las cuales son un “…conjunto de prácticas fenomenalmente muy diferentes, por medio
de las cuales los individuos o las familias tienden, de manera consciente o inconsciente, a conservar o
2 Elías toma el concepto de carisma como una representación simbólica que encarna una “auto imagen
de grupo” basada en la asignación de una “virtud humana superior” (Elías , N y Scotson, J, 1999, xv) de la
cual gozan los miembros de ciertos grupos y guía su relación con “otros”. Y Bourdieu como “…el poder que
algunos poseen de imponer como representación objetiva y colectiva de sus cuerpos y de sus propios seres la
representación que tienen de sí mismos.” (Bourdieu, 1988, 205).
El carisma establece una carga axiológica que guía las representaciones y actuaciones de las personas;
interiorizada en los habitus que constituyen un “espíritu de familia”. La “auto imagen de grupo” es parte de
fantasías comunes que comparten los miembros de la familia, producida por lazos racionales, afectivos o por
la competencia con otros grupos en el contexto social que los obliga a distinguirse; se inculcan en el proceso
de socialización de los miembros, constituyendo en el punto de encuentro entre los habitus individuales y
habitus del grupo.
La función del carisma de grupo es generar solidaridad y cohesión en sus miembros, haciéndolos partes
de un cuerpo que les posibilita actuaciones colectivas organizadas en las luchas por salvaguardar su imagen de
grupo y en especial el mantenimiento de su prestigio social, apoyándose principalmente en los capitales
simbólico, político y económico.
españoles. En la mayoría de referencias al linaje Samper constantemente se refiere a que eran “buen
origen español pero republicanos” (Samper, 1971, 17).
Un libro reciente hecho por miembros de la familia, Samper Gnecco y otros (1994), señala
que no se sabe con exactitud de procedencia de los primeros Samper que llegaron a América,
(contradiciendo a José Maria Samper Agudelo, en Historia de un Alma), e identifican su linaje
claramente en el momento de arribar don Manuel Samper y Sanz, a la Nueva Granada, como
funcionario menor dentro de las reformas borbónicas. En su trayectoria los miembros de la familia,
por medio de especulaciones crearon un origen que soportara su papel en la sociedad colonial y en la
republicana. Estos ancestros difusos, beneficiaron a los peninsulares llegados al territorio (hoy
Colombia), por las condiciones favorables para su establecimiento en la Colonia y luego en la
Republica. Les sirvieron como estrategia, por venir de una realidad que era vista como superior, en
todos los aspectos, sobre todo en lo concerniente al acatamiento de principios cristianos, la
participación de la iglesia y la representación de una sociedad monárquica donde se rendía culto al
Rey. Pero a la vez, existía una representación de estructura nobiliaria compuesta por familias
tradicionales y vinculadas con las esferas sociales altas3.
Los criollos, acercándose en su imaginación a los miembros de esta sociedad creían vivir y
apropiarse de parte de esta “hipotética grandeza”. La pregunta por los orígenes, era la necesidad de
representar una procedencia española o de “sangre pura”, para legitimarse frente a los demás y para
auto convencerse de tener cualidades cualidades imaginadas como miembros de la familia.
Asociado al linaje se encuentra el honor, basado en la tradición española de la familia. Para los
notables y en especial para los Samper, el hecho de representar un pasado colonial no se convertía en
un problema en la República; era una forma de representación del orden social que ellos
interiorizaban con la creencia de ser europeos y diferentes a otros grupos.
Estas fantasías ofrecían un pasado en común a los miembros de la familia; convirtiéndose en
una propiedad de distinción e identificación colectiva, sirviendo en las prácticas y luchas sociales,
presentes y futuras, como elemento de cohesión interna. La cohesión es uno de los ejes de la
organización familia, pues el mantenerse unidos frente a las adversidades y su capacidad de actuación
en conjunto fueron aspectos que les permitieron mantenerse en el tiempo.
2.1. Comportamiento: correlación entre aspectos físicos y morales
Para el funcionamiento del grupo se necesitan parámetros morales básicos, los miembros del
grupo son los garantes del cumplimiento de un sistema de normas, manifiestas o no, que deben
obedecer y objetivar en sus comportamientos. Estos parámetros se reproducen en los espacios
propios de la familia; o sea en los espacios privados “… la consolidación del espacio privado (…) no
es un espacio cualquiera como tal, sino que es un aspecto especifico de la convivencia de los
hombres, especialmente también de las reglas de convivencia y su “internalización” – como a veces
se le llama de modo no del todo suficiente- en forma de la conciencia, de la sensibilidad o también
del sentido del tacto y del pudor” (Elías, 1997: 358).
El espacio privado en este caso la familia, tiene directa relación con la generación de
comportamientos aceptados socialmente para sus miembros; en él, se inculcan las normas de
actuación social de las personas. Este espacio privado se objetiva en las posesiones materiales. Como
ejemplo, se tienen una descripción que hace Josá Maria Samper Agudelo en Historia de un Alma, (10 -
17) , de la casa de la Familia Samper Agudelo en el puerto más importante sobre el Río Magdalena en
el siglo XIX: Honda. La distribución de la casa paterna de la tercera generación; corresponde con una
3 La importancia de la utilización del linaje de puede ilustrar con el libro de Samper Gnecco y Otros
(1994), lanzado en la campaña presidencial de 1994, acto al que asistió el candidato Ernesto Samper Pizano,
miembro de la familia y posterior presidente de Colombia entre 1994 – 1998.
diferenciación social plasmada en cada uno de los segmentos del espacio –representada en el orden
social -, de allí el comportamiento que se debe esgrimir ante cada grupo de personas. Al frente la
parte pública, el costado izquierdo los aposentos de la familia, el derecho las habitaciones de los
invitados, y separado, atrás los criados y las otras personas que mantenían en funcionamiento la casa.
En el siglo XIX, estas personas estuvieron rodeadas de “sirvientes”4 en la niñez y por su edad
podrían ser pares de los hijos de estos, compartiendo y disfrutando la infancia. También, podrían ser
pares de sus iguales sociales y compartir sus juegos con los sirvientes y con los miembros de sus
grupos sociales. Pero, cuando el individuo, se reconoce socialmente, solo comparte (por su
condición) con sus pares sociales. Reconociendo a sus pares de la infancia “hijos de sirvientes”,
como inferiores sociales.
Fuera de la representación del orden social que se materializaba en el espacio; en la casa se
establecía la organización del tiempo vital para sus miembros. Las mañanas -desde muy temprano-
eran dedicadas al trabajo en el comercio, la agricultura, la política, la producción literaria, entre otras
actividades; estas podían ser desempeñadas dentro, pero por lo general se desarrollaban fuera de la
casa. Las tardes eran para la integración familiar, era el momento en que la familia se reunía e
intercambiaba cuentos, historias, hacían oraciones y sobre todo conversaban sobre asuntos puntuales
de la familia. En las noches se realizaban visitas, personajes ilustres arribaban a la casa para
intercambiar comunicación y compartir con los miembros de la familia; o los Samper se dirigían a las
casas de otros notables para realizar visitas.
Visitar era una práctica usual en los notables, pues era una forma de intercambio simbólico;
esta fue otra estrategia notable para crear, sostener y reforzar vínculos sociales. A través de la
hospitalidad se realizaban intercambios simbólicos y se ubicaban geográficamente los notables por
niveles de importancia, observándose durante todo el periodo estudiado. Los visitantes podían ser de
dos tipos, transeúntes y huéspedes; los primeros eran los que vivían en el mismo lugar donde estaba
radicada la familia e iban a compartir frecuentemente con los miembros de la familia. Los huéspedes
eran aquellos a los que la familia alojaba temporalmente; el tiempo de alojamiento podía ser de uno o
pocos días o a veces de meses.
En la primera etapa, cuando la familia estaba radicada en Honda o Guaduas, las casas de los
Samper se encontraban en la vía de comunicación más importante del país. Su casa siempre estuvo
abierta para sus allegados, y en estas visitas se centraban los aspectos de la vida social, era el espacio
de interacción e intercambio con personajes del medio o de afuera que les ofrecían herramientas para
proseguir con su actuación social. Entre las cualidades de las gentes de Honda que destaca José Maria
Samper se tienen “… serio sentimiento de religiosidad, un espíritu general muy hospitalario y una
notable moralidad en las costumbres” (1971: 42).
En la segunda mitad del siglo XIX, cuando los Samper emigraron a Bogotá, se ubicaron -en
correspondencia con la división del espacio con el orden social- en el centro de la ciudad, lugar de
residencia de las familias principales: la Plaza de San Francisco. Como se dio un ascenso en la
posición de la familia, las visitas también correspondían con personas de elevado prestigio social.
Así, entrada la tarde y la noche para los miembros de la familia se convirtió en el tiempo de las
interacciones con otros notables; es decir, su vida pública. A mediados del siglo XIX, por la aparición
de nuevas forma de sociabilidad, los temas y los personajes cambiaron, además que ya se
4 Respecto al tratamiento de las personas como cosas se puede agregar que durante el periodo de
formación de la familia la esclavitud era una práctica cotidiana. Se ejercía dominación sobre seres humanos
pero socialmente se representaban como objetos que desempeñaban actividades simples necesarias para el
funcionamiento de los espacios materiales o la utilización de recursos para el funcionamiento del grupo. Era
objetos o cosas que se utilizaban, eran significativos de la actividad que realiza para el grupo, generalmente por
un largo periodo de tiempo.
encontraban en Bogotá; siempre se mantuvo la orientación de la división del tiempo vital dada en la
familia.
2.1.1 Rasgos físicos y morales
En las descripciones de miembros de la familia o de la familia en general, siempre se encuentra
una correlación entre rasgos físicos y morales. Esta concepción se deriva del orden social, que
validaba la dominación de miembros de la raza blanca, existiendo una correspondencia entre raza,
carácter, capacidad intelectual y actividades.
Las propiedades asignadas a cada miembro correspondían con el prototipo notable, pero lo
que identificaba y tenían en común era su adscripción al espíritu de familia. Cada uno tenía
propiedades particulares que sumadas, configuraban la organización familiar. Además, en una
tendencia “evolutiva”, se observa que cada generación tenía rasgos propios y cómo a medida que
actuaban se incrementaban las propiedades objetivas, respecto a la acumulación de diversos capitales,
en correspondencia con su importancia en el proceso social colombiano.
La trayectoria de la familia se evidencia de manera progresiva en las actividades y lugares de
actuación de sus miembros; incluso, la mayoría de las características morales y físicas fueron
comunes y constantes en las tres generaciones. La trayectoria evidencia en el desplazamiento
geográfico – incluso lugares de nacimiento y muerte-, debido a que se establecieron en los lugares
que consideraban importantes al final de la trayectoria. El estar y ser parte de los epicentros
simbólicos de poder orientó las acciones de los miembros de la familia.
En la organización familiar la polivalencia en actividades catalogadas como honorables, fue
algo común a sus miembros. El comercio fue -desde la segunda generación con Manuel Samper y
Mudarra, y José Maria Samper Blanco- la actividad económica central de la familia. Esto se ilustra
con la creación de la Casa Comercial Samper y CIA en 1829, que posteriormente involucra a todos
los hijos de José Maria Samper Blanco. Otra actividad importante fue ser abanderados de progreso
de la literatura, las artes y conocimiento científico; entonces, se tienen, literatos, poetizas, artistas,
científicos, abogados, religiosos, economistas y comerciantes. Pero, en la imagen que proyectan, los
caracteriza el espíritu aventurero, de creación de empresa, de iniciativas, de exploración, de creación;
se supone la imagen que desean proyectar en una especie de espíritu burgués5; frente al nobiliario que
caracteriza a otros notables de la Republica.
En cada generación se hacía una clara división sexual, distinguiendo propiedades asociadas a
los hombres y a las mujeres. En los hombres sobresalían la firmeza de carácter, la bondad y
sociabilidad en sus actuaciones guiadas por el cumplimiento estricto de sus deberes, el amor al
trabajo, la participación activa en asuntos públicos, una mediana ilustración en asuntos de política y
de doctrina cristiana. Los rasgos físicos eran un ideal de la raza blanca que correspondían con las
propiedades asociadas al carácter. Pero lo que los distinguía era su comportamiento, expresado en
sus maneras, su porte y su uso civilizado del lenguaje.
Las mujeres encarnaban el ideal cristiano de mujer, guiado por la pureza y el amor a sus
allegados, representado en el modelo de esposa y madre abnegadas. Eran educadas para el
cumplimiento de estos preceptos, aprender a leer para estudiar la Biblia y militar activamente en los
espacios de la iglesia. En este contexto social no se describían los rasgos físicos de las mujeres, pues
sus cuerpos eran la representación de pecado según la doctrina católica, y por ello solo se describían
los rasgos que correspondían con el ideal católico de mujer, su pureza y el amor a sus hijos y esposo.
5 Algunos de los texto que ilustra la relación entre los rasgos físicos y morales de los miembros de la
familia son Samper Agudelo (1972), Samper Gnecco y Otros (1994) e Hicapie (1968). Los tres textos tienen
en común que identifican identifican personas, tiempos y circunstancias particulares, junto con características
morales y físicas que permanecen constante a todas las generaciones.
Incluso en la segunda y tercera generación uno de los factores importantes, que posibilitó a los
miembros de la familia consolidarse en el proceso social, fue que la mayoría de la descendencia de los
matrimonios fueron hombres (ver árbol genealógico). Siete de los diez hijos de los dos matrimonios
de Manuel Samper y Sanz fueron hombres. Del matrimonio de la segunda generación entre José
Maria Samper Blanco y Maria Tomasa Agudelo, de sus ocho hijos siete fueron hombres. En la
tercera generación de los distintos matrimonios derivados de los Samper Agudelo, las diferencias
entre el número de mujeres y hombres se redujo, pero la mayoría de los miembros de la cuarta
generación fueron hombres. Esto ilustra la importancia del género en el orden social colombiano;
pero también ofreció a la familia condiciones objetivas para expandir su ámbito de acción a través de
matrimonio, siempre en correspondencia con la posición que los hombres debían ocupar dentro y
fuera de la familia.
En la tercera generación se observa la división sexual. En las descripciones hechas por José
Maria Samper Agudelo (1971), que trata de representar un espíritu de familia, se observan
compensaciones entre rasgos físicos y morales, entre algunos defectos de carácter con otros atributos
significativos asociados ya al carácter o al comportamiento, los cuales en ponderación eran de mayor
relevancia frente a los defectos.
En los atributos relacionados con el carácter sobresalían las maneras y comportamientos;
algunos efusivos, otros metódicos y moderados. Existiendo relación directa entre disposiciones y
actividades mentales con los comportamientos morales y las actividades físicas. El amor al trabajo, el
espíritu de aventura manifestado en el valor y la osadía, el humor, la disposición a entablar
conversaciones a crear vínculos de amistad y sobre todo el espíritu de familia, los identificaba.
Respecto al cuerpo variaban su contextura, se describían de constitución muy fuerte por las
condiciones del país y físicamente muy atractivos.
La única mujer que se describe en Agripina Samper Agudelo, quien además de comportar el
modelo cristiano de mujer, guiado por la pureza y el amor inmaterial a los suyos, lo alternó con una
actividad propia de algunas mujeres notables de la segunda mitad del siglo XIX: la literatura.
Hipotéticamente, estas mujeres podían acercarse y participar del campo literario por su sensibilidad,
asociada a su condición de mujeres, es decir, a las propiedades místicas que se asociaban a los grupos
inferiores en el orden social.
2.2 Alianzas: matrimonios y negocios
La estrategia que ilustra y materializa la trayectoria social de los Samper en el siglo XIX, es el
matrimonio. Mediante los matrimonios de las tres generaciones se puede observar la importancia de
este tipo de alianza para la organización familiar; el matrimonio católico es el punto nodal de la
organización familiar (ver árbol genealógico). Se convierte en una estrategia de expansión de la
familia, incorporando nuevos miembros procedentes de otros grupos de importancia. El matrimonio
se constituía en un vinculo legal, social y religioso entre grupos de personas a lo largo de sus vidas.
Lo anterior, creaba la interacción funcional entre individuo y familia. Para que una persona
llegara a ser notable necesitaba estar o adherirse a una familia y para que ella perdurara necesitaba de
estas personas. La utilización del matrimonio tenía una misión clara: la vinculación de personas de
por vida a la familia para acumular capitales simbólico, social, político y económico.
El matrimonio simbólicamente contaba con dos dimensiones, por un lado la mística asociada
al modelo católico, a la unión sacramental de un hombre y una mujer; y por otro la funcional
asociada de la vinculación con grupos personas, haciéndose partícipe de su historia, su presente y
sobre todo su futuro. Lo anterior, se evidencia en una carta escrita por Miguel Samper, donde
manifiesta la intensión de su hijo José para casarse con Ana la hermana de Francisco Vergara,
afirmando: “Que sepan, les dice (R.P. Lacordaire en su sermón 69, sobre los jóvenes que buscan
esposa), que unirse a una familia es unirse a bendiciones o a maldiciones y que el dote verdadero no
es el que se escribe en el papel. La dote verdadera sólo Dios lo conoce. Pero los hombres, ayudados
por la memoria, lo pueden conocer también un poco. Buscad, pues, no el oro visible, sino el
invisible; preguntad si la sangre que va a unirse con la vuestra contiene tradiciones de virtudes
humanas y divinas, si ha sido purificada largo tiempo por los sacrificios del deber, si la mano que vais
a recibir se ha juntado con la otra para invocar a Dios, si las rodillas que van a doblarse ante el altar
con las vuestras están acostumbradas a humillarse así con alegría. Preguntaos si el alma es rica en
Dios. Remontaos cuanto podáis en su historia hereditaria, a fin de que, siendo exploradas todas las
raíces, como una mina en que vuestro destino va a echar raíces, detrás de vosotros, sepáis lo que pesa
en la presencia de Dios la generación extraña que va a incorporarse a la vuestra, para formar una sola
para vuestra posteridad” (Samper, 1906: 47 - 48).
El matrimonio ilustra la trayectoria de la familia. La primera generación es la génesis de la
familia notable en el proceso social colombiano, mediante la vinculación entre burócratas
peninsulares llegados por las reformas borbónicas y los notables provinciales “antiguos de la tierra”
que eran descendientes de conquistadores con grandes propiedades e influencia política y social en
sus respectivas comarcas.
La génesis de la familia se presenta cuando Manuel Samper y Sanz en su segundo matrimonio
se vinculó con algunas de las familias prestantes de Guaduas, pero también entró a apropiarse y ser
parte de los capitales simbólico y social que estas familias, que aunque provincianas estaban en uno
de los epicentro de comunicación más importante de la Colonia, pues, era paso obligado de viajeros
e intercambios entre Bogotá, y el resto del país y del mundo.
La segunda generación evidencia la expansión de lazos que van tejiendo la familia Samper,
pues eran notables que estaban en proceso de ascenso. Manuel Francisco, se casó con dos viudas,
una era de las más ricas de Guaduas doña Maria Soledad; Samper era el dependiente o empleado de
confianza de don Joseph de Acosta. El casamiento aparece como una alianza para ascender en la
jerarquía social y a la vez acceder a la riqueza de los nuevos miembros de la familia. Es más, las
diferencias de edad eran muy marcadas tanto que el primer matrimonio generó un escándalo en
Guaduas y la inconformidad de los hijos de doña Maria Soledad (Hincapié, 1968).
Los Samper desde don Manuel Samper y Sanz, iniciaron una cadena de alianzas con las familias
distinguidas de Guaduas, mediante el matrimonio; inicialmente, los descendientes de peninsulares
que llevaban mucho tiempo en el territorio y eso les valía un reconocimiento social como “antiguos
de la tierra”, pero a mediados del siglo XIX, comienzan a darse las alianzas matrimoniales con
extranjeros, principalmente con ingleses o sus descendientes.
Las alianzas matrimoniales son uno de los puntos centrales de la estructura familiar, dado que
éstas se hicieron estratégicamente en una coyuntura determinada aprovechando las circunstancias y
se mantienen en el tiempo como un medio para estabilizar y delimitar la familia. El caso ilustrativo es
José Maria Samper Agudelo, se casa con Soledad Acosta, hija del general Joaquín Acosta, a su vez
hijo de Maria Soledad Pérez de Guzmán y Merchán, quien fue la primera esposa de Manuel Samper y
Mudarra (ver árbol genealógico). Es una especie de circuito, donde las personas hacen movimientos
estratégicos para mantener su posición dentro del contexto social.
En la segunda generación, los matrimonios de Manuel Francisco significaron ascenso social en
la provincia de origen; el matrimonio de José Maria Samper Blanco con Maria Tomasa Agudelo y
Tafur, significó expansión geográfica.
El matrimonio de José Maria con María Tomasa tiene características similares al de Manuel
Francisco, pues el vínculo del Samper que esta en proceso de ascenso social, se hace con una hija de
una familia tradicional de Honda, que era el puerto comercial más importante de la República sobre
el río Magdalena. Este matrimonio y su descendencia, modifican el radio de influencia de la familia,
pues no únicamente se quedan en Honda y Guaduas; van a hacer parte de la “alta” sociedad
bogotana, no como provincianos, sino como capitalinos que tienen sus raíces en provincia. Estas les
sirven de apoyo a su posición social, económica y política, por el supuesto respaldo de las sociedades
de origen y de su familia.
La tercera generación consolida la familia en proceso social colombiano. Después de la
segunda mitad del siglo XIX casi todos los miembros de este tronco de la familia vivieron en Bogotá.
Además, establecen relaciones con notables de sus lugares de origen –Guaduas y Honda-, de otras
provincias importantes, con capitalinos y con notables de ascendencia extranjera. La familia se
amplió en todos los sentidos.
Los matrimonios de la tercera generación se realizaron a finales de la década de 1840 e inicios
de la década de 1850 y estuvieron influenciados por dos fenómenos de cambio en el proceso social
colombiano. En el campo político la llegada de José Hilario López a la presidencia, pues los Samper
en esta época fueron defensores de López y a partir de su elección se abrieron muchos espacios de
actuación a nivel provincial y nacional. En el campo económico, con la liberación del estanco del
tabaco y su exportación a gran escala, los Samper tuvieron una expansión económica, debido a que la
bonanza del tabaco se presentó en la zona del Valle del Magdalena, donde ellos tenían sus haciendas
y su casa comercial. La familia, a través del comercio del tabaco, consolidó su casa comercial y
acrecentó su capital económico.
La llegada de López a la presidencia, el auge del comercio tabacalero, la tradición de la familia y
la ilustración a la que por medio de la educación universitaria habían recibido algunos miembros de la
familia; definieron las estrategias matrimoniales de la tercera generación. Ellos emparentándose con
grupos de notables, con sus iguales sociales, conformaron alianzas; consolidándose a nivel nacional.
Los rasgos de los matrimonios de la tercera generación se pueden ver en Parra (1985), Samper
Gnecco (1994), Hincapie (1968) y Loaiza Cano (2004). Este generación teje la urdimbre de las
alianzas matrimoniales, consolidando la familia y expandiendo de forma definitiva su ámbito
geográfico. A continuación se ilustran algunos ejemplos:
Con el matrimonio de Manuel Samper Agudelo se observa una práctica de endogamia
tradicional de los notables, pues al enviudar de Eloisa Uribe, se casa con Maria Francisca Uribe; es
decir, se casa con dos hermanas. Antonio Samper Agudelo se casa con Zoila Virginia Uribe, hermana
de las dos esposas de Manuel. Pero el caso de endogamia latente es Silvestre Samper Agudelo; en su
primer matrimonio se casa con su prima–hermana Aminta Samper, al enviudar se casa con Helena
Sánchez Domínguez, prima de la esposa de su hermano Miguel.
El matrimonio de Miguel Samper Agudelo con Teresa Brush de Domínguez se presenta como
un nuevo paso en la expansión de los capitales simbólico y económico. Teresa pertenecía a una
familia que combinaba a notables “antiguos de la tierra” y comerciantes ingleses atraídos por el
negocio del tabaco. Lo importante con la unión fue que Miguel se vinculó a la tradición inglesa,
sumada a la española que ellos se empeñaban en representar.
Los matrimonios de José Maria, también tienen especiales características. Su primera esposa
Elvira Levy, era hermana de su compañero de estudio y amigo personal Emilio Levy. Esta unión
tenía tres componentes: se casó con una persona que hacía parte de espacios de sociabilidad que se
estaba desarrollando a mediados del siglo XIX; segundo, los Levy hacían parte de los notables
capitalinos; y tercero eran de origen inglés, lo cual al igual que Miguel los hacia parte de una tradición
europea diferente a la española.
El matrimonio con Elvira duró muy poco; así que José Maria vuelve a su región natal después
de estar domiciliado en Bogotá y en Guaduas conoce a Soledad Acosta Kemble su segunda esposa y
una de las mujeres ilustradas más importes de la segunda mitad del siglo XIX. Soledad era hija de
Joaquín Acosta y Carolina Kemble Rou, quienes contrajeron matrimonio en Terry Town un pueblo
cerca de Nueva York en 1931, siendo padrino del matrimonio Francisco de Paula Santander
(Samper, 1995, 135). Joaquín fue uno de los personajes más importante de la primera mitad del siglo
XIX en Colombia.
El matrimonio de Agripina es estratégico. Se casa con uno de los hombres más importantes de
la vida pública colombiana de la segunda mitad del siglo XIX. Manuel Ancizar, fue participe al igual
que los hermanos Samper de todos los asuntos públicos importantes y fundador de innumerables
asociaciones en por de la defensa de las artes, la ciencia y la cultura en general. Y a la vez, Ancizar, es
integrado a una de las familias más ricas y prestigiosas del país (Loaiza, 2004)
3. Los campos de actuación de los Samper
Los campos como categoría abierta y relacional en el sentido de Bourdieu, se aplican parcialmente
en el presente contexto; pues, aunque sirven analíticamente para dar cuenta de las trayectorias de los
miembros y de la familia; en el espacio social no existió autonomía en los campos, ni capitales
exclusivos. Estos ámbitos de prácticas no estaban claramente separados; más bien se yuxtaponían,
debido a que en la mayoría de los casos las posiciones importantes estaban ocupadas por las mismas
personas. Así, no existían campos definidos, sino lo que se podría llamar campos en formación, pues los
distintos aspectos de la vida social, estaban entrelazados. A continuación se hará uso del concepto de
“campo” con estas restricciones.
Los campos tenían directa relación con el orden social. Las posiciones de las personas
correspondían a sus lugares en la jerarquía social, en la cual los capitales importantes eran el
simbólico, el social y el económico. En un segundo plano se encontraban los capitales específicos de
los campos. Por un lado, el capital simbólico estaba basado en el honor fundado en la creencia en la
superioridad racial, social y moral que jerarquizaba a los distintos grupos sociales; y por otro el capital
social estaba basado en las conexiones sociales entre iguales sociales, es decir, entre notables. El
capital económico se representaba en negocios y posesiones materiales. La participación en los
diferentes campos permitía a los notables acumular el capital propio de cada campo (político,
educativo y económico) e incrementar su capital simbólico y su capital social fortaleciendo de este
modo su posición dominante.
Los dos motivos de la participación de los notables en los diferentes campos fueron alcanzar
representatividad social y mejorar sus condiciones de existencia, es decir, sobresalir, distinguirse
socialmente, mejorar sus condiciones de vida e incrementar el patrimonio. Esto los llevaba a
participar en los asuntos sociales, económicos, políticos, culturales y en otros que parecieran
importantes y se manifestaba en la polivalencia (capacidad de actuación en distintos campos) de los
notables del siglo XIX. Al respecto, José Maria Samper afirma: “Raro es el hombre entre nosotros
que vive o puede vivir exclusivamente de una profesión liberal. No hay suficientes elementos sociales
para que el abogado se sostenga y haga fortuna solamente con la abogacía, ni el médico – cirujano
con la medicina y cirugía, ni el ingeniero con los trabajos de ingeniería. El profesorado, el comercio,
la agricultura y aun los puestos políticos son por lo común auxiliares casi necesarios de aquellas otras
profesiones” (Samper, 1971: 216).
La posición como grupo legítimo en el orden social y la participación en un grupo familiar
definían en buena medida la trayectoria de las personas en los distintos campos. Es decir, la
formación del habitus en la familia, incorporaba sistemas de disposiciones y esquemas de percepción
basados en la experiencia con el mundo social desde una posición particular. Los individuos y el
grupo familiar actuaban en conformidad con los parámetros establecidos en la familia, que buscaban
resguardar y fortalecer el prestigio social. En la práctica, los parámetros dados en la familia se podían
ajustar y modificar de acuerdo a las nuevas realidades y a nuevos elementos producto del tránsito por
los campos.
La sucesión de las generaciones y la división sexual del trabajo, son dos elementos que
organizan la trayectoria de la familia en los distintos campos. La participación de las generaciones
muestra una curva ascendente de la primera hasta la tercera, es decir una ampliación y diversificación
continua de campos y posiciones de poder ocupadas por sus miembros. La división sexual del
trabajo asigna a los hombres la participación en todos los asuntos públicos importantes del
momento, mientras las mujeres tuvieron un papel secundario. Sin embargo, las mujeres
desempañaron un papel fundamental en la formación del habitus, en la reproducción del espíritu de
familia y en el mantenimiento de los miembros en diversos campos.
3.1 Campo educativo
La incursión de algunos de los Samper en el campo educativo estaba orientada a acumular
capital cultural, simbólico, pero sobre todo social, al vincularse a otros notables con conexiones
concretas y al compartir espacios y obligaciones con estos. Esto estaba soportado en la acumulación
de capital educativo objetivado en titulaciones, productos y disposiciones.
El capital simbólico en el campo educativo se manifestaba en la visión “naturalista” que tenían
los notables del siglo XIX. Como representantes de la “raza blanca” miembros de una descendencia
sin “manchas” pero con unas condiciones de vida materiales difíciles, los Samper reunían unas
propiedades –hipotéticamente- “naturales”, sintetizadas en la correspondencia entre inteligencia,
carácter y rasgos físicos, que les posibilitaba trayectorias significativas en el campo educativo. “…Si
para el cuerpo hay una gimnástica de los músculos y de todos los sentidos, para el alma hay otra de
todas las facultades de la sensibilidad moral y del pensamiento (…) estas facultades se desarrollan
mas o menos, se perfeccionan, pervierten o deprimen, según la dirección que se les imprime con la
educación y el influjo de la herencia” (Samper, 1971: 31 - 32).
La educación se iniciaba en la familia. Las representaciones y las visiones de mundo eran
incorporadas en los primeros años de vida; a medida que avanzaban en su proceso de socialización se
adquirían disposiciones prácticas eficientes para enfrentar las luchas en el medio social; en su mayoría
provenían de la familia, pero también eran incorporadas en otros campos.
La educación, sobre todo la universitaria, fue durante el siglo XIX, un criterio de distinción
social, debido a que su acceso era exclusivo de los hijos de las familias prestantes. Además, desde
fines de la Colonia, los notables habían incursionado en profesiones liberales, especialmente en el
derecho. El título de abogado, les permitía participar en altos cargos del Estado, y les proporcionaba
herramientas simbólicas fundamentales para desarrollar sus trayectorias. Colombia en el siglo XIX,
fue pensada y dirigida por abogados.
La diferencia entre la primera, la segunda y la tercera generación, es que esta última tuvo una
educación universitaria. La educación superior era propiedad exclusiva de los hombres. Mujeres
como Agripina Samper y especialmente Soledad Acosta de Samper se destacaron como ilustradas,
pero no accedieron a la educación superior.
En la trayectoria de los Samper, la participación de José Maria y Miguel Samper en la
universidad, tiene directa relación con el ascenso social de la familia. Esto corroboró el tránsito de
notables provinciales a capitalinos. Las herramientas adquiridas mediante los estudios universitarios y
el título de abogados, sirvieron para ampliar el radio de acción y la importancia de la familia en el
proceso social colombiano.
La educación de Agripina y Soledad, a pesar de permitirles un lugar en las letras colombianas
del siglo XIX, se dio de acuerdo al modelo de mujer católica. Así, a pesar de destacarse, las figuras de
sus esposos Manuel Ancizar y José Maria Samper Agudelo las opacaron. Soledad y Agripina
asumieron su papel en el campo educativo, en correspondencia con este modelo de mujer; ellas no
accedieron a un capital educativo objetivado por medio de la titulación.
todos los grupos sociales, la categoría de ciudadano -que podía votar, participar en asuntos públicos y
ocupar puestos estatales-, fue definida mediante una reglamentación que excluía a los grupos
poblacionales mayoritarios (Garrido, 1993). Así, al no estar especializado, ni tener autonomía el
campo político, los capitales simbólico y social se necesitaban al lado del político y el económico.
Los notables en el siglo XIX participaron directamente en la configuración del Estado y la
Nación. Por la significación de estas tareas, en correspondencia con el orden social, en ellas
participaban personas que se distinguieran por su origen social, educación, riqueza, comportamiento,
fisonomía y modales. El escenario político, el “foro”, era destinado a “hombres civilizados”, pues en
el desarrollo de estas tareas, ciertos hechos se convertían en “hazañas” que iban directamente a
acumular los capitales de los notables en sus trayectorias. Las “hazañas” eran propiedad exclusiva de
letrados y de “hombres de mundo”, que con su labor civilizatoria trataban orientar la República.
A pesar de los cambios que introdujo la Independencia, de las reformas legislativas y los
intentos de reestructuración del Estado, en la práctica el modelo Habsburgo de organización estatal
prevaleció a lo largo del siglo XIX. Es decir, un modelo, en el cual la nueva República estaba en
deuda con ellos, por la participación de sus familias en la configuración de la nación y en especial de
sus acciones en momentos específicos. Por esto, entendían su participación en el Estado como forma
de cobrar esa deuda a través de la apropiación de bienes, recursos y orientaciones del Estado, como
sí fueran propios. La nueva república tenía que pagar el precio de ser ellos los “elegidos”, tenía que
pagar por los servicios prestados.
A partir de esta concepción del modelo Habsburgo, las familiares extensas fueron el medio
para permear la organización estatal y participar en cargos y asuntos públicos importantes. Desde la
Colonia, algunas familias dominaban el campo político en las pequeñas poblaciones; con la llegada de
la independencia el ámbito de acción - en algunos casos- se extendió, a nivel regional y luego
nacional. Este fue el caso de la familia Samper.
3.2.1 Participación en política
El objetivo básico de la participación de los miembros de la familia en el campo político era
acumular capital político, simbólico, social y económico, para sí y para la familia en general. La
flexibilidad de la familiar era un elemento indispensable en el cumplimiento de este objetivo. En el
contexto conflictivo del campo político del siglo XIX colombiano, las familias notables pusieron en
marcha estrategias que la ayudaron a mantener su posición y a mejorar su trayectoria. Una estrategia
fue que sus miembros participaran de forma directa en los asuntos importantes; pero en los
conflictos siempre existían bandos triunfadores y perdedores. El gran número de personas
pertenecientes a la familia, le permitió hacer presencia en los bandos en conflictos de modo que,
independientemente de quien ganara, siempre había miembros entre los triunfadores.
El carácter de la familia notable en la política radica en que su cohesión y sus intereses, se
preservaban por encima de las divisiones entre bandos. Cualquiera que fuera el bando ganador o
perdedor, las estrategias de reconversión empleadas hacían que la familia no se viera muy afectada en
sus capitales por los conflictos y que incluso acumulara nueva propiedades. Cuando los conflictos
políticos generaban pérdidas grandes, la familia era capaz de reconfigurarse para recuperar los
capitales perdidos, aliándose incluso con sus rivales políticos. Este era el juego notable de la política.
En las elecciones a cargos importantes los miembros de la familia podían participar de forma
directa o indirecta. De acuerdo al momento histórico, generalmente uno de los miembros era
dirigente u organizador de las acciones; aún cuando no ofrecía su nombre para la competencia por
cargos de poder, estaba detrás del candidato. El éxito del candidato promovido por la familia se
manifiesta después de su posesión en la relación con los miembros de la familia que le ayudaron en
su campaña. Si respondía a las expectativas tenía una carrera destacada en el ámbito gubernamental;
pero sí, por el contrario no era aceptado por los miembros principales de la familia, su mandato era
trayectoria de la familia evidencia el asenso social de los miembros y la evolución generacional de los cargos;
existiendo una relación directa entre el prestigio y poder de la familia y los cargos ocupados. A mayor
importancia de la familia, más importantes eran los cargos ocupados por sus miembros. Ver: (Samper, 1994,
187 - 199)(Hinds, 1976, 90).
3.3.1 El tabaco
Desde la década de 1830 las familias principales de la región de Mariquita (centro de Colombia)
manifestaron su intensión de participar en el negocio del tabaco, que era monopolio del gobierno
por medio del Estanco. La primera inquietud que se referencia de la familia y su participación en el
negocio del tabaco es una propuesta de Juan Antonio Samper Blanco en 1837, al gobierno nacional
para el traslado de la Factoría de Tabaco de Ambalema a Honda (Biblioteca Nacional. Fondo Pineda
257. Pieza 1, 1837) La expansión real de los negocios familiares se realizó con la comercialización del
tabaco en el valle del Magdalena.
La caída del estanco del tabaco a final de la década de 1840, la incursión de la casa comercial de
forma directa en el negocio del tabaco y la llegada de José Hilario López a la presidencia, determinó
las estrategias matrimoniales de la tercera generación de los Samper, pero también su trayectoria en el
campo económico. A comienzos de la década de 1850, la casa comercial más importante de la región
de Ambalema era “Montoya y Sanz” con capital inglés. La casa comercial de los Samper ocupaba un
lugar secundario, pero en 1851 José Maria Samper Agudelo fue nombrado Jefe del Cantón de
Ambalema por el presidente López; ese mismo año su hermano Miguel fue nombrado Jefe del
Cantón de Mariquita. Los dos hermanos Samper eran simultáneamente los jefes administrativos y
políticos de la región tabacalera más importante del país. Esto influyó de forma directa en la
consolidación de la casa comercial Samper en el negocio del tabaco. A partir de 1851 los Samper
entran de forma directa en el negocio.
La importancia de la casa comercial Samper en el negocio tabacalero, se fundamenta en la
modalidad de compra del tabaco a los cosecheros, pues según Cristina Rojas: “Durante el auge del
tabaco (en la región de Ambalema) la gran hacienda reemplazó el sistema de cosecheros. Las
relaciones de producción cambiaron a un sistema de aparcería o a una mezcla de trabajo a destajo y
arrendamiento: el hacendado rentaba las tierras y los campesinos adquirían la obligación contractual
de vender la cosecha a un precio acordado con anticipación. El campesino quedaba en deuda con el
hacendado por su subsistencia y la de su familia.” (Rojas, 2001: 250)
En Ambalema, existía una relación directa entre las haciendas y las casas comerciales. En
general, las haciendas pertenecían a las casas comerciales y sólo en muy pocos casos existía
separación entre estas dos entidades económicas (Rojas, 2003: 48 - 55). El objetivo básico de las
casas comerciales era monopolizar los intercambios económicos: compraba a los cosecheros el
tabaco, y les vendía desde mercancías y licores importados, hasta el agua para consumo humano.
La “tienda de raya” fue el centro de este sistema de trabajo. Por medio de la tienda, las casas
comerciales surtían a los cosecheros – en su mayoría arrendatarios de las tierras de la casa comercial
– de los bienes de primera necesidad y las herramientas e insumos que empleaban en el cultivo. Esto
se hacía durante las etapas de siembra y cuidado del cultivo; cuando llegaba la hora de la producción,
las casas comerciales recibían el producto y hacían cruce de cuentas con lo dado a los cosecheros
durante todo el proceso. En esta transacción los cosecheros intercambiaban el tabaco producido a un
precio fijado con antelación, por las deudas derivadas del proceso de producción; en el mejor de los
casos les quedaba un pequeño excedente, pero en la mayoría quedaban con deudas que deberían a
pagar con la siguiente cosecha (Barragán, Rojas y Torres, 2003)
No obstante, la casa Samper fue una de las primeras en cambiar esta modalidad en perjuicio de
las casas rivales, pues compraba en efectivo el tabaco cultivado en cualquiera de las haciendas de las
casas competidoras. Mientras las otras casas invertían en todo el proceso productivo, los Samper sólo
compraban al final del proceso, obteniendo una ganancia grande y dejando conformes a los
cosecheros pues recibían dinero. Como es obvio, esto trajo enfrentamientos con casas comerciales
rivales, algunas quebraron, pero al final del proceso los Samper salieron vencedores.
Arango, 1885, Miscelánea 1294, Pieza 10); Antonio era hijo de Miguel Samper y Tesera Brush, y
contrajo matrimonio con Paulina Sordo Menéndez, hija de Juan Sordo.
En 1895 se suscribe un contrato entre el Estado colombiano y la sociedad Samper Brush y Co,
compuesta por Miguel Samper y sus hijos, para crear la empresa de energía de Bogotá, llamada “The
Bogotá Electric Light Co.”, y en 1899, Teresa Brush de Samper enciende las primeras lámparas de
luz eléctrica en la capital.
3.3.5 Modernización económica
Durante la segunda mitad del siglo XIX, los Samper se presentan como modernizadores en
diversas actividades económicas. Al igual que en el campo político, la “modernización” consiste en
importar modelos de Europa o los Estados Unido, en este caso, se trata de actividades, maquinaria,
formas de administración, técnicas, y organización de información. Esta actuación les valió que
fueran considerados como grandes innovadores en diversos procesos y actividades económicas.
Como “periféricos”, los notables incorporaron una visión económica que consagraba,
legitimaba y aprovechaba la división internacional del trabajo, según la cual, unos países producían
los adelantos técnicos y los productos manufacturados, y otros exportaban productos tropicales o
exóticos para los mercados de Europa y Estados Unidos. Durante el siglo XIX, no se encuentran
esfuerzos sólidos de producción manufacturera y los importadores llegaron a constituir el grupo
económico más fuerte en Bogotá, Medellín y otros centros de comercio (Palacios, 2002: 435).
Mediante lazos comerciales, los viajes y la residencia temporal en Europa y Estados Unidos,
además de las alianzas matrimoniales, los Samper se encontraban en permanente contacto con los
avances económicos del mundo “civilizado”. La importación de bienes materiales o simbólicos los
convirtió en innovadores en muchos procesos y actividades. Como resultado del comercio
internacional, en la década de 1850, se vio la necesidad de crear bancos y mejorar las comunicaciones
pero la banca comercial solo se generalizó en la década de 1870. El Banco de Bogota se abrió en
1871, siendo uno de sus fundadores Miguel Samper. Las vías de comunicación sólo se mejoraron a
finales del siglo XIX.
A finales del siglo XIX, los Samper participan en el campo de los servicios públicos,
importando maquinaria inglesa para The Bogotá Electric Light Co que proporcionó luz eléctrica a
Bogotá. Esta fue una de las primeras empresas de servicios públicos del país. En 1914 se crea la
fábrica de Cementos Samper, la primera en este género en el país; asociada al negocio de la
construcción y la urbanización de Bogotá.
3.4. Otros campos significativos
Existen otros campos de actuación en la trayectoria de los miembros de la familia , en especial
de Miguel y José Maria Samper Agudelo. Son inseparables de los ámbitos familiares y se relacionan
directamente con los campos mencionados anteriormente. Son ellos la ilustración y la participación
en asociaciones políticas, religiosas o socio – raciales.
3.4.1 La Ilustración
Se entiende el campo de la “lustración” como el conjunto de prácticas y obras culturales y
simbólicas que tienen como propósito conservar y fortalecer el legado del “conocimiento civilizado”
y su papel orientador en la configuración de la nación, tarea de la que se sienten depositarios los
Samper y otros notables. Este proceso se realizó principalmente al margen de la educación formal, en
círculos pequeños y exclusivos, portadores de una autoridad simbólica que les permitió convertir su
visión del mundo en la visión dominante y legítima.
Las titulaciones universitarias también representaban “ilustración” como propiedad
incorporada a los habitus que actuaba como capital simbólico y otorgaba beneficios de distinción a los
notables. La ilustración era una herramienta simbólica, propiedad exclusiva de los notables,
encarnada en las figuras de los letrados. Estos eran los encargados autorizados para nombrar,
interpretar y prescribir, en sus discursos, textos y acciones orientaban, legitimaban o deslegitimaban
los procesos o los conflictos que se presentaran.
Los notables no solamente participaban en la configuración de la nación y organización del
Estado, sino también en la formación y consolidación de campos importantes en el proceso social
colombiano de la segunda mitad del siglo XIX como la educación, el periodismo, la vida intelectual.
Los Samper hicieron presencia en todos los asuntos importantes de la vida pública colombiana
siendo tres las figuras sobresalientes en este aspecto: Miguel, José Maria y Soledad Acosta de Samper.
Miguel Samper es considerado el más importante economista político de Colombia en el siglo
XIX (Rojas, 2001: 192). De José Maria Samper se dice, fue una de “las personalidades destacadas del
pensamiento latinoamericano y caribeño del siglo XIX”. (Rojas, 1991: 39) Jaime Jaramillo Uribe
propone a José Maria y Miguel como dos de los grandes pensadores de la Colombia del Siglo XIX,
dedicando varios capítulos a sus obras culturales y simbólicas (Jaramillo, 2001: XIV – XV). Respecto
a Soledad Acosta de Samper, Carolina Alzate sostiene que “es tal vez la escritora colombiana más
importante del siglo XIX colombiano y se encuentra dentro de las más importantes de la época en
Hispanoamérica” (Alzate, 2004: XIII),(Samper, 1995: 133).
La producción de bienes simbólicos
Los discursos y en especial la palabra escrita, los textos, que producían los notables daban un
orden y sentido a las cosas y en especial a la realidad. “Los textos naturalistas, jurídicos, políticos,
sociológicos, etnográficos y geográficos se constituyeron en estrategias de poder, por medio de las
cuales sus escritores emergían como poseedores del conocimiento de la nación y, por ende, como
parte de la élite nacional”. (Arias, 2005 : 34) Incluso “la literatura fue parte integral de la campaña de
construcción de la nación puesto que transmitía a sus lectores ideas y sentimientos” (Rojas, 2001:295)
En la producción de bienes simbólicos, se destaca en primer lugar José María Samper; quien
escribió durante su prolífica vida intelectual, numerosos textos variados temas y diversos géneros;
pero no es posible identificar ejes centrales en su producción intelectual. Sus textos responden a
conflictos específicos que se desarrollaron en determinadas coyunturas históricas y se basan en la
defensa de sus ideas y de sus aliados o en la crítica a las ideas o a las personas que en esos momentos
eran sus opositoras. Además, desde los 15 años hasta su muerte contribuyó con artículos para
periódicos en distintos lugares. Miguel Samper, con una obra menos prolífica que la de su hermano,
tiene textos importantes, la mayoría centrados en problemas de economía política.
La producción intelectual de Soledad Acosta de Samper merece un lugar aparte. Aunque tiene
una obra un poco menos prolífica que la de su esposo, ésta tiene una relevancia inusitada, pues no
era común en el siglo XIX colombiano que una mujer tuviera estas disposiciones para el trabajo
intelectual. Otra mujer de la familia que incursionó en la poesía fue Agripina Samper de Ancízar ;
su producción no se igualó con la de Soledad pero es de importancia.
Los viajes a Europa
Desde Francisco de Paula Santander, el viaje a Europa se convirtió para los notables en un
símbolo de poder y prestigio (Rojas, 2001: 289). Se basaba en el anhelo de contacto con la
civilización, por lo cual, se convirtió en una de las acciones imprescindibles en la vida de la notables.
Pero, no era únicamente desplazarse por el viejo continente lo que alentaba a los notables, sino
establecer vínculos con personajes destacados de los países europeos, durante el viaje y
posteriormente por medio de la correspondencia. Era una forma de acumular capital simbólico y
social, pero también para los comerciantes una forma de establecer vínculos y observar sus negocios
en ciudades europeas.
Muchos notables del siglo XIX escribieron las memorias de su viaje; entre ellos José Maria
Samper. Era importante llevar a toda o parte de su familia; por ello José Maria desde 1858 a 1863
viajó con Soledad y sus hijas, recorriendo parte del viejo continente. Por su origen y educación,
Soledad, también viajó frecuentemente a Norteamérica y Europa, y después de la muerte de su
esposo se radicó en París. Miguel Samper también desarrolló este ideal cosmopolita, realizó tres
viajes a Europa: en 1862, en 1866 y en 1873.
José María y Miguel, por sus matrimonios con Soledad Acosta de Samper, y Teresa Brush,
hablaban francés e inglés. Sin embargo, a pesar del capital simbólico los notables colombianos en
Europa y Estados Unidos eran tratados con “bárbaros”, es decir, como inferiores. Ellos trataban por
todos los medio de involucrarse en los espacios de las elites de estos países, pero, por lo general,
fueron “marginados”. Por ello, su viaje y los contactos sólo eran simbólicamente importantes en el
país, por ello no se radiaron en estos países.
3.4.2 Participación en asociaciones
Al igual que la ilustración, la participación en asociaciones era muestra de distinción y
relevancia social. Las asociaciones importantes para los notables, eran las que pretendían identificarse
con la “civilización”; es decir, que fueran representantes de Europa o Estados Unidos. Por ello, en
su condición de coloniales, el pertenecer de estas era una necesidad.
La asociación podía ser fundada directamente por extranjeros o eran los mismos notables
quienes establecían contactos con ellos o trasplantaban los modelos asociativos que descubrían en
sus lecturas o en sus viajes. Los tipos variaban según los intereses del momentos, pudieron ser:
académicas, políticas, artísticas, sociales, deportivas, profesionales, religiosas, etc.
La posición ocupada en las asociaciones iba en relación directa con la posición de la persona o
la familia en el orden social. De acuerdo a la coyuntura, a la participación de las personas y los que
representara la asociación, se asignaba la importancia de la misma y las luchas que debían enfrentar
los notables para alcanzar posiciones importantes dentro de ellas.
4. A modo de cierre
La trayectoria de los Samper en el siglo XIX revela características propias como familia
notable. El funcionamiento de la figuración se articulaba en torno a dos ejes: por un lado la
protección y la proyección de sus miembros dentro y fuera de la familia; y por otro, el
mantenimiento y la expansión de la familia en el tiempo. Estos se desarrollaron a partir del carisma
de grupo que se constituía en una carga axiológica cuyo fin era producir y consolidar identidad social.
Estos valores familiares, este ethos de clase, se combina con la defensa no pocas veces estratégica, de
intereses concretos, reforzándose mutuamente y generando integración y cohesión entre sus
miembros, favoreciendo actuaciones en conjunto en circunstancias y momentos concretos, pero
sobe todo en lo largo plazo.
En la trayectoria de los Samper se evidencia una interdependencia entre los miembros y la
familia. Desde la primera generación se observa un proceso paulatino de división de funciones y
especialización de sus miembros en actividades y representando determinados atributos. En la
práctica social la interdependencia se basaba en la complementariedad de actividades y atributos de
sus miembros, que integrados constituían las propiedades de la familia en conjunto.
La principal estrategia utilizada para el mantenimiento y expansión de la familia fue el
matrimonio que se proponía como un intercambio material y simbólico entre grupos (Bourdie, 1994:
38). Las alianzas matrimoniales tenían como función incrementar el acumulado simbólico de la
familia, estableciendo nexos con otros grupos de notables y participando de su carisma. Pero,
además, obedecían a intereses materiales concretos como vinculaciones sociales y generalmente
relacionadas con la obtención de un futuro económico promisorio.
Otra estrategia utilizada fue la polivalencia, es decir la capacidad de actuación de los miembros
de la familia en diferentes campos en el espacio social, y por ende la presencia de la familia en los
comparativos que consideren redes familiares en distintas regiones y periodos puede contribuir a
una mejor comprensión de procesos históricos y sociales. El estudio de los grupos de poder, de sus
prácticas y sus estrategias es todavía incipiente en el país; adelantarlo permitirá desmitificar algunas
interpretaciones de la historia nacional y establecer el papel de familias extensas en sus justas
dimensiones.
Generación I
1 Manuel Samper y Sanz (Zaragoza 1745 – Guaduas 1815)
1e1 Ana Maria Mudarra y Gutiérrez
1e2 María Josefa Blanco y Montero (Guaduas 1765 – 1855)
Generación II
Generación III
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* Paola Bayle: y Juan José Navarro son Becarios de Posgrado Tipo I del Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas CONICET, con sede en el Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y
Ambientales (INCIHUSA) - Centro Científico Tecnológico (CCT) Mendoza.
continente, discusiones que oscilaron desde plantear una alienación cultural absoluta hasta formas
relativas de imperialismo cultural. Estudios recientes destacan situaciones específicas de dependencia
académica que caracterizan a los campos científicos en los países periféricos, así como también
etapas de mayor expansión y libertad intelectual (Beigel, 2008).
En el marco de la búsqueda de mayor grado de autonomía para la actividad intelectual de la
región, podemos ubicar la creación de centros regionales de investigación en Ciencias Sociales que
dan lugar al proceso de institucionalización y modernización de estas disciplinas en América Latina.
De este modo, nacen la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 1948), la
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO, 1957) y su par el Centro Latinoamericano
de Pesquisas en Ciencias Sociales (CLAPCS, 1957) y una variedad de institutos y centros de
investigación públicos o privados asentados en determinados campos nacionales: El Colegio de
México, uno de los centros de investigación de carácter público, precursor en esta área por su
temprana creación en 1940 por el Gobierno Federal, el Banco de México, la Universidad Nacional
Autónoma de México y el Fondo de Cultura Económica; el Centro de Estudios del Desarrollo
(CENDES), para el caso venezolano, en funcionamiento desde 1961 y el Instituto Torcuato Di Tella
(ITDT), creado en 1958 (King, 2007; Neiburg y Plotkin, 2004; Longoni, 1995), entre otros.
En este contexto se ubica la voluntad de diversos centros de investigación nacionales, públicos
y privados, por crear el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), una suerte de foro
supranacional que resolviera problemas tales como la obtención de recursos financieros, trabajos de
investigación conjunta e intercambios de recursos humanos entre los centros. Según sus
Documentos Constitutivos, los antecedentes de esta institución datan de 1964, a partir de la
recomendación, surgida en la Conferencia sobre Sociología Comparada, realizada en Buenos Aires (en el
Instituto Torcuato Di Tella, con el patrocinio del Consejo Internacional de Ciencias Sociales y la
UNESCO), de formar un organismo de coordinación de institutos y centros latinoamericanos de
investigación en Ciencias Sociales.
CLACSO reunió a centros de investigación públicos y privados en Ciencias Sociales de varios
países de América Latina. Su creación respondió, entre otros, a la visualización de la situación de
dependencia respecto de los centros del Norte, por lo que un grupo de investigadores1 se propuso
crear un foro que articulase a centros de investigación en Ciencias Sociales cuya autonomía2 les
permitiera definir y abordar problemáticas latinoamericanas.
En varios de sus discursos fundacionales se hizo referencia a la necesidad de latinoamericanizar a
las Ciencias Sociales, entendiendo a este proceso como un conjunto de políticas académicas
concretas: creación de posgrados regionales, concesión de becas para permanecer en América Latina,
estimular el estudio problemáticas latinoamericanas, fortalecer a centros de investigación de zonas
llamadas deficitarias en el desarrollo de estas ciencias (noroeste argentino, algunos países
centroamericanos, Paraguay, etc. ).
1 Es necesario entender la creación de CLACSO en relación con múltiples factores intra y extra
académicos, cuyas instancias previas datan desde principios de la década del sesenta. Su constitución surgió, en
parte, como contrapartida a la idea propuesta del Social Science Research Council (SSRC) de EEUU, de crear
un consejo a su imagen y semejanza. Así, un grupo de cientistas sociales latinoamericanos creyó que era
necesario que un Consejo que coordinara nuestros centros e institutos de investigación en Ciencias Sociales
estuviese conformado por intelectuales de la región. En el año 1966 se conformó una Comisión Organizadora
compuesta por: Enrique Oteiza, Aldo Ferrer, Osvaldo Fals Borda, Felipe Herrera, Helio Jaguaribe, Luis
Landes, José Matos Mar, Carlos Massad, Raúl Prebisch y Víctor Urquidi.
2 Según los documentos constitutivos de CLACSO, la autonomía de un centro radicaba principalmente
en la capacidad de la institución para poder investigar temáticas sin la coacción de los fondos económicos o de
los organismos institucionales que los sustenten.
3 Esta iniciativa, a la que se iba a sumar el Instituto de Estudios Peruanos, estaba orientada a obtener
Independientes (CAI), que podemos ubicar entre fines de los años ´50 o principio de los ´60 en Argentina
(Brunner 1987, Thompson 1994, Sigal 2002, Neigburg y Plotkin 2004). Es decir, los CAI surgen, en parte,
como una instancia de investigación que intenta desligarse de la politización creciente de las instituciones
académicas tradicionales (Neigburg 1998, Suasnábar 2004), politización que tomó la forma de intervención,
desde el período peronista y con posterioridad a 1955, aunque con características diferentes.
Podemos rastrear dos reuniones previas donde se formuló el proyecto de esta Comisión: la primera en
6
Bogotá el 12 de octubre de 1967 y la segunda en Buenos Aires el 23 de noviembre de 1967. Ver Memo de
CLACSO 5/67. (18 de Diciembre de 1967)
7 Memo CLACSO, 5/67, 18 de diciembre de 1967.
8 CLASCO Questionnaire, pág. 93.
“en carácter de coordinadores interinos, Oscar Cornblit y (IDES) y Jorge García Bouza (ITDT) y lo
integran los siguientes investigadores:
“Julio Barbosa (Universidad Federal de Mina Gerais)
“Julio Cotler (Instituto de Estudios Peruanos)
“Helio Jaguaribe (Instituto de Pesquisas Universitarias da Sociedade Brasileira de Instrucao, Rio)
“Glaudio Ary Dilllon Soares y Torcuato Di Tella (nombrados en carácter personal)
“Olga Oliveira Silva (Centro Latinoamericano de Pesquisas Sociais, Río de Janeiro)
“Luis Ratinoff (CENDES, Caracas)”9
último de esta encuesta era fijar las prioridades de la propia Comisión de Trabajo a través de un
consenso general.11
Para 1970 ya habían sido realizados los inventarios en Argentina (18 instituciones relevadas,
incluidas el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) y en Chile. Sin embargo, según los
documentos oficiales de CLACSO, en el período 1971-1972 comienzan a vislumbrarse problemas
con el funcionamiento de esta Comisión: inconvenientes económicos y tecnológicos impiden
alcanzar los objetivos propuestos a corto plazo y obligan a un replanteamiento de las actividades. Las
estructuras académicas de los países periféricos develaban su anclaje en otras estructuras con sus
debilidades históricas.
En un informe de Octubre de 1971, el nuevo Secretario Coordinador, Manuel Mora y Araujo
(Fundación Bariloche), admite lo ambicioso del proyecto inicial y plantea la necesidad de repensar los
objetivos. En palabras de Mora y Araujo “resulta claro que el alcance, la continuidad y en última
instancia la legitimidad de cualquier archivo de datos en América Latina depende de la existencia de
investigadores sociales que necesiten y utilicen los datos para su trabajo de investigación. Esto es
cierto tanto para los más ambiciosos proyectos que puedan emprender órganos oficiales o
internacionales, como para los proyectos que se emprendan desde los centros de investigación. No se
justificaría crear archivos de datos en el vacío, desconectadas de las necesidades inmediatas; éste es
un lujo que no podemos darnos, y que no encontraría condiciones para su mantenimiento”.12 Es
decir, a partir de este momento, la Comisión se propone en el corto plazo organizar archivos sólo en
función de demandas concretas, principalmente de los centros miembros.
Las narraciones sobre el devenir del Archivo Latinoamericano de Datos llegan hasta este
punto. A partir de 1972 la Comisión deja de existir. Sin embargo, a pesar de su corta duración,
creemos que representó un proyecto clave que incluía entre otros factores la posibilidad de generar
datos estadísticos nacionales, comparables por haber sido elaborados bajo criterios comunes, el
rechazo de expropiación de materiales latinoamericanos por instituciones o investigadores
extranjeros, la posibilidad de propiciar investigaciones regionales conjuntas, la preocupación por
generar, conservar y acceder a fuentes documentales y estadísticas, todo esto bajo los procesos
paralelos de modernización de las Ciencias Sociales y el reclamo por la latinoamericanización de estas
disciplinas. Es decir, existió una preocupación por generar datos cuantitativos comparables a nivel
regional, por generar mecanismos de conservación de esos archivos y por facilitar la accesibilidad a
los datos por medio de soportes tecnológicos novedosos para el momento. Es lógico que fuese un
proyecto económicamente inviable para ese momento, pero visto a la distancia el Archivo
Latinoamericano de Datos resulta ser un proyecto valioso que se vio limitado por las dificultades
estructurales del proceso de modernización de las Ciencias Sociales Latinoamericanas.
11 Lamentablemente no contamos con los resultados de estos cuestionarios, que fue respondido por
unos cien investigadores locales y algunos foráneos.
12 Manuel Mora y Araujo, “Estado actual y perspectivas de la Comisión de Archivo Latinoamericano de
Bibliografía y Fuentes
ANEXO I
Comisión Archivo Latinoamericano de Datos Cuestionario
Fuente:
Cuestionario
1 Nuestra intención en este momento es recoger la mayor cantidad de información sobre la
ubicación y el estado actual de los datos de América Latina.
Usted sin duda puede aportar alguna noticia al respecto.
Enumere las fuentes de datos que considere más importante preservar, señalando aquellos datos
que a su juicio corren más serio peligro de perderse o desaprovecharse.
2 De acuerdo con sus actuales intereses específicos de investigación, si en este momento
dispusiera de fondos, ¿qué proyecto de recolección sistemática de datos propiciaría? Mencione en
primer lugar el tipo de datos, y luego cualquier otra característica del eventual proyecto.
3 ¿Puede enumerar las principales dificultades con que tropieza usted en la recolección de
datos?
4 ¿Cuáles son las funciones que usted atribuiría a la Comisión de Archivo Latinoamericano de
Datos?
5 Si la Comisión de Archivo Latinoamericano de Datos fuera a actuar como fuente proveedora
de datos, i qué datos considera usted que la Comisión debería proveer en una primera instancia?
6 La Comisión podría organizar archivos de distintos tipos de datos. Marque en cada caso si usted
está de acuerdo con que es conveniente que la Comisión organice un archivo o no.
SI
NO
ENCUESTA
DEMOGRAFICOS Y AGREGADOS
HISTORICOS
DOCUMENTOS Y PERIODICOS
7 ¿Podría indicar brevemente qué datos de los que usted carece ahora le interesaría más tener a
su alcance? Mencione las unidades de análisis y el tipo de variables,
8 ¿Diría usted que tiene .un interés inmediato en la investigación comparativa internacional?
SI
EVENTUALMENTE SE INTERESARIA
NO POR EL MOMENTO
9 ¿Está usted trabajando actualmente en investigación comparativa internacional?
10 ¿Estaría dispuesto a contribuir con tiempo y esfuerzo para homogeneizar criterios en los
datos a recoger, las categorías a utilizar y las formas de codificación?
SI
NO
DATOS A RECOGER
CATEGORIAS A UTILIZAR
CODIFICACION
11 Si fuera posible obtener recursos para preparar catálogos sobre ubicación de fuentes de
datos, teniendo en cuenta la posible variedad de áreas geográficas, preferiría usted:
a) QUE ESTOS CATALOGOS INCLUYAN LA MAYOR CANTIDAD DE AREAS
GEOGRAFICAS, SACRIF'ICANDO RELATIVAMENTE LA PROFUNDIDAD CON QUE SE
ANALICE CADA UNA DE ELLAS
b) QUE ESTOS CATALOGOS SE CONCENTREN EN UNAS POCAS AREAS.Y
AGQTEN EN LO POSIBLE TODAS LAS FUENTES EXISTENTES, PARA LUEGO
SUCESIVAMENTE PASAR A OTRAS
Marque su preferencia:
Siempre sobre el supuesto de que sea posible obtener recursos sobre ubicación de fuentes de
datos, ahora teniendo en cuenta la posible variedad de campos temáticos, preferiría usted':
a) QUE ESTOS CATALOGOS INCLUYAN LA MAYOR CANTIDAD DE CAMPOS
TEMATICOS, SACRIFICANDO RELATIVAMENTE LA PROFUNDIDAD CON QUE SE
ANALICE CADA UNA DE ELLAS
b) QUE ESTOS CATALOGOS SE CONCENTREN EN UNOS POCOS CAMPOS Y
AGOTEN EN LO POSIBLE TODAS LAS FUENTES EXISTENTES, PARA LUEGO
SUCIEISIVAMENTE PASAR A OTRAS
Marque su preferencia:
Actualmente existen algunos archivos internacionales de datos en Estados Unidos y en países
de Europa. Algunos de esos archivos son más ricos en datos latinoamericanos que cualquier
institución similar existente en América Latina.
Ante la alternativa
a) QUE LOS LATINOAMERICANOS COOPEREN CON ALGUNO O ALGUNOS DE
LOS ARCHIVOS EXISTENTES
b) QUE LOS LATINOAMERICANOS DESARROLLEN ARCHIVOS PROPIOS EN EL
AREA
¿por cuál estrategia se inclinaría usted actualmente?
Marque su preferencia:
14 En el caso de que se adoptara la estrategia de desarrollar archivos propios en el área, ¿estaría
usted dispuesto a cooperar con esfuerzos y recursos en su implementación?
15 ¿Está usted dispuesto a aportar recursos (en dinero o en cualquier otro tipo) para la
construcción de archivos de datos que le resulten de interés directo para sus actuales investigaciones?
Si responde DEPENDE, ¿De qu6 depende?
16 La financiación de un archivo de datos es uno de los problemas con que éstos se enfrentan.
Si todos los costos de organización, alimentación y mantenimiento del archivo fueran a cobrarse a los
usuarios, pocos podrían servirse del archivo. ¿Podría aportar usted alguna idea en relación con el
problema de cómo financiar este tipo de proyecto en América Latina?
Régimen político y legitimidad. La construcción del orden stronista (1954-1989) es el título del trabajo de
investigación de mi tesis de maestría. Sin embargo, por el tema que aborda, la “dictadura stronista”,
podría haberse llamado, por lo menos, de algunas otras formas. Inclusive puede sostenerse que en el
título de la investigación hay un exceso en poner énfasis sobre lo obvio, puesto que un régimen
político siempre se construye y, en tanto tal, debe garantizar el dominio legítimo y la cohesión del
orden político. Sin embargo, el nombre de la investigación -en definitiva su identidad- expresa un
esfuerzo por construir un tipo de objeto de estudio y, en esa construcción, una delimitación del campo y
una propuesta de un nuevo tipo de abordaje.
Cuando se inicia esta investigación hace muchos años, por lo menos 5 ó 6, nos encontrábamos
con una escasa y fragmentada bibliografía sobre Paraguay, que remitía básicamente a estudios
historiográficos sobre las “Guerras Patrias” y con algunos pocos trabajos sobre Alfredo Stroessner.
Paraguay no ha sido, hasta hace poco, una preocupación de las Ciencias Sociales, tal vez como
consecuencia de los argumentos que reiteradamente se han esgrimido sobre “el caso paraguayo”.
Por la historia política de este país, de eternos exilios políticos, pero también por una forma de
organización del campo intelectual pos dictaduras en América Latina y, en muchos otros casos, sólo
por desconocimiento, los escasos estudios sobre Stroessner han ido desde una denuncia al “dictador”
a miradas institucionalistas, pasando por argumentos acerca de la excepcionalidad paraguaya. Todos
ellos, con variados matices, concluían en una suerte de inevitabilidad de un régimen de características
autoritarias y despóticas para una sociedad que había estado gobernada eternamente por el Partido
Colorado, destino político que se vinculaba, asimismo, a una suerte de militarismo colorado
arraigado.
∗ Este texto es el de disertación expuesta por la autora en ocasión de la defensa de su tesis de Maestría
en Investigación en Ciencias Sociales, de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, el 3 de agosto de 2009,
cuya dirección estuvo a cargo del Dr. Waldo Ansaldi. El jurado, integrado por la Dra. Liliana De Riz y los
Doctores Gerardo Halpern, Eduardo Rinesi, aprobó la tesis con la calificación: “Sobresaliente, con
recomendación de publicación.” Se tomó ese dictamen como arbitraje externo.
∗∗ Socióloga, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Magister en Investigación en
Ciencias Sociales, UBA. Docente regular de Historia Social Latinoamericana (HISLA) y Jefa de Trabajo
Prácticos del Taller de Investigación de Sociología Histórica de América Latina (TISHAL). Instituto de
Estudios de América Latina y el Caribe/ Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires.
lsoler@mail.fsoc.uba.ar
históricamente ejercieron, es decir, las respuestas posibles que los sujetos dan: esa constelación de
opciones, esa constelación de creaciones culturales aprendidas, que configuran lo que Charles Tilly
denominó, el repertorio de la acción colectiva.
Recuerdo, por el entonces 2001 ó 2002, encontrarme en Asunción del Paraguay realizando
trabajos de campo y desatarse un problema comercial a raíz de la prohibición por cuarenta y ocho
horas del ingreso de productos paraguayos a los mercados de los países MERCOSUR, a
consecuencia del incumplimiento de las normas de sanidad establecidas Debo confesar, para mi
estupor, que la noticia ocupó por muchos días la portada de todos los diarios nacionales: no hubo
sector de la sociedad paraguaya, desde actores campesinos, militantes de derechos humanos y hasta la
propia élite política, que no leyera “ese conflicto” en clave de la Guerra de la Triple Alianza. Es decir,
en clave de un conflicto que se había desatado en el siglo XIX cuando estábamos comenzando a
transcurrir el siglo XXI. Tuve que entender, por una abrupta evidencia empírica, dos cuestiones.
Primero, que cualquier proceso contemporáneo que quisiera explicar no podía desconocer esa
guerra. En segundo lugar, y como consecuencia de lo anterior, debía obligarme a pensar cuáles eran
las razones que habían habilitado que una guerra trascurrida precisamente un siglo y medio atrás
tuviera tanta presencia en el imaginario colectivo y en las representaciones culturales. Es decir, ¿cómo
esas representaciones del siglo XIX podían ser tan cotidianas y legítimas que lograban explicar los
conflictos políticos en las puertas del siglo XXI?. Evidentemente había representaciones que
dominaban los lenguajes políticos y tensionaban, al mismo tiempo, el accionar político.
Ahora bien, los símbolos pueden estar disponibles y una lectura de ellos es una condición para
la creación de relatos. Todo orden necesita de un criterio de legitimidad y por más profundo que sea
el cambio que se intenta implementar nunca niega el pasado. Pero también es cierto que aunque los
símbolos y los relatos colectivos siempre estén disponibles, no siempre pueden ser reapropiados,
releídos, reinterpretados. Había que buscar cuáles habían sido las transformaciones que permitían
entender por qué esas imágenes eran tan cercanas, pero también por qué esas imágenes recién
después de la Guerra del Chaco lograron amalgamarse en un nuevo régimen político. Vaya paradoja,
el festejo en torno a una guerra victoriosa es mucho menos importante que el de la guerra perdida.
Busqué entonces claves explicativas en ese inédito proceso independentista, en sus rasgos de
aislamiento y marginalidad, pero también en sus altos grados de autonomía política. Advertí la
ausencia de los mitos fundadores que luego impuso la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870),
fracasado el proyecto liberal de 1870 y a los pies del triunfo de Guerra del Chaco (1932-1935).
Ahora no sólo por la victoria de la Guerra Chica y sus consecuencias en la estructura social, que
pusieron de manifiesto el problema de la tierra, la dependencia con Argentina y los límites a un
patrón de acumulación, es decir, la concentración de la tierra. Esa relectura del pasado, ahora
heroico, y de la Guerra del Chaco se produjo en los inicios de la década de 1930, cuando los
estrechos márgenes de la comunidad política fueron cuestionados en el doble intento de ampliar y
salvar a la Nación, eje dominante del conflicto político en Paraguay pero también en América Latina.
Para decirlo en el lenguaje de la época: cuestión social y cuestión nacional se encontraron en el
momento justo donde se cumplía el 50 aniversario de la Guerra Grande y a 100 años del nacimiento
del Mariscal López.
En ese momento de mucha convulsión, tal vez la década de mayor riqueza política y el mayor
laboratorio de ideas del Paraguay, con expresiones de lo más disímiles y encontradas que se
expresaban tanto en la defensa del presidente constitucional Eusebio Ayala en las armas de los
cadetes de la escuela militar y en la Liga de Obreros Marítimos, como la “toma” de la ciudad de
Encarnación declarada “zona liberada de la voracidad capitalista”. Pero también, en expresiones
políticas posteriores tales como la dictadura del Coronel Higinio Morínigo (1940-1948) con su
programa la “Revolución Nacional Paraguaya” o la excéntrica doctrina del “Socialismo Nacional” de
Natalicio González (1948-1949).
Todos estos ensayos políticos no hacían otra cosa que expresar claramente una crisis de
dominación, una vez puesto en crisis el consenso liberal y fracasado el proyecto de 1870. Una crisis
donde las clases dominantes carecieron de la fuerza para crear un interés general o, si se prefiere,
clases dominantes que no pudieron ser dirigentes, arrojando como resultado un protagonismo militar
y el fracaso de expresiones partidarias alternativas.
Los ensayos por resolver dicha crisis de dominación son múltiples, pero sólo lo logra el orden
stronista, que en un clima de profunda inestabilidad, pudo restituir el monopolio de la violencia y el de
la decisión política. Por supuesto, hay elementos desde los orígenes del orden independiente que
permiten inferir la existencia de condiciones de posibilidad para que militares o algún personaje ajeno a la
clase política recreara un nuevo orden. Claro, que también se advierten elementos en la configuración
histórica de la estructura política y económica que obturaron la posibilidad de que otros actores
políticos brindaran resistencia a la fórmula autoritaria propuesta y el por qué de la dificultad de los
sectores subalternos para constituirse en sujetos.
Sin embargo, dichos elementos estructurales no evitan por sí mismos la respuesta a la pregunta
obligada: por qué la fórmula política propuesta por el stronismo funcionó para resolver esa crisis de dominación.
Cómo se compuso ese régimen y dónde están las fuentes de legitimidad que ayudan a explicar tanto
las posibilidades de existencia de un orden de treinta y cinco años como las transformaciones a las
cuales el propio régimen se somete dados los cambios en región. Y entonces la complejidad para
responder a esta pregunta sabiendo el resultado final: cómo no caer en una cosificación del orden,
del Partido Colorado, del propio Stroessner o de la propia estructura paraguaya.
Pero además, cómo enhebrar argumentos en un delicado equilibrio para diferenciar lo
novedoso de la propuesta stronista y cuán deudor era de transformaciones previas. Todo orden se
construye inevitablemente sobre un pasado, pero efectivamente también sobre cambios recientes de la
estructura política y social. Finalmente, los ensayos por resolver la crisis de dominación que arroja la
década y la guerra habían dejando en muchos casos transformaciones, que el stronismo no hace más
que retomar en una dialéctica conservación-innovación. En tal sentido, cómo dimensionar el entramado
de continuidades y cambios, de persistencias y rupturas en el conjunto de la sociedad.
A la llegada de Stroessner, estaba el legado de la Revolución Febrerista de 1936, que bajo el
lema “ni comunista ni fascista” había declarado la caducidad de la constitución 1870. A su llegada
también estaba la Constitución de 1940, que reconfiguraba el rol y las funciones del Estado, en un
desprecio absoluto por el liberalismo político. Una constitución de corte corporativista que repuso el
Consejo de Estado de la ley 1844 y desplazó la soberanía de la nación al pueblo. Y entonces, la
Constitución de 1967, la constitución del régimen stronista, profundizó ese orden previo pero también
lo amplió: incorporó a las mujeres con derechos políticos pero además reconoció la lengua guaraní,
saldando en algún sentido la demanda por la ampliación de la nación.
Al arribo de Stroessner, estaban disponibles las nuevas reconfiguraciones de las relaciones con
Brasil, que Vargas y el varguismo venían impulsando, y la nueva forma que adopta la presencia de
EEUU pos guerra mundial en la región. Entonces el régimen stronista profundiza un proyecto de
modernización conservadora, pero también la creación de un mercado interno nacional. Un Estado
que puede ahora distribuir bienes simbólicos y materiales. Un Estado ahora soberano.
Se imponía entonces la necesidad metodológica de no leer al régimen desde el final sino desde
su inicio. Pero su comienzo no sólo en 1954, sino observado y explicando qué estaba saldando ese
régimen en la vida política de ese país. Y parados desde ahí, estaba claro que también la fórmula stronista
podía haber fracaso y que su llegada no era inevitable. En el transcurso de la investigación, muchas
veces me pregunté qué otros presidentes hubieran podido ser Stroessner. Efectivamente, había
instituciones centrales, las Fuerzas Armadas y el Partido Colorado que facilitaron la construcción del
orden stronista., sin embargo las instituciones no son espacios reificados. Las instituciones suelen
posibilitar pero también obturar los procesos históricos. Seguramente, esas instituciones centrales del
régimen debieron reinventarse al compás de los nuevos tiempos.
Comencé a entrevistarme con militantes políticos colorados que se habían exiliado durante la
dictadura y otros tantos que tenían entre sus familiares más directos o entre sus amigos más
entrañables víctimas de las más atroces violaciones a los Derechos Humanos. Sin embargo,
destronado Stroessner, seguían reivindicándose como colorados. Por esa obsesión de racionalizar el
sentido de la acción que tenemos los investigadores, en el transcurso de las entrevistas re pregunté
varias veces: ¿usted está seguro que todavía es colorado?
Para mi enojo primero, para mi sorpresa después y para mi convencimiento finalmente,
descubrí que se podía ser colorado sin ser stronista, que a veces se podía ser del Partido Colorado y
ser colorado, pero que a diferencia de lo que podía imaginarse, decir que el Partido Colorado era el
partido de la dictadura, captaba una parte de la realidad. Es decir, que identidad colorada y Partido
Colorado, a veces podían coincidir (y bien que coincidir en esta historia), pero sólo algunas veces
podían confluir en el stronismo. Descubrí que poco entendía y que en consecuencia solamente
explicando el proceso de reconfiguración del Partido Colorado, podía sostenerse el papel que el
partido tuvo durante el régimen.
Por pura evidencia y algo de sociología, comprendí que el régimen stronista a diferencia de los
ensayos previos apostó mucho más a la transformación, que a la exclusión y a la eliminación. Y
además que bajo la identidad del Partido Colorado podían hacerse diferentes transformaciones, de la
misma manera que bajo la representación de la “democracia” se presentaron órdenes políticos
francamente opuestos.
¿Era entonces el stronismo menos novedoso en el contenido y más novedoso en la
composición de ese contenido?. Y ahí estaba la gran apuesta y respuesta del régimen. Presentar por
primera vez en la historia del Paraguay y clausurando una demanda histórica, un orden autoritario
bajo un formato democrático. La idea de la democracia pero también de la legalidad como
argumento de legitimidad, que en América Latina no es una novedad de Stroessner. No es el único
militar con apego platónico, como nos dijo Alain Rouquié, por las instituciones representativas y ni
por argumentos demo liberales. Sin embargo, el régimen stronista, a diferencia de sus pares, innovó
al no presentarse como un orden de transición. Era ante todo, la “fundación democrática”, que en el
marco de la guerra fría ofrecía una productividad política capaz de desplazar a otros proyectos
alternativos.
En el stronismo, el formato democrático posibilitaba incorporar a la “oposición”, inclusive al
enemigo, disminuyendo el riesgo de convertirlos en sujetos con capacidad de impugnar el orden en
formación. De ahí que ante los posibles conflictos inauguraba el Congreso o llamaba a elecciones. La
apuesta al juego democrático demuestra, entre otras cosas, no sólo la capacidad del régimen para
incorporar sino de la élite política para ingresar, apostando a una suerte de parlamentarismo ausente.
Claro está que cuando en la década de 1970 se constituye una burguesía al calor del Estado,
transformaciones mediante en la región, urgió la necesidad de una enmienda constitucional y la
reelección indefinida, no dudó en deshacerse rápidamente del ritual electoral. Que sugestivo: la
clausura del régimen fue mayor cuando élite política y económica por fin coincidieron en esta
historia.
La novedad esta vez no es sólo la estabilidad política alcanzada, que se encontraba atada a los
destinos de Francia y los López. Lo inaugural, fue alcanzar dicha estabilidad política a través de la
construcción de un nuevo tipo de legitimidad que no desconoció los mecanismos y argumentos
proporcionados por la democracia liberal tanto como la composición corporativa. Hay aquí una
evidente tensión entre lo que hemos llamado legitimidad democrática en sus dos versiones,
corporativista y democracia liberal. Lo corporativo no es tan novedoso, era así de hecho en el orden
de 1940. Pero la democracia en su forma liberal era la gran apuesta: no había sucedido antes un
régimen estable vinculado a esas instituciones.
Finalmente, en el régimen stronista se fusionaron formas puras de dominación ensamblando la
modernidad política con elementos “autóctonos”. Cohabitaron estructuras legales con sistemas
patrimonialistas de distribución de poder político y económico. El resultado fue la construcción de un
régimen político mediante una forma de gobierno que, a través de sus propias reglas (jurídicas),
renovados actores e instituciones (Fuerzas de Seguridad, Partidos Políticos, Parlamento, elites
políticas), recreó nuevas relaciones entre la sociedad y el Estado. Al tiempo que promovía nuevas
prácticas, restituyó viejas identidades políticas resignificadas bajo una nueva época inaugurando una
nueva forma de dominación y un nuevo régimen político, en el que pudieron coexistir lógicas liberales con
prácticas autoritarias y corporativas. Como precisó Francisco Delich, la república despótica fue capaz de
instaurar dominación política y hegemonía social.
Entonces, en 1989 la pregunta obligada fue ¿se puede gobernar Paraguay sin Stroessner? ¿Se
puede gobernar Paraguay sin el Partido Colorado?
Resúmenes / Abstracts
LORENA SOLER
APUNTES DE INVESTIGACIÓN Y EXPERIENCIAS DE CAMPO.
CONSTRUYENDO UN OBJETO DE ESTUDIO DESDE LA SOCIOLOGÍA
HISTÓRICA
La contribución da cuenta de los caminos recorridos y de los obstáculos heurísticos
encontrados el transcurso de la investigación para la construcción del objeto de estudio régimen
stronista. Discute principalmente con los argumentos esgrimidos sobre la “excepcionalidad paraguaya”
y la predominancia y autonomía otorgada al sistema político por fuera de las estructuras sociales y los
sujetos como procesos que se construyen en el tiempo. Argumenta sobre la importancia de la
metodología utilizada para lograr explicaciones sociológicas significativas como así también las
principales conclusiones de la investigación de tesis, Régimen político y legitimidad. La construcción
del orden stronistas (1954-1989).
Palabras Claves: Sociología histórica, régimen stronista, estructura social.
Presentación:
El año 2010 la gran mayoría de los países latinoamericanos celebran su bicentenario de
independencia política. Debido a ello, nos parece pertinente convocar un número dedicado a los
200 años de historia republicana en América Latina, con el objetivo de repensar desde una
perspectiva histórica y comparada preguntas clásicas de las Ciencias Sociales en la región.
En sus orígenes, tanto la ciencia política como la sociología mantuvieron un vínculo
significativo con la historia. Así por ejemplo, las teorías que Max Weber o Karl Marx elaboraron
sobre el capitalismo moderno se apoyaron en una interpretación histórica sobre el desarrollo
cultural y económico en Europa, mientras que Barrington Moore propuso una singular lectura
histórica del rol del campesinado en la irrupción de regímenes autoritarios. A comienzos del siglo
XX, por su parte, la Escuela de los Annales enfatizó la importancia de trabajar con una
perspectiva multidisciplinaria y de »longue durée«. Sin embargo, hoy en día una gran mayoría
de las investiga¬ciones y teorías de las Ciencias Sociales se enfocan exclusivamente en la
actualidad. Al dejar los argumentos históricos de lado, suele obviarse que muchas de las causas
y consecuencias de los fenómenos sociales son lentas e incrementales. Como plantea Pierson
(2004), un excesivo énfasis en el presente puede desembocar en la generación de explicaciones
parciales e insatisfactorias.
Como referentes para la presente convocatoria, podemos citar la sociología histórica de
Charles Tilly (1984, 1990, 2006, 2007) y Michael Mann (1986, 1993, 2004, 2005), el
»institucionalismo histórico« planteado por autores como David Collier y Ruth Berins Collier
(1991) o el »análisis histórico comparado« en el decir de Dietrich Rueschemeyer y James
Mahoney (2003). Ejemplos contemporáneos de este tipo de investigacio¬nes en América Latina
son el trabajo de Miguel Ángel Centeno (2002) en torno a la constitución del Estado en la región,
el estudio de James Mahoney (2001) sobre la formación de regímenes políticos en Centroamérica
o la investigación de Yves Dezalay y Bryan G. Garth (2002) en torno a los procesos de formación
de elites en el extranjero y sus efectos en los países latinoamericanos.
Se trata de tomar largos períodos de tiempo en consideración y abordar «grandes preguntas»,
es decir, preguntas que invitan a pensar en torno a temas que usualmente son planteados por no
especialistas y que hacen referencia a desarrollos históricos con consecuencias trascendentales.
Esto no implica que los artículos necesariamente deban tomar los 200 años de historia
republicana de América Latina o la totalidad de los países de la región. Por cierto que se pueden
realizar cortes históricos (por ejemplo, el siglo XIX, el período posterior a la gran depresión,
etc.) o analizar ciertos ámbitos regionales (por ejemplo, el Cono Sur, Centroamérica, etc.).
La idea es que quienes se sientan interesados, escriban un resumen con las ideas centrales del
artículo y lo envíen en octubre del 2009 al coordinador del volumen, para que éste pueda hacer
una pre-selección de posibles artículos a ser considerados para su evaluación por revisores
externos a la Revista. Los autores preseleccionados serán notificados en noviembre del 2009 y
tendrán tiempo hasta mayo del 2010 para enviar sus artículos, para ser sometidos a la
evaluación externa. En agosto del 2010 el comité editorial enviará la respuesta definitiva de
aceptación o rechazo a cada uno de los autores preseleccionados. En los casos que sea
necesario, se realizarán comentarios y sugerencias a considerar para la entrega definitiva del
artículo en noviembre el 2010.
_._,_.___
Los interesados podrán inscribirse mediante el envío por correo electrónico al Comité
Organizador de la planilla de inscripción que se adjunta con sus datos personales, antes del 15 de
octubre de 2009.
Los participantes deberán abonar una cuota de inscripción individual de 80.00 CUC (peso
convertible cubano), que harán efectiva en el momento de la acreditación, y que cubre la
participación en la Conferencia, la documentación y almuerzos durante los días de sesiones del
evento, así como el cóctel de despedida. Los estudiantes de pregrado que presenten la
documentación correspondiente abonarán 50.00 CUC.
Las propuestas de ponencias deberán ser enviadas al Comité Organizador acompañadas de un
resumen que no exceda las 250 palabras. Se solicita a los participantes el envío del texto completo de
sus ponencias por correo electrónico antes del 1 de noviembre, con vistas a su inclusión en las
memorias del evento. La presentación oral de las ponencias no deberá exceder los 15 minutos.
Es posible sugerir la presentación de paneles. Las propuestas deberán incluir una breve reseña
con el título y la lógica del mismo, un modelo de inscripción por cada participante y los títulos y
resúmenes de cada una de las ponencias. Como regla, los paneles no deben exceder los cuatro
ponentes, y la propuesta en cuestión puede incluir un moderador. El Comité Organizador se reserva
el derecho de seleccionar las ponencias y paneles que conformarán el programa académico de la VIII
Conferencia.
Para garantizar su participación en el evento CUBATUR Eventos ha diseñado la oferta
especial de dos paquetes en el Hotel Riviera, situado en las cercanías del Centro de Estudios
Martianos, institución que serviría de sede al evento. Estos son:
Oferta 1
• Alojamiento diario con desayuno incluido
• Traslado Aeropuerto – Hotel – Aeropuerto
• Asistencia en aeropuerto y hoteles
La constatación de la crisis ha puesto al mundo a debatir. Todo se pone en cuestión y las alter-
nativas políticas se revalúan. Es por lo tanto el momento para actualizar el planteo del socialismo.
Pero no se trata de retomar una vieja utopía o esbozar una declaración de principios. El socialismo
no es una ideología, es antes que nada una necesidad.
Lo que está en crisis no es el neoliberalismo ni el capitalismo financiero. Es el capital como re-
lación social la que está enfrentando contradicciones cada vez más irresolubles. Por lo tanto, ninguna
respuesta que apele a abandonar las finanzas y volver a la producción, que invoque a un nuevo Esta-
do benefactor y a la redención del keynesianismo y, mucho menos, una alternativa que basada en el
proteccionismo busque relanzar a las burguesías nacionales tiene alguna viabilidad. Lo que enfrenta-
mos requiere una mirada de conjunto que supere la fragmentación del conocimiento y sobre esa
construya un programa de transformación revolucionaria de la sociedad.
Más que nunca se vuelve entonces necesario estimular el debate y la crítica. Retomamos, otro
año más, la convocatoria a organizaciones políticas e intelectuales a debatir las tareas del presente
sobre la base de una comprensión científica de la sociedad. Por segundo año consecutivo, las jorna-
das serán internacionales y contarán con mesas de trabajo y paneles sobre los diferentes aspectos de
la realidad, pero con la perspectiva de en todas ellas abordar el problema de la necesidad de la trans-
formación revolucionaria de la sociedad.
Convocatoria de trabajos
Ejes temáticos:
• Historia de la revolución burguesa: aprender del enemigo
• Historia de las revoluciones obreras, triunfos y derrotas
• Debates sobre el desarrollo capitalista
• ¿Quién es la clase obrera? Determinaciones y transformaciones estructurales
• Las leyes del capital. Debates sobre la teoría del valor
• ¿Para qué sirve el arte?
• América Latina en el ojo de la tormenta
• La acción política de las masas. Análisis de la lucha de clases
• Educación y capital
• Amigarse con la dialéctica. Debates sobre el método científico
• La cuestión de género
• Psicoanálisis y revolución
• La dirección revolucionaria. La cuestión del Partido
• ¿Qué es el socialismo?
Envío de abstracts: No más de 200 palabras en Word, letra Times New Roman 12, indicando:
nombre y apellido, pertenencia institucional, mail y mesa elegida (ver listado de mesas).
Fecha límite abstracts: 09/10/09.
Eenviar a: jornadas@razonyrevolucion.org
Envío de ponencias: 20 páginas a espacio 1 y ½, en letra Times New Roman 12. Se aceptarán
ponencias en español, portugués e inglés. Las ponencias serán publicadas en formato electrónico.
Fecha límite ponencias: 8/11/09
Enviar a: jornadas@razonyrevolucion.org
Presentaciones de libros. Enviar breve resumen, no más de 400 palabras en Word, letra Times
New Roman 12 y foto del libro.
Fecha límite propuesta presentación: 28/9/09
Enviar a: jornadas@razonyrevolucion.org
Se entregarán certificados a asistentes y expositores
Las Jornadas cuentan con el aval académico de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA
Resolución nº 5085 del Consejo Directivo y el auspicio del Departamento de Historia y con el
auspicio del CONICET
Serán otorgadas:
6 becas de Nivel Superior (B1) de USD 15.000
10 becas de Consolidación Académica (B2) de USD 10.000
30 becas de Iniciación a la Investigación (B3) de USD 5.000
Informes: becas09@campus.clacso.edu.ar
Programa CLACSO-CROP
Concurso de proyectos de investigación en las categorías “Nivel Superior” e “Iniciación a la Investigación”
Tema:
Pobreza, ambiente y cambio climático
Serán otorgadas:
3 becas en la categoría “Nivel Superior” de USD 10.000
12 becas en la categoría “Iniciación a la Investigación” de USD 5.000
Informes: pobreza9@campus.clacso.edu.ar
Grupos de Trabajo
5º Convocatoria para la presentación de propuestas de renovación o creación del Programa Grupos de
Trabajo [2010-2012]
Convocatoria para la selección de 14 nuevos Grupos de Trabajo para el período 2010-2012.
Informes: gruposcv@campus.clacso.edu.ar
Cátedra Florestan Fernandes de CLACSO [10° Concurso] Selección de cuatro cursos virtuales.
Temas:
Pensamiento social latinoamericano
Metodología de la investigación social
Informes: cff@campus.clacso.edu.ar
Cátedra CLACSO-Crop de Estudios sobre Pobreza [3° Concurso] Selección de un curso virtual.
Tema:
Desigualdad en América Latina y el Caribe
Informes: catedracc09@campus.clacso.edu.ar
Cada equipo docente recibirá un premio de USD 3.000 para el dictado en el año académico 2010 de la propuesta
seleccionada
Selección de cuatro propuestas temáticas (dos en cada concurso) para la publicación de números especiales de
revistas académicas de los centros asociados a la red institucional de CLACSO.
Cada revista recibirá como premio USD 2.500 para la edición de sus respectivos números especiales.
Informes: fondorevistasjcp@campus.clacso.edu.ar
ℵ
PREMIO INTERNACIONAL DE INVESTIGACIÓN
SOBRE LA EMANCIPACIÓN
I EDICIÓN
El Ministerio del Poder Popular para la Cultura a través de la Fundación Centro de Estudios
Latinoamericanos Rómulo Gallegos convoca a todos los investigadores y ensayistas de habla
castellana a participar en el Premio Internacional de Investigación sobre la Emancipación, en su I
Edición, que se otorgará el día 19 de abril del año 2010 y cuyo propósito es contribuir al
conocimiento y reflexión crítica sobre los diversos procesos de emancipación en ámbitos tales como
el político, el económico, el cultural, de género.
BASES:
PRIMERA El premio se concederá al autor o autora del mejor trabajo de investigación inédito
y consistirá en medalla de oro, diploma y la cantidad de cincuenta mil dólares ($ 50.000) o su
equivalente en moneda nacional. Las retenciones previstas en la legislación tributaria vigente serán
asumidas por la Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos.
SEGUNDA P odrán concurrir todos los investigadores, cualquiera sea el país de su residencia,
con trabajos escritos en idioma castellano.
TERCERA Las obras de investigación entregadas deberán tener una extensión no menor de
120 cuartillas.
CUARTA Los trabajos deben ser enviados por correo electrónico a la dirección
premioinvestigacion@celarg.gob.ve En un archivo aparte, adjunto al mismo correo e identificado
con el seudónimo del autor, debe incluirse la siguiente información: nombre, documento de
identidad o acreditativo de la nacionalidad del autor escaneado, dirección postal, teléfono, y dirección
electrónica, así como el titulo de la obra concursante y el seudónimo del autor junto con un breve
currículo. Cada postulación enviada y recibida en la dirección premioinvestigacion@celarg.gob.ve,
será respondida automáticamente por el correo receptor de las propuestas. La respuesta será enviada
al correo del aspirante.
El plazo improrrogable de admisión de obras finaliza el 31 de diciembre de 2009. La lista de
participantes será publicada por este Centro al final del período de recepción de obras, en las páginas
Web: http://www.celarg.gob.ve y http://www.bicentenario.gob.ve
QUINTA Para el otorgamiento del Premio, la Fundación Centro de Estudios
Latinoamericanos Rómulo Gallegos, de acuerdo con lo establecido en el Artículo 5 literal de sus
estatutos funcionales, designará al jurado.
SEXTA El premio será otorgado por mayoría de votos. No se conferirán accésit ni menciones
honoríficas y en ningún caso será otorgado más de una vez al mismo autor. La posibilidad de emitir
una lista de finalistas quedará bajo la potestad del jurado.
SÉPTIMA El jurado acompañará su veredicto con un juicio razonado sobre el valor de la
obra premiada.
OCTAVA El premio será entregado al ganador en acto público el día 19 de abril de 2010.
NOVENA El autor del trabajo ganador otorga a la Fundación Celarg el derecho exclusivo de
publicar el trabajo ganador durante un año y distribuir la obra nacional e internacionalmente a través
de Monte Ávila Editores.
DÉCIMA Lo no previsto en estas bases será decidido por el Consejo Directivo de la
Fundación Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, previa consulta con el Ministerio
del Poder Popular para la Cultura de la República Bolivariana de Venezuela.
ONCEAVA La participación en este Premio implica de forma automática la plena y total
aceptación, sin reservas, de las presentes bases.
Fundación Celarg. Casa de Rómulo Gallegos. Av. Luis Roche, Altamira,
Caracas 1062. T el. 212-285.54.97/ 212-286.67.08 e-mail: relaciones@celarg.gob.ve
atencionalciudadano@celarg.gob.ve
www.celarg.gob.ve
Este libro habla de nosotros. No importa si el lector es o no de “clase media”: la historia que
aquí se narra es la de todos los que habitan el suelo argentino, independientemente de su condición
social. Porque se trata no sólo de la clase media, sino de una identidad que se confunde con la de la
nación toda. La Argentina ha aprendido a pensarse como un país “de clase media” y, por ello,
diferente de otros países latinoamericanos. Tradicionalmente hemos creído que en nuestra tierra no
existieron grandes abismos entre ricos y pobres, y que en gran parte el progreso nacional se debe a
esa poderosa capa intermedia que se desarrolló entre unos y otros, haciendo una sociedad más móvil,
abierta e inclusiva. Esta identidad, que ligaba fuertemente el ser argentino con la presencia de esa
clase, tuvo efectos muy profundos en la historia nacional, no sólo sobre las personas que se
consideraban a sí mismas “de clase media”, sino también sobre las de las clases más bajas. Este libro
cuenta la historia del surgimiento y la evolución de esa identidad de clase media, y del modo en que
ella afectó y afecta las vidas de todos los que vivimos en este país.
Ésta es la primera historia de la clase media argentina. Hasta hoy nadie le había dedicado un
trabajo tan exhaustivo, que diera cuenta de sus contradicciones y desmistificara las ideas erradas que
circulan acerca de si conformación y de sus momentos de auge y declive. Ezequiel Adamovsky ha
escrito un libro apasionante, frutote diez años de investigación, que nos permite saber de qué
hablamos cuando hablamos de la tan invocada clase media. Se trata de una investigación profunda y
documentada, pero a la vez cautivante y dirigida a un público amplio.
Después de constatar los altos índices de concentración de los medios e industrias culturales en
América latina a partir del análisis de datos de comienzos del siglo XXI (publicados en el ibro
“Periodistas y Magnates” de Guillermo Mastrini y Martín Becerra, Prometeo, 2006), el Instituto
Prensa y Sociedad (IPyS) presenta un nuevo estudio, que permite descubrir las tendencias de la
evolución del sector de la información y la comunicación, de su acceso y de su proceso de
concentración.
El objeto del presente estudio son las industrias llamadas "infocomunicacionales", que incluyen
a medios de comunicación, industrias de telecomunicaciones, Internet y a otras industrias culturales
(editorial gráfica, fonografía y cinematografía). La investigación se ha realizado en Sudamérica y
México. También se relevaron datos de España.
El libro revela que más del 82 por ciento de los mercados de información y comunicación en
Iberoamérica se concentra en sólo cuatro operadores, en promedio. La misma medición respecto del
dominio de mercado del primer operador en el conjunto de las industrias infocomunicacionales,
asciende al 45 por ciento en promedio.
Estos indicadores expresan que muy pocos grupos infocomunicacionales, los “dueños de la
palabra” concentran la mayor parte de la producción, edición y distribución de los contenidos
(información y entretenimiento) que circulan en las sociedades latinoamericanas, condicionando de
este modo la diversidad de voces a escala masiva. El libro enmarca el predominio de estos grupos en
un sistema cuya estructura, regularidades y comportamientos principales examina comparativa y
exhaustivamente.
las vísperas del advenimiento del peronismo en 1943, un período fundamental para la construcción
de la democracia en la Argentina.
Conflictos en democracia reúne una serie de estudios sobre distintos aspectos de este proceso,
como la construcción de la política republicana y liberal entre 1852 y 1880, la controversia de
principios de siglo entre el carácter laico o confesional del Estado, la Ley Sáenz Peña de 1912 y la
discusión sobre diferentes modalidades de sufragio. Además de la emergencia de un ideario no
democrático y antiliberal en los grupos nacionalistas, ocurrido en el período de entreguerras, así
como los conflictos que la política local e internacional introdujo en las colectividades extranjeras.
Sólidamente articulados en torno de una hipótesis, estos estudios conforman una renovada y
refrescante reflexión sobre la política a lo largo de un siglo, formulan interrogantes y proponen claves
para entender el proceso, aún abierto, de construcción de la democracia - Luis Alberto Romero.
Este ensayo aborda la problemática de la constitución y las características, las fortalezas y las
debilidades de la hegemonía neoconservadora más o menos duradera, la hegemonía menemista,
reinante en la política argentina en la reciente década de los noventa. Fue en el marco de esta
hegemonía que se impusieron las transformaciones económicas, sociales, políticas, ideológicas que
delinearon los rasgos del capitalismo argentino de nuestros días. El argumento que orienta estas
páginas apunta a demostrar que la violencia dineraria desatada en las hiperinflaciones de 1989-90 fue
el mecanismo coercitivo que sentó las condiciones de posibilidad para la articulación de aquella
hegemonía y que la misma se organizó alrededor de la disciplina impuesta por la convertibilidad del
peso desde 1991. A partir de aquí se analizan las relaciones que guardó con el tipo de ideología,
estado y acumulación vigentes en la década, para cerrar con el análisis del ascenso de las luchas
sociales que en diciembre de 2001 puso fin a la hegemonía menemista.
El vals criollo peruano está identificado hoy a grandes artistas que le dieron una fama
internacional a mediados del siglo XX. Las melodías y las letras de Fina estampa, La flor de la canela
de Chabuca Granda por ejemplo dieron la vuelta al mundo y fueron cantadas por numerosos artistas.
En un contexto de migración masiva de los habitantes de los Andes hacia la costa y la capital en
particular, este boom de los años 50 hace del vals la expresión ineludible de la identidad criolla
limeña. Pero tiene otra consecuencia, hace mucho más dificil el conocimiento y la comprensión de lo
que fue, en las primeras décadas del siglo XX, el vals en la vida cotidiana de la Ciudad de los Reyes.
La investigación presentada en este libro propone una nueva lectura de esta época de la Guardia
Vieja evidenciando las relaciones estrechas entre el vals y los habitantes de la ciudad.
Con el recurso de una serie de objetos musicales el autor reconstruye aquí una memoria
distante. Los discos de 78 revoluciones, las partituras, los rollos de pianola dan nueva vida a melodías
que habían sido olvidadas. Pero son sin lugar a dudas los cancioneros, estos folletos que circulaban
entre los sectores populares, los que permiten mejor entender la importancia del vals en la sociedad
limeña. Todas las semanas, durante casi cuarenta años, cantidades de canciones, en gran parte
anónimas, cantan el amor, aquí como en otras partes, sus felicidades y sus tormentos. Pero hacen
también el relato de las crisis sociales y políticas, de los cambios urbanos y tecnológicos, dicen la
importancia de la corrida, cuentan los asaltos de bandidos, las peleas entre maleantes. Tantos temas
que hacen del vals una herramienta excepcional que permite proponer una historia « a ras de suelo »
de los sectores populares de la capital peruana.
Este libro indaga sobre uno de los temas más relevantes del presente ciclo histórico
latinoamericano: los nuevos movimientos socioculturales. Los que han transformado los patrones de
organización y producción de la sociedad y generado nuevas condiciones sociológicas para la acción
colectiva que, a su vez, modifican los escenarios políticos.
Los estudios presentados en este volumen sostienen que tanto la dinámica ambiental como los
temas referidos a las relaciones de género, las cuestiones étnico-culturales, así como los ethos
empresarial y ecológico pueden ser referentes de renovación del espacio público y el sistema político,
e incidir, así, en la calidad de la gobernabilidad democrática de América Latina. Concluyen, además,
que están emergiendo nuevas formas culturales de hacer política, y que es fundamental conocer
mejor este tipo de movimientos por su impacto en la calidad de la vida democrática.
La obra pertenece a la colección de trabajos Cuadernos de Gobernabilidad Democrática, una
iniciativa del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Esta obra explora los distintos enfoques desarrollados en Historia del tiempo presente
latinoamericano por historiadores, sociólogos, antropólogos de Europa y América Latina. En la
misma no se aborda solamente la violencia de los años de guerra fría, la cual marcó profundamente
esta parte del continente, sino también el siglo XIX, época de independencias, de la formación
republicana, y de las postrimerías del pasado colonial. Esto se hace en vista que, esos momentos
“antiguos”, siguen teniendo gran importancia para el pasado/presente de la constitución de las
sociedades latinoamericanas. Así, el proceso de apertura y renovación política que tiene lugar hoy en
América Latina, favorece un movimiento de democratización en las relaciones con el pasado y, al
mismo tiempo, en la escritura de la historia. La memoria indígena, la investigación oral, la
transmisión del recuerdo por el teatro alternativo, participan de diversas formas en ese fenómeno
democratizador de la historia. En tal sentido, en ‘Entre memoria colectiva e historia oficial’ se analiza
la relación que dichas sociedades construyen actualmente con un pasado/presente inscrito en la ‘larga
duración’, en el cual cohabitan más héroes que víctimas, y donde -como también se observa hoy día
en la España contemporánea- la memoria individual y colectiva es cada vez más percibida como un
‘derecho’ y no como un ‘deber’, en la perspectiva del poder vivir en sociedad.
América Latina ha tendido a pensarse a sí misma, en términos políticos y sociales, como una
realización limitada o degradada de la modernidad. Contra esta visión, José Maurício Domínguez-
uno de los más importantes sociólogos brasileños contemporáneos- penetra en la realidad social
latinoamericana y revela que los principales tópicos de la modernidad (libertad, igualdad, justicia,
nacionalidad, ciudadanía, solidaridad) se desarrollaron en la región con una dinámica propia,
multifacética y creativa. América Latina no sería una réplica imperfecta de los países centrales, sino
parte de la escena global.
Domingues polemiza con las perspectivas posmodernas, y sostiene en cambio la noción de una
modernidad contemporánea caracterizada por la vigencia de sus ideales, y por la capacidad de los
movimientos sociales organizados, originales y plurales, para llevarlos a cabo.
El autor combina teoría general e información empírica con una lúcida perspectiva crítica, lo
que le permite construir una inusual interpretación sociológica de la realidad latinoamericana:
“Ciertamente, siempre hablamos desde algún lugar. Yo hablo desde América Latina, desde Brasil, y
considero apropiado avanzar en un abordaje desde mi punto de vista (semi) periférico, pero no
colonizado”.
Vicente Donato y María Inés Barbero, compiladores, Contra viento y marea. Historias de
pequeñas y medianas empresas argentinas, Prometeo, Buenos Aires, 2009 (744 páginas). ISBN
978-987-22826-3-9
Este libro reconstruye, a lo largo de sus capítulos, la historia de veinticinco PyMEs industriales
pertenecientes a diversos sectores de la actividad manufacturera, localizadas en distintas provincias del
país. En sus páginas pueden apreciarse los rasgos particulares de cada una de las firmas, pero también un
denominador común: la capacidad que han tenido los empresarios a cargo de cada una de ellas de hacer
frente a los desafíos y de resistir, adaptarse y responder a la volatilidad macroeconómica y a la inestabili-
dad institucional que han caracterizado a la Argentina a lo largo de las últimas décadas.
Desde un punto de vista académico este volumen representa un aporte significativo a la historia
de empresas, disciplina que ha experimentado un fuerte dinamismo en la Argentina en los últimos veinte
años, y en la cual los estudios sobre pequeñas y medianas empresas recién comienzan a despuntar. Cons-
tituye también una contribución relevante al estudio de las economías de aglomeración.
Enzo Faletto, Obras completas. Tomo I Chile. Edición preparada y dirigida por Rodrigo
Baño, Carlos Ruiz Encina y María Eugenia Ruiz-Tagle, Editorial Universitaria, Santiago de
Chile, 2008 (379 páginas). ISBN 978-956-11-2048-8Tomo I Chile
Este libro es el primero de tres que recogen la obra completa del chileno Enzo Faletto, un conno-
tado sociólogo que bregó por la formación disciplinaria con una formación mucho más amplia que la
propia de ella. Por una formación capaz de reflexionar en la perspectiva clásica y la tradición del pensa-
miento social, como también desde una perspectiva propiamente tal de las diferentes teorías sociológi-
cas, desde sus condiciones concretas de constitución y, muy característico suyo, desde la problemática
histórica latinoamericana, desde la hondura de su especificidad, de la cual consideraba –a diferencia de
los tiempos actuales- parte inseparable de la sociedad chilena.
El primero de los tomos reúne aquellos trabajos dedicados exclusivamente a Chile. Constituye un
extenso y detallado panorama de su país, sus procesos y mutaciones sociales, políticas y culturales. Es un
Chile pensado en términos de las posibilidades de la democracia y del socialismo, pensado desde una
mirada crítica que avizora las dificultades específicas de la realidad chilena –el papel distinto que desem-
peñan las burguesías, por ejemplo, respecto a la experiencia occidental típica, que escruta la especificidad
de los modos de dominio, de las estructuras de poder, de los procesos de formación de la cultura política
y del papel de las distintas clases y grupos sociales en el proceso político.
Los tomos que siguen a éste reúnen, respectivamente, la extensa obra de Enzo Faletto referida a
América Latina, contando con sus conocidas formulaciones acerca de la situación de dependencia y,
finalmente, uno destinado a agrupar aquella producción referida a temas específicos, al tiempo que tan
variados como la cultura, las ciencias sociales propiamente tales, así como textos destinados a analizar la
obra de ciertas figuras del quehacer intelectual.
Carlos Figari, Eróticas de la disidencia en América Latina (Brasil, Siglos XVII al XX),
CICCUS/ CLACSO, Buenos Aires, 2009. (279 páginas) ISBN: 987-9355-93-0.
El cuerpo siempre parece aquello enteramente dado, una primera experiencia de algo
inmediato que no tiene discusión posible. El cuerpo, en tanto res extensa, sea como soporte del alma,
del espíritu o de la conciencia pareciera ser autoevidente. Claro que buena parte de la teoría social
pone hoy en cuestión esta noción abstracta de cuerpo, señalando que éste ocupa un espacio en el
tiempo, en un contexto y lo precede una memoria, es decir, que cada cuerpo también depende de sus
condiciones de producción y de existencia. El antropólogo Tim Ingol (2000) se refiere a ello con la
categoría de embodiment (corporalización) como un modo relacional de pensar el cuerpo donde el
sujeto “corporiza” las habilidades que utilizará para socializar (habitar el mundo). Desde este punto
de vista hablar de corporalización permite una interpretación sintética de la división entre Naturaleza
y Cultura.
Raúl Fradkin, editor, ¿Y el pueblo dónde está? Contribuciones para una historia popular
de la Revolución de Independencia en el Río de la Plata, Prometeo, Buenos Aires, 2009 (280
páginas). ISBN 978-987-574-248-2
¿Cuál fue la intervención de la gente corriente en el proceso de la Independencia? ¿Qué modalida-
des adoptó? ¿Cuál fue su incidencia en sus características y resultados? ¿Cuáles fueron sus motivaciones,
expectativas y aspiraciones? Los estudios que componen este libro intentan acercar respuestas a estos
interrogantes, durante muchos años ausentes en nuestra historiografía y suponen un desplazamiento del
centro de interés que hasta ahora ha sido habitual. Para afrontar este desafío los autores tratan de super-
ar dos tentaciones. Por un lado, aquellas que provienen del elitismo que deriva en "explicaciones" de las
intervenciones "populares" como meros resultados de la manipulación de sus líderes o de una identifica-
ción más postulada que comprendida o demostrada. Por otro, las de un romanticismo que suponga pos-
tular una conciencia popular inmanente y sin historicidad. La "historia popular" que aquí se intenta re-
cuperar es la historia de los grupos sociales subalternos del orden colonial rioplatense, aquellos que en la
época eran denominados como "la plebe", "el bajo pueblo", "el populacho", cuando no "la chusma" o
incluso "la canalla", un conglomerado heterogéneo y móvil que conformaba la mayor parte de la socie-
dad.
El libro incluye entrevistas y debates con Carlos "perro" Santillán, Luis D'Elía, Emilio Pérsico,
Humberto Tumini y Lito Borello, además de dos estudios sobre la relación entre política y
movimientos sociales populares en la Argentina actual.
Editada por la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes, esta publicación es la
primera en nuestro país, dedicada a la reflexión sobre las exposiciones “como instrumentos
privilegiados para la administración de los significados del arte”. Según María José Herrera, el libro es
resultado de un proceso de investigación que comenzó en el 2000, a partir del rescate de los Archivos
de exposiciones del MNBA para su estudio en el Departamento de Investigación.
Autores: Ana María Batisttozzi, Tomás Ezequiel Bondone, Américo Castilla, Taúl DÁmelio, Silvia
Dolinko, María Florencia Galesio, María Amalia García, Andrea Giunta, María José Herrera, Valeria
Keller, Mariana Marchesi, Paola Melgarejo, Pablo Montini, Silvia Pampinela, Cecilia Rabossi, Teresa
Riccardi, María Laura Rosa, Mariana Rodríguez, Cristina Rossi, Fabiana Serviddio, viviana Usubiaga,
Florencia Vallarino.
La figura de Portantiero representa como pocas el recorrido del intelectual de izquierda: ligado
primero al Partido Comunista, en los sesenta se nutre de Gramsci para renovar el marxismo y
repensar las experiencias revolucionarias, y se convierte luego en uno de los más agudos teóricos de
la democracia moderna. Y además, junto con otros intelectuales, es el motor de sucesivos proyectos
culturales y políticos, como Pasado y Presente, Controversia, La Ciudad Futura, y de foros de debate
y reunión como el Club de Cultura Socialista.
Éste no es un libro de homenaje en el sentido convencional del término, sino un “pensar con”,
un pensar “sobre”, un pensar “desde” la obra Portantiero. Se trata de ensayos que retoman
interrogantes y conceptos centrales del pensamiento político y la sociología para indagar en los temas
que formaron parte de una búsqueda compartida y de un diálogo inconcluso: la disociación entre
movimiento obrero y socialismo, las mutaciones económicas y políticas desde el primer peronismo
hasta hoy, los cambios de la izquierda latinoamericana en el pasaje a la democracia, los proyectos de
intervención política en los años sesenta y setenta, las tensiones de Occidente y las oportunidades de
América Latina.
Escritos por destacados intelectuales, como Horacio Crespo, Emilio de Ípola, Pablo
Gerchunoff, Roberto Gargarella, Giacomo Marramao, Ricardo Martínez Mazzola, Ludolfo Paramio,
Hugo Quiroga, Federico Schuster, Oscar Terán, Juan Carlos Torre, Giuseppe Vacca; estos temas
restituyen una hoja de ruta de aquello que aún hoy es preciso seguir pensando para entender la
política en la Argentina y fuera de ella.
El presente trabajo articula una suerte de arqueología del Incario en tanto tropo de un orden
alternativo, se suma así a una larga tradición en el estudio de las representaciones del antiguo imperio
andino. Las obras de Alberto Flores Galindo y Manuel Burga, John H. Rowe y Deborah Poole,
Pablo Macera y Juan Carlos Estenssoro Fuchs han ofrecido lecturas históricas de la imagen del
Incario en el Perú, desde sus orígenes hasta nuestros días. El trabajo de Fernanda Macchi pretende
ser una continuación de tales obras. Articula una suerte de arqueología del Incario en tanto tropo de
un orden alternativo, sumándose así a una larga tradición en el estudio de las representaciones del
antiguo imperio andino.
Julio César Melon Pirro, El peronismo después del peronismo. Resistencia, sindica-
lismo y política luego del 55, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2009. (288 páginas)
ISBN 978-987-629-091-3.
Esta publicación tiene el propósito de ofrecer al lector una serie de entradas para habitar y
recorrer la ciudad de Buenos Aires de un modo reflexivo. Propone practicar un uso alternativo de los
tránsitos urbanos: volver a destacar la historia suprimida en cada lugar donde la última dictadura
militar condensó sus núcleos de diseminación del terror e intentar que esos rincones sean una
ocasión para la memoria.
La topografía de las ciudades condensa capas superpuestas de memorias del pasado. Aunque
no siempre visibles por el tránsito acelerado de la vida urbana, edificios, esquinas, baldosas, nombres
de plazas y de calles cumplen su condición al mismo tiempo que señalan vacíos o buscan transmitir
mensajes.
Las prácticas de rememoración de los ausentes se multiplicaron en los últimos años. Sus
nombres se inscriben en las calles sobre soportes de variada índole por disposiciones estatales
(nombres de calles, árboles y plazas), decisiones institucionales (nombres de aulas, auditorios,
tribunas deportivas, pistas de atletismo y placas), e iniciativas populares (cambio de nombre a plazas,
a calles, elaboración de baldosas).
Las 282 páginas que componen este libro están divididas en 9 sectores que describen 240
huellas del terrorismo de Estado en los 45 barrios de la ciudad. Incluye información sobre 202 sitios
de homenaje y 38 lugares de detención ilegal a través de 34 testimonios del Archivo Oral de Memoria
Abierta, 327 fotos y 63 mapas.
Memorias en la ciudad. Señales del terrorismo de Estado en Buenos Aires fue realizado con el apoyo
de la Embajada de Holanda en Argentina y editado por EUDEBA.
Luiz Alberto Moniz Bandeira, Fórmula para el caos. La caída de Salvador Allende (1970-
1973), Debate, Santiago de Chile, 2008 (592 páginas). ISBN 978-956-8410-22-3
¿Podían tener éxito el gobierno de Salvador Allende y la Unidad Popular en su proyecto de insta-
lar el socialismo en Chile? ¿Cuáles fueron las verdaderas causas de su caída? Las respuestas del autor son
claras para ambos interrogantes. El intento de construir el socialismo en los marcos de la Constitución y
la ley eran absolutamente inviable. La utopía pacifista estaba condenada al fracaso irremediable por ra-
zones internas y externas, derivadas estas últimas de la dominación de Estados Unidos sobre América
Latina y de su papel en la Guerra Fría que también explica su influencia sobre las Fuerzas Armadas. Lo
principal en el plano interno es que Allende nunca tuvo mayoría suficiente para realizar los cambios
estructurales previstos en el programa de gobierno. En ese contexto operó la “fórmula para el caos”,
una estrategia de la CIA que se aplicó antes en América Latina, pero que en Chile alcanzó casi la perfec-
ción. Su objetivo era provocar una situación de extremado pánico, incertidumbre y desorden que obliga-
ra a las Fuerzas Armadas a una intervención para evitar la guerra civil. Para logarla, todo era válido: des-
de los rumores a los asesinatos y sabotajes; el motín militar y el mercado negro; el lock out patronal y las
marchas de mujeres con carácter de provocaciones; los paros subversivos y la actuación de de grupos
terroristas y paramilitares fascistas. En el campo político había que polarizar las fuerzas y arrastrar al
centro hacia la extrema derecha. Siempre habría dinero disponible.
Fórmula para el caos es un libro notable. Maneja una impresionante bibliografía y una investigación y
análisis excepcionales. Aparecen datos desconocidos hasta hoy de los archivos norteamericanos y de los
del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, cuya embajada en Santiago colaboró activamente con
la conspiración.
A través del examen de las Actas del cabildo y los cronistas de Indias, este trabajo destaca
algunos elementos de teatralidad presentes en las fiestas y los espectáculos propios del siglo XVI, con
el propósito de explicar el proceso de formación de la actividad teatral en la Ciudad de México
durante la primera mitad del siglo de la conquista.
Octavio Rodríguez Araujo, coordinador, México: ¿un nuevo régimen político?, Siglo
Veintiuno Ediciones, México, 2009. (296 páginas) ISBN: 978-607--03-0063-9
Los mexicanos vivimos bajo un régimen político que, en muchos sentidos, ha sido y es
determinante de lo que ocurre en el país y de su futuro próximo, si nada cambia. La importancia de
un régimen político, que algunos autores denominan “sistema político”, se percibe en las luchas por
el poder y por la mayoría en el Congreso de la Unión. Un régimen político, al margen de
definiciones, no es algo que cae del cielo sino resultado de la correlación de fuerzas sociales, sobre
todo en lo político y lo económico, en un momento o periodo dado. Es, por lo mismo, una forma
de Estado, una suerte de materialización de éste en el que unas fuerzas son hegemónicas y otras no,
obviamente.
En las elecciones suele decidirse, dependiendo de los grados de oposición de los partidos
contendientes, si por la vía de un gobierno o de una mayoría parlamentaria el régimen tiene
continuidad o se ve modificado y, eventualmente, sustituido por otro.
Desde hace muchos años, pero sobre todo a partir de que las elecciones dejaron de estar
dominadas por un solo partido, se ha discutido ampliamente sobre la naturaleza del régimen político
y sus principales características Sin embargo, muchas de esas discusiones se perdieron, cuando
fueron escritas, o simplemente no se plasmaron en un libro específico.
Esta obra aspira a llenar esa laguna y para ello fueron invitados a participar especialistas de
considerable prestigio para que elaboraran fundamentados razonamientos desde sus ópticas
particulares. Por esta razón, deliberada, el libro que resultó es plural en ideologías y en disciplinas
profesionales, por lo cual abre un debate necesario e insoslayable en estos momentos del tiempo
mexicano.
Participaron es este esfuerzo Alberto Aziz Nassif, Rolando Cordera Campos y Camilo flores
Ángeles, Arnaldo Córdoba, Víctor Manuel Durand Ponte, Eduardo R. Huchim, Carlos Martínez
Assad, Mauricio Merino y Octavio Rodríguez Araujo.
Emir Sader, El nuevo topo. Los caminos de la izquierda latinoamericana, Siglo Vein-
tiuno Editores, Buenos Aires, 2009. (208 páginas) ISBN 978-987-629-094-4
Uno de los grandes temas de la política es reconocer cuándo hay un cambio de época, cuando
irrumpe lo nuevo, qué procesos preparan ese movimiento. Marx pensó en estas cuestiones usando la
imagen del topo: ese bichito miope, enfermo y frágil, pero dotado de una gran paciencia y
obstinación, que cava túneles bajo la tierra y, cuando menos se lo espera, abre una brecha y sube a la
superficie.
Emir Sader retoma esta metáfora para definir el propósito mismo de su libro: El nuevo topo
explora los recientes procesos de transformación social en América Latina y rastrea las formas
concretas que asume hoy la lucha anticapitalista. Para ello analiza los gobiernos de la región y los
escenarios políticos actuales pasándolos por un tamiz crítico y esclarecedor. De allí surgen preguntas
urgentes: ¿en qué medida esos gobiernos trabajan en la creación de un orden posneoliberal?, ¿cómo
se articulan los frentes opositores de derecha y de izquierda?, ¿cómo diseñar una estrategia de poder
en sentido progresista y un proyecto regional sólido?
En las últimas décadas la regulación del mercado laboral ha sido uno de los temas más
conflictivos del debate político en América Latina. Las opiniones sobre los tres pilares de la
institucionalidad laboral –la regulación de las relaciones individuales y colectivas del trabajo, la
protección contra el desempleo y las políticas activas del mercado– abarcan toda la gama de
posiciones, desde la flexibilización radical hasta el férreo proteccionismo.
Las instituciones del mercado de trabajo cumplen un papel clave en la dinámica y
características de la oferta laboral, en la cantidad y calidad de los nuevos puestos de trabajo, en la
eficiencia de los procesos de búsqueda de empleo y contratación, así como en las condiciones y
perspectivas de las personas desempleadas. De ahí la importancia del debate sobre las maneras de
adaptarlas a un contexto signado por mercados globales integrados, rápidos cambios tecnológicos y
economías volátiles.
Este trabajo valora la gravedad del peligro que constituyeron los cimarrones en Tierra Firme en
el espacio temporal del siglo XVI correspondiente a la época de Felipillo, del rey Bayano y de sus
sucesores, hasta la reducción de los cimarrones en los pueblos de Santiago del Príncipe, cerca de
Portobelo y de Santa Cruz la Real y no muy lejos de Panamá, y cómo su presencia permite entender
mejor la forja de la identidad afroamericana. Analiza el peligro que constituyeron los cimarrones
durante el siglo XVI en Tierra Firme, época correspondiente a las revueltas de Felipillo y el rey
Bayano, hasta su reducción en los pueblos de Santiago del Príncipe y Santa Cruz.
Este libro relata la vertiginosa historia abierta por la Revolución de Mayo de 1810 hasta la caída
de Juan Manuel de Rosas en 1852. Recorre así los conflictos, las ideas y las decisiones de los hombres
–desde los primeros patriotas, pasando por los generales de la guerra de la independencia, hasta los
caudillos como Quiroga, López o Urquiza, quienes se enfrentaron a la construcción de un nuevo
orden.
Con la revolución de 1810, cuando la unidad virreinal comenzó a fragmentarse, se abrieron de
pronto múltiples alternativas para la organización política. Los diversos proyectos que surgieron
dieron origen a disputas y profundas controversias entre aquellos que los imaginaron y se
comprometieron con su causa.
Las tensiones entre el ideal de una organización federal y la vocación hegemónica de Buenos
Aires signaron de manera dramática los intentos de configurar un sistema que ya no habría de
fundarse en el derecho divino de los reyes sino en el principio de la soberanía popular.
En estas páginas Marcela Ternavasio despliega, con suma destreza y habilidad narrativa, las
tramas de una historia que, al calor de la guerra y las contiendas políticas, se identificará con el
nombre de Argentina sólo varias décadas después de haber acontecido.
La idea de nación es una idea equívoca. Desde fines del siglo XIX, la pregunta de Renan –
“Qu´est-ce que c´est une nation?”– comienza a repicar en un vasto territorio, y se prolonga en una
igualmente vasta temporalidad. Responder esa pregunta implica rastrear los orígenes de las naciones,
develar su no naturalidad, registrar sus imbricaciones con los Estados Nacionales, y pulsar sus usos y
latencias en la consolidación de soberanía, de estatalismo y de nacionalismos. Son estos los variados
nudos temáticos que sujetan las historizaciones y reflexiones en torno a la nación.
En la experiencia argentina, construir el Estado comportó también construir la nación. En su
despliegue, los procesos de consolidación de estatalidad y de expansión de soberanía tallaron una
nación, y remolcaron hacia el relato épico de la historia argentina las leguas sustraídas al dominio
indígena. Desde distintas miradas, los ensayos reunidos en este volumen transitan las marcas dejadas
por estos procesos, e interrogan las variadas representaciones de la nación en discursos políticos y
filosóficos de los momentos fundacionales en Argentina.
Esta pluralidad de textos se gestó en espacios de investigación, intercambio y debate
construidos y compartidos en el Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Universidad de
Buenos Aires. En su conjunto, aspiran a revisar la compleja formación de la nacionalidad a la luz de
historia conceptual, enfatizando la idea de una nación cívica que reconoce en la ley común el
principio de su unidad. Esta nación cívica fue a la vez un horizonte –trazado a partir de un
paradigma filosófico iluminista– y un operador, que funcionó performativamente y dio sentido a los
símbolos y referentes que permitieron a la sociedad reflexionar sobre sí misma.
Escriben: Susana Villavicencio y María Inés Pacecca, Silvana Carrozzi, Gabriela Rodríguez,
Graciela Ferraz, Mauro Spagnolo, Ezequiel Vinacour, Martha Ruffini, Diana Lenton, Viviane Oteiza,
Ana Penchaszadeh, Nathalie Goldwaser.
pública, una nueva manera de autopercepción de los productores culturales en relación con la socie-
dad y el cuestionamiento como la consolidación de espacios institucionales para el desarrollo del
hecho artístico. En ese sentido este libro propone una mirada de un complejo entramado que consti-
tuye la cuestión cultural de los más importantes centros urbanos, a partir del cual pretendemos gene-
rar elementos de análisis de las nuevas formas que adopta el campo cultural, los cuales permitirían
repensar formulaciones de políticas culturales.
El contenido del libro es el siguiente:
Ana Wortman, Prólogo e Introducción
* Fragmentación social. El lugar de la cultura. La cultura como trabajo y el trabajo
como cultura: los espacios culturales autogestionados
Ana Wortman, Sociedad civil y cultura en la Argentina postcrisis: la conformación de una
esfera pública paralela
Ana Wortman, Espacios culturales de resistencia al discurso único, los usos de la comunicación
para construir una ciudadanía otra.
Ana Wortman, Procesos de globalización y redefinición del concepto campo artístico e
intelectual.
Ana Wortman, Clases medias y consumos culturales en la Argentina post años noventa.
Denise Osswald, Espacios culturales en la Argentina post 2001. La cultura como trabajo.
Sebastián Benitez Larghi, Una cultura trasnochada. Los usos ulturales de los sectores
movilizados de la clase media argentina a partir de diciembre de 2001.
Viviana Molinari y Claudia Uhart, Recuperando el trabajo y la cultura: espacios culturales en
empresas recuperadas.
* Arte, dentro y fuera de las instituciones. Vida cotidiana y ciudad
Mariana Cerviño, De lo espiritual en el arte. Notas sobre arte argentino durante la década del
noventa.
Guillermo Quiña, Cultura y crisis en la gran ciudad. Los colectivos de artistas y el desarrollo de
una nueva legitimidad en el arte.
Guillermo Jajamovich, “De la calle al mercado y de la crisis a la normalidad”: un análisis de los
stencils en Buenos Aires.
Berenice Corti,.Nuevos sentidos en el jazz argentino.
AVISO
• La extensión de los artículos deberá ser de un máximo de 20 páginas, en letra Times New Roman, tamaño 12, a
espacio simple; las reseñas un máximo de tres páginas.
• Los cuadros, gráficos y mapas se incluiran en hojas separadas del texto, numeradas y tituladas. Los graficos y
mapas se presentaran confeccionados para su reproduccion directa.
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institucional se consignaran en notas al pie de pagina mediante asteriscos remitidos desde el nombre del
autor.
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autor; b)título de la obra, en bastardilla; c)volumen, tomo, etc.; d)editor; e)lugar y fecha de publicacion;
f)numero de la pagina. Cuando se trate de un articulo se lo mencionara entre comillas, bastardilla el libro,
revista o publicacion en la que haya sido publicado.
• Si se insertara bibliografia se la incluira al final del trabajo, ordenandola alfabeticamente por autor y colocando
primero el apellido y luego la inicial del nombre.
• Los trabajos seran sometidos a la evaluacion de 2 arbitros, sobre la base del principio de anonimato.
CORRESPONDENCIA:
Comité Editorial Revista Temas y Debates
Facultad de Ciencia Politica y R.R.I.I.
Universidad Nacional de Rosario
Berutti 2353 Monoblock 1
(2000) Rosario - Argentina
Argumentos. Revista Electrónica de Crítica Social, Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de
Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, www.fsoc.uba.ar/invest/iigg/argumentos/index.htm
Ariadna Tucma Revista Latinomericana ,Historia, Ciencias Sociales, Arte y Cultura
www.ariadnatucma.com.ar
Escenarios Alternativos, Fundación Centro de Estudios para el Cambio Estructural, Buenos Aires:
www.escenariosalternativos.org
http://www.historiografia-arg.org.ar
Lavboratorio. Informe de coyuntura laboral, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires:
www.catedras.fsoc.uba.ar/sociologia/salvia/index.htm
Mercosul nas Universidades. Edición del Proyecto Mercosur, Pontificia Universidad Católica Minas Gerais:
www.pucminas.br/Mercosul
Procesos históricos. Revista de Historia y Ciencias Sociales, Universidad de Los Andes, Venezuela,
www.saber.ula.ve/procesos historicos
Revista de Sociologia e Politica: http://www.revistasociologiaepolitica.org.br
Revista Tema Livre, Eletrônica de História, Niterói, www.revistatemalivre.com
Temas. Cultura, Ideología, Sociedad, Cuba, http://www.temas.cult.cu/
Trabajo y Sociedad. Revista del Programa de Investigaciones sobre Trabajo y Sociedad (PROIT), Universidad
Nacional de Santiago del Estero, www.unse.edu.ar/trabajoysociedad