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Una lectura efectiva del Tarot, que faculte a vislumbrar, apreciar y captar con claridad
las revelaciones, implica ejecutar un ritual espontáneo que suscite abstracción. Su
talento innato necesita ser accionado por el escenario adecuado para garantizar que la
comunicación que se inicie abrigará un soporte real que respalda la leída del Tarot.
El rito del Tarot debe fluir sin obstrucciones y el concentrarse entraña relajarse, debido a
esto es requisito conservar el ritual sencillo y claro. Todo tiene que estar previsto antes
de autorizar la entrada al interesado, despeje la mesa y sostenga el mazo en la mano.
La iluminación es fundamental: debe facultarle para ver con claridad; sin encandilarle y
debe ofrecer paz. Eluda escenarios siniestros que logren asustar o crear desconfianza en
los clientes; el Tarot atrae transparencia, no sombras. Mantenga las ventanas cerradas a
menos que tenga la certeza de que no habrá bulla que moleste o incomode, sin embargo
ábralas si piensa usar incienso, pues necesitará brisa.
Sitúe al interesado de frente a usted y charle con él o ella para que se tranquilice. Déjele
que exprese claramente la causa de su visita en cuanto usted saca la baraja del Tarot,
pero absténgase de averiguar mucho antes de iniciar. Es mejor desconocer
particularidades de la realidad del cliente y orientarse en el mensaje que encierra el
Tarot.
Hay tiradas de Tarot para variados estados de ánimo, por esto, escoja la más indicada
para el propio en el momento. Cuanta más experiencia tenga, más sencillo le será
identificar qué sirve en cada caso. Ofrezca mucha atención a las dudas del cliente y lo
que comparta en relación con su historia, para que logre descubrir la mezcla idónea
entre la leída y las particularidades del cliente.
Al terminar la lectura, airee el cuarto y prepare el mazo de Tarot para el próximo cliente