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NIVELES DE REFLEXIÓN ÉTICA

Por: Alejandro G. Vigo

El tema de los distintos niveles de reflexión ética se verá rápidamente, porque es una distinción
escolar. Además se puede ver desarrollado en Vigo, Alejandro, La concepción aristotélica de la
felicidad. Una lectura de Ética a Nicómaco I y X 6-9, Universidad de los Andes, Santiago de Chile,
1997, p. 9-12.
El objetivo de distinguir estos niveles radica en saber en qué nivel de tratamiento teórico se está
situado cuando se busca una fundamentación filosófica de la ética, porque la filosofía no es la única
ciencia que reflexiona sobre la ética. También en otras ciencias e incluso en la vida cotidiana, antes del
nivel científico, se reflexiona sobre la ética. Se trata entonces de determinar qué es lo propio del nivel
de reflexión filosófico en torno a la ética, que es el nivel donde pretendidamente se sitúan las
fundamentaciones filosóficas de la ética.
Desde el punto de vista de la reflexión científica sobre la ética, es decir, con exclusión del punto
de vista precientífico, es útil distinguir tres niveles de reflexión: la ética descriptiva, la ética normativa
y una disciplina conocida como "metaética".

a) Ética descriptiva

Por "ética descriptiva" se entiende la investigación empírica de los sistemas de normas y


creencias morales existentes. Existe de hecho una multiplicidad de sistemas de normas y creencias y
hay áreas de investigación científica que se ocupan de ellos. Aquí hay que pensar, por ejemplo, en la
tarea de los etnólogos, de los antropólogos de la cultura. Un etnólogo estudia una cultura extraña a la
suya y destaca los datos relevantes para entender la trabazón sistemática de esa cultura. Y entre esos
datos relevantes está sin duda el sistema de creencias morales, junto a otros sistemas de creencias,
conectados de manera más o menos estrecha con las creencias morales. Los etnólogos describen estos
sistemas, por ejemplo el de los esquimales. El etnólogo constata esas normas y entrega una información
empírica acerca de ellas.
Lo interesante es darse cuenta de adónde apunta este tipo de investigación. Se habla en este caso
de ética descriptiva y no de ética normativa precisamente porque se trata de inventariar sistemas de
normas morales sin preguntarse por la validez de esos sistemas, sino concentrándose simplemente en
las preguntas sobre qué tipos de sistemas morales hay, qué normas contienen y cómo están
estructurados internamente, es decir, dentro de esos sistemas, qué cosas funcionan como principios, qué
cosas se derivan de ellos, etc.
Las preguntas son todas aquí de alcance puramente descriptivo; mientras que la pregunta más
interesante desde el punto de vista filosófico, acerca de la validez o del fundamento de esas normas,
queda puesta entre paréntesis. Por eso, cuando un etnólogo describe la moral de los esquimales, se
abstiene, o debería abstenerse, de juicios del tipo "esto es una aberración" o "esto está bien".
Obviamente, el etnólogo tiene sus opiniones morales, pero en cuanto etnólogo se dedica a describir un
sistema de creencias de forma inmanente a ese sistema, tratando de no proyectar sus propias creencias
morales, en la medida en eso sea posible, porque siempre habrá algún tipo de proyección, en algún
nivel de análisis. El objetivo de este tipo de descripción no es evaluar estos sistemas, sino que a lo
sumo se evalúa la consistencia interna de ellos, pues el etnólogo puede detectar incoherencias internas,
pero no valorar su contenido material.
Este tipo de análisis empírico es totalmente legítimo, pero no llega a las preguntas primarias, las
que interesan a los filósofos, que preguntan cuál es el fundamento de la validez de las normas morales.
Esto ocurre en el segundo nivel, el de la ética normativa.
b) Ética normativa

En el nivel de reflexión filosófica que corresponde a la ética normativa, se enfrenta primaria y


centralmente la pregunta que en el nivel anterior quedaba entre paréntesis. En efecto, no se investiga
qué sistemas de normas hay, sino que se intenta establecer ciertos sistemas de normas y principios
como válidos. Y además de establecer su validez, se intenta proveer un fundamento de dicha validez.
Por ejemplo, no se dice simplemente que en la cultura occidental la norma "no matar" se
considera ampliamente válida, sino que se apunta a justificar por qué es válida. Y, atendiendo a eso, se
termina sacando la conclusión de si se puede o no justificar esa validez, pues no siempre la justificación
tiene un resultado positivo. A veces, la pregunta por la justificación tiene un resultado negativo, pues no
se encuentra ninguna justificación de una norma.

c) Metaética

El tercer nivel de reflexión corresponde a la llamada "metaética". Esta denominación se ha


introducido en el siglo XX, sobre todo en el ámbito de la filosofía analítica anglosajona. La metaética
no se ocupa de fundamentar la validez de un determinado sistema de creencias, sino que se concentra
en el análisis lógico y semántico de los enunciados mediante los cuales expresamos evaluaciones,
creencias o imperativos morales.
Las normas, los mandatos, las creencias y las evaluaciones morales se expresan en enunciados y
esos enunciados tienen una peculiar estructura lógica y semántica. La metaética consiste en el análisis
de estas estructuras. Por ejemplo, cuando decimos que algo es bueno, ¿qué significa el predicado
"bueno"?, ¿es un predicado que indica una cualidad de las cosas, como "rojo", o tiene otro correlato
semántico, otra estructura? Esta es una pregunta muy compleja, cuya respuesta no está al alcance de la
mano. ¿Qué lógica tienen los predicados "es debido" o "está prohibido"? (llamados "operadores
deónticos"). Estos predicados se usan frecuentemente, pero eso no quiere decir que se conozca su
estructura lógica. Aquí hay una gran divergencia entre el uso competente y el conocimiento de estas
estructuras, como pasa con las reglas gramaticales: todos las emplean bien, pero muy pocos pueden
formularlas. No hay que confundir el empleo de una regla con su conocimiento. Por ejemplo, todo
hablante competente del castellano concuerda el verbo con el sujeto, pero muy pocos pueden decir que
lo hacen. Algo semejante sucede con el uso habitual de operadores deónticos en los enunciados
morales.

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