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Cuentos de Claudia Apablaza, Javier Munguía, Carlos

Fernández y Ricardo Abdahllah.

Entrevista a No.Para.Innita y Ángel Nogueira.

www.lamovidaliteraria.com
CONTENIDO

www.lamovidaliteraria.com Agenda
www.lamovidaliteraria.blogspot.com Editorial
Editor: Juan Pablo Plata Cosecha Literaria
Director: Andrés Mauricio Muñoz. Caviativá. Por Mauricio Loza. 2
Asistentes editoriales: Sebastián Pineda Buitrago, David Las pecas de un balón son letras. Por Andrés Mauricio Muñoz. 6
Roa Castaño, Carlos Fernández, Alonso Quijano y Felipe Hormigas en la cena. Por Carlos Fernández.
Tongoy. 8
Diseño: Tito Corrales. Siempre te creíste la Virginia Woolf . Por Claudia Apablaza. 10
corralestito@hotmail.com corralestito@gmail.com The way out . Por Paul Ames. 12
6153546. 310.2041593 Valentina y los Beatles. Por Ricardo Abdahllah. 13
Impresión: El Mosco. La Luchy. Por Javier Munguía. 18
editorialelmosco@gmail.com 3393565 Dossier drogas
Prá. Por David Roa. 19
Adrián entra al baño. Por Orlando Echeverri Benedetti. 21
Poesía
Turrón de chocolate. Por Nena Cantillo. 23
De ausencias y usurpaciones. Por Nena Cantillo. 23
Perrault XXX. Por Nena Cantillo. 23
Queja. Por Nena Cantillo. 23
Fotos: No.Para.Innita, Uly Zilock, Mauricio Loza, Aran- La chispa nuclear. Por Salvador Biedma. 24
go Editores y Odio a Botero. Iron_lung, Liones, Marco Van Columnas
den Hout de Flickr.com Creative Commons. Leo Reynolds Entrevista a Ángel Nogueira. Por Sebastián Pineda Buitrago. 25
(Portada). Flickr.com. Prologo de Señales de ruta. Por Juan Pablo Plata. 27
Entrevista a No.Para.Innita. 28
lamovida@gmail.com lamovida@lamovida.com
direccion@lamovida.com
Nit. 80.094.444
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BOGOTÁ-COLOMBIA 2008

La Movida L i t e r a r i a
AGENDA

Eventos

Hay Festival de Cartagena 24 - 27 Enero


XI Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá 7-23 Marzo
Feria del Libro de Bogotá 23 Abril- 5 Mayo
Encuentro de Escritores: Otras Literaturas 25 de Abril
Primer Congreso Iberoamericano de Libreros 23, 24 y 25
Fallo del Premio Iberoamericano de Novela Breve 25 de Abril
Encuentro Internacional de Editores Literarios 26 - 29 Abril

Web recomendados
www.rossinabossio.com
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Blogs
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Música
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Editorial

Ustedes quieren impresionarnos y nosotros queremos im-


presionarlos a ustedes. Nada que hacer. En una sociedad plagada
de seres interesantes y pocos interesados, nada interesa. Aún así,
seguimos en la Movida. Desde estas páginas seguiremos promo-
viendo el surgimiento de una generación literaria. En este número:
Ricardo Abdahllah (Colombia), Tito Biedma (Argentina) , Orlan-
do Echeverri Benedetti (Colombia) , Carlos Fernández (Colom-
bia) , David Roa (Colombia) , Andrés Mauricio Muñoz (Colom-
bia) , Nena Cantillo (Colombia) , Claudia Apablaza (Chile) , Javier
Munguia (México), Paul Ames (Colombia) ; cuentos, fragmentos
de novela y poemas hacen parte de esta edición. Celebramos la
reciente publicación de libros de autores de esta cofradía : La
Musa Crítica —Teoría y Ciencia Literaria de Alfonso Reyes —, de Se-
bastián Pineda Buitrago (Colegio de Nacional. México); Señales de
Ruta—Antología de Cuento Colombiano —, selección y prólogo
de Juan Pablo Plata (Arango Editores); ¡Caviativá! , de Mauricio
Loza (Arango Editores). Incluimos además un dossier de drogas a
legalizar y, desde este editorial, lamentamos el deceso del maestro
Germán Espinosa, cartagenero con pinta de cachaco muy cercano
a esta casa y antiguo miembro del consejo editorial. Los invitamos
a seguir visitando nuestro portal en internet www.lamovidaliteraria.
com, dejar sus comentarios, enviar sus colaboraciones y a dejarse
impresionar con el contenido de estas páginas. ¡Jua!

La Movida L i t e r a r i a EDITORIAL

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Caviativá

(Primer capítulo de la novela) Mi nombre es Milton Porras,


Tengo veintiséis años y llevo este nombre desde hace tres
Por Mauricio Loza*
semanas. Y estoy muerto.
Estoy muerto en el sentido en que si Cien Colombianos Dicen
And now I know how Joan of Arc felt, que estoy muerto, entonces, estoy muerto.
now I know how Joan of Arc felt Solo por si acaso, este no es uno de esos libros en que los
as the flames rose to her roman nose muertos hablan en voice over acerca de nutritivas lecciones de
And her walkman started to melt vida. O de cómo se encontraron con sus seres queridos y ami-
Bigmouth Strikes Again — The Smiths gos más allá de la luz blanca al final del túnel. Verán, es sencillo,
no me he encontrado con la desgracia de padres que tuve en
vida o con mi mejor amigo porque aún no me he bañado en
el resplandor al final del túnel y la verdad, dudo que haya algo
como un más allá. Espero que no haya un más allá. Y no, este
no es un libro lindo y conmovedor, un relato para que lo guar-
den en su mesita de noche o en un lugar especial cerca de su
corazón. No me puse a escribir este morro de hojas para corte-
jarlos y enamorarlos, porque ni los conozco ni me importan.
Y si todavía se creen florecitas, salten a la última página
de este libro, arruinen la sorpresa, y vayan a que Paulo Coelho
o a que Deepak Chopra las rieguen con sus páginas de auto
superación.
Okay.
La cosa es así: estoy muerto y sé algo que ustedes no saben.
Tengo el cerebro repleto de Ativán1 y de cosas que ustedes no
saben. Pero, shhhh, esto es sólo para ustedes.
En términos forenses estoy en el nivel 2 de la Escala
Crow—Glassman, lo cual implica quemaduras de segundo y
tercer grado en poco menos de un tercio de la superficie cu-
tánea total.
Ok, bien, ¿y quién soy yo? Soy un pervertido en un spree
anárquico por salvar su alma.
Soy la caja negra de un desastre espiritual. Soy un muerto
viviente. Ajá, soy un muerto viviente que oye a medias por un
oído. Que tiene un chicle de bienestarina y pólvora en la boca
y una mano pintada en sangre en el cuello. Ahora, un consejo:
Estén bien atentos a estos detalles. Esto puede hacerles la vida
más fácil de aquí en adelante. De paso, puede que hasta les

COSECHA LITERARIA (Narrativa)

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mejore sus relaciones de pareja. Recuerden: los detalles, todo factor psicosomático es muy importante; en momentos de do-
está en los detalles. lor extremo casi cualquier individuo entra en pánico pues teme
¿O saben qué?, mejor no le pongan atención ni a estas ni- por su vida. Y el miedo acelera el proceso de shock. Mucha
miedades ni a los personajes secundarios. Al fin y al cabo este gente no lo cree, pero entonces uno podría morirse del susto.
libro está escrito en primera persona, es mi limitado punto de La cuestión es que si uno no teme por su vida, puede re-
vista, y se trata de mi. Mí—mí—mí. Bien, volviendo al tema, lajarse y disfrutarlo. Hacerse amigo de su dolor. El dolor es
tengo que decirlo, este tipo de cosas —lo de ser un muerto como todo, pregúntele a un budista.
viviente, la sordera, el chicle, todo eso—, suceden cuando a tu Lo importante del dolor es la intensidad. A la larga, es
mejor amigo se lo han llevado los extraterrestres. como comer muchas latas de leche condensada.
En serio. Supongo que estas cosas pasan cuando empiezas El dolor es mi amigo y me regocijo en su compañía, decía
a vivir tu tediosa vida en cuenta regresiva. Bien. Después de Caviativá. Al principio mi dolor fue un cosquilleo leve, como
mí ...3...2...1... Houston we have a problem, traté de relajarme anticaspa medicado eferveciendo en mi antebrazo. Por un mo-
y me tomé este asunto con la Congregación para la Cristian- mento oí una canción de los Smiths en mi cabeza: Now I know
dad Dinámica como un proyecto de eutanasia amateur para how Joan of Arc felt, when the flames rose to her roman nose
las masas. Como un experimento de dominación espiritual. and her walkman started to melt. Pensé en el walkman que
Repitan esto: Eutanasia—amateur—para—las—masas. Pero tenía atado a la barriga con cinta aislante. Y fue ahí, envuelto
qué contemporáneo. en un gargajo gigante de acrílico hirviente, viendo cómo se me
¿Cuánto Ativán puede caber en un solo cerebro? templaba la piel y cómo los vellos de los brazos comenzaban
Ejem, bien, podríamos enredar todavía más todo este enre- a encresparse y encogerse, cuando me sorprendió el dolor de
do abordándolo con algo trillado como “esta es la historia del verdad.
tipo que logró suicidarse dos veces” o algo por el estilo, pero Volviendo a lo del shock, en casos de peligro extremo y
nos estaríamos saltando lo realmente importante. Como por como un último sistema de defensa, el organismo retira la san-
ejemplo el dolor. Sí, el dolor es un buen principio. Mucha gente gre acumulada en el cerebro de un solo tirón produciendo un
no lo cree, pero uno podría morirse de dolor. Literalmente. En desmayo. Lo disfruté. Soy masoquista —desde mi retorcido
términos clínicos, el dolor es una alarma biológica, es la señal punto de vista—, en el sentido en que por más que lo intente
de que algo está realmente mal. El dolor es el signo de nuestra ningún castigo va a ser suficiente.
salvación, decía Caviativá. Clínicamente hablando, si un dolor Ajá, todo es una cuestión de perspectivas y de puntos de
es muy intenso y prolongado el cuerpo entra en un default de vista. Vistos muy de cerca todos somos bebés. Bebés obsesio-
emergencia.El cerebro secreta hormonas como la CRF o la nados con el crecimiento personal. Niños gigantes en busca
ATCH, azúcares como los glucocorticoides, cantidades indus- de cualquier cosa que se encargue de nosotros y nos mantenga
triales de cuagulantes y adrenalina durante un lapso de tiempo distraídos. De un Dios, unos padres, una esposa o un empleo.
prudencial y, al llegar el momento de agotamiento químico, el Y yo siempre quise deshacerme de mis padres, de Dios, de
cuerpo entra en un shock traumático que baja lentamente la las mujeres, de los hombres y de las responsabilidades. De
tensión. Ahora escuchen que viene lo importante: Una baja cualquier estorbo. Pero igual, todos terminamos como bebés
de tensión implica distensión del sistema circulatorio, lo cual regordetes, coartados por las expectativas que ponen en noso-
obliga al corazón a trabajar a doble ritmo, triple ritmo, cuá- tros y mutilados por el éxito profesional. Bebés a los que les
druple ritmo, tratando de bombear sangre por un laberinto de amputaron la conciencia y la intuición. Nenes inmundos en la
arterias desinfladas. Lo cual se prolonga hasta que el esfuerzo colección de Garbage Pail Kids de G. Objetivamente, nuestro
cardíaco dispara una fibrilación ventricular que causa la muer- problema es que somos una generación obligada a no poder
te.En términos generales. O por lo menos eso me dijo G, mi ser nada. Una generación que creció en el desencanto, vien-
mejor amigo, que estudió cuatro semestres de medicina antes do cómo ninguna de las opciones que nos dejaron funciona
de enterarse que era sero positivo. Y de irse a Sirio. realmente. Así que para nosotros no hay más: la anestesia o
Hay que aclarar que después de agotar los recursos quími- el dolor.
cos, ni siquiera se siente dolor, los dedos se te enroscan y sólo Si es la anestesia pueden seguir mutilándose como los Gar-
hay frío. En estas cuestiones muchos expertos opinan que el bage. Si es la otra, hagan lo que quieran: métanse de chamanes,

La Movida L i t e r a r i a COSECHA LITERARIA (Narrativa)

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métanse dieciséis líneas coca, desdóblense, mastúrbense hasta Tiene 26 años, ninguna señal particular. Su familia lo vio
el cansancio, leviten. Si algo queda claro es que nuestro desaso- por última vez la noche del 13 de mayo.
siego es espiritual. Desapareció junto con otros miembros de la Congregación
Es una lástima pero uno ya no puede pretender sentarse en para la Cristiandad Dinámica.
loto un cuarto de hora al día, darle al switch de la kundalini y Supongo que todo termina así.
listo. Iluminación. El chamanismo y la danza rítmica sencilla- Inmortalizados hasta agotar existencias en las estanterías
mente no van a funcionar. Es como poner a hacer yoga a Ji- de lácteos de los supermercados.
mmy Salcedo. Es perfectamente equiparable a poner a meditar En cada caja de leche un epitafio.
a un vegetal. Ahora la iluminación requiere de quimioterapia Un obituario público antes del noticiero de las siete.
espiritual, algo para sacarse la costra de anestesia social que Volviendo a la vida real, este edificio —una de las glorias
traemos encima. arquitectónicas planteadas por Le Corbusier para la grilla oc-
Así que aquí estoy, Crow—Glassman 2 y mambeando un cidental de Bogotá a finales de los años cincuenta—, terminó
chicle de bienestarina y pólvora en un cuartucho de cuatro por convertido en un antro de 12 pisos. Mis vecinos, que por lo
cuatro. Si contamos a los cadáveres que tengo a lado y lado, general pueden seguir en su viaje aún nadando en un colectivo
juntos debemos parecer una trinidad mutilada. Ahora piensen: de desechos, se levantaron hoy decididos a encontrar la rata o
yo, el hijo único de un Senador de la Republica y ex—Ministro la paloma o el gato muerto que los tiene rebotando de este lado
de justicia, el nieto de un Ex—Presidente, mascando la comida del planeta.
de los pobres. Esto es lo más cercano que vamos a estar de Todos putean con sus voces carrasposas y corren de lado a
tener justicia social en este país. Retomando el tema de los ca- lado arrastrando los colchones y los pocos muebles que pueda
dáveres, Rocío, —el cuerpo número uno—, es una mezcla de tener un drogadicto profesional, mientras buscan la fuente del
carne viva con patines y medias veladas dentro de un vestido olor a mortecina que viene inundándoles el edificio desde hace
de porrista. Los patines son de esos de dos, no de los roller- días.
blades. Su quijada parece gelatina por la osteomielitis mandi- Yo, yo sólo masco mi chicle cada vez más rápido, rogando
bular. Por otro lado Omar Nelson, —nuestro cadáver número por un envenenamiento.
dos—, bueno... la mayor parte de la cabeza de Omar Nelson y Afuera escucho el estruendo de las sirenas de la policía y de
uno de sus brazos quedó regada por las paredes del cuarto. una ambulancia. Clavo los dedos de las manos en el colchón
¿Y dónde estoy? y hago lo que puedo por caer muerto. Hago lo posible por
Esto debe ser el quinto piso de un edificio abandonado, desaparecerme. Como el resto de la congregación. Hace una
excepto por una plaga de bazuqueros que viven un par de pi- semana todo el mundo empezó a esfumarse misteriosamente.
sos más arriba. He estado pelando capas y capas de papel de Sólo me dejaron un costal con bienestarina de sobra y varias
colgadura y todo parece indicar que este lugar alguna vez fue cajas de leche impresas con las caras de los compañeros de la
el cuarto de un niño, o un salón de colegio, no sé. Y ya no Congregación. La principal evidencia de la derrota en nuestro
importa, uno de los lujos de estar a punto de morirse es que descabellado proyecto sobre cómo desaparecer completamen-
nada importa realmente. Pero siempre es así, cuando quieres te. Durante la primera semana en este cuarto, Gladys me man-
una cosa te dan precisamente lo contrario. Nuestro sacrificio es tuvo de este lado a punta de Ativán. El Ativán es para niñas. La
dar nuestras vidas para resucitar a los muertos, diría Caviativá. Clozapina, esa si que te revuelve los sesos, decía G.
Y si lo que queríamos era desaparecer, puf, todo lo contra- Ansiolíticos, mañana, tarde y noche.
rio. Inmortalidad. Cuando vayas a la cocina en la madrugada De ahí en adelante me dio un poco de harina y miel para
y abras la nevera, mi cara en el segundo anaquel, al lado de la hidratar y desinfectar las ampollas, nada más. Me contó de los
mantequilla y los huevos. planes que tenían para la muerte. De la legión que querían or-
Al darle un mordisco a una arepa con queso, con la boca ganizar. Me contó que también estaban atendiendo al resto de
llena de café o cereal, o mientras escoges entre deslactosada, miembros heridos en otros tres refugios.
descremada o larga vida en el mercado, mi foto de anuario en También mencionó algo de una división dentro de la con-
un cartón de leche que dice: gregación y de la purga que había empezado Omar Nelson
...¿le ha visto? para evitar que se destapara la olla.

COSECHA LITERARIA (Narrativa)

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El segundo jueves Gladys y Néstor trajeron a Rocío y di- Mi nombre de nacimiento, el de verdad, el que acompaña
jeron que había tres cuerpos más que tendrían que esconder. a la foto en la caja de leche, es Nicolás Ruiz. Y no, no estoy
Y afortunadamente para mi nariz ese segundo cargamento de muerto. Esa es solo una línea que me gusta repetir. Pero créan-
cadáveres nunca llegó. Por favor noten cómo a la hora de com- me que después de haberme suicidado dos veces me lo he ga-
partir habitación con dos cadáveres me importa mi nariz y no nado. Con honores.
mi puerca salud mental, que por cierto la perdí hace rato. Me llamo Nicolás Ruiz, tengo veintiséis años y Caviativá
Gladys nunca volvió y Néstor regresó hace una semana y nos jodió. Nos jodió a todos, nos dejó solos. No es un repro-
me dejó el costal del que he estado comiendo los últimos días. che, pero si hubiera estado aquí todo esto tendría que haber
Y esa fue la última vez que vi a alguien. sido diferente. Y pese a que el Ativán todavía me está pateando
Okay, okay, no fue la última vez que vi a alguien, pero sí a la cabeza, no sé dónde oí que algunos tipos de pólvora no son
alguien que quisiera ver, porque después de eso ningún otro venenosos.
muerto viviente volvió a aparecerse por aquí aparte de Omar
Nelson con un changón y su cuentico de la purga. Vea sidoso, *Mauricio Loza es omnívoro y tiene 29 años, ninguna seña
han pasado tres semanas y todavía no nos pillan, ¿puede creer- particular. Fue debidamente impreso en los circuitos de super-
lo? Me dijo. vivencia y territorialidad y está contracondicionándose en la
Y yo no soy el del Sida, el sero positivo es G. marcha. Traductor literario. Autor de la novela Caviativá (Aran-
En fin...El problema de estar realmente solo es que si uno go Editores). Prepara una novela ambientada en Japón.
se queda en silencio el tiempo suficiente, se le empiezan a salir
frases tan ridículamente existencialistas como:
En el fondo creo que viví tan asustado de la vida que me
resulta imposible tenerle miedo a la muerte.
Basura trascendental. Y ya que o mi mayor problema ha-
blamos de problemas trascendentales, no puedo evitar pensar
en la frase favorita de mi padre: Hijo, ten cuidado en distinguir
lo urgente de lo importante. Pues hice mi tarea. Lo urgente en
este momento —o mi mayor problema—, es que me tengo
que morir rápido.
Lo importante —que generalmente coincide con el pro-
blema de verdad—, es que si no me muero antes de que me
encuentren, mi actual situación va a tener una gran difusión en
los medios de comunicación. Y entonces ustedes se enterarían
de lo que yo sé.
De todo el concepto de la resurrección y el Juicio Final. Y
por extraño que parezca, en esta filosofía no es lo mismo ser
cadáver que estar muerto.
Confuso, ¿eh?
Si les preguntan qué es esto, solo digan: Es una reacción
alérgica a la civilización humana. Miedo y asco en la era de
la globalización, jugo de Naranja Mecánica, Latin—American
Psycho. Un relato sobre cómo desaparecer completamente y
no morir en el intento. Con todo lo torpe y estúpido que puede
ser tratar de desaparecer completamente tratando de no morir
en el intento. Pero tal vez nadie les va a preguntar y a ustedes
no les interesa nada de esto, a ustedes les interesa quién soy
yo. Innita para No. No.Para.Innita. ©

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Las Pecas de un balón son letras
“Una noche él entró tranquilamente por la puerta, como si
hubiera estado afuera sólo durante un día, y fue un amante
esposo hasta la muerte”.
Fragmento de Wakefield (Nathaniel Howthorne)
Por Andrés Mauricio Muñoz*

Acabo de llegar del frío de la calle. Creo que de alguna de mi cuarto escuchaba sus conversaciones y sólo me dormía
forma el aire se ha adherido a mi cuerpo y se obstina en la hasta que ya no escuchaba más sus voces. Mamá le hablaba
idea de pasar la noche conmigo. Aún no he apagado la luz de Cortázar, Borges y Ribeyro; papá le mencionaba a Cañón,
y eso me permite leer el texto del diploma que cuelga en la Panzutto y Pandolfi contándole lo mucho que hacían falta de
pared: “Julián Andrés Bernal Zapata, Professional Bachelor nuevo jugadores como esos; mamá le citaba un fragmento de
in Electronics ICT, Universitiet Hasselt”. Pronto tendré uno La continuidad de los parques y papá repetía la alineación del úl-
similar de la maestría en electromecánica. Vivo en Hasselt, ca- timo clásico con Millonarios y le explicaba con detalle el por
pital de la provincia de Limburgo en Bélgica, desde hace casi qué del resultado, siempre había alguien que no se proyectó lo
cinco años. Creo hablar a la perfección el holandés y chapuceo suficiente o que no achicó propiamente los espacios; mamá
algo de francés. Comparto la habitación con un compañero le hablaba de Un mundo para Julius y papá se reía buscando un
de Lieja pero paso casi todo el día con un uruguayo, nacido en técnico extranjero para Santa Fé. Mamá, de vez en cuando,
Montevideo; de hecho creo que es él quien me ha hecho sentir tertuliaba con sus amigos en la sala encerrados en el dilema de
que uno de mis pies aún está en América. A mamá y papá no la verdadera influencia de los decimonónicos norteamericanos
los veo desde hace dos. Esta tarde hablé con mamá y fue esa sobre los escritores del Boom; mientras papá, atrás, en el patio
conversación la que me arrojó a la calle a caminar y, finalmente, de la casa, discutía con su amigo Álvaro, al calor de una cer-
terminó por sentarme en la gradería del campo de fútbol de la veza, cuál de los equipos bogotanos había aprovechado más la
universidad. Ha comenzado a llover. Debo levantarme dentro cantera del Olaya.
de cinco horas y permanecer sentado en un avión por más de En el colegio —Gimnasio Moderno, no podía ser otro el
doce. Sin embargo escribo. colegio para un hijo de papá— varias veces pasé por niño cul-
Sólo a mi llegada me percaté de que el tiempo en casa no to, pero sólo yo sabía que de Carlos Fuentes, Julio Cortázar,
fue tan largo como parecía. No he podido precisar aún qué era Bryce Echenique o García Márquez y otros tantos, sólo cono-
exactamente lo que me atraía de la idea de partir, a quién per- cía el nombre de sus obras, bien fuera porque lo oía de mamá
tenecía esa cara que me hacía muecas para que viniera. Mamá o porque leía los lomos de los libros cuando entraba a la biblio-
y papá se aman como yo jamás creo que amaré o seré amado. teca buscando alguna cosa. En cuanto a fútbol, me decían mis
Ellos, en sí, son muy disímiles: papá es bajo, mamá un poco compañeros, textualmente, que sabía como un berraco pero
más alta; él es realmente apasionado por el fútbol, ella por la no jugaba un culo. Papá fue el último en comprobar que no
literatura; mamá baila salsa, merengue y vallenato, papá sólo da jugaba bien, que era torpe con la bola aunque rápido y de buen
brinquitos cuando está contento. Creo que nadie a simple vista estado físico. “El niño sería bueno pero pa pitar” escuchaba
vería lógica esa relación. No sé si el amor tenía antes un ingre- que le decía a veces a mamá mientras ella le decía que ni loca
diente ahora escaso o escondido, o si papá y mamá siempre lo permitiría.
supieron dónde estaba. Sólo una vez acompañé a papá a un partido, fue en el cam-
No sé por qué siempre fui en casa un poco retraído, sería pín: Santa Fé siete y Millonarios tres; lo recuerdo bien porque
más sensato decir mucho. Compartía con ellos pero a mi ma- además fue tema de conversación por mucho tiempo. Papá se
nera y, de alguna forma, ellos siempre me entendieron. Des- fue con su camisa roja, una gorra y una bandera que mamá, un

COSECHA LITERARIA (Narrativa)

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poco nerviosa, le pidió que no agitara. Yo, a pedido de papá, mí desde la habitación.
también iba de rojo pero sin cachucha. Mamá trataba de tomar Mamá dijo que un aneurisma y la presión de la sangre en el
la mano de papá pero él se la soltaba a cada rato y se la ponía tallo cerebral, acabó ayer con la vida de papá. Yo, que he vivido
en la cabeza; yo, mientras tanto, buscaba niñas lindas. Bastaron alejado todos estos años, aún no sé qué significará la vida sin él,
quince minutos para desistir de mi tarea, entonces traté de mi- sin un papá al otro lado del mundo preguntando por mí y es-
rar el juego y comencé a hacer preguntas que papá contestaba perando mi regreso. Tampoco sé qué será de la vida de mamá
instintivamente y sin mucha atención. El primer gol casi es de sin su contertuliano favorito como le decía cariñosamente. No
Millonarios— esa narración se escuchó en casa varias veces— puedo dejar de imaginar su cara inexpresiva dentro de una caja.
y papá dijo que había sido mi culpa. Después, ya callado yo, El golpe insistente de la lluvia no me deja precisar una mejor
Santa Fé se convirtió en una maquinita de hacer goles — son imagen ni me permite imaginarlo dando saltos, narrándole a
palabras de papá— y terminó goleando. Papá enloqueció: mamá un gol o escuchando atento de ella un relato.
abrazó a mamá, comenzó a dar saltitos y después me agarró Una gota obsesiva puede abrir un hueco en la más con-
de los cachetes y se puso a hablar con los de al lado mientras sistente de las rocas, y así de obsesivas se presentan las tardes
no paraba de reír y elogiar al Tren Valencia. A la salida, papá que no pasé con él, las palabras no dichas. En algún lugar es-
olvidó las recomendaciones de mamá y comenzó a agitar su tará la clave de lo que yo no supe descifrar, en algún lugar, al
banderita: se la quitaron y con esa misma le pegaron. Papá no otro lado del mundo, estará el baúl con el secreto para que las
dijo nada y se dejó llevar del brazo de mamá. Ya, estando lejos, letras y un balón hagan parte de un mismo dibujo. Quisiera
no sé si fue por eso mismo o porque algo en su espíritu de dominar cada una de las lenguas de la tierra y gritar en todas
hombre arremetió de improviso, trató de soltarse de mamá y la palabra mierda. El reloj marca las 4:00 A.M., la luz aún está
dijo que se devolvía, que él no se iba a dejar joder de nadie y prendida y eso me permite leer el texto del diploma que cuelga
que se iba a recuperar su banderita. Mamá no tuvo que hacer en la pared: “Julián Andrés Bernal Zapata”, el resto se mues-
mucha fuerza para retenerlo. Esa noche mamá no le habló de tra borroso ante mis ojos e incluso el Bernal ha empezado a
libros y yo lo escuché desde mi cuarto narrarle a ella el partido perder su consistencia. Es hora de salir. No quiero hacerlo. No
una y otra vez. Esa tarde la pasé bien. Pero no se repitió. quiero que el Bernal del texto se desvanezca por completo.
Alguna vez escuché un cuento que leyó mamá, Wakefield; es Quizá ya no regrese. Quizá sí. Tal vez para entonces me siente
la historia de un hombre que decide marcharse muchos años tercamente en la gradería de un campo de fútbol universitario.
para una habitación al frente de su casa y ver así cómo trans- Quizá regrese con un libro de Cortázar bajo el brazo.
curre la vida sin él, la vida de su esposa. La razón, no es clara. Salgo. Todavía llueve.
Al final vuelve. De alguna forma creo que yo me convertí en el
Wakefield de la casa y los abandoné sin una razón clara para ver *Andrés Mauricio Muñoz. (Popayán, 1974). Es Ingeniero
cómo transcurría la vida sin mí, pero, al final, terminé olvidan- en Electrónica y Telecomunicaciones de la Universidad del
do la tarea. El abandono, y esto me resulta obvio, no comenzó Cauca, especialista en Evaluación y Desarrollo de proyectos de
con mi venida a Bélgica; se dio mucho antes, tal vez la misma la universidad del Rosario. Actualmente se desempeña como
tarde del partido en el campín cuando, en la noche, habiéndo- consultor de tecnología de una multinacional. En el campo
la pasado bien, no compartí con ellos la alegría. Varias veces literario tiene una novela publicada: Te recordé ayer Raquel (Sic
papá, durante muchos años, se sentaba a mi lado mientras yo Editorial, 2004) y un libro de cuentos inédito. En el 2006 ob-
veía televisión y, cuando creía encontrar un espacio adecua- tuvo el primer puesto en el Concurso Nacional de Cuento de
do que a mí se me antojaba inmenso, decía: “y hoy perdimos, la revista Libros y Letras con el cuento titulado Una tarde en
pero se luchó” o “hoy sí ganamos” e intentaba simular que se París. En el 2007 obtuvo el primer lugar en el Premio Literario
entretenía con los hilos de un cojín pero atento a mi respues- Fundación Gilberto Alzate Avendaño con el cuento Pierna obs-
ta; yo, por mi parte, sólo podía preguntar que cuánto habían tinada. La revista literaria italiana Buran seleccionó y tradujo su
quedado y seguía mirando la pantalla, sin mucho interés. Esa cuento Dolor de Patria al italiano para incluirlo en su antología
fue la constante. sobre sociedades en conflicto.
Papá y mamá fueron haciendo suyos los espacios que iba
liberando, sin olvidar que, atento, yo escuchaba pasar la vida sin

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Hormigas en la cena

Por Carlos Fernández*

Volví en la noche, con los pies descalzos, oliendo mal y sin Entré y vi cómo el cinturón se deslizaba entre sus manos
haber comido nada. La vi sentada en una mecedora en medio y caía al piso, mientras ella se dirigía a la mecedora y, un poco
de la sala. Mis piernas temblaron cuando ella me miró. Hubo acurrucada, guardaba su rostro entre ambas manos: estaba llo-
un gesto de lástima o compasión en sus ojos, pero enseguida rando. Llegué hasta la cocina, tomé el plato de la cena y fui al
su actitud se tornó agresiva y la ira fue poblando lentamente las patio. Mientras tragaba rápidamente las cucharadas de arroz,
facciones de su cara. espulgando las hormigas, oía los sollozos de mi madre:
Retrocedí y me detuve bajo el marco de la puerta de entra- “¿Qué he hecho yo para merecer esto, Señor...? ¿Qué he
da, al tiempo que reconocía el brillo de la hebilla del cinturón hecho yo?”
rojo que empuñaba. Estaba sentado en el patio, comiendo. Sentí un golpecito
—No me pegue, por favor—dije. en la espalda. Dejé el plato a un lado y giré la cabeza para mirar:
Mi madre se puso de pie. Era una mujer alta, medía 1.80 era mi madre. Demasiado odio para un golpe tan frágil, pensé.
por lo menos; era gruesa, trigueña, de cabello negro y en sus Eso me dio risa. Me reí. Ella me volvió a pegar, hacía demasia-
ojos había algo que me recordaba a los míos. da fuerza, me volví a reír.
—Mucho miedo y poca vergüenza— sentenció. —¡Ah, te burlas!—exclamó.
—No me pegue—repetí. Su cara se iba poniendo roja, respiraba de prisa y arruga-
Mi madre avanzó hacia mí, entonces me quedé quieto y ba el rostro, pero sus golpes seguían siendo suaves. Yo reía y
esperé. corría por todo el patio. Mi madre detrás, me alcanzaba con el
De uno de los cuartos laterales salió la abuela, atravesándo- cinturón de vez en cuando.
se como una gran cortina, así, sin avisar, como un viento frío. De pronto se detuvo.
—No le pegues—suplicó. —¡Aja!, ahora sabrás de quién te vas a burlar.
—Este hijo de puta, mamá—dijo mi madre—, quién sabe —No es burla, mamá—dije, mientras me reía.
dónde estaba y haciendo qué. Me mato todo el día trabajando Estaba parada a unos cinco metros de mí, tomó una escoba
para que este vergajo estudie, y ni va al colegio ni ayuda en la y una piedra del suelo. Me tiró la piedra, pero no me dio. No
casa. Ahí están el desayuno y el almuerzo llenos de hormigas. quiso darme. Levantó la escoba y corrió hacía mí. Fui corrien-
La comida no la regalan—me miró—. Te dije que lavaras el do hacia un ángulo lejano del patio, me quedé recostado sobre
baño, ¿lo lavaste?, ¿barriste el patio?, ¿sacaste la basura? A ver. la paredilla, al fondo.
¡Contesta! ¡Contesta! —Entre más corras peor para ti, más duro te pego.
—No—dije— no lo hice. Entonces, de repente, ya no tuve ganas de reír.
—A ver, dime qué piensas. Tú crees que la vida es...Dime —No me pegue mamá, no me pegue— volví a suplicar.
qué piensas, dime qué tienes en esa maldita cabeza. Pero la súplica, en ese momento, no era lo mío. Miré la pa-
—No me pegue, no me pegue— decía—, perdóneme redilla, trepé en ella y caí en el patio de la casa de atrás. Escuché
mamá, no me pegue. que mi madre decía:
—Por esta vez no le pegues—sugirió la abuela “Peor para ti, más duro te pego...a la hora que vengas te
—Hazme el favor y entra— concluyó mi madre. pego”.

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Un perro flaco y pequeño, de orejas caídas, empezó a ladrar a la calle. Vi a mi madre agitando la escoba en las manos, espe-
muy cerca de mí. Guau, “¡Sicario!”, gritaban desde adentro. rándome. Detrás de ella la abuela se sostenía, con ambas ma-
Guau, guau, “¡Cállate Sicario!”. El perro seguía ladrándome sin nos, la cabeza. Varios vecinos estaban en la calle, en las terrazas
mucho ánimo. Guau, “¡Que te calles Sicario!” y en las ventanas de sus casas para ver el espectáculo. Querían
Sicario se calló, bajó la cabeza y pasé sobre él. Caminé por bailar, todos querían bailar y yo era la canción de moda. Estaba
el patio, entré por la puerta trasera a la casa. Los vecinos veían bien, de alguna forma lo tenía merecido. Lo que realmente me
las noticias en la televisión. “Buenas noches” les dije, mientras dolía, lo que me incomodaba, era pensar que aquellos mucha-
atravesaba la sala hacia la terraza, y luego a la calle, y de la calle chos que me traían agarrado eran mis únicos amigos.
hasta la esquina, a la carretera.
Caminé por allí, sin prisa, de regreso a mi calle. Me asomé *Carlos Fernández. (Cartagena de Indias, 1979). Estudió
con cuidado apoyado sobre una verja. Vi a mi madre con la lingüística y literatura y realizó una tesis sobre Roberto Bolaño.
escoba en la mano, rodeada de muchachos, en mitad de la calle. Durante cinco años hizo parte del TEUC (Teatro Estudio de
Escuché que decían “Veinte pesos”, luego alguien gritó “Allá la Universidad de Cartagena), luego fundó el Grupo Bostezo
está” y luego ella dijo “Vivo o muerto”. “Allá está” repetían Teatro para el cual escribió, adaptó y dirigió varias obras. Ha
mientras corrían hacia mí. Esperé unos segundos y luego corrí. publicado el libro de cuentos El siguiente, por favor, con el que
Atravesé la carretera, después crucé un puente sobre una pe- obtuvo el Premio Distrital de Cartagena de Indias en el 2002.
queña cuneta que separaba dos carreteras. Atravesé la segunda Artículos, cuentos y poemas suyos han sido publicados en di-
carretera, corrí hacia un terreno baldío que estaba en frente, versos medios virtuales e impresos de Colombia y del exterior.
donde se había improvisado un estropeado campo de fútbol. Actualmente reside en Bogotá, donde escribe su segunda no-
El suelo estaba lleno de piedras y esquirlas de vidrio, el aire era vela.
denso y oscuro, no había una luna cerca.
Los vidrios y las piedras maltrataban las plantas de mis pies
mientras corría, los otros ya me estaban alcanzando, tenían za-
patos y tres comidas encima. Estaba a punto de finalizar el
campo cuando me agarraron, primero uno, luego los otros
seis.
—Les doy cincuenta— le dije.
—Cállate y camina— me respondieron.
Caminé de regreso. Me traían agarrado de los brazos, del
cuello y de la camisa. Seguí caminando por el campo, pensando
una y otra vez cómo zafarme. Era inútil pero pensaba. Mien-
tras ellos hablaban, haciendo planes de lo que comprarían con
sus veinte pesos, se me ocurrió una idea: En los rincones del
campo siempre habían parejas de novios que buscaban la os-
curidad para besarse, arrecostárselo e incluso llegar más allá.
Hombres cansados y vencidos, hombres pobres que querían
amar a mujeres lindas distintas a las que tenían en casa. Vi unas
siluetas borrosas moviéndose a lo lejos, entonces empecé a gri-
tar:
—¡Busquen cama, busquen cama, malparidos!
Tres tipos respondieron a mis gritos “Cállate, maricón”, y
amagaron con correr sobre nosotros. La partida de cobardes
que me agarraban corrieron. Pero no me soltaron, me llevaban
arrastrando a un ritmo cruel para mis pies descalzos. Cruza-
mos la carretera, luego el puente y la otra carretera. Entramos Bath girl. No.Para.Innita. ©

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Siempre te creíste la Virginia Woolf
Porque, en lo que a mí respecta, siento de vez en cuando
que soy el personaje de alguien.
Clarice Lispector

Por Claudia Apablaza*

Como todas las mujeres escritoras, siempre te creíste la Virginia 2 y la Virginia 1, que eras tú, estuvo toda la noche en
Virginia Woolf, pensabas que habías sido tocada por ese don mi cabeza. Te imaginé sobre mí, desnuda, y que gemías y chi-
preciado y que serías mejor que ella. Siempre yo te decía: nunca llabas y me decías que nunca fuese a abandonarte. Y aparecía
vas a negarme que te crees eso. Tú siempre llorabas, de una tu rostro iluminado y me prometías en esa imagen llegar a ser
forma patética y vergonzosa. Antes de que te durmieras tam- tan buena como la Virginia, o mejor que ella, mucho mejor que
bién te lo repetía: siempre te creíste la Virginia Woolf. Siem- ella. En fin, es lo que me dicen todas las mujeres. Es raro. No
pre. ¡Admítelo! Incluso cuando follábamos. Cuando cabalga- sé por qué todas las mujeres escritoras se creen esa mujer. No
ba sobre ti, te gritaba: Virginia, Virginia criolla. Morirás así, entiendo a qué se debe este síndrome tan lamentable. Una adic-
creyéndote eso. No me lo niegues. Es la vida que elegiste, es ción por caminar, llorar, estornudar como ella. Cada escritora
la vida. Incluso cuando tú ya estabas durmiendo y yo en mis que se me acerca, que me habla, es la Virginia y aunque no me
insomnios, seguía repitiéndotelo al oído: siempre, siempre te lo digan yo sé que es así, que en sus meditaciones más íntimas
creíste la Virginia Woolf. Admítelo. A veces despertabas y me se lo creen y disfrutan de eso. ¿Qué será? Tal vez una enferme-
pegabas un manotazo y me decías: cállate. Cállate imbécil y yo dad delirante que cogen las escritoras de todas las latitudes del
me ponía a llorar. mundo, de todos los puntos cardinales. Yo perfectamente me
Un día escribiste un cuento bastante bueno, lo enviaste a podría creer Fogwill, como todos los narradores; o Vila—Ma-
un concurso y saliste finalista. Entonces yo te dije que podía tas, o Carver, o Hemingway o Bellatin (últimamente, más bien:
ser que te parecieras a la Virginia Woolf, pero que no estaba Murakami o Fresán). Y caminar, pensar, imitarlos, bailar como
seguro. Tú te enojaste y me dijiste que era un enfermo, que ellos. Pero no necesito caer en eso, no necesito estar jugando a
estabas aburrida, que nunca te habías creído la Virginia, que eso, sufrir por eso, no necesito escribir una Historia abreviada de
ya te bastaba con soportarme dos años. Abriste el closet, sa- la literatura portátil 2, ni tampoco una Muchacha punk 2, menos
caste toda tu ropa, comenzaste a hacer la maleta; pusiste unos repetir en cada entrevista la detestable teoría del Iceberg ni la
libros, ropa interior, una libreta de apuntes, unos discos, abriste del knock out; ni tampoco pedirle a una trasnacional que me
la puerta del piso y te fuiste. publique, que me llame por teléfono todos los días para no
Después de meses yo entendí que nunca debí haberte di- sentirme tan solo, y luego viajar por el mundo en muchos avio-
cho tamaña tontera. Que debí esperar a que fueses realmente nes, en un pedazo de papel, y luego volver a Chile y decir que
la Virginia criolla y luego amarte así, como la Virginia criolla y yo soy mejor que Fogwill, que escribí la Muchacha punk 3 y que
latina o la Virginia local. ¿Qué hacer?, me decía. Qué imbécil. escribiré la Muchacha punk 4 y la cinco y la seis y la siete y seré
¿Qué hacer ahora que no tengo a mi propia Virginia en casa muy famoso, que merezco respeto, seguridad, salir en las revis-
para que me lave los platos y me haga la comida? ¿Cómo so- tas nacionales, internacionales como la nueva figura de la lite-
portar mi vida sin mi pequeña Virginia que me hacía Lasagnas ratura latinoamericana, como el representante número uno de
de verdura exquisitas? la nueva fauna y luego visitarte en los cementerios de noche y
Hace unos días conocí a otra escritorcilla. Me gusta. Es buscarte y eyacular sobre tu tumba, como Phillip Roth cuando
atractiva. Una de las primeras frases de la noche fue decirme eyaculaba sobre la tumba de su amada y luego encerrarme en
que ella era escritora. Estuve en la cama con ella, le puse la mi casa y describir mi nuevo proceso creativo, y caminar como

COSECHA LITERARIA (Narrativa)

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escritor, bailar como escritor, fumar como escritor, cagar como un montón de sangre, virginias de mi libreta telefónica muer-
escritor, llorar como escritor y eructar como escritor. Pero no. tas; una tras otra; wateres, eyaculaciones en tumbas y diversas
Creo que no. No lo necesito. Prefiero el oficio que tengo de profanaciones sin sentido. Luego limpiar la sangre de mi pobre
limpia waters. Es interesante también este oficio. Se disfruta. ex—Virginia sudaca con cloro, lejía y friega pisos. Imitar una
Se sacan buenas conclusiones de la vida. Limpiar la mugre es escena completa de American Psycho, sólo para rendirte los ho-
una labor espiritual. Uno es feliz limpiando la inmundicia ajena, nores literarios necesarios. También preocuparme de limpiar la
créemelo. Se es muy feliz. Se crece como persona cuando uno grasa de mi Virginia 2 y de una tercera que conocí anoche en
friega con cloro aromatizado de jazmín, con lejía pakistaní, con un bar de Montjuic.
plumeros árabes y una escoba china recién estrenada. Como ves, no soy más que un pobre adicto al aseo. Me
Hace dos semanas abrí el periódico, fui a las páginas de encantaría extenderme en esta historia de la excelente pulcritud
Fútbol y luego a las de Cultura. Salía una entrevista a página en el limpiar, es una historia muy bella, pero no tengo muy
completa del libro que acabas de publicar. (Lindo libro, te feli- claro a quién le importa cómo se amplía mi hermosa colección
cito). Como titular el editor puso: Marieta Galarze, la joven es- de neo—virginias muertas y bien lavadas.
critora que odia a Virginia Woolf. Marqué el número de tu casa
y Roberto, tu nueva pareja, ¿tienes pareja? ¿es escritor, cierto? *Claudia Apablaza. (Chile, Octubre de 1978). Estudió
Seguro. ¿Por qué no me llamaste para decírmelo, para adver- Psicología y Literatura en la Universidad de Chile y Escritu-
tírmelo, para decirme que sales con un escritor? Eres cruel. ra Creativa en la Universidad Autónoma de Barcelona y en el
Eres muy cruel con tu pobre limpiawateres. Él me dijo que Ateneo Barcelonés. Ha publicado el libro de relatos Autoforma-
no estabas. Le dije que te dijera que bueno, que en fin, que lo to (Lom ediciones, 2006, www.lom.cl). Ha obtenido el Primer
aceptaba, que si querías regresar a casa, podías hacerlo, que te lugar en el Concurso de Cuentos de la Revista Paula 2005, pri-
aceptaba tal como eras. Que te dijera que prometía llamarte mer lugar en el Concurso Filando cuentos de mujer (Asturias,
Virginia desde el minuto que pisaras nuestro antiguo hogar. España, 2004), entre otros. Ha publicado en las antologías Pozo
Que te lo dijera, por favor, que ya lo medité y acepto sin pro- (Lanzallamas, Chile, 2006) , Mi nombre en el Google y otros cuentos
blemas tu condición de neo—Virginia. Me dijo que no volviera (Alfaguara, Chile, 2005), Lenguas: dieciocho jóvenes cuentistas chilenos
a llamarte, que ustedes eran una pareja feliz, y si acaso yo era (J.C. Sáez Editor, Chile, 2005), Que el libro sea la llave (Asterión,
ese loco de remate que me creía Fogwill un día y Carver al Chile, 2004), en revistas y sitios web. Reside en Barcelona y
día siguiente. Ese loco que se disfraza de Breat Easton Ellis colabora en literaturas.com.
para salir a la calle y que aparece en las fotos maquillado como
Chuck Palahniuk o como Thomas Pynchon. ¿Qué le estuviste
contando de mí? Eres bastante buena para inventar cosas, eres
una mentirosa, una loca. Sabes que a mí nunca me ha gustado
la Literatura, para nada. Lo sabes muy bien. Yo sólo soy adicto
a la mugre, Virginia mía, no inventes cosas de mí, por favor,
sabes que yo amo fregar los suelos y eso me ha ayudado a ser
una persona realizada, realizada en la mugre ajena.
En fin, le corté de inmediato a tu nueva adquisición literaria
y no te volví a llamar hasta hace tres días. Marqué tu número y
por fin me contestaste. Me dijiste que lo sentías, que no podías
hablar ahora, que debías ir a tu trabajo, que estabas sola en la
oficina, que tu jefa estaba de viaje de negocios y que no volvie-
ra a llamarte más.
Y bueno, lo que sucederá después de esa llamada es una
historia aburrida. Una historia de la limpieza extrema, de la
higiene completa y pulcra. Primero obligarte a decirme que de
verdad aún te crees esa mujer, obligarte a reconocerlo. Luego El asesinato de Innita según Goya. No.Para.Innita. ©

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the way out

By Paul Ames*

crawling up—down down—up worms caterpillars heads and over with no success because when i’m alone i can’t think
enlarged stairs leading nowhere but up or down no exit the of anything else except the caterpillar world but i know there
way out is the way back in to more stairs infinite stairs infinity are other things except i can’t see them any more i can’t even
of stairs like the infinite succession of neverending days and imagine them any more so she thought she would ask the man
nights leading nowhere except to more of the same sameness who stared at the picture if he knew a way out if he had any
of days and nights with no light at the end of the tunnel days solution or at least ask him why he kept looking at the picture
like caterpillars or worms that inch their way grotesquely up but i don’t dare or maybe i do because i need to talk to someo-
or down those crooked stairs crooked like frustrated dreams ne so i’ll just walk up to him and ask him about the way out of
or hopes or rather no—hopes now that they go nowhere ex- the labyrinth of stairs and worms and when she finally had the
cept up or down the unending succession of wormy days and courage she walked up to him but he was staring at the picture
caterpillar nights….she had often wondered why the strange i guess i’ll tap his shoulder to see if he answers and so she did
languid individual just kept staring at that depressing picture of and then slowly he turned slowly and with a crunching sound
neverending ugly boredom and despair but now she understo- and then all of a sudden she was facing a gigantic caterpillar
od because it was the same for her since the long—gone night face with hollow eyes in which she could see more and more
when she had been left alone all alone with her fear of walls endless wormy stairs
that closed in on her with no way out concave walls that see-
med to wrap her in more of the gray sadness a slimy sadness *Paul Ames. (Roma, Italia, 1988). Ganador del Concurso
of worms that crawled all over her skin…now i understand de Cuento Categoria Colegio. Escuela Colombiana de Inge-
his strange fascination with that awful picture of nothingness nieros.
except worminess and endless sameness but how to get out
which stairway leads out out of the caterpillar world of abso-
lute lonesomeness perhaps if i study the picture carefully i can
find the way out maybe that’s what that person is doing day
after endless day otherwise there could be no reason for him
to just stare at the picture but it must be difficult because he’s
still there and he can’t see the way out i can’t see the way out
nobody can see the way out and then it must be terrible to have
to walk through all the worminess what if she stepped on the
ugly heads and they crunched and interrupted the black silence
with a sound that was worse than all the silences together what
if it was true that all exits just led right back in to the concave
walls and the infinite stairs so perhaps it’s better not to try and
just keep staring at the picture and then again maybe it would
be better to think of something else but she had tried that over Uly Zilock ©)

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Valentina y Los Beatles

A Valentina Cardona y Julián Prado, compañeros de viaje.


Por Ricardo Abdahllah*

Desintegration twilight. No.Para.Innita. ©

Parte I dijo a su interlocutora en perfecto spanglish, y luego preguntó


La recepcionista del pequeño hotel de carretera era una jo- “qué desean”. Era obvio pero traté de no hacer énfasis en que
ven innegablemente hispana. Nos vio entrar y siguió hablando era obvio “Queremos una habitación” “Cuarenta dólares. ¿Pri-
por teléfono. Ni Valentina ni yo quisimos interrumpirla. Ella se mer piso o segundo?”. Como al parecer no había diferencia en
puso a mirar los mapas de carreteras pegados en la pared y yo el precio elegí primero y miré a Valentina, que había encendido
serví un café. Estaba frío pero lo necesitaba. Cuando Valentina, un cigarrillo, pidiéndole aprobación. No le importaba, estaba
tras leer una y otra vez nombres y nombres de pueblos y co- en su estado típico de los últimos días, pensando en su amante
mentar que algunos le parecían graciosos, se recostó aburrida polaco, mirando la autopista, esperando que apareciera. “Pri-
contra la puerta, decidí llamar la atención de la empleada. Ca- mero” confirmé y la joven alcanzó una llave con un llavero gi-
rraspeé suavemente para no ser descortés. Ella dejó de hablar gantesco de aluminio. “¿Cuántos días?’” “No sé,” dije “quizás
un instante y me miró a los ojos. “Ahora te llamo de pa’ atrás” tres o cuatro”.

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Valentina me interrumpió “Dile que no sabemos, que pue- pasado antes y sabía que sería inútil tratar de disuadirla, así que
den ser más”. “Cuarenta y cinco dólares por cada noche” dijo fui a la piscina, nadé un rato en el agua estancada y luego salí a
la empleada y no se molestó en pedir un depósito. caminar por las calles de Merced, un pueblo de carretera donde
El cuarto quedaba en la parte de atrás del hotel, por lo que no había absolutamente nada para hacer excepto, quizás, que-
tenía vista hacia la carretera por la que habíamos venido. Era jarse por el calor. De arriba a abajo cruzaban niños mexicanos
ideal para Valentina. Estacioné el viejo Subaru frente a la puer- tratando de venderle a los turistas mapas de Yosemite Valley,
ta de la habitación y le dije a Valentina que iría a buscar algo que en todo caso quedaba lejos, pero los turistas, casi todos
de comer, que si quería podría traer algunas cervezas. Dijo que pensionados viajando en casas rodantes, les regalaban billetes
no, que para mí trajera lo que quisiera pero que ella no bebería sin pedir nada.
hasta que Jakub apareciera buscándola. Me senté por horas frente a la carrilera sin que pasara nin-
A mí me daba lo mismo, yo sabía que Jakub no iba a se- gún tren, no quería regresar y ver a Valentina sentada mirando
guirla, que su fuga fingida conmigo, que le había anunciado al la autopista. Al final de la tarde ella continuaba ahí, con las
polaco en una carta, le importaba muy poco. Un muchacho rodillas contra el pecho. Estuve a punto de decirle “No va vol-
mexicano en bicicleta me guió hasta una tienda cercana donde ver” pero dije “Canta”. Ella no salió de su silencio. Le insistí,
atendía un árabe. Compré pan y pasabocas. Cuando regresé, le dije que cantara alguna canción de Beatles como hacía en el
Valentina se había quedado dormida en las escaleras. La levan- bar pero ella dijo que no, que todas las canciones de Beatles
té con cuidado y la llevé hasta la cama. Le desamarré los zapa- estaban en los discos que Jakub le había regalado, que ella le
tos y me quité la camisa; los dos dormimos profundamente y había prometido que nunca iba a cantar para nadie más. “Es
sólo hasta que el aire de la madrugada se hizo demasiado frío absurdo” pensé “todas las noches cantaba para todo el público
decidí levantarme y cerrar la puerta. del bar y todo el mundo hace promesas tontas sin esperar cum-
Por supuesto, las cosas hubieran podido ser de otra mane- plirlas” pero lo que dije fue que iría a buscar comida.
ra. Yo podría haberme enamorado de Valentina y huir con ella. Intenté encontrar un restaurante chino pero terminé de
Es más, ni siquiera huir, le habría dicho a Jakub que la dejara en nuevo en la tienda del árabe. Le llevé sandwichs a Valentina
paz y habríamos renunciado a su bar. De seguro a Valentina, y me agradeció, pero comió despacio y sin ganas. A la habita-
la mejor voz femenina de todo San Francisco cuando se trata- ción del lado habían llegado cuatro backpackers, la empleada
ba de cantar canciones de Beatles, le habrían dado trabajo en dijo que se veían muchos backpackers al final del verano, sobre
cualquier café de Columbus Street. Pero no hice nada, cuando todo europeos del este que después de trabajar en los resorts
comenzaba a enamorarme de Valentina conocí a una autosto- de las montañas, recorrían California por tierra antes de regre-
pista de Portland y me enredé con ella hasta que me abandonó. sar a casa. Hicieron mucho ruido y uno de ellos me preguntó
Cuando hace dos meses Valentina me dijo que el plan perfecto dónde podía comprar vino. Lo llevé hasta la tienda. De regreso
para reconquistar a Jakub era pretender que se fugaba conmigo quiso saber quién era la mujer que me acompañaba y le dije que
y dejar abandonado como por casualidad un mapa de nuestra se llamaba Valentina y tenía una voz celestial pero nunca volve-
ruta, no le dije que el plan era verticalmente estúpido y a él no ría a cantar. Me preguntó si estaba enferma y estuve a punto de
le importaría un comino. Al contrario, acepté. Desde entonces contestarle que estaba enferma de amor pero me pareció una
parábamos en cada pueblo a esperar que apareciera el Ford frase que sonaba tonta en cualquier idioma y lo que le dije fue
55 de Jakub. Así habíamos llegado hasta Merced y yo tenía la que no, que estaba deprimida por un hijo de puta.
certeza de que seguiríamos a Fresno y a San Diego y así hasta Eso no era cierto, Jakub era un excelente tipo, simplemente
que los States se acabaran por el Sur y Valentina admitiera su se había aburrido de ella como en general la gente se aburre de
derrota. la gente y eso no convertía al polaco en un hijo de puta. Valen-
A la mañana siguiente Valentina estaba desayunando en las tina se había aburrido de muchas personas antes y algún día se
escaleras exteriores que llevaban al segundo piso, había com- aburriría de mí y de Jakub y de todo.
prado café y cheeseburguers en un McDonald’s que yo no ha- Conocí el pueblo en dos o tres días, pero Valentina no se
bía visto el día anterior y quedaba cruzando la autopista. Me movió del hotel. Yo regresaba por las tardes y la encontraba
había llevado una hamburguesa de pollo. Me senté a su lado y siempre sentada en la escalera, sosteniendo su cabeza con las
comí sin decirle nada, sólo mirándola mirar la carretera. Había manos, mirando la autopista interminable. Me quedaba con

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ella un rato y luego salía a buscar cualquier cosa de comer. No toda la noche cantándole Let It Be al desierto del Sur y a las
tenía nada qué decirle, o no era capaz. O no fui capaz hasta el montañas del Norte, pero volví a quedarme dormido.
día en que la encontré llorando más que nunca. Había regresa- Parte II
do temprano porque las nubes anunciaban lluvia. Ella estaba Una vez tuve una chica, ¿o debería decir que fue ella quien
tendida boca abajo en la cama. En el televisor, creo que ella una vez me tuvo? En ese entonces acababa de montar un bar
por primera vez lo había encendido, pasaban noticias. Yo no en un pequeño local alquilado en Haight Ashbury, no muy le-
me sentía bien del todo bien, lo reconozco, había comprado jos del derruido edificio de apartamentos donde había vivido
una botella de Jack Daniel’s en la tienda del árabe y la había Charles Manson y del 122 de Lyon Street de Janis, y aunque las
bebido a grandes tragos, pero usualmente el “Jackie from Ten- cosas no despegaban, estaba optimista y audicionaba saxofo-
nessee” me ponía de buen humor. Incluso compré un 24 pack nistas y cantantes negras de soul que no cobraran demasiado.
de Budweiser para intentar beberlo con Valentina. Si Valentina Mientras tanto el show central lo hacía un viejo jubilado irlan-
hubiera estado feliz como era antes, hubiéramos bebido cerve- dés al que pagaba con comida y botellas de vodka que me lle-
za y en la madrugada le habría propuesto que nos casáramos. gaban de Warsaw. Fue entonces cuando tuve una discusión con
Si hubiera encontrado a Valentina pensando en los Beatles en la mujer con quien salía, Michelle Lumière, una argelina recién
lugar de su polaco, le habría prometido tres cuartos de lo que llegada de París que reunía dinero en Frisco para emigrar a Ho-
me quedaba de vida. llywood. La dejé hablando sola, fui al bar, saqué dos botellas
Pero lo que hice fue tomarla por el cabello y sin escuchar de vodka y las bebí mientras caminaba por la calle, subiendo y
sus gritos hacer que me mirara. Por mi cabeza pasaban razones bajando colinas, hasta Ocean Beach. Me senté en la arena y di
de sangre hirviente. Más aún, inventé cosas sobre Jakub y lle- buena cuenta de lo que quedaba en un solo trago. Unas pocas
gué a gritarle que tenía por costumbre seducir a las empleadas personas jugaban con sus mascotas en la arena y los dos o tres
del bar y diez mil otras mentiras que en el instante juré como más arriesgados se lanzaban al mar a pesar de que octubre ya
ciertas. Se lo dije todo, mientras la abofeteaba una y otra vez y estaba bien entrado y el viento helado hacía pensar más en fo-
luego la arrojé contra el suelo y me recosté exhausto contra un gatas que en deportes de playa. Al llegar el atardecer ciertamen-
rincón. Encendí un cigarrillo mientras Valentina siguió lloran- te estaba triste y pensé que por tristezas similares mucha gente
do sin hablar. Entonces le dije lo que había pensado. se había lanzado de los acantilados cercanos ¿Lo haría yo?
“Valentina, si hoy no hubieras llorado por él…” Tal vez otro día, por el momento estaba hambriento y ca-
Una imagen en el televisor me cortó la frase. George Harri- miné dos cuadras hasta el Safeway en busca de un buen medio
son había muerto en un hospital de Los Angeles. Comprendí. pollo asado. El supermercado estaba lleno y mucha gente daba
Estaba claro, Valentina tenía un nuevo motivo para llorar y ese vueltas sin comprar nada, tan solo para evitar el frío de la calle.
motivo no la obligaba a mirar la autopista. Supe que dejaría- “Kurwa!” pensé, “no voy a conseguir pollo” y tomé rumbo
mos de esperar a Jakub y cambiaríamos nuestra ruta para que directo a la sección de comida. Ciertamente no había pollo,
nunca nos encontrara. Y nunca nos encontraría. Valentina me pero una joven de trenzas y pañoleta roja al cuello hacía lo que
miró desde atrás de sus ojos manchados de lágrimas rogando podía para meter algunos pollos al horno. Después de hacerlo,
una disculpa, pero como no todos los días muere un Beatle lo Valentina, ese era el nombre escrito en la placa blanca que tenía
que hice fue inclinar mi cabeza y llorar sin entender muy bien prendida al delantal, se reclinó sobre el mostrador para acer-
por qué. carse y preguntarme qué quería. Le dije que un roasted chicken
Desperté en la madrugada y a duras penas pude sostener- y ella pareció disgustarse, luego se me ocurrió que había sido
me en pie para quitarme la ropa y llegar a la cama. Valentina por el aliento a vodka. Me dijo que el pollo tardaría 45 minu-
estaba afuera, cantaba a toda voz y cada cierto tiempo arrojaba tos y le dije que esperaría. Mientras lo hice recorrí una y otra
las latas de cerveza vacías contra el pavimento. Cuando escuchó vez todos los pasillos del supermercado regresando de vez en
mis movimientos preguntó si estaba despierto. “Creo” contes- cuando para cruzar un par de palabras con ella. Cuarenta y cin-
té. “Descansa. Mañana a primera hora nos vamos a cualquier co minutos exactos, creo que el horno tenía algún cronómetro.
lugar donde Jakub no nos encuentre. Hay miles de lugares así.” Regresé y ella no estaba, un nuevo empleado empacó el pollo,
Pensé decirle que ya lo sabía pero no le dije nada. Creo que ella y me preguntó si lo quería con biscuits o potato wedges. Le
siguió cantando toda la noche y me hubiera gustado escucharla dije que no importaba, que dónde estaba la chica que me había

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atendido. Valentina acababa de salir. del bar. Le propuse que cantara en el bar, que la paga no sería
La encontré a dos cuadras del supermercado, llevaba un muy alta pero al menos mayor que la de Safeway. Dijo que el
abrigo grueso, guantes y bufanda. Le dije que medio pollo asa- dinero no le importaba mucho y comenzó la noche siguiente.
do era demasiado para una persona y la invité a comer. En- No nos tomó mucho tiempo armar la banda, Phil siguió
tonces regresamos a la playa; el cielo se había despejado, lo en la guitarra y como baterista conseguimos a Jo Jo, que había
que ciertamente tiene características de milagro en los octubres dejado su hogar en Tucson para buscar algo de hierba califor-
de San Francisco, pero aún hacía mucho frío. Después de co- ninana. El bajo sería para Johnny B., un veterano músico ca-
mer, tomamos el mismo autobús hasta Market Street y nos llejero que había perdido la mitad de sus dientes en peleas por
separamos. Yo fui al bar. Phil, el irlandés, estaba sentado en cerveza, y en la segunda guitarra estaría un amigo de Valentina
la barra con el cantinero, no había un solo cliente y cerramos que había escuchado música de Beatles toda la vida y se hacía
temprano. llamar Lennon. “Mis papás me concibieron escuchando Sgt.
Visité el Safeway de Ocean Beach un par de veces con Pepper’s”, dijo una vez. La primera noche que tuvimos lleno
cualquier excusa, generalmente increíble, como que repentina- total invité a la banda y al cantinero a quedarse para celebrar
mente había querido ir a comer buffalo wings junto al molino y beber buen vodka, es decir, vodka polaco. Valentina nunca
holandés o algo así, sólo para ver a Valentina. Le di la dirección lo había probado y decidió tomar un trago largo sin respirar.
del bar por si acaso quería visitarme. Michelle se había ido a Los Cuando terminó cayó al suelo. Dijo que había sentido cada
Angeles sin avisarme y me mandó una postal diciéndome que gota cayendo en su estomago hasta que todo colapsó. Nos pa-
vivía en un cuarto compartido y en las noches la ciudad, como reció un buen augurio.
San Francisco, se cubría de niebla. No tenía dirección y pensé El negocio mejoró en cuestión de semanas. Los oficinistas
que nunca más sabría de ella. Tal vez luego se iría a buscar a la grises de los primeros días fueron multiplicándose y cedien-
hermana perdida que tenía dando vueltas por Suramérica (¿Y do espacio a jóvenes estudiantes y turistas. Pudimos subir los
si en Suramérica encontraba a mi abuelo que fue allí donde lo precios y cobrar la entrada y compré un Ford 55 que utilizá-
vieron la última vez?) La partida de Michelle me agravó el pe- bamos los lunes y martes, los días que Valentina no cantaba,
simismo y como el bar no despegaba retomé a medio tiempo para escapar hasta Lake Tahoe. Lennon compró un Subaru
mi antiguo empleo en un hotel cerca de Union Square. En otra vinotinto con el parabrisas roto y Beatles se convirtió en mi
época había sido un hotel elegante pero ahora, a pesar de que banda favorita. Siempre había sido la banda favorita de Valen-
todas las habitaciones tenían bañera y buena vista del centro tina y compré para ella toda la colección en LPs. Cambiamos
de la ciudad, su clientela estaba compuesta por turistas en viaje toda la decoración del bar y el dinero alcanzó para poner dos
de bajo presupuesto que preferían, a pesar de todo, un cuarto posters originales que compré en un almacén de coleccionistas
privado a los hostales de la YMCA. Trabajaba como supervisor cerca de Telegraph Hill. El público, con razón, amaba a Valen-
del turno de 2 a 11. Cuando salía del hotel pasaba por el bar y tina. Había que verla sobre el escenario cantando canciones de
ahora vivía ahí para reducir aún más los gastos. todos los álbumes. Había que verla tomar el micrófono y decir
Recuerdo que era jueves, había trabajado como un perro y “Bueno levántense todos para bailar una canción que era un
deseaba de corazón que no hubiera clientes para cerrar y dor- éxito antes de que sus mamás nacieran” y a todos cantando.
mir como un tronco. Al llegar al bar escuché una voz femenina Felices. También yo la adoraba. Era imposible no hacerlo. Le
acompañada por la guitarra del irlandés y entré lleno de curio- prometí que iríamos a New York en invierno y la llevaría a
sidad. ¿Cómo podría bailar con otra después de verla parada Strawberry Fields para que viera el mosaico que está en el lugar
ahí? Valentina estaba en el escenario cantando una de las can- donde mataron a John Lennon.
ciones de la época rocanrolera de Beatles y el público, que no ¿Hay alguien que quiera escuchar la historia? Cuando vuel-
era numeroso por cierto, deliraba con su voz. Cuando terminó va a ver a Valentina, estoy seguro que será pronto, diré en mi
la canción y bajó del escenario la invité a bailar “Debe ser rock defensa que nunca quise herirla y que no supe por qué las cosas
and roll para que bailes conmigo” dijo y le pedí al barman que pasaron así. Primero comenzó a molestarme su amigo Len-
pusiera alguno de los acetatos viejos de Elvis. “Mejor Beatles”, non. No sé por qué, él era un buen tipo y a pesar de que había
dijo ella. Entonces bailamos hasta que el último cliente, casi tenido algo parecido a un romance con Valentina, eso era pa-
todos eran oficinistas que debían trabajar al día siguiente, se fue sado y ahora tenía un affaire con una casi niña que viajaba en

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autostop desde Portland y había conocido cuando ella pedía las cenizas con vodka y guardé el mapa pensando que podría
monedas a la entrada del McDonald’s de Market and Hyde. De servirme en el futuro.
habitud, Britney, la hitchhiker, no se la llevaba con Valentina Michelle y yo la pasamos bastante bien desde entonces,
pero un par de veces cantaron juntas. No, Lennon no era mi pero el prestigio del bar comenzó a decaer. Phil, Jo Jo y Johnny
rival, pero sospechaba y llegué a sentir celos de cualquiera que B. siguieron tocando canciones de Beatles pero muchas per-
se le acercara, empezando por los admiradores al final de cada sonas que frecuentaban el bar sólo por escuchar a Valentina
concierto. Un día vi que Lennon tenía una pañoleta de colores dejaron de hacerlo. A pesar de eso no tuve que regresar a mi
que yo le había regalado a Valentina y él me dijo que la había empleo en el hotel y pude conservar el Ford. Como a Michelle
encontrado botada en el bar y no sabía que era de ella. Discu- no le gustaba salir de la ciudad, mi automóvil permanecía mu-
timos un par de veces y por todo argumento a mi favor, dije cho tiempo estacionado. Al menos hasta ayer, porque ahora lo
que no era mi culpa si yo había nacido con una mente celosa. alisto para un largo viaje de carretera. Fue una señal, alguien
Las cosas habían cambiado, ya no hacíamos el amor todo el día allá arriba o allá abajo nos habla con señales. Ayer lo vi en las
como antes, aunque siempre me alegraba escucharla cantar a noticias de la tarde. George Harrison había muerto. George
toda hora como una niña enloquecida antes de tiempo. Harrison, Valentina y Los Beatles. Sólo entonces comprendí
Luego regresó Michelle, mi bella Michelle, dijo que le ha- que mi destino estaba atado al suyo, que nunca había amado a
bían ofrecido algo bueno en Hollywood pero prefería regresar una mujer tangible por la manera cómo cantaba, que Valentina
a mi lado. No le creí, su delgadez y sus ojeras daban testimonio era la única y siempre iba a ser la única.
de que había lidiado con el hambre, pero me hizo gracia que Michelle y Phil se encargarán del bar hasta mi regreso que
regresara. Los celos con Valentina desaparecieron y ya no me imagino pronto. Tenemos recuerdos más largos que el camino
importó más que saliera con quien quisiera. La quería, cier- que se me presenta. En un par de horas estaré cruzando el
tamente una mujer que canta nunca se olvida, pero Michelle Puente de la Bahía, viajando a alta velocidad porque sé que en
estaba atada por siempre a mi largo camino. Intenté ser rudo algún pequeño pueblo del Sur Valentina me espera y sin quitar
con Valentina. Le dije que yo no iba a estar ahí siempre, que sus ojos de la autopista canta que habrá una respuesta, que hay
pensara por ella misma y simplemente sonrió y me dio la espal- que dejar que así sea.
da. Hacia septiembre, un año después de conocernos y sin que
nunca hubiéramos ido a New York como se lo había prome- *Ricardo Abdahllah. (Ibagué, 1978). Después de graduarse
tido, le pedí que regresara a su antiguo apartamento y aceptó como Ingeniero electrónico y ser parte del Taller Umpalá fue
sin ni siquiera preguntar por qué. Michelle ocupó su lugar en durante dos años profesor de literatura en la Universidad In-
mi cuarto, pero Valentina seguía llegando a la hora en punto dustrial de Santander y el Instituto Caldas. Actualmente vive
y cantando en las noches con la banda. Se enredó con un tal en París y es colaborador habitual de las revistas Rolling Stone,
Desmond Jones, que le regaló un anillo de oro de 64 quilates Don Juan y La Hoja. Algunos de sus textos han sido publi-
y le prometió cuidarla hasta que tuviera 64 años, pero duraron cados en las revistas El Malpensante, Credencial, Puesto de
juntos sólo un par de semanas. Ella me lo contó todo. “¿Qué Combate, entre otras. Es autor de la biografia: Kurt Cobain. El
te hace pensar que me importa?” le contesté. La quería, pero rock estaba muerto. (Panamericana).
nunca podría dejar a Michelle y Valentina, pensaba yo en ese
entonces, nunca sería más que la persona que yo llamaba cuan-
do necesitaba a alguien.
Y finalmente se fue, dijo en su carta de despedida que par-
tía hacia el Norte con Lennon pero junto a la carta había un
mapa del Sur de California con varias ciudades y pueblos seña-
lados sobre la ruta, desde Oakland pasando por varias ciuda-
des del Bay Area, y luego Stockton, Modesto, Merced, Madera,
Bakersfield. Todo hasta la frontera. Estoy seguro que siguieron
esa ruta y es más, estoy seguro que Valentina dejó el mapa in-
tencionalmente para que la siguiera. Quemé la carta, apagué Uly Zilock ©

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La Luchy
Por Javier Munguía*

No le dijeron: eres la Luchy, estás loca, pero sí: tu marido llamándolo, reclamándole su presencia; así la encontraron sus
ha muerto, tus hijos no te quieren. De este modo, la exitosa, la hijos, quienes, aprovechando su desequilibrio, contrataron a un
flamante abogada Lucía Ruelas de Mendoza se volvió la Luchy, abogado sin escrúpulos que les permitió quedarse con todo
interna de ropa verde (lo cual significa: sin cura) del Centro el dinero de la Luchy. Luego se supo que los hijos no eran los
Psiquiátrico de Gobierno. No recibía una sola visita cuando hijos reales, sino adoptivos, producto del matrimonio del es-
la conocimos. El intento de suicidio de una amiga nos llevó poso con su primera mujer. La Luchy vino a dar, entonces, sin
hasta el Centro día con día durante un mes. Nos llamó la aten- dinero, sin esposo ni hijos, sin cura, a este lugar.
ción la Luchy desde la primera vez, pues se acercó y nos dijo, Nos impresionó la historia y yo pensé en escribir alguna
pronunciado todas las vocales como si fueran e: “erquetectes, cosa sobre ella cuando fuera momento. El último día en que vi-
merquedélegues, decteres, grendes lecencedes en quémeque sitamos el Centro (habían dado de alta, al fin, a nuestra amiga)
(arquitectos, mercadólogos, doctores, grandes licenciados en no encontrábamos a la Luchy; la buscamos por todas las áreas
química), ¿no tendrán para una sodita?”. Nos cayó tan en gra- del Centro: no aparecía. Dimos con ella, al fin, cuando casi nos
cia, nos descargó a tal grado la tensión por la suerte que corría dábamos por vencidos, en un rincón, entre hierbajos, solita,
nuestra amiga, que le dimos los cinco pesos que necesitaba con los ojos empañados y repitiendo frenéticamente: Pedre,
para obtener una soda de la máquina. De puro agradecida, Pedre, Pedre, Pedre: Pedro. Nos vio y dibujó una sonrisa: le
la Luchy se puso a contarnos incoherencias con un lenguaje ayudamos a levantarse, le dijimos que le traíamos algo y la con-
muy elevado, mezclando términos de diversas áreas del cono- dujimos, de la mano, a lo cual ella no puso reparo, hasta el área
cimiento, lo cual me impresionó, y se lo hice notar a Gladys: no de las de morado (las nuevas, las tratables, donde nuestra amiga
cualquiera te avienta un discurso así, el cual supone, al menos, estaba lista para volver al mundo). Le entregamos una cajetilla
el conocimiento de la existencia de palabras tan peregrinas. La de cigarros y diez monedas de cinco pesos para que comprara
vimos todos los días que visitamos el Centro. A veces nos pe- sus sodas, temiendo que las extraviara o se las quitaran, dándo-
día cigarros, a veces los cinco pesos, y siempre llegaba a bom- le indicaciones precisas. Nos dio un abrazo a cada uno antes
bardearnos con su largo, con su elevado y generoso discurso, de volver a su área y nos dijo: grecies, les quiere (los quiero,
durante el cual llegó a llamarnos, en una de sus euforias, ¡doc- gracias). Nos conmovió mucho. Gladys me propuso, aunque
tores mundiales! (decteres mendieles, permitiéndose una i, para nuestra amiga salía del Centro aquel día, volver, visitar a la Lu-
que el significado no fuera demasiado oscuro). Fue una de las chy, llevarle dinero y cigarros. Le dije que me parecía una muy
enfermeras quien nos contó su historia: había sido una de las buena idea, pero que seguro la olvidaríamos apenas pasaran
mejores abogadas de la ciudad, no había perdido un solo caso, unos días; me dijo que ella no creía: muy poco después, se nos
exageró nuestra fuente. Tenía muchísimo dinero, vivía en la co- borró de la memoria.
lonia para ricos; su adoración era el marido, más que sus hijos,
quienes, ya hombres hechos y derechos, casados, la buscaban *Javier Munguía. (Hermosillo, Sonora, México, 1983). Es
para que les resolviera sus vidas, les pagara sus deudas, los con- narrador. Autor de los libros de cuentos Gentario (2006, Uni-
virtió en villanos nuestra informante. El marido murió de un versidad de Sonora) y Mascarada (2007, Instituto Sonorense de
paro cardiaco y la Luchy, licenciada Lucía Ruelas en aquel mo- Cultura). Licenciado en Literaturas Hispánicas por la Univer-
mento, sufrió un shock tal que le daba por decir que el esposo sidad de Sonora. Estudia la Maestría en Literatura Hispano-
no había muerto sino que estaba de viaje, además de descuidar americana.
su aspecto y repetir enfermizamente el nombre de su marido,

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Prá.
Por David Roa*

—Si me regala un poquito le explico —dijo Lía. derecho. Los continuos golpes de la mano derecha (que simu-
Él asintió y le pasó el papelito que ella desdobló. Luego, lan el hi—hat) no se pueden cantar mientras se canta el resto.
con la punta de una llave que tenía en el bolsillo, Lía tomó un Si eso fuera posible, sonarían como un “tís—tis—tis—tis tís—
poco del polvito blanco. Puso la punta de la llave debajo de una tis—tis—tis” sobre todo lo demás.
de sus fosas nasales y aspiró. Una mujer, después de un rato de indecisión, llama a la
—Hágale usté —dijo la joven. puerta de un cuarto en donde alguien “toca” la misma canción
Él negó con la cabeza. por quinta vez con una silla de escritorio por redoblante. Sin
—Esto es para usté, ¿no? esperar la respuesta, abre y asoma la cabeza. El niño que hay
Él asintió tímidamente y luego estiró las piernas que segu- adentro, un poco avergonzado, pone sus manos (y las baquetas
ramente ya le dolían. que martirizaban el mueble) entre las piernas.
Se había hecho de noche. La pareja se veía como una man- —Papito, ya llegó Miguel...
cha oscura sobre el pasto. Lía dobló nuevamente el papelito y —Bueno —dice él. Responde bajito. La música retumba
se lo devolvió. dentro del cuarto.
—¿Cuándo lo va a probar? La mujer parece azorada. Mira una y otra vez al corredor.
—Después. Luego se asoma al cuarto nuevamente. El niño —ya casi un
—¿En su casa? joven —deja las baquetas sobre la mesa de noche y le da pausa
—Sí. a la grabadora. Mira a la cara de la mujer para que ésta se decida
Lo miró con curiosidad. El papelito doblado giraba entre a despedirse. Parece molesto. La madre improvisa una sonrisa.
sus dedos. Luego se metió el papelito en un bolsillo del pan- —¿Comió mi amor?
talón y se levantó. Lía hizo lo mismo sin quitarle los ojos de —Sí.
encima. De pie eran iguales de altos. —Entonces acuéstese más bien que mañana hay que ma-
—Bueno, ¿y? —dijo la joven impaciente. drugar.
—¿Qué se siente? A pesar de la evidente impaciencia del niño por que su ma-
—Lo que le dije chino, pura fuerza. Una chimba. dre se vaya, ella no puede evitar entrar rápidamente al cuarto.
Él bajó la cara de nuevo y se miró los zapatos sucios. Así Llega hasta su hijo, lo abraza con fuerza, lo besa en la cabeza y
se quedaron por un momento hasta que ella terminó por abu- exhala un profundo y dramático suspiro, mientras que él man-
rrirse. tiene todos sus músculos en tensión. Se quedan un rato así
—Que la fuerza te acompañe —dijo Lía dándole la espala sobre la cama de sábanas de muñequitos. El niño, incómodo,
para alejarse hacia la calle. Él se quedó en donde estaba. Dejó soporta el momento.
de mirarse los zapatos para mirarle a ella las piernas. La madre sale del cuarto dando muchos pasitos cortos y
Era la primera vez que la Lía lo tuteaba. Se metió la mano afónicos, como temiendo hacer ruido. El niño la mira al salir
en el bolsillo y empezó a jugar con el papelito blanco mientras apretando los dientes. Luego se levanta y cierra la puerta con
la perdía de vista. seguro.
Prá—tuntu prá—tuntu prá—tuntu prá!... Tún tu—prá Junto a él hay un gigantesco pájaro. El animal lo alimenta
patupa—tutuprá Tun—tún tu—prá patupa—tutuprá... con su pico. Le da de comer un líquido viscoso de color crudo.
Los golpes con la “pe” (redoblante) se hacen con la mano Le cubre con sus alas calientes, demasiado calientes. El pájaro
izquierda y los que empiezan con la “te” (bombo) con el pie está todo sucio. Su pico parece un plato viejo; está “despica-

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do”. Es un pájaro viejo. El pájaro le ama. El pájaro le dice: “Te con su mano derecha en la pierna del mismo lado (hi hat). Con
amo demasiado”. Lía está mirando al pájaro pero él no quiere la mano izquierda, se golpea la otra pierna cada vez que esta
que lo vea. Lía se ríe del pájaro. El no quiere que sepa que es vuelve a adelante (redoblante). No hay más remedio que cantar
su mamá y la saluda como si estuviera solo. El pájaro empieza el bombo.
a caminar rapidito graznando lamentablemente. Se aleja, se va. Lía, vestida con la sudadera del colegio, se fuma un cigarri-
Lía también se va. llo sentada en el andén al frente de la portería del conjunto. El
—¡Levántese joven! niño, al verla, acelera el paso —el ritmo —tratando de seguir
Abre los ojos. El radio—reloj marca las 00:27 cuando de largo.
suenan varios golpes en la puerta. La luz roja de los números —Quiubo chino, ¿pa’dònde va? —pregunta poniéndose de
alumbra las baquetas. Sobre la silla—batería está el pantalón. pie. Habla sin sacarse el cigarrillo de los labios. Él se detiene y
—Déjelo dormir, Miguel, que mañana tiene colegio se mete las manos en los bolsillos. Le devuelve el saludo levan-
—Sólo le voy a decir una cosita... —contesta Miguel con tando las cejas.
ironía. —¿Va pa’ la tienda?
El niño se quita las cobijas y se sienta pesadamente al borde —mmjj
de la cama frente a la silla. Tiene los ojos puestos en el bolsillo —¿Me gasta una chocolatina?
de su pantalón. Después de contar mentalmente la plata que lleva en el
—¿Hasta qué horas joven? —Insiste Miguel. bolsillo, el niño asiente con una sonrisa apretada. Empiezan
—Déjelo dormir que él mañana arregla. Venga se acuesta a caminar.
que usté también tiene que madrugar. —¿Qué más?
El niño toma el pantalón con un movimiento inseguro y —Bien.
del bolsillo saca el papelito blanco. Mientras lo desdobla con —Y què, ¿ya le hizo?
las manos temblorosas, los golpes en la puerta continúan. El niño duda un momento.
Obediente a las instrucciones, con la punta de una llave se lleva —No, todavía no.
un poco del polvo blanco a la nariz. Aspira.
—¡Muévase mongo! *David Roa Castaño. (Bogotá, 1977). Tiene formación en
Su cuerpo se tensa. Un poco de polvo cae sobre sus pier- música y literatura de la Universidad Javeriana, y Arte dramáti-
nas. Trata de recuperarlo con el dedo índice y se lo leva a la co del Laboratorio Actuemos. Ha participado en dos festivales
nariz con torpeza. de Rock al Parque, en 1997 y 2005. Escribió libretos para se-
—No le diga así Miguel... Ya le dije que mañana arregla... riados de televisión (Caracol TV). Dirigió la lectura dramática
Toma las baquetas de la mesa de noche. Se fija con dete- de la obra de Alessandro Baricco Homero, Iliada. Ha trabajado
nimiento en la forma en que su mano las empuña, las aprieta. en el sector editorial varios años como librero. Es bajista de la
Los golpes en la puerta continúan. banda Cuerpo Meridiano. Escribe para revistas impresas y digi-
—Moooongo —dice Miguel, poniéndole a la palabra una tales. Ganó el II Concurso de cuento de las revistas GO, Guía
música ridícula. del ocio, y Libros y Letras, 2007. Fue antologado en Señales de
—Hombre, Miguel... —ruega la madre. ruta (Arango Editores).
Golpea la silla con rabia y se pone de pie. Su verticalidad
le produce mareo. Mira nuevamente su mano derecha empu-
ñando las baquetas. La firmeza de su pulso empieza a declinar.
Cierra los ojos y sacude la cabeza. Camina. Con la mano libre
abre la puerta. Ahí está Miguel. Da un paso al frente quedando
fuera del cuarto.
—¿En qué habíamos quedado, mongo?
Tún tu—prá patupa—tutuprá Tun—tún tu—prá patu-
pa—tutuprá...
Camina en cuatro cuartos. Por cada paso, se da dos golpes Liones Flickr.com ©

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Adrián entra al baño.
(Fragmento de la novela Rayas blancas de la carretera).

Por Orlando Echeverri Benedetti*

Permaneció inmóvil en el baño: junto al retrete, diagonal — ¿De qué hablas?


a la puerta y frente al lavamanos. Miraba la bolsa abierta, no — Olvídalo, toma — cortó y me entregó la bolsa; aún ha-
había visto las treinta cucarachas en celo bajo el retrete (sólo bía bastante.
habían dos cucarachas macho). La bolsa tenía bastante; más de Tamara llegó a la escuela Náutica. Pasó por una hilera
lo que él esperaba. Le entró una sensación de felicidad, una fe- de tablas de winsurf y se sentó junto a mí. Me besó. Se sentía
licidad absolutamente fundamentada en la seguridad. «Lo ten- bien que todo fuera así un día después.
go en las manos, y hay bastante». Luego considero que pensar — ¿Quién es el tipo que canta? — preguntó Adrian.
así era innecesario, después de todo, había por montones. Sacó — No sé, pero cálmate, ya se va a callar. ¿Quieres un tra-
una llave verde del bolsillo. «Si éste jean hablara, juep..., ¡qué go?
cosas diría!». Las cucarachas seguían corriendo como locas de — Claro. Pero suave.
un lado para otro, se tropezaban y se apiñaban en el rincón — Como digas. Oye, esa barba es asquerosa.
para luego dispersarse por el resto del baño. Afuera esa voz del El tipo finalmente terminó su canción. Le di gracias
cantante de mierda, esa voz que pedía una trompada. Metió a Dios y entré al baño. Hice lo mío y luego salí. No vi ningún
la llave al fondo de la bolsa, la sacó lentamente pegándola al insecto. Luego subimos al segundo piso. Un árbol enorme de-
borde. Arrastraba todo el polvo posible. «Mierda, mucho, mu- rramaba su copa sobre el techo y oscurecía el interior. El bar
cho» Sacudió el exceso que cayó de nuevo en el interior de la estaba frente a la playa, se podían escuchar las olas como la
bolsa. Acercó la llave a la nariz y después sssnnnniiiffff. «Otro ovación de un público femenino. Le dije a Tamara lo bien que
pase y me largo de este baño». Metió de nuevo la llave; cuando se veía. Me guiñó el ojo. Luego la besé.
la iba a sacar miró hacia el retrete y gritó «MIERDA, ESTA — Te sabe la boca amarga — dijo.
VAINA ESTA PODRIDA EN BICHOS». Saltó sobre ellas y — Debe ser el trago.
sacudió los pies, temiendo que alguna se le hubiera metido por Diego y los demás subieron con un grupo de paisas. Nos
la pernera del jean. Si alguien lo hubiera visto habría pensado acomodamos todos alrededor de la mesa. Dijeron sus nom-
que bailaba. Se imaginó esa horrible sensación de una cucara- bres en voz alta: Catalina, Lucia, Amalia y Mónica. Hablaron
cha subiéndole hasta las pelotas, trepando por los pelos de sus sobre lo cómodo y bello que les había parecido el lugar, la luna,
piernas. Aplastó unas nueve (mató los dos machos). Las otras la noche, la música, la barba graciosa del músico, la música
se escurrieron por una rejilla. Se le derramó el pasé que había “rara” que colocaron a sonar cuando el guitarrista terminó su
sobre la punta de la llave verde. Refunfuñó, gruñó, metió la canción.
llave de nuevo y la sacó dirigiéndola directo a la nariz. Sssnnn- — Me comenzó a gustar el jazz cuando veía Tom y Jerry
niiiffff. Hizo una mueca y respiró hondo varias veces. El espejo — dijo Tamara.
estaba roto y tuvo que inclinarse un poco para revisar su ima- Diego servía el trago en vasos con hielo. Le dije que me
gen fragmentada por las fisuras del cristal. «Limpia». Salió del sirviera bastante y que hiciera igual con Tamara. Tamara estaba
baño y apagó la luz. «Nada de boleta». Entonces fue hacia mí. concentrada en la música, miraba a lo lejos. Le pregunté si le
— Ve al baño, Marco Aurelio — dijo — ojo con las cu- ocurría algo pero me dijo que no. Que todo estaba bien. Tomé
carachas. un trago largo que me corrió por la garganta frío y ardiente.

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Una de las paisas dijo que quería fumar yerba. Las demás *Orlando Echeverri Benedetti. (Cartagena de Indias, 1980).
preguntaron si habría algún problema por fumar allí. El va- Su primer guión cinematográfico se titula La ciudad de hierro,
quero les explicó que podían hacer cualquier cosa dentro de pero nadie ha tenido los cojones para llevarlo al cine. También
la escuela. El denso humo que se desprendía de la punta del ha escrito las novelas Rayas blancas de la carretera, y Los perros de
bareto hacía piruetas que la luz de los faros atravesaba. Tamara la lluvia, ésta última traducida al marroquí y al yoruba, y el libro
corrió la silla un poco a mi lado y se aferró a mi brazo. Aún inédito de cuentos Noche sin balas. Graduado por ventanilla de
permanecía en silencio. Volví a preguntarle que le ocurría, pero Filosofía de la Universidad de Cartagena, actualmente escribe
insistió en que nada. Que todo estaba bien. por centavo en el diario El Universal, de su ciudad natal. Fue
antologado en Señales de ruta (Arango Editores).

-El tabaco arroja más muertes que las causadas sólo debemos aceptar que a la gente de ver-
por todas la guerras de los pasados cien años, dad le gusta consumir sustancias que alteren
incluyendo la I y II Guerra Mundial. Más de tres su neuroquímica y permitir que la gente haga
millones de personas mueran cada año como lo que quiera.
resultado del tabaquismo. Moby. (Richard Melville Hall). Músico estado-
Oxicodona unidense. Su nombre artístico obedece al nom-
Debido a que está regulada, adquiere precios bre de su tataratatara tío Herman Melville.
elevados en el mercado negro. El precio en So the WhiteHouse is asking for $ 2 million to
Washington, por ejemplo, ha llegado a ser de fight the drug war in mexico.
50 centavos a un dólar por miligramo, siendo http://www.moby.com/journal?page=1
por tanto de 30 a 60 veces más caro que el Octubre. 23, 2007.
oro .
http://es.wikipedia.org/wiki/Oxicodona
Nombres usados para demoninar el Ecstasy o
Éxtasis en las calles:
Corona, Hoffman, Cadillac, E, Love drug, Pink
pig, Adam, Ecsta, XTC. MDMA.
De pronto alguien es capaz de pararse alguna
vez a decir: “¿Saben algo? En apariencia a la
gente le gusta ingerir drogas y beber. Tal vez
nuestro gobierno debe educar a la gente sobre
los efectos tóxicos de las drogas. Pero tal vez

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Poesía
Te he escuchado preguntarle a Él del cielo, por qué el lugar
de quien celaba tu honor
ha sido usurpado.
Por Nena Cantillo*
Perrault XXX
Jelou lobo!
hoy tengo planeado
nuevamente pasar por tus predios sin un ápice de temor
Turrón de chocolate iré cantando Lady Marmalade en voz alta
Tú lo sabes Raúl, mientras hago estaciones inclinándome
Tú debes saber quien dijo: “Como hierba fui y no me (Supuestamente)
arrancaron”. a oler las flores a mi vera.
Entonces, ese árbol que te crece por la boca, con raíces Espero que escondido en el follaje me observes
enredadas en el cielo, por que mi falda es corta y le robé las bragas rojas a
lo expresó mejor diciendo “Como yerba fui, y no me fu- mamá.
maron”. Te acercarás, y seguiré cantando en francés a tu oído
Qué te diré de mí, Gómez Jattin? entonces seré luna llena cuando con gesto felino rodee tu
Qué diré de la empleadita de BlockBuster, cuello con mi caperuza
la meserita de discoteca, la secretaria del corrupto, la im- y si algo saliera mal,
puntual, la madre soltera? si descubrieran nuestros encuentros,
Ah? mi querido animal...
Yo no podría decir: Chocolate fui y no me comieron (men- Daré a las autoridades competentes mi mejor cara de niña
tiría)... buena
Me entenderías si te digo que me estoy derritiendo, y las Y será excitante ver cómo te abofetean cuando empieces a
hormigas me llevan de a poquitos? contar la historia
Y mi centro, Raúl, como jamás la gente concebiría
Ese centro líquido...Quién lo probará algún día?. Y será perfecto mi salvaje amor,
De ausencias y usurpaciones imaginarte en el presidio
El golpe fue seco; aún la mejilla te arde. obligado a usar una braguita roja,
Ella no te creyó. Te odió por mentirosa. Por malévola. para luego ser transgredido.
Sin embargo,
Conservas la sensación de su boca (Su terrible boca!) en tus Queja
pezoncitos que apenas comienzan a abultarse. Besa mi boca
Te circundan las náuseas, Se sacude
Sientes asco de ti y de el rastro de sus dedos (Sus asquero- Baja de mi piel
sos dedos!) hurgando en tu entrepierna... ...........................Ha terminado su fuego...y apenas el mío
y pensar que tienes que llamarlo papá comienza.
(Él insiste en que le llames “papi”) Porque es él quien paga
el arriendo y cubre gastos con el sudor de su frente... *Nena Cantillo. Poeta cartagenera. Sus textos han sido pu-
Y qué decir del cobro general que te hace cada domingo blicados en diferentes revistas y suplementos literarios de la
cuando ella va al templo, costa. Hace parte del taller literario La Urraka. Su producción
De la marca babosa que deja sobre tu piel? poética y narrativa se encuentra recogida en el libro De princesas
Te he escuchado hoy sollozar bajo la ducha. retorcidas y mujeres inconvenientes. www.nenainconveniente.blogs-
Te he escuchado prometerte jamás poner padrastro a tus pot.com.
futuros vástagos

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La chispa nuclear
Por Salvador Biedma*

1.El ruido de un orgasmo vecino algunos discos nuevos


rompe el mediodía. y novedades que no esperaba.
Es diciembre. ¿Ves?
El ruido ilumina, demuestra Mi cabeza
que hay toda una ciudad no es de cuarzo.
respirando intranquila. Una casa muerta
2.Mi corazón es Hay un coche fúnebre
como un corazón de vaca: en la puerta de tu casa.
un bofe sanguinoliento. La muerte Desconozco al muerto.
a veces crece más rápido El cochero tiene
que los chicos. Y ésa es cara de milico
también una explosión. y el cura da justo
3. para una publicidad
La fiesta humana, el momento de dentífrico.
en que la muerte se olvida Hay un muerto más.
y los ojos se encienden, Me alisto, con una camisa nueva,
no puede resumirse en un día. para que vengan a buscarme;
Aunque el fuelle destile la segunda explosión los amigos no vendrán.
y todos se ajusten las máscaras.
Lugares *Salvador Biedma. (Nació en 1979 en Buenos Aires, Ar-
Un refugio gentina). Estudia Letras en la Universidad del Salvador. Se des-
Ahora cabemos empeña como corrector y periodista. Fundó y dirigió, junto
doce millones a Alejandro Larre, las revistas La mala palabra y Mil mamuts.
en la cabeza de un alfiler Aún no ha publicado ningún libro (tiene varios poemarios y
y parecemos, una novela inéditos). Poemas suyos pueden leerse en diversos
como siempre, sitios en internet.
bacterias.
Ya había imaginado sus caras
después de la duodécima explosión nuclear.
Ése fue mi resguardo,
mi estúpido búnker.
En el hospital
Amamos a Mudenza, que es
la nueva cara del silencio;
hay un lunar en su espalda
enamorándonos.
Hay un día radiante, Iron_lung Flickr.com ©

COSECHA LITERARIA (Poesía)

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Entrevista a Ángel Nogueira.
Fundador de la revista Anthropos.

El estudio científico de la cultura


Por Sebastián Pineda Buitrago*

Uly Zilock ©

En el mundo de lengua española, desacostumbrado a la ajeno, el fundador de Anthropos examina el panorama desde
concepción científica del universo, resulta muy raro encontrar- su apartamento bogotano. Allí, atravesando el Parque de la In-
se con una revista cultural que eleve y trate científicamente la dependencia, subimos para entrevistarlo. Sin duda es un gran
cultura. O una cosa es toparse con revistas de ciencia y tecno- honor que viva entre nosotros. En los próximos números de
logía, pero abrir una revista donde se aplique el mismo rigor a Anthropos promete abordar más temas latinoamericanos (una
temas culturales, como Anthropos, no deja de sorprendernos. de los números del año entrante será sobre Alfonso Reyes, y
La idea maduró por más de treinta años en la mente de Án- acaricia la idea de homenajear a Germán Arciniegas). Su gran
gel Nogueira, y se cristalizó a principios de los ochenta poco biblioteca nos acoge, y perfumados por la tenue luz de los ce-
después de la dictadura de Franco. Fue en Barcelona, lejos de rros, nos damos a hablar.
la burocracia madrileña. Hoy, después de veinticinco años de Nos cuenta que en los años cincuenta se matriculó en Sala-
ininterrumpidas ediciones donde nada de lo humano le ha sido manca en la carrera de filosofía y letras. Era una época de gran

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represión. A pesar de que aún seguía en pie la revista Occiden- se conspirara contra el régimen, pero los mismos policías ya se
te de Ortega y Gasset, en la academia dominaba la escolástica sentían fatigados de tanta represión. En todo caso, las patadas
y una cultura del silogismo, es decir, de la repetidera que nun- de ahogado son las más peligrosas, y Ángel tuvo que sortear a
ca llega a conclusiones contundentes. Ángel sintió que llevaba los marselleses o sicarios. Las Reuniones de Cooperativa eran
entre manos un pensamiento marginal, secular. Se echó fuera en realidad pequeños cursos en que se impartía una nueva me-
de España. Pasó por Roma y subió hasta Austria, en donde se todología de trabajo, donde lo científico empezara a incluir el
puso a estudiar psicología clínica, una profesión científica. Se contexto sociocultural, donde el pensamiento indagara la expe-
sumergió en la investigación de la Personalidad Base. ¿En qué riencia. Con miras a recuperar el legado de los intelectuales des-
consiste?, le preguntamos. Nos responde que parte de aquel terrados de la república, María Zambrano, Gaos, García Bacca,
sustrato de la cultura que no se modifica, una rama de la antro- etc., fundaron en 1981 la revista Anthropos. ¿Por qué el título?
pología que, más allá del interés exótico, examina lo personal ¿Qué quiere decir?, le preguntamos a Ángel. La gente entiende
y concreto, se cuestiona por el ser humano como individuo. algo relativo al “hombre”, nos dice, pero en realidad el tér-
Sus investigaciones sobre la Personalidad Base tuvieron lugar mino va más allá. Quiere decir “mirar hacia adentro”. Porque
en Nueva York, entre los descendientes de sicilianos que tras pensar es inventar continuamente una nueva realidad, romper
varias generaciones seguían manifestando, por sobre las modas criterios. En la metodología de la revista buscamos ante todo
americanas, rasgos de su cultura original, de esa isla creadora de acercarnos a la lectura concreta de la realidad. Le preguntamos
las mafias. Nos preguntamos en silencio si algo así no ocurriría cómo ha hecho para seleccionar tantos textos sobre tan diver-
entre los descendientes de antioqueños creadores de las mafias sos temas. Valoramos cada texto por el nivel de conocimiento,
colombianas (pero para estudiarlo habrá que superar muchos apunta. Muy contrario a la academia, donde el docente se limi-
prejuicios y escándalos entre los puristas). Ángel admite que no ta a describir una cosa sin niveles, sin peso de conocimiento.
hay en el mundo ninguna cultura pura: todo es poroso, viene de Pero fijémonos en lo que decía García Bacca: de cómo la gente
anteriores y va a succiones. A menudo una ciudad, una región siente más miedo a pensar que a morir. Pensar por cuenta pro-
o un ambiente social, como creen algunos sociólogos, no nos pia es de las aventuras más osadas del mundo. Pero no hay otra
definen. No nos podemos regir por arquetipos. Todo depende forma para llegar la verdadera democracia: la sociedad se hace
de la forma cómo vivamos los ambientes. Por ejemplo, dice, desde la individualidad. Lo que buscamos con la revista consis-
es posible que la mejor universidad nunca llegue a modificar a te también en hacer que la edición se convierta en un proceso
algunos universitarios, en parte, porque la academia a menudo cultural, crítico, innovador y si se quiere político.
opera sobre lo más superficial del ser humano; en parte, por la
personalidad base, porque el estudiante no logra vivir esa ex- *Sebastián Pineda. ( Medellín, 1982). Investigador del Ins-
periencia con intensidad. En sus estudios de psicología clínica, tituto Caro y Cuervo. Autor de La musa crítica: teoría y cienciali-
Ángel también practicó la Logoterapia, o curación a través de la teraria de Alfonso Reyes, publicado por el Colegio de Nacional.
palabra. Si el lenguaje determina el pensamiento, los estudios Fundador de La Movida Literaria y de la Red Nacional de Es-
sociales y aun científicos no deben pasar por alto la sociolin- tudiantes de Literatura.
güística, sentencia. Decimos “sentencia”, y es una exageración
porque en su manera de hablar poco hay de sentencioso. Ni
siquiera se molesta por poner énfasis en sus ideas. Somos no-
sotros que las pescamos en el aire.
Avanzamos en su currículum vitae hasta llegar a 1973. Ese
año regresó de Austria y Alemania a radicarse en Barcelona.
Aún persistía el franquismo, y Ángel se dio a convocar las lla-
madas Reuniones de Cooperativa. Todo el mundo cree que
Barcelona es una ciudad culta, de izquierda, anárquica, revo-
lucionara. Pero no: su burguesía es sumamente conservadora
y durante la dictadura de Franco prosperó increíblemente. A
los eventos llegaban policías del franquismo a revisar que no See Wah See Wah Cheng ©

COLUMNAS

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Señales de ruta
(Antología de cuento colombiano)
Arango Editores.

Prólogo culturales permiten cuentos con enriquecedoras menciones


televisivas, cinéfilas y librescas, entre otras; cuentos infractores
Por Juan Pablo Plata
de las señas dadas por los maestros, por intimistas, por usar
lenguajes de otras artes, diálogos rápidos y un humor negro en
su mayoría, apto para lenitivo de lectores escapistas o bien para
aterrizar a estos mismos y hacerlos volver a la realidad.
Con desbordado optimismo espero ver el canon de la lite-
ratura colombiana afectado por este volumen en algunos años.
Tengo una fe ciega en los cuentos y los autores seleccionados
porque saqué el ripio y dejé lo divertido, lo lustroso para mos-
trar una camada digna de los primeros años de un siglo y un
milenio. Siglo y milenio agitadores de los ánimos de muchos
con las especulaciones sobre las guerras, las enfermedades, el
medioambiente, asuntos tecnológicos y virajes sociopolíticos
de la nueva era. En lo personal una duda, que por menos ur-
gente no más importante, me asaltó sobre cómo sería la litera-
tura colombiana en los tiempos por venir, si habría renacimien-
tos, estancamientos o novedades, si el cuento volvería a ser la
apuesta de los autores y los editores.
La respuesta me llegó cuando Arango Editores me propu-
so hacer una antología de cuento y descubrí más de un cen-
tenar de escritores en el proceso de selección en mis lecturas
de narraciones de diletantes, novatos, escritores profesionales,
hombres y mujeres, colombianos en la diáspora con historias
impresionantes, conmovedoras, risueñas, llenas algunas de una
sencillez opulenta en vida y gran valía literaria.
Sin extenderme en el lugar común exculpatorio de las an- Me sorprendió ver otras realidades contadas aparte de la
tologías por haber dejado fuera en mi selección cuentos y au- tendencia por temas como la violencia y el narcotráfico o la
tores importantes, presento, sin más, a un colectivo y dieciséis denominada pornomiseria; hallé otras historias de personajes
autores colombianos nacidos después de 1970, reunidos en la impiadosos en Equipaje de mano de Diana Ospina; escapistas,
antología Señales de ruta. sufridores del desamor y gozadores de amplias pero extrañas
Maduros en su proceso vital y literario, los autores seleccio- alegrías en los cuentos Terapia de Ignacio Piedrahíta Arroya-
nados parecen desleír las teorías sobre el cuento de los maes- ve— autor de la sobresaliente novela Un mar—, Yo también de
tros del género narrativo—Poe, Quiroga, Cortázar, Anderson David Roa Castaño, Human nature de Gabriela Santa y Entre las
Imbert, etc—con el olvido de ensayos y decálogos que antes estaciones centrales de María Castilla. La picaresca del rebusque
eran preceptivas y guías fijas, para ser hoy pequeñas sugerencias. en la venta de arte falsificado y de poca monta en El cuadro del
La libertad en voces, tonos y referencias mass media o trans- abuelo de Andrés Burgos; el oficio de traductor y negro litera-

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rio del protagonista de Combustión espontánea de Juan Sebastián un género que se conoce literariamente como meta-autobio-
Cárdenas son complementos de tramas con asuntos turbios, grafía.
paranormales y de hondura en las fibras humanas más allá de ¿Qué programa usa para sus piezas digitales?
la anécdota y la broma. Uso Adobe Flash 8, dibujo con ratón de computador. Yo
Con argumentos dispares van los cuentos La decadencia de lo no uso Illustrator ni la herramienta de rastreo bitmap ni tabla
bacano de Sebastián Pineda Buitrago, situado en un espacio clá- digital. En mi trabajo de píxeles uso Artrage. También trabajo
sico romano con una bacanal desaforada a finales del imperio y con tinta y lápiz, y defino el brillo, el color y el contraste en
Gato traidor de Carolina Alonso; padecen igual contraste frente Adobe Fireworks para acabados.
a las otras creaciones el cuento Cricket de Javier Arturo Moreno ¿Qué significa Ginotropia?
y Cárcel blanca de Liliana Carbone, ambos con argumentos en “Gynes” significa mujer; y “tropos”, girar hacia: girar hacia
que los seres son extranjeros, emigrantes, seres encerrados, en lo femenino. Es un estilo de vida inventado por mí, desde 1998
una posición fuera de lugar sin oportunidad de adaptación ni -en un cuento autogestionado y publicado ese mismo año-
espacio en el nicho deseado. La iniciación sexual es el tema de para definir mi lugar en el mundo: Yo defiendo la supremacía
La noche sin balas del Orlando Echeverri Benedetti, quien jun- femenina. Yo percibo y siento lo femenino como lo superior
to a Gerardo Ferro Rojas son las dos grandes revelaciones de y lo masculino como lo inferior. No creo en la igualdad. Las
escritores desde de la costa caribe. El trío Las filigranas de per- mujeres llevan la vida dentro- gestación-anabolismo- y afron-
der y Juan Álvarez tienen el saber propio de aquellos buenos tan la sangre cada mes- menstruación- catabolismo, dos cosas
contadores de historias sumado al uso del dialecto bogotano hermosas que el hombre no puede experimentar, entonces el
en el primer caso y mexicano, bogotano, chilango y más en hombre debe inventar guerras y cosas sin sentido para tratar de
el segundo. Lo policíaco corre por cuenta de Rubén Andrés alcanzar, en un nivel superficial, la creación y la destrucción, las
Varona en Un vuelo de algo con alas de polvo. dos fuerzas de nuestra naturaleza bipolar terrena.
Resta entonces la lectura morosa para evitar atafagos entre En mi monólogo ya citado, Ginotropia, hablo de “El Ini-
tanta variedad y esperar no muchos entuertos, para hacer el cio” : dentro del sol y las otras estrellas, lo femenino es lo único
juicio de los autores incluidos en la antología con el favor de y el verdadero género; el hombre fue hecho accidentalmente
los lectores, la crítica y el mejor juez literario: el tiempo. afuera de la estrella sólo para vivir en este sistema binario. No
existe tal cosa como la fuerza masculina en la unidad.
¿Es usted mujer o un hombre?
Artísticamente soy una lesbiana en cuerpo de hombre: nací

Entrevista a como hombre fuera de las estrellas, en este pequeña Tierra.


Orgánicamente soy hombre, emocionalmente soy una mujer

No.Para.Innita. y artísticamente una lesbiana. No he cambiado mi sexo, ni he


cambiado genital ni mentalmente. Ni lo haré. Sólo he cambiado
¿Cuál es su nombre legal? de manera artística mi sexo: nací hombre y lo asumo. No odio
No para Innita. Quiere decir: “ yo para ella”, es como una la fuerza masculina, ni me odio como hombre. No es traumáti-
carta de San Valentín. Je. Me cambié el nombre legalmente en co, es solamente un rol pasajero. En este sistema binario, todo
1998, aquí en Colombia no es muy difícil este tipo de proce- llega a un final, probablemente para regresar al “Inicio” citado
dimientos. arriba, pues como digo en una de mis letras de Innita
¿Es usted Innita? ¿O quién es Innita? “La muerte es una Guerra que nadie gana”, ( www.myspa-
Innita es el símbolo femenino de mi profundo y verdadero ce.com/innita )
amor, ella es un personaje inventado en 1998 con el fin de re- --
presentar mi otra mitad, mi esposa infinita, mi chica, mi aman- No para Innita
te, mi compañera ideal: la mujer de mis sueños despiertos. Su www.flickr.com/photos/innita
distintivo son las pecas estrellas en sus mejillas. La historia de www.myspace.com/araeallia
amor entre Innita y yo sucede ficticiamente en varios lugares www.myspace.com/innita
y tiempos, contada en varios capítulos visuales y musicales en

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