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“Y el niño crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia

para con Dios y los hombres “


Lucas 2, verso 52

UN NIÑO QUE CRECIA COMO TU O COMO YO.

Todos conocemos la historia de Jesús, el Salvador del mundo que fue capaz de dividir
en dos la historia del hombre.
Los Evangelios describen en general la vida de Jesús desde el inicio de su
ministerio hasta su resurrección, pero solo es Lucas, el Doctor y discípulo del maestro,
quien relata su vida desde antes de su ministerio.
Jesús, no solo fue conocido y reconocido en sus 3 años y medio de ministerio,
sino que la Biblia dice que como buen judío fue llevado al templo a los 8 días para ser
circuncidado (así lo dice Lucas 2:21) y luego llevado a Jerusalén para ser presentado
(Lucas 2:22 y 23). Fue en esa oportunidad cuando un hombre justo llamado Simeón, al
cual el Espíritu Santo le reveló que no vería muerte sin antes ver al ungido del Señor,
fue al templo en esa misma oportunidad movido por el Espíritu del señor y al ver a los
padres y al niño lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios diciendo (LEER Luc 2: 29-32).
También estaba ahí Ana, una anciana profetiza que ya era viuda hacía 84 años y que no
se apartaba del templo (versos 36 y 37). Esta mujer hablaba del niño a todos los que
esperaban la redención de Jerusalén.
Pero esta no es solo la única vez que se habló de Jesús. Cuando regresaron a
Nazaret, la escritura dice que “el niños crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y
la gracia de Dios era sobre el”.
Pero lo que llama más la atención es cuando tenía 12 años y subían a Jerusalén,
conforme a la costumbre de la fiesta, al regresar sus padres, el niño Jesús se quedó en
Jerusalén sin que sus padres lo supieran. Al pasar 3 días y habiéndose devuelto ellos e
Jerusalén en búsqueda del niño, lo encontraron en el templo sentado en medio de los
doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles (así dice Lucas 2:41 al 46). Cabe
destacar que este acontecimiento ya estaba profetizado en Isaías 54:13 y aunque era el
salvador, Jesús también obedecía a sus padres (Lucas 2:51) y estaba sujeto a ellos, pero
lo mas destacable es que la Biblia dice “y todos los que le oían, se maravillaban de su
inteligencia y de sus respuestas” (vs. 47).
No se necesita ser grande, o un “gran predicador” para ser usado por Dios, es
mas, a tu corta edad ya puedes trabajar para el servicio al Señor, como también lo hizo
Samuel cuando estaba en el templo, o como Jesús junto a los doctores de la ley. Ni su
edad ni su estatura fueron limites para compartir con quienes conocían la ley sorprender
a todos con sus respuestas.
Jesús, a esa corta edad, no solo crecía en tamaño físico, sino que la Biblia es
clara: PRIMERO en sabiduría (no conocimiento, mas bien obraba inteligentemente;
también en estatura (física) pero por sobretodo en gracia para con Dios y los hombres
(Lucas 2:52).

El llamado es para ti, un niño como Jesús, a ser como él: un niño que sorprendía
a otros con sus palabras sabias, pero sobretodo, a crecer en gracia para con Dios y con
los hombres

AMEN.

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