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La Curva S una nueva herramienta de pronóstico

La tecnología del corazón artificial

Las primeras etapas de la investigación de esta tecnología comienza en 1957 en el


Cleveland Clinic, EEUU. El primer corazón artificial implantado en un animal
tuvo problemas de coagulación de la sangre y el animal vivió 90 min. Luego se
hicieron otros experimentos que alargaron la vida hasta llegar al año 1984 donde se
implantó un corazón artificial en un humano y se llegó al tope de la curva.

La curva S de la tecnología de corazón artificial muestra en sus inicios una curva


muy plana que significa mucho esfuerzo de investigación de prueba y error, hasta
que un descubrimiento importante (Jarvick) logra que la curva se acelere y se
vuelva ascendente. El eje vertical se refiere a los resultados (semanas de vida), el
otro eje al número de años de esfuerzo de prueba y error de investigación.
El manejo estratégico de la discontinuidad

Mientras mayor es la pendiente de la curva S más productivos somos con la mejora


del producto, porque una vez que el aprendizaje se hizo (curva plana) obtenemos
resultados significativos con poco gasto en esfuerzo. Esto dura pocos años y
empezamos a ver el límite de la tecnología y empezamos a salir de la curva (más
plana). Al principio mucho esfuerzo, pocos resultados.

Uno podría pensar que a medida que realiza mayor esfuerzo más progreso tendrá
en los resultados, este hecho es cierto sólo en la primera mitad de la curva, en la
otra mitad está equivocado ya que la curva cuando llega al tope se estabiliza, es
decir, se sigue gastando sin mejorar los resultados.

Las curvas S casi siempre se presentan en pares, como el grafico de arriba, ya que
una tecnología reemplaza a la otra y juntas ellas representan una discontinuidad.

Hay empresas que han aprendido cómo atravesar (cruzar) una discontinuidad
tecnológica, y lo logran a través de invertir en investigación para conocer dónde
ellos están en la relevante Curva S y conocer qué esperar del comienzo, del medio
y del final de estas curvas.

La mayoría de las empresas se encuentran en la tercera era denominada manejo


estratégico de la tecnología, donde predomina la inversión para encontrar
innovaciones incrementales del mismo producto, en la misma curva.

Sin embargo, actualmente estamos en la cuarta era del manejo de la tecnología,


denominada el manejo de la discontinuidad, donde lo relevante es construir
conocimiento, analizar y calcular los límites para abandonar una tecnología cuya
curva S ya tuvo su fase más productiva.
Hoy en día la velocidad de desarrollo de los productos es más rápida que lo
normal, debido no sólo al costo del desarrollo sino también a las utilidades que
pueden perderse si el desarrollo se demora.
Por ello las empresas (Boeing, IBM) utilizan diferentes tácticas para acelerar el
desarrollo de productos, como por ejemplo: uso de diferentes proveedores,
especialistas en clientes, saltar procesos administrativos.

Quizás lo más importante para llegar primeros al mercado es que las empresas
hayan aprendido que ellos deben invertir en la ciencia (básica) que soporta la base
de la curva S.

Eficiencia versus efectividad

La tercera era se concentra en la eficiencia en vez de la efectividad.

La eficiencia es la pendiente de la curva presente, es decir que la empresa se


preocupa de la utilización de los recursos en la misma curva.

La efectividad, o cuarta era, es cuando una empresa determina cual es la curva S y


trabaja en sostener una estrategia.

Muchas veces es más eficiente invertir en una nueva tecnología. La rigidez de las
políticas internas de las empresas impide moverse de una curva a otra. Además la
teoría financiera no tiene una manera práctica de medir el costo de oportunidad de
no invertir en una nueva tecnología. Si lo hiciera, la decisión de invertir en la
tecnología presente podría revertirse.

Cuando McKinsey analizó el gasto de investigación y desarrollo de las grandes


compañías encontró que el 80% de los esfuerzos se concentraban en productos que
habían contribuido a las utilidades en el pasado, en vez de focalizarse en los que
van a contribuir en el futuro.

La relación 5:1 es la diferencia en productividad entre invertir en tecnologías


emergentes que en tecnologías maduras, lo que significa que si sacamos un dólar
invertido en viejas tecnologías y la aplicamos en las nuevas tecnologías podremos
duplicar los resultados.

Los ejecutivos a menudo conversan sobre mejorar la productividad de una planta o


las ventas con la expectativa de ganar entre 10% a 15% adicional. Puede haber una
diferencia de productividad entre competidores de 100 a 500% , cuando uno hace
la selección de la tecnología correcta y el otro no.

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