P. Krugman, Hunger Games, U.S.A, The New York Times, 15 de julio de 2013.

Ayudas agrarias y alimentarias, Hambre, EEUU La aprobacin del proyecto de la ley agraria en julio de 2013 por la Cmara de representantes ha supuesto. Los representantes republicanos votaron el aumento de los subsidios agrarios (prcticamente convertidos en beneficios para corporaciones e individuos adinerados), a la vez que la supresin de la ayuda de los cupones de alimentos (Supplmental Nutrition Assistance Program). El representante de Tennessee, Stephen Fincher, lo justific con una cita bblica: Aquel que no est dispuesto a trabajar no comer; sin embargo, l ha sido uno de los beneficiados por los millones de las subvenciones agrarias. Y eso que el uso de los cupones de alimentos se ha incrementado de un 8,7 % en 2007 a un 15,2 %. El clsico razonamiento de la derecha es que el gobierno paga a las personas por no trabajar. Pero Krugman lo desmiento: Si el empleo est en niveles bajos porque la ayuda del gobierno incita a la gente a quedarse en casa, reduciendo la mano de obra, entonces la ley de la oferta y la demanda debera ponerse en funcionamiento: al retirar a esos trabajadores, la mano de obra sera insuficiente y subiran los salarios, especialmente entre aquellos trabajadores peor pagados que tienen ms posibilidades de recibir la ayuda. Pero en realidad, por supuesto, los salarios estn congelados o descendiendo y esto se cumple especialmente en los grupos que se benefician de los cupones de alimentos. Krugman se pregunta la razn de esto: Simplemente racismo? Sin duda, el viejo bulo racista como la imagen de Ronald Rigan del joven muchachote fornido usado cupones de alimentos para comprar un chuletn todava tiene cierto atractivo. Pero hoy en da, casi la mitad de los que se benefician de los cupones son blancos no hispanos; en Tennessee, hogar de Mr. Fincher, el nmero asciende al 63 %. Entonces, no todo es por la raza. Krugman argumenta que al Partido Republicano le ha infectado una mezquindad casi patolgica: Si eres americano y ests pasando una mala racha, esta gente no quiere ayudarte; quiere darte otra patada. No lo entiendo totalmente, pero es terrible contemplarlo