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Consecuencias de toda debilidad incontrolable

Leer | ROMANOS 6.17-23 15 de agosto de 2013 Es normal que los nios, en algn momento, tomen conciencia de que se estn volviendo ms fuertes. Los padres, por lo general, animan a sus hijos a aumentar sus fuerzas y a vencer cualquier debilidad. Algunos jvenes lo hacen, pero otros actan con indiferencia o se sienten derrotados aun antes de comenzar. Todos tenemos debilidades. Cmo respondemos a ellas? Elaboramos un plan para vencerlas? Fingimos que no son importantes, o nos rendimos a ellas fcilmente? Ninguna de estas respuestas es la que Dios desea de nosotros. l quiere que nuestras debilidades nos recuerden que dependemos totalmente de su fuerza, y tambin la gran necesidad que tenemos de l. Su plan para nosotros es que nuestras debilidades nos motiven a relacionarnos ms con l. Si no manejamos adecuadamente las reas en las que no somos fuertes, podemos herirnos a nosotros mismos y a quienes nos rodean. Debemos volver a Dios para pedirle que se ocupe de nuestras debilidades, de manera que no dominen nuestras vidas. Sansn fue un hombre apartado y equipado por Dios para propsitos divinos. Pero tena una debilidad sin control; vivi desenfrenadamente hasta que eso destruy su trabajo para el Seor (Jue 1316). Nosotros, como seguidores de Cristo, tambin hemos sido separados para la obra de Dios, y equipados por l. Debemos prestar atencin a la advertencia sobre la vida de Sansn, y volvernos rpidamente a Dios cada vez que aflore nuestra debilidad. Demorar en hacerlo podra significar el desastre.

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