ESE ANIMAL SOLITARIO QUE ES

LA MUERTE Y OTROS CUENTOS

"Lo que se hace por amor
siempre se hace más allá del
bien y del mal"

Nietzsche

“He meditado a menudo sobre

Jaime Coaguila Valdivia la muerte y encuentro que es el
menor de todos los males”

Francis Bacon

"La desdicha es el vínculo más

estrecho de los corazones "

La Fontaine
 LA TARDE ENLOQUECIDA RECLAMA TUS
MANOS
"Si tienes pies y tienes manos
pero no se ven
si tus pies hoy nacieron viento
déjalos correr
y si tus manos con las plantas
déjalas crecer"
"A estos hombres tristes"
de Luis Alberto Spinetta
¿Alguna vez comprenderé el lenguaje
misterioso de tus manos? Y es que a veces siento
que tus frágiles dedos tienen algo que decirme en
cada uno de sus fugaces movimientos, en cada una
de sus crispaciones repentinas como si de pronto
alguien gritara desde tu interior histéricamente. No sé,
pero en esos momentos tus manos parecen dos
pájaros de papel volando sobre tus piernas, dos
pájaros silenciosos y pequeños que se alimentan de
mis palabras y que tratan de comunicarme a través de
sus aleteos, los pálidos colores de tu vida, la violenta
pincelada de tu fracaso. Y es entonces cuando mi
corazón se convierte en un cálida llanura o en una
exquisita ribera que espera dar de beber a los
desorientados pájaros de tu cuerpo. No importan las
estaciones, ni los vientos, ni siquiera la tarde
enloquecida; porque tu lenguaje ha encontrado en los
pájaros a su más perfecto abecedario y ha
comenzado a destruir a ese viejo silencio que
rodeaba tus labios muertos.
Esta vez los pájaros sobrevuelan un edificio y
se posan al borde de una ventana, adentro una mujer
desnuda se corta las venas mirándose al espejo,
mirándose a sí misma derribarse sobre las baldosas
sucias del baño, mientras los ojos desorbitados de
una niña la observan por una rendija de la puerta. En
ese momento, los pájaros despliegan sus alas
desapareciendo de esa ciudad donde los cielos tienen
colores intensos y la sangre resbala por los
escalones. Tus manos se aferran fuertemente a los
brazos de la silla y tu mirada apunta a la ventana
buscando la tarde tranquila que siempre deseaste;
pero que tu alma nunca supo imaginar. Y es entonces
cuando te presto mis ojos cansados, pero vivos, que
han guardado para ti las imágenes de una docena de
cerezos a punto de caer del árbol y una manada de
unicornios trotando por una llanura bajo un sol
imposible. Y es allí que mis labios te revelan el sabor
secreto de las palabras y el de las viejas melodías de
amor.
Ahora los pájaros han levantado sus cabezas y
se disponen a alzar el vuelo nuevamente. Esta vez
sus picos han desgarrado los edificios y han fabricado
en cuestión de segundos una inmensa avenida donde
un armazón de fierro arde furiosamente como un
aparatoso ángel de la destrucción que despide
crepitaciones metálicas de sangre y fuego. No sé,
pero entonces creo que las imágenes se te confunden
y que la tarde enloquecida está escondida tras la
ventana esperando el menor descuido, Te aprietas la
cabeza y yo siento que mis sospechas no son
infundadas y que la tarde enloquecida, ese aguzado recuerdos. Y es entonces que siento unas inmensas
enemigo, nos ha estado acosando implacablemente. ganas de gritar para ensombrecer el grito de la tarde
Tengo miedo, me dices con un par de requiebros de enloquecida y responder a tus llamados
tus muñecas; tengo miedo, repites cerrando desesperados para evitar que los cuervos de la
fuertemente las manos y buscando un lugar donde muerte penetren por la ventana ansiosos de tus ojos y
guarecerte. Y es cuando siento que tus manos tus dedos. Aunque yo sé que mis gritos son inútiles,
pequeñas rebuscan en mi interior y con urgente porque sólo sirven para ahuyentar a mis propios
necesidad tantean el contenido de ésta mi vieja fantasmas y no a los tuyos.
alcancía sentimental. Parece que tu dolor se ha Ahora debo irme, algo me dice que no te
desvanecido y tus manos se han levantado encuentras bien, que mañana estarás mejor, porque
nuevamente y tus pájaros han desplegado sus alas ya en la ventana revolotean los cuervos de tu vida,
enormes de aves migratorias y en una clara aquellos cuervos que te recuerdan quién fue la niña
demostración de cariño han ingresado por mis venas que abrió la puerta y quién fue la niña que lloraba
y están atravesando mi sangre, buscando arrancarme silenciosamente apretada a una esquina. Esos
la tranquilidad y la paz de mis pensamientos. Sin cuervos que ahora destrozan los vidrios y te atacan
embargo, de pronto los pájaros han escapado furiosamente encontrándote muda, aterrorizada, lista
enloquecidamente de mi cuerpo. Seguro el llamado para arrancarte los ojos y los dedos.
de tus recuerdos es urgente. Y la imagen adquiere la
forma de una habitación miserable, hecha a punta de
picotazos, donde una niña llora atemorizada
apretándose a una esquina, incapaz de gritar, incapaz
de olvidar la escena de su muñeca decapitada y
arrojada estúpidamente sobre las baldosas del baño.
Ya no puedo evitarlo, los pájaros enloquecidos caen
abatidos por el fuego sobre tus piernas. No puedo
más, me dicen tus manos en una crispación dolorosa
y te aprietas locamente la cabeza. No tengo
alternativa, porque tus manos han perdido la armonía
de otras tardes y tu lenguaje se ha convertido en una
serie de símbolos inconexos. Y me siento impotente
por no poder evitar la catástrofe de tus tardes
enloquecidas y la destrucción del lenguaje misterioso
de tus manos bajo la oprobiosa carga de tus
 ESE ANIMAL SOLITARIO QUE ES LA
MUERTE
"It will such a perfect day
and I'll expend with you
such a perfect day
you just will hanging on"
"Perfec Day" de Lou Reed
UNO
Claudia encima de un rascacielos intenta romper
ingenuamente la monotonía de su vida con un salto al
vacío. Y la vida estalla como un florero arrojado al suelo
en varios pedazos mientras la voz mortecina de
Claudia se ahoga en una multitud anónima de
lamentos. El vacío es una dulce tentación donde
gobierna la sinrazón y el melancólico canto del caos.
Por favor deja de pensar en círculos concéntricos. La
vida de Claudia revienta de hechos tontos y dolorosos
cada mañana cuando se levanta de la cama con la
cara sucia y el aliento aprisionado. No basta el dinero
para aplacar esta vieja tormenta, ni las fotografías
atesoradas en el tocador; porque los espejos terminan
por estropear cualquier recuerdo y la brutalidad del
futuro ahoga toda esperanza. La verdad es que a
veces no conviene hacer girones los vestidos para
fabricar una cuerda atada al borde de la ansiedad y
resulta mejor una docena de pastillas blancas para
dormir mientras el vecindario cacarea dentro del
gallinero. No permitas ingresar a la estúpida nostalgia.
El color azul del cielo se intensifica hasta opacar el
mismo movimiento y la mirada perdida de Claudia se
entrevera en la vorágine del viento detenido como una
paloma en picada pero suspendida o una mujer
estallando en medio de la incomprensión. Atrás quedan
las mentiras sobre la unidad familiar y el impacto
favorable en los jóvenes de la política gubernamental.
Ahora las voces no se acallan fácilmente y derrepente
rompen los márgenes de la intemporalidad, provocando
que el cuerpo ya inerte de Claudia se desplome sobre
el sucio pavimento como una flor deshojada a quien
todo el mundo aplasta con indiferencia.
DOS
Arnaldo depositando una por una las balas que
sirven de pronto para silenciar el ruido y congelar el
sabor dulce de la sangre sobre los labios. El dormitorio
es el escenario del terrible encuentro entre la mente de
Arnaldo y el numeroso inventario de sus fracasos.
Querido, aléjate de la inútil intensidad de mis labios. La
muerte es un dulce pretexto para evitar la siempre
peligrosa enfermedad del amor que atraviesa el fuego
como un ángel indestructible. Arnaldo ha perdido la
imagen encandilada de una mujer diminuta
desapareciendo en su piel y el sabor mortal de sus pies
emergiendo hacia la superficie. Entonces el revólver
cargado parece el mejor pretexto para mirarse por
última vez al espejo sin concesiones y con los ojos
encendidos por el metal, mientras la televisión muestra
la crónica apretada de algunos desocupados que caen
muertos por el peso de la tarde sin sentido. El ritual
exige editar unas cuantas justificaciones y dejar una devorar su cuerpo, sin armonía, pero con la suficiente
pálida despedida a los seres queridos. Arnaldo observa brutalidad como para arrancar su corazón aún
el reloj afilado de la tarde y repite un par de palabras palpitante.
fabricadas por el tedio, pero con la única finalidad de
escucharse a sí mismo antes de sentir la frialdad del CUATRO
arma en la boca. Observa las cartas cayéndose al
suelo y el verbo movimiento le indica que el tiempo se La muerte es un animal solitario encerrado por
está derramando sobre su cuerpo tras el estallido y que mucho tiempo en un laberinto fabricado de palabras.
la sangre ahora precisamente, está corriendo
enfurecida por su brazo derecho hasta descender por
entre sus dedos hasta la punta del cañón bajo la forma
de un grillo o un escarabajo.

TRES

Antonia desapareciendo en las olas para aplacar

el dolor de su inmensa soledad sin respuestas. El mar
aparentemente encierra el secreto de la sed de los
desafortunados y el agua es el mágico material con el
que se construyen las alas de la verdad. Antonia sigue
caminando en dirección a la nada y su cuerpo
comienza a ser arrastrado por el movimiento
bamboleante del mar. No importa su pasado destruido
por las ráfagas de la metralla, ni el sabor salado de sus
lágrimas en este momento que el agua la devora como
un inservible aparato. Lo único que importa es su
historia despedazada que flota en forma aturdida
alrededor del mundo, sin razones válidas pero con una
fuerza inusitada. Déjame naufragar en los arrecifes. El
agua revienta los pulmones de Antonia y su rostro lívido
con los ojos abiertos parece observar aterrorizada el
instante preciso de su muerte, justo antes de que un
centenar de peces empiece la larga y penosa labor de
 LA AGUJA DERRAMA UNA LAGRIMA
“I hurt myself today
to see if I still feel
I focus on the pain
The only thing
that´s real”
"Hurt" de Nine
Inch Nails.
Yo soy la voz dentro de tu mente que repite
incesantemente que aprisiones las lágrimas entre las
espinas sanguinolentas. La voz que ordena cada una
de tus emociones suicidas, mi pequeña y fiel sirviente
del último apocalipsis. Tu piel no es una superficie
delicada, sino el más abominable de los pecados que
ha sobrevivido al tormento de mis delicadas agujas
envenenadas. Por favor, tus lágrimas no sirven de
nada en esta celda construida con un par de guitarras
eléctricas que revientan la cabeza de los condenados.
Tu piel es la única construcción de este mundo
abominable de los infiernos y mis agujas la única
sensación verosímil de dolor que reinventa la muerte
de ojos amarillos. No hay tiempo para descansar lejos
de la tecnología ni siquiera entre el ruido aparatoso de
los teclados electrónicos que pretenden agonizar
junto a la voz atormentada de Trenz Reznor. Los
gritos de los decapitados constituyen a veces una
suave apología del dolor que se desliza a través de la
irregular trayectoria de tu piel desgarrada por el
simple ejercicio de la fuerza. Yo soy la religión que
gobierna tu cuerpo educado por la miseria y los
detalles abominables de tu inadecuado
comportamiento. Despierta de la pesadilla de la vida
cotidiana y déjame arrancarte las uñas con la
meticulosidad de un relojero que ama cada una de tus
perversiones. Ahora nada puede detenerme y mis
agujas afiladas están presentándose cordialmente
ante la inmensidad y blancura de tu piel. Mis agujas
envenenadas de rabia te acarician en una muestra de
ternura contenida o cruenta venganza, y el delirio
masoquista del metal parece combinar
románticamente con tus lágrimas de placer y las
cuerdas mojadas que aprisionan tus muñecas. No me
mires al rostro porque la muerte de los ojos amarillos
atraviesa las cárceles y su mirada cansada no soporta
el dolor innecesario. Yo soy el amante desquiciado
que exactamente a la medianoche comienza el viejo
ritual de desvestirte ante un espejo resquebrajado,
para luego limpiarte la preciosa piel con alcohol como
si fuera paradójicamente tu dulce enfermera de la
muerte. Las agujas penetran y emergen tan
armoniosamente en la piel suave de tus muslos y la
sangre fluye entre tus afiebrados gritos. Mi querida
discípula, la piel es simplemente una construcción
biológica que no afecta en lo más mínimo la
intangibilidad de tu alma atormentada de tantos
silencios cómplices. Una nueva aguja se engarza en
medio de la entrepierna y la proximidad de tu sexo
amenaza con espantar la violencia enfermiza de mis
pensamientos. La sangre inesperadamente
desenreda una melodía de amor y escapa espantada
hasta ocultarse debajo de tus sorprendidos muslos.
Una lágrima se ha desatado de entre las espinas y el
hambre me permite devorarla como un animal
sediento y sin consuelo. No llores, querida mía, la
sangre es el perfecto preludio del amor eterno y la
imagen desgastada de tus lamentos amordazados. La
cárcel de tu mente ha encontrado en mis deseos la
respuesta a todas tus preguntas inconclusas y la
pregunta a todas tus respuestas irracionales. La
sangre sin ningún arrepentimiento reclama el discurso
lánguido de las agujas que esta vez se atreven a
recorrer la piel de tu vientre en la búsqueda
enardecida de esa extraña mezcla de vida y secreto
placer. Yo soy el sentimiento de culpa y tu piel, el
objeto de la más terrible de mis venganzas, querida,
deja en paz al ruido de tu cabeza y reposa tus labios
ensangrentados y profundamente amarillos sobre
este anillo de bronce que es el símbolo pérfido de mi
poder encadenado o simplemente de mi amor.
HUNTER EMBELESADO
“If travel is searching
and home has been found
I'm not stopping
I'm going hunting
I'm the hunter"
“Hunter” de Björk
Un hilo de sangre descendiendo por el vano de
la ventana sin remordimiento. El asesino riéndose con
una carcajada atravesada por la angustia y la locura.
La sangre reposando en el suelo en un pequeño
charco conjuntamente con trozos diminutos de piel
despellejada. El criminal mirándose al espejo los ojos
de demente y el labio partido. El rastro rojísimo de
sangre avanzando con velocidad por la habitación y
corriendo por el pasillo ajedrezado que resbala
lúdicamente en una carrera desenfrenada hasta
agolparse por debajo de la puerta. Las manos del
psicópata sumergidas en el agua y luego envueltas
una y otra vez por un trapo sucio. La puerta
abriéndose de un golpe seco y los gritos aprisionados
por la cinta adhesiva, la sangre nuevamente
emprendiendo su desesperado recorrido por en medio
de la sala alrededor de los muebles. Las piernas del
endemoniado cansadas de tanto saltar por los muros
y correr por las calles solitarias. Una mancha irregular
de color rojo en la parte inferior de la pared lateral
izquierda, unos cuantos y largos cabellos esparcidos
por el suelo sin concierto. El gesto embelesado de un
hombre con el labio partido al observar a una mujer
de veinticinco años. Los cabellos con sangre
coagulada encerrando la verdad en una extraña basurales de la madrugada. Deconstrucción
simbología mientras una delgada línea roja asciende meticulosa de la escena del crimen con el apoyo de
por la mesa de centro hasta el cenicero donde yace libretas de notas y agudo razonamiento. El labio
inerte un dedo meñique arrancado a la fuerza de la partido hablando consigo mismo ante un espejo.
mano de la víctima. El asesino fumando un cigarrillo Búsqueda desenfrenada en los alrededores con
mientras se acaricia los anteojos oscuros dentro de perros y expertos mientras la música de Bjork crece
un automóvil. La delgadísima uña pintada inesperadamente como la maleza envenenada.
minuciosamente de negro. El retrovisor observando Finalmente el cazador besando la cabeza casi
los movimientos de la gente y el ojo preciso del putrefacta de una mujer de edad indeterminada que lo
depredador apuntando hacia el exterior en búsqueda mira con una incomprensible pasión.
de la fragilidad. Unos cuantos trozos de piel
desperdigados en la alfombra en una misteriosa señal
de descuido y de pronto debajo de uno de los sillones
una mano cortada con cuidado y espantosa
paciencia, abandonada intencionalmente con los
dedos completos pero en carne viva. El demente
cambiándose en una habitación pequeña y arrojando
la ropa manchada en una bolsa negra. Los rastros de
sangre apuntando a la cocina y la gaveta abierta
mostrando un enorme cuchillo de filo irregular. La
lengua del desquiciado relamiéndose la parte de su
labio más horrenda. La punta del cuchillo señalando
al almacén de utilería, una línea recta trazada sin
contemplaciones por ese inesperado visitante. La
linterna iluminando un montón de bolsas amarradas
con un alambre, la luz tropezando entre la ropa
usada, los útiles de limpieza y un par de cajones de
cartón. La mente del enfermo dando vueltas alrededor
de la casa de la muchacha de veinticinco años. Las
bolsas abiertas por fin revelan el resto del cuerpo
despedazado tan igual como si fuera un animal
después del matadero, todo el cuerpo a excepción de
la cabeza. El maldito riéndose en medio de los
 LA MELANCOLIA DE OFELIA MUERTA
“Whatever makes you happy,
whatever you want.
You're so fucking special,
I wish I was special"
“Creep” de Radiohead
Él era un hombre triste. Y su tristeza tenía la
forma de una lágrima gritando tormento y
desconcierto. Su rostro reflejaba también esa tristeza
inigualable que solamente combinaba con los tonos
grises y un grupo de canciones desilusionadas. Tenía
miedo al futuro y su vida transcurría en una serie de
avatares inciertos cuyo idéntico final siempre
desembocaba en una aguda frustración. Muchos años
atrás había amado a una mujer, una mujer simple de
cabellos largos y ojos profundamente negros, su amor
fue un amor triste y desaforado que terminó con
desbordar las resistencias de esa noble muchacha.
No tenía amigos porque su tristeza no toleraba ser
compartida con los demás, así que durante las
madrugadas lloraba inconsolable en soledad,
apretaba los puños y mordía los años acumulados por
la desesperación. A veces no ganaba lo suficiente y
humildemente se conformaba con un breve almuerzo
mientras se alimentaba de las noticias de la radio. El
mundo no le importaba, la gente no le interesaba, su
habitación en una vieja vecindad constituía el refugio
perfecto para su alma atormentada de recuerdos.
Alguna vez tuvo un corazón puro que incluso se
sacrificó tanto por los demás que terminó atenazado
por un garfio, ahora sin embargo lo que queda de su
corazón son destellos enigmáticos y erráticos de
cariño que resultan demasiado incomprensibles para
los demás. Su trabajo lo convierte en una pequeña
máquina burocrática y sus superiores halagan su
profesionalismo y su forma tan “impersonal” de
resolver los problemas más difíciles. Ellos no saben
de los sentimientos de este hombre triste, ni conocen
las miserias ni el terror que siente cada vez que se
retira de la oficina hacia la soledad de su habitación y
entonces estalla en una ataque inconsolable de rabia.
“Soy un hombre triste”, se repite mientras observa la
televisión y toma un café amargo y con esa típica
resignación se dedica a imaginarse el próximo
domingo alimentando a las palomas en una plaza
pequeña y al lado de una iglesia. Nunca tuvo fe en
nada de este mundo y la religión no significaba
ninguna esperanza para su corazón solitario. Cuando
observaba el vuelo libre de las palomas sobre la plaza
a veces anhelaba no tener conciencia de las cosas y
hubiera preferido nacer bajo la forma de un animal o
derrepente de algún objeto inanimado, porque así no
sentiría ningún sentimiento humano y menos aún la
tristeza. Es cierto que alguna vez conoció ese
extraño alborozo que es la alegría, pero hacía tanto
tiempo, que ahora solamente no le quedaba más que
una imagen doblada y descolorida, en esa
oportunidad sus ojos brillaron como nunca antes y el
nerviosismo de la felicidad pareció nublarle las ideas y
embotar su razón.
 Luego de un tiempo cuando ya no tenía
esperanzas, pasando de casualidad por una sala de
exposiciones, se sorprendió al encontrar la pintura de
una hermosa muchacha con el rostro extasiado
flotando en el agua con las manos entreabiertas y
rodeada discretamente de flores, al principio tuvo una
sensación de terror, la reproducción desbordaba
melancolía y una tristeza infinitas; pero después
comprendió claramente que entre esa pintura y su
vida existía una extraña conexión, una alianza secreta
que desbordaba el rostro extasiado de la muchacha, y
es por ello que sintió una enigmática alegría rodeada
de los acordes de un piano acompañado con voces
acongojadas, y entonces decidió volver a casa. Las
calles siguieron igual de melancólicas que antes pero
ahora la gente tenía otro semblante. Al llegar se lavó
reiteradas veces el rostro sintiendo cómo el agua
acariciaba con delicadeza su piel y ya en la cama
mientras intentaba conciliar el sueño, se imaginó
rodeado de pétalos de rosas y casi involuntariamente
derramó una lágrima de felicidad.
CIELO AZUL
“Did you see the frightened ones
did you hear the fallings bombs
the flamess are long gone
but the pain lingers on
goodbye blue sky
goodbye blue sky
goodye”
“Good bye blue sky” de
Pink Floyd
La soga se desliza suavemente alrededor de mi
cuello a manera de tierna acompañante. Y sus hilos
ásperos tienen la dulzura de la ingenuidad que espera
la palabra precisa para iniciar el ceremonioso vuelo
de la muerte. Mis ojos paralizados por el éxtasis
apuntan hacia la nada que ahora se convierte en una
presencia metafísica que acaricia todo mi cuerpo en
una demostración afectuosa de cariño. La cuerda
comienza a cerrarse en torno a sí misma en la intensa
búsqueda de su centro y en la ruptura inevitable de mi
cuello. La fuerza me susurra canciones irlandesas al
oído y de pronto aparece un grupo de niños corriendo
en un enorme prado verde. El sonido de la música
crece intempestivamente y entonces siento con
dulzura que la cuerda se ha aferrado a mi garganta y
no existe argumento alguno que impida el final de su
discurso. Los niños se pierden apresurados entre los
inmensos árboles mientras empiezo a desvanecerme
en el eterno cielo azul. La sensación de ahogo no es
insoportable ni intensa, al contrario la carencia
minuciosa de oxígeno adquiere en estos momentos la
forma de una profunda desintoxicación del alma como
si al partir fuera necesario eliminar el aire
contaminado de este mundo. La implacable soga se
estrangula con más violencia pero su brutalidad no
tiene otro objetivo que arrancarme los malos
pensamientos y matar el sentimiento de culpa. En
este estado, los niños reaparecen nuevamente
volando en el cielo con los brazos abiertos y unos
ojos radiantes, y en tanto describen figuras
inexplicables no dejan de sonreír
cinematográficamente. Ahora la cuerda se ha
transformado en una cadena de plata que lleva como
pequeño relicario a una esfera azulina que revienta en
destellos multicolores. Solamente subsiste un breve
adormecimiento en los brazos y las piernas que va
desapareciendo a medida que el escapulario lo
ilumina todo. Los niños describen un vuelo mortal esta
vez sobre un cielo púrpura y entonces estallan en
miles de fragmentos. Uno de esos fragmentos quizás
el más intenso cae sobre mi garganta como un vidrio
y se engarza hacia adentro en la búsqueda de mi
último suspiro. La fuerza concluye también los
acordes de las canciones irlandesas y sus uñas
largas me levantan el mentón para mirarme
directamente a los ojos desencajados, pero
armoniosamente dispuestos, y después de un violento
reconocimiento, arranca la cuerda de la viga del techo
y con el ahorcado en brazos se lanza hacia el
inmenso cielo rojo de la ciudad atormentada.
LOS OJOS DE LA DONCELLA
"Du
du hast
du hast mich
du hast mich gefragt
du hast mich gefragt,
und ich habe nichts gesagt"
"Du Hast" de Rammstein
La mujer tenía el cuerpo desnudo y la cabeza
cubierta con una máscara de cuero. El marqués se
sometió inmediatamente al violento ritmo de su figura
y se acostó boca abajo sobre el lecho. Los ojos
verdes de la mujer enmascarada resplandecieron con
un brillo inusitado de deseo. El conde aguardó
apretando los dientes y con los puños aferrados a la
sábana. La pequeña habitación parecía un viejo
calabozo medieval. La concubina de ojos verdes
empezó amarrando los pies del duque con una
cuerda húmeda y describiendo un nudo inverosímil.
De la pared colgaban inusitados instrumentos de
tortura que desfilaban amenazadoramente. Las uñas
negras de la mujer se clavaban con firmeza en la
columna vertebral del sorprendido amante. En el
suelo reposaba una túnica negra característica de las
fiestas satánicas. El archiduque lanzaba de vez en
cuando gritos contenidos entre dolor y placer. El
cuerpo desnudo y portentoso de la sacerdotisa se
frotaba intensamente contra la piel confundida del
barón. Las luces de los candelabros se apagaban
mágicamente a medida que la muchacha de ojos
verdes avanzaba en el desarrollo del ritual. Ahora el
noble respiraba tranquilamente mientras mantenía los
ojos cerrados a efecto de disfrutar esos placenteros
segundos. Las sombras reflejando la imagen de una
mujer con cuernos enormes. El pobre hombre recién
despertando de una sueño apocalíptico donde
aparecía inmerso en el estómago de un portentoso
demonio. La muchacha amarrando a la espalda las
muñecas de su inocente acompañante. Un viento
helado recorriendo la habitación y congelando las
voces que crecen al igual que un grupo coral
desesperado. Las rodillas de la enmascarada encima
de la cabeza de su fiel sirviente y sus ojos verdes
refulgiendo con rabia y placer. El dolor del incauto
apretándose en el cuello mientras una sombra
misteriosa lo observa fijamente. Los pies duros y
pesados de la mujerzuela sobre los hombros débiles
del atormentado. Afuera el ruido de una tormenta
desencadenando una furia inesperada sobre el
castillo. Un trozo áspero de tela cubriendo los ojos y
la boca del enamorado a la par que unas frenéticas
uñas clavándose en la espalda a manera de cruel
venganza. La criatura despojándose de la máscara y
dejando caer su cabellera espléndidamente roja. El
ruido de un objeto afilado agitándose a la distancia.
La ansiedad del amordazado temiendo un final
sorprendente y a la vez infausto. El sonido de un
golpe certero sobre la cabeza descifrando todo
símbolo de incomprensión. Un río de sangre cayendo
sobre las sábanas con la fuerza de la más rotunda de
las obsesiones. Y finalmente los dientes afilados de la
bestia penetrando de plano sobre la cabeza
entreabierta mientras el sacrificado agita aún
desesperadamente las manos.
LECTOR SUICIDA
"Doesn't anybody feel
that all these killers should be killed
and all these healers should be healed
so all these beggers can be filled"
"Toes across the floor"
de Blind Melon.
Deberías matarte. Este mundo abominable no
tolera a los débiles de espíritu. Deberías ahorcarte. La
realidad está plagada de drogadictos persiguiendo
con un revólver a personas inocentes como tú.
Deberías ahogarte. El agua de los océanos solamente
arroja animales muertos por la contaminación.
Deberías incendiarte. La corrupción ha destruido la
belleza con sus nueve largas uñas sucias. Deberías
asfixiarte. Los sinsabores del alma revelan el grado
insoportable de putrefacción de este universo de
ingratitudes. Deberías envenenarte. La gente ha
perdido la comunicación y su silencio resulta la muda
solución a sus problemas económicos. Deberías
sacrificarte. La pornografía está germinando bajo una
forma oscura de crueldad y amor incomprendido.
Deberías arrojarte. A nadie le importa quién eres ni
cuánto amaste. Deberías aniquilarte. Las lágrimas de
los atormentados se desvanecen en la desesperación
de los cataclismos. Deberías borrarte. Los recuerdos
solamente tienen importancia en la mente de los
condenados. Deberías triturarte. La violencia penetra
por los ojos y estalla en la boca en una palabra.
Deberías clavarte. No bastan las súplicas en la iglesia
ni los pedidos de misericordia. Deberías cortarte. De
nada sirve la ropa acomodada y la billetera bien
dispuesta. Deberías sacrificarte. Los violadores han
esperado tanto tiempo para arrancarte la pureza con
sus nerviosas manos. Deberías descuartizarte. El
hambre se oculta en la frivolidad de los cubiertos.
Deberías desvanecerte. La nada está comenzando a
devorar cada uno de tus movimientos. Deberías
decapitarte. Los ángeles del sufrimiento descienden
para terminar con la vida de los sobrevivientes.
Deberías empalarte. Los jóvenes merodean entre el RAYITO DE LUZ
fracaso y la frustración de tres generaciones.
Deberías dispararte. La cabeza no soporta todo el "Beatiful, you're beautiful
ruido de la civilización posmoderna. Deberías as beatiful as the sun
intoxicarte. El futuro se desvanece en medio de las wonderful, you're wonderful
promesas inconclusas. Deberías desangrarte. Las as they come"
armas químicas amenazan con aumentar las "Beautiful" de "Smashing
imágenes de tormento para los niños. Deberías mi Pumpkins"
querido lector, matarte para dejar que la rabia muera
dentro de ti como una bestia herida y solitaria.
La luz penetra a través de la ventana con la
parsimonia de un viejo huésped y desenlaza sus
colores invisibles. La habitación terriblemente
desordenada se esconde en la oscuridad para ocultar
sus imperfecciones. Los rayos, al principio
intermitentes, desalojan con facilidad a los fantasmas,
a los temores nocturnos y a los objetos muertos. La
luz desciende por el vano de la ventana bajo la forma
de un inusual y fragmentado polígono, para luego
estirarse interminable hasta al final estallar en un rayo
intenso y deslumbrante. Uno de esos rayos ha caído
sobre el suelo directo y caliente sobre la alfombra y
comienza su recorrido trepando por un comedor de
juguete de diminutas dimensiones y descansando
sobre la sonrisa de varios payasitos de goma
desperdigados sobre el suelo. El camino aún es largo
y a este haz luminoso aún le aguardan sorpresas más
gratas que la sonrisa forzada de unos payasos. La
alfombra parece un desierto interminable que parece
extenderse más allá de sus fuerzas, fuera de todo
límite; pero este rayito impertinente no está decidido a
revelar su secreto. A través de todo el camino, la luz
ha sobrepasado papeles con dibujos inconclusos,
pliegos de cartulina despedazada, una docena de
crayolas y un centenar de figuritas de niñas de ojos
enormes y cuerpos estilizados. El sol ilumina
nuevamente las ventanas y sus haces estallan sobre
los vidrios en una demostración de impotente poder y
pretenden entrar a la fuerza para reflejarse
frenéticamente sobre los espejos de la habitación.
Nuevas reverberaciones se disparan indistintamente
sobre las paredes y una de ellas se aprieta a las
manecillas de plástico de un reloj amarillo, en tanto
las otras rebotan sobre los bordes metálicos para
terminar otra vez en el suelo como al principio. Sin
embargo, aquel rayito persistente ha logrado
franquear la aburrida alfombra y ahora está trepando
con esfuerzo sobre el vestido de una muñeca de trapo
y está empeñado en iluminar sus trenzas largas y
amarillas. Precisamente, una de esas trenzas largas
guía al pequeño haz luminoso hacia el borde de la
cama donde yacen unos zapatos pequeños con las
hileras desamarradas. El ascenso por el cubrecama
de animalitos resulta entretenido y la luz se distrae
con los colores vivos de las jirafas y los elefantes.
Cuando el rayito se siente confiado de haber
conquistado la parte inferior de la cama entonces
avanza con cuidado por entre las figuras estampadas
de canarios y loros parlanchines, para al fin
descansar sobre un almohadón amarillo pálido y con
adornos sencillos. En este instante, la luz ha perdido
todo prejuicio material y luego de la emocionante
travesía de viajar por millones de kilómetros reposa
toda su intensidad sobre el rostro inocente de una
niña dormida.
 LINEA QUEBRADA tantas líneas sin sentido. Los círculos rojos del vestido
entreverándose en los pliegues verticales. La
camiseta extremadamente arrugada. La luz cayendo
"Me puedo estimular verticalmente sobre las sillas. Unos ojos mirando
con música y alcohol
pero me excito más hacia el suelo en línea recta y unas manos avanzando
cuando es con vos tímidamente hacia el rostro. Los libros arrojados en el
siento todo irreal" suelo pronto vuelven a su posición vertical. El sol
radiante pero invisible al comienzo de la mañana. Una
"Pronta Entrega" de Virus línea directa trazada por los ojos a manera de inusual
comunicación. Las cosas recuperando la armonía de
las formas. Mientras una sonrisa culmina por resolver
Una línea quebrada descendiendo sobre mi el problema de las líneas quebradas y el círculo
brazo recién iluminado. Las sombras aferrándose en enamorado.
la más profunda oscuridad. Las líneas disgregándose
en una lágrima desordenada y apenas húmeda. El
piso desgraciadamente horizontal, descrito con
extrema frialdad. Una imagen deformada en el espejo
cuadrado de la cartera. La luz atrapada al fondo del
dormitorio entre los ángulos persistentes de la cama.
Tres razones lógicamente irrefutables. Cada papel
despedazado colocado ordenadamente en el
basurero. Las manos temblando juntas a punto de
atenazar la rabia. Las canciones atacando y
pereciendo en un pedazo de la nada. Las líneas
apuntando al corazón apretujado de recuerdos. Las
cartas incendiadas palabra por palabra. Unos dedos
intentando un reencuentro absurdamente amoroso.
La distancia afianzada en la autodefensa y el recelo a
los extraños. La línea estirándose y rompiéndose a
propósito de la fuerza del instante. El lenguaje
congelado en un polígono de bordes desgastados por
el tiempo. La tela de la blusa describiendo una forma
inusitada. Una tierna mirada resplandeciendo entre
 LABIOS
"Don't say you want me
Don't say you need me
Don't say you love me
It's understood"
"It's not good" de Depeche Mode
A ella le gustaban sus labios, porque su boca
constituía el extremo más dulce de su cuerpo. El amor
de sus labios se revelaba desordenadamente cuando
hacían el amor agitados y torpes siempre al borde de
la incredulidad. Y la profundidad de sus besos calaba
en los pliegues de su cuello como una música
desproporcionada e hipnótica que la obligaba a
rechazarlo siempre antes del punto culminante. Pero
esos labios no solamente ambicionaban la suavidad
de los anillos de su garganta y aquellos tiernos
lunares escondidos en la nuca y debajo de su cabello,
ya que estos labios gozaban de aterrizar
repentinamente sobre alguna parte de su extensa
piel. La pasión se convertía entonces en la sencilla
sorpresa de dos fragmentos de piel estrellándose
entre murmullos e inconcientes reflejos. Los
encuentros siempre ocurrían de noche porque su
boca solamente aparecía vibrante en la más absoluta
oscuridad y su húmeda ansiedad trepaba por sus
hambrientos muslos buscando aquellas pequeñas
imperfecciones del cuerpo. No existían palabras en
este diálogo silencioso que entorpecieran el sabor
salado de su vientre enamorado por sus labios, ya
que solamente bastaban los ataques feroces de su
lengua para apaciguar cualquier discordia. Cada vez
que ella besaba sus labios se perdía en una extraña
sensación de deslumbramiento. Una luz intensamente
blanca alumbraba su rostro mientras sus labios
devoraban minuciosamente el tiempo y su mente
transcurría en un fulgurante delirio fabricado por la
limpieza de su rostro. La intensidad de sus labios
resultaba la exacta representación del mundo con sus
pálidas desesperaciones y sus inusitadas muestras
de afecto, y el tímido temblor de su espalda tiritante
respondía al atrevido embate de sus dientes
diminutos e inofensivos. De la misma manera que sus
senos rebosantes de sensualidad se entregaban
sumisos e inconscientes al siempre placentero
desborde de su boca hambrienta. Sus labios se
otorgaban por completo hacia la absurda conquista de
su cuerpo en el vano intento de reducir todo hacia el
ambiguo sentido del tacto. La noche cabalgaba
perfecta sobre la figura entrelazada de sus lenguas
amarradas y se desenlazaba resueltamente mientras
un índice se despedía de su boca en una suerte de
beso apretujado y retenido que cae transtornado
sobre la humedad. Sí, a ella le gustaban sus labios, a
pesar de la cruel incomprensión en todo lo demás.
 MASTURBATION
"Por eso te dejo mojada
un poco vestida y muy alborotada
contigo yo no siento nada"
"Quítate que masturbas” de Molotov
Me encanta la suciedad mientras me masturbo,
las uñas largas e inmundas recorriendo mi vagina, la
piel amarilla y áspera por el tiempo. Así, el placer
resulta ardoroso, puro, exento de toda ambigüedad, y
mi amor es el producto del solazamiento de mi cuerpo
con mis más recónditos olores y despojos. Este arte
de prodigarse una misma, no peca de egoísta ni
transgrede los límites de la moral, solamente
constituye un acto de irreverente independencia, un
canto de libertad del propio cuerpo. En esos
momentos por sobretodo me gusta cerrar los ojos y
desaparecer en el vórtice del deleite, imaginarme
repetida en espejos infinitos con los músculos tensos
y la respiración agitada. La suciedad entonces se
vuelve un tierno complemento, el mínimo contacto
con los elementos básicos de la naturaleza. Mucho
sacrificio requiere esta alianza con el polvo, el sudor,
las células muertas y los humores para lograr la
masturbación perfecta. Incluso la suciedad puede ser
un anhelo incumplido, si no existe una dedicación
religiosa por respetar el desgaste natural de la piel.
No es preciso mencionar cuántas semanas tarda el
crecimiento de las uñas y cuántas otras el recobrar el
aroma natural de la primera menstruación. Todo con
el firme propósito de entregarme íntegramente al culto
de lo unívoco, a esa filosofía del hedonismo que me
ha otorgado la verdad de este mundo. Recorro una y
otra vez mi sexo enredado, abierto como una herida,
con los bordes irregulares, y redescubro ese olor
penetrante que me envuelve en una secuencia de
sueños en blanco y negro donde una imagen se repite
una y otra vez, mientras una pierna se entrevera con
un brazo y una boca se recuesta en una sábana rota.
Los animales muertos carecen de utilidad para estos
sortilegios, la podredumbre generalmente arruina los
humores aunque a veces logra mágicos resultados.
Por eso resulta contraproducente sacrificar animales
antes de toda práctica autoerótica, mejor conviene
conservar su sangre en lugares pequeños y bien
cubierta. La oscuridad aprisiona los olores y respeta
la soledad, ya que no hay masturbación a plena luz
que sobreviva a los sentimientos de culpa. Oscuridad
y placer constituyen una antigua alianza. El cabello
grasoso y enredado revela pureza, los tobillos y las
manos grises demuestran paciencia y los verbos
copulativos una suerte de lenguaje profano exclusivo
de una mente libre de cualquier pensamiento, de la
misma manera que dos espejos paralelos
observándose continuamente y donde las imágenes
se repiten. La masturbación es una extraña religión
que me fuerza a creer que la verdad aparece y
desaparece conforme se agiganta mi sobresaltado
clítoris.
 Como un acto nunca consumado, Eros y Tánatos se
funden en el laberinto onírico de las palabras, en la fuerza
vehemente de las frases, en la agitación lírica del texto. Y es que
el libro de Jaime Coaguila Valdivia revela una escritura en la
que los impulsos del amor y la muerte se constituyen
básicamente en los ejes de los doce relatos, a excepción de uno,
Rayito de luz, que escapa de esa sensación de desamparo,
abandono, soledad, tristeza e incomunicación, y de ese
sufrimiento y crueldad sensual, que embarga al resto de
historias.
Con “Ese animal solitario que es la muerte y otros
cuentos”, el autor se inscribe en la joven narrativa arequipeña
con un estilo surrealista, fragmentado y una estética que se
asemeja a la del videoclip. Pero, sobre todo, esta obra corrobora
la idea de que la escritura es un eterno ejercicio de
cincelamiento del lenguaje hasta convertirlo en sus formas más
sutiles y bellas, de ahí el lirismo que domina el texto, y eso es,
justamente, lo que hace que este libro no se apague en el
silencio como un grito suicida, sino cobre nueva vida en los ojos
ávidos del lector cómplice que se deleita con la lectura.

Rosa Núñez Pacheco