Queridos sacerdotes 1.

En el Ao de la Eucarista, me es particularmente grato el anual encuentro espiritual con vosotros con ocasin del Jueves Santo, da del amor de Cristo llevado <<Hasta el extremo !Jn 1", 1#, da de la Eucarista, da de nuestro sacerdocio.
$s envo mi mensa%e desde el &ospital, donde esto' alg(n tiempo con tratamiento m)dico ' e%ercicios de re&a*ilitacin, en+ermo entre los en+ermos, uniendo en la Eucarista mi su+rimiento al de Cristo. Con este espritu deseo re+lexionar con vosotros so*re algunos aspectos de nuestra espiritualidad sacerdotal. ,o &ar) de%-ndome guiar por las pala*ras de la institucin de la Eucarista, las .ue pronunciamos cada da in persona Christi, para &acer presente so*re nuestros altares el sacri+icio reali/ado de una ve/ por todas en el calvario. 0e ellas surgen indicaciones iluminadoras para la espiritualidad sacerdotal1 puesto .ue toda la 2glesia vive de la Eucarista, la existencia sacerdotal &a de tener, por un ttulo especial, <<+orma eucarstica . 3or tanto, las pala*ras de la institucin de la Eucarista no de*en ser para nosotros (nicamente una +orma consagratoria, sino tam*i)n una <<4ormula de vida . Una existencia profundamente <<agradecida>> 5. <<Tibi gratias agens benedixit>>. En cada Santa 6isa recordamos ' revivimos el primer sentimiento expresado por Jes(s en el momento de partir el pan, el de dar gracias. El agradecimiento es la actitud .ue est- en la *ase del nom*re mismo de <<Eucarista . En esta expresin de gratitud con+lu'e toda la espiritualidad **lica de la ala*an/a por los mirabilia Dei. 0ios nos ama, se anticipa con su 3rovidencia, nos acompaa con intervenciones continuas de salvacin. En la Eucarista Jes(s da gracias al 3adre con nosotros ' por nosotros. Esta accin de gracias de Jes(s 7cmo no &a de plasmar la vida del sacerdote8 9l sa*e .ue de*e +omentar constantemente un espritu de gratitud por tantos dones reci*idos alo largo de su existencia ', en particular, por el don de la +e, .ue a&ora tiene el ministerio de anunciar, ' por el del sacerdocio .ue lo consagra completamente al servicio del :eino de 0ios. ;enemos ciertamente nuestras cruces <' =no somos los (nicos .ue las tienen>??, pero los dones reci*idos son tan grandes .ue no podemos de%ar de cantar desde lo m-s pro+undo del cora/n nuestro Magnificat.

CARTA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II A LOS SACERDOTES PARA EL JUEVES SANTO DEL 2005