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Chile
RESUMEN
La educación creativa responde a los nuevos escenarios que afectan a los procesos formativos en el nuevo
modelo de enseñanza superior centrado en el estudiante. La preparación para el trabajo autónomo, el aprendizaje de
habilidades cognitivas de nivel superior, la adaptación a situaciones emergentes, el desarrollo del espíritu
emprendedor y la capacidad creativa, la diversificación en las formas de aprender y de enseñar, surgen como
demandas de una formación innovadora.
La aplicación de Inventarios o Cuestionarios que diagnostican el talento creativo antes y después del trabajo
innovativo, evidencia cambios significativos en el mejoramiento de rasgos como Imaginación, Confianza,
Independencia e Inventiva, además del mejoramiento en el rendimiento de las asignaturas. La difusión y utilización
de técnicas creativas, puede ser un aporte valiosos para mejorar aspectos que inciden en la calidad del aprendizaje
de los estudiantes.
En las nuevas formas de construir nuestra realidad social, en un mundo de la supercomplejidad, los líderes
creativos, serán, los impulsores y dinamizadores de estos nuevos entornos, que demandarán nuevas formas de
conocer, de aprender, de educar, de trabajar, de vivir y convivir en el nuevo siglo.
INTRODUCCIÓN
Hemos iniciado el siglo XXI, con nuevos impulsos por incorporar el estudio de la creatividad en
los procesos de reforma educativa, en el funcionamiento de las instituciones, en las interacciones sociales,
en la naturaleza, y en los diferentes ámbitos de la actividad humana.
El interés por la creatividad responde a las nuevas demandas por generar cambios en los procesos
formativos en todos los niveles educativos, ante escenarios generados por las nuevas tecnologías de la
información, el acelerado avance de la ciencia, la globalización e internalización de las instituciones, las
problemáticas sociales, en el nuevo paradigma de la complejidad.
La comprensión de lo que suponen estos cambios puede entenderse mejor cuando nos referimos a
los nuevos escenarios del aprendizaje que afectan a todos los componentes y elementos del proceso
educativo, en un nuevo paradigma de enseñanza superior centrado en el estudiante.
Las estrategias de carácter innovador y creativo buscan entre otros aspectos, desarrollar
capacidades y habilidades de ideación, interacción, elaboración, competencia comunicativa,
argumentación para expresar y defender los propios puntos de vista, el trabajo colaborativo y el
desempeño de roles diversos.
Numerosos estudios han demostrado que la creatividad se puede potenciar y estimular, pero en la
mayoría de los currículos actuales no se otorgan espacios para desarrollar las potencialidades creativas.
Stenberg (1995), aludía que “la creatividad es una decisión” acerca de una actitud hacia la vida.
Señalaba que el trabajo creativo requiere de un balance entre las habilidades sintéticas, analíticas y
prácticas, por ello es importante motivar y desarrollar la creatividad enseñando a los alumnos a mantener
y buscar un equilibrio entre esas habilidades de pensamiento. La mayoría de los profesores desean
motivar las habilidades creativas en sus alumnos, pero no están seguros de cómo hacerlo y el resultado es
que nos volvamos conformistas y dejemos de ser creativos.
En los planes estratégicos de las universidades se señala que es relevante asignar un espacio a la
creatividad dentro de la función docente en la Universidad, pero que el número de docentes capacitados
para aplicar técnicas de estimulación de la creatividad, o liderar innovaciones es escaso. Algunas las
incorporan en su práctica en forma intuitiva. Se constata que en algunas universidades se han incorporado
Talleres de Creatividad o Programas de Desarrollo de Habilidades del Pensamiento en Carreras de Pre-
grado, en Postítulo, Capacitación o como temas de Investigación en Tesis de Post-grado.
El Informe de la Comisión sobre Formación Inicial Docente en Chile (2005) señala que para
emprender una Innovación Curricular en la Formación Inicial Docente, no es suficiente ser creativos
sólo al nivel de la innovación curricular ya que ésta debe ser instalada en una institución, puesto que si
ésta no la acoge adecuadamente, se desvanece la creatividad curricular bajo el peso de una gestión
malograda. La tensión se extrema en los casos en que los modelos de gestión vigentes, se resisten a la
innovación e imponen sus propias lógicas a las innovaciones curriculares, se debilita si se sigue el
sendero contrario, a saber, un ajuste articulado entre ambas dimensiones, la curricular y la gestión
institucional.
A pesar de los esfuerzos realizados en los últimos años en nuestro país por fortalecer la
preparación académica de los formadores, no es posible señalar que en todas las instituciones formadoras
existan cuerpos estables y cercanos a la temática pedagógica propia de la formación de profesionales
para la docencia escolar. Los estudiantes de pedagogía todavía perciben que una parte importante del
discurso de muchos de sus profesores no es coherente con sus prácticas de aula; el formador habla de
constructivismo, de evaluación dinámica, de creatividad y ello no se refleja en su acción pedagógica; es
decir, su visión epistemológica acerca del aprendizaje no se ha modificado en lo sustantivo y pareciera
seguir en la línea en la que fue formado.
Los diagnósticos realizados en Chile en los años 2002 a 2005 sobre la formación inicial docente
requirieron de la formulación de estándares. Los estándares para la formación inicial de docentes,
elaborados durante el programa de formación básica de docentes -PFFID- en forma conjunta con
académicos de las instituciones formadoras, docentes de aula, Colegio de Profesores y Ministerio de
Educación, se presentaron “con el fin de establecer parámetros que indiquen el nivel de calidad necesario
para lograr un desempeño docente, tanto en sus etapas iniciales como en las avanzadas”. Los
estándares describen lo que el futuro docente debe saber y poder hacer a su egreso, por lo que sirven para
orientar los contenidos curriculares y las estrategias de formación de los estudiantes de pedagogía.
La mirada hacia como las universidades darán respuesta a estas demandas, se perfila en el
cuestionamiento al paradigma academicista, fuertemente enraizado en la Educación Superior, centrado
más en el producto que en los procesos. Emergen como alternativas, concepciones curriculares más
abiertas, interactivas, interaccionistas y planteamientos holísticos que buscan la globalidad e interrelación,
en perspectivas inter y transdisciplinarias.
Falta aún asumir el desafío de potenciar la creatividad de las capacidades múltiples de los
estudiantes. Esta transformación del escenario educativo radica en primer lugar en comprender las
concepciones, características, procesos y resultados de su inserción, considerando que el docente es el
principal responsable del clima psicológico que predomina en el aula, a él le compete utilizar las técnicas
y estrategias, que permitan que el alumno tome conciencia del poder de su imaginación y de los recursos
creativos de su mente.
A partir del año 2004, el sistema universitario de Chile inicia un proceso de renovación curricular
en redes de internalización y convergencia con la comunidad europea y países latinoamericanos, y se
firman declaraciones y tratados de libre comercio con numerosos países. El estado exige normas de
gestión y eficacia a las universidades las que requieren de mecanismos de administración flexible, donde
se incorpore la cultura del cambio y el mejoramiento continuo. Los desafíos se enmarcan en el escenario
de aseguramiento de la calidad, donde la acreditación institucional y de carreras, es una prioridad
nacional, y el sello de calidad garantiza la oferta de los procesos formativos. Visualizamos en todos estos
cambios, el aumento de personas innovadoras, que creen en nuevos valores y en los cambios en el
comportamiento humano. Requerimos por tanto, de un currículo creativo que permita desarrollar las
capacidades creativas y el espíritu critico.
Durante la Primera Infancia se hace necesario educar en la creatividad. El niño crece y aprende
descubriendo, transformando, creando. Todo estimulo pasa por la emoción y la fantasía antes de ser
procesado por el pensamiento o incluso los patrones sociales. La creatividad en el niño comienza cuando,
por primera vez, él hace una relación que no tenía hecha previamente.
Durante la Enseñanza Universitaria la creatividad debe ser analizada también en los programas y
currículo y no sólo en los sujetos. Un estudiante será más creativo si los ambientes y programas valoran y
facilitan su expresión y si contamos con educadores innovadores y creativos.
En la tercera edad, la creatividad es el arte de vivir, es una actitud ante la vida, un estilo de
relacionarse con el entorno, un dinamismo poderoso y profundo que da sentido a la existencia.
(Rodríguez M, 2005). Según este autor urge construir y mantener la infraestructura socio-cultural que
permite a los adultos mayores mantenerse activos y creativos.
Los aportes de las investigaciones en estos campos, nos incentivan para replantear las
concepciones de aprendizaje y enseñanza dentro del nuevo esquema educativo. De este modo se concibe
el aprendizaje como un proceso socialmente mediado, basado en el conocimiento (qué, cómo), que exige
compromiso activo, motivación, esfuerzo, implicación para lograr como resultado un cambio en la
comprensión, ampliar las capacidades humanas y percibir relaciones significativas, entre la nueva
información y el conocimiento previo del alumno.
A lo largo de su desarrollo, va pasando por una serie de estados que son formas distintas de
interacciones con la realidad. Son valiosos los aportes de Piaget, Ausubel, Novak, Carretero, Coll, entre
otros, y recientemente se configura con gran fuerza la corriente del constructivismo sociocultural
(Vigosky, Wertch, Brunner, Rogoff, Cole) que enfatiza que el desarrollo cognitivo y afectivo de cada
individuo es inseparable de los procesos sociales, que progresivamente este interioriza. Cada individuo
construye sus esquemas de representación y acción legitimados en su comunidad cultural. Cole (1985)
llega a afirmar que en la zona de desarrollo próximo de cada sujeto, la cultura y la cognición se crean
mutuamente. Este será el espacio privilegiado de la experiencia educativa.
Las Ciencias Cognitivas, que conforman un campo interdisciplinario, han ampliado nuestro
horizonte sobre el fenómeno de la cognición, apoyadas en investigaciones sobre la modificabilidad y
adaptabilidad del cerebro. Desde la década de los ochenta, conocemos más en profundidad la naturaleza
plural del intelecto, la estructura sistémica de la mente, la diversidad de estilos cognitivos, la
multidimensionalidad de la inteligencia, la naturaleza multifacética de la creatividad. Aportan a este
conocimiento estudiosos como H. Gardner, R. Stemberg, J. A. Marina, de la Torre, R. Marín, D.
Goleman, Flavell, M. Csikszeentmihalyi, entre muchos otros.
Como bien expresa Saturnino de la Torre (2003), vivimos en un mundo plural, en que la diversidad
debe ser considerada como una riqueza creativa y no un obstáculo. La cultura en la cual estamos
inmersos, nos conforma, condiciona en nuestro modo de pensar, sentir y actuar. Influye en nuestra
expresión creativa. Por ello el cambio permanente de nuestra sociedad y el flujo de culturas, reclama una
educación flexible y adaptativa, en donde se pueda activar la creatividad de los estudiantes. Todo esto
requiere de profesores creativos, de un entorno estimulante que fomente la creatividad, y el enseñar con
las acciones.
Desde esta perspectiva, la función docente se amplia e involucra distintas fases, como son: la
preparación (enseñanza preactiva, que es la fase de desarrollo de la intervención), la enseñanza activa y la
fase postactiva. Además, trasciende el ámbito de lo visible, lo objetivo y lo cuantificable, así como la
actuación de los propios docentes. Como ocurre con otras prácticas sociales, la función docente no es
ajena a los signos que la caracterizan como altamente compleja. Durante el proceso de cambios se pasa de
la homogeneidad a la diversidad, de las certezas a las incertidumbres, de los conjuntos de perfiles claros a
otros borrosos. Ello hace que esté sometido a tensiones y contradicciones que en muchos casos provocan
un alejamiento de aquello que es su tarea central: el trabajo en torno al desarrollo de la persona, el apoyo
en la construcción de su conocimiento, la optimización de sus capacidades para aprender y el desarrollo
de la creatividad.
El nuevo estilo docente que caracterice la enseñanza creativa, se destaca en los siguientes rasgos:
respeto al derecho de sus estudiantes a crecer y desarrollarse en su integridad personal y psíquica
completa, a su capacidad de aprender, a su biografía académica específica en relación con las asignaturas
de que se trata, así como a su futuro proyecto profesional. Significa también el respeto al derecho de los
estudiantes a equivocarse y a que sus errores se conviertan en aprendizaje. Por último, cabe agregar el
respeto a la autonomía del estudiante, a su participación, y a la expresión de su creatividad.
Hay que premiar los esfuerzos creativos. La creatividad depende de que los estudiantes expresen
sus ideas, que logren una síntesis entre las ideas existentes y sus propios pensamientos. Es importante
enseñar a los estudiantes a tener sus propias responsabilidades, comprender su proceso creativo, valorar
sus esfuerzos, criticarse a si mismos. Las personas creativas necesitan afrontar la responsabilidad sobre si
mismos y sobre sus ideas, lo que distingue a los individuos creativos es que, al margen de las
circunstancias, consiguen dar a sus entornos una tónica personal que refleja el ritmo de sus pensamientos
y hábitos de su actuación.
A partir del año 2003, se inician proyectos en algunas universidades sobre emprendimiento en la
formación de los futuros profesionales. Estos proyectos pretenden incorporar competencias
emprendedoras en la formación, mediante la incorporación de estrategias en el proceso de enseñanza-
aprendizaje, de los alumnos de pregrado. La capacitación al equipo académico en el dominio de
metodologías innovadoras, ha sido una actividad vital, para transferir la experiencia a los líderes de los
grupos, que en forma interdisciplinaria han conducido talleres con estudiantes de diversas carreras
profesionales.
Los estudios realizados con estudiantes universitarios, que aplican diversas estrategias creativas,
en sus contenidos curriculares como: lluvia de ideas, técnicas de pensamiento visual, diálogos analógicos,
metáforas, la interrogación, lectura creativa, solución de problemas, síntesis creativa, análisis
morfológico, pregunta creativa, etc., evidencian mejoramiento en los procesos de comprensión, análisis,
síntesis, elaboración, originalidad, redefinición, inventiva, fluidez, inferencias, entre otros.
La aplicación de las técnicas creativas y la selección de ellas, dependerán del nivel del curso y del
tema en estudio, evitándose introducir evaluaciones en sus primeras prácticas, para favorecer la
espontaneidad y permitir los errores que inicialmente pueda cometer el estudiante. Los alumnos perciben
la experiencia como muy agradable, coincidente con sus intereses, expectativas y significado para su
desarrollo personal.
Las investigaciones realizadas, en la cual la intervención educativa tenía como finalidad enseñar a
pensar en forma creativa, a través de los contenidos disciplinarios, mostraron resultados importantes en el
mejoramiento de la creatividad de los alumnos expuestos a las experiencias. Se aplicaron en asignaturas
como Biología, Historia, Filosofía, Lenguaje y Comunicación, Matemáticas, Física, Química y Literatura,
además aplicaciones en actividades extraprográmaticas.
En algunos casos se aplicaron diseños pre-experimentales con grupos control y en otros, el diseño
fue pre-post test para el mismo grupo.
Los ambientes creativos serán instancias fundamentales para la expresión sin temores, dudas o
miedos del potencial creativo. El profesor es el mediador entre el estudiante y su mundo, le ayuda a
estructurar sus percepciones en síntesis significativas. Los jóvenes están abiertos a todas las posibilidades,
a todos los desarrollos y a todas las sorpresas. Por tanto, las actividades en el aula tienen que moverse
sobre la línea de innovar y deben inspirarse en la creatividad.
Las universidades deberán promover políticas y estrategias que permitan potenciar una cultura
orientada hacia el cambio dentro de la organización, creando o fortaleciendo organismos que movilicen
las iniciativas internas, articulen proyectos a mediano y largo plazo, apoyen la capacitación, las acciones
innovadoras.
El cambio curricular que se propone y el nuevo estilo docente, depende en gran medida del
perfeccionamiento docente interactivo, que implica una actitud crítica, reflexiva y comprometida con el
cambio.
Los nuevos escenarios del Siglo XXI, reflejan las tendencias de la sociedad de la información y
plantean desafíos y renovadas demandas de mejoramiento cualitativo a la educación impartida en todos
los niveles.
BIBLIOGRAFÍA
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