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Arqueologia de la Cuenca del Qaracha, Ayacucho, Peru

Lidio M. Valdez; Cirilo Vivanco

Latin American Antiquity, Vol. 5, No. 2. (Jun., 1994), pp. 144-157.

Stable URL:
http://links.jstor.org/sici?sici=1045-6635%28199406%295%3A2%3C144%3AADLCDQ%3E2.0.CO%3B2-W

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Wed Jul 4 11:28:17 2007
[Valdez y Vivanco] ARQUEOLOGIA DE LA CUENCA DEL QARACHA 145

e CUZCO

Figura 1. Mapa de ubicación de los principales asentamientos Wari de la sierra central del Perú: 1, Wari
Willka; 2, Azangaro; 3, Wari; 4, Jargampata; 5, Taqsa Orqo; 6, Sarhuaqata; 7, Jincamocco; 8, Chiqna Jota, 9,
Pikillaqta; y de la cuenca del Qaracha.

La investigación arqueológica en la cuenca del Qaracha se inauguró con la primera visita de


Raymond y Isbe11 (1969). Dicho reconocimiento permitió observar la presencia de asentamientos
wari que ocupaban estratégicamente la zona ecológica montano bajo (Isbell 1970:90; Raymond e
Isbell 1969). Seguidamente, Félix Huamaní exploró el margen derecho del Río Qaracha, logrando
ubicar cinco sitios post-wan o chanka (Huamaní 1978), ubicados por encima de los 3.800 m snm
y establecidos en lugares definitivamente defensivos. Un año más tarde, Raymond dió a conocer
el resultado de sus hallazgos de Taqsa Orqo, sitio wan ubicado al norte del punto de confluencia
de los nos Pampas y Qaracha (Figura 1). Dicha información aseguró la presencia wan en el área
durante el Horizonte Medio 2A (Raymond 1979:8 1).
Por este mismo tiempo, Earls venía efectuando estudios etnohistóncos en el poblado de Sarhua,
y durante su estadía logró visitar a tres asentamientos wari: Sarhuaqata, Uchupampa y Ayani, al
lado de los asentamientos post-wan de Millqa, Nawpallaqta, Puqury y Llamqaya (Earls 198 1). En
conjunto, toda esta información preliminar demostraba con toda claridad que la cuenca del Qaracha
era arqueológicamente importante, principalmente para el estudio de la presencia wan, su colapso
y la postenor ocupación inka.
Con la finalidad de esclarecer el panorama arqueológico de la cuenca del Qaracha, en 1988 el
Laboratorio de Arqueología de la Universidad de Huamanga (Ayacucho) planificó un programa de
investigaciones arqueológicas en dicha cuenca. Originalmente, el plan de trabajo estaba orientado
a llevar a cabo estudios similares al de la cuenca del Qaracha en diferentes partes de la región de
Ayacucho, inclusive la cuenca alta del Río Pampas, la cuenca baja del mismo río (Chungui y Unpa-
Ongoy) y la parte norte de la provincia de Huanta. Durante una preliminar inspección que venía
realizando Pompeyo Ichaccaya en la zona de Chungui, cerca a San Miguel, perdió la vida en
circunstancias desafortunadas. Este lamentable hecho dió lugar a que modifiquemos nuestro plan
original, limitándonos a la cuenca del Qaracha.
En el mes de enero de 1988, los autores en colaboración con Casimiro Chávez, arqueólogo de la
mencionada universidad, realizamos una prospección arqueológica desde la inmediaciones del po-
blado de Uchu hasta la zona de confluencia de los nos Pampas y Qaracha (Valdez et al. 1990). Dos
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meses más tarde extendimos las prospecciones hacia la cuenca alta. Nuestro recomdo fue rápido
en la parte alta, mientras que prestamos mayor atención a la cuenca baja debido a que esta zona
ofrecía mejores condiciones para el trabajo de campo. Debido a circunstancias inevitables, nuestro
trabajo de campo quedó parcialmente incompleto, y por esto lo aquí indicado debe tomarse como
información preliminar.
Nuestros mejores informantes fueron los habitantes de los poblados vecinos, y como resultado
de este trabajo ubicamos numerosos asentamientos arqueológicos, incluida una cueva de ocupación
precerámica (ver Valdez et al. 1990:Figura 1). El objetivo del presente reporte es dar a conocer la
información relacionada a la ocupación wan, así como de los pueblos post-wari.

EL PERIODO PRE-WARI
En la cuenca del Río Pampas en general, el período anterior a la ocupación wari sigue siendo
relativamente desconocido. Esto obedece, en pnmer lugar, a los pocos trabajos de campo realizados
en esta parte de los Andes centrales, y en segundo lugar, a que entre los arqueólogos existe la
impresión de que el penodo que antecede a la formación del estado wan está representado por la
cultura huarpa. Como no se ha encontrado un sólo asentamiento huarpa a lo largo de toda la cuenca
del Pampas, se supone que durante el Penodo Intermedio Temprano, todo este temtono estaba
desocupado. Durante la primera inspección arqueológica, Raymond e Isbell(1969) no encontraron
sitios pertenecientes a dicho penodo, excepto el hallazgo de un fragmento de cerámica huarpa,
encontrado en la superficie del sitio Chuschi Orqo, cerca al sitio wan de Taqsa Orqo. En el valle
del Chicha/Soras, Meddens (199 1:2 15) tampoco ha recuperado información concerniente a la ocu-
pación pre-wan, con la excepción de restos de cerámica que pertenecen al Penodo Inicial.
Las últimas prospecciones efectuadas en la cuenca del Qaracha parecen sugerir un panorama
similar al del valle de Chicha/Soras. Nuestro estudio, así como el de Raymond e Isbell (1969), no
ha logrado ubicar evidencia alguna referente a la ocupación pre-wan. Este hecho nos limita, por el
momento, abordar este período al que consideramos básico para comprender el impacto wan sobre
la población local. La única manera de esclarecer este aparente vacio, creemos, es mediante trabajos
de excavación en los sitios considerados wan, o en su efecto en aquellos que venimos clasificándolos
como post-wan.
Por el momento, la única versión que sugiere la existencia de una ocupación pre-wan para la
cuenca del Pampas en general es la información procedente del valle del Carahuarazo. Allí, Schreiber
(1992: 143) ha definido una fase llamada Kancha, caracterizada por la ubicación de los pueblos en
lugares de mayor elevación (Schreiber 1987:276). Este patrón habitacional hace suponer que dichos
pueblos pre-wan estaban identificados con el cultivo de los tubérculos alto-andinos (Schreiber 1984:
86, 1991a:2 10, 1991b:248), y probablemente también con el pastoreo de los camélidos. Definiti-
vamente, dicha población no era huarpa, y si la situación de la cuenca del Qaracha fue similar al
del valle antes mencionado, estudios realizados en los sitios ubicados a mayor altitud podnan ayudar
a esclarecer el problema. A la fecha, la presencia de la cueva de Kunyaqmachay sobre los 4.000 m
de altitud (ver Valdez et al. 1990:Figura l), parece indicar que los pueblos pre-wan de la cuenca
del Pampas ocupaban generalmente la zona de puna, situación que no es típico de los pueblos
huarpa.

LA OCUPACION WARI
Teniendo en consideración a la cerámica como principal indicador cronológico (Lumbreras 1984:
3), la información arqueológica sugiere que la cuenca del Qaracha devino bajo el dominio wari
alrededor de la época 1B del Horizonte Medio (Raymond e Isbell 1969). La presencia de la cerámica
Okros en la cuenca, el mismo que pertenece a la época 1B de dicho penodo (Knobloch 1991:249),
así nos sugiere. En consecuencia, tanto el valle del Carahuarazo como la cuenca del Qaracha parecen
haber sido ocupados por los waris de manera simultánea. Sin embargo, la abundancia de la cerámica
Huamanga, que pertenece a la época 2A del Horizonte Medio (Anders 1986), indica que dicha época
parece haber sido la de mayor occupación. Raymond e Isbell advertieron un hecho similar después
de los trabajos que efectuaron entre 1967 y 1968.
Valdez y Vivanco] ARQUEOLOGIADELACUENCADELQARACHA

Figura 2. Asentamientos wari de la cuenca del Qaracha: 1, Taqsa Orqo; 2, Tinkuypampa; 3, Uchpataku; 4,
Sarhuaqata; 5, Aywiripampa; 6, Ayani; 7, Qochapampa; 8, Uchupampa.

De acuerdo a la prospección arqueológica, hay un total de siete sitios wan en la cuenca del
Qaracha: Tinkuypampa, Uchpataku, Sarhuaqata, Aywiripampa, Qochapampa, Ayani y Uchupampa
(Figura 2). Confirmando la inicial versión de Isbell (1970:90), todos estos asentamientos ocupan
una eco-zona identificada con el cultivo del maíz. El Único sitio que se encuentra entre los límites
de las eco-zonas identificadas con el cultivo del maíz y los tubérculos es Sarhuaqata que está sobre
los 3.650 m de altitud, en la parte superior del actual poblado de Sarhua. Esta característica confirma
que la política wari fue ocupar tierras ubicadas a menor altitud, donde era posible el cultivo del
maíz (Browman 1976; Schreiber 1987, 1991a).
Por el momento, es difícil determinar la dimensión que haya tenido cada uno de los asentamientos
wari. Esto se debe principalmente a que todos están en mal estado de conservación, y con la excepción
de Tinkuypampa y Uchpataku, el área que ocupan los antiguos asentamientos wari es en actualidad
terreno de cultivo. Por lo tanto, no sabemos si estos sitios fueron planificados, como tampoco
podemos afirmar o negar la existencia de algún posible centro administrativo. Lo único que se ha
podido observar es la presencia de alineamientos de piedra, probables fundaciones de las cons-
trucciones wari. El mal estado de conservación de estos sitios nos limita realizar su descripción, así
como a discutirlo en comparación a otros sitios mejor estudiados. La única forma de poder llegar
a conocer mejor del carácter de estos sitios es mediante trabajos de excavación, el mismo que es
parte de nuestro futuro plan de trabajo.
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En cierto modo, lo hasta aquí mencionado coincide con los datos procedentes de los valles vecinos.
Primero, Schreiber (1984:86, 199 1a:2 10) informa que el valle del Carahuarazo fue ocupado durante
la época 1B del Honzonte Medio y que luego de la fundación del centro administrativo wan de
Jincamocco la población se había dedicado al cultivo del maíz (Schreiber 1987:27 1). Para su efecto,
y demostrando cierto estímulo hacia la producción del maíz, la población local que hasta entonces
ocupaba las partes altas había sido trasladada hacia las zonas bajas. Coincidentemente, allí se había
construido un conjunto de terrazas agrícolas. Una segunda información procede del valle Chicha/
Soras, que también había sido ocupado durante la época 1B del Honzonte Medio. Allí, los sitios
wari también se habían establecido entre los 3.300 y 3.600 m de altitud (Meddens 1984:138), y así
como en el Carahuarazo, terrazas agrícolas también habían sido construidas en las proximidades
de los sitios wan.
Finalmente, para el caso del valle de San Miguel, Isbe11 (1977:7) informa que cuando dicho valle
cayó bajo el dominio wari, ocumdo alrededor de la época 2A del Horizonte Medio, los sitios wari
se habían sido instalados en una eco-zona identificada con la producción del maíz. Efectivamente,
el centro administrativo wari de Jargampata se encuentra sobre los 2.500 m de altitud, controlando
la parte más fértil e irrigable del valle (Isbell 1988:183). Toda esta información procedente de
diversos valles de esta región demuestra, una vez más, que parte de la política wari fue la explotación
de las tierras ubicadas a menor altitud, donde era posible la producción del maíz. Este hecho sugiere
que el maíz fue un producto de mucha importancia dentro de la organización socio-económica de
los pueblos wari, talvez similar al de los inkas (ver Hastorf y Johannessen 1993).
Todos los asentamientos wari de la cuenca del Qaracha parecen haber quedado abandonados al
final de la época 2B del Horizonte Medio. Simultáneamente, el temtorio destinado al cultivo del
maíz también parece haber sido abandonado, y de este modo la forma de organización agraria
implantada por el estado wari se había fragmentado. Earls (198 1:7 1) sospecha que algunos asen-
tamiento~wari fueron destruidos por ataques militares, y aunque esto es difícil de comprobar debido
al estado de la investigación arqueológica, lo comprobable es que todos los sitios wari habían quedado
en ruinas. Desde luego, este proceso de abandono no sólo sucedió en esta cuenca, sino también en
la ciudad capital wari (Isbell 1984: 104; Menzel 1964:72) y otros centros administrativos wari como
Azángaro (Anders 1986:2 11, 199 1:1901, Jargampata (Isbell 1977:45), Jincamocco (Schreiber 1987:
274, 199 1a:2 11) y el mismo Pikillaqta ubicado cerca al Cuzco (McEwan 1987:79-80). Este hecho
todavía no está del todo esclarecido, y esto se debe, en parte, a nuestro desconocimiento del período
post-wari de esta parte de los Andes centrales que, en Última instancia, constituyó el centro del
desarrollo del estado wan.

LA OCUPACION POST-WARI
Lo que sucedió después del colapso del estado wan es un tema rara vez discutido por los ar-
queólogos que estudian el problema wari. Cuando se debería dar la misma importancia que al
proceso de formación y auge, ampliamente discutidos, el penodo que siguió al apogeo del estado
wari sigue siendo parcialmente desconocido. Este hecho no permite comprender al fenómeno wan
en su real dimensión.
Nuestro estudio permite conocer la presencia de seis sitios post-wari en la margen derecha del
Río Qaracha y diez sitios en el margen opuesto (Figura 3). Característica principal de estos sitios
es su ubicación entre los 3.600 m y los 4.100 m de altitud. Asimismo, es de destacar que casi la
mayoría de estos sitios ocupan lugares estratégico-defensivos y de amplia visibilidad (Raymond e
Isbell 1969; Valdez et al. 1990), evidencia de que durante el período post-wari había repliegue de
la población hacia los lugares mejor protegidos (Earls 198 1:7 1). Importante es subrayar el hecho
que este caso no sólo se observa en la cuenca del Qaracha, sino en toda la parte central de los Andes
centrales (González Carré et al. 1988; MacNeish et al. 1975:65-67). Esto sugiere que el colapso del
estado wari no fue pacífica, y que su fragmentación significó la falta de una estabilidad política, por
lo menos en la parte central de los Andes peruanos.
No obstante que los asentamientos ocupan lugares bastante elevados, es interesante notar la
presencia de muros defensivos levantados sobre la misma pendiente de formación rocosa en casi
Valdez y Vivanco] ARQUEOLOGIA DE LA CUENCA DEL QARACHA

Figura 3. Asentamientos post-wari de la cuenca del Qaracha: 1, Haya Qichqa; 2, Tinka Orqo; 3, Calvario;
4, Peñol; 5, Quiñuri; 6, Saqsamarka; 7,Tarunka; 8, Pukara; 9, Cura Orqo; 10, Llamqaya; 11, Suqo Orqo; 12,
Apu Orqo; 13, Puqury; 14, Millqa; 15, Nawpallaqta; 16, Kullkuncha.

todos los sitios post-wari de esta cuenca. El objetivo parece que fue hacer de cada sitio un lugar
inaccesible, excepto por lugares determinados. El único sitio post-wari en la cuenca del Qaracha
que no presenta fortificaciones es Llamqaya; por contraste, el sitio de Cura Orqo, que se encuentra
muy cerca, aparece a modo de una verdadera fortaleza militar. Esto parece indicar que Cura Orqo
garantizaba la seguridad de los habitantes de Llamqaya, que irónicamente es el más extenso. Si las
fortificaciones fueron construidas con fines de defensa, tal como postulamos, es evidente que después
del colapso del estado wari había mayor preocupación por la defensa (González Carré 1979; González
Carré et al. 1988; Valdez et al. 1990). Este hecho pudo haber ocurrido en circunstancias en las
cuales no existía una entidad estatal a causa de la fragmentación del estado wari.
Al interior de los muros defensivos se observa una conglomeración de pequeñas estructuras de
planta circular (Figuras 4 y S), y en términos generales no existe planificación alguna. Uno de los
factores que no permitió la planificación parece haber sido la accidentada topografia. Este patrón
constructivo es similar a lo observado por Lumbreras (1969:302) en otras partes de esta región; y
en síntesis, la evidencia arqueológica sugiere que durante el periodo post-wari todos los asenta-
mientos habían sido construidos en lugares defensivos y siempre en la cima de las montañas (Bonavia
1968:77-78; Lavallée y Julién 1983:25-26; Matos 1978:3 13-3 14; MacNeish et al. 1975:65).
Debido a la densa vegetación formada por el ichu que cubre a la mayoría de los sitios post-wari,
sólo una escasa colección de cerámica fue recuperada durante las prospecciones. Una mayor parte
[Vol. 5, No. 2, 1994

Figura 4. Dibujo de planta del sitio post-wari Puqury.

de éstas son piezas no diagnósticas, pero algunos ejemplares recuperados del sitio Millqa pertenecen
a los estilos Arqalla y Aya Orqo (Figura 6). Lumbreras (1959:66-67, 1960:141) menciona que el
estilo Arqalla es típico de este periodo post-wari o chanka, con una distribución que parece cubrir
gran parte del temtorio que comprenden los actuales departamentos de Apurímac, Ayacucho y
Huancavelica. Por otro lado, González Carré et al. (1 987:37) han realizado la más reciente seriación
de la cerámica post-wari depositada en el Laboratorio de Arqueología de la Universidad de Hua-
manga, llegando a la conclusión de que durante dicho periodo habían cuatro estilos de cerámica.
Como los más tempranos están clasificados los estilos Tanta Orqo y Qachisqo, y como los más
tardíos los estilos Arqalla y Aya Orqo. De ser correcta esta seriación, y viendo que hay ausencia de
los dos estilos considerados tempranos en la cuenca del Qaracha, parece existir un momento de
abandono entre la desocupación de los sitios wari y el establecimiento de los sitios post-wari. Sin
embargo, y puesto que dicha seriación aún carece de sustento estratigráfico, creemos que la situación

Figura 5. Dibujo de planta del sitio post-wari Nawpallaqta.


Valdez y Vivanco] ARQUEOLOGIADELACUENCADELQARACHA

Figura 6. Cerámica de los estilos (a-b) Arqalla y (e) Aya Orqo procedentes de Millqa.

de esta cuenca fue similar al del valle del Carahuarazo. Es decir, que la fundación de los sitios
fortificados debió haber ocumdo inmediatamente después del abandono de los sitios wan.
La cerámica procedente del sitio de Millqa, así como del resto de los sitios post-wan de esta
cuenca, es monócroma y de acabado muy simple. El color de la pasta es ligeramente rojo-naranja,
con decoraciones que aparecen a modo de apliqué y algunas incisiones ligeramente profundas sobre
pasta húmeda. En verdad, no existe continuidad alguna entre dichos estilos y el estilo Huamanga,
y si durante el penodo wan existieron alfareros especialistas (Pozzi-Escot 1991), ellos parecen
también haber desaparecido paralelo a la desintegración del estado wan. Asimismo, si es válida la
versión concerniente a que wan cayó en medio de la violencia, la alfarena post-wari de esta parte
de los Andes centrales parece reflejar las difíciles condiciones socio-políticas en las que vivieron los
pueblos de esta región después de la desintegración de un estado considerado centralista y totalitario
(Isbell y Schreiber 1978; Schreiber 1987).
Lo interesante es que un hecho similar a lo registrado en la cuenca del Qaracha se observa en un
amplio temtono que coincidentemente constituyó el centro del desarrollo del estado wan. Primero,
Schreiber (1987:274) informa que cuando Jincamocco fue despoblado al final de la época 2B del
Horizonte Medio, la población se había trasladado hacia las partes altas en busca de lugares que
ofrecían mejor protección. En efecto, el sitio de Toqsa había sido establecido durante este tiempo,
y no hay duda de que la función de Toqsa fue estrictamente defensiva. En segundo lugar, Isbell
(1977:45) también da a conocer que después de la época 2B los nuevos asentamientos post-wan
del valle de San Miguel fueron edificados en las cumbres más altas, probablemente lugares escogidos
para garantizar la seguridad de sus habitantes. Seguidamente, Bonavia (1968:77-78, 1972:22) ha
logrado registrar un considerable número de sitios de ubicación estratégica en la parte norte del
departamento de Ayacucho, y que en cuyas superficies destaca el estilo de cerámica Arqalla. Además,
se cuenta que las estructuras son de planta circular, y que en términos generales son idénticos a los
de la cuenca del Qaracha. Finalmente, datos procedentes de la parte este y norte del departamento
de Huancavelica (Lavallée y Julién 1983:25-26), el valle del Mantaro (Earle et al. 1978:643; Matos
1966:96, 1978:313-3 14)y Jauja (Costin y Earle 1989:693; Hastorf 1990:266; Seltzer y Hastorf 1990:
152 LATlN AMERICAN ANTlQUlTY [Vol. 5, No. 2, 1994

41 1) demuestran la presencia de un panorama similar. Lo interesante en la zona de Jauja es que


allí ya se ha comprobado que este drástico cambio sucedió alrededor de los años 900 D.C., fecha
que coincide perfectamente con la desintegración del estado wari.
Como hemos mencionado en líneas anteriores, rara vez nos hemos planteado la pregunta a lo
que sucedió con wari después de la época 2B del Horizonte Medio. Sin embargo, el hecho que no
se puede negar es el abandono de los valles en favor de una mayor ocupación de las zonas altas.
En adición, parece también ser claro la aparición de sitios fortificados, al mismo tiempo que se
observa el decaimiento de la capacidad artística y técnica de la alfarena. En Jauja, se ha notado
que paralelo a todo este cambio los instrumentos de trabajo también se habían modificado con la
aparición de nuevas variedades aptas para el trabajo de las tierras de puna. Dentro de este contexto,
la inicial información procedente de la cuenca del Qaracha encuadra perfectamente, y de este modo
la evidencia parece confirmar que la caída del estado wari no fue pacífica (Anders 1986:2 1 1;Schreiber
1987:274).

LA PRESENCIA INKA
Cuando el temtorio que conforman los actuales departamentos de Apunmac, Ayacucho y Huan-
cavelica cayó bajo la ocupación inka, Vilkaswamán fue el Único establecimiento inka y, como tal,
capital provincial del estado inka. De acuerdo a la evidencia etnohistórica, el resto del temtorio
que hasta entonces había constituido el núcleo del desarrollo wari, había sido poblado por mitimaes
de diferente origen (Palomino 197 1:237; Urrutia 1985: 17; Zuidema 1989: 107), mientras que la
población local parece que también fue reubicada en algún otro lugar. Dichos estudios también
aseguran que los actuales poblados de la cuenca del Qaracha (Figura 7) tienen sus origenes en dichos
mitimaes, y lo observable es que con la ocupación inka se volvieron a ocupar las tierras bajas,
abandonándose las fortificaciones. Este hecho indica que el establecimiento de un nuevo estado, el
estado inka, garantizó la tranquilidad que aparentemente se había desestabilizado con la caída wari.
Coincidentemente, Schreiber (1987:274) ofrece una evidencia similar para el caso del valle del
Carahuarazo. Allí, las fortificaciones habían quedado despobladas cuando la población había ini-
ciado a reocupar las partes de menor elevación, como en los tiempos wari. En el valle del Mantaro
y Jauja también se había producido un acontecimiento similar con la llegada inka (Costin y Earle
1989:693; Hastorf et al. 1989: 109), y en toda la parte central de los Andes peruanos las poblaciones
habían iniciado a ocupar el fondo de los valles. El cronista Cieza de León (1945:Capítulo XXXVIII)
relata que antes del establecimiento del estado inka, la situación social en los Andes centrales era
bastante convulsionada, y este sólo llegó a su fin con la consolidación del estado inka. Por lo tanto,
dicha referencia y los datos arqueológicos coinciden perfectamente, y de este modo todo parece
sugerir que efectivamente había guerra luego del colapso del estado wan.
Para poder esclarecer el panorama con respecto a la caída wan y el carácter de las posteriores
ocupaciones, nos parece muy importante explicar porqué los inkas poblaron a esta región de mitimaes
de diferente origen. Hasta antes de la formación del estado inka, el temtono circundante a la antigua
ciudad capital wari fue dominado por los llamados chankas (Earls 1981; González Carré 1979),
quienes habían logrado formar una confederación aparentemente con el objetivo de restaurar el
imperio wari (ver Zuidema 1989). Aunque la relación de los chankas históricos y la población que
habitó los sitios fortificados no está del todo esclarecido, merece insistir en el porqué el estado inka
fue muy cauteloso con la población de esta región, al extremo de considerar necesario desarticular
a los llamados chankas, para luego establecer diversos grupos de mitimaes (Urrutia 1985). Por el
momento, en base a la información que se maneja, es aún dificil ofrecer mayores argumentos, y la
única forma de esclarecer esta situación es mediante mayores trabajos.

LAS TERRAZAS AGRICOLAS


Un aspecto que merece atención es la extensa presencia de terrazas agrícolas que cubren casi por
completo todo el margen izquierdo del Río Qaracha. Durante el recomdo por el camino de herradura
que va del puente de Sarhua 2 ubicado sobre el Río Pampas y cerca al sitio wan de Tinkuypampa
Valdez y Vivanco] ARQUEOLOGIA DE LA CUENCA DEL QARACHA

Figura 7. Asentamientos contemporáneos de la cuenca del Qaracha originados por los mitimaes establecidos
por los inkas.

2 hacia Sarhua y de allí hacia los poblados de Uchu, por un lado, y Huarcaya, por el otro lado, se
observa la continua presencia de terrazas en los terrenos de pronunciada topografía accidentada,
desde los 2.700 m hasta los 3.800 m snm.
Con el objetivo de determinar el penodo al que pertenecen, hemos realizado una minuciosa
inspección superficial en varios puntos donde hay presencia de terrazas, pero los resultados fueron
negativos. Los datos procedentes de los valles del Carahuarazo y el Chicha/Soras afirman una fecha
del período wari para las terrazas allí ubicadas, y sospechamos que las de la cuenca del Qaracha
también hayan sido construidas por la población wari. La cercanía de las terrazas a los sitios wan
parece dar validez a nuestra apreciación. Pero, si esto fue diferente, sería muy difícil comprender
el porqué de la presencia wari en una cuenca de muy pocos recursos agrícolas. Sin duda, la única
manera de hacer de esta cuenca una zona agrícola debió haber sido mediante la construcción de
dichas terrazas, hecho que parece sugerir la forma de distribución de los sitios wan.
Ya existen también evidencias arqueológicas que sugieren la práctica de la agricultura durante el
período post-wari. En Kullkuncha hemos encontrado una buena colección de azadas agrícolas(Figura
8), y la presencia de terrazas agrícolas en los alrededores del sitio demuestra claramente que por lo
menos parte de dichas terrazas pertenece al período post-wari. Probablemente sucedió algo similar
con la ocupación inka; es de suponer que dichas terrazas fueron utilizadas por más de un período,
y que la construcción de los mismos quizás se inauguró con la llegada wari. En síntesis, y sin
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Valdez y Vivanco] ARQUEOLOGIA DE LA CUENCA DEL QARACHA 155

Agradecimientos. Extendemos nuestro agradecimiento a Prudence M. Rice y a dos anónimos cnticos de


Latin American Antiquity por las positivas y alentadoras sugerencias y comentarios que nos hicieron llegar.
Nuestra profunda gratitud a William H. Isbell y J. Scott Raymond por haber compartido con nosotros sus
conocimientos basados en los trabajos que realizaron en la misma cuenca por los años 1967 y 1968. Una
temprana versión del presente reporte fue leído y comentado por David L. Browrnan, así como por Enrique
González Carré y el historiador Jaime Urrutia. A ellos también extendemos nuestras gracias, sin embargo, lo
planteado aquí es de exclusiva responsabilidad de los autores. Por otro lado, nuestro especial agradecimiento a
los pobladores de Sarhua, quienes siempre nos ofrecieron su hospitalidad. La ejecución del presente trabajo fue
en parte posible gracias a la participación de Casimiro Chávez, así como al permanente estimulo de Denise
Pozzi-Escot, quien por entonces era directora del Laboratorio de Arqueología de la Universidad de Huamanga.
Toda la colección arqueológica recuperada durante las prospecciones en la cuenca del Qaracha se encuentra
depositada en dicho laboratorio. Por Último, rendimos nuestro póstumo homenaje a quien fuera compañero,
amigo y estudiante de arqueología de la Universidad de Huamanga, Pompeyo Ichaccaya, quien así como muchos
otros, fue inocente víctima de la barbarie desatada en esta parte de los Andes peruanos.

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Received June 29, 1992; accepted June 8, 1993


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Arqueologia de la Cuenca del Qaracha, Ayacucho, Peru
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Referencias Citadas

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