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IER.

CAPÍTULO Narsú y el collar mágico


Miguel Ángel Villar Pinto
www.villarpinto.com

© Edimáter, 2008
Capítulo 1
La gratitud del príncipe de los mares

En tiempos y tierras lejanas, vivía Narsú, un sencillo pescador.


No tenía mucho dinero, pero era feliz con la vida que llevaba. Se
levantaba con la primera luz del sol, cogía su barca, y pasaba el
día en el mar.
Bien es cierto que su padre había sido un gran
comerciante, y sus dos hermanos mayores habían seguido, cada
uno a su manera, los pasos de aquél, pero Narsú siempre había
soñado con dedicarse a pescar, y a este oficio se había volcado
con satisfacción, pues más importante era para él hacer lo que
deseaba que conseguir riqueza.
No obstante un día, como otro cualquiera, estaba Narsú
atareado en retirar las redes del mar desde su barca, cuando
ocurrió algo muy raro. Éstas pesaban mucho más de lo habitual
por lo que, ilusionado y alegre, se preparó para recoger una
buena captura. Pero, ¡cuál fue su sorpresa cuando vio en ellas a
un hombre que, en vez de piernas, tenía cola de pez! Estaba
ensangrentado, y Narsú, aunque sintió temor ante un ser tan
extraño, se apresuró a auxiliarle, pues creyó que habían sido sus
aparejos los que le habían causado daño. Mas, una vez que lo
examinó, vio que tenía tres profundas perforaciones abiertas bajo
las costillas, y eso le hizo suponer que había sido herido con
algún tipo de arma.
Sin perder un instante, remó hasta la orilla y, tomando al
tritón, ya que con tal nombre se conocía a este tipo de seres en
las leyendas antiguas, subió por un sendero, flanqueado por
nogales, hasta su casa. Una vez allí, le limpió y cosió los cortes
que tenía. Acto seguido, intuyendo que el hombre mitad pez no
podría vivir mucho tiempo fuera del agua, lo trasladó a una poza
tranquila que conocía. Durante varios días permaneció con él,
vigilante, hasta que al fin le vio abrir los ojos.
—¿Dónde estoy? —preguntó el tritón desorientado.
—En la playa de Giodorá —respondió Narsú—. Te icé
maltrecho a mi embarcación, y desde entonces he estado
cuidando de ti.
—Ahora recuerdo —dijo aquél sumido en sus
pensamientos—. Habíamos ganado la batalla, pero en el último

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momento un enemigo se abalanzó con su tridente sobre mí y
después…
El tritón dejó de hablar y volvió la vista con preocupación
hacia su costado. Creyó que se iba a encontrar con unas heridas
mortales, pero en vez de ello comprobó que éstas, al haber sido
cosidas, no sólo estaban cerradas, sino que también habían
comenzado a cicatrizar.
—Me has salvado la vida —dijo éste al pescador—, y por
ello te recompensaré. Soy el hijo de uno de los reyes más
poderosos de los océanos, y eso me permite conocer la ubicación
de grandes tesoros ocultos. ¿Sabes dónde está la gruta del
coral?
—Sí —afirmó Narsú—, justo al otro lado de donde
estamos ahora.
—Bien, entonces harás lo siguiente:
»Mañana, cuando baje la marea, entrarás en ella y, antes
de llegar a las galerías en las que se divide su interior, mirarás
hacia arriba. Allí verás un hueco estrecho, pero lo suficientemente
amplio como para penetrar en él. Hazlo así y avanza hasta llegar
al final del pasadizo, donde encontrarás una inmensidad de joyas
a los pies de una estatua, de cuyo cuello pende un collar de
perlas negras. Tiene más valor que todo lo demás reunido, y éste
es el regalo que te hago. Acéptalo junto a mi eterna gratitud.
Dicho esto, el príncipe agitó con fuerza su cola y, de un
salto, llegó al mar. Tras despedirse de Narsú con un gesto de la
mano, desapareció bajo las aguas.

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Casa del libro

ISBN: 9788493517588
Narsú y el collar mágico
Miguel Ángel Villar Pinto

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