Habitantes en la calle, nios que viven en las alcantarillas de la cuidad, en el subsuelo, como ratas; es la realidad que pocas veces

vislumbramos. Siempre estamos en centros comerciales, en restaurantes elegantes y fiestas de gente de clase media o alta. Nada est pendiente de como amortiguar el peso de este sistema sobre la gente ms desprotegida. No se trata de combatir, o destruir el sistema. La diferencia es grande. Estoy harta de ver cmo el sistema contina generando hambre, miseria y locura. Y es claro que a punta de buenas intenciones de acciones caritativas o de conferencias intelectuales, el sistema no sufre ni siquiera un pequeo rasguo. S que la nica forma es la accin directa, la oposicin, la militancia; pero ningn acto, JAMS! Bajo ningn contexto justificar ante la ley y los ojos pblicos el genocidio dirigido a un pueblo inocente, virginal, que solo quiere salir adelante y ser alguien en la vida.