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Recordemos que lo habitual (según el tan traído y llevado Informe de la OMS de 1991
—más información en la opinión de los expertos/OMS) es que diariamente, en
condiciones normales, puedan salir entre 3 y 17 microgramos[1] de mercurio (Hg) de
cada empaste de amalgama de tamaño medio. Pero existen una serie de factores
condicionantes que hacen que, cuantos más se den en un individuo, mayor
probabilidad tendrá éste de que, a la larga, puedan superarse los 17 mcg diarios. Éstos
son:
MUY IMPORTANTE: Desde 1998, existe una normativa que señala que cualquier
ciudadano puede pedir a su Odontólogo/Estomatólogo que, por escrito, le certifique la
composición del material que va a poner en su boca, su origen, número de partida, etc.,
así como la composición del material sellante que se utilizará para unir/pegar el
material/es, si fuese el caso. La asociación MERCURIADOS recomienda que siempre se
pida esto por escrito, para mayor seguridad; y si ese Odontólogo/Estomatólogo no
quiere dárselo por escrito, que acuda a otro/s, pues hay también otros materiales de
obturación dental (tales como composites o resinas), que llevan bisfenoles (siendo el
Bisfenol A[3] —que también está presente en botellas plásticas de policarbonato,
utilizadas tanto para adultos como para niños, en revestimientos internos de latas o en
tetinas de biberones!!— el más peligroso) y, en cambio, otro tipo de composites/resinas
no lo llevan y, además, si bien éstos son composites/resinas más caros, colocados por un
profesional con pericia, duran tanto o más que las amalgamas dentales (y tienen,
asimismo, una dureza al menos igual a la de la amalgama). En cuanto a las obturaciones
dentales de cerámica (ciertamente, más caras aún que los composites/resinas), las
investigaciones sobre materiales dentales, señalan al zirconio (excepto en el caso del
zirconio 95, que tiene otros usos: www.lenntech.com/espanol/tabla-
peiodica/Zr.htm#Efectos%20del%20Zirconio%20sobre%20la%20salud) como el
material más biocompatible. Pero es que, aunque no existiese ninguna ley nacional o
directiva comunitaria al respecto, todo ciudadano tiene derecho a pedir, respetuosa y
razonablemente, la información que considere oportuna. Debemos sospechar de quienes
no quieren darla. ¡La (buena) información es la clave para la (buena) elección!
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