buscarme tena mucho miedo pero no dio tiempo a nada, a manotear una sola arma. Lstima que entre ellos no haba un solo Sargento Cruz, sino ms bien cobardes, torturadores, violadores, cada uno empuaba una buena arma larga. Lstima de Cruz y lstima de Don Martn que tampoco estaba. No hay de qu quejarse, entonces. -Francisco Urondo