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Marina Tsvietdieva ACANTILADO Marina Tsvietdieva APRs oes Mi Pushkin ‘Traduccién y nota preliminar de Trina Bogdaschewski > Santiago Arcos editor TRADUCTORES Editores: LAURA ESTRIN ‘MIGUEL A. VILLAFANE Disefo: Cubierta: HORACIO WAINRRALS Qwainhaus@interlink. comer) Inteviores: GUSTAVO BIZE (speedtyp@feedback netac} © Santiago Arcos Editor, 2003. José Bonifacio 1402 (1406) Buenos Aires email: santiagoarcoseditor@uolsinectis.com ISBN: 987-20374-7-7 Queda hecho el depésito que marca la Ley 11.723. Impreso en la Argentina ~ Printed in Argentina La reproducciéa total o parcial de este libro, no autoriza- da por los editores, viola derechos reservados. Cualquier utilizacién debe ser previamente solicitada. Evie fibre se terming de imprimir en Gréfica LAB s.tl. Loyola 1654, Capital Federal. en Octubre de 20003 Nota PRELIMINAR Hace muchos affos, casi un siglo, una joven y entonces desconocida poeta Marina Tsvietsieva escribié con orgullosa seguridad: “Para mis versos, como para nobles vinos, / jsu tumo Tlegard!”. Pasaron afios diffciles, Henos de graves perturba- ciones y de arduo trabajo creador, y aquel orgullo se transformé en una casi total pérdida de fe en sf misma: “No habré lugar para mf ni ahora, ni en el futuro,” Ese pesimismo a ultranza hablaba de la extrema soledad y perplejidad emocional que acom- pafié a la poeta hasta su muerte, consciente de su talento, pero incapaz de adaptarse a fas circunstan- cias amenezadoras de la vida. Sin embargo, ef destino de la obra de un artista 1no es el mismo que ef de sus designios personales; en otras circunstancias, Tsvietdieva dijo algo mu- cho mas exacto; “Lo realmente novedoso que hay en mi obre es mi capacidad poética de reflejar los nuevos sonidos que repercuten en el aire del mun- do” ¥ ese es el aporte mds valioso que Tsvietdieva dejo al arte poético de todos los tiempos. Su poesfa no se parece a ninguna otra, ni anterior a ella, ni posterior; n0 fundé ninguna escuela postica, pero su influencia en los j6venes poetas rusos del fin de siglo XX es la més fuerte de todas, Tsvietdieva nacis cf 26 de septiembre de 1892 en Moscti y se suicidé en la pequefia ciudad provin- ciana de Btabuga, el 31 de agosto de 1941. Toda su obra ya ha sido publicada en Rusia entre 1989 y 1997, acompaiiada por exhaustivos estudios y and- lisis criticos. Desde su incursién en el panorama de ta poesfa hacia 1911, Tsvietdieva se distinguié por su ritmo “staccato” y su plasticidad. Llenos de fuerza vital y de dolor permanente por las presentes y futuras “eternas despedidas”, sus poemas fueron elogiados por Boris Pasternak, Viadimir Maiakovski, Osip Mandelstam y también por Rainer Maria Rilke, con quien sostuvo una rica correspondencia durante el afio 1926, intercambiando impresiones sobre Ja obra de ambos. Tsvietieva no crea en los versos que fluyen, sino en Tos que estallan y desgarran. Como ningtin oto poeta Tso, usé los “enjambaments”, la separacién en sflabas de una palabra que marca fa falta de co- incidencia con la separacién métrica o sintéctica del Tenguaje poético. Sus més importantes libros de poemas son Linterna Magica (1912), Verstas (1922), Poemas a Blok (1922), La Separacién (1923) y Después de Rusia (1925). Desde 1922 hasta 1939 Tsvietdieva vivis en el extranjero, primero en Praga, después en Francia, cerca de Paris. Siguiendo a su hija y a su marido que volvieron a Rusia en 1938 y que fueron depor- tados poco tiempo después, volvié a su pais en 1939 asiryaaetir cosines: i res 7 con su otto hijo adolescente, La desesperacién de ‘Tsvietdieva por haber quedado sola, sin trabajo y sin poder escribir le quité las fuerzas para seguir ~ viviendo y la llevé at suicidio en 1941. Taina BocbascHevskr Mi Pusxin “A Pushkin fo mataron, porque je mis bubiera muerto de muerte natu- ral, hubiera vivido eternamente”... (De una carta eserita en 1931) ‘Comienza como un capitulo del libro favorito de todas nuestras abuelas y maclres Jane Eyre~ “El seereto de! cuarto rojo", En el cuarto rojo habia un armario secreto. Pero anterior al armario secreto estaba el cuadro en el dormitorio de mi madre — “El Duelo”. Nieve, ramas negras de los arboles j6venes, dos personas de negro conducen a un tercero, sostenién- dolo debajo de los brazos, hacia el trineo, y uno més, el otro, se aleja de espaldas. El conducido es Pushkin, ef que se retira~ es Dantés. Dantés reté a Pushkin a duelo, quiere decir que lo atrajo a la nie- ve y allf, entre los negros drboles desprovistos de hojas, lo maté. Lo primero que supe de Pushkin fue que Io ha- bian matado. Luego supe que Pushkin era un poe- ta, y que Dantés era un francés. Dantés odid a Pushkin porque no sabia escribir poemas, y lo reté a duelo, quiere decir, 1o atrajo a la nieve y allf lo maté con un tiro en el estémago. Asi yo, a los tres 0 MARINA TSVTETAIEVA afios, supe con certeza que el poeta tiene un esté- mago, y recuerdo ~de todos los poetas que he en- contrado alguna vez~ de ese estémago del poeta que tan a menudo pasa hambre, y a través del cual a Pushkin lo mataron, me preocupé no menos que de su alma, Desde el duelo de Pushkin cecié en mf la hermana, Diré més Ia palabra “estémago” tiene para mf algo sagrado-, hasta por las simples pala- bras “me duele el estémago” me inunda una ola de estremecida compasién que exchiye todo tipo de humor. A todos nosotros nos hirieron en el estéma- 20 con este disparo. A Goncharova ni la mencionaban, de ella supe solo cuando fui adulta. Después de toda una vida apruebo fervorosamente semejante reticencia de mi madre. La tragedia burguesa obtenia la grandeza de un mito. Sf, en realidad, alf no hubo ningtin ter cero. Hubo dos: el cualquiera y uno. Quiere decir, los eternos actores de la lirica pushkdniana: el poeta y la gentuza. La gentuza, en este caso, vestida de uniforme de guardia imperial, maté - al poeta, Por- que siempre podrén hallarse una Goncharova o un. Nicolés 1 ~iNo, no, s6lo imagfnate ti! decfa mi madre, sin darse cuenta de cémo era ese “ti”, -€l, herido de muerte, en la nieve, jpero sin renunciar al tiro! Apunt6, dio en blanco, y hasta se dijo a sf mismo: “jbravo!"= con el tono tan entusiasmado, que ella, cristiana, tendrfa, naturalmente, que decir: —{Mor- talmente herido, ensangrentado, pero perdoné a su. i | | Mi PUSHKIN "1 enemigo! Arrojé la pistola, estiré el brazo, -y con eso devolviendo, junto con nosotros, a Pushkin a su Africa natal de venganza y de pasién, y sin sos- pechar siquiera, qué clase de leccidn -si no era de la venganza, por lo menos de la pasiGn~ para toda [a vida que me estaba dando, a la de cuatro aitos, a mi, casi analfabeta, Negro con blanco, sin ninguna mancha de color, el dormitorio de mi madre, negra con blanco la ven- tana: nieve y ramas de aquellos drboles, un cuadro negro y blanco ~ “Ei Duelo”, donde sobre la blan- cura de la nieve se comete una negra accién: fa eterna accidn negra del asesinato del poeta ~ por la gentuza. Pushkin fue mi primer poeta, y a mi primer poeta = lo mataron. Desde aquel momento en que, ante mis ojos, 8 Pushkin en el cuadro de Naumov ~ lo mataron, dia- riamente, a cada hora, ininterrumpidamente lo ma- taban toda mi nile, infancia, adolescencia ~yo dividf el mundo en poeta y los dems, y elegi al poeta, tomar al poeta bajo mi custodia: defender al poeta ~ de todos, sean cuales sean sus ropas 0 sus nombres. ‘Tres cuadros similares habia en nuestra casa del pasaje Triojprudni: en el comedor ~ “La Aparicin de Cristo ante el pueblo” (“El Bautismo” con el nunea resuelto enigma de un muy pequelio ¢ in- ‘comprensiblemente cercano y muy cercano e in- comprensiblemente pequefio Cristo); el segundo, 12 MARINA TSviETAIEVA encima del estante de las partituras en Ia sala ~ los ‘Tértaros ~ los tértaros vestidos de blancos jubones en-una casa sin ventanas, entre las columnas blan- cas matando al tértaro principal (“El Asesinato de César"); y en el dormitorio de mi madre - “El Due- lo”. Dos asesinatos y un sélo fenémeno. ¥ todos Jos tres eran temibles, incomprensibles, amenaza- dores, y “El Bautismo" con los munca vistos rizos, negros, narices aguilefias y desnudos hombres y hifios, que tanto han flenado el rio, que no quedaba ni una gota més, no era menos temible que otros dos,—y todos preparaban perfectamente al nifio para el terrible siglo que le era predestinado. Pushkin era negro. Pushkin tenfa patillas (NB jSdlo los negros o los viejos generales!), Pushkin tenfa el pelo tieso y los labios abultados, y los ojos negros con el blanco azulado como Io tienen los cachorros, los ojos tenfan que ser negros, a pesar de los evidentes ojos claros de sus multiples retra- tos. Si era un negro —tenfan que ser negros (1). Pushkin era negro como aquel negro en el Pasaje Alexandrovski, al lado del oso blanco parado en dos patas, junto a la fuente siempre'seca, donde fa- mos con mi madre a mirar: {si no habré vuelto a brotar el agua? Las fuentes nunca brotan (de qué manera Jo harfan?), el poeta ruso ~ era un negro, poeta-negro, y al poeta ~ lo mataron. (WDios mfo, cémo se cumplis esto! gQuién de los (1) Pushkin tenia ojos claros y el pelo rubio, (Mi POSHKIN B poctas, pasados y presentes, 20 es un negro, y a cual de los poetas ~ 20 io mataron?) Pero también antes del “Duelo” de Naumov ~ porque cada re- cuerdo tiene su anterior-recuerdo, antepasado-re- cuerdo, ascendiente-recuerdo, como si fuera una escalera de incendio que estas bajando de espaldas, sin saber si sigue el otro escalén — que siempre esti; 0 el repentino cielo nocturno, en el que descubres otras y otras nuevas, altfsimas y lejfsimas estrellas, ~ putes, antes del “Dueio" de Naumov habfa otro Pushkin, — cuando atin no sabia yo que Pushkin era Pushkin. Pushkin no como el recuerdo, sino como, el estado de nimo, Pushkin siempre y para siem- pre- antes del “Duelo” de Naumov era el amane- cer, y desde él creciendo, en él entrando, atravesén- dolo con los hombros, como un nadador — el rf0, — un hombre negro mas alto y mds negro de todos ~ con la cabeza inclinada y con un sombrero en la mano, E] monumento a Pushkin no era para mf el mo- numento de Pushkin (caso genitivo), sino simple- mente Monumento-Pushkin, en una sola palabra, con dos conceptos igualmente incomprensibles e inexistentes separadamente: ef monumento y Pushkin, Aquello, que etemamente, bajo la lluvia y la nieve — jOh, cémo fos veo a estos hombros carga~ dos de nieve, con todas las nieves rusas, cargados y vencidos, estos homibros africanos! — con sus hom- bros dirigido hacia el amanecer, 0 hacia la nevisca, cuando vengo, o cuando me voy, ego corriendo 0 4 MARINA TSVIETATEVA ;paro, ~ siempre estd con su sombrero eterno y se Hama “Monumento a Pushkin”. Monumento a Pusbkin era la meta y el limite de los paseos: de monumento Pushkin a monumento Pushkin, Monumento a Pushkin era también el fi- nal de Ia carrera: quién Hegarfa antes al monumen- to Pushkin. Sélo el aya de mi hermana Asia a ve- ces, por su simpleza, abreviaba: “Descansaremos en Jo de Pushkin”, con lo que siempre me provoca- baa repetir mi correceién pedante: {No es en lo de Pushkin, sino en el monumento Pushkin!” E] Mo- numento a Pushkin también fue mi primera medida espacial: desde El Arco de Nikitski hasta e! Monu- mento a Pushkin hay una versta (*), aquella eterna versta pushkiniana, versta de “Los Demonios”, versta de “La Ruta Invernal”, la versta de toda la vida de Pushkin y también de nuestras antologias infantiles, pintada a rayas y erguida, incomprensi- ble y aceptada (3). El Monumento a Pushkin era algo de uso corrien- te, un personaje de fa vida infantif, to mismo que el (*) Medio kilémetro aproximadamente (N, de lx.) (3) “Alf, como una versta inconcebible / El se ergufa de- lante de mf” (Pocma “Los Demonios"). Bn este caso Pushkin, habla del poste de verstas en el camino: “Ningunas luces, ni izbas negras... Lugar perdido y la nieve... Salo postes rayados de verstus En mi encuentro vienen...” (La Rota Invernal”) ‘Mi POSH 5 piano o el guarda municipal Ignatiev, parado detrs de la ventana, ~ a propésito, casi tan inmutable, pero no tan alto; et Monumento a Pushkin era uno de los dos, no hubo tercero~ inevitables paseos cotidia- nos ~ a los Estanque Patriarshi o al Monumento de Pushkin. ¥ yo preferfa al Monumento-Pushkin, porque me gustaba abrir y hasta casi romper mi blan- ca, regalo de abuelo de Karlsbad, estranguladora chaqueta de punto, corer hacia él, y al llegar, ~ ro- dearlo y después levantando la cabeza, observar al gigante de cara negra y de brazos negros, quien no me miraba y quien no se parecfa a nadie y a nada en mi vida. Y a veces, simplemente, rodearlo saltando en una pierna, Sabia yo correr ~a pesar de las largas piemnas de Andriusha y del poco peso de Asia~ mu- cho mejor que ellos, mejor que todos, por puro sen- tido de honor: Hegar y luego reventar. Me agrada que justamente el Monumento de Pushkin fue la primera victoria en mis corridas. Con el Monumento de Pushkin hubo otro juego apaste, mi propio juego, quiero decir: apoyar con- tra el pedestal una blanca muflequita de porcelana, de tamafio de un meflique ~ esas se vendian en los bazares, cualquiera que haya crecido en Moseii de Ios fines del siglo XIX lo sabe: habja gnomos bajo Jos hongos, habfa nifios bajo los paraguas, ~ apoyar contra el gigantesco pecestal una figura semejante y pasando la mirada paulatinamente descle abajo hacia arriba, hacia atrés, hasta que la cabeza casi se me desprendia, ~ comparar el tamaiio. 6 MARINA TSVIETAIEVA, BI Monumento de Pushkin también fue mi pri- mer encuentro con el blanco y el negro: jera tan negro! jfue tan blanca! ~ y como el negro results un gigante, y lo blanco era una figurita cémica, y como era imprescindible hacer una eleccién, yo entonces ahi mismo y para siempre élegi lo negro y no to blanco: pensemiento negro, negro designio, vida negra. El Monumento de Pushkin fue también mi pri- mer encuentro con el niimero: ,cudntas nufiequitas semejantes habria que colocar una encima de otra para legar a 1a altura del Monumento de Pushkin? 'Y Ja respuesta era igual a la de ahora: “Pongas las, que pongas” ...con un agregado orgulloso: “...Si colocaran centeneres de mi, entonces ~ puede ser, porque yo ereceré todavia”... ¥, al mismo tiempo: si colocaran cien mufiequitas una encima de otra, ime harfan a mi? ¥ la contestaciéa: ~No, no por que soy grande, sino porque soy viva, y ellas son de porcelana, Asi que el Monumento de Pushkin fue también mi primer encuentro con el material: hierro fundi- do, porcelana, granito ~ y con el mfo propio. El Monumento de Pushkin conmigo debajo de él y la figurita de la mufteca debajo de mf misma ha sido mi primera lecci6n de medidas jerarquicas: yo delante de la figurite soy un gigante, pero yo ante Pushkin — sigo siendo yo. Quiero decir, una nifia pequeiia, Pero la que crecerd. Yo soy para la figuri- ta ~ aquello, lo que Monumento-Pushkin es para Mi Post uv mi. Pero, ,qué seria para la figurita ~ et Monumen- to-Pushkin? Y después de unas penosas reflexiones ~ una stibita revelaci6n: ét es tan grande para ella, que ella simplemente no lo ve, Ella piensa ~ es una casa. Q ~ un trueno. Mientras ella para él es tan pequefia, que él tampoco puede verla. El piensa - es simplemente una pulga. Pero a mi~ me ve. Por- que soy grande y gordita. ¥ pronto creceré més Primera leccién de ntimeros, primera leceién de escalas, primera leccién de materiales, primera lec- cidn de jerarquia, primera leceién del pensamiento, y, lo més importante, una afirmacién concreta de toda mi experiencia posterior: con miles de figuri- tas, hasta puestas una encima de otra, no harias @ on Pushkin. .Porque me gustaba caminar alejéndome de él por la avenida de arena o de nieve y por la avenida de arena 0 de nieve volver a acercarme a él, ~ a su espalda con el brazo, a su brazo en la espalda, por- que siempre estaba de espalda: desde él ~de espal- das, y hacia él- de espaldas; de espaldas a todos y a todo, y también pasedbamos a sus espaldas; igual que el bulevar mismo con todas sus tees avenidas se Gitigia hacia sus espaldas, y él paseo se protongaba tanto, que cada vez nosotros, junto con el bulevar, os olyidébamos de eémo era su rostro, y cada vez el rosiro era nuevo, aungue igual de negro. (Pienso con tristeza que los diltimos drboles antes de legar @ 61 no supieron cémo era su rostro). Amé al Monumento Pushkin por su negrura - 18 MARINA TSVIETAIRVA contraria a la blancura de nuestros dioses domésti- cos. Estos tenfan los ojos muy blancos, mientras Monumento-Pushkin ~ los tenfa negros, totalmen- te, Monumento-Pushkin era muy negro, como el perro, mds negro que el perro, porque los més ne- gros de ellos tienen siempre encima de tos ojos algo amarillo, y debajo del cuello algo blanco. El Mo- numento Pushkin era negro como el piano. Y aun- que después no me lo hubieran dicho del todo, que Pushkin era un negro, yo lo hubiera sabido igual, de que Pushkin es un negro. A catisa del Monumento Pushkin viene mi loco amor por los negros, lo he acarreado a través de toda mi vida, hasta hoy me siento honrada cuando en un vagén de tranvfa, 0 en otro cualquiera, en- cuentro por casualidad a un negro ~ a mi lado. Mi blanca miseria al lado de la negra divinidad, En cada negro amo a Pushkin y reconozco a Pushkin, —aquel negro Monumento a Pushkin de mi nifiez analfabe- ta y de toda la Rusia. --Porque me gustaba tanto, que cuando nos fba- mos, y cuando venfamos ~ él siempre permanecia parado, Bajo la nieve, bajo tas hojas voladoras, en el ocaso, en el espacio azul, en la opacidad lictea del invierno — siempre parado. A nuestros dioses, aunque raramente, a veces los cambiaban de lugar. A nuestros dioses para Navi- dad y para Pascua les limpiaban el polvo, Pero a éste lo lavaban las Tluvias y Jo secaban fos vientos. Este - siempre estaba parado. ss-encesrco stata Mt PusHKaN 9 Monumento de Pushkin fue mi primera vision de Ja Inmunidad y de la Inmutabitidad {Vamos a los Estanques de Patria -jAl Monumento-Pushkin! En los Estanques de Patriarshi ~ no habla hi, 0...2 patriarcas. ow Una excelente idea ~ colocar al gigante entre los nifios. A un gigante negro entze los nifios blancos. Una idea excelente: a los nifios blancos al parentes- co negro — condenar. Los que crecieroa bajo ef Monumento de Pushkin no van a preferir fa raza blanca, y yo prefiero, evi- dentemente, - la negra. E] Monumento de Pushkin, adelantindose a los acontecimientos, es un monu- mento contra el racismo, por la igualdad de todas Jas razas, por la superioridad de cada una con tal de que produjera a un genio. Monumento de Pushkin es el monumento a la sangre negra que se mezclé con la sangre blanca, es el monumento de la con- fluencia de las sangres, como sucede con los tios confluencia de los rfos, ef monumento vivo de la confluencia de las sangres, de la mezela de las al- mas de los pueblos ~ de los més alejados y, aparen- wetmente, de Ios menos aleables. El Monumento de Pushkin es la demostracién viva de ta bajeza y del hedor cadavérico de ta teorfa racista, la demostra- cidn viva -de fo contrario, Pushkin es un hecho que 20 MARINA TSVIETAIEVA refuta la teoria, El racismo antes de su aparicién esté derribado por Pushkin en ¢] momento mismo de su nacimiento. Pero no, ~ mucho antes: en el dfa de casamiento de! hijo del drabe de Pedro el Gran- de, de Osip Abramovich Gannibal, con Maria Alexeievna Pushkina. Pero, no, atin anterior a es0, ~ en el dia y la hora desconocidos para nosotros, cuando Pedro dirigié por primera vez a un mucha- cho abisinio Ibragnim su mirada negra, luminosa, alegre y temible. Esta mirada ordené a Pushkin ~ ser. Asf que fos nifios, que crecieron bajo la sombra de] Monumento de Falkonet “El Jinete de Bronce”, en Petersburgo, también crecieron bajo el Monu- mento contra el racismo ~ a favor del genio. Es una idea excelente hacer negro al bisnieto de Traguim. Hacer una estatua de metal fundido, asf como la naturaleza Jo hizo al bisabuelo de carne negra. Pushkin negro es un simbolo, Una idea ma- ravillosa - por medio de una estatua negra regalarle a Moseii un pedazo de cielo abisinio. Porque el “Monumento de Pushkin esté claramente parado bajo “el cielo de la Africa mfa”. Una idea excelente ~ por medio de la cabeza inclinada, el pie Adelantado, el sombrero sacado de la cabeza y apartado con el bra- zo hacia la espalda para el saludo ~ es entregarle a Moseii, debajo de los pies del poeta ~ el mar. Por- que Pushkin no esté parado por encima del bulevar arenoso, sino encima del Mar Negro. Encima del mar, del libre elemento ~ Pushkin del elemento libre. Mi PUSHIN a Una idea sombria — ubicar al gigante entre las cadenas. Porque Pushkin Esté parado entre las ca- denas, su pedestal esta rodeado, cercado por pic- aras y cadenas: piedra-cadena, piedra-cadena, to- das juntas forman un circulo, El cfreulo de los bra- zos de Nicolés I, que jams habia abrazado al poe- ta, pero tampoco fo habla dejado ir. El efreulo, gue se certé con las palabras: “Ti no eres ahora como fuiste antes, Pushkin, t eres — mi Pushkin”, y que se abri6 solamente con el disparo de Dantés. Sentada sobre estas cadenas, yo con mi Moset infantil, con Ia pasada, actual y futura ~-me colum- piaba, sin sospechar lo que representaban, Fue un columpio muy bajo, muy duro, muy de hierro, ~ jempire"? ~ Si, empire, ampir — el Imperio de Nicols 1°. Pero a pesar de cadenas y piedras, ~ era un mo- numento maravilloso. El monumento a la libertad ~ yugo ~ elemento ~ destino — y a la victoria final del genio: a Pushkin liberado de las cadenas. Lo podemos decir ahora, cuando {a inscripcién huma- namente vergonzosa y poéticamente mediocre que falsificé Zhukovski: Y seré largamente apreciado por el pueblo, Porque despertaba can mi fira los buenos {sentimientos, Porque fui dit con el encanto vivo de los [versos... - 2 ‘MARINA TSVIETAIEVA, con la semejante introduccidn de la no-pushkiniana, anti-pushkiniana utilidad en la poesia — el cambio, que deshonraba a Zhukovski y a Nicols I durante casi un siglo y seguiria deshonrandolos por los si- glos de los siglos, porque cul fa de upiobio su pe- destal desde 1884 ~ el afio de ta colocacién det mo- numeato ~ fue por fin cambiada por las palabras originates del monumento pushkiniano: Y sené apreciado largamente por el pueblo, Porque con mi lira despertaba buenos {senti Porgite en ini siglo cruel he glorificado ata Uibertad Y hacia los cafdos imploraba la clemencia. ientos, Y si hasta ahora no he mencionado al escultor Opekushin, es solamente porque existe una mayor gloria ~ fa andnima. gQuién sabfa en Mosca que Pushkin era de Opekushin? Pero a Pushkin opekushiniano nadie jams pudo olvidar. La supues- ta ingratitud nuestra es para el escultor ef mejor agradecimiento. Y me siento feliz, que pude en uno de mis poe- mas juveniles presentar una vez més su negra cria- ura, ~ en palabras: ¥ alli, en Ia inmensidad de los espacios, Sirviendo al zar celestial ~ ME PUSHIN 2 El bisnieto de Ibraguim, dle hierro forjado, Encendié el amanecer. He aqui como el Monumento de Pushkin vino tuna vez a visitarnos. Yo estaba jugando en nuestra sala blanca y frla, Jugaba, quiere decir ~o me que- daba sentada debajo del piano, con la nuca al mis- mo nivel que el macetén con ef filodendro, 0 re- corrfa en silencio la sala desde el batil hasta el es- pejo, con mi frente a nivel de la consola debajo del espejo. Tocaron el timbre y un seflor cruzé la sala, Desde el otro salén, adonde entré el sefior, salié en segui- da mi madre y me dijo con voz baja: Musia! {Has visto a este sefior? “Si. Pues, éles hijo de Pushkin. ¢Té conoces el Mo- numento ce Pushkin? Este es su hijo. El tutor ho- noriico, No te vayas y no hagas ruido, pero él va a cruzar la sala antes de salir ~ fijate, Se parece mu- cho a su padre. Ti debes conocer a su padre? Pasaba el tiempo. El sefior no salfa. Yo estaba sen- tada sin hacer ruido y miraba, Sola, en una silla vie~ nesa, en {a sala frfa, no me atrevia a levantarme, porque, si de pronto, ~ pasaria, Pasé ~ y realmente, de pronto ~ pero no iba solo, sino con mi padre y mi madre, y yo nu subfa adén- de mirar, y miraba a mi madre, pero ella al inter- 24 MARINA TSVIETAIEVA, ceptar mi mirada, la remiti6 con ira al sefior, y yo tuve tiempo de ver en su pecho — una estrella. —Bueno, Musia, has visto al hijo de Pushkin? “Lo he visto ~e¥, como es él? ~Tiene en su pecho ~ una estrella. ~{La estrella! jHabré tanta gente que tiene estre- as en el pecho! Tienes un don especial de no mitar adonde debes, ni lo que hay que mirat —Pues, mira Musia, guarda el recuerdo ~ prosi- guid ya mi padre, - que hoy, ti a fos cuatro afios de edad, viste al hijo de Pushkin. Después fo contarés a tus nietos. A los nietos lo conté en seguida, No a los pro- pios, sino al tinico nieto que conocia, ~ nieto de mi aya, Vania, que trabajaba en la fébrica de plomo y quien me trajo una vez de regalo una paloma de plata, hecha por él. Vani este, que nos visitaba los domingos, y cuys presencia, por st pulcritud y tran- quilidad y tambign por el aprecio al alto rango de nuesira aya, estaba admitida en el cuatto de nifios, donde tomaba largamente el t€ con rosquillas, y yo. por amor a él y a su péjaro, me quedaba sin mover- me de su lado, y no decfa nada, sélo tragaba por él. ~Vania, vino a vernos el hijo del Monumento Pushkin. ~ Qué dice, sefiorita? —Nos visité el hijo del Monumento Pushkin, y mi papd me dijo que te lo cuente. (Mz PUSHIN. 25 Pues, debe haber necesitado algo de su padre, si ha venido...~ reaccioné vagamente Vani =No necesitaba nada, vino a visitar simplemente a nuestro amo ~ intervino la aya. ~ Si sabemos que 6l también es un general hecho y derecho. Pero, tt debes conocer a Pushkin en ef Bulevar de Tverskot? Lo conozco. Bueno, ese era su hijo. Persona entrada en aiios, de barba toda canosa, dividida en dos. Vuestra Sefiorfa. Deesta manera, por la insinuacién de mi madre y por los trabalenguas de mi aya y también por haber ordenado mi padre de mirar atentamente y recor dar, ~ relacionado para mf antes solamente con los objetos ~ el oso blanco del Pasaje, el negro sobre la fueute, wonuuienty a Minin y Pozharski, etc. ~ pero nunca con las personas, porque el Zar y San Juan de Kronstadt, a quien me mostraron levanténdome por encima de la muchedumbre, no pertenecfan a Ta categoria de las personas, sino de Tos objetos sa- grades ~ pues, eso quedé asi en mi recuerdo: nos vino a visitar el hijo del Monumento Pushkin, Pero muy pronto la indefinida pertenencia del hijo se borr6: el hijo det Monumento Pushkin se transfor- m6 en propio Monumento Pushkin, Nos habia visi- tado el propio Monumento Pashkin. Haciéndome més adulta, més se afirmaba este hecho en mi consciencia: el hijo de Pushkin — slo por ser hijo de Pushkin, ya ea un Monumento Doble monumento de su gioria y de st sangre. El 26 monumento vivo. Ast que, a una vida, puedo decir tran casa en la calle Triojprudn una fifa maiiana blanca, fue mento Pushkin, Asf yo tuve, antes de Pu: @ nl propio Comandor, Asituve yo también mi propio Comandor 'shkin, antes del Don Juan, tH woe Caming, més bien viaj6 en diteccisn a nues. eas en para amar, porque supo en secreto, que él no podré amarla. (Esto lo estoy diciendo ahiora, pero lo supe ya entonces, lo supe entonces, pero ahora aprendf a eccirlo), En las personas, con este don del desdi- chado ~ unipersonal ~ tomado sdlo a su cargo ~ amor, se observa una verdadera genialidad para buscarse los abjetivos imposibles. Pero una cosa més, y no una sola, sino muchas, predetermind para mi Bygueni Onieguin, Si yo des- pués, durante toda mi vida, hasta el dltimo dia, siem- 40 ‘Mt PUSHKIN, a pre escribf primera, ofreefa mi mano primera ~ las fespuesta vélida para Tatiana, y otra vez ella ests | parada en medio de un citculo magico del saldn, porque en el umbral de mi vida, Tatiana del libro, «como aquella vez ~ en medio de un clreulo magico de noche, a 1a luz de una vela, con la trenza despei- del jardin, ~en medio del cfrculo magico de su sole- nada arrojada hacia adelante ~ lo hizo ante mis pro- dad en el amor, en aquel entonces ~ innecesaria, pios ojos. Y si yo después, cuando se iba — (siem- “ahora ~ ardientemente deseada, y tanto entonces, pre se iba), no tendfa mis brazos tras él, ni volvia la.” Como ahora — amante, pero que no puede ser amada. cabeza, — es slo porgue en aquel entonces, en el Todos Jos triunfas ios tenfa en las manos, pero jardin, Tatiana queds rigida como una estatua, —_».€llia ~ no quiso jugar. La lecei6n de audacia. La leccién de orgullo. La” Sf, sf, muchachas, deckirense primeras y escuchen Jeceién de fidelidad. =---luego amonestaciones; césense con los honorables La leccién del destino. La leccién de soledad. | beridos, y luego escuchen declaraciones amorosas joo no las tomen en cuenta, ~ y ustedes serin mil ve~ “ees més dichosas que Iu otra protagonista nuestra, j aquella, a quien, por tener cumplidos todos sus de- Cua de los pueblos tiene ~ semejante protago- <7°S00s, no Le quedaba otra cosa, que tirarse bajo el nista de una historia de amor: temeraria y digna, “ten enamorada ~ ¢ inflexible, clarividente ~ y amorosa., » + Entre fa plenitud del deseo y el cumplimiento de Pues, en la réplica severa de Tatiana no hay wie Tos deseos, entre ta plenitud de! sufrimiento y el sombra de venganza. Por eso el resultado es una ¥2efo de la dicha, mi eleccién fue hecha desde el plena revancha, por eso Onieguin queda como “al-,, Ymes, incluso antes del “vamos”. canzado por un rayo”, = Porque Tatiana, antes de mf, influyé también en Tuvo ella en las manos todos Jo8 triunfos par a Ini madre, Cuando mi abuelo, A. D. Mein, la colo- vengarse y enloquecerle, todos los triunfos ~ part) © ante la eleccién entre el hombre, a quien ella rebajarlo, apisonarfo en ta tierra de aquel banco, 44a, y su propia persona, elfa eligis ~al padre, y arrasarlo en el parquet de aquel saldn, todo eso lo; 1° al amado; y luego se cas6, incluso, mejor que hizo desaparecer con pocas palabras inesperadas: - |" 8/4na, posque “para la pobre Tania todas fas suer~ "Yo Jo amo, gpara qué decir falsedades?” Le S eran iguales”, ~ mientras mi madre opté por una (Para qué decir filsedades? ;Pues, para triunfar! 7) Suerte més dusa: se casé con un viudo que la dobla- Y wiunfar, ~ para qué? Esto, justamente, no viene 7 BBN edad, con dos hijos y enamorado de su difun- "| ta mujer; a pesar de que ella segufa amando aaquel™ contvéindose por primera vez y por casualidad eng una conferencia de su marido, ~ Ie contesté a | pregunta sobre la vida y Ia felicidad, ete.: cumplis un aio, absolutamente feliz” mento, élla debfa haberme odiado a mi, despiesta y! grande, por no ser Ix hija de él!) sino sobre la misma aparicién de mi vida: si no hubiera exis existirfa. t Porque las mujeres leen asi a los poetas, y no de # otra manera. q Es significativo, sin embargo, que mi madre no me dio el nombre de Tatiana ~ debe ser, — que se apiads de ta nifia... escenas principales: la de aquella vela - de aquel banco — de aquel parquet. Algunos de mis contem- poréneos vieron en “Evgueni Onieguin” una burla | brillante, casi sitira, Quizds, tienen razén, y bien FE podria ser, que si yo no fo hubiera lefdo antes de los siete afios, - pero yo lo lef en la edad, cuando no existen ni burlas, ni sétiras: hay jardines sombrios a {como i = gia cotidiana? (“Vida cotidiana de la nobleza an nuestros, en Tarusit), hay cama abierta con jn (como en ef cuavto nuestro de nifios), hay wets listrosos (como en el salén nuestro), y hay (como en ki cavidad de mi pecho). ou ruse de la primera mitad del siglo XIX") Pues, es hecesario que la gente esté vestida de alguna ma- era. ane Después del secreto Pushkin azul-lildceo apare- gi en mi poder otro Pushkin ~ no robado, sino re- galndo; que no era seereto, sino evidente, no ea gordo-azul, sino delgado-azul; un Pushkin vuelto jnofensivo, domesticado, editado para las escuelas dela ciudad, con el retrato de un nifto negroide con el pufio apoyado en su pomulo. En este Pushkin yo amaba solamente al nifio nogroide. A propésito, este retrato infantil negroide considero hasta hoy como el mejor de todos fos re- uratos de Pushkin, un retrato de su fejana alma afi cana, y de la, atin dorimida ~ alma poética, El retea- to ditigido hacia las dos lejanias: hacia adelante y hacia atrds, retrato de su sangre y de su futuro ge- nio. A un nifio asf io hubiera, par segunda vez, ele- gido Pedro I, y un nifio asf fue elegido en aquel entonces Ese libro no lo querfa, era ofro Pushkin, en él los Gitanos eran distintos, sin Aleko, sin Zemfira con 46 MARINA TSVIETAIEVA el oso solamente. Eso fue el amor secreto que se hizo visible... Pero ademds del contenido, el mis- mo titulo era rechazante: para las escuelas de la ciu- dad, que hacfa pensar en algo ruin, demacrado y abatido, como eran los rostros de los alumnos de estas escuelas ~ pobres rostros: desnutridos, sucios, azules por las heladas, como el mismo Pushkin, los rostros que pudieran inspirar ta compasién, si no fuera por un par de puitos amenazantes del odio de clase; rostros, que a pesar de todo, habrfan infundi- doen alguien la compasién, pero ef amor no pudie- yon inspirar a nadie, Desnutridos, azules y morda- ces, Dos puis. Atravesando el estémago hundido ~ el cinturén — con la enorme hebilla amarilla de Jas escuelas ciudadanas. Pajarito de Dios no conoce Ni pesares, ni trabajos, No teje afanoso: ‘Su nido duradero (*) Pero, qué es lo que hace entonces? ZY quién se dedica a armar el nido? gPuede existir en pajaro semejante, excepto el cuclillo, que es ningtin paja- rito, sino, ms bien, un pajartaco entero? Este ver- s0 estd dedicado, sin duda, a la mariposa. Pero tal es la fuerza de la melodia poética, que 4 nadie se le habfa ocurrido en los times cien affos cerciorarse de tal pdjaro ~ y menos a Ja nila de seis (#) BI versito que estaba en todas fas Escuelas de Ia Ciu- ail y Técnicas (N. de la T.. i PUSHIN 45 aflos, que yo era en aquel entonces. Si estaba dicho asi, - asf era, En fos versos ~ es asf. Este pajarito es una licencia poética, ;Me interesarfa saber qué es Jo que piensan de este pajarito tos sensatos alum- nos de la Rusia Soviética? “Bs invierno, ef aldeano triunfante”, ... en Ia se- gunda pagina del Pushkin de “las escuelas ciuda~ danas”, 1o queria a medias, lo quesia (porque eran. versos) de un modo doméstico, como a Avgusta Tvanovna, cuando ella no estaba amenazando de irse a Riga. Demasiado se parecta a la realidad. “Vesti- do de pelliza, con rojo cinturén” ~ eso era Andriusha, mientras “el aldeano triunfante” era nuestro conserje, y “drovni" (trineo de campesino) se parecia a “drova” (lefios), y la madre ~ era nues- ira madre, cuando, esperando afuera a nuestra ni fiera para ir de paseo hacia et Monumento-Pushkin, nosotros comfamos Ta nieve, 0 Jamfamos el hielo, Otra cosa, e508 versos despertaban la envidia, por- gue jamas hemos jugado en nuestro patio ~s6lo lo cruzébamos~ porque de pronto los nitios (de 1a fa- milia, que alguilaba un ala del edificio) podrfan | tener escarfatina. Y al perrito tampoco lo colocaba~ mos en el trineo, aunque el trineo, si estaba, de color azul, con terciopelo, con elavos de dorado os- curo (como ojos). ¥ ademis de to mencionado “Es invierno, el aldeano triunfante”, en forma de versos habja fabulas, que eran prosa ~ en forma de verso, las que yo, en cada nueva antologfa, lefa tiltimas. 4% MARINA TSVUETAIBVA 4 pgp PUSERIN te” fue un idilio, quiero decir aquel amor dichoso, cuyo sin sentido, ni meta, ni plenitud jams me re- sultaron comprensibles. Para termina con el azul, de Jas escuelas ciu- dadanas, Pushkin: para amarlo era demasiado del- gado, ~ sin esfuerzo para Jevantarlo, sin suspiro hondo para abrazarlo y apretarlo contra el constan- temente-suizo y constantemente-angosto delantal, ~ nada en fas manos, nada para la mirada, como si ‘ya io hubieras leido todo. Los objetos y los libros, después a mis hijos, a los nifios en general, los amaba y los amo irrevorable- mente ~ también por lo que pesan. Elasta ahora, es- cuchando los elogios dedicados a algin objeto: (Es largo? ~ No, es un relaio corto. ~ Bueno, entonces no lo voy a leer. La antologia de Andtiusha era indudablemente gorda, la estaban ensanchando los relatos de Bagrov-nieto y de Bagroy-abuelo (°), aquella ma- die con ficbre exhalando directamente en el pecho del nifio, y todo el loco amor de este nifio, y tos baldes de peces, pescados por el joven padre ju- pign aprendles, copiay, resumir con palabras propias aienteus yo estaba fuera de Ta escueta, fibre, para pi la antotogéa era ~ solamente ef amor, Mi made ho me la quitaba: si es ana antologia, no debiera fener nada precoz. Toda la literatura es premataca para un aio, porque foda habla de las cosas, que el ffio no conoce, ni puede conocer. Por ejemplo: {Quiéa, bajo Ia tuna y Jas estrellas, Cabalga tan tarde en su corcel? (Andriusha, a la pregunta de Ta madre: es"~ responde —“]¥ yo qué sé!") _-gPor qué su gorra fa cuida tanto” Porque ana denuincia leva adentro, El fiel Kochubey a Zar Pedro el Grande Delata en ella a Getman iafame No sé qué Je pasaba a otros nifios, pero yo de toda esta esttofa captaba solamente al “infame”, y como el infame esta rodeado aqué por ves nombres, Jos tres resultaban infames: Getman, Zar Pedro y guctdn, y “{ Th no duermes de nuevo?” — de x ochubey; y después, durante mucho tiempo, no Nikolenka, y todos aquellos galgos y podencos, y podia comprender (ahora tampoce entiendo del todos Jos postas Ifticos de Rusia todo) que el infame era uno solo, ~ y quién de ellos Me apoderé en seguida de la antologia de Jo era, Getman para mi, hasta hoy es Kochubey y Andriusha: a él no Te agradaba leer, hasta Te disgus- Zax Podvo. y Kockubey hasta hoy es Geman, ete, taba, y eso no solamente habia que leer, sino tam- ¥ Tos tres eran and, y esie uno era infame. De la denuncia tampoco entendia nada, y si me lo hubie~ (Dele cbra de Aksskou (N48 BD) ran explicndo, tampoco lo entenderta, interiormen- 48 Manuva TSVIETAIEVA te no To aceptarfa, como haste ahora no comprende va posibilidad de escribir Wi denuncia. Pues, asi qed: vaels el.cosaco Bale gl cielo inexistentement Hmrinoso Gonstieo!), donde at ‘mismo tiempo (nwa woe gucede!) estén Ta Tuma Y 15 estrelias; vuela et Sosaco cubierto de estrellas ¥ rociado por ta hana ~ jjusto para que fuer rads visiblel- y leva wat g° en ia caer, y dentro de TS gorra hay wn objet Niesconocido ~1a denuneia sobre el Geeman infame edro el Grande dle Kochubey para Zar P ‘Ese fue mi primer encuentro co ta historia, y esta primera historia Historica fae = erimen. Diré mas: Pando durante Ta guerre civil YO eseuchaba decir sGetman” (con el 3 aregado: Soovopadski), e” S guida veio a aquel ceasaco, que ~oortia precipitade Pero con el Zar ~ infame tive O08 encuentro de anxotogta: “,Quién era €17” ¥ oe VF Ja madre @ “Andiiusha:~ Bueno vAndriusta enronces quien era 47¥ otra ver Andiasha mmelanedticamente, haste ton indignacién: ~ 1¥ yo. ae <6! GQud mundo tt txtratie — Jos versos, donde los adultos preguntan ¥ qos nifios respondent) ~ Boerne. iY vi, Musia? {Quign era ~ 612 - Un siganle-= {Por qué wn sigan fe? = Porque ét en seguida 10 sarregts tod. ~ ZY ae guiere decir “Y para Ta suet Petrov”? ~ No sé ~ iPero, qué significa spetrovo” (En mi cabeze O tray nada, excepto Une Pal _ No sabes, (gue eS Andr jushino? - Si. Andrius! pallito de madera), Andriashing bici petrove? ~ No. — Jabra dibujada: Petrove> pin “Steckenprerd” Co leta, el trinee Mi Pusitkin. a9 de Andis Batt, basta. Bueno, pues, Petrovo ~ s gent anezco callada). — saends oe “ Ja suerte? — Entiendo. Teele. seven foal vol x “el paseo encontramas de pronto gue hak ge elo. y otra cosa, cuando en- mi cama, ac niente Para la suerte Petrovo ~ quiere. decir para te de Peat. {Y quién es ese Pe- ae a eign es 1? - {,Qué?! — Quiere decir sel ing ° stvatvillse “Mira largamemte hacia agus ao, | Ps Conde ef huésped mauavilloso se wees ne como se Hamaba aquel huésped maraviioso? (0 0, timidamenie) Puede ser ~ gPe- pucay Pelsiny inusten Posies ene pectay = Peso ay rush edros. {Quién era ese Raaqlneww tee gett B fiel Kochubey a Zar Pedro el Grande jelata en ella al Getman infame. {Entendiste? iYa lo creot jP ‘ero tambi é lad gare oreet nbién, qué Listima! Pedro, sstaba por esclarecerse, otra vez ha sido “Sumido en la en ia nache brillantemente sombria, de luna % MARINA TSVIETAIEVA con Kochubey y el Getman. Y otra vez aparecié un gigantesco ~ como la luna nueva ~ signo de pre- gunta: ,quign era? Cuando se trata de Pedro —siem- pee viene: equign es? Pedro ~ es cuando uno nunca puede adivinar ¥ Jo contrario: ni bien aparece en los versos una pregunta, en seguida se sospecha de Pedro. {Por qué hay tantos disparos y gritos En Ja pequefia ciudad de Petersburgo? La respuesta: ~ jBstd claro, es Pedro! Pero, gqué #8 lo que él hizo? Porque, si a uno le estén soplando ~ no debe ser cierto, todo lo que se sopla,— no es verdadero. Y especialmente, hasta lo ridfculo. no es cierto: Si parfa Catalina, Si era sw dia de Santo, La esposa de cejas negras Del milagroso ~ gigamte? “Parfa” — no sabfa que querfa decir, sabfa la palae bra “nacfa"s nunca escuché nada de una Catalina, esposa de Pedro; el milagroso era San Nicolis Mi- lagroso, quiere decir un viejo y un santo, que no tiene esposa. Pero en los versos — la tiene, Bueno, un milagroso casado. iPero, Dios mio, qué alivio, cuando después de tantos “por qué” y tantas sopladuras evidentemen- MU PUSHIN * te-etvéneas Tlegaba por fin el bienayenturado “por 60"! “Por eso hay alboroto y aclamaciones / En la pequetia ciudad de Petersburgo” ; ‘Solo ahora, wnatizando paso a paso a Pushkin de mi infancia, veo hasta que punto amaba Pushkin el método de la interrogacidn. ~ {Por qué hay tantos dispacos y gritos? ~ {Quién es él? ~ {Quién, ilumi- nado por la luna y Tas estrelias?... ~ Qué sucede, montenegrinos?, etc. Si yo, en aquel entonces, hu- piera crefdo que él realmente no lo sabia, se hubie~ ra podido pensar, que ef poeta es aquella persona gue, entre toda la gente, ~ no sabe nada, si hasta a mi, una nifia, me estd preguntando, Pero la nifia irri tada presentia, que todo eso eta adrede, que él no preguntaba nada, sino que lo sabfa, y dandome cuen- ta, que él intentaba cazarme y no creyendo en ninguna cosa que me estaban soplando, yo involuntariamente vefa cada linea, una por una, del poeta, a mi modo, como podia. A Pushkin histéri- co de mi primera infancia fe debo unas visiones inolvidables. Pero en nombre de mi persona de aquella época y también de mf como soy ahora, no pudo menos que decir, que la interrogacién en fos versos ~ es un método irritante, aunque sea sélo porque cada “por qué” exige y promete el “porque” y con eso debili- ta el valor de todo et proceso, a todo et poema lo vansforma en un intervalo, sujetando nuestra aten- cidn a fa meta final exterior, la que en los versos no deberfa existir. La pregunta insistente transforma el 52 MARINA TSVIETAIEVA, poema en un enigma y un problema, pero si cada poema en si es un enigma y un problema, no es el enigma que puede ser descifrada, ni el proble~ ma, que tiene una contestaciéa en un libro de aritmética, Mientras que en el “Ahogado” ~ no hay pregun- tas, Sin embargo, hay sorpresas. En primer lugar, e508 nifios, quiere decir nosotros, que jugamos so- Jos en el rf0; en segundo lugar, nosotros Ilamamos de modo sepugnante al padre: tata; y en tercer Jugar ~ nosotros no tememos al muerto. Porque ellos no gritan con temor, sino alegremente, asi, como si cantaran: **{Tatal ;Tata! jNuestras redes! ;Trajeron! {Al muerto!"~ “jMienten, mienten, diablitos” ~ los regafia el padre. ~ “/Ay, qué chicos esos! jQuia, muerto, ya les muestro yo Tos muertos!" Este “quia, myerto” ~ e12, claro, un poco culebra, la culebrit que en los versos se Hama gufa. Digo: un poco ~ culebra, la culebra, que yo nunca Hegaba a precisar y por esa su insuficiente precisién, lo decfa vocife- rando, pronuncidndolo asf: “{Quia muerto! ;Ya les muestro!” Si me hubieran preguntado entonces, ten- dria un cuadro, aproximadamente, ese: en Ta tierra viven los culebras, ~ y también los muertos, ya ese muertolo Ilaman Quia, porque es un poco culebrino y yace cerca de las culebras. ‘A las culebras las conocia de Tarusa, también de Tasusa supe de Tos ahogados. En otofio nos qued- bamos largas, largas tardes, hasta los negros. tempranos anocheceres y oseuras mafianas tardfas, ese ee - Vidrio del comedor - OR, ¥ debajo, todo el if, que se an I IOSIISSSSS ESTELLE TRADED a Pusekin 33 €n nuestra solitaria dacha, a dos verstas de toda vi- vienda, con la nica vecindad del vio Oca (para , sottos, - un minuto para huir, para aquellos an thinuto para entrar); “;No eran pocos los peces en elrio!”, ~ y no s6lo haba peces, sino que en el ve. Tano siempre alguien se estaba ahogando, los ma. chachos mas a menudo ~ otra vez la cortiente los atrastraba por debajo de la balsa; pero se ahogaban '08 borrachos y frecuentemente tainbién los sobrios, y una vez se hundié todo un barco que conducts palsas “ Y justo murié el abuelo Alexandr amilovich, mamié con el padre viajaron a ios 40 Sas de su fallecimiento y se quedaron alli por los asuntos de Ia herencia: im os a ay au f ® i y aunque yo sabfa que es ‘que el abuelo me queria ma herman; squceis unsevunt 1a Asia re beam a, y también sabia, que era una estupi- Porque el abuelo no se habia ahogado, sino ue murié de csincer., gde c”incer? (#) pero at F¥ en el cuerpo hinchade Se clavaron los negros cangrejos! YO veia, en una palabra, a través de la puerta de espectrales coluninas del bal- straba detr Desde la mafiana el tiempo se icrita, Y lege de noche la tormenta, El ahogado tama golpeando Bajo la ventana, cerca del portén.., ©) Cancer ~ cangreja (N,. de fa T). 4 MARINA TSVIETAIEA, ~-¥ aquel “Quia, el muerto” con el fndefinido ros- tro borroso del abuelo Alexandr Danilovich y ef hundido barco que evaba las balsas. Sin embargo e} pavorosa poema “Vurdalak" (Vampiro) no me parecia de terror, mas que nada Porque Vania en seguida se mostré cobarde y desde la primera Hoea ~ con su sudor y palidez a causa del micdo-inspiraba desprecio, que, como es sabi- do, es la mejor cura de todas las pasiones, hasta de a pasion més fuerte que es el miedo. “Este debe ser el vurdalak de labios rojos que roe los huesos” — équign es el que roe los huesos? Un perro. Vurdalak resulta ser un perro con labios rojos. Un perro ae- £0 (Porque es de noche) con los labius rojos. ¥ el tonto (desgraciado) se asust6, Todo el efecto de miedo desaparecta a causa de esos huesos roidos, que un nifio no puede menos que adjudicatle al pe- 0. El horroroso vurdalak resulta ser aquel perzo, Que aparece en Pushkin, en realidad, sdlo en tas til. timas Tineas; quiere decir que ni un segundo per- manece en calidad de vampiro. Asi que de todo el miedo queda solamente la palabra “vurdalak”, quie- Te Gecir ef titulo del poema. Es cierto, que es una palabra desagradable - vurdalak (on poco parecida a fa palabra rusa “lakat” (sorber, tibar), y aquel mis- Mo petro no debe ser un perro del todo, porque no. se hubiera llamado “vurdalak”, y sus labios rojos, Percibidos hasta de noche, son dudosos, y sus ac- tos: traer el hueso para roerto justo en la tumba, 8s bastante repugnante, pero todo esto no justifica sr PUSHIKIN 35 ba para mie} miedo que sto Vania, Si Vania hy piera cruzado el cementerio sin ningdn perro ~ es: si seria hosror0so. Mientras asf, el perro al contra. so, confortaba mis. (Lo mismo que en el “Viy" = el ouento de terror de Gogol. donde lo que produce miedo es el encuentro solitario con la difuota. y donde el miedo, con Ia aparicion det Viy, se debili- ta, Cuando hay demasiado de algo, se toma jocoso).. Pues, t11 extraiio perto sospechoso, y Vania ~ un tonto evicente, un pobre diablo, un cobarde. ¥ ade- rags ~ un chico malo: "..jSe imaginan la rabia de Vania!” ¥ nos imaginamos: quiere decir, que Vania en seguida le da una patada al perro con su bota, Porque ¢5 malo... Porque para un nifio bueno no hay mayor maldad que golpear a un perro: es mejor matar a una gobernanta. Un muchacho malo y un perro ~ esta combinacién nos indica una acciéa posible ; 'Y todo terminaba, ~ como pasaba siempre con Jas cosas mas queridas ~ con Kgsimas: semejante perro, busno, gris-amarronado y an poco negro, de abies un poco rojos, robs ain fiveso en ta cocina y se lo Hev6 al cementerio, a Ja tumba, para que le cocinera no se lo quite, y de pronto pasaba por ahi el cobarce Vania y gotped al perro con su bota, Le dio justo en su precioso hocico mojade. Uh iu - iny.. Pero lo mas apreciade de las cosas del terror fo nds entrafablemente horrovoso, y @ causa de’ ‘ot, tan familiar ~ era el poema “Los Demos: 56 MARINA TSVIETAIEVA, “Corren las nubes, se retuercen las nubes / La luna velada, cast invisible/ Tumina Ta nieve yolatil” Todo produce terror desde el comienzo mism la luna no se ve, pero estd, luna invisible, luna con el gorro-invisible, para observar todo, pero que no Ja vean. Un poema extraiio (estado de énimo), don- de uno puede ser todo eso (jno puede no serto!): la luna, el jinete, ef caballo saltando a un lado, y... jh, dulce estupor! ~jser ellos! Porque no existe lector que no se encuentre en los trineos y al mismo tiem- po no los sobrevuele, en Ia inmensa altuca, aullan- do con distintas voces, y uno allf, sentado en Tos trineos, no se quede pasmado a causa de aquellos aullidos. Dos vuelos: de los trineos y de las nubes, yen cada uno eres ffi quien vuela, Pero ademds de. Jos que viajan y los que vuelan, fui también To ter- cero: ta Tuna; — aquella tuna que es invisible, pero Ja que ver a Pusbkin, encima de él ~ a los Demo- nios, y encima de Pushkin y de los Demonios ~ una misma a que los sobrevuela. Ei miedo y la compasién (también la ira, también tristeza, también proteceién) fueron pasiones prin- cipates de mi infaneia, y ahf, donde nd habfa ali~ mento para estos sentimientos, ~ yo no estaba, (Pero que piedad tan diferente de la que senti por vardalak, me inundaba en los Demonios y por los demonios! Al petro Io compadeeta ~ desde las entrafias: con Ia piedad baja y ardiente, con la misericordia — pro~ teccién: matar a Vania, matar a la cocinera y entre gar al perro toda la cocina con sus encerolas y sar- Mi PUSHKLN, 57 tenes, y quizés al propio Vania para que se lo coma. Sin embargo, de los demonios me apiadaba con una listima tan elevada, Listima~ arrobamiento y éxta- sis, con la que me apiadaba después de Napoledn en Santa Elena y de Géethe en Weimar. Yo sabia que Ja pregunta “zestarian enterrando al domovoy ¢*)? jEstarfan casando a la bruja?” era una intervoga- cidn vana, porque a pesar de no haber entertado 0 casado a nadie, habria mismas quejas sobre el en- tiesto del abuelo y ef casamiento de una joven — para Jamentarse mejor, Y que ellos se quejan no por alguna razén, sino para quejarse simplemente, por- gue ellos —seguirdn siendo ellos, y jamas serdn dis- tintos, ni podrin serlo. (En susurro: porque ;Dios Jos ha maldecido!) El amor por lo maldito. Y otra cosa: ;Pues, yo sabia que ellos eran ~ nu- bes! Que son grises, blandos, que casi no existes, que no se los puede tocar, 0 abrazar, que entre ellos, con ellos, por medio de ellos uno puede sélo volar! iQue esto es el aire que ada! Que ellos ~ no existen, “A través de las neblinas ondeadas se cuela Ja luna”... otra vez se cuela, como si flera un gato, como una ladrona, como una enorme ioba que se cueta subrepticiamente entre el rebatto de los cor- eros dormidos (corderos... neblinas...). “A las tris- tes praderas ella vuelea su luz angustiada...”. jOh, Dios mio, que tristeza, que doble tristeza, que aflic- cién desesperada, inconsolable, como esté, para (*) Semi-dios de ty casa (N. de ta 7), 38 PALA stempre, sellada por tisteza, — como si Pushkin qui. siera con esta repeticién de la palabra “tisteza” imprimir con Ja Tuna su setlo en Ja pradera, Pero cuando yo legaba al: “...Se escuchaba algo tan fa. miliar en las canciones libres del cochero”, en se. guida me encontraba en medio de: Oh, ustedes, Jos ojos cetesces, ¢Por qué perdieron al pobre muchacho? iOh, gente, gente, gente malvada!, éPor qué separaron tos corazones? Y estos ojos celestes — eran otra vez la hima, como si la luna mirara esta vez con dos ojos y yo sabia, al mismo tiempo, que fos ojos estén bajo las cejas ne- gras de aquella muchacha ~ el alma, quizés de la misma, por la que lamentan los demonios a causa de que la estén casando, iMI lector! Yo sé gue... “Ustedes, los ojos celes- tes" no es Pushkin, sino es una cancién, quizds una Tornanza, peto en aquel entonces yo no lo sabia y ahora, muy dentro de mi, donde todo ~ sigue sien- do igual, no Lo sé tampoco, porque “rompiendo mi corazén” y “la angustia del corazsn”, la joven bi jay Ia muchacha- mi alma, ef cumino y el camino, |i separaci6n y 1a separaci6n, ef amar y el amor — todo es0 es uno. Todo eso se Hama Ri usia y es mi infancia, y Si ustedes me hacen autopsia, ustedes ademas de los demonios que vuelan en forma de nubes, y de nubes que vuelan como demonios, des. “Que enttaron en fa composicidn 59 ml f elestes, prisdn también en mi aquellos dos ojos ¢ cubritd is df i aloma, “eCompafiera de mis dias aciagos / {Mi palom ejecida!” —cudn poco esto se parecia a la nod i . ‘ein, con ur on ge ‘Asia, que no era ni joven, ni vieja, co aa Iiido desagradable de Majina, y como debfa pa apel S rece! ‘a, que pudiera ser méfa, pero a la que re ami ay: era ser mnfa, pero a la q\ ve ¥ como se parecfa esto a nuestro patio, que seovat gorjeaba, gris- re oteaba y arullaba. que picoteaba y gorie a a prado y celeste. (Mi aya hubiera sido la palo anu sie. (Mi gy - na) (*). 1a de Asia ~ Mujit ; ; , te palabra Palomita Ia conocia, ast ftamaba sem i a alosni- pve mi padre a mi mama (;No te parece, patomi Bip. gNo lo crees, patomita?... ;Que Dios los per Jone, patomital) ~ y ademés de “golubka” (pa ° fnta) no Ta Hamaba de ota manera pero comps i np fora’ era algo nuevo, nosotros con Asia nes rth mes a if fi a pala- mos solitarias, y no tenfamios companies, a pa las, mi “compafiera, ta mis amorosa de todas, me son bra““compatiera”, : ne song dedicado a una vieja: *{Compafiera de mis sas = jos / Mi paloma envejecida!” Paloma envejecida, 5 ‘ on, vi sa, PA~ quiere decir suave como un lumen, y eporasn Be i el, casi manguito — palomita, ps Tomita de piel, casi mang te. pein ria de mi mamé, que p' al manguito de nut - ‘marse palomita, y asf lamaba Pushkin a su neat ‘ h jiera; digo: palo- za, porque Ia amaba, Digo: compatiera; digo: p mita~Y me duele. 2A quiégn le tenia Téstim: No a la nodriza de . + (©) °tMhuja” quiere decir en ruse “*mosen” (N, de 187). eee 6 MARINA TSVIETAIEVA Pushkin. Su afforanza por Ta nana se transformaba fen la aforanza por él, tan nostélgico. ¥ ademés, de fodos modos, Ia riana estaba sentada, tejtendO, nO souros Ia veramos, mientras éb ~ ,qué? Pero &l = jaénde? “Solaen el perdido bosque de pinos/ Hace ‘acho, mucho que me estés esperando™. Ella estar tba sola, jmientras 1 ya no estaba! Los bosques de pinos yo conoefa también, en nuestra aldea de Ta~ fsa, sina segaia por el Valle de sauces de Pachev — ta que mi madre Jamaba “Escocia’” ~ en ditec- ibn 2 rf Oca, aparecta de pronto toda una ists rojas ‘tos pinos! Con su tumor, con crujidos, oP el co- Jor con el aroma, después de la uniformidad de Jos cauces y de su movimiento ondulatario ~ jfode an incendio! Mama sabfa hacer barquitos de la cortez, hasta con una vela, yo sin embargo sabia comer solamente In resina y abrazarlo al pino. Entre estos pinos no vivia nadie. Entre estos pinos, entre fos semejantes pinos vive la nana de Pushkin, “TY, bajo la vensant ge tu cuarto iluminado”...- ella tenfa una ventana muy clara, Ja limpiaba todo el tiempo (como NOSo tros en el salén, cuando estdbamos esperando el moche del abuelo) ~ part ver mejor sino Tegaba Pushkisy, El nunca Negaba. ¥ no Negard jamés. __ Pero la paste mas queria de todo el poema eta. “vives desolada, como montando guardia, mieb- teas “mmontando guiardia” no me hacfa pensar en la imagen de un guardia que yo nunca vi, sino de un reloj, que Jo veia siempre y en todas partes. Imé- 1 Mi Pusitxin 6 1 genes de relojes correspondientes habia una mult tud. La nana esté sentada, desconsolada, y encima Ge ella hay un reloj. O, sino, esté desolada, tejien- do y todo el tiempo mira el reloj. O, esta tan apena. da que e! reloj se detuvo. De guardia (*), podia trans- Formarse en debajo del reloj, con el reloj ~ los ni- ios no son exigentes con la declinacién. Aunque, cierta imprecisién de esta imagen deseubria vodas las posibilidades relojeras, hasta tener una visién totalmente confusa: habfa el reloj del saldn en la caja, con pénduloy habia encima del bad —un velo unr; y en el dormitorio materna habia reloj ~ eu, que salfa de una casita. El péjaro cuct que se nso- maa la ventana, como si esperara a alguien... ¥ la nodriza que desde la primera linea det poena ~ es Ja palomita. “ De este modo, todas esas formas de ver ef reloj se confirmaban con Ia esttofa siguiente, donde se ha- bla de las agujas, estas mellizas acesadas de las aa {as del relo}. Con estas aguas en las matios arruga- das s de Ia aya tesminaba mi poema antoldgico Ti nana”, - _eFicampiledorde a amotogin dus, evidentemen- te dea acces idad para los lectores menores de wise ee s conceptos de angustia, presentimiento, apres nguine, temporalidad. Claro esta, que Adennds de mi propia inguiemd, yo no hubiera en ido nada, No lo hubiera entendido, pero io hu- 2) Bo ruso “de guards” se dice “de rato" (N.de aT), 2 ManiNa TSViETAIEVA, biera completado. Y ~ recordado. ¥ como hasta ahora tropi¢zo por un segundo entre las “manos arru- gacas” y los “portones olvidados", parece que el final de Pushkin estuviera adherido a aquel, el de ta antologfa. Sf, lo que conoces en fa infancia, lo co- noces para toda Ia vida; pero, también: lo que no sepas en la infancia — no lo sabrds en toda tu vida. De fo que supe atin en la infancia: Pushkin de todas las mujeres del mundo amé mas que nada a su nana, que no era mujer. Del poema “A mi Nana” de Pushkin supe pasa toca mi vida que a una mujer vieja — porque es ta mas allegada ~ se puede querer més que a una mujer joven — porque es joven y has- ta porque es la amada. Semejante ternura de las palabras no se encuentra en Pushkin para ninguna otra mujer. Semejante ternura verbal se encuentra solamente enel genio que nos abandons de prisa recientemen- te: Marcel Proust. Pushkin, Proust, Dos monumen- tos al amor filial ‘Mirando hacia atrés veo ahora que los poemas de Pushkin, y la poesia en general, con pocas excep- ciones de lirica pura, de la que en mi antologfa ha- bia poca, para mi ~ anterior a los siete afios y a la sieteafiera eran como una fila de enigméticos cuadiitos, ~ enignaiticos s6lo a causa de las pregan- tas maternas; porque en los versos, como en los sen- timientos, sélo la pregunta hace surgir lo incompren- ‘Mi PUSHIKIN 63 sible, sacando el fenémeno dle su estado de fa con- dicién dada. Cuando mi madre no me preguntaba, yo entendia perfectamente, quiero decir, que no pen- saba en entender, sino simplemente — lo vefa. Pero, por suerte, mi madre no siempre hacia preguntas y algunos poemas permanecfan comprensibles. La palabra “delibush”. “El tiroteo detrds de las colinas / Se ve el campamento de ellos y el nuestro. / En la colina, delante de los cosacos / Flamea el rojo delibash.” Delibash debe ser el diablo. Por eso es rojo. Por eso flamea. Se baten ~ el cosaco con el diablo. Pero qué grande fue mi sorpresa y disgusto cuando en Praga, en el afio 1924, primera de parte de un estudiante ruso, después del segundo, luego del tercero escuché decir que delibash ~ es el estan- darte de los cherqueses, y no el propio chergues (diablo). - ;Pero, discdlpeme, Pushkin dice “Flamea el rojo delibash”! Como puede flamear un cherques? {Bs el pabellén que flamea! - Puede fla- mear perfectamente. Si es el cherques con su vesti~ menta. ~ Pues, esto ya es modernismo. Pushkin se distingue de los modemistas por su escritura senci- Ia, en esto consiste toda su genialidad. Qué puede flamear? Un estandarte, -- Siempre entendi ~ con- estaba yo ~ que “Delibash ya estd en Ia lanza, y et cosaco ~ sin cabeza" — que los dos simulténeamen- te aniquilaron el wno al otro. Y esto era lo que me gustaba, ~ jPura fantasfa politica! ;Pobre Pushkin se revolveria en su tumba! “Delibash ya esté en la lanza” quiere decir que el estandare ya est en Ja Marina TSVISTALENA 63 ranza, mientras que el mismo portaestandarte ie Gorta ta cabeza al cosaco, ~ Pero esto a mi me 16° alta ofensivo: ;por gué el cosaco esta sin eabezss yel cherques esti vivo? z¥ eéno el estandarte puede etar en In Tana? A mf me gustaba mucho més mb propia versi6n. ~ Eso ya es asunto Sty. pero Pushkin ha escrito ast. ‘De esta forma quedé amargamente convencidia de que delibash es un estandaree y que toda est vehe- mente escenn det asesinate mutuo ~ Yo he invent do yo: pero, de pronto, £8 1936, hace poco. relef el poema y joh, alegi iEh, cosaco, no desees tanto 1a, lucha! Detibash a todo galope "Te sacaré con su sable curve: De Tos hombros ti cabeza valiente. sjSeré et estandarte que con un sable curve le cacay§ al cosaco la cabeza de los hombros!? ‘het una barbara de siete afios entendi6 mejor @ nteligentisimo hombre de Rusia, que tos estuciane woe de la Universicd de Praga cuatro veces mayo res que ella : Paro jue un enigma total el poema “zCherno- gortsi (*)? eQué es e502 ~ Bonaparte preguntd roa dos incdgnitas, ama para coda tinea por Fos Schernogartsi" y por el “Bonaparte”: cherno- gprts una inedgeita agravada por Te segunda i cégnita ~ Bonaparte. (© Montenegrinos (N. de la T). Mi PUSHKIN 6s “Y Bonaparte - ,qué es eso?” ~no, no podia pre- guntarselo a mi madre, recordando vivamente nues- “ro infortunado paseo al bosque con mi primera y nica tentativa infantil de preguntarle: ~ ;Mamé, jué quiere decir Napoleén? ~,Cémo, no sabes que 2s Napoledn? ~ No, nadie me lo dijo. {Si esto se percibe en el aire! Jamés olvidaré el sentimiento de una profunda y desesperada deshonra: yo no sabfa aqueilo, que se percibfa en el aire! Ademas, “se percibe en el aire” yo no lo entendi, to vi: algo que se Hama Napoledn y que flota en el aire, de lo que muy pronto tuve fa confirmacién por Jos, también antolégicos poemas “La Nave Aéyea” y “La Inspeceién Nocturna” ‘A los montenegrinos yo me los imaginaba total- mente negros: negroides me los imaginaba, me los imaginaba como Pushkines; y las montafias donde vivia esa wibu maligna, - también eran negras: en cada pico de la montaiia, — un pequefo, iracundo, negro montenegrito (simplemente, un diablito). Y Bonaparte, seguramente, era rojo. Y terrible. Y él esté slo en una montafia. (Que Bonaparte es Jo mismo que Napoledn “que se percibe en el aire” yo ni sospechaba, porque mi madre, conmovida por Ia posibilidad de una pregunta semejante, se olvidé de contestarme). Ni mi madre, ni ningiin otro. A mi pregunta qué es Napoleén me contests el propio Pushkin, aoe 66 Manina TsviETAIEVA, ~jAsial {Musial ;Lo que les voy a dec-i-r! - este fue el largo y veloz, con una sontisa un poco lobuna, pero répida y desconcertada ~ Aidsiusha, quien isrumpid en la sala de nifios después de haber he- cho retumbar toda la esealeva, ~ {La mama tuvo re- cién Ta visita del doctor Iarjo, quien dijo que ella tiene tisis ~ y ahora ella moriré —y se nos apareceré toda de blanco! Asia rompié a lorar, Andriusha comenz6 a sal- tar, y yo = no tuve tiempo para nada, porque si- guiendo a Andriusha ya estaba entando mi madre, ~jNifios! Recién me visité doctor Iarjo y me dijo que tengo tisis y que todos nosotros iremos al mar. [Bstén contentos, que nosotros iremos al mar? —{No! = ya estaba sollozando Asia ~ porque Andriusha dijo, que tu te vas a motir y aparecerds. —jElla miente! {Miente! ;Miente! toda de blanco. {No es cierto, Musia, que él dijo eso? ~{No es cierto Musia, que yo no lo dije? {Qué fue ella, que to dijo? De todos modos, sea quien sea el que lo haya di- cho, ~ y fuiste td, Andriusha quien lo dijo, porque Asia es demasiado chiquita para tamafia estupidez ~ pues tt dijiste una estupidez. Morirse asi, en se guida y aparecer luego? No me moriré nada, sino al contratio ~ iremos todos al mar. Alimar. Todo el verano anterior, del afio 1902, estuve co- pidndolo de Ja antologfa a una libreta confecciona- (Mt PUSHIN 67 da por mi. gPara qué hacerlo, si lo tonfa en Ia anto- Jogia? Para pader tlevarla siempre en mi bolsilto, para poder paseat en el Pachev y en el bosque eon ‘ei Mar, pata que fuera mio, escrito por mf misma. ‘Todos estin afuera: yo sola estoy sentada en nues- tro baledn de arriba, enjaulada y bafiada en sudor a causa del mes de julio, del mediodia, de la buhar- dilla, y principalmente a causa del vestido regalado por el abuelo anteriormente a su muerte, comprado en Karlsbad el afio antepasado y usado hasta llegar aser inaguantable ¢ imponible, ~ batiada en sudor y lista para estallar de entusiasmo, y un poco por la tela piqué que apretaba en todas partes, - estoy co- pando con una inctinada, negra, redonda y volu- mninosa letra dentro de la libreta de confeccisn ca- sera el poema “Al Mar”. La libreta para el amor es un poco demasiado delgada, pero no tengo otras: mi madre no me da dinero para el papel de escri- bir, sino solamente para el de dibujar. La libreta es una mano de papel de 24 hojas doblada ocho veces, cortada donde hay que cortar y cosida en et medio una sola vez, por eso la libreta se abulta, se des- miembra, se descompone, se rompe ~ igual gue yo vestida de piqués y cheviots, ~ aunque yo tte de arreglarla cuando no escribo sentindome ev: ia con todo mi peso y presidn, y de noche apretinvicta con mi preferido adoguin - con destellos. ¥ i. ¢ encima de ella, sino de ellas, porque gcudntas son, a lo largo de todo et verano? Termino de cop: vyeo que las tiltimas Itneas se inctinan un poco: ‘MARINA TSVIETAIEV® o meti una mancha de el final de la pagina quersé mis, ¥ &8! todo termina: esta libeeta no Ta no es una Hibreta, es simple embadumamiento in- Fentil. $e corta Ia pagina, pero une librera con una pigina cortada~es una ibrets repugnante, s& tone arpa nueva (de Asia 0 de Andriusha) aI de pa- pel, y pacientemente, COM pot habilidad, com una rome agin para bordas (no tengo otra) se cose vena nuseva tibreta, denteo de Ta cual Se vuelve & po ver eon renovado aféa: ~‘AAISS, HFS elemento!” Filelemento (#) quiere decir ~ ¢} poems, los ver- sos, y en ningiin otro poema esto nO est mejor acla- rade, Pero, Zpor qué adi6s? Porgue cuando amas. siempre te despides. Ames, precisarente, cuando ve despides. Mientras... “el Smite de os deseos de alma” ~eb limite €s algo duro, pete, MY séli- mi eferida, en la que él do, seguramente €s stl Toca Pr se sentaba siempre. ovo ta palabra y el sitio mds preferido del poema es: {Bn vano aspiraba ise mit alia! Fin vano—-es dirigirse abt voy yo también. A 1a otra oF! Nunca puedo Bega, porque entte TOS Goat atin en “La Chawx de Fonds”, €2 ta (2) Blemento ~ stjia en TsO oN. de tT). yA dénde? Abs donde ‘Va del rio Oca, donde ros esta el infancia de Joemas ~ stiji en 082 é MI PUSHKIN 69 a tad aoa ronda de noche el vigia y canta- bas G9 nus ill a froppé dix heures!” (*) ~ y Futon i ter ena ciclo tend cel; en vaio ~ stn lana Asia, me até I hija més querida, de otra madre y conus nombre puede ser, que seré Katia, o pue- gneda, 0 quizds el hijo, ~ Alexandr ‘Ta esperabas, tit rabas, tt Hamabas, Esty iabas, Estuve encade: ize vano aspiraba irse mi alma! “ate ver a poderosa pasién hechizado, fe tuve que quedar en Ia orilta. En vano ~ es diri ennai = es dirig ise ahi, y la poderosa pasién acia el mar, evidentemenie. Ri ea esultaba, que a & Gel deseo semejante de ditigirse ai, Pash se. quedé en ta orilla _— éPero, por qué € i ena 4 no se ha ido? ;Pues, porque es- tba hechizado pc la poderosa pasién: lo deseaba tnt, gue quedé como pettifieado! (en esto me air ma - ja mi experiencia eon respecto a mis de- rantiles, cuando sobrevenfa una pasmosa in- © movilidad total).Y, ail). ¥, con tod si ovis io el peso del destino y Me tue que quedar en ta orilla. @ios mi mio! ;Cudi ;Cudinto pierde el ser humano con ka Bee ©) iVigila, buen guta! Ee delat) 1. buen guia! ;Han tocado lus diez horas! = 70 obtencién del sexo, cuando los “en yano", “ahi, “aquello”, “alld” comienzan a tener nombre, toda ef azul de la angustia y det rio se transforma en un rostro, con la nariz, con los ojos, y en mi nifiez — con los lentes y bigotes... ¥ que fiero nos equivoca- mos, Hamundo esto —aquello, y cémo no nos equi- vocahamos — en aquel extonces!) Pero he aqui el nombre ~ sin patronimico; el nom- bre —al que se le negaron a agregar el apellido en la lapida sus Gitimos allegados, mas fieles, con la im- pecable intuicién de los pobres (pues, ese hombre tenfa dos nombres y ningtin apellido) ~ y Ia Iapida quedé vacfa, Un solo pefiasco, el sepuloro de La gloria Alli se sumergian en el frio suefio Los recuerdos majestuosos: Alli se apagaba Napoleén, ih, si yo hubiera lefdo estas Itneas antes, no hu- biera preguntado: ";Mama, qué es Napoleén?” Napoledn es aquel, quien sucumbis entre los sufti- mientos, a quien habfan martirizado. gLe parece Poco ~ para amarlo para toda la vida? ~-¥ detris de 61, como el sonar de la tormenta, El otro genio huyé de nosotros, El otro duefio de nuestros pensamientos Veo allt el asteri Byron. ‘C0 ¥ abajo leo la apostilia: es MARINA TSVIEFAIEYA n © yar PUStIREN Pero no veo ya el asterisco; veo: encima de algo, e 25 ~ el mar, con Jos rayos que forman la cabe- ae Jon el cuerpo hecho de nubes, corre el genio wa, Se Hama Byron. ‘Feo era el apogeo ae la inspiracién, Con e.. é * comenzaban las 1é- — pues, “;Adids, entonces, el mar ee vyadiée, el mar! No me olvidaré : ree lo promete at mar, como yo lo hago ~ a mi abedul, a mi nogaleda, mi abeto, cuando me voy ‘Tausa, Peto el mar, puede ser, que no lo eres) Y piensa, que lo olvidaré, entonces, él otra ve pro mete: “"Y mucho, mucho tiempo escucharé / ess do sordo al anochecer...” (No olvidaré ~escucharé). ‘A los bosques, a desiertos silenciosos + Tetlevaré, repleto siempre de t, Y tus pefiascos, golfos tyos, Y brillo, y sombra, y tenguaje de otas Y he aquf— una visién: Pushkin, quien worse a ta, quien trae por encima de su cabeza todo e eas que ademas esta dentro de ¢l (Ileno de ti), asf we también dentro de él todo es azul ~ como si est viera todo i deniro de un enorme, alazgeso hasta al cielo, huevo de cristal, que est también genio de él. (Mar-béveda celeste), Como aquel Pus! is en el Bulevar Tyerskoi, que sitve de soporte pa todo el cielo, asf ste transportarfa ~ todo el mar ; al desierto y allf lo verteria~ y se harfa otra ver mar. n MARINA TSVIETAIEVA, A tos bosques, a desiertos silenciosos Repleto siempre de ti, te Nevaré Y as pefiascos, golfos tuyos, ‘Tubrillo, y sombra, y lenguaje de oas Cuando yo terminaba de decir “de olas”, ya cO- rrfan las Kigrimas, cada vez comfan, y por eso habia gue, a menudo, comenzar otra mano de papel para escribir. Sobre este amor mio, precisamente, a causa de su evidencia, nadie sabfa, y cuando en noviembre de 1902 mi madre, al entrar en nuestra sala de nifios, dijo: a1 mar, ~ ella no sospechaba, que pronuncié tena palabra mégiea, que al pronunciar “Al Mat”, acta una promesa, que no va poder cumplir. Desde aque! momento yo viajé Hacia el Mar, todo ese ya inactive, interminable mes extraescolar, an- terior al viaje, yo, Solitaria, viajaba ininterrumpida- ‘mente Al Mar. Hasta hoy escucho mi insistente y fastidioso, di- rigid hacia todos y a todo: “;Vamos a sofiar!” Con el delirio, la tos ¥ el jadeo de mi madre como fon- do, acompaitados por los ruidos sordos y erujidos de la casa sacudida por ef viaje inminente ~ mi to- zada — sonanbiilica ~ dictatorial y miserable repeti- cin: ;Vamos a sonar!” Porque antes de compren- der, que lo ilusorio y lo solitario es tno, que el suefio ~ ya es Ta prueba material de la soledad, y Mi Bustin 1 también su fuente, y su tniea recompense, Io mis- mo que Ia soledad — es su ley draconiana y el Gnico campo de accidn; hasta que te resignes a eso, ~ tie- ne que pasar toda una vida, mientias que yo era atin una pequefia nifia ~ Asia, vamos a sofiar! ; Vamos a sofiar un poqui- to! jSofiemos muy, muy poguito! ~Hoy ya hemos sofiado y me cansé. Yo quiero ibujar. _~iAsia! Te daré aquel, de Serguei Semenich, hue- vito ~Té lo rajaste ya, Lo rajé de adentro, de afuera esta entero. Bueno, entonces dmelo. Pero sofemos muy ré- pido, porque yo quiero dibujar Se entregaba el huevito, pero se le quitaba en se- guida, porque Asia en su reserva de suefios mariti- mos no tenfa otra cosa, que las piedritas y valvas. Algunas veces a causa de esas valvas yo le daba una paliza, Con Asia “Al Mar” se desmenuzaba en guijarros; con la hermana mayor Valeria, que conocié el mar en Crimea, se transformaba en zapatillas tértaras — dachas ~ y glicinias — y el pefiaseo de la Virgen, y én el pefiasco el Monje; se transformaba en cual- quier cosa -- excepto en si mismo; y de mi mar des- pués de semejantes “vamos a sofiar” no quedaba hada, menos el tedioso irreconocimiento, {Qué es lo que yo de ellos, ~ de Asia, de Valeria, de gobernanta Maria Genrijovna, de Ja mucama 14 MARINA TSVIETAIEVA

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