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Hace muchos años, casi un siglo, una joven y entonces desconocida poeta Marina Tsvietáieva escribió con orgullosa seguridad: "Para mis versos, como para nobles vinos, / su turno llegará!". Pasaron años difíciles, llenos de graves perturbaciones y de arduo trabajo creador, y aquel orgullo se transformó en una casi total pérdida de fe en sí misma: "No habrá lugar para mí ni ahora, ni en el futuro." Ese pesimismo a ultranza hablaba de la extrema soledad y perplejidad emocional que acompañó a la poeta hasta su muerte, consciente de su talento, pero incapaz de adaptarse a las circunstancias amenazadoras de la vida. Sin embargo, el destino de la obra de un artista no es el mismo que el de sus designios personales; en otras circunstancias, Tsvietáieva dijo algo mucho más exacto: "Lo realmente novedoso que hay en mi obra es mi capacidad poética de reflejar los nuevos sonidos que repercuten en el aire del mundo".
Hace muchos años, casi un siglo, una joven y entonces desconocida poeta Marina Tsvietáieva escribió con orgullosa seguridad: "Para mis versos, como para nobles vinos, / su turno llegará!". Pasaron años difíciles, llenos de graves perturbaciones y de arduo trabajo creador, y aquel orgullo se transformó en una casi total pérdida de fe en sí misma: "No habrá lugar para mí ni ahora, ni en el futuro." Ese pesimismo a ultranza hablaba de la extrema soledad y perplejidad emocional que acompañó a la poeta hasta su muerte, consciente de su talento, pero incapaz de adaptarse a las circunstancias amenazadoras de la vida. Sin embargo, el destino de la obra de un artista no es el mismo que el de sus designios personales; en otras circunstancias, Tsvietáieva dijo algo mucho más exacto: "Lo realmente novedoso que hay en mi obra es mi capacidad poética de reflejar los nuevos sonidos que repercuten en el aire del mundo".
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Hace muchos años, casi un siglo, una joven y entonces desconocida poeta Marina Tsvietáieva escribió con orgullosa seguridad: "Para mis versos, como para nobles vinos, / su turno llegará!". Pasaron años difíciles, llenos de graves perturbaciones y de arduo trabajo creador, y aquel orgullo se transformó en una casi total pérdida de fe en sí misma: "No habrá lugar para mí ni ahora, ni en el futuro." Ese pesimismo a ultranza hablaba de la extrema soledad y perplejidad emocional que acompañó a la poeta hasta su muerte, consciente de su talento, pero incapaz de adaptarse a las circunstancias amenazadoras de la vida. Sin embargo, el destino de la obra de un artista no es el mismo que el de sus designios personales; en otras circunstancias, Tsvietáieva dijo algo mucho más exacto: "Lo realmente novedoso que hay en mi obra es mi capacidad poética de reflejar los nuevos sonidos que repercuten en el aire del mundo".
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