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Farmacia UMH
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El Sistema Inmune. Propiedades.
1) Definición del Sistema Inmune
2) Inmunidad innata y adaptativa.
3) Propiedades de la respuesta inmune.
4) Defectos en la respuesta inmunológica y en la enfermedad.
Células del Sistema Inmune. Marcadores de diferenciación leucocitarios.
1) Líneas de diferenciación celular en la hematopoyesis.
2) La nomenclatura "CD".
3) Células linfoides: Linfocitos T y B y células plasmáticas, Células "Natural Killer". Marcadores
moleculares citoplasmáticos y de membrana de diferenciación y activación.
4) Células presentadoras de antígeno: Fagocitos monomorfonucleares, Células de Langerhans, Células
interdigitantes, Células foliculares dendríticas. Marcadores moleculares.
5) Otras células que participan en la Respuesta Inmune: Fagocitos polimorfonucleares, Basófilos,
Mastocitos, Eosinófilos.
El tejido linfoide: Órganos primarios. Órganos secundarios.
1) Tejidos linfoides: a) Primarios. b) Secundarios.
2) El sistema linfático.
3) Médula ósea.
4) Timo.
5) Bazo. a) Areas T dependientes. b) Areas B dependientes.
6) Ganglios linfáticos: a) Areas T dependientes. b) Areas B dependientes.
7) Organización del tejido linfoide asociado a las mucosas (MALT).
8) Tráfico linfocitario. "Homing".
Inmunoglobulinas.
1) Definición de anticuerpo.
2) Estructura de las inmunoglobulinas y características fisicoquímicas. Estructura en dominios.
3) Regiones constantes y variables. Relación entre estructura y función.
4) Isotipos de cadenas pesadas y ligeras.
5) Alotipos e idiotipos.
6) Cadena J y componente secretor.
7) Funciones de los anticuerpos.
Genética de las inmunoglobulinas I. Generación del repertorio de BCR.
1) Genes de las Inmunoglobulinas.
2) Mecanismo de reordenamiento génico.
3) Generación de la diversidad.
4) Eliminación de clones autorreactivos.
Genética de las inmunoglobulinas II.
1) Cambio de isotipo.
2) Inmunoglobulinas secretadas Vs inmunoglobulinas de membrana.
3) Maduración de la afinidad: Hipermutación somática en centros germinales.
4) Fisiología de la producción de anticuerpos.
La estructura antigénica. Interacción antígeno-anticuerpo.
1) Nomenclatura: Antígeno, Epítopo, Inmunogenicidad, Antisuero.
2) La unión antígeno-anticuerpo. Complementariedad espacial. Fuerzas de intervienen en la unión.
3) Parámetros que expresan la fuerza de unión entre un antígeno y un anticuerpo.
4) Inmunogenicidad. ¿Qué hace que una molécula sea antigénica?
5) Antígenos T dependientes y T independientes.
Linfocitos B. Receptor antigénico.
1) El complejo BCR.
2) BCR y subpoblaciones B.
3) Ontogenia de los linfocitos B.
4) Selección de linfocitos B en médula ósea.
5) Reconocimiento de antígeno soluble e internalización.
6) Diferenciación de linfocitos B. Células plasmáticas.
El Complejo Mayor de Histocompatibilidad. Estructura molecular y función.
1) Importancia de las moléculas MHC. Sistema HLA.
2) Estructura de las moléculas MHC de clase I.
3) Función de las moléculas MHC de clase I.
4) Estructura de las moléculas MHC de clase II.
5) Función de las moléculas MHC de clase II.
6) Patrones generales de unión de péptidos a moléculas HLA-I y HLA-II. Diferencias. Residuos de anclaje
primarios y secundarios.
Genética del Complejo Mayor de Histocompatibilidad
1) Organización cromosómica de los genes del complejo HLA.
2) Polimorfismo alélico.
3) Patrón de herencia de los genes MHC. Desequilibrio de ligamiento.
4) Aplicaciones del tipaje HLA: trasplante de tejidos, asociación HLA-enfermedad, paternidad,
distribución étnica de haplotipos.
Procesamiento y presentación de antígeno.
1) El procesamiento antigénico.
2) Presentación antigénica asociada a moléculas MHC de clase I.
3) Presentación antigénica asociada a moléculas MHC de clase II.
4) Naturaleza del péptido procesado. Péptidos intracelulares Vs extracelulares.
5) Las células T y B reconocen formas distintas del antígeno.
6) Superantígenos.
Linfocitos T. Receptor antigénico: TCR.
1) Estructura del receptor antigénico de los linfocitos T. El complejo CD3/TCR.
2) Tipos de receptor: TCR alfa/beta y TCR gamma/delta.
3) Topología del complejo MHC-PEPTIDO ANTIGENICO-TCR.
4) Función de las cadenas de CD3 en la transducción de señales.
5) Papel de las moléculas coestimuladoras en la activación de linfocitos T.
Genética del receptor antigénico del linfocito T. Generación y selección del
repertorio de especificidades.
1) Estructura y organización génica de las cadenas del TCR.
2) Reordenamiento génico intratímico.
3) Selección positiva y negativa de timocitos CD4+CD8+.
4) Papel de las células del estroma en la selección.
5) Desarrollo de las poblaciones de células T con TCR de tipo gamma/delta.
6) Apoptosis como mecanismo de homeostasia.
Activación linfocitaria.
1) La activación celular en la respuesta inmune.
2) Secuencias intracelulares inductoras de activación e inhibición.
3) Cascada bioquímica de la activación linfocitaria. Segundos mensajeros. Fosforilación de proteínas.
Factores de transcripción.
Citocinas.
1) Estructura y función de las citocinas
2) Sistemas celulares productores de citocinas.
3) Receptores de citocinas. Familias.
4) Mecanismos de acción de las citocinas.
5) Clasificación de las citocinas. Citocinas que regulan la respuesta inespecífica.
6) Citocinas que regulan la respuesta adaptativa.
7) Quimiocinas y sus receptores.
8) Citocinas hematopoyéticas.
9) Subpoblaciones de linfocitos T según su patrón de secreción de citocinas (Th1, Th2, Th0).
Moléculas de adhesión en la respuesta inmune.
1) Moléculas de adhesión célula-célula y célula-matriz extracelular.
2) Clasificación de las moléculas de adhesión: Selectinas, Familia supergénica de las inmunoglobulinas,
Integrinas, Adresinas (diriginas) vasculares.
3) Control de la expresión de las moléculas de adhesión en las células y tejidos.
Respuestas citolíticas: Mecanismos efectores.
1) Citotoxicidad mediada por células de estirpe linfoide: Células T citotóxicas. Células "Natural Killer".
2) Reconocimiento de la célula diana. Receptores para HLA-I de función inhibidores.
4) Mecanismos moleculares de citotoxicidad.
5) Autoprotección citolítica.
El Sistema del Complemento.
1) Definición. Nomenclatura de los factores.
2) Activación del Complemento: Vía alternativa. Vía de las lectinas. Vía clásica.
3) Complejo de ataque a la membrana.
4) Factores reguladores solubles y de membrana.
5) Receptores celulares para el Complemento.
6) Funciones biológicas del Complemento.
Generación, dinámica y regulación de la respuesta inmune.
1) Focalización de la respuesta.
2) Mediadores inflamatorios. Mediadores de los mastocitos y macrófagos.
3) Interacciones leucocito-endotelio.
4) Regulación de la infiltración leucocitaria.
5) Interacción APC/Ag con linfocitos T.
6) Interacción linfocito T activado-linfocito B en tejido linfoide.
7) Generación de linfocitos efectores y de memoria.
8) Papel regulador del antígeno.
9) Papel regulador de los inmunocomplejos.
10) Interacciones idiotípicas.
11) Regulación neuroendocrina de la respuesta inmune
Tolerancia inmunológica.
1) ¿Qué se entiende por tolerancia inmunológica?.
2) Mecanismos de tolerancia: Deleción clonal, Anergia
3) Supresión, Desviación inmune, Ignorancia inmunológica.
Reacciones de hipersensibilidad.
1) Concepto de hipersensibilidad.
2) Hipersensibilidad de tipo I.
3) Hipersensibilidad de tipo II.
4) Hipersensibilidad de tipo III.
5) Hipersensibilidad de tipo IV.
Autoinmunidad.
1) El fenómeno de autoinmunidad.
2) Mecanismos de daño tisular en enfermedades autoinmunes.
3) Enfermedades autoinmunes no organoespecíficas.
4) Enfermedades autoinmunes organoespecíficas.
Inmunodeficiencias.
1) Inmunodeficiencias primarias.
2) Inmunodeficiencias secundarias.
3) Infección por el virus de la inmunodeficiencia humana.
Técnicas Inmunológicas.
1) Reacciones de precipitación en geles. Imunodifusión radial simple, inmunodifusión doble,
inmunoelectroforesis, inmunofijación y contrainmunoelectroforesis
2) Enzimoinmunoensayo y Radioinmunoensayo.
3) Nefelometría.
4) Electroinmunotransferencia.
6) Inmunoprecipitación.
8) Producción de antisueros.
9) Producción de anticuerpos monoclonales. Utilidad.
10) Inmunofluorescencia directa/indirecta.
11) Técnicas de histocompatibilidad.
Tema 01. Introducción a la Inmunología
Todos los individuos tienen la necesidad de defender constantemente su integridad biológica frente a
agresiones externas, causadas por bacterias, virus, hongos y parásitos, para poder sobrevivir.
En cada organismo, los mecanismos de defensa son de tipo innato y de tipo adaptativo, que en general
son muy diversos y heterogéneos (Figura Tipos de respuesta inmune), aunque siempre existe una
actuación integrada de todos los componentes de ambos mecanismos.
Los mecanismos que conforman la inmunidad de tipo innato están cons- tituidos por las barreras
naturales, que las componen junto con la piel que aísla lo interior de lo exterior otra gran cantidad de
elementos naturales, dentro de los cuales están las mucosas que actúan como un puesto fronterizo
entre dos compartimientos y otros factores particulares como la lisozima de la saliva y las secreciones
lagrimales y nasales que tienen la capacidad de romper la unión de los azúcares presentes en las
paredes bacterianas, favoreciendo su destrucción, y la respuesta inmune innata propiamente dicha, en
la que intervienen diversas moléculas como el complemento y ciertas citocinas; así como un conjunto de
células, que en general se caracterizan por su capacidad para actuar de manera inmediata sin requerir
de un aprendizaje previo
Adicional a los mecanismos de defensa innatos, existe la respuesta inmune adaptativa, que
corresponde con la segunda línea de defensa del individuo y se caracteriza por desarrollarse solo y
específicamente frente a cada una de las sustancias extrañas que han conseguido penetrar en el
organismo y que no han sido previamente eliminadas por los mecanismos de la respuesta innata. En
esta respuesta participan prioritariamente linfocitos T, linfocitos B y las moléculas liberadas por estas
células producto de su activación, como son los anticuerpos y las citocinas.
A diferencia de la respuesta innata, cuyas células siempre poseen un número limitado de receptores
preformados con una amplia capacidad de reconocimiento que permite que con pocos receptores se
reconozcan prácticamente la mayoría de las bacterias, en la respuesta adaptativa los linfocitos T y los
linfocitos B en su conjunto sí poseen receptores para la mayoría de patógenos existentes en la
naturaleza.
Por otra parte, el sistema inmune adaptativo genera memoria de un estímulo antigénico a otro de la
misma índole, debido a la permanencia por tiempos indefinidos de poblaciones linfoides sensibilizadas
luego de un estímulo antigénico y a diversos mecanismos internos de control que permite que la
intensidad de la respuesta inmune se automodule y regule.
Basado en todas estas propiedades descritas, la respuesta adaptativa a diferencia de la respuesta innata
posee las características de especificidad, clonalidad, memoria y autorregulación.Hemos dicho que el
sistema inmune defiende y preserva lo propio de lo extraño, pero comencemos por reflexionar y
analizar sobre “lo propio” y lo “extraño” para el sistema inmune de cada individuo.
El primer gran objetivo del sistema inmune es el reconocimiento de sí mismo y la identificación selectiva
de lo extraño al objeto de neutralizarlo. Sin embargo, la estrategia de defensa utilizada por el “sistema
inmune” no parece ser rígida; sino adaptable y flexible, ya que en unas circunstancias ciertas bacterias
son identificadas como extrañas y destruidas, y en otras circunstancias el organismo decide que puede
convivir con ellas e incluso utilizar las vitaminas que producen en beneficio propio.
Se entiende por extraño todo aquello que no haya sido reconocido adecuadamente por el sistema en su
entorno durante el desarrollo fetal o en las primeras semanas de vida. Estos componentes biológicos o
sustancias extrañas se denominan antígenos y pueden formar parte de los miles de microorganismos
como bacterias, virus, parásitos y hongos que tanto abundan en la naturaleza o incluso de un tejido u
órgano proveniente de otros individuos.En este sentido, todas las sustancias que tienen la capacidad de
estimular al sistema inmune y generar una respuesta inmune, se conocen como antígenos, mientras que
las zonas o partes del mismo que tienen capacidad inmunógena, se conocen como determinantes
antigénicos o epítopos.
Sabemos que prácticamente cualquier tipo de molécula biológica, incluyendo azúcares, lípidos,
hormonas, metabolitos intermediarios, carbohidratos complejos, fosfolípidos, ácidos nucleicos y
proteínas pueden ser antígenos.En general los antígenos son de mayor tamaño que la zona que
participa en la unión con el anticuerpo denominado determinante antigénico o epítopo de modo que un
anticuerpo solo se une a una zona muy restringida del antígeno.
La mayoría de los antígenos poseen múltiples epítopos, con lo que pueden unir múltiples anticuerpos a
la vez siempre que los epítopos estén suficientemente alejados entre ellos para que no existan
interferencias estéricas que lo impidan. Clásicamente se llamaba antígeno a toda molécula capaz de
generar un anticuerpo, pero en la actualidad se considera antígeno a cualquier molécula capaz de unirse
a un anticuerpo independientemente de que pueda, por si sola generarlo.
Aquellas moléculas que además sean capaces de generar un anticuerpo se les denomina inmunógenas.
En este sentido existen moléculas muy pequeñas que llamamos haptenos, que para generar anticuerpos
necesitan ir unidas a moléculas más grandes llamadas transportadoras. Una vez que se han generado de
este modo, anticuerpos contra el hapteno, éste puede unirse a los anticuerpos. El hapteno es por lo
tanto, una molécula antigénica pero no inmunógena.La capacidad de unión antígeno-anticuerpo (Ag-
Ac), es la característica más importante y común de todas las inmunoglobulinas.
Esta unión es no covalente y débil, de tal forma que la reacción es reversible, encontrándose los
antígenos y los anticuerpos libres en equilibrio dinámico con los unidos. Tras la unión Ag-Ac, as
sustancias extrañas o antígenos son neutralizadas y posteriormente destruidas por las inmunoglobulinas
a través de mecanismos, que pueden ser diferentes según el tipo de inmunoglobulina que participa.
Por ultimo, debemos considerar que el sistema inmune se constituye en el elemento de control de todo
el universo bioquímico interno, tomando en cuenta el hecho de que la piel nos sirve de primera barrera
para aislar lo interior de lo exterior y las mucosas actúan como
puestos fronterizos a fin de permitir la necesaria interacción
entre lo interno y lo externo. Pero decíamos antes que a veces
toleramos incluso bacterias que nos son útiles a pesar de que
no son propias, lo cual se explica porque el organismo es
mucho más receptivo a lo extraño cuando no hay una señal de
alarma. En definitiva, parece que no estamos ante un sistema
exclusivamente centrado en la autodefensa frente a la
amenaza de “contrarios”, sino que más bien se trata de un sistema dedicado a la protección de la
integridad biológica vital de cada individuo, para que éste pueda sobrevivir de manera independiente en
un universo altamente biodiversificado,
Los conocimientos actuales indican que cada individuo entiende por propio todos aquellos
componentes naturales presentes en sí mismo y que ya desde el seno materno, el sistema inmune del
feto, aun inmaduro comienza a identificar con precisión. Sin embargo no resulta tan sencillo entender
cómo el sistema inmune ya desde el seno materno comienza a diferenciar en todo momento los
componentes propios de los que no lo son a pesar de la compleja estructura individual compuesta de
miles de millones de moléculas y de células. Un sistema que además no “nace” con el nuevo individuo,
sino que una vez formado en el feto y en el recién nacido va progresivamente madurando a través de
nuevas experiencias.
Esta es la razón por la que se habla de “aprendizaje”, ya que se entiende que el sistema inmune del
nuevo individuo identifica como propio todas aquellas moléculas generadas por el feto durante su
periodo de desarrollo en el seno materno y que han sido reconocidas como algo natural de su
entorno.La inmunología actual nos habla también de que ese “aprendizaje” va unido a un sistema más
complejo de “etiquetaje” interno.
Así de la misma manera en que todos los miembros de una especie cuentan con componentes idénticos
como son las hormonas, también cuentan con unos componentes muy variables denominados
“moléculas de histocompatibilidad” que son diferentes de unos individuos a otros incluso dentro de la
misma especie y en consecuencia son los verdaderos “marcadores de lo propio de cada individuo”
(Figura: Individualidad)
Estas moléculas actúan a modo de “código de barras biológico” que si bien, se transmiten de padres a
hijos, son únicos e irrepetibles, debido a la diversidad que se genera tanto por recombinación genética
como por mutaciones espontáneas. Así pues, podemos decir que la especie humana es biológicamente
diversa al estar formada por individuos que a su vez son biológicamente únicos.
En este contexto, también cabe preguntarse ¿Cuáles son las consecuencias de los errores de la
interpretación entre lo propio y lo extraño?, por lo que no se escapa que un serio dilema para el sistema
inmune es la necesidad de compatibilizar por una parte la defensa de cada persona, manteniendo su
individualidad, y la defensa de la especie, propiciando su diversidad. Debido a la complejidad de esta
función, existen mecanismos muy precisos de control que evitan que sea el sistema inmune el que
destruya los componentes propios del organismo donde asienta. Sin embargo, la biología humana no
está exenta de fallos, apareciendo así en ciertos casos enfermedades, conocidas como de
autoinmunidad, en las que el sistema inmune falla en estos sistemas de reconocimiento y pierde la
tolerancia que debe mantener frente a los componentes propios.
Los procesos moleculares y celulares implicados en cada mecanismo de defensa desarrollado por el
sistema inmune, son fundamentales para la salud y por ende para la supervivencia del individuo. En
ausencia de un sistema inmune eficaz y competente, muchos microorganismos pueden producir
diversas infecciones que en la mayoría de los casos pueden resultar mortales. Cuando el individuo, a
pesar de poseer un sistema inmune eficiente, desarrolla cuadros clínicos asociados a infecciones,
generalmente es debido a que necesita tiempo para construir una respuesta fuerte contra los
microorganismos invasores, lo que favorece, que estos patógenos tomen ventaja sobre todo durante la
infancia o la vejez, épocas en las que el individuo es más vulnerable inmunológicamente.
Un serio dilema para el sistema inmune es la necesidad de compatibilizar por una parte la defensa del
individuo manteniendo su individualidad, y por otra la defensa de la especie propiciando su
diversidad. Hoy se sabe, que el desarrollo del sistema inmune es un evento bien estudiado que parte de
su característica inmadurez en la época fetal del individuo. Los linfocitos, que son los principales
protagonista de la respuesta inmune, aparecen ya en la semana 13 de gestación y no es hasta la semana
25 cuando adquieren capacidad funcional.
El feto posee pues una capacidad de respuesta muy primitiva, y sólo al final del embarazo comienza a
producir algunos tipos de anticuerpos, que son otra de las grandes herramientas del sistema inmune,
para defender al individuo después de nacer. Sin embargo, la mayoría de los anticuerpos que posee el
recién nacido son propios de la madre, quien se los pasa a través de la placenta. En general, la acción del
sistema inmune en el periodo de vida fetal es muy compleja, ya que por una parte tiene que madurar en
el sentido de reconocerse a sí mismo y por otra tiene que tolerar los componentes maternos
desarrollando mecanismos para no entrar en conflicto con ellos.
Finalmente y en consecuencia de todo lo anterior, hemos de decir que la Inmunología es una ciencia de
gran amplitud que comprende diversas áreas en continua expansión, dentro de las que destacan:
Inmunogenética, Inmunobiología, Inmunopatología o Inmunología clínica, Inmunofarmacología,
Inmunología veterinaria, etc.
Cuando los mecanismos inmunes se alteran dan lugar a procesos patológicos, siendo en muchos casos el
sistema inmune en sí la causa de enfermedad. Esto se evidencia, por ejemplo en lo que ocurre cuando el
individuo reacciona de forma exacerbada frente a sustancias que en principio son inocuas, como es el
polen de plantas, en cuyo caso aparecen reacciones de hipersensibilidad como las alérgicas y el asma,
que cada vez son más frecuentes en la población.
En consecuencia la Inmunología debe estudiar no sólo el papel que tiene el sistema inmune en el
mantenimiento de la salud sino también en la génesis y evolución de la enfermedad.También a veces,
por razones todavía no muy bien entendidas, el sistema inmune no reconoce como propio sus
componentes, ocasionando las enfermedades por autoinmunidad, en las que se lesionan tejidos
causando graves trastornos que pueden incluso llevar a la muerte del individuo.
Esto es por ejemplo lo que ocurre en la esclerosis múltiple, la artritis reumatoide, la diabetes tipo 1, etc.,
en las que el sistema inmune trata de destruir la mielina, articulaciones o las células beta del páncreas
respectivamente.Así, la inmunidad protectora y la hipersensibilidad patológica pueden coexistir porque
son manifestaciones del mismo tipo de respuesta inmune específica, donde las diferencias entre
individuos en los patrones de respuesta inmune frente a microorganismos son determinantes
importantes de la progresión de la enfermedad y de su resultado clínico.
A continuación en este primer capítulo tratemos de aspectos generales de la respuesta inmune innata y
adaptativa, los mecanismos de regulación, consideraciones históricas y lo que en ello ha representado el
desarrollo de vacunas, identificando los puntos más vulnerables y susceptibles de alteración, sea por
defecto o por exceso y que sean el origen de patologías. También se hará un resumen de las principales
aportaciones de la inmunología a la medicina, veterinaria, farmacia y biología moderna, para terminar
analizando los retos futuros de esta disciplina que crece de manera vertiginosa con nuevas aportaciones
cada día.
Respuesta inmune innata
La respuesta innata forma parte de los mecanismos inespecíficos de defensa y representa el primer
sistema defensivo del organismo y es de especial significación frente a la protección del mismo ante
infecciones ya sean de tipo bacteriano o viral.
Como se ha dicho con anterioridad, los mecanismos que conforman la inmunidad de tipo innato están
constituidos por las barreras naturales y que son la piel y las mucosas no solamente actúan aislando
al individuo del exterior sino también por su capacidades bactericidas y promotoras de la inflamación
debido a la presencia de múltiples moléculas, factores y células con función defensiva en la piel y
mucosas o que se pueden acumular en caso de necesidad.
La piel que representa casi el 20 % del peso corporal del individuo consta de tres capas con funciones
diferenciadas (Figura: Piel). Son la:
Las mucosas que actúan como puesto fronterizo entre el interior y exterior de la cavidad ocular, oral,
uretra, vagina, intestinal y pulmonar principalmente tiene en su conjunto una extensión en el
organismo humano equivalente a 500 metros cuadrados y que posee diferentes mecanismos tanto
microbicidas como microbiostáticos de suma importancia. Las mucosas según su localización posee
adicionalmente la capacidad de producir elementos defensivos como es el moco que las reviste y otras
sustancias con acción antimicrobiana directa como son la lisozima, defensinas, aglutininas, histamina e
incluso ciertas citocinas y quimiocinas.
Así pues entre las moléculas y factores de la respuesta inmune innata presentes en la piel y mucosas y
que forman parte de la respuesta inmune innata se encuentran ciertas citocinas, quimiocinas y
factores del complemento. Las citocinas son prioritariamente de los tipos IL-1, 6. 7 y 15 y poseen una
acción relevante como elementos proinflamatorios e incluso contribuyendo al inicio de la respuesta
inmune adaptativa. Las quimiocinas esenciales son Il-8 y RANTES e intervienen atrayendo nuevas
células al foco inflamatorio en caso de una agresión por patógenos por ejemplo. El complemento, que
como se sabe se encuentra preformado en cada individuo, puede intervenir en los procesos de
destrucción de microorganismos con una gran eficacia al poseer una acción directa destructiva de los
mismos o ser inductores de su destrucción por células fagocíticas, así como por su acción quimiotáctica
y anafilotóxica.
A su vez dentro de las células de la respuesta inmune innata presentes en la piel y mucosas destacan
los fibroblastos, las células dendríticas, monocitos, neutrófilos, macrófagos, células NK e incluso
linfocitos T y B. Estas células, con la excepción de los linfocitos, se caracterizan por su capacidad para
actuar de manera inmediata sin requerir de un aprendizaje previo siempre que cualquier patógeno
sobrepasa las barreras naturales. Esto es por ejemplo lo que ocurre, tras una herida de piel como
consecuencia de una caída en la que se puede producir una entrada de microorganismos patógenos
(Figura: Inflamación local).
En resumen, las principales características de la respuesta inmune innata se exponen a con- tinuación y
son:
Los linfocitos que participan en este tipo de respuesta son de dos tipos: linfocitos B y linfocitos T. Los
linfociotos T a su vez pueden ser de los tipos
colaborador (Th), citotóxico (Tc) o regulador
(Treg).
Los linfocitos B reconocen el antígeno mediante inmunoglobulinas de membrana (mIg) mientras que los
linfocitos T lo reconocen mediante el receptor de linfocitos T (TCR) (Figura 1.10). La activación de los
linfocitos B conduce a la síntesis de Inmunoglobulinas por los mismos mientras que cuando lo que se
activan son los linfocitos T su función prioritaria es la producción de linfocinas o la de lisar células
respectivamente. Las inmunoglobulinas (Ig) son glicoproteínas formadas, al menos, por cuatro cadenas
mientras que el receptor de los linfocitos T (TCR) es también una glicoproteína pero de solo dos
cadenas. Ambos tipos de moléculas tienen
la propiedad de reconocer y unirse al
antígeno de manera específica.
Para que los linfocitos T, tal como se ha dicho anteriormente puedan reconocer el antígeno, éste debe
ser debidamente
presentado.
Es importante destacar
que las células
presentadoas y en
concreto las célus
dendríticas pueden tam-
bién transportar el antígeno desde el foco inflamatorio a los ganglios linfáticos regionales, lo cual es
importante en el inicio de la respuesta adaptativa y una prueba más de la colaboración entre respuesta
innata y adaptativa.
Las moléculas del Complejo Mayor de Histocompatibilidad son glicoproteínas presentes en las
membranas de la mayoría las células nucleadas, entre las que se encuentran las células
inmunocompetentes.
Estas moléculas son esencialmente de dos tipos, tipo I y tipo II y tienen entre otras funciones las de
presentar el antígeno a los linfocitos así como participar en el proceso de maduración de los linfocitos T
en el timo. Las células presentadoras de
antígeno (APC) tienen como misión captar,
procesar proteolíticamente en el interior de
estas células y después presentar el antígeno a
los linfocitos T conjuntamente con las
moléculas de histocompatibilidad.
Interacción celular
Este fenómeno se lleva a cabo prio- ritariamente por las moléculas de adhesión que son un grupo muy
heterogéneo de sustancias que se encuentran en la superficie tanto de células presentadoras
como respondedoras del mismo y que como se ha dicho hacen posible la adherencia entre ellas y en
consecuencia permiten la unión entre el receptor de las células T y el complejo MHC-Ag de las APCs
(Figura 1.12).
Inmunomoduladores de la respuesta inmune
La respuesta inmune es
regulada por moléculas
conocidas como citocinas, que
son sustancias pro- ducidas por
linfocitos y otras células en
respuesta a una gran variedad
de estímulos y que son capaces
de regular el funcionamiento
de otras células del sistema
inmune.
Activación Th y Tc
Aunque existen excepciones, la separación de las funciones de los linfocitos Th y Tc viene dada por el
origen de los antígenos que reconocen. Los linfocitos Tc reconocen a los antígenos presentados en
superficie por moléculas MHC de clase I (Figura 1.14), mientras que los linfocitos Th interaccionan con
el antígeno en el contexto de moléculas MHC de clase II.
Asociados a las dos cadenas polipeptídicas polimórficas que constituyen el TCR se encuentra un grupo
de moléculas monomórficas de membrana llamado colectivamente CD3, formando así el complejo
TCR/CD3 y que sabemos que es imprescindible para la transmisión de la señal del reconocimiento
antigénico al interior celular.
RESPUESTA INMUNE
HUMORAL
En la (Figura 1.16) se
muestra un esquema con
una visión general de la
respuesta inmune tanto
innata como adaptativa con indicación de los prin- cipales componentes celulares que participan en
cada una de ellas.
La respuesta inmune adaptativa se caracteriza por reconocer unos antígenos y no otros (especificidad),
ser de carácter clonal, desarrollar memoria y ser autorregulable. Veamos con más detalle estas
carácttristicas.
Especificidad. Se sabe que cada antígeno estimula solo a aquel linfocito o grupo de linfocitos que han
desarrollado y en consecuencia poseen en su membrana los receptores capaces de reconocer y unirse
específicamente a él. Estos receptores, tal como se ha indicado anteriormente, son las
inmunoglobulinas de superficie cuando se trata de linfocitos B o el TCR cuando se trata de linfocitos T.
Esta teoría decía que cada antígeno estimulará a aquel linfocito o grupo de linfocitos que poseen en su
membrana receptores capaces de reconocer y unirse específicamente a él y que como consecuencia se
producía su proliferación y diferenciación en células con las mismas características de reconocimiento
que los linfocitos originales (Figura 1.17) Este carácter clona, le confiere a este tipo de respuesta el
carácter de gran eficiencia en cuanto que cada individuo solo pone en marcha aquellos elementos,
celulares y moleculares, que le son necesarios para una determinada acción.
Memoria Inmunológica. Otra característica importante de este tipo de repuesta es que el organismo
mantiene memoria de un estímulo a otro cuando son de la misma índole. Eso se debe a la permanencia
de linfocitos sensibilizados de larga
vida después de un estímulo
antigénico.
Cuando por primera vez un antígeno se pone en contacto con el organismo, se produce una respuesta
inmune que se denomina respuesta primaria. Por el contrario, cuando al cabo de un tiempo el mismo
antígeno vuelve a activar al sistema inmune, se produce una respuesta que denominamos respuesta
secundaria o adaptativa (Figura 1.19). Ambas respuestas son, cualitativa y cuantitativamente,
diferentes. Las diferencias esenciales son:
Como ejemplos de esta cooperación se encuentran el papel desempeñado por los macrófagos como
células presentadoras de antígeno a los linfocitos T; los anticuerpos IgM e IgG son capaces de activar el
sistema del complemento por la vía clásica; o la citotoxicidad dependiente de anticuerpo por parte de
las células natural killer.
Las partes del antígeno que actuan induciendo la formación de anticuerpos se conocen como grupo
determinante. Sin embargo estos grupos no tiene capacidad inductora de anticuerpos si no van
formando parte o unidos a otra molécula
mayor. A su vez los anticuerpos frente a
los antígenos se unen concretamente a
sus grupos determinantes a los que
tambien se les denominan epitopos (Fig
1.20).
A su vez auellas moléculas que son capaces de generar anticuerpos se les considera poseer capacidad
inmunógena. En este sentido las moléculas demasiado pequeñas como son los haptenos para generar
anticuerpos necesitan ir unidas a moléculas más grandes llamadas transportadores. Una vez que se han
generado de este modo, anticuerpos contra el hapteno, éste puede unirse a los anticuerpos. El hapteno
es por tanto, una molécula antigénica pero no inmunógena.
Tras la unión antígeno-anticuerpo (Ag-Ac), las sustancias extrañas (o antígenas) son neutralizadas y
posteriormente destruidas por las inmunoglobulinas a través de mecanismos, que pueden ser diferentes
según el tipo de inmunoglobulina que participa.
Introducción a la Inmunopatología
Hay multitud de casos en los que los sistemas de defensa son en sí causa de enfermedad. Esto es, por
ejemplo, lo que ocurre cuando el individuo reacciona incluso frente a sustancias que en principio son
inocuas, como es el polen de
plantas, etc. Entonces se
habla de reacciones de
hipersensibilidad (Figura
1.21).
También a veces, las células encargadas de la defensa inmune, comienzan a proliferar en grandes
cantidades, llegando a producir auténticos cánceres de células libres como son las leucemias, que
incluso en tan sólo meses pueden terminar con la vida del individuo. La Inmunología, en consecuencia,
debe estudiar no sólo el papel que tiene el sistema inmune en el mantenimiento de la salud sino tam-
bién en la génesis y evolución de la enfermedad.
Durante la fase empírica que podemos considerar anterior al comienzo del presente siglo, la
inmunología ofreció la solución a uno de los grandes problemas que ha azotado a la humanidad, las
pandemias.
Ello fue posible gracias a Jenner quien a finales del siglo XVIII y a Pasteur quien a su vez a finales del
siglo XIX, prepararon las vacunas de la viruela y de la rabia respectivamente. Posteriormente se
desarrollarían, entre otras, las vacunas antitifoidea (1898), anticólera (1892) y antidiftérica (1913).
Después, en lo que podríamos denominar fase científica, y debido a un mejor conocimiento de las bases
biológicas y celulares del sistema inmune, la inmunología se ha desarrollado ampliamente, siendo una
de las ciencias que más ha evolucionado en los últimos años. Hasta aproximadamente los años sesenta
los aspectos inmunológicos conocidos aparecían, en el contexto de la Microbiología, como el sistema
capaz de defender al organismo frente a las infecciones.
Transfusiones sanguíneas: La Inmunología hizo posible el descubrimiento de los grupos sanguíneos y los
anticuerpos séricos frente a los mismos, gracias a lo cual se pueden realizar las transfusiones sanguíneas
sin riesgo para el enfermo.
Trasplantes de órganos: Haciendo posible la prevención del rechazo de muchos de los órganos
trasplantados. Eso se ha debido a un perfeccionamiento de las técnicas quirúrgicas pero, sobre todo, al
descubrimiento de los antígenos responsables del rechazo (antígenos de histocompatibilidad) y a un
mejor conocimiento de los mecanismos inmunológicos responsables del rechazo del trasplante, que
están permitiendo la utilización de modernas terapias inmunosupresoras de gran efectividad en la
actualidad. Los avances más recientes indican que pronto será posible el trasplante de animales al
hombre (xenotrasplante) con lo cual se podrá dar solución a la escasez de donaciones de órganos.
Métodos analíticos: Una gran variedad de métodos analíticos de gran precisión y sensibilidad se han
desarrollado gracias a los conocimientos inmunológicos. Entre estas técnicas las más importantes que
se pueden destacar son la inmunoelectroforesis, radio-inmunoensayo, hemaglutinación, etc. Hoy se
puede considerar que, por ejemplo, la endocrinología moderna se ha podido desarrollar gracias a la
aparición de un método, el radioinmunoensayo, capaz de medir los niveles de las distintas hormonas.
También ha permitido disponer de nuevos métodos de estudio basados en la inmunología, sin cuya
existencia hubiese sido imposible alcanzar los niveles actuales de excelencia en la investigación
biosanitaria.
Biotecnología, industria y farmacia: Esto está siendo realmente posible gracias al extraordinario grado
de cooperación existente entre los inmunólogos y científicos dedicados a la bioquímica, biología
molecular, genética y farmacia, cuyos métodos como, por ejemplo, la tecnología del DNA recombinante,
hibridaciones celulares, etc., están permitiendo la obtención de manera industrial, de sustancias y
factores de gran interés farmacológico, entre los que podemos destacar, como mas sobresaliente, los
anticuerpos monoclonales (AcMo).
La inmunología es una ciencia que actualmente se encuentra en pleno desarrollo, por lo que es de
suponer que en el futuro siga aportando nuevos conocimientos para la solución de muchos de los
problemas que tiene planteado la medicina y biología. En la Tabla 1.3 se expone una lista de los Premios
Nobel concedidos a investigadores en el campo de la inmunología, como prueba de las grandes
aportaciones realizadas en esta área.
Todas estas infecciones están causando numerosas muertes al año y en consecuencia son un desafío
serio y preocupante para la inmunología. En unos casos, la dificultad se debe a la aparición de mutantes
virales que les permite escapar a la respuesta inmune del individuo; esto es que una vez que el sistema
inmune ha aprendido a luchar contra el patógeno, éste cambia y ya no le sirve de nada el aprendizaje y
tiene que comenzar de nuevo. En otros casos se debe a la aparición de resistencias de los patógenos a
los medicamentos, que toman normalmente para curarse, en cuyo caso el medicamento no ejerce el
efecto deseado.
En el caso de la gripe aviar el panorama es preocupante debido a que es capaz de infectar a seres
humanos desde los animales y aunque afortunadamente no es capaz de pasar de unos seres humanos a
otros, sí existe preocupación de que pueda combinarse con el virus de la gripe humana y de ese modo
aprender a hacerlo y dar lugar a una pandemia. No se puede olvidar que la pasada pandemia de gripe
ocurrida en 1918 mató entre 20-40 millones de personas. Otro de los objetivos de la inmunología del
siglo XXI se centra en prevenir las alergias.
Los investigadores están mirando actualmente la posibilidad de desarrollar vacunas contra la mayoría de
las formas de alergias. Por ejemplo, identificando las proteínas del polen o los cacahuetes que son
responsables de causar alergia y utilizándolas a muy bajas dosis poder actuar como vacuna. Aunque es
importante señalar que este caso sería una vacuna que enseñaría al sistema inmune a no responder en
vez de a responder como las vacunas utilizadas hasta ahora contra las enfermedades infecciosas.
Encontrar mejores remedios para las enfermedades autoinmunes, figura también entre los programas
destacados de trabajo. En este área se esperan nuevos inmunomoduladores de gran capacidad de
acción, por ejemplo en la artritis reumatoide y otras enfermedades de tipo autoinmune. También se
está trabajando en mejorar los resultados en trasplantes en donde dos de los grandes problemas son la
escasez de donantes y alcanzar mejores resultados a largo plazo.
Hasta ahora para evitar que el individuo destruya el órgano trasplantado se le trata con
inmunosupresores que actúan disminuyendo la capacidad del sistema inmune del individuo
trasplantado de atacar el trasplante pero también de defenderse de infecciones. Por ello, uno de los
objetivos futuros es ayudar al sistema inmune para que tolere de manera selectiva el trasplante al que
ha sido sometido y evitar así las complicaciones de la inmunosupresión tradicional, como por ejemplo
son la aparición de infecciones virales, tumores y otros.
Se trataría en definitiva de copiar lo que la naturaleza ya realiza en la mujer gestante que acepta de
manera selectiva a su feto (trasplante natural) lo cual permite que éste sea tolerado aunque lleva el
componente paterno que es extraño a la madre desde el punto de vista biológico. Por otra parte los
avances más recientes indican que pronto será posible el trasplante de animales al hombre
(xenotrasplante) y el uso de células madre, que por su gran capacidad de crecimiento multidireccional,
son una gran esperanza en el futuro en programas de terapia regenerativa de muy diversos tipos de
tejidos dañados, aspectos éstos que son tratados mas extensamente en otros capítulos.
Una mayor contribución a la nueva biotecnología, figura también en la agenda de trabajo del
inmunólogo, ya que mediante la inmunotecnología será posible seguir produciendo agentes que
protejan a las personas y animales contra muchos tipos de enfermedades. Mientras tanto, la tercera
generación de vacunas empleando DNA ya ha comenzado. Hasta ahora para desarrollar vacunas hay que
purificar o producir las proteínas del patógeno lo cual es caro y poco estable, y obliga en la mayoría de
los casos a administrar varias dosis.
Todo ello dificulta por ejemplo las campañas de vacunación en países en desarrollo con malos medios
técnicos y malas comunicaciones, donde en muchos casos no es posible administrar una segunda dosis
de la vacuna. Las vacunas de DNA podrán permitir desarrollar campañas de vacunación más baratas y
estables y sin necesidad de administrar más de una dosis. Consisten en introducir parte del DNA de un
patógeno dentro de un individuo, entonces el individuo producirá una respuesta frente a ciertos
componentes del germen. Tienen como ventaja no causar la enfermedad y de poder producirse de
forma duradera.
Bibliografía
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Características del Sistema Inmune
LINFOCITOS B
Los anticuerpos son producidos exclusivamente por los linfocitos B. Los linfocitos B
humanos, son células que se generan, e inician su maduración, en la Médula Ósea, expresan
inmunoglobulinas en su membrana y utilizan esta inmunoglobulina de membrana como receptor
para el reconocimiento del antígeno. Estas células activadas por un determinante antigénico y
por diversas señales procedentes de linfocitos T activados, terminan de diferenciarse
convirtiéndose en células que secretan anticuerpos al medio en gran cantidad, es decir, en
células plasmáticas. Los anticuerpos secretados tienen la misma especificidad por el antígeno
que las inmunoglobulinas de membrana y se unirán a los antígenos que iniciaron la respuesta.
Los anticuerpos al unirse a los antígenos van a cumplir varias funciones importantes. Por un lado
pueden bloquear su actividad biológica, por ejemplo neutralizando una toxina o bloqueando la
infectividad de una partícula viral. Por otra parte los anticuerpos pueden facilitar la captación del
antígeno por otras células del organismo, como los macrófagos, que los destruirán y eliminarán.
Además de las inmunoglobulinas (receptor para el antígeno), los linfocitos B expresan en
su membrana diversas moléculas más o menos características, entre las que cabe destacar las
moléculas del Complejo Principal de Histocompatibilidad (MHC) de clase II. Estas moléculas, que
se denominan HLA-II en humanos, están encargadas de presentar el antígeno en forma de
pequeños fragmentos peptídicos a los linfocitos T para que se activen. Con la misma finalidad de
interaccionar con los linfocitos T, los linfocitos B expresan moléculas adicionales entre las que
destacan especialmente B7 (CD80) y CD40. Otras moléculas son los receptores para los
fragmentos C3b y C3d del complemento, receptores para el fragmento Fc de la IgG y moléculas
de activación como CD19, CD20, CD21. Los linfocitos B cuando se activan, expresan en
membrana receptores para citocinas (factores solubles que regulan la respuesta inmune), que
actúan como factores de crecimiento y diferenciación.
LINFOCITOS T
Los linfocitos T se originan en médula ósea y maduran en el Timo. De manera análoga a
como los linfocitos B expresan inmunoglobulinas de membrana que funcionan como receptor de
antígeno, los linfocitos T expresan un receptor antigénico exclusivo de cada clon celular. El
receptor antigénico de los linfocitos T (TCR) tiene la peculiaridad de reconocer antígenos
extraños no en forma libre, sino como pequeños péptidos físicamente asociados a moléculas del
MHC presentes en la membrana de otras células. Al tener lugar el reconocimiento TCR-
(péptido/MHC), el linfocito T inicia su activación y lleva a cabo su función efectora. Además del
TCR los linfocitos T tienen dos importantes moléculas accesorias que se expresan de manera
excluyente: CD4 y CD8. Los linfocitos T CD4+ reconoce péptidos antigénicos asociados a las
moléculas de HLA de clase II, que se expresan en linfocitos B, macrófagos y otras células que se
denominan "presentadoras de antígeno". Las células presentadoras se especializan en presentar
los antígenos que captan del medio extracelular a los linfocitos T CD4+, que decidirán finalmente
si los péptidos son normales o proceden de proteínas extrañas (toxinas, microorganismos,...). En
este último caso los linfocitos T CD4+ se activarán y secretarán citocinas que sirven para regular
la función de otros linfocitos y de diversos tipos de células. También al activarse expresan en
membrana receptores para citocinas, incluso para las mismas que secretan, y moléculas para
interaccionar con linfocitos B e inducir su diferenciación a células plasmáticas. Entre estas
moléculas destaca CD40L, que interacciona específicamente con CD40. Por todas estas razones,
los linfocitos T CD4+ se denominan linfocitos T cooperadores. Por otro lado, los linfocitos T
CD8+ reconoce péptidos antigénicos en asociación con las moléculas de HLA de clase I, que se
expresan en todas las células del organismo exceptuando los eritrocitos. La función de las
moléculas HLA-I es presentar péptidos procedentes de proteínas intracelulares. Las células
infectadas por virus o que han sufrido transformación tumoral, presentarán péptidos que serán
reconocidos como extraños por los linfocitos T CD8+. Al activarse, estos linfocitos adquieren la
capacidad de lisar a la célula que presenta los péptidos extraños. Por esta razón los linfocitos T
CD8+ se denominan "citotóxicos". Los linfocitos T citotóxicos constituyen un arma del sistema
inmune relativamente eficaz para proteger al organismo de la diseminación de infecciones
virales y para eliminar células tumorales, casos en los que los anticuerpos no son eficaces.
Los linfocitos T expresan también otras moléculas, que se denominan accesorias, y que
sirven para interaccionar con mayor firmeza con linfocitos B u otras células y para contribuir a la
activación de los propios linfocitos T. Entre estas moléculas están CD2, CD5, CD11a (LFA1) y
especialmente CD28, cuyo ligando es la molécula CD80 anteriormente nombrada.
CÉLULAS NK
Las células NK derivan de médula ósea, al parecer de un precursor común con los
linfocitos T pero sufrirían maduración extratímica. La denominación NK, Natural Killer o células
líticas naturales, hace referencia a que estas células muestran actividad citotóxica frente a
algunas células tumorales y células infectadas por virus. En esta caso, sin embargo, no requieren
una exposición previa a la célula a lisar ni la expresión de moléculas HLA-I que requieren los
linfocitos T citotóxicos. Por el momento se desconoce si las células NK tienen receptor específico
distribuido clonalmente.
MACRÓFAGOS
Son células importantes en la respuesta inmune natural y puesto que son células
presentadoras de antígeno tienen un papel fundamental en la respuesta inmune adquirida. Los
macrófagos fagocitan sustancias extrañas, las digieren enzimáticamente y presentan los péptidos
resultantes en moléculas MHC-II a los linfocitos T CD4+ para que se activen. Además producen
citocinas inflamatorias, y amplifican la respuesta inmune específica.
GRANULOCITOS
Los granulocitos o células polimorfonucleares constituyen una primera barrera defensiva
del organismo, que actúa rápidamente fagocitando microorganismos antes de que una respuesta
de anticuerpos específicos tenga lugar. Además participan en las respuestas efectoras del
Sistema Inmune respondiendo a estímulos quimiotácticos y aumentando su capacidad fagocítica
al ser activados por citocinas. Los neutrófilos son las células predominantes en las reacciones de
inflamación aguda.
TEJIDO LINFOIDE
El tejido linfoide está constituido por dos grandes grupos de órganos: órganos linfoides
primarios que inician la diferenciación linfoide y órganos linfoides secundarios donde los
linfocitos responden a antígenos extraños.
Los órganos linfoides primarios, en humanos, son: la médula ósea y el timo. Los órganos
linfoides secundarios son: los ganglios linfáticos, el bazo, los tejidos linfodies asociados a las
mucosas y el sistema inmune cutáneo además de otros acúmulos linfoides repartidos por todo
el organismo.
MÉDULA ÓSEA
En la médula ósea se generan las stem cells o células pluripotenciales hematopoyéticas de las
estirpes eritroide, megacariocítica, granulocítica, monocítica y linfocítica. En la propia médula
ósea se incia la maduración de los linfocitos B, antes de su salida al torrente circulatorio. Además,
en la médula ósea hay linfocitos B maduros y gran cantidad de células plasmáticas que provienen
de linfocitos B, que se han activado en los órganos linfoides secundarios y que han recirculado
hasta la médula ósea.
TIMO
Aquellos linfocitos que tras salir de la médula ósea entran en el timo (timocitos), o bien
mueren (la gran mayoría), o bien maduran hacia linfocitos T.
GANGLIOS LINFÁTICOS
Los ganglios linfáticos son acúmulos de tejido linfoide. En su interior, formando folículos
hay una gran cantidad de células fagocíticas dispuestas a fagocitar los antígenos extraños, que
son transportados hasta ahí a través de los vasos linfáticos. Además, hay linfocitos que
reconocen los antígenos presentes en la membrana de las células fagocíticas activándose y
pudiendo migrar al torrente circulatorio.
BAZO
Los linfocitos y las células accesorias tienen, en el bazo, una localización similar a la de los
ganglios linfáticos. El bazo es el lugar donde se realizan la mayor parte de las respuestas frente a
antígenos circulantes por sangre periférica.
RESPUESTA INMUNE
Así mismo, los anticuerpos inducen la liberación de proteínas de fase aguda que ayudan
a combatir infecciones.
Los linfocitos T, especialmente los cooperadores, producen proteínas que tienen
actividad sobre las propias células del sistema inmune y sobre otras células, con mecanismos de
acción que recuerdan a las hormonas. A estas proteínas se les denomina citocinas. Las citocinas,
entre otras muchas funciones, aumentan la fagocitosis y las respuestas inflamatorias.
AUTOINMUNIDAD
Como se ha indicado antes el Sistema Inmune distingue lo propio de lo extraño. La falta
de respuesta a las sustancias propias se denomina autotolerancia. En ocasiones se pierde la
autotolerancia y se induce la respuesta inmune contra antígenos propios, a este fenómeno se le
denomina autoinmunidad. El fenómeno autoinmune puede desencadenar una enfermedad
autoinmune.
El fenómeno autoinmune puede ser consecuencia de alteraciones intrínsecas de los
linfocitos B, de los linfocitos T, o de su regulación. Además de las alteraciones inmunológicas que
inducen los fenómenos autoinmunes, se necesitan otros factores genéticos, infecciosos,
hormonales, anatómicos, etc., para que aparezca la enfermedad autoinmune.
HIPERSENSIBILIDAD
La respuesta inmune específica va asociada a mecanismos efectores inespecíficos como
la activación del complemento, activación de las células fagocíticas, inducción de citocinas, etc.,
que no son específicos de antígeno. En ocasiones los fenómenos de inflamación, como
consecuencia de la respuesta inmune, van asociados a lesiones locales o sistémicas. La falta de
control de algunas respuestas excesivas produce patologías denominadas enfermedades por
hipersensibilidad.
Estas patologías pueden ser desencadenadas por inmunocomplejos, por lisis celular
mediada por el complemento, por lesiones tisulares mediadas por linfocitos T y por anticuerpos
del tipo IgE que activan la degranulación de los mastocitos (la alergia).
INMUNODEFICIENCIAS
Las deficiencias de alguno de los elementos del Sistema Inmune pueden provocar
patologías denominadas inmunodeficiencias. Las inmunodeficiencias pueden ser congénitas o
primarias y adquiridas o secundarias.
Los pacientes con inmunodeficiencias tienen una mayor susceptibilidad a sufrir
infecciones por microorganismos y suelen tener mayor tendencia a sufrir procesos neoplásicos
especialmente los inducidos por virus.
Las inmunodeficiencias adquiridas se suelen relacionar con la malnutrición, neoplasias,
tratamientos inmunosupresores, o enfermedades de tipo autoinmune.
02 Células Inmunocompetentes
C.Alonso y J.Peña
TABLA 2.1
Tipos de células inmunocompetentes y
sus funciones principales
Célula Función
B Producción de Igs y presentación Ag.
Th Producción de linfocinas
Tc Citotoxicidad
NK Citotoxicidad y producción de linfocinas
Macrófagos Fagocitosis y presentación de Ag
Dendríticas Presentación de antígenos
Neutrófilos Fagocitosis
LINFOCITOS T Y B
Los linfocitos son células de tamaño pequeño con un núcleo muy voluminoso y
provistos de una membrana citoplasmática de especial importancia en la regulación de su
funcionalidad. Estas células se dividen en linfocitos T y linfocitos B.
Ambos tipos de linfocitos al igual que todas las células sanguíneas derivan de una
célula progenitora pluripotencial que en el feto se encuentra en el hígado y después del
nacimiento en la médula ósea. A esta célula precursora común se le denomina CFU-LH o
Unidad formadora de colonias linfoides y hematopoyéticas (Figura 2.1). Posteriormente esta
célula se diferenciará para dar lugar, por un lado, a la célula madre hematopoyética
pluripotencial (CFU-GMEM) para las series eritrocítica, granulocítico-macrofágica y
megacariocítica. Por otro lado, dará lugar a una célula progenitora unipotencial (CFU-L),
específica para la serie linfoide.
Fig.:2.1 Cada una
de estas células
progenitoras
continuará diferen-
ciándose hacia
otras células
inmaduras,
originándose así
las CFU-E
(precursor
eritrocítico), CFU-
GM (precursor
mielomonocítico) y
CFU-Meg
(precursor
megacariocítico) a
partir de la célula
precursora
hematopoyética.
De la célula madre linfoidea derivarán dos células precursoras, CFU-T y CFU-B, que
tras un proceso de maduración, conocido como linfopoyesis, originarán los linfocitos T y B
respectivamente. En sangre periférica la proporción de linfocitos T es aproximadamente de un
70% mientras que la proporción de linfocitos B es de un 15%. En la Figura 2. 2. Se muestra
una imagen de microscopía electrónica de barrido de un linfocito B (a) y un linfocito T (b)
donde pueden observarse las diferencias en su superficie.
Linfopoyesis
Fig.:2.4
Los timocitos
más inmaduros no
expresan CD3, CD4
ni CD8, por lo que
son conocidos como
células triples
negativas. A medida
que van madurando,
en estas células se
produce la
reorganización del
TCR, la expresión
del complejo CD3 y
de las moléculas
CD4 y CD8
conjuntamente
(células dobles
positivas), para
después perder una
u otra quedando
bien como CD4-CD+
o como CD+CD8-.
PM
Marcador (daltons) Función
CD7 40.000 Activación células T con γδ TCR
CD2 50.000 Receptor para CD58 o LFA-3 y adhesión celular
CD5 67.000 Ligando para CD72
CD1 a, b, c 45.000 Asociado a β-2-microglobulina
CD3 γ 25.000 Asociado al TCR y transmisión señal activación
δ 20.000
ε 20.000
55.000
CD4 Unión al MHC- II en el fenómeno de presentación Ag
α 34.000
CD8 Unión al MHC- I en el fenómeno de presentación Ag
β 34.000
CD44 80.000
Modulación de la apoptosis de linfocitos T.
CD27 55.000
Señal coestimuladora para activación linfocitos T
Mediante el empleo de ratones transgénicos para el TCR se han estudiado los factores
responsables de la maduración de timocitos que conduce específicamente a linfocitos Tc
maduros. Así, cuando el TCR del timocito reconoce moléculas del MHC clase I las células que
preferentemente se desarrollan son los linfocitos Tc (CD8+), mientras que cuando lo que
reconoce el TCR son moléculas MHC clase II las células que esencialmente se desarrollan
son los linfocitos Th (CD4+).
Linfopoyesis B.
Fig.:2.7 El
proceso de
diferenciación
conducente a la
formación de
linfocitos B es
independiente de
todo estímulo
antigénico y se
regula por fac-
tores presentes
en el
microambiente
de los órganos
linfoideos
primarios.
Durante el
proceso de
maduración de los linfocitos B, a partir de la célula progenitora (CFU-B), se distinguen varios
estadios de diferenciación, que incluyen las células pre-pre-B, las células pre-B, células B
inmaduras y linfocitos B maduros (Figura 2.7). En cada uno de estos estadíos de maduración
las células expresan distintas moléculas en la superficie, utilizadas como marcadores de dife-
renciación
TABLA 2.3
Marcadores diferenciación de linfocitos B
CD Pm Función reguladora de
(daltons)
CD19 95.000 Proliferación cel. B
CD20 35.000 Activación cel. B
CD24 35.000 Diferenciación cel. B
CD10 100.000 Endopeptidasa
CD21 130.000 Receptor de C3d/EBV
CD22 145.000 Ligando de CD45Ro
CD37 45.000 Desconocida
CD40 50.000 Activación/diferenciación
Fig.:2.8 Linfocitos B
Morfológicamente los
linfocitos B son indistinguibles de
los linfocitos T. Sin embargo, es
posible establecer diferencias de
tipo molecular que justifican su
distinta función (Tabla 2.4). La
característica más importante de
los linfocitos B, por contribuir a su
actividad funcional, es el hecho
de que poseen inmunoglobulinas
unidas a su membrana
citoplasmática. Estas
inmunoglobulinas son los
receptores específicos para los
antígenos, de tal forma que
cuando se realiza la unión del antígeno a la inmunoglobulina de superficie, se va a producir la
activación del linfocito B y su posterior transformación en célula plasmática. Éstas, son células
más grandes que los linfocitos, muy ricas en retículo endoplásmico, y especializadas en la
síntesis y secreción de grandes cantidades de inmunoglobulinas (Figura 2.9.).
Fig.:2.9 También
los linfocitos
B poseen recep-
tores para
mitógenos y para
el virus Epstein-
Barr (EBV).
Precisamente el
tratamiento de
linfocitos con
EBV es el proce-
dimiento de
elección para la
preparación de
líneas celulares de tipo B (inmortalización de una población celular) de gran utilidad en la
actualidad para el estudio de estas células. El receptor que utiliza el EBV en la superficie del
linfocito B es el mismo receptor que la fracción C3d del sistema del complemento o CD21.
TABLA 2.4
Algunas características diferenciales de las
células de estirpe linfocítica
Marcador B T NK
CD2 (Receptor de LFA-3) - +++ +++
CD3 (Asociado a TCR) - +++ -
CD19 +++ - -
CD16 (Recept. de FcγIIIα) - - +++
CD56 (N-CAM) - - +++
CD11b (Recep. C3bi) - - ++
CD11a (LFA-1) -- +++ +++
Ig de superficie ++++ - -
HLA-clase I +++ +++ +++
HLA-clase II +++ - -
Linfocitos T
Los linfocitos T son una población celular muy heterogénea formada por, al menos, tres
tipos diferentes de células. Entre los marcadores de diferenciación que definen los linfocitos
cabe destacar el marcador CD2 que actúa de receptor para la molécula LFA-3, fundamentales
para la unión entre el linfocito y la célula diana. En la Figura 2.2b se muestra una imagen de un
linfocito T al microscopio electrónico de barrido.
Los linfocitos T poseen receptores específicos para los antígenos. Estas moléculas
conocidas como receptores T o TCR, han sido identificadas, utilizando tecnología de DNA
recombinante, resultando ser altamente polimórficas y de gran importancia funcional.
Estructuralmente constan de dos cadenas glicoproteicas ancladas en la membrana celular y
unidas por puentes disulfuro y que estudiaremos en el capítulo 7. El receptor T se encuentra
asociado estrechamente en la superficie celular al complejo molecular CD3.
Tipos de linfocitos T
No todos los linfocitos T son idénticos entre sí. Analizando las características funcionales
de los linfocitos T, se observan al menos tres comportamientos muy distintos entre sí que
deben basarse en diferencias moleculares y estructurales de estas células. Los tres tipos de
linfocitos T funcionalmente distintos son:
Una vez activada esta subclase de linfocitos T, adquiere capacidad citotóxica, siendo,
por tanto, los principales responsables de los fenómenos de citotoxicidad de la respuesta
inmune celular. Estas células se caracterizan por expresar el marcador CD8 y, al igual que lo
hacen los linfocitos Th, el complejo TCR-CD3 y otras moléculas importantes funcionalmente
tales como CD2 y LFA-1.
Las células NK contribuyen a la defensa frente a células infectadas por virus, bacterias,
hongos y parásitos. Pero la principal actividad de la célula NK es su capacidad de actuar frente
al crecimiento de células tumorales impidiendo su expansión y la formación de metástasis. El
síndrome de Shediack-Higashi es una deficiencia selectiva de actividad NK y cursa con una
alta incidencia de tumores.
Células mielomonocíticas
Fig.:2.11
Monopoyesis
Durante el
proceso de maduración
de los macrófagos, a
partir de la célula
progenitora (CFU-GM)
de médula ósea, se
distinguen varios esta-
díos diferenciativos,
que incluyen los mono-
blastos, promonocitos,
monocitos y ma-
crófagos. En cada uno
de estos estadíos de
maduración las células
expresan distintas
moléculas en su
superficie, cuya
función, en la mayoría
de los casos, es aún
desconocida (Figura
2.11). Las mejor caracterizadas son las moléculas CD16 y CD11b que, como ya hemos
indicado, actúan como receptores para el extremo Fc de la IgG y para la fracción C3bi del
complemento respectivamente.
TABLA 2.5
Marcadores de de células mielopoyéticas
CD Pm* Función
CD33 67 Desconocida
CD34 120 Desconocida
CD35 190 Receptor C3b
CD14 55 Receptor LPS/LBP
CD15 - Adhesión neutrófilos
CD16 50 Receptor FcgIII
CD11a 180 Adhesión celular
CD11b 160 Receptor C3bi
CD13 150
*103 dalton
Mielopoyesis
Macrófagos
Granulocitos
Otras células
Además de las células tratadas hasta el momento, hay otras células que pueden
intervenir como células inmunocompetentes. Estas son los eosinófilos, basófilos, células
cebadas, células dendríticas y células de Langerham.
Fig.:2.14 Las células dendríticas, son de
gran importancia en la presentación
antigénica a los linfocitos y se encuentran
en los ganglios linfáticos y en el bazo.
Fenotípicamente estas células se
caracterizan por poseer en su membrana
una gran densidad de moléculas de
histocompatibilidad de clase II. En la Figura
2.14.se muestra una imagen de
microscopia electrónica de barrido
correspondiente a una célula dendrítica.
ANTIGENOS DE DIFERENCIACION
Los órganos linfoides secundarios que incluyen bazo, ganglios linfáticos y MALT
(mucosal associated lymphoid tissue) (amígdalas, placas de Peyer del intestino y cúmulos
linfoides del tracto urogenital), proporcionan el medio en el que las células implicadas
(macrófagos, células presentadoras de antígeno, linfocitos T y B) pueden interaccionar entre sí
y con el antígeno.
Ganglios linfáticos
Conforman junto a los vasos linfáticos una compleja red corporal cuya función es filtrar
los antígenos procedentes del espacio extracelular y la linfa durante su circulación desde la
periferia hasta el ducto torácico.
Fig.:2.18
El paracórtex, contiene linfocitos T y abundantes células presentadoras de antígeno
(células interdigitantes o histiocitos de la zona T) quienes presentan abundantes antígenos
MHC clase II en superficie. La zona medular presenta algunos cordones linfoides separados
por espacios vasculares (senos medulares) que contienen la mayor parte de las células
plasmáticas y los macrófagos sinusales de los ganglios linfáticos.
En el tracto intestinal, se
observan elementos linfoides difusos en
la submucosa del órgano, y formando
folículos linfoides con centro germinal en
las denominadas placas de Peyer. El
epitelio que reviste las placas de Peyer
transporta el antígeno y en sentido
inverso, la IgA secretora producida por
las células plasmáticas muy abundantes en el epitelio (Figura 2.21.).
Fig.:2.21
CIRCULACIÓN LINFOCITARIA
Una vez que los linfocitos B y T abandonan los órganos primarios, pasan al torrente
circulatorio, a través del cual circulan por el organismo. A los tejidos llegan a través del torrente
sanguíneo, siendo recogidas por los vasos periféricos del sistema linfático que las conduce a
los distintos ganglios linfoideos, de donde pueden de nuevo volver a la sangre y a los diferentes
tejidos o almacenarse en el bazo (Figura 2.22).
Fig.:2.22
Fig.:2.23
BIBLIOGRAFIA
1. Lewis, C.E. and McGee, J.O.D. (1992). The Macrophage. IRL Press.
2. Lewis, C.E. and McGee, J.O.D. (1992). The Natural Killer Cell. IRL Press.
3. Nasal, G.J. (1997). Annual Review of Immunology, 1. P.F. Ed. Metzger
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)
TEMA 2
CÉLULAS DEL SISTEMA INMUNE.
El sistema inmune de los vertebrados superiores está compuesto por una variedad
de células morfológica y funcionalmente diferentes, que se diferencian a partir de células
primordiales pluripotenciales. Todos estos tipos celulares ejercen funciones diferentes,
interaccionando constantemente entre sí. Estas interacciones pueden estar mediadas por
contacto físico o a través de factores solubles que ejercen su función en células con
receptores específicos. Las células que forman el sistema inmune se organizan a su vez
en tejidos y órganos, estructuras que reciben el nombre genérico de sistema linfoide. Los
tejidos y órganos linfoides se pueden dividir en primarios o centrales y en secundarios o
periféricos. Los órganos primarios son los lugares de la linfopoyesis, mientras que los
periféricos son los lugares de interacción entre las distintas células y tienen como misión
proveer un ambiente favorable para que se desencadenen las respuestas inmunológicas.
Existen múltiples células dendríticas con distintos precursores (tanto mieloides como
linfoides). Del progenitor linfoide derivan :
Algunas células dendríticas,
Linfocitos B,
Linfocitos T (tanto cooperadores Th, como citotóxicos Tc)
Linfocitos NK,
1
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)
b) Granulocitos:
Neutrófilo o Polimorfonuclear (diapositiva 2.7): presentan núcleo multilobulado, con AG
poco desarrollado y gránulos primarios y secundarios además de gránulos de glucógeno.
Eosinófilo (diapositiva 2.8): su núcleo es, normalmente, bilobulado. Presenta un AG poco
desarrollado y gránulos con centro cristalino.
Basófilo (diapositiva 2.9): núcleo con lobulaciones suaves. Tiene gránulos primarios,
otros con cristaloides y estructuras lamelares concéntricas y gránulos pequeños con
glucógeno. Su RER y AG están poco desarrollados.
Durante un tiempo se creyó que mastocitos y basófilos eran el mismo tipo de células (la
primera en tejidos y la segunda en la sangre). Hoy se sabe que son dos estirpes celulares
diferentes con funciones muy similares: liberación de mediadores inflamatorios (en tejidos
o en sangre, respectivamente). Los mastocitos tienen un núcleo sencillo y gran profusión
de microvilli en su superficie. Pero además, hay otras diferencias entre ambos tipos
celulares (diapositiva 2.11):
1º-Los basófilos viven en sangre periférica y los mastocitos en el tejido conectivo y
mucosas.
2º-Los basófilos tienen núcleo bilobulado y los mastocitos núcleo sencillo.
3º-El diámetro de los basófilos es de 10 micras y los mastocitos llegan a las 30 micras.
4º-Los basófilos tienen gránulos de glucógeno y los mastocitos no.
5º-Los gránulos en los mastocitos son más pequeños y están en mayor número.
Todos ellos hacen dos cosas: 1) fagocitan y digieren patógenos y 2) avisan mediante
factores solubles a otras células para que echen una mano con la infección y para reparar
el posible desaguisado que haya hecho el patógeno.
En cualquier caso , presentan un núcleo simple o ligeramente lobulado. Su AG es
mediano; en el macrófago existen vacuolas fagocíticas, lisosomas (1º ´s y 2º´s).Sus
mitocondrias son filamentosas. Presentan cuerpos multilaminares y pueden
aparecer pseudópodos en la superficie celular (en el caso de los macrófagos) o
microvellosidades (en el caso de los monocitos).
2
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)
3
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)
Para realizar sus funciones, estas células presentan una serie de receptores en su
superficie celular (diapositiva 2.23):
a) Algunos reconocen estructuras del propio patógeno: existen en células de la
inmunidad natural, fagocitos, dendrocitos e inflamocitos. Incluyen receptores MR
(manosa), SR (scavenger), LPSR (lipopolisacáridos) que reconocen estas
sustancias directamente en la superficie de los patógenos.
b) Otros reconocen patógenos opsonizados por proteínas del sistema inmune:
como las Inmunoglobulinas (FcR) o fragmentos de activación del sistema de
complemento (CR). Estos receptores están presentes en células de la inmunidad
innata (fagocitos, dendrocitos, inflamocitos, linfocitos NK) y de la inmunidad
adaptativa (Linfocitos B).
c) Receptores de linfocitos NK: NKPR1 (receptor de lisis) reconoce azúcares en la
superficie de otras células , KIR (receptor de inhibición) reconoce péptidos propios
en la cavidad de moléculas MHC de clase I. Hay un equilibrio entre receptores de
lisis e inhibitorios (diapositiva 2.24) para decidir si la célula NK va a proceder o no
a la lisis de la célula diana.
d) Receptores específicos de linfocitos T y B: los linfocitos T presentan el TcR (en
sus 2 formas: γ−δ o α−β) y los linfocitos B presentan el BcR (que incluye la
Inmunoglobulina de superficie. Estos receptores reconocen el patógeno en
pequeños péptidos dentro del antígeno HLA (caso del linfocito T) o intacto y en
solución (caso del linfocito B). Además, los linfocitos T pueden ser de dos tipos:
cooperadores (Th) o citotóxicos (Tc), según su función. En cada caso presentan un
co-rreceptor diferente: CD4 y CD8 alternativamente que reconoce porciones
conservadas de los antígenos HLA de clase II o clase I, respectivamente.
4
Indice de contenidos del Tema 2
Células del Sistema Inmune
2.1 Hematopoyesis:
Hematopoyesis: linfo y mielopoyesis
2.2 Las Células:
lulas:
* Granulocitos:
Granulocitos: Eosinó
Eosinófilos,
filos, Basó
Basófilos y Neutró
Neutrófilos / Mastocitos
* Plaquetas,
Plaquetas, Monocitos-
Monocitos-Macró
Macrófagos
2.-
2.-Células del sistema * Linfocitos (T y B), Células plasmá
plasmáticas y LGL (linfocitos NK) NK
Inmune * Células dendrí
dendríticas
2.3 Funciones y gestió
gestión de receptores para antí antígenos
(Células de la inmunidad innata y
especí
específica)
fica)
1 2
Progenitor Progenitor
mieloide linfoide
Gránulos 1º
azurófilos Retículo endoplásmico
rugoso (RER)
Inflamocitos
Fig. 2.1. Todas las células del sistema inmune provienen de células hematopoyéticas pluripotentes. NK (natural killer): linfocito citolítico natural.
5 6
Neutrófilo Eosinófilo
Retículo endoplásmico
rugoso (RER)
Núcleo multi- Gránulos 1º
lobulado azurófilos
Gránulos con
Gránulos 2º centro cristalino
específicos
Golgi
pequeño Núcleo bi
lobulado
Gránulos de Golgi
glucógeno pequeño
7 8
Basófilo Mastocito
Profusión de Profusión de
gránulos microvilli
Nucleo sencillo
Gránulos con
Golgi muy cristaloides y Golgi pequeño
pequeño estructuras lamelares
concéntricas
RER reducido
RER muy
reducido
Gránulos de
glucógeno
Núcleo
lobulado (suave)
9 10
Plaquetas
Similitudes y Diferencias entre Basófilos y Mastocitos:
11 12
Monocitos Macrófagos
Pseudópodos
Acúmulos lipídicos
Núcleo sencillo ó
suavemente lobulado RER pequeño
Vacuola fagocítica
Gránulos pequeños
Lisosomas 1ºs
(lisosomas)
Cuerpos
multilamelares Lisosomas 2ºs
Mitocondrias filamentaosas
RER pequeño
Núcleo simple con nucleolo
Vesículas
13 14
Núcleo compacto
Citoplasma en llanta distribución radial
de heterocromatina
Núcleo grande y sencillo
con nucleolo
Ribosomas libres
Citoplasma engrosado
RER muy reducido
15 16
Linfocito NK (LGL) Células dendríticas
Núcleo simple
Citoplasma irregular, alargado, casi vacío
Vesículas con pseudópodos y “velos”.
Profusión de gránulos
Gotas lipídicas
Golgi mediano Tipos de células dendríticas
Célula Tejidos
Mitocondrias redondeadas
Mitocondrias *Interdigitante Médula o Timo
*De zona Marginal Bazo Núcleo simple con nucleolo pequeño
*Cél. Langerhans Epidermis
*Intersticial Otros tejidos Golgi pequeño
(corazón, riñón) RER
muy reducido
*Cél. Velada Linfa aferente
*De Sangre Sangre
17 18
Fagocitosis
Tamaños y presencia en sangre de las diferentes células: Macrófago
Inicio de la respuesta inmune;
Hipersensibilidad retardada (DTH)
Célula Diámetro nº celulas/litro
Fagocitosis en respuesta a señales
Neutrófilo
Total células blancas ----- 4-10 x 109 (complemento y anticuerpos)
Neutrófilos 8-12 um 2-7 x 109
Eosinófilos ~12 um 0.4-4 x 109
Basófilos 10-12 um 0.1-1 x 109 Eosinófilo Involucrado en respuesta anti-parásitos
Mastocitos 20-30 um NO (Tej. Conectivo y mucosa)
Monocitos 9-12 um 0.2-0.8 x 109
Macrófagos 10-12 um NO (infiltrados en tejidos)
Basófilo Libera mediadores de la inflamación
Linfocitos 8-12 um 1.5-3.5 x 109
T (70-75%) B (15-20%) NK (5-10%)
Plaquetas ~3 um 15-400 x 109
Libera mediadores de la inflamación;
Células Dendríticas 10-12 um indetectables Mastocito Involucrado en respuestas alérgicas
Macrófago o
granulocito
Toxinas
Lisosoma
Neurotoxicidad
Vaso dilatación
Citotoxicidad
Extravasación
Quimiotaxis
Fagosoma Edema 21 22
(lisis) (Inflamación)
Tc Tc
TCR NKRP1
NKRP1
KIR
Tc
Los granulocitos segmentados se originan a partir de las bandas por segmentación nuclear, y son los
elementos más maduros de la granulopoyesis. Circulan por la sangre periférica donde ejercen sus
funciones de fagocitosis y bacteriolisis. Según el tipo de granulación específica se identifican los neutrófilos,
eosinófilos y basófilos. A compás de la maduración de los polinucleares acontecen importantes cambios,
entre los que citaremos el aumento de su capacidad de movilización, gracias a la presencia de proteínas
contráctiles. En el polinuclear adulto un 10% de sus proteínas totales corresponden a actina y un 1% a
miosina. La aparición de receptores de superficie para la fracción Fc de la inmunoglobulina G y para la
fracción 3 del complemento también acontece en este avanzado estadio de maduración.
Los granulocitos segmentados neutrófilos son células redondeadas, de tamaño entre 12 y 14 um. Su
núcleo está segmentado en 2 a 5 lóbulos, unidos por unos finos puentes cromatínicos. El citoplasma
contiene numerosos gránulos neutrófilos que se tiñen de color marrón con las coloraciones panópticas
habituales, así como cierto número de gránulos primarios o azurófilos dificilmente visibles al quedar
enmascarados por los neutrófilos. Citoquímicamente los granulocitos segmentados neutrófilos son
positivos a la mieloperoxidasa, fosfatasa ácida, cloroacetatoesterasa, catepsina G y elastasa. Contiene,
asimismo, material PAS positivo y lactoferrina, entre otras sustancias detectadas citoquímicamente.
Imágenes:
EOSINÓFILOS
Características citológicas:
Los granulocitos segmentados se originan a partir de las bandas por segmentación nuclear, y son los
elementos más maduros de la granulopoyesis. Circulan por la sangre periférica donde ejercen sus
funciones de fagocitosis y bacteriolisis. Según el tipo de granulación específica se identifican los neutrófilos,
eosinófilos y basófilos. A compás de la maduración de los polinucleares acontecen importantes cambios,
entre los que citaremos el aumento de su capacidad de movilización, gracias a la presencia de proteínas
contráctiles. En el polinuclear adulto un 10% de sus proteínas totales corresponden a actina y un 1% a
miosina. La aparición de receptores de superficie para la fracción Fc de la inmunoglobulina G y para la
fracción 3 del complemento también acontece en este avanzado estadio de maduración.
Imágenes:
BASÓFILOS
Características citológicas:
Los granulocitos segmentados se originan a partir de las bandas por segmentación nuclear, y son los
elementos más maduros de la granulopoyesis. Circulan por la sangre periférica donde ejercen sus
funciones de fagocitosis y bacteriolisis. Según el tipo de granulación específica se identifican los neutrófilos,
eosinófilos y basófilos. A compás de la maduración de los polinucleares acontecen importantes cambios,
entre los que citaremos el aumento de su capacidad de movilización, gracias a la presencia de proteínas
contráctiles. En el polinuclear adulto un 10% de sus proteínas totales corresponden a actina y un 1% a
miosina. La aparición de receptores de superficie para la fracción Fc de la inmunoglobulina G y para la
fracción 3 del complemento también acontece en este avanzado estadio de maduración.
Los granulocitos segmentados basófilos son células redondeadas cuyo tamaño oscila
entre 10 y 13 µm. El núcleo, de cromatina densa, posee generalmente dos o tres lóbulos
unidos por puentes cromatínicos, en ocasiones difíciles de visualizar dada la presencia de
las numerosas granulaciones basófilas propias de esta célula. Los gránulos basófilos se
disponen encima del núcleo. la granulación basófila, de tamaño entre 0.2 y 1 um,
adquiere una coloración rojo-violácea oscura con las tinciones panópticas y tiene una
forma poligonal. En ocasiones, los gránulos basófilos se disponen en el interior de vacuolas citoplasmáticas,
imagen óptica que traduce la disolución parcial de estos gránulos tras las maniobras de fijación. La
característica principal de los gránulos basófilos es su metacromasia con los colorantes azules (azul de
metileno, azul de toluidina), con los que adquiere una tonalidad rojiza, mientras que el resto de las
estructuras celulares se tiñen de color azul. La metacromasia se debe a la riqueza de estos gránulos en
mucopolisacáridos ácidos sulfatados. Los gránulos basófilos también son ricos en histamina, heparina,
glucógeno y determinados enzimas ( peroxidasa). Otro enzima a destacar es la omega exonucleasa,
localizada en la zona intercelular del basófilo y mastocito y que es de gran utilidad para la identificación de
basófilos degranulados presentes en ciertas hemopatías. A diferencia de los mastocitos, no contienen
cloroacetatoesterasa; tampoco tienen fosfatasa alcalina. Otra característica diferencial entre los gránulos
basófilos y los del mastocito es la hidrosolubilidad de los primeros, por lo que el citoplasma del basófilo
aparece, a veces, con numerosas vacuolas que no son más que gránulos parcialmente extraídos.
Imágenes:
MONOCITOS
Características citológicas:
Los monocitos son las células de mayor talla halladas en la sangre periférica. Su tamaño oscila entre 15 y
30 µm de diámetro, adquiriendo una forma irregular, cuadrangular u oval. El núcleo, situado en posición
central, es voluminoso y adopta formas abigarradas en herradura, indentado o doblado; la cromatina es
densa y con aspecto como peinada en finas franjas cromatínicas, lo cual es característico de estas células.
Los monocitos están desprovistos de nucleolos. El citoplasma es amplio con ocasionales mamelones
periféricos, de color azul plomizo y contiene un número variable de gránulos azurófilos.
Estudios ultraestructurales han permitido obsevar en los monocitos dos tipos de granulación: la primaria,
peroxidasa positiva, que aparece en estadios evolutivos más jóvenes,y la secundaria, peroxidasa negativa
típica de los monocitos maduros. Este segundo tipo de granulación no tiene nada que ver con la
granulación secundaria de la granulopoyesis. El citoplasma puede contener alguna vacuola.
Citoquímicamente estas células se caracterizan por su riqueza en esterasas inespecíficas (naftol-As-D-
acetatoesterasa, alfa-naftilacetatoesterasa ácida y butiratoesterasa) que se inhiben casi totamente con el
fluoruro sódico. Asimismo son ricas en fosfatasa ácida, lisozima, beta-glucuronidasa, catepsina y
arilsulfatasa. A diferencia de la granulopoyesis neutrófila, los monocitos son naftol-As-D-
cloroacetaroesterasa negativos; tampoco contienen fosfatasa alcalina y lactoferrina.
Los histiocitos y macrófagos constituyen el último estadio evolutivo de las células del sistema
mononuclear fagocítico. Originados a partir de los monocitos sanguíneos, los histiocitos adoptan un
aspecto morfológico característico y diferencial dependiendo del tejido u órgano donde finalmente se
ubiquen. Los histiocitos del tejido conjuntivo se caracterizan por poseer un núcleo pequeño en relación con
la gran extensión del citoplasma, que adopta una forma variable (redondeada, oval, incurvada, bilobulada)
situándose, generalmente, en un extremo de la célula. La cromatina, típicamente reticulada, puede
contener uno o dos nucleolos de tonalidad basófila. El citoplasma incoloro o débilmente basófilo se
caracteriza por su gran extensión y por sus límites imprecisos. Agunas veces puede contener abundante
granulación azurófila y vacuolas.
Los macrófagos son aquellos histiocitos que contienen en su interior restos de material fagocitado. Son
fáciles de identificar y se observan con frecuencia en la médula ósea, ganglios linfáticos, bazo, etc. En
circunstancias patológicas los macrófagos se transforman adoptando diversos aspectos morfológicos
(células gigantes de Langhans, de cuerpo extraño y células epitelioides). Estas modificaciones morfológicas
traducen, sin duda, ciertas actividades funcionales inducidas por tóxicos químicos o bacterianos.
En condiciones normales los histiocitos pueden ofrecer una variada expresividad morfológica según el
tejido donde asienten (células de Kupffer en el hígado, macrófagos de los alveolos pulmonares, macrófagos
de las cavidades serosas, osteoclastos de la médula ósea, microglía en el sistema nervioso central). Los
histiocitos y macrófagos son muy ricos en hidrolasas ácidas (fosfatasa ácida, beta-glucuronidasa, alfa-
naftilacetatoesterasa ácida) y esterasa inespecíficas en adaptación a su intensa capacidad digestiva, por lo
que deben considerarse como fagocitos profesionales. También contiene muramidasa, proteasa neutras,
inhibidores enzimáticos como la alfa-2-macroglobulina, factor quimiotáctico de los neutrófilos y ciertas
proteinas como fibronectina, transcobalamina II, etc. No contiene habitualmente peroxidasa.
Las funciones del monocito-macrófago pueden resumirse en capacidad de migración, fagocitosis, actividad
microbicida y modulación de la respuesta inmune, y síntesis de múltiples factores solubles como
interferón, interleucinas, prostaglandinas, factor de necrosis tisular y factores de crecimiento de als células
hematopoyéticas. Su papel en el complejo mecanismo de la inmunidad es decisivo; así, en este contexto se
ha comparado al linfocito con el director de orquesta y al monocito con el primer violín.
Imágenes:
INMUNOLOGÍA GENERAL
2º Medicina
2 4
Estructura esquemática del Timo humano
arteria
cápsula trabécula
Folículo linfoide
Tejido linfoide difuso
capilares
cortex
médula
Placas de Peyer Amígdalas
vena cortex
Bazo
6 8
9 11
10 12
13 15
Corriente linfoide
periarteriolar Folículo
Pulpa roja
Estructura esquemática del Zona marginal
Bazo humano Pulpa blanca
Arteria
trabecular
Folículo Zona marginal
Cápsula
trabécula Arteriola
central
Arteria
esplénica
Corriente linfoide
periarteriolar
Folículo
Linfático
eferente
Seno
venoso
Pulpa roja
Pulpa blanca
14 16
17 19
18 20
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)
TEMA 3
TEJIDOS DEL SISTEMA INMUNE
1
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)
2
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)
Una característica única de los linfocitos es que pueden cruzar el cuerpo a través de la
sangre y la linfa. Este tráfico de sangre a linfa se denomina “recirculación linfocitaria”. Los
linfocitos abandonan los tejidos infectados hacia los ganglios linfáticos regionales. Allí, son
activados tras encontrar células presentadoras de antígeno. Una vez activados, vía
conductos linfáticos se vuelcan en el ducto torácico a la circulación sanguínea. Y por
último, a través de la circulación vuelven al tejido infectado para ejercer su función
(diapositiva 3.20).
3
Tema 03. Inmunoglobulinas
Las inmunoglobulinas son sustancias de una gran importancia en la defensa del organismo al tener la
capacidad de identificar y colaborar en la destrucción de antígenos extraños al organismo. Son los
principales responsables en lo que se ha venido en denominar respuesta inmune humoral, cuyo
funcionamiento normal es imprescindible para la defensa de los organismos. De lo contario el individuo
moriría por infecciones de todo tipo y su
defecto, es por tanto, incompatible con la
vida si no se instaura un tratamiento con
inmunoglobulinas.
Cadenas ligeras
Hay dos tipos de cadenas ligeras, diferentes, cadenas ligeras tipo kappa (κ) y cadenas ligeras tipo lambda
(λ). En cada molécula de inmunoglobulina las dos cadenas ligeras son del mismo tipo, κ o bien λ, pero
nunca de distinto tipo. Las cadenas ligeras están formadas por
unos 200 aminoácidos con la particularidad de que existen
dos puentes disulfuro que unen grupos de unos cincuenta
aminoácidos (Figura 3.4).
Cadenas pesadas
En las cadenas pesadas, y a nivel de los puentes disulfuro intercatenarios, hay una zona de unos 15
aminoácidos, de gran flexibilidad que constituye lo que se denomina zona bisagra que es por donde se
deforma la molécula de inmunoglobulina cuando se produce la unión con el antígeno, facilitándose así su
acoplamiento con éste.
Por otra parte, aproximadamente los dos tercios del extremo carboxílico de todas las cadenas pesadas de
un mismo tipo de inmunoglobulinas poseen una estructura idéntica. De ahí que esta parte de las cadenas
pesadas se conozca como parte constante de las cadenas pesadas (C H ).Esta parte constante es diferente
según la clase de inmunoglobulina que consideremos, determinando la existencia de cinco tipos de
cadenas pesadas: γ, α, μ, δ y ε que definen a su vez las cinco clases de inmunoglobulinas: IgG, IgA, IgM, IgD
e IgE respectivamente. (Figura 3.5).
Debido a esta distinta estructura, las cadenas pesadas van a presentar distintas propiedades biológicas,
tales como la capacidad de unirse entre sí, fijar complemento, fijar la pieza de secreción y unirse a
macrófagos, neutrófilos y células NK. En la Tabla 3.1 se recogen los principales tipos de inmunoglobulinas y
en la (Tabla 3.3) las principales propiedades de las mismas. Hemos de considerar que incluso entre
moléculas de una misma clase existen, según a la subclase a la que pertenezcan, ciertas diferencias cómo
se observa en la Tabla 3.4.
Isotipos
Se entiende por isotipo las distintas clases y subclases de una familia de proteínas o péptidos presentes en
todos los miembros de una especie. Así los isotipos de las inmunoglobulinas son las clases, G, A, M, D y E.
Los genes que codifican para las distintas variantes isotípicas están presentes en todos los individuos
sanos, es decir, todos los individuos sanos poseen los genes que codifican respectivamente para las
regiones constantes G, M, A, D y E de las cadenas pesadas y para las regiones constantes κ y λ de las
cadenas ligeras.
Regiones hipervariables
La pieza de secreción es una glicoproteína de 58 kD de peso molecular que sintetizan las células epiteliales
de las mucosas y glándulas exocrinas y que uniéndose a la IgA hace posible el paso de esta
inmunoglobulina a través de las células epiteliales.
Las cadenas pesadas y ligeras están plegadas sobre si mismas, tal como se ha visto mediante análisis
cristalográfico (Figura 3.10). Cada uno de los dominios de las cadenas está constituido a modo de
“cilindros” en los que se encuentran plegados en forma de sándwich dos grupos de cadenas proteicas, una
con tres cadenas polipeptídicas y la otra con cuatro, que presentan estructuras secundarias es de hoja
plegada β. Estas dos capas proteicas están alineadas paralelamente rodeando un espacio interior en el que
predomina la presencia de aminoácidos hidrófobos (Figura 3.11).
Subclases de inmunoglobulinas
Se sabe que no todas las Inmunoglobulinas de una misma clase tienen idéntica estructura, sino que dentro
de las clases se pueden establecer subclases considerando la secuencia de aminoácidos de la región
constante de las cadenas H y el diferente número y situación de los puentes disulfuro intercatenarios
establecidos entre las cadenas pesadas. Así, la IgG humana se divide en cuatro subclases (IgG 1 , IgG 2 , IgG 3 e
IgG 4 ) y la IgA e IgM en dos (IgA1 e IgA 2 ; IgM 1 e IgM 2 )
respectivamente (Tabla 3.4).
Alotipos
Idiotipos
Los idiotipos parecen tener importancia fisiológica en la regulación del sistema inmune. Según la teoría de
la red de Jerne, frente a los idiotipos se formarían anticuerpos que al unirse a los mismos formarían un
entramado (“red”) de anticuerpos unidos a otros anticuerpos que tendrían como acción final la regulación
del proceso de síntesis de nuevas inmunoglobulinas.
Las inmunoglobulinas se encuentran distribuidas en todos los fluidos orgánicos de la economía de los
vertebrados y en las membranas de los linfocitos B y células plasmáticas. Las cantidades relativas de cada
una de las clases de inmunoglobulinas en los diferentes compartimentos del organismo son muy
diferentes. En el torrente sanguíneo predomina la IgG mientras que en las secreciones (saliva, lágrimas,
secreción bronquial, así como en el líquido cefalorraquídeo y mucosas) la IgA es la predominante. Los
niveles de inmunoglobulinas séricas fluctúan ampliamente en función de diversos aspectos, tales como el
estado nutricional, la edad, etc.
Durante la lactancia, descienden los niveles de IgG por catabolismo de esas moléculas que no son
repuestas por carecer el niño aún de la capacidad de síntesis de las mismas. También en la edad fetal se
sintetizan pequeñas cantidades de IgM (Figura 3.14). Cuando las inmunoglobulinas se encuentran insertas
en la membrana de los linfocitos (inmunoglobulinas de membrana), actúan como receptores de las señales
de activación antigénicas por su capacidad de reconocimiento del antígeno constituyendo el receptor para
el antígeno del linfocito B.
La superfamilia de inmunoglobulinas son proteínas que tienen uno o más dominios extracelulares
homólogos a las inmunoglobulinas. Entre las diferentes moléculas de la superfamilia, éstas participan y
forman parte:
La unión del antígeno (Ag) con el anticuerpo (Ac) o inmunoglobulina es semejante a la que se establece
entre la enzima y su substrato o entre proteínas que pertenecen a cualquier vía de señalización
intracelular. Estas interacciones se deben a la formación de múltiples enlaces no covalentes (enlaces de
hidrogeno, interacciones electrostáticas, de Van der Waals e hidrófobas), cada uno de los cuales por si
solos son débiles. Los anticuerpos (Igs) se unen al antígeno en unos lugares determinados conocidos como
epítopos.
Epítopos.
La afinidad de la interacción es de vital importancia, por cuanto de ello dependerá tanto la utilidad
diagnóstica y de investigación de un anticuerpo como su importancia fisiopatológica. Para cuantificar la
afinidad de una interacción, deberemos entender primero una serie de conceptos de los que nos
ocuparemos a continuación. Al tratarse de uniones no covalentes, la unión Ag/Ac será reversible de modo
que cuando el antígeno y el anticuerpo se mezclan en solución, se estarán formando y disociando
complejos constantemente de acuerdo con la siguiente ecuación:
Cuanto mayor sea la velocidad de asociación y menor la de disociación mayor será la afinidad de la
interacción de esa pareja Ag/Ac. Otra forma complementaria y más directa de cuantificar la afinidad de la
interacción Ag/Ac, es hacerlo una vez que se ha alcanzado el equilibrio y utilizando concentraciones bajas
de anticuerpo. En estas condiciones la concentración de antígeno que permite que la mitad de los
anticuerpos estén unidos a ellos y la otra mitad libre, medida en molaridad, se denomina constante de
disociación (K D ) y es una medida
directa de la afinidad de la
interacción.
Esta técnica se basa en la utilización de una membrana semipermeable de un poro tal, que permita el paso
de un antígeno suficientemente pequeño (un hapteno) pero no del anticuerpo. A concentraciones bajas de
antígeno, la concentración de anticuerpo libre ira bajando rápidamente hasta que se alcance el equilibrio,
puesto que todo el antígeno que entre a través de la membrana semipermeable quedara retenido por el
anticuerpo.
Realizando el experimento anterior con varias concentraciones de antígeno, podremos encontrar aquella
en la que la mitad del anticuerpo se encuentra unido al antígeno que como hemos dicho corresponde a la
K D . La afinidad que hayamos calculado corresponderá exclusivamente a la de la interacción de esa pareja
Ag/Ac. Un determinado anticuerpo podrá unirse a más de un antígeno con afinidades distintas en cada
caso.
Como apuntábamos anteriormente, el fenómeno de la unión Ag/Ac es en realidad mucho más complejo,
pues cada uno de los antígenos poseen varios epítopos distintos, por lo que podrán unir más de un
anticuerpo. Cada molécula de anticuerpo, por su parte, podrá unir al menos dos moléculas de antígeno,
una por cada Fab y en el caso de la IgM hasta diez moléculas (como se comento anteriormente las
inmunoglobulinas IgM se ensamblan en unidades funcionales constituidas por cinco moléculas de
anticuerpo).
Finalmente en un antígeno, un determinado epítopo puede estar representado varias veces siendo capaz
de unir varias moléculas del mismo anticuerpo. La fuerza total de la interacción que considera todas las
interacciones epítopo/parátopo que tienen lugar entre antígenos y anticuerpos multivalentes (con varios
sitios de unión), se denomina avidez y es mucho mayor que la suma de las afinidades puesto que las
distintas interacciones se estabilizan entre ellas.
Estas interacciones multivalentes poseen una gran importancia fisiopatológica cuando se encuentran Ag y
Ac en solución, como es el caso del plasma o tejidos, se forman agregados inmunocomplejos constituidos
por muchas moléculas. A concentraciones equivalentes de Ag y Ac estos inmunocomplejos serán de gran
tamaño y podrán quedar atrapados en los tejidos, iniciando una respuesta inflamatoria y dando lugar a las
llamadas enfermedades por depósito de inmunocomplejos.
La unión entre el Ag e Ig tiene una gran especificidad, de tal manera que una Ig se unirá fundamentalmente
y con mayor avidez, a un antígeno determinado. En algunos casos la inmunoglobulina podrá unirse a
antígenos con epítopos muy similares, aunque en este caso la afinidad de la unión es mucho menor (Tabla
3.7).
La consecuencia final de la acción de las inmunoglobulinas es la de destruir al antígeno y/o neutralizar los
efectos nocivos de los mismos. Para la consecución de estos objetivos todas las inmunoglobulinas poseen,
como ya se ha indicado, una característica esencial y común, que es la de unirse específicamente al
antígeno.
Tras la unión del antígeno y la inmunoglobulina, ésta puede anular la acción del antígeno por
neutralización, precipitación o aglutinación. Así si la Ig es específica para una toxina bacteriana, cuando se
produce la unión ag-ig (toxina-antitoxina) quedan neutralizados los efectos tóxicos de la toxina. De ahí que
clásicamente cuando no se conocía la estructura, se le denominase antitoxinas, precipitinas o aglutininas
en función de la reacción que se detectaba en cada caso.
Los fenómenos de neutralización, precipitación y aglutinación de los antígenos no son suficientes por sí
solos para la destrucción y total eliminación de éstos. Para ello, además de las inmunoglobulinas se
requiere de la colaboración de otros muchos elementos, tales como el sistema del complemento,
macrófagos, polimorfonucleares o células NK. Podemos decir que las inmunoglobulinas, al detectar los
antígenos y producirse la subsiguiente unión a ellos, actúan como transductores de la información de la
presencia de los mismos que serían destruidos por el complemento, macrófagos, los polimorfonucleares o
células NK a los que dan
especificidad.
Opsonización.
Estos receptores pueden ser de distinta naturaleza, conociéndose en la actualidad tres: FcgRI (CD64),
FcgRII (CD32) y FcgRIII (CD16). Además de en los macrófagos estos receptores se encuentran en otras
células como plaquetas, linfocitos B y NK (Tabla 3.8) Cuando se produce la unión a células NK estas se
activan y lisan a las células portadoras del antígeno por un mecanismo conocido como citotoxicidad celular
dependiente de anticuerpos (ADCC). Algunos de estos receptores e encuentran en los mastocitos y
basófilos en cuyo caso a ellos se puede unir la IgE activándolos y produciendo su degranulación con
liberación de histamina y otros sustancias vasoactivas que darán lugar a proceso de hipersensibilidad que
pueden ser graves.
Cuando la inmunoglobulina que se une a un antígeno es de las clases IgM o IgG, en sus extremos Fc se
producen ciertos cambios alostéricos gracias a los cuales éstas adquieren la propiedad de fijar y activar uno
de los componentes del complemento. Las fracciones activas del complemento poseen diferentes acciones
de gran importancia en la defensa del organismo, una de las cuales es la lisis celular. Este fenómeno se
conoce como citotoxicidad mediada por el complemento, será estudiada en el capítulo dedicado al
complemento.
Además de las funciones arriba indicadas, las inmunoglobulinas, especialmente la IgM tienen la capacidad
de intervenir en el reconocimiento del antígeno por los linfocitos B cuando se encuentran ligadas a la
membrana celular de estas células como inmunoglobulinas de membrana constituyendo parte del
receptor para el antígeno del linfocito B (BCR). Este proceso será estudiado con detalle en el capítulo
dedicado a la activación de linfocito B.
Se entiende por respuesta primaria aquella que aparece como consecuencia de un primer contacto del
sistema inmune con un determinado antígeno, mientras que por respuesta secundaria se entiende aquella
respuesta que aparece frente a un determinado antígeno que ya ha tenido previamente contacto con el
individuo. Las características de estas respuestas se esquematizan en la figura y tabla anexa. En resumen se
puede decir que la respuesta primaria es de aparición más inmediata que la secundaria, pero que ésta
suele ser más duradera y en muchos casos más eficiente que la primaria. (Figura 3.20) (Tabla 3.7)
Inmunoglobulina G.
La propiedad de atravesar activamente las membranas biológicas es de sumo interés por lo que, además
de ejercer esta inmunoglobulina, su efecto en toda la “economía del organismo”, lo hace también en el
feto al atravesar la placenta desde la madre, merced a la existencia de receptores para la porción Fc en el
sincitiotrofoblasto.
Como el feto sólo sintetiza pequeñas cantidades de inmunoglobulinas, adquiere de este modo la
posibilidad de defensa, no solamente mientras se encuentra en el seno materno, sino incluso durante la
lactancia, período en el cual todavía no ha desarrollado la capacidad total de síntesis de inmunoglobulinas.
Sin embargo, este paso de IgG desde la madre al feto no siempre es beneficioso para el feto. De todos es
sabido que cuando hay incompatibilidad del tipo Rh entre la madre y el feto, se puede desarrollar el
síndrome de eritroblastosis fetal como consecuencia de la destrucción de glóbulos rojos fetales, de
nefastas consecuencias si no se acude a tiempo. Esto no se presentaría si la IgG no pasase de la madre al
feto. La IgG se sintetiza tardíamente tras un primer contacto con el antígeno, sin embargo, tras un segundo
contacto la mayoría de las Igs formadas pertenecen a esta clase (Respuesta Secundaria) (Tabla 3.9)
Inmunoglobulina M.
Los anticuerpos del tipo IgM son los que más rápidamente se forman en respuesta a un estímulo
antigénico (Respuesta primaria). Esta Ig se caracteriza también por poseer capacidad neutralizante,
precipitante, aglutinante, fijar complemento, activar la respuesta inmune, sin embargo no atraviesa
activamente las membranas biológicas. Esta última propiedad hace que esta inmunoglobulina ejerza su
acción normalmente en los espacios intravasculares. Representa del 5 al 10 % de las Igs séricas totales y
junto a la IgD es la más frecuentemente encontrada en la superficie de los linfocitos B como
inmunoglobulina de membrana.
Inmunoglobulina A.
Esta inmunoglobulina posee capacidad neutralizante y precipitante, mientras que su capacidad de fijar
complemento y de opsonización son muy débiles, limitándose su efecto a neutrófilos y no a macrófagos. La
propiedad más importante de esta inmunoglobulina viene determinada por su capacidad de unirse por el
extremo Fc a la pieza secretora, gracias a la cual puede ser secretada por las mucosas y glándulas
exocrinas, ejerciendo su acción más importante en la superficie de mucosas y líquidos biológicos (sobre
todo IgA 2 ), tales como el liquido cefalorraquídeo, secreción bronquial, lágrima, saliva, etc.
Esto es importante porque así protegen precisamente los puntos más vulnerables del organismo, esto es,
las puertas de entrada al mismo, como son ojos, boca, aparato digestivo, sistema respiratorio, vagina, etc.
No olvidemos que, por ejemplo, si desplegamos la mucosa del aparato respiratorio, la superficie que
cubriríamos es de unos 300 m2, superficie que se encuentra en contacto directo con el exterior a través del
aire que se respira. Se deduce de ello que, sin duda, deben ser importantes los mecanismos de defensa
local entre los cuales la IgA tiene un papel esencial. Esta inmunoglobulina se encuentra también en la leche
materna.
Los niveles de todas las inmunoglobulinas, a excepción de la IgG en recién nacidos son muy bajos, siendo
por tanto de gran significación el hecho de que la IgA se transfiera desde la madre al lactante a través de la
secreción láctea. De ahí que tengamos que insistir en que los lactantes se amamanten en el mayor grado
posible directamente por las madres y no con leche de otros orígenes, a lo que actualmente existe excesiva
tendencia. La IgA recibida de la madre ejerce un importante papel de defensa a nivel de todo el aparato
digestivo. En ello parece que influyen las especiales características de pH gástrico del lactante que es
menos ácido que en el adulto y una especial resistencia de esta inmunoglobulina frente al mismo, por lo
que no se destruye a su paso por el estómago.
Inmunoglobulina D.
La concentración de esta inmunoglobulina en suero es muy baja. Hasta fechas muy recientes no se había
demostrado que esta inmunoglobulina poseía capacidad de unirse a antígenos, por lo que se dudaba de
que actuase con función de anticuerpo. Sin embargo, aunque actualmente se ha demostrado su acción de
anticuerpo, no se conoce con precisión cuáles son sus funciones específicas, aunque se piensa que
colabora de forma importante en la activación de linfocitos B al actuar como receptor en la superficie de
los mismos.
Inmunoglobulina E.
En muchos individuos alérgicos esta inmunoglobulina se presenta en grandes cantidades. El estímulo para
su síntesis puede proceder de una gran variedad de antígenos, a los que en este caso se conocen como
alérgenos. Estos alérgenos pueden penetrar en el organismo a través de la piel o de las mucosas
respiratoria, ocular, del aparato digestivo, etc., así como por inyectables, como es el caso de la penicilina u
otros medicamentos. La vida media de la IgE en sangre periférica es de 24-48 horas.
No tiene capacidad de atravesar la placenta, por lo tanto, las reacciones de hipersensibilidad inmediata no
pueden transferirse de manera pasiva de la madre al feto. Sin embargo, puede existir una predisposición
de tipo familiar a padecer enfermedades de naturaleza alérgica. Esta predisposición parece estar
relacionada con una tendencia a producir anticuerpos de tipo IgE en la respuesta secundaria frente a
antígenos, en lugar de IgG que sería la respuesta normal en individuos no alérgicos. La IgE se encuentra en
forma libre en sangre (Tabla 3.10) en donde se observa que los niveles cambian a lo largo de la edad.
También la IgE se encuentra en otros líquidos biológicos así como unidos a basófilos y células cebadas,
gracias a la propiedad que tiene esta inmunoglobulina de unirse por su extremo Fc a receptores de
superficie presentes en dichas células. Estas células se caracterizan por encontrarse en la piel y mucosas y
por contener abundantes gránulos citoplasmáticos, ricos en sustancias vasoactivas que liberan una vez se
activan.
Tipos de segmentos
génicos
Estos segmentos
codifican por separado
la parte variable, la parte
constante y las partes
por las que ambas
regiones se unen, esto
es, las regiones bisagra.
Los segmentos que
codifican la parte
variable son de dos
tipos, segmentos V y
segmentos D,
responsables de la
variabilidad y diversidad
de las inmunoglobulinas respectivamente. Le siguen los segmentos J o de unión, responsables de unir
los fragmentos anteriores con los segmentos C que codifican para la parte constante. El número de
segmentos responsables de la codificación de la parte constante es muy limitado en relación con el
número de segmentos que codifican la parte variable de las inmunoglobulinas (Figura 4.2).
En las células embrionarias los segmentos de una misma clase se encuentran separados del resto de tal
forma que, por una parte, se encuentran los segmentos V, por otra los D, los J y los C. Estos segmentos
están contenidos en los exones, que son aquellos fragmentos de DNA que serán transcritos para dar
lugar a la síntesis de proteínas, y que se encuentran separados entre sí por fragmentos de DNA no
codificadores de proteínas denominados intrones. En consecuencia se puede concluir que: La síntesis de
las cadenas ligeras y pesadas de las inmunoglobulinas está regulada por cromosomas distintos. En esta
síntesis participan varios segmentos de genes que combinados dan lugar a los genes funcionales
responsables de la codificación de las cadenas de las inmunoglobulinas.
Las observaciones anteriores se interpretaron como que a lo largo del proceso madurativo de los
linfocitos B, se produce un reagrupamiento de segmentos de genes para la iniciación de la síntesis de las
cadenas ligeras y pesadas. A este fenómeno se denomina recombinación intracromosómica. A medida
que se produce el proceso madurativo de los linfocitos B, los segmentos V, D y J cambian de sitio en el
cromosoma de tal manera que se colocan juntos. Posteriormente este conjunto V/D/J se reagrupa con
el segmento C correspondiente quedando constituido en consecuencia un gen con toda la información
de la cadena. Cuando el linfocito B es maduro posee ya reagrupados los genes correspondientes a sus
cadenas ligeras y pesadas
y sólo podrá producir un
determinado tipo de
anticuerpo.
Reordenamiento de
genes de cadenas ligeras
En la síntesis de cadenas
ligeras participan los
segmentos V, J y C (es
decir, no hay genes D para
la cadena ligera). Así pues,
en el proceso de
recombinación de genes
de cadenas ligeras se
acopla un segmento V con
un segmento J y el
conjunto V/J se
recombina con el segmento correspondiente a la parte constante C. El proceso de transcripción se hace
de tal manera que el RNA mensajero contiene información secuenciada V, J y C. En la (Figura 4.3) se
esquematiza el proceso de recombinación y trascripción ocurridos en la línea celular B conducente a la
síntesis de cadenas k.
A su vez, un proceso similar, si bien esta vez en dos etapas, ocurre para la formación de una cadena
pesada. En este caso participan los segmentos V, D, J, y C. Primero se produce la recombinación entre
un segmento D y un segmento J. En la segunda fase, este conjunto D/J se recombina con un segmento V.
El complejo V/D/J se puede por último recombinar con cada uno de los segmentos que codifican las
regiones constantes, según la inmunoglobulina a formar. El proceso de recombinación con los genes C
tiene lugar a nivel de RNA. Vamos a encontrar en este momento el siguiente orden: el segmento líder;
un fragmento V/D/J
reordenado y unido y a
continuación cada uno
de los genes que
codifican para las
regiones constantes
(C m ; C d ; C t , etc)
separados entre sí por
los correspondientes
intrones y a su vez
precedidos por sus
respectivos
promotores.
En este caso la recombinación se ha producido entre VH3, D1, JH2, responsables de la parte variable de
la cadena pesada que se ha recombinado con la parte constante del segmento del gen Cg3, que
originará la cadena pesada correspondiente a la IgG3. En el caso de los genes V de las cadenas pesadas,
al igual que hemos visto para las cadenas ligeras, junto a su segmento génico se encuentran las
estructuras líder y cerca de las mismas se sitúan las secuencias promotoras.
Asociados a los segmentos V y situados en dirección 5' de los mismos, existen otros segmentos génicos
conocidos como segmentos líder (L). Estos segmentos génicos codifican un péptido pequeño que servirá
de guía tanto para las cadenas ligeras como pesadas a su paso por el retículo endoplásmico pero que se
separa de estas cadenas antes de que las mismas se unan entre sí para formar la molécula completa de
inmunoglobulina.
Junto a estos segmentos génicos se sitúan otros conocidos como segmentos promotores y que son
responsables de iniciar la señal del proceso de transcripción del mRNA. La secuencia promotora
comienza normalmente a una distancia de alrededor de 25 pares de bases antes del lugar de inicio de la
transcripción y continúa alejándose del mismo en dirección 5', aunque su localización y longitud no son
siempre las mismas. El lugar preciso de la iniciación de la transcripción es reconocido por la combinación
conservada de cuatro bases en las que se alternan timina y adenina, para formar lo que se conoce como
caja "TATA", siendo continuada por el triplete de bases que codifica el aminoácido metionina, que suele
ser el primero codificado de manera casi constante en la mayoría de los genes eucarióticos.
Dentro de las secuencias promotoras, vamos a encontrar los denominados motivos de secuencias, esto
es, secuencias del DNA a las que se van a unir de manera específica ciertas proteínas nucleares que son
las que van a regular su función. En definitiva, las proteínas que van a unirse a estos motivos en el DNA
van a regular, en última instancia, la transcripción del DNA, por lo que también estos factores o
proteínas de unión son conocidos como factores transcripcionales. En el caso de los genes de las
inmunoglobulinas, encontramos en la región promotora la presencia conservada de un octámero
(secuencia de ocho bases) en la región 5' no traducida de los genes V k , mientras que la secuencia
complementaria pero invertida de este octámero es encontrada en los genes V H .
Este complejo proceso de recombinación que hemos estudiado hasta ahora ha de tener,
necesariamente, un mecanismo de regulación muy estricto. Este mecanismo está constituido por, al
menos, los genes RAG-1 y RAG-2 (genes activadores de la recombinación 1 y 2).
Estos genes fueron descubiertos en el laboratorio de David Baltimore en 1990. El descubrimiento previo
de que cada uno de los genes V, D y J era precedido de una corta secuencia única de DNA cuya función
es la de servir de señal para los procesos de recombinación, y que es conocida como secuencia de señal
de recombinación (SSR) permitió la identificación de estos genes.
Este sistema experimental permitió la posterior identificación de RAG-1, seguido del descubrimiento de
un segundo gen (RAG-2) muy ligado al anterior tanto en su localización como en su estructura, y que
actuaba de una manera sinérgica con RAG-1 facilitando los procesos de recombinación.
El papel in vivo que cada uno de estos genes juega en el desarrollo ontogénico del sistema inmune es
crítico. Para demostrarlo, se generaron mediante un proceso de ingeniería genética, conocido como
gene targeting, ratones que carecían específicamente de RAG-1 o de RAG-2. El análisis de estos ratones
demuestra que no se producen fenómenos de recombinación en ninguno de los dos casos, y que como
consecuencia, no se encuentran presentes en la periferia ni linfocitos B ni T maduros.
Esto indica que los procesos de recombinación génica tanto de los genes del TCR y de las
inmunoglobulinas van a estar sometidos a mecanismos comunes de regulación. Aún más importante, se
ha encontrado recientemente un grupo de pacientes que tienen mutaciones en RAG-1 o RAG-2, dando
como resultado la aparición de una inmunodeficiencia combinada severa por bloqueo en los procesos
de recombinación tanto de linfocitos B como T.
Por tanto, este acercamiento implica la formación de un bucle en la estructura espacial del DNA, de
manera que la aproximación entre ambas regiones no es lineal, sino espacial. Al igual que en el caso de
los segmentos promotores, las regiones enhancer van a contener motivos de unión que van a
interactuar con los factores transcripcionales. Uno de los primeros factores en ser descubierto y más
relevante funcionalmente es el factor de transcripción NF-kB, que se une a la región amplificadora del
gen k. En la (Figura 4.5) se muestra un esquema del proceso por el cual se eliminan los segmentos de
genes que no se van transcribir.
Otro mecanismo
importante en la regulación
del reordenamiento de los
genes de las
inmunoglobulinas es el que
controla las uniones entre
los genes V, D y J. Es decir,
cuales son las señales que
hacen que un gen D
identifique, dentro del
cromosoma, la secuencia de un gen J con el que puede unirse, y, a su vez, el gen V identifique la
secuencia del complejo DJ ya formado. Los reconocimientos y uniones de unos genes con otros están
controlados por combinaciones de secuencias de DNA que se encuentran conservadas y son únicas de
los genes de las inmunoglobulinas. Estas secuencias están formadas por un heptámero palindrómico, un
espaciador variable de 23 pares de bases y un nonámero palindrómico (Figura 4.6).
Este motivo va a reconocer otro formado por un nonámero de secuencia igual pero invertida al anterior,
continuado por un espaciador variable de 12 pares de bases y un heptámero cuya secuencia es, otra vez,
igual pero invertida al heptámero anterior. La longitud conservada de los espaciadores no es casual, en
tanto que se ha sugerido que 12 pares corresponden a una vuelta de la hélice de DNA, y 23 a dos. Así,
los segmentos que contienen un espaciador de 12 bases sólo se pueden unir a otro de 23. Esto asegura,
en el caso de las cadenas pesadas, que los genes se reordenen en el orden correcto. El mecanismo
exacto por el que estas secuencias conservadas regulan la unión de los genes de las inmunoglobulinas
no se conoce todavía con exactitud.
El primer mecanismo implica que las células B cambian su isotipo tiene lugar esta vez a nivel de DNA, así
una célula que ha sido comprometida a producir anticuerpos de un determinado isotipo, va a sufrir una
delección de todos los genes C a excepción del correspondiente a la subclase que va a ser producida
(Figura 4.7). El segundo mecanismo es conocido como splicing alternativo (Figura 4.8). Este proceso
molecular genera polimorfismo proteico debido a la transcripción alternativa de los exones Estos
fenómenos pueden ser influenciados por ciertas citocinas. Así por ejemplo, la IL-4 induce el cambio de
isotipo de IgM a IgG1 o bien a IgE.
CAUSAS DE LA DIVERSIDAD DE LAS INMUNOGLOBULINAS.
La diversidad de las inmunoglobulinas deriva de la variabilidad de las cadenas ligeras y pesadas, por una
parte, y por otra de las diversas posibilidades de unirse entre sí estas cadenas. La variabilidad de
cadenas, tanto L como H, que un mismo organismo es capaz de producir, se debe al alto número de
segmentos V existentes, a las diversas regiones J y D también existentes y a la multiplicidad de formas
de combinación de V/J, en las cadenas ligeras, y V/J y J/D, en las cadenas pesadas. Es decir, el primer
mecanismo de generación de diversidad procede de las diferentes posibilidades combinatorias de cada
uno de los genes entre sí.
Así, si consideramos que para la cadena pesada de las inmunoglobulinas del ratón existen unos 300
genes V H (aunque éstos pueden llegar hasta 1000), 12 genes D H y 4 genes J H , las posibilidades de
combinación diferentes son como mínimo de 1.4x104 (300x12x4). A esto hay que añadir las
provenientes de las cadenas ligeras. La cadena k tiene 300 genes V k y 4 J k , mientras que la l sólo tiene 2
genes V l (aunque en humanos contiene muchos más) y 3 J l . Las posibilidades combinatorias son por
tanto de 1.2x103 en el primer caso y de 6 en el segundo. Al necesitarse la unión de cadenas pesada y
ligera, las posibilidades combinatorias son las resultantes de multiplicar cada una de ellas.
Este mecanismo multiplica por, al menos, nueve las posibilidades combinatorias de los genes de la
cadena pesada y por tres las posibilidades de los genes de las cadenas ligeras, en tanto que por término
medio se producen tres reordenamientos por cada unión. Además, toda la diversidad generada por los
dos mecanismos ya mencionados, puede verse amplificada por la aparición de mutaciones puntuales en
el gen responsable de una determinada cadena de inmunoglobulinas. La ocurrencia de hipermutaciones
somáticas como vía de generación de diversidad se ha demostrado al encontrarse cadenas de
inmunoglobulinas que, obtenidas del mismo tipo de mieloma, poseían secuencias de aminoácidos
ligeramente diferentes a pesar de estar codificadas por un mismo gen.
Estas mutaciones somáticas son de gran importancia en los procesos de incremento de la afinidad del
anticuerpo. Sabemos que conforme se produce en el tiempo la respuesta de inmunoglobulinas, esta no
sólo incrementa el número de moléculas producidas, sino que igualmente lo hace la afinidad de las
mismas. También, hay que indicar que a la diversidad de las cadenas ligeras y pesadas en sí mismo, hay
que añadir la diversidad derivada de las diferentes formas de unión de las cadenas ligeras con las
pesadas.
Normalmente cada célula productora de anticuerpos sólo expresa un tipo de cadena pesada y otro de
cadena ligera. Este fenómeno se produce a pesar de que los genes que codifican estas cadenas se
encuentran presentes en los dos cromosomas, uno de origen paterno y otro de origen materno, en
tanto que las células productoras de inmunoglobulinas son diploides. Es decir, a pesar de que existan
dos copias para cada uno de los segmentos génicos V, D, J y parte constante de las cadenas pesadas y
ligeras, sólo una es expresada. De no ser así se generaría un serio problema en el individuo que
generaría anticuerpos por una misma célula con especificidades diferentes.
Se piensa que este fenómeno, conocido como exclusión alélica, se debe a que sólo los genes de un
cromosoma sufren los procesos de reagrupamiento antes indicados de manera que sólo la información
del cromosoma no reorganizado es abortada y no se expresa. Esto implica que una vez que se ha
producido una unión productiva V/D/J, los procesos de recombinación son bruscamente detenidos en el
otro cromosoma, de manera que no se puede dar lugar a un segundo anticuerpo maduro.
El mecanismo exacto por el que se produce la exclusión alélica no está completamente definido. No
obstante, se piensa que una vez producido un reordenamiento efectivo de los genes de las
inmunoglobulinas, la proteína madura va a enviar una señal negativa de manera que la célula no
produzca nuevos reordenamientos.
Así, la presencia de un reordenamiento completo de la cadena pesada va suponer el envío de una señal
que inhiba nuevos reordenamientos de otras cadenas pesadas, por un lado, y por el otro va a hacer que
se inicien los reordenamientos correspondientes a las cadenas ligeras, comenzando por las cadenas k.
El proceso de exclusión alélica tiene como fin asegurar que cada una de las células B produce un único
tipo de anticuerpo, a fin de evitar el reconocimiento de más de un epítopo mediante la producción de
anticuerpos multireactivos.
En el proceso de traducción en el ribosoma se sintetizan los péptidos. Una vez formados los péptidos de
una Ig se produce la glicosilación de los mismos en el propio retículo endoplásmico, así como su
ensamblaje para la formación de la Ig completa, antes de ser secretada por la célula. El proceso de
ensamblaje parece desarrollarse en las siguientes fases: H+H àH2+LàH2L+LàH2L2. En el caso de la IgM,
parece que por el contrario se unen primero una cadena pesada con una ligera, uniéndose esta media
molécula a su otra media independientemente formada.
Una vez que se ha producido el ensamblaje de la inmunoglobulina, esta molécula tiene dos opciones
funcionales. Una primera es la de permanecer en la membrana de las células B, convirtiéndose de esta
forma en el receptor de las células B para el antígeno. La segunda opción es la de ser secretada al medio,
con la función de interaccionar directamente con el antígeno y conseguir su destrucción.
La única diferencia entre ambas es que las formas de Igs de membrana tienen en la región carboxi-
terminal de la cadena pesada un fragmento añadido de 19 aminoácidos. La decisión de optar entre una
forma u otra es tomada a nivel de transcripción del RNA, una vez más mediante un proceso de splicing.
En el caso que nos ocupa, el proceso conlleva la transcripción adicional de dos exones (M1 y M2)
situados en la región 3' del gen C H , lo que a su vez da como resultado que se genere el fragmento de 19
aminoácidos que origina una región transmembrana hidrofílica continuada por una muy corta región
intracitoplasmática.
Si esto ocurre así, se origina el anclaje de la molécula a la superficie celular, dando por tanto lugar a una
inmunoglobulina de superficie, mientras que si estos dos exones no son transcritos, la hidrofobicidad
conferida a la inmunoglobulina hace que la molécula no pueda anclarse a la superficie y sea secretada.
Por primera vez se habían desarrollado cultivos continuos de células híbridas que segregaban un
anticuerpo monoclonal de especificidad predefinida. Una vez seleccionado el hibridoma adecuado, éste
puede conservarse largo tiempo congelado. En cualquier momento el clon puede hacerse crecer para la
producción de anticuerpos por inyección a ratones o siembra en cultivo. Generalmente el clon se
inyecta intraperitonealmente generándose ascitis extraordinariamente ricas en anticuerpos, de donde
son fácilmente purificables. Cuando el clon se ha cultivado in vitro el anticuerpo se recolecta a partir del
sobrenadante del cultivo.
Tecnología de la obtención de AcMo.
Generalmente se comienza por inmunizar a ratones de la cepa BALB/C con el antígeno frente al cual se
desea obtener el anticuerpo. El protocolo de inmunización suele ajustarse a tres dosis del material
antigénico que se administran intraperitonealmente, con intervalos de unas dos semanas.
Aproximadamente a los veinte días de la primera dosis, se comprueba la presencia de anticuerpos
dirigidos frente al antígeno en el suero del ratón. Comprobada la presencia de anticuerpos se procede al
aislamiento de las células B productoras de los mismos del bazo de los animales, en condiciones de
esterilidad.
Las células así obtenidas serán utilizadas para su fusión con células mielomatosas, generalmente del tipo
NSI. La línea mielomatosa NSI procede de un mieloma inducido en la cepa BALB/C que ha perdido la
capacidad de secretar inmunoglobulinas, por lo que no interferirá en la producción de anticuerpos con
los hibridomas que se obtengan. Mientras los linfocitos B, sensibilizados frente al antígeno
correspondiente aportan al híbrido los genes que codifican las cadenas ligeras y pesadas de las
inmunoglobulinas, la línea mielomatosa dota al híbrido de la capacidad de crecimiento ilimitado propia
de las células tumorales y, por tanto, de la posibilidad de desarrollarse tanto in vitro como in vivo.
Esta línea mielomatosa se ha hecho resistente a la 8- azaguanina porque carece de la enzima HGPRT
(hipoxantin-guanidin-fosforibosil-transferasa). La síntesis de su DNA la tiene que realizar a través de la
vía de novo que obtiene nucleótidos a partir de aminoácidos y azúcares. La aminopterina bloquea la
síntesis de novo de nucleótidos, por lo que las células de la línea NSI no sobrevivirán en presencia de
este fármaco. Esta característica permitirá eliminar las células NSI que no se han podido fusionar en el
medio rico en aminopterina. Las células NSI no fusionadas morirán, mientras que los híbridos podrán
seguir creciendo porque poseen la enzima HGPRT, aportada por los esplenocitos.
La fusión celular entre los esplenocitos del ratón inmunizado y la línea mielomatosa NSI se realiza en el
medio de cultivo adecuado que contiene, además de los nutrientes necesarios para un cultivo celular,
polietilen glicol (PEG) que es un detergente capaz de disolver parte de la membrana celular permitiendo
así la formación de células que contienen dos núcleos (fusión celular).Posteriormente se procede a la
selección de los híbridos que se inicia a partir de las 24 horas después de la fusión.
Para ello se añade medio de cultivo con HAT (mezcla de hipoxantina aminopterina y timidina), a cada
uno de los pocillos de las placas en donde se encontraban las células en cultivo. Hacia la tercera semana,
se retira la aminopterina de los cultivos añadiéndose medio HT (hipoxantina-timidina) y, por último,
durante la cuarta semana las células se mantienen sólo en medio de cultivo.
Terminado este proceso se estudian los sobrenadantes de los híbridos para determinar si producen
anticuerpos. Los hibridomas productores de anticuerpos se expanden y si siguen siendo positivos se
clonan cuando se estabilizan en cultivo. La clonación tiene como objetivo aislar el hibridoma productor
del anticuerpo deseado y que todas las células que lo constituyen procedan de la misma célula
progenitora, dado que los hibridomas productores de anticuerpos se encuentran mezclados en cultivo
con otros hibridomas que, o bien no son productores o sintetizan anticuerpos que no interesan.
• En la caracterización y cuantificación
de sustancias de interés biológico que se
encuentran en cantidades muy pequeñas, tales como hormonas, enzimas, interferones, etc (Tabla 4.1).
• En trasplantes de órganos y enfermedades autoinmunes en donde los AcMo dirigidos contra los
linfocitos T se utilizan frecuentemente en casos de amenaza de rechazo agudo.
• En oncología para la localización de células tumorales y/o su destrucción. Para ello los
anticuerpos específicos frente a antígenos tumorales tales como el antígeno carcinoembrionario pueden
ser marcados con sustancias radioactivas, como por ejemplo In111 o Tc99, y así localizar su situación en el
organismo mediante una gammacamara especial cuando son administrados a individuos afectos de
tumores. También los AcMo pueden ser utilizados en la destrucción de células tumorales en oncología,
para lo cual los anticuerpos son marcados con
drogas citostáticas y citotóxicas.
Sin embargo, sería deseable que, para su aplicación terapéutica, los anticuerpos procedieran de
linfocitos humanos y no de ratón o rata. Contrariamente a lo que se esperaba en un comienzo, la
utilización de linfocitos humanos ha resultado difícil, en tanto que los intentos de inmortalizar
hibridomas humanos mediante su fusión con células mielómicas de ratón o rata, han sido, hasta la
fecha, decepcionantes.
El problema reside en que, cuando se fusionan células humanas con células animales, hay una rápida
pérdida preferencial de los cromosomas humanos en las células híbridas interespecies resultantes. En la
actualidad se comienza a producir AcMo humanos empleando linfocitos B a los que se transforma en
tumorales mediante su infección con el virus de Epstein Barr, obteniéndose así linfocitos B productores
de AcMo que pueden ser clonados y, por consiguiente, anticuerpos monoclonales homogéneos en su
composición y especificidad.
Como se ha comentado con anterioridad, uno de los problemas del uso de AcMo en medicina es que al
ser en su mayoría de origen murino, cuando son administrados a individuos, éstos producen
anticuerpos frente a los mismos que disminuyen su eficacia o bien pueden presentar problemas de tipo
alérgico cuando se usan reiteradamente.
Para evitar este problema se están ya obteniendo mediante técnicas de ingeniería genética anticuerpos
humanizados de tipo quimérico. Estos anticuerpos se preparan mediante la creación de una molécula
híbrida en la que se mantienen las partes del anticuerpo monoclonal de ratón que le confieren la
especificidad (regiones V, D y J), y sustituir la región constante del anticuerpo de ratón por una región
igualmente constante del mismo isotipo
pero de procedencia humana.
De acuerdo con esto, es posible eliminar de un anticuerpo de ratón (al menos parcialmente) sus
regiones más inmunógenas, de manera que no sea reconocido como extraño por la persona que es
inyectada el organismo humano (Figura 4.14).Un paso más adelante en la humanización de los
anticuerpos monoclonales producidos en ratón ha sido ya dado mediante la realización de los llamados
anticuerpos hiperquiméricos.
En este caso se rediseña la parte variable del anticuerpo, de manera que los aminoácidos
correspondientes a la secuencia del anticuerpo de ratón que codifican las partes hipervariables para el
sitio de unión se introducen en el constructor que codificará la parte variable dentro del marco de la
región variable de un anticuerpo humano. Es decir, el anticuerpo humano va a servir únicamente como
vehículo o vector de las regiones de determinantes complementarios (CDR) murinas, que son en
realidad las responsables de la unión específica del anticuerpo con el antígeno.
2 cadenas pesadas idénticas
INMUNOLOGÍA GENERAL
2º Medicina 2 cadenas ligeras idénticas ( o !)
UVA
Las células B en reposo transcriben RNA que incluye ambos genes (C% y
C&). Por procesamiento alternativo del RNA, las células pueden
simultáneamente separar RNAs para IgM e IgD, ambos con la misma
especificidad de antígeno.
Secrección
de IgA
secretora.
Cadena J
Pieza
Secretora
Las Inmunoglobulinas existen en 2 Formas
– TI-2 activan por “cross-linking” las Igs de las células B por estructuras homogéneas y
repetitivas (como dextrano)
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)
TEMA 6
EL RECEPTOR PARA ANTÍGENO DEL LINFOCITO B.
La Respuesta Inmune específica se basa en el reconocimiento específico de los
antígenos, tanto en la respuesta de linfocitos B, como en la de los T. Para este
reconocimiento específico hay unas proteínas fundamentales en cada tipo de linfocito, y
las Inmunoglobulinas son las moléculas específicas para antígeno propias de las células
B. Por tanto, el principal papel del linfocito B va a ser la síntesis de dichas moléculas.
Estos dominios tienen una nomenclatura (diapositiva 6.3 derecha): La porción más
conservada de molécula a molécula, que es la zona carboxilo-terminal, se denomina
región constante (C) y en el nombre del dominio se hace constar si es de la cadena
pesada o ligera con un subíndice (H o L): así tenemos dominios CH y CL. En cada cadena,
ya sea pesada o ligera, los extremos amino-terminales son los responsables del
reconocimiento de antígeno, son los dominios variables (V); de nuevo, la pertenencia a
cadenas pesadas o ligeras se hace constar con subíndices: VH y VL. Por último, sólo en el
caso de las pesadas (ya que las ligeras tienen un único dominio constante), los dominios
constantes se numeran: CH1, CH2, CH3.
Entre el primer y segundo dominios constantes de la cadena pesada existe una zona
bisagra de longitud variable (o no existente en algunos casos) que confiere flexibilidad a la
Ig.
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Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)
• Papaína: se produce un corte por la zona bisagra . Obtenemos 3 fragmentos: uno con
los 2-3 dominios constantes de cadenas pesadas o fragmento cristalizable (Fc) y 2
fragmentos que incluyen los dominios variables llamados Fab (antigen binding
fragment)
• Pepsina: se dan distintos puntos de corte en las cadenas pesadas. Obtenemos un
gran fragmento con los dos sitios de unión al antígeno unidos, denominado F´(ab)2 y
diferentes fragmentos de la porción constante de las cadenas pesadas denominados
pFc´.
Las Igs toman su nombre de la cadena pesada, independientemente del tipo de cadena
ligera que lleven. Así hay: IgM, IgD, IgG, IgA e IgE, respectivamente. Las cadenas κy λ
son estructural y funcionalmente idénticas. Pero además, pequeñas variaciones dentro de
las moléculas de los isotipos IgG e IgA permiten diferenciar cuatro subclases de IgG
(IgG1, IgG2, IgG3 e IgG4; con cadenas pesadas γ1, γ2, γ3 y γ4, respectivamente) y dos
subclases de inmunoglobulinas IgA (IgA1 e IgA2; cadenas α1 y α2). Por lo tanto, en
conjunto hay nueve isotipos de Igs, cada uno de los cuales puede contener cadenas
ligeras κ ó λ.
Las moléculas Ig E y Ig M carecen de región bisagra y tienen un cuarto dominio
constante. El resto de las Ig tienen región bisagra.
Cada Ig tiene, además, puntos de glicosilación que se representan mediante hexágonos,
la Ig menos glicosilada es la IgG.
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Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)
3
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)
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Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)
Ya hemos visto en el apartado anterior, que muchas de las funciones efectoras de las
Inmunoglobulinas están mediadas por su porción constante (fragmento cristalizable =Fc).
Para que esto sea así, el sistema Inmune ha desarrollado una serie de receptores
capaces de reconocer la porción Fc de los diferentes isotipos de Inmunoglobulinas, que
se llaman de modo genérico Receptores para Fc (FcR) (diapositiva 6.16). Estos
receptores se encuentran ampliamente expresados (diapositiva 6.17) en diferentes
células del sistema inmune (leucocitos y plaquetas). Su nomenclatura va en función del
isotipo de Inmunoglobulina que reconocen. Así, el receptor para Fc de la IgG se denomina
FcγR, y el de la IgE FcεR. Posteriormente, según se fueron descubriendo diferentes tipos
de receptor se les fue poniendo un número romano (I, II, III). Una característica importante
de estos receptores es que sólo se unen a la Inmunoglobulina cuando esta, a su vez, se
ha unido al antígeno. Sólo en estas circunstancias la porción constante de la Ig ha sufrido
un cambio conformacional que la permite ser reconocida por el Receptor. Una excepción
a esta regla, la constituyen algunos receptores para IgE, en particular FcεRI, que se
expresa fundamentalmente en mastocitos. Es tan elevada la afinidad de estos receptores
por la IgE, que es habitual que los mastocitos se encuentren “cargados” de IgE en su
superficie, de modo que si esa IgE encuentra su antígeno específico, las consecuencias
del reconocimiento son inmediatas.
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Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)
La mayor parte de los linfocitos B expresan BcR con IgM en superficie (muy a menudo, de
modo simultáneo expresan IgD). Estos linfocitos B IgM+IgD+, son linfocitos maduros que
aún no han sido estimulados por el Ag que reconocen. Una pequeña proporción de
linfocitos B expresan sólo BcR con alguno de los otros isotipos (G1, G2, G3, G4, A1, A2,
E, D); ya han reconocido su antígeno específico y se han especializado en la síntesis de
un isotipo en concreto.
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Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)
Tipos de antígenos:
Para la puesta en marcha de una respuesta inmune humoral, en la mayor parte de los
casos no es suficiente la única participación de los linfocitos B. Los linfocitos T también
juegan un papel determinante. A las células T que ayudan a los linfocitos B en su
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Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)
Las células B inmaduras (con IgM sin IgD) son eliminadas o inactivadas si
interaccionan con antígenos abundantes en el entorno con objeto de que respeten más
tarde las moléculas propias. Este proceso se conoce como selección negativa de células
B, y también juegan un papel importante los linfocitos T. Así, solo salen de la médula
ósea, a la sangre periférica, las células B que no reconocen ningún antígeno propio
durante la selección. Como la mayoría de los antígenos con los que están en contacto en
la médula ósea son de origen propio, la posibilidad de encontrar células B autorreactivas
en sangre periférica es muy remota.
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Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)
TEMA 7
SINTESIS DE INMUNOGLOBULINAS.
7.1 Estructura de los genes para las cadenas pesadas y ligeras de Inmuno-
globulinas: diversidad potencial.
La organización de los genes que codifican las inmunoglobulinas (diapositivas 7.3 y 7.4)
es característica y asegura la generación de la diversidad de anticerupos necesaria para
responder a casi cualquier antígeno. La mayor parte de las proteínas del organismo son
codificadas por genes únicos. Esto no es así en el caso de las inmunoglobulinas, ya que
para codificar los dominios variables, y a veces, los constantes de sus proteínas, el
genoma contiene múltiples versiones, ligeramente distintas, que se combinan entre sí al
azar.
• Genes para las cadenas pesadas: Todos los genes de las cadenas pesadas se
encuentran localizados en el cromosoma 14. Los dominios constantes de las
cadenas pesadas (CH) son codificados por un único gen para cada isotipo. De
modo que existen 9 genes C (constante) que no contribuyen a la diversidad ya que
estos dominios sólo modifican el isotipo y no la especifidad para Ag. El orden de
estos genes C en el cromosoma 14 es siempre el mismo (diapositiva 7.4) y se
nombran igual que el isotipo (o subclase) para el que codifican pero con la
correspondiente legra griega (α, δ, ε, γ ó µ). En cambio, para codificar el dominio
variable de la cadena pesada (VH), los genes se organizan en 3 grupos: V, D y J.
Los genes V (variable) en un número de 50, a continuación 30 genes D
(diversidad) y 6 genes J (unión). Cada combinación particular V-D-J codificará
para un dominio variable diferente. La diversidad potencial de la cadena pesada de
una inmunoglobulina es pues de: (50) x (30) x (6)= 9000 cadenas pesadas distintas
• Genes para las cadenas ligeras: Los genes de la cadena ligera κ se localizan
en el cromosoma 2, y los de λ en el cromosoma 22. La disposición de
fragmentos en dichos cromosomas es siempre la misma (diapositiva 7.4). En el
caso de κ: 40 genes V y 5 genes J que al unirse al azar (V-J) codifican para los
distintos dominios variables (VL), y a continuación un único gen C. Para la cadena
λ: 30 genes V, 3 genes J 3 genes C. La diversidad potencial de las cadenas
ligeras es de 200 y 270 respectivamente (lo que suma 470). De este modo la
diversidad potencial de anticuerpos = 9000 x ( 270 + 200) = 4 . 106 Igs posibles.
Esta cantidad potencial queda lejos del repertorio necesario, como hemos dicho al
inicio.
1
Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)
Los segmentos génicos que codifican las regiones variables de las inmunoglobulinas se
encuentran muy separados en el genoma en todas las células del organismo, excepto en
las del linaje B. La aproximación de estos genes se produce en la médula ósea durante el
proceso de maduración de los linfocitos B y tiene lugar por un proceso de recombinación
entre los diferentes segmentos génicos denominado recombinación somática.
En las cadenas pesadas (diapositivas 7.6, 7.9, 7.12 y 7.13), y también en los
precursores de linfocitos B, una de las versiones del fragmento D se yuxtapone a una
versión del fragmento J en un primer paso de recombinación. Después una versión de V
se recluta para yuxtaponerse a las anteriores. Em ambas recombinaciones, hay pérdidas
de grandes fragmentos de DNA. Ahora será posible la transcripción de un RNAm con los
segmentos V-D-J-C necesarios. Estos segmentos se alinearán definitivamente
durante el procesamiento (ayuste) del RNA mensajero. La inmunoglobulina resultante
tendrá el dominio variable codificado por los fragmentos V-D-J, y los dominios constantes
codificados por el fragmento C. El que dicha inmunoglobulina sea de membrana o soluble
dependerá de que en el procesamiento del RNA se incluyan o no los exones que codifican
para la porción transmembranal y citoplasmática de la proteína. Y la inmunoglobulina será
IgM o IgD también dependiendo de dicho procesamiento del RNA. El resto de isotipos no
se pueden producir inicialmente, ya que requieren cambios adicionales en el DNA. De
modo que las inmunoglobulinas que puede producir un linfocito B maduro inicialmente
son: -mIgM, sIgM, mIgD, sIgD (donde s y m indican “soluble” o “membrana”).
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Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)
azar que no valen para nada. Son los reordenamientos no productivos (diapositiva
7.8). Por ello, tanto en el procesamiento de cadenas pesadas como ligeras pueden
rescatarse reordenamientos iniciales no productivos y volver a reordenar los cromosomas
correspondientes al azar hasta obtener reordenamientos productivos. Una vez conseguido
un reordenamiento productivo existe una señal que paraliza el proceso.
Hemos dicho que con las combinaciones de todas las cadenas ligeras y pesadas se
pueden obtener 4 millones de Ac distintos. Se sabe que el organismo puede producir
hasta 109 clases de Ac. Por tanto se hacen necesarios una serie de mecanismos que
permitan aumentar más aún la diversidad de Ac en el organismo.
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Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)
Los pasos que sigue la célula en los procesos de reordenamiento de las cadenas pesadas
y ligeras en los diferentes estadíos de diferenciación se resumen en la diapositiva 7.17 a
modo de algoritmo. Como se aprecia hay múltiples posibilidades, por eso aunque los
procesos de reordenamiento sean imprecisos, hay bastantes posibilidades de que los
precursores B progresen y maduren.
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Inmunología General, 2º Medicina (2005-2006)
Así, en la médula ósea en la fase B-inmadura, si los linfocitos B que expresan IgM
reconocen autoantígenos (diapositiva 7.22) en las células del estroma de la médula
ósea: al no recibir señales de cooperación por parte de una célula T, entran en apoptosis
y mueren (Delección clonal).
Así que las céluas B inmaduras cuya IgM no reconozca nada propio en la médula,
sufrirán la última etapa de diferenciación, co-expresarán IgM e IgD (B-maduras) y
migrarán a la periferia.
Pero en la médula ósea no estan representados todas las proteínas de nuestro organismo
(potenciales autoantígenos). Si los linfocitos B maduros se encuentran que al entrar en
algún tejido su inmunoglobulina de superficie es específica para proteínas propias: si el
autoantígeno es de superficie, en ausencia de cooperación, entrarán en apoptosis y
morirán. Si el autoantígeno es soluble, en ausencia de cooperación, dejan de expresar
IgM, expresan sólo IgD y por lo tanto entran en anergia.
Todo lo que hemos comentado en este capítulo hasta el momento, hace referencia a una
subpoblación de linfocitos B mayoritaria, son las denominadas células B-2. Pero hay otra
población minoritaria, menos evolucionada que se diferencia antes (en el feto) y que se
denominan células B-1 (diapositiva 7.20). Estas células se distinguen por expresar en
su superficie el antígeno CD5 (las B-2 no lo expresan) y se han implicado en algunas
enfermedades autoinmunes. Son células mas primitivas, aparecen antes en el desarrollo,
carecen de algunas enzimas importantes, y se han equiparado a las células T-γδ. Tienen
una especificidad menor (diapositiva 7.21), no sufren mutación somática y apenas
cambio de isotipo (producen IgM mayoritariamente), pero producen más cantidad de
anticuerpos que las células convencionales B-2.
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INMUNOLOGÍA GENERAL
2º Medicina
7.-Síntesis de
Inmunoglobulinas
(Inmunoglobulinas: reordenamiento
de genes; generación del repertorio B;
deleción clonal de linfocitos
autoreactivos)
A. Corell
UVA
Indice de contenidos del Tema 7 Tanto las cadenas pesadas como ligeras, tienen genes que codifican para las regiones variables y constantes
Síntesis de Inmunoglobulinas
7.1 Estructura de los genes para las cadenas pesadas y ligeras de Inmunoglobulinas
-Diversidad potencial
7.2 Reordenamiento de los genes de Inmunoglobulinas: pesadas y ligeras:
-Secuencias intrónicas implicadas en la recombinación
-Enzimas implicadas
-Procesamiento de los transcritos
7.3 Mecanismos de amplificación del repertorio:
-Diversidad de unión
-Mutación somática
7.4 Expresión de las Igs en el BCR:
-Exclusión alélica
-Cambios de Isotipo
7.5 Maduración de los linfocitos B:
-Secuencia de eventos genéticos
-Cooperación T-B
-Deleción de clones autorreactivos
-Subtipos de linfocitos B
El reordenamiento cromosómico sucede por mecanismos recombinacionales
(enzimas RAG-1 y RAG-2) entre secuencias alineadas de DNA. Este
alineamiento puede darse de varios modos.
Las células B
(como las T)
tienen la
oportunidad de
“rescatar”
reordenamientos
iniciales no
productivos y
sufrir
reordenamientos
adicionales. Esto
ocurre tanto en
las cadenas
pesadas como en
las ligeras.
Mutación somática
V, D, J
genes C C! C"3 C"1 C"2b C"2a C# C$
DNA
DNA
VDJ C C!
mRNA
VDJ C C! VDJ C!
mRNA mRNA
Cambio de isotipo
¿Puede ocurrer que células que estén secretando IgE cambien a
V V1 V1 V1 V1 V1 producir IgG3 ?
D3 D3 D3 D3 D3
J9 J9 J9 J9 J9 VDJ C# C$
H
El cambio de Isotipo ocurre
multiples veces en una línea IgE
C clonal.
Citocinas producidas por la célula T controlan los cambios de isotipo (lista parcial)
IgM
H
IgM IgM IgM IgM IgD IgG IgE IgA
IgM IgG IgG IgA IgM IgA IgG IgA IgG IgG IgE IgG
Pro-B Pre-B B
La célula T
(normalmente
Th2) se adhiere a
la célula B
La célula T
reorienta su
aparato
secretor
La cadena pesada se reordena primero ( ).
se expresa en superficie con una cadena ligera “subtitutiva”.
La célula T
La cadena ligera se reordena. secreta
La cadena ligera definitiva (% o &) se une a en la sufperficie (IgM). citocinas
! se empieza a formar y se expresa con la misma cadena ligera (IgD). (e.g., IL-4)
Subtipos de células T y B
Las células B-1 pueden ser una
T Cells B Cells sub-población “primitiva”
6.2.2 Afinidad
La afinidad de un anticuerpo(Ac) concreto (p. ej., cuando usamos un anticuerpo monoclonal) por un
epitopo (H) es la suma de todas las fuerzas atractivas y repulsivas entre un sitio de unión de ese
anticuerpo y el correspondiente epitopo. Ello se puede definir a través de la correspondiente constante
de equilibrio (K), según la ley de acción de masas:
siendo [Ac] la concentración de sitios libres de Ac y [Ac-H] la concentración de sitios ocupados del Ac.
La determinación de la constante de afinidad K se realiza en experimentos de diálisis, que conducen a la
determinación de la ecuación de Scatchard:
6.2.3 Avidez
Es la fuerza con la que el Ac multivalente se une a un Ag multivalente. Aunque depende de las afinidades
individuales de cada uno de los determinantes individuales de ese antígeno, su valor es mucho mayor
que la suma de afinidades.
Pero por otro lado, hay que considerar que los Ag naturales suelen tener más de un tipo de
determinante antigénico. Cuando un antígeno de este tipo entra en un individuo, éste produce un
antisuero, que presenta varios tipos de anticuerpos, cada uno de ellos dirigidos a un tipo diferente de
determinante antigénico del Ag original. En esta caso se habla de avidez del antisuero, que es la fuerza
conjunta de los distintos anticuerpos de ese antisuero que reconocen al antígeno multivalente
complejo:
n Ac + mAg Acn Agm},
donde n representa la heterogeneidad del anticuerpo, y m los distintos tipos de epitopos del antígeno.
Los factores que contribuyen a la avidez del antisuero son complejos, pero uno muy interesante es el
derivado de la multivalencia del antígeno. La fuerza de unión de un antígeno complejo multivalente a
varios tipos de Ac es mucho mayor que la suma aritmética de las fuerzas de unión de cada anticuerpo:
La avidez refleja mejor la situación fisiológica, pero la afinidad nos caracteriza lo que ocurre con cada
tipo de anticuerpo concreto en su interacción con el epitopo.
Dentro de los procedimientos inmunológicos, los más útiles y prácticos son aquellos que se basan en la
especificidad de la unión Ag-Ac. La propiedad que tienen las Igs de unirse a un Ag, la especificidad de
esta unión y el hecho de que pueda ser visualizable por los fenómenos de precipitación, aglutinación y
otros mecanismos indirectos (marcaje con fluoresceína, con radioisótopos o con enzimas) hace que
estos métodos se empleen ampliamente.
Existen diversos métodos basados en procedimientos distintos para visualizar la unión Ag-Ac (Tabla
17.1). Así tenemos:
1. Técnica de precipitación
propiamente dicha.
3. Técnica de inmunoelectroforesis.
Técnica de precipitación
Técnica de inmunoelectroforesis
Técnicas de Aglutinación
En estas técnicas se hacen visibles los complejos Ag-Ac por la aglutinación que producen los anticuerpos
cuando el Ag forma parte o se ha unido artificialmente a la superficie de glóbulos rojos, plaquetas,
leucocitos, partículas de látex, etc. Normalmente se utilizan glóbulos rojos (hemaglutinación) o
partículas de látex.
Hemaglutinación directa
La presencia de antígenos en la
superficie de los glóbulos rojos se
puede detectar por la
hemaglutinación producida
cuando se añade un antisuero con
anticuerpos frente a dichos
antígenos. Esta técnica se emplea
habitualmente para la
identificación de los grupos
sanguíneos y Rh, para lo cual a la
sangre heparinizada se le añaden
los antisueros correspondientes:
anti- A, anti-B o anti-AB (todos ellos anti-Rh negativos). Habrá aglutinación cuando los glóbulos rojos
posean la especificidad del antisuero añadido (Tabla 17.2). De igual manera se procede con antisueros
anti-Rh para la determinación de los distintos grupos Rh.
Hemaglutinación indirecta
Técnicas de Inmunofluorescencia
La fluorescencia es una propiedad de ciertas moléculas que, al ser irradiadas con energía
electromagnética de longitud de onda adecuada, emiten radiación de longitud de onda característica
permitiendo su cuantificación. Las moléculas de un colorante fluorescente absorben luz en una longitud
de onda y convierten la luz absorbida de alta energía (longitud de onda más corta) en luz de menor
energía (longitud de onda más larga).
Citometría de flujo
La técnica de inmunofluorescencia se suele utilizar en el estudio de poblaciones de células de sangre
periférica. Actualmente el análisis de una suspensión de células vivas marcadas con un fluorocromo se
realiza mediante un citómetro de flujo. La suspensión celular se hace circular en forma de gotas
microscópicas. Las células pasan por un campo de detección atravesado por un potente rayo láser que
produce la dispersión de la luz y la activación de la fluorescencia.
Mediante sensores específicos se analizan y cuantifican las poblaciones en estudio en función de sus
propiedades fisicoquímicas y del marcaje efectuado. Para la separación celular este aparato lleva
acoplado un sistema que carga eléctricamente las células y con placas deflectoras se realiza su
separación (Figura 17.7). Además de basarse en la detección de la fluorescencia emitida por las células
marcadas, también lo hace en otras propiedades diferenciales de las células en estudio como tamaño
(FSC), complejidad (SSC), etc. (Figura 17.8).
La puesta a punto de las técnicas de citofluorometría, en las que se conjuga los avances de informática,
rayos láser y anticuerpos monoclonales permite el análisis fenotípico y funcional de las células T, B y de
todas aquellas células de las que se disponga de un antisuero que las identifique.
Marcadores de linfocitos B.
Marcadores de linfocitos T.
En este caso se utilizan los marcadores CD3, CD4 y CD8 presentes de forma específica en linfocitos T
totales y en la subpoblaciones de células T de colaboración y citotóxicas/supresoras respectivamente. En
el proceso de activación celular T se expresan nuevas moléculas de superficie, son principalmente
receptores para factores de crecimiento y proliferación celular.
Entre estos nuevos antígenos de activación expresados en la superficie celular se incluyen: a) receptores
de interleucinas (como la molécula CD25 que corresponde a la cadena p55 del receptor de la IL-2); b)
receptores de la insulina y de la transferrina (CD71); c) antígenos del Complejo Mayor de
Histocompatibilidad (CMH) clase II, que no están presentes en linfocitos T en reposo; y d) una gran
variedad de moléculas de superficie, cuya función no es totalmente conocida (por ejemplo, CD26, CD29,
VLA-2, CD69).
En donde: Ac: Anticuerpo; Ag: Antígeno (sustancia a cuantificar); Ag*: Antígeno marcado con un
isótopo; Ag-Ac: Complejos de anticuerpos y antígenos no marcados y Ag*-Ac: Complejos de anticuerpos
y antígenos marcados.
Otras técnicas
TÉCNICA DE RADIOINMUNOENSAYO
Para el proceso de inhibición se incuba una concentración fija de anticuerpo marcado frente a una serie
de diluciones de la muestra que contiene el antígeno. Existe una técnica no competitiva que es la
denominada sandwich: Se une un Ac en cantidades constantes a la fase sólida. Una vez realizado el
bloqueo, se añade el antígeno en concentraciones variables. Posteriormente se añade un segundo
anticuerpo contra el antígeno, pero esta vez marcado.
Además del radioinmunoensayo antes descrito hemos de considerar que, en la actualidad, es cada vez
más frecuente el empleo de inmunoglobulinas marcadas con isótopos radiactivos para su posterior
aplicación en diferentes campos: trazador en determinaciones in vitro de antígenos específicos, en
técnicas inmunorradiohistológicas y técnicas de análisis no competitivo que pueden ser una alternativa
al RIA en la determinación de algunas moléculas que no pueden ser marcadas directamente con
radioyodo, en la detección de tumores primarios o metastásicos (inmunoescintografía) e incluso la
posibilidad de irradiación local de células neoplásicas (inmunorradioterapia).
Todas las posibilidades anteriormente indicadas se basan en la posibilidad de marcar el anticuerpo con
radioyodo sin mermar su inmunorreactividad. El marcaje de proteínas o péptidos con yodo radiactivo
I125 ó I132 puede realizarse por diferentes métodos. La incorporación del yodo a la molécula se realiza en
los aminoácidos aromáticos que forman parte de la estructura de la cadena peptídica: tiroxina,
fenilalanina, triptófano o histidina.
La técnica del radioinmunoensayo posee algunos inconvenientes que derivan de la necesidad de utilizar
isótopos. Además de su peligrosidad y la obligatoriedad de disponer de instalaciones adecuadas para su
utilización, existen isótopos que tienen el inconveniente de su pronta caducidad.
TÉCNICA DE ENZIMOINMUNOENSAYO.
Esta técnica, también se conoce como test de ELISA (Enzyme-Linked Immunosorbent Assay). La
identificación de los complejos Ag-Ac, se hace mediante el empleo de enzimas, bien unidas al antígeno,
o bien unidas al anticuerpo. El test de ELISA puede ser directo o no competitivo, constando de los
siguientes pasos:
Al añadir la muestra con el posible anticuerpo se unirá y podrá ser detectado añadiendo anti-
inmunoglobulinas marcadas con el enzima. Otra variante de las aplicaciones inmunoenzimáticas es
cuando el antígeno se encuentra fijo en células o tejidos. Al igual que hemos visto en el apartado de
inmunofluorescencia
indirecta, en este caso
también se emplean dos
anticuerpos.
Estas técnicas se basan en la detección de los complejos Ag-Ac, por la refracción que dichos complejos
producen sobre rayos de luz que se hacen pasar por el tubo con el antígeno y el anticuerpo
correspondiente. Habitualmente se utilizan rayos láser y se establece una relación entre la cantidad de
luz que llega y la cantidad de complejos formados (Figura 17.14). Este procedimiento es rápido y
sensible y se está utilizando en la actualidad, sobre todo, para la cuantificación de proteínas en suero y
en otros líquidos biológicos.
En la actualidad disponemos de varios métodos para seleccionar células a las que previamente se ha
unido un anticuerpo. La adición de complemento elimina dicha población celular (selección negativa), es
la denominada técnica de
inmunotoxicidad.
La separación inmunomagnética
se basa en la interacción entre
antígenos celulares superficiales
y anticuerpos unidos a bolas
magnéticas (Figura 17.15). La
aplicación de un campo
magnético permite separar las
células unidas a las bolas
(selección positiva) de las células
no unidas (selección negativa).
También se pueden usar para la purificación de proteínas si se unen las bolas a anticuerpos específicos.
La separación de células puede realizarse mediante el FACS (Fluorescence activated cell sorting) en la
que además de los dispositivos de citometría ya mencionados se dispone de mecanismos de separación
celular en función de la fluorescencia emitida por las células marcadas con anticuerpos. Esta es la
técnica que actualmente ofrece mejores resultados.
Los anticuerpos específicos para el antígeno permanecen unidos a la columna, y aquellos que no se
unen son eliminados mediante lavado. En el segundo paso, se eluye la columna, usando un tampón de
elución que disocia la unión antígeno-anticuerpo (por ej., acetato a pH 3.0) para obtener el anticuerpo
que se unió al inmunoabsorbente. A la inversa, colocando anticuerpos en la columna se tendrá antígeno
puro.
Esta técnica permite obtener otros tipos de moléculas. Así una columna de lectina absorberá todas las
moléculas con determinados residuos azúcar, que pueden eluirse en un tampón con el azúcar libre, ya
que éste compite con la proteína ligada por los sitios de unión a la lectina.
INMUNOPRECIPITACIÓN E INMUNOBLOTTING
En la mayoría de los casos el antígeno se marca incubándolo con un precursor radiactivo aunque
muchos antígenos se pueden detectar por medios que no requieren marcaje directo. El antígeno se
extrae de las células mediante lisis. Después, los anticuerpos se añaden al lisado y se forman los
inmunocomplejos Ag-Ac.
Éstos se unen por adsorción a una fase sólida que contiene proteína A. Los inmunocomplejos se analizan
generalmente por electroforesis en gel pero también pueden ser usados en diferentes técnicas
incluyendo estudios enzimáticos, unión a ligandos, inmunizaciones, inmunoblotting, etc. Una de estas
técnicas es el Western blot que combina la resolución de la electroforesis en gel con la especificidad de
la detección inmunoquímica. Se utiliza para determinar la presencia y cantidad de antígenos y de
anticuerpos específicos.
En la actualidad es el test confirmatorio más empleado para el diagnóstico del SIDA. Se emplean
antígenos virales obtenidos por cultivo celular. Mediante electroforesis se separan las diferentes
proteínas víricas por su diferente peso molecular. Posteriormente se transfieren a papel de nitrocelulosa
y secundariamente se incuban con el suero problema. Los anticuerpos se detectan añadiendo una anti-
IgG humana marcada con una enzima (peroxidasa) que produce una banda coloreada al añadir un
sustrato. Esta técnica identifica anticuerpos específicos frente a las distintas proteínas del VIH.
Hay otros modos para detectar el complejo antígeno-anticuerpo una vez que éste se ha formado,
además de los descritos en los apartados anteriores. Son, por ejemplo, las técnicas basadas en el
marcaje de anticuerpos con ferritina u oro coloidad, de gran utilidad en microscopía electrónica. La
técnica de anticuerpos marcados con ferritina se basa en el hecho de que casi el 25% de esta molécula
está formada por hierro que, al ser opaco a los electrones, puede ser detectado en microscopía
electrónica.
Los anticuerpos pueden ser combinados a la ferritina (u otras proteínas) mediante ligandos bivalentes
como el 1,3-difluoro-4,6-dinitrobenceno o la bencidina bidiazoica entre otros. La técnica basada en el
marcaje de anticuerpos con oro coloidal y su uso en microscopía electrónica se basa, al igual que en el
caso anterior, en la opacidad de estas moléculas a los electrones. Estas técnicas son de gran utilidad en
inmunohistología e inmunocitología humana, animal y vegetal. También están tomando cada vez mayor
auge las técnicas quimioluminiscentes.
La biotina es una vitamina de bajo peso molecular, y la avidina es una glicoproteína, contenida en la
clara del huevo. La biotina se une covalentemente al anticuerpo a través de un grupo amina, carboxilo
sulfhidrilo o tiosil. Varias moléculas de biotina, pueden unirse a una de anticuerpo y dada la afinidad
biotina-avidina resulta que, cada molécula proteica, se vería unida, a través de la biotina, con varias
moléculas de avidina a su vez
unidas al marcador
correspondiente.
TÉCNICAS DE BIOLOGÍA
MOLECULAR ÚTILES EN
INMUNOLOGÍA.
8.-Técnicas diagnósticas en el
laboratorio de Inmunología
(Reacción Ag-Ab; citometría de flujo;
pruebas cuantitativas y funcionales de
la inmunidad)
A. Corell
UVA
Granulocitos
Lymphoprer Lymphoprer
4 ml Eritrocitos
4 ml
Recoger con
mucho cuidado
La nube de
linfocitos Poner los Añadir
Linfocitos en medio
Un tubo limpio RPMI Centrifugar
10 minutos
1.200 rpm
Pellet de
linfocitos
Objetivo 40 x
cpm (x1000)
Anti-CD3 CD3 Hibridoma MoAb Células T 50
Anti-CD2 CD2 Hibridoma MoAb Células T 40 ConPHA
Anti-CD28 CD29 Hibridoma MoAb Células T 30 SinPHA
Acetato
Phorbol
de PMA Química Células T y B
20
Mirístico
Lipopolisacárido LPS Bacterias Células B 10
Mitógeno
Pokeweed
PWM Phytolacca americana Células B, T-
dependiente
0
Ionóforos de Ca IONO Química Células T y B 0 1 2 3 4 5 6
Interleucina-2 IL-2 Recombinante Linfocitos
Días de cultivo
ERROR: undefined
OFFENDING COMMAND: BCDDUE+ArialNarrow-Bold
STACK:
[/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/space /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /
parenleft /parenright /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /period /slash
/zero /one /two /.notdef /four /five /six /.notdef /eight /.notdef /
.notdef /.notdef /.notdef /equal /.notdef /.notdef /.notdef /A /.notdef
/C /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /
.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /O /.notdef /.notdef /.notdef /S /
.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /
.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /a /b /c /d /e /.notdef /
.notdef /.notdef /i /j /.notdef /l /m /n /o /p /.notdef /r /s /t /u /v /
.notdef /x /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /eacute
/oacute /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef
/.notdef /.notdef /.notdef /ordmasculine /.notdef /.notdef /.notdef /
.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /
.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /.notdef /
.notdef ]
/BCDDUE+ArialNarrow-Bold*1
La finalidad última de
INMUNOLOGÍA GENERAL los linfocitos B es la
2º Medicina producción de
Anticuerpos. Para ello se
diferencian en células
plasmáticas. Los
19.-Generación de Linfocitos B anticuerpos median
funciones efectoras:
efectores -neutralización
(Cooperación T-B; Cambio de isotipo; -opsonización y fagocitosis
maduración de afinidad; antígenos T -degranulación
independientes) -citotoxicidad mediada por
anticuerpos (ADCC)
-activación complemento
A. Corell -inmunidad neonatal y
UVA epitelial
Neutralización
Indice de contenidos del Tema 19
Generación de linfocitos B efectores
• Los anticuerpos se unen directamente a estructuras virales o
19.0 Funciones efectoras de los Anticuerpos bacterianas que bloquean su entrada en las células humanas
19.1 Cooperación entre linfocitos Th y linfocitos B (ej: HIV-CD4, Epstein Barr-CD21).
19.2 Cambio de isotipo: • Los anticuerpos se unen a productos solubles y “dañinos”
-mediadores: CD40 y citocinas producidos por los patógenos (ej, toxinas, venenos).
-mecanismos genéticos
19.3 Mutación somática (de afinidad):
-selección positiva versus anergia
-células plasmáticas y de memoria
19.4 Antígenos T-independientes
Opsonización Degranulación
• La unión del Anticuerpo a las superficies virales o bacterianas,
activa por cambio conformacional su porción Fc. Los Mastocitos tienene Receptores para Fc de la IgE (Fc!R): tras
Su unión al anticuerpo liberan histamina y otras sustancias vaso-
• Las células Fagocíticas tienen Receptores de Fc que se unen a los Activas (inflamación)
Fc, facilitando la fagocitosis de los microbios recubiertos de histamina
anticuerpo.
• La unión del anticuerpo a la superficie microbiana activa el
sistema de complemento: fragmentos de esta activación (C3b y
C4b) también recubren ahora la superficie del patógeno y
promueven la fagocitosis mediante receptores específicos (CRs).
Origen de las células B y órganos de maduración Desarrollo de las células B en la médula ósea
Se necesitan diferentes citocinas y contactos célula- Cada etapa del desarrollo está definida por reordenamientos de los genes
célula en cada etapa de diferenciación de las cadenas IgH, IgL, su expresión en la membrana, expresión de
moléculas de adhesión y receptores para citocinas
Receptor
pro-B Conjunto interleucina-7
VLA-4 Stem temprana Receptor Interleucina-7
(Integrina) Tyrosine Factor de crecimiento
kinase
VCAM-1 pro-B
Stem cell pro-B
(superfamilia Ig) tardío
Factor de temprana Pre-B
Molécula de crecimiento
adhesión celular unido a la
Célula estromal célula
Célula estromal
Las etapas de diferenciación en la médula ósea están Receptor Pre-B
definidos por reordenamientos de los genes de las Ig Cadena Pesada
VHDHJH
El ligando del
Pre-B receptor pre-B es a/a b/b a/b
grande desconocido
Asegura una única especificidad
Y
Y
Y
del anticuerpo expresado a B b B a B AND b B
Expande solo las pre-B con
fragmentos VHDHJH unidos
Célula estromal
Y Y
La supresión de reordenamientos de la
cadena H en las pre-B cell evita la
b B a
EXCLUSIÓN ALÉLICA expresión de dos especificidades en una
misma célula
La exclusión alélica evita respuestas no deseadas La exclusión alélica es necesaria para
una eficaz selección clonal
Un receptor antigénico SI hubiera dos receptores antigénicos
por célula por célula
Anticuerpo
antígenos propios
YY por células por ej. cerebro YY
S. aureus S. aureus
Y
Y
Y Y
Y Y
Y
Y
Y Y Y Anticuerpos
Y
Anticuerpos
Anticuerpos Anti-S. aureus
Anti-S. aureus Y
YY Y anti-cerebro
Y Y Y Todas las células hijas deben expresar la misma especificidad,
Y de lo contrario la eficacia de la respuesta inmune se vería comprometida
La supresión del reordenamiento de los genes de las cadenas H
La supresión del reordenamiento de los genes de la cadana H ayuda
asegura una sola especificidad del anticuerpo expresado por la célula
a evitar la aparición de nuevas especificidades
Evita la indución por patógenos de repuestas indeseadas durante la proliferación y selección clonal
grande desconocido
Y
Delección Anérgia Y
Y
Y
Y
AGCAGTACAACAGCACGTTCCGTGTGGTCA SLSLSPGK* pre-B
GCGTCCTCACCGTCCTGCACCAGGACTGGC Large
TGAACGGCAAGGAGTACAAGTGCAAGGTCT Desarrollo pequeña IgM Célula B
CCAACAAAGCCCTCCCAGCCCCCATCGAGA Transcripción del pre-B
AAACCATCTCCAAAGCCAAAGGACAGCCC interrumpido inmadura
GAGGAGATGACCAAGAACCAAGTCAGCCT fragmento 2
GACCTGCCTGGTCAAAGGCTTCTACCCCAG
CGACATCGCCGTGGAGTGGGAGAGCAATG
(no proteína)
GGCAGCCGGAGAACAACTACAACACCACG
CCTCCCATGCTGGACTCCGACGGCTCCTTC
La proliferación Cadena intracelular VDJCH Expresión de la cadena
Transcripción del Desarrollo
TTCCTCTACAGCAAGCTCACCGTGGACAAG para el pre- ligera y presentación de
AGCAGGTGGCAGCAGGGGAACATCTTCTCA fragmento 3 Reordenamiento VL-JL
TGCTCCGTGATGCATGAGGCTCTGCACAAC
CGCTACACGCAGAAGAGCCTCTCCCTGTCT
interrumpido receptor no la IgM en la membrana
ETXVVLPSPGGSSQMGPVPGA
CCGGGTAAATGA
PAGVGPRTGEASRAQNPTW*
expresado
Y
chromosome
cromosoma cromosoma
chromosome NO
there is a 1:9 chance of a rearrangement of being in frame SI
NO NO SI κ en κelon
segundo
second
SI cromosoma
V J C Línea germinal
chromosome B
pre-B DH-JH VH-DJH NO
Unión VL-JL pequeño enOn
el second
segundo enOn second
el segundo
V V J C λ enλelonprimer
first SI
chromosome
cromosoma chromosome
cromosoma
cromosoma
chromosome IgMλ
With one “random” join to generate a light chain
there is a 1:3 chance of a rearrangement being of frame
Y
Y
pequeño
B B YY B
inmaduro
Y
Pre-B pequeños B inmaduros
Sin receptor de antígeno en la Expresan Ig en la membrana
membrana Capaz de percibir el antígeno
Incapaz de percibir el antígeno Puede ser testada su auto- pre-B pequeñas B inmaduros Delección clonal
Puede ser auto-reactivo reactividad forman las Ig reconocen por apoptosis
antígenos propios
Eliminados del repertorio DELECCIÓN MULTIVALENTES
Parada de la función ANERGIA
Alteración de la especificidad MODIFICACIÓN DEL RECEPTOR
pre-B
YY Y IgM
!! El receptor
Y
Y
B
pequeño B IgD IgD
Y
B
inmaduro B B
reconoce
Y antígenos Apoptosis
propios!! o anergia
IgD Para del desarrollo
y reactivación de B
RAG-1 y RAG-2
B
V V V D J C
pre-B pequeñas B inmaduros
forman las Ig reconocen
antígenos propios
Anergia B La edición del receptor ahora reconoce
Y
Sin reacción cruzada B un antígeno diferente y
puede ser retestada su especificidad
Diferenciación en la periferia
B auto-tolerancia: exportación de la auto-tolerancia
YY IgD YY
YY
Small
IgM
YY IgM
YY B
Y
B
YY
Immature
pre-B B
YY
BB
YY
IgD YY
Y
IgD
B B
YY
YY YY YY
YY
IgM IgM
B maduros perifericos
IgD
Y YY
Las células B maduras B reconce antígenos
salen a la periferia no propios en la periferia
pre-B pequeñas B inmaduros no Célula plasmática
forman las Ig reconocen secretora de Ig
ningún antígeno
propio
Las células B recirculantes Las células B recirculantes son atrapadas por los
pasan a través de los órganos linfoides antígeno extraños en los órgano linfoides
B en sangre Las células B entran
en los nódulos linfoides
Área T
Las células B proliferan y salen a la sangre vía
rápidamente vénulas endoteliales
Área B
El antíogéno entra en
los nódulos linfáticos Y
vía vasos aferentes YY
Y
YYY
YY
Y
Y
YYY
Y El centro germinal
YY
Vaso linfático eferente Y liberacélulas B
CENTRO GERMINAL que se diferencian en
Estructura transitoria células plasmáticas
de proliferación intensa
Anatomía del Centro Germinal Resumen:
2. Las células B (centrocitos) regulan
4. Las células selecionadas Las células B se desarrollan en el hígado fetal antes del nacimiento y de
las Ig de membrana, para la división y
dejan los nódulos linfoides adultos en la médula ósea
reciben señales coestimuladoras de
las células T y de células como células de memoria
o como células plasmáticas Las etapas de diferenciación B están definidas por reordenamientos
foliculares dendríticas
génicos
Receptor B
Cadena Pesada
VHDHJH
Light chain
VLJLCL
CHµ
α e Igβ
Igα β
Tema 04. Moléculas de Histocompatibilidad
Las moléculas de histocompatibilidad fueron inicialmente descubiertas tras demostrarse que estaban
relacionadas las reacciones de rechazo de tejidos y órganos trasplantados entre individuos de la misma
especie. Sin embargo hoy sabemos que las moléculas de histocompatibilidad juegan un papel esencial
en la respuesta inmunológica capturando y presentando antígenos a las células T sin cuya función sería
imposible la defensa del organismo frente a todos aquellos microorganismos, principalmente virus, que
consiguen entrar en las células de cada individuo.
Los primeros trabajos sobre estas moléculas fueron realizados por Gorer (1936)
en ratones viendo como se producía rechazo de ciertos trasplantes entre
ratones de distintas cepas endogámicas y la obtención de aloantisueros
mediante inmunización con células de entre distintas cepas. En el caso humano,
el primer antígeno de histocompatibilidad descrito fue Mac (en la actualidad
conocido como HLA-A02+*), descubierto por Jean Dousset en 1958, (Figura 5.1).
En este capítulo estudiaremos la estructura de estas moléculas y la organización de los genes que las
codifican. También se estudiarán las funciones de estas moléculas en la presentación de péptidos a los
receptores TCR de las células T y su implicación en la eliminación de timocitos potencialmente
autorreactivos.
Por otra parte se estudiara el alcance de polimorfismos de las mismas y su importancia en la definición
del individuo como ser biológicamente único y su utilidad en el diagnóstico de ciertas enfermedades,
estudios de paternidad y de migraciones de poblaciones humanas.
Estructura y función moléculas histocompatibilidad
Las moléculas HLA clase I se encuentran constituidas por 2 cadenas polipeptídicas: una cadena pesada,
glicosilada, de mayor tamaño, que se encuentra asociada, mediante interacciones no covalentes a una
cadena más pequeña, cadena ligera, la β-2-microglobulina. (Figura: HLA I y II).
La cadena pesada, es altamente variable entre individuos de la misma especie, siendo la responsable
del polimorfismo antigénico de las moléculas de histocompatibilidad clase I, mientras que la cadena
ligera es igual en todos los individuos (Figura: Variabilidad HLA).
En la cadena pesada, se distinguen tres zonas bien definidas, una zona extracelular de mayor tamaño y
otras más pequeñas que corresponde a la región transmembrana, e intracitoplasmática. La zona
extracelular se halla organizada en tres dominios de aproximadamente unos 90 residuos cada uno,
denominados α-1, α-2 y α-3 mantenidos por la existencia de puentes intracatenarios.
Los dominios α-1 y α-2 constituyen regiones de contenido variable en aminoácidos mientras que el
dominio α-3 es bastante y pertenece a la superfamilia de las Igs y por tanto muestra una notable
homología con la región constante de las inmunoglobulinas y con la β-2 -microglobulina
La cadena
β-2-microglobulina, es un
polipéptido idéntico al
encontrado en el
componente sérico y los
genes que la codifican no
se encuentran en el MHC,
situándose en el
cromosoma 16 en el
hombre.
El análisis estructural de la
β-2-microglubulina revela
que pertenece a la
superfamilia de las
inmunoglobulinas, con una
notoria homología con el
tercer dominio constante de la cadena pesada de las mismas. (Figura Estructura HLA-I)
Las moléculas de clase II son glicoproteínas que se encuentran en la superficie celular y están formadas
por dos cadenas, α y β unidas entre sí mediante interacciones de naturaleza no covalente. Tanto la
cadena α como β se encuentran codificadas por genes situados en el MHC. Están constituidas por dos
dominios extracelulares, α-1 y α-2 y β -1 y β -2 en cada una de ellas.
Estructura tridimensional.
Esta organización delimita una hendidura denominada sitio de unión al péptido (peptide binding groove)
en el que los residuos más polimórficos se encuentran en el suelo y las paredes de la hendidura. En esa
hendidura se localiza un péptido que no pertenece a la molécula y de aproximadamente 8-10
aminoácidos. Ese péptido procede de proteínas endógenas, como veremos en el capítulo siguiente e
interacciona con las moléculas de histocompatibilidad mediante fuerzas no covalentes entre sitios
concretos de ambas estructuras. Un determinado antígeno de histocompatibilidad puede unirse a
péptidos diferentes siempre que éstos posean uno o varios motivos que interaccionen con zonas de la
molécula cuya estructura suele estar condicionada por residuos polimórficos.
La estructura tridimensional de los antígenos de clase II también ha sido determinada por cristalografía y
es semejante a la de los antígenos de clase I. Los dos dominios proximales ( α2 y β2) son los equivalentes
al dominio α-3 y a la β-2-microglobulina de los antígenos clase I, mientras que los dos dominios distales
(α-1 y β-1) de los antígenos clase II se corresponden con los dominios α-1 y α-2 de la molécula clase I. La
hendidura donde se ubica el péptido se forma entre los dominios α-1 y β-1 de las moléculas clase II.
Las moléculas de clase I se encuentran presentes en la mayoría de las células nucleares del organismo
pero no en todas, dado que, en algunas localizaciones, su expresión es mínima o incluso nula, como
sucede en el endotelio, glándulas de Brunner duodenales, trofoblasto velloso o neuronas del sistema
nervioso central. La expresión de las moléculas de clase II se encuentra fundamentalmente restringida a
macrófagos, monocitos, linfocitos B y cuando están activados también en linfocitos T y NK. Igualmente
se encuentra expresado en alta densidad en otras células que actúan como presentadoras de antígenos,
tales como células dendríticas del bazo,
epidérmicas de Langerhans o células endoteliales.
En suma las moléculas de histocompatibilidad están presentes en la mayoría de células del organismo
actuando así para las células del sistema inmunitario "como marcadores lo propio" (el yo inmunológico)
en tanto que han intervenido en el proceso de selección de los linfocitos T en el proceso madurativo en
el timo y en donde se han eliminado todos aquellos clonos que potencialmente son autorreactivos pero
permanecen precisamente aquellos que reconocen a las moléculas de histocompatibilidad propias
(Tabla: distribución HLA).
Entre este grupo destacan de manera más significativa, las moléculas de histocompatibilidad HLA-G,
HLA-E y HLA-F, que presentan una gran homología con las moléculas clásicas clase I (HLA-A, -B y -C),
aunque poseen funciones muy diferenciadas
o Familia de moléculas CD1. Los antígenos CD1 son glicoproteínas no polimórficas constituidos
por una cadena pesada de 43-49 kDa que, en muchos casos, se asocia con la β-2-microglobulina (β-2-m).
Se ha definido como una molécula presentadora de antígeno presente en la mayoría de los mamíferos
encontrándose tanto en las células dendríticas como en timocitos. Mientras que en ratones las
moléculas CD1 pueden presentar péptidos y moléculas no peptídicas como glicolípidos a células T, en
humanos sólo hay evidencia de presentación de antígenos no peptídicos de origen microbiano,
generalmente a células T de TCR restringido Las células T implicadas en el reconocimiento de antígeno
presentado por CD1 son denominadas NKT. En humanos la familia de los genes de CD1 contiene 5
miembros: CD1A, CD1B, CD1C, CD1D y CD1E, que se agrupan en dos grupos en base a la similitud de la
secuencia de aminoácidos entre ellas y entre especies. En general, las moléculas de CD1 se expresan
predominantemente en timocitos y en algunas APCs derivadas de médula ósea como las células
dendríticas. Se ha descrito que las células del epitelio intestinal expresan las moléculas de CD1d.
Como ya se ha dicho, los genes que codifican las moléculas de histocompatibilidad que se encuentran
agrupados en el genoma formando el Complejo Mayor de Histocompatibilidad que se extiende
aproximadamente 2-3 centimorgans (aproximadamente 4x106 pares de bases) y en el humano contiene
al menos 50 genes distintos.
Este grupo de genes se encuentra organizado de forma diferente en las distintas especies, conociéndose
con precisión la organización genética del MHC en el hombre, sistema HLA. Recientemente se ha
propuesto una nueva taxonomía para clasificar los distintos genes que codifican las moléculas de
histocompatibilidad.
(Tabla: Funciones
HLA)
Complejo Mayor de
Histocompatibilidad en el
hombre.
El Complejo Mayor de
Histocompatibilidad en el hombre
está constituido por un grupo de
genes situado en el brazo corto
del cromosoma 6.
El complejo mayor de
histocompatibilidad humano es donde se codifican los loci que de los distintos antígenos HLA clase I y II.
(Figura Complejo Mayor de Histocompatibilidad)
Entre los de clase I se encuentran los genes que codifican las cadenas a de los antígenos HLA-A, HLA-B y
HLA-C y entre los de clase II se encuentran los pares de genes que codifican las cadenas alfa y beta de los
antígenos HLA-DR, HLA-DQ y HLA-DP. Este grupo de genes se heredan de acuerdo con las leyes de
Mendel, como caracteres codominantes simples.
Asimismo en esta región se encuentran los genes que codifican algunos factores del complemento, la
enzima 21-hidroxilasa, la citocina TNF-alfa y otros genes y pseudogenes con homología estructural con
los genes clase I y clase II con limitado polimorfismo y cuya función aun se encuentra insuficientemente
aclarada (Figura MHC
humano)
La existencia de estos
diferentes loci fue
demostrada por la
aparición espontánea de
recombinaciones entre
los mismos o la
existencia de líneas
celulares mutantes, con
pérdidas de uno o varios
loci y ha sido
confirmada a lo largo de
los últimos años por el
empleo de técnicas de
biología molecular que
han permitido aislar y
secuenciar estos genes. Gracias a estas técnicas de biología molecular se ha descubierto la existencia en
esta región de numerosos genes y pseudogenes pero solamente una minoría tienen estructura clase I o
clase II mientras que la mayoría no están relacionados estructuralmente.
Cada célula del organismo, (excepto las células germinales), poseen un haplotipo procedente del padre y
otro de la madre. La mayoría de los genes del MHC son altamente polimórficos, es decir pueden ser
estructuralmente diferentes entre individuos de la misma especie. No obstante, como se vio al hablar de
la estructura, existen zonas muy conservadas, prácticamente idénticas en todos los individuos y zonas
altamente variables. Cada especificidad definida en la superficie celular representaría un alelo diferente
a nivel genómico.
Dado que cada individuo posee dos de cada uno de estos alelos, el número de combinaciones teóricas
posibles en la población considerada en su conjunto es muy alto. A menudo se describen nuevas
especificidades asociadas a otras previamente establecidas. Estas nuevas especificidades se suelen
denominar especificidades subtípicas que aparecen por división de otras anteriores y a las antiguas
especificidades supertípicas. Así por ejemplo, las especificidades HLA-B51 y HLA-B52 se consideran como
productos de la división del antígeno HLA-B5.
De hecho la secuenciación de los genes HLA ha demostrado que el polimorfismo que es detectado a
nivel serológico es sólo una parte del que se encuentra a nivel genómico. Así por ejemplo existen
numerosos subtipos de HLA-A2 y numerosos subtipos de HLA-B27. Ello ha hecho que se establezca un
nuevo sistema de nomenclatura para los diferentes alelos HLA que utiliza la letra del loci seguida de 4
dígitos tal como se muestra en el Apéndice. Los dos
primeros dígitos serían los de la especificidad serológica y
los otros dos indicarían la especificidad detectada por
secuenciación.
Tras la secuenciación del Complejo Mayor de Histocompatibilidad se conoce que esta región la forman
más de 200 loci, muchos de los cuales aún son funcionalmente desconocidos, aunque posiblemente solo
la mitad juegue un papel en la función del sistema inmune.
Probablemente el estudio del polimorfismo de esta región ayudará a comprender por qué unas
personas desarrollan unas enfermedades y otras no, en todo caso este avance será una importante
herramienta para el estudio filogenético, la biología y la evolución de las familias de multigenes, las
poblaciones y la enfermedad.
Loci HLA-A, B, C.
La región que codifica las moléculas de clase I está dividida en tres loci, conocidos como A (Tabla I) , B
(Tabla II-III) y C, (Tabla IV) que codifican tres tipos de cadenas pesadas para las distintas moléculas de
clase I. Algunos de estos genes han sido estudiados mediante técnicas de hibridación de DNA y se ha
demostrado que se encuentran divididos en exones e intrones, encontrándose una estructuración
homóloga a los genes que codifican la b-2 microglobulina, las inmunoglobulinas y otros tipos de
proteínas. El prototipo de gen que codifica moléculas de clase I, se encuentra dividido en 8 exones, cada
uno de los cuales, se corresponde a cada dominio estructural de la molécula. Si bien se conoce con
precisión la función de estas tres familias de antígenos de histocompatibilidad de clase I expresados en
la superficie celular, se ha demostrado la existencia de otros genes que también codifican otros
antígenos HLA de clase I con menor polimorfismo y cuya expresión es variable, tanto en su distribución
tisular como en la densidad de la membrana celular. Entre estos genes se incluyen: HLA-E, HLA-F y
HLA-G.
• Gen HLA-E: Este gen presenta una secuencia parecida a la molécula Qa1 murina, que une
péptidos hidrofílicos de la secuencia leader de las moléculas MHC clásicas. Se expresa en pequeñas
cantidades en la superficie de la célula, y su expresión está regulada por la presencia de las otras
moléculas de histocompatibilidad presentadas en la superficie celular y es TAP dependiente.
• Gen HLA- F: Este gen es muy similar en estructura y secuencia a los genes de las moléculas
clásicas. Se transcribe en una gran variedad de células y tejidos presentando un polimorfismo limitado.
• Gen HLA-G: Este gen presenta la estructura típica de la HLA clase I y su expresión parece estar
restringida a la placenta y se asocia con funciones de carácter tolerogénico.
Región HLA-D
En la región D se localizan los genes que codifican las moléculas HLA-DR (Tabla V-VI ), HLA-DQ (Tabla V )
y HLA-DP. Su análisis bioquímico demuestra que se trata de moléculas de clase II compuestas, como ya
hemos indicado, por una cadena a y otra b. Las moléculas HLA-DR y HLA-DQ se estudiaron por serología
y los antígenos HLA-DP fueron inicialmente definidos por estudios funcionales, mediante estimulación
secundaria de linfocitos previamente sensibilizados (PLT).
Se han descrito otra serie de pseudogenes DRB (DRB2, 6, 8) sin conocerse aún su función y expresión. La
cadena proteica DRα puede combinarse (Figura Recombinación genes clase II) Con las diferentes
cadenas β codificadas por los genes DRB dando origen a las mol éculas de clase II portadoras de las
especificidades HLA-DR (la unión de los productos de los genes HLA-DRA y HLA-DRB1 y las
especificidades HLA-DRw51, 52 y 53 (la unión de los productos de los genes HLA-DRA y HLA-DRB5, DRB3
o DRB4, respectivamente).
Tanto las familias DQ como DP contienen dos pares de genes, es decir dos genes a y dos genes b,
próximos entre sí y todos poli- mórficos. Sólo uno de estos pares, DQA1 y DQB1 y DPA1 y DPB1,
codifican las cadenas a y b de las moléculas de clase II HLA-DQ y HLA-DP respectivamente. Los otros 2
pares de genes DQA2, DQB2 y DQB3 (pseudogen) y DPA2 y DPB2 poseen un limitado polimorfismo y no
se encuentran expresados en la superficie celular. Además existe otra subregión que contiene un gen a,
denominado DNA, y un gen beta, DOB, que podrían codificar un nuevo tipo de moléculas clase II. Por
otra parte también se han localizado una nueva pareja de genes, HLA-DM, no polimórficos, que se
encuentran implicados en el proceso de procesamiento y presentación de antígeno como se expone en
el próximo capítulo. Cada uno de estos genes está estructurado en secuencias de intrones y exones
relacionados con los dominios estructurales de la proteína codificada por ellos.
Las moléculas de histocompatibilidad están presentes en la mayoría de células del organismo actuando
así para las células del sistema inmunitario "como marcadores lo propio" (el yo inmunológico) en tanto
que han intervenido en el proceso de selección de los linfocitos T en el proceso madurativo en el timo y
en donde se han eliminado todos aquellos clonos que potencialmente son autorreactivos pero
permanecen precisamente aquellos que
reconocen a las moléculas de
histocompatibilidad propias.
Complementariamente a lo indicado
anteriormente, la función biológica más
relevante de las moléculas de
histocompatibilidad propias presentes en las
células del organismo es la de presentar
péptidos antigénicos para la activación de los
linfocitos T. Los linfocitos T que reconocen
moléculas HLA clase I y su péptido,
pertenecen a la subpoblación de linfocitos
citotóxicos mientras que las células T que
reconocen moléculas HLA clase II en su la
mayoría tienen la función de producir
citocinas (Tabla funciones HLA).
Polimorfismo HLA.
Estos alelos difieren en sus secuencias de DNA de una persona a otra y en el número de aminoácidos
entre los alelos. El análisis de genes de ha revelado mas de mil alelos para HLA clase I y más de 500
para clase II. Este enorme polimorfismo da como resultado una gran diversidad de moléculas del
complejo mayor de histocompatibilidad dentro de una especie.
Todo ello permite calcular una enorme cantidad de diferentes haplotipos
clase I y clase II posibles en la población humana, pero como cada
haplotipo contiene genes tanto de clase I como de clase II, las cifras se
multiplican para obtener un total superior a 5 x 10" posibles
combinaciones de estos alelos.
Desequilibrio de ligamento
Para explicar este fenómeno, se han propuesto la intervención de varios procesos que no serían
excluyentes los unos de los otros. Uno de ellos es que los haplotipos con representación mayor en la
población actual reflejarían las combinaciones de alelos presentes en los fundadores (esto es por
ejemplo lo que ocurriría en la población india de americana).
Otra es que se presente como consecuencia de los efectos del proceso evolutivo; por ejemplo, algunas
combinaciones de alelos proporcionarían resistencia a ciertas enfermedades y harían que se
seleccionaran y estuvieran representadas en mayor frecuencia mientras que otros que podrían generar
efectos perjudiciales, como mayor susceptibilidad enfermedades autoinmunes, y se expresasen con
menor frecuencia debido a un proceso de selección negativo. Por último es necesario resalta también
que en ello puede intervenir el hecho de que unas zonas del DNA sean más propensas a al
entrecruzamiento entre los alelos que
otras.
La diversidad de moléculas HLA de una especie proviene del polimorfismo que implica la presencia de
múltiples alelos en un locus genético dentro de la especie humana. La diversidad de moléculas HLA en
un individuo se debe no solo a la presencia de diferentes genes sino también a los diferentes alelos que
cada uno de ellos se pueden presentar en cada individuo y muy excepcionalmente a mutaciones
acaecidas en los genes del complejo mayor de histocompatibilidad acaecida en el momento de
conformarse los genes de la descendencia (Tabla: generación diversidad HLA).
Todo hace indicar que el polimorfismo del CMH evolucionó con el objeto de contrarrestar la evolución
de los microorganismos hacia variantes cuyos péptidos no son presentados por las moléculas del CMH y
evitar de esa manera su patogenicidad una el que infectan al organismo. La lucha entre el individuo y
microorganismos, existen desde molécula mismo origen del mismo dado que los microorganismos
existen desde antes que el propio individuo, Obviamente si se evade la presentación antigénica de los
microorganismos, éstos adquieren la capacidad de establecer una infección sin ser detectados por el
sistema inmune.
Por lo tanto, el sistema inmune ha ido mutando los genes del CMH para generar una alta variabilidad en
el sitio de unión al péptido de manera de anular la posibilidad de los microorganismos de generar
variantes cuyos péptidos no son presentados por las moléculas del CMH. Esta presión de selección hizo
que la frecuencia de sustituciones de secuencias en diferentes alelos del CMH sea muy superior a lo
esperado si el proceso fuera una simple introducción de mutaciones al azar. Sin embargo muchos virus
han desarrollado mecanismos de escape del sistema inhibiendo la expresión de moléculas HLA y que
hay que tratar con IFN por su capacidad de aumentar la expresión de las mismas y así combatir ele
efectos potencialmente deletéreos de los mismos.
La diversidad en las moléculas HLA se va generando de manera permanente aunque lenta han influido
múltiples factores y circunstancias. Entre ellas destacona gérmenes frente a los cuales tiene que
defenderse el individuo y también parecen ser decisivos otras fuerzas naturales como son el hecho de la
reproducción sexual y la elección de pareja que ello conlleva y que la implantación embrionaria en el
útero es más factibles en embriones mas heterocigóticos así como la progresión del embarazo
presentan menos complicaciones feto
heterocigóticos que homocigóticos.
Tipaje HLA.
Se denomina tipaje HLA, al análisis que se realiza en el laboratorio para conocer las moléculas de
histocompatibilidad o los alelos HLA de un
determinado individuo mediante métodos
serológicos o de sus genes por biología
molecular (Figura Tipaje HLA) El tipaje HLA
tiene especial interés en las siguientes
situaciones:
• Estudio de la asociación con distintas formas clínicas de una enfermedad. Por ejemplo la
diabetes insulino-dependiente está asociada a DR3 y DR4
• En trasplantes de órganos y medula ósea y en
• Estudios de filiación familiar. La mayoría de los genes del HLA son altamente polimórficos,
como ya se explicó en el apartado anterior, y cada especificidad definida en la superficie celular
representaría un alelo diferente a nivel genómico. Así se han descrito numerosos alelos para los
diferentes loci HLA.
Método Serológico.
Existe a su vez, otro método más utilizado y menos perjudicial para la separación de las células B que
consiste en el uso de microesferas magnéticas acopladas a anticuerpos contra antígenos específicos de
estas células (el antígeno CD19, por ejemplo). La sangre se mezcla con las esferas y luego éstas se
separan en un campo magnético (con un imán) y se lavan para proceder a su tipificación por serología.
Las técnicas de biología molecular más usadas (no las únicas) para detectar polimorfismos en el ADN
utilizan los métodos de: a. Secuenciación directa del ADN. b. Análisis del tamaño de los fragmentos de
restricción del ADN (RFLP restriction fragment lenght polymorphism). c. Reacción en cadena de la
ADN polimerasa (PCR, polymerase chain reaction). La secuenciación directa del ADN no es práctica para
su uso rutinario. Actualmente son utilizadas técnicas de PCR-SBT en la que se secuencian los fragmentos
amplificados mediante
PCR.
La técnica de PCR permite amplificar segmentos particulares de ADN en pocas horas (ver capítulo sobre
métodos inmunológicos). Las técnicas que actualmente más se utilizan para realizar tipaje HLA son PCR-
SSO y PCR-SSP. La PCR-SSO (Figura Tipaje por biología molecular) se basa en la amplificación de la zona
polimórfica del ADN por PCR, hibridación con oligonucleótidos específicos de secuencia (SSO) fijados a
membranas de nylon. Con la técnica de PCR-SSP (Primers específicos de secuencia) sólo se consigue
amplificación en aquellas muestras en las que los primers reconozcan el alelo para los que son
específicos por lo tanto lo único que se hace es probar la existencia o no de los productos amplificados.
En la parte 5' no traducida de los genes se encuentran las áreas reguladoras (llamadas elementos cis)
constituidas por el promotor (área estrictamente necesaria) y los aumentadores e inhibidores que
modulan la expresión basal de los genes. El promotor suele estar situado a una distancia de unas 300
bases desde el inicio de la transcripción, mientras que los aumentadores o inhibidores se encuentran a
distancias variables. Sobre estas áreas cis se fijan unas proteínas llamadas factores de transcripción
(elementos trans) que son necesarios para que se active la polimerasa II, enzima que inicia la
transcripción. En muchos casos, la inducción de la expresión de los genes se debe a modificaciones post-
transtraducionales de estas proteínas como son la fosforilación o la glicosilación.
Hasta ahora no se conoce el mecanismo exacto de la expresión de los genes de clase I y II aunque se han
descrito algunos de sus elementos cis y trans. Los genes de clase I y β-2-microglobulina tienen regiones
cis muy parecidas y su expresión está coordinada. Se han detectado tres regiones cis en el promotor a
las que se unen factores de transcripción y que se llaman aumentadores A y B y entre ellos el IRE
(elemento de respuesta al interferón) (Figura Regulación genes). Además, existen dos inhibidores en dos
regiones a unas -700 y -400 bases. Sobre las áreas cis se unen factores de transcripción que no son
específicos del promotor de clase I,
sino que regulan muchos genes.
En el promotor de todos los genes de clase II y de todas la especies descritas, existen tres áreas con
secuencias que tienen una gran homología entre los genes y que se denomina X, Y y W separadas entre
sí por unas 20 bases. Estas áreas son esenciales para la transcripción (elementos cis) y sobre ellas se
unen una serie de factores de transcripción. La caja Y contiene una secuencia CCAAT sobre la que se une
el NFY (Nuclear Factor Y) compuesto por dos proteínas A y B, ambas se requieren para una unión
eficiente al DNA.
Sobre la caja W se une un factor no caracterizado hasta ahora y sobre la caja X, dependiendo del
extremo 5'(X 1 ) se han descrito proteínas RF-X y NF-X y sobre el extremo 3'(X 2 ) se unen hXBP y el
complejo AP-1 (fos-jun) aunque estas interacciones con el DNA no están muy claras. La distancia crítica
que separa estas cajas sugiere que los factores de transcripción que se unen a ellas interaccionan dando
lugar a que se inicie la transcripción. Sin embargo, no sabemos que es lo que hace que se induzca clase II
por efecto del gamma-interferón o porque en algunos casos la inducción de clase II sea constitutiva.
Situados en el complejo HLA se encuentran un grupo de genes que codifican tanto el componente Bf de
la cascada alternativa del complemento, como los componentes de la vía clásica C2 y C4 que se estudian
en el capítulo dedicado al complemento. Otros genes de esta región y de interés en la respuesta inmune
son los genes que codifican
Mecanismo de generación de
polimorfismo
La recombinación entre alelos del mismo locus parece ser el mecanismo más frecuentemente utilizado
para la creación del polimorfismo y así muchos alelos diferentes pueden proceder de procesos de
recombinación repetidos a partir de un pequeño número de genes ancestrales. La existencia de este
proceso evolutivo apoya que el polimorfismo es esencial para la función de los antígenos de
histocompatibilidad.
Para un individuo, la ventaja de tener múltiples genes del CMH de clase I y de clase II es que estos genes
aportan diferentes especificidades de unión a los péptidos, lo que permite que se pueda presentar un
mayor número de péptidos derivados del patógeno durante cualquier infección determinada. Esto
mejora la potencia de la respuesta inmunitaria contra el patógeno al aumentar el número de linfocitos T
específicos del patógeno activados.
El mismo argumento es válido para el polimorfismo de cualquier locus determinado del CMH; la ventaja
de ser heterocigoto es que pueden ponerse en juego dos especificidades diferentes de HLA, en com-
paración con una sola en el caso del homocigoto. Además, el alto grado de polimorfismo de los isotipos
presentadores de antígeno del HLA asegura que la mayoría de los miembros de la población sean
heterocigotos. Sin embargo, la magnitud de la ventaja de ser heterocigoto variará de acuerdo con la di-
ferencia de especificidades de unión a los péptidos de los dos alotipos. Puede suponerse que este tipo
de ventaja surge de una selección compensadora porque actúa para mantener una variedad de
isoformas del CMH en la población al
tener más posibilidades de sobrevivir.
Así los individuos que no tiene este antígeno morirían más fácilmente antes de procrear, con lo que al
pasar el tiempo solo sobrevivirían los más aptos, que son los que posen la molécula HLA-Bw53 que
como decimos confiere la capacidad de defensa frente al paludismo. En suma se ha efectuada una
selección positiva del antígeno HLQA-Bw53 que ha hecho que se mantengan en la población debido
antígeno que proporciona una clara ventaja evolutiva en las regiones donde el paludismo es endémico.
Una cuestión interesante es lo que ocurre con las enfermedades reumática tan ampliamente ligas a
genes de del CMH y es que no están influyendo en un proceso de selección negativa de la población que
los porta.
Una explicación a ello deriva del hecho de que la manifestación de estas enfermedades es tardía
(habitualmente pasados los 35-40 años) fecha ya en donde se ha realizado la selección de pareja y esta
ha procreado. En este mismo sentido es de destacar que incluso se observa una selección favorecedora
de procesos autoinmunes (reumáticos sobre todo) y ello tiene su explicación en el hecho de que el
haplotipo mas autoinmuntiario es a la vez el haplotipo con mayores potencialidades defensivas frente a
la infección como es en la actualidad la epidemia actual de infección por VIH proporciona una
oportunidad única para estudiar los efectos del polimorfismo del HLA sobre una enfermedad infecciosa.
Así se sabe que el carácter de heterocigoto para el HLA proporciona grande ventajas (Figura: Sida y
HLA). Como desventajas del polimorfismo HLA cabe destacar el mayor número de enfermedades
autoinmunes presentadas en estos individuos, los inconvenientes de la realización de trasplantes por
incompatibilidad entre donante y receptor y la dificultad en el generación de vacunas de tipo celular
(Tabla: ventajas y desventajas polimorfismos HLA).
En el caso de la diabetes mellitus insulin dependiente (DMID), enfermedad que cursa con una
destrucción selectiva de los islotes de Langerhans del páncreas, con infiltración linfocitaria, se considera
que es el resultado de una respuesta autoagresiva frente a antígenos presentes en la membrana celular
mediada por linfocitos T.
Los requerimientos para la presentación de antígeno de las células son: capacidad de captación de
antígenos del medio externo, maquinaria proteolítica eficiente que permita la degradación del
antígeno en péptidos capaces de ser presentados, expresión de moléculas de MHC-II y expresión de
moléculas coestimuladoras y de adhesión. Los tres tipos celulares que cumplen en diferentes grados
estos requisitos, llamadas APC profesionales, son las células dendríticas, los macrófagos y los linfocitos
B. Existen otras estirpes celulares que, aún no siendo APCs profesionales, son capaces de expresar
moléculas de MHC-II bajo determinadas condiciones, tales como células endoteliales y fibroblastos.
Mientras están en estado inmaduro, las células dendríticas tienen gran capacidad de captación de
antígeno del medio y una maquinaria proteolítica eficiente, expresan bajos niveles de MHC y de
moléculas coestimulatorias; expresan receptores Fc (CD32), de manosa y de complemento, implicados
en captación de antígeno por endocitosis, fagocitosis y, sobre todo, macropinocitosis.
Desde el sitio de la herida, las células dendríticas maduras expresan un alto número de complejos
MHC/péptido de alta estabilidad en su membrana, paran la síntesis de novo de MHC, pierden la
capacidad de captación de antígeno y la expresión de algunos receptores iniciando su migración los
órganos linfoides secundarios (ganglios linfáticos, bazo o mucosas). Durante el transporte de los tejidos
periféricos a los órganos linfoides por los vasos linfáticos, las células cambian de morfología y reciben el
nombre de células veladas (veiled cells).
A su llegada a los órganos linfoides secundarios, las células dendríticas maduras se emplazan en las
zonas ricas en células T (recibiendo el nombre de células dendríticas interdigitantes) donde realizan su
función de presentar péptidos a células T específicas que allí se encuentren, iniciándose así la respuesta
inmune contra el agente agresor. Las células dendríticas son especialmente eficientes en la activación y
estimulación de células T pre-inmunes, tanto CD8 como CD4.
Los macrófagos activados en el lugar de infección inician un proceso de fagocitosis muy activo
mediante receptores específicos, receptores tipo toll (TLR) y receptores scavenger, capaces de
reconocer patrones moleculares (PAMPS) expresados en los patógenos. Los macrófagos también
pueden endocitar antígenos opsonizados con moléculas del complemento o anticuerpos, vía
receptores del complemento o receptores Fc (CD64, CD32, CD23).
Los monocitos y macrófagos no activados expresan niveles bajos de MHC-II, en cambio en los
macrófagos activados se induce la expresión de moléculas de clase II y las moléculas accesorias en su
superficie que aumentan su capacidad de presentación de antígeno. Consecuencia de la activación, los
macrófagos secretan quimiocinas que reclutan células inflamatorias y citocinas implicadas en la
activación de las células T como IL-12 dirigiendo la respuesta adaptativa en las fases iniciales.
Los linfocitos B pueden actuar como células presentadoras de antígeno ya que expresan MHC-II
constitutivamente, expresión que aumenta cuando se activan, aunque su capacidad de captación de
antígeno es muy baja. Sin embargo, los linfocitos B son células presentadoras muy eficientes si
expresan una inmunoglobulina de superficie (BCR) específica del antígeno.
En humanos, las células endoteliales expresan moléculas del MHC-II y moléculas accesorias que
aumentan en condiciones de inflamación y se las ha implicado en la presentación de antígeno en
reacciones de hipersensibilidad retardada en tejidos periféricos. Además existen otras células, como las
epiteliales o los fibroblastos que en presencia de citocinas, especialmente IFN-gamma, expresan MHC-II
y como consecuencia podrían presentar antígeno en determinadas situaciones. Por otra parte, todas
las células nucleadas que expresan MHC-I pueden presentar antígeno a células T CD8+ aunque no son
capaces de iniciar una respuesta inmune.
Los antígenos deben de ser captados y después procesados por las APCs. El procesamiento de antígeno
es el conjunto de mecanismos de degradación de antígenos tanto exógenos como endógenos para su
presentación a células T una vez unidos a las moléculas de MHC de clase II.
Las células captan antígeno exógeno por endocitosis, mediada o no por receptor, proceso por el que la
célula incorpora en su citoplasma materiales del medio externo. Se distinguen dos tipos de endocitosis:
pinocitosis y fagocitosis. Pinocitosis es la captación de líquido extracelular en el que se hallan los
antígenos en forma soluble, llamada macropinocitosis cuando la célula es capaz de captar grandes
volúmenes de fluido que después concentra, mecanismo clásico de las células dendríticas.
La fagocitosis es un proceso utilizado por fagocitos mononucleares, neutrófilos y otras células para
ingerir y eliminar partículas de gran tamaño, incluidos agentes infecciosos, células seniles y restos
celulares. La internalización de la partícula se inicia por la interacción de receptores en la superficie de
la célula con ligandos de la superficie de la partícula o por simple invaginación mecánica de la
membrana.
Procesamiento de antígenos
Después de la internalización, la vesícula formada (endosoma o fagosoma) madura por fusión con
compartimentos de la vía endocítica en varios pasos, que culminan en la formación de lisosomas. La vía
endocítica está constituida por distintos tipos de vesículas cuyo contenido se va modificando a medida
que van madurando en el interior de la célula. El pH del interior de estas vesículas es bajo y va
acidificándose a medida que éstas van evolucionando hacía lisosomas.
Las primeras vesículas de la vía endocítica son los endosomas tempranos que evolucionan a
endosomas tardíos, pasan a prelisosomas y finalmente se transforman en lisosomas. Los diferentes
compartimentos contienen distintas proteasas que los caracterizan. El procesamiento de antígeno
consiste en la desnaturalización y proteólisis de las proteínas captadas en las vesículas acídicas.
Las proteasas son activas a pH bajo de forma que si tratamos las APCs con agentes lisosomotrópicos
que alcalinizan las vesículas endocíticas, como la cloroquina o el cloruro amónico, se bloquea el
procesamiento, la generación de péptidos y, por tanto, la presentación del antígeno.
Las moléculas del MHC son glicoproteínas de membrana cuya función es presentar el antígeno en
forma de péptidos a los linfocitos T en la respuesta inmune. Las moléculas del MHC se dividen en dos
clases: de clase I y de clase II y, aunque ambas son proteínas de membrana, la vía biosintética y de
exocitosis que utilizan es distinta e influye en el tipo y origen de los péptidos que presentan.
Las moléculas de clase I están formadas por una cadena pesada (cadena alfa) y la beta-2-
microglobulina (beta-2-m) cuya asociación se lleva a cabo en el retículo endoplasmático (RE) con la
ayuda de diversas chaperonas, desde donde siguen la ruta constitutiva de exocitosis hacia la
membrana celular. Esto es, las moléculas del MHC-I generadas en el RE pasan al aparato de Golgi,
después pasan a través del tras-
Golgi y por vía vesicular, llegan a
la membrana celular (Figura 6.2).
Cuando la beta-2-m se une a la cadena a, la calnexina se des- plaza para que MHC-I se una a otras
chaperonas, entre ellas la calreticulina, cuya función es parecida a la calnexina. El complejo
calreticulina-alfa-beta-2-m se une a una tercera chaperona llamada tapasina que a su vez se une a la
subunidad TAP-1 del transportador de péptidos asociado a la membrana TAP (ver más adelante). Esta
asociación estabiliza a los heterodímeros alfa-beta-2-m parcialmente plegados hasta que se asocian a
un péptido (ver fig. vía de clase I).
Los dímeros TAP, formados por las subunidades TAP-1 y TAP-2 se encargan de transportar péptidos de
degradación citosólica al interior del RE. Cuando TAP proporciona un péptido con afinidad adecuada
para poderse unir a la molécula de clase I, se forma el complejo estable MHC-I/péptido, que se separa
de las chaperonas e inicia la vía de exocitosis hacia la superficie celular, donde queda expuesto el
péptido para su posterior reconocimiento por un linfocito T CD8+ específico.
La mayoría de péptidos presentados por MHC-I derivan de proteínas citosólicas. Para transportar
péptidos al interior del RE, las células han adaptado una molécula transportadora de una familia de
moléculas conocida con el nombre de transportadores-ABC (ATP-binding cassette (ABC)-transporters)
encargados del transporte de iones, azúcares, aminoácidos e incluso proteínas.
El transportador de péptidos, conocido con el nombre de TAP (Transporter Associated with antigen
Processing) está compuesto por dos proteínas homólogas, TAP1 y TAP2. El heterodímero TAP1/TAP2
conserva las características esenciales de los transportadores-ABC: cada cadena contiene 6 dominios
transmembrana, es decir, atraviesa 6 veces la membrana del RE, y dos dominios hidrofílicos de unión a
ATP. Estas dos cadenas se disponen en la membrana con la posibilidad de generar un poro por el que
accede el sustrato al interior del RE.
Se ha demostrado una preferencia en el tamaño, de 8-12 aa, y de secuencia del péptido transportado,
por lo que se ha involucrado a TAP en la selección de péptidos que se van a unir al MHC-I. La mayoría
de los péptidos no se unen a MHC-I y son rápidamente transportados de nuevo al citosol donde son
degradados por mecanismos aún desconocidos. Los genes que codifican las subunidades TAP-1 y TAP-2
están dentro del MHC.
Las proteínas citosólicas semidesnaturalizadas se introducen dentro del cilindro quedando a merced de
las actividades catalíticas de las subunidades del proteasoma. En vertebrados, las subunidades beta-1,
beta-2 y beta-5 son substituidas por otras tres: beta-1 i , (LMP2) beta-2 i (MECL-1) y beta-5 i (LMP-7),
cuya expresión se modula en presencia de IFN-gamma (inmunoproteasoma).
Las subunidades inducibles se sustituyen de forma cooperativa en la estructura del proteasoma dando
lugar al inmunoproteasoma. Los genes que codifican para LMP-2 y LMP-7 se localizan en la región del
MHC-II por lo que, igual que en el caso de TAP, se ha sugerido un papel selectivo del
inmunoproteasoma en la generación de péptidos capaces de unirse a MHC-I.
Las moléculas del MHC de clase II están formadas por dos cadenas alfa y beta que se sintetizan en el
RE, a las que posteriormente se une una cadena llamada invariable (Ii), no polimórfica. Los
heterodímeros aparecen como agregados transitorios de elevado peso molecular, puesto que una vez
se han ensamblado las dos cadenas se forman trímeros de dímeros alfa/beta. Por su parte la Ii una vez
sintetizada también se dispone en forma de trímero generándose finalmente un nonámero formado
por tres moléculas alfa/beta/Ii, (alfa/beta/Ii) 3 .
Una vez se ha generado el nonámero (alfa/beta/Ii) 3 , se inicia una vía de exocitosis no constitutiva
pasando del complejo de Golgi al transGolgi desde donde, (alfa/beta/Ii) 3 se desvía a un compartimento
de la vía endocítica denominado MIIC.
Cadena invariante
HLA-DM y HLA-DO
El estudio de la región génica de clase II en busca de nuevas moléculas homólogas a las moléculas
clásicas MHC-II, condujo al aislamiento de HLA-DMA y HLA-DMB, en humanos, y de H-2 Ma-lfa, H-
2Mbeta1 y H-2Mbeta2, en ratones. La molécula de DM es un heterodímero integrado en la membrana,
formado por una molécula DM-alfa y un Dm-beta. DM se sintetiza en el RE, viaja por el aparato de
Golgi y transGolgi desde donde se desvía a la vía endocítica, donde permanece por un tiempo.
A diferencia de las moléculas de clase II, HLA-DM no se expresa en la superficie celular, lo que sugiere
que dicha molécula actúa preferentemente en la vía endocítica. En 1994, dos estudios independientes
demostraron que, en ausencia de HLA-DM, las moléculas de clase II no podían generar el complejo
MHC-II/péptido, sugiriendo un papel esencial en el intercambio entre CLIP y los péptidos ubicados en la
vía endocítica. HLA-DM se ha definido como catalizador del intercambio de péptidos en la cavidad del
MHC-II, aunque parece ser que su principal función es de chaperona, mediando la retención en el MIIC
de complejos alfa/beta vacíos o asociados a CLIP, hasta que se asocien con un péptido capaz de
conferirles alta estabilidad.
HLA-DO es otra molécula codificada en la región de clase II que interviene en la formación del complejo
MHC-II/péptido. HLA-DO es un heterodímero formado por la unión de las cadenas DOalfa y DObeta al
que se le ha atribuido un papel regulador de la función de DM en algunas células, incluyendo el epitelio
tímico y las células B.
Debido al polimorfismo de las moléculas del MHC, cada molécula de histocompatibilidad presenta una
secuencia distinta en el lugar de unión al péptido lo cual implica que existan preferencias en cuanto al
patrón de péptidos que se unirán a cada molécula de MHC. Por otra parte, los péptidos que se unen a
las moléculas de MHC-I y MHC-II presentan características peculiares que describen a continuación
(Figura 6.7).
Los aminoácidos de anclaje se unen en sus cadenas laterales a bolsillos específicos de los sitios de
unión de cada alelo. El resto del péptido, los aminoácidos del 3 al 8, queda en medio de la cavidad de
unión sobre una base de moléculas de agua, lo cual da gran plasticidad al complejo. Estos residuos
están involucrados en la interacción con el TCR.
Las moléculas de clase II, a diferencia que las de clase I, unen péptidos de mayor tamaño que oscilan
entre 12 y 34 aa, aunque el tamaño preferido para todos los alelos estudiados es de 12 a 17 aa. La
forma de unión del péptido a la cavidad de unión es también distinta. En la hendidura de MHC-II el
péptido queda unido por su secuencia central (core), quedando libres los extremos del péptido a cada
lado de la hendidura. La variabilidad observada en la secuencia de dichos péptidos también se halla
sujeta a una cierta restricción que depende del alelo del MHC-II.
Aunque las posiciones de anclaje del péptido a la hendidura no son tan constantes como para MHC-I,
los aminoácidos en dos o tres posiciones extremas (generalmente, 2 o 4 y 9) de la secuencia central del
péptido son las posiciones principales de anclaje al MHC y por lo tanto las que definen el motivo
estructural específico de alelo (Tabla 6.2) Los péptidos que se unen a las moléculas MHC-II son mayores
que los de MHC-I y varían en longitud. Debido diferencia de tamaño de los péptidos aislados, los
residuos de anclaje se
hallan en distintas
posiciones.
No obstante, la
secuencia interna del
péptido se une a la
cavidad presenta rasgos
comunes: por ejemplo,
en el alelo HLA-DR3, los
residuos que ocupan la
posición 4 (P4) están
cargados negativamente
como el ácido aspártico
(D) o el ácido glutámico
(E) y en la posición 9
(P9) son residuos
hidrofóbicos como tirosina (Y), leucina (L), prolina (P) o fenilalanina (F).
INMUNOLOGÍA GENERAL Complejo Principal de
2º Medicina
Histocompatibilidad (MHC)
• Presente en todas las especies de Vertebrados
11.-El Complejo Principal de estudiadas
Histocompatibilidad. • Probable equivalente en algunos invertebrados
(Proteínas; Genes; Polimorfismo y • Ocupa un corto segmento cromosómico (1-2
nomenclatura; Herencia) cM): brazo corto del cromosoma 6 humano.
• Contiene numerosos genes “relevantes” para
diferentes funciones inmunológicas
A. Corell
UVA • Alta homología estructural y funcional entre
especies (especialmente ratón y hombre)
1 3
2 4
Antígenos HLA de Clase I
Genes del MHC
• Múltiples loci de Clase I
• Clase IA (clásicos) – antígenos de clase I: – 3 “clásicos” en humanos (HLA-A, -B y -C)
– - HLA-A, -B, -C
• Codifican un único polipéptido de ~45 kd (aprox.
• “Clase IB (no clásicos)”- HLA-E, -F, -G
350 aminoácidos)
• Clase II – antígenos de clase II:
– - HLA-DR, -DP, -DQ • Se expresan en la superficie de todas las células
Proteínas implicadas en la presentación: TAP, LMP, DM nucleadas
• Clase III • Asociados No-covalentemente a b2-micro-
– componentes del complemento globulina (b2M)
– Genes codificantes de moléculas que actúan en • Altamente polimórficos (numerosos alelos /locus)
eventos tempranos de presentación de antígeno
– Genes codificantes de enzimas y de citocinas
5 7
Vista Vista
lateral
lateral
Vista Vista
desde lateral
arriba
6 8
Antígenos HLA de Clase II
9 11
Codficados
+/-
Expresados
en la
superficie = pseudogenes no expresados
celular 13 15
Vista Vista
lateral lateral C4 Bf C2
Terminología HLA
Loci / Alelos / Haplotipos
Vista Vista
desde lateral B C A DPB1 DPA1 DQ#1 DQA1 DRB1 DRB2 DRB4 DRA
arriba
14 16
Terminología HLA Polimorfismo de los Genes MHC
(Nueva - basada en la secuencia de nucleótidos)
17 19
18 20
Complementación cis-trans en MHC Clase II
"$ $!!!!!!!!!!!!!!!!!"$ $
21
INMUNOLOGÍA GENERAL
2º Medicina
A. Corell
UVA
1 3
2 4
TIPAJE SEROLÓGICO DEL
HLA
• Aislar células del paciente
AISLAMIENTO DE
TIPAJE DEL HLA CÉLULAS
SEROLÓGICO DNA
CLASE I CLASE II
• Identificamos las • Identificamos la
moléculas de HLA secuencia de
presentes en la nucleótidos de los • Se aislan Linfocitos T y • Se aislan Linfocitos B
superficie de las células distintos alelos de B de sangre de sangre
mediante el uso de HLA contenidos en el anticoagulada anticoagulada
sueros con anticuerpos DNA del indivíduo mediante un gradiente mediante bolitas
contra los distintos de densidad (Ficoll) magnéticas que
alelos de HLA contienen anticuerpos
conocidos anti-CD19 en su
• Los anticuerpos superficie
pueden ser Policlonales
o Monoclonales
6 8
SUERO CON
SUERO CON ANTICUERPO QUE
SUERO CON ANTICUERPO QUE
SUERO CON ANTICUERPO QUE RECONOCE HLA
ANTICUERPO QUE RECONOCE EL HLA DISTINTO DEL DE
RECONOCE HLA DE LA CELULA
RECONOCE EL HLA DISTINTO DEL DE LA CELULA
DE LA CELULA LA CELULA
RECONOCIMIENTO
DEL HLA DE LAS
SUEROS CON CELULAS POR LOS
ANTICUERPOS ANTICUERPOS DEL
FRENTE A SUERO
HLA CONOCIDOS
9 11
COMPLEMENTO
CELULAS
DEL
PACIENTE
ACTIVACION
DEL
COMPLEMENT
O
10 12
Células vivas: Células muertas:
SUERO CON SUERO CON
ANTICUERPO QUE ANTICUERPO QUE No Reacción Reacción
RECONOCE EL HLA DE RECONOCE HLA
LA CELULA DISTINTO DEL DE LA
CELULA
MUERTE CELULAR
13 15
Asociaciones HLA-Enfermedad
Enfermedad Gen HLA Riesgo relativo
• Síndrome de Reiter B27 37
• Espondilitis anquilosante B27 106
• Tiroiditis de Hashimoto B47 15
• Esclerosis Múltiple DR2 5
TINCIÓN DE LAS
• Artritis Reumatoide DR4 4
CÉLULAS Y
LECTURA DE LAS • Diabetes Juvenil DR3/DR4 3-6
REACCIONES
14 16
17 19
18 20
FAMILIA OLMEDO
SARA VIRGINIA
21
06 Procesamiento de antígenos
M. Martí y D. Jaraquemada
Los linfocitos, las únicas células con receptores específicos de antígeno, son
responsables de iniciar y llevar a cabo la respuesta inmune adaptativa. Los linfocitos B
interaccionan con el antígeno mediante su receptor (BCR), una inmunoglobulina de membrana
(IgM) que reconoce determinantes antigénicos tridimensionales en proteínas y otras moléculas
antigénicas, solubles o particuladas, en estado nativo. En cambio, el receptor clonotípico de los
linfocitos T (TCR) reconoce complejos moleculares en la membrana de las células
presentadoras de antígeno (APC), formados por moléculas del Complejo Principal de
Histocompatibilidad (MHC) de clase I (MHC-I) o de clase II (MHC-II) (ver más adelante) y
péptidos antigénicos resultantes de la degradación intracelular del antígeno. Las células T, por
tanto, a diferencia de los linfocitos B, necesitan de células presentadoras de antígeno (APC)
accesorias que captan el antígeno, lo procesan y lo presentan en la membrana.
Los tres tipos celulares que cumplen en diferentes grados estos requisitos, llamadas
APC profesionales, son las células dendríticas, los macrófagos y los linfocitos B. Existen otras
estirpes celulares que, aún no siendo APCs profesionales, son capaces de expresar moléculas
de MHC-II bajo determinadas condiciones.
Células dendríticas.
Las células dendríticas derivan de la médula ósea, son de linaje mieloide y tienen una
morfología irregular con prolongaciones membranosas. Las células dendríticas se generan en
la médula ósea desde donde migran en estado inmaduro a los tejidos periféricos, por ejemplo
las células de Langerhans de la piel.
Mientras están en estado inmaduro, las células dendríticas tienen gran capacidad de
captación de antígeno del medio y una maquinaria proteolítica eficiente, expresan bajos niveles
de MHC y de moléculas coestimuladoras; expresan receptores Fc (CD32), de manosa y de
complemento, implicados en captación de antígeno por endocitosis, fagocitosis y, sobre todo,
macropinocitosis. Al activarse su maduración en presencia de citocinas inflamatorias, aumenta
considerablemente su capacidad de macropinocitosis y la expresión de receptores que
permiten la captación de antígeno; también se activa la síntesis de moléculas de MHC-I y II que
unirán con gran eficiencia tanto péptidos originados en la propia célula dendrítica como
péptidos externos que se hallan en el lugar de inflamación. Desde el sitio de la herida, las
células dendríticas maduras expresan un alto número de complejos MHC/péptido de alta
estabilidad en su membrana, paran la síntesis de novo de MHC, pierden la capacidad de
captación de antígeno y la expresión de algunos receptores iniciando su migración los órganos
linfoides secundarios (ganglios linfáticos, bazo o mucosas).
Durante el transporte de los tejidos periféricos a los órganos linfoides por los vasos
linfáticos, las células cambian de morfología y reciben el nombre de células veladas (veiled
cells). A su llegada a los órganos linfoides secundarios, las células dendríticas maduras se
emplazan en las zonas ricas en células T (recibiendo el nombre de células dendríticas
interdigitantes) donde realizan su función de presentar péptidos a células T específicas que allí
se encuentren, iniciándose así la respuesta inmune contra el agente agresor. Las células
dendríticas son especialmente eficientes en la activación y estimulación de células T pre-
inmunes, tanto CD8 como CD4. Mediante la unión de péptidos exógenos o endógenos a sus
moléculas de MHC-I, altamente expresadas, pueden iniciar una respuesta de células T CD8+,
incluso simultánea a la activación de células T CD4+. Por otra parte, se las ha propuesto como
responsables en gran parte del mantenimiento de la memoria T ya que los complejos MHC-
II/péptido formados permanecen expuestos en su membrana durante un período de tiempo
largo proporcionando a las células T de memoria un contacto continuado con el antígeno que
las ha estimulado en la respuesta primaria.
Macrófagos.
Los macrófagos son células fagocíticas mononucleares de linaje mieloide y con gran
capacidad de procesamiento de antígenos tanto solubles como particulados. Los macrófagos
inmaduros de sangre periférica se denominan monocitos. Los macrófagos diferenciados
localizados en tejidos se encargan de eliminar restos celulares in situ. Estos macrófagos
diferenciados son residentes esenciales de los tejidos linfoides, pero también se encuentran en
otras localizaciones, en suspensión o integrados en tejidos sólidos; allí reciben distintos
nombres y, aunque mantienen sus propiedades principales, adquieren características
específicas al diferenciarse en los diferentes tejidos. Los macrófagos en suspensión son
células muy activas en la eliminación de partículas extrañas y restos celulares, entre ellos se
encuentran principalmente los peritoneales y los alveolares. Los macrófagos de tejido sólido
son más especializados, por ejemplo las células de Kupffer del hígado son responsables de la
eliminación de productos particulados y bacterias de la circulación sanguínea. Entre este grupo
se agrupan las células de la microglía del sistema nervioso central, los osteoclastos del tejido
óseo o las células mesangiales del glomérulo renal, entre otros.
APCs no profesionales.
Además existen otras células, como las epiteliales o los fibroblastos que en presencia
de citocinas, especialmente IFN-gamma, expresan MHC-II y como consecuencia podrían
presentar antígeno en determinadas situaciones. Por otra parte, todas las células nucleadas
que expresan MHC-I pueden presentar antígeno a células T CD8+ aunque no son capaces de
iniciar una respuesta inmune.
Las células captan antígeno exógeno por endocitosis, mediada o no por receptor,
proceso por el que la célula incorpora en su citoplasma materiales del medio externo. Se
distinguen dos tipos de endocitosis: pinocitosis y fagocitosis. Pinocitosis es la captación de
líquido extracelular en el que se hallan los antígenos en forma soluble, llamada
macropinocitosis cuando la célula es capaz de captar grandes volúmenes de fluido que
después concentra, mecanismo clásico de las células dendríticas. La fagocitosis es un proceso
utilizado por fagocitos mononucleares, neutrófilos y otras células para ingerir y eliminar
partículas de gran tamaño, incluidos agentes infecciosos, células seniles y restos celulares. La
internalización de la partícula se inicia por la interacción de receptores en la superficie de la
célula con ligandos de la superficie de la partícula o por simple invaginación mecánica de la
membrana.
Las moléculas del MHC son glicoproteínas de membrana cuya función es presentar el
antígeno en forma de péptidos a los linfocitos T en la respuesta inmune. Las moléculas del
MHC se dividen en dos clases: de clase I y de clase II y, aunque ambas son proteínas de
membrana, la vía biosintética y de exocitosis que utilizan es distinta e influye en el tipo y origen
de los péptidos que presentan.
Las moléculas de clase I están formadas por una cadena pesada (cadena alfa) y la
beta2-microglobulina (beta2-m) cuya asociación se lleva a cabo en el retículo endoplasmático
(RE) con la ayuda de diversas chaperonas, desde donde siguen la ruta constitutiva de
exocitosis hacia la membrana celular. Esto es, las moléculas del MHC-I generadas en el RE
pasan al aparato de Golgi, después pasan a través del tras-Golgi y por vía vesicular, llegan a la
membrana celular (Figura 6.2).
Fig.:6.2
TAP
PROTEASOMA
Las moléculas del MHC de clase II están formadas por dos cadenas alfa y beta que se
sintetizan en el RE, a las que posteriormente se une una cadena llamada invariable (Ii), no
polimórfica. Los heterodímeros aparecen como agregados transitorios de elevado peso
molecular, puesto que una vez se han ensamblado las dos cadenas se forman trímeros de
dímeros alfa/beta. Por su parte la Ii una vez sintetizada también se dispone en forma de trímero
generándose finalmente un nonámero formado por tres moléculas alfa/beta/Ii, (alfa/beta/Ii)3. La
calnexina también se une a la Ii en el RE después de generarse, en cambio los dímeros
alfa/beta se unen a otra chaperona llamada BiP (binding protein), miembro de la familia de las
proteínas de estrés térmico o heat shock proteins (hsp).
Fig.:6.4
CADENA INVARIANTE
La cadena invariable es una proteína de membrana que se une a los dímeros alfa/beta,
ocupando el lugar de unión a péptido, impidiendo así la formación de complejos MHC-II/péptido
en el RE. Además, la cadena invariante es la responsable de la desviación a la vía endocítica
del complejo nonamérico (alfa/beta/Ii)3 y de la retención en la vía endocítica de los agregados
inestables que se forman. La Ii se ha descrito en humanos, ratones y rata. En humanos se han
descrito 4 isoformas de Ii, resultantes del procesamiento alternativo del RNA, aunque la forma
predominante es la denominada p33. La cadena invariante tiene estructura lineal, lo que
permite que el fragmento de Ii que se une a la cavidad bloquee perfectamente el acceso del
péptido. El fragmento de la cadena invariante que queda unido a la molécula de MHC-II se
denomina con el nombre genérico de CLIP (class II-associated invariant chain peptide, ver
parágrafo anterior) y ocupa la región correspondiente a los aminoácidos 80 al 104, con
variaciones de tamaño (Figura 6.6).
Fig.:6.6
HLA-DM y HLA-DO
VÍAS ALTERNATIVAS
Por otra parte, los antígenos exógenos pueden acceder a la vía de clase I mediante
dos mecanismos distintos: por rotura de la integridad de la membrana de un fagosoma,
consecuencia de ello proteínas parcialmente fraccionadas escapan al citosol donde se
degradan (presentación cruzada) o por proteolisis extracelular de proteínas de superficie por lo
que los péptidos generados pueden unirse a un grupo minoritario de moléculas de clase I
vacías, expresadas en la membrana de APCs profesionales como las células dendríticas.
Las moléculas de clase I unen péptidos cortos, de 8-10 aas. En general, cada molécula
de clase I puede unir de 2.000 a 10.000 péptidos distintos, pero dichos péptidos presentan
restricciones en su secuencia, motivos estructurales específicos de cada alelo. Estas
restricciones se limitan principalmente a los aminoácidos en posición 2 y 9 del péptido que son
los "puntos de anclaje" a determinados residuos de la hendidura en la molécula de clase I
(Tabla 6.1). Los aminoácidos de anclaje se unen en sus cadenas laterales a bolsillos
específicos de los sitios de unión de cada alelo. El resto del péptido, los aminoácidos del 3 al 8,
queda en medio de la cavidad de unión sobre una base de moléculas de agua, lo cual da gran
plasticidad al complejo. Estos residuos están involucrados en la interacción con el TCR.
NH2 COOH
T Y Q R T R A L V
S Y F P E I T H I
K Y Q A V T T T L
S Y I P S A E K I
p2 p9
Las moléculas de clase II, a diferencia que las de clase I, unen péptidos de mayor
tamaño que oscilan entre 12 y 34 aas, aunque el tamaño preferido para todos los alelos
estudiados es de 12 a 17 aas. La forma de unión del péptido a la cavidad de unión es también
distinta. En la hendidura de MHC-II el péptido queda unido por su secuencia central (core),
quedando libres los extremos del péptido a cada lado de la hendidura. La variabilidad
observada en la secuencia de dichos péptidos también se halla sujeta a una cierta restricción
que depende del alelo del MHC-II. Aunque las posiciones de anclaje del péptido a la hendidura
no son tan constantes como para MHC-I, los aminoácidos en dos o tres posiciones extremas
(generalmente, 2 o 4 y 9) de la secuencia central del péptido son las posiciones principales de
anclaje al MHC y por lo tanto las que definen el motivo estructural específico de alelo (Tabla
6.2). Los péptidos que se unen a las moléculas MHC-II son mayores que los de MHC-I y varían
en longitud. Debido diferencia de tamaño de los péptidos aislados, los residuos de anclaje se
hallan en distintas posiciones. No obstante, la secuencia interna del péptido se une a la cavidad
presenta rasgos comunes: por ejemplo, en el alelo HLA-DR3, los residuos que ocupan la
posición 4 (P4) están cargados negativamente como el ácido aspártico (D) o el ácido glutámico
(E) y en la posición 9 (P9) son residuos hidrofóbicos como tirosina (Y), leucina (L), prolina (P) o
fenilalanina (F).
NH2terminal COOH-terminal
ISNQLTL D SNTK Y FHK
IPDNLFKS D GRIK Y TLN
ATKYGNMT E D HVNH L LQNA
GKFAIRP D KKSN P IIRTV
VFLLLLA D KVPE T SLS
TFD E IASG F RQGGASG
PPEVTVLTNSPV E LREP N V
YGYTSY D FSWA E L
TGHGARTST E PTTD Y
Posición 4 9
Se han caracterizado tres genes que codifican moléculas que se denominan moléculas
de HLA de clase I no clásicas: HLA-G, HLA-E y HLA-F, que presentan gran homología con las
moléculas clásicas de MHC-I (HLA-A, -B y -C) y que también se asocian con la beta2m. HLA-E
y HLA-F se expresan en la mayoría de tejidos fetales y adultos.
CD1
BIBLIOGRAFÍA
Inmunidad Innata Defensas Celulares y Humorales No expresadas en los tejidos del huésped
Patrones microbianos y
patrones de receptores de reconocimiento Fallos de la Inmunidad Innata
en el reconocimiento de patógenos
Cada linfocito tiene un solo tipo de receptor con una única especificidad
La interacción receptor-antígeno permite la activación linfocitaria
Cada célula reconoce una sola Las células hija tienen idéntica especificidad antigénica que las células
Se reconocen muchas parenterales
sustancias microbianas sustancia microbiana Los receptores antigénicos que reconocen antígenos propios pueden ser
eliminados del REPERTORIO de receptores antes de su expansión clonal
NO CAMBIA VARIABLE Y FLEXIBLE
Reconocimiento antigénico de las células B El sitio de unión del antígeno a los anticuerpos
Patógeno Desnaturalización
Determinante A diferencia de los haptenos, Los aminoácidos que Los anticuerpos no pueden
antigénico los epítopes de proteínas constituyen el epítope unirse al epítope si la
grandes están compuestos pueden estar en diferentes molécula no tiene una
de muchos aminoácidos partes de la molécula, correcta CONFORMACIÓN
uniéndose mediante los
pliegues de la proteína
-NH3 ...OOC-
Fuerzas Atracción entre
electrostáticas cargas opuestas + -
Descubrimiento de las bases moleculares del Descubrimiento de las bases moleculares del
reconocimiento antigénico por los linfocitos T reconocimiento antigénico por CTL
Para que exista respuesta inmune Células T de ratones de haplotipo MHC A inmunizados con el virus de
la coriomeningitis linfocítica (LCMV)
es necesaria la presencia de células T y Macrófagos
Célula T
Reconocimiento
Es necesaria la
compatibilidad entre
TcR para el el TcR y el haplotipo
haplotipo A del MHC
del MHC
Péptido El TcR es específico
antigénico para el péptido
X antigénico
El MHCde la célula
Haplotipo A
presentadora de
El TcR interacciona con toda la superficie externa del complejo del MHC
antígeno (CPA)
MHC-péptido antigénico clase I
RESTRINGE
Por restricción MHC se entiende el CO-RECONOCIMIENTO del propio CPA el reconocimiento por
MHC y del péptido antigénico parte del TcR
TcR para el
TcR para el haplotipo A No reconocimiento
haplotipo A No reconocimiento TcR no puede
del MHC
del MHC La incompatibilidad reconocer
Péptido
Péptido entre el TcR y el el antígeno Y a pesar
haplotipo del MHC antigénico de la compatibilidad
antigénico
impide el Y entre el TcR y el
X
reconocimiento haplotipo del MHC
Haplotipo B antigénico a pesar de
del MHC que el TcR pudiera ser Haplotipo A
clase I específico para el del MHC
antígeno clase I
CPA
CPA
Antígenos nominales y superantígenos
Complejo TcR-MHC-péptido antigénico
Antígenos nominales Superantígenos
Requieren ser procesados a No son procesados
péptidos
Los conponentes de las Solo la cadena β del TcR está
cadenas α y β del TcR están implicada en el reconocimiento
Variabilidad
implicados en el
reconocimiento
Entre el 2 y el 20% de las
Más de 100.000 células T células T reconocen cada
Ranura de reconocen cada péptido superantígeno
unión del № de Son presentados solo por una
péptido Son presentados por casi
aminoácido de molécula de MHC clase I o II.
Péptido todas las moléculas MHC de
la cadena del RESTRICCIÓN DEL claseII
TcR RECNOCIMIENTO
Clase I
Casi toda proteína puede ser Muy pocos antígenos son
antígeno nominal superantígenos
Sugiere un mecanismo notablemente diferente de presentación
antigénica y de reconocimiento
La región intracitoplásmica
de las cadenas del TcR es
demasiado corta para
transducir señales.
Las cadenas γ, δ, ε y ζ son
necearias para la expresión
en la superficie celular del
complejo TcR-CD3 y pasar
señales a través del TcR
ITAMs
y TKs
Unión mediada
¡Peligro!
por el receptor
Procesamiento
SEÑAL 1:
El reconocimiento Procesamiento
del antígeno
y la unión del
INF-γγ
Co-estimulador T-B co-receptor SEÑAL 1
soluble induce CD40
El reconocimiento antigénico y
en las células B
la unión del co-receptor induce
CD28 en las células T
Las señales 1 y 2 son necesarias para la prolliferación clonal de las Las señales 1 y 2 son necesarias para la proliferación clonal de
células B y su diferenciación a células plasmáticas las células T y su diferenciación en células efectoras
Mecanismos de co-estimulación en céluls T Hypótesis del peligro y co-estimulación
Baja afinidad Alta afinidad La completa expresión de la función de las células T depende de la co-
estimulación. ¿Qué control existe de las moléculas co-estimuladoras?
Cadenas β y γ del Cadenas α, β y γ del
receptor para IL-2 receptor para IL-2
Patógenos
reconocidos por
PELIGRO marcadores
bacterianos
Células no
apoptóticas muertas
PELIGRO
(tejidos dañados,
infecciones virales,
etc.)
13-Procesamiento y
Presentación de Antígeno
(ruta de clase I, ruta de clase II,
superantígenos)
A. Corell Extracelulares
UVA
13.4 Superantígenos
Proteina Peptidos
Proteosoma
Tema 05. Receptor células T.
Como se ha indicado en capítulos anteriores, los linfocitos T, poseen un mecanismo de reconocimiento
antigénico distinto de los linfocitos B. En el caso de los linfocitos T, el antígeno es primero degradado y
procesado en el interior de las células presentadoras de antígeno (APC) y después los péptidos
resultantes son presentados a los linfocitos T que los reconocen a través del receptor de las células T
(TCR).
El TCR tiene como misión reconocer al antígeno (péptido) unido a la molécula de histocompatibilidad
mientras que las moléculas del complejo CD3 junto con otra molécula dimérica conocida como cadena
ζ, tienen como función la de transmitir las señales de activación al interior celular. Así pues,
cuando tiene lugar el reconocimiento antigénico entre el TCR y la molécula MHC que porta el antígeno,
se desencadena una cascada de reacciones bioquímicas en el citoplasma de la célula T, dando así lugar
al inicio del proceso de activación de estos linfocitos.
En este capítulo estudiaremos tanto la estructura, como la genética y función de este complejo
TCR/CD3 junto con el homodímero ζ.
Estructura TCR/CD3
Mediante la utilización de híbridos se determinó que el reconocimiento del antígeno y de la molécula
MHC se lleva a cabo simultáneamente por un mismo TCR/CD3 aunque cada una de las moléculas que lo
componen tienen diferentes funciones.
CD3. Es la porción invariante del complejo y está formado por al menos 3 monómeros unidos no
covalentemente, denominados γ, δ y ε. El complejo CD3 fue descubierto por anticuerpos monoclonales,
OKT3 y Leu4. También forma parte del CD3 un homodímero, conocido como zeta, que posee una gran
parte de la molécula en el citoplasma. Todo este complejo, y principalmente las cadenas ζ, son los
encargados de transmitir la señal del reconocimiento antigénico al interior celular.
Todos los componentes del receptor de la célula T son proteínas de membrana, y están formadas por un
dominio N-terminal extracelular, un domino transmembrana y otro dominio citoplásmico C-terminal.
Cadena TCR-alfa
Es una cadena glicosilada que está divida en los siguientes dominios (Figura 7.3; Figura 7.4), además del
péptido líder:
Cadena TCR-beta.
Es una cadena glicosilada con estructura similar a la ya mencionada TCR-α. Consta de un péptido leader
y tres dominios diferentes extracelular, transmembrana e intracelular (Figura 7.3; Figura 7.4)
Cadena CD3-δ. La subunidad CD3-delta es una glicoproteína constituida por tres dominios bien
diferenciados: dominio extracelular, que lleva dos oligosacáridos unidos; un dominio transmembranal y
un dominio intracitoplasmático (Figura 7.5).
Cadena CD3-ε. Es una proteína no
glicosilada. Está constituída por
tres dominios:
• a) extracelular,
comprendiendo los residuos 1 al
107;
• b) transmembranal, de
marcado carácter hidrofóbico;
• c) intracelular,
constituido por dos porciones
claramente diferenciadas.
Cadena CD-ζ. Tiene una estructura distinta de los otros péptidos del complejo CD3, ya que su dominio
extracelular es de mucho menor tamaño que el
intracelular (Figura 7.6).
Este tipo de receptor se expresa en una población minoritaria de linfocitos T periféricos que carecen de
las moléculas de superficie CD4 y CD8 (también se encuentran en una pequeña proporción de timocitos,
en linfocitos de epitelio intestinal y en algunas células dendríticas epidérmicas). La función de este tipo
celular no está bien caracterizada, aunque se cree que juegan un importante papel en las enfermedades
autoinmunes (se aprecia un aumento del
número de este subtipo celular en sangre
periférica).
Genética
Al igual que ocurre en las inmunoglobulinas, los genes que codifican las cadenas alfa y beta del TCR
están formadas a partir de la unión de elementos génicos separados. El reordenamiento génico, tanto
de las inmunoglobulinas como del TCR, es dependiente de la presencia de secuencias de DNA específicas
adyacentes a los segmentos génicos de reordenamiento. Mediante este proceso se genera una enorme
diversidad de receptores.
El gen TCR-α
La organización génica de la
cadena alfa se puede dividir en
cuatro regiones (Figura 7.9):
Hay dos genes constantes, usados de forma intercambiable en todos los tipos de células T, denominados
C-β1 y C-β2, repartidos en cuatro exones que codifican el dominio constante y una porción del péptido
de unión, región bisagra y la cisteína de unión entre las cadenasα y β, el dominio transmembrana y la
fracción citoplasmática, respectivamente (Figura 7.9).
La organización genética de los loci delγ -TCR está constituida por una serie de varios genes variables,
seguido de dos segmentos diferentes de genes J-C. La diversidad de combinaciones generadas es muy
limitada. Además, una de las regiones constantes es defectiva y podría eliminar uno de los genes V-γ, no
pudiendo participar como molécula funcional (una característica de la región constante es que en el 2º
exón se ha perdido el residuo de cisteína, implicado en la formación del puente disulfuro
intercatenario).
Los genes que codifican para CD3-γ y CD3-δ se encuentran muy próximos en las especies analizadas. En
humanos, ambos genes están localizados en el brazo largo del cromosoma 11. El gen CD3-δ está
constituído por cinco exones, mientras que el gen CD3-γ tiene 7 y el gen CD3-ε 9 exones. Las
características más importantes de estos genes son:
Las secuencias adyacentes a la zona 5' de los segmentos J tienen, en homología a las inmunoglobulinas,
determinadas secuencias, formadas por un heptámero y un nonámero, y espaciadores muy
conservativas implicados, como señal de reconocimiento, en el reordenamiento somático. Las regiones
D también están rodeadas de estas señales de reconocimiento. Gracias a la existencia de regiones
espaciadoras en D y J, es posible la asociación D-V ó J-V. El mecanismo de reordenamiento sigue tres
etapas (Figura 7.10):
Generación de la diversidad en
los genes del receptor
En un segundo estadio, una vez que las células tienen el receptor formado por el heterodímero α/β, la
especificidad del TCR intervine controlando el proceso de maduración de los timoncitos de dos formas:
En la selección positiva los timocitos se unen mediante su TCR con baja afinidad a las moléculas HLA
clase I y II de las células epiteliales del timo en cuyo caso sobreviven mientras que aquellos timocitos
que no participan en este tipo de unión mueren por apoptosis. En definitiva estos linfocitos que se
seleccionan positivamente son
rescatados de su muerte por
apoptosis. En este proceso participan
también los péptidos propios pre-
sentados por las moléculas de
histocompatibilidad también propias
de cada individuo.
Este tipo de selección conduce a la muerte por apoptosis de aquellos timocitos que reconocen con gran
avidez mediante su TCR a las moléculas de histocompatibilidad I o II presentes en células dendríticas del
timo. En este caso esta demostrado que los péptidos propios presentados por las moléculas HLA son de
gran importancia. Este tipo de selección es especialmente importante eliminando aquellos clonos
celulares que al reconocer lo propio (HLA más péptidos propios) pueden tener capacidad autoreactiva
una vez han madurado.
• la supervivencia selectiva de los linfocitos T capaces de reconocer péptidos sobre las moléculas
MHC del individuo en el que tendrán que trabajar (selección positiva) y
• la eliminación de los linfocitos T autorreactivos (selección negativa)
Una vez producida la selección positiva y negativa, las células supervivientes (menos del 2% del total)
dejan de expresar uno de los dos correceptores (CD4 o CD8), dando lugar a células CD4+CD8- TCRα-β o
CD4-CD8+ TCRα-β maduras (la regulación de la mutua exclusión de los genes CD4 y CD8 no está aún
esclarecida).
Los linfocitos T maduros tienen la capacidad de reconocer antígenos (péptidos) exógenos en presencia
de moléculas de histocompatibilidad. Los péptidos que son reconocidos por las células T deben tener
una estructura secundaria en α-hélice y que todos los péptidos antigénicos son anfipáticos, con una
cara hidrofílica y otra hidrofóbica, pudiendo interaccionar una de las caras con el complejo TCR/CD3 y la
otra con la molécula de MHC, respectivamente. Por esta razón, el reconocimiento de la asociación
MHC/péptido antigénico es un proceso dinámico que incluye un primer paso de complejas interacciones
célula-célula, antes de que se produzca un contacto productivo que dé lugar a la activación celular.
En el reconocimiento antigénico, además del receptor clonotípico juegan, como veremos en capítulos
posteriores, un papel fundamental otras moléculas de superficie (entre ellas se encuentran CD4, CD8,
CD2, CD45). Cuando se produce el reconocimiento del antígeno se inicia la activación celular, durante la
cual se inducen diversos programas funcionales en los linfocitos T: síntesis de factores de crecimiento y
de maduración llamados linfocinas, síntesis de perforinas, selección clonal, proliferación celular,
etc. (Ver capitulo sobre activación de linfocitos T en donde se tratará con detalle la participación del
TCR en la activación de estas células).
Reconocimiento de superantígenos
Enfermedades asociadas
Alteraciones de diferente índole del TCR/CD3 pueden dar lugar a enfermedades a veces de difícil
diagnóstico.
Los linfocitos T constituyen, en condiciones normales, una población policlonal en la que están
representados, en proporciones equivalentes, todas las regiones V de las cadenas TCR-aα y TCR-β. Sin
embargo, diferencias en la configuración de los genes del receptor clonotípico o en la selección
intratímica pueden afectar al repertorio de linfocitos T, existiendo una reducción de determinados
clones y un aumento de los niveles de otros.
Estas alteraciones pueden detectarse analizando la expresión de las regiones V de las cadenas α y β de
estas células, y se ha demostrado que se asocian a ciertas enfermedades autoinmunes como la artritis
experimental inducida por colágeno.
Se ha descrito diversas enfermedades causadas por deficiencias que afectan de forma selectiva a una o
varias moléculas del complejo TCR/CD3 (defectos estructurales), o bien por un defecto en la transmisión
de la señal de activación al interior celular (deficiencias funcionales, ya sean primarios o secundarios).
Estas deficiencias producen alteraciones en el sistema inmune: disminución del número de linfocitos,
inhibición de la proliferación celular, reducción de la síntesis de citocinas, etc. Las consecuencias clínicas
que se derivan de estos defectos son variadas y más o menos graves; sobre todo existen infecciones
recurrentes y, a veces, enfermedades autoinmunes.
Defectos estructurales
Hasta el momento se han descrito, en humanos, tres deficiencias que afectan al complejo CD3 o
proteínas asociadas a él: CD3-γ, CD3-εy la PTK Zap-70. En los enfermos con déficit de las cadenas CD3-γ,
CD3-ε hay una disminución del número de moléculas de membrana del complejo TCR/CD3, el 50% para
la deficiencia de CD3-γ y un 90% para el CD3-ε; este dato sugiere que la cadena ε es más importante
para la conformación del complejo, y que, como comentamos anteriormente, existirían isoformas del
complejo donde las cadenas CD3-γ y ε, que pueden ser alternativas, y suficientes para que CD3 se
transporte a la membrana.
Algunos virus pueden producir efectos patogénicos directos en el sistema inmune por interferir en la
transducción de señales por el TCR/CD3. Se ha demostrado que algunos virus infectan células T
humanas: virus de inmunodeficiencia humana (HIV), citomegalovirus (CMV), herpesvirus humano tipo 6
(HHV-6), measles virus y otros. También se sabe que algunos tumores inducen inmunodeficiencias
secundarias de los linfocitos T, probablemente, entre otros factores alteraciones estructurales en el
complejo CD3.
El Receptor de Antígeno
del Linfocito T
(Las proteínas del TcR; el complejo CD3 y
los co-receptores; Otras moléculas
accesorias; transducción de señales)
CD3 es una estructura auxiliar para el TCR. Consta de varias subunidades (cadenas δ, ε, γ y ζ ). Cuando el TCR une un {Ag +
MHC} apropiado, CD3 es responsable de “anunciar” esa situación al interior celular e iniciar la activación.
CD4+ CD8+
T Cell T Cell
TCR TCR
CD4 CD8
MHC II MHC I
APC APC
Generación de Variabilidad de
Receptores
Generación del Repertorio de • Loci Multiples
linfocitos T • Reordenamiento
cromosómico
(Variabilidad: genes y mecanismos;
• Diversidad de Unión
linfopoyesis y selección en el timo;
presentación de antígeno a los linfocitos T) • Mutación Somática
(en células B, pero no en T)
Células T α−β
~ 1016
combinaciones
diferentes
Células T γ−δ
Cadenas del TCR
genes V genesD genesJ C
• α 70 - 80 -- ~ 60 1
• β ~ 50 2 ~ 12 2
• γ 12 -- 5 2
• δ 70 - 80 3 3 1
Calreticulina TAP
Extracelulares Calnexina
Tapasina
Proteina Peptidos
Proteosoma
MHC Class II Bind Peptides Up To 18 or 19
Residues
(tolerant of much more variation in size)
Generación de Linfocitos
T efectores
(Moléculas de activación; Subtipos de
linfocitos T cooperadores; Linfocitos T
citotóxicos)
Ligandos habituales
Células T APC
ICAM-3 LFA-1
LFA-1 ICAM-1
LFA-1 ICAM-2
Células T activadas
Expresan las 3 subunidades: α, β y γ del
receptor de IL-2: alta afinidad
La unión de CD80/CD86 de las APCs
alternativamente con CD-28 ó CTLA-4 (en células T)
determina si la célula recibe señales positivas o
negativas.
Células T CD4
• Th1
– Activa a macrófagos y células NK
– “Ayuda” a algunas células B en la producción de
anticuerpos
– “Ayuda” a células T CD8
• Th2
– “Ayudan” mayoritariamente a células B en la
producción de anticuerpos
– Activan a mastocitos y eosinófilos
• Linfocitos T Reguladores
– Llamados “supresores” (Ts)
– Pueden “aminorar” la actividad inmune de
otras células
Activados
CD4
IFN-γγ
IL-2 B7 y HLA
en APC
Activacio
n de CD8
Descubrimiento del receptor de antígeno de Descubrimiento del receptor de antígeno de
las células R (TcR) las células R (TcR)
HYBRIDIZACIÓN Híbrido
Productos
SUSTRACTIVA ADN/ARN
de Híbridos
digestión descartados
ADN
REORDENADO
Carbohidratos
Hígado B T
Bisagra
Sitos de Dominio
digestión del citoplásmico
ADN
genómico
Los sitios de unión al antígeno de las regiones V de las dos cadenas
unidas por puentes disulfuro
Electroforesis en gel Estructura en dominios de los GENES de la SUPERFAMILIA de las Ig
El TcR es monovalente y nunca se secreta
Organización de los genes del TcR de ratón Reordenamiento génico del TcR por
RECOMBINACIÓN SOMÁTICA
Línea germinal
TcR α
NONÁMERO
DIVERSIDAD COMBINATORIA
Múltiples segmentos germinales
TcR humano:
Segmento Variable (V): ~70α α, 52β
β
α, 2β
Segmento Diversidad (D): 0α β (de las 3 formas posibles)
Segmento Unión (J): 61α α, 13β
β
UNIONES DIVERSAS
Adiciones de nucleótidos P y N
MUTACIONES SOMÁTICAS
Rotura y
empalme CODIFICACIÓN NO es un mecanismo importante en la diversidad del TcR
SEÑAL
UNIDA
DE UNIÓN
Tres formas de lectura del segmento D Diversidad en la unión de los segmentos
Adición de nucleótidos P
Forma 2
Forma 3
Las aperturas de las horquillas son Palindrómicas. GA y AT se llaman Las exonucleasas y polimerasas reparan, rellenando y uniendo para
nucleótidos P formar el CODIGO de UNIÓN
Las secuencias de nucleótidos P no están presentes en el ADN germinal GCTATA y AGCTG se llaman nucleótidos N (No codificados previamente)
Las secuencias de nucleótidos N no están presentes en el ADN germinal
Localización de la diversidad en el TcR
Lugares de unión y diversidad
Variabilidad
Unión V-D
Unión V-J Unión D-J
Nº de aminoácido en
la cadena del TcR
α
Monómero TcR Vα Cadena TcR β
Estimación del número de TcR e Ig humanas ¿Por qué el TcR no tiene mutaciones
somáticas?
Inmunoglobulina TcR αβ Las células T específicas
Elemento Las células T pueden colaborar con
H κyλ β α contra antígenos propios
células B contra el antígeno PERO NO
Segmentos Variable 51 69 52 ~70 son fuertemente
contra el antígeno
desechadas
Segmentos Diversidad ~ 30 0 2 0
Segmentos D en las 3 posibilidades Raro - Frecuente -
Segmentos Unión 5 5 13 61
Las células B con anticuerpos contra
Unión con nucleótidos N y P 2 (1)* 2 1
sufren una selección clonal bajo el
Nº de pares de genes V 3519 3640 control de las células T específicas
Diversidad de unión ~1013 ~1013 contra
Antígeno extraño
Diversidad total ~1016** ~1016 Estas células B sufren mutaciones
* Solo la mitad de las cadenas κ humanas tienen regiones N y P CPA somáticas en su receptor de antígeno
** Nº de receptores distintos después de las mutaciones somáticas Las células que mutan su receptor
para reconocer antígenos propios no
Antígeno propio tienen la cooperación de las células T
para producir una respuesta contra lo
propio
Si el TcR sufriera mutación somática Si el TcR sufriera mutación somática
Antígeno extraño
Antígeno propio El TcR interacciona con toda la superfice externa del complejo MHC-
péptido antigénico
Las células B con anticuerpos contra La mutación somática puede hacer contactar los residuos mutados del
y contra pueden sufrir selección TcR que interaccionan con el MHC, ello puede suponer la pérdida del
clonal bajo el control de las células T reconocimiento del complejo MHC-péptido
específicas contra y contra
El TcR alternativo: γδ
Células T γδ
El TcR γ descubierto como un reordenamiento homólogo al de las Ig
La cadena TcR γ se asocia con la cadena TcR δ
Son un linaje de células diferente con función desconocida
1-5% de las células T de sangre periférica expresan TcR γδ
En el intestino y en la epidermis de los ratones, la mayoría
de las células T expresan γδ
Los ligandos de TcR γδ son desconocidos
4.-Antígenos CD CD3+
A. Corell
UVA 1 3
2 4
CD28
5 7
Receptores NKR
Receptores KIR
Exclusivos de NK
Comparti- Comparti-
dos con dos con
otros otras cel.
linfocitos mieloides
6 8
9 11
10 12
13
14
INMUNOLOGÍA GENERAL Generación de Variabilidad de
2º Medicina
Receptores
10.-Generación del Repertorio MECANISMO B T
de linfocitos T Loci múltiples SI SI
(Variabilidad: genes y mecanismos; Recombinación SI SI
linfopoyesis y selección en el timo; somática
presentación de antígeno a los Diversidad de uniones SI SI
linfocitos T)
Maduración de afinidad SI NO
A. Corell
UVA
Cambio de isotipo SI NO
Chr14
Chr7
"
$% %!
%!
Selección positiva: aprendizaje de lo “propio”
Tema 08. Activación linfocitos
Una vez que los linfocitos reconocen mediante sus receptores a la estructuras sus específicas y
además se produce la interacción celular adecuada se inicia el proceso de activación de los
mismos. En este capítulo abordaremos y estudiaremos todo lo referente a la activación de los
• Linfocitos T
• Linfocitos B
• Células NK
De esta manera después se podrán estudiar con detalle la respuesta humoral y celular en las
que intervienen, entre otras células, los linfocitos B y T, así como la respuesta innata en la que
intervienen las células NK.
Activación linfocitos T
La activación de los linfocitos T se inicia cuando el receptor de los linfocitos T (TCR) reconoce
la molécula HLA junto al péptido que ésta transporta. La unión entre el TCR y el péptido junto
con la molécula HLA tanto de clase I como II es específica. A su vez al HLA clase II y I
presentadora se unen los receptores CD4 y CD8 respectivamente con lo cual se fortalece la
interacción entre TCR y HLA más péptido. El proceso de reconocimiento varía si el receptor de
la célula T está formado por el heterodímero alfa/beta (células T alfa/beta) o si es del tipo
gamma/delta (células T gamma/delta), ya que en estas últimas no participan las moléculas
accesorias CD4 y CD8.
Sin embargo para que la activación se inicie adecuadamente, se requiere además, la
participación de diferentes moléculas presentes en la membrana de dichos linfocitos. De estas
moléculas destacan:
En este capítulo se estudiará el proceso de interacción celular, la función del complejo
TCR/CD3 como inicio de la activación celular, la cascada de señales intracelulares y la
activación de los diferentes factores de transcripción celular.
Como se ha dicho anteriormente
en muchos casos la unión del
antígeno con el TCR no es
suficiente para dar lugar a una
respuesta inmune eficaz. Para
que esta respuesta se lleve a
cabo se requiere la participación
de una serie de moléculas
conocidas globalmente como
accesorias, y cuya función es
precisamente la de contribuir al
desarrollo de una respuesta
inmune efectiva facilitando la interacción entre las distintas células. Se forma así lo que se
viene en denominar
sinapsis entre linfocitos
T y célula presentadora
de antígeno (Figura
10.2).
Las principales
moléculas que están
implicadas en este
fenómeno de
reconocimiento son el
CD4, CD8, CD2, CD45 y
CD28 y sus ligandos
respectivos. Todas
estas moléculas de
adhesión también
juegan un importante
papel en la transducción de señales y activación de la célula T. En la (Figura 10.3) se recoge un
esquema de las distintas posibilidades de activación de los linfocitos T según las moléculas que
intervienen en los procesos de reconocimiento y adhesión intercelular.
En ausencia de estas segundas señales, sobre todo la dependiente del CD28, los linfocitos T
pueden energizarse por la primera señal de activación dependiente TCR/CD3. Sin embargo
hoy se conoce que esta segunda señal es regulada negativamente por otras moléculas. Este es
el caso de la molécula CTLA‐4 (Cytotoxic T Lymphocyte Antigen 4) que aparece sobre todo en
linfocitos ampliamente activados, lo que indica la acción supresora/reguladora atribuida a esta
molécula.
Moléculas CD4 y CD8. Las moléculas CD4 y CD8 son glicoproteínas cuyos ligandos naturales
son las moléculas del MHC de clase II y de clase I respectivamente. Estructuralmente ambas
moléculas pertenecen a la superfamilia de las inmunoglobulinas, pero mientras la CD4 está
formada por una sola cadena, el CD8 lo está por dos cadenas, alfa y beta. Mientras el CD4 se
expresa en la mayoría de los linfocitos T cooperadores, mientras que el CD8 se presenta,
principalmente, en aquellos linfocitos T con función citotóxica.
Moléculas CD28 y CTL‐4. La molécula CD28 es de especial importancia incrementando la
estabilidad de la interacción celular. El CD28 se expresa en todos los linfocitos CD4 y
aproximadamente en el 50% de los linfocitos CD8, sus ligandos naturales pertenecen a la
familia B7 (B7‐1, CD80; B7‐2, CD86). El CD28, además de su papel en el proceso de adhesión,
también participa en el mecanismo de transducción de señal y activación de la célula T. Una
variante de esta molécula es el CTL‐4 que a diferencia del CD28, se expresa sólo de modo
transitorio después de la activación de las células Т у confiere una señal inhibidora al linfocito a
diferencia del CD28 que como hemos dicho confieren señales de activación. Esta posibilidad de
la presencia de CD28 o CTL‐4 define que el linfocito se active o se inhiba, lo que tiene gran
trascendencia en el proceso regular de la activación de los linfocitos T.
Moléculas CD2. La molécula CD2 es una glicoproteína que de adhesión que contribuyen a
la unión del linfocito T a la célula presentadora. Su ligando natural es el CD58 (LFA‐3)y
se expresan en la superficie de todas las células con función de APC.
CD45. El CD45, es una de las glicoproteínas más abundantemente expresadas en la superficie de
linfocitos y en general en las células hematopoyéticas, pudiéndose detectar hasta un millón de
moléculas por célula y cuyo ligando no se conoce con precisión (Figura 10.4). Pertenece a la
familia de proteínas con actividad fosfatasas (PTP) y es una familia con varios miembros y con
múltiples alelos, como son el CD45Ra y el CD45RB. La parte citoplasmática de esta molécula es
muy amplia y posee acción fosfatasa de tal manera que puede eliminar grupos fosfato a las tirosin
kinasas LcT y Fyn, tal como veremos después con mas detalle.
TRANSMISIÓN DE
SEÑALES LINFOCIOTOS T
Un mecanismo fundamental en la regulación de la actividad y la función de numerosas proteínas
en las células eucarióticas son los ciclos de fosforilación y defosforilación mediados por cinasas y
fosfatasas. Básicamente existen dos tipos de cinasas, dependiendo de su actividad
fosfotransferasa la cual se manifiesta fosforilando proteínas en aminoácidos serina y treonina
(serina/treonina cinasas) o bien en aminoácidos tirosina (tirosina cinasas).
Igualmente hay fosfatasas que defosforilan específicamente proteínas fosforiladas bien en
serina/treonina o en tirosina. Una propiedad general de los linfocitos es la necesidad de generar
dos señales distintas para inducir la proliferación hacia células efectoras.
Como se ha comentado anteriormente
• la primera señal la proporciona la unión del complejo péptido‐MHC al TCR (y a los
correceptores CD4 y CD8), esta señal está potenciada por la participación de moléculas
de adhesión, tales como CD2, LFA‐1, CD26 y otras y
• la segunda señal es suministrada por moléculas coestimuladoras del tipo CD28, que de
alguna manera complementan las señales de activación inducidas por el TCR
permitiendo una activación celular completa (Figura 10.5) Estas señales
coestimuladoras son necesarias para la activación del linfocito, ya que en su ausencia
la señal mediada por el TCR puede conducir al linfocito a la muerte celular o a un
estado de anergia (en la que el linfocito no responde a nuevas estimulaciones).
Después de la ocupación de los receptores T por el antígeno, se produce la activación de los
linfocitos y la iniciación de eventos tempranos de traducción de señales que finalmente
conducen a la reprogramación génica y a la adquisición de funciones efectoras. Para que el
linfocito T pueda llevar a cabo estas funciones se requiere un complejo sistema responsable de la
transmisión de señales de activación desde la superficie al interior de la célula.
En esta última década se está realizando un gran esfuerzo para identificar los componentes
celulares y moleculares que están involucrados en dicha activación celular y determinar la
secuencia de eventos bioquímicos que ocurren después del reconocimiento del antígeno.
Estímulos iniciados por el complejo TCR/CD3
Uno de los primeros eventos bioquímicos que ocurren en linfocitos T después de la interacción
Ag‐TCR, es el incremento de fosforilación en tirosina de las cadenas zeta no polimórficas del CD3.
Estas cadenas poseen en sus dominios intracitoplasmáticos unas regiones denominadas ITAM
(Immunoreceptor Tyrosine‐based Activation Motifs) que se fosforilan por la acción de las tirosina
cinasas c‐lck o c‐fyn.
Ello se debe a que existe una gran asociación física y funcional del CD4 y del CD8 con el
TCR/CD3, de tal manera que cuando se produce la unión TCR‐HLA, hace que la c‐lck asociada a
estas moléculas se aproxime a la porción citoplásmica de las proteínas del complejo CD3,
donde puede fosforilar en tirosina a sus regiones ITAM. Así mismo todo ello es posible porque
la tirosina cinasa c‐lck se encuentra localizada precisamente en la parte intracelular de la
membrana plasmática unida a la bicapa lipídica por un proceso de miristilación de su región
aminoterminal.
Como consecuencia la PLC‐gamma se activa dentro de los complejos multimoleculares lipídicos
de la membrana plasmática donde induce la hidrólisis de su substrato específico, el
fosfatidilinositol bifosfato (PIP2), generándose los metabolitos inositol trifosfato (IP3) y
diacilglicerol (DAG) (Figura: Cascada de activación). De esta manera es como se inician dos vías de
transducción de suma importancia, la iniciada por el IP3 y la iniciada por ele DAG, conocidas como
vía mediada por calcio y vía mediada por la proteincinasa C (PKC).
Vía mediada por calcio. El IP3 se une a un receptor específico (IP3R) localizado en el retículo
endoplásmico facilitando la liberación del calcio intracelular de sus compartimentos y
aumentando la concentración de estos iones en el espacio libre intracelular. El calcio intracelular
puede estimular la enzima calmodulina, que es una serina/treonina cinasa. Posteriormente se
induce la formación de calcineurina que después activará el factor de transcripción activador de
células T (NF‐AT).
Vía mediada por la proteína cinasa C. Por otra parte el DAG formado activa la PKC que terminará
activando el factor de transcripción de células B (NF‐kB). Las PKCs en condiciones de reposo
celular se encuentra localizada en el citosol donde es inactiva, pero una vez que recibe el estímulo
del DAG conjuntamente con iones Ca++ (dependiendo del isotipo enzimático) se transloca a la
membrana celular donde en presencia de fosfolípidos (fundamentalmente fosfatidilserina) ejerce
su función de cinasa de proteínas en aminoácidos serina y treonina.
Vía mediada por AP‐RAS. Otra vía importante de activación es en la que interviene el Ras
que hace que Raf se active y actúe como una cinasa de MAPc que interviene en la regulación por
fosforilación del factor de transcripción activador de proteína (AP1)
Como consecuencia de todas las vías antes estudiadas se ponen en marcha los diferentes factores
de transcripción que estudiaremos seguidamente.
FACTORES DE TRANSCRIPCION EN LINFOCITOS T.
Como consecuencia del desarrollo de la cascada de los mensajeros citoplasmáticos
analizados más arriba, se activan ciertos factores que tienen como función la de activar la
transcripción de un gran número de genes implicados en la respuesta inmune.
Entre estos factores de transcripción destacan:
• El factor nuclear de la cadena K de células B
• El factor activador de proteína 1 y
• El factor nuclear de células T
En general, el inicio de la transcripción inducido por estos genes ocurre en ausencia de síntesis de
novo de proteínas, lo que indica que estos genes son activados por factores de transcripción
preexistentes en la célula. Veamos lo mas sustancial de cada uno de ellos.
Factor nuclear de la cadena K de células B
El factor nuclear de la cadena Kappa de células B (NF‐κB), fue caracterizado por primera vez como
un factor específico de células B (de ahí su nombre), pero ahora sabemos que se encuentra en
muchos otros tipos celulares, incluyendo los linfocitos T. Este factor está formado por
cinco componentes que presentan una alta homología entre sí y que son las proteínas p50, p52,
p65, RelB y c‐rel. Estas proteínas pueden estar formando distintos complejos entre ellas siendo los
más comunes: p50/p50 y p50/p65.
Uno de los componentes prototipo de este factor, es el p50/p65, que sabemos se encuentra
retenido en el citoplasma por moléculas llamadas inhibidores de NF‐κB o IκB, bloqueándose así su
llegada al núcleo. Será sólo cuando después de la activación de PKC, éste termina degradándose
y como consecuencia se libera el factor p65 activo que puede ahora pasar del citoplasma al núcleo
legar al núcleo en donde ejerce su función (Figura: Factores de transcripción).
Este factor puede participar en la transcripción de la IL‐2 y de su receptor y también en un amplio
número de genes de linfocitos T como son los genes de HLA de clase I y clase II, ciertas moléculas
de adhesión y protooncogenes como es el c‐myc.
Factor activador de proteína 1
A diferencia del NF‐KB, el factor activador protein 1 (AP‐1), es un factor de transcripción
exclusivamente nuclear que se activa por fosforilación mediada por determinadas cinasas que se
translocan al núcleo e inducen en este factor una modificación postranslacional que le hace
activo. Este factor está formado por proteínas ubicuas pertenecientes a las familias de genes
de expresión temprana Jun (c‐Jun, v‐Jun, JunB y JunD) y Fos (c‐Fos, FosB, Fra1 y Fra2) capaces
de unirse a una secuencia consenso de ADN y regular la transcripción de alto número de
genes, entre los que se encuentra el de la IL‐2.
Factor nuclear de células T activadas
La familia de factores nucleares de células T activadas (NF‐AT), se encuentran en su estado
fosforilado en el citoplasma y pasa al núcleo cuando se desfosforila. En el proceso de
desforilización interviene directamente la calcineurina que a su vez aparece cuando sobre la
calmodulina se une el ion Ca++ como consecuencia de su movilización tras la activación del
TCR. En gran parte el NF‐AT necesita de la cooperación de proteínas AP‐1 para transactivar los
genes donde actúa (Figura 10.8).
INMUNOPATOLOGIA
Se han observado alteraciones de muchas de la cinasas que intervienen en la activación de los
linfocitos T, entre ellas la de ZAP‐70. Los individuos con déficit de Zap‐70 tienen en común
valores muy bajos o ausentes de linfocitos T CD8+ en sangre periférica y sus linfocitos no
proliferaba en respuesta a lectinas, a anticuerpos monoclonales anti‐CD3, a antígenos o a
células alogénicas y además dela lógica usencia de Zap 70 en sus linfocitos T
02. Activación linfocitos B
Los linfocitos B son células que poseen en su membrana Igs que actúan como receptores de los
antígenos de tal manera que cuando se produce su unión a los mismos se activan, proliferan
y diferencian a células plasmáticas, productoras de igs, y células memoria, listas para una
pronta activación en caso de la entrada del mismo antígeno en próximos eventos.
Las inmunoglobulina, además de poder actuar como receptor del linfocitos B, cuando se
encuentran solubles pueden llevar a cabo una gran variedad de acciones, que van desde la
neutralización de los antígenos hasta su colaboración en la eliminación de antígenos mediante
los fenómenos de opsonización celular y activación del complemento. Todo ello es lo que se
conoce como respuesta inmune humoral y que es de una gran importancia frente
microorganismos patógenos y por tanto en la defensa del organismo.
Los linfocitos B maduros son las células inmunológicamente aptas cuando éstos se encuentran
en los ganglios o en el bazo que es donde se encuentran de manera más eficaz con los
antígenos. Sin embargo para alcanzar este nivel, los linfocitos B, han sufrido un proceso
madurativo que en el adulto ocurre en la médula ósea y que es de suma importancia porque
será el responsable no sólo de la aparición de estás células sino también de la eliminación de
muchas de ellas que serian en el futuro autorreactivas.
A continuación estudiaremos en primer lugar los aspectos más básicos de la maduración de los
linfocitos B y después la serie de eventos relacionados con la activación, proliferación y
diferenciación de los mismos.
PROCESO MADURATIVO DE LINFOCITOS B
El proceso madurativo de los linfocitos B o linfopoyesis ontogénica se produce a partir de
progenitores linfoides derivados de la célula hematopoyética primordial (HSC). Este es un
proceso independiente de estímulo antigénico y durante el cual se reordenan los genes de las
cadenas pesadas y ligeras de las inmunoglobulinas. También durante este proceso se produce
la proliferación de
linfocitos inmaduros y la
selección del repertorio
de linfocitos B maduros
(Figura 11.1)
Etapas del proceso madurativo B
A lo largo del proceso madurativo los linfocitos B pasan por una serie de fases caracterizadas
por un patrón específico de expresión de genes de Ig y de otras proteínas de superficie. Las
células más precoces, en estos procesos, son las células pro‐B que se caracterizan por no
producir Igs, pero ya expresan moléculas de superficie propias de la estirpe B, tales
como CD19. Se produce también la recombinación de segmentos génicos D con J gracias a la
delección del ADN intermedio.
Después se formarán los células pre‐B que es el primer tipo celular que sintetiza un producto
de los genes de las inmunoglobulinas, que es la cadena pesada citoplásmica mu que al ser sólo
citoplasmático no actúa como receptor y por consiguiente, estas células ni pueden reconocer
ni responder a los antígenos. El gen reordenado de la cadena pesada de Ig se transcribe en
forma de transcrito primario que incluye el complejo VDJ reordenado.
El siguiente estadío madurativo de los linfocitos B corresponde a los linfocitos B inmaduros,
que se caracterizan por reordenar los genes de la cadena ligera Kappa o lambda, y producir
cadenas ligeras, que asociándose a la cadena mu ya existente forma la IgM de manera
completa.
Después el siguiente estadio madurativo es el de linfocitos B maduros que se caracterizan
por expresar las cadenas pesadas mu y delta que en asociación con una cadena ligera, permite
que estas células coexpresan en su membrana IgM e IgD que poseen la misma región V y
consecuentemente la misma especificidad por el antígeno.
El proceso madurativo de los linfocitos B en la médula requiere de la presencia de células
estromales que interactúan con las células pro‐B y pre‐B y secretan IL‐7 de especial relevancia
haciendo posible el proceso madurativo. La interacción entre célula estromal y célula B se
lleva a cabo con la participación de las moléculas VLA‐4 y su ligando VCAM‐1 presentes en
células B y estromales, respectivamente. También en este proceso intervienen la molécula c‐
Kit que interactúa con otra molécula presente en las células estromales, el factor de células
madre o SCF. (Figura 11.2)
Generación del repertorio de anticuerpos
El hecho de que los genes V de las Ig se distribuyen clonal mente, es decir, que cada linfocito B
exprese una única región VH y una única región VL y por tanto una única especificidad
antigénica distinta de la ex‐ presada por los otros linfocitos B, constituye el punto esencial de
la teoría de la selección clonal, según la cual el Ag exógeno se une (selecciona) a los linfocitos B
cuyas Ig de membrana sean específicas (complementarias) para él.
El repertorio o catálogo de especificidades de anticuerpo distribuidas entre los linfocitos B
recientemente formados y que no han tenido contacto todavía con el Ag exógeno, se
denomina repertorio primario o preinmune. Los segmentos de genes VH y VL expresados por
las células B primarias, tal como se ha indicado más arriba, se hallan en configuración germinal
(no han experimentado hipermutaciones somáticas, como ocurre tras la respuesta al Ag) y su
repertorio surge de los mecanismos recombinatorios de los distintos segmentos génicos VH
DH y JH (cadena pesada) y VL y JL (cadena ligera) usados, así como del ensamblamiento de una
región VH con una región VL para formar una zona común de unión al Ag.
Esas posibilidades combinatorias pueden determinar un repertorio potencial que parece
tender al infinito, calculándose que, en el ratón, pueda ser de aprox. 109. Ello garantiza que
cualquier Ag exógeno de los múltiples (potencialmente millones) presentes de forma natural o
artificialmente creados por el hombre, que entre en el organismo pueda tener oportunidad de
encontrar linfocitos B que lo reconozcan. Sin embargo, por estudios de frecuencia de células B
específicas contra antígenos definidos (hapteno‐portador) se infiere que el repertorio
realmente utilizado parece ser mucho menor (106‐107).
Delección linfocitos B en la médula
Las células B inmaduras que unen antígenos propios son eliminadas (delección clonal) o son
incapaces de diferenciarse a células secretoras de inmunoglobulina (anergia). Efectivamente,
el desarrollo del sistema inmune necesita compaginar dos fenómenos casi contradictorios; a)
generar una enorme diversidad de receptores que reconozcan diferentes antígenos y b)
seleccionar de todas estas especificidades generadas al azar las no dañinas para el organismo.
De no ser así, los autoanticuerpos generados producirían fenómenos inflamatorios destructivos
para órganos y tejidos propios. Las células B inmaduras (aquellas células B que acaban de
reordenar los genes de las cadenas ligeras) que interaccionen con antígenos propios multivalentes
expresados en alta cantidad en la membrana celular (p.e. moléculas MHC), mueren por un
proceso denominado apoptosis, en el que se produce la fragmentación de DNA y la eliminación de
fragmentos celulares por células fagocíticas sin liberación de enzimas citoplasmáticas pro‐
inflamatorias al entorno.
De hecho, algunas células B autorreactivas vuelven a intentar reordenar la cadena ligera (edición
del receptor) con el fin de no reaccionar contra elementos propios y poder sobrevivir. Cuando el
antígeno propio reconocido por las células B inmaduras es soluble, el linfocito B autorreactivo no
muere, pero tampoco se diferencia a célula secretora de inmunoglobulinas. Esta peculiar forma
de respuesta se denomina anergia funcional, y trae como consecuencia la modificación de la
recirculación tisular de estas células y el acortamiento de su vida media.
RECONOCIMIENTO DEL ANTIGENO Y ACTIVACIÓN DE
LINFOCITOS B
Receptor de células B
El receptor del Ag de las células B (BCR) está formado por Igs de membrana (mIgs) que son las
moléculas que poseen la capacidad de reconocer a los antígenos pero que dada su escasa
proporción citoplásmática (Figura 11.3), son otras moléculas asociadas, las encargadas de
transmitir las señales de activación al interior celular. Para ello las mIgs que se encuentran
asociadas de forma no covalente a un complejo de dos cadenas polipeptídicas unidas entre sí
por enlaces disulfuro, llamadas Ig‐alfa e Ig‐beta que poseen residuos tirosina (Figura 11.4) .
Este complejo está formado por las moléculas CD21 (CR2), CD19 y CD81, de las cuales la CD19
posee gran número de tirosinas en el tallo citoplasmático y la CD21 tiene la posibilidad de
unirse a C3d que es un producto del catabolismo del complemento e importante en el proceso
de identificación de células y bacterias que se requieren destruir del receptor del Ag de las
células B (BCR) (Figura 11.5)
Teoría de selección
clonal
De acuerdo con esta teoría, los receptores de los linfocitos B estarían distribuidos clonal‐
mente, esto es, cada uno de los diversos tipos de linfocitos sólo reconocería y en consecuencia
se estimularía por un determinado tipo de antígeno.
De esta manera, tras el contacto con el antígeno, los linfocitos B se activarían y diferencian a
células secretoras de inmunoglobulinas, las cuales tienen una especificidad casi idéntica, a la
expresada en la membrana de las células B que originariamente reconocieron al antígeno.
Activación B dependiente
de linfocitos T
Primera señal: Esta señal es dada por el BCR de los linfocitos B, como consecuencia de su unión
al antígeno. Debido a esto se pondrá en marcha toda la cascada de segundos mensajeros en
estos linfocitos. Sin embargo esta señal por si solo no es suficiente para una activación de los
linfocitos B. Para ello son necesarias al menos una segunda señal proveniente de los linfocitos T
(Figura 11.7).
Segunda señal: Sabemos que esta
segunda señal facilitada por los
linfocitos T es mediada por ciertas
citocinas que propiciarían la
proliferación y diferenciación de las
células B una vez que estos han sido
estimulados por un Ag. A su vez hoy
sabemos como también se requiere
la adecuada interacción entre
ambos tipos de linfocitos, T y B,
mediante otras moléculas
originariamente conocidas como
moléculas accesorias.
Efectivamente, tanto los linfocitos B
como las células T, que han reconocido antígeno, expresan en su membrana transitoriamente
moléculas de activación, con ligandos recíprocos, cuya interacción es necesaria para la activación
de estas células. Así:
Las células B expresan las moléculas de activación CD80 y CD86 que interactúan con la molécula
CD28 de linfocitos T para una buena activación de los primeros y que es de gran importancia
que las moléculas CD40L se unan a CD40 presentes en linfocitos T y B respectivamente para que
estos últimos puedan activarse y diferenciarse de manera adecuada.
Respuesta B independiente de linfocitos T
Por otra parte, sabemos que hay antígenos que en ausencia de células T pueden producir una
respuesta de linfocitos B. Este tipo de Ags se denominan antígenos T independientes y pueden
ser de dos tipos: Antígenos de paredes bacterianas, como es el LPS, que inducen diferenciación
de células B sin llegar a interaccionar con el BCR y antígenos que corresponden con estructuras
repetitivas, normalmente hidratos de carbono, que son reconocidos por el BCR provocando el
puenteo (unión) de varias moléculas de receptor dando lugar a la activación de células B sin
necesidad de la interacción con las T (Figura 11.8).
Los linfocitos B que interaccionaran a través de su Igm con un antígeno, denominado por
ejemplo X, lo procesarían y presentarían unidos a MHC péptidos del mismo antígeno X (péptidos‐
X). Los linfocitos T con especificidad anti‐(péptidos‐X) que han interaccionado previamente con el
antígeno en células accesorias clásicas, reconocerían el complejo MHC‐péptido en la membrana
de la célula B, transmitiendo las segundas señales necesarias para la diferenciación de células B
(factores solubles más interacción membrana‐membrana).
Es importante destacar que las partes del antígeno X reconocidas por linfocitos T y B pueden
ser muy distintas. Las células B pueden interaccionar con los hidratos de carbono de la
glicoproteína X, mientras que los linfocitos T anti‐X sólo reconocen péptidos de esta proteína X
(Figura 11.9)
DIFERENCIACION DE LINFOCITOS B
Los linfocitos que proliferan en respuesta de un determinado antígeno se diferencian a células
plasmáticas, productoras de anticuerpos, o bien en células memoria. Las células plasmáticas
pueden permanecer años produciendo un mismo tipo de anticuerpos desde los lugares donde
normalmente se asientan que es la pulpa roja del bazo y la médula de los ganglios linfáticos.
Durante el proceso madurativo de la respuesta inmune B, se produce un cambio de isotipo de
las cadenas pesadas de las inmunoglobulinas, de tal forma que los linfocitos que
originariamente expresan en su membrana mIgM o mIgD, pasan a sintetizar IgG, IgA o IgE.
En este proceso intervienen de forma activa ciertas citocinas producidas por los linfocitos T
colaboradores, entre las que destacan la Il‐4, Il‐5 y IFN‐γ. Esta circunstancia es la que explica
que este proceso madurativo de los linfocitos B y el cambio de isotipo que va acompañado
de un incremento en la afinidad de los anticuerpos sea más intenso frente a aquellos
antígenos que poseen, por ejemplo, una parte de tipo lipoproteico y otra de tipo proteico que
estimularían a los linfocitos B y T respectivamente, con lo que los linfocitos B, obtendrían una
cooperación más eficiente de los T en este proceso.
Linfocitos B memoria
Los linfocitos B memoria, se caracterizan por permanecer largo tiempo en el organismo y
cuando se activan son productoras de las inmunoglobulinas IgG o IgA o IgE que como sabemos
son propias de la respuesta secundaria caracterizada porque ante un segundo estímulo con el
mismo antígeno estas células respondan de manera muy rápida y eficiente.
La mayoría de los linfocitos B memoria
además de haber perdido la mIgD, en virtud
de los mecanismos de recombinación de la
parte constante de de los genes de las Igs,
comentado más arriba, han cambiado la
región constante de su mIg, de forma que en
lugar de expresar mIgM, expresan mIgG o
mIgA o mIgE o combinaciones de mIgM/mIgG
o mIgM/mIgA o incluso mIgM/mIgG/mIgA.
Es de destacar que estas mIg que se producen
como consecuencia de la activación de células
memoria, siguen expresando el mismo tipo de
cadenas ligeras y las mismas regiones VH y VL,
que las células originarias de las que derivan
aunque levemente modificadas por la
aparición de cambios puntuales en ciertos
aminoácidos de las regiones determinantes de
la complementariedad, lo que in vivo causan una mayor afinidad del anticuerpo formado
con su Ag. Esos cambios se deben a hipermutaciones somáticas de los genes que codifican las
regiones VH y/o VL y que, como se ha dicho antes, se hacen más intensos y evidentes si de
nuevo aparece un estímulo equivalente al anterior y en consecuencia se desarrolla una
respuesta inmune secundaria.
03. Activación células NK
Las células NK participan activamente en la defensa muy temprana, respuesta innata, frente a
infecciones gracias a su potente capacidad destructora (citotóxicas) de células infectadas por
microorganismos y su capacidad secretora tanto de citocinas, en especial de interferón gamma,
como de ciertas quimiocinas (Figura: funciones NK).
Las células NK constituyen la tercera estirpe de células de tipo linfoide y se caracterizan por
carecer de TCR y de BCR y, en su mayoría, expresar en superficie las moléculas FcgammaR‐III
(CD16) y CD56. Se encuentran en sangre, bazo y médula ósea y en muy baja proporción en
ganglios linfáticos (Tabla: fenotipo NK).
Los individuos con ausencia de las células NK, son vulnerables a infecciones principalmente de
tipo viral, incluso en individuos con respuesta inmunitaria adaptativa normal, lo que indica que la
acción de las células NK es complementaria a los linfocitos T citotóxicos. Efectivamente existen
grandes diferencias funcionales entre las células
NK y los linfocitos T (Tabla: NK/CTL).
Además de las acciones defensivas frente a agentes
externos, las células NK poseen una importante
acción vigilante preservando las células normales
de cada organismo donde asientan pero
destruyendo aquellas otras que han perdido el
marcador de lo propio, las moléculas HLA clase I.
TIPOS DE CÉLULAS NK
La presencia de los marcadores NK puede ser variable, definiéndose varias subpoblaciones de
estas células, en función de su expresión. Así existen células NK muy positivas para CD56
(CD56bright), muy poco positivas para este marcador (CD56dim), o células CD16+ CD56+ o CD16‐
CD56+, etc.
Se sabe que las células NK más positivas para
el CD56 (CD56bright) poseen mayor
capacidad para producir citocinas que las
células más débiles para esta molécula
(CD56dim).
La función destructora de las células NK fue la primera acción asignada a estas células y el motivo
de su descubrimiento.
También, como se ha comentado antes, las células NK poseen acción secretora de citocinas y de
quimiocinas.
En concreto para que las células NK ejerzan sus funciones citotóxicas se requiere la identificación,
a través de receptores adecuados, de las células a destruir. Entre estos receptores destacan
• Receptores de tipo activador y
• Receptores de tipo inhibidor
RECEPTORES ACTIVADORES DE NK Y SU FUNCIÓN
Los receptores de citotoxicidad natural (NCKs), han sido descritos recientemente y son
responsables de la citotoxicidad natural de las células NK. Entre estos receptores destacan tres
conocidos como:
• NKp46
• NKp44
• NKp30
RECEPTORES INHIBIDORES DE NK Y SU FUNCIÓN
Estos datos provienen de las observaciones de Kärre y Cols quienes utilizando variantes de una
misma línea celular tumoral encontraron distinto grado de sensibilidad a la lisis NK, que se
correlacionaba inversamente con la expresión de moléculas de clase I del MHC.
Por otra parte, la transfección de células diana
con moléculas del MHC‐I les confería resistencia.
Los autores propusieron la teoría de pérdida de
lo propio (missing self theory) para explicar estos
fenómenos por los cuales se regulaba la
citotoxicidad natural.
Entre estas familias destacan:
• La primera familia incluye receptores de antígenos HLA‐I pertenecientes a la superfamilia
de las inmunoglobulinas. Originariamente estos receptores se conocieron por su acción
inhibidora de la citotoxicidad y se denominaron como KIRs (killer cell Ig‐like receptors).
• Otro grupo de estos receptores pertenece también a la superfamilia de las
inmunoglobulinas y son conocidos como ILTs (immunoglobulin like transcripts).
• Un último grupo de estos receptores se caracterizan por ser heterodímeros formados por
la asociación de dos moléculas diferentes con dominio lectina tipo C como es el CD94 que
se puede unir a miembros de las superfamilia de moléculas NKG2.
Receptores NK tipo KIR.
Se trata de receptores que pertenecen a la familia de las inmunoglobulinas. Originariamente
estos receptores fueron descubiertos porque estaban implicados en la inhibición de la lisis al
interaccionar específicamente con determinadas moléculas HLA de clase I de la célula blanco.
(Figura: Receptores KIRs e ILTs)
Por otra parte, se observó que anticuerpos monoclonales frente a estos receptores restablecían la
citotoxicidad de los clones NK frente a dianas protegidas específicamente por la expresión de
moléculas HLA. Según el número de dominios presentes en la molécula del receptor a la palabra
KIR, se añaden los sufijos 2D y 3D que indican el número de los dominios de inmunoglobulina que
poseen y la letra L (long) o S (short) según la cola citoplasmática de estas moléculas sea larga o
corta respectivamente.
A estos receptores recientemente se les ha dado la denominación de CD158 seguido de una letra
(ente a y k) según el tipo de receptor. Se recoge un modelo de la estructura tridimensional de
esta molécula unida a un antígeno de histocompatibilidad (Figura: Receptores KIRs e ITLs). Los
genes que codifican estos receptores se encuentran localizados en el cromosoma 19 en humanos
donde se codifican también los receptores ILTs, Fca y NKp46 (Figura: Complejo NK)
Receptores NK tipo ILT
Otro grupo de receptores, que también pertenece a
la superfamilia de las inmunoglobulinas, se conocen
como ILTs (immunoglobulin like transcripts) O CD85.
Alguno de estos receptores reconocen moléculas
HLA‐G y la proteína UL18 (LIR1 y LIR2) del
citomegalovirus humano y tiene una distribución
muy extensa en diferentes tipos de células incluyendo no solo células NK sino también
monocitos y ciertas células de tipo polimorfonuclear (Tabla: Receptores NK).
Receptores NK tipo lectina.
La tercera familia de estos receptores de HLA está formada por un grupo heterodímero
compuesto por moléculas de tipo C‐lectina que comprende la molécula CD94 unida
covalentemente de manera alternativa a diferentes moléculas pertenecientes a la familia NKG2
(A, B, C, E y H). La molécula CD94, fue identificada originalmente por M. López‐Botet en el
laboratorio del Hospital de la Princesa. Este receptor reconoce moléculas de HLA‐E en asociación
con péptidos derivados de la secuencia líder de otros antígenos HLA‐I (Figura: CD94/NKG2 y
CD94/HLA‐E).
Las moléculas de la familia NKG2 pueden ser de distinto tipo: A, B, C, E y H. Resultan así que de la
combinación del receptor CD94 con los distintos miembros de NKG2, resultan diferentes dímeros.
(Tabla: receptores tipo lectina).
La expresión de CD94 es regulada por ciertas citocinas tales
como IL‐15 IL‐10 y TGF‐beta. Recientemente se ha visto
que los receptores de tipo activante poseen además del
CD94 y un miembro de NKG2 (C, E y H), la molécula DAP‐12 que posee motivos ITAM, y por
tanto se caracteriza por la transmisión de señales de activación. En la (Figura: receptores NK y sus
ligandos) se recoge un modelo tridimensional de CD94 unido a una molécula de HLA‐E que es su
ligando natural. Los genes que codifican tanto los receptores CD94 como los de la familia NKG2 se
encuentran localizados en el cromosoma 12 en humanos en una zona conocida como complejo
génico NK.
Receptores NK de moléculas HLA en otras células
Estos receptores NK se encuentran también en otras estirpes celulares no NK, aunque en una
menor proporción y densidad. Este es el caso de una población especial de células NK que se
encuentran en la decidua y que son conocidas como células NK deciduales, en células NKT y en
ciertos linfocitos T.
TRANSDUCCIÓN DE SEÑALES
Tal como se ha indicado con anterioridad, tanto los receptores KIR, ILT como el homodímero de
CD94 con distintos miembros de la familia de NKG2, pueden ejercer acciones inhibidoras como
activantes. El que ejerzan una u otra acción depende de la cola citoplasmática de dichas
moléculas y de las cinasas
con las cuales se asocien.
Mecanismos de
inhibición
Los receptores inhibidores
se caracterizan por poseer
en sus dominios
intracitoplasmáticos los
motivos YxxL‐26‐YxxL,
denominados ITIM
(immunoreceptor tyrosine‐
based inhibitory motives)
(Figura: ITAM/ITIM).
Es de destacar que esta acción inhibidora, ejercida por los receptores inhibidores después de
reconocer a su ligando (HLA clase I) en la células, tiene una gran importancia fisiológica, pues esto
evita la destrucción de las células normales del huésped. Esto se debe a que, como se sabe, la
mayoría de las células del organismo expresan moléculas de histocompatibilidad clase I, incluidas
las moléculas HLA‐E.
De esta manera cuando una célula deja de expresar
moléculas de histocompatibilidad clase I, por
ejemplo como consecuencia de una infección viral,
entonces puede ser destruida por las células NK al
no ser frenada su actividad por no actuar los
receptores de tipo inhibidor que reconocen a estas
moléculas (Figura: HLA pérdida protección).
Mecanismos de activación
CÉLULAS NK Y RESPUESTA INMUNE INNATA
Las células NK, tal como se ha indicado anteriormente, forman parte de la primera barrera
defensiva del individuo junto con macrófagos y polimorfonucleares. Constituyen así parte de la
respuesta inmune innata.
Ciertas citocinas que potencian el efecto de estas células son producidas precisamente por
macrófagos en las primeras fases de la infección (Tabla: citocinas y NK) y (Figura: Respuesta
inmune y NK).
INMUNOPATOLOGÍA DE LAS CÉLULAS NK
Las células NK son de especial importancia en las primeras
fases de la infección, especialmente frente a virus, de ahí
que cuando estas células no actúan correctamente, el
individuo se hace más vulnerable a las infecciones virales.
Recientemente se ha visto que las células NK, pueden ser
utilizadas en terapia antitumoral. (Figura: NK/Célula
tumoral). Para ello después de su extracción del individuo
y cultivo con Il‐2, IL‐12 o IL‐15, son posteriormente reinyectadas en el enfermo en forma de
células LAK (citokyne activated lymphocytes). En enfermos con SIDA, también se está tratando de
potenciar la respuesta inmune innata y en especial estas células NK, mediante la administración
de IL‐2, con resultados que son prometedores.
Tras la activación, los linfocitos T modifican
INMUNOLOGÍA GENERAL
2º Medicina la expresión en superficie de diferentes marcadores.
18.-Generación de Linfocitos
T efectores
(Moléculas de activación; Subtipos de
linfocitos T cooperadores; Linfocitos T
citotóxicos)
A. Corell
UVA
1 {Ag + MHC} se
unen al TCR
Señales
2 adicionales (vía
moléculas de
superficie o
citocinas):destaca
CD28.
• Th2
– “Ayudan” mayoritariamente a células B en la
producción de anticuerpos
– Activan a mastocitos y eosinófilos
Activados
CD4
IFN-!
IL-2 B7 y HLA
en APC
Activacio
n de CD8
Células T CD8
• Células T citotóxicas (CTL)
– Identifican células infectadas o malignas y
las eliminan por contacto directo
• Linfocitos T Reguladores
– Llamados “supresores” (Ts)
– Pueden “aminorar” la actividad inmune de
otras células
Los receptores tipo Toll activan fagocitos y reacciones inflamatorias.
La proteína transmembranal Toll fue identificada por primera vez en la mosca de la fruta Drosophila como
una molécula necesaria en la embriogénesis. También se observó que las mutantes que carecen de Toll
son altamente susceptibles a infecciones por hongos y bacterias grampositivas, lo que sugiere la posible
implicación de esta molécula en la defensa inmunitaria. Posteriormente se identificó una serie de receptores
tipo Toll (TLR) en mamíferos con porciones intracelulares muy semejantes a las del receptor de las moscas.
Las vías de señalización intracelular activadas por los TLR conducen a la activación del factor de
transcripción NK-kB. La familia de los TLR comprende más de diez receptores diferentes, muchos de los
cuales son capaces de reconocer diferentes componentes microbianos.
Todos los TLR se encuentran en células fagocíticas, y algunos también en células dendríticas, mastocitos y
células B. De hecho, la mayoría de los tejidos del organismo expresan al menos un TLR.
El TLR5 se encuentra en la superficie basal del epitelio del intestino, pero no en la apical. ¿Qué
consecuencia podría tener con relación a las reacciones inmunitarias a nivel intestinal? Las bacterias
presentes en el intestino no estimularían a la célula mientras que cualquier microorganismo que invada la
capa intestinal podría hacerlo. Esto puede explicar por qué las bacterias comensales, no patógenas, no
desencadenan una reacción inflamatoria, mientras que las patógenas que invaden el tejido sí lo hacen.
La expresión de muchos TLR está elevada por citocinas inflamatorias lo que se observa en dolencias como
la enfermedad intestinal inflamatoria. La trascendencia funcional de los I'LR ha sido demostrada en cepas
de ratones defectivos que carecen de receptores específicos. Dependiendo del TLR implicado, esos
animales no podrán secretar citocinas inflamatorias en respuesta a patógenos sin que se estimule la
actividad microbicida de los fagocitos. Estos resultados demuestran que los TLR son fundamentales para la
activación de los fagocitos, además del papel que puedan desempeñar en la endocitosis.
Los TLR constituyen un nexo importante entre los sistemas inniunitarios innato y adaptativo, ya que su
activación da lugar a la expresión de moléculas coestimuladoras en los fagocitos, las cuales convierten a
estas células en eficaces presentadoras de antígeno.
La fijación de los componentes microbianos a los TLR actúa como una señal de peligro que aumenta la
actividad microbicida de los fagocitos y les permite activar a las células T.
Una vez que un microorganismo ha sido endocitado se enfrenta a diversos mecanismos microbicidas.
En las moscas de la fruta Drosophila, la infección estimula la liberación de varias proteínas microbicidas
desde el cuerpo graso hacia la hemolinfa.
En mamíferos, las proteínas relacionadas pertenecientes a las familias de las defensinas y de las
catelicidinas restringen la diseminación de los microbios al destruir sus membranas externas. Por ejemplo,
la membrana externa de las bacterias gram negativas contiene una cantidad de fosfolípidos con carga
eléctrica negativa superior a la de la membrana plasmática de los mamíferos. Las defensinas, con carga
positiva, se insertan, en la membrana bacteriana, especialmente si la concentración de sal es baja.
Las defensinas constituyen uno de los principales mecanismos microbicidas de neutrófilos y eosinófilos. Sin
embarao, algunas defensinas también son producidas por otros tipos celulares, especialmente en las
superficies epiteliales del pulmón, intestino y vejiga. Algunos de estos péptidos microbicidas provocan
también la desgranulación de los mastocitos, con la liberación de quimiocinas, y/o poseen actividad
quimiotáctica directa. Por consiguiente, pueden atraer a los leucocitos hacia los sitios de infección.
La duplicación génica del precursor TLR y la divergencia funcional han dado lugar a una familia de
moléculas capaces de reconocer diferentes tipos de patógenos.
Tema 07. Citocinas y quimiocinas
En este capitulo se tratará sobre las citocinas y quimiocinas, incluyendo también conceptos básicos
sobre sus receptores.
Las citocinas comprenden un amplio grupo de glicoproteínas que poseen la capacidad de regular la
actividad funcional de células y de tejidos, tanto en condiciones fisiológicas como patológicas.
Las quimiocinas son un grupo de pequeñas moléculas proteicas (8-14 kDa) con características
bioquímicas comunes y que están producidas por muchos tipos celulares en respuesta a estímulos
exógenos o endógenos y que tienen funciones esencialmente de dirigir el movimiento de células.
Citocinas
Son moléculas de bajo peso molecular, normalmente entre 15-30 KDa, constituidas por 120-180
aminoácidos con funciones muy variadas pero que predominan aquellas orientadas a regular los
distintos componentes celulares de la respuesta inmune. Aunque en general están producidas por
leucocitos, determinadas citocinas pueden también ser secretadas por otros muchos tipos celulares.
Originariamente se estableció el término linfocina para denominar productos biológicos producidos por
linfocitos en respuesta al antígeno, sin embargo posteriormente se amplió a moléculas de características
similares secretadas por otros tipos celulares, por lo que se propuso un término más amplio, citocina.
Por otra parte, el término interleucina (IL) se aplicó en concreto a aquellas moléculas que servían como
señales de comunicación entre distintos tipos de leucocitos, numerándose correlativamente a medida
que se descubrían (IL-1, IL-2, etc.). No obstante, algunas de ellas se detectaron inicialmente en ensayos
funcionales in vitro y aún conservan su denominación original de acuerdo con la función biológica que
permitió su identificación, como es el caso del TNF (factor de necrosis tumoral) y el TGF (factor
transformador de tejidos).
La expresión de la mayoría de las citocinas está estrictamente regulada. En general, no se detecta una
producción constitutiva significativa de estas moléculas, siendo necesaria la activación celular para que
se produzcan citocinas en cantidades suficientes para ejercer sus efectos biológicos. La mayoría de las
citocinas son secretadas al espacio extracelular, muchas de ellas en forma glicosilada que incrementa su
estabilidad y solubilidad.
Dos importantes características funcionales de las citocinas son su pleiotropismo, de tal manera que una
misma citocina es capaz de ejercer efectos biológicos diferentes al actuar sobre distintos tipos celulares,
y su redundancia, es decir, que varias citocinas pueden contribuir al desarrollo de la misma función en
un determinado tipo celular.
Una consecuencia de estas propiedades es que, en ausencia de una determinada citocina, sus funciones
pueden ser reemplazadas total o parcialmente por otras. Muchas de estas características biológicas de
las citocinas se pueden explicar por la estructura y amplia distribución celular de sus receptores, como
se verá más adelante.
Las acciones de las citocinas se engloban dentro de un sistema o red funcional, donde el efecto de una
molécula está estrechamente regulado, positiva o negativamente, por otras moléculas del sistema. Así,
la secreción de una citocina puede estar inducida, potenciada o inhibida por otra citocina que, a su vez,
puede incrementar o inhibir la expresión de sus receptores.
Los efectos biológicos de las citocinas pueden ser muy variados, ya que, no solamente desempeñan un
papel esencial en las respuestas inmunes, sino que algunas de ellas están también implicadas en la
embriogénesis y en el desarrollo de órganos (por ejemplo, en la angiogénesis), otras juegan un papel
clave en procesos neuroinmunes y neuroendocrinos, y muchas son importantes reguladores, tanto
positivos como negativos, de acontecimientos celulares como la mitosis, la diferenciación, la migración,
la supervivencia, la muerte
celular, e, incluso, de su
transformación maligna.
En la actualidad, se utilizan
como técnica más habitual
inmunoensayos en fase
sólida, como el ELISA para
cuantificar la
concentración de citocinas en fluidos biológicos, y el ELISPOT para conocer el número de células
productoras.
También es posible cuantificar y caracterizar las células productoras identificando las citocinas
intracelulares mediante citometría de flujo. (Tabla 9.1)
Otra posibilidad es la utilización de técnicas de RT-PCR cuantitativa que permiten detectar y medir los
niveles de RNAm que codifican una determinada citocina.
Tipos de citocinas
La mayoría de las
citocinas se pueden
agrupar en seis familias
(tabla 9.1b) no poseen
ninguna homología
secuencial entre sí,
algunas de ellas se han
agrupado en familias en
base a su estructura
tridimensional. De
acuerdo con la
estructura secundaria de
la molécula se han
agrupado las citocinas
según posean una
conformación estructural.
Para facilitar el estudio de las citocinas se presentan en estas tablas (9.2a y 9.2b) las más importantes
donde se describe su origen y función. Para mejorar su estudio describimos las citocinas englobadas, de
acuerdo con su función
más relevante, dentro de
las siguientes secciones:
Implicadas en el desarrollo
hematopoyético las
respuestas inmunes
innatas, generadas
durante las respuestas
inmunes adaptativas y con
propiedades
proinflamatorias e
inmunosupresoras.
Comprenden un grupo amplio de citocinas que promueven el crecimiento y diferenciación de las células
sanguíneas maduras a partir de células madre hematopoyéticas.
Son producidas por células
del estroma de la médula
ósea o por linfocitos
maduros activados. Algunas
de estas citocinas reciben el
nombre genérico de
factores estimuladores de la
formación de colonias (CSF)
por su capacidad para
estimular la formación de
colonias celulares en los
cultivos de médula ósea
(Tabla 9.1).
A continuación describimos
las citocinas más relevantes
de este grupo:
IL-3. Es producida mayoritariamente por los linfocitos T activados y también por mastocitos. Induce la
proliferación y diferenciación de progenitores hematopoyéticos tempranos de todas las series
sanguíneas, por lo que también es conocida como multi-CSF. Induce fundamentalmente la
hematopoyesis en situaciones de stress que requieren una res puesta rápida, siendo menos claro su
papel en la hematopoyesis constitutiva.
IL-5. Es secretada en forma glicosilada por LT CD4+ activados del tipo Th2. Es esencial en la proliferación
y diferenciación de las células precursoras de los eosinófilos, así como en el mantenimiento de la
actividad de los eosinófilos maduros siendo la responsable de la eosinofilia en infecciones parasitarias.
Sobre los linfocitos B actúa incrementando su proliferación y estimulando la producción de IgA.
IL-7. Es producida por células estromales de la médula ósea. Promueve la maduración de progenitores
pro- y pre-B hacia linfocitos B maduros en la médula ósea y de linfocitos T inmaduros en el timo fetal y
adulto. También actúa como factor de crecimiento para linfocitos T y B.
IL-9. Es producida por linfocitos T activados. Tiene un amplio espectro de actividades no muy bien
definidas entre las que se incluye la proliferación de precursores eritroides. Al igual que la IL-7, también
induce la proliferación de LT y estimula la producción de inmunoglobulinas en células B.
IL-11. Es producida por fibroblastos del estroma de la médula ósea y otros tipos celulares. Estimula la
megacariocitopoyesis y sinergiza con otras citocinas para estimular el crecimiento de otros precursores
hemáticos. Comparte algunas funciones con la IL-6, como la inducción de proteínas de fase aguda en el
hígado. También se ha descrito su capacidad como estimuladora de la secreción de inmunoglobulinas
por células B en respuestas T-independientes.
GM-CSF. Es producido por linfocitos T activados y por otras células como fibroblastos, células
endoteliales y monocitos. Es un polipéptido con varios posibles lugares de glicosilación. Induce la
proliferación de los progenitores de granulocitos y macrófagos, produciéndose en respuesta a estímulos
específicos en situaciones que requieren una elevada producción de éstas células. También puede
actuar sobre granulocitos y macrófagos maduros.
Estas citocinas se producen de forma inmediata tras el contacto de las células implicadas en las
respuestas inmunes innatas con un agente extraño. Los monocitos y macrófagos activados son la
principal fuente de estas moléculas aunque también pueden ser producidas por linfocitos activados y
otras células no pertenecientes al sistema inmune, como células endoteliales y fibroblastos (Tabla 9.2)
IL-1. Es producida funda- mentalmente por monocitos y macrófagos, pero también por células
dendríticas, endoteliales, NK y otros tipos celulares. Existen dos formas, IL-1alfa e IL-1beta que, aunque
solamente tienen un 25 % de homología en su secuencia aminoacídica, comparten el mismo receptor y
ejercen efectos biológicos similares. Parte de sus efectos pro- inflamatorios se debe a que induce la
liberación de histamina en los mastocitos, generando vaso- dilatación y aumento de la permeabilidad
vascular en el lugar de la inflamación. Es el principal pirógeno endógeno, induciendo fiebre a través de la
producción de prostaglandinas. También promueve la síntesis de proteínas de fase aguda por los
hepatocitos y actúa sobre el SNC induciendo sueño y anorexia, típicamente asociados con los procesos
infecciosos (Figura 9.2).
También puede ser producido por linfocitos T y B, NK, fibroblastos y mastocitos. Junto con la IL-1 está
implicado en los procesos inflamatorios derivados de los procesos infecciosos, elevando la temperatura
corporal y produciendo caquexia y sueño al actuar sobre el SNC. Por otra parte, induce la expresión de
moléculas de adhesión y estimula la producción de IL-8 por células del endotelio vascular, lo que
contribuye a la extravasación de linfocitos, neutrófilos y monocitos. El TNF -beta o linfotoxina, es
producido exclusivamente por linfocitos T activados, aunque se une a los mismos receptores que el TNF-
alfa e induce funciones similares.
IL-10. Es producida por linfocitos del tipo Th2, así como también por monocitos/macrófagos, linfocitos
B, queratinocitos y otros varios tipos celulares. Es la citocina inmunosupresora por excelencia,
inhibiendo la síntesis de muchas otras citocinas, entre las que podemos citar IFN-gamma, TNF-alfa, IL-2,
IL-12, y la expresión de MHC-II y moléculas de adhesión en monocitos.
También tiene efectos antiproliferativos sobre muchos tipos celulares. La IL-10 ejerce además múltiples
actividades inmunomoduladoras. Se ha visto que es un cofactor para el crecimiento de líneas y colonias
de células mastocíticas in vitro. Regula las funciones mediadas por linfocitos B induciendo la síntesis de
IgG, y por linfocitos T, influyendo en el desarrollo de timocitos y células T. También ejerce efectos
reguladores sobre la
angiogénesis.
La síntesis de ambas subunidades está regulada diferencialmente, siendo ambas necesarias para la
actividad funcional del heterodímero. Esta citocina incrementa la actividad citotóxica de las células NK e
induce células LAK (linfocitos asesinos activados por linfocinas) por linfocitos T y células NK. Incrementa
la producción de IFN- linfocitos T citotóxicos. Recientemente se ha descrito un factor proteico
denominado p19, sin actividad biológica por sí mismo, que se combina con la subunidad p40 de la IL-12
para dar lugar a una nueva citocina biológicamente activa denominada IL-23. Esta citocina es producida
por células dendríticas activadas, se une al receptor de la IL-12 y comparte algunas de las funciones
biológicas con ella.
IL-18. Esta citocina está estrechamente relacionada en sus funciones biológicas con la IL-12, ya que
posee la misma capacidad de inducción de IFN-gamma en linfocitos T y células NK. Sin embargo, es
producida por diferentes tipos celulares que la IL-12, siendo las células adrenales y de Kupffer las
principales fuentes de producción de la IL-18.Interferones tipo I. Los interferones fueron inicialmente
descritos como agentes producidos por células infectadas por virus.
Posteriormente se descubrió que además de su capacidad antiviral ejercían efectos reguladores sobre la
proliferación y la diferenciación de varios tipos celulares y tenían capacidad de modular el sistema
inmune. Se clasificaron en dos grupos. Los interferones tipo I, que incluyen el IFN-alfa y el IFN-beta, con
capacidad principalmente antiviral y antiproliferativa, y el IFN-gamma (tipo II), al que nos referiremos
posteriormente, con un mayor efecto inmunomodulador.
En respuesta a una estimulación antigénica, los linfocitos T se activan, proliferan y se diferencian hacia
células efectoras específicas. Estas células ejercen sus funciones produciendo una serie de moléculas
solubles, verdaderas artífices de los mecanismos efectores de la respuesta inmune adaptativa (Tabla
9.3).
Para llevar a cabo su función los linfocitos Th1 secretan IL-2, IFN-gamma y TNF, mientras que los Th2
producen IL4, IL-5, IL-10 e IL-13. Se han descrito otras subpoblaciones de linfocitos T CD4+ efectores que
secretan un perfil de citocinas diferente y llevan a cabo funciones específicas. Este es el caso de los
linfocitos T reguladores de los que se han descrito varios tipos. Los linfocitos T CD8+ se diferencian hacia
linfocitos T citotóxicos como respuesta a la estimulación antigénica y a la presencia de citocinas
secretadas por otras células. Ejercen su función efectora mediante la secreción fundamentalmente de
IL-2, IL-16, IFN-gamma y TNF. Finalmente hay una serie de citocinas que pueden ser producidas por
ambos tipos de linfocitos T, CD4+ y CD8+, tales como IL-2, GM-CSF y TGF-beta.
IL-2. Es secretada por linfocitos T CD4+ y CD8+ activados en respuesta a un estímulo antigénico.
Inicialmente se describió como factor de crecimiento de células T, ya que es el principal agente que
controla su proliferación. Ejerce otros muchos efectos sobre el sistema inmune, teniendo un papel
esencial en el desarrollo de las respuestas inflamatorias crónicas, tanto humorales como celulares. Es un
factor estimulador del crecimiento de linfocitos T , B y NK.
Promueve la actividad citotóxica mediada por linfocitos T y células NK, así como el desarrollo de células
LAK (células asesinas activadas por citocinas). Tras unirse a su receptor en linfocitos T, activa la
secreción de IFN-alfa, linfotoxina, IL-4, IL-3, IL-5 y GM-CSF. Sobre los linfocitos B estimula su
crecimiento y diferenciación e incrementa la expresión de moléculas de MHC de clase II.
IL-15. Es secretada por una amplia variedad de células, entre las que se incluyen células epiteliales,
monocitos, músculo esquelético, hígado, pulmón y placenta.
Aunque no es una citocina producida por linfocitos Th1 se incluye en este apartado por su similitud
funcional con la IL-2, con la que comparte la mayoría de sus actividades biológicas, como la estimulación
de células NK, y la proliferación y diferenciación linfocitaria.
Actúa de forma autocrina sobre las propias células NK que lo producen, aumentando su actividad
citolítica y, como consecuencia, incrementando su efecto antitumoral. Sobre los linfocitos Th2 inhibe la
proliferación, de manera que su presencia durante la estimulación antigénica induce la diferenciación de
linfocitos T hacia células efectoras tipo Th1 favoreciendo, por lo tanto, el desarrollo de las respuestas
inflamatorias
IL-4. Es producida por linfocitos Th2, mastocitos, basófilos, células del estroma de la médula ósea y,
posiblemente, por determinadas subpoblaciones de células NK. Es una citocina muy pleiotrópica, ya
que ejerce numerosos efectos en diferentes tipos celulares. Promueve la diferenciación de linfocitos T
vírgenes hacia células de tipo Th2, inhibiendo la generación de células Th1.
IL-13. Es producida por linfocitos T activados del tipo Th2, compartiendo muchas de sus funciones con la
IL-4 con la que se encuentra genéticamente relacionada. Es una citocina con actividad inmunosupresora
ya que inhibe, junto con la IL-4 y la IL-10, la producción de citocinas inflamatorias por los monocitos (IL-
1beta, TNF-alfa, IL-8, IL-6). Por otra parte, esta citocina incrementa la proliferación y diferenciación de
monocitos y células B, incrementa la expresión de CD23 y promueve el cambio de clase de
inmunoglobulinas hacia la producción de IgE
IL-16. Está producida por los linfocitos T CD8+ donde se acumula y se secreta en respuesta a la
estimulación con serotonina o histamina. Originariamente se identificó como factor quimiotáctico de
linfocitos, recibiendo el nombre de linfotactina, debido a su efecto atrayente sobre los linfocitos T CD4+.
En la actualidad es el único miembro de la familia “C” de quimiocinas (véase más adelante).
TGF. Hay dos tipos de factores transformadores del crecimiento, el TGF-alfa y el TGF-beta, que no
poseen ninguna similitud estructural ni comparten los mismos efectos. Solamente el TGF-beta tiene
efectos inmunomoduladores. Es producido por linfocitos T, plaquetas y otros muchos tipos celulares.
Su nombre responde a la observación inicial de que inducía cambios fenotípicos en los fibroblastos de
rata. Incrementa la proliferación de fibroblastos, osteoblastos y células musculares lisas e incrementa la
síntesis de proteínas de la matriz extracelular, lo que favorece la curación de las heridas.
Esta citocina tiene también efectos inmunosupresores ya que se observó que inhibía el crecimiento y la
función de muchos tipos celulares. En el sistema inmune inhibe la síntesis y/o el efecto del IFN-gamma,
TNF-alfa, TNF–beta, IL-1, IL-2 e IL-3, así como la citotoxicidad natural y específica.
En relación con la respuesta inflamatoria algunas citocinas favorecen el desarrollo de la misma (citocinas
proinflamatorias) mientras que otras ejercen un efecto supresor de la inflamación (citocinas
inmunosupresoras).
También se incluye en este apartado el TGF-beta que, como se ha dicho anteriormente, inhibe el
crecimiento y la función de muchos tipos celulares, la síntesis de determinadas citocinas y la actividad
citotóxica natural y específica.
Finalmente, los interferones tipo
I (alfa y beta), también se pueden
considerar citocinas supresoras
debido a su capacidad antipro-
liferativa y a su efecto regulador
de la producción de citocinas
pro- inflamatorias.
Receptores Citocinas
Las citocinas ejercen su efecto biológico a través de su unión con receptores específicos expresados en
la superficie celular. Los receptores de citocinas son proteínas de membrana glicosiladas que constan de
una región extracitoplasmática de unión con la citocina, una región transmembranal y una región
citoplasmática que interviene en la transmisión de señales al interior de la célula.
La distribución de algunos
de ellos, como por ejemplo
los de la IL-2 y de la IL-5,
está restringida a unos
pocos tipos celulares
mientras que otros, entre
los que se pueden citar los
de la IL-1, IL-4 e IL-6, se
encuentran distribuidos en
una amplia variedad de
tipos celulares. La
expresión de los receptores de citocinas en la superficie celular puede ser constitutiva, es decir, tiene
lugar sin necesidad de ningún estímulo fisiológico o, por el contrario, puede requerir que la célula sea
activada previamente.
En general, la activación celular incrementa el número de receptores por célula. Muchos de los
receptores de citocinas son complejos multicatenarios compuestos de una cadena que se une
específicamente a la citocina (cadena específica) y de una cadena que transduce las señales al interior
de la célula y que es compartida por otros receptores de citocinas (cadena común).
Tipos
Según su estructura, los receptores de citocinas se pueden agrupar en 4 familias diferentes (Figura 9.7):
la superfamilia de las inmunoglobulinas, la familia del receptor del factor de necrosis tumoral (TNFR),
la familia del receptor del factor de crecimiento hematopoyético (HGFR) que incluye la mayoría de los
receptores de citocinas por lo que también se denomina superfamilia de los receptores de citocinas y,
por último, la familia de los receptores de quimiocinas.
Dentro de cada familia la homología entre sus diferentes miembros es aproximadamente del 15 al 25%.
Existen receptores que no pueden ser agrupados en ninguna de estas familias como, por ejemplo, el
receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGF), la cadena a del receptor de la IL-2 y el receptor del
factor b de crecimiento transformante (TGFbeta).
A esta familia pertenecen los receptores de la IL-1 y de otras citocinas implicadas en el crecimiento
celular como son el factor estimulante de colonias de macrófagos (M-CSFR), el factor de crecimiento
derivado de plaquetas (PDGFR) y el factor de células pluripotentes (SCFR).
La característica principal de los receptores que se incluyen dentro de esta familia es la presencia en el
dominio extracelular de 3 a 4 secuencias conservadas, ricas en cisteína e implicadas en la unión con el
ligando.
Dentro de esta familia se incluyen el receptor del factor de crecimiento nervioso (NGFR) y los 3 tipos de
receptores para el TNFa y las linfotoxinas (LT) (TNFRI, TNFRII y TNFRIII) (Tabla 9.1).
Los receptores que pertenecen a esta familia se pueden subdividir a su vez en dos clases relacionadas
evolutivamente. La clase 1 está compuesta por la mayoría de los receptores de citocinas mientras que en la
clase 2 se incluyen los receptores para los IFNs.
Se pueden establecer diferentes modelos de receptores, de los cuales el más sencillo es el formado
únicamente por homodimerización de su cadena específica como es el caso del G-CSFR, EPOR y TPOR. Otro
modelo consiste en la heterodimerización de la cadena específica y alguna de las cadenas comunes de
transducción de señales. De este modo, los receptores
para la IL-6, IL-11, LIF, OSM y CNTF se forman por
heterodimerización de su cadena específica de unión
con el ligando y de una o dos cadenas gp130.
El receptor de afinidad intermedia (10-9 M) está compuesto por la cadena específica b (IL-2Rb) y por la
cadena común, gc, implicada en la transducción de señales mientras que el receptor de alta afinidad (10-11
M) es un complejo trimolecular que consta de las dos cadenas anteriores más la cadena específica a (IL-
2Ra).
La unión de una citocina a su receptor en la superficie de la célula diana produce su efecto biológico
mediante la fosforilación de proteínas celulares, incluido el
propio receptor.
En los receptores de la familia de las inmunoglobulinas, la señalización está mediada por secuencias con
actividad tirosina cinasa presentes en su región citoplasmática que fosforilan residuos de tirosinas en
proteínas citoplasmáticas. Este dominio está altamente conservado y funciona como un sitio de unión para
el ATP implicado en la reacción de fosforilación.
La región citoplasmática de los receptores de la familia del TNFR no presenta secuencias con actividad
catalítica pero se ha comprobado que para la transducción de señales por varios de ellos son necesarias
unas proteínas citoplasmáticas, pertenecientes a una nueva familia, denominadas factores asociados al
receptor del TNF (TRAF).
En la superfamilia de receptores de citocinas tampoco existen dominios con actividad catalítica en su región
citoplasmática. A pesar de ello, la unión de una citocina con su receptor produce una rápida fosforilación de
tirosinas en proteínas celulares incluido el propio receptor. Esta señalización está mediada principalmente
por una nueva familia de tirosina cinasas denominadas Janus cinasas (Jaks) y por factores de transcripción
de una nueva familia denominada Stat (transductores de señal y activadores de la transcripción).
Vías comunes de transducción de señales
Además de los mecanismos de señalización específicos de cada familia de receptores, las citocinas pueden
activar mecanismos comunes a las distintas familias e incluso a otros sistemas de receptores. Los primeros
candidatos para la fosforilación en tirosinas producida inmediatamente después de la unión de una citocina
con su receptor fueron cinasas de la familia src.
Estas tirosina cinasas han sido implicadas en la respuesta a muchos ligandos y además se requieren en la
activación celular a través del TCR. Otra vía de señalización utilizada también por los receptores de citocinas
es la Ras-GTP que, además, forma parte del crecimiento normal en respuesta a muchos factores de
crecimiento y de la proliferación maligna inducida por oncogenes. La estimulación de esta vía, en último
término, produce la activación de la cascada de cinasas de proteína activadas por mitógenos (MAPK).
Determinadas características funcionales de las citocinas pueden ser explicadas ahora por los recientes
conocimientos adquiridos sobre la composición y los mecanismos de activación de sus receptores. Las
citocinas son redundantes, es decir, varias citocinas ejercen efectos biológicos similares sobre un mismo tipo
celular.
El que algunos receptores de citocinas sean complejos oligoméricos que comparten una misma cadena de
transducción de señales puede explicar este hecho. En estos receptores, la señalización tendría lugar por
vías comunes produciéndose la transcripción de los mismos genes. Este fenómeno ha sido mejor observado
en las citocinas que utilizan receptores que son miembros de la superfamilia de los receptores de citocinas.
Por ejemplo, la IL-3 y el GM-CSF que utilizan receptores que comparten la cadena beta como transductora
de señales tienen funciones muy parecidas en el sistema hematopoyético. En el caso de las citocinas que
utilizan la cadena gp130 (IL-6, LIF, CNTF, OSM, e IL-11), todas ellas son capaces de inducir la producción de
proteínas de fase aguda en el hígado. Respecto a las citocinas cuyos receptores comparten la cadena
gamma como transductora de señales (IL-2, IL-4, IL-7, IL-9 e IL-15), todas son factores de crecimiento de
células T.
Muchas de ellas tienen efecto quimiotáctico sobre un mismo tipo celular lo que puede ser explicado
porque comparten un mismo receptor. La pleiotropía es otra característica funcional de las citocinas ya que
algunas realizan múltiples funciones diferentes en distintos tipos celulares. El empleo de varias rutas de
señalización así como la activación de múltiples cinasas y factores de transcripción que tiene lugar como
consecuencia de la unión de las citocinas a sus receptores puede explicar la diversidad funcional de las
mismas.
RECEPTORES SOLUBLES
Además de existir como proteínas de membrana, muchos receptores de citocinas son sintetizados como
proteínas solubles. La existencia de estos receptores ha modificado en gran manera el conocimiento sobre
la interacción citocina-receptor y la regulación de las distintas funciones de las citocinas. A nivel molecular,
los mecanismos más comunes de generación de las formas solubles de los receptores son la rotura
proteolítica del receptor expresado en la membrana y el procesamiento alternativo del ARNm.
El receptor soluble del CNTF (sCNTFR)
se forma por un mecanismo de rotura
lipídica y en el caso de la forma soluble
del receptor de la IL-6 (sIL-6R), no se
conoce su mecanismo de
generación. Los receptores solubles
pueden ejercer varios efectos
biológicos (Figura 9.10) si bien el más
común es el de antagonistas de su
receptor equivalente en la membrana
mediante competición por la unión con
el ligando para prevenir la señalización
al interior de la célula.
Algunas quimiocinas CC son también potentes atrayentes de eosinófilos y basófilos e incluso, de células
T de memoria, de tal forma que puede iniciar una respuesta inflamatoria como consecuencia de una
respuesta inmune específica. Hasta el momento actual se han descrito más de 40 moléculas de
quimiocinas, que agrupadas en las dos grandes familias, CXC y CC.
Hay otras 2 quimiocinas, la linfotactina y la fractalkina, que pertenecen a otras subfamilias por tener
características bioquímicas diferentes. La molécula más representativa de la familia CXC es la IL-8
(CXCL8). Es sintetizada por todos los tipos de leucocitos, así como por otros muchos tipos celulares. La
primera actividad biológica descrita fue la activación de neutrófilos, en los que inducía degranulación,
cambios morfológicos y quimiotaxis
En general, las quimiocinas CXC son potentes quimioatrayentes para neutrófilos mientras que las CC
atraen más eficientemente a los monocitos. En resumen podemos decir que las quimiocinas:
Estas moléculas ejercen su función uniéndose a receptores celulares que, a diferencia de la citocinas, no
son específicos para cada molécula, pudiendo el mismo receptor unir diferentes quimiocinas.
Receptores de quimiocinas
Actualmente se han clonado muchos de los receptores de quimiocinas, habiéndose comprobado que
presentan una estructura similar a los receptores de la familia de la rodopsina. Dentro de esta familia de
receptores, se pueden distinguir los receptores específicos y los compartidos según su especificidad de
unión con el ligando.
Los específicos unen un ligando en concreto siendo el ejemplo más representativo el IL-8RA o CXCR1 que
únicamente une a IL-8. Por el contrario, los receptores compartidos pueden unir a más de una quimiocina
del tipo CXC o a más de una quimiocina del tipo CC.
La señalización de los receptores de quimiocinas está mediada por proteínas G asociadas a su extremo
carboxiterminal. Estas proteínas se encuentran localizadas en la cara interna de la membrana citoplasmática
y catalizan el intercambio de GDP por GTP produciéndose la activación de muchas enzimas citoplasmáticas
y, en último término, la activación de factores de transcripción.
INMUNOLOGÍA GENERAL
2º Medicina
Comunicación Intercelular
• Citocinas y Receptores
– Promueven proliferación
16.-Moléculas implicadas en – Promueven activación y
diferenciación
la comunicación inter-celular
– Regulan respuestas
(Citocinas y Receptores)
Moléculas adhesión
– Promueven “adhesión estable”
– Señalización
A. Corell
UVA
El sistema inmune está constituido por una serie de líneas celulares relacionadas entre sí y
comunicadas directamente mediante contacto célula-célula, y de forma indirecta a través de moléculas,
factores solubles, que se liberan y funcionan como hormonas actuando de transmisores intercelulares.
Estas moléculas reciben el nombre de linfocinas, interleucinas o citocinas, y son los que
producen la expansión y la diferenciación de las células estimuladas por el antígeno.
Se entiende por citocina a cualquier mensajero de tipo hormonal intercelular. Linfocina es una
citocina producida por una célula del sistema inmune. Tanto éstas como las anteriores reciben el
nombre en función de la actividad que desarrollan. El término interleucina se reserva a aquellas
linfocinas cuya secuencia de aminoácidos es conocida.
Las citocinas son proteínas o glicoproteínas secretadas por linfocitos (linfocinas) o monocitos
(monocinas), que afectan a la división celular, diferenciación, metabolismo, motilidad y a las funciones
efectoras del sistema inmune.
Las citocinas ejercen sus funciones biológicas a través de receptores específicos y a muy corta
distancia del lugar de la secreción. Ejercen un efecto paracrino sobre las células vecinas de la célula
secretora, y muchas veces ejercen un efecto autocrino sobre la propia célula secretora. También se han
observado funciones de retrocontrol sobre su propia producción.
Su función es pleiotrópica pues sus receptores están presentes múltiples tipos celulares y cada
célula puede interpretar la señal de forma diferente, dando lugar a la gran variedad de funciones. Por
ello muchas citocinas tienen efectos redundantes actuando a través de diferentes receptores y al mismo
tiempo algunas citocinas pueden sinergizar o antagonizar sus actividades.
IL-1
La IL-1 fue descrita en 1972 por Gery (1) como un factor soluble que promovía la proliferación de
los timocitos. Está producida esencialmente por macrófagos, células dendríticas, células de Langerhans,
pero también la producen múltiples tipos celulares tanto normales como cancerosos. Su síntesis se
produce en respuesta a una amplia variedad de estímulos: lipopolisacáridos bacterianos,
inmunocomplejos, linfocitos T activados, levaduras, virus, lectinas.
Es el prototipo de citocina multifuncional, actúa sobre casi todos los tipos celulares y con
frecuencia junto con otras citocinas o con pequeños mediadores. Es altamente inflamatoria, y hay un
margen estrecho entre el beneficio clínico de su uso en humanos y la posibilidad de toxicidad. Los
agentes que reducen su producción y su actividad son ampliamente utilizados en la clínica.
Es un regulador de los procesos de diferenciación celular ralentizando sus procesos de
envejecimiento (2). Así mismo, en el epitelio tímico induce la expresión de CD25 y la maduración de los
timocitos. Su internalización se correlaciona con el incremento de las señales de transducción (3).
Estimula la proliferación de timocitos, la síntesis de otras citocinas, el crecimiento de células TH2,
que producen sobre todo IL-4, IL-5 e IL-6. Su combinación con TNF-α aumenta la actividad citotóxica de
los macrófagos. Induce fiebre, somnolencia, liberación de ACTH, síntesis hepática de proteínas de fase
aguda. Es un neuromodulador de secreciones endocrinas. Aumenta la adherencia de células endoteliales
a leucocitos. Induce la liberación de prostaglandinas y PDGF. Es un cofactor del Factor estimulador de
colonias y un factor de reabsorción ósea por los osteoclastos. Estimula la expresión de ARNm de IL-8.
1
Se ha observado la presencia de IL-1α en el tejido endometriótico (4) y en el líquido peritoneal
de mujeres con endometriosis (5), implicándola en el crecimiento del implante, ya que estimula la
proliferación de las células endometriales. El tratamiento in vitro con Il-1, de células de pacientes con
endometriosis, aumenta la adhesión de células endometriales a laminina y fibronectina de la membrana
basal (6).
IL-2
La IL-2 fue denominada como Factor de crecimiento de los linfocitos T humanos (TCGF). Es
secretada principalmente por linfocitos T CD4+ tras estimulación con antígenos y por linfocitos T CD8+
tras la estimulación mitogénica o con aloantígenos. Los timocitos medulares y los linfocitos grandes
granulares también son capaces de sintetizarla. El receptor para IL-2 está implicado en la proliferación
celular neoplásica por autoestimulación.
Los macrófagos secretan IL-1 e IL-6 y presentan determinantes antigénicos asociados a las
moléculas de HLA. Los linfocitos T específicos para el antígeno reciben el estímulo antigénico y el
estímulo de la IL-1 y/o IL-6 (7), como respuesta sintetizan IL-2 y el receptor para IL-2, estimulándose de
forma autocrina y entrando en proliferación. La señal antigénica induce al linfocito T a pasar de la fase
G0 a G1 del ciclo celular y el estímulo de la IL-2 sobre su propio receptor induce el paso de la fase G1 a la
fase S. La interacción de la IL-2 con su receptor en los linfocitos B induce la síntesis de ARNm de la
cadena µ y del fragmento J de la IgM.
La síntesis de IL-2 es inhibida por ciclosporina y glucocorticoides.
Si bien algunos autores han descrito un aumento de IL-2 en el líquido peritoneal de mujeres con
endometriosis (8), otros autores descartan su implicación en esta patología al no hallar cambios en la
expresión de ARNm ni de la proteína, tanto en suero como en líquido peritoneal (4, 9).
IL-4
La IL-4 fue denominada BSF-1 (Factor estimulador de linfocitos B 1) o BCGF-1 (Factor de
crecimiento de células B 1). Es producida por linfocitos CD4 tipo Th2 tras la activación por antígenos.
Igualmente es producida por mastocitos tras la unión a IgE.
Incrementa la densidad de molécula HLA de clase II, de receptores para el Fc de la IgE. Promueve
el paso de células pre-B a células B maduras y posteriormente activa a éstas (10). Si bien está implicada
en el cambio de IgM a IgG1 o IgE, se necesitan otras señales como IL-5 o interacciones B-T para que el
cambio sea efectivo. Inhibe muchos de los efectos del INF-γ, y éste inhibe a su vez los efectos de la IL-4.
Induce la proliferación de células T (11). Sinergiza con la IL-3 en el crecimiento de los mastocitos y de las
stem cell (12). Aumenta la fagocitosis de los neutrófilos y disminuye la producción de IL-1 y TNF.
Aumenta la citotoxicidad celular dependiente de anticuerpos. Juega un papel importante en la inducción
de la tolerancia.
En la endometriosis hay una reducida respuesta inmune celular, dada la relativa inactividad de
las citocinas tipo Th1 (IL-2 e IFN-γ) y Th2 (IL-4 e IL-6) (4). No se observa presencia de ARNm para IL-4 en
líquido peritoneal (13) ni en tejido endometiótico (4). Sin embargo se ha descrito que las células
obtenidas de líquido peritoneal, son capaces de producir IL-4 in vitro (9).
IL-6
La IL-6 está producida por linfocitos T, linfocitos B, macrófagos y muchos otros tipos celulares
(14). Su producción está estimulada por múltiples mecanismos, como: infecciones virales, productos
2
bacterianos, polinucleótidos sintéticos, IL-1 y TNF (15). Juega un papel importante en la respuesta
inmune y en la respuesta inflamatoria y en la osteoporosis postmenopáusica (16). Es un potente
promotor del crecimiento y diferenciación de los linfocitos B. En ausencia de IL-6 las células permanecen
en la fase G1 del ciclo celular. La mayoría de los mielomas crecen debido a la presencia de IL-6 (17).
Sinergiza con la IL-1 en la proliferación de timocitos inmaduros y en la activación y proliferación de
linfocitos T maduros. Aumenta la citotoxicidad al aumentar la sensibilidad a IL-2.
Sinergiza con la IL-3 y GM-CSF en la diferenciación de las células hematopoyéticas inmaduras.
Sola o en conjunción con IL-1 y/o TNF induce proteínas de fase aguda, ello va acompañado de
leucocitosis, fiebre, incremento de la permeabilidad vascular y concentraciones alteradas de metales y
hormonas esteroideas en suero.
Se han descrito niveles elevados en suero en la enfermedad de Castleman. En la artritis
reumatoide hay niveles elevados de IL-6 en el líquido sinovial. En la glomerulonefritis proliferativa
mesangial se produce IL-6 en el mesangio renal y se excretan elevadas cantidades de IL-6 por orina (18).
Así mismo, se hay niveles elevados de IL-6 en el adenocarcinoma renal (19) y en la enfermedad de
Behçet.
Tanto las células estromales del endometrio normal como del tejido endometriótico producen
expresan ARNm para IL-6, si bien en las primeras su expresión génica está alterada (20). Su actividad es
dependiente de la presencia de IL-1 (21, 22). Se ha descrito la presencia de IL-6 en el suero y en el
líquido peritoneal de mujeres con endometriosis y se ha relacionado esta presencia con la infertilidad de
éstas mujeres (23). Puesto que la IL-6 es un factor angiogénico, se le ha implicado en el crecimiento del
implante endometriótico (24, 25, 26). Se ha observado una producción espontánea elevada por
monocitos, que puede estar relacionada con la activación policlonal de linfocitos B productores de
autoanticuerpos en la endometriosis (27).
IL-8
La IL-8 fue descrita como un producto liberado por monocito/macrófagos (28). Los
monocito/macrófagos producen IL-8 en respuesta a múltiples estímulos como son IL-1, TNF-γ,
lipopolisacáridos bacterianos, ésteres de forbol y ARN. Pero hoy se sabe que la IL-8 está también
producida por linfocitos T, macrófagos alveolares, neutrófilos, linfocitos grandes granulares, células
endoteliales y queratinocitos. Forma parte de la familia de las intercrinas-α (29).
La IL-8 es un potente factor quimiotáctico para los neutrófilos incluso a concentraciones muy
bajas (30). Comparativamente es tan activo como el C5a y más potente que el factor de activación de las
plaquetas o los leucotrienos. La IL-8 también es quimiotáctica para linfocitos T y basófilos, pero no actúa
sobre monocitos ni sobre eosinófilos. Además de su capacidad quimiotáctica, estimula la liberación de
histamina por los basófilos, favorece la adhesión de los neutrófilos a las células endoteliales, es un
promotor de la angiogénesis, y logra vascularizar tejidos normalmente avasculares como la córnea. La IL-
++
8 al unirse a su receptor induce un rápido aumento de la concentración de Ca intracelular y activa a la
protein quinasa C. Tiene un papel central en las inflamaciones agudas, habiéndose observado altas
concentraciones de esta citocina en la dermatitis atópica, en las lesiones psoriásicas (31), en el líquido
sinovial de las artritis reumatoides (32) y en el lavado broncoalveolar de las fibrosis pulmonares
idiopáticas.
La adhesión de células estromales a la matriz extracelular induce la expresión de IL-8 y a su vez
la IL-8 estimula la adhesión de las células estromales endometrióticas (33, 34) y endometrióticas (35),
actuando como un factor autocrino, favoreciendo el crecimiento del implante (35, 36), especialmente
en las endometriosis avanzadas (25, 37) y se la relaciona con el tamaño y la actividad de la lesión
(35,38), si bien también existe IL-8 en el tejido ovárico normal (4). Los macrófagos peritoneales, de
3
mujeres con endometriosis, estimulados in vitro liberan elevadas cantidades de IL-8, lo que puede
contribuir a la movilización y reclutamiento de células inflamatorias de la circulación sanguínea hacia la
cavidad peritoneal (27, 39). La presencia de esta citocina en los fluidos císticos se relaciona con la
angiogénesis, favoreciendo la progresión y el mantenimiento de los quistes (40).
IL-10
La IL-10 está producida por linfocitos T, linfocitos B activados, linfomas B, algunas células del
linfoma de Burkitt, monocito/macrófagos y queratinocitos (41). Se describió como un factor inhibidor de
la síntesis de citocinas (42). Inhibe la proliferación de linfocitos T ante estímulos mitogénicos. Actúa
como un factor quimiotáctico para los linfocitos CD8 (43). Aumenta la proliferación de los linfocitos B e
induce la diferenciación de éstos a células plasmáticas productoras de IgG o IgA (44). Reduce la
expresión de las moléculas de histocompatibilidad de clase II en las células presentadoras de antígeno
(45), y también reduce la expresión de moléculas accesorias necesarias para la activación de los
linfocitos T. Está aumentada en infecciones por Schistosoma, Leishmania, Toxoplasma y Lepra
lepromatosa.
La IL-10 se halla elevada en el líquido peritoneal de mujeres con endometriosis (46) ya que los
monocitos peritoneales son capaces de producirla (47). La presencia de ARNm de IL-10 en el tejido
endometriótico (4) se relaciona con la capacidad de éste para crecer y diferenciarse y al mismo tiempo
regula la síntesis de citocinas limitando la reacción inflamatoria peritoneal (47).
IL-12
La IL-12 fue descrita como un factor estimulador de las células NK. Está producida por linfocitos
B activados (48) y por linfocitos estimulados con S. aureus Cowan I o transformados por el virus de
Epstein Barr. Induce la proliferación de los linfocitos T estimulados con lectinas o con CD3. Estimula la
proliferación, citotoxicidad y liberación de INF-γ por células NK (49) y linfocitos T citotóxicos (50). Es un
antagonista de la IL-4 en la inducción de la producción de IgE (51). Mediante la inducción de la secreción
de IL-4 inhibe la función de las células Th2 (52). En combinación con otras citocinas promueve el
crecimiento y supervivencia de las células progenitoras hematopoyéticas (53).
Se ha descrito un aumento de esta citocina en el líquido peritoneal de las mujeres con
endometriosis (46, 47), si bien hay cierta controversia. Aunque la IL-2 estimula la actividad NK, esta
actividad está disminuida en el líquido peritoneal de las endometriosis (54) probablemente por
liberación de la subunidad p40 de la IL-12, permitiendo migrar a las células endometrióticas hacia
lugares ectópicos (55). Cuando a ratones se les inyecta IL-12 completa (subunidades p35 y p40) de forma
intraperitoneal se consigue una disminución del tamaño y área de las lesiones (56).
IL-13
La IL-13 es similar a la IL-4 (57), está producida por linfocitos T estimulados. Inhibe la
citotoxicidad celular dependiente de anticuerpos. Promueve la diferenciación B y el cambio de isotipo a
IgG4 e IgE (58). Aumenta la expresión los antígenos de histocompatibilidad. Aumenta la capacidad
presentadora de antígenos por parte de los monocitos. Suprime la síntesis de IL-1, IL-6, IL-8, IL-10, TNF,
G-CSF y GM-CSF (57, 59).
Está disminuida en el líquido peritoneal de mujeres con endometriosis, si bien las células del
endometrio ectópico son capaces de producirla (60) inhibiendo la síntesis de citocinas proinflamatorias.
4
IL-17
Se ha definido como una citocina reguladora de la producción de óxido nítrico (61), está
producida por linfocitos T que estimulan a células estromales y macrófagos para producir citocinas
proinflamatorias (62). Promueve la diferenciación de células dendríticas. Estimula a muchos tejidos para
liberar IL-6, IL-8 (63, 64) y aumenta la expresión de moléculas de adhesión (65). La IL-4 e IL-13 inhiben a
esta citocina (66).
Endometriosis
La endometriosis es un conjunto de enfermedades que afectan a la mujer durante sus época
reproductiva. En la endometriosis existe tejido similar al endometrio fuera del útero, localizado en otras
áreas corporales, siendo la más frecuente, el abdomen. Este forma adhesiones, sangrado intestinal u
obstrucción. El síntoma más frecuente es un dolor intenso, anterior y durante el período, sin relación
con el tamaño o el estadío de la enfermedad. Alrededor del 30-40% de las mujeres con endometriosis
son infértiles (67).
El origen de la endometriosis es desconocido, habiéndose establecido diversas teorías (68,69).
Muchos autores, han sugerido que el sistema inmune está implicado en su origen y/o en el progreso del
proceso (70,71).
Citocinas y endometriosis
Los macrófagos de la cavidad peritoneal están encargados de eliminar las células viejas o
dañadas. Los macrófagos presentes en el líquido peritoneal de mujeres con endometriosis secretan una
mayor cantidad de los de las mujeres sanas de IL-1 y TNF-α (5,72). Estas citocinas proinflamatorias que,
además de activar leucocitos, inducen la secreción de IL-6 que estimula el crecimiento y diferenciación
de células inmunocompetentes.
Tanto en sangre periférica como en líquido peritoneal de mujeres con endometriosis, se ha
observado un aumento de IL-10 y una disminución de IL-2 (9,46) indicando que el aumento de células
Th2 induce una disminución de células Th1, si bien estos resultados no han sido confirmados por otros
autores (60). Curiosamente se ha descrito la disminución de la producción de IL-13 en líquido peritoneal,
citocina producida por linfocitos Th2 y que inhibe la capacidad de los macrófagos para sintetizar
citocinas proinflamatorias.
Están descritos aumentos en la producción de IL-8, IL-1 e IL-6, tanto in vitro como in vivo por
parte de los macrófagos de estas pacientes. La primera induce la proliferación de células del estroma
endometrial (38,73) y las dos últimas la inhiben (74,75).
Se ha descrito que anticuerpos anti-IL8 podrían eliminar la IL-8 libre en sangre, y esta
eliminación de la IL-8 teóricamente sobrante, podría ser útil en enfermedades inflamatorias en las que
se observa un aumento de esta citocina (76,77). Las quimiocinas, entre las que se incluye la IL-8, tienen
actividades muy selectivas por lo que su uso a nivel terapéutico (78) puede ser interesante, sin embargo
su inhibición podría producir efectos secundarios indeseados.
Algunos autores han propuesto que proteínas solubles liberadas por células endometrióticas son
capaces de inhibir la proliferación de células linfoides (79).
Los pacientes con endometriosis tienen una disminución de la actividad NK, especialmente en
estadios avanzados. Esta actividad se restaura, in vitro, tratando estas células con IL-2, por lo que se
plantea si el tratamiento de pacientes con IL-2 junto con la terapia convencional puede restablecer la
5
actividad inmune normal o, cuando menos, hacer desaparecer las condiciones inmunes que permiten el
mantenimiento y/o la progresión de la enfermedad (80).
6
Tema 06. Tráfico de leucocitos
En condiciones fisiológicas, los leucocitos que se encuentran en el torrente sanguíneo, el tejido linfoide
secundario y otros tejidos no permanecen en esos sitios indefinidamente sino que en forma constante
migran hacia otros lugares y órganos. El patrón de migración de los leucocitos no es aleatorio sino que
está condicionado por el tipo de células leucocitarias.
Los linfocitos suelen recircular contantemente mientras que los neutrófilos no presentan el fenómeno
de recirculación, sino que una vez que son liberados desde la médula ósea emigran generalmente al
bazo. Sin embargo la dinámica del tráfico de neutrófilos, monocitos y linfocitos es distinta cuando
aparece un foco inflamatorio local como consecuencia de una invasión bacteriana o incluso como
consecuencia de una agresión física. En este caso la movilidad celular se centra en abastecer de
leucocitos al tejido donde está ocurriendo dicho proceso inflamatorio lo que implica una nueva
situación en lo que a las moléculas de adhesión y quimiocinas, se refiere.
Estudiaremos el tráfico de leucocitos en dos situaciones distintas. Una es la fisiológica o lo que lo mismo
en circunstancias normales y la otra el trafico de estos leucocitos tras la aparición de un foco
inflamatorio local con lo cual se redirige el trafico de leucocitos hacia ese foco. Tanto en un caso como
en el otro intervienen una serie de elementos entre los que participan las moléculas de adherencia,
quimiocinas y opsoninas y otros factores. Para ello en primer lugar analizaremos las moléculas de
adhesión mientras que las quimiocinas ya fueron estudiadas en capítulos anteriores.
Moléculas adhesión
El fenómeno de la adhesión de unas células con otras y de
células con componentes de la matriz extracelular son
fenómenos que tienen un papel clave en la organización de
los componentes del sistema inmune y en general de los seres
vivos multicelulares. La interacción funcional de unos
linfocitos con otros y su migración dependen de moléculas
que se expresan en la membrana celular y que permiten la
adhesión reversible y selectiva de los diversos elementos
celulares entre sí y de éstos con los componentes de la matriz
extracelular.
Las moléculas de adhesión celular son muy variadas y se agrupan en cuatro familias principales. Estas
son:
Selectinas.
Estas moléculas son necesarias para la migración de los linfocitos a los nódulos linfoides periféricos
durante la circulación linfocitaria y median la adhesión de leucocitos a las células endoteliales activadas
durante los procesos inflamatorios (Figura 8.3)
Las selectinas poseen una un dominio tipo lectina en su extremo distal, que le permite unirse a
carbohidratos tales como ciertas mucinas (Tabla 8.1) Hay tres tipos con una distribución muy
característica:
Esta familia comprende a un grupo amplio de moléculas heterodiméricas constituidas por dos
subunidades polipeptídicas trans-
membranales, alfa y beta (Figura 8.4)
2- Las integrinas beta-2 se denominan también integrinas leucocitarias debido a que se expresan en
granulocitos y monocitos y a veces en linfocitos como es el caso de las moléculas LFA-1 (Tabla 8.3)
3- Las integrinas beta-7 se expresan principalmente en linfocitos que se localizan en las placas de
Peyer, lámina propia y el epitelio intestinal. La activación de las integrinas está asociada a su gran
movilidad sobre la membrana celular, lo que le permite formar agrupamientos que facilitan su función
adhesiva y su capacidad transmisora de señales al interior celular. Las integrinas interaccionan a nivel
intracelular con proteínas del citoesqueleto (como la actina y talina) para integrar la información del
medio extracelular con la actividad de la célula, acción de la cual se deriva su nombre.
Superfamilia de in-
munoglobulinas.
Algunos miembros de
la superfamilia de las
Igs, tales como
ICAM-1, ICAM-2,
VCAM-1 y PECAM,
están implicados en
fenómenos de ad-
hesión de leucocitos a
células endoteliales y
su migración (Tabla
8.4). El receptor de
adhesión ICAM-1
inter- viene además
en fenómenos de co-
estimulación de células inmunes y de adhesión entre leucocitos y entre éstos y células diana en
fenómenos de citotoxicidad (Figura 8.5)
Tráfico en
normalidad
El patrón de migración de Los leucocitos en situación normal esto es en ausencia de proceso
inflamatorio está muy bien estudiado. Se sabe que es un proceso no aleatorio sino que está
condicionado por múltiples factores y circunstancias. Entre estos hay que considerar el tipo de células
leucocitarias, los estímulos antigénicos recibidos en cada momento y el grado de activación.
En general los linfocitos maduros que abandonan el timo (linfocitos T) o la médula (linfocitos B) migran
hacia los ganglios linfáticos y bazo en donde se almacena transitoriamente. Sin embargo pronto
retornan al torrente circulatorio y retornan a él en forma repetida. Este fenómeno se conoce como
recirculación (homing) de linfocitos y es consecuencia, principalmente, de la expresión diferencial de
moléculas de adhesión en los linfocitos y el endotelio de los vasos sanguíneos de los diferentes órganos
en donde ocurre este fenómeno, así como de la presencia de quimiocinas y ciertas citocinas
Contrariamente a los linfocitos, los neutrófilos no presentan el fenómeno de recirculación, sino que
una vez que son liberados desde la médula ósea emigran hacia focos inflamatorios en donde
finalmente mueren. En condiciones de no inflamación, generalmente los neutrófilos tienen como
destino final el bazo, órgano en donde la circulación sanguínea es abierta y donde abundan los
macrófagos que pueden eliminar sin los restos celulares como consecuencia de su muerte.
Como se ha comentado anteriormente, los linfocitos memoria y los que no han sido estimulados
previamente por el correspondiente antígeno (linfocitos vírgenes o naive) presentan un patrón de
recirculación diferente, así como una distinta expresión de moléculas de adhesión. Los linfocitos de
memoria muestran una expresión dos a tres veces mayores de LFA-1, integrinas β1 y CD44 en
comparación con los linfocitos vírgenes (Figura 8.6).
Los linfocitos vírgenes suelen
fijarse en los ganglios en
donde reciben el estímulo
antigénico y se trasformarán
en linfocitos activados y
después en linfocito memoria.
Este proceso de fijación se
hace a través del endotelio
que recubre las vénulas de los
órganos linfoides secundarios.
Este tejidos es más alto
(cuboidal) que el corres-
pondiente a otros órganos con
una diferencia que no solo es
morfológica, sino también
funcional debido a que el
endotelio cuboidal expresa
algunas moléculas de adhesión propias, que participan de forma importante en el fenómeno de
autodirección de linfocitos y que por esta razón se han denominado directinas o adresinas (addressins).
Las principales directinas corresponden a ligandos de la selectina E (por ej. CLA) y a mucinas (CD34,
GlyCAM-1 y MadCAM-1) que interaccionan con la selectina L y con la integrina alfa4/beta7. Una vez
que han ocurrido las primeras fases de la interacción linfocito-endotelio, la adhesión firme de estas
células y extravasación sigue una mecánica similar a la observada en condiciones de inflamación, con la
participación preponderante de integrinas (LFA-1, α4/β7) y sus ligandos (ICAM-1, ICAM-2, MadCAM-1)
Los linfocitos memoria recirculan desde los órganos linfoides secundarios a tejidos no linfoides tales
como la piel o la lámina propia intestinal. Los linfocitos que recirculan preferencialmente hacia la piel
corresponden a células CD45Rpositivo, CD45RAnegativo que expresan el carbohidrato CLA, y muestran
una densidad grande de la integrina VLA-4.
Las células que migran en forma preferencial a la piel no permanecen ahí largo tiempo, sino que, a
través de los vasos linfáticos, migran de nuevo hacia los ganglios linfáticos regionales y de ahí, a través
del conducto torácico, alcanzan nuevamente el torrente sanguíneo, completándose así un ciclo que se
puede repetir en múltiples ocasiones.
Al igual que los linfocitos que recirculan a la piel, los linfocitos de memoria que migran selectivamente
al intestino no permanecen en ese sitio indefinidamente sino que una proporción importante de éstos
migran a los ganglios linfáticos regionales y de ahí el torrente sanguíneo.
En la (Figura 8.7) se muestra un esquema donde se representa la circulación general linfoide y se hace
especial mención a la circulación a través de un ganglio y también a la microcirculación.
Tráfico en
inflamación
Ante un proceso inflamatorio el tráfico de leucocitos es distinto al que se presenta en circunstancias
normales. Básicamente un gran contingente de estas células migra al foco inflamatorio a través de un
proceso preciso pero complejo. La inflamación local consiste precisamente en la extravasación de
líquido y células hacia el lugar de la inflamación, en donde ocurre, en mayor o menor grado, una lisis de
células y destrucción de componentes de la matriz extracelular.
Como consecuencia, los leucocitos migran hacia otros tejidos y órganos abandonando el torrente
sanguíneo y/o retornan a él desde la periferia. En general el proceso es equivalente para neutrófilos,
monocitos o linfocitos aunque es de destacar que las células que primero llegan al foco inflamatorio
son lo neutrófilos.
Adhesión celular inicial.
Rodamiento de leucocitos.
El rodamiento de leucocitos
sobre el endotelio activado es
consecuencia de interacciones
entre moléculas de adhesión
celular que son fácilmente
reversibles y de una avidez tal
que permiten que los
leucocitos se desplacen sobre
la superficie endotelial
permaneciendo adheridos a la
misma (Figura 8.9). Las
moléculas que permiten este
tipo de interacciones son las
mismas que intervienen en la
interacción inicial leucocito
endotelio, principalmente las
selectinas y sus ligandos.
Activación leucocitaria.
La extravasación de leucocitos y posterior migración a través del tejido implican que ocurran
fenómenos de adhesión dinámicos que permitan simultáneamente el movimiento de la célula y su
adherencia. No se conoce con precisión el mecanismo de la extravasación y migración de leucocitos,
pero las integrinas α4/β1, α5/β1 y LFA-1, así como las moléculas CD44 y CD31 parecen estar
involucradas.
La migración de los leucocitos en el intersticio de los tejidos está dirigida por la presencia de
quimiocinas y la densidad de los ligandos de receptores de adhesión en el mismo; la dirección de
migración de los leucocitos está así determinada tanto por el gradiente de concentración de la
substancia que induce atracción de las células (quimiotaxis) como por la región del tejido que sea más
adhesiva para el leucocito
(haptotaxis).
De lo anteriormente expuesto, se
hace evidente que la migración de
células del torrente sanguíneo hacia
focos de inflamación es un
fenómeno en el que participan
múltiples moléculas, de adhesión,
de atracción y de activación celular, las cuales participan en forma secuencial y concertada. En
apariencia el sistema es redundante ya que, por ejemplo, existen varias selectinas o múltiples
quimiocinas involucradas, pero es posible que sea necesaria la participación de muchas moléculas para
que un organismo pueda regular tanto la calidad como la magnitud de un fenómeno inflamatorio, de
tal modo que éste sea lo más ventajoso posible desde el punto vista biológico.
Por todo lo anteriormente expuesto, se puede decir que la migración de leucocitos del torrente
sanguíneo hacia diversos tejidos es un fenómeno que está finamente regulado por tres factores
fundamentales: las moléculas de adhesión expresadas por el leucocito, las expresadas por las células
endoteliales y el tipo de factor activador/quimiotáctico que se está produciendo en ese tejido.
La conjunción de estos tres factores determina el tipo de leucocito que hace la interacción inicial y
posteriormente el rodamiento, la activación, la adhesión firme y la migración transendotelial. La
ausencia de uno de estos factores, por ej. la substancia quimiotáctica, conduciría a que fuese posible la
interacción inicial y el rodamiento, pero no la adhesión firme, con la consecuente desunión del
leucocito del endotelio. Asimismo, la ausencia de moléculas que median la migración transendotelial
conduciría a que fuesen posibles las cuatro primeras fases de la interacción leucocito-endotelio, pero el
resultado final de lo anterior sería también el desprendimiento del leucocito, aún cuando hubiese
ocurrido su firme adhesión al endotelio
Tema 17.
Ganglios
Bazo
linfáticos
Sangre
Médula Tejidos
óses extra-
linfoides
Órganos linfoides. Tráfico leucocitario. Vías de recirculación de linfocitos. Porcentaje de la reserva de linfocitos que
circula hacia los distintos lugares; y tiempos de tránsito promedio
Rodamiento Fase 1 Fase 2 Fase 3 Migración
Activación Adhesión Migración Subendotelial
firme (extra- (diapédesis)
vasación)
Miembros de la superfamilia
de las Inmunoglobulinas
mucinas
Perfiles de
Extravasación de neutrófilos extravasación
Piel distintos en
Mucosa
Linfocitos T tejidos linfoides
Efectores secundarios (a)
(maduros) y terciarios (b)
Extravasación
celular
Linfocitos
atravesando
Endotelio Endotelio
la pared
alto alto
Foco inflamatorio
Daño vascular
Esta es una de las manera de como el sistema inmune interviene eliminando el patógeno ya desde el
inicio de su invasión al organismo con la intervención de macrófagos, neutrófilos y células NK como
parte de la respuesta efectora innata o mediante linfocitos T citotóxicos y otras células como los
linfocitos NKT. De estas células ya se han estudiado sus características básicas y sus sistemas de
reconocimiento y en su caso de activación.
En consecuencia en este capitulo nos limitaremos a estudiar los mecanismos que intervienen en la
función lítica de las mismas. Estás son:
• Macrófagos y neutrófilos
• Linfocitos T citotóxicos (CTL ),
• Células asesinas naturales (NK) y
Por ello, las principales etapas en las que se desarrolla el proceso de citolisis son:
• Fase lítica
propiamente. Esta
etapa que consiste
en el proceso de lisis
propiamente dicho
de destrucción de la
célula blanco. Como
consecuencia de
todo ello la célula
diana experimenta
una serie de
cambios complejos
que conducen a su destrucción. Además, se suele considerar una fase final de
disociación del contacto intercelular en el que la célula efectora se recuperaría para
iniciar un nuevo ciclo lítico, a la par que prosigue la destrucción de la célula diana
(Figura 14.1).
El proceso de reconocimiento y activación es sustancial en la células T citotóxicas de tal manera que hoy
sabemos que estas células no poseen capacidad citotóxica si previamente no se han activado
adecuadamente. Es pues esencial que se produzca el reconocimiento de la célula efectora y de la diana y
que se inicie el proceso de activación para lo cual es necesario que intervengan diferentes moléculas tanto
en la célula efectora como en la célula dina (Figura 14.2). Este proceso ha sido extensamente estudiado en
capitulo anteriores, pero a modo de resumen a continuación se indican las moléculas que intervienen y
entre las que destacan,
Como consecuencia de todas las interacciones celulares arriba indicadas, se producirán una serie de
señales conducentes a la generación de los segundos mensajeros, encargados de trasmitir al núcleo celular
los cambios eventos ocurridos en la periferia del CTL. Estas señales han sido estudiadas en el capítulo
dedicado a activación de los linfocitos y no se expondrán de nuevo en este apartado.
Tras la interacción con las células CTL y diana y la subsiguiente activación de la primera, se evidencian en
ésta una serie de cambios que anteceden de manera inmediata al proceso de lisis que se desarrollará
finalmente.
Se entiende por fase lítica, el proceso de lisis propiamente dicha de la célula diana por parte del CTL.
Esta acción es compleja y pueden intervenir diferentes mecanismos, todos ellos de suma importancia y
sometidos a un estricto
control.
Sin embargo hoy sabemos que el proceso lítico también depende de la intervención del ligando Fas
(FasL) que unido a la membrana de la célula efectora puede interactuar con las moléculas Fas presente
en la célula blanco iniciado una vía lítica de gran importancia. Esta vía lítica que conduce a la muerte
celular por un mecanismo conociendo como muerte celular por apoptosis que se caracteriza porque la
lisis celular aparece como consecuencia de la ruptura del DNA de la células blanco en múltiples
fragmentos. (Figura 14.5)
Hoy sabemos que estos procesos en los que participan la granzimas y el ligando Fas, se desarrollan
normalmente de manera conjunta y que la célula blanco muere como consecuencia de la destrucción de
sus mitocondrias y del DNA nuclear.
Como Granzima, se conocen ciertos componentes todos ellos con actividad serina esterasa y que se
encuentran específicamente en los gránulos de los linfocitos citotóxicos.
Como perforina o proteína formadora de poros (PFP) se conoce una molécula que está constituida
por monómeros de 68-70 kDa que se localizan en los gránulos, y que presenta la propiedad de
interaccionar con fosfolípidos de la membrana plasmática. Cuando se produce, como consecuencia de la
activación celular, la liberación del contenido de los gránulos en la membrana plasmática de la célula
diana, al ponerse en contacto la perforina con el calcio intercelular polimeriza.
Por estos poros penetra también la granzima en las células diana ejerciendo así su efecto citotóxico
sobre ésta. Esta no es la única forma de entrada de la granzima pues también puede intervenir en la
entrada de perforina catión independiente manosa 6-P- receptor (CI-MPR).
La demostración de un nivel adicional de complejidad del proceso citotóxico provino de los estudios de
Russell, al observar que se producía en las células diana una degradación del ADN en múltiples
fragmentos de las subunidades nucleosomales. Este fenómeno podía apreciarse por análisis
electroforético, en algunos casos antes incluso de que se objetivara la permeabilización de la membrana
plasmática.
En función de estos datos se propuso que, como consecuencia del proceso citotóxico, se produce la
activación de endonucleasas de la propia célula diana, por un mecanismo denominado apoptosis.
La interacción del ligando fisiológico (Fas-L) presente en los CTLs con la molécula Fas, presente en las
células diana pone en marcha la cascada de acontecimientos de lisis celular. El proceso de apoptosis consta
de dos fases:
• Una fase primera en la que la célula se programa para morir, activándose las enzimas
proteolíticas encargadas del proceso, denominadas caspasas. La proteína transmembrana, Fas,
una vez se ha unido su ligando FasL, interactúa con un factor intermedio denominado FADD
(factor associated death domain) activando el complejo cisteinil-aspartato proteasas (caspasas).
Se han descrito 11 caspasas en células humanas que provocan una degradación proteica bien
definida hasta llegar a los cuerpos apoptóticos. Algunas caspasas son "iniciadoras" y otras son
"efectoras" del proceso catalítico, actuando sobre otras proteínas directamente responsables de
la fragmentación del ADN, las endonucleasas. Mientras Fas no está unido a su ligando, esta vía
permanece apagada y las caspasas inactivas. La muerte celular se produce después de grandes
alteraciones nucleares, de la membrana plasmática y de las mitocondrias. En el núcleo se degrada
el ADN y se hace visible condensaciones de cromatina nuclear formándose aglomeraciones que se
desplazan hacia la superficie de la membrana nuclear.
• Segunda fase, conocida como degradativa en la que las células muertas son reconocidas y
fagocitadas por los macrófagos.
Además de los componentes arriba indicados, en este tipo de muerte celular tiene también especial
importancia el factor TNF que tras su inducción como consecuencia de todo el proceso de activación de los
CTL, puede ser liberado y después reconocido por ciertos receptores presentes en las células diana y actuar
desencadenando la citolisis de éstas células. De igual manera, esta demostrado que ocurre con el IFN-
gamma que puede intervenir de manera eficaz en la muerte celular.
Si se compara la citotoxicidad mediada por células NK con la producida por los CTL, se observa que son
similares en lo que se refiere al proceso en sí de lisis pero hay ciertas diferencias en lo que a los
procesos de reconocimiento y activación se refiere
Efectivamente la lisis mediada por las células NK puede ser de dos formas en cuanto al sistema utilizado
de reconocimiento. Una es en la que la célula blanco es reconocida de manera indirecta por receptores
Fc y de complemento que a su vez son las estructuras que identifican la célula blanco, La otra forma es
por reconocimiento no directo en el que participan receptores especializados que pueden ser de tipo
activador o inhibidor.
.Aunque, las células NK no expresan receptores de célula T específicos de antígeno (TCR) sí poseen otro
tipo de rectores no específicos de HLA. Las células NK utilizan diversos receptores para reconocer a las
células blanco, tal y como hemos visto en el capítulo dedicado a las células NK. Entre estos receptores
destacan los receptores FcR (CD16) presentes en su membrana celular y que reconocen la fracción
constante (Fc) de las inmunoglobulinas y por ciertos receptores de activación o inhibición, específicos de las
células NK que tienen como ligando moléculas de histocompatibilidad clase I pero de manera inespecífica.
En cualquier caso, el reconocimiento de las células blanco por las células NK, no está restringido por las
moléculas HLA. Por otra parte también es de destacar que a diferencia de las CTL, las células NK no
guardan recuerdo de acontecimientos anteriores y por tanto no se generan células memoria de tipo NK.
Sin embargo, las células NK destruyen células tumorales e infectadas por virus mediante procesos
similares a los que ejercen los linfocitos T citotóxicos.
Las células NK poseen múltiples gránulos que incluyen perforina y granzimas y además poseen FasL en
su superficie e inducen con facilitad la muerte en células blanco que poseen Fas. A diferencia de los CTL,
que requieren activarse antes de la aparición de gránulos, las células NK siempre tienen gránulos en su
citoplasma aunque éstos aparecen y poseen mayor actividad cuando estas células son activadas con IL-
2, en cuyo caso aparecen lo que se viene en denominar células activada por Il-2 (LAK).
Lisis por células NKT
Las células NKT aunque expresan TCR, éste no reconoce péptidos sino que reconoce glucolípidos
presentados por las moléculas CD1, que como se sabe son unas moléculas de histocompatibilidad no
clásica. Estas células expresan ciertos marcadores propios de NK, entre ellos el conocido como CD161. En
definitiva, estas células, aunque se encuentran en muy bajas cantidades en el organismo parece que su
maquinaria citolítica es muy eficiente.
PROCESO DE RECONOCIMIENTO
Estos receptores que están codificados en la línea germinal, no están sometidos a los procesos de
reordenamiento de segmentos génicos como ocurre con las inmunoglobulinas y el TCR. De esta manera
todos los macrófagos exhiben los mismos receptores, los cuales median el reconocimiento de unas pocas
estructuras moleculares, PAMPs, conservadas en grupos muy extensos de microorganismos.
Esto permite a los macrófagos, al tener la posibilidad de reconocer de manera universal a los
microorganismos, poner en marcha un sistema muy eficiente y rápido de defensa. Sin embargo, los
macrófagos carecen de memoria inmunológica y no pueden mejorar su respuesta tras un segundo
contacto con el mismo patógeno. Es de destacar que generalmente este sistema de reconocimiento,
además de conducir al proceso de fagocitosis de microorganismos, hace que estas células
secreten factores inflamatorios igualmente de gran utilidad en la erradicación de la infección.
Además los macrófagos poseen otros receptores de gran importancia, que se caracterizan por reconocer
ciertas estructuras específicas, tales como el extremo Fc de las inmunoglobulinas o ciertos componentes
derivados de la activación del complemento. Todo ello permite el inicio del proceso conocido como
opsonización que conduce en último extremo la destrucción por fagocitosis de los microorganismos
invasores. Entre estos receptores destacan los:
Veremos la función de estos receptores en las diferentes etapas del proceso de activación y lisis en
macrófagos
Los receptores Tipo Toll, se describieron por primera vez en Drosophila (mosca del vinagre) y
posteriormente se encontraron en monocitos, neutrófilos y células dendríticas denominándose
receptores tipo Toll o TLR (Toll-
like Receptors). (Figura 14.8)
Este dominio TIR se asocia a proteínas adaptadoras con un elevado grado de homología como es la
proteína MyD88. Los diferentes TLRs identificados hasta el momento difieren en los ligandos que
reconocen, en el patrón de expresión y probablemente los genes que inducen. En mamíferos se han
identificado hasta el momento diez receptores tipo Toll.
Además, pueden inducir la síntesis de péptidos antimicrobianos con capacidad de lisar microorganismos.
La activación de los TLRs en las células dendríticas induce su maduración, produciendo cambios en la
expresión de receptores de quimiocinas que van a favorecer su movilización a los ganglios linfáticos,
producción de citocinas proinflamatorias (IL12, TNF-alfa) y aumento de la expresión de moléculas
coestimuladoras (CD40, CD80, CD86).
Estos receptores tienen de común el reconocer el extremo Fc de las inmunoglobulinas pero forman una
familia muy heterogénea de miembros, algunos de los cuales tienen actividad inhibidora y otros tienen
capacidad de activación. (Tabla). Funcionalmente todos ellos tiene en común la capacidad de ser
responsable cuando se activan, de iniciar el proceso de fagocitosis de las células que lo poseen,
,macrófagos o neutrófilos, lo cual es de gran importancia en la eliminación de los patógenos que a su vez
han sido identificados por inmunoglobulinas.
Estos receptores pueden ser de cuatro clases que se denominan CR1, CR2, CR3 y CR4 y se caracterizan por
reconocer fragmentos activados del sistema del complemento. Entre estos fragmentos se encuentran el
C3 (C3b) y sus productos de escisión proteolíticos, C3b1, C3d y C3dg. Todo ello conduce a la opsonización
de los microorganismos o células en cuya superficie se encuentran estos productos como consecuencia de
la activación del sistema complemento que como se sabe conduce a la proteólisis del componente
C3. También puede ser reconocido la fracción C4b aunque su capacidad opsonizante es mucho menor que
la expresada por el C3b.
ACTIVACIÓN DE MACRÓFAGOS
Cuando los receptores de los macrófagos arriba estudiado en este capítulo se unen a sus ligandos se inicia
un proceso de activación de los mimos. Este proceso arranca de la fosforilación de la cola citoplasmática de
algunos de ellos o en la mayoría de la fosforilación de proteínas anexas en la membrana que ejercen esa
función.
En definitiva como consecuencia de estos procesos de activación, se van a activar genes de citosinas,
receptores de citocinas, moléculas de histocompatibilidad, y la mayoría de los elementos que participaran
en la lisis de los gérmenes responsables del proceso de activación.
Es de destacar que este proceso de activación generalmente ocurre en un foco inflamatorio formando
parte de la respuesta innata y que además sirve de estímulo para el inicio de la respuesta adaptativa, no
olvidemos que por ejemplo los macrófagos son unos excelentes presentadores de antígenos a los linfocitos
T.
El proceso lítico se macrófagos se inicia cuando los distintos tipos de receptores han reconocido las
estructuras en los microorganismos o células que serán destruidas posteriormente bien intracelularmente,
para lo cual es necesario su fagocitosis previa, o bien de manera externa en cuyo caso es necesario la
liberación de los factores necesarios para ello.
Opsonización
El proceso por el cual los receptores Fc como los del complemento presentes en los macrófagos
reconocen respectivamente a las inmunoglobulinas o partícula de complemento respectivamente, en la
membrana de otras células o microorganismos se denomina opsonización. Mediante este proceso no solo
se reconoce a la sustancia extraña sino que también los receptores implicados inician un proceso de
activación del macrófago. Este proceso puede dar lugar al paso siguiente que es la fagocitosis.
Fagocitosis
Dentro de los fagosomas los patógenos son sometidos a la acción de dos sistemas citotóxicos de distinta
naturaleza: Uno dependiente de la producción de sustancias oxidantes derivadas del oxígeno
(intermediarios reactivos del oxígeno, IRO) y el otro, independiente del oxígeno en las que
intervienen diversas enzimas y sustancias con capacidad bactericida.
Mediadores dependientes de oxígeno. Estos derivan del anión superóxido e incluyen: el anión superóxido,
peróxido de hidrógeno, anión hipoclorito, radical hidroxilo entre otros. Estos productos se forman en la
explosión respiratoria que sigue a la activación de la NADPH oxidasa de membrana tras la fagocitosis. En
los fagosomas y en la superficie celular el anión superóxido se convierte mediante la superóxido dismutasa
en H2O2. El anión superóxido y el H2O2 son agentes con gran poder bactericida y pueden causar daño
celular si salen de los fagosomas.
En estos casos el H2O2 es destruido por un enzima citoplasmática llamada glutatión peroxidasa. En la
actividad bactericida del H2O2 está implicada la mieloperoxidasa, enzima que en presencia de iones haluro
convierte el H2O2 en ácido hipohalúrico. Como el cloruro es el haluro más abundante en los sistemas
biológicos, se produce ácido hipoclórico, que es un agente bactericida muy potente.
El H2O2 se puede reducir mediante la reacción de Haber-Weiss y formar el radical hidroxilo (OH-),
altamente tóxico. Finalmente se expone (Figura 14.11) una visión general donde se observa que los
macrófagos forman parte de la respuesta inmune innata y la respuesta adaptativa en sus dos vías, humoral
y celular.
Las mutaciones en cualquiera de los genes que codifican a los componentes de NADPH oxidasa dan origen
a una patología conocida como enfermedad granulomatosa crónica, caracterizada por la incapacidad de
los fagocitos para producir anión óxido. Ello se asocia con infecciones bacterianas y micóticas recurrentes,
que pueden causar la muerte del paciente, si o se instaura a tiempo el tratamiento adecuado.
Mediadores independiente del oxigeno. De entre estos mediadores destacan diversos componentes,
todas ellas con gran capacidad de ataque a componentes de microorganismos. Entre ellos destacan ciertas
metaloproteínas, lisozima, lactoferritina y otras. Tanto los macrófagos como los neutrófilos, pueden
producir y secretar también TNF-alfa de gran capacidad lítica.
En suma, son numerosos y muy variados los mecanismos microbicidas utilizados por los macrófagos y por
los neutrófilos. Básicamente, al llegar los microbios al medio interno tras sobrepasar la epidermis, se
encuentran a los macrófagos y se forma un foco inflamatorio, pero en definitiva los macrófagos o los
neutrófilos reconocen al microorganismo invasor mediante los receptores inespecíficos tipo toll o aquellos
receptores que reconocen fracciones del complemento o los que reconoce el extremo Fc de la IgG .Como
consecuencia por una u otra vía, los gérmenes son fagocitados y destruidos bien por los mediadores
dependiente o independiente del oxígeno.
14 CITOTOXICIDAD
J.M.Lozano,R.Tarazona y J.peña
Desde que se definió el fenómeno de citolísis, es sabido que la función citotóxica exige
de una actividad metabólica activa de la célula a temperatura fisiológica, no implica la síntesis
"de novo" de proteínas, y requiere tanto la presencia de cationes divalentes (Ca2+ y Mg2+) como
la integridad del citoesqueleto.
Las diferentes fases del proceso lítico están reguladas por diversos tipos de receptores
con acciones a veces contrapuestas, y el efecto final es la consecuencia del equilibrio que en
cada momento se alcance. El proceso lítico es una acción que se desarrolla en fases
sucesivas que se inicia con el reconocimiento de las células implicadas en el proceso y
termina con la lisis de la célula diana.
Las principales etapas en las que se desarrolla el proceso de citolisis son las siguientes:
Fig.:14.1
2 Fase de activación de la célula efectora. La interacción de los
receptores de superficie con sus ligandos determina la transducción de
señales a la célula que conllevan la generación de segundos
mensajeros, la aparición de cambios estructurales y la exocitosis del
contenido de los gránulos de secreción al espacio intercelular, tras la
fusión de los mismos con la membrana plasmática.
Existen muchas formas de citotoxicidad mediada por células según la célula que
intervine, principalmente participan célula NK o CTL (Figura 14. 3).
Fig.:14.3
FASE DE ADHESIÓN
INTERCELULAR.
De forma esquemática,
se admite que la fase de contacto
y adhesión intercelular implica la
participación coordinada de dos
tipos de receptores, el primero
determina la especificidad-
/selectividad de la interacción,
mientras que el segundo grupo
desempeña un papel
complementario, no menos
específico.
TABLA 14.1
Células responsables de citotoxicidad y su regulación por MHC
Células Regulación
Citotoxicidad
implicadas por MHC
mediada por células CTL Si
dependiente de acs (ADCC) NK No*
NK, CTLy MÆ No
Las células NK utilizan diversos receptores para reconocer a las células blanco, tal y
como hemos visto en el capítulo dedicado a las células NK. Entre estos receptores destacan el
CD16, ciertos receptores de activación y otro grupo recientemente descrito de receptores que
tienen como ligando moléculas de histocompatibilidad clase I (Tabla 14.1).
Los estudios ultra estructurales de las células citotóxicas, tras la interacción con la
célula diana, demuestran una serie de cambios que se relacionan directamente con la actividad
lítica, muchos de ellos ya han sido estudiados en capítulos anteriores. Sin embargo hemos de
considerar de manera específica que la preparación de las células efectoras para la lisis de una
célula diana, implica al menos tres aspectos de especial importancia. Estos son:
Por otra parte, la activación celular pude inducir la biosíntesis y secreción de citocinas,
particularmente IFN-gamma y TNF-alfa.
TABLA 14 .2
Factores citolíticos liberados por los linfocitos Tc
Factor Efecto
Perforina Formación de poros
Granzyme Acción de serina proteasa
TNF-β Inducción de apoptosis
FASE LÍTICA.
Los linfocitos T citotóxicos y las células NK destruyen las células dianas a través de la
liberación de los factores citotóxicos tales como perforina y granzymes mediante el proceso de
exocitosis de los gránulos donde se encuentran almacenados (Tabla 14.2). La consecuencia es
la muerte celular de la célula blanco por necrosis. Sin embargo existe otra vía de lisis celular,
conocida como apoptosis e implica la participación del receptor de superficie FasL de la
célula efectora que tras su unión al receptor Fas de la célula diana induce su muerte por
fragmentación de su DNA (Figura 14. 4).
Fig14.4
Fig.:14.5
Enzimas granulares.
Se ha demostrado que dentro de los gránulos se encuentran ciertos componentes como
son varias serina esterasas, denominadas descriptivamente granzymes o fragmentinas, que se
expresan específicamente en linfocitos. Otras enzimas detectadas en los gránulos son:
carboxipeptidasas, catepsina D, aril-sulfatasa y beta-glucuronidasa. También se han identificado
proteoglicanos, y dos proteinas denominadas TIA-1 o nucleolisina y TIAR (TIA-related), que unen
poliadenilato.
Perforinas.
Además en estos gránulos se encuentran la proteína, denominada perforina o proteína
formadora de poros (PFP). Esta molécula está constituida por monómeros de 68-70 kDa que se
localizan en los gránulos, y presenta la propiedad de interaccionar con fosfolípidos de la
membrana plasmática. El resultado es la exocitosis del contenido de los gránulos en la
membrana plasmática de la célula diana. Al ponerse en contacto la perforina con el calcio
intercelular polimeriza. La polimerización de varias subunidades de perforina forma estructuras
tubulares (aprox. 16 nm de diámetro), identificables por microscopía electrónica, que constituyen
canales y permeabilizan la membrana plasmática. Los canales de perforina, hacen que la célula
diana sea incapaz de regular los niveles de agua e iones, produciéndose un desequilibrio
osmótico y su lisis. Las propiedades funcionales de la perforina son similares a las del
componente C9 del sistema de C,' que forma parte del MAC y, de hecho, se aprecia al comparar
la estructura de ambos genes cierta homología estructural en una parte de la secuencia. Por
estos poros penetra también la granzyme en las células diana ejerciendo así su efecto citotóxico
sobre esta. Esta no es la única forma de entrada de la granzyme pues también puede intervenir
en la entrada de perforina catión independiente manosa 6-P- receptor (CI-MPR).
TABLA 14.3
Principales diferencias entre los procesos de necrosis y apoptosis.
La interacción del ligando fisiológico (Fas-L) con la molécula Fas pone en marcha la
cascada de acontecimientos de lisis celular (Fig.14.6).
Fig.:14.6
Del mismo modo que las células NK y linfocitos T CD8+, los macrófagos poseen capacidad
citolítica de otras células o incluso detritos celulares o células en proceso de muerte. Especialmente los
macrófagos poseen capacidad de destruir microorganismos una vez fagocitados o bien de manera
extracelular (Figura 14.7).
Fig.:14.7
Fig.:14.8
Receptores de Macrófagos
Los macrófagos poseen receptores de diferente tipo que hacen posible el fenómeno de
reconocimiento, entre ellos destacan:
1. Receptores Fc (FcRI y FcRIII de alta afinidad) y así pueden ser dirigidos contra
células recubiertas de anticuerpos, participando en las reacciones líticas por
ADCC.
2. Receptores depuradores o “scavenger” y
3. Receptores tipo TOLL
4. Receptores inhibidores (ILT y otros)
TABLA 14.4
Receptores “scavenger” o depuradores
Reconocen Función
Lipoproteínas de baja Eliminar microorganismos, tejido dañado, células
densidad envejecidas.
LPS Eliminar bacterias
Polisacáridos Adhesión a tejidos.
Oligonucleótidos. Reconocimiento tejidos dañados.
TABLA 14.5
Principales receptores endocíticos
Receptores endocíticos Ligandos
Receptores depuradores (scavenger) LPS, acido lipoteicoico, dsRNA
LPS
Receptor de manosa Manosa en bacterias Gram+/- y hongos
Receptor de glucano b1,3 glucano
CD14 LPS, peptidoglicano
La activación de los receptores endocíticos pone en marcha las diferentes fases del proceso de
fagocitosis, que resulta en la ingestión y destrucción de las partículas o microorganismos
fagocitados. Entre los principales receptores implicados en el proceso de endocitosis destacan
los receptores depuradores (scavenger receptors) presentes principalmente en macrófagos y que
participan en la eliminación de microorganismos y de lipoproteinas modificadas (oxidadas o
acetiladas) (Tabla 14.4), los receptores de manosa y los receptores de glucano presentes
también en células dendríticas. Los principales receptores endocíticos así como sus ligandos
están representados en la Tabla 14.5 y Figura 14.9.
Fig.:14.9
Entre los receptores activadores destacan el receptor de LPS (CD14) y los receptores Tipo Toll
(Toll-like Receptors, TLR). Los receptores Toll se describieron por primera vez en Drosophila
(mosca del vinagre) y participan en la respuesta inmune frente a hongos induciendo la síntesis de
péptidos antimicrobianos. Posteriormente se describieron sus homólogos en mamíferos
denominándose receptores tipo Toll (Toll-like Receptors, TLR). Poseen especificidad en el
reconocimiento de Patrones moleculares asociados a patógenos (PAMPs) y se ha demostrado
que juegan un papel importante en la iniciación de la respuesta inmune. En mamíferos, los TLRs
se expresan en diferentes células del sistema inmune como neutrófilos, macrófagos y células
dendríticas, además se ha detectado su presencia en algunas subpoblaciones de linfocitos. Se
localizan en la membrana de las células de la respuesta inmune innata y tras la fagocitosis de
microorganismos los TLR pueden movilizarse y encontrarse en fagosomas (Figura 14.10).
Los TLRs son proteínas transmembrana tipo I. Los dominios extracelulares poseen
repeticiones ricas en leucina y presentan una estructura muy conservada entre insectos y
humanos. El dominio intracelular tiene homología con el de los receptores para IL-1 y se
denomina TIR (Toll-IL-1R). Este dominio TIR se asocia a proteínas adaptadoras con un
elevado grado de homología como es la proteína MyD88.
Tipo Ligandos
TLR1 Lipoproteínas
TLR2 peptidoglicano, lipoproteínas
TLR3 dsRNA
TLR4 LPS, ácido lipoteicoico
TLR5 flagelina bacteriana
TLR6 Peptidoglicano
TLR7 Desconocido
TLR8 Desconocido
TLR9 CpG DNA
TLR10 Desconocido
La activación del TLR, tras reconocer a su ligando específico, induce una cascada de
señales intracelulares. Los TLRs interaccionan a través de su dominio TIR con la proteína
adaptadora MyD88. MyD88 se une por su dominio de muerte a IRAK, una serin treonin kinasa,
que se autofosforila. Tras la unión de IRAK con TRAF6 se inicia la cascada TRAF6-IkK. IkK
activado fosforila IkB e induce su degradación y la liberación de NFkB que se transloca al núcleo
e inicia la transcripción y síntesis de genes. La activación de los TLR estimula la producción de
citoquinas y quimioquinas, así como inducen la expresión de moléculas co-estimuladoras.
Además, pueden inducir la síntesis de péptidos antimicrobianos con capacidad de lisar
microorganismos (Fig.14.11).
Fig.:14.11
Fig.:14.12
Opsonización.
receptores. Una vez unidas a la membrana, las partículas son ingeridas mediante pseudópodos
e incluidas en una vesícula ligada a la membrana llamada vacuola fagocitaria o fagosoma.
Fig.:14.13
Finalmente se expone (Figura 14.14.) una visión general donde se observa que los
macrófagos forman parte de la respuesta inmune innata y la respuesta adaptativa en sus dos
vías, humoral y celular.
Fig:14.14
BIBLIOGRAFÍA
Parte de los factores del complemento potencian la inflamación y la fagocitosis y actúan produciendo la
lisis de microorganismos, lo cual es de una gran importancia en la defensa del organismo,
esencialmente como parte de la respuesta innata. El complemento es especialmente importante frente
a gérmenes gram negativos que pueden ser directamente lisados por anticuerpos y complemento.
La mayor parte de los factores del complemento son proteínas plasmáticas y una pequeña parte de ellos
son proteínas de membrana. La mayoría de los factores del complemento se nombran con una letra
seguida de un número (C1, C2, C3 entre otros) y otros poseen nombres propios (factor B, properdina,
etc.). Desgraciadamente los factores no se han descubierto en el mismo orden que indica su numeración
y este es uno de los elementos más incómodos a la hora de estudiar el complemento. Por ejemplo, a la
activación de C1 sigue la de C4 y C2. Muchos de los componentes del complemento (C2, C3, C4, C6, C7,
C8, Factor B y Factor I) son polimórficos. Es decir, que aunque estas moléculas se encuentran en todos
los individuos, no son idénticas en todos ellos existiendo diferencias alélicas de unos a otros. Estas
diferencias se acentúan entre poblaciones y razas distintas.
El hepatocito es el principal productor de factores del complemento. También los macrófagos activados
producen la mayoría de los factores del complemento en el foco inflamatorio, lo que es de gran
importancia porque así se garantiza la presencia de factores del complemento en el foco inflamatorio.
Las citocinas inflamatorias (IL1, IL6 y TNF) e IFN-γ incrementan la íntesis
s de algunos factores del
complemento en el hígado.
La activación del complemento puede iniciarse de tres formas distintas dando lugar a lo que se viene en
denominar las tres vías del complemento. Estas son:
• la vía clásica,
• la vía alternativa y
• la vía de las lectinas.
La vía clásica se inicia
por la unión
antígeno/anticuerpo, la
vía alternativa por las
membranas bacterianas
directamente y la vía de
las lectinas por manosa de
polisacáridos presentes
generalmente en la
superficie de bacterias. En
todos estos procesos
de activación se llega a un
paso en el que C3 se
escinde en C3a y C3b.
Después el C5 se escinde
en C5a y C5b. El C5b es el
primer factor de la
llamada vía terminal o
lítica, en la que confluyen las tres vías del complemento mencionadas (Figura 13.2) .
El complemento es un sistema muy eficiente para luchar contra las infecciones. Una vez iniciado se
produce una amplificación progresiva de las reacciones que lo convierte en un fenómeno imparable
hasta que consigue el objetivo de aniquilar al microorganismo que lo puso en marcha. La iniciación por
error de esta cadena de reacciones acarrearía serias consecuencias para la salud. Por este motivo no es
de extrañar que existan tantas factores encaminados a controlar el sistema como factores tiene el
propio complemento. A pesar de ello el complemento entra a veces en un círculo vicioso de activación
que puede terminar con la vida del individuo. Este es el caso de la coagulación intravascular diseminada,
aunque como indica su nombre están involucrados otros sistemas, como el de la coagulación, de las
kininas y el fibrinolítico.
(Figura 13.3).
El primer factor de esta vía, es el C3, se está activando permanentemente pero a una tasa muy
moderada. Esta baja tasa de activación de C3, junto con otros factores de control hace que la vía no se
dispare y se amplifique indebidamente. La activación y amplificación ocurren solamente en presencia de
ciertos agentes, principalmente bacterias. Por ello distinguimos dos situaciones en esta vía: en estado
de reposo y en estado
de activación.
La vía alternativa en
estado de reposo
En el plasma existen
enzimas naturales que
escinden lentamente a
C3 en un proceso
denominado
"marcapasos de C3".
Como consecuencia de
esta lisis queda un
pequeño fragmento
C3a y otro mayor C3b.
En este queda un
enlace tioéster
expuesto. En ausencia de infección el C3b permanece en la fase fluida y se combina con una molécula de
agua, quedando así el enlace tioéster hidrolizado y el C3b inactivado (Figura 13.4) .
C3b, como todos los factores del complemento, se encuentra tanto en la sangre como en todos los
tejidos del organismo. En cualquier parte del organismo, por tanto, está efectuándose
permanentemente la escisión lenta de C3 descrita en
el apartado anterior. La aparición en la escena de un
microorganismo apropiado cambia el destino de C3b
pues en vez de entrar en una vía de catabolismo
forma un enlace covalente con la superficie del
germen que amplifica la vía alternativa (Figura 13.5)
.
Sobre el factor C3bB actúa el factor D del suero, que tienen actividad serinesterasa sobre B. La escisión
de un pequeño fragmento de B (Ba) deja sobre la superficie del germen el complejo C3bBb, que ahora
tiene vida media de 1 minuto (Figura 13.4).
Este complejo C3bBb se denomina convertasa de C3 de la vía alternativa porque posee poder hidrolítico
sobre C3, el factor más abundante del complemento. La acción sucesiva de C3bBb sobre muchas
moléculas de C3 del entorno produce gran cantidad de fragmentos de C3b que quedan adheridos a la
superficie del germen. El germen termina siendo opsonizado por cientos o miles de moléculas de C3b, es
decir, es "marcado" para que sea fácilmente reconocido y fagocitado por células fagocitarias, que
poseen receptores para este C3b. En paralelo a la liberación de C3b se producen fragmentos de C3a de
gran importancia funcional como veremos después.
Existe todavía otro factor, la properdina, que se une a C3bBb para dar el complejo C3bBb properdina
(C3bBbP), que adquiere ahora una vida media de 5 minutos. Antiguamente a esta vía se le llamaba de la
properdina. Como se puede observar, los factores del complemento se van estabilizando
progresivamente sobre la superficie del germen adquiriendo cada vez vida media más larga.
Cuando C3bBb se acopla con otra molécula de C3b se forma el complejo C3bBb3b que posee actividad
enzimática sobre el factor C5. La escisión de C5 es el primer paso de la vía lítica que concluye con la
formación del complejo de ataque y perforación de la membrana como se verá más adelante.
Vía clásica
Se inicia en la superficie de una célula o bacteria cuando a ella se unen anticuerpos (unión Ag-Ac) y en
consecuencia se active la fracción C1. y siempre que el anticuerpo que participe en ello sea del tipo IgM
o IgG de las clases IgG1, IgG2 o IgG3. En el caso de la IgG (monomérica) se necesitan al menos dos
complejos Ag-Ac cercano para que las fracciones Fc de la IgG unan y activen el factor C1. En el caso de la
IgM (pentamérica) solo es necesario un complejo Ag-Ac. La unión de la Ig al antígeno, induce un cambio
conformacional en los dominios de la región Fc que permite la unión del factor C1
El factor C1 está compuesto por tres subunidades proteicas, C1q, C1r y C1s. El C1q está formado
por cadenas polipeptídicas idénticas, cada una de las cuales posee un extremo fibroso y otro globular
por donde reconoce a la región constante de los anticuerpos (Figura 13.6). Los C1r y C1s son
serinproteasas. El complejo C1 esta formado por una molécula de C1q, dos de C1s y dos de C1r.
La subunidad C1q es por donde se fija al extremo Fc del anticuerpo. Este fenómeno pone en marcha la
cascada de reacciones. C1q va a activar a dos subunidades C1r, que actuará sobre dos C1s que,
adquieren actividad de esterasa de tipo serina, responsable de iniciar las fases siguientes. Para que se
produzca la activación de C1q, éste debe estar unido por su región globular al menos a dos moléculas de
IgG mientras que en el caso de la IgM pentamérica una sola molécula es suficiente (Figura 13.7).
Un aspecto importante para entender algunas patologías en las que se activa el complemento de forma
anómala es que C1 solamente se activa cuando las regiones constantes de las inmunoglobulinas a las
que ha de unirse se encuentran a una distancia apropiada sobre una superficie estable. Esto explica por
qué el complemento no se activa por complejos antígeno-anticuerpo solubles en la sangre y en los
líquidos biológicos. Por el contrario, en algunas enfermedades autoinmunes los complejos antígeno-
anticuerpo van depositándose lentamente a lo largo de los años en los filtros biológicos hasta que el
factor C1 acaba por encontrar las condiciones idóneas para depositarse sobre dichos complejos y
activarse. Estos órganos terminan siendo dañados por el complemento, sin tener nada que ver con la
reacción inmune que ha dado lugar a los complejos.
La activación de C1q provoca que una molécula de C1r del complejo C1qr2s2 pierda por autocatálisis un
fragmento de bajo peso molecular, quedando activada. Esta molécula activa a la otra molécula de C1r.
Las dos moléculas de C1r atacan a las dos moléculas de C1s liberando sendos fragmentos de bajo peso
++
molecular, dejando expuestos sus dominios catalíticos. La activación de C1 es Ca dependiente. De esta
forma C1s se convierte en un enzima del tipo serin-proteasa cuyo substrato son los factores C4 y C2.
Activación de C4 y C2
C1s (del complejo C1q2r2s) actúa sobre la cadenaα de C4 produciendo su escisión en dos fragmentos,
uno pequeño C4a que es una anafilotoxina de baja actividad y otro mayor C4b, que se une por enlace
covalente de tipo éster o amida a la superficie celular. La vida media de C4b es tan solo de milisegundos
y esto representa un mecanismo de seguridad para que la reacción solamente progrese si se realiza
sobre la superficie de un germen y otra célula.
C1s también actúa sobre C2, provocando la escisión de esta molécula en dos fragmentos, uno pequeño
C2b, sin actividad de anafilotoxina, y otro mayor C2a. Este último se une al C4b para formar sobre la
superficie del germen el complejo C4b2a. Este complejo tiene actividad esterásica y su substrato es el
C3 por lo que a C4b2a se le llama convertasa C3 de la vía clásica (Figura 13.8)
La unión de C2a a
C4b da estabilidad
al complejo C4b2a
que pasa a tener
una vida media de 5
minutos. De esta
manera se observa
como tanto en la vía
alternativa como en
la clásica a medida
que progresan las
reacciones no sola-
mente se amplifica el fenómeno sino que sus componentes se van haciendo más estables sobre la
superficie celular.
El complejo C4b2a, con centro activo en C2a, actúa sobre la cadena alfa del factor C3 que se transforma
por proteólisis en dos fragmentos, uno pequeño la anafilotoxina C3a, que pasa al medio líquido, y C3b
que se une a la membrana celular mediante enlace de tipo éster o amida. El germen se ve
progresivamente rodeado por cientos o miles de fragmentos C3b para el cual tienen receptores los
fagocitos. El germen es así opsonizado, o lo que es igual, "marcado" para ser reconocido, interiorizado y
destruido por lo fagocitos, siendo este el mecanismo de muerte más importante del complemento. La
fagocitosis de células mediada por C3b ilustra mejor que ningún otro fenómeno el paralelismo de las
vías alternativa y clásica del complemento.
En un ambiente en el que se generan grandes cantidades de C3b uno de estos fragmentos se acopla con
el ya existente en la membrana, C4b2a, para dar el complejo C4b2a3b, que tiene actividad enzimática
sobre C5 y se llama por eso convertasa de C5 de la vía clásica.
La escisión de C5 en sus dos componentes es la última reacción del complemento que implica hidrólisis
de fragmentos y la unión de C5b a la membrana es el primer paso de la vía lítica del complemento que
culminará en la formación del complejo de ataque a la membrana como veremos más abajo.
Vía de la lectina
La función que C1q cumple en la vía clásica es reemplazada en esta vía de la lectina por una proteína
sérica de origen hepático de la familia de las colectinas llamada proteína fijadora de manosa (MBP,
mannose-binding protein) que puede reconocer restos de manosa en los polisacáridos de membrana de
una gran variedad de gérmenes (bacterias, hongos, protozoos y virus). Por tanto esta vía puede
activarse en ausencia de anticuerpos y por tanto se puede poner en marcha incluso en individuos que
no han sido previamente inmunizados.
La estructura básica de la MBP se puede polimerizar en grado variable pero su actividad biológica
requiere al menos el grado de complejidad del tetrámero. El extremo lectina reconoce la manosa en la
superficie de los gérmenes y el extremo colágeno activa la cascada del complemento, si bien puede
llevar a cabo otras funciones efectoras. La MBP es por tanto estructural y funcionalmente muy parecida
a C1q.
La MBP se encuentra en suero asociada a una proteína con actividad enzimática parecida a C1s
denominada MASP (MBP-associated binding protein, proteína asociada a MBP). MASP adquiere
actividad enzimática cuando el extremo lectina de la MBP reconoce a la manosa sobre la superficie de
gérmenes. MASP activada escinde a C2 y C4 de forma similar a como lo hace C1s, progresando entonces
la cascada del complemento de forma idéntica a cómo lo hace en la vía clásica. MASP existe en cuatro
formas (MAS-1, 2, 3 y Map), si bien la más importante funcionalmente es la MASP-2.
Por el efecto de estas enzimas cientos o miles de fragmentos de C5b se une a la membrana y cada uno de
ellos capta desde la fase fluida circundante los fragmentos C6 y C7 que ya adquieren actividad
quimiotáxica y de fijación a membranas.
Si al complejo C5b67 se une la fracción C8 el complejo C5b678 adquiere capacidad citolítica gracias a que
C8 modifica su configuración espacial para ofrecer zonas hidrofóbicas que facilitan su inserción en la
membrana. Este complejo adquiere capacidad para interactuar con el factor C9 formando el complejo
C5b6789 (Figura 13.10).
Las moléculas de C9 (en número de 1 a 18)
sufren cambios y presentan más zonas
hidrofóbicas que aceleran la penetración de
este complejo en la membrana. El complejo
C5b6789 recibe el nombre de complejo de
ataque a la membrana. La polimerización de C9
crea cientos o miles de poros que ponen en
contacto directo el medio intra y extracelular
(Figura 13.11). Estos poros permiten el
intercambio masivo de sales, iones y agua a una
tasa tal que las bombas biológicas son
incapaces de mantener los gradientes de
concentración trans- membrana y por tanto
Las moléculas C2, C4 y el factor B (Bf) son codificadas por genes ubicados en el cromosoma 6, entre los
loci HLA-B y HLA-DR. Los factores B y C2 son codificados por un solo locus y existen dos loci para C4, C4a y
C4b.
En el brazo corto del cromosoma 1 del hombre se localizan los genes que codifican las cadenas alfa y beta
de C8 y de C1q. Los genes C6 y
C7 (originados por duplicación)
se encuentran en el cromosoma
5.
• Citolítica,
• Anafilotóxica,
• Quimiotáxica y
• Facilitadora de la fagocitosis (opsonización)
A estas acciones se pueden unir otras tales como como funciones de aclaramiento de inmunocomplejos y
apoyo a la activación de linfocitos B. En suma, todas estas acciones hacen que el complemento sea un
factor fundamental potenciando la inflamación por diferentes mecanismos, fenómeno básico en la
defensa frente a infecciones. A continuación se analizan cada una de estas funciones.
La lisis directa de un gran número de bacterias, tales como bacteridium, salmonella, shigella, escherichia,
vibrio, treponema y otras, se desarrollan por los cambios electrolíticos y osmóticos que producen cientos
o miles de poros formados por el complejo de ataque a la membrana C5b6789 (MAC) que ha sido
analizado en apartados anteriores cuando ha sido estudiada la vía lítica del complemento. Este proceso
de destrucción directo mediada por el complejo de ataque a la membrana se denomina citotoxicidad
dependiente del complemento.
Como hemos vistos a lo largo de las vías del complemento algunos factores tras su activación se asientan
de forma estable sobre la superficie de los gérmenes. Los gérmenes quedan así opsonizados, un término
que etimológicamente significa “marcado para ser
comido”.
Los receptores involucrados en el reconocimiento de opsoninas son CR1, CR3, CR4 y C1qR (CR,
complemento receptor). CR2 no está involucrado en este proceso porque se expresa en células que no
son fagocitarias “profesionales”. Tampoco están involucrados C3aR ni C5aR porque sus ligando no quedan
en ningún momento fijados sobre la superficie celular. No obstante C3a y C5a juegan un papel importante
en la inflamación porque las células en las que se expresan sus receptores están muy relacionadas con
este proceso.
Acción anafilotóxica del complemento
En algunos de los pasos de las vías del complemento se liberan pequeños fragmentos, como son C3b, C4b
y C5b, con importantes funciones inductoras de inflamación por su acción estimulante de células cebadas,
con lo que estas liberan mediadores
responsables de reacciones
anafilácticas.
También ciertos factores liberados en las reacciones del complemento poseen acciones quimiotácticas,
atrayendo células al foco inflamatorio donde se están produciendo. Entre ellos destaca el fragmento C5a
frene al cual las células fagocitarias poseen receptores de forma que cuando en un foco de infección se
liberan y se difunden se movilizan los fagocitos hacia ese
lugar.
Aclaramiento de inmunocomplejos
Dado el gran potencial lesivo del sistema del complemento, éste debe de encontrarse estrechamente
regulado por diversos mecanismos y moléculas (Tabla 13.2), al objeto de es evitar la lisis de las células
autólogas del individuo donde asienta. El mecanismo más simple de regulación es la baja concentración y
labilidad de muchos de sus factores, sin embargo existen factores que actúan regulando la cascada de l
complemento en distintos puntos estratégicos. Los principales puntos de acción de estos factores se
encuentran inhibiendo el C1, el C4, el C3 o inhibiendo el MAC.
Inhibición de C1. En este fenómeno interviene el inhibidor de la C1 esterasa (C1inh) que bloquea la
formación de C3b convertasa de la vía clásica por su capacidad de unión y neutralización de los
fragmentos C1r y C1s. En los casos de deficiencia en C1inh aparece el edema angioneurótico hereditario,
porque el C1 activado degrada elevadas cantidades de C2 produciendo un acumulo de C2b. Este factor es
degradado anormalmente por plasmina lo que da lugar a C2-Kinina que es un potente vasodilatador y
aumenta la permeabilidad vascular produciendo los edemas característicos del cuadro clínico
mencionado.
Inhibición de C4. El C4 puede ser inhibido por el factor C4BP (C4-binding protein) tiene la capacidad de
captar C4b facilitando su disociación del complejo C4b2a e inhibiendo, por tanto, la actividad de
convertasa de C3.El factor I (FI) es una esterasa de tipo serina que circula en forma activada. El C4b
disociado es susceptible de ser atacado por el factor I y ser degradado en C4c y C4d.Los receptores de
membrana DAF (factor acelerador de la degradación) y la MPC (cofactor proteínico de membrana) se
encuentran ampliamente distribuidos en células inmunes y no inmunes. Tienen la capacidad de inhibir la
unión, facilitar la disociación de C4b y C2a (DAF) o favorecer que el factor C4b pueda ser degradado por el
FI (MCP). Estos receptores son de gran importancia en los mecanismos de prevención de lisis de las células
autólogas.
Inhibición de C3. La regulación de C3, al ser éste el factor central en la activación del complemento, es
probablemente el mecanismo de regulación más importante. En este sentido interviene: El factor H (FH)
es una proteína plasmática homóloga que tiene la capacidad de unir C3b en la fase fluida. Otro regulador
importante es el Factor I que ataca entonces C3b liberando una pequeña fracción C3f y convirtiéndolo en
iC3b.
Un defecto en este tipo de regulación acontece en un tipo de glomerulonefritis (membranosa tipo II), en
la que aparecen autoanticuerpos (factores nefríticos) que se une al complejo C3bBb, estabilizándolo y
haciéndolo resistente a la acción de FH. Los receptores de membrana CR1, DAF y MCP actúan sobre el C3b
de forma semejante a su actuación sobre C4b: inhiben la unión o facilitan la disociación C3bBb (CR1, DAF)
o actúan como cofactores del factor I en la degradación de C3b unido a la membrana (CR1, MCP). En este
caso C3b también se degrada a iC3b, sobre el que el factor I puede seguir ejerciendo su actividad catalítica
originando las fracciones C3c y C3dg.Todos estos mecanismos inhiben la capacidad de C3b de formar
convertasa de C5, así como de que C3b medie la adherencia celular. Sin embargo iC3b sí mantiene la
capacidad de adherencia a células fagocíticas por los receptores de estas células para iC3b (CR1, CR3 y
CR4)
Se piensa que los factores reguladores DAF, HRF y CD59actúan exclusivamente en la inhibición de la lisis
de las células del propio organismo donde asientan. Estas proteínas de membrana se detectan
fundamentalmente en eritrocitos y células endoteliales que son las células que se encuentran en mayor
peligro de autolisis por el complemento.
En la enfermedad hemoglobinuria paroxística nocturna hay un defecto congénito de DAF, HRF y CD59
produciéndose una anemia debido a la lisis de los hematíes, lo cual ocurre frecuentemente durante la
noche. Lógicamente los gérmenes no presentan en sus membranas moléculas reguladoras de la autolisis
por lo que no pueden protegerse de los efectos líticos del complemento. Esto determina, por tanto, un
mecanismo rudimentario de discriminación entre lo propio y lo no propio.
En algunos gérmenes la simple presencia de una cápsula puede ser un mecanismo de resistencia al
complemento. Otros gérmenes presentan proteínas de membrana que impiden el desarrollo del MAC o
enzimas que degradan los factores del complemento o liberan factores proteicos que inactivan las
convertasas de C3, etc.
BIBLIOGRAFÍA
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o Nonaka M, Yoshizaki F. Evolution of the complement system. Mol Immunol. 2004, 40:
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• Al “unirse a la acción”, muchos factores del complemento son escindidos
proteolíticamente en dos fragmentos “a” y “b”.
• Los fragmentos “b”, normalmente más grandes se unen al complejo molecular en
formación. Al unirse adquieren capacidad enzimática para actuar sobre el siguiente
componente.
• Los fragmentos “a”, más pequeños migran y sirven como agente quimiotácticos para
El Sistema de Complemento y células de la inflamación.
sus Receptores.
a a
(Factores; Vías de activación;
etc
Proteínas reguladoras; Receptores)
b
b
1 2
3 4
La vía Clásica de activación
• Comprende 4 componentes ( C1 {q,r,s}, C2, C3, C4 )
• Se inicia por unión de C1q a complejos Ag-Ab. La unión de Ab al Ag causa
cambios conformacionales en su porción Fc del Ab unido, “permitiendo” la unión
de C1q.
• C1q no se une a anticuerpos libres.
• Los demás componentes se añaden en “serie”.
• Los isotipos IgG e IgM (en menor medida IgA) son capaces de unir C1q.
5 6
1.-Inflamación aguda
2.-Efectos sistémicos Especificidad Limitada y fija Muy diversa, mejora en el
curso de la respuesta inmune
3.-Proteínas de fase aguda
4.-Activación de células NK Respuesta a la Idéntica respuesta Mucho más rápida que la
Infección repetida primaria respuesta primaria
Mecánicas o físicas:
pared sin fisuras,
arrastre por cilios (o
peristaltismo)
Químicas: lisozima, jugos
gástricos, defensinas,
colectinas, pH bajo
Biológicas: flora normal
(compite con patógenos
por los sitios de unión y
por nutrientes)
Colaboración y especialización en el sistema inmune.
Mecanismos de la Inmunidad innata Factores vasoactivos y quimiotácticos Lesión endotelial
aumentan el flujo sanguíneo y la
permeabilidad capilar (exudado y
• Las moléculas LPS de los microorganismos son reconocidas por células migran al sitio de inflamación)
moléculas plasmáticas (MBL), que pueden activar el complemento.
Activación factor
• Los fagocitos reconocen LPS de pared microbiana (diferentes en de Hageman
células de mamíferos) mediante receptores de superficie tipo TLR,
dando lugar a la activación y secreción de citocinas. Cascada
Sistema
de
• Las células infectadas por virus, reconocen la presencia del DNA Precalicreína de
viral, y responden produciendo IFN e IFN! coagulación
fibrina
• Las células NK reconocen la expresión reducida de moléculas MHC- Trombina
clase I y responden “eliminando” dichas células.
Calicreína Plasmina
Fibrinopéptidos
+coágulo fibrina
Macrófagos presentan
antígeno a linfocitos T
Bradicinina Cininógeno Degradación de fibrina
Activación
Permeabilidad Permeabilidad complemento
vascular vascular
LPS Vasodilatación Quimiotaxis
Dolor
LPSR Contracción m. liso
PCR
Reconocimiento por CR La lesión tisular induce formación de mediadores enzimáticos plasmáticos producidos
sistema inmune innato MR
TNF , IL-1, IL-6 por los sistemas de las cininas, de la coagulación, fibrinolítico, y del complemento
-Rubor
-Calor
-Tumor
Fosfolípidos de membrana
-Dolor
Sangre -Pérdida Fosfolipasa
función
Vías de la Vía de la
ciclooxigenasa lipooxigenasa
Prostaglandina G2
Leucotrieno A4
Patógeno
Complemento
Tromboxano Prostaglandinas Leucotrienos Leucotrieno
C4, D4, E4 B4
Vasoconstricción Permeabilidad SRS-A Quimiotaxis Agregación plaquetas
Barreras Macrófago Agregación Dilatación vasos Contracción de de neutrófilos Quimiotaxis eosinófilo
de plaquetas Quimiotaxis neutrófilo Músculo liso Activación neutrófilo
no-específicas Otros efectos bronquial
Otros efectos
Piel y mucosas
Revisión general de células y mediadores de la inflamación aguda local: la lesión tisular induce la
formación de productos del complemento, que actúan de opsoninas, anafilotoxinas y quimiotaxinas
Hipotálamo
Proteínas de
Reacción Fase aguda
Inflamatoria
Aguda local
Higado
Leucocitosis
Médula
ósea
Revisión general de los órganos y mediadores implicados en una reacción sistémica de fase aguda
Los principales mediadores son IL-1, IL-6 y TNF producidos localmente por los macrófagos.
días
Tema 22.
IL-4
La Respuesta Inmune (II)
IL-12
IFN
1. La respuesta inmune adaptativa:
Linfocitos T cooperadores
Linfocitos B y centros germinales
1. Fases de la respuesta inmune
3. Aprovechamiento de la respuesta inmune específica
1.-Vacunación: principios
2.-Pautas de vacunación
Respuestas Th1 o inflamatorias, mediadas por células (MO, NK, CTL), y respuestas Th2 o humorales,
productoras de anticuerpos. Aunque la mayor parte de las respuestas inmunes implican a ambas.
célula B célula T
Órganos
Linfoides
secundarios
TH2 y células plasmáticas
permanecen en órganos L 2º
Reconocimiento, activación y efectos de la inmunidad celular. Tras el encuentro con el antígeno, los linfocitos T necesitan 5-7 días para
generar células efectoras. Subtipos y principales funciones biológicas.
Salida de población
de células B
(afinidad =Ka2>Ka1)
1) Reducen la expresión de Ig
de superficie y sufren
hiper-mutación somática
(división celular)
Diagrama esquemático de
ganglio linfático periférico Célula B activada
indicando sitios anatómicos (centroblasto)
donde ocurre la activación,
proliferación y diferenciación
de las células B
Médula ósea Tejido linfoide periférico
Características de la Respuesta Inmune Célula
Maduración y memoria
selección clonal
de linfocitos B
1) Especificidad: garantiza que microorganismos
distintos estimulen respuestas inmunes específicas
Fig.:15.1
Fig15.2
Las características de la tolerancia son, en consecuencia es:
TABLA 15.1
Tipos de tolerancia y mecanismos que la producen
Linfocitos Tipo Mecanismo
Linfocitos T Central Delección clonal
Periférica Indiferencia clonal
Anergia clonal
Linfocitos B Central Delección clonal
Periférica Anergia clonal
TOLERANCIA T
Tolerancia central
Fig.:15.3
Tolerancia periférica
Ignorancia clonal
Se entiende por ignorancia clonal el mecanismo por el cual los linfocitos T no detectan la
presencia de células propias de manera adecuada. Esto podría ser por la presencia de barreras
anatómicas interpuestas entre las propias células autorreativas los organismos y los linfocitos T o
por otras causas. Entre estas causas se podrían destacar que una mayor parte de las células
parenquimatosas de los tejidos periféricos -desde las células musculares a las neuronas- no
expresan moléculas de MHC de clase II, un requerimiento esencial para el reconocimiento de los
antígenos por parte de los linfocitos CD4+ de tipo colaborador. Estas células periféricas no
expresan tampoco normalmente moléculas de adhesión (por ejemplo ICAM-1) que faciliten el
contacto con ellas de linfocitos o APC, ni las células endoteliales de los capilares que las rodean
expresan niveles elevados de moléculas de adhesión o de receptores de homing (receptores que
participan en el anidamiento de la célula en un lugar determinado). La circulación de linfocitos a
través de estos tejidos periféricos es, en situación normal, muy reducida y por tanto la probabilidad
de encuentro con su autoantígeno en forma inmunogénica, es remota. El resultado es que los
clones autorreactivos se mantendrán indiferentes frente a células periféricas que si bien contienen
antígenos reconocibles por ellos, los mantienen en forma inmunológicamente irreconocibles.
Fig.:15.5
Anergia clonal
En el momento de la
estimulación se ponen en marcha
una serie de mecanismos
reguladores que terminaran por
inhibir la proliferación del clon
correspondiente. De entre estos
mecanismo inhibidores el mas
conocido es el que implica a la
molécula de superficie CTLA-4
(cytotoxic-T-lymphocyte
associated protein 4) también
denominado CD152 y del que
hablaremos en el apartado
dedicado a la regulación del
sistema inmune.
Supresión clonal
TOLERANCIA B
Tal como se ha demostrado repetidamente en estudios del repertorio B, entre los linfocitos
B circulantes son muy numerosas las células capaces de reconocer autoantígenos.
Afortunadamente estos linfocitos B autorreactivos no se activan por si solos ya que para la mayor
parte de las respuestas, los linfocitos B requieren señales (citocinas y contacto directo) de las
células T cooperadoras (lo que denominamos “ayuda T”) cuyo repertorio es mucho menos
autorreactivo y está mucho mas regulado. Esta limitación no es absoluta y de hecho falla cuando
el sistema se enfrenta a un autoantígeno que contiene (en la misma molécula o en moléculas
físicamente asociadas) determinantes antigénicos B asociados a determinantes T no propios (el
caso de un fármaco unido a una proteína propia); la célula B autorreactiva puede entonces recibir
ayuda para producir autoanticuerpos de una célula T que reconoce un epítopo ajeno.
Probablemente es por esta tendencia de las células B a la autorreactividad, por lo que son
necesarios mecanismos de delección clonal y de anergia clonal de células B para asegurar un
grado de tolerancia B. Al igual que en el caso de las células T, la delección clonal parece ser el
principal mecanismo de la tolerancia central (es decir en la médula ósea) y la anergia el de
tolerancia periférica.
Delección clonal
Anergia clonal
En el segundo caso se generó una línea de ratones que producen transgenicamente altos
niveles de lisozima de huevo de gallina (HEL, hen egg lysozyme) frente a la que resultaron ser
perfectamente tolerantes. Una segunda línea de ratones expresaban los genes reordenados
codificantes de las cadenas pesadas y ligeras de un anticuerpo anti-lisozima. Estos ratones tenían
un repertorio B prácticamente reducido a la expresión del anticuerpo anti-lisozima en todos sus
linfocitos B. Al cruzar ambas líneas se mantuvo la tolerancia ante la lisozima (no había anticuerpos
anti-HEL circulantes) y aunque el repertorio B seguía dominado por los linfocitos que expresaban
anti-HEL, el receptor para el antígeno (BCR) de éstas células, era incapaz de transmitir
determinadas señales estimuladoras al interior de la célula. Este es el fenotipo característico de las
células B anérgicas. Sin embargo, cuando en un experimento continuación de éste, HEL se
expresó como proteína de membrana indujo delección clonal en vez de anergia.
Con la intención de aprovechar las ventajas clínicas que se derivan del estado de
tolerancia, se están desarrollando diversos métodos que aprovechan los factores que antes
veíamos que influían en el desarrollo de la respuesta inmune.
Administración endovenosa
Tolerancia oral
Administración intranasal
También se ha ensayado con éxito la administración oral e intranasal del ADN que
codifica para péptidos de algunos autoantígenos como método para inducir tolerancia.
En la actualidad se están ensayando con éxito diversos mecanismo para bloquear las
moléculas coestimuladoras durante la presentación de los antígenos que queremos proteger,
entre ellas cabe destacar el cultivo de médula ósea de donante con células del receptor en
presencia de CTLA4 recombinante fusionado a un dominio de Inmunoglobulina (CTLA-4Ig) o el
tratamiento con CTLA-4Ig junto con anticuerpos bloqueantes de la interacción de CD40 y
CD40L necesario para la coestimulación de las células B. El bloque de la coestimulación
asociado a determinadas terapias inmunosupresoras esta abriendo la posibilidad de inducir
tolerancia duradera en pacientes transplantados, lo cual permitirá disminuir e incluso
interrumpir a medio plazo las terapias inmunosupresoras, evitando los efector indeseables
asociados a las mismas.
Estos receptores ejercen una función inhibidora fundamental en las células NK pero
también en muchas subpoblaciones de linfocitos T en donde se encuentran presentes.
Teoría de la red de idiotipo-antidiotipo.
Otro mecanismo de regulación inmune es el que propuso en 1974 Jerne (Figura 15.8),
quien llamó la atención sobre el hecho de que los determinantes antigénicos configurados por las
partes variables de las cadenas H y L de las inmunoglobulinas (idiotipos) constituían en sí un
amplio repertorio de autoantígenos. Estos autoantígenos están en muy pequeña cantidad para ser
destruidos por el sistema inmune, pero cuando un determinado clon es estimulado por su
antígeno, el sistema inmune ya no podría ignorarlo y originaría unas respuestas contra ellos en
forma de segundos anticuerpos (anti-idiotipos) que encajarían con los primeros y tendrían además
un efecto modulador que puede ser positivo o negativo. A este proceso se le denominó "teoría de
la red de anticuerpos". Es posible que una interacción similar entre linfocitos T ejerza un papel
regulador pues hemos de considerar que el receptor T posee, al igual que las inmunglobulinas,
idiotipos, esto es estructuras por donde se acopla el receptor a los epítopos y las moléculas de
histocompatibilidad que reconocen. Se ha propuesto que una desregulación de estos mecanismos
daría lugar a la pérdida de tolerancia y en consecuencia al desarrollo de respuestas autoinmunes.
Aunque todos estos conceptos resultan atractivos no se han validado plenamente en el sistema
inmune humano.
Es conocido como cada individuo responde de una manera diferente a cada uno de los
antígenos. Esto ha podio ser estudiado de manera precisa en animales, especialmente en
ratones, aprovechando la existencia de cepas congénicas (idénticas genéticamente entre sí
pero distintas unas de otras) y se ha comparado la capacidad de respuesta con la existencia de
ciertos caracteres genéticos. De estos estudios ha resultado que existe cierta relación (Figura
15.9) entre la intensidad de respuesta a ciertos antígenos y el haplotipo de moléculas de
histocompatibilidad que presenta el animal. Así a ciertos antígenos sintéticos responden de
manera mas intensa los ratones C57L que los BALB/c/ o los CBA.
Fig.:15.9
Tolerancia Inmunológica y
AutoInmunidad
(Concepto de Tolerancia; Tipos de Enfermedades
Autoinmunes; Asociación a HLA; Asociación a infecciones;
Rotura de la Tolerancia; Aproximaciones terapeúticas)
Mimetismo Molecular:
Pérdida de la
Supresión:
Propio
Patógeno ¡No lo
hagas! ¡Hazlo!
Ts Th
Tc
Célula
¿Matar o no
matar?
Oftalmia Antígenos Secuestrados
Antígenos simpática Tubo seminifero
Secuestrados
Vasos sanguíneos
INTRODUCCIÓN
Los procesos inmunitarios son utilizados por el organismo para defenderse de las agresiones por
agentes infecciosos. No obstante, en ciertos casos, el organismo reacciona de una forma inapropiada o
excesiva de manera que se pueden ocasionar diversos tipos de daño tisular. Estas situaciones, que
conocemos como hipersensibilidad, pueden tener aspectos positivos o negativos al poder causar ellos
mismos la enfermedad. La respuesta del organismo para producir una reacción de hipersensibilidad
depende del agente patógeno y del terreno genético del hospedador que responderá de una u otra forma
al agente causal.
TABLA 20.1
Reacciones de hipersensibilidad
Tipo Nombre Mecanismo Latencia Mediadores
Las reacciones de tipo II son reacciones mediadas por la interacción de antígenos presentes en
la superficie de diferentes células con anticuerpos de tipo IgG e IgM preformados y que reconocen el
tejido en cuestión. El daño celular resulta de la posterior activación de la cascada del sistema
complemento o su interacción con células efectoras a través de su fracción Fc. Los receptores para la
fracción Fc de la IgG se encuentran presentes en células fagocíticas (neutrófilos, macrófagos), células
NK y plaquetas. La activación de estos receptores causa la liberación de proteasas y radicales libres de
las células fagocíticas, el proceso de citotoxicidad dependiente de anticuerpo (ADCC) mediado por los
linfocitos NK y la liberación de histamina y sustancias vasoactivas por las plaquetas. Además la
activación del sistema del complemento origina el depósito de las fracciones C3b y C3bi en la membrana
celular. Tanto las células fagocíticas como las NK poseen receptores para estos fragmentos (CR1 y CR3)
lo que favorecerá su unión a la célula diana y su subsecuente destrucción.
Los ejemplos más claros de hipersensibilidad de tipo II lo constituyen las reacciones hemolíticas.
En determinadas circunstancias existen anticuerpos preformados que pueden reaccionar con antígenos
de membrana del eritrocito y ocasionar su destrucción. Tal es el caso de las reacciones contra antígenos
de grupos sanguíneos y que pueden dar lugar a dos cuadros clínicos de gran importancia:
Las reacciones post-transfu-sionales y la eritroblastosis fetal. Entre los diferentes sistemas de
grupos sanguíneos existentes, los sistemas AB0 y Rh son los más importantes. Casi todos los individuos
poseen anticuerpos tipo IgM contra los antígenos del sistema de grupos sanguíneos AB0 que ese
individuo no posee.
En el caso de la eritroblastosis fetal son los anticuerpos contra determinantes del sistema Rh los
responsables del daño ocasionado. Estos anticuerpos anti-Rh (D) no existen de forma espontánea en los
individuos Rh (-), pero se sintetizan en los casos en los que haya habido un contacto previo (Figura 20.1)
Figura 20.1
En el momento del parto suelen pasar glóbulos rojos portadores de antígenos Rh (+) del feto a la
madre. Como consecuencia, en ésta se puede producir una sensibilización de sus linfocitos que en un
contacto subsiguiente sintetizarán anticuerpos tipo IgG. En un embarazo posterior, al permanecer las
células sensibilizadas en la madre, se están produciendo anticuerpos anti Rh D (+) que pasan de la
madre al feto y reaccionan frente a los glóbulos rojos de éste, llegando a la destrucción de los mismos.
Esto produce una bilirrubinemia muy intensa que si no es tratada pronto, puede costar la vida al feto.
Para prevenir este fenómeno, actualmente existe un tratamiento específico que consiste en inyectar a la
madre, después del parto, inmunoglobulinas IgG anti Rh D (+) que reaccionan con los determinantes Rh
D (+) de los glóbulos rojos fetales que han pasado a la circulación materna, con lo cual se evita la
inmunización de la madre por algún mecanismo no muy bien conocido todavía, pero en el cual podría
intervenir la acción supresora específica de la IgG inyectada.
Hipersensibilidad tipo III
Las reacciones de hipersensibilidad tipo III se producen por la existencia de inmunocomplejos
circulantes que al depositarse en los tejidos causan la activación de los fagocitos y el subsecuente daño
tisular. Los inmunocomplejos formados por la unión del anticuerpo y el antígeno pueden ser patógenos
según sus características físico-químicas (Figura 20.2). Así dependiendo de su tamaño serán eliminados
por la orina si son de pequeño tamaño o captados por los fagocitos si son de gran tamaño. Por el
contrario los de tamaño intermedio pueden depositarse en los tejidos y causar lesiones. Otros factores
como la carga también son determinantes para su efecto patológico. Los inmunocomplejos circularán por
la sangre y se podrán localizar en diferentes tejidos del organismo, como articulaciones, vasos
sanguíneos, riñón, etc. En la mayoría de los casos los inmunocomplejos se forman como consecuencia
de:
2. Exposición e inhalación persistente de agentes ambientales como hongos (pulmón del granjero)
o proteínas animales (enfermedad del cuidador de aves)
Figura 20.2
Hipersensibilidad de tipo IV
La reacción de hipersensibilidad retardada juega un papel importante contra agentes patógenos
intracelulares (por ejemplo, Mycobacterium tuberculosis, Listeria monocytogenes, Brucella mellitensis,
Candida albicans, Pneumocytis carinii). Sin embargo, también tiene aspectos nocivos y a veces las
lesiones tisulares causadas por la hipersensibilidad retardada son tan extensas que comprometen
gravemente al organismo.
Tras un segundo contacto con el antígeno, se inicia la fase efectora de la respuesta. En general
requiere unas 24 horas para que la reacción sea evidente y el máximo se produce entre 48 y 72 horas. Al
cabo de unas horas de la inyección del antígeno, alrededor de las venas post-capilares se acumulan los
neutrófilos. Al cabo de 12 horas, el lugar de inyección del antígeno aparece infiltrado por linfocitos T y
monocitos con una distribución perivascular. Las células endoteliales se hinchan y dejan pasar
macromoléculas del plasma. El fibrinógeno presente en el espacio intersticial se deposita en forma de
fibrina y junto con los monocitos y linfocitos T extravasados causan la hinchazón y endurecimiento del
tejido (granuloma). Las células que actúan como presentadoras de antígeno son células de Langerhans,
macrófagos y células endoteliales.
Figura 20.3
BIBLIOGRAFÍA
1. Sell S., Hsu P.L. (1993). Delayed hypersensitivity, immune deviation, antigen processing
and T cell subset selection in syphilis pathogenesis and vaccine design. Immunol.
Today 12: 576 581.
2. Sher A., Coffman R.L. (1992). Regulation of immunity to parasites by T cells and T cel
derived cytokines. Annu. Rev. Immunol. 10: 385 409.
La terminología es confusa
Hipersensibilidad - 4 Tipos
• Tipo I Hipersensibilidad Inmediata
Clasificación de Gell y Coombs
(“Alergia”)
Hipersensibilidad inmediata
-Tipo I Reacción mediada por IgE. – IgE
Conjutivits alérgica, asma, etc.
Citotóxica.
• Tipo II Lisis mediada por Anticuerpos
Dependientes
de anticuerpos -Tipo II Anemia hemolítica del recién nacido
Transplantes - Autoinmunidad
– IgG y complemento
Por inmunocomplejos – IgG, células NK y eosinófilos
-Tipo III Autoinmunidad, Infecciones
• Tipo III Enfermedad por Inmunocomplejos
Dependiente de
células T - Tipo IV Dermatitis por contacto – IgG, IgM y complemento
Hipersensibilidad retardada.
• Tipo IV Mediada por Células (Retardada)
– Células CD4 - Th 1; Células CD8 T
Hipersensibilidad de Tipo I Alergias mediadas por IgE
inmediata)
Tipo I Alergia
Desarrollo en 2 – 30 minutos
Alergia
Alergeno
Degranulación IgE
IgE
Activación
ε
Los eosinófillos presentan bajos niveles de RFcε I
La células se activan:
ε I.
-Por entrecruzamieno de las IgE unidas a receptores RFcε Sobre las células habrá IgE de diferente especificidad.
-Por unión de fragmentos del Sistema de complemento (C3a y C5a)
Entrecruzamiento de receptores de IgE Entrecruzamiento de receptores de IgE
mastocito
El mastocito
Moléculas liberadas por mastocitos activados: Los gránulos: (preformados, no inducidos)
• Histamina y heparina Histamina
– Incremento de la contracción muscular lisa
– Incremento de permeabilidad vascular
-Proteoglicanos: heparina y condroitin sulfato
– Tóxicas para parásitos -TNF-α
• IL-4 e IL-13 - Enzimas
– Activación de células Th2; inhibición de respuestas Th1 y aumento de síntesis
de IgE
• IL-3 e IL-5 Se fija sobre receptores en terminales
− Activación de Eosinófilos nerviosos induciendo:
• α
TNF-α
- Activación de endotelios vasculares y otros tipos ceulares -contracción de músculo liso de
• Factor activador de plaquetas (PAF)
bronquios, intestino, útero
– Atractor y activador de neutrófilos y eosinófilos
• Factor inhibidor de macrófagos (MIP): -aumento de permeabilidad vascular
– Quimiotáctico para neutrófilos
• Leucotrienos:
(edema)
– Contracción de músculo liso
– Aumento de permeabilidad vascular
-urticaria en piel
– Secrección de moco
-hipersecreción de mucus en bronquios.
El mastocito Activación de mastocitos y eosinófilos .
Alergias
En el tratamiento de las alergias hay varias
estrategias:
Tamaño
Órgano de Enfermedad
del -En uso: hiperinmunización con el alergeno. Se
choque asociada
antígeno produce IgG anti- alergeno que compite con la
IgE, anulando la reacción de ésta
>15 µm nariz rinitis
-En estudio: anticuerpo monoclonal (humanizado)
contra el receptor de IgE, impidiendo la fijación
5 – 15 µm bronquios asma de ésta sobre los mastocitos.
-En estudio: anticuerpo monoclonal contra el sitio
alveolitis de unión en fragmento Fc de las IgE a su
<5 µm alvéolo receptor en mastocitos.
La IL-4 induce cambio de isotipo hacia IgE Los mastocitos activados secretan IL-4, que aumenta la producción de IgE
Activación de mastocitos
Los mastocitos son la Y liberación de gránulos Aproximaciones Terapéuticas
fuente inicial de
mediadores Diana Mecanismo Aproximación
inflamatorios,
Activación de células Invertir la proporción Th2/Th1 •Péptidos específicos de antígeno
fundamentalmente Th2 •Citocinas: IFN, IL-12
Histamina.
Activación de células B •Bloquear la co-estimulación •Inhibir CD40L
para producir IgE •Inhibir las citocinas Th2 •Inhibir IL-4 e IL-13
Tracto gastrointestinal Vías respiratorias Vasos sanguíneos Activación de Inhibir los efectos de la unión Bloqueo del FcR para IgE
mastocitos de IgE al FcR del mastocito
Aumento secreción fluidos Disminución de diámetro Aumento flujo sanguíneo
Aumento de peristalsis Aumento secrección Aumento permeabilidad vascular
mucosa Acción de los •Inhibir el efecto de los •Drogas anti-histamínicas
mediadores mediadores en respuestas
específicas
Aumento de fluídos en
tejidos, y de flujo •Inhibir la síntesis de •Inhibidores de lipo-oxigenasa
Expulsión del contenido Expulsión del contenido linfoide en nódulos mediadores específicos
Gastro-intestinal De vías respiratorias Inflamación Bloquear los receptores de •Inhibir la IL-5
linfáticos
(diarrea, vómitos) (flemas, estornudos+) Aumento de células y dependiente de citocinas o quimiocinas que
proteínas en tejidos Eosinófilos median el reclutamiento y •Bloquear el CCR3
Aumento de respuestas activación de Eosinófilos
“efectoras” en tejidos
Eritrocitos y anticuerpos anti-
eritrocitarios
Hipersensibilidad Tipo II
Los auto-
• Mediada por IgG anticuerpos
pueden producir
• Antígenos unidos a membranas celulares – bien por
que se encuentren en ellas naturalmente o porque se hipersensibilidad
depositen en ellas. tipo II Activación del complemento y células
Células con receptor para Fc (FcR)M
con receptores para complemento
(CR)
• Vía clásica de activación del complemento
involucrada
• Células fagocíticas involucradas: vía FcR y vía CR
• Citotoxicidad dependiente de anticuerpos (ADCC):
por células NK y eosinófilos Fagocitosis y lisis de eritrocitos Fagocitosis y lisis de eritrocitos
Ig G Feto
Célula propia RhD +
Fagocitosis
Enfermedad hemolítica
del recién nacido
La eliminación de células de
sangre opsonizadas (C3b)
Si a la madre se le inyectan anticuerpos anti RhD después del nacimiento de cada niño
Anemia hemolítca ocurre en el bazo, donde son
Autoanticuerpos fagocitadas por macrófagos.
RhD+ , se eliminan (ocultan) hematíes RhD + del niño, impidiendo que el sistema
autoimune inmune desarrolle una respuesta en anticuerpos.
Anemia hemolítica inducida por Drogas
Tipo II
Algunos autores la denominan hipersensibilidad mediada por IgG e IgM Anticuerpos
penicilina frente al
En resumen, se producen daños tisulares en casos tales como: “neoantigeno”
eritrocit
o
- Incompatibilidad Rhesus
- Reacciones en las transfusiones
- Autoantígenos. Gran variedad de autoanticuerpos contra
antígenos propios tales como la membrana basal del glomérulo
(síndrome de Goodpasture) el receptor de acetilcolina complemento Lisis de eritrocitos mediada por
(Myastenia gravis). MAC
Opsonización por anticuerpos
-Drogas. La penicilina se puede unir a eritrocitos y causar
hemólisis. Opsonización por complemento
Fisiología de los inmunocomplejos La lesión por inmunocomplejos sobre la pared vascular implica varias etapas
Los inmunocomplejos circulantes (ICC), pueden incluir varios tipos de moléculas:
ANTÍGENO – ANTICUERPO, ANTICUERPOS ANTI-IDIOTIPO, FACTOR REUMATOIDEO, -Depósito de los inmunocomplejos sobre la pared vascular y activación del
PROTEÍNAS DEL COMPLEMENTO Sistema de Complemento
Mecanismos de solubilización y transporte de los ICC. -La liberación de anafilotoxinas quimiotácticas C3a y C5a, implica la
-El complemento juega un rol importante en estos mecanismos. El C3b sobre el antígeno,
atracción y activación de neutrófilos, degranulación de plaquetas, inicio de la
posibilita el transporte por los hematíes de los IC anclándolos por su receptor CR1, luego se coagulación. En el tejido conectivo próximo estos fragmentos activan
produce la eliminación por fagocitosis por macrófagos de bazo e hígado. mastocitos, con la consiguiente liberación de sus gránulos.
-Los complejos inmune de gran tamaño son eliminados más rápida y fácilmente que los - Aumenta la expresión de moléculas de adhesión en el endotelio,
pequeños, que son los que tiene tendencia a depositarse en vasos.
inmovilización de plaquetas y neutrófilos, activación de neutrófilos (reacción
Mecanismos de depósito de los inmunocomplejos. oxidativa, liberación de enzimas lisosomales).
La principal causa del depósito son factores hemodinámicos. La sangre normalmente fluye de
-Adhesión de monocitos y luego de linfocitos T. Liberación de citocinas (IL-1
forma laminar, por lo que las partículas circulan por el centro separadas por una pequeña
lámina de plasma. En las zonas fisiológicas de filtración se aumenta el contacto con el TNF-α). Migración de monocitos y neutrófilos a través de la membrana
endotelio (glomérulo renal, capilares de la sinovial), favoreciendo el depósito. basal.
piel
Célula
célula dermis Células T, Th1
dendrítica macrófagos, Célua de
Célula
Vaso sanguíneo fluido (edema) Langerhans Th1
citocinas
citocinas
presentación proliferación
Célula T
proliferación
citocinas
Tipo IV
Diferentes reacciones de Hipersensibilidad Tipo
IV
Dermatitis por contacto
Las reacciones de hipersensibilidad tipo IV están mediadas por células T
específicas de antígeno
Enfermedad Antígeno Consecuencias
Agentes que causan dermatitis por contacto Hipersensibilidad Proteínas: veneno de Hinchazón dérmica local: eritema,
Retardada insectos, proteínas de induración, infiltrado celular y
(Tuberculínica) micobacterias (ruberculina, dermatitis
(24-72 horas) lepronina)
Productos químicos: níquel, trementina, algunos Hipersensibilidad por Haptenos (hiedra Reacción epidérmica local: eritema,
cosméticos, formaldehído, resinas epoxi, resinas acrílicas Contacto venenosa) infiltrado celular, eczema
(10-14 días) Metales pequeños: cromo,
niquel
Hipersensibilidad con Metales inhalados: berilio, Macrófagos activados fagocitan los
Granulomas silicio, asbesto, talco Ags, pero no los pueden destruir.
(semanas) Patógenos intra-celulares Forman células grandes (epiteloides)
que encierran el Ag sin lisar...
Plantas: hiedra venenosa, caucho, etc. Hipersensibilidad por Sustancias químicas
GRANULOMAS
Citolisis de células propias que han
células Tc solubles en lípidos que “recibido la sustancia modificadora”.
atraviesan la membrana y
“modifican” proteínas
Enteropatía sensible al Gliadina Atrofia de vellosidades en el intestino
Gluten (Enf. Celiaca) delgado, malabsorción intestinal
Etapas en la Hipersensibilidad El Ag es procesado por macrófagos
Tisulares y estimula células Th1
Tipo IV
El Ag se inocula subcutánea- Células Th1 efectoras El reclutamiento de células T,
Mente y es procesado por Reconocen el Ag y liberan fagocitos, fluído y proteínas
Células presentadoras Citocinas que actúan sobre al sitio de entrada del Ag
De Ag “locales” El endotelio vascular Ocasionan la lesión visible
1919 Ramírez
NO infecciosas
NO invasivas
suero Inocuas
Asma alérgico
La polución externa probablemente no causa asma pero exacerba la ¿La realización de las funciones bioquímicas de los alergenos afecta su
enfermedad existente inmunogenicidad y alergenicidad?
Respuesta inmune alérgica
Sensibilización e interacciones
simuladores
CPA
CPA
polarización
Perturbación de
la red de IgE
19 Autoinmunidad
J. L. Rodríguez
INTRODUCCIÓN
La Autoinmunidad patológica viene definida por reacciones de base inmunológica, habitualmente
persistentes y de larga duración, en las que intervienen antígenos propios (autoantígenos). Su expresión
clínica es la consecuencia de la alteración orgánica o funcional de las células, u órgano donde reside el
antígeno que interviene en la reacción (enfermedades autoinmunes órgano-específicas). Cuando
complejos de autoantígeno-autoanticuerpos, circulan por la sangre y se depositan en diversos lugares
del organismo, dan lugar a patología a nivel de diversos órganos, y constituyen la base de las
denominadas enfermedades autoinmunes sistémicas o no órgano especificas. La idea de Autoinmunidad
patológica lleva implícita, la de autoinmunidad fisiológica o natural. En efecto todos los individuos,
tenemos linfocitos T y linfocitos B con potencialidad autorreactiva. Sin embargo como ha quedado dicho
en el capitulo anterior, existen una serie de mecanismos que permiten que aquellos linfocitos
autorreactivos potencialmente peligrosos sean eliminados física o funcionalmente.
Las proteínas de estrés, son producidas por todas las células procariotas y eucaritas. Existen
varias familias de estas proteínas cuya producción se incrementa rápidamente, en situaciones de estrés
o estímulos adversos para la célula (incremento de la temperatura, desecación, falta de glucosa en el
medio, falta de otros nutrientes, irradiación ultravioleta, radiaciones ionizantes, estímulos inductores de
apostosis en general). Entre las proteínas de estrés equivalentes de distintos orígenes existe una alta
similitud. La denominada HSP 70 de la E. coli y del hombre tienen un 50% de homologias. Por otra parte
dichas proteínas juegan un papel fundamental en el correcto plegamiento de determinadas proteínas a
las que a veces acompañan temporalmente para translocarlas de un compartimento de la célula a otro.
En cualquier caso una respuesta inmunológica montada en principio contra epítopos o péptidos
de la proteína de estrés del microorganismo podría reaccionar cruzadamente con proteínas de estrés
propias y colaborar a que se establezca por un mecanismo de spreading (diseminación) respuesta contra
antígenos propios, preferentemente contra la proteínas que acompañadas por las proteínas de estrés
forman con ellas complejos moleculares.
Sustancias químicas.
Ciertas drogas como hidralazina y procainamida, pueden inducir la aparición de LES y de
determinados anticuerpos antinucleares. Otras como la alfa metil dopa pueden inducir anemia hemolitica
por anticuerpos de la clase IgG. El halotane y ácido tienílico anticuerpos contra el citocromo P450 y
hepatopatia. Por otra parte la administración de cloruro de mercurio a animales de experimentación les
induce cuadro de LES con neuropatía y anticuerpos antinucleares. En este momento no se conoce con
certeza el mecanismo de actuación de dichas sustancias en el desarrollo del fenómeno, pero una
posibilidad es que modifiquen determinadas proteínas creando neoantígenos y que estos intervengan en
la rotura de la tolerancia para los antígenos propios.
Factores hormonales
Las hormonas sexuales femeninas intervienen de forma aun no aclarada en favorecer la
aparición de enfermedades autoinmunes. De hecho las enfermedades autoinmunes son en general
mucho más frecuentes en mujeres que en varones. La relación mujer varón va desde 4:1 para la
diabetes tipo I y para la artritis reumatoide, hasta 50:1 para la tiroiditis de Hashimoto, cirrosis biliar
primaria y hepatitis autoinmune clásica.
Entre las primeras se incluyen las que afectan a gran número de órganos y se asocian a menudo
a hiperactividad de linfocitos B y a un número amplio y variado de autoanticuerpos. En este grupo
destacan: Lupus eritematoso sistémico, Artrtitis reumatoide, Esclerodermia, Dermatomiositis y
Polimiositis. De todas ellas la verdaderamente sistémica y que sin duda presenta más alteraciones
inmunologicas es el LES. Ademas la existencia de diversas cepas de ratones (NZBxNZW, MRL lpr/lpr ó
n/n, BXSB, SWRxSJL), que de forma espontanea presentan un cuadro clínico y hallazgos inmunológicos
muy similares a los del lupus del hombre, ha permitido conocer más a fondo diversos aspectos
inmunológicos y genéticos de dicha enfermedad.(Tabla 19.1).
Tipo Enfermedad
Los linfocitos T pueden producir lesiones por dos mecanismos fundamentalmente. Uno es
dependiente de linfocitos T citotóxicos, que están mediados por poroperforinas, granzimes y apoptosis y
el otro por linfocitos T colaboradores mediante la liberación de citocinas inflamatorias. En este último
caso, es difícil entender como un mecanismo de este tipo podría actuar con tal finura como para destruir
unas células y respetar otras intimamente relacionadas en el espacio (como ocurre por ejemplo con las
células beta de los islotes pancreaticos en la dibates tipo I). No obstante en modelos de transferencia
pasiva en ratones se ha podido demostrar que células CD4+ con especificidad para antígenos presentes
en células beta de los islotes, pueden mediar la destrucción de dichas células.
BIBLIOGRAFÍA
1. Stites, D.P., Terr, A. y Parslow, T. 1994. Basic and Clinical Immunology. Lange Medical
Publications
Aguda
• Enfermedad multisistémica •Acompaña
manifestaciones sistémicas
• Manifestaciones clínicas y de •Fotosensibilidad
laboratorio múltiples
• Producción excesiva de Subaguda
autoanticuerpos y formación de Crónica
inmunocomplejos con daño citotóxico.
Manifestaciones
musculoesqueléticas
Erosiones óseas
Artritis : es la
manifestación más
común de
presentación
•No erosiva
•Deformante
•Mano de Jaccoud
Manifestaciones articulares
Manifestaciones renales
• Artritis
Pequeñas articulaciones
-Escasa frecuencia de derrame articular Glomerulonefritis
-Líquido articular: Puede tener ANA y células LE, proliferativa
escasamente inflamatorio difusa.
Patrón no erosivo:
Depósito de
-menor hipertrofia sinovial
inmunocomplejos
-radiológicamente:ausencia de erosiones
• Artralgias
Manifestaciones
Manifestaciones renales
neuropsiquiátricas
• Neurológicas
-Cefaleas intratables
Biopsia renal: -Convulsiones
-Corea (tipo Sydenham) (Anticuerpos antifosfolípido
Depósitos de positivos frecuentes)
C3 • Psiquiátricas
-Franca psicosis
Distribución (anticuerpos antiribosoma P)
-Depresión severa
capilar -Trastornos cognitivos variables
-Anticuerpos anti-neurona en LCR
Manifestaciones hematológicas Manifestaciones hematológicas
• Citopenias frecuentes:
-leucopenia
• Anticoagulante lúpico
-linfopenia
Prolongado PTT
-trombocitopenia
Falsos tests positivos para sífilis
• Anemia
-Inflamatoria crónica
-Insuficiencia renal Sindrome de anticuerpos antifosfolípidos
-Drogas
-Hemolítica autoinmune: autoanticuerpos anti-
glóbulo rojo
Elementos no T Citocinas
• Macrófagos
• Sinoviocitos tipo fibroblasto (FLS) • Citocinas relevantes
en la AR
Producción de
• TNFα
citocinas
• IL-1
enzimas que degradan la matriz • Mediadoras de
Proliferación e ivasión a tejidos • Inflamación-
articulares adyacentes de una manera
• Destrucción articular
autónoma.
Destrucción articular mediada por
citocinas
Citocinas proinflamatorias
Osteoblastos TNF-α, IL-1,IL-6 Cel. T activadas
+
+
+
+
OPG Células sinoviales (pannus)
OPG
OPGL
RANK
diferenciación activacion RANK
TGF β ?
Debilidad
(astenia)
Muscular
(mio)
La unión neuromuscular:
A.- Normal
Los músculos estriados se tornan débiles, lo cual se aprecia primero en los Normalmente se libera acetilcolina
músculos extraoculares como diplopía (doble visión) o ptosis (caída de párpados). de la terminal nerviosa que es
La debilidad faríngea y facial origina disfagia y disartria. La debilidad en músculos captada por receptores en la
esqueléticos origina dificultad para subir escaleras, peinarse, levantarse de las membrana posináptica. Los
sillas, etc. autoanticuerpos contra el receptor
inducen la destrucción de la
Izquierda: paciente antes de la inoculación de un fármaco anticolinesterasa, membrana y la perdida de
derecha: después del ensayo hay una mejoría transitoria de la fuerza muscular. receptores.
18 Inmunodeficiencias
E. Gómez de la Concha y J. Peña
INTRODUCCIÓN
En ocasiones, por fortuna poco frecuentes, existe una deficiencia de alguno de los componentes
del sistema inmune, apareciendo las enfermedades que llamamos inmunodeficiencias primarias. En
ellas, el defecto se circunscribe en general a un solo aspecto de la respuesta, por lo que se pueden
catalogar en inmunodefiencias específicas (si se afecta la parte específica de la respuesta inmunitaria,
es decir los linfocitos B o T) o inespecíficas, si afectan a la porción inespecífica de la respuesta (células
fagocíticas y complemento).
Debido al rápido progreso en los últimos años de la genética y la biología molecular, cada día se
conocen mejor las causas de las inmunodeficiencias primarias, siendo más precisos y efectivos su
diagnóstico y su tratamiento.
Inmunodeficiencias primarias
Son enfermedades en general poco frecuentes, que en su mayoría aparecen en la infancia y
tienen un componente genético importante, habiéndose definido en muchas de ellas el modo de herencia
y la localización cromosómica de la alteración (Tabla 18.1).
TABLA 18.1
Principales tipos de inmunodeficiencias
Específicas
En ellas se afecta la parte específica de la respuesta inmunitaria (aquella capaz de reconocer al
antígeno): los linfocitos T o B, o los anticuerpos.
Inmunodeficiencias predominantemente de anticuerpos.
Si se afecta solo la producción de anticuerpos hablamos de una inmunodeficiencia humoral, que puede
afectar únicamente a la producción de anticuerpos de la clase IgA (déficit selectivo de IgA), a la
producción de IgA e IgG (Síndrome de Hiper IgM) o a todas las clases de inmunoglobulinas
(agammaglobulinemia ligada al sexo e inmunodeficiencia variable común).
Son las más frecuentes dentro de las inmunodeficiencias específicas (especialmente el déficit aislado de
IgA), y también las menos graves y las que mejor responden al tratamiento.
Inmunodeficiencias combinadas
Figura 18.1
SCID ligada al
cromosoma X: debida a
una mutación en la
cadena gamma del
receptor de la IL-2. Casi
siempre se presenta con
cifras normales de
linfocitos B circulantes.
Déficit de adeno-
sina desaminasa (ADA):
debida a mutaciones o
delecciones en el gen que
codifica para este enzima.
Déficit de purina-
nucleósido fosforilasa
(PNP). También debida a
defectos en el gen que
codifica para el enzima
PNP. En ambos defectos
enzimáticos la acum-
lación de metabolitos
tóxicos afecta a los linfocitos impidiendo su proliferación; pero mientras que en el defecto de ADA se
afectan tanto los linfocitos T como B, en el defecto de PNP se afectan preferentemente los linfocitos T.
Déficit de HLA clase II: Al faltar estas moléculas el reconocimiento del antígeno por los linfocitos
T CD4+ no se puede realizar. El número total de linfocitos es normal pero las células T CD4+ están
disminuidas, así como la producción de anticuerpos y las inmunoglobulinas del suero...
Disgenesia reticular: Producida por la falta de diferenciación de las células progenitoras de la
médula ósea hacia células linfoides y mieloides, por lo que además de linfopenia se observa neutropenia
y trombocitopenia. La muerte suele ocurrir en este caso pocos días después del nacimiento.
Inmunodeficiencias asociadas a otros defectos
En algunas enfermedades la inmunodeficiencia no es más que uno de los componentes del proceso:
1. Síndrome de Wiskott-Aldrich: Caracterizado clínicamente por inmunodeficiencia, eczema
y trombocitopenia. Aparecen alteraciones en el citoesqueleto de los linfocitos T y de las
plaquetas. Se conoce el gen defectuoso presente en el brazo corto del cromosoma X,
que ha sido clonado y codifica para una proteína de 501 aminoácidos (WASP), pero la
función de esta proteína aún se desconoce.
Inmunodeficiencias secundarias
La respuesta inmunitaria puede afectarse secundariamente por numerosos factores. La
afectación es en general difusa, aunque suele predominar el defecto de la respuesta celular, y de
intensidad muy variable dependiendo del proceso primario.
Entre los tumores, aunque en todos los casos de cáncer se acaba produciendo una
inmunodeficiencia secundaria, aquellos que afectan a las células del propio sistema inmunitario
(leucemias y linfomas) son los que ocasionan un trastorno más grave de la respuesta.
Figura 18.2
BIBLIOGRAFÍA
1. WHO Scientific Group. (1995) Primary immunodeficiency diseases. Clin. Exp. Immunol.
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2. Fleisher T.A. (1996). Evaluation of the potentially immunodeficient patient. Adv. Int. Med.
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3. Schnittman S.M., Fauci A.S. (1994). Human immunodeficiency virus and adquired
immunodeficiency syndrome: an update. Adv. Int. Med. 39: 305-355.
DEFINICIÓN Y CLASIFICACIÓN DE LAS CLÍNICA DE LAS INMUNODEFICIENCIAS PRIMARIAS
INMUNODEFICIENCIAS PRIMARIAS
IDP IDP de IDP Déficit de Déficit de
Anticuerpos combinadas fagocitosis complemento
Definición
Edad de Precoz o en Muy precoz Precoz Variable
comienzo el adulto
Enfermedades debidas a defectos primarios en la generación, en la
cantidad o en la funcionalidad de las células que participan en la Hª familiar A veces + A veces + A veces + A veces +
respuesta inmune (linfocitos B, T, NK y otros leucocitos), o de factores de IDP
moleculares que colaboran en la misma (Sistema del complemento y
citocinas). Signos y Ausencia tejido Linfopenia Infecciones Meningitis
síntomas linf. periférico Candidiasis mucocutáneas Autoinmunidad
Linf. B ausentes, persistente Hipergamma-
Tienen una incidencia relativamente baja, pero suelen presentar una disminuídos o Neumonía globulinemia
clínica grave, sobre todo por la presencia de infecciones repetidas y normales intersticial Abscesos
graves. Inf. bacterianas Retraso de cutáneos y
Diarrea crónica crecimiento viscerales
Se incluyen también algunas afecciones no estrictamente relacionadas Micro- Bacterias Virus, Hongos Bacterias Bacterias
con esta clínica (por ej.: el defícit de C1 inhibidor). organismos Enterovirus Bacterias Hongos
Las cifras de inmunoglobulinas pueden estar muy disminuídas, pero su CH50 56-90* 45-71
capacidad de formar anticuerpos es normal y la susceptibilidad a AP50 49-65 40-51
infecciones no está normalmente aumentada. C1q 65-90 SD (sin datos)
C4 60-100 27-58
•Síndrome nefrótico C2 76-100 42-91
•Linfangiectasia intestinal C3 60-100 96
•Otras enteropatías en que se pierde proteínas C5 75 SD
C6 47 SD
•Grandes quemados
C7 67 SD
•Hipoplasia medular C8 ~ 20 SD
•Neoplasias linfoides B C9 <20 SD
•Distrofia miotónica B 35-59 36-50
•Timoma P 33-71 13-65
•Uremia prolongada H 61 SD
•Tratamiento prolongado con citotóxicos, corticoides o radioterapia C3bi 55 SD
•Tratamiento prolongado: Fenitoina, Sales oro,Penicilamina,Sulfasalazina adulta
SD: sin datos.
* Los niveles corresponden al % de los niveles normales de la población
CLASIFICACIÓN DE LAS IDP
DIAGNÓSTICO PRENATAL
IDP DE ANTICUERPOS
Diagnóstico Clínico
IDP DE ANTICUERPOS
El cuadro que con mayor frecuencia se asocia a este tipo de
Definición inmunodeficiencias son las infecciones bacterianas de repetición.
Las ID predominantemente de Anticuerpos se caracterizan por la El aparato respiratorio suele ser el más afectado, presentando
ausencia total o parcial de todas o algunas de las inmunoglobulinas o de bronquiectasias y distintos grados de insuficiencia respiratoria. Las otitis
sus subclases. de repetición y la sinusitis crónica son también.
En algunos pacientes el defecto no es cuantitativo sino cualitativo, en los Algunos pacientes presentan malabsorción grave con infestación por
Giardia lamblia. Es frecuente la asociación con patología autoinmune, así
que a pesar de tener niveles normales de inmunoglobulinas no existe la
como la presencia de autoanticuerpos circulantes sin significación
capacidad de realizar una respuesta en anticuerpos correcta. En estos
clínica.
pacientes debe realizarse un estudio de la función de los anticuerpos.
La gravedad de estas manifestaciones y sus secuelas, están en relación
con el tiempo transcurrido desde el inicio de la patología hasta el
tratamiento adecuado.
IDCS Diarrea, neumonía, incapacidad de ganar peso Agammaglobulinemia ligada al X Polio paralítica tras vacuna de polio oral
IDCS con GVHD Exantema máculo-papular, diarrea, dermatitis S. linfoproliferativo ligado al X Mononucleosis infecciosa severa
Síndrome de Omenn Dermatitis descamativa, eritrodermia, diarrea Candidiasis mucocutánea crónica Muguet, candidiasis ungueal, endocrinopatías
Síndrome de Hiper IgM Infecciones repetición, úlcera bucal,neutropenia Síndrome de Hiper IgE Inf. estafilococo, facies tosca, anomalía dentaria
Anomalía de Di George Hipocalcemia, cardiopatía, facies peculiar Síndrome de Chediak Higashi Albinismo óculocutáneo, infecciones
Defecto moléculas de adhesión Retraso caída cordón, leucocitosis, infecciones Enf. granulomatosa crónica Abs.cutáneos-viscerales,osteomielitis,neumonía
Síndrome de Wiskott-Aldrich Ezcema, heces con sangre, otitis supurada.
IDP PREDOMINANTEMENTE DE ANTICUERPOS
PATRONES CARACTERISTICOS DE ALGUNAS IDP Tratamiento
En pacientes mayores de 5 años y adultos Básicamente con preparados de gammaglobulina, vía intravenosa,
intramuscular o subcutánea.
IDP Clínica
La intravenosa es más empleada por la menor cantidad de efectos
Agammaglobulinemia ligada al X Dermatomiositis, encefalitis por enterovirus secundarios, mayor vida media (~21 días) y la posibilidad de administrar
Síndrome variable común Inf.sinopulmonares,malabsorción,autoinmunes dosis más altas. La dosis se debe ajustar para cada paciente y deben
Ataxia-Telangiectasia Inf. sinopulmonares, ataxia, telangiectasias conseguirse niveles de IgG séricas >500 mgrs/dl, mantenidos entre dosis.
Deficiencia de C6,C7,C8 Meningitis recurrente por neisseria Se suelen utilizar dosis de 300-500 mgr/kilo de peso, cada 21 días. El
Deficiencia de Tap 1/ Tap 2 Infecciones pulmonares, bronquiectasias parámetro más valorable para la dosis correcta de gammaglobulina, es la
evolución clínica del paciente, debeiendo reducir drásticamente las
infecciones de repetición. Además de la gammaglobulina se debe
emplear una terapia antibiótica correcta y precoz. La mayoría de los
pacientes requieren seguimiento en hospitales.
Neutropenia o leucocitosis
Enfermedades Autoinmunes
Hipergammaglobulinemia
Ulceras mucocutáneas
Lupus eritematoso discoide (En 25% de portadoras de granulomatosis
Linfadenitis
crónica ligada al cromosoma X)
Abscesos cutáneos y viscerales
Periodontitis
Neumonías frecuentemente con bullas
Osteomielitis
Granulomas en ganglios, bazo, hígado e intestino
Eczema
Retraso en caída de cordón umbilical
Susceptibilidad a mycobacterias y salmonella
CLÍNICA DE LAS IDP DEL SISTEMA FAGOCÍTICO CLÍNICA DE IDP DEL SISTEMA DEL COMPLEMENTO
Pueden:
Bacterias • tener aumento de infecciones, procesos autoinmunes o angioedema o
• ser asintomáticos según el componente del complemento deficitario
Estafilococo dorado
Estreptococo dorado Infecciones
Escherichia coli
Serratia Infección meningocócica (recidivante o por serotipo infrecuente)
Salmonella Infecciones cutáneas piógenas
Mycobacterias Gonococias de repetición
Klebsiella
Burkholderia cepacia Enfermedades Autoinmunes
Tumores Bacterias
Linfomas Haemophilus influenzae
Leucemias Estreptococo neumonie
Adenocarcinomas (tracto digestivo) Estafilococo dorado
Hiperplasia nodular linfoide (no neoplasia) Pseudomona
Campylobacter
Enfermedades Autoinmunes Helicobacter pylori
Anemia hemolítica autoinmune Virus
Púrpura trombopénica idiopática Rotavirus
Neutropenia Enterovirus (Echo)
Anemia perniciosa Hepatitis B y C
Lupus eritematoso sistémico Protozoos
Tiroiditis Giardia lamblia
Artritis reumatoide Criptosporidium
Enfermedad celíaca Otros
Hepatitis crónica activa Mycoplasma (Ureaplasma urealítico)
Cirrosis biliar
Enfermedad inflamatoria intestinal
Conjunto de enfermedades debidas
a defectos en el sistema inmune. Tendencia a infecciones:
Tipos de Inmunodeficiencias
Inmunodeficiencias primarias
Deficiencias de Anticuerpos
Son desórdenes de la función del sistema inmune heredables. (Inmunodeficiencias de células B o humorales)
producción de anticuerpos afectada; inmunidad
celular intacta
defecto en un único gen (la mayoría de ellas). Deficiencias Celulares
defecto en varios genes (poligénicas). inmunidad celular afectada; producción de
anticuerpos intacta
interacciones entre características genéticamente
determinadas y estrés ambiental o infeccioso. Deficiencias Combinadas
ambos mecanismos efectores están afectados
Fagocitos: B:
bacterias: Klebsiela, Stafilococos, Nocardia, Serratia, Proteus bacterias: piógenas, Stafilococos, Hemophilus, Streptococos
hongos: Candida, Aspergillus protozoos extracelulares: Giardia, Criptosporidium
La deficiencia selectiva de IgA está fuertemente asociada con alergia No puede administrarse vacunas a organismos vivos a individuos que
atópica. presenten deficiencia T.
La deficiencia está relacionada con la imposibilidad de que células B
maduras con fenotipo IgA+IgD+ se transformen en plasmocitos.
Inmunodeficiencias Combinadas Severas autosomales recesivas Inmunodeficiencias Combinadas (CID)
La forma ligada al cromosoma X corresponde al 75% de los casos Deficiencias en los componentes iniciales de la vía clásica (C1q, C1r,
C2 y C4) originan patologías inflamatorias autoinmunes tipo SLE
Todas están relacionadas con mutaciones que afectan elementos del
complejo fagocito oxidasa; falta de citocromos Deficiencias en los componentes finales (C5 a C8) están asociadas
con infecciones recurrentes de Neisseria meningitidis así como
Los fagocitos presentan metabolismo oxidativo y actividad microbicida enfermedad reumática
bajos
Deficiencias en C3 y las proteínas reguladoras factor I y factor H
favorecen infecciones recurrentes del tipo observado en deficiencias
de anticuerpos
Deficiencia en factor I
Deficiencia en el inhibidor de C1
INTRODUCCIÓN
Un transplante o injerto es la transferencia de células vivas, órganos o tejidos de una
parte del organismo a otra o de un individuo a otro. Según la relación existente entre donante y
receptor, existen diferentes tipos de transplante. Así, se denomina autotransplante aquel injerto
en el que donante y receptor son el mismo individuo, como ocurre, por ejemplo, en transplantes
de piel; transplante singénico es aquel que se realiza entre dos individuos que son
genéticamente idénticos (gemelos univitelinos o animales de experimentación seleccionados);
alotransplante es el que se realiza entre dos individuos diferentes pertenecientes a la misma
especie y xenotransplante, el efectuado entre dos individuos de especies distintas(Figura22.1)
El transplante de médula
ósea es, desde el punto de vista
inmunológico, un caso especial,
pues el injerto contiene células
inmunocompetentes. En esta
situación la respuesta inmunitaria
es bidireccional: una reacción de
rechazo, promovida por el receptor
contra el injerto, y una inversa,
denominada de injerto contra
hospedador, también conocida por
las siglas GVHD (del inglés graft versus host disease) producida por la respuesta inmunitaria
de las células inmunocompetentes del injerto contra el organismo receptor (Figura 22.3).
Figura 22.3
TIPOS DE RECHAZO
Dependiendo de la velocidad con la que se produzca, se distinguen 4 tipos de rechazo:
El rechazo hiperagudo, que se produce sólo horas o incluso minutos después de
realizado el injerto, y el rechazo acelerado que se manifiesta durante los primeros días
postransplante se producen, en la mayoría de los casos, por la presencia de anticuerpos
preexistentes en el suero del receptor frente a las moléculas HLA del donante. El rechazo
agudo, es aquel que se produce en el primer mes postransplante. No se conoce el mecanismo
exacto por el que se produce un rechazo agudo, pero los hallazgos histológicos y la respuesta
a la terapia inmunosupresora indican que en él intervienen tanto la inmunidad específica
(humoral y celular) como otros mecanismos no específicos (respuesta inflamatoria con
estimulación de polimorfonucleares, plaquetas y macrófagos, etc.). Por último, el rechazo
crónico, se produce meses o años después del transplante y su etiología no se conoce con
exactitud.
Debemos aclarar que este esquema es sobre todo válido en el caso del transplante
renal, que al ser el más extendido, sirve de modelo general para el resto de los injertos.
Factores que influyen en el rechazo de órganos
Nos hemos referido ya a que el éxito o el fracaso de un determinado transplante,
depende en gran medida de la relación genética existente entre donante y receptor. Pues bien,
cada especie animal posee un conjunto de genes denominado genéricamente Complejo Mayor
de Histocompatibilidad (MHC), y en el caso de los humanos sistema HLA (del inglés Human
Leukocyte Antigens), que ha sido estudiado en el capítulo 5, que codifica para una serie de
moléculas presentes en la superficie de las células, que son las que determinan en gran parte
el grado de compatibilidad o incompatibilidad en el transplante de órganos. Es evidente que la
función fisiológica de estas moléculas no es el rechazo de órganos o tejidos, pero el
conocimiento que se tiene en la actualidad de ellas, proviene en gran medida de la influencia
que ejercen en la inmunología del transplante.
La presencia en los órganos injertados de moléculas HLA distintas a las del receptor
(situación de incompatibilidad HLA) provoca en éste el desarrollo de anticuerpos y células T
citotóxicas dirigidas frente a dichas moléculas, lo que conduce al rechazo de dicho órgano. Por
el contrario, si las moléculas HLA presentes en el órgano injertado son iguales a las del
receptor (situación de compatibilidad HLA), se reduce en gran medida la incidencia y la
severidad del rechazo, aumentando por tanto la supervivencia del injerto.
En la prevención del rechazo (y de la GVHD en su caso) se puede actuar a diferentes
niveles. Antes del transplante, buscando la máxima compatibilidad posible entre el donante y el
receptor y asegurándose de que, en todo caso, el receptor no tiene anticuerpos preformados
contra los antígenos HLA del donante; y después del transplante con el uso de una terapia
inmunosupresora adecuada a cada caso.
Influencia de la compatibilidad HLA
Si se analiza el tiempo de supervivencia del injerto, se demuestra que cuanto mayor es
la compatibilidad HLA mayor es la supervivencia de los mismos. En efecto, la supervivencia a
largo plazo (sobre todo después de los 5 primeros años), es mayor cuanto mayor sea el grado
de compatibilidad HLA, sobre todo en lo que se refiere a las moléculas de clase II. Por ello, es
necesario realizar la tipificación HLA de aquellos pacientes que entran en lista de espera para
recibir un determinado órgano. En el momento en que se produce una donación de cadáver, se
realiza la tipificación HLA del donante, lo que nos permite seleccionar los mejores receptores
de entre todos los candidatos que figuran en la lista de espera.
El hecho de que la compatibilidad HLA de clase II, sea más importante que la de clase I
en el transplante de órganos, no esta totalmente aclarado, pero parece tener su origen en la
manera en que se induce la respuesta inmune. Se sabe que los linfocitos T CD4+, sólo son
capaces de reconocer las moléculas que le son presentadas en la superficie de las células
unidas a moléculas de clase II (restricción por clase II), por el contrario, los linfocitos T CD8+,
sólo son capaces de reconocer moléculas que le son presentadas en la superficie de las
células unidas a moléculas de clase I (restricción por clase I). Como la activación de las células
T CD8+ requiere la participación de células T CD4+ activadas, es bastante lógico pensar que
las diferencias en las moléculas de clase II induzcan una respuesta alogénica más intensa que
las diferencias en las moléculas de clase I.
La compatibilidad HLA (sobre todo para el locus HLA-DRB1*) aumenta la supervivencia
del injerto en todos los tipos de transplantes, salvo en el transplante hepático. Sin embargo, en
determinados tipos de transplante, por ejemplo el transplante cardiaco, prima la urgencia
clínica sobre cualquier otra consideración, por lo que la mayoría de las veces no se tienen en
cuenta los criterios de compatibilidad. En el transplante hepático los resultados de
supervivencia del órgano en relación con la compatibilidad HLA del donante y receptor son
contradictorios e incluso se ha asociado un mayor grado de compatibilidad con una mayor
incidencia de rechazo. La explicación a este hecho, en principio sorprendente, podría ser que
mecanismos inmunológicos distintos del rechazo podrían contribuir al fallo hepático. Esta
respuesta inmunológica podría estar dirigida frente a antígenos virales o asociados a
enfermedades autoinmunes que operen a través de mecanismos restringidos por moléculas
HLA. Por lo tanto en el transplante hepático el papel de la compatibilidad HLA podría ser dual,
por un lado la compatibilidad reduciría el riesgo de rechazo, pero aumentaría la posibilidad de
que se produjeran otro tipo de reacciones inmunológicas dirigidas contra el hígado injertado.
Figura 22.4
BIBLIOGRAFÍA
1. Cuervas-Mons, V. y Castillo-Olivares, J.L. 1994. Introducción al transplante de
órganos. ELA.
2. Strom T.B. y Walmann H. 1994. Transplantation. Current Opininon in Immunology,
l6:5.
3. http://www.msc.es/ont/esp/estadisticas
23 Inmunología de la infección
M. Fresno y M. A. Muñoz - Fernández
INTRODUCCIÓN
Una amplia variedad de agentes infecciosos (virus, bacterias, protozoos, hongos y
helmintos) son capaces de infectar a los seres humanos. En muchos casos, el agente
infeccioso puede colonizar un tejido u órgano y mantener su número sin causar daño
(colonización). La enfermedad infecciosa ocurre cuando ocasiona signos y síntomas de
inflamación o de perturbación funcional de los órganos dando lugar a un problema clínico y no
es una consecuencia inevitablemente asociada a infección.
La patogenicidad es un termino relativo, que resulta del balance entre virulencia, o
poder patogénico intrínseco, y los recursos defensivos utilizados por el hospedador para
neutralizar la amenaza infecciosa. Los factores de virulencia son los componentes del
microorganismo que les permiten colonizar, proliferar, invadir y destruir los tejidos del
hospedador y determinan su capacidad de causar enfermedad. Existen dos tipos principales: 1)
Factores que estimulan el crecimiento de los microorganismos y favorecen la colonización e
invasión tisular, como moléculas de superficie (adhesinas), enzimas digestivas segregadas por
el microorganismo invasor, etc.) Las toxinas bacterianas, que pueden ser secretadas
(exotoxinas), o lipopolisacáridos estructurales muy heterogéneos que forman parte de la pared
de las bacterias Gram-negativas (endotoxinas). Las exotoxinas son proteínas que pueden
originar una enfermedad sin infección previa.
Existen una gran variedad de mecanismos mecánicos, químicos, celulares e inmuno-
lógicos que se han desarrollado a lo largo de la evolución de la especie humana para prevenir
la invasión de los microorganismos. Entre estos últimos el más importante es el sistema
inmune. Una ligera perturbación en uno de estos mecanismos puede dar lugar a una infección
por microorganismos poco virulentos y una alteración mayor, incluso a microorganismos
avirulentos. Muchos microorganismos cuya patogenicidad habitual es baja, pueden dar lugar a
una enfermedad grave en hospedadores con inmunidad deprimida y se les llama
microorganismos oportunistas.
Inmunidad natural.
La inmunidad natural implica los mecanismos inespecíficos, mecánicos, químicos,
celulares y algunos de los inmunológicos, que previenen la colonización o infección de
individuos sanos por los microorganismos del entorno (ver capíulo 1).
Una de las más importantes defensas contra la infección la constituyen, los fagocitos
profesionales del hospedador, polimorfonucleares (PMN) y los monocitos/macrófagos. Cuando
se produce una infección, los PMN son las células que primero acuden al sitio de la misma. Los
PMN guiados por sustancias quimiotácticas difundidas desde la región infectada, alteran sus
mecanismos de adhesión adhiriéndose y atravesando el endotelio. Posteriormente, estos
mismos factores provocan una migración dirigida de los PMN hacia el lugar de la inflamación e
infección. Estos factores quimiotácticos son sustancias liberadas por el hospedador en
respuesta a la infección y productos microbianos, entre los que se encuentran los formil
péptidos producidos por las bacterias que son reconocidos por los fagocitos. Varios
microorganismos activan la vía alternativa del C, generando C5a. Además, los fagocitos
secretan leucotrieno LTB4. Tanto C5a como LTB4 son quimiotácticos.
Los fagocitos son capaces de internar por endocitosis y destruir toda una serie de
microorganismos, aunque estas funciones se ven potenciadas por componentes de la
respuesta inmune específica entre los que se encuentran:
1. Citocinas, secretadas principalmente por linfocitos después del
reconocimiento del Ag, necesarias para su activación.
2. Acs, secretados por linfocitos B, que les dotan de propiedades
opsonicas y efectoras aumentando el reconocimiento y unión de los
microorganismos.
Los fagocitos producen una serie de moléculas que median su acción antiinfecciosa
que se han dividido clásicamente en dependientes o independientes del metabolismo de
oxígeno. Entre estas últimas se incluyen una serie de compuestos microbicidas
extremadamente básicos como lisozima, lactoferrina, catepsina, elastasa y las recientemente
descritas defensinas (un conjunto de péptidos homólogos que dañan una gran variedad de
microorganismos procaríticos y eucarióticos). También producen C que sirve para eliminar
determinadas bacterias, bien promoviendo la opsonización en presencia de Ac, bien
directamente, o incrementando la permeabilidad celular asociada con las respuestas
inflamatorias. Los eosinófilos contienen una serie de proteínas tóxicas que destruyen
helmintos.
En los mecanismos dependientes de oxígeno se incluyen una serie de compuestos
derivados del consumo de O2, como O2-, H2O2, y radical hidroxilo, muy reactivos y que son muy
importantes en la destrucción de patógenos intracelulares. Recientemente, se ha descrito un
nuevo mecanismo que implica la síntesis de intermediarios reactivos de óxidos de nitrógeno,
como el NO, a partir de L-arginina, por una enzima denominada NO sintetasa. Esta enzima es
inducible en macrófagos por citocinas como TNF e IFN-g o por endotoxinas bacterianas como
LPS y parece ser el mecanismo mas importante en la destrucción de patógenos intracelulares.
Las células NK son un grupo de linfocitos grandes granulares que destruyen algunas
células infectadas por virus y parásitos intracelulares mediante citotoxicidad directa no
restringida por el MHC o por mecanismos de citotoxicidad celular dependiente de Ac (ADCC).
Los productos de los microorganismos también estimulan directamente la síntesis de
citocinas por macrófagos y células NK, por lo que algunas citocinas pueden ser consideradas
como parte de la inmunidad natural. Sin embargo, su cantidad aumenta después de una
respuesta inmune específica debido a su síntesis directa o a su control por parte de los
linfocitos T Ag-específicos. Las endotoxinas bacterianas estimulan directamente la síntesis de
IL-1 y TNF por macrófagos aumentando la adhesión de fagocitos y linfocitos al endotelio. El
TNF juega un papel central en la respuesta antiinfecciosa por sus propiedades inflamatorias,
activando a los macrófagos y PMNs, además de tener un importante papel como inductor de
necrosis e inducir fiebre. Esta citocina también induce la producción de prostaglandinas, activa
las propiedades antitrombocíticas, la síntesis de factor activador de plaquetas (PAF) y la
expresión de moléculas de adhesión en células endoteliales y la proliferación de fibroblastos.
Además, TNF estimula la citotoxicidad de otras células efectoras inmunes, como son los
eosinófilos, células NK y linfocitos T.
Los virus inducen la síntesis de varios IFNs que juegan un papel muy importante en la
resistencia a ciertas infecciones virales. Los IFNs son capaces de ejercer la acción antiviral de
varias maneras sinérgicas: bloqueo de la replicación viral, aumento en la expresión de MHC,
activación de las células NK y de los macrófagos.
Inmunidad adquirida.
La respuesta inmune específica normalmente es lenta y no muy efectiva cuando se
enfrenta a un microorganismo por primera vez. Sin embargo, cuando se induce memoria
inmunológica, la segunda vez es mucho más rápida y efectiva. Esta respuesta, que se
caracteriza por poseer especificidad y memoria, está mediada tanto por linfocitos T como B que
poseen receptores específicos de Ag en su membrana capaz de reconocer variados
determinantes antigénicos.
Las respuestas inmunes adaptativas pueden ser de tres tipos principales considerando
los principales mecanismos efectores (ver capítulo 8). Los monocitos son incapaces de destruir
ciertos patógenos, pero su capacidad de destrucción aumenta considerablemente si son
activados por citocinas secretadas por células Th1. Esta activación es mediada por IFN-g,
aunque otras linfocinas, especialmente TNF juegan un papel coestimulador de la actividad de
IFN. La activación de macrófagos implica un mayor aumento de todos los mecanismos de
destrucción de los mismos especialmente de aquellos dependientes de oxígeno y de NO.
Los linfocitos B segregan Acs específicos con la cooperación de los linfocitos Th2 y en
menor medida por los Th1. Estos Acs son capaces de erradicar ciertas infecciones por varios
mecanismos:
1. Previenen la unión de los microorganismos a sus receptores tisulares y
celulares.
2. Neutralizan o inactivan directamente al microorganismo; ocurre cuando
los Acs se unen a un Ag que posee una función vital para el parásito,
como pueden ser las toxinas.
3. Activan la fijación y el sistema del C promoviendo la lisis de los
microorganismos.
4. Favorecen la fagocitosis de los monocitos, macrófagos y PMNs a
través de la unión a los FcR (opsonización) y
5. Promueven las reacciones de citotoxicidad celular dependiente de Ac
(ADCC) de las células citotóxicas y eosinófilos (Figura 23.2).
Figura 23.2
INMUNOPATOLOGÍA
Existen multitud de factores que determinan por qué ciertas complicaciones
patológicas están asociadas a unas infecciones y no a otras. La patología puede ser mediada
por el parásito o por la propia respuesta del hospedador. En algunos microorganismos el daño
tisular se produce como consecuencia de la propia replicación, para permitir la colonización,
para evadir la respuesta inmune o debido a las toxinas. En muchos otros casos es la propia
respuesta inmune frente al microorganismo la causante de una Inmunopatología. Las
respuestas inmunes pueden ser potencialmente peligrosas debido principalmente a reacciones
autoinmunes o de hipersensibilidad.
La autoinmunidad, suele ser una consecuencia del mimetismo antigénico utilizado
como mecanismo de evasión de la respuesta inmune realizado por varios microorganismos.
Existe cada día más la creencia que ciertas enfermedades autoinmunes tienen una etiología
infecciosa debido a la similitud antigénica entre microorganismos y el hospedador.
Cuando las reacciones inflamatorias son de intensidad leve o moderada constituyen un
mecanismo importante de defensa, favoreciendo la llegada de células inmunes a los lugares de
la infección. Sin embargo, un exceso de respuesta inmune, hipersensibilidad, puede ser
perjudicial para el hospedador destruyendo tejidos normales.
La producción excesiva de ciertas citocinas, puede provocar también patología. El
ejemplo mas dramático lo constituye el papel de TNF en el shock séptico asociado a múltiples
infecciones bacterianas y en malaria cerebral.
El predominio, en la respuesta inmune frente a un agente infeccioso, de una u otra
subpoblación de linfocitos T (Th1 o Th2), y de las respectivas linfocinas que ellos producen da
lugar bien a resistencia o a Inmunopatología en muchas infecciones. La inhibición de un tipo de
Th con la consiguiente estimulación del otro esta asociada a la patología de muchas
enfermedades entre ellas el SIDA.
En resumen, una mejor comprensión de todos los fenómenos implicados en las
relaciones hospedador-agente infeccioso es fundamental para conseguir vencer a las
infecciones mediante una estimulación correcta de la respuesta inmune permitiendo: 1)
Corregir los factores que predisponen a la infección. 2) Una quimioprofilaxis y sobre todo una
mejor inmunoprofilaxis pasiva que incluya además de Igs, citocinas, etc. 3) Mejorar
enormemente los procesos de inmunización activa (estabilidad, ruta de administración, etc.)
para conseguir aumentar la eficacia de las nuevas vacunas.
BIBLIOGRAFÍA
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Academic Press
24 Inmunología tumoral
R. Ramírez, C. Pera y J. Peña
INTRODUCCIÓN
Las células de los organismos se diferencian y proliferan siguiendo un programa
genético que esta regulado por estímulos extracelulares. Alteraciones en este sistema de
regulación constituyen la base genética del cáncer, que se entiende como una acumulación de
mutaciones que afectan a las células somáticas durante la vida de un organismo y hacen que
estas proliferen de forma incontrolada. Son necesarios varios pasos para transformar una
célula normal en una célula cancerosa. La mayoría de ellos, si no todos, incluyen mutaciones
genéticas.
La mayoría de los cánceres comienzan de una sola célula, la cual, ha tenido que
acumular mutaciones en varios genes diferentes antes de llegar a formar un cáncer. El que una
determinada célula se convierta en cancerosa en un memento determinado dependerá de
varios factores, tales como ciertos agentes químicos e ionizantes, errores durante la
duplicación celular del DNA, interacción de ciertos agentes virales con el genoma de la célula
huésped o hereditarios, etc.
En este capitulo trataremos de las múltiples evidencias indicativas de que el sistema inmune
identifica estas células tumorales que destruye y evita la aparición de tumores. Sin embargo en
otros casos este proceso falla y consecuentemente se produce la malignización celular y el
desarrolla tumores.
MALIGNIZACION CÉLULAR Y SISTEMA INMUNE
Los genes relacionados con el cáncer pueden ser de tipo a) inductor, b) supresores o c)
reguladores de la apoptosis.
1. Los genes inductores regulan la proliferación celular, por lo que
generalmente están presentes y son funcionales en todas las células normales
en forma de proto-oncogenes pasando a denominarse oncogenes cuando
modifican su actividad normal.
2. Los genes supresores, entre los que destaca p54, inducen mutaciones
conducentes a la pérdida en la capacidad proliferativa celular. A diferencia de
los anteriores, los genes supresores de tumores están normalmente activos
(vigilantes) para evitar el crecimiento incontrolado de la célula. La pérdida de
estos genes (o su falta de expresión) es un evento común en muchos tumores.
3. Por ultimo los genes reguladores de la apoptosis son importantes por su
capacidad para modular la apoptosis celular, mecanismo primordial en la
eliminación de células que sufren alteraciones incompatibles con el desarrollo de
su actividad normal
Esta hipótesis se ha visto confirmada por múltiples evidencias entre las que destacan:
1. La existencia de una estrecha relación entre la aparición y desarrollo de
cánceres y el estado funcional del sistema inmune. Por ejemplo, la incidencia de
cánceres es mayor en inmunodeficiencias.
2. La terapia biológica veces llamada inmunoterapia, bioterapia o terapia
modificadora de la respuesta biológica ha demostrado ser eficiente enfermos con
cáncer.
3. Finalmente, se ha descrito infiltración celular, principalmente linfocitos y
macrófagos, en tumores y por ultimo
4. Se ha encontrado en individuos portadores de cáncer la presencia de
linfocitos CD8 con capacidad citotóxica frente al tumor.
ANTÍGENOS TUMORALES
Al menos alguno de los mecanismos de la oncogénesis involucra la alteración estructural
de genes implicados en diferenciación y/o proliferación. Esto daría lugar a la aparición de
proteínas alteradas que funcionarían como verdaderos antígenos. En general los antígenos
tumorales se pueden dividir en:
Al menos alguno de los mecanismos de la oncogénesis involucra la alteración estructural de
genes implicados en diferenciación y/o proliferación. Esto daría lugar a la aparición de proteínas
alteradas que funcionarían como verdaderos antígenos. En general los antígenos tumorales se
pueden dividir en:
Antígenos específicos de tumores (TSA)
Son antígenos que solo aparecen en tumores y por tanto son exclusivos para estas
células. Presentan como el que son de cada tumor, ya que generalmente se asocian a
mutaciones. En general, se trata de proteínas citosólicas con alteraciones estructurales. La
mayoría de estos antígenos solo se han encontrado en modelos murinos de tumores inducidos
por carcinógenos, y son escasos los definidos en tumores humanos.
Antígenos asociados a tumores (TAA).
p
r
o
t
e
c
t
ASPECTOS INMUNOLÓGICOS DE LAS METÁSTASIS
La capacidad metastatizante y la heterogeneidad biológica del cáncer son los principales
problemas para su erradicación. Sólo una mínima proporción de células son capaces de generar
metástasis, aun cuando potencialmente un gran número de células son capaces de pasar al
torrente circulatorio y por ello tienen capacidad de producir metástasis. De esta forma, la invasión
y metastatización tumoral se considera un proceso multifásico en el que en primer lugar, dentro
de la masa tumoral aparecería una célula modificada, con capacidad para penetrar la membrana
basal, entrar en el torrente vascular, y migrar para implantarse en un nuevo órgano. No obstante,
se pueden considerar varias posibilidades para explicar la aparición y desarrollo de metástasis.
Así es posible que la metástasis se desarrolle concomitantemente con una respuesta
inadecuada efectora a través de una insuficiente estimulación vía segunda señal: B7, ICAM-1,
LFA-3, VCAM-1 etc. o que las células que originan las metástasis poseen características
diferentes a las del tumor del que proceden.
INMUNOTERAPIA
Figura 24.3
Las formas habituales de
tratamiento de los enfermos
cancerosos con radioterapia, cirugía y
quimioterapia no son suficientes en
multitud de casos, sobre todo en
cánceres con gran invasión de tejidos
o con metástasis. Prueba de ello es
que, en la actualidad, la segunda
causa de muerte es el cáncer, lo que
ha motivado un gran interés de
médicos e investigadores para
encontrar nuevas terapéuticas contra
esta terrible enfermedad. Este
esfuerzo está dirigido al
perfeccionamiento de los sistemas
tradicionales de tratamiento y a través
de la introducción de unas nuevas
formas terapéuticas, para lo cual se
tienen grandes esperanzas puestas
en el desarrollo de la inmunoterapia
(Figura 24.3)
Las nuevas estrategias en la inmunoterapia tienen como objetivo el potenciar la respuesta
inmune frente al tumor, e incluyen la
Figura 24.4
En la actualidad sigue siendo muy alta la incidencia de tumores y las muertes causadas
por esta enfermedad. Son frecuentes los tumores de mama, colon, próstata, piel, etc. (Figura
24.5). Ello hace que nuevos esfuerzos de investigación interdisciplinaria necesarios, al objeto
de conocer mejor la maquinaria celular responsable de la malignización celular y los
mecanismos inmunológicos responsables de su destrucción.
Figura 24.5
BIBLIOGRAFIA
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LEUCEMIAS
Según el tipo de células que proliferan se distinguen las leucemias linfocíticas y las mieloides.
En las primeras los linfocitos. En las segundas son los mielocitos, precursores del resto de los
glóbulos blancos.
En las agudas son células que no han madurado lo suficiente y han crecido
indiscriminadamente.
Tipos de Leucemia
En ambos tipos las células tumorales invaden la medula ósea impidiendo que esta pueda
formar el resto de las series, con lo que disminuyen los hematíes, leucocitos y plaquetas
produciendo así "pancitopenia".
Síntomas:
Leucemia aguda
Entre los signos más habituales está la fiebre, el aumento del bazo y del hígado, dolor
abdominal. La afectación testicular es exclusiva de la LLA.
Leucemia linfoide crónica:
Primero una fase crónica en la que los granulocitos van proliferando. Síntomas pasan
desapercibidos, pero puede haber anemia, disminución de peso y fiebre. Bazo aumentado. La
segunda blástica más maligna: anemia, fiebre y hemorragias frecuentes, con ganglios de gran
tamaño.
Diagnóstico:
Leucemia aguda
INMUNOFENOTIPO. CD13,CD33
GENÉTICA. Las anormalidades más frecuente son cariotipo complejo, trisomía 8 y 4. Sin
reordenamiento de IgH ni TCR.
DEFINICIÓN. Caracterizada por un alto porcentaje de blastos en médula ósea sin evidencia de
maduración.
DEFINICIÓN. La LMA-M2 se define por la presencia de 30% de blastos en sangre con 10%
de neutrófilos maduros. Los monocitos son 20% de las células de la médula ósea.
HALLAZGOS CLÍNICOS. 15% de las LLA en adolescentes que en niños. 25% de las LLA del
adulto. Mal pronóstico. Se presentan con leucocitosis elevada en sangre.
HALLAZGOS CLÍNICOS. Con tratamiento agresivo tienen buen pronóstico, supervivencia del 80-
90%.
GENÉTICA. LLB T: translocaciones diversas afectando al loci receptor T en el 14q11 y 7q34. LLB
célula precursora B: idéntico a la LLA célula precursora B.
MIELOMA MÚLTIPLE
SÍNTOMAS. Dolor en los huesos o en la espalda. Fracturas sin causa aparente. Problemas de
sangrado. Aumento de la susceptibilidad a infecciones. Síntomas de anemia tales como:
cansancio, dificultad respiratoria y fatiga
El sistema inmune puede ser manipulado desde el exterior por una serie de agentes
farmacológicos que inciden directamente sobre las células inmunitarias produciendo diferentes efectos,
que van desde las interferencias en las rutas de activación o diferenciación celular a la muerte celular.
Con excepción de la terapéutica mediada por péptidos o anticuerpos anitidiotipo, en general, las drogas no
tienen una acción clono específica, es decir, aquella dirigida contra las células responsables de un
determinado proceso inmunopatológico. Esta inespecíficidad trae como consecuencia que se vean
también suprimidas respuestas beneficiosas contra los agentes infecciosos.
En los siguientes apartados serán considerados diversos aspectos relacionados con el mecanismo
de acción, farmacología y citotoxicidad de los fármacos con capacidad para modular la respuesta
inmunológica.
AGENTES INMUNOSUPRESORES
Estos agentes tienen la propiedad de inducir una inmunosupresión del sistema inmune (Figura
26.1). Aunque la inespecificidad de los fármacos inmunosupresores supone un gran inconveniente, no es
menos cierto que actualmente son imprescindibles para el control de las enfermedades autoinmunes y
evitar el rechazo de los órganos trasplantados. Entre estos destacan:
Fig.:26.1
Dentro de este grupo se incluyen una serie de fármacos con diferente mecanismo de acción. Así
tenemos la ciclosporina y tacrolimus que inhiben la producción de IL2. La ciclosporina es ampliamente
utilizada además de en el trasplante de órganos, en el tratamiento del psoriasis, síndrome de Behcet,
artritis reumatoide y la enfermedad inflamatoria intestinal. El tacrolimus, previamente denominado
FK506, tiene una aplicación fundamentalmente restringida en el trasplante y un menor índice terapéutico.
En ambos casos se trata de fármacos que inhiben la trasmisión de señales de la célula T que son
dependientes a su vez de un aumento de Ca++ intracelular y de la activación de la proteín cinasa C, PKC.
La ciclosporina A y el tacrolimus impiden la activación linfocitaria por inhibición de la calcineurina
(Figura 26.2) que desempeña un importante papel en la regulación de la trascripción de diferentes genes,
entre ellos el de la IL-2.
Fig.:26.2 Para que estos dos
fármacos sean efectivos se
requiere su interacción con unas
proteínas intracitoplasmáticas
denominadas inmunofilinas: el
tacrolimus se une a la proteína
FKBP-12 y la ciclosporina a la
ciclofilina (CyP). Es por tanto el
complejo droga-inmunofilina
quien inhibe la actividad de la
calcineurina impidiendo que esta
defosforile la subunidad
citoplasmática del factor trans-
cripcional NF-AT que de esta
manera no se trasloca al núcleo.
NF-AT interacciona con una
región dentro del promotor de
IL2. Por tanto si se impide la
acción de la calcineurina se
inhibe en gran medida la síntesis
de IL-2.
Otros fármacos impiden más bien que la IL-2 desarrolle su acción, siendo el más utilizado la
rapamicina, mientras que con leflunomida se tiene bastante menos experiencia. La rapamicina o sirolimus
es otro agente inmunosupresor muy potente, que presenta homología estructural con el tacrolimus y que
se une al mismo tipo de receptores intracelulares aunque su mecanismo de acción es diferente (Figura
26.2). La proteína de unión intracelular también es la inmunofilina FKBP12 y el complejo FKBP12-
sirolimus inhibe una vía de señalización independiente de calcio a través de su unión directa y de la
inhibición de dos enzimas dianas específicas: TOR1 y TOR2 (targets of rapamycin) impidiendo la
activación del complejo ciclina/cdk que es necesario para la transición de la fase G1 a la fase S. Por otra
parte inhibe la fosforilación de las cinasas p70 y p34 inducida por la IL2, quinasas que son cruciales para
la regulación de la progresión del ciclo celular. Además bloquea la activación celular vía CD28/CTLA4
que también es independiente de calcio
El resultado es que inhibe la respuesta a la IL2, así como a la IL4 y a la IL6. En clínica se han
demostrado excelentes resultados en el trasplante de órganos y como profilaxis de enfermedades
autoinmunes como la diabetes.
Dentro de este grupo incluimos: antagonistas de la purina como azatioprina, derivados del ácido
micofenólico y mizoribina, antagonistas de la pirimidina como brequinar sódico, agentes alquilantes
como la ciclofosfamida y por último antifolatos.
En la actualidad la experiencia clínica con mizoribina y brequinar sódico es escasa por lo que no
serán tratados más extensamente.
Los antifolatos fueron introducidos también en la terapia del cáncer, particularmente para inducir
remisiones en la leucemia linfoblástica. En la actualidad se emplean también en el tratamiento del
psoriasis y la artritis reumatoide. El exponente más importante de éstos fármacos es el metotrexato que es
un análogo estructural del ácido fólico interfiriendo con su metabolismo. El resultado final también es la
inhibición de la síntesis de DNA y de RNA lo cual bloquea numerosas funciones biológicas.
Corticoides
Los glucocorticoides (GC) son hormonas que regulan diversos procesos fisiológicos en las
células nucleadas, interviniendo también en la diferenciación de órganos y tejidos. Debido a sus efectos
antiinflamatorios e inmunosupresores, están siendo ampliamente utilizados como agentes terapéuticos en
trasplante de órganos y enfermedades autoinmunes e inflamatorias.
Fig.:26.3 El GC se une
primero en el citoplasma
a su receptor específico
que posee diferentes
dominios funcionales y
posteriormente el
complejo GC/receptor se
une a secuencias
específicas de DNA
(glucocorticoid
responsive elements o
GRE) en el núcleo
actuando como un factor
transcripcional que puede
activar o inhibir a
determinados genes
(Figura 26.3). La mayoría
de los efectos
antiinflamatorios e
inmunosupresores son
debidos a la regulación
negativa de diferentes genes. En concreto la interacción entre el GC, su receptor y GRE antagoniza
diferentes factores de transcripción necesarios para la expresión óptima de citocinas y la activación de
linfocitos T, incluyendo los complejos trascripcionales AP-1 (activating protein-1), NF-kB y NF-AT.
NUEVOS FÁRMACOS
Actualmente están en fase de estudio fármacos como la Desoxipergualina (DSG) que tiene poco
en común con otras drogas inmunosupresoras. A nivel molecular puede ser un inhibidor del factor de
trascripción NF-kB. Su acción dependería del bloqueo en la producción de anticuerpos, del procesamiento
antigénico y de la supresión de la expresión de los receptores para la IL2. También se están conociendo
los efectos inmunosupresores de otros fármacos en principio utilizados para otras patologías sin relación
con el sistema inmune, así las estatinas conocidas en el tratamiento contra la hipercolesterolemia. Una de
estas estatinas, la lovastatina, inhibe por un mecanismo indirecto la interacción de LFA-1 con ICAM1,
demostrándose su unión a un nuevo lugar descubierto en LFA-1, denominado sitio de lovastatina (LFA-1
L-site). Se tienen fundadas esperanzas de su utilidad en psoriasis, artritis reumatoide y trasplante.
También podríamos incluir el calcitriol, ésteres del ácido fumárico etc.
También está en fase de estudio la administración exógena de algunos factores solubles presentes
en el organismo, sobre todo citocinas con un importante efecto antiinflamatorio como la IL-4, IL-10 y IL-
11, observándose importantes efectos terapéuticos con escasos efectos secundarios. Parece que puede
suponer un importante avance el uso de moléculas recombinantes como CTLA4Ig que está siendo
probada inicialmente en los trasplantados y enfermedades autoinmunes por su efecto inductor de
tolerancia
INMUNOESTIMULANTES
Los anticuerpos, ya sean policlonales o de tipo monoclonal, se suelen utilizar bien como agentes
inmunosupresores o bien como elementos de reposición en inmunodeficiencias cuando el individuo
carece de todos o algunos de los isotipos.
Clásicamente se han venido usando anticuerpos como GAL, GAT y OKT3 para inducir una
inmunosupresión en pacientes trasplantados.
Para evitar los problemas que presentan los anticuerpos citados anteriormente y que han sido
clásicamente muy empleados en la práctica clínica, se está tratando de utilizar anticuerpos quiméricos,
humanizados y anticuerpos monoclonales humanos obtenidos por tecnología de ADN recombinante y que
presentan mejor tolerabilidad, con un mecanismo de acción más específico y que evitan la formación de
anticuerpos neutralizantes presentando menos efectos secundarios.
En general las dosis se repiten cada 3 ó 4 semanas que es la vida media de estas Igs. Las
reacciones adversas mas frecuentes consisten en fiebre, escalofríos, cefaleas, sudoración, dolores
lumbares. Muchas de estas reacciones están causadas por una velocidad de infusión excesiva. La
aparición de anticuerpos anti IgG, mediados por IgE pueden provocar reacciones anafilácticas muy
graves.
El mecanismo de acción de IGIV, en estas patologías no está claro, es probable que actúen
mediante mecanismos diferentes así entre las propiedades inmunorregulatorias con posible efecto sobre
estas enfermedades se cuentan: inhibición del daño mediado por complemento, ya que la IgG es capaz de
unir productos derivados de su activación, bloqueo del receptor Fc de IgG del sistema mononuclear
fagocítico y su modulación, alteración de la función de las células NK, neutralización de superantígenos,
interacción con autoanticuerpos y receptores de las células B y T por los anticuerpos antiidiotipicos que
contiene la IGIV, disminución y solubilización de complejos inmunes, modulación de la producción de
citocinas y de sus antagonistas, disminución de la activación endotelial y de la expresión de moléculas de
adhesión, disminución de la capacidad proliferativa de los linfocitos, aumento del catabolismo de la IgG,
inducción de anticuerpos antiidiotípicos contra autoanticuerpos, selección del repertorio de las células T,
etc.
BIBLIOGRAFIA
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to lifesaving treatment. J Pediatr Health Care.16:16-21.
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55:81-5.
TIPOS DE VACUNAS
INMUNOLOGÍA GENERAL 2006-2007
ANTIGENO COMPOSICION FABRICACION USO SANITARIO
Sarampión
Parotiditis
-Anticuerpos producidos
por el mismo individuo
-Más lenta
-Duración prolongada
-Tipos: natural, artificial
Fiebre amarilla
Comparación de vacunas de microorganismos atenuados, inactivados y de DNA
Requerimiento
de esfuerzo
Diseño de una estrategia vacunal
-Los corticosteroides son fármacos antiinflamatorios, de acción inespecífica. Mecanismos de escape de los tumores frente al reconocimiento por el sistema inmune:
-Fármacos inmunosupresores (ciclosporina y otros macrólidos, como tacrólimo) baja inmunogenicidad (moléculas de superficie), modulación antigénica, desfase entre
crecimiento tumoral y respuesta inmune, supresión de respuesta inducida por tumor
inhiben las vías de transducción de señales de activación en los linfocitos T
Terapia anti-tumoral con Anticuerpos Monoclonales
Isótopo
Toxina radioactivo
Anticuerpo combinado 1 2 Anticuerpo combinado
con toxina. Al ser con Isótopo Radioactivo
endocitado el complejo Al ser endocitado
Ag-Ab, la toxina ejerce el complejo Ag-Ab, el
su acción letal sobre isótopo desprende
la célula tumoral. Radioactividad letal
para la célula tumoral.
Antígeno tumoral
CELULA
Linfocito T TUMORAL
citotóxico LISIS
+ TcR
CD3
Toxicidad 3 Pro-
droga
5 enzima
L
I 4 Toxicidad Droga
S
Anticuerpo bi-específico: I Fc!R
reconoce el Ag tumoral S
por un lado, y una molécula
de la célula T por el otro. La célula Linfocito NK
Tc puede ahora lisar la diana. Anticuerpo combinado con un
enzima: al añadir una pro-droga,
la enzima ésta transforma en
droga de acción muy localizada
en el entorno tumoral.
AISLAMIENTO DE LINFOCITOS
DE SANGRE PERIFÉRICA AISLAMIENTO DE LOS LINFOCITOS
QUE INFILTRABAN EL TUMOR (TIL)
IL-2
CULTIVO CULTIVO
reinfusión reinfusión