Ya que mis manos yacen intiles como guantes vacios. Deja que mis palabras te acaricien el pelo, Se deslicen por tu espalda y te hagan cosquillas en el vientre, Porque mis manos, ligeras y voltiles como ladrillos, gnoran mis anhelos y rehsan tercamente a llevar a cabo mis deseos ms !ntimos. Deja que mis palabras entren en tu cabe"a empu#ando antorchas, acptalas voluntariamente en tu ser, Para que puedan acariciar suavemente tu interior$ Mark O'Brien