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En el libro “El queso y los gusanos”, su autor Carl Ginsburg, hace una investigación

histórica sobre un campesino italiano y su contexto político-ideológico, a finales del


siglo XVI. Para este fin, se apoya en fuentes muy dignas de crédito como el archivo de
la curia arzobispal de Udine, el archivo de la curia arzobispal de Bordenone, el archivo
de estado de Modena, el archivo de estado de Venecia, el archivo secreto del Vaticano,
la biblioteca comunal de Lucca, y la biblioteca comunal de Udine.
Pero, ¿qué induce a este historiador a investigar por un campesino italiano de finales del
siglo XVI?. Este hombre, cuyo nombre era Domenico Scandella, alias Menocchio, fue
un molinero de la región de Friuli, casado, y con siete hijos, ajusticiado por el Santo
Oficio, por sus pensamientos heréticos; Menocchio se diferencia de los demás
campesinos por sus pensamientos heréticos, que cuestionaron toda la tradición
intelectual teológica de la edad media, y el poder político, económico e ideológico que
la iglesia católica manejo por mas de mil años en Europa. Mas exactamente, Menocchio
pensaba, entre muchas otras cosas que “...no es posible que le haya parido (la virgen
Maria) y siguiera siendo virgen...”, que “...todos somos hijos de Dios y de la misma
naturaleza que el crucificado...”, también que “...en nuestra ley, el papa, los cardenales,
los obispos, son tan grandes y ricos que todo es de la iglesia y los curas, y oprimen a los
pobres...”; decía que “...la ley y los mandamientos de la iglesia son mercancías...”, y
“...la majestad de Dios ha infundido a todos el Espíritu Santo: a cristianos, a herejes, a
turcos, a judíos, y a todos ama y todos se salvan de igual modo...”1.
Estas afirmaciones, que hoy en día, incluso nos podrían parecer coherentes, son
realmente inconcebibles en un molinero del siglo XVI, y mas aún en Italia, uno de los
países de la contrarreforma. Entonces, ¿como llega esta información tan espeluznante a
oídos de un “simple” molinero?; según su propia confesión ante el vicario general,
nunca había conocido a nadie que tuviera estas opiniones, pues estas las había sacado de
su cerebro2. Ginsburg no confía mucho en este argumento, e investiga mas a fondo la
cosmogonía de Menocchio. ¿acaso era Menocchio simpatizante de la Reforma?, ¿acaso
era participe del movimiento anabaptista?, o tal vez, ¿leía libros heréticos?, o ¿tenía
contacto con herejes de otros lugares?. El libro de Ginsburg profundiza en la
investigación de cada uno de estos puntos a través de sesenta y dos capítulos,
sumamente descriptivos.
En el texto “El Queso y los gusanos”, podemos observar el funcionamiento del sistema
operativo de la inquisición en la edad media, y darnos cuenta la idea errónea que nos da
la cultura acerca de una iglesia malvada que investiga los herejes y los quema vivos en
la hoguera; Menocchio fue entregado a la iglesia por sus vecinos y sus amigos para que
lo ajusticiara el Santo Oficio. El peso de la moralidad religiosa era suficiente para que
los mismos ciudadanos se encargaran de informar a las autoridades cualquier
anormalidad.
En su libro, Ginsburg intenta no omitir detalle alguno que pueda relacionarse implícita o
explícitamente con su tema, de tal manera, que en ciertos momentos puede volverse
redundante, y en una intención totalizante, no decidir nada importante acerca de nada;
¿acaso pueden los textos asegurarle a Ginsburg un punto de vista “objetivo” sobre la
totalidad de la vida de Domenico Scandella?, ¿acaso con ese exceso de particularidad
puede conocerse una verdad objetiva sobre un hombre, que como tal, goza de una
subjetividad?. A mi parecer, no.

1
El Queso y Los Gusanos, Carl Ginsburg, pp 37, 39, 42, 43, confr.
2
El Queso y Los Gusanos, Carl Ginsburg, p 57, confr.
RESEÑA DEL LIBRO

“EL QUESO Y LOS GUSANOS”

LAS SOCIEDADES FEUDALES

GONZALO BUENAHORA DURÁN

ALEJANDRO CASTILLO ROZO


HISTORIA, II SEMESTRE

UNIVERSIDAD DEL CAUCA


POPAYÁN, 20 DE OCTUBRE DEL 2003

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