Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
AGROBIOTECNOLOGÍA
TAREA:
TEMA:
EL OYENTE
ASIGNATURA:
UNIDAD III
PRESENTA:
PROFESOR:
GRUPO:
102-A
En este capítulo se analizaran los tipos de oyentes, así como de los recursos
de los que se dispone según cada caso.
Tipos de oyentes
Así, cuando una o varias personas son buenos oyentes, de inmediato el que
habla percibe que se le está tomando enserio y su entusiasmo y su confianza
crecen. Tiene la sensación de que, si los otros están concentrados en sus
palabras y se toman la molestia de dejar a un lado las propias necesidades, es
porque para ellos es alguien importante o al menos es una persona fiable.
Percibe por muchos canales que el otro está considerando sus palabras, que le
interesa lo que dice.
Pero, ¿Qué pasa cuando uno se topa con alguien que parece “duro de oídos”;
cuando en lugar de escuchar reacciona ala defensiva. Con rabia, miedo,
enfado…, o adoptando una actitud de indiferencia? ¿Es necesario pensar
siempre que el problema recae en uno mismo, o a caso existe la posibilidad de
que el oyente sea responsable de su falta de habilidad para escuchar?
Es obvio que para contestar estas preguntas en primer lugar hay que valorar
que no todos los seres humanos son capaces de entender que el acto de
escuchar no implica una actitud pasiva. En segundo lugar, es posible
encontrarse con personas que reaccionan intempestivamente y ante las cuales
no se sabe qué hacer, aunque se trata de casos especiales. En general, se
pueden prevenir las reacciones del interlocutor. El ejemplo siguiente ilustra muy
bien lo explicado antes:
Ejemplo
Una persona está en una reunión de trabajo y uno de sus compañeros insiste
en que clarifique algo que ha dicho al principio de la reunión. La persona ya se
ha tomado la molestia de atender su petición tres veces y lo ha hecho con
claridad y amabilidad, pero el otro continúa empeñándose.
Sin duda, un primer pensamiento ante tanta insistencia podría ser que el
individuo en cuestión desea consciente o inconscientemente provocar un
conflicto. También existe la posibilidad de que su obstinación se deba a que
está esperando que se diga algo que él quiera oír; tal vez se trata de un
concepto o una idea determinada que tiene en su mente, pero que desea oírla
de boca de su compañero. En tal caso se podría afirmar que este interlocutor
no está “obstaculizando” la comunicación debido a la posición social, la edad,
el sexo, el idioma, el nivel de estudios, el cargo o el papel que desempeña, si
no porque sus expectativas personales respecto a comunicación no coinciden
con las respuestas de su colega.
Si un individuo dice:
>no es ovoide>,
Está claro que ha entendido las palabras pero no está de acuerdo, con lo cual
el primero podrá elegir entre reaccionar ala defensiva o darle tiempo y
escucharlo hasta el final mientras >>lee entre líneas>> los gestos, la postura y
la actitud global del interlocutor.
Nota
>> ¿Cómo se atreve a ser tan mal educado e interrumpirme de ese modo?>>
En el primer y último caso, las personas que escuchan están realizando una
actividad relacionada con su trabajo: se trata de una obligación, no de un
descanso o un placer como ocurre con las del segundo grupo. Con toda
probabilidad, muchas personas del primer grupo escucharan por obligación, sin
espacio psicológico para el placer y es posible que ocurra lo mismo con las del
último grupo.
A medida que pasen las horas, los oyentes <<por obligación>> empezaran a
sentirse fatigados y su capacidad de atención disminuirá. Tal vez entonces
tendrá que sea el que habla quien se vea obligado a realizar un pequeño
esfuerzo para despertar el interés y lograr que se sientan motivados.
Sea cual fuere la circunstancia, el hablante cuenta con recursos para averiguar
que esperan de él. Por ejemplo, antes de empezar un discurso o una
conferencia se pueden dedicar unos minutos para escuchar las expectativas
del público.
<<ustedes están aquí para escuchar una disertación de las nuevas formulas de
marketing en la empresa…>>.
O bien:
<<Tenemos poco tiempo, así que nos ceñiremos al tema del que hemos venido
hablar…>>.
Estas formulas casi nunca fallan y, si los oyentes conocen cual es el tema de la
charla, es probable que adecuen su interés a aquello que se les promete sin
esperar más.
De todas formas, respecto del primero, existen giros y formas que deben
evitarse, ya que confunden al oyente, como los giros o palabras que no se
refieren a nada concreto. Tales el caso de cosa o tema.
Motivar al oyente
Sea como sea, de lo que no cabe duda es de que tanto en uno como en otro
caso se exige una gran dosis de entusiasmo. No en vano, en general se
considera que el grado de entusiasmo de un conferenciante, un vendedor, una
secretaria o un jefe tiene más peso que su currículo personal.
La clave
Basta con echar una mirada a las nuevas técnicas de publicidad para darse
cuenta de que cualquier producto se presenta ante todo con <<entusiasmo>. A
diario se pueden ver personajes sonrientes y satisfechos que pronuncian frases
del tipo:
<<Me siento…>>
<<creo que…>>
Y nunca con un
<<Usted debería…>>
<<tendría que…>>.
<<le agradezco que haya pensado en mi para resolver este problema, pero
ahora me resulta imposible. De todos modos me encantaría que contara
conmigo en la próximas ocasiones>>.
Cuando hay que decirle algo delicado a oyentes difíciles es bueno hacerlo con
brevedad y utilizando en lo posible la escala de valores y parámetros de vida
del otro.
11. No actuar del mismo modo, ni creer que solo existe una forma de
comunicarse con oyentes difíciles.
Ejercicios