Вы находитесь на странице: 1из 12

Coordinación General de Universidades Tecnológicas

Universidad Tecnológica de Gutiérrez Zamora

AGROBIOTECNOLOGÍA

TAREA:

PROYECTO DEL LIBRO

TEMA:

EL OYENTE

ASIGNATURA:

EXPRESION ORAL Y ESCRITA

UNIDAD III

PRESENTA:

MARIA DEL ROSARIO OLMOS GUERRA

PROFESOR:

JORGE CHENA BATRES

GRUPO:
102-A

GUTIÉRREZ ZAMORA VER. NOVIEMBRE 2009


EL OYENTE
La influencia del oyente

Diversos estudios han demostrado que cuanto más “influyentes”, “poderosos”,


“desconocidos” y/o “competentes” son los oyentes, mayor es el riesgo de sufrir
episodios de ansiedad y estrés.

Sin embargo, no se trata de esto, es decir, del cargo, la profesión o el nivel


social del interlocutor, sino también de su actitud a la hora de recibir los
mensajes.

En este capítulo se analizaran los tipos de oyentes, así como de los recursos
de los que se dispone según cada caso.

Tipos de oyentes

Escuchar no solo implica un proceso personal para comprender, elaborar y


responder. Se trata de una actitud más compleja ya que, desde el primer
instante del encuentro, el oyente devuelve al hablante una imagen que es una
especie de reflejo de sí mismo.

Así, cuando una o varias personas son buenos oyentes, de inmediato el que
habla percibe que se le está tomando enserio y su entusiasmo y su confianza
crecen. Tiene la sensación de que, si los otros están concentrados en sus
palabras y se toman la molestia de dejar a un lado las propias necesidades, es
porque para ellos es alguien importante o al menos es una persona fiable.
Percibe por muchos canales que el otro está considerando sus palabras, que le
interesa lo que dice.

Pero, ¿Qué pasa cuando uno se topa con alguien que parece “duro de oídos”;
cuando en lugar de escuchar reacciona ala defensiva. Con rabia, miedo,
enfado…, o adoptando una actitud de indiferencia? ¿Es necesario pensar
siempre que el problema recae en uno mismo, o a caso existe la posibilidad de
que el oyente sea responsable de su falta de habilidad para escuchar?

Es obvio que para contestar estas preguntas en primer lugar hay que valorar
que no todos los seres humanos son capaces de entender que el acto de
escuchar no implica una actitud pasiva. En segundo lugar, es posible
encontrarse con personas que reaccionan intempestivamente y ante las cuales
no se sabe qué hacer, aunque se trata de casos especiales. En general, se
pueden prevenir las reacciones del interlocutor. El ejemplo siguiente ilustra muy
bien lo explicado antes:
Ejemplo

Una persona está en una reunión de trabajo y uno de sus compañeros insiste
en que clarifique algo que ha dicho al principio de la reunión. La persona ya se
ha tomado la molestia de atender su petición tres veces y lo ha hecho con
claridad y amabilidad, pero el otro continúa empeñándose.

Sin duda, un primer pensamiento ante tanta insistencia podría ser que el
individuo en cuestión desea consciente o inconscientemente provocar un
conflicto. También existe la posibilidad de que su obstinación se deba a que
está esperando que se diga algo que él quiera oír; tal vez se trata de un
concepto o una idea determinada que tiene en su mente, pero que desea oírla
de boca de su compañero. En tal caso se podría afirmar que este interlocutor
no está “obstaculizando” la comunicación debido a la posición social, la edad,
el sexo, el idioma, el nivel de estudios, el cargo o el papel que desempeña, si
no porque sus expectativas personales respecto a comunicación no coinciden
con las respuestas de su colega.

En una conversación, a medida que el intercambio avanza, debe tenerse en


cuenta que las expectativas de quien escucha desempeñan un papel
predominante.es algo que ocurre transcurridos los primeros minutos de un
dialogo, cuando llega el momento de hacer concesiones, de buscar un
equilibrio en la comunicación.

Aunque parezca sencillo, al tratarse de procesos inconscientes, no siempre


resulta fácil discernir con facilidad que le ocurre a la otra persona cuando la
comunicación ha sido obstaculizada. De hecho, lo único que se puede hacer
es:

1. Analizar la situación objetivamente.

2. Desarrollar la sensibilidad para saber qué es lo que el otro está


exigiendo en realidad.

Si un individuo dice:

>la tierra es redonda>

Y otra persona le interrumpe diciendo:

>no es ovoide>,
Está claro que ha entendido las palabras pero no está de acuerdo, con lo cual
el primero podrá elegir entre reaccionar ala defensiva o darle tiempo y
escucharlo hasta el final mientras >>lee entre líneas>> los gestos, la postura y
la actitud global del interlocutor.

Desarrollar la sensibilidad durante la comunicación consiste en reconocer que


los oyentes tienen derecho a ser y a pensar diferente. En suma: es demostrar
al interlocutor que uno es también un buen oyente. Si no se quiere acabar con
la impresión de no haber sido escuchado, hay que demostrar primero que se es
tan buen oyente como orador o conferenciante.

Nota

Si alguien interrumpe, se le puede decir:

>>espere un momento, por favor, aun no he acabado…>>, y se le pide que


escuche hasta el final. O bien:

>>quisiera que me dejase acabar lo que estaba diciendo, enseguida lo


escucho>>.

Nunca debe decirse:

>> ¿Qué dice usted?>>

>> ¿Cómo se atreve a ser tan mal educado e interrumpirme de ese modo?>>

Quejarse, irritarse o mostrarse abiertamente enfadado solo causara un


deterioro de la propia imagen. Jamás hay que permitirlo.

¿Cómo prevenir reacciones negativas en los oyentes?

Cuando anteriormente se hacía referencia a >>tener en cuenta la realidad del


oyente>>, se estaba haciendo hincapié a que hay que tener presente que, por
ejemplo, las personas que asisten a un curso de capacitación organizado por
su empresa no tienen las mismas expectativas que quienes van a una
conferencia gratuita por que están interesados sobre el tema que se va a tratar,
ni las que acuden a una convención.

En el primer y último caso, las personas que escuchan están realizando una
actividad relacionada con su trabajo: se trata de una obligación, no de un
descanso o un placer como ocurre con las del segundo grupo. Con toda
probabilidad, muchas personas del primer grupo escucharan por obligación, sin
espacio psicológico para el placer y es posible que ocurra lo mismo con las del
último grupo.
A medida que pasen las horas, los oyentes <<por obligación>> empezaran a
sentirse fatigados y su capacidad de atención disminuirá. Tal vez entonces
tendrá que sea el que habla quien se vea obligado a realizar un pequeño
esfuerzo para despertar el interés y lograr que se sientan motivados.

Sea cual fuere la circunstancia, el hablante cuenta con recursos para averiguar
que esperan de él. Por ejemplo, antes de empezar un discurso o una
conferencia se pueden dedicar unos minutos para escuchar las expectativas
del público.

Se puede decir algo así como:

<<ustedes están aquí para escuchar una disertación de las nuevas formulas de
marketing en la empresa…>>.

O bien:

<<Tenemos poco tiempo, así que nos ceñiremos al tema del que hemos venido
hablar…>>.

Estas formulas casi nunca fallan y, si los oyentes conocen cual es el tema de la
charla, es probable que adecuen su interés a aquello que se les promete sin
esperar más.

Si se trata de una entrevista de trabajo, el oyente es el entrevistador y es


posible averiguar qué espera de uno dejándolo hablar y observándolo.

Ajustar el nivel de lenguaje

Ajustar el nivel de lenguaje no significa, por ejemplo, que un profesor hable


como lo hacen sus alumnos adolecentes, ni que se intente utilizar la misma
terminología con que se expresa una persona con un nivel de estudios alto
para hablar con ella. Se trata sencillamente de utilizar un lenguaje acorde con
las circunstancias:

• Estándar con personas que no son del mismo ámbito intelectual,


y

• Técnico solo con aquellas que pueden comprenderlo

De todas formas, respecto del primero, existen giros y formas que deben
evitarse, ya que confunden al oyente, como los giros o palabras que no se
refieren a nada concreto. Tales el caso de cosa o tema.

Nunca se debe reclamar nada a nadie diciéndole:

<<Me debes esa cosa de la que hablamos>>;

<<No olvides traer esa cosa que te pedí>>


Tampoco es conveniente sintetizar una conversación diciendo:

<<el tema es que el (refiriéndose al jefe) está saturado de trabajo>>.

Estas palabras, denominadas <<palabras cliché>>, aunque pueden emplearse


indiscriminadamente, solo sirven para generar malentendidos. En el mejor de
los casos el interlocutor preguntara:

<< ¿De qué cosa hablamos?>>;

<< ¿Qué cosa me pediste?>>;

<< ¿A qué tema de todos los que hemos hablado te refieres?>>,

En caso contrario él o ella acabara entendiendo lo que le parezca.

Motivar al oyente

Por todos es sabido que, si las personas no consideran interesante lo que


escuchan, la comunicación corre el riesgo de quedar en un <<punto muerto>>.

Como es lógico también es cierto que no todos los oyentes se motivan de la


misma manera ni tienen la misma capacidad de atención. Hay personas que
escuchan mejor y mantienen un alto grado de atención si están frente a un
interlocutor que, además de decir cosas interesantes, les resulta agradable.
Otros motivados solo por el tema, no suelen tomar en cuenta la amabilidad del
hablante y si la capacidad de lógica y argumentación.

Sea como sea, de lo que no cabe duda es de que tanto en uno como en otro
caso se exige una gran dosis de entusiasmo. No en vano, en general se
considera que el grado de entusiasmo de un conferenciante, un vendedor, una
secretaria o un jefe tiene más peso que su currículo personal.

La clave

El entusiasmo del que habla despierta el interés.

Desde este punto de vista, si se considera la eficacia en la transmisión de un


mensaje, habrá que tener presente que la subjetividad del oyente desempeña
también un papel determinante.

Basta con echar una mirada a las nuevas técnicas de publicidad para darse
cuenta de que cualquier producto se presenta ante todo con <<entusiasmo>. A
diario se pueden ver personajes sonrientes y satisfechos que pronuncian frases
del tipo:

<<Regálese algo que se merece, compre…>>;


O modelos justificando el uso de un determinado producto al decir:

<<Por que yo lo valgo>>

El entusiasmo es una forma de apelar también a la subjetividad del oyente, que


al sentirse valorado, reacciona de un modo altamente favorable.

Evidentemente, este tipo de técnicas denominadas de meta-comunicación


deben ir acompañadas de una buena imagen y de mensajes no verbales
positivos. Cuando esto no ocurre, en los intercambios directos existen signos
que evidencian que la comunicación no está funcionando de forma favorable
(véase recuadro de la pág. Siguiente).

El entusiasmo es también directamente relacionado con la <<credibilidad>>,


así que resulta muy conveniente demostrarlo en las situaciones de
comunicación.

Signos de una mala comunicación

• El oyente se muestra poco interesado por el tema opor el emisor.

• No mira a los ojos, se mueve incomodo en su silla o tose y se muestra


inquieto.

• Manifiesta de diversos modos que <<eso ya lo sabía>> (niega la


<<sorpresa>> informativa).

• Desea acelerar el proceso de comunicación para que el intercambio


acabe rápidamente.

• En lugar de <<escuchar>> prepara ya su intervención futura


(competitividad comunicativa).

• Desvirtúa, mal interpreta deliberadamente o desprecia el mensaje.

Como prevenir reacciones inesperadas de los oyentes

Las expectativas de los oyentes pueden ser múltiples y variadas. Cuando


dichas expectativas no son satisfechas por el hablante, deja de haber una
reacción de igualdad y aparece una competitividad, de dependencia o
simplemente de indiferencia, que provoca reacciones emocionales difíciles de
controlar.

Si un oyente se empeña en no poner nada de su parte, el dialogo puede


convertirse en una interminable <<partida de ping-pong>> donde cada uno
reacciona exageradamente o bien nadie se escucha, que esto no suceda
depende de los interlocutores, de sus reacciones y actitudes, de su disposición
de ánimo, etc. (véase cuadro en pág., siguiente).
¿Cómo actuar frente a oyentes difíciles?

Aceptar que los oyentes también tienen derecho a ser diferentes es un


aprendizaje beneficioso. Consiste en descubrir que se puede controlar
cualquier situación sin presionar ni juzgar a los demás y sin dejar, además, de
estar relajados.

Cuando el oyente es discutidor

Las personas discutidoras no están dispuestas a escuchar otros puntos de


vista. Lo peor que se puede hacer en estas situaciones es querer convencerlas
para qué escuchen. Actuando así no se consigue nada. En estos casos lo
mejor es ofrecer comprensión, no oposición. Si se muestra un interés por oírles
activamente, parte del problema quedaría resuelto de inmediato y ya no será
necesario discutir, por que se esa haciendo lo que esa persona desea. A veces
conseguirlo puede resultar algo muy difícil si, además de discutidora, la
persona se comporta de manera maleducada o desagradable.

Una vez se ha podido desarmar al interlocutor mediante la <<comprensión>>,


se recomienda encontrar puntos en común para ser uno mismo quien tome el
control del discurso, incluso cuando se trata de una conversación circunstancial
con alguien a quien no ser volverá a ver en la vida.

Las conferencias, las exposiciones o los debates son situaciones que se


prestan mucho a este tipo de conflictos.

Consejos para alcanzar el equilibrio en la comunicación

1. No escuchar con la mente cerrada.

2. Observar si el oyente se siente incomodo al tratar ciertos temas.

3. No pensar que el otro no entiende lo que se está diciendo.

4. Acostumbrarse a no reaccionar de un modo contrario al esperado.


Los problemas personales deben olvidarse.

5. Evitar mostrarse indiferente por no creer lo que otros están


diciendo o al recibir mensajes en los que prevalezca la
inseguridad o la falta de <<seriedad>>.

6. No inseminarse en otros aspectos del emisor que llaman más la


atención, como su vestimenta, su peinado, etc.
7. Mantener una actitud de admiración que permita situarse en una
posición de igualdad (no de superioridad ni independencia)

8. Desarrollar una actitud natural que no se base en la


competitividad. En los <<diálogos de sordos>> solo se recogen
experiencias desagradables ya que no hay nunca vencedores ni
vencidos.

9. No actuar nunca por impulso o automáticamente.

10. Evitar exponer ideas en un ambiente sobrecargado, donde la


comunicación no está siendo efectiva y donde el oyente se
muestre exigente y evasivo.

Cuando el oyente es crítico y sentencioso

Las personas autoritarias, como es lógico, lo son en todas las situaciones de la


vida al enfrentarse a un oyente de este tipo, no hay que olvidar que tras el
mensaje:

<<yo tengo razón, tu no…>>

Hay un gran miedo, que es lo que induce a <<obligar y rechazar>> en lugar de


pedir, dar y recibir. En todo caso, no es bueno ponerse a la defensiva, si no
empezar por encontrar puntos de acuerdo. Seguidamente debe animarse al
interlocutor a que exprese todas las críticas. Cuando ya lo haya hecho, hay que
tener presente que las respuestas deberán comenzar por frases como:

<<Me siento…>>

<<creo que…>>

Y nunca con un

<<Usted debería…>>

<<tendría que…>>.

Las imposiciones den poco resultado con oyentes de esta categoría.

Cuando el oyente hace peticiones desmesuradas

Tanto en las relaciones de trabajo como en las personales, es común que


ciertas personas se muestren exigentes. En tales casos, es imprescindible
marcar los límites ya que el problema no es que los demás exijan, si no que
uno sepa cómo decir <<basta>>.

Tampoco se trata de decir un no rotundo si la petición es razonable, si no de


decir, por ejemplo, que se necesita meditarlo y, así, ganar tiempo para saber
qué hacer. Si finalmente se opta por una negativa, puede hacerse con frases
como:

<<le agradezco que haya pensado en mi para resolver este problema, pero
ahora me resulta imposible. De todos modos me encantaría que contara
conmigo en la próximas ocasiones>>.

Se trata de un jefe, es aconsejable despejar dudas preguntándole que es lo


más urgente de todo lo que ha pedido y, seguidamente, elaborar un
organigrama de entregas.

¿Cómo tratar temas delicados con oyentes difíciles?

Cuando hay que decirle algo delicado a oyentes difíciles es bueno hacerlo con
brevedad y utilizando en lo posible la escala de valores y parámetros de vida
del otro.

Como lograr que el oyente sea activo y participativo

la comunicación es un flujo continuo, no tiene principio ni final, y depende de


cada uno. Contrariamente a lo que se cree, tiene superioridad en los
argumentos no siempre es sinónimo de fomentar una comunicación positiva. en
los conflictos la comunicación tiene que situarse en otro plano, sea este el de
la solución o el del conflicto.

Claves para evitar conflictos con oyentes difíciles.

1. No intentar defenderse o contraatacar

2. Mantenerse firme, a la vez que se adopta una actitud externa amable y


comprensiva.

3. No recurrir jamás a argumentos sustentados en reproches.

4. Decir claramente que se meditara con detenimiento cuando el


interlocutor quiere imponer algo.

5. Indagar el motivo de las críticas y mostrarse comprensivo ante ellas.

6. Buscar acuerdos para que el interlocutor no siga resistiéndose.

7. No personalizar ni etiquetar para salir del paso.

8. No permitir acusaciones, ni insultos.

9. No extraer conclusiones apresuradas.


10.No decir nunca <<no se >> cuando haya que defender un punto de
vista.

11. No actuar del mismo modo, ni creer que solo existe una forma de
comunicarse con oyentes difíciles.

Ejercicios

 Imaginar que se está realizando una exposición para un grupo de


personas que carecen de sus conocimientos sobre el tema. Sin
embargo alguien del público se pone de pie y dice que no cree que esas
teorías sean ciertas. Usted como es lógico, puede defenderse diciendo
que se calle porque sus argumentos no son correctos…… pero:

1.- ¿Lograría con ello el resultado esperado?

2.- ¿De qué otras formas podría resolver la situación?

 En una reunión de trabajo un compañero, ya entrado en años, le dice a


usted que es demasiado joven para estar ocupando ese cargo. Usted se
siente molesto por la pregunta, algo normal dado la situación.

¿Qué le respondería si deseara ser efectivo?

Escriba una o varias posibilidades

 Elaborar una lista de aquellas situaciones en que teme a enfrentarse a


oyentes difíciles. Imaginar con detalle la situación y cuál ha sido hasta
ahora el comportamiento adoptado. A continuación escribir al lado de
cada palabra que técnicas podría utilizar para mejorar el intercambio.

 Imaginar que en un círculo de amigos hay un oyente difícil. Se trata de


una persona que desarrolla estrategias de comunicación pasivo-
agresivas. Por ejemplo si se le da una buena noticia, él / ella responde
con su silencio mientras le asegura no estar disgustado. en suma, que
disfruta ejerciendo poder sobre los demás, frustrándoles y
preocupándoles

1.- ¿Qué puede hacer para cambiar la situación?

2.- ¿Seguir insistiendo en que le diga por qué está callado?

3.- ¿Aceptar su derecho a reaccionar de ese modo?

Elaborar una lista de posibilidades

Вам также может понравиться