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El contacto de las culturas occidentales con las grades culturas orientales, como la
India o China, y la crisis de las ciencias; han hecho estallar las bases del pensamiento
occidental: ya no es “el pensamiento” y la filosofía griega ya no es el nacimiento del sol
de la razón.
Conford, en 1912, liga el inicio del conocimiento racional con el pensamiento religioso.
Si bien la naturaleza se deshace de los dioses individualizadotes, estos no dejan de
existir activamente.
Pero esta relación no queda solamente sobre las figuras míticas de los dioses, sino
que se traslada también sobre la persona del rey, quien es otorgado de privilegios por
lo primeros. El ordenamiento del mundo y la regulación del ciclo estacional aparecen
integrados en la actividad real, naturaleza y sociedad están confundidas.
Conford hace el siguiente análisis sobre la estructura de los jonios:
1. En el comienzo nada se diferencia.
2. Brotan por segregación parejas de contrarios (macho-hembra, caliente-frío,
seco-húmedo).
3. Los contrarios interactúan triunfando alternativamente uno sobre otros.
Con esto se trata de definir cuando la mutación mental, cuando la filosofía deja de ser
mito para devenir filosofía.
El mito era un relato no la solución a un problema. Pero en las ciudades donde se
implementan nuevas políticas, pocos recuerdos quedan del rey ordenador, esto se ha
borrado. Entonces el orden natural y los hechos atmosféricos dejan de tener su
significación en el mito, al ser independientes de el. La discusión ahora está abierta. El
filósofo elabora la teoría de lo que el rey efectuaba.
El mundo de los jonios, ese mundo lleno de dioses es también natural. No existe
realidad alguna que no sea Naturaleza.
Ya la imagen mítica de la unión sexual queda en desuso, los elementos naturales no
pueden vincularse con el matrimonio, con la unión de los contrarios. El relato histórico,
la narración de los nacimientos sucesivos, se transforma en un sistema que expone la
estructura profunda de lo real. El devenir se transforma en una búsqueda por encima
del cambio, de lo estable, de lo permanente, de lo idéntico. La naturaleza despoja al
mito. Ahora para dar razón a los cambios se invoca al cosmos. Se comienza a indagar
el origen del movimiento y lo divino se concentra fuera de la naturaleza, opuesta a ella,
impulsándola y regulándola desde el exterior.
Se pone acento en la dualidad del alma: hay un alma humana, diferente al cuerpo y
que lo gobierna como los dioses a la naturaleza.
El filósofo tiene la revelación de todo lo oculto y secreto de la realidad.
El pensamiento racional aquí parece venir de nuevo al mito.
El ser auténtico de la filosofía es desentrañar el principio mismo del pensamiento
racional, más allá de la naturaleza y lo sobrenatural, bajo la forma del logos.
El nacimiento de la filosofía aparece ligado a dos transformaciones mentales: el
pensamiento positivo, que excluye a todo lo sobrenatural, y un pensamiento abstracto,
que lo despoja del poder mutación, al mito.
CAMBIO Y PERMANENCIA
DEVENIR E INMUTABILIDAD
Lo que llevo a los griegos a filosofar fue el asombro, sobre todo el cambio, es decir,
que las cosas pasen del ser al no-ser y viceversa.
Heráclito plantea que el cambio es incesante, que el ente deviene.
Parménides que todo ente es inmutable, único y permanente; el ente “es”.
Heráclito: el fuego.
Se lo llamó Heráclito “el oscuro”, vivió de 544/1-484/1, era de Efeso.
Gran expresión en metáforas: “todo fluye”,”todo pasa y nada permanece”; y de
imágenes, la más importante es el río: “no podemos bañarnos dos veces en el mismo
río”, para transmitir la idea de devenir.
Todo lo que se ofrece como permanente no es más que una ilusión, pues todo es
cambio.
Los griegos utilizaban la palabra “cosmos” para referirse al mundo como una totalidad,
ordenada, armónica, hermosa.
Origen del mundo en el caos que las divinidades se encargaban de ordenar.
Heráclito sostiene que el cosmos no es obra de los dioses ni de los hombres, sino que
el mundo “siempre fue, es y será”, es decir, es eterno, de duración infinita y único –
para todos-.
Afirma que el mundo “fue, es y será siempre fuego vivo”. Esto tiene dos significados:
1) como origen y fundamento de todas las cosas y 2) como metáfora de cambio
incesante. Con lo de vivo lo convierte en un mundo eterno y animado.
Heráclito: el logos
El fuego que es el mundo, se enciende y se apaga “según medida”. Esto significa que
le preocupa la medida en que suceden los cambios, la regla o norma a la que está
sujeto ese devenir, es decir a que pautas está sujeta. Aparece así el concepto de ley
científica, que denomina Dike (justicia) y logos. Esta ley se refiere a los opuestos ser y
no-ser, como contrincantes. Utiliza la palabra guerra para poner de relieve este
término. Pero los opuestos no son nada separado de modo absoluto, son momentos
alternos y complementarios de un solo dinamismo.
El logos es la relación entre las cosas, su comportamiento expresa un cierto orden
inteligible, unido al mundo.
El logos entendido como ser en tanto dador de unidad, es el fundamento de todo, que
todo traspasa y domina.
El descubrimiento de la razón
Hegel dice que con Parménides se inicia la filosofía ya que se ciñe a lo ideal o
racional. Ya que el pensamiento se libera y rechaza todo lo que tenga origen sensible.
Parménides es el primer racionalista puesto que se empeña en enseñar el pensar, la
razón.
Dos significados: 1) fue el primero en darse cuenta de la existencia de un
conocimiento (racional) necesario y universal; y 2) enuncio por primera vez los tres
principios ontológicos: el principio de identidad (lo que es, es; el ente es), el de
contradicción (el ente no puede no-ser) y el tercero excluido (o es o no es).
El momento histórico
“Critica universal”: ejercida de tal modo ejemplar por Sócrates que lo llevó a la muerte.
Sócrates nació en Atenas en 470/69 y allí murió en 399.
Época más espléndida de Grecia, el siglo de Pericles, centro de un gran imperio e
impulsó su extraordinaria cultura. Ascenso de los ciudadanos al poder, a través de una
democracia directa.
Triunfo sobre el gran poderío persa. Guerras médicas.
Participó en varias batallas.
Pero también fue testigo de su decadencia ante la derrota en la guerra del Peloponeso
en 404 a.C. y el establecimiento del gobierno oligárquico filo espartano, el régimen de
los treinta tiranos. Su derrocamiento en 403 a.C. restauró la democracia, que asumiría
las formas de la demagogia.
Los sofistas
Los primeros filósofos griegos del siglo VI y V, como Tales, Heráclito y Parménides, se
encargaban fundamentalmente de los problemas relativos al cosmos más que por el
hombre como tal, por ello se los de cosmológico a este primer período.
Avanzado ya el siglo V toman relevancia los temas relacionados al hombre, su
conducta y al Estado, período antropológico, sus figuras principales son Sócrates y los
sofistas.
Los ciudadanos ahora intervienen más directamente en el gobierno, tarea antes
concentrada en la aristocracia. Ahora hay un número creciente en la participación y
necesitan una educación superior culturalmente y aprender técnicas para hablar en
público, con elegancia para poder persuadir a quienes escuchen, discutir, convencer y
ganar en las controversias: el arte de la retórica u oratoria. Los encargados de cumplir
esta función van a ser los sofistas, eran maestros ambulantes que iban de ciudad en
ciudad cobrando por sus lecciones.
La mayoría de los sofistas sólo fueron simples profesores, pero entre ellos Protágoras
(480-410 a.C.) –“el hombre es la medida de todas las cosas”- y Gorgias (483-375
a.C.), adquieren la jerarquía de filósofos. El primero enseñaba la habilidad de la
discusión y más específicamente a volver fuerte al más débil, por más que el discurso
sea a favor o en contra, falso o verdadero. Gorgias resumió su pensamiento en tres
principios: 1) Nada existe (nihilista); 2) Si algo existiese, el hombre no lo pudiera
conocer (escéptico) y 3) Si se lo pudiese conocer, ese conocimiento sería inexplicable
e incomunicable a los demás (relativista); fue uno de los sofistas más cotizados.
En Grecia se produce tal crisis que las costumbres tradicionales, la religión, la moral y
la forma e ideales de educación vigentes dejan de valer. El comienzo de la puesta en
discusión de tales temas, es índice de tal crisis. En el siglo V todo cambia.
No sólo el relativismo de estos filósofos comienzan a reinar sino también doctrinas
como la del energuménico Transímaco, quien decía que la justicia no es más que el
interés del más fuerte, el aprovechamiento o conveniencia del que está en el poder,
una doctrina inmoralista.
La figura de Sócrates
Aparece Sócrates restaurando o fundando una moral rigurosamente objetiva opuesta
al relativismo y subjetivismo de los sofistas.
Se sabe muy poco sobre este, sólo a través de lo escrito por sus discípulos entre ellos
Platón, que resultan datos a veces contradictorios.
Sostenía que la virtud es conocimiento y el vicio ignorancia. Y en un mundo en que
todos creen saberlo, enseñarlo y discutirlo todo, Sócrates proclama su propia
ignorancia. El oráculo de Delfos lo proclama el hombre más sabio, pero ante esto se
siente confundido, pues tiene conciencia de estar lleno de dudas y no de
conocimientos. Para poder aclarar las palabras del oráculo, Sócrates comienza a
interrogar a todos los sabios. Comienza con los políticos les pregunta ¿Qué es la
justicia?, pero pronto comienzan a responderle mal o que no saben en absoluto la
respuesta. Luego sigue con los poetas y les cuestiona las maravillosas cosas escritas,
pero estos tampoco saben muy bien su significado, pues a través de ellos hablan las
musas y divinidades; y no ellos mismos; tampoco estos merecen ser llamados sabios.
Interroga por últimos a los artesanos (zapateros, herreros, etc.) y descubre que estos
si tienen un saber positivo, pero por creerse capacitados en su oficio, creen saber de
otras cosas ajenas a su especialidad (política), cuando no lo están.
Al final Sócrates comprende lo que el oráculo había querido decir, los demás creen
saber, cuando en realidad no saben ni tienen conciencia de esa ignorancia, mientras
que él posee esta conciencia de su ignorancia que a los demás le falta. Sócrates es
sabio no porque sepa un mayor número de cosas, sino porque puede afirmar “Sólo sé
que no sé nada”, y en esto consiste sus sabiduría.
La misión de Sócrates
Tanto por la revelación del oráculo, como por el resultado del cuestionamiento a sus
conciudadanos le ha revelado la misión de su vida, la de recordarles a los hombres el
carácter precario de todo saber humano y librarlos de la ilusión de ese falso saber, la
de llevarnos a tomar conciencia de los límites de la naturaleza humana.
Sócrates no se considera un maestro, sino que lo que intenta hacer es poner a prueba
el saber que los demás dicen tener.
Tal actitud y la crítica constante a la que sometía a las ideas y personas de su tiempo,
puede explicar el odio que atrajo y la acusación de “corromper a la juventud”, que le
causo la muerte.
Él no comunicaba ninguna doctrina, sino que interrogaba, pues considera que lo más
valioso del hombre es su capacidad de preguntar y de plantearse problemas.
Carácter problematicista de su filosofar, pues trataba que sus interlocutores tomaran
conciencia de los problemas, sobre todo de los problemas éticos, referidos a su
conducta o problemas existenciales. Se trata de que reflexionen sobre su propia vida,
su conducta, su forma de vivir, que lo que los diferencia de los animales.