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El documento discute la actitud de Jesús hacia las leyes de pureza en el contexto judío, especialmente en relación al shabbat. Jesús sanaba a personas los sábados y defendía que el bien de los necesitados era lo más importante. Jesús también criticó la institucionalización de las leyes que olvidaban su propósito original de acercar a las personas a Dios. Para Jesús, Dios buscaba a los marginados y no requería sacrificios o pureza ritual para el perdón o comunión. Aunque los contextos han cambiado, el tem
El documento discute la actitud de Jesús hacia las leyes de pureza en el contexto judío, especialmente en relación al shabbat. Jesús sanaba a personas los sábados y defendía que el bien de los necesitados era lo más importante. Jesús también criticó la institucionalización de las leyes que olvidaban su propósito original de acercar a las personas a Dios. Para Jesús, Dios buscaba a los marginados y no requería sacrificios o pureza ritual para el perdón o comunión. Aunque los contextos han cambiado, el tem
El documento discute la actitud de Jesús hacia las leyes de pureza en el contexto judío, especialmente en relación al shabbat. Jesús sanaba a personas los sábados y defendía que el bien de los necesitados era lo más importante. Jesús también criticó la institucionalización de las leyes que olvidaban su propósito original de acercar a las personas a Dios. Para Jesús, Dios buscaba a los marginados y no requería sacrificios o pureza ritual para el perdón o comunión. Aunque los contextos han cambiado, el tem
La pureza en el contexto de Jess y su significado en la actualidad.
La actitud de Jess respecto a las leyes de pureza y, en concreto respecto al shabbat, queda reflejada en las controversias que mantiene con diferentes grupos de su tiempo. Es cierto que algunas de stas reflejan situaciones y controversias de las comunidades postpascuales, pero, an as, a travs de ellas se puede descubrir la actitud y posicin de Jess. Jess realizaba curaciones en sbado, y en algunos momentos se dice explcitamente que era sbado (Mc 3, 1-6; Lc 13, 10-17; 14, 1-6). Frente a la posicin de algunos fariseos Jess mantiene que la curacin de alguien que ha estado sufriendo tantos aos, su liberacin, es el verdadero culto a Dios, finalidad para la que estaba reservado el sbado. De igual forma en Mc 2, 23-28 Jess discute con los fariseos sobre la accin de sus discpulos en sbado: arrancar espigas y comrselas. Esta controversia refleja el inters comunitario y los problemas que sta debi afrontar con los dirigentes de la Sinagoga, pero la actitud y el dicho que la resume tiene muchas probabilidades de remontarse a Jess de Nazaret: "El sbado ha sido hecho para el hombre, no el hombre para el sbado" (Mc 2, 27), y en ella queda clara la actitud de Jess y su criterio. Tanto en las percopas previas sobre curaciones, como en esta ltima, se plantea el problema del criterio por el que se puede discernir la verdadera voluntad de Dios sobre el sbado. Para Jess se trata, ms que de una norma abstracta, de buscar el bien de la persona necesitada y sufriente. En la lnea de los profetas, eso es el autntico culto a Dios. Su actitud y su frase (Mc 2, 27) constituyen una crtica permanente de toda institucin y de toda mediacin que se convierte-en fin en s misma olvidando aquello para lo que fue creada; en este caso favorecer la relacin con Dios, el encuentro y la vivencia de su cercana liberadora y salvadora. De igual forma en Mc 2, 23-28 Jess discute con los fariseos sobre la accin de sus discpulos en sbado: arrancar espigas y comrselas. Esta controversia refleja el inters comunitario y los problemas que sta debi afrontar con los dirigentes de la Sinagoga, pero la actitud y el dicho que la resume tiene muchas probabilidades de remontarse a Jess de Nazaret: "El sbado ha sido hecho para el hombre, no el hombre para el sbado" (Mc 2, 27), y en ella queda clara la actitud de Jess y su criterio. Es por lo tanto que en los templos judos se exigan ciertos aspectos relativos a la pureza del culto. Para dar con el alcance de su accin y lo que pudieron entender sus contemporneos es importante darse cuenta de que su accin iba contra lo que era esencial para el sistema cultual, para los sacrificios. Y las palabras de destruccin parecen confirmarlo. Por eso se puede decir que Jess est anunciando el final cercano de ese sistema cultual, porque est llegando el reino de Dios que se hace ya presente en su palabra y en su accin. El final del sistema cultual del Templo con todo lo que implicaba porque ha dejado de ser adecuado para la nueva situacin que el reino de Dios inicia. Ya no serva ese sistema de grados de santidad y de acercamiento a Yahveh, el Santo por antonomasia, en virtud de la raza, el sexo o la clase, muchas de ellas adquiridas por caractersticas fsicas, o nacimiento. El Dios que anunci e hizo presente Jess de Nazaret, no era el Dios que se quedaba encerrado en el Templo, separado y defendido de cualquiera que no se acomodaba a las normas de pureza que ordenaban la sociedad. Por el contrario, el Dios de Jess de Nazaret se haba mostrado como el Dios que sala a buscar, precisamente a los que estaban perdidos para aquella sociedad y su orden. Era el Dios que, sin miedo a contaminarse, sala al encuentro de mujeres, nios, pecadores, enfermos, posesos, marginados, pequeos... El Dios de Jess no exiga unos ritos de purificacin, ni una perfeccin fsica o moral, para que pudieran acercarse a l, sino que era quien daba el primer paso ofreciendo la salvacin y la cercana, y con ello se acercaba a los ms alejados segn el esquema de sacralidades graduales plasmadas en la misma estructura del Templo. Ya no haca falta ni el espacio intermedio para entrar en relacin con Dios, ni tampoco alguien que hiciera de mediador. Todos tenan acceso directo al Dios de Jess que se revelaba como Abba quien, al contrario de lo que hubiera sido normal en un patriarca oriental que velara por su honor, espera y sale al camino del hijo que le haba deshonrado ante los ojos de los vecinos (Lc 15, 11- 32), y sin dejarle disculparse le acoge y hace fiesta por su vuelta y su recuperacin. El Dios de Jess no era el Dios que necesitaba sacrificios para conseguir perdn o comunin, ni reglas de pureza que le pusieran a salvo del deshonor, es el Dios que deja el lugar sagrado, separado y exclusivo, y se va donde est la vida ms mezclada. La novedad era que lo importante era que Dios se acercaba a Israel, y sobre todo a los ms alejados y excluidos segn los criterios establecidos por las normas de pureza vigentes, y no el cmo se acercaba Israel a Dios. El espacio de Dios donde l se revela y entra en relacin con las personas ya no es slo el Templo, donde le haban encerrado, sino en otros lugares y relaciones (Juan dir, despus, que el cuerpo de Jess, su persona, es el verdadero lugar donde se hace presente Dios, y por lo tanto el verdadero templo, Jn 2, 21). Jess recoge as la corriente proftica (Mt 9, 13; Mc 12, 33; Os 6, 6; Miq 6, 6-8), en la que la compasin, la misericordia, la justicia estaban por delante de los sacrificios. Su comparacin con la Actualidad: En la actualidad se podra decir que la pureza de los pueblos que siguen una religin basada en dios, radica con varias ideas que han evolucionado pero que sin duda alguna nacieron en la poca contempornea de Jess de Nazaret. Los Evangelios presentan a Jess asistiendo los sbados a la sinagoga, incluso haciendo la lectura. Aunque en ella se sitan muchas de las controversias con los fariseos sobre diferentes materias, muy a menudo sobre la interpretacin de la ley y de las normas de pureza (algunas de ellas reflejo de la situacin postpascual de la comunidad judeo-cristiana), no aparecen palabras o acciones contra la misma institucin, como sucede con el Templo. Por lo que es notable que no ha cambiado mucho el contexto comparado con la actualidad, pero que sin embargo a pesar de ya no ser ley, se sigue tratando de manera delicada el tema de la pureza de los cultos y de las personas para pertenecer a los mismos tal y como suceda en la poca de Jess.