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ARTICULOS DE INVESTIGADORES DE
LA UNPSJB
SOBRE EL DIA DEL PETROLEO

MIRADAS CONSTRUIDAS DESDE LA


HISTORIA, LA ANTROPOLOGIA Y LA
COMUNICACION

Foto Diario El Patagónico

LOS TRABAJADORES PETROLEROS DE COMODORO RIVADAVIA: TIEMPO,


CONSUMO E IDENTIDADADES

El mundo del trabajo petrolero: desigualdades, diferenciaciones e identificaciones[1]


Brígida Baeza (IESyPPat-UNPSJB/CONICET)

Recordar un aniversario más del 13 de diciembre de 1907, implica considerar la actividad


petrolera, desde su carácter fundacional y modelador de las relaciones sociales en Comodoro
Rivadavia. En principio, en épocas de hegemonía de la empresa estatal YPF se constituyeron
una serie de rasgos que imprimieron una idiosincrasia local que aún persiste entremezclada con
elementos asociados a un tipo de sociedad globalizada que debe enfrentar el carácter cíclico
que posee la mono-producción dependiente de la explotación del petróleo.
Podemos observar que Comodoro Rivadavia posee un tipo de cartografía ligada a la trama de
la actividad petrolera, la zona norte fuertemente vinculada a la historicidad proveniente de “los
campamentos”, el centro residencial y comercial antiguamente denominado como “el pueblo
de Comodoro” y la zona sur cuyo crecimiento desborda permanentemente la escasa proyección
urbanística de la ciudad. Los lazos de pertenencia a la comunidad ypefiana aún hoy resuenan
con nostalgia entre los habitantes de la zona norte de la ciudad, capitalizada actualmente en un
movimiento de recuperación histórica del pasado ypefiano y ferrocarrilero. Situación diferente
aquella que deben enfrentar diariamente las Uniones Vecinales y asociaciones de la “zona
sur” caracterizada por su heterogeneidad y por sus características de mayor vulnerabilidad
social. Entonces, la preocupación por el patrimonio histórico es sustituido por la problemática
en torno a los servicios, las viviendas, y por supuesto la tierra.
El último “boom petrolero” aún resuena en una ciudad que no culmina su proceso de
expansión poblacional y los efectos de recibir un oleaje migratorio de diversos orígenes
nacionales y étnicos. Este fenómeno acrecentó los rasgos vinculados a la conformación de los
grupos nativos que diariamente manifiestan su alarma por la llegada de “gente de afuera” y la
necesidad “cerrar la ciudad” presente en varios grupos sobre todo entre los “nyc” (nacidos y
criados en la ciudad) a modo de poder regular el ingreso migratorio a la ciudad.

Jerarquía y disciplina en el trabajo petrolero


Al interior del “mundo petrolero” se producen una serie de diferenciaciones jerárquicas y
profesionales, a partir de los límites que produce el hecho de poseer o no capacitaciones, títulos
terciarios o universitarios. Diferenciaciones que no sólo se traducen en remuneraciones en
dinero, premios y otro tipo de estímulos, sino también en la carrera profesional al interior de
las compañías petroleras. Aquellos trabajadores petroleros jerárquicos poseen rasgos similares
a quienes desarrollan labores vinculadas al “teletrabajo”, mediante sus palms, notebooks,
celulares… organizan y resuelven la tarea diaria, su aparente “libertad” se ve condicionada
permanentemente por los GPS, cámaras filmadoras, tarjetas magnéticas, entre otros elementos
de la tecnología virtual que vigilan y controlan sus vidas.
A diferencia del resto de los trabajadores la jornada de los supervisores no posee un régimen
estricto de horas de trabajo. Fabián,[2] supervisor de segmentación comentó: “…llego a las 8
por medio de los mails me avisan a vos te va a tocar este te va a tocar hacer una aislamiento…
hay que volver a la planta de cemento, qué personal, qué equipo… suponte que te pidieron para
las 6 de la tarde… 10 de la noche vos salís 4 o 5 de la tarde entraste a armar pero te citan antes
para tener un margen de error tenés una hora para armar, dos horas más esperando que circulen
el pozo tener hecho todos los controles, vos empezás a mandar el cemento, puede durar 2 o 3
horas la operación…”. De acuerdo al tipo de tarea a desarrollar se puede dar el caso de quienes
deben trasladarse durante 10 días continuados al yacimiento donde se encuentre el equipo
de trabajo. El alejamiento del seno familiar es uno de los mayores condicionantes que deben
afrontar los supervisores, entre otros factores vinculados al estrés que generan las presiones y
responsabilidades que genera la explotación petrolera. La sobre carga de actividades lleva a
que sean muy pocos los que pueden gozar del tiempo libre y las propuestas de recreación que
brindan las empresas. Sin embargo, todos los esfuerzos y situaciones de extrema gravedad que
pueden experimentar los trabajadores petroleros “de pozo” o jerárquicos son minimizados en
cada reclamo o protesta salarial por parte de la sociedad comodorense no-petrolera. En ellos
recae el peso de querer encontrar justificativos al excesivo precio de alquileres, alimentos,
vestimenta y demás bienes en la ciudad. Entonces el trabajador petrolero pasa a definirse
como “petrolines”, “petroleritos”, lo cual denota una carga negativa de sus rasgos identitarios
sobresalientes.

Trabajadores petroleros de equipos de perforación (drilling), terminación (work


over) y pulling. Los “viejos” del equipo de terminación “735”
Presenciar una jornada completa de trabajo con los jóvenes petroleros autodenominados
“viejos” del equipo 735 de perforación, -de una empresa de servicios petroleros-, nos permitió
experimentar el funcionamiento del trabajo petrolero. Además de incursionar no sólo en
las interrelaciones cotidianas sino también desmitificar o confirmar determinados dichos y
creencias presentes en la sociedad comodorense no-petrolera. En principio, para quienes
ingresan por primera vez al trabajo en los equipos petroleros, existen una serie de ritos
bautismales que a través de diversos errores permite el aprendizaje del trabajo. Los más
recurrentes son aquellos vinculados a las denominaciones de las herramientas de trabajo, tales
como “buscar el conejito”, o “traer los perros”, o “cadena señorita”, bromas para quien recién
se inicia en las tareas de equipo.
Las posibilidades de perdurar en el trabajo están dadas básicamente en poder interiorizarse
y comunicarse con el resto del equipo. Actualmente promocionado desde perspectivas
“toyotistas” que aplican las empresas petroleras, donde se conceptualizan positivamente las
actitudes de liderazgo, coordinación de equipo y pro-actividad. Tal como manifestó el
maquinista del “735”: “Cada equipo es un mundo aparte, cada turno es un mundo aparte. Es
fundamental la buena relación del inspector, han pasado cosas porque lo siguen al encargado
de turno y después se le tira presión a los que están afuera. Y se descuenta por horas operativas.
El factor climático lo pagan (la empresa operadora y la de servicios petroleros). Porque yo
haya discutido con el enganchador yo no voy a tomar represalias”. El modo de funcionamiento
del equipo, el reacomodamiento y distribución de tareas, puede provocar que predomine la
cordialidad o bien la competencia y enemistad laboral. Nuestra experiencia fue vincularnos
con un equipo que tal como indican las normas de seguridad que deben seguir a rajatabla
en cada tarea a realizar, los trabajadores trasladan la misma dinámica para la coordinación
del descanso, de los momentos de compartir el almuerzo, la cena y los inconvenientes y
logros del equipo. Sin embargo, la dedicación al trabajo no se traduce al nivel de la “época
ypefiana” en que la empresa se transformaba en una cuestión de vida, al contrario en el modo
de relacionarse con el trabajo de los jóvenes actuales es posible ver un tipo de cultura de
trabajo diferente, mientras que para la generación anterior el trabajo “era su vida”, para la
nueva generación “es el medio para alcanzar ciertas cosas”.
Cada tarea a desarrollar reúne a los “viejos” en el tráiler –comedor, para la lectura y discusión
pormenorizada de las normas de seguridad que deben considerarse, con su posterior llenado de
tarjetas de seguridad. El control y vigilancia, se enmarcan en las denominadas ATS (Análisis
de Trabajo Seguro) y la trascendencia de su realización es de tal magnitud que permiten dar
cuenta de la trayectoria laboral de cada uno de los integrantes del equipo. Los trabajadores
reciben cursos sobre las normas de seguridad, actualmente orientadas a lograr la misma calidad
del trabajo pero en el menor tiempo posible. El encargado de turno es el encargado de registrar
en un libro, donde indica la “evaluación de riesgos” al resto del turno, en ella figuran: el valor
de la pérdida patrimonial en dólares, riesgo medioambiental, y riesgo humano.
Las jornadas laborales generan una serie de lazos internos, que en ocasiones se ven reforzadas
a partir de las diferenciaciones discursivas. Así, los “viejos del 735” se definen por oposición
a “los barreros” que son aquellos trabajadores petroleros que realizan trabajos de perforación,
denominados de este modo: “porque están siempre con la pata con barro, petróleo, sucios…
viejos muy raros, seguro que si vas vos no te hablan”, tal como explicó Héctor. Otra frontera
identitaria que los trabajadores de perforación manifiestan, es con respecto a los empleados
“de oficina” denominación que implican incorporar a todos los que realizan trabajos
administrativos o de supervisión que se encuentran en la base de la empresa por lo general
ubicada en el barrio industrial de la ciudad de Comodoro Rivadavia.
Quienes realizamos la experiencia de pasar las 12 horas que dura un turno de un equipo de
perforación (y las dos horas o más invertidas en el traslado al yacimiento), evidenciamos las
marcas corporales que genera el tipo de trabajo petrolero. Sentimos la rapidez, aceleración,
eficiencia, vértigo, ansiedad, y dinamismo que requiere el desarrollo de tareas. Similares
sensaciones siguen viviendo quienes luego de estar las horas correspondientes al turno, antes
de regresar a sus hogares deciden continuar la experiencia en los espacios de entretención
comodorenses. Entonces, el descanso de 24 horas se acorta, y la vorágine del trabajo se
traslada al resto de la vida privada.
Esta es una de las razones por las cuales se ubica la atención en cómo desarrollan su vida
los trabajadores petroleros. Como absolutamente nada en los yacimientos queda librado al
azar, las empresas tanto de serivicios como operadoras orientan sus políticas de control bajo
el lema “0 alcohol, 0 droga”. Los diferentes tipos de controles de toxicología, las charlas
de seguridad y droga que imparten las empresas –y en ocasiones el Sindicato de Petroleros
Privados- se orientan a la prevención y cuidado de sus trabajadores, conscientes de lo que
significa la incursión en la droga y el alcohol. De modo similar se incrementan las políticas
de prevención de accidentes automovilísticos, con límites de velocidad y prácticas de manejo
responsable. Quizás lo que está faltando son mayores posibilidades de que los trabajadores
petroleros puedan disfrutar de un tiempo de ocio y familiar de mayor profundidad que les
permita mayor reflexividad y no el predominio de la vida “unlimited”.

Otros-as: mujeres y no-petroleros de los yacimientos


Otras diferenciaciones que adquieren fuerza en el mundo petrolero son las asociadas al género,
las mujeres “de petroleros” son vistas en general como las causantes del endeudamiento de
quienes poseen gastos indesmedidos, o bien de querer “cazarlos” para obtener un buen pasar
económico. Las “gordas” son acusadas por parte de los mismos petroleros, de pasar muchas
horas en “tanguerías” y casinos, de consumir indiscriminadamente. En un mundo de hombres
rudos, viriles y bien posicionados económicamente, las mujeres se transforman en un bien
preciado pero que también es posible de consumir en los cabarets, departamentos vip y demás
servicios que proliferaron al compás del último boom petrolero.
Luego existen aquellas distinciones de petroleros con respecto a otros trabajadores, que si
bien están vinculados a la actividad petrolera son vistos como de menor status social. Tal
como los trabajadores de la construcción, los “patitas de portland” que por no tener petróleo
en sus borceguíes pero si cal y cemento son inmediatamente visibilizados en los yacimientos
petroleros. Diferenciaciones no sólo plasmadas simbólicamente, sino salarialmente y que
dieron origen a una serie de conflictos laborales que se traducen políticamente hasta la
actualidad. Sin embargo, no sólo los borceguíes manchados con petróleo o cal delatan las
diferencias, también los cascos blancos de “los jerárquicos”, sus tráilers elegantes, y su escaso
nivel de sindicalización. Por oposición, los cascos amarillos de los petroleros “de equipo”, y
su fuerte ligazón al Sindicato de Petroleros Privados al cual y pertenecen y en su mayor parte
participan activamente. Todos ellos son “petroleros” que transitan, interactúan y se conducen
de modos diferentes al interior del yacimiento.
Tiempo negro: “los usos del tiempo en Comodoro Rivadavia 2001-2008”.
Leandro Tonetti (U.N.P.S.J.B.)

Desde los inicios del siglo XIX, las luchas obreras se realizaron –entre otras cosas- por
establecer una relación más “justa y digna” entre el tiempo y el trabajo. La reducción de
horas y el aumento de salario o capital son persistencias que dejan fuera de cuestionamiento la
actividad misma; la razón del trabajo realizado. Hoy se presenta esta misma idea en torno a la
actividad petrolera. Los reclamos acontecidos entre el 2001 y el 2008 nunca hicieron hincapié
en el trabajo en sí, dado que apuntaban generalmente a una revalorización del tiempo bajo la
egida del aumento en el capital. Estos y otros aspectos me encuentro abordando en mi tesis de
licenciatura en historia, denominada: “TIEMPO NEGRO: El tiempo y sus usos. Petroleros en
Comodoro Rivadavia (2001-2008)”.
En vísperas de algún acontecimiento, la gente, ansiosa, espera el día a conmemorar,
para expresar comentarios, recapitulaciones, hechos que acontecerán en dicho momento, y
proyecciones a futuro. Esto sucede, por ejemplo, en los ya publicados –y en elaboración-
escritos en torno al bicentenario, en la mayoría de los estados latinoamericanos el próximo
año, incluido por supuesto el argentino. Esto mismo sucedió en relación a los 100 años del
petróleo en argentina; ahora bien, una vez pasada esta fecha, nos hallamos parados en el hoy.
Acontecida la celebración centenaria- hidrocarburífera, se recuerda y se proyecta nuevamente
pero nunca dejando de lado la presencia del “espíritu” que acompaña siempre al petróleo: las
crisis y los riesgos. Esto último, claro está, bajo la forma de lo oculto, lo inmanifiesto, su
secreto.
El último Boom petrolero acontecido (2001-2008) demostrado a simple vista con
la suba exorbitante del precio del barril de crudo, nuevamente evidencio este <anima> ya
nombrada. ¿a qué se refiere? Pues, antes se debe rondar lo obvio, aquello visto, sabido y
experimentado. De ello, se pueden nombrar 5 cosas:
1. El aumento de la población;
2. La escalada en los precios en torno a vivienda y alimentos;
3. El auge del consumo desenfrenado, asociado a un amplio espectro caracterizado
principalmente por: TV de plasmas, DVD, PC (y todo aquello relacionado con la tecnología),
automóviles, casas, electrodomésticos (o “bienes de segunda necesidad”), culto y explotación
del cuerpo (este último asociado a la proliferación de la prostitución VIP y callejera), drogas
(en su más amplio panorama), y proyecciones arquitectónicas en cientos de puntos de la ciudad
(evidenciando y potenciando violentamente la polarización social);
4. Nuevamente como sucedió con cada crecimiento poblacional, la lentitud
institucional por parte de los entes estatales por llevar adelante planes de infraestructura
acorde a la demanda de este creciente número de personas, derivando en las ocupaciones tan
discutidas y controvertidas, pero poco comprendidas.
5. Y el aumento de reclamos sociales provenientes de los más diversos sectores,
priorizando el del sector petrolero.
Todo esto sucedió en lo que nuestra razón concibe como tiempo. Cada una de estas innegables
circunstancias, son parte de aquel “tercer tiempo” (tomando como primer tiempo el tiempo
de los astros, y por segundo el tiempo histórico, aquel construido por los seres humanos), es
decir, el tiempo de la memoria: el tiempo para recordar y siempre proyectar. El tiempo, aquel
instante para la acción, es el lugar que usamos para vivir y ser cada uno de nosotros. Ahora
bien, ese uso del tiempo, dependerá de dos cosas: un pasado que guía, a un futuro proyectado-
deseado (acorde a las condiciones materiales del presente).
Para el caso de Comodoro Rivadavia, la explotación petrolífera parece hallarse en estas tres
particiones del tiempo: en su pasado, aquí en su presente, y allá en algún futuro.
El petróleo, mineral por excelencia, se opone claramente en su modo de explotación a la
agricultura, por ejemplo. Este último posee una concepción cíclica en su transcurso; el grano
lleva a más grano, la semilla engendra semilla, y así sucesivamente, nada se pierde y el
crecimiento es un constante renacimiento a partir de la muerte. Es decir, de la muerte de
la vida, renace más vida; la muerte es un estadio intermedio entre la vida. En cambio, el
petróleo, para ser obtenido debe ser arrebatado, quitado, expropiado –o explotado- de la tierra;
su conquista deviene de una destrucción primordial, donde los metros de tierra son perforados
(y a lo sumo, en algunos casos, rellenados con cemento) y eliminados.
El origen del petróleo arriba de la muerte, de la ruptura y del fin de algo, para luego “nacer” y
transformarse en mercancía. Jamás de la explotación petrolífera se obtendrá como fruto más
petróleo, sino devastación, aniquilación, asolación, arrasamiento y ruinas.
A esto se le suma el propio tiempo que encarna dicha explotación: como carrera abierta al
aprovechamiento máximo del suelo, el petróleo es rapidez, instantaneidad, fluidez y velocidad;
cada movimiento se realiza en un corto plazo de tiempo, y a su vez, esta acción depende de un
“joven” y reciente pasado, en concordancia con un cercano y próximo futuro a corto plazo.
Es decir, el petróleo “no tiene proyección futura, planes, ni perspectiva histórica”, porque
realmente no sabe –a ciencia cierta- que sucederá mañana. Su base económica se realiza sobre
una concepción expansiva de un recurso no-renovable.
Todo aquel que haya tenido contacto con la realidad petrolífera comprenderá y sabrá que el
trabajo de torre –base y sostén de toda la explotación- se caracteriza por su alto riesgo dadas
tres condiciones básicas:
A) Las reacciones instantáneas, imprevistas y espontáneas del pozo de petroleo,
derivando en catástrofes de la más diversa índole.
B) La negligencia.
C) Y la des-información dentro del grupo.
Así presentado, el petróleo es “una apuesta” al hoy; mañana no se sabe, con lo cual la norma
es vivir rápido dentro de las circunstancias dadas y sin pensar en lo próximo, porque quizás ni
siquiera se esté presente. Sumado a todo lo dicho, si se piensa que la población de la ciudad se
duplico en estos años analizados (en su mayoría con objetivos e intereses económicos) todo se
convierte en una acción y su consiguiente reacción. No es que “los tiempos cambian”. Lo que
acontece son transformaciones en las concepciones del tiempo, y esto visto en el presente se
nos “presenta” como fugaz, volátil, liquido y efímero. Todo, bajo el aura de la velocidad.
Lo sucedido en los últimos nueve años no fue más que un reflejo de la misma actividad
petrolera. Detrás de cada una de las realidades sociales, nombradas y reconocidas, se halla el
petróleo, volcado en las actitudes de una sociedad que pretende y desea seguir viviendo de este
recurso no-renovable.
Nunca estará de más hacer un silencio en la mirada y oír los latidos de la reseca tierra que nos
grita a mares sus muertes a cambio del mineral líquido. Es hora de mirar, plantear y decidir, si
se quiere (y vale la pena) seguir luchando por “más tiempo libre con mejores salarios”, o bien
cuestionar el anhelo y la continuidad de un sistema sustentado en lo “irrenovable”. Lejos de la
vida, desde su nacimiento, el petróleo engendra crimen, violencia, y muerte.

Auge petrolero: la nueva realidad y el fenómeno del consumo de los jóvenes petroleros
Lucía Fueyo (UNLP)

A partir del 2003 se abrió una nueva etapa que inserta a la ciudad alrededor de la industria
hidrocarburífera y con ella, nuevos modos de vida, de construcción de identidades y de
fenómenos suscitados por los nuevos trabajadores petroleros, ligados a un contexto de
globalización muy diferente al de otras épocas de la explotación petrolera y donde el consumo
se presenta como eje de todas las discusiones.
Comodoro Rivadavia vivió a partir de la reactivación económica, una realidad no sólo
particular respecto al resto del país, sino también contrastante con la situación vivida hasta el
2002 en la propia ciudad, que pasó metafóricamente, del infierno al cielo. En este contexto de
abrupta mejoría económica relacionada a la actividad históricamente primordial de la región,
emergía un nuevo proceso de construcción de identidades en torno a la explotación petrolera.
Las empresas tanto operadoras como de servicios petroleros comenzaron a tomar
gente, especializada o no, para desarrollar las tareas requeridas por el sector. En este proceso
una gran cantidad de jóvenes fueron los encargados de protagonizar esta nueva etapa y con
ellos, se comienza a percibir un nuevo fenómeno provocado por el alto nivel adquisitivo:
el auge del consumo. Este fenómeno me encuentro investigando en el marco de mi tesis de
licenciatura denominada: “Las representaciones sociales de los hombres jóvenes de Comodoro
Rivadavia que trabajan en empresas petroleras, en torno a prácticas de consumo”, en la
Facultad de Periodismo y Comunicación de la UNLP.
Este fenómeno de adquisiciones se presenta principalmente en los trabajadores
petroleros más jóvenes que son quienes en la mayoría de los casos aún viven con sus padres,
no tienen una familia que mantener y sus gastos son individuales. Con esta perspectiva, resulta
comprensible que los gustos y deseos personales traducidos en bienes, sean los primeros
placeres cumplidos para ellos, en un mundo además regido bajo las reglas del mercado.
A partir de este suceso convergen una serie de replanteos sociales construidos en torno
al nuevo petrolero, “nuevo rico”, enarbolados por el discurso ético tradicional que estigmatiza
al consumo como derroche en contraposición al ahorro, eje fundamental del progreso. Y con
dicho argumento se construyen dos visiones de mundo distintas en una misma sociedad: la que
acabamos de explicar, mayormente asentada en los trabajadores no petroleros, y la de quiénes
realizan labores en la industria y encuentran en el consumo justamente una concepción de
progreso y hasta en muchos casos, de “renaceres”.
Para analizar un fenómeno tan importante y complejo como el consumo, es necesario
ubicar la problemática en contexto y tratar de entender rasgos característicos de la historia de
la ciudad ensamblado con una contemporaneidad mundial cuyas tendencias globalizadoras son
parte de la cultura del mundo occidental. Esto implica comprender la historia de Comodoro
unida a los vaivenes de la industria petrolera, lo cuál genera un cúmulo de sensaciones
inclusive antagónicas entre sí. Lo que significó la privatización de YPF, no sólo en materia
económica sino también sociocultural, que llegó de la mano de un nuevo contexto mundial que
ancló de la peor forma en el país y todas las consecuencias que se sucedieron con las políticas
neoliberales en los 90´. Y la globalización que de la mano del mercado se metió de lleno en
las vidas y los sueños de la gente, descubriendo e incentivado deseos sólo posibles de cumplir
con dinero.
Al tener en cuenta estos aspectos reducidamente expuestos se podrían tratar de
desmembrar los elementos que operan a favor y en contra del fenómeno del consumo, que
recae mayoritariamente en la adquisición de autos y tecnología, apropiaciones que se pueden
obtener en el momento -lo cuál conlleva una concepción incierta del futuro, ligada tanto a estos
vaivenes económicos del petróleo y a la condición propia de juventud- como así también de
cierto tipo de consumo “tabú”, como drogas, casino, “sitios nocturnos”.
El consumo debe ser entendido no sólo como la apropiación de bienes sino el conjunto de
procesos socioculturales en que se inscriben la apropiación y usos de los productos. Una
construcción de sentidos que no se agota en la obtención de un bien sino que se registran en
él los procesos vividos por la persona en sociedad. Y muchos de estos jóvenes, encargados de
llevar adelante el funcionamiento de la industria petrolera, es decir, la economía de la mayor
parte de la región, vivieron en condiciones adversas durante los años previos al “nuevo boom”
y chocaron de golpe con una realidad que los invitaba a cambiar su rumbo considerablemente.
El fenómeno del consumo engloba aspectos inabarcables en esta descripción, que en realidad
intenta ser una invitación para pensar cuestiones intrínsecas en la sociedad, que llevan a
concebir el mundo de determinada manera, y esta visión dependerá de la construcción
identitaria de cada uno.
Intentar, para no recaer en la negación de fenómenos como el consumo- fundada en profundas
concepciones clasistas- que lleve a una posterior estigmatización del trabajador petrolero como
tal y de la industria misma, cuando en realidad, la historia de la ciudad ha vivido sus épocas
de mayor prosperidad con el auge de la misma, en oposición a los peores pasares, atravesados
siempre por una crisis del petróleo.

Miradas ypefianas sobre el trabajador petrolero a lo largo del tiempo

Foto Diario Tiempo Sur


Natalia Barrionuevo
(U.N.P.S.J.B.)

Cada 13 de diciembre se recuperan localmente, de diversos modos, los orígenes de la industria


petrolera; al conmemorar el histórico hallazgo que convirtió a nuestra ciudad en Capital
Nacional del Petróleo. A lo largo de los años, YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales)
–devenida en Repsol YPF- publicó en la prensa comodorense propagandas y publicidades
referidas a esta fecha aniversario; instalando socialmente múltiples sentidos en torno al espíritu
empresario, el petróleo y el desarrollo nacional.
Esos sentidos son los que buscamos develar –junto a Laura Contreras- en el análisis visual
y discursivo emprendido en la tesis de la Licenciatura en Comunicación Social “Del Día
del Petróleo Nacional al Día Nacional del Petróleo en propagandas y publicidades gráficas
comodorenses de YPF”. Allí estudiamos mensajes que la petrolera emitió a la comunidad antes
y después de ser privatizada, entendiéndolos como fragmentos de ideología a la vez que como
herramientas comunicacionales con gran potencial significativo.
Dentro de esos discursos ypefianos, los trabajadores petroleros son un grupo “protagonista”
de la conmemoración y su construcción de significados; cuya inclusión diferencial a lo largo
de los años merece ser estudiada. A comienzos de los años ‘40, la petrolera –autodefinida
en un eslogan como organización nacional que trabaja por la independencia económica del
país- repara en sus obreros a partir de la figura del pionero; a quienes describe en la tenacidad
y el sacrificio propios de su tarea. En tanto fundadores de la industria estatal, simbolizan la
“pujanza de un pueblo”. En plena guerra mundial, YPF era una empresa modelo que permite
al país contrarrestar los efectos negativos de ese conflicto internacional. Sus trabajadores
contribuían así, con su labor, al bienestar de toda la Nación.
En pleno peronismo, se muestra –en los ypefianos- el “costado humano” de la explotación
hidrocarburífera. Al mismo tiempo, son presentados como protagonistas de las “hazañas”
de los nuevos descubrimientos y la mayor productividad en el camino hacia el objetivo
nacional del autoabastecimiento de combustibles. Los trabajadores aparecen, además, guiados
por Perón: son ellos los destinatarios de su gobierno y de los objetivos independentistas.
En 1952, por ejemplo, son incluso convertidos en emisores del mensaje a partir de una
fuerte identificación con la empresa. Los 26.000 trabajadores de YPF “firman” la propaganda
asegurando contribuir con su labor al fin colectivo de afianzamiento del nivel de vida de los
habitantes de la “nueva” Argentina.
A fines de la década del ‘50, con motivo del cincuentenario del descubrimiento, se retoma
de modo central a los “pioneros del petróleo”; reivindicándolos y rindiéndoles tributo. Se
recupera entonces de modo pleno el mito fundador, con la idea de una inútil y larga búsqueda
de agua que –sorpresivamente- derivó en un hallazgo fortuito. Ya en 1973 el obrero aparece,
junto a la tecnología, como la base de una estructura industrial; encarnando de modo directo
y disciplinado la acción. YPF, “empresa del pueblo argentino”, recupera la historia del
descubrimiento a través de ciertas figuras masculinas definidas como visionarios y patriotas
que con valentía defendieron el petróleo argentino.
Durante la última dictadura militar, los trabajadores petroleros son referidos en plena
actividad. Connotando productividad y grandeza, sus figuras aparecen magnas y poderosas.
Pero la construcción visual a partir del dibujo en lugar de la fotografía, deriva en una ausencia
del sujeto real. Los obreros aparecen como hacedores de una realidad próspera y un futuro
promisorio, cuyos alcances no nos son mostrados. La evocación del pasado, en cambio, vuelve
a estar presente en 1981 a partir de los pioneros de 1907. En ruptura con ellos, se presenta
a un grupo de empleados jerárquicos “modernos” proyectando el futuro de la empresa y por
ende, del país. De ese modo, se procura subrayar la continuación de una tradición: YPF sigue
haciendo historia en su presente, sustentada en valores del ayer (una sólida trayectoria) y del
mañana (una perspectiva favorable).
Con la reapertura democrática, ciertos giros discursivos empiezan a evidenciarse: el “espíritu
empresario” vira hacia el ahorro, las obras de infraestructura y las inversiones. La empresa
se mira cada vez más a sí misma y se concibe inserta en un mercado competitivo, ya no en
un territorio nacional en el que se ancla socialmente. Tras la privatización parcial de YPF -
con su conversión en Sociedad Anónima en 1991- el mercado, la rentabilidad, la expansión
internacional y las obras de infraestructura se ubican como ejes publicitarios de una etapa
signada por la ausencia total del hombre en un contexto neoliberal.
Después de 1998, con Repsol detentando la mayoría accionaria de la compañía, el 13 de
diciembre es pensado como día de los petroleros a la vez que del petróleo. Aquellos son
identificados con el trabajo y la empresa. Finalmente, en el aviso del Centenario del
Descubrimiento del año 2007, los trabajadores son presentados en tanto parte de una historia
regional y una cadena productiva. Ya sea en pleno trabajo manual o intelectual, o “posando”
en el entorno “natural” del yacimiento con las herramientas de trabajo, son incluidos buscando
insertar a la corporación en el imaginario colectivo con significados perdidos; asociados a
lo nacional y la pertenencia estatal. A pesar de los cambios en su estructura de propiedad,
la compañía se muestra imperecedera y con indiscutible permanencia desde 1907 hasta la
actualidad, con miras al futuro.
[1] Parte de lo relatado corresponde a diversos aspectos que nos encontramos investigando en Proyecto
“Procesos de Legitimación de la desigualdad social en la Argentina Actual” Dr. Alejandro Grimson. PICT 2006
Nº 2021, (ANPCYT) /UNSAM 07/D1 2008-2010.

[2] Los nombres de personas aquí mencionados fueron modificados a modo de resguardar sus identidades.
Agradecemos a: Nelson H., Daniel L., Walter P., Pedro R., Pablo, Genaro, Guillermo, Carlos y Juan. Por la
información y predisposición para dar a conocer parte de sus vidas. También el número del equipo de perforación
aquí mencionado fue modificado.

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