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I. Estrategias de investigación

Marta Torregrosa

La investigación es en gran medida escribir. primer lugar, los miembros del tribunal que va-
Por esta razón, mejorar la escritura para expre- yan efectivamente a juzgarla y calificarla.
sar nuestro pensamiento es una de las prime-
ras necesidades como investigadores. Esta Siempre que sea posible hay que escribir con el
sección sugiere algunas ideas útiles para mejo- ordenador. Algunos piensan que a mano puede
rar la escritura, así como algunos consejos escribirse con más soltura, o con más concen-
acerca de cómo, cuándo, dónde y cuánto escri- tración, pero no es así. El ordenador ha sido
bir. para los escritores "un regalo de Dios", porque
lo esencial de la escritura es la reescritura y el
1. Cómo mejorar la escritura ordenador facilita enormemente esa tarea que
tanto aumenta la calidad del resultado (Cfr. W.
Al escritor, y en gran medida al investigador, se Zinnser, On Writing Well. An Informal Guide to
le juzga por lo que escribe, tanto por el conteni- Writing Nonfiction, Harper Perennial, Nueva
do como por su forma. "La mitad de la buena York, 1990, 225). El ordenador aligera muchí-
filosofía es buena gramática (...): la buena es- simo la ejecución de los aspectos más mecáni-
critura filosófica es escritura gramatical. Quien cos de la escritura y pone en primer plano los
escribe una serie de frases gramaticalmente elementos más creativos de la escritura que
correctas sobre un tema filosófico probable- hasta ahora eran habitualmente pasados por
mente tiene una idea coherente de lo que está alto: el esbozo o planificación inicial de un texto
haciendo. (...) En contra de la opinión en boga y la corrección o revisión final.
entre muchos estudiantes, un lenguaje vago y
verboso denota confusión, no sutileza o habili- El uso del ordenador para escribir tiene al me-
dad. (...) Como el lenguaje es expresión del nos tres riesgos. El primero es que uno se pone
pensamiento, un lenguaje claro es expresión de más solemne y lo escrito puede adoptar en
un claro pensamiento. La manera de escribir ha ocasiones un tono excesivamente formal. El
de facilitar la comprensión de la filosofía. El segundo inconveniente, más relevante sin du-
estilo ha de favorecer la claridad". Aloysius P. da, es que al escribir con ordenador los textos
Martinich, Philosophical Writing, Prentice Hall, se alargan y crecen. El tercer riesgo, y más
Englewood Cliffs, NJ, 1989, xiii-xiv. importante todavía, es la lamentable posibilidad
de perder el texto que tanto tiempo y trabajo
Para escribir bien, hay que escribir despacio. nos ha costado. Se dice a veces que hay dos
Para poder escribir despacio y avanzar en el tipos de usuarios de ordenador, aquellos que
texto se precisa disponer de tramos de cuatro o han perdido ya algo valioso y aquellos otros
cinco horas, sin interrupciones, sin distraccio- que están a punto de perderlo. Por esta razón
nes. Quien se dedique a la filosofía trabajará de conviene prestar cierta atención a esta cuestión
ordinario durante el día en la biblioteca o des- técnica, de forma que en la práctica se minimi-
pacho donde tenga la bibliografía que necesita, ce este peligro que siempre se cierne sobre
pero siempre resultan indispensables los espa- quienes escriben con ordenador haciendo las
cios amplios de tiempo y sobre todo la paz, copias de seguridad oportunas.
exterior e interior.
De entre las muchas ventajas que tiene el es-
El pensar en el lector ayuda a lograr esa con- cribir en ordenador respecto del escribir a mano
centración de la atención. Si no tuviéramos al quizá la mejor sea la facilidad de revisar y co-
menos un lector para quien escribimos, hay que rregir una y otra vez los textos. Entre las cosas
buscarlo. Cuando se escribe la tesis doctoral va más elementales pero más útiles que los pro-
muy bien recordar que sus lectores son, en cesadores de textos tienen incorporados son
los diccionarios ortográficos que detectan las

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erratas y errores ortográficos que nosotros, por Casi siempre, la corrección más importante es
resultarnos transparentes, con mucha dificultad la de limar excesos y eliminar redundancias.
hubiéramos llegado a descubrir. También son Hemos de tachar sin piedad alguna. El enemigo
de utilidad los contadores de palabras, de for- más difícil de vencer somos nosotros mismos, y
ma que cuando una oración alcance las veinti- sobre todo una especie de conmiseración con
cinco o treinta nos aprestemos a poner un pun- uno mismo que lleva a mantener un párrafo,
to y a comenzar otra. Además de estos adelan- una cita o una referencia bibliográfica por el
tos técnicos, la corrección más simple, y quizá simple hecho de que nos supuso un gran es-
la de mayor importancia, es la relativa al orden fuerzo redactarlo o conseguir la cita o la refe-
de las palabras dentro de cada oración. Nunca rencia. Aunque resulte doloroso, hay que ta-
se insistirá lo suficiente en la claridad de la ora- char, eliminar párrafos enteros, masas de texto,
ción y en la ordenación de las palabras que la tal como hace el escultor para que aparezca la
componen para lograr esa finalidad. Quienes obra de arte. No hacer esto, sugiere Dillard, es
escriben tienden con frecuencia a infravalorar pasar factura al lector del esfuerzo que nos ha
este trabajo de revisión final que decide mucho supuesto escribir aquel texto; como hacemos
más de lo que suele creerse la calidad efectiva con los regalos, y eso es lo que hemos escrito,
de nuestro trabajo: los escritos son mejores o hay que arrancarles siempre la etiqueta del
peores en función del tiempo que sus autores precio (Cfr. A. Dillard, The Writing Life, Harper
dedican a corregirlos (Cfr. W. Dubie, "Net- & Row, Nueva York, 1989, 7). (Cfr. J. Nubiola,
words: The Impact of Electronic Text- El taller de la filosofía, Eunsa, Pamplona, 1999,
Processing Utilities in Writing", Journal of Social 119-125).
and Evolutionary Systems 17, (1994) 152-154;
M. C. Levy y S. Randsell, "Is Writing as Difficult La primera regla de la redacción es la de man-
as it Seems?", Memory and Cognition 23, tener el orden natural de la oración castellana:
(1995), 767). sujeto + verbo + complementos. Luego podre-
mos ir alterando este esquema básico enrique-
Sin duda, en esta tarea de corrección hay un ciéndolo y modificándolo de acuerdo con la
cierto peligro de perfeccionismo informático, materia que estemos tratando y con nuestro
pero contra ese peligro ayuda aquello de que gusto personal, pero será siempre utilísimo
"en arte lo que no suma resta" (R. Senabre, recordar esa estructura elemental cuando nos
ABC Literario, 26 noviembre 1993, 11). Esta atasquemos en el cómo decir algo. Cuando no
regla práctica se aplica a cada palabra, y con sepamos cómo expresar algo viene muy bien
ello se conjura el riesgo del alargamiento des- pararse un momento y preguntarse uno a sí
mesurado de los textos, y también a cada es- mismo: "¿Qué quiero decir? Lo que quiero decir
pacio de tiempo que se dedica a un texto con- -nos respondemos- es que ... tal autor sostiene
creto. Después de trabajar a fondo un texto en tal interpretación (o lo que sea)". Pues bien,
el ordenador, es necesario siempre corregirlo eso -y no algo más complicado u oscuro es lo
sobre el papel poniéndonos en el lugar del lec- que tenemos que escribir, el nombre del autor
tor; si fuera posible, al día siguiente de la escri- como sujeto, el verbo que proceda, y después
tura en la pantalla, pues eso confiere una dis- los complementos por el orden que nos parez-
tancia mayor respecto de lo escrito. Esta revi- ca más sencillo y claro en cada caso.
sión obliga luego a imprimir de nuevo el texto, y
una vez impreso, invita a una nueva lectura Una vía para descubrir algunas claves del arte
para comprobar la mejora en calidad. Cuando de escribir es la dedicar tiempo y atención a
vemos que un texto ya no mejora con nuestra traducir textos pensados y escritos originalmen-
revisión, hay que dejarlo; es como un bordado te en otro idioma. La traducción -ha escrito Car-
o como un soneto, que cuando está terminado, los Pujol- es la "gimasia del escritor, el puro
está terminado. Se podrá escribir otro soneto o ejercicio de las palabras que hace ser más
hacer otro bordado, pero no mucho más. humildes y exactos" (C. Pujol, Cuaderno de
escritura, Pamiela, Pamplona, 1988, 11). Tra-
ducir bien es muy difícil, pero enseña mucho. El

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propio Don Quijote afirma que "es como quien En este apartado se proporcionan algunas su-
mira los tapices flamencos por el revés, que gerencias para mejorar la eficacia de la escritu-
aunque se veen las figuras, son llenas de hilos ra en relación a cómo, cuándo, dónde y cuánto
que las escurecen, y no se veen con la lisura y escribir.
tez de la haz" (M. Cervantes, El ingenioso Don
Quijote de la Mancha, Castalia, Madrid, 1978, 2.1. Cómo escribir
II, LXII, 519). Efectivamente un buen traductor
ha de llegar a ver la parte de detrás del texto, Para ponerse a escribir hace falta no sólo que-
cómo está urdido, su trama y su propósito. Para rer escribir, sino que se precisa también una
eso ha de pensar en el idioma propio el asunto cierta planificación previa de lo que queremos
que traduce hasta que lo entienda del todo, y escribir. Se trata de definir a qué género que-
luego ha de poner esmero en la elección de las remos que corresponda nuestra escritura, con
palabras y quizá sobre todo en su orden. qué plazo contamos o qué tiempo en horas
podemos dedicar a su preparación, qué exten-
Al traducir, la dificultad mayor radica en lograr sión total va a tener, y sobre todo qué quere-
un texto literariamente fiel al original y que ten- mos decir en ese texto y cómo vamos a organi-
ga al mismo tiempo su frescura y naturalidad. zarlo para que diga eso, esto es, qué índice va
Sólo así la traducción renueva la espontanei- a tener. De ordinario, no hace falta que el índi-
dad que logró expresar con tanto trabajo el au- ce sea muy detallado, pero sí que indique las
tor primero. Muchos escritores profesionales partes del trabajo y su articulación, la tesis prin-
son excelentes traductores. En temporadas en cipal que sostiene, el orden en el que van a
que la creatividad parece haberse agotado, la presentarse los diversos aspectos o partes del
traducción de obras literarias -o de lo que sea- tema y el material que vamos a emplear. A ve-
resulta siempre una fuente estupenda de traba- ces este índice sale en cinco minutos, en otras
jo en la que puede renovarse incluso la perso- ocasiones requiere horas o días de prepara-
nal inspiración. ción. Es como el trabajo del pintor que prepara
la tela y dibuja en ella con el carboncillo la figu-
El último consejo para quien comienza a escri- ra que quiere retratar, y luego pone los colores
bir es el de no acobardarse ante la dificultad de en su paleta. Todo eso hay que hacer también
los primeros pasos, de las primeras puntadas a la hora de escribir, pues de esa tarea de pre-
de la aguja sobre la tela. Al contrario, como paración depende en muy buena medida la
escribir es vivir hay que empeñarse en que la calidad del resultado final. De la misma manera
escritura propia siga creciendo día a día en que no se puede comenzar una carta sin saber
calidad. (Cfr. J. Nubiola, El taller de la filosofía, a quién se escribe, ni qué se le quiere decir, de
Eunsa, Pamplona, 1999, 132-134). modo semejante para escribir filosofía hace
falta antes de ponerse a la tarea haber precisa-
2. Cómo, cuándo, dónde y cuánto escribir do todo eso antes. Sólo puede ponerse uno a
escribir "a la que salga" cuando lo que escribi-
Hay quienes piensan que escribir es algo muy mos son las anotaciones de algo que nos ha
personal y, quizá mediante esa afirmación, se pasado o las reflexiones personales de ese día.
resisten a dar consejos que puedan ser de En todos los demás casos en los que el escribir
ayuda a quienes se inician en esa tarea. Real- no es distracción o descanso, sino trabajo,
mente escribir es algo tan personal como pen- hace falta siempre planificar en sus líneas ge-
sar, comer o enamorarse, pero todos los seres nerales nuestra escritura y preparar el índice
humanos hacemos esas cosas más o menos provisional de lo que se quiere escribir y en el
de la misma manera. Se trata de actividades que se indique la extensión en número aproxi-
que nadie puede hacer por nosotros y que mado de palabras que queremos dedicar a ca-
aprendemos en nuestra comunicación con los da parte.
demás.
Una norma práctica de extraordinaria utilidad es
la de comenzar a escribir por el principio; esto

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es, comenzar a escribir el título, la portada, el bien requiere tiempo. Nuestra escritura es el
índice, la introducción, la primera página, la destilado de muchas horas de trabajo, de re-
segunda, etc., tratando de completar cada flexión. Como quien se dedica a la filosofía
página con sus notas al pie, las referencias combina de ordinario la investigación que se
bibliográficas bien hechas, y cuidando todos y traduce en escritura, con la docencia y las tare-
cada uno de los detalles y pormenores. Hay as administrativas de todo tipo, hace falta re-
personas que con la excusa de que se trata de servar unas horas, unos días a la semana a
un borrador producen muy rápidamente un pri- escribir con el necesario aislamiento lo que nos
mer texto sin tener en cuenta ni la extensión apetezca o lo que debamos escribir. Muchas
total de que disponen ni la razonable propor- personas han comprobado que la mejor mane-
ción entre los diversos elementos del conjunto, ra de hacer compatibles esas tareas distintas
y lo que es todavía peor van dejando al paso de es asignar un espacio físico realmente distinto
su escritura millares de hilos sueltos -notas que a cada una de ellas. Si tenemos un despacho
redactar, referencias bibliográficas que com- en el que atendemos de ordinario la visitas o
probar, traducciones que cotejar, etc.- que van las diversas tareas encomendadas, hace falta
a hacer luego mucho más difícil el trabajo. De irse a escribir a otro lugar, a una biblioteca o a
ordinario, nunca hay suficiente tiempo después la propia casa. Hay que proteger esas horas de
-o ya no le quedan a uno fuerzas- para comple- trabajo que dedicamos a escribir como si fueran
tar luego esos detalles. Por el contrario, es sagradas: lo son.
muchísimo mejor escribir despacio y producir
desde el principio un texto "definitivo", esto es, 2.3. Dónde escribir
definido en todos sus detalles -en mi jerga de
autor lo suelo llamar "texto final"-, que se tenga El lugar donde escribir: ese es físicamente el
de pie por sí mismo, aunque como todo lo taller de la escritura. Cada uno tendrá sus pre-
humano deberá ser corregido y mejorado. Lo ferencias o sus manías: su mesa favorita, am-
que uno escribe, ha de escribirlo bien en todos plia, sobre la que quepan bastantes papeles; su
sus detalles sin dejar las minucias para des- silla, a la altura adecuada para escribir cómo-
pués, pues al escribir no hay minucias. Se damente al ordenador; la iluminación, que no
podrá dejar en ocasiones algunos detalles pen- sea ni poca ni mucha. Lo más importante es
dientes, utilizando para ello, por ejemplo los que sea un lugar en el que no haya ocasión de
corchetes [...], pero en cada página podrá distracciones. Para escribir, es indispensable
haber sólo dos o tres de esos flecos, no más. estar solo, aunque nos encontremos en una
Otro peligro de esos borradores rápidos es su biblioteca rodeados de centenares de personas
excesiva extensión o la desproporción entre trabajando. Ni siquiera podemos tener en nues-
sus partes. Si hemos de escribir una recensión tra mesa de trabajo más que los libros indis-
de quinientas palabras, o un resumen de dos pensables -cuatro, cinco, no más de diez- que
mil, o un artículo de siete mil, no podemos con- son los que necesitamos para escribir aquella
sentirnos el escribir si quiera unas palabras recensión, aquella parte del artículo o de la
más. Al contrario, en la planificación inicial de tesis que estamos preparando.
las secciones habría que asignar a cada parte
un número proporcional de palabras, de acuer- El lugar ideal para trabajar no existe. Es preciso
do con el esquema de introducción, desarrollo adaptarse al entorno de trabajo que cada uno
del tema y final o conclusión; y luego al escribir tenga a su alcance. Esto significa no cuestio-
habremos de atenernos estrictamente al tope narse aquellos elementos que escapan a nues-
máximo que nos hayamos impuesto. tro control o que no pueden ser modificados sin
un esfuerzo desproporcionado. En una Univer-
2.2. Cuándo escribir sidad, en un trabajo en equipo o en una comu-
nidad de investigación de cualquier tipo, hay
La escritura profesional de filosofía requiere de muchas cosas materiales que se escapan al
un horario de trabajo, como lo tienen los zapa- capricho individual, pero que realmente sólo se
teros, los comerciantes y las empresas. Escribir tornan una dificultad si uno se enfada contra

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ellas: ocupan tiempo y erosionan nuestra esto es doce folios a la semana, cuarenta y
energía. Por ejemplo, puede pasar con alguna ocho al mes y cuatrocientos ochenta al año de
frecuencia que uno esté trabajando a gusto y a diez meses de trabajo: una tesis a dedicación
solas en un lugar compartido y de pronto llegue completa viene a ser eso lo que cuesta. Es un
otro que comienza a abrir ventanas, hacer rui- buen ritmo para quien se dedica profesional-
dos, etc. Lo que compensa es adaptarse o mente a escribir.
marcharse de inmediato, pero no marearse con
esa cuestión. Lo que uno no puede pretender Bibliografía recomendada:
es que todo funcione a su gusto; al contrario,
esas interrupciones o esos ruidos que dificultan • Caldera, Rafael Tomás. De la lectura.
la atención pueden ser la ocasión de pasar a Del arte de escribir, Dimensiones, C. A.,
atender algún aspecto más mecánico de nues- Caracas, 1983.
tra escritura y que requiera por tanto menos • Caldera, Rafael Tomás. El uso del tiem-
intensidad en la atención. po, Liberil Impresores, Caracas, 1995.
• Cassany, Daniel. La cocina de la escri-
2.4. Cuánto escribir tura, Anagrama, Barcelona, 1995.
• Guitton, Jean. El trabajo intelectual.
Es de una extraordinaria utilidad controlar la Consejos a los que estudian y a los que
velocidad de la propia escritura. Tengo para mí escriben, Rialp, Madrid, 1999.
que en una jornada de cinco o seis horas de • Marías, Julián. "Pensar y escribir", ABC,
trabajo hay que producir unas ochocientas o mil 24 de diciembre de 1998.
palabras de "texto final", acabado, con notas y • Sertillanges, Antonin G. La vida intelec-
todo (puede quedar un fleco, pero no veinte tual. Espíritu, condiciones, métodos,
flecos). Quien prefiera contar con folios, una Porrúa, México, 1984.
medida aceptable es la de dos folios diarios,

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