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Caja de Ahorros de
Jerez 1987
*
Sevilla 1997
vencedor y vencido y esencia y
existencia confabúlanse para en-
gendrarse en un gigante herido, en
la herida de un gigante, la escritura.
Vencido y vencedor están en idén-
tica sangre de palabra. Es el insom-
nio del escritor el sueño de la escri-
tura, como los sueños de la escritu-
ra generan la razón del dulce mons-
truo, del gigante. Destruimos lo
que amamos para poder seguirlo
amando en la perfección de la nos-
DE QUIEN AMA A UN GI- talgia. Matarlo, sí, para ser de él
GANTE definitivamente el ave Fénix, su
quimera. No amarlo, no, porque la
La prueba está en abril, cruel, inteligencia poética del corazón se
que hace florecer a las lilas: el héroe mueve con argucias, planea su es-
acompañado, el exhibicionista, el trategia y ataca con premeditación y
cobarde, el que se desconoce a sí alevosía pero nunca antes de cono-
mismo y al otro teme, mata. O, al cer el resultado de su táctica triun-
menos, eso finge. En los espejos. fal: será derrotada y, por tanto, se
El héroe solo, el perdedor, se des- instalará ya sin temor a ningún
maya en los brazos de su víctima. enemigo y por y para siempre en el
O, al menos, eso finge. En la escri- corazón poético de la inteligencia
tura. ¿Matar y amar no riman como de su verdugo. Camino de perfec-
las mantis verdes con las góndolas ción tan misterioso... Ulises y el
en los tres días que preceden al Cíclope tienen un mismo y solo
miércoles de ceniza? ojo. David y Goliat única e igual
Pero si fuese el gigante no más honda. Y así, quien ama a un gigan-
-¿no más?- que la propia escritura, te se sentirá extranjero entre los
quien le ofrece paraíso e infierno, suyos, nombrará con insistencia a
paseo por el amor y la muerte, cri- los bárbaros, confundirá su norte
men y castigo, condenado estará a con el Sur. Y acertará. Porque des-
establecer con él, con ella, -en el lizándose en espadas y labios -y en
hermafrodita- una relación seme- dónde si no, cuando un libro es
jante a la de Sísifo con su piedra. Y campo de batalla y a batallas de
desde ese instante y su relámpago, amor...-, igual que un caballero ga-
también, consigo mismo. Pues im- lante, baja el puente levadizo a
posible habrá de resultarle ya mirar princesas y a pajes y no lo iza a la
aquel silencio y luego contemplarse gleba que, tras bailar un tango oído
aún en rumor latiendo. Quien ahí en una de esas viejas radios cubier-
ve dos existencias bifurcadas, yerra. tas por cortinillas de cretona es-
No lo son. Fatalmente no lo son. tampada o contemplar en un cine
En uno y mismo se convierten de barrio aquella inolvidable esce-
na, desea emocionada entrar. Que salvará del incendio sólo el fuego:
pasen... como el público de Lorca. la escritura ardida, el humo de la
Y entra la dama refinada y moder- palabra quemada: el quémame los
nista y el rufián entra. Y se produce labios para que mis palabras sean
la ósmosis de vasos -de vino- co- puras: el amor al gigante, el amor
municantes. Igual que H. y K. en del gigante. ¿Quién, libre de peca-
La reina de África. Ese amor cortés y do, arroja la primera palabra de su
encanallado, bíblico, sólo puede boca a su boca y en ella lo ama si
cantarse susurrado con luna en la con ella lo mata? Yo he matado a
borda de un barco: la noche que un gigante e incluso habiendo to-
me quieras. 0 gritarse a voces en un mado la precaución de enterrarlo
templo con eco: no sé cómo nom- en la misma torre de Babel, aún así,
brarte, diríase que un ángel te in- he tenido luego que luchar todo el
ventara de pronto. Más: trastocan- invierno con la virtuosa nieve que
do refranes populares o buscando manaba sin cesar de su esqueleto.
fronterizas experiencias sensuales La palabra ama. Y yo he amado a
en la mutilación inocente de las un gigante y he visto cómo su
palabras para que la ambigüedad de sombra violeta permanecía en la
sus miembros amputados duplique nieve aún después de él marcharse
el placer de los sentidos. Lenguaje y olvidar yo su abrazo. La palabra
en creación. Ironía burlona y amar- mata. La palabra ama y mata como
ga del arquero que confunde Es- la mantis. Pero nunca resucitar será
mirna con Finisterre. Y lo sabe. Y tan lírico como consumarse.
nos guiña su referencia / indiferen-
cia cultural antes de encomendar su
suerte (pues el error cometido debe JUAN COBOS WILKINS
pagarse, tiene un precio), ya su es-
píritu, en esa oración de vida del
poema XXIII. Resucitar resulta
menos lírico que consumarse. El
sacrificio puro es el del adjetivo, no
el del verbo. Tal vez por eso cuan-
do los impuros, los secundarios,
son protagonistas llega, por fin, la
luz solar -y tanta luz, insólito cre-
púsculo- a los jazmines lunares.
Aunque únicamente sea por
unas fugaces horas y el encanta-
miento se rompa a mediodía y re-
torne Cenicienta a su burdel y el
jazmín a su pureza. El nuevo ser
surgido de la derrota del encanta-
miento sabe que los molinos no
son gigantes y quemará sus libros y
No he visto ningún libro de caballerías
que haga un cuerpo de fábula entero con
todos sus miembros, de manera que el
medio corresponda al principio, y
el fin al principio y al medio;
sino que los componen con
tantos miembros, que más
parece que llevan
intención a
formar una
quimera
(Cervantes)
II
III
Ah muchachos impertinentes
sólo os interesa de mí esa habilidad
que sin rencor puedo llamar subalterna
esa fama que dan viejos lances retóricos
cierta fácil palabra que aprendí por las plazas
VI
VIII
IX
I.
No importa lo que diga un extranjero
Suponed simplemente que el extranjero no ha llegado
y que sus palabras por tanto no existen
II.
Pongamos que una esquina, que una noche
que una botella vacía, son los feacios
XI
I.
Mi patria no es peor que cualquier otra
Alberga, Señor, un domicilio
una familia, un voto
cada cuatro; alberga
normales convivencias ciudadá
II.
Vengo de Aquiles El de los Pies Ligeros
y dicen que me busca Uno
que se hace llamar
El de la Blanca Luna
III.
En una fecha estoy espada y doble filo
Dióscuros oscuros y Dios para qué os quiero
XIII
I.
Inquietante la credencial de tus ojos, el escorzo
de tus ojos / la exaltación de la pólvora/
la pólvora encendida
II.
Inquietante Bárbaro que me matas con un beso /
hazme con un beso conocer mi destino /
o Tu abrazo más violento me circunde /
y nombre por su nombre la Tierra Prometida
III.
Inquietantes mis termópilas / mis arcos de
triunfo tan intactos
XIV
Fue dicho:
Abriremos una época de amor en los naranjos
pero a mi vera el azahar duerme sin coraza
y aún aguarda la exactitud de tu presencia
XV
I.
Alguien es tu proporción del Mal
guarda la parte
de Infierno que te ha sido otorgada
y espada o labios habrán de ser entonces
fatal resignación ceremonial entrega
II.
Dígalo, si no, el resucitado
. . . . . . . . . . . . .
Espada y labios
XVI
I.
Media palabra entonces para la paz que no existe
como media clausura de la tarde
claudicación del homicida que no existe, y es falso
como sílabas contadas de gracia o de cristal
de seda, de finísima seda
para la paz que no existe, y es falso
II.
Yo recibí las manos de las gaviotas ariscas
pasión por el cristal de criaturas muy tiernas
frágiles y enamoradas, y ningún vaso
ninguna tierra firme o continente
III.
Ariscas y gaviotas las sílabas que faltan
de seda o de cristal corona fragilísima
para mi frente es tarde para la paz
esa media palabra que pudiera salvarme
XVII
de un segundo de arena
de una bala de plata
de un descuido
XVIII
XIX
XX
Hextermi, Hextermi
nado termina
terminad min adoro
doro hextermín
Minado doró
ohexter minador
Oh Hexterminador
XXII
[TERMÓPILAS]
Flechura de tus ojos, nube persa
si muero con el sol que ahora me prohibes
acuérdate de mí mañana cuando estés
llegando a Salamina
XXIII
XXV
XXVI
No habrá laurel por enero en los sobres que vigilan la distancia de la caligrafía
sin hilos
ni lacres laurel de enero caduceos de lírica carnal
ni olivo pálida escapatoria y tentación de las metáforas mensajeras
XXVIII
I.
Menos frío que el frío de mi espada
deja dolor que el viaje continúe
y no hagas burla en mí ni me persigas
por este mar de olvidos y azucenas
II.
Que los hombres no lloran es sabido
y es duro el sacrificio que la ciudad impone
XIX
XXX
[SEGUNDO MOVIMIENTO]
I.
El día que te vayas, amor, pon dulzura y apresura tu abandono
mientras tu paso es ingrávido y mi sueño aún tan creíble
aléjate como quien se aleja de quien al alba habrá de enamorarle
II.
La noche que me quieras, amor, pon dulzura y apresura tu retorno
mientras tu paso es ingrávido y mi sueño ya tan creíble
acércate como quien se acerca a quien al alba habrá de abandonarle
XXXI
En vano un paje
o una paloma te buscarían
Pajes y palomas
Duermes
No sé cómo nombrarte
He dicho Pólux
he dicho Amor es siempre tránsito
hice discursos estúpidos en la Asamblea
No sé cómo nombrarte
Duermes
XXXIII
XXXV
XXXVI
Pero no olvida
el corazón que la embriaguez de las sábanas
de otra tinaja viene a rebosar
de un ponche que sabe a gloria. Todo
en esos amarillos que pone octubre
sobre el rubor de los recién casados
XXXVIII
Duerme
la suavidad del vello repartido, el sexo acariciado
la frescura del alba que propicia sólo este sueño
o lágrimas dulcísimas por las alhambras perdidas
XXXIX
XLI
XLII
XLIV
XLV
lindo y perdido
XLVI
XLVII
XLVIII
I.
Recuerda el día de la batalla de los dioses
que Dios confunda. La sangre allí
iguala los idiomas, los emblemas
las caras de la Creación y de la Muerte son iguales
II.
Así tuvo que hacerse el Mundo a tu medida
y no te quejes
Tu ruina fue la ruina de las cosas
y tu nombre siempre el nombre de Ninguno
LI
Más que abril con sus días, con su lluvia pequeña inesperada
manos tuvo la piedra, azúcar cariñosa
la higuera de la casa de las sirenas
cuyo canto -ciudadano- te ha sido dado escuchar:
LIII
[TANGO DE AUSENCIA]
LV
[BAJO EL VOLCÁN]
Pálpitos esdrújulos
Aquel jardín ¿francés?
LVII
LIX
LX
LXII
LXIII
LXV
LXVI
Virtuoso cadáver
I.
Acierta edad y a ciertas horas uno sabe
cuándo la paz
después de un beso es ya imposible
II,
Su nombre no es Luzbel ni Vladimir Ilich
desconoce a ese tal Borges. Puede
pensar diluvios, y está solo
y 10
1987-19972ª