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PERSPECTIV AS HISTORICAS DE LA CULTURA VENEZOLANA LO ESPANOL Y LO AFRICANO RAMON DIAZ SANCHEZ ]9--COINCIDENCIAS DE SIGNO HISTORICO Si no supiésemos que todos los hechos histéricos obedecen a leyes bien caracterizadas, ésta geria una oportunidad para especular sobre ciertas coincidencias de la historia moderna de América que pueden hoy parecernos obscuras al mismo tiempo que llenas de un optimista signifi- cado. ,Por qué hubo de ser Espafia, la nacién menos permeable a la vocacién cientifica y técnica de la civilizacién europea, la que emprendiera la conquista del Nuevo Mundo, y por qué PERSPECTIVAS HISTORICAS DE LA CULTURA VENEZOLANA 35 debi f baa ser gentes africanas, tan similares en el paideuma di ae Dees de América, las que se trajeran para la Sess eae Me rocant estas tierras? Las razones que responden a es son varias y ha; ifi . y que clasificarlas ida- ente. Asi en lo referente a Espafia se puede decir: mn ° 1° Porque esta era entonces la m4s pujante potencia de Europa y la tunic i u a que s 6 i ere Ce q e interes6 en la quimera de 2° Pi ety PL aeons por excelencia de la Iglesia cat6. i ima representante de i fi lizadores y catequista: Loan eaten 8, como lo demostré i lucha contra los moros y los judios. ier: 3° i mare la Iglesia romana se presentaba para la época o la autoridad suprema en materia de justicia y de bienes entre las naciones occidentales, y por 5 que el Papa En cuanto a Africa: 19 i a sal ahihebe de su situacién geografica en el Atlantico stado de indefensi6n era el conti ‘inente que ofreci: al europeo un campo de explotacién esclavista ideal. Mi 20 ; Ah ee ‘Similitudes climaticas y otras afinidades de e hicieron de Améri i ee érica una segunda patria para 3° i aa : cpio ane del negro en lo fisico, intelectual lo co: fi ipo nat mvertian en el elemento tipo ‘ aie “ aeons estas coincidencias, negativas en apariencia, hain K optimista porque en el fondo de ellas haten leat uales en las que mas de un eritico esclarecido — aera del mundo futuro. Ya'lo sefial6 Wald uando dijo que el problema de Norteamérica era te 46 REVISTA NACIONAL DE CULTURA técnica y el de Sudamérica, de yeligién. Lo que en definitiva es lo mismo que ha planteado Toynbee no ya con respecto a la problematica americana sino a la totalidad del mundo de nuestro tiempo. Por religién debemos entender aqui no el hecho lato de las creencias, no la sumisién a un orden en que Jas ideas dan marcha atrds para volver a la teologia, gino a un nuevo equilibrio en el que la materia no supedite al espiritu. Qe—EL APORTE HISPANO La Espafia que sale a la conquista del Nuevo Mundo es una invencién nacional cimentada sobre una yealidad ético- religiosa. Etnicamente apreciada es una mixtura de pueblos en la que se conjugan para una gesta imperial gentes de origen y de culturas distintas: celtas, iberos, moros, germanos. El caste- llano, portador del pendén cultural y politico, es duro y frugal como sus pardas tierras escasas de riego; el gallego es Virico y un poco brumoso como sus costas siempre mojadas por el orvallo ; el andaluz alegre y pohemio pero al mismo tiempo supersticioso y dramatico. La guerra de la Reconquista, que duré siete siglos, fue el aglutinante de Ja idea de nacién pero su alimento interior fue una hoguera de misticismo cuyas lenguas hablaban un idioma barroco y ultraterreno. Con estos elementos como divisa y con el apéstol Santiago como caudillo, aquellos pueblos cruzaron el mar trayendo por todo equipaje sus tradiciones, sus prejuicios, su picaresca y sus ingentes virtudes morales. Ignorantes de la realidad de este mundo desconocido pero ciegamente imbuidos en su verdad trascendente, se dedicaron a edificar la Ciudad de Dios gobre las ruinas de unas ciudades y de unos templos penosamente labrados con la sola ayuda del silex a lo largo de cuarenta centurias. La conquista de pueblos, el gojuzgamiento de soberanias yel apoderamiento de riquezas ajenas no ha sido nunca obra de persuasion sino de violencia. Hspafia no us6 de otro medio para penetrar en América y pata despojar a sus aborigenes de todo cuanto les era propio: sus tierras, sus dioses, sus lenguas, sus artes. En recompensa jes impuso su propia cultura, de la que PERSPECTIVAS HISTORICAS DE LA CULTURA VENEZOLANA 37 aquellos no tenian la m i h enor noticia, or afiadi injerté la del africano sobre la cual se habia Foribac agit re ae precio y oprobio. ee No gs i ee Pe oes pee o lo hondo Ja vinculacién de la aie la civilizacién europea. Ci a i ee del pensamiento, de la ciencia ad eee pe an los contrafuertes de esta parte del Nuev Mringe, hela ae ee a configuran su historia dae el at \ i n estos valor i neers ac 1 es se integran i Hee a Me ae concepcién econdémica, un chen pee Z d una nueva estéti ae pee e ca. Pero esto. ake pec ae para definir de un modo stasis, a a ne epee fs r ae de las naciones. La civilizacién es afl i 4 Soite pirituales, juridicos y politicos forman ia re i a die ane del Nuevo Mundo, tiene que ser sorldiderads ae a ag rf un ente auténomo inconfundible, no sélo dis. tee saad wee ne adverso y hostil a la civilidad de is oncurrieron con la i fi a potencia espafi ce mia ic a remodelar las culturas indigenas, ae 2 po a i ince que conmovieron a Europa. e me rere ae eae se voleaban sobre el ‘Atlantion me ucaneros ingleses, f li } , franceses y hi i teen las profundas contradicciones que toitican Geel beeen le aquella civilidad. Pero esto no es todo ati tS a ae 2 a de aquella contradiccién hay que hasees Ga rs a ae fe aaa de libertades, individusises en , c a proporcidn en que e: jae ‘pota, aristocratico, supersticioso y Gente: A is los signos de la conqui Re ista son d tradicciones. le este modo dos estupendas con- D aes a iene eee —las del conquistador espaifiol, - a re aac algunas iban a arraigar en el alma de Amnériba, oa en su fachada como banderas arriadas. Del a ae an las instituciones de Espafia ag ue ea ant siglos la vida moral y juridica de me ag , ¥ las que servirfan luego a los Estados indey ispanoamérica para elaborar las suyas aH blaes: 38 REVISTA NACIONAL DE CULTURA 3°—LO QUE TRAJO EL AFRICANO e el desarraigo del hombre de Africa para su americanas; sin embargo pocas fueron 6 en su nuevo habitat. Clima, suelo, sentido y color de la madre naturaleza le ofrecieron similitudes que le harian la vida facil pese a las A4speras condiciones en que se le obligé a trabajar dentro del régimen esclavista. En su libro sobre “‘Los origenes del hombre americano”, Paul Rivet inserta un mapa en el que se muestra una circuns- tancia por demas importante para la comprensién de las afini- dades afro-caribes: esta circunstancia esta en la coalescencia de los continentes que, segtin Wegener, en cierta época (z finales del Terciario?) en que no existia atin el océano Atlantico presen- taba a las grandes masas continentales de las Américas, Africa y Australia separadas apenas por angostas fracturas en las que se advertian, sin embargo, los mismos contornos geograficos que presentan en nuestros dias. (1) Si esto fue asi alguna vez, las similitudes de la naturaleza africana y de la americana ten- drian una explicacién, y las analogias culturales que se advierten entre los pueblos de los dos mundos ofrecerian un horizonte de sugestiva coherencia prehistérica. Tan variadas como pueden serlo en Europa, en Asia y en América, son las desigualdades, desniveles y matices de las culturas en el continente africano. Por tanto, notables tienen que ser asimismo Jas disimilitudes cualitativas de africanos y americanos. “En aquel eontinente —sefiala Kroeber refirién- dose a Africa— existe una franja que se extiende a través de todo su territorio, en la cual es dificil decir si los habitantes pertenecen al tipo negroide o al caucazoide”. Por su parte Fro- benius, cuyos estudios africanistas se remontan a las épocas mas lejanas, considera que tanto la cultura de los egipcios como Ja de los ganates —pueblo floreciente en el reino Bakuba tres- cientos afios antes de Cristo— fueron fecundados por paideumas Duro y cruel fu trasplante a las tierras las diferencias que encontr: existe, en los continentes separados ntre las formas de las costas percibe cémo encajan sus comportan pues como notedo —explica Rivet— que los océanos, tal correspondencia acercan imaginariamente sus orillas, se bastante exactitud. Estos continentes se Ibid, pg. 28. (1) “Wegener ha hoy dia por que, si se contornos con Tas piezas de un rompecabezas”. PERSPECTIVAS HISTORICAS DE LA CULTURA VENEZOLANA 39 occidentales (2). El desarrollo de las culturas y sus influencias reciprocas, asi como el cruce o mi estizaje de unas razas con otras, hace de esto un problema cada vez m4s complejo y parece indicar que la especie humana, marcha hacia una gran sintesis mediante la cual, algiin dia, se aleanzaré una homogenizacién de valores en beneficio del espiritu, no de la materia. A América —hecho bien comprensible— vinieron los afri- canos pertenecientes a las culturas menos desarrolladas, princi- palmente los habitantes de la zona ecuatorial de Guinea a la que se dio en los tiempos del esclavismo el nombre de Zona Servil (Slava Coast). Asif se explica la diversidad tipologica y vivencial de aquellos desdichados viajeros que se trasegaban al Nuevo Mundo, en los siglos XVI, XVII y XVIII, en las sentinas de los buques negreros bajo las banderas de Portugal, Ingla- terra, Francia y Holanda. En el forzoso y rudo cont acto de africanos y americanos se pueden sefialar coincidencias y contrastes cualitativos que si hist6ricamente nada tienen de sorprendentes, en su proyeccién filoséfica revisten en cambio un alto significado. De lo uno y lo otro se puede adquirir una idea general por la reciente enume- racién de ciertog rasgos caracteristicos del africano hecha por Leopoldo Seddar Senghor (8). El africano tiene del mundo en que vive —dice Senghor— una idea fundamentalmente distinta a la del blanco europeo. Este Ultimo se planta delante de las cosas, se sale de ellas para examinarlas y dominarlas, mientras que el africano, por el contrario, se introduce en las cosas para habitarlas y vivir en su intimidad. Pero mas que las fuerzas (2) v4ios Mande 0 Mandingas —sefiala Frobenius— son residuos del imperio medte- Til Mali que extendié su influjo cultural, social y politico sobre Shee pueblos. Dividlanse en cinco castes asi: Horros o caballeros; Diali o borders Ulusu, vasallos; Nusmu, heteros brujos; Dyong, esclavos domésticos. Mas tele pasa ton a ser pueblos coloniales franceses, en os territorios del Senegal y el Niger, en el Sudin. Descendian de Gana (ganates), anteriores a Cust &. relacionaron con Ja religién mahometana y asimilaron la cultura arabe” Thick pigs. 154 y sigts. (3) Leopoldo Seddar Senghor es un gran pocta, sociélo, BO y filésofo afticano que ha cjercido la Presidencia del Senegal y participado en conferences de che nivel, internacional sobre los problemas de la cultura, Segin él de scacce con Jean Price-Mars, en el corazdn del Africa negra esté la cuna’de la hea nidad y el secteto de la naturaleza del negro cuya sensibilidad cjerce tan manny influencia sobre los nervios del enropeo “y en especial sobre In, mujeres europeas", Revista Heo, N° 26, Bogotd, junio de 1962. a0 REVISTA NACIONAL DE CULTURA Hacedor, 6smicas, més que la idea abstracta de un nie i ce sal alma del negro influyen las obras de la He ae Lies e ca en la realidad del mundo vegetal y del ae eae = se destacan como elementos basicos de su oa elaine = eminentemente teltirico, igual que ear cure ee s n Agu : i recibe de ella las imagenes los es 3 ae ane Quiza sea esta la pole lee es waded que encontramos en Jung y que ane ies al diferencial de los africanos —o de Pee ee ara los cuales el Sol es dios tnicamente al i ee 3 nifiesta como W omento en que se mai i a onal a hombre de las angustias y pelleroe ae o: tl dia y la noche, el sol y la luna son elementos weap raed todas las mitologias conocidas pore a bb paeet apis 6 ida @ su : ipi el fendémeno de la vida y e ; , pa asa los pueblos les reconocen igual jerarquia dentro oe se a marco de su concepeién arquetipica. El negro es monoteista. Su unidad social, la Caen E . Su i 1 te Euneand y la célula primitiva de la a a a a cu ve constante repeticién, los SK re we eee. iedad: la aldea, la tribu, re fute ata San afiade: “En Africa el concepto de sealers Tie como en Europa, al restringido oe abe eat peek ; i 1 conjunto de toda s ad, mama y el nene, sino a mie Sian Baek es, pues, toda la parentela, Baha etn rgonas vivas o fallecidas que descienden i Dee th La familia es una comunidad i ie: a La GENE i Jgunas tribus ameri i izacié mo hemos visto en alg : oe aN feo ia aolatiabs un papel de fundamental pnatien mire u Youd es ejercida por el Sanat ebajon pucnaautenes i i y reparte nistra los bienes comunes i i i 0 sacerdote y tre las diversas familias, siendo al mismo Tene ai a : aunque sélo obre en nombre del here le kere at | als 0 Aticamente a este i oderes. Automa' ae ie i feat se ha dicho, los antepasados Renae ieee mantienen contacto a través de lo: que echiceros y con ayuda de § 1C10S 0S. Jeres hechiceros ayuda de sacrificios y ruegos Las mujere: jung: “Problemes ‘ame moderne”. Buchet Chastel, Paris. pig. 32 y 88. 4) CG ‘Probl: de I’ de Buchet Chastel, Paris. ( EZOLANA, al PERSPECTIVAS HISTORICAS DE LA CULTURA VENI i - ee desempefian también un papel, ya sea a través de aridos, ya presentdndose colecti : ri ivamente ante el j de familia cuand i fot EE 0 se ventilan asuntog I ih turada de esta man i H satis neenieeteed a era, la tribu es a un ti i u est ; iempo Iglesia y orga- nismo administrativo, cooperativa de produccién y de enaue y fuente de toda norma institucional. ih Wain ae iy en la ae més compleja de la psique. y como la social— caracteristi ife. rencian al negro del ameri i tha Hee cano radicalmente. U: caracteristicas es la del hu i au iain’ deel g mor. Mientras que el indi rica se manifiesta solemne i de eee y dramatico, tacit: imi mado, el africano es p i f “palmétiog we jor antonomasia lidic iméti i , ‘0, mimético, carica- aoe ie Ce oe frecuencia se muestra patético es a gravedad. Ama las imitacio: i nes bizarras, la! Y poses del blanco, la chiste ee i ra, los mantos, los cet: I i simbélicos, pero siem ee Sate ene i siempre con algo de juego. C j ” =r ¢ . Cuando ejerce el pie S oe ih no vengativo ni sistemAtico. La historia sus Napoleones de pacotill j : Nee ae a, es ejemplar al respecto. causa de que en las apreciaci i j f A claciones cualitativas & ‘i as dons razas ~—incluyendo la indfgena americana— se eh a las Pa virtudes del negro, sus excelencias espirituales ae idades estéticas y sélo se vea en él a un arribista y un He ea Cree C.G. Jung visité por primera vez los Estados Ea le orteamérica creyé que alli se habia operado un a nso oie entre el inmigrante europeo y el indigena y quedé oe ido al well que no habia ocurrido tal cruce. Sus obser. son particularmente significati ‘ J cativas al referi formas que asum fi i (teste GAEL en en ese pais la influencia d forn sum lel negro y la del pate y las distintas, opuestas y aun antagénicas tacos we proyectan en la psique del blanco. La del negro es una a sencia notoria, ostensible, ruidosa pero a su juicio superficial. . ae en expresiones externas como la, risa, el andar, a danza, la miisica, los actos liturpi A ‘ | urgicos, pero no alli, La charlatanerf: iédi ti ee i ia, de los periddicos ti i i eo : norteamericanos, opina % le provenir de los ancestro i : S germanicos, por contrario, recuerda la garruleria tipica de los negros, La se gp past eine de intimidad, la enorme sociabilidad que todo ubsorbe, es en América un trasu: nto de las aldeas primiti 1 ; ‘ivas abiertas del continente africano. Se diria que las puertas de las 42 REVISTA NACIONAL DE CULTURA casas americanas estuviesen siempre de par en par. No existe separacién entre los jardines. Es como si se estuviese siempre en la calle. Extrafia, en cambio, no advertir en seguida nada que recuerde la psique del indio. Sin embargo, esa influencia existe, esta alli, sdlo que en un plano que si menos visible es en cambio mag profundo. El americano reproduce las maneras del negro, concluye Jung, pero su admiracién es en realidad para el indio. Y a tal punto es asi que, después de la lucha inicial en que el indio fue destruido, relegado a la obscuridad y al silencio y despojado metédicamente por el inmigrante europeo, los hijos de éste lo han convertido en una especie de paradigma, de modelo o emblema. En las monedas americanas —dice el psicdlogo suizo— no se grabarfa la efigie de un Cetewayo, de un Booker Washington, ni de ningin otro negro por heroico que fuese ; en cambio se ostenta un perfil de indio como simbolo ideal del héroe de la nacién. “El americano —resume Jung finalmente— nos presenta la extrafia figura de un europeo con las maneras de un negro y el alma de un indio” (5). Este es el drama del negro, por lo menos del africano. Un drama que se relaciona con el pigmento y con otros carac: teres de la estructura somatica determinados por influencias del medio ambiente, pero que no corresponden ni tienen que ver con la estructura interior, con la concepcién del mundo y de sus valores ni con el paideuma de la conciencia. Para conocer esta interna organizacién hay que acudir a Frobenius, a Huizinga, a Nachtigal, a Senghor y a los modernos antropélogos, historia- dores, poetas y aun a algunos politicos que coinciden en estos momentos en la gestién de imprimir un desarrollo consciente a lo que se ha dado en llamar la Negridad (6). Otra de las agudas y finas apreciaciones, comparativas de las culturas, que aporta Frobenius, es la que examina los valores del mundo segtin se le conciba como caverna o como lontananza. El oriental, segtin esta apreciacién, vive en un mundo de cueva y no conoce un fuera de él. “El occidental, en cambio, vive en (5) Jung: 0. « pag. 61. i (6) Los franceses dicen Négritude, “Les deux grands prétres de la négritude sont le pééte antillais Aimé Césaire et le poéte africain Léopold Sédar Senghor'’. La publicacién que sirve de drgano a esta corriente es una revista, Presence Afriecine, entre cuyos redactores se citan norteamericanos, malgachos, antillanos ¥ africanos. V. Nowvelles Litteraires, Paris, 28 de marzo de 1963 PERSPECTIVAS HISTORICAS DE LA CULTURA VENEZOLANA Ag su casa”, A esta ultima sensibilidad del vivir corresponde un sentimiento del exterior que es un espacio infinito, un mundo de lontananza. Frobenius desarrolla esta historia psiquica guidn- dose por un criterio evolucionista: el de que el sentimiento del yo es al principio finito. Es al construirse la morada cerrada, dice, cuando el paideuma de. la cultura puede desarrollar un sentimiento diferencial, Espiritu de caverna es igual a paideuma cerrado; espiritu de lontananza equivale a paideuma creador y de libertad, o sea lo que Senghor llama espiritu faustico, En la regién de los Gana, en la que han intervenido los musulmanes, el gran antropélogo oy6 las dos distintas versiones del mundo y las relata como un ejemplo de su teorfa. Fueron expositores de tales versiones un jeque de la tribu mora de los Triarza y un viejo Diarra sensible aun al ancestro de su cultura africana, Para el némade musulmaén el mundo aparece como un plano cubierto por una béveda hermética dentro de la cual se mueven los astros y habita Alah. Si esta béveda se derrumba todo lo que hay debajo de ella perece, incluso Alah. Para el Diarra ganato, en cambio, el Cielo no toca la tierra, no tiene limites ni es cosa sélida: tinicamente un efecto de Ja, luz y las sombras. En cuanto a los astros, el negro admitié que éstos estan movidos por Alah en el espacio. Como resultado de este contraste Fro- benius concluye: “Un pueblo cuya alma posee las dimensiones del sentimiento de caverna puede ser dominado por espacio de un milenario y aun mas por otro, y engafiado durante ese tiempo sobre la estrechez de su existencia psiquica; pero él mismo no puede dominar en realidad a otros sin destruirlos”... “Estos hombres —afirma con referencia a los Mande-Gana— no conocen ningtin limite de su vida en el sentido de encogimiento de la accién por una concepeién del mundo. Vemos aqui una energia s6lo dirigida y regulada por las propiedades del alma propia”. Para interpretar una apreciacién semejante hay que colo- carse en un plano esencialmente estético y filoséfico. Pero al hacerlo asi nos topamos con un nuevo problema: el que plantea la civilizaci6n de Occidente al concebir el mundo como un gran taller para la forja del poderio y de la riqueza. 3Cémo realizaron los europeos el sojuzgamiento de los pueblos de Africa? No fue con los instrumentos de la filosofia ciertamente. Cuando sus fusiles y sus cafiones penetraron en el coraz6n de ese mundo Aa REVISTA NACIONAL DE CULTURA desconocido, estaban guiados por un prejuicio antifiloséfico Ho negaba aprioristicamente la condicién racional de los a srg lo habitaban. Para los ingleses, los holandeses y otras ae de Europa calificadas de herejes, igual que para los oe los franceses y los portugueses, estimados como oe ae la Iglesia cristiana, los negros no tenian alma ni podian ¢o. ae der a Dios. Su sociedad podia ser dislocada y sus ea eG chos sin que ello constituyese pecado ni violacién de las ley TaN a ae considerado, el negro dista mucho de te aleanzado un grado apreciable de sistematizacion y de cai re cientifico; igualmente ae esta r le ea a Pd écnico. Pero zquiere esto decir que la e; de s ee ers inferior a la del blanco? ee e negro sea fatalmente incapaz de participar en los Aa i ie mando de una Sage que tenga por meta el domin: i eria? ea De General” (edicion espaiiola de me Kroeber incluye la siguiente estadistica referente a los indices eraneanos del hombre moderno: i Indice anne Angulo de posic. enon de altura |bregmdtico|del bregma| frontal 4ximo del hombre moderno y a PGine Hal Moraes neders | 30 90 90 europeos centrales | at a 28 negros bantis | a an 7 esquimales groenlandeses an = 43 australianos nativos 38 = 8 nativos tasmanianos 37 72 Minimo del hombre moderno Dentro de las relatividades de esta clase de ene el cuadro de Kroeber demuestra que el negro sate if ai Pe i i tral y que supera m punto inferior al europeo cen otor i es razas. ,Cémo debe interpretarse esta posicién en la escala valorativa? (7). fi é. a signo de infe Todos los negros son prognatos, seflala Kosher, Es este un signc d (7) Fede del Sepro com relacion a las otras raza uumanas? 45 PERSPECTIVAS HISTORICAS DE “LA CULTURA VENEZOLANA 5 Como esta es precisamente la tesitura de un problema que afecta en su base el proceso histérico-social de Venezuela y de otros paises de Hispanoamérica, hay que agotar el examen del tema con-el fin de determinar hasta qué punto y en cuAl direccién puede este elemento influir en el desenvolvimiento de la nacién. Y para esto no hay otro camino que el de relacionar los carac- teres originales de cada una de las culturas que concurren a for- mar los valores sociales nuevos. Veamos tres elementos de indole intelectual que participan en este Proceso: el mito, el proverbio y el mimetismo o voluntad de adaptacién en el negro. Por la variedad y jerarquizacién de su mitos, mejor que por cualquier otro indice de las categorias existenciales, se puede calificar la cultura de una raza o de un pueblo. El mito es la forma que afecta la concepcién arquetipica de los problemas vitales, es decir, de las grandes preguntas que la naturaleza plantea al nombre social, y su mas adecuada definicién seria la de una rauda y fabulosa saeta que el arco del pensamiento dispara hacia los cielos todavia nebulosos de las sociedades nacientes. La pobreza de las lenguas y la consiguiente necesidad de acudir a imagenes y metaforas, son los motivos que mueven al hombre, en ese momento auroral, a “emplear alegorias y fébulas para explicar los fenémenos fisicos” segtn la explicacién de Turgot. El mito es, pues, una conecrecién alegérica y magica de las potencias que rigen la vida, y como carece de antecedentes histé- ricos escapa a las nociones de espacio y tiempo que son nociones ya’ filoséficas. Esto no obstante el mito es ya afirmacién de conciencia, espiritu en forma cuya profundidad se revela en la belleza y en la complejidad imaginifica, En el Ambito ecuatorial de la geografia americana, donde esta Venezuela, el testimonio de la mitologia regional se hallaba atin en un perfodo de balbuceo cuando hizo su aparicién el conquistador espafiol. Sélo se habia manifestado en toscas representaciones geométricas y en figuras animalisticas con las que la mente relacionaba ciertos esquemas de Ja naturaleza —las aguas, las plantas, las rocag— y algunas del césmos sideral como el sol, la luna y las estrellas. Asi daba forma a su sentimiento césmico el indio de estas regiones; asi lo contaba en gus ritos y danzas de] Maremare y del Jaguar y la Luna. En cuanto a sus manifestaciones artisticas eran rudimen- 46 REVISTA NACIONAL DE CULTURA tarias y escasas: pobres trabajos de cerdmica, primitivas a en madera y en piedra y esquemAticos desarrollos ideogr: ‘ico: grabados en rocas casi siempre préximas a los rios y caminos. Si se le compara, en su significado esencial, con la de ae pueblos de Mesoamérica y de los Andes meridionales, es re toma en cuenta que el propio europeo no habia salido el ce de la etapa del mito y de la leyenda, se corner ta ae my significado del aporte africano a la nueva cultura ae oe forjar en los pafses circumcaribes. La alegria sul on son mimética, el desbordante lirismo, el estético ean ae a adaptabilidad a las circunstancias mas duras, la forta ann a y la inagotable capacidad para olvidar los agravios, cons : vi el elemento aglutinador, vigoroso y sonoro, de una ee cultural que por su relacién con la geografia y por os 2 oy . tancias externas reclamaba una dureza y una flexibili ad sing lares para resistir las presiones y choques del exterior. Tres cualidades tipicas forman el tripode sobre oH cual se asienta la fortaleza del negro contra la presion Sxrenors hae es su humor sentencioso, proclive al proverbio; otra su ati tismo; la tercera su desprendimiento, esto es, su Lae an material. Refiriéndose a la primera de estas ea EX nated africano, Kroeber acude a un ejemplo que tiene mucl diet ae para nuestro estudio: menciona el proverbio como ae Sa universal que se enriquece y ere on a ee hes Hay pueblos que por cualidades innatas eae capacidad singular para la edificacién del prove: es i Cie africano es uno de tales pueblos. En contraste con él, peas i originalmente obtuso para esta manifestacién et eee. "Aludeene a esta cualidad negativa, PIE OOOH, “que la raza nativa americana no parece haber inven proverbio verdadero”. (8). En las regiones de América donde arraigaron los een la propensién de éstos a expresarse en proverbios coinci ee of i r su ri 5 ii ‘ranero se caracteriza por la del hispano, cuyo ref an i lontananza y por sus pro: or sus perspectivas de sea ie espirituales. Realizada la mezcla, el fenémeno de la ¢ (8) Ibid, pag. 211. 7 PERSPECTIVAS HISTORICAS DE LA CULTURA VENEZOLANA = 4 racién proyectada hacia horizontes de humor, de lirismo y de picaresca produjo frutos de un sabor metaférico original, de cuyos jugos habia de nutrirse la poesia del pueblo venezolano. éQuién serla capaz de negar que este don del proverbio nace del mismo huevo de la conciencia en el que empollan los mitos y las leyendas, el folklore y la literatura imaginativa? Acerca de la adaptabilidad o mimetismo del negro, en lo cual hay que ver cualidades positivas y negativas, se ha ocupado particularmente Rivet; “Al contacto con raza diferente —observa este autor— la raza, negra parece oponer poca resistencia a la absorcién. Todo sucede como si sus caracteres particulares estu- viesen, empleando el lenguaje mendeliano, dominados por los de las razas con quienes se mezcla”. (9). Y para demostrar su teoria cita casos concretos como el del Brasil en donde la mezcla del negro con el blanco tiende a convertir a log descendientes no en una poblacién negra sino blanca a través de un rapido proceso de mulataje. “Lo que pasé en Rio —sefiala— durante el ultimo siglo, esté hoy en vias de realizarse en todas las ciudades brasi- lefias del litoral, y puede uno preguntarse con apariencias de razon, ante este notable fenédmeno de emblanquecimiento, si el problema negro en los Estados Unidos no estaria, hace ya tiempo, resuelto, de haber la raza anglosajona ignorado, como los portu- gueses, el prejuicio de raza”. En este mimetismo espectacular, en esta adaptabilidad prodigiosa, en la que la adecuacién afecta todas las cualidades genéticas, tanto las somaticas como las morales e intelectuales, ha de verse, sin duda, como manifestacién negativa la sumision y la complacencia servil de las instituciones sociales, del arte y de la literatura de Hispanoamérica ante el colonialismo cultural de Europa y Estados Unidos; pero han de apreciarse también, como signo de proyecciones futuras, ciertas cualidades que sefiala Fernando Ortiz en la mixtura afro-antillana. Sin debilitar sus propias creencias, ceremonias y liturgia ancestrales, los brujos congos de Cuba utilizan atin —son frases textuales de Ortiz— “todos los elementos de potencia magica superior a la de los africanos, que ellos vieron emplear a los blancos en sus costum- (SD). Rivet: Ibid. pig. 135 y 26 AB REVISTA NACIONAL DE CULTURA 6 el bres, ritos y ceremonias trascendentes, Oe ee aL Cn edpeie! la espada, el cirio, el incienso, el a fe : A ees las grafias geroglificas, la cruz, el agua ou SEE sin abandonar por eso sus ancestrales soe a me eae hechizos, amuletos, yerbas, lustraciones, ¢ i gl? bores, sacrificios y macromancias”. También en Venezuala, donde por cee ae eae no tuvieron igual desarrollo que en Cuba, a i a ea formas ceremoniales de la magia africana, fe Genet algunas reminiscencias de ellas en cier Terai naa los negros visten prendas de blanco —tracs, a ae < w af i danzan descalzos cual si por el contacto Se ital ae o la tierra se mantuviesen activas las fuentes del vig de la raza. Para referirnos al desprendimiento del ae atin . tercer soporte del tripode de la raza, fee Bee a oe vez més a Frobenius. El cuento de Samba ae i bee Analya vencié a los principes rivales sin desp aN Hpac es tipico de esta virtud en la que se subrayan wi : hboluala y i desinterés que en América ni en el a : han podido sobrevivir pero que tuvieron ue na aaa es ae Co Rey. (el ras) (10), del Presidente ica), de ‘ico ; : race y de los esclavos venezolanos Andresote, Manue: lote y Maria del Rosario. Junto con estos gestos del negro anda ati ae j en las cl - r el papel que el poeta juega n a Sat ibe eae a la mente la semejanza de esa pee Mee a de log pueblos de Africa, los que ue a a wie ica ni de sabiduria y generosida i" aoe oe ane es el bardo que va por las aldeas afri. i ieval por los burgos de Europa canas igual que iba el trovador medieval p foe acute haciendo el elogio de su gente y de su : OL aes llegaron los antiguos artistas negros en su A sen Re los continentes? Del mismo modo que se a Se Sur de Africa esqueletos del tipo de Cromagnon, en Europ: que los cante. a ‘Arthur Ramos: “Las poblaciones del Brasil”. Mexico, 1944, pag. 178 0 et AQ PERSPECTIVAS HISTORICAS DE LA CULTURA VENEZOLANA conservan las trazas del arte rupestre negro. Las maravillosas pinturas de Tassilin’ Ajjer corresponden a una, arte auténtica- mente africano cuyo desarrollo remonta a la época faraonica (5 6 6.000 afios atrés) cuando el Sahara era una llanura habitada por pueblos pastores de bueyes. Pero es en la mtisica y en la danza en las que el negro africano expresa con toda amplitud y profundidad su tumultuogo mundo interior. “El canto y la danza —escribe Arthur Ramogs— penetran la vida del negro en tierras de América. Agrupaciones de juego que surgen como derivadas de su vida de sufrimientos. Conocemos la extraordinaria influencia que esta misica y esta danza ejercieron en el Nuevo Mundo, en todas las Américas pel extrafio poder magico que revolucioné las propias tradiciones musicales blanco-europeas. El poder aglutinante de esta misica y de esta danza que salieron de los circulos negros y se difun- dieron por la vida nacional de todo un Continente... Musica y danza que cuentan una historia de intenso poder emocional y de la que, después, participaron los blancos que la oyeron. Las ruedas del samba. Los “puntos” de las macumbas y de los candomblés. Las melopeas del Padre Juan, en la senzala. Los spirituals de los campos de algodén del Mississipi. Las danzas y los cantos antillanos. Los cantos magicos del Bush Negro de las selvas de las Guayanas”.. . Estas son las armas espirituales con las que ese ser preterido vence el dolor y la humillacién, y las matrices que dan configuracién a su alegria colectiva, a la resonancia embriagadora, de sus tambores, el avasallador ero- tismo de sus movimientos, a toda esa brujeria conquistadora con Ja que ha sabido envolver a los blancos, como en los carnavales de Rio de Janeiro y en las fiestas de San Juan y de San Benito en Venezuela, Epopéyico, imaginativo, ebrio de colorido y de sensua- lismo pero regido por una idea de evasion animica y por el constante vislumbre de un M4s Allé que es como un limbo de paradojas, en el negro hay una problematica que forma el eje de su drama, vital: la lucha entre materia y espiritu, entre tierra y cielo. La naturaleza, —esto es, los elementos terrestres del bosque, del rio, de las bestias—, es para él una escala por la que su alma trepa a niveleg paradojales de la belleza. Los animales dicen su historia Y se comportan como seres inteli- 50 REVISTA NACIONAL DE CULTURA juega gentes que completan el mundo del hombre. ae ee Fe un papel sustancial en este extrafio universo. Sun trasciende y que atraviesa la humanidad. No cubre la influencia africana todo el territorio - Ne zuela pues casi no pisan las plantas del tee 2 _ andinos. Es por esto por lo que alli, ae Sune ee ; it dramos, se hace m: se reflejan los frios de los paramos, ae ee i el contraste de la cultura venezo Ho faite fue particularmente sensible en Caracas ‘ en be Ba nes Ianeras y litorales, su influjo hubo de ere ae evolucién cultural del pais Seseuce. del et een Hatin s i ién de la independe: ; minado por la revolucién ce na He Ne fi i contecimiento , en los afios que siguen a ese aconte ) a ania politica y vida de relaci6n— estara Hea ed cado as ese sello, y en todo se oird vibrar, mas 0 menos atemp: rado, el acento africano. NA PERSPECTIVAS HISTORICAS DE LA CULTURA VENEZOLAI 5

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