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* . BIBLIOTECA ROMANICA HISPANICA Duna rox DAMASO ALONSO. I, ESTUDIOS Y ENSAYOS . LITERARIA BIBLIOTECA ROMANICA HISPANIGA EDITORIAL GREDOS MADRID eye Ne Reservados todos los derechos Qheden hel Jn depos geese ee ‘S'Copyright by: Batol GreloyMadeld 1955 a I LINGUISTICA E HISTORIA LITERARIA (1) El titulo de este libro quiere sugerir la unidad esencial de la lingiifstica y de le historia de la literatyra. Puesto que mi actividad a lo largo de gni“vida de: profesional de las letras ha estado consagrada en amplia medida al acer- camiento de estas dos diseiplinas, sé me perdonaré, creo yo, que inicie mis obsexvaciones con un esbozo autobiogré- fieo de, mis primeras experiencias académicas. Mi prop6- sito es sencillamente contaros mi propia vida: cémo a tra- «és de la lingiifstica, por la que habfa comenzado. me abré camino hasta el jardin encantado de la historia de la lite- ratura y c6mo descubri que hay también un jardin‘en- cantado en la lingiifstica, igual que en la historia Jiterarié un laberinto; que los métodos y grados de certeza son fundamentalmente los mismos en ambas disciplinas y que si las humanidades son hoy objeto de ataqué (atac mi entender, injustificado, pues no son culpables las hu- (1) Texto do una comunicaci6n, titulada primeramente ¢Thin- king in the Humanities», dirigida a Ia Seccién do Lenguas y Li- teraturas Modernas de la Universidad de Princetdn,. ya la que 0 han afiadido algunas notas y tm epflogo. se Eq paradéjico el quo profesores de literatura demasiado ou- perficiales para bucear por af mismos en un texto y quo se con a _Hingiation ¢ Historia Literoria Spas So tlguZos Uamados humantstas, que per °* sistelftn imitar una periclitada aproximacién a las clen- ngs neturalés, que, hoy, se desarrollan en direccién de las iimanidadesf—si, repito, las humanidades son hoy objeto * daptaque, seria necio querer exentar del veredicto a cual- quiera de gllos. Si ningiin,valor cabe derivar del estudio del Tenguaje, no podemos empefiarnos en mantener la historia Htereris, la historia de la cultura o, simplemente, la his- toria. i -— g ‘entan con frases gastadas de manual, sean los que precisamente oo sfimman quo ps superfiuo ensefiar el valor estético de un texto de Racine o Victor Hugo: el"satydiante —arguyen— de una manera 0 de otra legaré a comprender su belleze sin direccién de nadie, © hablarle de ello, si €& ineapaz de hacerlo, es tiempo perdido. Pero hay bellezas ocultas que no se delgi‘descubrir a los prime- ros intentos de exploracién (como sabe miay bien el teélogo apo- Togista); on realidad, toda belleza tiene una clerta cualidfa mis- teriosa que no se transparenta a primera vista, Ello no cbstante, _ no hay mayor razén para eludir la descripeién del fendmeno es- tético que la de cualquier otro fenémeno natural. Aquellos que 0 oponen al andllisis estético de \aihybras posticas parecen afec- tar a vetes Ia sensibilided de una . Si damos erédito a sus palabras, ello.se debe a que aman tan tiornamente la obra de arta y tan*profundamente respetan su castidad, que no quersian desflorér Ja cuslidad virginal y etérea de la obra artisticn con A6rmulas intelectuales, ni-sacudir el polvo dorado de Iss alas de estas matiposas poéticas, Yo, por mi parte, me atrevo a sostener que Ia fermulacién de observaciones por medio de Ia palabra, no es parte para que la belleza art{stica se evapore on vanas sutilo- 4228 intelectuales; antes al contrario, contribuye a In formacién de tun gusto estético més amplio y més profundo. El amor, ya sea 4 Dios, a los hombres 0 a] arte, no puede sino salir ganando con a ‘del"entendimiento humano por descubrir las causas de sus mags sublimes y pir reducirlas a f6rmulas. Un amor frivolo, eo" éa el que no puede sobrevivir a Ia definiclén intelec- tual; que ql amor grande se engrandece més a} ser comprendido. * Lingittstica ¢ Historia Lavcrerig: Me. he decidido por el camino de la autobiogtat{g.por que mi situacién en Europa hace cuarenta afios nd’era, a lo que creo, esencialmente distinta de la situacién cogs que veo enfrentados generalmente a los jévenes estudians tes de hoy (y de este pafs). Y preferf, ademés, comuni- caros mis personales experienciag, por la raz6n de que las viveneias fundamentales de todo hombre de letras, condt- cionadas como estén por su Erlebnis, como dicen los ale- manes, son las que determinan su método: «Methode ist Erlebnis» ha dicho Gundolf. Y, en efecto, yo aconsejaria | a todo profesional de las letras entrado ya en afios, que ~ * diese a conocer al piblico las experiencias bésicas subya- centes a su método, a su (valgf la expresién) «Mein Kampfo... sin connotaciones dictatoriales, por supuesto. ‘Me habia. Propuesig, una ‘vez quel Instituto me habia dotado de una sélida’ bse en las lenguas clésicas, estudiar las 8 romances y especialmente filologia francesa; pues mi nativa Viena, la alegre y tranquila, escéptica y sentimental, cat6lica y pagana Viena de antafio rebosaba “adoracién por las formag de vida francesas. Yo habia vi- vido siempre inmerso en Mine atmésfera francesa; y en aquella etapa juvenil de experiencia, habfame forjado una imagen quiz& excesivamente generalizada de Ja literatura francesa, que me parecia poder definir como una’mezcla muy austriaca de sensualidad y reflexién, de vitalidad y disciplina, de sentimentalismo y agudeza critica, El mo- mento en que se alzaba el telén en una comedia francesa representada por una compafifa francesa y el camarero, con sabia entonacién de vigilancia psicolégiea, propuncis- ba, con su voz sonora y reposada, las palabrds,«¥gdame est servieo, era una delicia para-mi coraz6n... * Pero cuando comencé a asistir a las clases actu ca francesa de mi gran maestro Meyer-Litbke, ningune a ¢ a +s 8 ay ° Lingitistica ¢ Historia Literaria *__*_ = _Hruiistion ¢ Historia Tatereria gfhanidades,"sino slguios Hamados humanistas, que per- “‘sisteif'tn imitar una periclitada aproximacién a las cien- ias naturalés, que, hoy, se desarrollan en direccién de las \pinanidades!—si, repito, las humanidades son hoy objeto ” dautoque, sepia necio querer exentar del veredicto a cual- quiera de gllos. Si ningin valor cabe derivar del estudio del Ienguaje, no podemos empefiarnos en mantener Ia historia literaria, la historia de la cultura o, simplemente, la his- toria, ° -_...—, tentan con frases gastadas de manual, sean los que precisamente afirman que gs superfiuo enseflar el valor estético de un texto de Racine o Victor Hugo: el"sitydlante —arguyen— de una maner © de otra legard a comprender su belleza sin direccién de nadie, © hablarle de ello, sie incapaz de hacerlo, es tiempo perdido. Pero hay bellezas ocultas que no se deigii/descubrir » los prime- os intentos de exploracién (como sabe miay bien el teblogo apo- logista); en realidad, toda belleza tiene una cierta cualidfa mis- teriosa que no se transparenta a primera vista, Ello no cbstanto, _ no hay mayor razén para eludir In descripeién del fenémeno es- iy ‘tético que Ia de cualquier otro fenémeno natural, Aquellos que se oponen al anélisis estético de Uighvbras posticas parecen afec- tar a veces la sensibilided de una Yiltiosa. Si damos erédito a sus palabras, ello se debe a que aman tan tiernamente. Ia obra de arfo y tan*profundamente respetan su castidad, que no querrian deaflordr Ja cualidad virginal y etérea de la obra artisticn con A6rmulas intelectuales, ni-saeudir el polvo dorado de las alas de estas mariposas posticas. Yo, por mi parte, me atrevo a sostener que la formulacién de observaciones por medio de la palabra, no es parte para que la belleza artistica se evapore en vanas sutile- zas intelectuales; antes al contrario, contribuye a Ia formacién de tun guste estético més amplio y més profundo. El amor, ya sea a Dies, 2 Tos hombres 0 a} arte, no puede sino salir ganando con a ‘entendimiento humano por descubrir las causes de tus anoghil sts oblimen y por rodaon' forsans, Us snor trivolo, Bie" és el que no puede sobrevivir a Ia definiclén intalec- tual; que ¢l amor grande se engrandece més al ser comprendide- Lingittstica @ Historia Literaria: nl oe Mo he decidido por el camino de la autobiogtat{g.por-« que mi situacién en Europa hace cuarenta afios nd’era, a lo que creo, esencialmente distinta de la situacién consis que veo enfrentados generalmente a los jévénes estudian- tes de hoy (y de este pafs). Y preferf, ademés, comunt- caros mis personales experienciag, por la raz6n de que las vivencias fundamentales de todo hombre de letras, condt-. cionadas como estén por su Erlebnis, como dicen los ale- manes, son las que determinan su método: «Methode ist Erlebnis> ha dicho Gundolf. Y, en efecto, yo aconsejaria , a todo profesional de las letras entrado ya en afios, que diese a conocer al piblico las experiencias bisicas subya- eentes a su método, a su (valg@ la expresién) mezcla muy austrfaca de sensualidad y reflexién, de vitalidad y disciplina, de sentimentalismo y agudeza critica, El mo- mento en que se alzaba el telén en una comedia francesa representada por una compafifa francesa y el camarero, con sabia entonacién de vigilancia psicolégica, propuncia- ba, con su voz sonora y reposada, las palabrds ,s}fgdame est servies, era una delicia para mi corazén... & Pero cuando comencé a asistir a las clases de*Tinfgatsti- ca francesa de mi gran maestro Meyer-Litbke, ningung 1 os tte

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