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Me admira ver cun propensa es mi mente a los errores, porque, aunque piense esto

calladamente y sin emitir sonidos, me confundo sin embargo en los propios vocablos y me
engao en el uso mismo de la palabra. Afirmamos, en efecto, que nosotros vemos la cera en
s si est presente, y que no deducimos que est presente por el color o la figura; de donde
yo concluira al punto que la cera es aprehendida por los ojos y no nicamente por la razn,
si no viese desde la venta-na los transentes en la calle, que creo ver no menos usualmente
que la cera. Pero, qu veo excepto sombreros y trajes en los que podran ocultarse unos
autmatas? Sin embargo, juzgo que son hombres. De este modo lo que crea ver por los ojos
lo aprehendo nicamente por la facultad de juzgar que existe en mi intelecto.

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