Antes de clasificar los diferentes tipos de costes que
tienen las empresas conviene aclarar el concepto económico de coste que es algo diferente de lo que se entiende normalmente ya que incluye el coste de oportunidad. El coste de oportunidad es el valor que se pudiera haber obtenido con una dedicación diferente de los recursos.
Supongamos que un pequeño comerciante invierte sus
ahorros, pongamos 1 millón de euros, en un pequeño comercio. Aunque contrata un dependiente, él mismo lleva directamente el negocio y dedica el día entero a su administración. Al final de año, cuando hace sus cuentas observa que ha tenido unos ingresos de 50.000 euros y contabiliza como costes los 25.000 euros de mercancías que ha comprado y los 10.000 euros que ha cobrado el dependiente. El resto, 15.000 euros, lo considera beneficio y se lo lleva a su casa. Sus cuentas son las descritas en el cuadro.
Sin embargo el comerciante no ha tenido en cuenta los costes de oportunidad.
Si con sus ahorros, en vez de comprar el local, hubiera comprado Letras del Tesoro al 5% estaría obteniendo un rendimiento de 50.000 euros, rendimiento al que está renunciando y que hay que contabilizar como un coste de la tienda. Además, su trabajo como administrador de la tienda también merece un sueldo; otra empresa podría contratarlo y pagarle 15.000 euros por realizar un trabajo similar, de forma que al dedicar su tiempo a su negocio está renunciando a dicho sueldo. Utilizando el concepto económico de coste hay que hacer las cuentas como se recoge en el cuadro adjunto.
LAS CUENTAS DEL ECONOMISTA
Ingresos 50.000 € Costes corrientes Mercancías 25.000 € Nóminas 10.000 € Costes de oportunidad Intereses del capital 50.000 € Sueldo del empresario 15.000 € Total costes 100.000 € Beneficios (pérdidas) (50.000) €