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‘objeto del conocimiento propio de la percepcién (émoti{ung exio@n tuxt} ¢) 0 ESTETICA, §CXVIL El flosofo hace su exposicién de acuerdo con lo que piensa; por tanto, en dicha exposicién no se da ninguna regla peculiar para ser observada, 0 muy pocas. No cuida los térmi- nos, en la medida que son sonidos articulados y en la medida que conciernen, en efecto, alas cosas percibidas (ofoOntd). De entre ellos, el que hace su exposicién sensiblemente se conside- aque tiene mayor razén; por ello la parte de la estética que tata de la exposicién es mas prolija que la de la l6gica. Puesto que la exposicién puede hacerse perfecta e imperfectamente, la RETORICA GENERAL ensefiarfa esto tiktimo, como ciencia acmca de 1a exposicién imperfecta de las representaciones sensibles en general. y la POETICA GENERAL ensefiarfa lo primero, como ciencia acerca de la cexposicim perfecta de ls representaciomes sensibles en general. La divi si6n, tanto de la primera en sagrada y profana, judicial, demos- twativa, deliberativa, etc., como de la segunda en épica, dramati- ca, lirica, con sus diversas especies andlogas, la dejarian los filésofos de estas artes a los retéricos, quienes fijarian en las mentes su conocimiento historico y experimental. Ellos se encargarian de las deuivstiaciones generales y, sobre todo, de la definicion cuidadosa de los limites entre la poesia y la elo- cuencia prosaica, que ciertamente s6lo difieren en grado; pero nuestra opinién es que, para determinar el alcance de una u otra, necesitan un geémetra no inferior a aquel que se propu- siera fijar las fronteras entre frigios y misios. Fin i WAA Bellers y Vetlad, Oe to eFetics eube fo Liustocich y ef Komontiditmo. Albo, Bercelono, Reflexiones sobre la imitacién del arte griego en Ja pintura y la escultura ‘Jobann Joachim Winckelmans El buen gusto, que se extiende mas y mas por el mundo, co- menz6 a formarse por vez primera bajo el cielo griego. Todas Jas invenciones de pueblos extranjeros no Megaron a Grecia sino al modo de una temprana semilla para adquirir una natu- raleza y una forma diferentes en aquel pais, que, de entre to- dos, segiin se dice, Minerva habia asignado a los griegos a titulo de morada, a causa de la moderacién del clima que alli encon- 116, como la tierra que habia de producir cabezas inteligentes. El gusto que esta nacién manifest en sus obras no ha dejado de serle peculiar; rara ver se ha alejado de Grecia sin alguna pér- dida, y sélo tardiamente llegé a ser conocido bajo los cielos de paises remotos, Sin duda era ajeno por completo al ciclo nérdi- co en los tiempos en que las dos artes, delas que los griegos fue- ron maestros, apenas hallaban admiradores, cuando las mas venerables obras de Correggio servian para cubrir las ventanas de los Reales Establos de Estocolmo, ante las cuales pendian* Ypreeiso es reconocer que no fue sino el reinado del gran ‘Augusto la época, en verdad afortunada,en que las artes fueron introducidas en Sajonia como una colonia extranjera. Bajo su sucesor, el Tito alemén, fueron adoptadas como propias por el pais; y e] buen gusto, gracias a ellos, se hizo general. insane marae ttnetn ated (nanan osolnagurmence ne Sieveraa sae nama ade fone! Zs un imperecedero monumento a la grandeza de este mo- mnarea que los mas grandes resoros de Italia, asi como las més perfecias de las creaciones dela pintura de otros paises, eran ~ Pepuestas para la formacién del buen gusto alos jos de todo cae do. Finalmente, su afan de perpetuar las artes no descans6 hasta haber procurado a los artistas para su imitacion verdade- ras auténticas obras de los maestros griegos de primer orden. Los més puros manantiales del arte estan abiertos: dichoso quien los encuentrey los deguste Buscar estas fuentes significa viajar a Atenas a partir de ahora, Dresde ser Atenas para los artistas. “Ei gnico camino que nos queda a nosotros para llegar a ser grandes, incluso inimitabls si ello es posible, ede Ia. imite- Fygn de los Antiguos)lo que alguien dijo de Homero, a saber, Gque aprender a comprenderlo bien es aprender 2 admicerlo dale igualmente para las obras de arte de los Antiguos, en parti ‘ular las de los griegos. Es preciso haber llegado a conocerlos como se conoce al amigo para encontrar al Laocoonte® tan ini- ‘nitable como a Homero. Desde tal estrecha familiaridad se juz gari como Nicémaco la Helena de Zeuxis: «Toma mi ojos eff a un ignorante que pretendia cencurar Ia imagen 18 vers como una diosa. Con esos ojos han contemplado Miguel Angel, Rafael y Pous sin las obras de los Antiguos. Ellos saborearon el buen gusto en su propia fuente, y Rafael en el pais mismo donde aquél se formé: se sabe que enviaba jovenes a Grecia con el fin de que dibujasen para él las obras de la Antigiedad que habian so- bresivido. | ; ' efiesiooes sobre ainiacsn date ese *7 ‘Una estatua ejecutada por un antiguo romano sera siempre, sespecto a su modelo griego, 10 que €+ la Dido de Virgilio odeada de su cortejo, ala que compara con Diana entre sus yéades)# respecto ala Nausfaca de Homero que el poeta lati- no ha tratado de imitar. re aocoonte era para los artistas de Ia antigua Roma lo mismo jusuaente que hoy es para nosouos <1. RO de Policleto, ‘ona regla perfecta del arte.” No necesito indicar que en las mas célebres obras de los artis: tas griegos se encuentran cleytas negligencias: el delfin que seompafaala Venus de Médicis, asi como os nifios que juegan; 2} trabajo de Dioscorides, aparte de la Sigur principal, en su «adel Diomecles con el Paladio, son ejemplos de clo, Se sabe que el trabajo del reverso de las mas hermes ‘monedas de los anver- eyes egipciosy sri raramente aleanrs el nivel de sus vca/os grandes artistas son sabios. incluso en SS negligencias: ro pueden equivocarse sin instr 2 le vvez/Sus obras han de ser Comtempladas como Luciano pretendc haber contemplado el {pit de Fidias es decir, et propio, Japiter y no el escabel bajo sus pies. Tos conocedores ¢ imitadores del arte grie80 encuentran sno sélo la mas bella naturaleza en sus obras macsiiss, sino més Tega, esto es, ciertas belleras ideales sUyas incluso que natus c que, como nos enseiia un antiguo exeges ‘de Platon, s€ pro- sen a partic de imégencs trazadas por ¢l solo entendi- miento. Samia aac eieSenscxsereunee a0 el ro pra oe fone veto, Gn Vi, pig 10t405. 1a pagan dene aera qacaeryomen mccoy ema j ce Detesay erat yf ¢g Elias bello cuerpo de entre losmuestrosse asemejaria 3} més hermoso cuerpo griego acaso tan poco como Ificies se parecia Herenles, su hermano2® B} influio den cielo suave hacia sentir en Tos griegos ya en los primeros momentos °¢ #0 tacmmarién, pero eran los tempranos eercicios corporales Jos que daban a ésta su forma noble. Témese un oven ‘espartano, wfido al mundo por un héroe y una herofma, que jamas en hhiiez ha sido encorsetado cn pafiales, que desde los siete aiios a estado durmiendo sobre el suelo y desde su mas tern infancia se ha ejercitado en la luchay en lanataci6n- Ponedlo al ado de un joven sibarita® de nuestra Epoca y jizguese envonees cea de Los dos escogeria el artista como modelo para un Teseo, para un Aquiles,o incluso para un Baco. Un Teseo conformado Tegan el modelo moderno seria un Teseo educado entre FeAl realizado segtin un modelo Antiguo, seria un Teseo educado etre misculos, tal como un pintor griego sostvo a propésito de dos diferentes representaciones de aquel héroe “Todos los jovenes griegos hallaron en los grandes Juegos 8h poderoso estimulo para los ejercicios corporales: una prepara: rere de diez mesas prescribfan las leyes para los Juegos Olimpi cee de Elis ella cn el lugar misma donde se celebraban. Los {que obtenfan los primeros premios no siempre era hombres secon frecuencia jvenes, como 1o muestran las Odas de Pine ‘Jaro. Igualarse al divino Diagoras era el supremo deseo dela juventud. ‘Contemplad a veloz indio persiguiendoa un clervo ala carre: a ay Ne aie, Ann agin neni Ese ears enna aor ntsc compen 4s enexlone sobre niin del are griegs 62 vasebmo se hacen fuidos sus humores, qué giles ¥ flexibles sus rpervios y sus masculos, qué ligero el entero edificio de su cuer- re cseomo Homero nos representa asuséeroes, yas Como Pe acteriza a Aquiles: principalmente por SusPics ligeros. Los euerpos adquirian mediante estos eercicios el conor grande y Vr que los maestros grieGs dieron a sus estatuas, in aenchaz6n ni adiposidad superfluas. Cada dies dias los jovenes cexpartanos debian mostrarse desnudos 20% Jos éforos, 1os cuz- qesimponfan una més severa dieta aaquélos que ‘comentaban i eumular grasa, Més adn, era una de as regs de Pitégoras la ie guardarse de toda super‘iva adiposidad corporal. Es tal vez por esta misma raz6n por la que 2 108 jj6renes griegos de la {poca primitva que se insribian en un concur ® de lucha no se les permitia alimentarse durante el periodo de los ejercicios preparatorios, sino de comidasa base de leche. ‘Toda deformacion del cuerpo era enidacosamente evitada asi, como quiera que Alcibfades se negase «750 juventud aprender a tocar la lauta, pues ello hubiers deformado su ros tro, los jévenesatenienses siguieron su clemplo vor alr lado, el entero vestido de los griegos estaba concebi- do de tal manera que no impusiera la menor constriccién ala sedge formadora def naturaleza. EL desarrollo de la bella forma no padecia bajo ninguna de ls dstinia cases diferentes piezas de muestra actual indummentaria, cia y ‘opresiva, espe- vittmente en el cuelo, en las caderasyentos musios. Ni siquiera «pelo sexo conocia entze los grcgos ninguna angustioss OF jon en st tocad: las jovencs espartanas vestan tan cory lige- amente que se las Tamaba ise eabe también To mucho que se cuidaban 10s BreBh de procrear nis hermosos. No mencions {Quillec en su Callipoe ae Belay verdad dia tantos medios como habitualmente empleaban en ello. Legaron incluso hasta intentar converts en negros 10s ojos mules. Con vistas igualmente a favorecer este propésito, ¢ insti tuyeron concursos de belleza. Se celebraban ef Blis; el premio vonsistfa en unas armas que se colgaban en ¢| templo de Miner- orn estos juegos no podian faltarcualificados y ‘comperentes jeces, yaque, como refiere Aristtles s los griegos hacian ins- sir 2 sus nifis en el arte del dibujo, era sobre todo porque refan que ello los hacta més diestros para examina Y cenjuiciar la belleza de los cuerpos: El hermoso linaje de los habitantes de la mayor parte de las ist griegas, sin perjuicio de su mezcolanza con 1 diversas teazas extranjeras, asi como los excepcionales encan’os del bello sano en tales islas en especial la de Quios, dan igualmente base para presumir la belleza de sus antepatados ‘de ambos sex0s, los vjales se vanagloriaban de pertenecer a una raza primigenia, ‘més antigua incluso que la Luna. Por lo demas, todavia hoy existen pueblos enteros en los aque ia belleza no es ni siquiera un mérite, puc* todo es hermo- scare ellos. A propésivo dc los georgianns, los relatos de via jesson en este punto unanimes, jlo mismo se dice de los cabar- dianos, nacion de la Tartaria de Crimea. Ciettas enfermedades que destruyen tantas bellezas Y desfi- sguran los més nobles cuerpos eran todavia desconocidas en la Sntigua Grecia, En los escritos de los médicos griegos no se ancuentra la menor huella de [a viruela, ¥ en ningvn® de las dlescripciones de cuerpos griegos, que Homero waza Co" fre: cognac re ncaa tpn (64) tab cerca 61 eftesiones sobre lamin clare siege cuencia hasta en los menores detalles, s6 ‘menciona un signo fan caracteristico como To som las marcas ‘de dicha enfermedad, “Tampoco las enfermedades venéreas, Di $8 hijo el mal in- gles se ensaiaban con I ‘natural belleza de les griegos. aac sum, todo aquello que fue inspirado ¥ aprendido a través de la naturaleza y el arte con vistas 219 ‘educacién del cuerpor v conservar, realzar y embellecer su formacion desde el naci- F jento hasta su pleno desarrollo, fue provechosamente aplica: do yllevado ala prictica por los antiguos F1EEO% Jo cual permi- fe afirmar, con la mayor verosimilitd 12 SuPErOT pelleza de sus cuerpos sobse la de los nUCSHO® Fe un pals donde la accion de la naturaleza ¢*3 60 muchos casos obstaculizada por leyes everas, como enEgipto, pretendi- da paria de ls ciemcia ylas artes, las ms perfectas criaturas de ta naturaleza no debieron haber sido sino parcial y deficiente- mente conocidas por los artistas. En Grecia, in embargo, don- de desde la juventud se consagraban al place? Y ® la alegria, onde nunca un cierto bienestar burgués dio Ng, comoen vroestros das, a libertad de costumbres, alk 1 bella naturale- va ge mostraba sin velos para el mayor provecho df los artistas ‘ha escuela de los artistas se hallaba en Tos gimnasio® donde Jos ovenes, a cubierto del pablico pudor precticaban sus ejerct ios corporales. Alli acucian el sabio y el artist Socrates para Gnstruir a Cérmides, a Autélico, a isis; Fidis pars enriquecer tu arte con esas bellas criaturas, AIli mismo se aprendfan Tos rovimientos de los misculos, las posturas del cve"Po; este vveban los contornos de los cuerpos ola suet de 8 impronta «que los jovenes luchadores dejaban en a aren Tagawa etnombe ou en senereWeatmana manne RN et sade 5 Retesayveréad La més bella desnudez de los cuerpos se mostraba aqui en actitudes y posiciones tan variadas, tan naturales y tan nobles como no las pueden adoptar los modelos contratados que se ofrecen en nuestras academias. Es el sentimiento interior el que confiere a la obra su cardcter de verdad; el dibujante que pretenda conferir tal carécter @ sus gjercicios académicos no obtendré ni la sombra de ella si no compensa él mismo, por su parte, lo que el alma del modelo, serene indiferene, no sent nies tampoco caper de ex presar mediante la acci6n propia de un determinado senti- miento o pasién. La introduccién de numerosos Dialogs de Platon, que éste hacia comentar en los gimnasios de Atenas, nos offece una ima- gen de la nobleza de las almas de los jovenes y nos permite dedu- cir la semejanaa de actos y actindes en estos Ingares yen sus jercicios corporales. Los mis bello adolescents danzaban desvestidos en el teatro; Séfocles, el gran Séfocles, fue en su juventud el primero en ofte- cer este espectaculo a sus conciudadanos."® Friné se bafiaba en Jos Juegos de Eleusis ante los ojos de todos los griegos y propor cionabaa los artistas, surgiendo de las aguas eh udelo de una ‘Venus Anadiomene; se sabe que durante cierta fiesta las jévenes muchachas de Esparta bailaban completamente desnudas ante los jovenes. Lo que pudiera parecer extrafio en esto resultaré mas ceptable si se piensa que también los cristianos de la Iglesia pri- mitiva, tanto los hombres como las mujeres, eran bautizados y ‘sumergidossin el menor velo en tna y la misma fuente bautismal efiexionsssobreta iia det ate gees 87 so para los artista, cada fiesta era entre De esa manera, incl voz gregos una oportunidad de faflarizase de la manera més exacta con Ja bella naturaleza. ‘La humanidad de los griegos les imped introducir espec- tdulos sangrientosen suloreciente liberead aun Sy como algu- von creen, tales espectaculos fueron habicuales € el Asia Jonica, abfan sido ya suprimidas desde mucho tlemPe atris. Antioco Bpifanes, rey de Sti, hizo venir gladiadores de Roma, hombres desafortunados que mostr6 a los griegos en espectaculos que fueron para ellos, al principio, algo espantoro- Con el tiempo, tales sentimientos de humanidad se perdieron Y también estos expectéculos se convitieron en escuelas Pars Jos artistas. Fue ali sede Crésilas estudi6 a su gladiador moribundo, «sm dleual se podia verlo mucho que ain conserva de su alma>. ‘stas frecuentes oportunidades de obsersar Ja naturaleza in- dujeron a los artistas griegos air todavia ‘misallé: comenzaron a concebir, tanto de partesindividuales como del conjunto de las tas nociones universales de belle- proporciones del cuerpo, cier fa que debfan elevarse sobre la naturaleza mis su modelo aeavina naturaleza espiritual eoncebida por él solo entendi- vrai ex como Rafaél dio forma a su Galates. V6 ‘conde Baltasar Castiglione: «Ya que Tas bellezas escribe- son tan raras entre las mujeres, Yo me sirvo de una cert idea en mi imaginacion~, Fue a partir de tales conceptos,elevados sobre Ia forma ordi- jos dioses aria de la materia, como Tos griegos Tepresentaroe. al aavigs hombres. La frente y la nariz de losdiosesy diosss forma- ban casi una linea recta, Las efigies de mujer ilustres en las tmonedas griegas tienen exactamente est mismo perfil, pese @ agwent Fiek {que en estos casos no podia el artista trabajar libremente 2 par tir de conceptos ideales. bien se podria suponer que este per™ fil era en efecto el propié de los griegos, como la nariz chata de los calmucos!* o los pequeiios ojos de los chinos. Los grandes ojos de las efigies griegas en piedra o en monedas podrian venir cen apoyo de esta hipstesis. Fue conforme a tales ideas como los griegos representaron cen sus monedas a las emperatrices romanas. Las cabezas de una Livia de una Agripina tienen exactamente el mismo perfil que Jas de una Artemisa o una Cleopatra En todas estas obras se hace notar que la regla impuesta por Jos tebanos a sus artistas ~«reproducir la naturaleza lo mejor posible, so pena de sancién+- fue observada también como ley por otros artistas en Grecia. Alli donde el dulce perfil griego no pode ser incorporado sin perjuicio de Ia semejanza, acataban Ja verdad de la naturaleza -como puede verse en Ia hermosa cabeza de Julia, hija del emperador Tito, obra de Evodo. Con todo, la regia de «representar a las personas parecidas ya avez més bellas» fue siempre la suprema ley ala cual se sometie- ron los artistas griegos, y presupone necesariamente por parte del maestro una orientacién hacia una naturaleza mas bella y iis perfecta. Polignoto abserv6 esta ley constantemente. Por lo tanto, si se refiere a propésito de algunos artistas que procedieron como Praxiteles, quien conformé la Venus de Cnido segiin el modelo de su amante Cratina, 0 como otros pintores que tomaron a Lais como modelo para las Gracias, ello Io hicieron, segtin me parece, sin desviacién respecto a las gran- _des leyes generales del arte antes mencionadas{La belleza sensi ‘ir Fananbwad proctenteden Mongo czdemal (Now de dct SeNULLEZA riesiones brea inital tare eg 8 wo pawentez n= wnat soen ble ofrecié al artista la bella naturaleza; la belleza ideal, os ras oseublimes; de aquélla tomé lo humano, de ésto divine. ise compara el resto de Ia entera estructura de las figuras griegas con la mayor parte de las modernas, €> especial con fequellas en las que se ha seguido més la naturaeza que el gusio de las antiguos, quienquiera que tenga ls ces suficientes para penetrar en lo més intimo del arte descubrird, con frecucnelt bellezas todavia poco conocidas. En la mayor parte de las figuras de los maestros modernos ce-ven, en las partes comprimidas del cuerpo, pequefios pli gues quiza demasiado sefalados: por el contrario, all donde estos mismos pliegues se forman en partes igualmente com- primidas de las figuras griegas, una suave ondulacion los hace surgir unos de otros, como olas, de tal modo quc parece comituir un todo y no ejercer en conjunto sino una noble presién. La piel que nos muestran estas obras maestras no © halla tensa, sino suavemente extendida sobre una carne sana aque lacolma sin ampulosidad, que acompafiaa los miisculos y ellos se une en sus flexiones,,Jamés la piel dibuja, como €n wi cquros euerpos, pequetios pliegues aisladosy separados de la carne, ‘Kcimismo, se distinguen ls obras modernasde las de los gre gos por una multitud de pequetias impresiones, de pequefios hhoyuelos ciertamente demasiado numerososy demasiado evi- dentes, los cuales, cuando se descubren en lasobras de los Ant guos, estén delicadamente insinuados, con s@bia economia, ave forme a la medida de la més perfecta y plena naturaleza de tos griegos,y a menudo sélo pueden ser apreciados Por Wh sensibilidad instruida. “Todo esto, en cualquier caso, hace muy verosimil le supos qploueel _ A ae le matum Darts, smo ddl ante = fe nator 0 Maller yore ‘eftesiooesobreteimiciondelarte rego 9b cencrada en una unidad, nos resulta ms conmovedora? En onsecuencia, en orden al conocimiento de 18 belleza perfecta, comatudio de Ia naturaleza ha de ser necesariamente) el snejor de los casos, un camino mas largo Y pencse gue elesta- we de las obras de la Antigiiedad y Bernini, quesiempre OUST taba alos jovenes artistas principalmente hacia le bello natural wholes sefalaba el camino més corto hacia ello ‘La imitacin de Jo bello en Ia naturaleza, ¢ bien tata! “sqamto dinico, o bien rine los rasgos de diverses Objetos part cin de que en la formaci6n de los bellos cuerpos griegos, tanto como en las obras de los maestros, se dio una mayor unidad en la totalidad de la estruétura, una més noble conjuncién de las partes, una més rica plenitud, sin las tensiones de la escualidez ni esas depresiones tan hundidas de nuestros cuerpos Noes posible ir mas alld de la verosimilitud, Pero esta verosi- amilitud merece la atencién de nuestros artistas y conocedores;y ello tanto mas cuanto es necesario que la veneracion de los mdaumentos griegos sea liberada del reproche que muchos le dirigen, de no ser sino un prejuicio sies que no queremos dar ta impresion de atrbuir un mérito a la imitaciOn de tales monu ‘mentos s6lo en raz6n del moho del tiempo: ste punto, acerca del cual los pareceres de los artistas estin divididos, exigirfa un tratamiento més detallado de lo que per- mite mi actual propésito. Es sabido que el gran Bernini fue uno de los que pretendian ‘cuestionar a los griegos la superioridad, por un lado, de una sms bella naturaleza y, por el otro, de la belleza ideal de sus figu- ras, Era, ademés, de la opinion de que la naturaleza sabria dar a ‘cada una de sus partes su precisa belleza: el arte no consistiria z sino en encontrarla. Se enorgullecia de haberse desprendido de perfecto como el de ‘Antinoo Admirandus,}@ ni la razén podra tun prejuicio en el que al prineipio le hacia caer el encanto de 12 repreeentarre nada superior alasmds que humanas PropOTso: ere una divina belleza—en el Apolo del Vscano edo ie Rafael: a saber, que en Ia épocaen la que en abandonar el Eseneste nds rapido aprendizaje, puesto que el artista encuentra en re Des Piles acerca de ‘llas, en la primera, la suma de lo que est disperso en Ia total dad de la naturaleza; y aprende, en la otra, hasta qué punto la ‘més bella naturaleza puede, tan audaz como sabiamente, ele- sarse por encima de si misma. Esta imitacin ensefiard a pensar yaconcebir con seguridad, en tanto aqui se ballan determina dos ala vez, los limites de lo bello humano y de lo bello divino, Cuando el artista construye sobre estos cimientos y deja a la regla griega de 1a belleza dirigir su mano y sus sentidos, enton- ces se encuentra en e] camino que con seguridad le evard a la imitacién de la naturaleza. En la naturaleza de la Antigiedad, las nociones del todo y de lo perfecto purificarén en ély harén mas sensibles las nociones de nuestra naturaleza escindida; al descur brirlas, sabr& enlazar las bellezas de aquélla com lo bello perfecto y,mediante la ayuda de las formas sublimes constantemente pre- sentes ante sus ojos, se convertiré en una regla para si mismo. Entonces,) s6lo entonces, podrd, especialmente el pinto, entregarse a la imitaciOn de la naturaleza en los casos en los que, como en las vestimentas,¢] arte le permite desviarse res- pecto al modelo de marmol y concederse, al igual que lo hicie- 1a Poussin, nna mayor libertad; pues, como dice Miguel Angel, saquel que constantemente vaen pos de otros jams sobresal- dr, y quien por f mismo no sabe hacer nada bueno tampoco sabra extraer provecho de lo que hayan hecho los demas. Las almas a las que la naturaleza se ha mostrado favorable, quibus arte benigna et metioneluto fit praccordia Titan,3° sienen aqui, abierto ante ellas, el camino de la originalidad. fue sorprendido por Ia muerte se esforzaba inte a la naturaleza. El verdadero smarmol para seguir enterame gusto dela Antighedad le habria acompafado constantement®, prejuso através de La naturaleza comEn ¥ todas sus obser vacio nes de la naturaleza se habrian convertido en él, mediante una ie de transformacion quimica, en aquello due constitufa espe su ser, su alma. ‘Acaso hubiese con! iros una mayor variedad, {erido a sus cuadi ‘pero sus ans amplios vestios, més colorido, més 13+ sombra; fan sido mencs valiosas Por figuras sin embargo, siempre habri «ello que por los nobles ontornosy et alma sublime qe Tos gotle habfan ensefiado a representar ‘Nada podria mostrar mas claramen in de los Antiguos respecto aa de 2 naturaleza que tomar dos jovenes dotados de un s yhacerles esti “tan al uno la Antighedaé, al oto la simple naturaleza: Este filimo representaria la navuraleza tal como Ja encontrase. Sien~ do italiano, pintaria las figuras tal vez come Caravaggio; siendo hnolandés, de tener éxito, comolacod Jordacnss fuese francés, ‘como Stella: el otro, sin embargo, representaria la naturaleza val como ella Lo exigey pintaria as Aigures de Ja misma manera como lo hizo Rafael. ‘Aun cuando la imitacion al artista, seguramente no ol ro que sélo de los grief torno une + Jemejante talento aturaleza pudiera darlo todo de la ni cctitud en el btendria de ella Ia exa\ gos se puede aprender. ‘o circunscribe, en las figuras de ella naturaleza y de las ,e)concep- conte! EI mas noble cont agmentos de lamas Jos griegos, los fr ‘ns bien es aqueél, er: ambos caso: pellezasideales; 0 Senge cnn natant ctw ma => Raraeh pwrerre eon? exrenio RIOD. te la ventaja de la imita & * x Relecay verdad to supremo. Eufrénor, que destacé en época posterior a la de Zeuxis, esta consideradio como el primero en dar al contorno el estilo més sublime. Son muchos los pintores modernos que han intentado re- producir el contorno griego, pero casi ninguno lo ha consegui- do. El gran Rubens se ha distanciado ampliamente del contor- no griego de los cuerpos, sobre todo en aquellas obras que 4% go realiz6 antes de su viaje por Italia y antes de su estudio de los GheG0. Anccdale Levme. Antiguos, Es muy tenue la linea que separa la plenitud de la naturaleza respecto de lo superfluo, y los mas grandes maestros modernos se han desviado demasiado, en ambos sentidos, de este limite no siempre perceptible. Quien pretendia evitar el contorno de “un cuerpo rofdo por el hambre ha cafdo en la hinchaz6n; quien ha querido evitar la hinchaz6n incurrié en la escualidez. Es tal vez Miguel Angel el inico del que se podria decir que se alz6 a la altura de la Antigtiedad; pero s6lo en las figuras acu- sadamente musculosas, en los cuerpos de la época heroica; 0 en las tiernas figuras juveniles, ni en las figuras femeninas, que en ‘su3 manos han sido convertidas en amazonas. F. artista griego, por el contrario, ha trazado su contorno en cada figura como con la punta de un cabello, y ello incluso en los trabajos més delicados y laboriosos como lo son las piedras grabadas. Considérense el Diomedes y el Perseo de Dioscori- des, e1 Hércules con Iole, de la mano de Teucro, y se admiraré a Jos griegos como inimitables en ello. > Parrasio esta generalmente considerado como el mejor en lo {que al contorno se refiere. Incluso bajo las vestimentas de las figuras griegas domina, como prioritaria intencién del artista, un modélico contorno thats saison 9 sprints cian main Reflecones sobre simian delat rego 95 que muesir, tanto a través del marmol como a través de un ves- tido de Ia isla de Cos, la bella estructura del cuerpo De entre las Antigiiedades Reales de Dresde, !a Agripina, eje- cutada en el estilo elevado, y las tres Vestales, merecen ser aqui citadas como grandes modelos. Probablemente, esta Agripina no es la madre de Ner6n, sino una Agripina més antigua, una esposa de Germanico, Guarda una gran semejanza con una es tatua erguida, presumiblemente de esta dltima Agripina, en el vestibulo de la biblioteca de San Marcos en Venecia. La nuestra es una figura sentada, de mayor tamafio que el natural, cuya cabeza reposa en la mano derecha, Su hermoso rostro muestra tun alma inmersa en profundas reflexiones que parece insenst ble, en sus cuidados y su afliccién, a todo estimulo procedente del exterior. Se podria suponer que el artista ha querido repre- sentar a la heroina en el instante doloroso en el que le era anunciada su expulsin a la isla de Pandataria ‘Las tes Vestalest®” son doblemente dignas de admiraci6n. ‘Son, ante todo, los primeros descubrimientos de Herculano; pero lo que les da todavia mas valor es el gran estilo de sus vest- dos. En este dominio del arte se hallan las tres, pero en particu- Jar la de tamafo mayor que el natural, a la altura de Ia Flora Farnesina y de otras obras griegas de primer rango. Las dus re tantes, de tamafo natural, son tan semejantes entre si que pare- cen ser obra de una sola y misma mano; tinicamente se diferen- cian en Ia cabeza y en el tocado del cabello. Ast, puesto que todas las copias son mas duras y més frias que sus modelos, estas “Gapuis nde Gop coneconabr ls vei onan eido veep unel, ad de tue uonarentuceoe : ee dos estatuas debieron ser realizadas por la mejor mano, sin dda por el mismo maestro a partir de su propia obra, tal como afirma un critico de arte griego; en lo que ataiie ala vestimenta, sin embargo, de ninguna de las dos se podra decir que sea copia de ia otra. Ningiin velo cubre la cabeza de estas dos figuras, pero ello no va contra el titulo de vestales que les hemos atribuido, pues esta probado que en otros lugares se encuentran también sacerdot- sas de Vesta sin velo. O mas bien parece, ala vista de los marca- dos pliegues del vestido al dorso del cuello, que el velo, que no es una parte separada del vestido como se ve en la mayor de las vestales, esti retirado por detrés, Conviene hacer saber al mundo que fueron estas tres obras divinas las que mostraron los primeros indicios que llevaron, ;posteriormente, al descubrimiento de los tesoros enterrados de la chidad de Herculano. Ciertamente, salieron a la luz del dia cuando su recuerdo yacia enterrado en el olvido, al igual que la misma ciudad sepul tada bajo sus propias ruinas; en una época donde el triste desti- no que encontré este lugar era Gnicamente conocido por lt noticia que da Plinio el Joven acerca de la muerte de su primo, sobrevenida en la destruccién de Herculano. Estas grandes obras maestras del arte griego fueron traslada- dasa cielo alemin, y alli eran admiradas cuando Népoles, hasta Jo que se ha podido saber, no tenia la suerte de poder exhibir ni un solo monumento de Herculano. Estos fueron hallados en el aiio 1706, en Portci, cerca de N&- poles, en tna béveda sepultada bajo los escombros cuando se excavaban los cimientos de una casa de campo del principe de reuf; y Se convirtieron, inmediatamente después, junto a Refesioues sobre inca delat siegs 97 otras estatuas de marmol y de bronce alli mismo descubiertas, en propiedad del principe Eugenio en Viena. Deseando tener un lugar donde tales obras pudieran ser ex- puestas de la mejor manera, este gran conocedor de las artes hizo edificar, principalmente para estas tres figuras, una Sala terrena donde hallaran su lugar junto a algunas otras estatuas. Cuando atin no se hablaba sino muy vagamente de su venta, ya la totalidad de la Academia y todos los artistes de Viena parecie- ron, de algiin modo, sublevarse; y todos y cada uno siguieron con la mirada triste el traslado de aquellas estatuas cuando fue ron llevadas de Viena a Dresde. ‘Antes de que esto sucediera, el célebre Mattielli"? «a quien Policleto dio la medida y Fidias el cincel» (Algarotti), reprodujo en arcilla las tres vestales con el cuidado mas minucioso, para compensar de esta manera la pérdida de aquéllas, Las siguié algunos afios mas tarde y llen6 Dresde con inmortales obras, ‘propias de su arte; pero incluso en estas obras las sacerdotisas siguieron siendo, hasta su vejez, sus modelos para la draperis, {que era su fuerte, lo cual permite a la vez presuponer fundada- ‘mente ou excelencia. : Se entiende por draperietodo lo que el arte nos ensefia acerca del cubrimiento del desnudo en las figuras y sobre los pliegues de sus vestidos. Tras la bella naturaleza y el roble contorno, esta ciencia es a tercera cualidad que hace superiores las obras de la Antigiiedad. La draperie de las Vestales es del mas elevatlo estilo: los peque fios pliegues nacen de una suave ondulacién de las grandes superficies, en las cuales wuelven a perderse con una libertad 9 Bederay verdad noble y una dulce artnonfa del conjunto, sin ocultar el bello contorno del desnudo que aparece ante los ojos sin violencia. Qué pocos hay, entre los maestros modernos, que sean irrepro- chables en este aspecto de! arte! Pero es preciso hacer justicia a algunos grandes artistas de la época moderna, a los pintores en particular, que en ciertos ca- sos se han desviado, sin menoscabo de la naturaleza y la verdad, del camino seguido ordinariamente por los maestros griegos en el vestido de sus figuras. La draperie de los griegos esta elabora- da, la mayoria de las veces, a partir de unos habitos hiimedos y estrechos que, en consecuencia, como saben los artistas, se adhigren ajustadamente a la piel y al cuerpo, dejando ver su desnuder. Toda la indumentaria exterior de la mujer griega era de un ligerisimo tejido, y es por ello por lo que se la lamaba ‘peplum, es decir, velo, ‘Las obras en relieve de los Antiguos muestran que no sicm- pre reprodujeron los vestidos con delicados pliegues; esto pue- den confirmarlo las pinturas antiguas, principalmente los retra- tos de bustos y el hermoso Caracalla de las Antigiiedades Reales de Dresde. En la época moderna se ha hecho necesario poner un vestido sobre otro, pesados vestidos a veces, que no pueden caer for- mando pliegues tan suaves y ondulantes como lo son los de los Antiguos. Consecuentemente, ello dio lugar a una nueva mane- ra de tratar las grandes superficies de los ropajes, manera en la cual el maestro puede mostrar su sabiduria a la misma altura que en el estilo habitual de los Antiguos. En este aspecto, Carlo Maratta y Francesco Solimena pueden ‘Ser consideracios los mas grandes. La nueva escuela veneciana en su intento de ir mas lejos, ha exagerado este estilo y asi, en asossaeataan Reflexiones sobre la inicn del arte rege 00 tanto no se ha interesado sino por las grandes superficies, sus yestidos han quedado rigicos y tiesos. ~y En fin, el cardcter general en que resis las profidadidades d por Way fariosa que la superBicle pueda estar, Fon en las figuras de los griegos revela, en el seno de todas las pasiones, un alma grande y equilibrada “Tal es el alma que se revela en el rostro de Laocoonte* ~y no s6lo en el rostro- dentro de los mas violentos sufrimientos. El dolor, que se manifiesta en cada uno de los misculos y los ten- tdones del cuerpo y que, aun sin considerar el ostro y las restan- tes partes, se cree casi sentir en tno misme ala sola vista del ‘bajo Ventre dolorosamente replegado; este dolor, decia, nose exterioriza, sin embargo, en e] menor rasgo de violencia en €] ostro’ni en el conjunto de su actitud. Laocoonte no profiere los horrisonos gritos de aquel que cant6 Virgilio: la abertura de a boca no lo permite; se trata més bien de un gemido angustior S07 acongujado como el que describe Sadoleto.”* El dolor del cuerpo y la grandeza del alma estan repartidos, yen cierto ie la expre- Tepe neigh bmp ag eater cree sera, Soot errs Seeered Sean eens Free cu pumunuenshmrintena ne et Ghanomapiedepision 200 Beers a Ge cmpensados con el mismo vigor por la entera estructu- de Sra oe Havent ae pero au como el Filoctetes!® ton pt Sumber nosaleanea haste alma, pero desearia- des soportarla miseria como este gran hombre. cepreenbresion de tan grande alma sobrepasa con mucho la ST rnogn'tcon de a bella naturalera. EL aria debi sentir en Crea i fuerza del esprit que imprimta en su mérmol con retinal artista yalsabio em una misma pesona,7 cons ree aye un Metrodoro.# La sabiduris end Ja mano al jo funda asus figuras alas fuera de lo comin. porch esimenta como aque el artisahubler deo pro Fabra nt 2 Laocoonte.en calidad de sacerdte, su dolor no incucg os sultarnos nila mite de senile, Berio pretodi6 wi0 haber descubiertoenlasigiez de uno de losmiscles de ears con a ei el senate epic caban 4 2s acciones yams de sigur regs que noe Taba prone de bee Giordano gue Ke pnagucs™asiado fogoss violets, cafan ene error que os eo! arias amabin predinat apa aht® mas descansada esl atta el caerpo tanto mde fy Pat mostrar el verdadero carter del alma! en las actin: hall o& °©apartan demasiado de adel repos, el alma no se tenia cl atid qu le seria mis propo, sino en uno de vio f¢ constriccién. El alma se reconoce con mayor clari- sei .StPainon ging ac rom yer go teen en a acayeqoeseteion sspeietem tpeedpetce tas a “iva un pas evapera Reresiones sobre ion de ate 10) dad y mis caracterisicamente en las pasiones violentas; pero es grande y noble en estado de reposo, de equilibrio. En el “Laoeoonts la sola Tepresentacién del dolor habria ido parents, por ello el artista, con el fin de aunar lo noble ylo caracteristico Aelalma, hace a Laocoonte llevar a cabo Ta acci6n que mas se aproximaba, en medio de semejante dolor, al estado de reposo, En este reposo, no obstante, debe el alma ser caracterizada con Jos rasgos que le son propios @ ella y no a ninguna otra, de modo que pueda ser represeniada calma, pero activa; serena, pero no indiferente ni adormecida. cial de los que empiezan, es exactamente el contrario; yu fing lidad dltima es Ta opuesta, Nada merece su aprobacion, sino aquellas obras en donde predominan actitudesy acciones ex traordinarias, acompafiadas de un insolente ardor, que decla- Reco rt eae onuaste eal que consderan la suma de todos Ta des qheellor?maginan de wna per~ fecta obra de arte. Reclaman de sus figuras un alma que, como ‘un eameta, se desvie de su rbita; quisieran ver en cada figura un ‘Ayax'i7y un Capaneo.!* ‘Como los seres humanos, también las bellas artes pasan por tuna fase de juventucd, y se dirfa que éstas se asemejaron, en sus inicios, alos artistas, quienes al principio slo gustan de lo ton tronante, Io asombroso. Tal era la forma que representaba la toe Been verdad musa trigica de Esquilo, yas es como su Agamen6n 2 cans de sushipérboles se ha hecho en cierta medida mucho més osc ro que todo lo que escribié Heréclito, Quiza los pintores Br gos no dibujaron de una forma diferente a como sv Primer gran poeta tragico escribid. “Torts lasacciones humanas comienzan con lo forzado, lo ef mero; lo equilibrado, lo fundamental, no se da sino en cite ‘ermmino, Este estado final, sin embargo, requiere de tiempo para'ser admirado; es propio solo de los grandes maests las pasiones violentas son de provecho incluso para sis propios dis: cipulos. hos artistas prudentes saben lo dificil que es representar 16 aque en apariencia puede ser imitado, ut sib quis i ‘Speret ide, suet rultum frustrague lboret 5 Anins idem ats El gran dibujante La Fage no ha logrado alcanzat el gusto de Jos Andigiios, Todo en sus obras esté en movimiento; en su COP: templacién, la atencidn se divide y dispersa comoen una fel anion de sociedad donde todas las personas quisieran hablar 2 tun Gempo. La noble sencillez y la serena grandeza de las estatuas griegas son alla vez el auténtico caracter distintivo de los escritos de su mejor época, de los escritos de la escuela de Socrates: son &§ tas propiedades que constituyen la superior grandeza de Rafael grancdieza que alcanz6 en virtud de laimitacién de los Andguos ‘Se requeria un alma tan bella como lo fue la suya, en ta? pello cuerpo, para sentir y deseubrir antes que nadie en la ‘esa Apes ag 40 omer etnies obreninciondel arte ego 108 época moderna el verdadero cardcter de los AntgNes lo que supuso su mayor fortuna ya en una edad ¢® aque las almas comunes y amedio formar permanecen alin insensibles ala vyerdadera grandeza. TEs con una mirada que haya aprendido a sentir estas bellez3s escon este verdadero gusto de la Antigitedad como hay alle proximarse a sus obras. Sélo entonces a calmey la serenidad ae as figuras principales del Atila de Rafael, ue muchos co Sideran faltas de vida, nos parecerén altamente suDIimes lle nc de sentido. El obispo de Roma, que hace desists al re? de Jos hunos de su proyecto de marchar sobre esta ciudad, aparSe® wie con los gestos y los ademanes propios de un radon, #N8 qomo un hombre venerable, eno el rostro de una seguridad divina, como aquel que nos describe Virgilio, “Tur pidate gre ac merits forte viru quer: CConspexere, silent arrecigueeauribus isan? = {os dos apBstoles no gravitan en las nubes como Angeles exterminadores, sino, ise nos permite comparar 10 sagrado on 1o profano, como el Japiter dé Homero, que hace temblar ‘el Olimpo con sélo un leve movimiento de ‘us parpados. ‘Aigardi, en su eélebre representacién de [a misms historia, en eh bajorrelieve de wn altar dea iglesia de San Pedro en Roma, + o dio o no supo dar alas figuras de sus apéstoles la imprest? ee serenidad que les confii6 u gran predecesor. En és AP even como ministros plenipotenciarios del Seior de Jos cjerct toss en aquél, como mortales Guerreros con armas humana {Qué pocos son los conocedores que ha encontrado el her- moe San Miguel de Guido en Ja iglesia de los Capuchinos de Faraway de aspect spun dns ot Been versa Roma, conocedores capaces de comprender la grandeza que ¢t anista dio au arcngel! El San Miguel de Conca ha sido decla ado superior a éste porque su rostro expresa indignacién ¥ tin de venganza, mientras que el otro, tras haber abatido al tenemigo de Dios y de los hombres, levita sobre 61 sin encono, con gesto sereno y apacible Tgualmente tranquilo y sosegado pinta el poeta inglés al Angel vengador en su vuelo sobre Gran Bretaia,y con é) com: paraal héroe de su Campatia, el vencedor de Blenheim) La Galeria Real de Pinturas de Dresde cuenta desde ahora centre sus tesoros con una valiosa obra de la mano de Rafal y, Como Vasari y algunos otros atestiguan, posiblemente de su tnejor época. Una madona con el aio, san Sixtoy santa Biba: a arrodillados a ambos lados, junto a dos angeles en primer plano. = eaeSE Dicho cuadro formaba parte del altar mayor del convento de ‘san Pinto, en Piacenza, Amantes y conocedores del arte acu. ‘ian alli para ver este Rafael, igual que se viajaba a Tespias an sélo para contemplare1 bello Cupido de la mano de Praxiteles Véase la madona con su rostro leno de inocencia ya 1a ves, de una grandeza mds que femenina, en una santa y sosegada aetitud, con esa serenidad que Jos Antiguos hacen prevalecer en las imagenes de sus divinidades. Qué grande ynoble es odo el contorna! El nif en sus brazos se eleva por encima de los nifios comur nes, merced a un rostro en el que su inocencia infantil parece atravesada por la luz de un rayo de divinidad. racy, emma seh an cee Maroc efexones sce imi de ate igo 109 © ajo ta madona,arrodillada a su lado, 1a S08 laadoraen la a © ippimidad de su alma; lejos, empero- de la majestad ce la figure ] a, el gran maestro ha compensado esta inferioridad carne ala el santo sel més venerable de Los aciano® °° can nostro cuyos rasgos parecen testimonia un juventud consa gradaa Dios. La veneracién de santa Barbara hacia Ia madona, mas sensi ble y conmovedora merced a sus bells mane ‘apretadas contra A supecho, esen el santo expressda con aayuda del movimiento 4 de una sola mano. El éxtasis del santo nos es pintado igualmen- } cc por ese mimo gesto quel au 9 de una mayor 7 principe ‘ Fediante el Gulce encanto de st rostro ;| ‘ q 4 we read, ha querido auribuir ala fuerea masculine 013 quea Jareserva pédica de la mujer. —__ wf themponsin guda. ha privado.a eta PINE de mucho de 7 a apeillo aparenteyha avenuado, en parts fOr Ge sus.colo- | rex; pero el alma que el creador infondio 2 1a obra con Sus = gnanos la vivifica todavia hoy. 2 7 | Todos aquellos que se acerquen a esta pinta) otras obras “ic Rafpel con Ia esperanca de Hallar las pequesas pellezas que tere alr dan alo trabajos 2 o> pintoret holandeses laapli 4 sanigin meticulosa de un Netscher un Don. 1a cme marfileia ‘ sean Van den Werf, oincusolarelamida mancrs de algunos de nuestros contemporancos compatriotzs J& Rafael; todos aque: los, decfa, en vano buscarn en Rafael al gran Rafael "Tras el estudio dela bella natualeza, del o5191n- dela dre peri de la noble sencilery deTs serene grandeza en las obras 4 re os maestros griegos, los artistas deberiah necesariamente dirigir su atenciOn hacia la manera en trabajaban, con el Fade obtener un mayor éxitoen suimitacion: + 105 allem verdad Bs sabido que los griegos, las més de las veces, hacian sus prt meros modelos en cera; en su lugar, los maestros modernos han adoptado la arcilla y otras semejantes materias maleables: las cencontraban, particularmente para representar la carne, mas apropiadas que la cera, que les parecta para ella demasiado vis cosa resistente. No se pretende afirmar con esto que el modelado en arcilla Jimeda haya sido desconocido por los griegos 0 no fuera habi- tual entre ellos, Se conoce incluso el nombre del que lo ensay@ por vez primera, Dibutades de Sigeo es e] primer maestro en figuras de arllar,y Arquelisao, el amigo del gran Litclo, se hizo riores hasta que finalmente el modelo entero quedase al descubierto, fuera del agua, De esta manera, dice Vasari, traba- Jaba Miguel Angel su marmot: sefialaba primero las partes de mayor relieve y, poco a poco, las partes mas rebajadas. nase tegen cae eer cue an cone SE ae tn ed rece remmerce ‘Sh Ones ara ep a nna ds Dara ela ellen brennan dae ge 1 4 Parece como si Vasari no se hubiera hecho una idea del todo lara acerca del método de su amigo; 0 bien loimpreciso de su exposicion obliga a representarse este procedimiento como algo diferente del consignado por él ‘La forma del recipiente de agua no queda lo bastante clara- mente precisada por Vasari. Hubiera tenido que ser muy peno- so clevar el modelo poco a poco, deste abajo, hasta sacarlo fuera del agua; ello supone muchas més condiciones de las que quiso dara conocer el bi6grafo de los artistas Podemos estar seguros de que Miguel Angel estudié a fondo el camino por él descubierto, bajo todos los aspectos posibles, hasta acomodarselo convenientemente. Procedi6, con toda probabilidad, del modo que sigue: El artista tomaba un recipiente apropiado a la forma de la nasa de la figura a esculpir. Supongémoslo rectangular. Sobre “Ja superiicie de los lados de esta Caja rectangular trazaba divisio- nes que trasladaba luego a su piedra en una mayor escala; mar- ‘caba, ademis, ciertas gradaciones, desde el tope superior hasta, la base, en las caras interiores de la caja. En ella introducia su modelo de materia pesada, 0 bien, si era un modelo de cere, lo fijaba sobre el fondo. > Disponia sobre la caja una rejilla cuadriculada conforme a las ivisiones establecidas, a partir de las cuales trazaba lineas sobre su piedra y dibujaba su figura, suponemos, inmediata- mente después. Derramaba agua sobre su modelo hasta que aleanzase los puntos mas extremos de las partes superiores; des pues de haber sefialado la parte que habia de ecupar la cuspide i ! en su figura asi dibujada, dejaba correr una cierta cantidad de | ‘agua con el fin de dejar al descubierto la parte mas elevada del modelo y comenzaba emtonces @ trabajarla, tal cual aparecia, péran pe Gree HUGE og Bera verdad piedra en exceso o bien se ha quedado cortor si ha vaciado M emasiada 0 demasiado poca masa en relacion aso modelo. “ademas, ni el ontorn exterior, ni tampoco lve 2 MeN do insinita Gnicamente, como en un soplo fas partes interiores “del modelo, o las més proximas al centro, pueden $F determi- tnados por el artista mediante lineas que dibujen © piedra, an mado seguro y sin el menor deseo, unos idénscos CON” tornos. nt eato se afiade el hecho de que, en wna obra de grandes dimensiones que el escultor no puede realizar solo, ha de ‘echar svano de sus ayudantes, que no siempre son capaces de cela? tos propésitos del maestro, Asi sucede que, Una Ver algo ha sido ‘aciad6, al resultar imposible establecer de ste modo los limi- tes de cada depresi6n, el yerro.es irreparab ‘Aeeste propésito, se debe observar en ge que el excultor que, desde la primera elaboracion. aque somete a su piedra, face penetrar su instrumentos hasta el mite que han de alcan- var las cavidades, en lgar de buscarlas poco. @ poco, de tal modo que no recibai la profundidad deseada sino en Wt ‘alti vo retoque, este escultor, digo, no podré jamés corregir 8S errores. Surge aqui, por lo demas, un inconvenient esencial, asaber, aque las ineas trasladadas ala piedra son orradas a cada instan- te por el cincel y han de ser de nuevo wazadas completadas, no sin el cuidado de no desviarse de las primitivas ‘as pues, a incertidumbre de este proceder bg 4 Jos artis: tae a buscar un camino més seguro; el que descubrié ta Acade- + nia francesa de Roma, utilizado al prineipio para copia las amaras antiguas, fae adoptado por muchos escultores incluso para trabajar a partir de modelos. “este procedi NSCS 0& Acros A enesonessabre ts natac elt get® 19 se wata de To siguiente: se fi sobre la stant se preter de copiar, conforme a sus proporciones, 0° cuadrado del que se dejan caer hilos de plomo equisisianies Jos unos de los otros. Gon la ayuda de estos hilo, se marcan los PODS mis exteriores dq Ia figura mas distintamente de To ave Jo pueden hacer, crediante el otro procedimiento, as ines trazadas sobre 12 superficie, donde todos los Puntos 0% maximamente exterio- ae. Estos hilos, ademas, ofrecen al aria 97% mas concreta me- igida de algunos de Tos relieves y concavidades més pronuncia- Gos, merce a la graduada indicacion de a cistancia a que se cpcuentran de las partes cubiertas Por 105 pilos; los cuales, por tanto, permiten al artista trabajar co” a6 nds de resolucion, sahara bien, puesto que el movimiento de EPa linea curva no de ser determinado exactamente Por UNS sola linea recta, Gndica al artista los contornos de la figu- miento sayeomo no sea,en todo cas0, de Una mane muy dudoss; ten Jog menores desvios respecto 318 superficie principal se ver& ada instante sin hilo conductor y sin recuro ¢ Es bien comprensible que incluso 128 ‘yerdaderas proporcio- ‘aca delat figuras sean, por este procedimien's diffciles de hae Mar se buscan por medio de ineas horizons! °° ccortan los ilos de plomo, Pero los rayos de Taz, provenien de los eu virados asi formados por ls linens de fuga Je Ja figura, nos lle- gan a los ojos con un éngule tanto més pronunciado y,€n CO Rruencia, nos parecerén wanto més grandes cuanto los aadrados estén situados mas arriba o mis abajo en relacion con nuestro punto de vista. Para la reproduccion de as estatuas antiguas, Ias que noes posible proceder al gusto de cada uno Jos hilos de plomo con pomvan hasta ahora todavia su valor: no 3612 podido hacer este lu ate yverdad segén la proporcién graduatia, Sia mismo Hempo + hacia vist ble alguna otra parte del modelo, Ia tabajaba igualmente sobre ta figura en la medida en que se alas al descubierto; y de tal ‘modo procedia con todas las partes superiores Dejaba escapar mas agua hasta que las partes mis profundas estuviesen también al descubierto. Los grados del recipionl® le senalaban cada vez Ia altura del agua escurrida, mientst la superficie de) agua indicaba la Kinea extrema del fondo de las partes inferiores. Un igual ndimero de gradosen S. piedra daba las medidas exactas. ‘El agua no le indicaba solamente las altures yas profundida- dea, sino también el contorno de su modelo; el expacio eo pprendido entre las caras interiores dela cajay ‘elcontomo dibu- i i Be jado por la linea del agua,jespacio, cyas dimensiones eran apuntadas por los grados de lasiotras dos cada punto la eantidad de materia que pod ‘determinaba en rack. Soba habia recibido yas forma primera, pero exact.» pasaba por — 7 supefficie del agua le habia trazado una linea qi Jos puntos extremos dé los salientes: Esta linea, amedida que ¢] vel del agua descend en cl xedipiente, descendia ot UN nel plano horizontal, el artista habfa seguido este ‘movimien- econ su cincel hasta alli donde el agua le mostrara a} descu- tiesto el punto ms profundo de las partes salientes, punto al ne confundia con las superficies del agua. Asi, con cada grado « cacid en la caja de su modelo, habia progresado en st BEN tren un grado proporcionalmente mas grande,De tl modo, la tinea del agua le habia conducido hasta el contorno mas 0 _-mo desu figura, de suerte que ahora el modelo estarfa ya fuera del agua, Su figura, pues, reclamaba una bella forma. Derramaba de etiesines bce aime dare weg 1 nuevo agua sobre su modelo hasta 18 altura que le conviniese; ontaba entonces os grados de la ca) yhasta la linea descrita por el agua y determinaba asi la altura de Ta parte superior. Poocaba su regia en un plano perfectamen' yorizontal en la misma parte superior de la figura Ys PSP siendo del limite infe- mroe de esta regia, tomaba ls medidas hasta Jas partes mas pro- fondas. Si hallaba un igual namero de grados.reducides Y vados mayores, obtenfavuna especie Ge determinacion geome Pca del volumen y ballaba la prueba de que habia procedido correctamente. ‘Mediante la repeticion de su trabajos intentaba reproducir en su figura la presion y el movimiento de tos mésculos ylos tendo wes el pulso de los demés pequenos detalles del cuerpo y !38 vods fina delicadezas del arte presentes £0 modelo. El agua, Gque recubeia incluso las partes mes jimperceptibles, se ajustaba de la manera'mas estrech agumovimiento yTe describia su ontorno con ia inea AS Ex8CT3s = Este procedimiento NO jimpide dar al modelo todas las post ones posibles. Colocade de perfil, mostraré plenamente al artista 10 que antes habia ‘escapado a su mirada. Le mostraré tamibiga el contro exterior dé sus partes salientesy de las Par tes inferiores, ya entera secciOn transversal. “Todo ello, y la esperanza de una buena ejecucién del trabajo. presupone un modelo realizado por manos de artista confOrme al verdadero gusto de la ‘Antighedad. Tal fue el camino por él que ‘Miguel Angel aleanzé la inmor talidad, Su renombre y los honoranios ‘con que fue recompense do por aus obras le proporcionaron Oc? nnecesario para tra bajar con tal cuidado: ry artista de nuestros das que poses de 2 naturaleza yde su 14 Belem verdad propia dedicacion los dones que han de permitirle destacary te encuentra este proceditniento exacto y verdadero 86 veré Goligado a trabajar més por el pan que por la gloria. Permane- tera por lo tanto en el caril que lees habitual, en el cual cree mostrar una mayor habilidad, y persstira en tomar como regia fu buen ojo adquirido mediante un prolongado ejercicio. Este buen ojo, que ha de constituir su guia principal, hater sninado por resultar bastante resolutivo merced a unos proced mnientos practicos que son, en parte, altamente dudosos cvsn~ to mds penetrante y seguro no se habria hecho el ojo ée haber sido educado desde su juventud en reglas infalibles? ‘Silos artistas, en sus comienzos, desde su més temprana ini- iain en #1 trabajo en arcillao en cualquier otro materia, fue- sen instruidos conforme al seguro método que Miguel Angel “halle tras langas nvestigaciones, podrian esperar acercare [68 griegos tanto como lo hizo @l. ate ‘Todo Jo que se puede decir en alabanza de las eseulturas grie= gaivaldrfa umbién, con toda probabilidad, para su pinta. Sin embargo, el tiempo y el furor destructivo de los hombres nes than privado de los medios de formular al respecto una senten- cia concluyente ‘Se concede a los pintores griegos el dibujo y 1a expresion, y Z esos todo: se les niega a perspectiva, la composicin yl colori- Go, Ese juicio se funda, en parte, en las obrasen bajorrelievesen parte, en ls pinturas antiguas (no se las puede lamar griegas) {que se han descubierto en Roma ysusalrededores, bajo las Bove ddas subterréneas de los palacios de Mecenas, de Tito, de Trajano ¥ de los Antoninos, de las que no se han conservado enteras mas 4c treinta, no siendo algunas sino trabajos en mosaico. ‘Turnbull ha hecho acompafar su trabajo sobre la pincura einen emia expresion. ise stelle es iron Reflexiones oben imiaion delete seg? 9 antigua de una coleccién de las obras mas conocidas, dibujadas por Camillo Paderno y grabadas Por ‘Mynde, las cuales dan por FF eolas un valor tinico a su libro, cuyo ‘espléndido papel ha sido por cierto malgastado. Entre les obras hay dos cuyos origina povee encuentran en el gabinete del célebre médico Richard Meads, en Londres. Jr ouos han sefalado que Poussin estudio 2 fondo las Hama- das bodas Aldobrandinasi™ que se encuentran todavia dibujos ceatizados por Annibale Carraccia pari se SypoPe de Marco ‘Coriolanoryy que se pretendi6 haber allado una 2 semejan: eentre las eabezas de las obras de Guido Rent yylas del célebre rosaico que representa el rapte de Europa tales frescos permitieran formular un juicio fandado acer- cade la pintura de los Aatiguos el examen de los restos de este tipo induciria a cuestionar tambien sus méritos en el dibujoy eee eee [Las pinvuras con figuras de tamano nat al én lis paredes del— teatro de Herculano, pinturas que fueron vwasladadas junto con Jos propios muros, no nos ofreces ‘sega se asegura, sino una pobre idea al respecto. El ‘Tesco representado como vencedor del Minotauro mientras 10s jjoyenes atenienses Te ‘besan las ‘nanos y abrazan sus rodillas; 1a Flora acompasech del Hercules ‘pe un fauno; la presunta sentencia del decémviro Apio Clau- vio, todo ello, segin el testimonio ocular de 3 artista, esta dibujado de un modo veces mediocre ya veces defectuoso. No Sélo, como se asegura, la mayor parte de [3s ccabezas carecen de texpresion, sino que ni siquiera la de ‘Apio presenta el menor buen rasgo caracteristico, STL ion ec del it dept dete =" ecaberinen ome eesoneesobreamitacon ceare ees 117 116: Betersy verdad puede aqui mencionarse de paso ave fos Antigo comose se en sus monedaso en [os caballo de Veneet Mt observaron ees eabalos el movimiento diametral €s Jas patas. Algunos 0, € incluso ero ello es justamente la prueba de que se walt de pinturas jecutadas por la mano de muy mediocres maestros, ya que 1a Slencia de las bellas proporciones, del contorno Y de la expre- Sin debié de ser propia no sélo de los escultores griegos, sino también de los buenos pintores. Estas virtudes artisticas, concebidas a a manera de los anti- gquos pintores, dejan todavia alos moderns YP margen muy

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