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Sheu!
Congreso Ciencia y Fe
Universidad CEU-San Pablo. Madrid, 20-21 de Mayo de 2013,
La dimensién donal de la vida humana
Prof. Dr. Aquilino Polaino-Lorente
Catedratico de Psicopatologia. Universidad CEU-San Pablo
Enviado a Paco Molina el dia £7 de junio de 2013.
La dimensién donal de la
Introduccion
3Es la vida humana un valor?
Algunas razones para afirmar el valor de la vida humana
Eldon de la vida y Ia cuestin acerca del origen
El regalo y el trueque
Algunas consecuencias de la vida humana entendida como un don
La forma de donarse
La dignidad y la dimensién donal del ser humano
Etica de Ia gratuidad, libertad y felicidad
A modo de epilogo
Introduccién
Es un hecho evidente que ninguna persona se ha dado Ia vida a si misma. Lo
que no es, no puede engendrarse a si mismo, puesto que de la nada, nada se hace.
Asi es la condicién humana, Toda persona es engendrada por sus padres: un
hombre y una mujer.
En esas cireunstancias, nadie puede elegir ser hombre o mujer, como
tampoco puede elegir a sus padres. Del mismo modo, no es posible elegir las
circunstancias geogrificas, ni el tiempo histérico en que vivimos, como ni siquiera -
Jo mis intimo de nosotros mismos, y lo que tal vez mds nos importa-, nuestro sexo
y forma de ser. Segiin esto, el acto de ser nos es dado sin que nosotros podamos
decidir acerca de él.Lo mismo sucede a los padres respecto de sus hijos: tampoco pueden elegir y
determinarse por un hijo, singular y concreto, con unas determinadas
caracteristicas psicobiolégicas.
Sin embargo, muchas de nuestras peculiaridades, que también nos han sido
dadas, no estin acabadas, sino que estin en potencia de legar a su término, a su
plenitud. Y, por lo tanto, respecto de ellas, las personas somos libres. Las personas
las pueden rehacer o deshacer, cambiar o transformar, crecer 0 menguar. Son
caracteristicas personales que estdn menos determinadas biolégicamente y, por
tanto, abiertas a diversas posibilidades y, en consecuencia, las personas tienen
respecto de ellas mds grados de libertad.
Esto pone de manifiesto lo que es propio de la libertad humana: una libertad
limitada, encarnada y condicionada; pero jams cerrada y determinada desde su
origen. Tampoco es una libertad absoluta, sino relativamente absoluta.
sla vida humana un valor?
De acuerdo con el pensamiento platénico, el ‘ser’ y el ‘valor’ se equiparan.
El ‘ser verdadero’ son las Ideas, que poseen un valor eminente y tienen Ia mayor
dignidad. Por el contrario, el no ser se ha equiparado con la ausencia de valor. De
aqui que todo lo que es, en cuanto que es, vale. Segiin esto, Ia equiparacién entre
ser y valor es un juicio de valor ~no una teoria de los valores-, en el que el ser es
suficiente y determinante del valor.
La teoria de los valores, como tal teoria, emerge en los siglos XIX y XX en
los textos de algunos filésofos personalistas. De acuerdo con Max Scheler', las
teorias de los valores pueden agruparse en los tres tipos siguientes: (1) la teoria
platénica del valor; (2) la teoria nominalista del vator; y (3) la teoria de la
apreciacion,
De acuerdo con la teoria_platénica, el valor es algo absolutamente
independiente de las cosas, en el que las mismas cosas valiosas se fundamentan, Un
bien Io es sélo por el hecho de participar en un valor. Esta posicién intelectualista
apela a 1a razén contra la sensibilidad, que es la que descubre el valor, ademas de
identificar el valor con Ia idealidad de los objetos ideales,
De acuerdo con Ia teoria nominalista, el valor es algo relativo al hombre y
fundado en su subjetividad y en ciertas actitudes a ella vinculadas (agrado 0
desagrado, deseo o repugnancia, atraccién o repulsién), pero que no pueden
constituir Ia esencia tiltima del valor. El nominalismo axiolégico -como el
nominalismo ético, gnoseolégico y metafisico, a los que suele ir vinculado- reduce
los valores a algo inferior, a un objeto de las earacteristicas antes mencionadas.
Segiin esta teoria, no es que las cosas valgan y segin su valor agraden o no,
sino que es el agrado 0 no lo que hace que las cosas sean 0 no valiosas, El
subjetivismo y emotivismo ético es su consecuencia, por cuanto que niega el valor
de la ‘cosa-en-si’ y sélo contempla el valor de la ‘cosa-para-mi’, La estimacién del
valor queda desvinculada de Ia ‘cosa-en-si’ y se trasforma en mera abstraccién
independiente, subjetivista y relativista.
De acuerdo con la tercera teoria, ia teoria de Ia apreciacién, el valor aparece
vinculado a las nociones de aprecio, preferencia y seleccién, Con Nietzsche” (1991),
! Scheler, M. BI resentimiento en la moral. Caparros Editores. Madrid, 1993
* Nietzsche, F. Ecce Homo, KSA, 6. Alianza. Madrid, 1994.el valor se constituye en algo meramente preferencial -e independiente de la
realidad-, sobre el que se fundamentan las concepeiones del mundo y de la vida.
Las teorias anteriores no parece que puedan dar razén del valor de la vida
humana.
Por el contrario, como escribe Ferrater Mora? (1979), “los valores son
objetivos y no dependen de las preferencias individuales. Los valores mantienen su
forma de realidad mas allé de toda apreciacién y valoracién. Los valores no se
fundamentan en los actos de agrado 0 desagrado (relativismo), como tampoco son
el fundamento de todos los actos (absolutismo). No tiene valor lo meramente
deseable, como tampoco lo deseable es en funcidn de lo valioso, La objetividad del
valor manifiesta precisamente su autonomia respecto a cualquier estimacién
subjetiva. La ontologia del valor no es un mero sistema de preferencias subjetivas
califieadas como ‘cosas preferibles’, pero tampoco es la de los seres absolutamente
trascendentes”,
Scheler no admitié ninguna de las tres teorias anteriores, porque ninguna de
ellas, en su opinién, era capaz de desarrollar una ‘axiologia pura’, La axiologia no
ha de confundirse con un sistema de preferencias estimativas. Los valores son
aprehendidos por una intuicién emotiva, distinta de una mera aprehensin
psicolégica. En este punto ha de distinguirse entre una teoria pura de los valores
mismos (lo que se corresponde con una teoria l6gica de! objeto) y una teoria de las
posturas valorativas (lo que se corresponderia con una teoria del pensamiento),
El valor, segiin 1a teoria de los objetos, no se caracteriza por el ser -como los
objetos reales ¢ ideales- sino por el valer. El valor no tiene ser sino valer. Lo que
caracteriza al valor es ser valente, como lo propio del ser es el ente. Al ser vilido lo
que corresponde es lo que tiene validez. Los valores son intemporales (no vienen
determinados por las notas de la espacialidad, causalidad, etc.), por lo que se les ha
confundido con las idealidades.
Los valores no son independientes, pero su dependencia no ha de entenderse
una subordinacién a instancias ajenas, sino como una no independencia
, como la necesaria adherencia del valor a las cosas. Los valores hacen
siempre referencia al ser y son expresados como predicaciones del ser.
Los valores, por no ser entidades indiferentes como las otras realidades, se
presentan siempre en forma polar. Esa polaridad de los valores es In consecuencia
del desdoblamiento de cada cosa valente en un aspecto positivo (valor) y en un
aspecto negativo (disvalor). Por eso a la belleza se opone la fealdad, a la salud la
enfermedad y a la vida la muerte, como al nacimiento el aborto y al ser el no ser.
Los valores son totalmente independientes de la cantidad. De aqui que no
puedan establecerse relaciones cuantitativas entre las cosas valiosas. Lo propio de
los valores es la cualidad pura. Vivir 0 no vivir es también una cualidad pura y no
algo que se pueda tener, segin cierta gradualidad, en mas o en menos. No se puede
fraccionar la vida ni tampoco la muerte, No pucde admitirse que una persona esté
medio viva o medio muerta, La persona esta viva o esti muerta.
Cierto, que puede haber mayor o menor calidad de vida, como también hay
“aunque segiin un concepto equivoco, relative y poco fundado en la antropologia-
algunas vidas humanas mas valiosas que otras. Pero todas esas valoraciones son, a
fin, funcionalistas, circunstanciales y mundanizadas, meras apariencias
sociolégicas, ninguna de las cuales importa demasiado, puesto que casi ninguna de
ellas sobrevivird en el imaginario colectivo de las personas,
> Ferrater Mora, J. Diccionario de Filosofia, Alianza Diccionarios. Madrid, 1979.Los valores son objeto de jerarquia, porque no son indiferentes ni en Ia
polaridad ni en las mutuas relaciones que pucden establecerse entre las diversas
especies de valor. Pero esa jerarquia no es dependiente de esta o aquella
apreciacién subjetiva, sino de un compromiso axiolégico, que es una anatogia det
‘compromiso ontolégico’. Gracias a este compromiso y 2 Ia teoria material de los
valores se ha podido estudiar la relacin existente entre los valores y los sujetos
que valoran.
Desde Ia perspectiva filos6fica, se concluye hoy que Ia vida humana es un
auténtico valor, condicién sine qua non de cualquier otro, como se observard mas
adelante.
Algunas razones para afirmar el valor de la vida
Lineas atras se han aducido algunas de las ‘razones’ que demuestran el valor
de la vida humana‘. A modo de resumen, se sintetizan a continuacién algunas de
ellas, Desde una perspectiva muy amplia -psicolégica, antropoldgica, filosdfica y
teoldgica- puede afirmarse lo que sigue:
El valor de cada vida humana comienza y est completo desde el momento de
Ia fecundacién,
El valor de cada vida humana no puede ser reducido a otras formas 0 modos
de ‘realidad’,
El valor de cada vida humana subsiste por si mismo, con total independencia
de cualesquiera otras valoraciones humanas, incluidas ciertas actitudes subjetivas
relativas a las ‘cosas preferibles’.
El valor de cada vida humana esta
persona es un fin en si misma,
El valor de cada vida humana no se fundamenta en el agrado o desagrado
(relativismo) de la propia persona, y todavia menos en el de los demas.
El valor de cada vida humana no depende de los meros deseos que, por si
mismos, ni constituyen ni sirven de fundamento a ese valor.
EI valor de cada vida humana -expresado precisamente en su objetiva
singularidad-, reafirma su total autonomia respecto de cualquier otra estimacién
subjetiva,
El valor de cada vida humana -conforme a su originalidad, no repetibilidad,
singularidad, no intereambiable y dnica intimidad- se manifiesta como la mayor
novedad posible en el mundo, como el novi por antonomasia sobre la tierra’,
El valor de cada vida humana desvela a un ser cuya singularidad ontolégica
es incomunicable.
E} valor de cada vida humana patentiza una “subsistencia-coexistente”, al
mismo tiempo que libre e independiente de cualquier otra,
El valor de cada vida humana emerge de su dignidad de persona. Una
dignidad que tiene que ver con la interioridad, ta singularidad ontolégica
culado al imperativo ético de que cada
* Polaino-Lorente, A. “Razones para afirmar el don de la vida”. Ponencia al 1 Congreso
Internacional Multidisciplinar “Mujer y realidad del aborto”. Asociacién Extremefia de Amigos
del Foro Espafiol de la Familia, Acta de! Congreso. Céceres, 2008, 53-67.
* Polaino-Lorente, A. *ZEs la vida un Valor? Por qué?”. Ponencia al VIII Congreso Catélicos
y Vide Pablica. Actas dei Congreso. Universidad San Pablo-CEU, Madrid, 2006,
* Polo, L. Quién es ef hombre. Rialp. Madrid, 1991irrepetible, ef hecho de descansar-en-si-misma, la capacidad activa de ser, Ia
irrestricta apertura a la verdad, la capacidad de darse-a-los-otros y Ia libertad
personal’,
El valor de cada vida humana pone de manifiesto la urgente exigencia de
‘recuperar al sujeto’, a la persona mis alld de cualquier objetivacién y/o
subjetividad reificadora, por muy relevante que fuere la vigencia social, cultural o
cientifiea de estas,
El valor de cada vida humana es Ia de un ser —relativamente absoluto-, que es
imagen y semejanza de Dios y es amado por si mismo, de forma incondicional,
eterna ¢ inmerecida,
Eldon de la vida y la cuestién acerca de su o igen
La pregunta esencial y primera que interpela a cada persona es aquella que
indaga en el propio ser y que puede formularse con la cuestién acerea de “zquién
soy yo?” Basta hacerse esta pregunta para que comparezcan de inmediato, como
arrastrada por ella, las personas que estén en su mismo origen, es decir, el padre y
la madre. No reparar en la cuestién acerea del propio origen es predisponerse
sufrir una cierta amnesia respecto del ser personal. Si se olvida el propio origen,
acaba por extinguirse en la memoria la mayoria de sus contenidos, de los que solo
permanecen algunos restos aislados y, en consecuencia, se pierde la continuidad de
sentido vital, mientras la vida se fragmenta,
Es cierto que la vida personal se proyecta casi siempre hacia delante y no
hacia atrés. Pero es muy dificil que vaya adelante si el atrds del que se partié no
est suficientemente explicitado 0 no es bastante liteido en la conciencia personal,
No hay adelante si mo hay un atrds. Esto no significa que todo lo que se haga en la
vida adelante es relativamente dependiente del afrds del que se partié. En cierto
modo, hay casi siempre una fuerte conexién entre ellos. No puede ser de otra
forma, puesto que el adelante de In vida no parte de Ia nada. Se diria, y podria
admitirse que, en algiin modo, el atrds de la vida esti subsumido en el adelante de
la vida,
Muchas de las falsificaciones vitates y biogréficas que hoy se atienden en las
consultas psiquidtrieas estan suscitadas por /a pérdida de la sustantividad de la
existencia personal, por ef olvido del propio origen y porque la propia existencia esté
pendiente tinicamente de lo inmediato,
El origen constituye con frecuencia uno de esos dominios inexplorados de Ia
Persona que, por no haber sido atendido y explorado en modo suficiente, ha llegado
a perder Ia titularidad de pertenencia que, como tal dominio, le caracterizaba
respecto de la persona que era y es su propietaria. Recuperar mediante la memoria
el dominio sobre el propio origen es hoy una tarea urgente.
La vida, como dice Eliot’, es “una mezcla de memoria y deseo”. En los
deseos estamos casi siempre y, sin embargo, apenas si ejercitamos la memoria,
Gracias a Ia memoria de lo que hemos sido, reactualizamos la ausencia de lo que
fuimos, que ahora, en tanto que ya actualizada, deviene en presencia, en una cierta
7 Polaino-Lorente, A. “Introduccién al concepto de personalidad”, en Polaino-Lorente,
Gabanyes y Del Pozo. Fundamentos de Psicologia de la Personalidad. Rialp. Madrid, 2003.
Eliot, T. 8. Poesias reunidas 1909/1962. Alianza. Madrid, 1978.no ausencia. Si se recupera el origen, nuestros proyectos y aspiraciones se
ensamblan con sus propias raices y, por consiguiente, se vertebran mejor y mas se
vigorizan.
La robustez de los proyectos personales, asi lograda, hace que éstos resistan
a lo efimero de los meros instantes temporales, desarticulados entre si unos de
otros. Los proyectos en los que el propio origen esti comprometido se reafirman
como un continuo vigoroso que va mas alli de Ia mera sucesién de los fugaces
antes temporales.
Un proyecto es tanto mds personal cuanto mas enraizado esté en lo que fue su
origen y en el origen de la persona que ha de levarlo a cabo. La eficacia de la
recuperacién del pasado contribuye a fortalecer y optimizar el futuro. La actual
pervivencia del origen, dilata y optimiza la creatividad del proyecto vital por el que
se ha optado y, ademas, lo autentiza.
Al disefio y realizacién del proyecto de la propia vida contribuyen tanto los
estinutos del medio como la insatisfaccién personal relativa a nuestro pasado. En
realidad, esa eterna insatisfaccién de la persona para consigo misma es también la
que pone en marcha la capacidad de decisin de Ia libertad personal.
Si estuviéramos perfectamente satisfechos de nosotros mismo, zpara qué
‘se crepitar de la libertad, que pugna por comprometerse en una u otra
eleccién nueva? Si la satisfaccién fuera absolutamente plena, la persona no
dispondria de ningtin porqué para actuar y, en consecuencia, no habria proyecto, y
se paralizaria,
Pero esa insatisfaccién hunde sus raices siempre en el autes y en el ahora de
nuestras vidas ~casi nunca en el adelante, y cuando lo hace, desde luego con menor
consistencia, Una insatisfaccién ésta que, de uno u otro modo, siempre aleanza al
miieleo duro de la persona,
Es Ia carencia de la plena satisfaccién consigo mismo, la que impulsa a la
persona a la bisqueda de una cierta plenitud. Plenitud que, al menos teéricamente,
se.aplaza siempre a un después que en no siempre llega. Ciudadano de dos mundos
~ser de esta manera y querer ser de otra- enfrentados entre si y tal vez un tanto
contradictorios, el hombre lucha por la permanencia en ambos y por la unidad
entre ellos: e/ ser que ya es (y que aparece como clausurado en lo ya sido) y el ser
que quiere ser (al menos como posibilidad, por encima y mis allé de la experiencia
que tenga acerca de si mismo).
Esta dindmica de la persona se resuelve, en ocasiones, de una forma
errénea. Esto es lo que sucede cuando, para obtener to que queremos llegar a ser,
tratamos de abolir y extinguir, hasta su aniquilacién, el ser que fuimos y que
todavia somos. En realidad, es muy excepcional ¢ infrecuente que una persona
empiece alguna etapa de su vida desde cero. Comenzar desde cero supondria la
enajenacién o ariquilacién del ser que es 0 que fue. Tal amputacién es, ademis de
muy dolorosa, imposible. No se puede partir del yo, sin el yo" .
En otras circunstancias, seria patético sacrificar lo que la persona quiere
ser, A su modo, es ésta también una suerte de aniquilacién, aunque entendida mas
bien como renuncia, Renunciar al proyecto vital, que como tal persona se concibid,
supone estancarse, no progresar, paralizarse. Y todo ello sin que todavia se haya
Jogrado una plena satisfaccién con lo que la persona es, que a la postre es la que
elige y toma esa decision.
° Polaino-Lorente, A. “La cuestién acerea del origen: El olvido del ser y Ia necesidad de la
anamnesis en Ja actual paternidad humana. Familia ef vida, 1999, 2-3: 68-94.No, no es facil al hombre renunciar a ser ciudadano simultineo de esos dos
mundos intimos. No puede renunciar al mundo clausurado de su origen, porque en
él se autoconstituye como lo que es en la actualidad. Pero tampoco puede renunciar
a Ja apertura, al proyecto, a /as posibilidades de lo que puede, quiere o debe llegar a
ser.
La salida més hicida y menos traumatica para este problema es la de /a
integracién, ta de la armonia y concordia entre esos dos mundos. Lo que seria
6ptimo es que uno y otro se fusionaran sin solucién de continuidad, que el
ciudadano de uno de ellos fuera la natural protongacién del ciudadano del otro, sin
que entre ellos medie ningiin hiato que los separe, aunque si los distinga.
La coherencia de esta solucién no es facil de lograr, pero es por Ia que
conviene optar a fin de evitar las crisis vitales y la angustia que les acompatia. No se
produciria aniquilacién de ninguno de estos mundos si, realmente, fo que la
persona es coincidiera con el recorrido de una etapa transitoria que, derechamente,
se encamina hacia su propio fin, hacia la consecucién de fo que se quiere ser.
En ese caso, acabarfan por identificarse -sin rupturas, sufrimientos y
tragedias- lo que se es con lo que se quiere ser. Pero esto es ya, en buen modo, gozar
de la felicidad. He aqui la importancia de plantearse, con todo rigor, Ia cuestion
acerea dél origen de nuestro ser.
Sin embargo, a pesar de que continuemos con Ia indagacién en busca de la
nostalgia que acerca de si mismo experimentamos, nuestra capacidad de evocar se
torna incompetente y no acierta a encontrar lo que precisamente buscaba. La
nostalgia de si mismo nos remite a la cuestién del propio origen, a fa cuestién del
origen de nuestro propio ser.
El esfuerzo realizado por la evocacién, a partir de estos protosentimientos ~
tenemos constancia de ello- casi nunca aleanza su fin. Es, ciertamente, un hecho
tozudo que casi se confunde con el misterio. El hecho debié de ser cierto, porque
sin 6 no habria tal sentimiento, ni nostalgia del sentimiento, ni basqueda de Ia
causa de esa nostalgia, ni evocacién de tal sentimiento. Pero la evocacidn encuentra
muchas dificultades y la bisqueda, naturalmente, se vuelve incierta, ambigua,
confusa y compleja. Pero el recuerdo, no obstante, es cierto, tozudo, perseverante
y, desde luego, bien asentado.
Aunque no sepamos muy bien por qué —de eso trata y a eso se dirige tal
basqueda-, el hecho es que en algiin momento tuvimos que experimentar, de forma
indubitable, que nos querian, que nos aceptaban como éramos, que nos acogian y
que, abierta y frontalmente, se alegraban por Ia bondad de nuestra existencia
reall,
Este hecho est tan firmemente asentado en nuestro ser, tan densamente
consolidado en cada persona -mas alli de las circunstancias que rodearan su
nacimiento, de quiénes fueran sus padres, de que fueran conocidos 0 no por ella, €
incluso a pesar de todos los errores que afectaron a su propia vida, por graves que
éstos fuesen-, que insiste, persiste y acompaiia de forma connatural cualquier
biografia personal a todo lo largo de su andadura,
La pujanza, vigor y robustez de este sentimiento son tales que se identifican
con lo sustantivo y radical de la experiencia amorosa. Este sentimiento, originario y
primero acerca de si mismo, coincide con una de las mejores definiciones que se
han establecido acerca del amor humano: la afirmacién puesta en boca de quienes
proclaman con toda certeza: jes bueno que tii existas!
'° Polaino-Lorente, A. En busca de la autoestima perdida, Desclée de Brower. Bilbao, 2003.Resulta légico que, a pesar de su obviedad o precisamente por ella, la
persona se sienta interpelada por la cuestidn acerea de su origen. De hecho, resulta
muy contestar a la pregunta mas elemental acerca de uno mismo -,quién soy
yo?-, sin que simultineamente comparezean otras personas, los padres, de los que
procede el acto fundacional que nos constituye en la persona que somos.
La vinculacién entre el ser del hijo y el ser de los padres, con independencia
de que unos y otro se olviden o no de ello, es natural y radical, pues esté en el
mismo fundamento e inicio del ser que cada persona es.
Hay numerosos indicios, empiricamente verificables, de esta vinculacién
radical y radicada en el propio ser. En cierto modo, resulta impensable que pueda
hablarse con total independencia acerca de los padres o que se descontextualice el
propio ser, desvinculindolo de su origen y omitiéndose ese sentido de procedencia y
perteneneia respecto de aquéllos.
La pregunta acerca del origen queda casi siempre sin la apropiada respuesta.
Las respuestas que a ella se dan (la mera procedencia y/o vinculacién entre el ser
personal y el de los padres) son, de ordinario, insuficientes, lo que conduce a
formular nuevas cuestiones y a realizar més indagaciones. Se diria que ef anielo de
saber acerca de si se torna persistente en su busqueda, a través de la indagacién en
el encadénamiento de unas a otras generaciones, de las que se procede.
Esto desvela que la cuestién acerca de si lo que, sin duda alguna, mas
interesa a cada quien- no se limita a la mera corporalidad sino que, yendo més alld
de ella, se postula de forma inquisidora respecto de la forma del propio ser y
acerea del alma de la persona. Tal cuestionamiento sigue un itinerario que
partiendo del propio ser se eleva por encima de si a la busqueda del Ser.
El término origen, procede del sustantivo origo, del verbo latino orior, que
significa nacer, aparecer, levantarse, Desde una perspectiva antropolégica, pueden
distinguirse dos acepciones diferentes en este término, segim se tome como
principio real o como fundamento y causa.
Como principio real, el término origen indica aquello de lo que algo procede,
el simple comienzo de algo o alguien. En el orden real, el término origen es
principio real de los efectos que produce; en el orden /égico, el término origen es
sélo principio légico, premisa de las conclusiones de las que algo se infiere. En el
aimbito de la persona, el término origen est mis cerca del orden real que del orden
logico.
Como fundamento o causa, el término origen designa el principio real del cual
algo o alguien proceden con una relativa dependencia en el ser. El término origen
enfatiza mds la procedencia que ta dependencia, puesto que la persona de cuyo
origen se trata es un ser libre, tinico y distinto de cualquier otro".
En lo relativo a la paternidad y maternidad de \a persona, el término origen no
abarca todas las causas que se concitan en el origen del hijo, sino sdlo algunas de
ellas (las causas material y eficiente, pero no las causas final y formal). Por eso
mismo no debiera establecerse una dependencia (estrictamente causal) del hijo
respecto de sus padres.
Los hijos dependen en muchas cosas de sus progenitores, especialmente
durante las primeras etapas de la vida. Pero en la medida que el hijo crece y puede
valerse por si mismo no debiera acontecer que el hijo continie siendo dependiente
de sus padres.
"' Polaino-Lorente, A. Ob cit.El hecho de que los padres no sean la causa final y formal de sus hijos, pone
de manifiesto la sana y natural independencia de éstos respecto de aquellos.
Cuando, por las razones que fuere, se mantiene un fuerte grado de dependencia
entre hijos y padres, entonces se les hace un flaco servicio los hijos, porque se
distorsiona el desarrollo de su personalidad hasta un extremo enfermizo y, en
definitiva, no se respeta el ser libre que cada uno es.
Por eso es tan importante para entender Ia identidad Ia cuestién acerca del
origen de la persona. A las personas les va en ello su misma identidad. La
dependencia de los hijos respecto de los padres debiera por eso manifestarse
siempre como una dependencia relevante, pero menor, relativa y transitoria. De
hecho, nadie puede vivir su vida al dictado 0 por encargo de lo que otras personas
decidan por él. Cada persona ha de aleanzar su propio destino y para ello se
precisa de Ia libertad, que, en modo alguno es delegable y/o renunciable.
Nada tan cierto como el olvido del ser en la vida cotidiana de los hombres. En
Ia actualidad, la principal amnesia de la persona es el olvido del hogar del ser, que es
el propio hombre, lo que \e impide el conocimiento propio, que queda siempre
relegado y sumergido en In indiferencia alimentada el propio olvido. Es este olvido
Jo que genera /a nostalgia de si mismo —una nostalgia inoperante, a pesar de lo que
tiene de regreso a su primera inocencia-, que palpita con afioranza en el modo de
pensar humano acerca de si mismo y el sentido de su vida.
Si tan dificil resulta hoy el conocimiento personal es porque la persona no se
abre al ser ni se deja cuestionar por todo cuanto existe. En el fondo, porque no se
deja interpelar por el ser personal en que ella misma consiste, por lo que de verdad
le hace ser y ser Io que es. Es preciso dejar que se manifieste el ser personal y
abrirse al Ser que lo funda y al que, en alguna forma, remite; s6lo desde esta
perspectiva de dejar ser al ser, tal vez la persona pueda encontrar Ia respuesta
satisfactoria acerca de su origen.
El olvido del ser pone de manifiesto la previa abolicién de esa actitud de
apertura y admiracién ante el misterio del propio origen que es lo que,
precisamente, posibilita su esclarecimiento. En el actual horizonte se ha extinguido
cualquier pregunta acerca del Ser que Es, del Ser que funda ese fundamento
fundado, que es el hombre. He aqui el contenido de esta amnesia tan particular que
anida en el hombre contempordneo. Una amnesia que, en su radicalidad, llega a
condicionar la ignorancia ineluso acerca del ser participado.
Sila persona se comporta como si sufriera de amnesia respecto de su propio
origen, es porque desconoce Ia participaciéu gratuita de su ser y el hecho de ta
donacién que el Ser le hizo. El olvido del ser -como sefiala Cardona", a quién hasta
aqui hemos seguido-, supone también ef olvido de la opcién por la que aquél se
olvidé, ta extincién del recuerdo acerca del propio origen asi como del sentido,
direccién y destino de la propia vida,
Hoy es urgente recuperar esa facultad que es la memoria. “La memoria -
escribe Giussani- es la continuidad de la experiencia de algo presente, Ia
continuidad de la experiencia de una persona presente, de una presencia que no
tiene ya las cualidades y la inmediatez. de cuando uno agarra la nariz de otro y tira
de ella (...) La memoria es la conciencia de una Presencia”?,
” Cardona, C. Olvido y memoria det ser’, Bunsa. Pamplona, 1997.
" Giussani, L. 28e puede vivir asf? Encuentro. Madrid, 1996.10
Si se recordase el origen del propio ser, muy probablemente se evocarian
también las primeras relaciones entre padres e hijos, y todo lo que ellas
significaron y continiian significando para la persona.
No deja de ser curioso que también casi se hayan olvidado las implicaciones
que las relaciones entre padres e hijos tienen respecto del desarrollo de los
sentimientos, la autoestima y la formacién ética de estos dltimos. Si los hijos se
sienten afirmados en su valer, es légico que cese también Ia inseguridad y Ia
experiencia de su debilidad™. Silos padres aprueban el comportamiento de sus hijos,
forzosamente han de aprobar también el valor de su ser. En cierto modo, la
seguridad y auto-confianza que el nifio puede alcanzar respecto de si mismo se
apoyan y sostienen en la seguridad y confianza que proceden de sus padres.
Cuando esto sucede, es comprensible que el nifio actie como si dijera: “Mi padre
confia en mf; ninguna debilidad mia me puede detener; mi padre no se equivoca; lo
intentaré otra vez, yo soy capaz y no puedo defraudar a mi padre”,
Esta anto-confianza basica, tan necesaria en ef nifio, es algo que le ha sido
prestado por sus padres. Gracias a ella el nifio se atreve a acometer actividades,
tareas, funciones, que sin ella jamas se atreveria, Una vez, que gracias a ese
atrevimiento, el hijo las realiza, la auto-confianza inicial de que partia no es ya una
auto-confianza virtual, sino real: la auo-confianza que resulta como consecuencia
del hecho de haber realizado bien una tarea determinada y, ademiis, de saberlo.
Adin asi, el hijo contintia precisando del reconocimiento y aprobacién del padre
que ha de juzgar las acciones por él realizadas. La manifestacién por parte del
padre acerca de Ia bondad de lo que el nifio ha realizado es al mismo tiempo que un
juicio confirmatorio de su valia personal, la manifestacién y expresin del afecto
paterno.
El nifio experimenta, entonces, que es querido por su padre, simultineamente
que sus acciones son calificadas por éste como buenas. Esta condicién constituye un
asentamiento sélido y bien fundado en el que fa afirmacién de si mismo y el
comportamiento ético comienzan a arraigar.
De hecho, Ia conducta ética no se limita a un mero cumplimiento de la
normativa vigente, sino que hunde sus raices en el nucleo afectivo, en el querer que
es lo que da sentido conforme al fundamento tales normas. Las normas se asumen e
interiorizan -una vez que se conocen-, no por ellas mismas sino por el amor al
autor en que aquellas estin fundadas. De aqui que, como dice Giussani, “Ia fuente
de la moral es querer a alguien, no cumplir leyes”"
La vinculacién entre padres e hijes, en las primeras etapas de Ia vida, no es
solo una mera relacién entre personas, sino lo que por estar en el origen mismo de
cada persona y en su apenas iniciada apertura al mundo, deviene en algo auto-
constitutivo de su propio ser. No puede olvidarse esto y, simultdneamente, tratar de
conocerse y estimarse a si mismo, Por eso, es harto recomendable al realizar estas
indagaciones acerea del propio ser, remontarse desde el olvido del origen (anmesia)
a su recuerdo (aramnesis).
El término anamnesis, del griego and, reiterar, y_mnesis, memoria, significa
el acto de evocar sucesos, acontecimientos, objetos y personas que, sin estar
actualizados, no obstante, estiin almacenados en la memoria. La anamnesis no es
** Polaino-Lorente, A. “El manso y decidido afin de afirmar al otro en su valer”,
Themata. Revista de Filosofia, 1992, 9: 271-288.
" Giussani, L. Ob cit,Ml
otra cosa que el arte de recordar; una forma de actualizar los contenidos de la
memoria a través de la reminiscencia.
En Io relativo a la anamnesis del ser, este término deriva también de Ia raiz
hebrea zkr, que designa la operacién de recordar, Pero en este contexto, recordar
no es un mero proceso memoristico, a cuyo través se evoca un recuerdo 0 una
persona del pasado, sin compromiso alguno por parte de quien recuerda,
Recordar, en el contexto hebreo, significa traer ef pasado hasta el presente
para, de esta manera, transformar el contenido recordado en un impulso eficaz para
hacer algo ahora. Esto quiere decir que, de acuerdo con tal significado, lo
recordado deviene en motivacin, proyeccin, proyecto, _trayeetoria,
egoimplicacién. No se trata aqui de sdlo recuperar el pasado en cuanto tal, sino de
trasladar el pasado al presente (una cierta actualizacién), para que en este ultimo
resulten eficaces las implicaciones derivadas de su significado. Acaso por ello, en el
marco de los ritos, la anamnesis se confunde con un acto ritual que se realiza como
memorial (le-zikkaron), con todas las consccuencias que esto conlleva, de forma que
se dé alcance al preciso sentido del rito.
En consecuencia con esta iiltima etimologia, la anamnesis del ser es mas un
memorial que un mero recuerdo. En tanto que memorial es propiamente una
actualizsicién, la proclamacién en el presente de lo recordado, con plena fidelidad y
vigencia al hecho por él significado. Esto quiere decir que se deja atris y no se
presta atencién a lo que pueda tener de mero recuerdo del pasado, gracias a lo cual
deviene en una actualicacién inteligible vinculada al presente y abierta al futuro.
No se trata, pues, de la mera reminiscencia platénica, al modo de un
desmayado recuerdo que se vivié a propésito de las ideas eternas de un tiempo ya
ido. La anamnesis del ser constituye un modo de preconocimiento —un saber
incompleto, incierto y ain no sabido del todo, pero a la postre un cierto
conocimiento-, de una realidad, de algtin modo, ya presente. Esta es, al fin, una de
las soluciones que tal vez pueda contribuir a ayudar a Ias personas a que se
conozean més y se amen mejor a si mismas,
El regalo y el trueque
Lo que se pone de manifiesto a través de la evidencia de estos hechos es que la
vida humana es un regalo, De ordinario, los regalos que las personas reciben no
son conocidos ni elegidos previamente por sus destinatarios. Si se entiende la
propia vida como un regalo es ldgico que previamente no haya sido consultada,
Porque lo que no era no puede ser objeto de consulta. De aqui que un hijo no
debiera decir a sus padres, por ejemplo, que no se gusta tal y como es; y que, por
esa razén, desea que le cambien por otro. Comportarse de esta forma implicaria
muchas consecuencias negativas e injustas, como el rechazo del regalo, la no
aceptacién de si mismo, Ia frustracién de la voluntad de los donantes, ademas de la
imposibilidad de satisfacer tal peticién,
El punto de partida del hijo destinatario de la recepeién de su propio ser
deberia platearse otras cuestiones como ,espero ser el ser que soy? ¢Me acepto
como soy? ;Considero que mi vida como tal es el mayor y el primer valor de
cuantos he encontrado en el mundo?
La contestacién a las anteriores preguntas conduce inexorablemente a
plantearse la cuestién acerca del origen. De una parte, Ia vida Ie ha sido dada de
forma gratuita e inmerecida; y, de otra, ese regalo es justamente el que le12
constituye en la persona que es. A ello hay que afiadir que el despliegue de sus
potencialidades —y su misma configuracién como la persona singular que Hegaré a
ser- muy probablemente seri modulado por el querer de sus padres, la educacién
que reciba, el didlogo que entre ellos se establezea, etc.
Todo hace pensar, con cierto fundamento, que no ha recibido un solo regalo —
el principal, el de In generacién-, sino que ese primer regalo se prolonga en una
secuencia incontable de numerosos regalos que aqui y ahora también se le
prometen (los desvelos, preocupaciones y sufrimientos de sus padres, ademas de su
generosidad, paciencia y compromiso con el hijo, que siempre sera querido de
forma incondicional por si mismo y con independencia de sus peculiaridades y
comportamientos). Constituiria un error irreparable, por eso, considerar lo
recibido como una minucia, por el simple hecho de que de pronto y sin apenas
darse cuenta de ello, ese hijo se encuentra existiendo.
De hecho, la raz6n para regalar algo a alguien es la pura gratuidad y
magnanimidad. De estar mediada esa accién por una pequefia razén de justicia —
Por muy pequefia que fuera- ya no seria un regalo, sino la satisfaccién de un
derecho. En el regalo, Ia voluntad del donante no espera obtener compensacién
alguna respecto de lo regalado o de la persona del aceptante.
En’ este mismo sentido, cuando los padres engendran a sus hijos no suelen
hacerlo en razén de esperar una determinada compensacién de ellos (que les
cuiden cuando sean mayores y no puedan valerse por si mismos), sino que
trasmiten ese inmenso valor que es la vida por la simple razén de ser un bien en si
mismo y también para todos ellos y Ia entera sociedad. Luego, la vida del hijo
agradecer 0 no este bien natural que condujo a los padres a traerlo a este mundo.
Aunque, por lo general, los padres dan de forma ilimitada a sus hijos y, sin
embargo, la mayoria de los hijos entre los que, lamentablemente, se incluye el
autor de estas lineas- apenas si devuelven un poco de lo mucho que recibieron,
A pesar de ello, los padres confian en el inmenso valor que es la vida de un
hijo y parten de la conviccién de que el hijo aceptara y acogera con alegria ese
valor en que consiste su vida. Esto quiere decir que padres e hijos entienden la vida
como lo mis valioso que pueden dar a otro o recibir de otro, es decir, ambos ponen
en valor, de forma incuestionable, la vida humana.
El trueque, en cambio, es otra cosa y se rige de un modo diverso. El trueque
consiste en una operacién de “intereambio de bienes y servicios, sin mediar la
intervencién de dinero” (RAE), entre dos personas pre-existentes, Pero muy al
contrario, el regalo de la vida atafie precisamente a la vida: lo que se regala cs la
misma vida, en ausencia y antes de cualquier intereambio.
Mas atin, el desvalimiento del hijo recién nacido exige de los padres muchas
atenciones y desvelos que debieran considerarse como la prolongacién del regalo
de la vida, como la secuencia imprescindible para que esta no perezea. Y, junto a
ello, la implicacién de las enteras personas de los padres en el hijo, puesto que sus
afectos, cogniciones, obtencién de recursos, habitos de comportamiento, incluso el
sentido y finalidad de sus respectivas vidas hincan sus raices en la persona de la
nueva vida naciente, que es el hijo.
“Es de bien nacidos ser agradecidos”, reza el viejo refrin. Ese
agradecimiento tiene su fundamento no solo en cl valor de la vida humana, sino
también en el valor de lo mucho que los padres fe han dado al hijo. Cada uno de
esos padres ni es ni ha vivido como un “ser-en-si” y tampoco como un “ser-para-
si”. De lo contrario, no lo habrian engendrado y no se habria producido ta eclosion
y manifestacién del valor que es el hijo. Cada uno de ellos ha optado por entender13
su vida como Ia de un “ser-para-otro” y, precisamente por eso, han engendrado y
se han entregado a su propio hijo. De esta forma el hijo entiende que no debe
vaciar de significado el sentido de ese valor que tiene su vida, especialmente
porque se la han regalado.
Algunas consecuencias de la vida humana entendida como un don
La vida humana ademds de ser un regalo es también un don", Si la vida es
un regalo y un don, entonces es algo apasionante y fascinante, algo que no
merecemos. Aunque no me hayan pedido permiso para hacerme como soy, mi
actitud ha de ser de agradecimiento por esta vida —la mia- que es un inmenso
regalo que me han hecho.
Ante la propia vida, las personas adoptan diversas actitudes. Cuando alguien
debe algo a otra persona se convierte en acreedor, en una persona que, en cierto
modo, es rehén del propio débito. Cuando una persona ha firmado unas letras y
tiene que pagarlas, procura calcular y restringir sus gastos para que al final de
cada meg pueda pagar Ia letra, Su libertad, obviamente, se restringe.
Ante mi propia vida no soy un acreedor, pero si un deudor, porque me han
hecho un regalo que no merezco y, por tanto, tengo conciencia y actitud de ser un
deudor frente a ese regalo que es mi vida y que resulta impagable.
A lo que parece, no es bueno, psicolégicamente, ser deudores. El camino que
tenemos para salir de Ia deuda es abonar lo que debemos. Pero, como lo tnico que
tenemos es la vida -y se frata de un valor inconmensurable-, resulta que es
imposible cancelar. Lo imico que podemos hacer respecto del don de Ia vida
recibido es donarlo a otros.
Si la vida es un regalo que no merezeo (puesto que nadie se da el ser a si
mismo), y es algo especialmente valioso, ,cémo puedo satisfacer la carga que tengo
frente a quienes me han regalado el don que es mi vida? Esta es una cuestién que
nos debemos plantear,
Parece contradictorio pensar que mi vida, en tanto que mia, es lo mas valioso
de que dispongo. Y, al mismo tiempo, considerar que la vida de otro nuevo ser
cualquiera no vale nada. Atribuyo el miximo valor a mi vida, en tanto que mia,
pero a la vez, desealifico y sostengo que no vale nada cualquier otra vida. Sila vida
es un valor para mi y cuando la veo realizada en otro como posibilidad o
potencialidad afirmo que es un disvalor... algo falla, légicamente. Este es un
argumento falaz que ha moldeado Ia actual cultura. Ya es hora de que vayamos
corrigiendo este fatal error.
‘Un ejemplo palpable se observa en lo que esti sucediendo con Ia familia.
Cuando una mujer se queda embarazada, en jugar de recibir felicitaciones,
muchas personas le dan el pésame, Esa desaprobacién social, hoy generalizada en
miltiples contextos, modela el mapa cognitivo de los cényuges, de los padres que
'6Por su naturaleza, el don supera e] mérito, su norma es sobreabundar. Nos precede en nuestra
propia alma como signo de la presencia de Dios en nosotros y de sus expectativas para con
nosotros. (...) Incluso nuestra propia verdad, Ia de nuestra conciencia personal, ante todo, nos ha
sido “dada”. En efecto, en todo proceso cognitive la verdad no es producida por nosotros, sino
que se encuentra 0, mejor aiin, se recibe, Como el amor, “no nace del pensamiento 0 la
Voluntad, sino que en cierto sentido se impone al ser humano” (Benedicto XVI. Caritas in
Veritate, Roma, 29. VI. 2009. EDIBESA, Madrid, 2009, n, 34; en lo sucesivo, CiV).14
son abatidos por ese rechazo social de Ia realidad, entretejido con solo argumentos
negativos y falaces.
Lo que sucede con Ia familia es que hay una percepcién selectiva, sesgada y
errénea, por cuyo defecto sélo se toma conciencia de lo negativo, de la carga que
supone crear una familia. Desde una perspectiva social, es evidente que hay que
trabajar mds -para cubrir las necesidades de los hijos- que si dinicamente hubiera
que hacer frente a los gustos y caprichos personales.
Por otro lado, no se considera la alegria que se vislumbra en los ojos de un
nifio pequefio cuando descubre en el horizonte a su padre. Eso, cuanto vale? Si
cada hijo se observara como un regalo y los padres percibieran que son Ia causa de
ese regalo, las cosas se verian de diferente forma.
Resulta contradictorio hasta el punto de no entenderse- que en Ia actual
sociedad sean numerosas las personas que sobrestiman los bienes materiales y que,
al mismo tiempo, subestimen bienes més altos, como el bien que es cada persona,
El hombre que no se dona termina arruindndose. No podemos ser cada vez
mis imperfectos, mas cerrados en nosotros mismos porque de esa forma acabamos
con lo que es propio de la condicién humana, El hombre no esta hecho para si, sino
para los demas. Y en la medida en que se da, se realiza y perfecciona en su ser
personal, La persona que no se dona, que se hurta a si misma a la donacién se
empobrece.
Hay personas que limitan la donacién de su vida, sin que concurran factores
de peso que justifiquen ese comportamiento. Sino hay un conjunto de razones que
hagan comprensible esa limitacién, se estin equivocando.
Casi todas las donaciones son transitorias, finitas, y con el tiempo se agotan.
Pero hay un tipo de donacién que es inagotable. Es aquella donacién por cuya
virtud se regala un don (la vida de otro) que, en si mismo, es eterno y perdura para
siempre.
zEn qué consiste el amor humano? En la auto-expropiacién en favor de otro,
en a donacién y aceptacién reciprocas y continuadas. Eso es exactamente el
matrimonio. La unién sexual dentro del matrimonio es un acto donal por
antonomasia, por cuya virtud un hombre y una mujer se dan corporal, vital,
entera y reciprocamente.
Por tanto, en esa unién del acto matrimonial lo que se da es un don, que, a su
vez, tiene la posibilidad de configurarse como una persona independiente, como un
ser libre, como un hijo (el don del don), El fruto de ese acto es un ser para toda la
eternidad, Esa donacién es perpetua, porque es causa de un don que es eterno.
Para que se engendre un hijo, como consecuencia de esa unién, tiene que
haber dos personas que se den reciprocamente, pero tiene que haber, ademés, otra
tercera persona que intervenga dando el alma —los padres no pueden generar el
alma del hijo-, para que ahi emerja un ser humano. Es decir, los dos donantes,
generan un don que es en si mismo un nuevo ser, pero que exige la donacién de
una fercera persona, que es muy superior a los dos donantes humanos, a la misma
donacién y al don del hijo. Ese hijo es la hechura de los padres, pero es también la
hechura de Dios.
El nifio, en el seno materno, es imagen y semejanza de Dios, es un ser humano
que no tiene réplica, Por tanto, nadie puede tomar esa imagen y destruirla, porque
también estaria destruyendo la donacién de los padres, el don de Dios y el ser del
hijo, que es una persona ademis de una imagen irrepetible de Dios.15
Lo que hace mojor al hombre y a la mujer es esta donacién sin condiciones,
algo que los configura como una realidad nueva, al transformarlos y constituirlos
en padre y madre.
Pero lo mas perfecto hay siempre que predicarlo de una persona conereta y
singular, de acuerdo a sus circunstancias. Para la persona es mas perfecto
“querer” que no conformarse sélo con “ser querido”. Cuando una persona elige
siempre y sélo la opcién de ser querido, puede decirse que es apenas una persona-
aceptante (“tomante” universal), Por el contrario, la persona que siempre da
(donante universal), con independencia de que reciba o no, erece y se enriquece
mas que quien inicamente toma, aunque tampoco este es el amor perfecto, No
obstante, el grado de felicidad es menor en la persona que siempre opta por ser
querida,
Esto no quiere decir que no tengamos que aceptar el hecho de ser queridos.
Lo necesario y mas perfecto en el amor humano es dar y recibir, que es lo que debe
acontecer en el matrimonio, porque en eso consiste querer y ser querido. Esto es lo
que en verdad puede Hamarse amor.
Lo més perfecto es querer y ser querido, De hecho, cuando una persona
carece de afecto (no tiene quien le quiera) no puede crecer ni realizarse como
persona. Lo mismo sucede cuando a una persona le quieren mucho los demés, pero
ella no se quiere a si misma."”
La forma de donarse
La persona tiene que ser donante, pero sin ser un ingenuo del que otros se
aprovechan para trepar. Si yo fuera ingenuo y me comportara como ingenuo,
estaria contribuyendo a que el otro se configurase como un “trepa” y oportunista,
Por lo tanto, en la donacién que hago, no entrego los valores a otro de una forma
viciada, porque aunque la accién fuese buena, desde el punto de vista del donante,
el resultado final seria desastroso.
Si con su donacién el hombre hace del otro es un ser vicioso, utilitarista,
oportunista, esta contribuyendo a que el otro, no solamente no sea perfecto, sino
que ademds adquiera imperfecciones.
La accién de donar -si la consideramos en tanto que accién gratuita para cl
otro-, es excelente y nos hace mas perfectos en tanto que donantes. Pero si esto se
contempla desde el polo opuesto, desde Ia perspectiva del que siempre y sélo
acepta, en este dltimo caso Ia donacién presta un mal servicio porque causa al otro
una cierta corrupcién de su persona, Lo que es aqui objeto de anilisis es el efecto
de la donacién en el aceptante del don.
Cambiamos ahora de perspectiva y situémonos en el lugar del donante. El
donante apunta intencionalmente al otro en su accién de donar. Para donar es
necesario salir de si, abandonar sus problemas y preocupaciones, olvidarse de su
persona. Salir de si para darse a otro perfecciona al donante.
Pero si hubiera un error, si los resultados de esa donacién fuesen malos para
el aceptante (porque se le esti ayudando a convertirse en un pardsito, por
ejemplo), entonces no seria verdad coneluir que el donante esta ereciendo gracias a
Ta donacién que ha hecho. Por consiguiente, podria suceder que la persona que se
esti configurando como un “donante universal”, al no disponer del necesario
"' Polaino-Lorente, A. Familia y autoestima. Ariel psicologia. Barcelona, 2004.16
control sobre la intencionalidad, el fin y las consecuencias de sus acciones, aunque
en apariencia sea generoso, es también un individualista e insolidario que se
prefiere a si mismo, aunque cause el mal a otro.
Lo que no podemos hacer es deformar a las demas personas mediante
nuestra donacién, porque eso querria decir que erramos en Ia forma de darnos a
los otros,
En la medida en que somos buenos donantes nuestro comportamiento
muestra algo que podria ser imitado por el aceptante, Este es el punto de partida
para el crecimiento de Ia otra persona. El crecimiento del aceptante hunde sus
raices en el respeto y la piedad —un cierto talante-, del donante.
Pero conviene advertir que la donacién no se lleva a término, no acaba de ser
donacién, no cumple su propésito hasta el instante exacto en el que la otra persona
acepta esa donacién.
La donacién reciproca es lo que hace que la vida valga la pena. Si una
persona persiste en su libertad de seguir dando su vida a otros, porque le da Ia
gana, sera infinitamente mds rica, aunque no disponga de tiempo alguno para ella.
En tanto que donante, continuo y estable, esa persona seré mucho mas libre (al
menos respecto de lo dado: su vida), que si no se atreve a dar nada a nad
La dignidad y la dimensién donal del ser humano
Es posible que hoy se dé un cierto rechazo social hacia las personas que han
cometido grandes errores en sus vidas. Se pasa por encima de ellas sin considerar
que su ser continiia siendo valioso, aunque se hayan equivocado en el modo de
conducir sus vidas,
Cuando una persona se equivoca al hacer uso de su libertad, lo que hay que
hacer es ayudarla a sulir del error, de la ignorancia en la que esti sumida, El
primer paso para sacar a esa persona adelante es quererla y respetarla como lo
que es. Lo otro seria instrumentalizar la amistad, pensando que somos expertos en
Ta “ingenieria del cambio personal”, lo que podria constituir una intrusion
vejatoria y humillante para Ia otra persona,
Las personas tienen errores y no nos podemos escandalizar de esos errores.
Para ello una buena cura psicolégica es amarse a si mismo a pesar de los errores
que se hayan podido cometer, a pesar de los defectos y limitaciones que uno tenga.
Sin esto es imposible aceptarse y quererse. Si Ia persona se quiere y respeta —a
pesar de los errores que ha cometide- podra eambiar. Si, por el contrario, no se
quiere a si misma —a causa o con independeneia de lo realizado por ella- es muy
dificil que legue a cambiar.
“A cada persona hay que quererla con sus errores, e incluso querer esos
errores”. Empleamos mal nuestra libertad cuando pensamos que hay que querer a
las personas, pero sin aceptar sus errores.
En cada rostro humano, aunque refleje numerosos errores, siempre aparece
la imagen de Dios. Por eso mismo Ia persona es digna. No se puede hacer dafio a
ninguna persona, porque cada persona es imagen de Dios. Nadie debiera romper
una escultura de Dios, nica e irrepetible en el mundo, ni repudiarla o dejar de
tratar de comprenderla aunque no Ia entienda. El rostro de la persona no debiera
Jamas ser ultrajado o rechazado.
Pongamos un ejemplo un tanto extremado: si una persona trata a una
Prostituta, debiera ver In imagen de Cristo en forma de prostituta (j!). Si se lo17
propone y lo intenta, entonces comprendera y acogerd el error de la prostituta, de
manera que queriendo el error de la prostituta pueda sacarla de la prostitucién, Si
esa persona dice que quiere a la prostituta como persona, pero experimenta una
gran repugnancia y aversién hacia su comportamiento, no la comprendera. Y si no
la comprende, tampoco entenderd su error y, por tanto, no podra ayudarle a salir
del error.
Cualquier persona, por muy errénea que haya sido su conducta, por muy
sufriente, humillada y dolida que esté, también es Cristo, Es mis: cuanto mas
sufriente mas préxima a Cristo, mejor imagen y semejanza es de Dios. Sia esa
persona se la tratara como si fuera el mismo Cristo, se sentira fortalecida, querida,
comprendida y animada, Acogerla de esta forma ayudard su generosidad para
sacar de la debilidad la escasa fortaleza de que dispone y salir del error, cambiar
de vida y procurar ser feli
Para que esta dimensién donal del ser humano se Hevea cabo es preciso que
con anterioridad se opere en el donante un gran cambio. Antes de darse al otro, el
donante tiene que vigorizar su fortaleza para salir de Ia flojera, de lo que le
repugna, de lo que no le gusta, de lo que detesta, de lo que no comprende, de la
sinrazén del error, del propio yo y del pecado. Para tratar de ayudar a esa persona
a cambiir, el donante ha de contemplarse a si mismo bajo la especie y el formato
de ese mismo pecado, trastorno o sufrimiento en el otro que pretende aliviar,
La ética no siempre ha sido explicada y entendida de forma acertada,
Algunos ~hayan estudiado o no a Kant- la reducen a mera normativa, ley 0 deber
abstracto, Es lo que laman Ia jética del deber! Esto hay que entenderlo
correctamente y en modo alguno signifiea que no haya que cumplir las normas y
leyes justas. Pero Ia ética va mas alld del mero cumplimiento de las leyes. La ética
no consiste en poner un burdo y ispero corsé que limita la libertad de la persona y,
por el momento, en nada mis. La ética es el arte de la felicidad. Lo propio de la
ética es ensefiar a la persona qué tiene que hacer y cémo tiene que comportarse
para ser feliz.
Hay una profunda interaccién entre el ser de la persona y las acciones que
realiza, El operar sigue al ser y, segdn esto, muchas acciones humanas buenas
derivan del ser bueno de la persona. Pero, al mismo tiempo, esas buenas acciones
humanas reobran sobre el ser de la persona y 1o hacen bueno. Las mis de las veces,
In intencionalidad y motivacién para hacer el bien no se limitan a un mero
cumplimiento de la ley. Por eso, precisamente, no debiera entenderse la ética como
un apéndice derivado del marco legislativo, lo que supondria arrojarla a un falso
reduccionismo. Las personas hacen el bien porque quieren ser buenas; y quieren
ser buenas porque es asi como son felices. De otra forma —con solo el cumplimiento
estrieto de las leyes-, no serian felices y no encontrarian el sentido de sus vida:
Aunque el hombre quiere hacer el bien, a veces puede equivocarse, y elegir el
mal que no quiere hacer. Cuando se equivoca su vida se torna desgraciada. Sin
embargo, a pesar de haber cometido un error, puede salir de él y redrientar su
comportamiento apelando a los mandamientos. Ese reajuste y rectificacién de su
conducta, de acuerdo con la esclarecedora referencia de los mandamientos, es lo
que vuelve a orientarle y encaminarle hacia In felicidad.18
Pero para alcanzar Ia plenitud de su ser, a la persona no le basta con
satisfacer una ética minima: la del cumplimiento de las leyes de la ética del deber.
La persona puede descubrir otro nivel ético mas elevado —que asume y no
contradice la ética normativa- y que es mas conforme con Ia pretensién de felicidad
de la condicién humana: la ética de /a gratuidad.
La étiea de Ia gratuidad tiene un triple fundamento: (a) la consideracién
donal de toda vida humana; (b) la unidad del género humano como comunidad y
fraternidads y (c) la légica del don. Del primero ya me he ocupado lineas atras.
Para el segundo remito al lector interesado a la Caritas in Veritate. Respecto del
tercero, transcribo a continuacién un fragmento de dicha enciclica: “Al afrontar
esta cuestién decisiva, hemos de precisar, por un lado que la légica del don no
excluye la justicia ni se yuxtapone a ella como un afiadido externo en un segundo
momento y, por otro, que el desarrollo econémico, social y politico necesita, si
quiere ser auténticamente humano, dar espacio al principio de gratuidad como
expresién de la fraternidad”.'®
De no poner en marcha esta ética de la gratuidad, el mercado no recuperard
Ja confianza de la que tanto necesita para su propio funcionamiento; se pondré en
peligro la cohesién de la que esté tan falto el tejido social; y se lesionard
gravemente la justicia en muchas personas.
Esta exigencia esti hoy especialmente urgida a causa de Ia globalizacién y de
Ia actual crisis econémica-financiera, De aqui que, como nos aconseja Benedicto
XVI, “en el orden de las ideas como de los comportamientos, (que) no sélo no se
pueden olvidar o debilitar los principios tradicionales de la ética social, como Ia
transparencia, la honestidad y la responsabilidad, sino que en las relaciones
mercantiles el principio de gratuidad y la \égica del don, como expresién de
fraternidad, pueden y deben fener espacio en la actividad econdmica ordinaria”.”
Si tal es Ia exigencia que se nos propone en el ambito de Ia actividad
econémica, ;Cuitles serdn las exigeneias en lo relativo a la donacién personal, al
don de si mismo?
Se trata de una solidariedad mis existencial y personal que teériea y verbal,
de manera que todos nos sintamos responsables de todos o, formulado en singular,
que cada persona se sienta responsable de las personas de su entorno. Conviene no
olvidarnos de esta consideracién. “La puerta de la felicidad se abre siempre hacia
fuera”. Es dindose a si misma como Ia persona puede encontrar su plenitud y
felicidad,
A modo de epilogo
A modo de sintesis coneretaré en los parrafos que siguen fo que considero son
los cuatro puntos cardinales de la dimensién dona!” de fa persona humana:
"Civ, n. 34,
? Ci, n. 36
* “1a caridad en la verdad —escribe Benedicto XVI- pone al hombre ante fa sorprendente
experiencia del don. La gratuided esté en su vida de muchas maneras, aunque frecuentemente
pasa desapercibida debido a una visidn de la existencia que antepone a todo la productividad y
la utilidad. El ser humano esta hecho para el don, el cual manifiesta y desarrolla su dimension
trascendente” (Benedicto XVI. Caritas in Veritate, Roma, 29. VI, 2009. EDIBESA, Madrid,
2009, n. 34; en lo sucesivo, CiV).19
1, Entender y querer lo mejor de nosotros mismos como los dones valiosos
que hemos recibido.
2. Entender que respecto de esos dones continuamos siendo libres para
acrecerlos 0 amenguarlos. Son dones, ciertamente, pero no estin optimizados ni
finalizados; y necesitan de nuestro concurso para ello.
3. Entender que hemos de estudiar la forma de darnos para que -sin buscar
compensacién alguna- acertemos con la ética de la gratuidad en el exclusive
servicio al crecimiento de las personas y sus respectivos dones.
4, Entender que la persona puede sentirse deudora respecto del don de la vida
personal que ha recibido. Esta deuda, por muy diversas razones, no es posible
conculcar. No obstante, esta deuda puede y debe paliarse dindola a la generacién
siguiente. Entendida asi, la vida personal es como un “don-testigo” que se pasa de
una a otra generacién. La donacién de si puede satisfacerse: sea engendrando en el
matrimonio nuevas vidas (los hijos) a las que entregarse (parentalidad biolégica y
espiritual), 0 sea entregindose al servicio de otras vidas ya engendradas
(parentalidad espiritual no biolégica). En uno y otro caso, lo que la persona ha
recibido gratis ha de darto gratis.