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Auditoria de comunicacion Un método de analisis de las comunicaciones ptblicas Adriana Amado Suarez Maximi no Bongiovanni Maria José Bustos Maria Eugenia Etkin DIRCOM Icrj’apero mado Suarer, Adana “tora de comunicacion,-1areimpresion, Buenos hes: La Cry, 2011, § 120p.;2txi3em, 'seN 9789976010542 1. Comunicacion Corporativa Titulo 0 302.2 Primera edicién: noviembre 2008 Primera reimpresién: marzo 2011 © La Crujia Ediciones Tucumén 1999 - C1050A4M Buenos Aires - Argentina Tel/fax: (54 11} 4375-0666/0376 E-mail: editorial@lacrujialibros.com.ar WHPH.LACRUUIAEDICIONES.cOM.AR © Editorial DIRCOM Rodriguez Pefia 694 3 piso OF "F* (1020) Ciudad Auténoma de Buenos Aires. Argentina Tel: 54. 011. 52547337 y rotativas, Coordinacién de la coleccién: Gustavo 6. Coppola Disefo: Ana Uranga B. Correccién: Jorge Galeano ISBN: 978-987-601-054-2 Impreso en Argentina INDICE Prélogo Analizar la comunicacién y sus practicas. “9 Las transformaciones de la comunicacién publica 9 Comunicar ta instituciém -rnnnnnnnnsnnnnninnnan 2 De productor a emisor»- : wb De emisor a actor ---mn sree Del dicho al hecho: 27 El comunicador ciudadano: se sree 83 Teorias de la comunicacién de imagenynnmnnsernnnnne 9 Alcances de la auditoria stamens AG Los publicos en el proceso de comunicacién publica. Algunos conceptos teéricos de los puiblicos:. El andlisis de los pablicos-.- se 51 El mapa de publicos:. nen Bh El recorrido metodolégico de la audi Aspectos de le auditoria- Identiticacién de ta organizacién Objetivos de la auditoria Relevamiento de la realidad organizacional rem 63 Diagndstico sine Identidad svn 65 Acciones de comunicacién institucional 70 Publicos — : 87 Posicionamiento frente a la competencia 88 TORIA DE COMUNICACION Este libro incluye cuatro trabajos que corresponden a cuatro abordajes del fendmeno de la comunicacién, que se articulan entre sf en un recorri- do metodolégico. Comienza con una reflexién general sobre los nuevos escenarios de la comunicacién y el impacto que tienen en la comunica- cin de las organizaciones y en su estudio (Cap.1). La investigacin de la comunicacién propiamente dicha comienza por un andlisis detallado de los puiblicos de la organizacién (Cap. 2), que a su vez se integrard ‘como una fase de las distintas etapas del modelo de auditorla, que pro- ponemos como metodologta de diagnéstico de la comunicacién de una organizaci6n (Cap. 3). Como ti sino un insumo para la planificacién estratégica de un plan de comuni- cacién. Aunque este punto excede ampliamente el alcance de este libro, nos parecié oportuno incluir como anexo una propuesta de planeamien- itegrarse la auditorla en una ja auditoria no es un fin en si mismo, to estratéy ‘© que muestra cémo pued de sus fases. 15 autores somos docentes de diferentes cétedras de grado y posgra- do relacionadas con la gestion y la investigacién de la comunicacién, en universidades publicas y privadas de la Argentina. Todos hemos incur- sionado en el ejercicio profesional, lo que nos permite entender que la dicotomia academia-profesién puede superarse desde una mirada que in temor a articular las teorfas con las aborde la comunicacién publica practicas. Tanto la consultorfa y la gestién de la comunicacién de las or- ganizaciones, como su estudio y reflexi6n tedrica, necesitan de modelos construidos con rigor técnico, pero que también sean operativos para el trabajo profesional. La academia necesita a su vez poner a prueba sus propuestas en escenarios reales y ofrecer abordajes de utilidad social que superen las soluciones estrictamente operativas. Esperamos apor- in de la comunicacién tar una herramienta de trabajo que facilite la ge piiblica y le dé la apoyatura técnica necesaria para sacarla del terreno de las recetas improbables. Pero sobre todo, para contribuir a legitimar la problematica de la comunicacién de las organizaciones como parte fun- damental de la actualidad de la comunicacién. Adriana Amado Sudrez CAPITULO 1 - Analizar la comunicacién y sus practicas Por Adriana Amado Suarez Las transformaciones de la comunicaci6n publica [ comunicacién de las instituciones se remite a las primeras organi- zzaciones sociales, pero sus reglas mutan con cada cambio en la so- icios del siglo XIX, cuando los ciudadanos empezaron a ser reconocidos como piblicos masivos. La revolucién industrial creé la empresa y la maquina que imprimié los primgeros medios de comunicacién de masas. Junto con el nuevo pul co consumidor de periédicos que difundian las innovaciones técnicas y domésticas, se consolidaron los ciudadanos como colectivos politicos, gracias a otra circulacién masiva, la de las ideas. ciedad, La primera revolucién se registré a Los procesos democraticos de las naciones fueron acompafiados por los procesos de comunicacién masivos, que crecieron a la par de las insti- tuciones econémicas modernas. Los nuevos actores de la politica com- pattieron con las fabricas y los comercios la necesidad de legitimar su accién frente a una opinion publica que ya no se encontraba en los cafés 0 en los salones dieciochescos, sino que empezaba a estar configurada por las masas que se congregaban en los nuevos centros urbanos. Los medios masivos vinieron a ser los vehiculos elegidos por estas institu- ciones publicas para poner en circulaci6n sus mensajes dirigidos a los ciudadanos y a los consumidores, La politica y el mercado que inic mente estuvieron en espacios separados en la vida social y en los me- dios, en apenas un siglo se fusionaron al buscar un destinatario de natu- raleza hibrida, el ciudadano-consumidor (Garcfa Canclini, 1995). Al tiempo se afinaron las técnicas que permitieron hacer llegar men- sajes a estas masas consumidoras y ciudadanas. De la gestion de las nuevas herramientas de difusién heredamos lo que hoy llamamos co- 10 ‘Anriana Awano SUAREZ municacién institucional (que a veces por error se designa como “cor- porativa” al trasladar por calco, la expresién estadounidense “Corporate n politica, si analizan los mensajes dirigidos a los nuevos ciudadanos con el objetivo de promover los proce- 505 electorales y gubernamentales. Hoy la expresién comunicacién pui- blica describiria con mas precision la circulaci6n de los mensajes en el espacio piiblico, cualquiera sea la naturaleza del emisor y sus finalida- des. Dice Scott Lash que en la sociedad global de la informacién no se mantiene la diferencia entre la instrumentalidad y finalidad, tan central en las teorfas sociales de la modernidad: “La informacién y la comuni cacién no son ni instrumentalidades ni finalidades: construyen redes, Conimisnications”). © Comunicaci hacen conexiones. La informacién y las comu aciones son hoy ~en lo que ya no es una sociedad industrial, sino primordialmente una socie- dad medistica~ previas tanto a la instrumentalidad como a la finalidad” (Lash, 2005: 124). Podria definirse la comunicacién publica como las co- nexiones que las organizaciones construyen con su entorno. La gestién de la comunicacién de las organizaciones suele asociarse con las relaciones puilicas y su origen se ubica en los comienzos del siglo XX en Estados Unidos. Fue allf que, en 1905, Ivy Lee elaboré ciertos princi pios fundacionales de las RRPP a través de su agencia encargada de ma- nejar la imagen puiblica de ciertas empresas y la gestién de sus intereses frente al gobierno. Otro antecedente, més rela cacién polftica es Edward Bernays, autor de Chrystalizing Public Opinion (1923) y conocido operador del gobierno de los Estados Unidos para le- gitimar las acciones bélicas frente a la opinién publica nado con la comuni Michael Kunczik sefiala que si bien para esta época las RRPP se convir- tieron en una profesién de tiempo completo, sus antecedentes debe- rian remitirse a mediados del siglo XIX cuando los empresarios alema- nes empezaron a ocuparse de la imagen de sus industrias. Kunczik cita como antecedente la fundacién de una agencia de prensa dentro de una ‘empresa que en 1901 presents su primer informe de acciones de pren- say de protocolo, ejemplo que fue seguido para entonces por empresas, como Siemens & Halske y IG Farbenindustrie (Kunczik, 2002:280). En estos casos, se trataba de informacién institucional elaborada para ser Aatizar LA COMUNICACION Y SUS PRACTICAS difundida a través de los medios masivos, cuyo rol en las sociedades contempordneas fue definiéndose junto con la maduracién de la nacien: te comunicacién publica, Este germen de las comunicaciones piiblicas modernas muestra que las técnicas de origen eran aplicadas indistinta- mente a los campos gubernamental y empresarial, y combinaban prensa y publicidad. Otra condicién para la comunicacién moderna fue la prensa masiva, cu- yos antecedentes algunos remiten sus origenes a la circulacién de ideas politicas en gacetas y panfletos, contemporénea a la Revolucién fran- cesa. Perd la prensa gréfica moderna, de naturaleza masiva y comer- cial, poco tiene que ver con ese origen politico. Quizas el antecedente més genuino sean los medios que impulsé Emile Girardin, que propuso como camino para abaratar los costos del periddico (y hacerlo asi ase- quible a més personas), la venta de espacios publicitarios a anunciantes. Impulsé lo que se conocié como “Penny press”, porque era prensa que podia comprarse a la médica suma de un penique, que comenzé a apa- recer a partir de 1836. A partir de entonces el periddico se hizo accesible a una buena parte de la sociedad, sentando las bases de la légica de los medios audiovisuales que terminarian siendo gratuitos para sus consu- midores gracias a que la financiacién estaba a cargo de los anunciantes. Esta fue una revolucién de la comunicacién porque a la masividad cre- ciente de los nuevos medios debe agregarse la ruptura con el modelo de la prensa politica, en la medida en que los contenidos de los nuevos diarios ya no estaban exclusivamente al servicio de las ideas de su funda- dor, sino que éstas empezaban a convivir con los mensajes de los nue- vos actores del comercio y la industria. Una muestra elocuente de esta transformacién es el diario La Nacién, uno de los primeros de Argentina, cuyo lema fundacional decfa “La Nacién serd tribuna de doctrina”. Un si glo y medio después, los propietarios poco tienen que ver con la familia original y el desemperio del diario depende mas de su balance financiero que de su influencia politica Como parte de esta transformacién se consolidé la publicidad como re- curso principal de comunicacién publica, en respuesta a la necesidad de las modernas organizaciones de dar a conocer a vastos sectores de la W 12 ~~ AoRaNA’AMAD SuAREZ /poblaciénila:nuevaloferta de ideas, productos y servicios, en el caso de las privadas, o’de'legitimar su accionar ante el gran publico, como ocu- -Hlaicon las‘instituciones politcas. Periodismo, publicidad y relaciones -Piiblicds:crecieronven forma paralela, configurando el escenario moder- “no-deilaycomunicacién publica. Por un lado, el nuevo sistema publi tario dio el sustento a los medios periodisticos modernos. Por otro, se fue consolidando un conjunto de herramientas profesionales para que cada especialista pudiera planificar su trabajo y transmitirlo primero pro- fesionalmente, y luego a través de la ensefianza terciaria y universita- ria. A Bernays se le atribuye la creaci6n de la “ingenierta del consenso” (que describié como la “esencia de la democracia"; como cita Chomsky, 2000:20), cuyos principios se vienen a ando hasta hoy en la legitima- cién de la actividad empresarial y de las acciones de gobierno internas y externas, como se observa en las campaiias globales varias veces lonarias que rodearon las acciones bélicas del siglo XXI, que combinan estratégicamente prensa y difusién de noticias con las acciones publici- Las mismas técnicas y de difusién, con las bases que establecieron los primeros relacionistas y publicitarios, todavia se ensefian a los profe- ales. Se han incorporado las nuevas tecnologlas y algunos recursos se han perfeccionado, pero en esencia las técnicas del periodismo y de las relaciones puiblicas remiten a sus principios originales. Sin embar- 80, ya no somos modernos en el sentido original. Ni nosotros, ni nues- tras instituciones. Y por lo tanto, la comunicacién debe ser analizada desde una perspectiva acorde con las caracteristicas de las sociedades contemporaneas. Comunicar la institucién La sociologfa de la cultura propone la idea de que el mercado no es un simple lugar de intercambio de mercanclas sino parte de interacciones culturales mas complejas” (Garcla Canclini, 1995), dentro de las que se inscribe la comunicaci6n de las empresas con sus publicos. Siguiendo este concepto, la comunicacién de las organizaciones econdmicas se ANALIZAR LA COMUNICAGION Y SUS PRACTICAS constituye en un elemento organizador de las interacciones entre pro- ductores y consumidores en la medida en que es un recurso que legitima la posicién de la empresa en la sociedad y orienta y estimula el consumo de sus bienes y servicios. A su vez, este estilo de comunicacién influyé también el de la comunicacién de las instituciones politicas, como se deduce de la adopcién indiscriminada del término “marketing” asociado a conceptos que no tienen que ver con un mercado: marketing politico, marketing de ciudades, marketing social. Mas adecuado seria en todo caso, de comunicacién. La comunicacién se constituy6 en un elemento central en la interaccién de las organizaciones, sean privadas, publicas o de la sociedad civil, al punto que para muchos ha sido la variable mas importante para la proyeccién de imagen, Supuestos tales como “a mejor comunicacién, mejor imagen”, se apoyan en la mediatizacién dominante de nuestras sociedades, donde los medios llegan a ser el principal patron de legitimidad. Como corolario, se suele suponer que “Lo que no es mediatizado, no sélo no se conoce, sino que en definitiva, no es legitimo” (Wolton, 1998:119). Lo que no deja de ser una falacia porque, como observa el mismo Wolton, constatamos rei- teradamente que lo conocido, por el solo hecho de serlo, no es sinénimo de calidad. Contrariamente a lo que muchos sostienen, la comunicacién 1no es la nica variable de legitimidad: influye también el lugar que la insti- tucién o la persona piiblica ocupan en la sociedad, la consideracién que la comunidad tiene del sector o del grupo de pertenencia de ese sujeto par- ticular, del concepto que los publicos tienen de su desempefio particular, del ambiente social propio del momento, entre otros factores concurren- tes. Hay muchos ejemplos que dan cuenta de la complejidad del fenéme- no de la imagen. Por caso, la imagen de un gobernante dificilmente puede ser muy buena si la sociedad no confia en la clase politica en su conjunto. Una empresa con posicién dominante en el mercado no puede deducir, por eso, que es apreciada por sus consumidores si estos no tienen opcio- nes reales de optar por productos alternativos. Un emisor puede controlar lo que dice de é! la prensa durante un tiempo, pero no puede evitar que una crisis publica que lo involucra ponga su figura en el centro de la critica y suponer que saldré indemne, s6lo porque mantiene con algunos perio- distas un amistoso contubernio. Y asf encontrarfamos muchos ejemplos 13 4 lana Awano Suarez similares que muestran que la comunicacién y la imagen paiblica no fun- ionan de la forma previsible y manipulable que muchos imaginan. Ni to- das las herramientas de comunicacién garantizan los mejores resultados en todas las circunstancias. Es cierto que la gestion de la comunicacion permite a los emisores ins- titucionales intervenir en las variables de identidad y comunicacién que impactan en su imagen, pero el no significa que puedan controlar la percepcién que los puiblicos tengan de la institucién. Porque esta ima- gen esté, en gran medida, fuera del control del emisor. Esto explica por qué, ciclicamente, ciertas industrias gozan de menor o mayor prestigio en la sociedad, con independencia de las acciones concretas de una em- presa y en estricta relacién con la imagen piiblica del conjunto. Una in- dustria de un sector cuestionado piiblicamente seguramente tendré que hacer frente a los problemas que racionalmente deberian asignérsele a sus competidores, pero que colectivamente pueden atribuirsele criminadamente, Esto es particularmente evidente en la comunicacién de gobierno, que se enfrenta a cierto escepticismo social. Mas alld de los méritos personales del funcionario que pretenda entablar un didlogo con sus gobernados, éste parte de la percepcién que dejaron gobiernos previos de los alcances de la gestién puiblica. Problemas de este tipo no se solucionan con inversiones millonarias en comunicacién de gobierno, sino que, antes bien, la propaganda ubicua, plagada de mensajes auto- laudatorios aleja el gobierno de los ciudadanos. En el siglo XX, las técnicas de la comunicacién se convirtieron en recursos cortientes y salieron del Ambito de las grandes empresas para transferir sus recetas profesionales a Ambitos que solian desarrollar su comunica- cién de manera artesanal 0 esponténea, como las pequeflas empresas 0 las organizaciones de la sociedad civil, A su vez, las conclusiones de los primeros estudios sobre la potencial influencia de la comunicaci6n en los votantes, alimentaron las técticas de la publicidad del consumo. Este es- plendor de los comunicadores llevé a creer que la comunicacién era todo, adopténdose as/ una posicién de “pan-comunicacionismo”, como sefia- la Torrico Villanueva (2004:23) que sostiene la “imposibilidad de no co- municarse”, Esta visi6n sustenta falacias del tipo que mas comunicacién ANALIZAR LA COMUNICACION Y SUS PRACTICAS siempre es mejor, que lo importante es comunicar aun cuando no haya nada para decir, que es preferible que la gente recuerde la marca a cual- quier costo, aun cuando haya que buscar repercusién pul negativos 0 a través de personajes escandalosos. El ejemplo mas cabal de lo fueron las campafias electorales basadas en publicidad estandarizada, promovida por los llamados spin doctors, que tanto servia para un candi- dato como para su opositor, y cuyo asesores propontan cosas tales como convertir a los politicos en estrellas del espectéculo. Luego de décadas de Uso, estas recetas no atrajeron para la politica la atencién que la sociedad dispensa a los medios, y mucho menos, el prestigio anhelado. Antes bien, el descrédito social se acentué en los candidatos y fun ron en frivolidades propias de la farandula, narios que caye- Es que resulta dificil gestionar la comunicacién de manera eficiente sin partir de un diagnéstico preciso y realista de las necesidades y poten- iales comunicativos del e tercambio con sus publicos. Sin embargo, no siempre es este camino el que se elige para armar un proyecto de comunicacién. Muchas veces isor institucional y de la naturaleza del in- para solucionar problemas de comunicacién se proponen acciones par- ticulares sin tener en cuenta la necesidad del conjunto: es corriente ver casos en que se supone que con una campafia de prensa o de publicidad Ja organizacién se tiene que dar por comunicada, lo cual es lo mismo que dosificar remedios que atentian los sintomas sin atacar al origen delas afecciones. De la misma manera, un estudio de imagen o una en- ima no dan cuenta, per se, de la necesidad comunicativa de una organizacién a menos que se evalde desde un esquema integrador de todos los aspectos que configuran la comunicacién. cuesta de La comunicacién de una institucién requiere una evaluacién exhausti- va para su mejor planificacién y debe ser llevada a cabo por un profe- sional que conozca y comprenda las distintas variables que involucra el proceso de comunicacién, Un camino puede ser la auditorfa de comu- nicacién en tanto que articula en un tnico estudio todos los puiblicos y todos los recursos que la institucién utiliza para comunicarse con ellos, cualquiera sea la naturaleza de la organizacién, esto es, si es privada, piiblica o de la sociedad civil. Un ejemplo de ello es Ia definicién que 15 16 Aoriana Awapo SuAReZ ofrece el programa Carta Compromiso con el ciudadano, un caso con- creto de la comunicacién que viene desarrollandose en el ambito de la Administracién Poblica, que afirma que “la comunicacién gubernamen- tal consiste en el conjunto de recursos técnicos y humanos organiza- dos y destinados a concretar acciones informativas que contribuyan a mejorar la calidad y transparencia en la ejecucién de toda p ca" (Sutelman, 2004: 3). Esta definicién de comunicacién serfa aj a cualquier organizacién, simplemente reemplazando la naturaleza del emisor y el objeto comunicado, y reconoce la naturaleza comtin de los procesos de comunicacién y sus herramientas. De pRopuctoR A EMISOR El cambio de si lo trae un nuevo escenario que puso en evidencia las. limitaciones de asignar a la comunicacién la potestad de resolver cual- quier problema y planted la necesidad de considerar las coyunturas en toda su dimensién social. Eliseo Verén analiza las transformaciones que tuvieron los enfoques de la comunicacién publica: Los afios ochenta constituyen un perfodo particularmente crucial La teorfa del management contina pensando la empresa como tuna suerte de organismo unificado y fuertemente segregado del contexto social, pero ese punto de vista dominante empieza a resquebrajarse lentamente. La biisqueda de teorfas de recambio se expresa entonces bajo la forma de modas que se suceden cada vez més répido, y que no son otra cosa que sintomas: desde el cuestionamiento de las teorfas “organicistas” de las organizacio- nes, pasando por la emergencia de las problematicas de la “ima- gen” y la “comunicacién" y la biisqueda de concepciones “sisté- hasta las propuestas para administrar el “caos” a partir del «nico capital que nos qued teligencia” de los indivi duos que integran la organizacién (Verén, 2002). micas’ Concluye Verén que los cambios més importantes se registraron en los actotes sociales mismos. En el apogeo del modelo comunicacional que pareja marca/consumidor fiel expresaba simbélicamente | | ANaLiZAz LA COMUNICAGION Y SUS PRACTICAS la convergencia; esa pareja ocupaba un mismo espacio mental poblado de imagenes, creencias y valores compartidos, estaban hechos el uno para el otro, la marca era el espejo del consumidor. Se habian jurado amor eterno, pero bueno, ya sabemos como son estas cosas” (Verén, 2002). Un ejemplo de esta transformacién de la comunicacién se puede ver en el caso de la petrolera argentina YPF. En la década de 1990, siguiendo las jentidad visual ala par que emprendia un proceso de privatizacién que culminé hacia el fin de siglo con la venta total a una empresa extranjera. Comenz6 publicitando esta adquisicién tratando de presentarse como una empresa globalizada (1999/2000), incorporando el nombre extranjero (Repsol/YPF). Apenas unos meses después la petrolera espafiola abandoné la campafia publi- citaria que la mostraba como tal y empez6 a omitir la sigla REPSOL que denotaba su origen fordneo en las publicidades masivas, a ratz de que la crisis econémica argentina de 2001 afecté fuertemente la imagen de las ‘empresas extranjeras (un caso que muestra cémo la imagen social afecta lo particular; la desconfianza en los bancos que congelaron los depésitos impacté en el conjunto de firmas fordneas). Paralelamente, comenzé a asociarse a actividades de cercanta con la comunidad local, como el patro- io a la Seleccin Nacional de Fuitbol (cuyo eslogan era “YPF. Mds que sponsor (sic), hincha oficial de la seleccin”). El nombre adopté una nueva variante con el lanzamiento de una nafta especial con el nombre de Fangio (un consagrado piloto de carreras), que le permitié asociar la abreviatura a otra figura del deporte. La sigla, que originalmente remitia el origen estatal con el nombre Yacimientos Petroliferos Fiscales, se tradujo en la pul dad como “Ya Pasé Fangio”. Paralelamente, la empresa mantuvo el nom- bre completo en las comunicaciones a piblicos més especi tendiendo que para, por ejemplo, los accionistas es relevante reconocer el respaldo internacional de la empresa. Aproximadamente en 2005, vuelve a aparecer el nombre originario con los proyectos de venta del grupo espa- iol mayoritario, Hacia 2008, la empresa intent res nal de mano de sus nuevos accionistas privados, aunque es poco probable que la sola recuperacién de la sigla restituya la imagen de una gran empre: sa argentina, como tenia antes de comenzar todo el proceso. Al momento de redaccién de este capitulo, YPF suscribe una campafia institucional que tendencias modernizadoras, la firma estatal renové si ir su nombre WV 18 Apriana Amano SuAREZ invita al cuidado del planeta de manera genérica, sin mencién de cémo la empresa podra contribuir a hacerlo.’ Retomando las etapas que mencio- ranangerial”, de disefio visual, de comunicaciones de marketing, de comunicacién de imagen, de respon- sabilidad social, etc, Todas las tendencias dominantes en sucesivos mo- mentos fueron puestas en practica y pueden ser detectadas a lo largo de la naba Verén, la empresa atravesé su etapa historia de la comunicacién de la organiz ién. gCudl serd el siguiente re- curso? Esta comunicacién tan coyuntural y cambiante no puede disociarse de posi es, por razones no necesariamente relacionadas con la comunicacién. enel mercado de combus! jén dominante y mayorit el v6 a las empresas a asumir su mens: 10 La comunicacién global de Pascale Weil explicé el proceso que lle- institucional. La autora sostenfa que hacia el final del siglo XX, la comunicacién corporativa reemplazaba la transaccién material del mercado por un sistema complejo de intercam- bios simbdlicos: la empresa dejaba de identificarse por el producto como habfa hecho desde sus origenes, para hacerlo hacia el final del siglo desde su lema, desde su mensaje. Estamos frente a sociedades posindustriales en vias de mediatizacién, es decir, “sociedades en que las practicas socia- les (modalidades de funcionamiento institucional, mecanismos de toma de decisién, habitos de consumo, conductas més o menos ritualizadas, etc) se transforman por el hecho de que hay medios” (Verén, 1988:124). Con lo que la organizacién se vio obligada a “tomar la palabra” puiblica- mente: el productor industrial, caracterizado por su hacer, por su produc- cién, pasé a convertirse en un emisor corporativo, reconocido principal- mente por su decir, por su comunicacién. Como consecuencia de ello, se amplié el publico receptor de los mensajes corporativos en la medida en que la empresa no s6lo se comunicaba con sus consumidores, sino que también lo hacia hacia dentro, dandoles una razén de ser a sus colabora- dores, y hacia fuera, hacia la sociedad en su conjunto, buscando legitimar 1. Eltexto de la pieza grafica dice ala luna, hicimos el pan, inventamos el fatbol, los abrazos y hasta (sic) Peter Pan. Sifuimos capaces de todo esto, gcénmo no vamos a ser copaces de proteger lo que mds nos importa? Inventemos el futuro. YPF". ventomos la rueda, descubrimos el fuego, legamos ANALIZAR LA COMUNICACION Y SUS PRACTICNS su existencia y su funcién comunitaria. Desde esta perspectiva, no resulta extrafio ver los crecientes esfuerzos que hacia el fin del siglo hicieron las empresas en materia de recursos humanos (comunicacién interna), y de telaciones con la comunidad (a través de acciones solidarias y de contri- bucién social, tales como mecenazgos, creacién de fundaciones depen- dientes de empresas, planes de becas y premios, etc.). La industria del petréleo vuelve a proporcionar ejemplos claros, en la medida en que se trata de una industria controvertida socialmente, que realiza esfuerzos sis- tematicos de legitimacién de su actividad. Muchos de ellos apuntan a hu- manizar la marca al apoyar actividades de fuerte aceptacién social, como el deporte, como ilustran los patrocinios de la entonces Repsol/YPF a la Seleccién Argentina de Futbol (2002), de Shell con la Unién Argentina de Rugby (“Sponsor Oficial de los Pumas” 2001/2003), de Esso al automovilis- mo (Categoria TC 2000, “Copa de las Naciones”, Equipo Oficial Peugeot Sport Mercosur); de Petrobras en el tenis, fitbol y TC 2000 en Argentina y al equipo Williams de Formula 1 globalmente. A nivel comunitario puede mencionarse los proyectos de ecologia de Esso (Proyecto Tigre en conve- nio con Parques Nacionales); y de Repsol/YPF, que mantiene activa par- icipacién en mecenazgo de actividades educativas a través de su funda- cién y de museos a través del apoyo a una web. Petrobras, por su parte, tiene numerosos programas comunitarios, culturales y de compromiso ambiental en Brasil, con el lema “nuestro compromiso es vincular la ren- tabilidad con el respeto a las personas y al medioambiente”. Pero este as- pecto de responsabilidad ciudadana de la empresa no es ejercido por igual en Argentina, donde concentra su comunicacién en recursos tradicionales de marca. Esto muestra que las distintas etapas por las que transité la co- ‘municacién pablica, pueden convivir en un mismo momento y una misma organizacién puede elegir distintas formas de comunicarse. Joan Costa asocia la transformacién de la comunicacién de las organi- zaciones estableciendo un paralelo con los procesos histéricos (Costa, 1999:98). Menciona que en la primera Revolucién Industrial no se con- sideraba necesario comunicar porque bastaba a las nacientes empresas, con “hacer”. La comunicacién comienza a ser un factor en los negocios cuando se consolida un mercado de productores, donde se impone el “hacer bien” como base del diferencial competitive. A ésta que llama 19 20 Aoriana Amano SUAREZ Costa la Segunda Revolucién Industrial, porque al conocimiento ingenie- ril de la primera etapa se impone el de la administracién y la economia, le sigue la masificacién de los mercados y la creciente mediatizacién de las comunicaciones. Ya no alcanza con hacer 0 “hacerlo bien” (como muestran los procesos de calidad total), sino que hay que “hacerlo sa- ber”. Esta es la etapa del predominio de la imagen de marca, que llegé a Latinoamérica un poco més tarde que en las economfas centrales, junto con los procesos de liberalizacién y privatizacién de la economfa hacia fines de siglo, Para esta época, los paises del norte ya habian entrado en lo que se conoce como la Revolucién de servicios, que fue impulsada por el desarroll de las nuevas tecnologias que permitieron integrar los recursos de la accién y la comunicacién organizacional. Esta instancia de comunicacién supuso integrar la comunicacién comercial con la de la institucién en su conjunto, sin distinguir publicos internos (fundamental en las primeras dos etapas) de los externos (estrellas en el predominio de la comunicacién mediatizada). El foco de la comunicacién pasé del producto a la marca, ésta luego se centré en la imagen de marca para fo- calizarse después en los servicios y la informacién. Pero los procesos de globalizacién trajeron nuevos desafios a la comunicacién y el escenario. pliblico presenté otras voces comunicando, en las que el emisor empre- sarial es uno mas y deja de ser el eje de las comunicaciones puiblicas. El socidlogo Scott Lash la denomina “cultura global de la informacién”, que se rige por tres légicas que responden a las transformaciones de los nal es despla- zado por lo global; 2) la logica de la informacién desplaza a la légica in- " (Lash, 200559). Estas circunstancias necesariamente redefinen las practicas de la comunicacién puiblica escenarios de la comunicacién: “1) el principio de lo na dustrial y 3) la légica de lo cultural desplaza la l6gica de lo soci De Emisor A ACTOR Los cambios sociohistéricos consolidados en los iiltimos aftos, sinte- tizados por Antonio Garretén (2000) como el pasaje de la sociedad industrial de estado nacional a la sociedad postindustrial globaliza- ANALIZAR LA COMUNICACION Y SUS PRACTICAS, da, permiten prever el agotamiento de este modelo de comunicacién empresarial. En el actual proceso econémico global casi no existen corporaciones con una clara pertenencia local, 0 que puedan propo- ner un vinculo estable con la sociedad. Como bien analiza Renato Ortiz, ahora son las corporaciones empresariales las que determi- nan los intercam| tradicionalmente. entre los paises y no a la inversa, como ocurtla En los afios 40 y 50 las multinacionales norteamericanas repre- sentaban la hegemonia del pa(s, y encarnaban la fantasia de la americanizacién del mundo (...) En la década del 50, estas mul- tinacionales desempefiaban un papel dinémico en la economla interna del pais. Unas pocas corporaciones producian la mitad de la riqueza nacional, posefan las tres cuartas partes del parque industrial y empleaban un parte considerable de los trabajadores del pats. Sin embargo, las transformaciones acaecidas alejaron las corporaciones de sus lugares de origen. La intima relacién entre el Estado y la empresa se ha debilitado, sobre todo porque los intercambios internacionales dejaron de ser transacciones en- tre palses. Actualmente més del 50% del total de importaciones y exportaciones de Japén y de Estados Unidos son intercambios entre empresas transnacionales (Ortiz, 2000:152). Dentro de una situaci6n en la que el vinculo nacional deja de ser relevan- te, la empresa también debe redefinir una identidad deslocalizada, alre- dedor de la cual puedan identificarse sus empleados en cualquier lugar donde ellos se encuentren. Sefala Ortiz (2000:154) que al ser irrelevante el origen nacional de una corporacién, necesitan construir una cultura corporativa desenraizada, no sélo hacia sus empleados que deben com- partir un sistema de valores globales, sino también hacia sus consumi: dores, ofreciendo productos cosmopolitas subsidiarios de una cultura internacional popular”. Asimismo, los Estados interactuan con actores con incidencia mundial, y no tanto, como en el pasado, con burguesias © prensa locales, con lo que también debe incorporar el factor global en el andlisis de su comunicacién. a 22 ‘Aprinna Amano SUAREZ Por ejemplo, desde su campafia institucional del afto 2000, el grupo ar- gentino Perez Companc se presentaba en una pieza de comunicacién como “Una empresa argentina que nacié en 1946 y crecié con fuerza. Una ‘marca que aporta soluciones para millones de argentinos. Hoy somos la ver- dadera empresa argentina integrada de energla que se proyecta con orgullo «al mundo”. Este mensaje circulaba en un contexto en que casi dos tercios de las empresas mas grandes instaladas en la Argentina eran de capita- les transnacionales y en el momento previo a la compra de Pecom por la petrolera estatal de Brasil, Petrobras. Cuando se produjo la adquisicién, esta empresa se enfrent6 con la necesidad de integrarse a otra cultura y adoptar para si patrones de comportamientos propios de una empre- sa estatal con proyeccién global. Resulta entonces obvio que Petrobras de Argentina haya elegido centrar sus primeros mensajes en un plan de cultura y miisica popular, que se concentré en el apoyo de figuras argen- tinas, integrando en sus mensajes la idea de arraigo local e integracién cultural, vinculindose a la comunidad a través de recitales con un men- saje de cercania. Este ejemplo muestra el pasaje del emisor empresarial identificado por los valores econémicos, al actor social que busca ser integrado a la sociedad como un ciudadano. No en vano el nuevo siglo se abre con el apogeo de la comunicacién de Responsabilidad Social Empresaria, que con menor 0 mayor acierto busca integrar a las empre- sas en su comunidad desde acciones con impacto social. La comunicacién empresarial, que en gran medida ha liderado la biblio- grafia en gestién de la comunicacién, ha enfrentado otro gran cambio en sus estrategias, derivado de que la identidad organizacional ya no puede construirse alrededor de un tinico valor, como en su momento pasé con el trabajo, es decir, aquello que definia la razén de ser de la empresa en sus origenes modernos. Algo similar ocurre en la comunicacién politica, que ve diluida su capacidad de identificacién con grandes consignas 0 diferencias partidarias tajantes. Con el agregado de que muchas de sus propuestas fueron absorbidas por las organizaciones de la sociedad ci que, como observa De Piero, “se presentan en el espacio publico como portadoras de las nuevas expresiones sociales, que las instituciones exis- tentes (partidos, sindicatos, el mismo Estado) no buscan representar’ (2005:248). ANALIZAR LA COMUNICACION Y SUS PRACTICAS Estas nuevas condiciones de produccién, tecnologizadas y deslocalizadas, definen un nuevo rol para los actores empresariales y estatales, y gene- ran un nuevo espacio para la voz de la sociedad civil. Por caso, el nuevo mapa productivo pone el valor agregado en la marca y no en la produc- cién, que suele contratarse en paises con mano de obra barata. Ya no se trata de comunicar la marca, sino de administrarla, en la medida en que, como dice Scott Lash, la marca registrada es una nueva forma de propie- dad (2005; 57). Los sweatshops asiaticos que denunciaron los activistas an- tigoblalizacién, la maquila mejicana, o los talleres clandestinos argentinos son ejemplos tristemente asociados a la explotacién esclava asociada a muchas marcas glamorosas de ropa o de electrénica. En la mayoria de los casos son firmas reconocidas las que contratan los servicios 0 compran las mercaderfas de estos productores precarizados y cuya problemética ha Sido puesta en conocimiento de la opinién mundial no por las empresas ni por la prensa, sino por organizaciones que focalizan su accién en estos te- imas, 0 voces que irrumpen en la discusién como la conocida investigacién de Naomi Klein (2001). A esta altura, los grandes emisores institucionales no pueden obviar esta realidad en su comunicacién. Las bases de la comunicacién moderna suponian un sujeto empresa- rial auténomo, asociado al progreso econémico, proveedor de trabajo y de bienestar a la comunidad en la que se insertaba y un Estado regula- dor del intercambio de los diferentes actores en la sociedad. La empresa moderna tenfa un adentro claramente delimitado del afuera, lo que dio origen a la clasificaci6n cldsica de la comunicacién en interna o externa. Hacia adentro estaban los empleados, contratistas, accionistas, y hacia afuera se ubicaban los clientes, los gobiernos, la comunidad. Pero ya no es tan seguro que esto sea asf: considérese el caso de una empresa cuya misién exclusiva es prover servicios al Estado y que terciariza su produccién, sin que tenga un arraigo local especifico, porque va constru- yendo obras a lo largo de un continente, sin que haya una base estable de empleados (los contratados, por ejemplo, estarfan “afuera” siguien- do la clasificacién tradicional). Los gobiernos (nacional, locales) dejan de ser un externo en la medida en que son facticamente socios de los negocios (gcudndo el Estado protege el bien comtin y cuando prioriza el interés privado2). En el andlisis de situaciones comunicacionales de este 23 24 ‘Ariana AMano SuaREZ tipo, no sélo deja de ser relevante el externo/interno, sino que la tajante divisién de lo pablico y lo privado, como dos Ambitos comunicaciona- les diferentes, se desdibuja. La comunicacién ya no tiene su potencial en el discurso sino en la accién. El poder ya no es, pues, narrativo sino performativo: “La ‘nacién’ no actia hoy tanto a través del ‘relato’ o la ‘pedagogia’ como a través de la performatividad de la informacién y la comunicacién” (Lash, 2005:57). En un contexto en que los mensajes pierden sus referencias facticas y los emisores son menos diferenciables entre sf, el mensaje institucio- nal se vuelve puro significante, vacio en una gran medida de contenido. Esto también se ve en el ambito de la comunicacién politica y, mas cla- ramente, en el llamado marketing electoral, que trabaja en comunica- ciones estandarizadas y con los formatos propios de la comunicacién comercial. A pesar de que se crefa que los recursos medisticos iban a despertar el alicaido interés de la ciudadania en la cosa publica, lo que muestran los procesos electorales de distintas geografias es un creciente desinterés por los comicios y un escepticismo extendido por la gestién polftica. Las grandes marcas fueron pioneras en potenciar el diferencial simbélico en un mercado de productos y servicios cada vez mas homo- géneos en caracteristicas y calidad. Sin embargo, las millonarias cam- pafias no evitaron que a fin del siglo pasado tuvieran que enfrentarse en competencia con marcas de segunda linea o de etiquetas propias de las cadenas de comercializacién. El consumidor hacia fines de los afios ochenta en Europa, y un poco después en el resto del mundo, empezaba priorizar el precio o el beneficio por sobre la promesa abstracta. Eliseo Verén sefiala que para entonces “el consumidor en su insolencia rebel- de, comenzaba a interesarse por el precio. Esta ingratitud no tena nom- bre: después de largos afios de construir universos simbélicos cada vez ms sofisticados, las marcas comerciales descubrian que el consuridor empezaba a comprar el producto més barato” (Verén, 2002:136). Fue entonces que la practica de la comunicacién comenzé a buscar materia- ar la intangibilidad de las promesas mediatizadas, propia de la comu- nicacién tradicional de marca, en aspectos concretos como el precio, © experimentables, como el servicio o la accién comunitaria ANALIZAR LA COMUNICAGION Y SUS PRACTICAS Sociedad Sociedad dela produccién —_de La distribucién fo Emisor] [heer [Actor [Actor Emisor| [actor | actor | Actor Emisor [Emisor| --\ [actor [ actor [actor Producto Mensaje ‘Aecién [Comprede Recor ciudadane Publicidad Responsabiliad de marca social FFioura De eMISOR INSTITUCIONAL k ACTOR SOCIAL Asumiendo que en las sociedades contempordneas el consumidor ya no se puede disociar del ciudadano, las transformaciones de uno im- pactan en el otro, y en la comunicacién que sostienen con los otros actores sociales. Esto plantea el desafio de considerar la comunica- cién como algo més que una intencién deliberada de semantizacién del hecho institucional a partir de mensajes en distintos canales, como sostenia la etapa centrada en la imagen. Toda comunicacién publica tiene una dimensién politica insoslayable, en la medida en que es una intervencién en el espacio publico y una clara toma de posicién frente ala sociedad. Esto implica que las organizaciones deben superar el co modo rol de emisor institucional, para comunicar asumiendo las res- ponsabilidades que le caben como actor social. Decimos cémodo en tanto que, en ese esquema, el emisor elige cémo y cuando se comuni- ca, en tanto que la responsabilidad ciudadana no es autodefinida, Aqui es donde aparece en el escenario publico la innegable presencia de la sociedad civil, que justamente es la vocera de muchas demandas ciu- dadanas y que toma los recursos de la comunicacién institucional jus tamente para contrastarla, Margarida Kunsch revaloriza el rol de la co- municacién organizacional para la sociedad civil, en tanto cumple un papel preponderante de la participacién de la ciudadanfa, sobre todo 25 26 Ariana Amano SusRez mediante la actuacién de las ONG's frente al Estado pero también del mercado. Dice la investigadora “Esto refuerza que la funcién de la so- ciedad civil es principalmente ejercer su influencia en la transforma- cién del status quo, del poder del Estado y del mercado para atender las demandas de las necesidades emergentes locales, nacionales, re- gionales y globales. Y para luchar por los derechos de la ciudadanta, de la justicia y de los valores sociales” (Kunsch, 2000). Esto tiene como correlato que tiende a equipar las voces en la escena publica. Mientras en el esquema del emisor sélo hablan los que pueden acceder a los medios a través de campafias organizadas, en la era del actor social, la visibilidad es de cualquiera que asume una accién ciudadana. Entonces se equiparan la empresa, los empleados en huelga, los ecologistas que denuncian los abusos corporativos, la comunidad que rechaza la insta- lacién de una planta y el gobierno que la autoriza. En la etapa previa, la ‘empresa suponia un mayor control de las crisis que se evidenciaba en la organizacién de planes de contingencia. Hoy la propia dindmica de la comunicacién publica es una generadora, sino la principal, de crisis organizacionales. De todas maneras serla erréneo proponer que hay un modelo do- minante de comunicacién. Algunas organizaciones priorizan la co- municacién de imagen, otras asumen plenamente la comunicacién responsable, otras convierten estos modelos en recursos de comu- nicacién que emplean alternativamente, Retomando el ejemplo del programa de musica de Petrobras de Argentina, que inicialmente le sirvié para apoyar artistas locales para construir un vinculo de cerca nfa, fue derivando a un plan de recitales de figuras masivas interna- cionales, de gran convocatoria pero organizados con la légica de la mera exhibicién de marca a nivel masivo, sin que medie una accién comunitaria. Paradéjicamente, en el cambio de siglo, cuando la ex- pectativa social se pone en el compromiso y la accién social, muchas firmas todavia prefieren comunicar desde el mensaje publicitario mas tradicional, Incluso a contramano del programa global que prioriza campafias de cercanfa comunitaria 0 de responsabilidad social, como en este caso sostiene la casa matriz en Brasil, que focaliza su comu- nicaci6n en el rol ciudadano de la empresa acompafiando programas ANALIZAR LA COMUNICACION ¥ SUS PRACTICAS de ecologia, de responsabilidad comunitaria o de apoyo a manifesta- ciones culturales. Det DICHO AL HECHO Sostiene Armand Mattelart que cuando una empresa adopta un dis- curso institucional “hace ofr su voz en los dominios més diversos y se transforma por entero en un actor social y politico al asumir, al defender y al promover publicamente su concepcién del mundo y de la sociedad” (citado por Beauchamp). En esta perspectiva es que de- bemos entender cabalmente el concepto de “responsabilidad social” tan difundido en el ambiente empresarial del cambio de siglo. El an- tecedente de este concepto alude a una especie de contrato entre la ‘empresa y la sociedad de mutuas expectativas, que exige ciertas obli- gaciones y prodiga sendos beneficios, y que se difunde a los diferen- tes puiblicos a través de un instrumento de relaciones publicas deno- minado “balance social” (Bowen, 1953). Es decir, que desde su origen tiene presente la dimension de interaccién entre una organizacion y la sociedad en la que se inserta, con lo que la responsabilidad social viene a destacar la dimensién politica que siempre estuvo implicita en la comunicacién publica. La empresa fue quien primero buscé le- gitimar su accionar ante los accionistas, gobierno, empleados, comu- nidad, dando a conocer sus contribuciones a la sociedad, por medio de la comunicacién masiva. Luego los actores politicos tomaron los mismos recursos y consultores para profesionalizar la comunicacién gubernamental y electoral. Hoy las organizaciones de la sociedad ci- vil también recurren al corpus de conocimiento de la comunicacién y las técnicas de las relaciones piiblicas para darse a conocer. En una era en que la comunicacién se ha convertido en un recurso corriente, donde la multiplicidad de canales y el exceso de mensajes lleva a una saturacién de los publicos y a una dilucién de sus efectos, la imagen piiblica debe asentarse en bases més sélidas que el puro simbolo. kliksberg rescata estos procesos de materializacién del capital social que la ética publica y los programas de responsabilidad social ponen en evidencia: 27 28 ‘Anriana Amano SuAReZ En Estados Unidos es creciente la presién publica en ese sen- tido, y ha surgido el intento de crear, junto con los indicado- res de calidad usuales, un 1SO de calidad social que permita a los inversores elegir empresas que la practiquen. En Francia, los fondos éticos se funden crecientemente y la Asociacién Cristiana Etica e Inversiones pide invertir en empresas que se destaquen en valores como los derechos humanos, el respe- to y desarrollo de la persona y participaciones constructivas en paises en desarrollo. En la Argentina hay un gran reclamo latente en esta direccién. Una reciente encuesta (mencionada por Tercer Sector, abril 2003) detecté que el 86,5% de los con- sumidores dicen que la responsabilidad social pesa al definir sus compras; el 52,6% est dispuesto a pagar mas por el pre- cio de productos de empresas socialmente responsables y el 77%, a dejar de comprar las mercaderlas de las irresponsables (Kliksberg, 2005:19) Nuestro abordaje propone que la comunicacién publica ya no es una cuestién puramente simbélica. El proceso de semiosis institucional comprende el orden simbélico propio de la terceridad, pero no puede considerarse aislado del signo, la “secundidad del contacto in (Verén, 2002:132), ni tampoco de las configuraciones icénicas de la primeridad. Es decir, en toda semiosis, existe el objeto, su signo y su interpretante, tomando la triparticién de Pierce. Cuando Joan Costa (1999:118) plantea la semiosociologia de la comunicacién, asume que el mensaje no es tinicamente obra de la comunicacién, sino de la in- terpretacién que los ini léctico de formacién de conocimiento sobre las organizaciones “no es tnicamen- te una inducccién reactiva, forzada por los media tecnolégicos” (Costa, 1999:119): porque si bien la comunicacién es productora de sentido, la accién es productora de realidad. Y como sefiala Lash, lo “real es ind cativo” (2005:193), y no puede obviarse que “En lo concerniente a los signos y los simbolos, as{ como antes vivimos en un orden local y sim- bélico, hoy vivimos en un (des)orden global y, sobre todo, semistico” (Lash, 2005368). luos hagan de él. Este proceso [ANALIZAR LA COMUNICACION Y SUS PRACTIOAS ~~ 29 Por eso puede ocurrir que ciertas campafias, con la idea de mejorar la imagen puedan obtener un resultado opuesto si carecen de referencias indicativas que refuercen los mensajes. Por ejemplo, la estrategia que usa la responsabilidad social con el nico objetivo de la figuracién puede convertir, como dice Lipovetsky, la ética empresarial en una “markéti- ca’, es decir, un lenguaje moral con el tinico objetivo de mejorar la ima- gen empresaria y conquistar nuevos lugares en el mercado (Lipovetsky, 20001246). En otro aspecto, una accién de débil energia o un mensaje de falsedad informativa, pueden desencadenar efectos que superan las mas planificadas estrategias de comunicacién. Ocurre que en los contextos actuales, “El sistema lineal de Parsons es reemplazado por el sistema no lineal de Luhmann. La linealidad de la reproduccién de lo simbélico es desplazada por la no linealidad de lo real” (Lash, 2005:192), que impacta con més fuerza que el mensaje. Elentusiasmo comunicador de la tiltima década llevé a las organizaciones a esgrimir eslogans politicamente correctos como una suerte de protec- cién contra “la critica de la sociedad no siempre bien informada”, como sugiere Chomsky (2000218), que circulaban con igual intensidad en cam- paftas de publicidad y en las noticias de la prensa mundial més prestigio- sa, La calda de imagen publica del sector empresarial yel politico no nece- sariamente pudo ser revertida con los mil millones anuales que se estima factura la industria comunicacional mundial, si esos planes de comunica- cién no asumen con realismo el contexto en el que se desarrollan. En este sentido se aplica lo que propone Lash de la politica de lo real como critica de lo simbdlico, el indice como critica del simbol En estas relaciones de poder, la dominacién se ejerce a través de lo simbélico (0 ideologla); la resistencia, a través de lo real. (..) En la politica de la informacién, como veremos, tanto la resisten- cia como la dominacién se ejercen a través de lo real. En los flu- jos, en las redes de comunicacién, no sélo esté la resistencia sino el poder mismo (Lash, 2005:193). El caso de la petrolera angloholandesa Shell, que relata en detalle Klein (2001) es un ejemplo de como los hechos determinaron cambio 30 ‘Apranna Amano Suarez en la estrategia de comunicacién de la empresa, que se vio involucra- da en varios eventos que tuvieron repercusién mundial y afectaron la 's. Y muestra cémo se desdibujan los Ifmites entre lo publico y lo privado en el andlisis de la complejidad de la co- municacién. Uno de los hechos mas notorios acontecié a inicios de 1995, cuando Shell Reino Unido decidié hundir en el Atlantico Norte la plataforma de petréleo Brent Spar, ubicada frente a las costas de Escocia, Influido por la posicién de los grupos ecologistas, el publico europeo rapidamente tomé partido en contra de la decisién de la em- presa, considerando que no encontrar una mejor solucién para la pla- marcha de sus nego taforma en desuso era un acto cicatero de una de las empresas mas rentables del mundo. Esta posicién se vio reforzada por un estudio que tomé estado puiblico, que confirmaba la viabilidad del desmante- lamiento en tierra de la estructura de la plataforma petrolera. Cuatro meses después del comienzo de las protestas y de una discusién a través de la prensa, en junio de 1995, Shell revi6 su decisién, aunque tuvo que afrontar las consecuencias negativas en su imagen global. Més 0 menos por la misma época, la multinacional estuvo involu- crada en el caso del juicio y la ejecucién del escritor Ken SaroWiwa y otros ocho opositores al régimen militar nigeriano, que acusaban a la empresa de degradacién del medioambiente del pals african. Hasta ese momento, la empresa habia desestimado sistematicamente las demandas de los grupos sociales més criticos, como quedé expresa- do en las declaraciones formuladas en la asamblea anual de accionis- tas de 1997 por el presidente entonces saliente, John Jennings, que habla dicho que el directorio no podfa aceptar las presiones de los grupos activistas En 1998, Shell finalmente decidié hacerse cargo de las criticas y de- mandas desde sus mensajes y emitié su primer informe social titulado “Ganancias y Principios: gtiene que haber una opcién?". La publicacién expresaba un cambio de postura de la empresa, que reconocia que el planteo de los grupos ecologistas era una demanda subyacente que po- dia transferirse a la opinién publica y convertirse en un foco de proble- mas para la institucién. ANALIZAR LA COMUNICAGION Y SUS PRACTICAS Otra vez verios que “Una parte del piiblico y de las fuerzas sociales, que ya’no se siente representada en los discursos opone a éstos obras y he- chos, Este es el caso de esos contflictos sociales que regularmente llegan a poner en tela de juicio los mecanismos institucionales encargados de resolver los problemas” (Wolton, 1998:124). Esto es, hay una participacién reciente en la escena publica de diversos grupos que fueron adquiriendo protagonismo: los piqueteros argentinos, los movimientos antiglobaliza- cién en Seattle, las movilizaciones representando minorfas sexuales en Espafiay rel los sin tierra de Brasil. Estas voces configu- ran un nuevo escenario de discusién, donde ya no son los grandes emiso- res los que establecen el temario piblico, Beauchamp explica que fueron los grupos activistas los que tematizaron diversas corrientes de opinién. en los medios y lograron diversificar una discusién publica que parecla ineluctablemente hegemonizada por las elites. Asi intervinieron en proce- 50 de agenda setting en la medida en que propiciaron algunos cambios que deseaban ver operados en la esfera de la politica publi pos activistas estuvieron haciendo durante afios es precisamente lo que las compafias necesitan hacer” (Beauchamp, 1998:286), es decir, asumir como propia la tematica social y comunicar en consecuencia. Con esta idea puede entenderse este cambio tan radical en la estrategi de comunicacién de la petrolera Shell, como explica en su informe anual as que puedan formu- de 2000, donde responde directamente a las cri larle los grupos antiglobalizacién Avaras compafilas multinacionales que explotan a los pobres y destruyen el medio ambiente en beneficio propio. Asi caracteri- zan la globalizacién quienes estén preocupados acerca del avan- ce de los mercados abiertos en un mundo en el que una de cada cinco personas vive en absoluta pobreza. Comprendemos esta verdadera preocupacién y creemos que la globalizacién puede convertirse en una fuerza positiva a través de la voluntad politica y practicas comerciales responsables. Sin embargo, no todas las grandes firmas asumen la disidencia y a inte- granen su comunicacién. En 2007, un aviso de la organizacién Adbusters donde en pocos segundos se informaba del alto contenido graso de la hamburguesa de McDonalds no pudo ser exhibido en la mayoria de las 31 32 Aoniana Awano SUAREZ EI vinculo entre los medios y los anunciantes se est volvien- do peligroso para nuestra salud. Mundialmente, se incremen- tan las tasas de obesidad y de enfermedades cardiovasculares, mientras McDonald's gasta USS 1,500 mill. al afio para pro- mocionar su comida chatarra. Para peor las cadenas de TV se niegan a dar los segundos sin cargo para pasar el comercial de bien publico de Adbuster, donde advierte el contenido de gra- sa del Big Mac. “Este es apenas un ejemplo de lo que signifi- ca la lucha por el acceso a los canales de difusién. Es la lucha por la libertad de expresién y es una oportunidad de mostrar Jo que es la comida répida: mafiana serd lo que hoy representa el tabaco” La organizacién explica lo ocurrido sosteniendo que “en un sistema tota- ario, no se puede hablar en contra del gobierno; pero en el sistema de mercado, no se puede criticar a los anunciantes". Un caso similar, pero en el ambito estrictamente puiblico, es el de la organizacién Amnistia Internacional, cuyo spot “El poder de tu voz” no pudo ser exhibido en Espafia dentro del marco de la exencién del cémputo publicitario, que fa-

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