JUEVES, 29 OCTUBRE 2009
ENTREVISTA
IGNACIO OROVIO
C
Barcelona
omo delegado muni-
cipal de Cultura, Jor-
di Martí (Barcelona,
1963) es un octópo-
do: una pata en cada
sitio. Las tiene en el Palau de la
Música, con el caso Millet en ple-
na instrucción, en el plan de bi-
bliotecas, en la adecuación del
Born como parque arqueológico,
en la transformación de Fabra i
Coats, en el Grec…
El director del Grec, Ricardo
Szwarcer, tiene un festival más
contratado, ¿y luego?
Lo hemos alargado hasta el 2011,
un año más, de mutuo acuerdo.
¿Hay que cambiar el Grec?
Hay que abrir una reflexión so-
bre su papel, cuando nació no ha-
bía el tejido teatral y de espectá-
culos de hoy y eso nos debe hacer
reflexionar.
La penúltima apertura fue
bastante cuestionada, ¿qué ha-
brá en la próxima?
Una idea de Szwarcer de hace
tiempo era encargarle la apertu-
ra a Carles Santos: es uno de los
grandes de la escena local, nunca
ha estrenado aquí y abrirá la
próxima edición.
¿Qué le han encargado?
Una obra a partir del Eclesiastés.
Le hemos hecho la propuesta a
partir de una idea concreta para
hornear. Esperemos que sea un
gran espectáculo. La espectacula-
ridad y la peculiaridad están ga-
rantizadas.
Pasado el ecuador del manda-
to, ¿qué balance haría?
El plan estratégico de 1999, que
“Carles Santos abrirá el
Grec con una nueva obra”
Jordi Martí, delegado municipal de Cultura
Martí, fotografiado en la Virreina, donde tiene su despacho
dirigió Ferran Mascarell, hablaba
de la cultura como motor de desa-
rrollo; el del 2006 hablaba de Bar-
celona como laboratorio de cultu-
ra. Queremos hacer de Barcelona
una capital internacional, pero
eso no es a corto plazo.
¿Y cómo lo van a lograr?
CULTURA
ROSER VILALLONGA
Hay varias piezas. La producción
cultural, por ejemplo, para lo que
estamos montando las fábricas
de creación, que son una nueva
categoría de equipamiento. An-
tes se pensaba en la difusión, aho-
ra pensamos más en términos
cualitativos. A las fábricas irá po-
ca gente en comparación con las
que van a un museo.
Una de las medidas ha sido
abrir los museos en domingo…
Hay que mejorar la oferta y las
prácticas culturales. Que el con-
sumo cultural no se limite a quie-
nes ya lo disfrutan, hay que en-
sancharlo.
Dice que debe crecer la de-
manda, pero el nivel cultural
medio es el que es…
Hay mucho trabajo para hacer.
El otro día en París, en un con-
cierto de música contemporánea
rarísima estaba hasta la bandera,
y eso en Barcelona aún no pasa.
¿Qué margen tiene en ello?
Son objetivos comunes a toda la
administración. Barcelona puede
tener rol de centralidad cultural,
hay una tradición indiscutible.
Pero las fábricas hay que lle-
narlas de contenido...
Fabra i Coats, por ejemplo, ofre-
cerá metros cuadrados, y eso ya
es muy importante para alguien
que quiera espacio. Es obvio que
no puede quedarse aquí.
Se les critica que sólo hay pie-
dra y que faltan ideas…
Es cierto que Barcelona ha puesto
mucha piedra, y toda tiene su pre-
LA VANGUARDIA 35
supuesto, pero no hay una una in-
flación de metros cuadrados cultu-
rales; estamos lejos de Berlín, Pa-
rís, Londres, Nueva York…
Berlín es el lugar al que emi-
gran muchos artistas: los alqui-
leres son más baratos, hay muy
buen caldo de cultivo… ¿eso có-
mo se combate?
Los 30.000 m2 que hemos puesto
al servicio de la cultura son una
respuesta. Berlín ha fracasado
económicamente y desde la caí-
da del Muro tiene muchos me-
tros porque ninguna actividad
los ha ocupado.
Claro que hay factores ma-
cro a combatir, pero ¿qué ofre-
cemos para retener artistas?
Tenemos muchos atractivos. Pe-
ro no tenemos un Estado que
apueste unívocamente por noso-
EL C AS O MI LLET
“¿Cómo puedes no
darte cuenta de algo
así? Ahora vemos
que era sofisticado”
tros. Lo interesante de Berlín es
hablar con los de Bonn, los de
Dusseldorf… Es cierto, hay que in-
tentar que el talento no se vaya.
¿Qué cara se le quedó con el
caso Millet?
Aturdido, engañado… ¿cómo pue-
des no darte cuenta de algo así?
Ahora vemos que el sistema era
sofisticado, con tres estructuras
que entre sí generaban opacidad.
Pero no nos dimos cuenta y hay
que entonar el mea culpa, tenien-
do en cuenta que el culpable es
quien comete el delito.c