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EL PIANO EN LA VIDA DEL SIGLO XIX A veces, un instrumento musical puede conver- tirse en el simbolo de toda uma época y de un determinado ambiente social En toda I Europa musical —en Francia, en Inglaterra, en Italia y, sobre todo, en los patses de Jengua alemana— entre 1820 y el final del siglo, la burguesia culta —esa mueya clase social que accedié poderosamente al primer plano de la vida culeural— ligié el piano como instrumento representativo, como elemento esencial del mobiliario, y punto de referencia de todo salon que quisiera demostrar un mminimo de pucsta al dia en el plano cultural. El piano no ¢s sélo un medio para hacer misica es también —y quizis ante todo— una ocasién para celebrar rouniones, un estimulo para tejer rela Giones que se nutren de la vida de salén. Y, en el ambito mis estrictamente familiar, el piano constituia, ademas, un elemento de unién: 4 Joven al piazon E. De Toor (1708-1863), Parl, Coleiin von Dove: Miverse Journasa, satan eae de aa Coleceite de dante part piano Mists, Borin del Coarrntrie Gs Vardi GRANDE FANTAISIE DE CONCERT ate LA TRAVIATA oom Caireecleetcure eas ern ee eee (pe Sere at ee ta corel ae aaa Heerees sw ees a cl sereno plicer del entretenimiento, del pasaticmpo _ ol jo SS Aboe ne 074 7 deals de prio dt piace ORNS, AP ates tl ears el ylo |g, Tos Gls Ca Gane Ao Me pt nt i AADRIEN They Portade de Miléa, Bidets oria musical, pero que, sin embargo, tiene una enorme importanda. Es una historia que arroja una luz, particular sobre el pablico, ese elemento esencial de la mmisica y que con tanta frecuencia es ignorado (en fin de cuentas la miisica no es un hecho privado, de los compositores, sino una comunicacioa entre étos y el piblico); es la historia de los ambientes, de los lugares, de’ las personas que vieron y de terminaron las exeaciones. de Mendelssohn y de Schumann, de Chopin y de Liszt, de Brahms y de Grieg Echando una ojeada a los sigios precedentes de la historia musical, y deteniéndonos a analizar la fortuna de los distintos instrumentos, vemos que cada época ha tenido su instrumento ideal. BI piano scala el exinsito de a minica como, goce reseevado a eno peas, due enen ln posibilidad de retnise on cans particulates par cfeuchar ‘dlrs tomporitores,« unt forma frusical mas abies, ibe espresid con na re amplin partiipacion 4 stein se Atreg de Grain, en Valen (1867). F, Domiags Marans. Mode nie Netioa de Arte Moder EL lat, que paso de Oriente a Europa, es el instrument predilecco del siglo xvt. Fue el preferido de los trovadores, porque servia magnificamente a sus exigencias de canto acompafiado: la musica instrumental tenia entonces una actividad muy reducida y raras veees autonoma, Pero, cuando en el siglo xvi se comenzo 2 transcribir para instru- ‘mentos las composiciones de naturaleza vocal, y después se hicieron sobre esa pauta las. primeras composiciones especificamente instrumentales, el lated adquitié muy pronto un claro predominio, Es lerto que existan ya los distntos tipos de’ violas de wbraccion y de «gamba, pero sélo el laid crmitia reprodueir, con un solo ejecutante, divers Woces al mismo tempo ¥ refores, por medio. de Detaled pans comers por Grataers ae ale XIX eles, Mace de bs Ineraestes Mass acordes, la melodia. De ficil ejecucién (aunque la afinaci6n era compleja, y a pesar de que se decia en tono humoristico que para ejecutar cinco minu- tos de miisica se necesitabs una hora de afinacién), cl latid estaba en manos de los mitsicos, décil para todos los usos y necesidades —recordemos que Palestrina, el maestro de Ia polifonia vocal, empleaba con frecuencia el laid para controlar el efecto sonoro de sus Mis: ‘en manos de principes y de gente del pueblo, dé cualquiera que quisiera deleitarse con la misica Como sucede siempre, las caracteristicas del laid se convirtieron, en el transcurso del tiempo, en sus aluprovisaiio B® Grad del sign XIX Mili, Gol, Manipal Grains Bertar. admitia sélo unos cuantos cambios de tonalidad, y tenia una cierta imprecision propise limitaciones sitmica; ademis, resultaba poco apto para los movi imientos bellsnies y pees eee cartablided cs En el siglo xvit, al imponerse la monodia, te prefieren instrumentos que puedin prestar’ un particular relieve a la melodia, coloreindola de una fs | i i j intensidad expresiva semejante a la vor humana. De ahi que se afirmara la familia de las violas, y sobre todo el violin, el altimo en llegar y que estaba destinado a reemplazar a. sus_rivales. Pero el auténtico heredero del laid es el claveefn, un instramento que, a diferencia del violin, puede permitir una més compleja cjecucién musical (melo dia y acompafamiento, acordes, ete.) conservando, oe = 9 Mane Tea LANG OX 3} OPGAA 08 fF DE FLOTOW pax, Dope Pte gh, Milan luce ‘4 why ss a Pera dele Polle-Marucks para pins eA. Talexy, wir a ra Matta de Pde Flow, ‘Min, Bint del Comersatris G. Verd El piano fel instrumento predilce de loe grandes misios det XIX. Beethovea, Mencelssohn, Chopia, pero pencttd profundemente ‘de aque Gempo hasta fen simbalo de tods na epoca y de un gusto, al mismo tiempo, una relativa facilidad de cjecucién, No faltan, naturalmente, los contrastes: los fani- ticos adoradores del «feliz tiempo pasado» se lamentan del «descerrajamiento y el fragor de metralla del elaveciny, contraponiéndole «a la di dulzura del laid, principe de toda la armonia doradan. Una acusacibn que resulta muy ilustrativa: s. Desde este momento, y icticamente hasta 1827, de Paganini es una sucesién de conciersos en nas ciudades italianas, con perfodos de salma y de reposo que generalmente coincidian con las abundantes, y- frecuentemence tempestuosis, relaciones.sentimentales, sLondres, 14 de mayo de 1831... salido de Lon- res para Irlanda, mira cuantos coaciertos he dado, comenzando por el! Festival de Dublin y en owas ciudades de Irlanda, de E: en Inglatessa. Sesenta y cinco conciett zando 1 30 de agosto de 1831 hasta cl 14’de enero de 1832, Has de tener en cuenta que durante cinco semanas he la estado enfermo y no he podido actuar, Por tanto, lps sesenta y cinco concertos los he dado en el intervalo de unos tres meses, pasando por treinta ciudades..». Cuando Paganini escribe estas palabras desde Manchester 2 su queridisimo amigo Germi —un amigo al que esti dirigida la mayor parte de sus cartas—, es ya un viejo: las enfermedades, Ja inten- sisima y desordenad vida que lleva —siguiendo los impulsos de su temperamento inquieto y capri- choso—, han hecho un viejo de este hombre de incuenta aos, «jHurra, sefor Paganini, eche un trago de whisky 5 toque otra vez la Campanelle'n, Je grita el pablico inlandés, Los ingleses legan hasta romper, en su honor, el tradicional periodo de clausurt estival del Covent Garden: el teatro abre sus puertas solo por Paganini. Oxford le con- fiere el titulo de «doctor en. misica». En Birmin- ham se ha hecho popularisima ana cancion en la gue se dice «Vale la pena gastarse una guinea —para escuchar a Paganini—y ver como sacude sus cabellos». W-4 interpreta el vttooi0s — Grabade del gle XVI. Carpentras, Bibi Inpicbrte 4EL dios del violin».—Nicolis ya esti acostum- bbrado a los entusinsmos irrefrenables de las plateas, a los honores y a los inconvenientes ligados al hecho de ser uno de los personajes mas conocidos desu tempo, En Pats, para un westreno» suyo en la Opera, acuden al teatro personajes como. Sainte- Beave, De Vigny, Rossini, George Sand, Théophile Gauthier, De Musset, Delacroix y Vietor Hugo, con toda In mejor sociedad intelectual y mundana de la capital. En Viena, durante su «tournée» de 1828, los periddieos escriben: «Ningin artista ha despertado tantas sensaciones entre nosotros, como, este dios del violin; nunea hasta ahora habia’ gasta. do nuestro piblico con tanto gusto su dinero para tun concierto, como para éste... Tras sus dos con- ciertos, no habia mas que un nombre en todos los labios, el suyo, y pareeia como si hubiera cestdo todo interés por las novedades politica, ciudadanas y elegantes». (Viena: «Hoja periédica para las artes y Ia literatura»). ‘Aquel afio, en. Viena todo se hace a la Paganini: se come, se viste y se fuma ua la Paganinia, y, como una entrada para sus conciertos cuesta cinco florines, los cinco florines se convierten en una tunidad de medida y se llaman «un paganinetto»... Es uma fiebre que se apodera un poco de todos, y de la gue Paganini es el primero en sonreirse. «Para decirte la verdad, me molesta que se propague entre la gente la opinién de que llevo dentro. al Diablo —escribe Paganini a Germi—. Los perié: dicos me prestan demasiads atencid origen a una curiosidad inereible...», Y desde Lon- res: «Una mube de retratos hechos por diversos artistas ha aparecido en todos los comercios; unos mejor, otros peor, presentan mi. fis pero entre ellos todavia no ha apacccido ainguno que realmente se me parezea. Se ven también algunas caricaturas burleseas: una que me presenta tocando fen una postura extrafa, mientess el atril se incendia y atde... Yo me rio a mas y mejor y les dejo hacer Desde que su fama se ha extendide por toda Europa, la «voz» sobre sus athe responde. Y todo ha terminado. Habia pedido que su corazbn fuese sepultado en Varsovia, y sv deseo es respetado, Sobre una columra de la iglesia de Santa Cruz, en su ciudad, hay un epitafio, esculpido en marmol, en que +6 len estas palabess de] Evangelista: uGdzie skarb tw5j, tim i serce, twojen. «Donde esti. tu tesoro, alli esti ta corazén», FEDERICO CHOPIN: SUS OBRAS hopin y los _misicos contempordneos. «Chopin, 0 la perfeccién del romanticismon: asi titula Maximo Mila el capitulo de su «Breve Historia de lh Misicay dedicaco al miisico. polaco. Y, realmente, no se podria encontrar una imagen mas exacta para resumir, en una simple definicién, la personalidad de uno de los misicos mis dificites de enjuiciar de toda la historia musical. «Perfecciony: palabra que puede sugerir una lisica curitmia de formas, una cristalina exactitud de perfiles, algo que, musicalmente, se encierra en un solo nombre: Mozart. Y no por casualidad fue Mozart, precisamemte, el autor predilecto de Chopin, cl nico hacia el cual dio prucbas de cons tante fidelidad, sitwindose ante él casi como el discipulo ante ¢l ma «Romanticismo»: palabra que sugiere una inme- diatez. de expresion, una libre fantasia ca el alma, un abandono a una irrepetible identidad entre arte y vida, que es, sustancialmente, la. antitesis, de aquella perfeceién clisica de que se ha hablado. Esta definicion, por tanto, esconde una contra diccion; pero Ia miisica de Chopin, la vida misma de este hombre, eno son acaso una conteadiccion finiea y admirable? ¢No son, tal vez, el resultado de un equilibrio tebricamente inestable, y, al mismo tiempo, absoluto? Si tratamos de comparar la miisica del polaco con Ia de sus mas grindes contemporineos, ‘nos damos cuenta en seguida de que el parangon es posible inicamente si nos limitamos a elementos yuramente superficiales. Aunque el mica alemén Mendelesoha so tiene tun aio mas que Chopin, son bastante semejantes muchos aspectos de la vida y el arte de ambos. La condicion dulce y amarga de artistas sumamente precoces destinados a una vida breve; Ia capacicad ompletamente excepcional de saber crear, eas desde nifios, un estilo personalisimo que, en el transcurso de lor aoa, noha de gufrr una evolueibo sustancial (también Mozart escribiet paginas per- Gatil de Antoni A. Racy lac. fectas desde la infancia, pero, despues, toda su produccion vivid bajo el ignd de una evolucion constante y admirable), Mendelssohn parece dif renciarse mucho de Chopin ea los aspectos mis externos de la vida, una vida compucsta solo de comodidades, de riquezas y de_honores; una imagen, por otra parte, muy superficial, que no va mas alli de una bisqueda negligente y sustancial mente equivocada. No hay quien no vea un pliegue amargo, melancélico, en la sonrisa de Mendelssohn; que no sienta su clasicismo como un ancora segura de salvacién, en relaeién con los abismos rominticos, temidos y amados. No hay, en fin, quien no vea el oscuro abandono de los dltimos afios, cuando grandes desdichas, como la muerte de su herman To llevaron, en pocos meses, a la desesperacion ala muerte Hasta aqui, las semejanzas; pero, si pasamos a considerar Ia miisica —y esto es, después de todo, lo que mas cuenta—, no hay comparacion posible, Ambos escriben con una absoluta elegancia de formas, que pocas veces se encuentm en otros miisicos; pero, en Mendelssohn, la forma clisica es Ia eleccida voluntaria de un horabre muy culto que vive en tin ambiente de miltiples y diversos inteceses culturales, y que ve en el pasado In seguridad contra un presente peligroso, doliente y turbio, En Chopin, en cambio, es una Segunda naturalera, 5 tuna_predisposicion instintiva © inconsciente, es el modo natural de expresarse de quien no sabe hacerlo, de otra forma. Algunas de las Ramangar sin palabras de Mendelssohn —las inieas piezas en que el miisico renuncia a los esquemas. tradicionales— podrian haber sido eseritas por Chopin: pero es una impresién sblo aparente, pues la composicién esti, en todo momento, bajo el dominio de un autocon- trol que el polaco desconoceri siempre. Gon Schumann, las. semejan quizd menos evidentes, pero mis sustanciales. Sobre todo, el primer petiodo creador de Schumann, el mis importante y que esti casi completamente dedicado al piano, presenta extriordinarios puntos de coin- cidencia, Son pasajes breves, construidos siguiendo tinicamente el hilo conductor de la fantasia, libres sohadores, casi improvisiciones infi = esto podria decirse tambien de Chopin. Pero eo Schumann hay otro clemento muy importante: el deseo de huir de esta disolucion de las formas, del rapsbvdico fantasear, y casi la sensacion continua dc una culpa, de una debilidad, de un pecado, De sta manera,’ vemos como surge, aqui y alli, el contrapunto, como se endurece lt composicion en una norma esquemitica, como se reprimen destellos inguietos pero geniales, como la armont se have més rica, aunque mis inerte. Y vendré después Ia tentativa de volver a los. esquemas dlisicos, la basqueda de un paraiso perdido de formas vastas y complejas; vendri el agotamiento definitivo de Ja inspiracion, vendra la locura, ‘Nada de esto encontramos en Chopin: en el, el de Schumann seri un juego inocente que espontaneamente las formas perfectas de un Mendelssohn. Pero no tenciti ni el solid, y a veces también embarazos0, bagaje cultural del uno, ni tampoco el alucinante retraimicnto de sf mismo) del otro, 54 Wl ocdon tena en Variorien. Linge de H. Diaper Pari, Biotec Polos lt dvisin de Plas. Grabady te Chalet Paris, Biboeca Peace, Chopin no es un primitivo: su espléndida per- feccion formal nos revelari en cada pagina una conciencia de artista extremadamente Iticida. Pero tendri li simplicidad natural de los primitivos, la sma simplicidad en que consistiri el vormento de Merdelssoha y la locura de Schumann, La formacién musical. Ouro aspecto de Chopin que 60 dejari nunca de sorprendernos es una falta total de influencia de otros miisicos sobre él. Para cualquier artista, al menos en las pixinas. juve: niles, hay un modelo, un punto de partida, un cjemplo a seguir y un estimulo. Chopin, por el contratio, parece enconttarlo todo s6lo en si mismo: (©, mejor ain, asimila y transforma en originalidad propia todo cuanto s realiza en torno suyo. Tratemos de seguir los primeros pasos de la formacién musical del pequerio Federico, cosa que 4:0 quia’ ys no tengo madre? Un moscovita puede haberla mated, tortura. 1A veces, naspiro ydetahoge mi dolor sobre ai piano’ [Bios tio, evurlve esta tera, ara que devore a los hombres te este siglo.» (Dil «Deron de F. Chopin, 2 septenire 1831). tal vez nos pueda oftccer Ia clave para eaptar la particular naturaleza de la inspiracién del miisico. En Varsovie, adonde —; y, por otca, 4 que su experiencia seri sustancialmente mis aislada y menos creadora que la de Liszt. Asi, pues, Liset tendra la enorme ventaja de haber podido y sabido reanir en si gean cantidad de experiencias diversas e importantes, y de haberlas revivido luego con acentos geniales y personalisimos, hasta llegar a decir algo realmente nuevo —aunque No muy atentamente escuchado—, en los umbrales de la tevolucion musical de fines de siglo. Se podrin encontrar muchas limitaciones _y faltas en Ia aventura artistica de Liszt, pero también se observart en él una gran capacidad para hacer suyas todas las inspiraciones y tendencias de la misica del siglo xrx No hay duda de que buena parte de esta carac- teristica de Liszt se debe a su particular condiciéa 70 Rutate de Carine te Suint-Critg Grable el tale XIX 5h Roger Viale fac el primero e infeliz amor Pesiienee de F Liat, Al que mucho despues ve rferria de crta manera: y me resigno a verlos tecminae del miseno sod! Sin embargo, no venegoré jamais del sro, 4 pesar de coda ous flee apatcnias 17 de toe profensciones!», : habia nacido en la zona en que el estilo clisico vienés llegd a madurac; se habia educado, en la propia Viera, en los aiios mis receptivos de su vida; sc trasiad6 a Paris sicndo adolescente, en un periodo en que alli se habia dado cita lo mejor de la cultura europea; y, ademis, estuyo siempre ligado, tanto al Melodrama italiano, como a le gran tradicién instrumental alemana Tavo, pues, tal cantidad de ocasiones y de expe riencias, que tal vez ningin otro miisico—y no s6lo de eu épocs—haya podido igualarle ea esto. Sia todo ello se afade un caricter humano, especialmente abierto y generoso, y un. tempera mento instintivamente dado a ver lo mejor de los demis, incluso en menoseabo de su propia origi- nalidad, queda explicada una gran parie del secreio de este misico, que si no fue de los mejores de su tiempo, foe, sin duda, una de las personalidades mis tignificativas ¢ interesantes, y no s6lo en el terreno musical Los afios juveniles.—A mediados de! siglo xvut, Viena era solamente una de tantas entre las ciudades musicales de Austria. Por esa época, en Hisenstadt, pequefio pueblo hiingsro bajo el control politico de In emperatriz Maria Teresa de Austria, un joven miisico de la baja Austria, Joseph Haydn, estaba ereando lo que de alli a pocos afos habria de lamarse este clivice wienis. Al servicio de los prin cipes Estechaay, propietarios de aquella tierra de pastores, se encontraba, ademis de Haydn (Cir. Vol. IL, pig. 101 y sigs.), tun «administrador —grado jerirquicamente superior—, llamado Adam Liszt ‘Adam Liszt, deseendiente tal ver de una antigua y noble familia hingara (aunque no se exclaye que fuera de origen alemin), tenia gran pasion por la masiea, y, en cuanto sus quehaceres se lo per mitian, s€ incorporaba a Ja orquesta del principe, dirigida por Haydn, en la que hacia las veces de uno de los violines, Més adelante, cuando Hummel entra 4 sustituir a Haydn, que habia fallecido hacfa poco, 7 Adam es trashidado con otro catgo « una aldea de campesinos y pastores, no muy lejana de Hiseas tadt: Raiding. Antes del traslado, se cas con una joven austriaca que habia conocido en Viena Y en Raiding, la noche del 22 de octal matrimonio reeibe con ale nz, tinico hijo de Adam. mis bien delicada, aunque quizi su fragilidad es a Vista del Lago , Cinchnen, mis aparente que real, pues supera felizmente todas Wises oes sus enfermedades, y, 2 partir de entonces, dari je te oe pruebas de un vigor fisico fuera de lo comin. Weimar, Caan di F, Lit Adam, que habia dejacio de mala gana el movido ambiente musical de Eisenstadt, noha reaunciado, por exo 2 sus pasatiempos preferidos, y no hay momento libre que no dedique a la misica, A menudo, pasa horas y horas seritado al piano, mien- tras el pequefio Franz le eseucha, arrokado. Un dia, Enel prefacio ‘Ada se da cuenta de que el nino es capaz de del primeta cleccion Fepetit, nota por nota, os temas musicales que © limie de Paerivey acaba de escuchar. Htshiends reeorrido Para la familia Liszt, esto significa una pequefia en estos limos tempos revolucién: deciden en seguida someter a Frinz a “muchos pula motos hhoras de intenso estudio, y se dan cuenta de que ‘aos lapures diverse el nifio posee notables dotes musicales muchos Ee os i de alos consagrados a cuando Franz contaba seis anos; tues atios mas, y el pequefio pianista estaria en con- por ls historis 5 or ln poesia. diciones de sev presentado en piblico. Oedemburg, sc wane (capital del distrito), 1820; un programa que com: entre lls y yo prende un concierto de Ries y unt serie de impro- una relacon sage visaciones: e] éxito es, desde luego, sensacional Bs nme Adam Lisct tiene ‘que decidir ‘ahora sobre la een conveniencia de continuar su vida de administrador 9 dedicarse 4 la carrera de Franz, que se perfila "ys? de pasar en Mena de éxitos c, incluso, de buenas perspectivas —senscencs mis tcrens Vite de Tha, Grable del sigh NIX, Milin, Cobectin Monicpal Grebador Bextor Poriade dels Manges de Pelesingey de Frang Circ. View, Bbketce Necional Ansriaa. SUITE DE COMPOSITIONS pow 2 phe eae * PLANO cconémiens. Pero para un 9 eo Ack, cm poten ee dudes 7 con mayor razon cuando al propio principe Esterhazy, {quien Feats ba sido preseauado, cba aumado ot io una impresién tan favorable. El siguiente concierto, dado en Presburgo el 26 de noviembre de 1820," es ain mis deciivo: un rupo de magnates hingaros, entre ellos el mismo Eoohesy, dere hacer vem elects pace Go nifio pisnista pueda terminar los estudios: durante seis afios, Liszt podri disponer de la importante suma de 60) gulden. Es suficiente: Adam deja su trabajo, y toda la familia se traslada a Austria, Su meta es Weimar, donde esti de maestro de Capilla Hummel, el sucesor de Haydn en Kisenstadt, un pianista exce- lente (entre otras cosas, habia sido alamno de Mozart). Naturalmente, ‘Adam lo conocia, pero Hummel no se dejé conmover, de ninguna manera, por la amistad, y le pidid por las elases una suma imposible. Los Lisat fueron entonces a Viena y se presentaron al mis ilustee profesor del momento, Carl Czerny, que durante algin tiempo habia sido discipulo de Beethoven. Segiin se cuenta, las clases de Czerny estuvieron también a. punta ‘de no concrerarse en nada, pues el célebte maestro tenia ya demasiadas y se negaba a aeeptar otro alumno. Pero, durante la conversteidn, un piano bierto llamo la atencion del pequeno Franz, que no pudo resistir la tentacion de tocar un breve pasaje. Czerny, impresionado por su desenvoltura, cambid inmediatamente de opi- rion, y se conform con unos modestos honorarios. Las clases empezaron, con gran sitisfaceiéin por parte de Czerny (que ya no quiso que s¢ le pagasen), Aebido a los asombrosos progresos del alumno: Franz, en cambio, oftecia no poca resistencia ante el maestro, que era severoy_ extremadamente metodico. Pero, en el fondo, esto era lo que necesi- taba el inquieto hingaro, que hasta entonces habia estudiado de forma irregular, y que tenia una peligrosa tendencia a la improvisacién. Czerny (a quien se unié Salieri para la composicién) supo educarlo en un estudio disciplinaco, que, en ao y medio, transformd al prometedor Franz en un pianista de técnica perfecta y agilisima, Llegd, por fin, el momento de presentarse ante el exigente pablico vienés, el 1.° de diciembre de 182. Leamos la cronica de este concierto, publicida por la «Gaceta Universal Musicaly, que constituye el primer documento de un entusiasmo que se habrit de repetir —invariablemente— a lo largo de veinticineo afios. ‘«De nuevo un joven virtuoso, eaido como quien dice del ciclo, suscita el mayor entusiasmo. Lo que este machacho consigue hacer a su edad, linda con Jo increible, Cuando se observa el persistente vigor con que el joven gigante Ileva a cabo la composicion de Hummel, dificil y fatigosa, sobre todo en el lltimo tiempo, se empicza a dudar de los limites de las posibilidades fisicas. Pero él retine ambi sentimiento, expresion, colorido y toda la delicadeza de los diversos matices del sonido es dificil encontrar a alguien que iguale a este nifio prodigio en la lectura a primera vista, € incluso —ya ahora— en Ia Teetua de ls partitass. 1Que Polyenia protje 2B a esta tietna planta y la defienda contra las des- fructoras tempestades, para que erezea y prospere! Est deus in nobis — Hay un dios entre nosotros». «Der Kleine», «El Pequefion, como empezaron a lamacle afectuosamente en’ Viena, di otros cconciertos y consolida su fama. Se cuenta que en este periodo se produjo un encuentro con Beetho- ven: que éste asistid, invitado por Liszt, a un concierto del muchacho, y lo abraz6, encusiasmado, al final del mismo. Pero probablememte esto eS fruto de la exaltada fantasia de Liszt, una especie de ease en seinen con fines publicitarios. Gierto es que el joven pianista fue a ver a Beetho- Yen a su cts, pero cs igualmente cierio que este filimo —en general, poco amable con los nifios prodigio—, lo acogié mas bien con frialdad, hasta el punto de que Schindler, que habia organizado la entrevista, se lo reprochd. Con esis prem 8 tumbién poco probable gue el gran misico —mis bien misintropo y ya casi totalmente sordo— se dejase convencer para asistir a un concierto piblico. La estancia en Paris.—Hacia cl otofto de 1823, Ia familia Liszt deja Viena, La meta es, esta vez, Paris, donde se encuentra el eélebre Conservatorio irigido por Cherubini. Adam, siempre pendiente de la carrera de Franz, desearix un diploma en el que se reconocieran oficialmente las aptitudes de este. Tiene una carta de recomendaciéon de Metter nich, y, por tanto, se siente muy seguro. Al llegar 2 presencia del temido disector del Conservatorio, to Adam como Franz se deshacen en revereacias yen palabras de enorme admiracién. Pero el anciano 10 se deja conmover en absolute. Siente una antipa- tia instintiva hacia los nifos prodigio, y se nivga a escuchar a Franz; para no admitirlo en el Conser vitorio, se vale de una norma del reglamento que prohibe el ingreso a jévenes de nacionslidad no francesa, y lo pone en Ia calle. Al viejo no se le ha ocurtido pensar, ni por un momento, que él mismo no es francés, y que de su originario acento floren- tino quedan’ claros vestigios en su pintoresco lenguaje. Pero los Liszt no se desanimaa, e, incluso sin diploma oficial, Franz conquista Paris en pocos meses, con sus acrobacias pianisticas. En este periodo, Liszr se dediea, sin ningun remordimiento, .un virtosismo que esta mas cerca de la exhibicin circense que de la miisies. Sus wnimeros de perro sabio» —él mismo los define asi— suscitan el litio en los stlones aristocraticos donde se exhibe; Liszt se convierte asf, muy pronto, en el idalo de los parisienses, y se presenta en varias ciudades de Francia, Inglaterra y Suiza, Su intensa actividad de virtuoso no hace descui- dar a Liszt sus estudios de composicion, que prosigue en Paris bajo la direccién de Paer y de Reicha. Ya en Viena habia presentado sa primer ensayo de crescion, unas Variacianes sobre im sale de Diabelt, de estructura muy sencilla, publicadss juntamente con otris de misicos como Schubert y Beethoven, Pero se trata de tentativas esporidieas, que no revelan una personalidad propia. En una carta de Adam a Czemny, de 1824, se habla de una intensa er FN. Teatro alla Scala Fa gran sere de Lark yirme v0 Marre 0839 ut dar le GRANDE ACCADEMIA Vooiis ed Ismonereste, divise come segue PARTE PRIMA 1 ih a en Oren dl ot lg Prat 3 fone Cnt ty aa Rie ga ie ete ae eso ae Pan oi dl, lv Ope irre Pi St St Ga PARTE SECONDA BALLO cAANDE ALi PASCIA DI GIANNINA Nel qarte dite BASSO A DUE fa i ig. Suse © Malaga Yass. PANTE TERZA, a Orcas dl i. Hat Gita a a "Aga eager Ron ees eee en poe ranre Quanta ALLO costco IL CAMBIO DEL COSGRITTO et Seamilo gun PASSO.A CINQUE cmp Cat as Sa Bao gob hie) sprit: Deed mat Giovedi giomo 15 Marzo corrente nella Sala del Nidotto dell'l R. Teatro alla Seal M LISZT dark per ultima yolty uua grande Accademia Voeale et Istrumentale. buicanuo el Negocio di Musica 1 Programmi ol | Biglctti i contro al Teatro sudleto. regrow dl TI conierte da por F acel Teatra dla Sela, 2 1838. Mili Faire dl Sele actividad creadora, pero no existe nada que corro- bore estas afirmaciones, que quird fueran exage- raciones propias del orgullo paterno, «Putzi (dimina- tive de Franz) no piensa mis que en componct, Su Sonata para cuatro manos, su Trio, su Quintero ‘os gustaran. Hace, todos los dias, dos horas de ¢jercicios y una hora de lectura a primera vista; el testo de su tiempo lo dediea a Ia composicin», Precisamente en 1824, uno de los profesores de Liszt, Paer, consigue que ln Opera encargue al mnchacho un breve ensayo melodramitico en un eto, que se titula Don Sancho o « Castille de amor E17 de octubre de 1825, tiene lugar la. primera tepresemtacion (seguida de otras tres), que no leben enuchereaitn Lies wo cat Minus teides temente, y es increible pensar que pudiera encatgarse un trabajo de este tipo, a un muchacho que clara mente no tenia eapacidad para ello, «6lo para explotar su fama de virtuoso. eae ae atrne reece osrterg = Ud Maou ig. Mee ed xu i eotume a se ee isl Soper as tenlas Al vga Basu (Gl, ayn add Nucieo Mss i prene dl mre « Demcre 2% toa Después de ano de los eonciertos dadoe por Lisrt en Milan, en 1838, en ot periodico Inerario «Glissons n'appuyons pase, se ea el siguiente comencaio: Pata Lisct nada cs dil: nadie potth decie c6mo sabe cosa onducir las pienss; pero todos deben eeconocer que han sentido hondimente en el énimo una muy podeross impresin.. raia, fuera, frinqueza.. Costioantatin B Wager Ling niga dil pins Carrara la sears, eagle XIX Pei, Cal: Anded Meer Pero Lisat nose amedrenté, y continad sa actividad de virmoso, Escribia incluso una Sonata par: piano, que present6 al publien como si fuese tuna desconocida obra de Beethoven, divirtiendose al escuchar las exclamaciones de admiracién de los espectadores. Ta tinica composici6n importante de este periodo —y este hecho nos muestra el verdadero caricter que en aquella época tenia el misico— esti dediicada a Ia técnica pianistica. Los famosos nimeros de «pesto sabio» le habjan servido para conocer a fondo los extraordinarios recursos técnicos del instrumento que dominaba con tanta seguridad, y le habjan suscitado el deseo de desarrollar estos conocimientos en una serie de Estudios que, ante todo, podrian serle tiles a él mismo. Proyecta escribir 24 Estudios, que quedan luego en 12, publicados en Marsella en 1826. Frente a un proble- ma téenico, que siente mucho mis profundamente gue las insulsas simplezas del libreto de Don Saucho, la fantasia de Liszt estlla con muy distinta agilidad, en una creaci6n original y pecsonalisima. En aque llos afios, sélo él podia escribir piginas semejantes, en las que el virtuosismo se inflamaba con un calor fantistico que mis de una vez rozaba con la poesia. EI notable valor de esta primera coleccién pianis- tica de Liszt queda también confirmado por cl hecho de que estos mismos Estudios, con modifica- Giones supesficiales, lleparin a ser, algunos aios después, los Exiudios Trascendontales, que son una de las obras maestras de la mésica de piano. El primer amor.—Coincidiendo con un periodo de debilidad fisica, agravada por una profunda crisis moral y religiosa, Liszt pierde inesperadamente ‘su padce (el 27 de agosto de 1827), y se encuentra solo para afcontar los problemas de una vida muy intensa. Renuncia, pues, « dar conciectos, y se dedica a la ensefanza, obteniendo en sepuida, gra reaombre, magnificos resultados econdmi Entre sus alumnos se encuentra la joven Carolina de Saint-Crieg, hija de una noble familia cortesana. Pero el atdiente amor que surge entre los dos jévenes se ve inmedintamente cstorbado por el padre de la muchacha, que no puede accptar que Su hija se ease con un simple pianista, La situacion fo esti, madura part los futuros amores de Liszt; después, ninguns nobleza seri suficientemente digna El mae celts visewere de todoy loa Use, A la sain, Liset, profundamente afligido por la actitud del padre de Carolina, esti atravesando, tuna crisis religiosa, No parece sino que el nico camino para este joven, Hleno de eansaticio y decep- cidn, sea el de la Iglesia, y, con el mismo entusiasmo con gue algin tiempo ‘antes aftontaba escalas, arpegios y octavas, ahora lee los «Padres del desier to», 0 Is «lmitacion de Cristo», 0 «E] genio del Cristianismo». La erisis no es del todo pasajera, ya que para siempre, al lado del virtuoso y del muisieo, vivirs un singular € intima temperamento religioso, Tra crisis religiosa tendri, por otra parte, una gran importancia en la actividad musical de Liszt. En este perfodo, en los pocos conciertos que da, Franz estari cada vex menos dispuesto a ceder a sus mas habituales malabarismos, y, no pocss veces, ejecatari paginas de Beethoven, fallecido poco antes, cuya obra era casi deseonocida en Patis, y dificil de interpretar. Comienza, en fin, 2 abritse camino ‘otto aspecto de la personalidad de Liszt: a capacidad de imponer al publico Ia mejor musics —si bien 4 costa de situar en segundo plano la suya propia—, tanto de los masicos anteriores (Beethoven, Mozart, Bach y luego Schubert), coma de los de su tiempo. Festa disminucion de sw actividad proporciona otra ventaja: Liszt se introduce con entusiasmo cteciente en Ia lectura. Las obras de edlficacion religios serin sustituidas paulatinamente por las de escritores franceses: Lamartine, Saint-Beuve yy, sobre todo, Chateaubriand; posteridrmente, tambien Schiller, Goethe, Kant Su horizonte ‘cultural se enriquece, aunque de manera desordenada; a la primera oportunidad, toda esta conmocién de entusiasmo se vierte tambien en la misica, La cision sobreviene con los movimientos revolucionarios de julio, las «tres. gloriosasy jor- nadas de 1830; en el caldeado ambiente de las calles, sc dice «jbastal» al gobierno reaccionario de Carlos X, y se ponen grandes esperanzas en cl ya nuevo teinado de Luis Felipe. Liszt asiste, aturdido, 2 estos acontecimientos y, a pesar de no participar directamente en ellos, s¢ siente arrastrado por un resistible movimiento de entusiasmo. De impro- viso, se pone a escribir muevamente y prepart una Sinfonia Revoluionaria eo. ta que se twerwan desor- denadamente los tonos de la Marsellesa y motivos de los coros luteranos. La pieza queda inacabada, pero, en todo caso, constituye el primer contacto del artista con una verdad mucho mis rica y amplia, alimentada por diversas experiencias culturales. y politicas, La nueva etapa creadora.—Reemprende la acti yidad de virtuoso y se une con entusiasmo a los seguidores de Saint-Simon, trashdando al plano del arte sus teorias de reforma social. La latente vocacién sncerdotal de List se transforma entonces en » Noe quedo on hl tice un ale sofocane: scare si ecg mia escola del ago de Gono. Pot el elo. 8 supra gu magico colores te el sl in agua ances de dass (Dime ered Laat) apostolado, en misidn, y Hega a ser un generoso mensaje de fraternidad del que necesitan todos los pueblos, como un esencial alimento del alma, En el plano técnico, Liszt se transforma también. HI 9 de marzo de 1832, escucho, en Ja sala de la pers, 2 un excepcional virtuoso: el violinista Paganini ante el cual quedé asombeado. También Paganini, en cierto sentido, es un «perro sabio»: todo aquello que hace posee un color particular, extrano y mefistofelicn; su mado de interprerar no solo es de una traseendencia asom- brosa, sino que, ademis, deseneadena las mas perturbidoras emociones, dulce y espectral al mismo tiempo, etéreo y arrebatador. Una parte de su clmoroso éxito se debi, sin duda, al aspecto exterior del virtuoso: delgado, alto, desvaido. y siempre vestido de negro. Pero el verdacera secreto ¢s muy distinto: reside en la calidad del sonido, en la capacidad que tiene para transmitir vibraciones itsuclias par fees ener la slau Gel Fulton el rugir del viento, las calidades melodicas de Ia voz humana y el lobrego ruido de la tormenta, ‘Transcribiendo para piano alganos de los Capri- chos de Paganini, no quiere solamente rendir homenaje al soberanio de los virtuosos, sino también anrebatar el secreto de una forma de componer ‘que no conocia. Ast inventa, con genial intuicidin, | moderna técnica pianistica A site de Vite Gd, bu Bali, jt alse Comes Chemin. Grates Belle, Gol. GH. Backer 1 ya de Schubert 0 de Mendelssohn), ssustancialmente del_modelo de Mozart, henchido de los mas tipicos efectos piants tices, Lina manera de componer que, sustanciaimen te, respetaba el pape! de las dos manos, que tomaba. precisimente para apigantarla, la estractura mel6cica y de acompatamiento heredada del «estilo galanten Con Liszt, todo esto sufre, por el contratio, una profunda transformacién. Es un nuevo descubt miento del piano que rompe toda relacién con el pasado: les dos manos se desatan en conglomerados, de sonidos, en vertiginosos lanees, comprometiendo Ia extension del teclado, que d tiempo ha sido ampliado a siete octavas y_ media El martilleznte sonido de las dltimas notas;_ cl rugido potente del registro grave; el argentino tono de los agudos, Tasia la resonancia de las itimas notas; el colorido variado y miltiple de Ta parte centzal: no hay Angulo del teclado que no sea inesperadamente acometido por la icrupeién Mara E Agno, Mealion de Dad Anger Pars, Biblio Palos be 1. Chenin Bs i, Bucher lisatiana de tonoridades auevas, rcalizadas con una habilidad técnica desconocida, que cualquier otro consideraria imposible. En efecto, mirindolo bien, Ia revolucién pianis- tia de Liszt, como todas las verdaderas y grandes revoluciones, 0 tenia nada de asombroso: se adaptaba de una forma tan admirable a las carac- teristicas de las manos y del teclado, que el tec de Liszt, a primera vista tan dificil, podia «Panto y Wa Delacrsls (1798-1863). Pars, Sole de Dibsir del Mn dol Lenore. mediante un estudio atento inteligente, de un modo ficil y espontinco, Por lo cual, paradéjicamen- te, Ia pianistica de Beethoven, en apariencia bastante mis lineal, siempre seri, en el fondo, mas dificil gue la de’ Liszt, tan admirablemente adaprada al instrumento. El virtuoso hingaro se ve, desde ahora, impulsado a esta actividad renovada y frenética, Nuevas circunstancias ampliacin su pa- trimonio técnico y cultural: la amistad con Berlioz y la audicién de su Sinfonia Fanidstica, que pondei a Liszt en el camino de una nueva actividad: la de las transeripciones pianisticas de piginas orquestales; y ls amistad con Chopin, al eve conoce hacia 1832, que le hace descubrir un nuevo aspecco del piano: el de su naturaleza Intimamente recogida, poéti- camente personal. Un artista completo.—Liszt es ya un artista y un hombre en le plenitad de sus fuerzas. Incluso el amor se le presenta ahora de un modo comple- 78 Pigine nniee de Maeppa, de F, Ling. ‘Milin, Bibles el Conseratero G. V MAZEPI 2 Tenorposaune Bassposaune u. Tuba Pauken in DUA. Triangel. Becken. Grosse Tromniel . Erste Violinen, Zweite Vio Bratschen, Violoucelle. hiisse . ettazeppan Theodore Chasen (1819-1856). Betrathurge, Musee de Bellas Artes tamente distinto: no tanto por la breve y fugaz aventura con la condesa Adela de Laprunaréde (jlas condesas ya no le desprecian!), como por el amor decisivo y apasionado con Maria d’Agoult. El primer encuentro con ella tiene iugar en el igvietto de 185233, y Lie queda s0btamente fascinado por la gran viveza intelectual de esta mujer no muy bella, seis afios mayor que él, y que cel centro de un saldn en el que participan «George Sand» y Chopin, Heine y Delzeroix. Casada con el conde d’Agoult, Maria es una mujer culta © inteligente, y su coaversacién es un encanto para ti joven misico, Avido de literatura, de poesia ¥ de filosofia. ‘AI principio, Ia relacia es tempestuosa, sobre todo con ocssion de In muerte de an hija de Nari, a In que el mismo Liszt vela amososamente. Su amor, incluso en una ciudad como Paris —donde, por cierto, los dos protagonistas son extraordina- Hamente conocidos—, provoca un cierto escindalo: Maria y Franz ceciden entonces trasladarse, al menos por algunos meses, a Suiza: concretamente, a Ginebra Es la tipica faga de un amor romintico, pero que para Liszt se resuelve sustancialmente ea un periodo de intensa y feliz actividad creadora, La permanencia en Ginebra se prolonga, y Liszt n0 tiene mis ocupaciin que la de dar clases de piano en el Conservatorio de la ciudad. Se dedica, pues, con renovado interés a la composicién, realizando una serie de pequefias piginas pianisticas, que son, en cierto modo, el diario intimo de estos afios agitados: cl Allien ds an viaiere, que con seclabo- raciones sucesivas terminard siendo Ja. coleccion Alias de perezrinajt. Solo los titulos de la primera parte, dedicada a Suiza, dan indicio, en gran medida, del especial clima poetico de estos pequefios cua- dros, que tienen el sabor inconfundible de los de aficionados, un tanto. turisticos y oleogtificos, pero también profundamente sinceros: La Cupilia & Guillerme Tel, El lege de Wallenstadt, Pastoral, En an mauantic, Temporal, Valle de Olbermann, Eglega, Melanclia de le patria y Las Campanas de Gindbra. Mientras tanto, Liszt se encuentra un poco aislado de su mundo; cuando se entera de que en Paris ha surgido un auevo astto, el pianista Thal berg, siente Is exigencia —y quiea también lp necesidad econdmica—, de reemprender el camino fatigoso, pero rentable, del virtuosismo. Se renvevan los éxitos y casi la vida de antafio. A pesar de que haa tenido una hija, Franz y Maria viven los primeros diggustos, parece que a causa de «George Sand», que hospedari, al misico en su castillo de Nohant. aueva tuna de miel —en Bellagio, Ttalia— seine a los dos amantes. En Como nace otra nile, Cosima (la Futura mujer de Wagner), y Liszt reemprende intensamente sa actividad cres- dora con la revision de los Estadios y el comienzo de un nuevo grupo de piezs parn los Alor de peregrinaje. Ta cercania de Milin oftece Ia ocasion de dar algin concierto, pero el publico italiano, aficio- nado a la pera, no es el mis apropiado para apreciar el vietusismo instrumental del hingaro. La estancia en Italia se prolonga bastante —ex- cluyendo tn corto viaje a Viena para recoger fondos a favor de las vietimas hiingaras del desbordamiento del Danubio—; visita detenidamente Florencia, Roma (donde traba amistad con el pintor Ingres) y San Rossore Pero son los altimos momentos de una existencia que, por el momento, no le pertenece. Las platess Jo reclaman y Liszt se da cuenta de cuanto camino puede recorzer todavia como virtuoso. En cuanto tiene ocasion —ln recogida de fondos para erigir un monument 2 Beethoven—, envia a la familia a Paris y se lanza apasionadamente a una gira que durari ocho afos. Los éxitos europeos.—Noviembre 1839: Viena, después una gira triunfil en Hungria, a continuacion Praga, Alemania, Inglaterra, Bélgica y de nuevo Francia. Pasa todavia algdin verano con Marfa, pero luego, en 1844, se produce la ruprura defi- nitiva, después de que Liszt cwviera nuevas y espeetaculares relaciones con la actriz Carlota de Haga, y con la bailarina Lols Montes. Entretanto, el pianista no descansa, recoge en 19 toda Europa los mis resonantes éxitos, sustita los amente una enorme y lujosa carroet parm sus desconcertantes. desplazamientos, y exhibe un guardarropa princ! peseo, que consta de no menos de 300 corbatas Y tre de fel ingaraennjadosdepidres precios, Pero si la extefioridad es este periodo, tmpoco faltan mucstras de a vitalidad del miisico. Conoce a Schumann, ¢ intuye su originalisimo genio, segin demuestra en un ado en un peribdico francés. No se cansa nunca de intercalar, durante los conciertos, unto con sus piezas mis espectaculares, piginas de Beethoven, de Chopin, de Schumann y de Mende! ssohn que, frecuentemente, soa interpretadas por 61 por primera ver, desempefiando un papel ditusor que, en aquel tiempo, no tiene ig Simultaneamente, cada ver mas hastiado —de Palabra, al menos— de una carrera que le propor- ciona sumas enormes de dinero, pero que le da sas satisfacciones espirituales, 7 le deja poco empo para componer, tzatz, por todos los medlios, jeontrar un sistema de vida mis tranguilo, Entabla relaciones con la corte de Weimar para conseguir un cargo extraordinario de maestro de Capilla, y, en 1842, firma el eontrato, aunque no inicia inmediatamente la nueva actividad, La gran decision de renunciar al virtosismo ta i mis adelamie, 2 fines de 1847, durante una Tchad del piezo de F Lis Wager. Cariatars alii dP. Lise de @. Theser ha Parl, Col. Audet Meer, 80 A, Sef-Spruch von Fray DingelNedt, 2 Ouverture wad ie gu Herders Entfesselier Prometheus* Eine Faust Symphonie nach Goethe, ee —vreiterer pidge ae Sinfang um fieben use, @ade vaio seon tor. Sacre = —— a lado por Ts I 6 te agus Weimar, Cente nacional de inesigariny de Bterstnacliven ole «Mt pane Cx realmeste para ml se ba sha Sree Siete ipanee sas yee doh eves do reais ese soles ivenerde ies Wa Pa ia bree de 1038 triunfal ctournéen por Rusia; tras esta decision, hay también una mujer Es la jovencisima princesa Carolina de Wittgenstein que también, como Maria d’Agoult, habia sufrido un desengaio matrimonial; ¢s una mujer de temperamento apasionado y mistico. Seri principalmente, quica estimulara a Liszt a sc guir el camino mis noble de la composicién, desco- sa de mejorarle y sustracrle a las miiltiples ocas nes de encuentros femen de virtuoso, 10s de su vertiginosa vide Los afios de Weimar.—A comicnzos de 1848, mientras Europa entera se ve arrastrada por am: plios. movimientos revolucionarios, Liszt toma posesién de su nuevo trabajo en Weimar. Debe dirigir In orquesta local en determinados perfodos del afio: temporadas de conciertos y de éperas; de esta forma, le queda un amplio margen de tiempo para dedicarse a la composicién. Pero Liszt no es el tipo de hombre que cjecuta una tarea sin dedicarse a ells con todas sus fuerzas Bajo su diteccién, la orquesta de Weimar llega a set una de las mejores de Europa, y las temporadas organizadas por él son el foco de atraccién de la vida musical de mitad de siglo, Paginas de Schubert, de Schumann, de Mendelssohn, de Beethoven, de Berlioz, egan a ser el repertorio habitual, y, frecuentemente, son presentacas por primera ver en interpretaciones magistrales, por el entusiasmo y la veneracion con que se realizan. El que basta hace poco era el mas grande pianista de Europa, es ahora tun magnifico director de orquesta, uno de los pri meros que supieon llevar el arte de la interpreta. cidn 4 an altisimo nivel eritico y de buen gusto. También la composicion, en los anos de Weimar, recibe un gran impulso. Sobre todo, lt orquestal, que hasta ahora Liszt ha aftontado irregularmente constitaye el centro de su dedieacion, y, en dier fos, scribe los doce Parmas Sinfinica Tambien en este campo es Liszt un gran innova. dor. Le precedié Berlioz (Ia Sinfonia Fantéstica os de 1831), pero el masico francés, aun tratando de enriquecer Ia misica con las experiencias. vitales mis. inmediatas, deja siempre intacto el clisico lineamiento de la forma, y, aun con una inventiva ys mis que nada, con una orquestacioa sumamente originales, no escribe mis que Sinfonias y Conciertos. Liszt, en cambio, lo modifiex todo, y las péginas que escribe se corresponden tinicamente con las ves arquitecr6nicas de I inspiracion més libre ¢ inmediata, algo parecido a lo que hizo Schumann con ef piano, con la diferencia de que el misico aleman desi mwza la construccion en breves.y jgmentos, mientras que el b desdefa, en absoluto, las grandes. dimension prescinde de servirse de la orquesta en pleno. No faltan extensos croz0s artificiosa retdrica, Pero List se ye, en todo momento, favorecido por una auténtica capacidad emotiva y omunicativa excepcional, Se enriquece la armonia (anuacia y supera, a veces, al mismo Wagner), y las piginas orquestales se hacen densas lenas de colorido. Algunos de sus Pocmas, como Prometea, Hlangria, Maxeppe, Tass, y, sobre todo, Los Preludios, conser BL van aiin hoy gran parte del atractive revolucionario que tuvieron en la epoca de su primera ejecucion, ¥ estin entre las piginas instrumeniales més signi- ficativas del siglo xix Liszt, que ha transformado Altenburg —su retidencia en Weimar, donde vive coa la princesa Wittgenstein— en un centro cultural de primer orden, encuentra un nuevo atractive de enorme cit. Desde que en 184 escuchd, por vez iy 9€ consagea en cuerpo alia al List no conoce términes medios ara su {dolo; lo considera el dios de la miisica y ES obs cee Gar ey ws po pamtconeal, triunfo de la misiea de Wagner, Presenta por vez primera el Lohengrin, y hace tepresentar otras muchas dperas del misieo en el teatro de Weimar. Intenta, ademis, que el Gran Duque haga consteuir un nitevo teatro a propésito para la representacion del Anitlo de tos Nibehngor, la Tetralogia que esta surgiendo en aquellos anos (y seri después l rey Luis IL de Baviera quien construya el teatro wag- Aeriano en Bayreuth). De tal modo insiste Liszt en ello, que llega a ser ésta una de las causas del Aescontemto que la corte de Weimar comienza a abrigar contra él, y que estalla el 18 de diciembre de 1858, cuando el public recibe con silbidos la magnifica ejecucién de una nueva obra de Corne- lius, EY barbero de Bagdad. Liszt, con aquella Iicida tapider de decision que lo caracteriza, entrega Ia sn ests hada priviegiads, Pete se me mostrabs cn aus formas tis purse y eevadhs, Elarte se presentaba 2 mis ojos on tod ‘at esplendor me revelaba valida.» (De ma torta oe F. Lit). Salta Tri ed, 1 Rows, 0 1976, de Frits Side Paris, Cal Anahi Meyer Lit, View ft Jardine fa Vila de Cte, x Tivo a2 = Sparmanirs fe qa otrefnjeuses ya inn 4 Vita de te Jarkives de 4s Vill de Fisheye» Th Armonias posticss dimision aguella misma tarde, y corta sus relaciones con una ciudad que, musicalmente, le debe mucho. Un refugio seguro.—Su buena estrella parece haberlo abandonado. Su deseo es el de contracr ‘matrimonio con Caroli se hace esperar. Por fis de octubre de 1861, en Roma: es el dia en que Liszt cumple los 50 aiios. Pero, la noche anterior, hechos ya todos. los prep: ivos, llega inesperadamente que hace suspender la cere a el fia de comprobar ciertos datos relativos al expediente de divorcio. Paca bien hhacia aiios le Te habia aco desde su juve confirmacion de una idea que ya desde ig ha sido siempre su refugio en los momentos mis diffciles, y, ahora que los afios se hacen sentir pesadamente sobre las eepaldas del misico, la religion se convierte en un seguro abrigo. El 25 de abril de 1865 —a pesar de que la princesa, entre Ta faja escarlata de prinetpio, se establece en Roma, y después pasa temporadas en Budapest, Weimar y Roma 83 Renin ov ce de Wagar (Coitme Cas B Wage, F Lig Hon Pinters de W, Become 1 quien excribia a ode ie ‘Mila Amadis almente un hem musicales —con Frecuencia se le puede ver dirgiendo us propias com Fundamentalmence pis nas teligiosis—, esta presente alli donde se den contecimientos musicals de encepcicn (ai siquiera alts al teiunfo de Wagner en Bayreuth, eo 1876) EI compositor habia alcanzado Ta cima, en los cligiosa (Mists, Oratoriog, paginas corals) Y reves piezss para piano, de asomorosa aude nuevos. Aer dr peregrine, derlicadn 2 Roma, Pero no volvert le plenitud expresiva de sas mejores 1s ya tadas, y otras entre las cuales se an lt Sinfonia. Fatnio, lox dos. Conciertor ¥ orquesta, "la Sonata para piano humana dondequiera que haya un concierto, una i Liszt, digspnesto a captar Ia chispa del genio en un joven desconocido. Y'con el nombre de Wagner, coneluiri su paso por la tierra: por haber querido asistir, estindo. enfermo y con fiebre, a una representacion del Tristin de s\ r complicacio — f el 31 de jul contab cas! 886, muere en Bayreuth, cuando 5 altos de edad, HECTOR BERLIOZ agUn genio o un aventurero. musical ?».— ie mejor que el propio Berlioz, con su aspero he= mor de polemista, conseguiria describirse 2 si mismo en pugna con la critica de hoy. Y resultarfa un cua- dro rico en absurdas y casi emicas contradicciones, centelleante de sitira, y, al final, desesperadamente amargo. El pobre € inocente miisico. apareceria como. blanco de los mis contradietorios juicios: seria definido por algunos como el mis ardiente de los roménticos, y, al mismo tiempo, ottas lo exclui- rian de la lista; exquisitamente francés para algunos, tipicamente embebido de cultura alemana segan ‘ot10s; vietorhuguiano o stendhaliano o jeanpauliano: genial aunque diletante; habilisimo pero pedante: incluso arido; poco dotado para lx miisiea; misico por naturaleza;_insoportable. Son juicios expresados por la critica en estos ltimos afios, y en sus increibles contradicciones descubren algo muy concreto: Berlioz es, todavia hoy, un evidente problema, que no ha encontrado tuna’ clara definicin critica ni un justo, sereao y preciso estudio que penetre en su fondo, Todos estan de acuerdo en un punto: sobre su extraordins- Fa habilidad de orquestador poco para un misico cuya importancia en la historia de la miisica es notable, por no decir muy grande, Schumann —critico atento y, como siempre, luc dis sustancialmente exactos: «No se sabe si hay que pero es demasiado — lo defini ea términos que son tal vez catalogarlo como un genio 0 como un aventurero musical: brilla como un relimpago, pero deja tras de si hedor de azufre; construye grandes frases y des: pués decac hacia un halbuceo de escolar indudable que ninguro de los misicos de su tiempo experiment6 los draméticos contrastes que Berlioz sufrié en la vida antes que en la misica, que nadie experiment6 con tanta angustia el teabajo de dar vida sonora a sus propios fantasmas poéticos. Y el dilema planteado por Schumann ha de resol- verse quiza en el sentido de que Berlioz se adelanté, demasiado respecto a su tiempo y después no encon- 16 los medios adecuados. para manifestarse cum- plidamente 2 sf mismo, Héctor Berlioz nacid el 11 de diciembre de 1803 en una pequeia ciudad del sur de Erancia, 1 pocos Kilémetros de Grenoble, La Céte-Saint-Ancré, en 1 departamento de Isbre. Su primera edueaciin fue la de un joven de familia acomodada —su padre eri médieo—, y 2 los concienzudos estudios tobre los elisicos latinos se sumaron rudimentarias leccio- nes de mésica. Los instrumentos que el muchacho consigue tocar, hasta cierto punto, son la flauta y Ia guitarra (ésta seri, por lo demis, el tinico que Berlioz sabra tocar correetamente), y no le falta un ligero barniz de teoria. En efecto, hacia los doce afios, impulsado por un deseo irresistible, se pone 4 componer cadticamente: no han licgado hasta nosotros estos primeros ensayos, pero el misma autor los juzgaba absolutamenie iamaturos. Nos interesaria saber qué mésica escuehaba por aquellos 10s; s6lo tenemos. noticia de algunas piezas de isica de Camara de Pleyel, fragmentos de obras nas y del Orfeo de Gluck. Entretanio, su padie comicnza a darle algu Iecciones de medicina, y en octubre de 1821 —Ber- lioz tiene dieciocho afios— lo manda a Parts para sha Acatemia de Fronca on Ronen Grabade del sale XIX. Mi, Golecibe’ Mowipal Geis tare. Reirets de 1. Buln Vir, Scie de ot Acris he le Miia ha de sig XIX seguir los estudios médicos. El mismo misico contari despues, en sus «Memoriasy, sus primeras ex- perieacias en la sala de anatomita, con un rico acom- paflamiento de detalles escalofriantes. Evidente- mente, no sentia ningtin interés por la ciencia, peto supo plegarse honradamente a la voluntad de su padre, al menos durante cierto tiempo La vida musical parisina era demasiado rica en tentaciones: la Opera lo vefa frecuentemente entre sus mis entusiastas espectadores, y pasaba largas horas en la biblioteca del Conservatorio, estudiando las partituras de Gluck. Reanudé, pues, el estudio de Ia miisica, y was un apcesurado curso de armo- aia, fue admitido entre los alumnos de Lesueur en Clase de composicion. En 1824, t:as discusiones con la familia, deja la medicina; al aio siguiente cje- cuta una Misa en la iglesia de San Roque, sia éxito. Pero su futuro esti ya decidido: la pequetia asignacion que le pasa su pacrc —aun cuando a veces se encuentra amenazadoramente comprometi basta para vivir y frecuentar asiduamente a Opera, con un fervoroso interés que oo le aban- donari nunca. Mas que de las clases, Berlioz saca preciosas ensefianzas de sus contactos con los ins trumentistas del Conservatorio: no se sacia nunca de haceree explicar caracteristicas y particularidades téenieas de los distintos instrumentos. Se va forman do, instintivamente, aquel poderoso dominio de la Orquesta, que seri el més indiscutible titulo. de gloria de este misico que no sabri nunca tocar correctamente instrumento alguno, salvo la guitarra, En este sentido le seri itil otra. experiencia Habiéndole cortado su padre —y esta vez por mis tiempo— la asignacion mensual, el miisico se ve precisado a pedis un puesto de corisia en un teatro de segundo orden. Esti desesperado, asqueado de la mala mésica que diariamente se oftece alli, pero su continuo contacto con una orquesta, sunque ésta sea mediocre, le proporcionari. preciosas experiencias. Las primeras obras.—En 1827 se siente ya bastante preparado como compositor, y sus ensayos cereadores comienzan 2 salir del limbo de ls buenas intenciones para afirmarse con obras, todavia sin madurat, pero ya genialmente vivas y originales Se trata, en especial, de la Obertura para los France Joges (1827), un deamon de oscuras tintas que st amigo Humbert Ferrand ha escrito para él, y al que Berlioz ha puesto miisica (pero Ia Cipera sera recha. zada por In Real Academia de Milsica, y Berlioz solo podei salvar de la destruccion Ia Obertura) Es una pigina que conserva todavia su singular encanto: la forma esti severamente modelada sobre los esquemas clisicas, con alguna inesperada nove- dad; la melodia es a veces suavisima y de una fresca originalidad (repite el tema de un Quinteto compues- to a los doce aftos). Pero lo que mis llama In aten- cidn es ef color particularisimo de la orquesta, ese refinadisimo juego de timbres que se revela ya como uuna_caracteristiea fundamental del lenguaje de Berlioz. Inmediatamente se pienst en un nombre: el de Mendelssohn, el nico que en este perfodo sabe tratar la orquesta con semejante tefinada maestria. Pero es una relacién que debe hacerse con mucha prudencia: ante todo, por cuestion de fe- chas. En efecto, en Ia época de éste y de otros de 36 attaple y Heras ot seateron. E. Daecoin: {1798 1863). Part, Mo del Lewre ‘Asis a la primera represeatacidn det eBfamlets en el Oden ¥y Wien ol papel de Ofelia a Hardee Smithson, la ual, ‘cinch nios despus, c enovertiia en mi mice Et efecto de su prodigoso talento, 0 mejor, 4 oa genks dramisico, tobre iol Imagination. silo s puede compara ent la impeesin peoducida en mi por el pocta del que era a digas imegprete, (De lar wMemriaen de H. Berle). los primeros ensayos de Berlioz, de los que hablare- mos en seguida, Mendelssohn habia escrito para la orquesta tan sOlo esa genial obra macstra que es Jt Obertura para el Seve de ta noche de verawo op. 21 (1826), mientras que el grueso de su produccién Orquestal €s posterior a los primeros trabajos de Berlioz (La grata de Fingal es de 1830, revisada en 1832; el Mar en calma.y vine feliz es de 1828, revisada tambien en 1832; en cambio, el Ray Blas, que tantas veces se ha comparido con los Francr-figes es diez

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