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7 | HISTORIA ce ia | CUESTION “=! AGRARIA MEXICANA La época de oro V el principio de la crisis de la agricultura mexicana 1950-1970 2X) Eq ee editores = CEHAM A siglo v veintiuno editores, sa de cv 248, OELEGACION COYOACAN, 04310 MEXICO, OF siglo veintiuno de espafia editores, sa GOPLAZA 5, MADRID 23, ESPARA siglo veintiuno argentina editores, sa siglo veintiuno de colombia, Itda ‘AV. 3a. 17-7) PRMMER PISO, BOGOTA, 0.E. COLOMBA disefio de portada: maria luisa martinez passarge primera edicién, 1988 siglo xxi editores, s.a. de c.v. en coedicién con el centro de estudios historicos del agrarismo en mévirn 1 (obra completa) ison 968-23-1494-1 (tomo 7) derechos reservados conforme a la ley impreso y hecho en meéxico/printed and made in mexico NOTA ACLARATORIA Estudiar la cuestién agraria mexicana de las décadas del cincuenta y del sesenta puede ser considerado como un placer y un privile- gio. Pocos momentos de la historia del pais en la materia ofrecen frutos tan maduros como los que pueden recoger en esos afios el historiador, el economista 0 el socidlogo. Entonces aparecen ya con sus perfiles nitidos situaciones y personajes centrales del México contemporaneo, y no pocos fenémenos actuales tienen ahi fijadas sdlidamente sus raices. Pero es, ademas, un privile- gio, porque se presenta como una oportunidad inapreciable de participar en la reconstruccién de una historia desde hace tiem- po anunciada pero hasta ahora poco lograda, en la que existen sin duda innumerables y valiosas aportaciones pero pocas con la intencién o el logro de presentar el plano visual de su conjunto. No vienen estos tomos (7 y 8) de la historia agraria a compen- sar en forma plena tal carencia, pues falta con seguridad el ana- lisis, revision o lectura de algunos aspectos 0 escenarios; otros apa- recen solo de manera tangencial o su interpretacién se conserva aun bajo una férmula hipotética. No obstante, estamos seguros de haber abordado el estudio de cuestiones decisivas y de haber logrado cumplir con nuestra intencién basica de adelantar una propuesta sustentada de reconstruccién general de ese tiempo agrario de la historia de México. En este tomo hemos integrado estudios correspondientes a la producci6n, sistema de cultivos y mecanismos de explotacién en las décadas del cincuenta y del sesenta. La introduccién que se presenta pretende acercar al lector a los nudos teéricos o proble- miticos centrales de la cuesti6n rural de la época, asi como esbo- zar algunos de los presupuestos y resultados generales de la in- vestigacion. Por la manera en que estd escrita, de apretada sintesis y sobre una base fundamentalmente conceptual, el lector no ha- bituado a la terminologia 0 a dicha forma expositiva puede dejar- la provisionalmente de lado para regresar a ella hasta el final. Nuestros agradecimientos van dirigidos en primer lugar a Car- lota Botey, Everardo Escarcega, Luis Sepulveda, Jaime Pefia y Martha Robles, testigos, colaboradores y cémplices cercanos de nuestro estudio. No corresponde a ellos, sin embargo, la respon- sabilidad por sus deficiencias y errores. Agradecemos también a i i] F 2 NOTA ACLARATORIA Pilar Lépez Sierra y Aida Mora; a Marco Cueva Perus, Ana Alicia Pefia Lopez y Paula Porras Ruiz por su arduo trabajo de recopila- cin hemerografica; a los trabajadores de la hemeroteca de la UNAM que no escatimaron tiempo ni esfuerzo para facilitar la con- sulta. Mencién especial merecen Raquel Gémez, Carlos Arrien y Mar- gie, amigos que hicieron posible el acceso a algunas de las inago- tables fuentes que sobre el tema guarda la Biblioteca del Congreso en Washington. Dolores Moyano, encargada del area latinoame- ricana de la misma, presté su amabilidad y eficiencia en la locali- zacion y revision de libros, revistas y documentos. Nuestro reconocimiento por el apoyo recibido al Programa de Investigacién de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales, Acatlan, a la Coordinacion de Investigaciones Econémicas y So- ciales y a la Divisién de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economia de la unam. A MANERA DE INTRODUCCION: EL DESARROLLO CAPITALISTA DEL SECTOR AGROPECUARIO EN EL PERIODO 1950-1970 JULIO MOGUEL Suele considerarse a la década del treinta como el tiempo en el que se establecieron las bases fundamentales de dominio de la ciudad sobre el campo y del sometimiento de la agricultura a la légica y ritmos de la acumulaci6n industrial. Tal consideraci6n, esencialmente valida, requiere no obstante de mayores acerca- mientos. Para ser mas precisos, habria que decir que fue apenas hacia los afios cincuenta cuando empezaron a madurar los ras- gos caracteristicos de una relaci6n orgdnica tipicamente capita- lista entre la industria y la agricultura.! Después del cardenismo, predomin6 atin durante mucho tiem- po en la industria una tecnologia atrasada y tradicional, y la agri- cultura creci6 sobre todo a través de la extensién de las relacio- nes mercantiles, de la proletarizacion de amplios nucleos de su poblacién, de la incorporacién de nuevas tierras al cultivo y de la ampliacién considerable de la infraestructura de transportes y de las obras hidraulicas. Algunos autores han calificado a esta fase de la acumulacién en México como de desarrollo extensivo del modo de produccién capitalista.? 1 “Los afios cuarenta son tradicionalmente identificados con el despegue de la industrializacién en México. En sentido estricto, sin embargo, los anteceden- tes de la industrializacién se remontan a los primeros afios del periodo indepen- diente y desde luego al tiltimo tercio del siglo xix. Empero, es hasta la segunda posguerra —y mas especificamente hasta mediados de los aiios cincuenta— cuan- do el sector industrial se vuelve el mas dindmico de la estructura productiva me- xicana y de hecho el centro motor del crecimiento econdmico del pais |...|" Adol- fo Orive B. y Rolando Cordera, Desarrollo y crisis de la economia mexicana, México, Fce, Lecturas nim. 39, 1981, p. 153. “f...] sélo a partir de la segunda posguerra puede hablarse de una verdadera reconstitucién de la economia internacional ba- sada en la progresiva subordinacién de las economias nacionales a un tinico cir- cuito de reproduccién del capital mundial”. Alejandro Dabat, “La economia mundial y los paises periféricos en la segunda mitad de la década del sesenta”, en Teoria y Politica, nim. 1, abril-junio de 1980. 2 “B] desarrollo del mercado interior por la via de la ampliacion de la produc- [3] 4 A MANERA DE INTRODUCCION La historia agraria de las décadas del cincuenta y del sesenta es asi, con mucho, la de las opciones y vias que se plantearon entonces en los terrenos de la economia y de la politica mexica- Nas para acceder a un cierto tipo de capitalismo: es pues una his- toria de innumerables transiciones que nos colocaron, para bien 0 para mal, en este inevitable y permanente punto de partida que es el presente. Conviene resaltar algunos de los nudos teéricos o problematicos de dicha historia “de transiciones” en su parte de economia y mecanismos de explotacién. Con la reforma agraria cardenista se abrieron caminos reales al desarrollo mercantil-capitalista de la economia mexicana. La recampesinizacion relativa, provocada por la intensa redistribucién distribucién de las tierras, incorporé directa o indirectamente a importantes sectores rurales a las relaciones de intercambio y, vista en su perspectiva mds estratégica, permitié la constitucion de una sdlida reserva de mano de obra cuya “liberacién” adqui- rié, en adelante, ritmos y modalidades convenientes al proceso de expansi6n capitalista.> La formacién de la propiedad parcela- ria, incluso bajo su forma ejidal, formé parte del complejo y lar- go proceso de disociacién entre la industria y la agricultura y en cin mercantil y la extensi6n de las relaciones capitalistas, es un fenémeno poco estudiado en las investigaciones sobre el capitalismo en México, al que no se hace prdcticamente referencia alguna en comparacién con el proceso de sustitucién de importaciones [...] Desde los afios cuarenta y a lo largo de la década del cin- cuenta, la expansién del capitalismo en México fue impulsada por procesos di- rectamente vinculados al desarrollo extensivo del modo de producci6n capitalis- ta, como también por un dindmico proceso de sustitucién de importaciones, decididamente favorecido por la politica de proteccién a la industria [...] En este periodo se dio una rapida extensién de la produccién mercantil a expensas de la enorme masa de la poblacién agricola que producia en condiciones de auto- subsistencia [...] lo que dio lugar a un considerable éxodo del campo a la ciudad [.]” Miguel Angel Rivera R. y Pedro Gomez Sanchez, Acumulacién de capital y crisis en México, México, Juan Pablos, 1986, p. 75. 3 “En México se desarrolla un impresionante proceso de proletarizacién cam- pesina, que se inicia en la década del cuarenta con el fin del gran reparto agrario, adquiere una magnitud absoluta inusitada en la década del cincuenta y se afianza er la siguiente, donde comienza a manifestarse la tendencia a la disminuci6n de la poblacién rural en términos no sdlo relativos sino absolutos. Asi, luego de la ‘recampesinizacién’ de una gran masa de obreros agricolas hasta 1950, se expan- de en un 49.7% el numero de los asalariados sin tierra durante esa sola década, para aumentar en un 15.8% durante 1960-1970." Francisco O. Lerda, “Salario y ejército de reserva en el campo mexicano”, en Julio Moguel et al., Ensayos sobre la cuestién agraria y el campesinado, México, Juan Pablos, 1981, p. 180. 6 A MANERA DE INTRODUCCION Con cllo, una depresidn sistcmatica y estrucheral de los salarios rurales.’ Como efecto concomitante, dicha competencia favore- cié la subordinacién del trabajo agricola a formas de explotacion de alta intensidad (con la predominancia del pago de salario a des- tajo),® combinadas con el desarrollo de los métodos de produc- cién de plusvalor absoluto (extension de la jornada de trabajo en los cultivos capitalistas).? La posibilidad de pagar salarios bajos y de utilizar los métodos de produccién de plusvalor absoluto y del salario a destajo no sdlo se dio por la existencia del enorme ejército de reserva generado por la propia extension de las relaciones mercantiles y de la cre- ciente proletarizacién, es decir, no solo por la cantidad, sino tam- bién por la naturaleza del trabajo que integré dicho ejército de re- serva: el campesino minifundista que busca ocupacién temporal en las unidades de produccion agricola capitalistas “ahorra” al em- presario los costos de aprendizaje y algunos de los costos de sus- tento y reproducci6n de las fuerzas de trabajo. La llamada econo- mia campesina cubri6, asi, una parte importante del salario indirecto que, “en condiciones normales”, tenia que haber sido pa- gado por el capital o ser absorbido por los sistemas de seguridad social propios del Estado moderno."” Por lo demas, la mercanti- 7 “El v Censo Agricola, Ganadero y Ejidal de 1970 es una fuente importante para el estudio de los salarios rurales. Ahi se encuentra un elemento que es fun- damental para entender esta problematica: la cuestion de la temporalidad de los trabajadores. A partir de esto, se observa [...] que los trabajadores permanentes en el afio del censo (1970) fueron 433 718 (17.11%) y su promedio de remunera- ciones fue de 4 862.78 pesos por persona [...] Los trabajadores eventuales [...] fue- ron: 2 101 192 que representan el 82.89% del total de los trabajadores del sector rural. El promedio de remuneraciones fue de 1 277.50 pesos (dos veces v media menor que los trabajadores permanentes).” José Luis Soto Aguilera y D iniel Ra- mirez Diaz, “El salario rural en México”, en Jeff Bortz et al., La estructura de sala- rios en México, México, uaM Azcapotzalco y styps, 1985, pp. 254-255. 8 «Se confirma a través de la investigacion directa que el salario a destajo es el salario mas comin en el medio rural {...|" Idem., p. 280. ° Esta es sin duda una de las contradicciones mds dolorosas del capitalismo para las masas explotadas: el que un “exceso” de brazos no permita una redistri- bucién de los tiempos de trabajo social para aligerar las cargas de la explotacion sino que redoble las cargas de trabajo (en intensidad y en extensién) para el ejér- cito en activo. 10 “A la reconstitucion inmediata de la fuerza de trabajo corresponde en prin- cipio él salario directo. Este, entregado proporcionalmente al numero de horas tra- bajadas, pretende estar en relacién estrecha y precisa con el periodo de trabajo efectivamente productivo. En cuanto al sustento (fuera de los periodos de empleo) y la reproduccion, estan asegurados por medio de las ‘transferencias’ que estas en- JULIO MOGUEL 5 la medida en que parcializé productivamente al campesino y ten- dié a romper sus formas de reproduccién comunitarias —por la via de su nueva inscripcién en el mercado-—, lo preparé o lo pro- dujo como fuerza de trabajo para el capital, en el doble seritido de su real e inmediata inscripcién parcial en los procesos de tra- bajo propiamente capitalistas, o de su futura y definitiva proleta- rizacion al perder sus medios de produccién y de vida. Asi, ade- mas de la fuerza de trabajo que fue directa y definitivamente expulsada del campo y que engros6 las filas del ejército indus- trial en activo o el de reserva, establecido en los espacios urba- nos,‘ una buena parte del campesinado, de los semiproletarios o de los jornaleros agricolas vinculados directa o indirectamente a una pequeiia parcela o a sus comunidades se convirtié en una mano de obra que, por oleadas y en las temporadas precisas de siembra y de recolecci6n, inund6 los campos de produccién ca- pitalista extendidos a lo largo y ancho del pais.5 En el sector agricola, la forma de absorcion o repulsién de mano de obra por sus centros de produccion capitalista se ajusta a los ciclos y a las condiciones generales del crecimiento y expansién del capital. No obstante, adquiere modalidades propias por la es- pecificidad de su “base natural” de desarrollo: a diferencia del sec- tor industrial en el que el tiempo de trabajo coincide con el tiem- po de produccién, en la agricultura el proceso natural impide la division del trabajo en tiempo y espacio y obliga a una ocupacion diferente a través del tiempo.® El resultado general de este pro- ceso fue, en la fase de andlisis que nos ocupa, la existencia de un flujo migratorio, intermitente y rotatorio, de las zonas de “eco- nomia campesina” a las propiamente capitalistas, situacién que genero una competencia masiva y generalizada por el trabajo y, 4 Utilizamos el concepto marxista de ejército industrial de reserva, y lo refe- rimos a sus tres formas de existencia: fluctuante, latente y estancada. Véase Karl Marx, El capital, tomo 1, vol. 3, México, Siglo XXI, 1975. 5 “E] reparto agrario y la liberacién de la mano de obra en el centro y sur del pais resolvia asi lo que en el porfiriato y en los afios que siguieron a la revolucién se manifestaba como un problema crénico para los capitalistas nortefios, particu- larmente del noroeste: la escasez de mano de obra, problema que no leg6 a re- solverse con la expropiacién de sus tierras a las tribus Yaqui y Mayo, pues ésta adquiri6, sobre todo para los primeros, el cardcter de una verdadera guerra de exterminio.” Rosario Robles, “Acumulacién capitalista y agricultura en México”, en Teoria y Politica, nim. 14, afio 1v, México, enerojulio de 1986, p. 70. 6 Foladori, Guillermo, Polémica en torno a las teorias del campesinado, México, ENAHANAH, 1981, Karl Marx, op. cit JULIO MOGUEL lizaci6n —y proletarizaci6n tendencial— llev6 a la desarticulacién relativa 0 absoluta de la tradicional familia campesina, permitien- do la incorporaci6n masiva de las mujeres y los nifios a algunas tareas del trabajo agricola, pues “es fuerza de trabajo de menor magnitud de valor que al incorporarse al mercado desvaloriza al resto [...] porque distribuye el antiguo valor de la fuerza de traba- jo del obrero —que incluia el mantenimiento de su familia— en- tre la mujer y sus hijos. Y cuando aumenta el salario familiar to- tal, disminuye el obtenido por el obrero, y aumenta asi la tasa de explotacion a la vez que la masa de los explotados.”!! Otro plano del complejo sistema de explotacién en el medio tural que se extiende y despliega en las distintas fases de la acu- mulacion capitalista, pero que cobra particular relevancia en su etapa extensiva es aque] que, como productor y comprador, co- rresponde vivir al campesino parcelario quien “[...] para subsistir tiene que vender, comprar, endeudarse [...]; su contacto con el capital ya no se reduce a la relacion con el patrén que lo contrata como jornalero, ahora el patrén se multiplica; el Estado y sus agen- tes son nuevos patrones, pero también lo son el ingenio privado o la trasnacional que habilitan y compran su producto. La explo- tacion se vuelve multiforme [...]"!2 Una “condicién productiva” sostiene esta posibilidad: el campesino, cuyos insumos no cons- tituyen directamente un capital y cuyos presupuestos de repro- duccién no estan dados por la obtencién de una ganancia, puede, hasta ciertos limites, sostener una produ mn ascendente sobre la base de una “mayor aplicacién” de sus fuerzas de trabajo en tregas de fondos se efectian a través de instituciones estatales 0 paraestatales: el sistema de seguridad social [...] Dicho esto, la eficacia del principio de la ‘reser- va’ aparece por si sola, A falta de poder asegurar en unas condiciones ‘precapita- listas’ y ‘domésticas’ los gastos de sustento y reproduccion —como sucede en los bantustans 0 como fue posible mientras en el mismo occidente las zonas rurales pudieron desempenar parcialmente este papel—, la devolucién de estos gastos hace bajar el ‘precio’ del trabajo.” Benjamin Coriat, El taller y el crondmetro, México, Siglo XXI, 1982. Coriat cita y sigue aqui a Claude Meillassoux, en sus obras Muje: res, graneros y capitales, México, Siglo XI, 1976, y Terrains et théories, Anthropos, 197. 11 Francisco O. Lerda, “Salarios y ejército de reserva en el campo mexicano”, en Julio Moguel, et al, op. cit, p. 182 : ‘2 Armando Bartra, Los herederos de Zapata, México, EKA, 1985, p. 18. El mis- mo autor presenta un interesante “modelo” teérico sobre esta mecanica peculiar de explotacién en La explotacion del trabajo campesino por el capital, México, Ma- cehual, 1982 8 A MANERA DE INTRODUCCION condiciones de descenso de los precios.!3 Esta “via indirecta de producci6n de plusvalor relativo’"* se desarrollé durante todo el periodo y constituy6 una de las palancas mds poderosas del auge y desarrollo industrializador. En las décadas del cincuenta y del sesenta el vinculo entre eco- nomia campesina y agricultura capitalista se convierte asi en algo significativamente diferente a lo que algunos estudiosos de la cues- tin agraria consideraron —o consideran— como una simple “ar- ticulacién” de dos modos de produccién diferentes.!5 Se estable- ce, por el contrario, una modalidad de acumulacién —reproductiva, material y de relaciones de clase— particular, tinica e integral en- tre ambas formas productivas. Estas, a su vez, encontraron su pro- pia logica de integracién funcional en un sistema de reproduc- cién capitalista comandado por la industria. El vinculo entre la agricultura y la industria que hasta aqui he- mos tratado de poner en evidencia es el que se establece a través 13 "Como limite de la explotacion para el campesino parcelario no aparece, por una parte, la ganancia media del capital [...]; ni tampoco, por la otra, la nece- sidad de una renta [...] En su condicién de pequefio capitalista no aparece para él, como limite absoluto, otra cosa que el salario que se abona a si mismo, previa deduccién de los costos propiamente dichos. Mientras el precio del producto cu- bra su salario, cultivar su campo, y ello inclusive y a menudo hasta llegar a un minimo fisico del salario {...]” K. Marx, El capital, tomo 11, vol. 8, México, Siglo XXI, pp. 1024-1025. ‘4 E] término de ‘via indirecta de produccién de plusvalor relativo’ es impre- ciso, pero lo utilizamos en forma indicativa para subrayar e] hecho de que el ca- pitalismo encuentra formas temporales, alternativas a la modernizacion y desa- rrollo de sus fuerzas productivas, para conseguir resultados que se ajustan adecuadamente a su légica inmediata de acumulacién. Como se sabe, la produc- cién de plusvalor relativo en un sentido estricto consiste en disminuir el ‘precio’ © el valor de la fuerza de trabajo por la via de aumentar Ja productividad en el rea de los bienes de consumo obrero. De esta manera, sin que necesariamente se aumente el grado de explotacién, se disminuye el tiempo de trabajo necesario (que corresponde al tiempo de reproduccién de la fuerza de trabajo) y se incre- menta con ello el plusvalor o la ganancia. En determinadas condiciones, la clase capitalista puede obtener resultados similares sin que ello resulte de una modifi- cacion de la base tecnoldgica de produccién o de los métodos de trabajo en el sector correspondiente a la produccién de basicos: como sucedié en la fase del colonia- lismo, 0 como sucede en aquellos paises capitalistas que integran funcionalmen- te formas campesinas de produccién, la depreciacién o desvalorizacién de la fuerza de trabajo obrera se da a partir de un tipico proceso de pillaje y de sobreexplota- cion de la poblacién campesina. 15 Para una critica de la teoria de la articuiacién de modos de produccién, vea- se Julio Moguel, op. cit, y Armando Bartra, op cit JULIO MOGUEL 9 del desarrollo mercantil, la proletarizacién del trabajo y la inte- gracion funcional de la economia campesina a las condiciones de produccién capitalista. Pero cabe resaltar otra faceta decisiva de este vinculo, rigurosamente ligada al fendmeno anterior, que se expresa en la relacién contradictoria y de unidad entre clases urbanas y clases rurales dominantes, mediada en lo econémico y lo politico —entre otros nucleos sociales y sectores productivos del campo— por la propia existencia y desarrollo de la economia campesina. El ejemplo mas relevante es el de la forma en que la economia campesina posibilita que, en condiciones en que es significativo el volumen de su produccién —como lo fue para de- terminados productos basicos en el curso de los afios analizados—, se imponga una tendencia en la fijaci6n o determinaci6n de los precios que deprime los niveles de la renta diferencial apropiada por los terratenientes. En otras palabras, si en la mecanica nor- mal de fijacion de los precios agricolas son las tierras peores —no marginales— las que tienen la voz de mando, y éstas se cultivan en condiciones no capitalistas, la depresion de la linea que marca los niveles de renta diferencial para las mejores tierras opera por el hecho de que en aquellas de menor calidad no tiene que pa- garse una renta de monopolio o absoluta (por la atomizaci6n pro- pia de la propiedad parcelaria), una ganancia media 0, en ocasio- nes, ni siquiera la totalidad de los elementos que integran el “salario” campesino.!® Otros elementos 0 fenémenos son tam- bién significativos. En el periodo de estudio, la base estructural de contradiccio- nes entre terratenientes agrarios e industriales pudo ser media- da en lo general por el Estado, con saldos ampliamente favora- bles para los segundos (y para lo que en México se despleg6 como una definida linea de desarrollo de un capitalismo de Estado). La clave para que esto fuera posible fue que el Estado logré capitali- zar plenamente las herencias legadas por el cardenismo, particu- larmente aquellas que, a partir de 1935, clausuraron la via 16 “(,..] Para que el campesino parcelario cultive su campo o compre tierra des- tinada al cultivo, no es necesario [...] que el precio de mercado del producto agri- cola se eleve lo suficiente como para arrojar la ganancia media para él, y menos aun un excedente por encima de esa ganancia (...] Por lo tanto, no es necesario que aumente el precio de mercado, ni hasta el valor ni hasta el precio de produc- cion de su producto. Es ésta una de las causas por la cual el precio de los cereales es mas bajo en paises de propiedad parcelaria predominante que en paises de modo capitalista de produccién.” K. Marx, El capital, tomo m, vol. 8. 10 A MANERA DE INTRODUCCION burguesa-terrateniente de desarrollo capitalista y abrieron plena- mente el camino hacia el modelo capitalista industrializador. La reinscripcion de las clases burguesas terratenientes en el bloque de poder y el reciclamiento de su fuerza econdmica y politica a partir del régimen de Avila Camacho no alteré en lo sustancial estas nuevas condiciones de desarrollo, en el sentido de que los grandes y modernos propietarios de la tierra quedaron someti- dos a los poderes urbanos e industriales y nunca mas intentaron proyectar en y a través de la conquista del Estado su propia y par- ticular via hegeménica de dominio. La nueva relaci6n estructural entre las clases dominantes llevaba asi a establecer otras de igual naturaleza: la principal, aquella que permitié la apropiacion de la renta diferencial por parte del Estado a través de la aplicacion de significativas tasas impositivas a los principales productos de exportaci6n.!’ La expropiacién petrolera afianz6 y amplié tales mecanismos redistributivos, dando al Estado una fortaleza y una capacidad de intervencién econémica y politica sin precedentes. Ello no signific6, sin embargo, que el capital territorializado no en- contrara condiciones favorables de apropiacion directa de renta internacional o de renta interna; fue éste, incluso, uno de los me- canismos basicos que determinaron en el periodo su légica de acu- mulacion y crecimiento. Pero se vio obligado a compartir tales beneficios extraordinarios y a someterse a una légica de redistri- bucién productiva o de inversion —por via del Estado— de una porcién importante de tales excedentes que en absoluto era la suya. Una buena parte de las formas y los mecanismos de acumula- cién y de explotacién hasta aqui mencionados fueron especificos del desarrollo capitalista mexicano en el curso de los afios que comprende nuestro estudio. Algunos de ellos permanecieron y se redimensionaron al pasar la década del sesenta, pero otros sim- 17 La renta de la tierra ha sido por lo general poco estudiada en los andlisis del desarrollo del capitalismo latinoamericano, no obstante su enorme importan- cia para explicar dicho capitalismo en su fase formativa y en su primera etapa de consolidacién. Algunas indicaciones y consideraciones importantes sobre el tema pueden encontrarse en Alejandro Dabat y Luis Lorenzano, Conflicto malvi- nense y crisis nacional, México, Libros de Teoria y Politica, Juan Pablos, 1982; Ra- fael Antonio Arce et al,, “El Salvador: renta internacional del café y configuracion capitalista”, en Teoria y Politica, nim. 1, abril-junio de 1980; Guillermo Flichman, La renta del suelo y el desarrollo agrario argentino, México, Siglo XXI, 1977; Arman- do Bartra, “La renta capitalista del suelo", en Cuadernos Agrarios, nim. 2 Méxi- co, abril-junio de 1976; Julio Moguel et al, op. cit. JULIO MOGUEL i plemente se fueron extinguiendo o entraron en una franca etapa de disfuncionalidad generalizada o de crisis. El agotamiento de las condiciones extensivas de la acumulacion y el quiebre de la relaciOn tradicional en el vinculo de intercambios con el exterior oblig6é a iniciar un arduo y penoso proceso de reconversién pro- ductiva que fue, en un solo movimiento, causa y efecto de la cri- sis capitalista del sector a la vez que el punto de partida para su redimensionamiento. Sin que ello se diera en clara y directa sincronia con los cambios productivos en el sector industrial —aunque si fue definidamente alimentado 0 acicateado por éstos—, el agricola inicié en los afios sesenta su transito hacia condicio- nes de acumulacién predominantemente intensivas, Nuevas for- mas productivas, nuevos productos agropecuarios, nuevas rela- ciones humanas empezaron a abrir el curso de una nueva historia de la agricultura. La apropiacién de la renta diferencial 1 en cuan- to base y fuerza de la logica productiva de los grandes exportado- res (y de los capitalistas volcados al mercado interno), asi como de la naturaleza de su relaci6n unitaria y conflictiva con el Esta- do (y, a través de éste, con los sectores industriales), empez6 a dejar su lugar a otro conjunto de logicas y formas de crecimien- fo. El incremento de la productividad del trabajo'® —y ya no la extension de las relaciones mercantil-capitalistas— se convirtié en formula eje de reproduccion e, incluso, de sobrevivencia produc- tiva. Pero ello, deciamos, se dio a través de una profunda crisis en todos los niveles. En uno de sus polos, la “via indirecta de pro- duccién de plusvalor relativo” mostr6 sus limites absolutos, cuan- 18 Incluso esto se refleja en el cambio de predominio de la renta diferencial 1 por la 11. “En el anélisis de la relacion renta-beneficios hay que destacar tam- bién el desarrollo en Marx de la teoria de la renta diferencial 11. La renta diferen- cial 1 era el producto exclusivo de la aplicacién de inversiones iguales de capital en extensiones iguales de tierra pero con diferente fertilidad (0 situacion). La se- gunda, la renta diferencial 1, constituye el producto de la inversion de nuevos capitales en los terrenos ya cultivados. Este segundo tipo de renta tiene su ‘base historica y punto de partida’ en la primera, pero esto no significa que su distin- cién no sea importante para el andlisis de la mecanica de funcionamiento del modo de produccién capitalista [...] La renta diferencial 11 constituye la forma predomi- nante de la apropiacién de ganancias extraordinarias por el capital territorializa- do 0 el terrateniente en la etapa de desarrollo intensivo del capital, y supone una modificacién significativa de las relaciones de poder y del tipo de contradiccio- nes existentes entre capitalistas y terratenientes.” Blanca Rubio Vega y Julio Mo- guel, “Valor y renta de la tierra.en la economia politica y en Marx”, en Ensayos sobre la cuestion agraria. . ., op. cit. vw A MANERA DE INTRODUCCION do la gallina de los huevos de oro empez6 a dejar de producir o los gastos para su recuperacion se volvieron insostenibles. Por lo demas, la crisis de la empresa capitalista agricola, articulada como causa y efecto a aquella de la economia campesina, alteré la fun- cionalidad global de otros importantes mecanismos de explota- cién como fueron los circuitos regulares y rotativos de migracién y los de depresi6n salarial, en condiciones de una creciente mar- ginalidad y miseria que alter6 a su vez las condiciones de la “paz tural” posrevolucionaria. A los costos econémicos, el capitalismo mexicano tuvo que sumar entonces los costos politicos, cuando a veinte 0 treinta arios del cardenismo las masas de campesinos y de jornaleros agricolas iniciaron un nuevo ciclo largo de rebe- lién. En otro de sus polos, la apropiacion de renta diferencial por parte del Estado empez6 a encontrar sus limites en la caida ten- dencial de los precios de los productos agricolas tradicionales de exportaci6n, lo que sumado a complejas y subterrdneas transfor- maciones productivas modificé de cabo a rabo las relaciones entre la industria y la agricultura, y, en consecuencia, la relacion global entre las clases. Fue ésta, también, una transmutacion que nada tuvo de pacifica, y que se precipité bajo la forma de una pro- funda crisis econémica y politica al finalizar los afios sesenta y al iniciarse la década del setenta. ESTRUCTURA DE LA PRODUCCION Y CULTIVOS. 1950-1960 ROSARIO ROBLES B. En memoria de Francisco, mi padre. A mi madre, Rosario. A Julio y Mariana INTRODUCCION En la década del cincuenta el sector agropecuario se constituy6 en un pilar decisivo del desarrollo econémico nacional. Las tasas de crecimiento registradas en la produccion agricola alcanzaron un promedio anual del 5.7%,! en numeros relativos, muy por en- cima de otros paises latinoamericanos.? Como parte del mismo movimiento, el medio rural mexicano vivid procesos radicales de transmutaci6n: fue en esos afios cuando surgieron y se extendie- ron los grandes y modernos emporios agricolas trigueros y algo- doneros; fue entonces también cuando los caminos y las carrete- ra vincularon entre si y con el resto del pais a comunidades antes aisladas que, por su proceso de apertura, empezaron a modificar sus formas y sistemas tradicionales de existencia; fue en esos tiem- pos cuando se conquistaron importantes zonas desérticas y sur- gieron gigantescas presas que le abrieron el paso al tractor y a nuevos y sofisticados implementos agricolas; fue, en fin, en aque- llos afios cuando las manchas urbanas se expandieron y, con su poblacién, creci6 enormemente la demanda de productos agro- pecuarios. Esta fue la época de oro de la agricultura mexicana. 14...) a partir de 1940, la curva (de la produccién agricola) empieza a subir y mantiene un ascenso vertiginoso hasta la mitad de la década de los sesenta. Durante este asombroso periodo de 25 afios, la produccién agricola por 1o menos se cuadruplic6, registrando una tasa de crecimiento anual de 5.7% [...|”. Paul La- martine Yates, El campo mexicano, tomo 1, México, El Caballito, 1978, p. 15. 2 Los indices de crecimiento de la produccién agropecuaria en varios paises de América Latina, tomando como base los afios 1934-1938 y promediando hasta 1962-1965, fueron: México: 314; Brasil: 210; Argentina: 128; Peri: 202; Chile: 164; Colombia: 236; Uruguay: 135. Ibid., p. 19. : 3) 14 ESTRUCTURA DE LA PRODUCCION Y CULTIVOS CUADRO 1 PRODUCTO INTERNO BRUTO (Millones de pesos de 1960) Anos Total Primario % Industrial % Servicios % 1940 46 693 9 057 19.4 11705 = 25.0 25931 55.5 1950 83 304 15 968 19.2 22097 26.5 45 239° 54.3 1951 89 746 16 819 18.7 24 138 26.9 48879 54.4 1952 93 315 16 344 17.5 25646 27.5 51325 55.0 1953 93 571 16 318 17.4 25263 = 27.0 51990 55.5 1954 102 294 19 093 18.7 27309 26.7 56522 55.2 1955-111 671 20 841 18.7 30111 26.9 60719 54.3 1956 119306 20 366 171 33314 9 27.7 65626 55.0 1957-128 343 22 020 17.1 35 814 27.9 70509 54.9 1958 135 169 23 531 17.4 37 339 27.6 74239 54.9 1959 139212 22.792 16.4 40447 29.0 75973 54.5 1960 150 511 23 970 15.9 43933 29.2 82608 54.8 1961 157 931 24416 15.5 46244 29.3 87271 = 55.2 1962 165 310 25 339 15.3 48 783 29.5 91188 55.9 1963 178516 26 663 14.9 53 587 30.0 98266 55.0 1964 199390 28669 14.3 61980 31.1 108741 54.5 1965 212320 30222 14.2 66508 31.3 115590 54.4 1966 227037 30740 13.5 72909 32.1 123388 54.3 1967-241 272 31 583 13.0 79274 «32.8 130415 54.0 1968 260 901 32 558 12.5 87167 33.4 141176 54.1 1969 277 400 32912 11.8 94362 34.0 150126 54.1 1970 296600. 34535 11.6 102154 34.4 159911 53.9 FUENTE: INEGI/INAH, Estadisticas historicas de México, tomo 1, México, mayo de 1986, pp. 334-335. Como parte de este proceso de transformaciones, y en aparen- te paradoja, el sector primario empez6 a desempefiar cada vez mas un papel subordinado al industrial. Mientras que entre 1940 y 1950 su aportacion al producto interno bruto se mantuvo en un promedio del 19%, en 1960 conttibuyé con el 16% y en 1970 sdlo con el 11.6%. Pero el descenso relativo de su aportacion al ris no fue sino la otra cara de la moneda de sus enormes y crecientes contribuciones a la industrializaci6n. En los términos del Centro de Investigaciones Agrarias podia sefialarse a principios de los afios setenta que ROSARIO ROBLES B. 15 CUADRO 2 VALOR DE LA PRODUCCION AGRICOLA Total Tierras de temporal Tierras de riego 1950 6 317 800 4830 968 1 486 832 1951 6 338 387 4589 361 1749 026 1952 6 128 478 4.446 571 1 681 907 1953 7 054 480 5 427 948 1 626 532 1954 9 337 289 6 158 740 3.218 549 1955 12 064 587 8 413 276 3651 311 1956 12 789 910 9 080 334 3.709 576 1957 14 116 526 9 336 503 4780 023 1958 15 620 933 11 980 035 3 640 898 1959 15 031 292 11 562 250 3 469 042 1960 14 321 549 9 909 558 4411 991 FUENTE: INEGI/INAH, Op. cit., p. 347. el sector agricola traspasa a los dems sectores de la economia en todo el periodo de 1942-1960, mas de 3 mil millones de pesos, lo que constitu- ye el 2.3% del valor acumulado del producto agricola durante el mismo periodo. En resumen, el sector agricola ha hecho una aportacién muy significativa al desarrollo econdémico del pais, no sélo mediante la provi- sién de casi todos los productos fisicos requeridos por el mercado, local y exterior, y la liberacién de mano de obra para los demas sectores, sino también mediante la transferencia de considerables cantidades de capital.> El cdlculo del cp1a se presenta en este caso significativamen- te conservador en cuanto al monto total de las transferencias, pues sdlo de 1954 a 1955, en el mismo anilisis de la institucién, los “traspasos” de la agricultura a la industria generados por el sim- ple diferencial de los precios representaron un total de 1 291 mi- llones de pesos.‘ No obstante, sirvan estos indicadores para dar 3.Centro de Investigaciones Agrarias, Estructura agraria y desarrollo agricola en México, México, Foe, 1974, p. 143. 4“{...] el producto agricola de 1955 a precios corrientes fue de 19 145 millo- nes de pesos, Pero entre 1954 y 1955 los precios generales aumentaron sélo en un 5.6%. En consecuencia, el producto agricola de 1955, a precios de 1954, fue 18 233 millones de pesos. Pero, si los precios hubieran crecido al mismo ritmo que los precios generales, el mismo producto tendria un valor (en 1955 a precios 16 ESTRUCTURA DE LA PRODUCCION Y CULTIVOS una idea de las grandes cargas que el sector agropecuario y sus clases fundamentales tuvieron que soportar en las fases de arran- que de nuestro proceso industrializador. En su base, tal relacion entre industria y agricultura, y entre campo y ciudad, fue extre- madamente desigual y polarizadora, y se desplegé bajo una via de desarrollo que muchos consideraron era el “precio” que habia que pagar para que México entrara de lleno a la modernidad. LA DECADA DEL CINCUENTA: EXPANSION Y AUGE En los tiltimos tiempos se le ha gritado, se le ha dicho en to- dos los tonos: Eres libre. Tus amos han desaparecido. Todo es tuyo. Hoy, él sabe que nada de eso es cierto. Sus lideres lo visitan en automévil propio y los ve frecuentar las canti- nas y hacerse de dinero. El razona: Si todo ha salido del he- nequén gpor qué nosotros nos morimos de hambre? El ha- cendado da fiestas, pinta y amuebla su casa, tiene numerosos sirvientes, en tanto que la choza del indio se arruina y no pue- de comer carne sino una vez ala semana. ;De dénde sale el dinero?, se pregunta. ;De dénde sale? Es la pregunta que se hacen los ejidatarios de Yucatan FERNANDO BENITEZ Al inigiarse la década del cincuenta la agricultura mexicana ya era sin duda un sector capitalista altamente dinamico en su desa- rrollo. Si en 1940 todavia el 47.6% de la produccién no se comer- cializaba pues se canalizaba al autoconsumo, en 1950 esta pro- porcién se habia reducido al 17.9%.5 La “recampesinizacién” provocada por el reparto de tierras en el cardenismo habia dismi- nuido en forma relativa el proceso de proletarizaci6n, abierto en México desde la segunda mitad del siglo xix, pero en un proceso de 1954) de 16 942. La diferencia entre ambas cantidades, de 1 291 millones de pesos, es el valor del producto agricola ‘traspasado’ a los otros sectores, por el simple hecho de que dicho producto fue proporcionado més barato que el producto na- cional total [...|" Centro de Investigaciones Agrarias, op. cit, p. 140. 5 Censos agricolas, ganaderos y ejidales, México, sic-DGE. Gf. Francisco O. Ler- da, “Salario y ejército de reserva en el campo mexicano”, en Julio Moguel et al., Ensayos sobre la cuestién agraria y el campesinado, México, Juan Pablos, 1979. ROSARIO ROBLES B. 17 de extension de relaciones mercantiles que preparé nuevas olea- das de "prodiiatéres degpaseides": en 1a década del cincuenta el numero de asalariados sin tierra crecié en un 49.7%, para aumen- tar en un 15.8% entre 1960 y 1970.° En otro plano, indicador del avance y desarrollo de la capitalizacién agricola, al iniciarse la dé- cada del cincuenta las enormes inversiones en riego ya habian permitido ampliar considerablemente la superficie cosechada, al tiempo que empezaban a evidenciarse los primeros frutos en pro- ductividad de los experimentos que en materia de investigacion cientifica se venian desarrollando desde afios atras.’ Al llegar el afio de 1953 esta ola expansiva de la acumulacién agricola se frend abruptamente por los efectos combinados del agotamiento relativo de la primera gran fase de capitalizacién y de factores naturales que, como las sequias, azotaron diferentes cultivos en entidades como Chihuahua, Coahuila, Zacatecas, San Luis Potosi y Guanajuato. Seguin datos de la Asociacién Civica Es- tatal de Zacatecas, sdlo en esta entidad los agricultores y ganade- ros habian perdido alrededor de 300 millones de pesos y miles de campesinos se habian ido a trabajar “al otro lado”.® También los distritos de riego resintieron los efectos de la sequia, pues, hacia mediados del afio, los vasos de los distritos de la region lagunera del bajo rio Bravo, Don Martin, Sanalona y Marte R. Gémez se encontraban practicamente vacios. En otros lugares, las presas s6lo tuvieron volumenes de agua suficientes para cultivar entre el 40 y 60% de las areas asignadas (como en los distritos de Ciu- dad Delicias y Ciudad Juarez en Chihuahua, 0 el de Palestina en 6 Luisa Paré, El proletariado agricola en México. «Campesinos sin tierra o prole- tarios agricolas? México, Siglo XX1, 1977, p. 93. 7 “E] punto de partida y base fundamental del desarrollo capitalista en la agri- cultura fue, entre 1940 y 1950, la extensién de las relaciones mercantiles sobre la base del reparto agrario cardenista, la proletarizacién e integracién mercantil de amplios sectores sociales y de las viejas comunidades indigenas, la incorpora- cién de nuevas tierras al cultivo, y la ampliacién considerable de la infraestructu- ra de transportes y de obras de irrigacion. Esto gener6 condiciones inmejorables para el desarrollo del sector industrial: la constitucién de un mercado interno na- cional y de un amplisimo ejército de reserva que le aport6 durante todo el perio- do importantes contingentes de trabajadores.” Rosario Robles, “Acumulacién ca- pitalista y agricultura en México”, en Teoria y Politica, mim. 14, México, enero-junio de 1986, p. 66. ® “Un cuadro pavoroso de desolacion y miseria ha dejado la prolongada sequia en el estado de Zacatecas, convertido ahora en un inmenso paramo donde ha de- saparecido la agricultura y la ganaderia”, Excélsior, 18 de agosto de 1953. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. ROSARIO ROBLES B. i9 se hizo esperar, rebasando con mucho la simple intervencion para la compra de los faltantes alimentarios. Un plan de emergencia echado a andar apresuradamente canaliz6 significativos recursos fisicos y humanos hacia el sector. Hacia finales de 1953, una se- rie de definiciones por parte del gobierno permitieron atacar el cuadro critico de la producci6n agropecuaria en un sentido “mas estructural” y con medidas de mas largo vuelo.!! En 1954, los factores naturales, tan adversos el afio anterior, desempefiaron ahora un papel muy positivo pues las abundantes Iluvias de la segunda mitad de 1953 colmaron favorablemente po- z08, presas y todo tipo de vasos para irrigar el ciclo subsecuente. E] balance de 1954 no pudo ser mas favorable: Casi todos los cultivos vieron aumentar su volumen y su valor. Destaca- ron, sin embargo, por su elevada tasa de crecimiento, el algodon, la se- milla de algodon y el frijol, con incrementos, respectivamente, del 81, 62 y 53%. El aumento registrado en el valor de la produccién algodonera habria de situarla incluso como la agricola mas importante del pais, se- guida por la del maiz. Este ultimo producto, lo mismo que el trigo y la cafia de azticar, registraron aumentos no tan espectaculares pero no por eso menos importantes, pues fueron del orden del 24, 29 y 16%, respec- tivamente.!* Como resultado del incremento en la produccion, las importa- ciones de alimentos descendieron considerablemente: el trigo pas6 de 250 000 toneladas importadas a 68 000, y en el caso del maiz solo se compro en el exterior la mitad de las toneladas del afio anterior. Esta nueva fase expansiva abarc6 también los dos afios siguien- 11 “En 1953 [...] el pi total sdlo crece al 0.3%; el pts industrial desciende -1.5% y el agricola -0.2%. Esto obliga al Estado a fijar precios de garantia a la produc- cion agricola a partir de ese aiio y a profundizar el proteccionismo industrial {...] asi como otorgar grandes estimulos a la reinversién y permitir exenciones de pa- gos de impuestos a las importaciones de los medios de produccién.” Joaquin Vela, “Estudio historico sobre las crisis en México (1954-1983)", en Teoria y Politica, rim. 11, afio tv, México, julio-diciembre de 1983, p. 80. 12 Pellicer de Brody y Esteban L. Mancilla, “El entendimiento con los Estados Unidos y la gestacién del desarrollo estabilizador”, en-Historia de la Revolucion me- xicana 1952-1960, México, El Colegio de México, 1980, p. 145. La informacion uti- lizada por estos autores procede de Nacional Financiera, La economia mexicana en cifras. De acuerdo con datos de la sari, las tasas de crecimiento fueron mas mo- deradas: 42.8% para el algod6n; 20.5% para el maiz; 33.7% para el frijol; 25.1% para el trigo, y 11.4% para la cafia de azticar. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 8 $ & g 3 § 5 g 5 & 2 = $ a s & 2 La integraci6n de la vida urbana... a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. La infraestructura para apoyar la produccién agricola se centr6 en las areas mds modernas, acrecentando las diferencias en las zonas atrasadas a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. Comenzé a surgir la ilusién de que el pais podia ser autosuficiente en materia agricola. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. La pintura siguié mostrando el rostro mas aproximado del drama del campo. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. Empezaron a surgi programas de agroindustrializacion, cuyo impulso no adquiriria un auge pleno hasta la década de los setenta. El crecimiento de la industria del turismo trajo consigo una masificacién de la produccién de artesanias, cuya sede tradicional se halla en los habitantes del campo. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. La Iglesia empezo a sufrir una escision interna provocada, entre otros motivos, por el contraste entre el bienestar de la ciudad y la miseria de vastos sectores agricolas. Surgié la teologia de la liberacion y las comunidades (cristianas) de base. Dos criaturas de la sociedad de masas: la multiplicacion de museos y la industrializacion del folklore. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. ROSARIO ROBLES B. 23 LOS FACTORES DEL CRECIMIENTO AGRICOLA A pesar de las altas y bajas del crecimiento econémico en el sec- tor agropecuario, éste mantuvo fuentes de capitalizacién y moto- res de avance que lo hicieron transitar, en el curso de la década del cincuenta, de condiciones de expansi6n sustentadas sobre todo en la ampliacién y generalizacion de las relaciones mercantiles, a otras donde éstas Ultimas empezaron a combinarse con vias pro- piamente intensivas de desarrollo capitalista. En términos gene- rales, los factores fundamentales de dicho proceso expansivo pue- den identificarse con la irrigacién, la mecanizacién, la in- vestigacion genética, la aplicacion de semillas mejoradas y la utilizacién de insecticidas y fertilizantes en el proceso producti- vo del medio agropecuario. En esta parte, analizaremos por sepa- rado la incidencia particular de cada uno de estos factores sobre el proceso de crecimiento, a la vez que la manera en que se fue- ron imponiendo sobre un medio economico y social de grandes desigualdades, ampliado y reproducido en sus condiciones de po- larizaciOn por estos mismos componentes o “factores del desa- rrollo”. El aumento de la superficie cosechada y de riego La agricultura mexicana lleg6 a los afios cincuenta con una im- portante herencia de las décadas anteriores, cuyos resultados em- pezaron a manifestarse de manera palpable a través de las cifras estadisticas. El reparto agrario cardenista habia sentado las bases para una creciente incorporacion de nuevas tierras al cultivo que, combinada con la ampliacion considerable de las infraestructu- ras de riego, permitié una notable expansion de la superficie co- sechada. La ampliacién de la superficie de labor constituy6 uno de los aspectos fundamentales sobre los cuales descans6 el enor- me crecimiento de la produccién a lo largo de la década. Asi, la superficie cosechada aumento de 8 576 221 hectdreas en 1950 a 12 049 023 hectdreas en 1959, lo que significé un crecimiento del 40.3%, sdlo ligeramente inferior al registrado en la década ante- rior. Dentro de este total, la superficie de riego registré una tasa de crecimiento significativamente mayor que la de temporal, al- canzando la primera un porcentaje del 94.8% en contraste con el 34.7% registrado por la segunda. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. ROSARIO ROBLES B. 31 les estaban arrendadas* y la situacion en La Laguna no era distinta.34 La difusién de semillas mejoradas Uno de los aspectos fundamentales que caracterizaron el proce- so de modernizacién agricola en el periodo fue el mejoramiento genético y la difusién de diversas variedades de semillas.* E] tri- go y el maiz fueron los cultivos privilegiados de la investigacion genética. Para el trigo fueron canalizados todos los esfuerzos de la Oficina de Estudios Especiales (ore) dirigida por Norman Bour- lag, lograndose resultados espectaculares en muy poco tiempo, con la obtencién de variedades de alto rendimiento* resistentes al chahuixtle y con una gran capacidad de respuesta a la aplica- cién de fertilizantes e insecticidas. La utilizacién de las semillas mejoradas del trigo implicaba un uso abundante de agua y de com- plejos y costosos “paquetes tecnolégicos”, por lo que su empleo se restringié basicamente a las zonas que cubrian estas condicio- nes y que pronto se convertirian en los nuevos graneros de México.*” 33 Uno de los ejidatarios beneficiados con la reforma agraria en el valle sefia- laba que “tuvimos que rentar la mitad {de las tierras] y sembrar la otra mitad para obtener pocos centavos con que vivir hasta la cosecha. Habiamos recibido tantas promesas y el banco siempre nos fallaba, que nos sentimos seguros ren- tando un pedacito de tierra”, citado por Cynthia Hewitt de A., op. cit., p. 180. 34 En 1953 podia leerse en la prensa nacional informacién relativa a un in- tenso proceso de venta y de alquiler de parcelas ejidales en La Laguna. “Fraude a la revolucién con las tierras de La Laguna” y “Se pone fin al alquiler de tierras ejidales en La Laguna”, Excélsior, 21 y 22 de agosto de 1953. +5. se han realizado progresos interesantes y bastante satisfactorios (con re- laci6n] a la seleccion de variedades de plantas criollas y extranjeras y su mejora- miento genético hasta formar variedades nuevas, sobresalientes por su capaci- dad de rendimiento y calidad del producto, adaptables en cada caso a las condiciones edafoldgicas, climaticas, agronémicas y sociales de la zona donde se recomienda y que sean inmunes 0, por lo menos, muy resistentes a las plagas de enfermedades e insectos”. Leonardo Martin Echeverria, “Progresos recientes de la agricultura mexicana”, en Problemas Agricolas e Industriales de México, vol. vi, num. 4, México, octubre-diciembre de 1954, p. 13. 36 Dentro de estas variedades se puede mencionar la Yaqui, Mayo, Kentana, Chapingo, Bajio, Toluca, Mexe, Sinaloa, Lerma Rojo. 37 “Con el correr de los ajios, el cultivo del trigo se fue convirtiendo en una a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. ROSARIO ROBLES B. 35 La expansi6n de la industria nacional de fertilizantes permitié una menor dependencia en relacion con los abonos naturales de tal manera que, después de alcanzar su mas alto nivel con 36 373 toneladas en 1953, la produccién de fertilizantes organicos des- cendi6 bruscamente a 3 000 toneladas anuales a partir de 1954. Sin embargo, el crecimiento de la industria quimica de fertilizan- tes no logré tampoco cubrir los enormes y crecientes requerimien- tos que generaba el desarrollo tecnoldgico y la expansién de la “revolucién verde”. En 1954, el director de Guanomex reconocia que “México sdlo produce el 25% y 30% de los fertilizantes que consume por lo que tiene que importar fuertes cantidades del pro- ducto que ascienden a poco mas de 250 millones de pesos anua- les. La produccién de México implica 65 000 toneladas al afio de sulfato de amonio, mas de 85 000 toneladas de superfosfato sim- ple [...] y el pais consume 190 000 toneladas anuales de produc- tos nitrogenados y consume 125 000 toneladas de superfosfato sim- ple [...] con lo que se beneficia solamente el 5% de nuestras tierras laborables [...]’4 Esta situacion se complicé a mitad de la década del cincuenta, cuando las importaciones alcanzaron niveles considerables: del 50 al 60% del nitrdgeno y el 35 y 40% del fésforo se importaban, y practicamente todo el potasio se obtenia mediante compras en el exterior. Con todo y los altos costos que suponian.las importaciones, el consumo de fertilizantes crecié espectacularmente durante la dé- cada, aumentando de 11 700 toneladas en 1950 a 168 000 en 1960. Practicamente toda la superficie sembrada con algod6n (94%) es- taba fertilizada, el 65% de la de trigo, el 24% de la de cafia de azu- car y el 21% de la de maiz. Naturalmente, en la medida en que la eficacia de la aplicacién de los fertilizantes dependia en gran parte de un suministro suficiente de agua, la superficie benefi- ciada con fertilizantes se concentré en las zonas mas prdsperas de la agricultura comercial. Asi, para 1960, las regiones del norte y del Pacifico norte concentraron el 65% de los gastos realizados en abonos, fertilizantes y mejoradores, correspondiendo a la pri- mera regién el 28.9% y a la segunda el 37%. Fueron evidente- mente los predios privados los que aplicaron el mayor numero de gastos en la materia: en el norte su participacién ascendié al 91% de los egresos y en el Pacifico norte al 68.5 por ciento. 42 EI Nacional, 21 de febrero de 1954. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. ROSARIO ROBLES B. 39 usarlos, con frecuencia vendian sus fertilizantes por los mismos canales [...]'"* Al igual que en los fertilizantes, la demanda de insecticidas se incrementé notablemente en los afios cincuenta como resultado de la utilizacién de un paquete de insumos cada vez mas comple- jo para las labores agricolas y de la investigacion sobre las princi- pales enfermedades y plagas del maiz, frijol y trigo que realiza- ron los técnicos de las Oficinas de Estudios Especiales. Seguin algunas estimaciones, las pérdidas de la economia rural a causa de las plagas y enfermedades ascendieron a no menos de 3 375 millones de pesos en 1951, suma ligeramente superior a las re- gistradas en afios anteriores y que habian Ilevado a la creacién, por decreto presidencial del 30 de marzo de 1949, de la Direccién General de Defensa Agricola. Toda esta situaci6n genero e] aumento en el consumo de los insecticidas, que paso de 14 000 toneladas en 1950 a 121 000 a prin- cipios de los sesenta y, consecuentemente con ello, un incremento significativo de las importaciones pues la produccion nacional de insecticidas era totalmente insuficiente. Por lo demas, gran parte de las empresas nacionales estaban controladas por firmas extran-" jeras y utilizaban materias y concentrados de importacion que como el ppt, sxc y toxafeno eran usados en numerosas formulas comerciales. Al igual que los demas recursos, fueron precisamente los gran- des agricultores los que se beneficiaron con la utilizacion de este insumo y con los resultados que la investigaci6n tecnolégica arrojo en esta materia. Seguin los reportes de la Fundacion Rockefeller, alrededor del 80% de los insecticidas utilizados eran aplicados al algodon, sobre todo para combatir la famosa plaga del gusano ro- sado. Este dato se confirma si se observa que los estados tipica- mente algodoneros concentraron en 1960 el 62.5% de los gastos realizados en este renglon,*> y que fueron en particular los agri- cultores privados de estas zonas los que acapararon el 70% del total de los egresos efectuados en las propiedades mayores de cin- co hectdreas. 44 Cynthia Hewitt, op. cit, p. 86. 45 Baja California y Sonora fueron los estados que registraron los porcentajes mas altos en los ejidos: a la primera entidad le correspondia el 15.4% del total nacional de gastos en insecticidas y a la segunda el 16.6 por ciento. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. ROSARIO ROBLES B. a3 4 007. Sdlo cinco estados del norte (Tamaulipas, Chihuahua, Baja California, Sonora y Sinaloa) concentraban el 63% de la superfi- cie y el 59.2% de los predios que empleaban traccion mecanica, y tenian en sus manos la mayor parte de la maquinaria mas com- pleja al contar con mas de la mitad de los tractores, cultivadoras, sembradoras y trilladoras que existian entonces en el pais. Si analizamos los datos censales segun el tipo de propiedad, esta desigualdad es todavia mas patente: las propiedades priva- das mayores de cinco hectdreas concentraban el 91.7% de la su- perficie en que se empleaba tracci6n mecanica y, de este total, el 65% correspondia a los cinco estados mencionados. En el transcurso de la década la situacién no varid de manera sustancial. Por un lado, el uso de maquinaria agricola cada vez mas moderna siguié aumentando considerablemente, en gran me- dida propiciado por la revolucion en los procesos de trabajo que genero el uso de semillas mejoradas y fertilizantes y, por otra par- te, su distribucién se siguid concentrando en las principales re- giones agricolas capitalistas. En 1957, el dirigente de la Asocia- cién Nacional de Cosecheros reconocia que “el uso de maquinaria e implementos agricolas modernos se ha incrementado en los tl- timos diez afios en un 64% y actualmente, de toda el area cultiva- ble, cerca de cinco millones estan mecanizadas. Esta superficie se halla ubicada en los diversos distritos de riego, sobre todo en el noroeste, el Bajio, La Laguna y Chihuahua.” Al finalizar los afios cincuenta el numero de tractores habia aumentado en un 150%, el de las trilladoras mecanicas 213%, el de las segadoras 405%, el de las cultivadoras 34% y el de las sem- bradoras 64.4 por ciento. Sin embargo, a pesar de este crecimiento tan espectacular, to- davia en 1960, en la mayor parte de la superficie cosechada se empleaba tracci6n animal, y en estados como Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Zacatecas, Aguascalientes, Yucatan y Tabasco predo- minaba ampliamente el arado de madera. En contraste, los esta- dos ubicados en el norte y en el Bajio habian sido significativa- mente favorecidos con el proceso de mecanizacion, y si ya en 1950 concentraban en sus manos gran parte de las maquinas y herra- mientas agricolas, en 1960 sdlo diez estados representaban el 65% de los predios y el 70% de la superficie laborada con traccién me- canica. De este total, unicamente a cuatro entidades, Tamauli- 50 El Nacional, 27 de junio de 1957. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. ROSARIO ROBLES B. 47 CUADRO 17 MAQUINARIA AGRICOLA POR REGIONES Y ESTADOS PRINCIPALES, 1960 (Unidades) Tractores Cultivadoras Trilladoras _Sembradoras Estados Unidos Mexicanos 54 537 224 163 9213 92 592 Noroeste 19 408 78 204 2940 28 706 Sinaloa 2 453 17 390 249 1 406 Sonora 5 380 10 339 1705 4575 Chihuahua 8195 43 802 582 18 533 Baja California 3 380 6 673 404 4192 La Laguna y noroeste 15 045 64412 1049 34 827 Durango 3 285 8 279 296 7 462 Coahuila 2377 12073 440 8 283 Tamaulipas 9 383 44 060 313 19 082 El Bajio 5 780 7 684 875 5 064 Jalisco 1 786 4430 247 895 Michoacan 1340 1302 200 1 463 Guanajuato 2654 1952 428 2706 Centro 2 387 23 212 303 4596 México 1572 8 057 134 2908 Puebla 815 15155 169 1 688 Total cuatro . regiones 42 620 173 512 5 167 73193 (Porcentajes) Estados Unidos Mexicanos 100.0 100.0 100.0 100.0 Noroeste 35.6 34.9 32.0 32.0 Noreste y La Laguna 27.6 28.7 11.4 37.6 El Bajio 10.6 3.4 9.5 5.5 Centro 44 10.4 3.3 49 Total cuatro regiones 78.2 774 56.2 80.0 FUENTE: Censo agricola, ganadero y ejidal, 1960. promedio anual; los demas registraron tasas anuales de crecimien- to del 6-y del 7%. Las razones de tan importantes aumentos pro- ductivos no fueron las mismas en todos los casos: a diferencia del trigo y del algod6n, que tuvieron en los rendimientos su fuente a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. ROSARIO ROBLES B. 51 CUADRO 23 RENDIMIENTOS ANUALES DE LOS PRINCIPALES CULTIVOS (Kilogramo/hectarea) Cara de Afio Maiz — Frijol Algodén Azticar! Trigo Café 1950 721 259 342 3219 911 397 1951 773 248 326 3 360 877410 1952756 253 337 3 289 863 405 1953 766 305 363 3503 1020 428 1954-854 361 424 3355 1098 = 426 1955 836. 378 480 3.498 1063421 1956 803 322 487 3747 1326 410 1957-835 368 522 3.953 1437-358 1958 828 378 512 3979 1592 429 1959-880 412 506 4008 1351 342 1960 975 398 523 4325 1417 408 ' Rendimiento de aziicar por hectarea. FUENTE: SARH, Econotecnia Agricola, op. cit. La fiebre del oro blanco Las tragedias de México estan en el oro. En el oro de sus mi- nas. En el oro blanco: el algodén. En el oro verde: el hene- quén. En el oro negro: el petréleo JOSE FE GUTIERREZ GALINDO La produccién de algodon se incrementé considerablemente a par- tir de 1948 como resultado, sobre todo, de las condiciones favora- bles que se presentaron para este producto en el mercado inter- nacional. Asi, mientras que en 1947 la superficie cultivada de algodon era atin de 332 832 hectdreas, ya en 1950 habia aumen- tado a 760 534. El producto tuvo en consecuencia un salto éspec- tacular: pasé de 95 927 a 260 019 toneladas para el mismo perio- do, representando un incremento porcentual de 170%. Pronto México se convertiria en uno de los principales productores y ex- portadores de fibra blanca en el mundo, con condiciones de pro- a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. ROSARIO ROBLES B. Esta situacion no fue privativa de la comarca lagunera. Otras regiones algodoneras que hasta 1950 habian sido mayoritariamen: te ejidales fueron siendo paulatinamente dominadas por los ca- pitalistas privados. En Baja California, mientras que la produccién ejidal en 1950 representaba el 54.3% del total y la privada el 43.7%, en 1960 la relacién se habia invertido: el primero aportaba el 41.3% contra el 58.5% del segundo. Los precios cada vez mas desfavora- bles, la falta de oportunidades de trabajo y el acaparamiento de las tierras constituyeron ademas algunas de las razones principa- les de que, también a fines de los cincuenta, las zonas algodone- Tas se convirtieran en terreno propicio para el desarrollo de sig- nificativas luchas campesinas. CUADRO 24 PRINCIPALES ESTADOS PRODUCTORES DE ALGODON, 1950-1960 (Porcentajes) 1950 1960 Superficie Superficie . cosechada Produccién cosechada Produccion Total Riego Estados Unidos Mexicanos 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 Baja California 17.8 18.3 21.9 23.4 22.1 Tamaulipas 30.8 28.5 27.7 25.1 18.5 Chihuahua 13.7 13.4 11.7 12.9 13.6 Sonora 5.2 49 10.6 12.7 12.6 Sinaloa 78 6.6 7.0 5.5 9.8 Durango 5.9 7.6 68 7.6 8.5 Coahuila 13.7 15.6 9.4 9.5 10.6 Total 7 estados 94.9 94.9 95.1 96.7 95.7 FuENTE: Elaboracién propia con base en datos de los Censos agricola, ganadero y gjidal, 1950 y 1960. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. ROSARIO ROBLES B. 67 fetaleros reconocian esta favorable situacion: segun sus calculos, en solo cinco afios las exportaciones de café les habian generado ingresos por mds de 6 000 millones de pesos. CUADRO 30 PRINCIPALES ESTADOS PRODUCTORES DE CAFE, 1950-1960 (Porcentajes) 1950 1960 Superficie Superficie cosechada Produccién —_cosechada_—_—Produccion Estados Unidos Mexicanos 100.0 100.0 100.0 100.0 Veracruz 36.2 30.7 29.3 44.0 Chiapas 34.1 29.1 30.0 23.5 Oaxaca 18.4 22.3 18.0 15.4 Total 3 estados 88.7: 82.1 77.3 82.9 FueNTe: Elaboracién propia. Censo agricola, ganadero y ejidal, 1950 y 1960. CUADRO 31 PRODUCCION Y SUPERFICIE COSECHADA DE CAFE POR TIPO DE PRODUC- ‘TORES, 1950-1960 (Porcentajes) . 1950 1960 Superficie Superficie cosechada — Produccién —cosechada_~—_—Produccién Estados Unidos Mexicanos 100.0 100.0 100.0 100.0 Mayores 5 Ha. 66.3 67.1 58.6 62.2 Menores 5 Ha. = = 12.0 10.8 Ejidos 33.7 32.9 29.4 27.0 FUENTE: Elaboracién propia. Censo agricola, ganadero y ejidal, 1950 y 1960. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. ROSARIO ROBLES B. 71 CUADRO 32 PRINCIPALES ESTADOS PRODUCTORES DE MAIZ, 1950-1960 (Porcentajes) 1950 1960 Superficie Superficie cosechada Produccién cosechada Produccién Total Riego Estados Unidos Mexicanos 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 Chihuahua 44 4.3 5.4 4.1 Durango 5.4 48 43 36 3.6 Zacatecas 7.8 5.2 68 2.0 4.7 Veracruz 6.7 8.9 8.4 11 10.1 Chiapas 42 45 5.1 0.5 5.6 Guerrero 5.9 5.1 6.4 11 6.1 Oaxaca 8.9 9.9 8.3 48 75 Guanajuato 3.9 3.8 5.9 8.4 5.2 Hidalgo ‘2.6 24 33 5.6 3.4 Jalisco 63 6.1 5.6 2.6 5.8 México 5.5 5.7 5.3 10.7 5.8 Michoacan 7.2 75 6.3 10.1 6.2 Puebla 8.0 71 7.2 6.2 74 Total 13 estados 775 75.4 77.2 62.1 75.5 FuENTE: Elaboracién propia. Censos agricola, ganadero y ejidal, 1950 y 1960 superficie cosechada en la década) permitio ampliar la oferta y sobre todo mantener bajos los precios de los productos agricolas que constituian la base del consumo cotidiano de la poblacion de escasos ingresos (de la clase obrera y de la propia familia campe- sina).”° Varios an: resaltan este papel de primer orden del sector ejidal y minifundista durante los afios que nos ocupan: se- 76 'La autosuficiencia de granos basicos para la alimentacién tradicional se vin- cula con el aporte de los productores no capitalistas. La expansion de la superfi- cie de labor del campesinado a través del reparto agrario, permitié el crecimien- to de la produccion de maiz y frijol basado en el trabajo desplegado en tierras de temporal y garantizé gran parte del abastecimiento de alimentos. Asi en el sector agropecuario se conforma una division del trabajo en que los campesinos de tie~ a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. ROSARIO ROBLES B. 87 ductos agropecuarios siguieron siendo el principal renglén de ex- portacion, la participacion relativa de estos disminuyé hagta representar el 44% en 1970. La otra cara de la moneda fue que las ventas al exterior de los productos manufacturados aumenta- ron del 6.7% del total de las exportaciones en 1950 al 18.6% en 1960 y al 35% en 1970.6 Durante el periodo analizado, entre los productos agricolas y pecuarios destacaron el algodon y el henequén (aunque este ulti- mo en mucho menor medida) en el rubro de las materias primas, asi como el café en el de alimentos y bebidas. Cuando estos pro- ductos empezaron a enfrentar en la década de los sesenta una situacién poco favorable en el mercado mundial, el aziicar, las frutas y las verduras mostraron cierto dinamismo que compens6 relativamente la caida de los primeros. Por su parte, las exporta- ciones de ganado vacuno —que habian sufrido un serio revés a partir del cierre de las fronteras como consecuencia de la epide- mia de fiebre aftosa que afect6 a nuestro pais a finales de los afios cuarenta y principios de los cincuenta— encontraron buenas op- ciones de recuperacion al iniciarse la década de los sesenta. Con- viene analizar en forma detallada la manera en que se comport6 cada uno de los productos referidos frente a las tendencias eco- nomicas globales del periodo. PRINCIPALES EXPORTACIONES AGRICOLAS Resplandor y ocaso del algodon En 1948, las exportaciones de algod6n representaban sdlo el 6% de las ventas totales de México en el extranjero. A partir de 1949, en un lapso que se extiende hasta el primer lustro de los afios cincuenta, la fibra blanca vive una etapa de auge, muy directa- mente ligada a una situacién de bonanza en el mercado interna- cional. Entre 1949 y 1956 evolucionaron del 4.5 al 30% del total de las remesas de productos al extranjero; las cifras son del 41% en 1949 y del 64.2% en el segundo de los afios nombrados, si se consideran tinicamente los productos agricolas. Ya en 1953 el © Maria Eugenia Garcia Ramirez, op. cit., p. 76 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. ROSARIO ROBLES B. 99 liquidacién superiores a los pagados en el mercado interna- cional.*” Henequén: los avios de la crisis Las exportaciones mexicanas de henequén tuvieron su época de oro en la década de los veinte, cuando se exportaban mas de 100 000 toneladas anuales (en promedio, de 90 a 95% de la pro- duccion nacional). En los afios posteriores, las ventas conserva- ron niveles aceptables, a pesar de haber sufrido una disminucién relativa. Hacia finales de la década de los cuarenta, empez6 a ma- nifestarse de manera aguda el descenso de las ventas al exterior. En 1944 se export6 todavia el 66% de la produccién (85 508 tone- ladas), pero en 1949 la proporcién se redujo al 42% del total na- cional (43 881 toneladas). La situacién no varié sustancialmente en lo primeros afios de los cincuenta: en 1952 sdlo se exportaron 14 634 toneladas (el 15% de la produccién nacional), cifra que pre- figuro el posterior estancamiento y crisis estructural del sector.>8 Dada la dificil situacion del mercado internacional, los hene- queneros demandaron la reduccién del impuesto a la exportacién para poder competir con costos mas bajos en el extranjero. En enero de 1953, en un desplegado publico dirigido al presidente de la Republica, los productores yucatecos sefialaban que: 37 En 1965 el precio nérteamericano era de 6.7 centavos de délar la libra, mientras que en el mercado mundial era de 2.03. Los precios mundiales se des- plomaron hasta alcanzar 1.8 centavos de délar la libra en 1968, muy inferiores a los costos de produccién de las regiones productoras més eficientes. Por otra parte, mientras que en 1963 se pagaba 2.34 pesos por kilogramo en el exterior, en nuestro pais se liquidaba a 1.37 pesos el kilogramo. En 1965 esta tendencia ya se habia revertido: el precio de liquidacién interno era de 1.2 pesos contra 0.58 pesos por kilogramo pagados en el exterior. 38 En relacién con la informacién estadistica habria que sefialar que, a dife- rencia de lo que sucede con otros cultivos, en el caso del henequén se presentan diferencias significativas en dos fuentes principales: los Anuarios de Comercio Ex- terior del Banco de Comercio Exterior y los Consumos aparentes de productos agri- colas, de la sari. Por ejemplo: mientras que en 1960 el Anuario registra 21 504 toneladas exportadas, los Consumos aparentes hablan de 85 854. Otros textos 0 fuentes (como los Censos 0 el multicitado trabajo del cbia) no presentan infor- macién suficiente 0 adecuada, Para efectos practicos, y por tratarse de la institu- cién especializada en el ramo, hemos tomado la fuente del BNCE. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. ROSARIO ROBLES B. 103 aumentaron de 1.9 millones de délares en 1950 a 42.3 millones de délares en 1970.4 Por ultimo, habria que afiadir las crecientes exportaciones de camaron, alentadas por el incremento de la demanda norteame- ricana después de la segunda guerra mundial,*5 al grado de que sus compras del crustaceo mexicano Ilegaron a representar en- tre el 54 y el 69% de las importaciones totales de este producto. Durante la década de los sesenta, alrededor del 75 al 80% de la captura del marisco se dedicé a la exportacién, con lo que llegé a ocupar el primer lugar dentro de los envios al exterior de las diversas especies marinas. LA RENTA INTERNACIONAL Y SU PAPEL EN EL FINANCIAMIENTO ESTATAL, La creacion del ad valorem y la constitucién de importantes fondos para la inversién publica Durante el auge de los productos agricolas en el mercado mun- dial, los productores y exportadores se apropiaron de una ganan- cia extraordinaria en forma de renta derivada de la diferencia de precios entre el mercado internacional -y el mexicano. Asi, por ejemplo, en 1952, mientras que el precio medio rural del algodén oscilaba alrededor de los cinco mil pesos la tonelada, este mismo producto se podia vender a siete mil en el mercado internacio- nal. En 1955, cuando rigié el mayor precio del periodo por tone- lada para la fibra mexicana, la diferencia fue de 2 481 pesos.*® En 4 Ibid, p. 35. 45 “{__.] a partir del decenio del cuarenta, pero principalmente desde los cin- cuenta, el consumo de mariscos congelados en Estados Unidos empez6 a subir con extraordinaria rapidez. Este fenémeno es atribuible a las innovaciones tec- noldgicas en el procesamiento, conservacién y distribucién de productos perece- deros aplicados en Estados Unidos, a escala nacional, que redund6 en un consi- derable aumento de la demanda [...]", Miguel Angel Rivera, El comercio exterior..., op. cit., p. 63 4° Durante toda la década de los cincuenta el precio exterior del algodén mexi- cano fue superior al precio vigente para el mercado interno. Esta situacién permitio la apropiacion por parte de los agricultores algodoneros de una ganancia extraordi- naria en forma de renta derivada de la diferencia de precios en el mercado internacio- nal con respecto al nacional. Sin embargo, aun cuando el precio era favorable en el mercado mundial, por lo general el algodén mexicano se cotiz6 a precios infe- riores que los de Estados Unidos. No fue casual que, durante muchos afios, el pais a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. ROSARIO ROBLES B. Ww CUADRO 4 PRECIO EN EL MERCADO INTERNACIONAL DE LOS PRINCIPALES PRODUC- TOS AGRICOLAS EXPORTADOS Algodén Café Aaicar Afio (us délares/toneladas) (us délares/ton.) _ (us centavos/libra) 1950 1113.76 4.9 1951 917.11 1194.89 5.6 1952 853.18 1191.37 41 1953 723.11 1277.12 34 1954 749.56 1173.24 3.2 1955 740.75, 1 258.24 3.2 1956 747.36 1 280.27 3.4 1957 745.15 1 254.42 49 1958 765.00 1 067.24 34 1959 731.93 815.26 2.9 1960 692.24 805.66 3a 1961 709.88 793.22 3.8 1962 740.75 748.68 4.0 1963 740.75 751.77 6.2 1964 709.88 1 028.67 a7 1965 670.20 964.51 2.0 1966 582.01 894.19 18 1967 507.06 831.80 19 1968 599.65 823.64 1.9 1969 559.97 901.68 3.2 1970 553.37 1 230.17 3.7 FUENTE: FAO, Situacién de los productos basicos, varios afios. En 1961, la misma Union de Cafeticultores reiter6 la demanda de una reducci6n del impuesto del 25 al 15% al tiempo que mas de tres mil productores de los estados de Veracruz, Guerrero, Pue- bla y Oaxaca realizaban una caravana y un mitin frente al Pala- cio Nacional. La caida cada vez mas acentuada de los precios de los produc- tos agricolas y de las materias primas en el mercado mundial pro- vocé la disminucién paulatina de estas ganancias extraordinarias y, en consecuencia, alenté la modificacién de la politica fiscal. En 1961, después de una serie de prdérrogas al decreto del 4 de julio de 1959, que habia reducido el impuesto a los exportadores a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. ROSARIO ROBLES B. ng CUADRO 6 INMIGRANTES POR SEXO EN EL DISTRITO FEDERAL 1950 1 385 037 614 404 44.3 770 633 55.7 1960 1913 718 860 424 44.9 1053 294 55.1 1970 2269117 1025 310 45.1 1 243 807 54.9 FUENTE: INEGI, Indicadores de la migracién. .., op. cit., pp. 12-18 CUADRO 7 SALARIO MiNIMO DIARIO GENERAL Y RURAL (Quinquenal) General Rural Ano nominaP reaP nominal real 1950 3.35 69 2.66 5.5 1955 6.34 98 5.26 7.0 1960 9.89 9.9 8.83 8.8 1965 16.00 14.6 13.47 12.3 1970 24.91 19.1 21.20 16.3 @ Pesos corrientes, » Pesos de 1960. FuENTE: Comision nacional de salarios minimos, varios afios, citada por Francisco Omar Lerda, "Salarios y ejército de reserva en el campo mexicano”, op. cit, p. 190. Por otra parte, la marcada diferencia entre los salarios urba- nos y los rurales en el periodo contribuyo a incrementar el éxodo rural hacia las grandes ciudades. Asi, en 1950, mientras que el salario minimo general era de 3.35 pesos diarios, el rural era de 2.66 pesos; en 1970 la relaci6n era de 24.9 pesos para el primero y 21.20 pesos para el segundo. Esta desigualdad es todavia mas significativa si comparamos para los mismos ajfios el salario mi- nimo imperante en diversos estados de la Republica: en el Distri- to Federal era de 3.39 pesos diarios y de 3.28 pesos en Oaxaca, mientras que veinte afios mas tarde en la capital se pagaban 32 rasgos distintivos de los movimientos migratorios de estos afios es su preponde- rancia femenina: "Entre 1940 y 1960, por cada 100 mujeres que migraban lo ha- cian alrededor de 90 hombres", La poblacién en México: evolucién y ditemas, Méxi- co, El Colegio de México, 1977, p. 86. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. ROSARIO ROBLES B. 123 CUADRO 8 SALARIO M{NIMO DIARIO EN DIFERENTES REGIONES Afio Sonora Sinaloa Tamaulipas Distrito Federal 50/51 5.86 3.54 3.30 3.39 51/55 11.18 6.32 6.61 8.00 60/61 14.13 10.53 10.32 14.50 64/65 20.04 18.61 19.50 21.50 70/71 30.93 29.18 31.38 32.00 San Luis Oaxaca Zacatecas Chiapas Guerrero Hidalgo Potosi 50/51 3.28 3.54 2.72 2.91 2.30 2.95 54/55 4.95 5.62 4.18 5.35 4.09 4.41 60/61 6.81 9.34 6.00 6.24 6.92 8.77 64/65 12.12 13.69 16.93 13.70 13.63 15.63 70/71 +=19.66 21.21 25.50 23.81 22.51 24.32 FUENTE: INEGI/INAH, Op. cit., pp. 167-176. Por otro lado, mientras que en algunos estados del centro y sur del pais'4 existian significativos “sobrantes” de fuerza de tra- bajo, en las regiones agricolas mas dinamicas se daba una aguda escasez de mano de obra que se tornaba critica en algunas épo- cas del afio.!5 Ejemplo relevante de esta situacién fueron enton- ces casos como el de Matamoros, Tamaulipas, donde en la tem- porada agricola de 1956-1957 se plante6 la necesidad de “mas de 20 000 brazos para levantar el equivalente a 400 000 pacas de al- 4 Segiin el estudio realizado por Gustavo Cabrera, las regiones que se carac- terizaron por una fuerte expulsiOn de poblaci6n entre 1950 y 1970 fueron Duran- 80, Jalisco, Oaxaca, Puebla, Michoacan, Zacatecas, Estado de México y Guerrero. “Especializacin econémica y movimientos migratorios en México”, en Crecimiento de la poblacién y cambio agrario, México, El Colegio de México, 1979, pp. 246, 247 y 248. 15 “Desesperado ofrecimiento de contingentes humanos han hecho varios go- biernos estatales: Guanajuato puede aportar unos 10 mil hombres; Nuevo Leén, 15 mil; San Luis Potosi, 20 mil; Hidalgo, 30 mil; Zacatecas, 20 mil; Tlaxcala, 15 mil; Querétaro, 17 mil 500”. Manuel de la Rosa Pérez, La reforma agraria en Méxi- co y su impacto en la mano de obra del campo, tesis profesional, México, ENE, UNAM, 1964, p. 68. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. ROSARIO ROBLES B. 127 CUADRO 9 CORRIENTE MIGRATORIA DEL NOROESTE Valles Cultivo Num. trabajadores ler. Periodo Culiacan Hortaliza 82 000 diciembre-mayo El Fuerte « 24 000 180 dias Guasave " 21 000 Del Mayo * 14 000 Guaymas “ 9000 150 000 20. Periodo Guasave Algodén 25 000 junio-agosto Hermosillo " 22.000 100 dias Del Yaqui a 7000 El Fuerte “ 5 000 Guaymas “ 5 000 Del Mayo “ 3000 67 000 3er. Periodo Mexicali Algodén 35 000 septiembre-noviembre Caborca “ 10 000 100 dias San Luis Rio Colorado “ 10 000 Santo Domingo s 10 000 65 000 FUENTE: Carlota Botey, “Los jornaleros agricolas migratorios: una solucién orga- nizativa", en Luisa Paré, op. cit, pp. 116-117. cado de trabajo se dio en condiciones por lo general mas desfavo- rables: recibian menores salarios y eran objeto de actitudes dis- criminatorias y de hostigamiento sexual de enganchadores y contratistas, Si el esposo migraba y la mujer se quedaba en el lu- gar de origen la situacion no era menos dramatica: ademas de asu- mir las labores cotidianas de limpieza, alimentacién y cuidado de los hijos, tenia que hacerse cargo de las actividades en la parcela: La sobrecarga de las madres de familia se multiplicé hasta grados intole- rables: recayeron sobre ella, ademas de las tareas de reproduccién, las agricolas y pecuarias y practicamente la totalidad de las tareas do- mésticas.”! 21 “En general, en América Latina, la presencia de la mujer en la agricultura es mas pronunciada en los estratos pobres del campesinado, y entre los grupos a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. ROSARIO ROBLES B. 145 duidiiat &f Un ineremento de log precios de los alimentos y cn una situacién menos favorable de la agricultura de exportacion de Estados Unidos. Por su parte, el gobierno mexicano present6 su propio punto de vista, sefialando que la terminacién del acuerdo internacional no pondria fin a la migracién temporal: El acuerdo es solamente resultado y no causa de la emigracion de mexi- canos hacia los Estados Unidos pues desde hace muchos ajios los agri- cultores de varias partes de ese pais demandan mano de obra mexicana, y en la medida que esta necesidad sigue existiendo, la cancelacién del acuerdo resultard en un incremento de la entrada ilegal perjudicando con ello también a los trabajadores norteamericanos.*® Y, en efecto, inmediatamente después de terminado el conve- nio, cerca de 20 000 ilegales fueron admitidos para trabajar en los campos de tomate en California y 9 000 ingresaron para laborar en la recolecci6n de fresas en el Valle de Salinas de ese mismo estado, y aun cuando en los afios siguientes el flujo regular de mexicanos disminuy6 de 178 mil contratados en 1964 a 20 300 en 1965, la corriente clandestina fluctué entre 80 000 y 242 000 personas hasta 1975.4” 46 House Agricultural Committee, Report, nim. 622, Washington, Library of Congress, 1965, pp. 6-9. ” Estimaciones de Herr, D., “What is the next flow of indocumented mexican inmigrants to the United States?”, citado en Indicadores dela migracion. . ., op. cit., p. 130. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. BLANCA RUBIO V. 149 CUADRO 3 POBLACION AVICOLA, 1960-1965 Y 1970-1982 (TCMA) (miles de aves) Entidad 1960-1965 1965-1970 1960-1970 1970-1982 Baja California Norte 27.3 -7.6 11.3 11.5 Chiapas 9.3 15.0 1d Chihuahua 9.8 -14 4.2 Guanajuato 44 22.2 12.6 Jalisco 9.8 8.6 8.7 México — 0.04 5.7 78 Michoacan 10.6 63 8.1 Oaxaca 121 -65 2.9 Puebla 113 -68 2.3 Sinaloa 15.5 -45 5.7 Sonora 16.1 5.1 10.1 Tamaulipas 7.9 -12.6 -25 Veracruz 12.3 -2.8 48 Total nacional 9.2 5.1 3.9 3.5 Fuente: Agenda Estadistica, 1960-1970, sarn; El sector alimentario en México: 1986, sPP. lugar a una nueva fase en la cual, justamente, el quid pro quo de su consolidacién se encontré en la posibilidad de incrementar la productividad del trabajo como rasgo esencial de su desarrollo.? La década abarca una etapa de crecimiento y otra de declive: los afios 1960-1966 son de crecimiento sostenido, con momentos de sobreproducci6n, en los cuales prevalecen todavia las condi- ciones para un desarrollo rapido y “facil” de la agricultura. Aun- que en esta etapa se perfilan ya los sintomas del agotamiento, su impacto no logra repercutir en los indices de crecimiento, por lo que el primer lustro de los afios sesenta pasaria a la historia como un periodo de expansién acelerada. 3 La disminucién en el ritmo de crecimiento constituye la expresién del ago- tamiento en las condiciones internas y externas para la expansién productiva de la agricultura. A la vez que un periodo critico, la década marca el inicio de la fase intensiva de producci6n, por lo que la agricultura alcanza un nivel histérico en el crecimiento de la productividad del trabajo. Como puede observarse en el cua- dro 2, mientras la productividad del sector agropecuario crece a un ritmo de 2.0% de 1950 a 1960, durante la década en estudio se incrementa en 5.5 por ciento. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. BLANCA RUBIO V 107 CUADRO 9 PRODUCCION EN RIEGO (en toneladas) Anos Ajonjoli Cartamo Soya Cebada Sorgo 1960 52 933 43 291 8 406 5 372 195 349 1961 52916 61 726 57 902 37 784 166 274 1962 12 474 35 334 1795 13 623 286 502 1963 9 562 26 378 9610 3 737 342 666 1964 25 606 58 907 29811 5.904 318 662 1965 51 621 113 268 60 167 8315 823 213 1966 30.070 + 108 836 92 642 42941 623 726 1967 26 428 30 376 232 353 44 379 952 650 1968 27 234 151 214 279 637 67 405 1107 146 1969 37128 208 869 219 650 62 980 1 216 006 1970 22 548 343 905 136 171 94 066 1191 284 FUENTE: SPP, Manual de estadisticas basicas del sector agropecuario, 1979. a la baja que ajust6 sobre el 1.68% en 1969." La crisis se habia iniciado y los rasgos de la bonanza agricola se manifestaron ace- leradamente como signos de deterioro. Durante el periodo 1967-1970 el pis agricola tuvo un creci- miento de 1.5%, tasa por primera vez inferior al crecimiento de la poblacién. La superficie cosechada se redujo en 2.3% anual de 1966 a 1970, mientras que la produccién de los diez principa- les cultivos crecié al 2.3% anual durante este periodo (debido fun- damentalmente a la influencia de los cultivos forrajeros y de oleaginosas que, como vimos, se encontraban en franco crecimien- to). Sin embargo, como puede observarse en el cuadro 10, la pro- duccién de maiz (de riego) cay6 8.6% de 1966 a 1970; la de trigo en 1.3 y la de algodén en 0.9; por su parte, la produccién de arroz (de temporal) cay6 2.0%, la de maiz 1.8 y la de frijol 3.3 por cien- to (véase el cuadro 11). La produccién pecuaria presenté también signos de retraccién. El ganado bovino crecié 2.2% de 1965 a 1970, el ganado porcino 1.7 y la poblacion avicola 5.1% anual durante el lustro, después de haber obtenido tasas de entre 6 y 9% en el periodo anterior (véanse los cuadros 3, 4 y 5). Mientras la produccién de granos basicos y algodon caia claramente, la pecuaria desaceleraba sus ritmos de crecimiento. 10 Isidro Hernandez, op. cit., p. 49. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. BLANCA RUBIO V 161 EL AGOTAMIENTO DE LAS CONDICIONES PARA EL DESARROLLO EXTENSIVO DE LA AGRICULTURA Al inicio de los afios sesenta, los empresarios agricolas acapara- ban los mejores recursos destinados a la produccién en el cam- po. 73.6% de la superficie de labor se encontraba en manos de los propietarios de las unidades privadas mayores de cinco hec- tdreas, mientras que los minifundistas privados y los ejidatarios tenian en su poder solamente 27.0% (véase el cuadro 14). A pesar de esta desigual distribucion de los recursos, los cam- pesinos contribuian con 48.5% del valor de la produccién agrico- la, mientras que los empresarios agricolas aportaban 51.3%. Esta situaci6n reflejaba, entre otras cosas, la fuerte participacién de los campesinos en la produccién de los principales cultivos, la cual se iria reduciendo conforme avanzaba la crisis en el sector. Asi como los recursos estaban acaparados por un determinado sector social, asi también se advertia una fuerte concentracién regional. En 1960 era posible identificar tres regiones en las cua- CUADRO 13 CULTIVOS MUESTRA 1970: SUPERFICIE COSECHADA (RIEGO Y TOTAL) (en hectdreas) Superficie Participacion Superficie Participacién regada porcentual total porcentual Trigo 325 850.3 29.5 376 631.5 14.2 Sorgo 159 639.1 14.4 345 786.9 13.0 Algodén 143 767.5 13.0 207 135.7 78 Maiz 176 362.3 16.0 1 049 062.7 39.7 Soya 84 594.0 7.6 90 650.0 34 Cartamo 32 391.7 2.9 41 273.7 1.5 Jitomate 13 420.6 1.2 15 419.2 0.5 Alfalfa 78 995.4 71 88 843.7 3.3 Cana 59 072.4 5.3 129 655.3 49 Frijol 27 418.5 24 97 953.9 3.7 Aguacate 7 = 9746.1 03 Café - - 146 646.0 5.5 Naranja i - 35 337.5 1.3 Pastos - - - = Mango - - 0.2 Total 1101 511.8 100.0 100.0 FueNTE: V Censo Agricola, Ganadero y Ejidal, 1970, sic. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. BLANCA RUBIO V. 165 CUADRO 17 CLASIFICACION DE LAS TIERRAS DE TEMPORAL: REGION CENTRO-SUR, 1970 (participacion porcentual) Entidad Total Malo Regular Bueno Total del pais 100.0 100.0 100.0 100.0 Chiapas 88 0.2 8.2 14.3 México. 2.8 - 4.7 = Oaxaca 48 0.2 8.0 = Puebla 41 1.5 0.3 Veracruz 14.2 _ 415 34.7 1.9 56.1 FUENTE: Econotecnia Agricola, nim. 11, vol. iv, noviembre de 1980; Clasificacién de las tierras de temporal, vGkA, SAKH. prevalecian las empresas medianas con un avance técnico muy acelerado, mientras que en el centro-sur sobresalian las fincas tra- dicionales sustentadas en métodos de produccién atrasados y for- mas extremas de explotacidn del trabajo. Esta era la estructura regional de las empresas agropecuarias al iniciarse la década de los sesenta. Nacionalmente, la estructura productiva estaba orien- tada al maiz, que abarcaba 49.8 de la superficie cosechada; el fri- jol ocupaba 11.8%; el algodén 8.0, y el trigo el 7.5. Eran también importantes la cafia de aziuicar, el café, la cebada, el ajonjoli, el henequén, el garbanzo y el arroz (véase el cuadro 18). De esta suerte, en la estructura productiva tenian un fuerte peso los cultivos de cereales —maiz, frijol, arroz y trigo— y aquellos destinados a la exportacién: algod6n, café, cafia, henequén y gar- banzo. Todos eran fundamentalmente cultivos extensivos, con predominio en el uso de la fuerza de trabajo y, en consecuencia, con un elevado numero de jornadas por hectarea. Con excepcién del trigo, el ajonjoli, la cebada y el garbanzo, el resto de los culti- vos principales del periodo empleaba entre 20 y 269 jornadas por hectdrea.'? La estructura de cultivos que prevalecié en el albor de la déca- da fue muy similar a la que existia en 1952 (véase el cuadro 18). Se trata de la estructura productiva que marco el desarrollo ex- tensivo de la agricultura desde los afios cuarenta. Las empresas 12 ycea-sakH, Econotecnia Agricola, nim. 11, vol. v, noviembre de 1981. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. BLANCA RUBIO V. 207 tid a gontinuas crisis la produccién, hecho que atenu6 el peso de la renta y que contribuy6, junto con elementos de orden técnico, a que la sustitucién del café por sintéticos se aplazara hasta los afios ochenta. Después de cada siniestro grave en Brasil, el pre- cio subia y en los afios posteriores la produccién se elevaba exa- geradamente hasta provocar una sobreproduccién mundial que deprimia los precios por periodos mas o menos prolongados. Este comportamiento ciclico tendié a volverse recurrente debido a la deforestacién en Brasil provocado por el avance de la ganaderia. La transpiracién de esas extensas selvas naturales creaba alta humedad relativa que tendia a impedir las heladas. A partir de que los ganaderos destruyeron las selvas, las heladas son mas comunes y, como resultado, el mercado internacional del café es menos estable.5! Uno de estos ciclos de helada-alza del precio-sobreproduccion-baja del precio es justamente el que origina la crisis del periodo 1956- 1968, durante el cual el precio cae de 99.86 dolares el saco en 1955 a 43.75 en 1965. A pesar de que en 1970 el precio habia repunta- do a 55.8, no recuperaba todavia los niveles de 1955 (véase el cua- dro 32). Este ciclo decadente del precio del café contribuyé en nuestro pais a las crisis de las fincas tradicionales del centro-sur, las cua- les iniciaron en la década de los sesenta un proceso de abandono de dicha plantacién. De 1960 a 1970 las exportaciones de café es- tuvieron estancadas y crecieron s6lo 0.4% anual, mientras que la superficie cosechada en el territorio nacional atraves6 por una situaci6n similar, pues crecié en 0.9%. La produccién del grano, sin embargo, aunque se desaceleré en relacion con el periodo 1953-1960, crecié 3.9% al afio (véanse los cuadros 32 y 33). Este ultimo indicador ocultaba el verdadero signo de la crisis, pues la produccion de café en las fincas tradicionales se redujo en -3.3% anual en este periodo, lo cual quiere decir que los empresarios capitalistas resintieron fuertemente la caida del precio y despla- zaron el cultivo, mientras que el alza generalizada de los rendi- mientos durante la década permitio elevar, en los predios cam- pesinos, la produccién total. La crisis del café es esencialmente una crisis capitalista evidenciada por la disminucion de la parti- 61 Daniel K. Early, Café: dependencia y efectos, México, Instituto Nacional In- digenista, 1982, pp. 92 y 95. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. PRODUCCION AGROPECUARIA Y CULTIVOS BASICOS 212 ‘0261 & 096 weprla & sosapeues ‘sejooue sosuaa <9) LNG ae eL 992 £1 0468 6988 eee ey ¢ ap - sepeaud sopepiun 4 sopra 6% oe ors at 056 é 68h OF ee ey S op + sepeauid sopepiun, eiqand £7 os sis 0€ TL1 &@ 9927 Of bzodt Py S ap — sepraud sapepiun & sopity oF tte ctor 4 toe Bg 4£0 for 1S ys ap + sepeaud sapepiun, eorxeQ g0L os €1z ZEL 7ee OF tol 68 026 6F ey ¢ op — sepraud sapepiun X sopily ez ete el ait 604 £6 Osz 9¢ 2969 Pus ap + sepeaud sapepiun, sede 6e- vo Oss 9¢ ese elt 927 9S cogs SS ey Ss ap — sepeaud sapeptun & sopity oe- or ‘PRE ES $90 ZEL 998 ce 967 9S US =p + sepeaud sapepiun, zns9e19, 9% ve 92h 18 bro SIZ She LIZ 289 281 ®U Ss ap — sepeauid sapepiun £ sopify Le- ve- £68 [bz 685 PSE cez ST $62 €27 US op + sepeaud sapepiun, B0- vo= 69€ £7 e€7 OLS RS PLE £86 OBE SOURDIXOW ‘Soplun Sopris OL61T-0961 061-096 0L6t 0961 026 0961 popu UOLIOMPOAE aoysadng uowanpord ~ anonfiadng ‘SVAVARd SIGVAINA A SOIC NI 94V9 IA NOIIMGONd A AIL 26 1S se Ovavind a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. BLANCA RUBIO V. 219 El Estado intervino, después de cuatro afios de Ia caida del precio, debi- do al deterioro de la economia regional. Una dependencia del gobiern Bemex, empezé a comprar café procesado y a dar un precio de garanti Sin embargo, esto sirvié unicamente al 10 por ciento de quienes podian procesar el café. El 90 por ciento de los productores quedaron a merced de los procesadores locales.”! En conclusi6n, la crisis afecté fundamentalmente a los campesi- nos mas pobres, en especial a los minifundistas privados que per- dieron no sdélo su caracter de productores de café sino incluso sus tierras. Los ejidatarios pobres y medios de los estados de Chia- pas, Veracruz, Oaxaca y Puebla insistieron en el cultivo, algunos con fuertes disminuciones en la produccién, como en el caso de Veracruz, y otros con elevacion de la oferta. Su destino, sin em- bargo, no fue mejor que el de los algodoneros. A pesar del aumento en los rendimientos siguieron operando con pérdidas, de tal suerte que a principios de los afios setenta se encontraban en una situa- cién econémica muy critica. Sera entonces cuando el Estado asu- mira cabalmente la tutela de la produccién campesina, con lo cual los ejidatarios y minifundistas privados pasaran a ser los produc- tores de la crisis, aquellos que persisten en el cultivo en los pe- riodos de caos internacional del precio, garantizando con ello la oferta nacional del producto cuando se retiraron las empresas agricolas capitalistas. La crisis de la cana de azicar Durante los afios sesenta la produccién de cafia de azicar tuvo, como los principales cultivos, una etapa‘de ascenso y expansi6n muy notable que forma parte de un proceso de sobreproducci6n mundial del dulce, para iniciar el reflujo productivo en los dos ultimos afios de la década. En este sentido, lo que acontece con la cafia de azucar refleja las tendencias fundamentales del com- portamiento de la rama: la crisis de produccién, precedida por un repunte que entrafiaba una producci6n excedentaria sin posi- bilidades de colocaci6n rentable Ademas de compartir los rasgos sobresalientes de los cultivos de vanguardia durante la década, la cafia de azucar tiene una ca- 7 Daniel K. Early, op. cit, p. 104 a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 230 PRODUCCION AGROPECUARIA Y CULTIVOS BASICOS El auge de las exportaciones de hortalizas y ganado permiti6 la obtencién de divisas via los impuestos e impidié que los efec- tos del declive del algodén, el café y la cafia fueran mas profun- dos. En 1960, las hortalizas y el ganado aportaban 17.5% del va- lor de las exportaciones agropecuarias y, a pesar de la crisis de las materias primas de exportaci6n, la balanza agropecuaria con- servo durante la década el saldo positivo: ascendié de 4 828 mi- llones de pesos en 1960 a 6 000 millones en 1970.2 Por otra parte, el auge de las actividades extensivas, en con- traste con la decadencia de los granos basicos y las materias pri- mas de explotaci6n, significé un cambio en el uso del suelo en favor de la producci6n mas rentable. Particularmente, el ganado bovino para el mercado interno de la carne vino a sustituir am- plias zonas productoras de maiz, cafia y café en la regién centro- sur. De esta suerte, hubo transito de actividades extensivas en de- cadencia hacia productos en auge, lo cual trajo como resultado un cambio en la estructura productiva, aunque sin alterar las pau- tas fundamentales de funcionamiento de la empresa agropecuaria. Finalmente, la elevada rentabilidad de las hortalizas y el gana- do, derivada de la captacién de la renta internacional, convirtié a los empresarios que orientaron su capital hacia dichas activida- des en el sector hegeménico dentro de la rama. Si bien en el pe- riodo 1940-1960 los algodoneros, los trigueros y los cafetaleros ha- bian acumulado un fuerte poder, ahora éste se desplazaba hacia los horticultores y los ganaderos. La produccién extensiva mantuvo, pues, durante la década un fuerte impulso. Sin embargo, el auge productivo de las hortali- zas, el ganado y la produccion forestal solo fue temporal. La fase extensiva de desarrollo habia entrado en declive y, aunque per- sistieran actividades con un fuerte crecimiento, su expansién sdlo era manifestacién del desigual ritmo de agotamiento de las acti- vidades productivas. A finales de los afios setenta, como se vera en el tomo Ix, es- tas actividades enfrentarian también, inevitablemente, la culmi- naci6n de su ciclo expansivo. 91 sarH, Estadistica basica para la planeacién agropecuaria y forestal, México, 1978. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. a You have either reached 2 page thts unevalale fer vowing or reached your ievina tit for his book. 7 Este volumen aborda el estudio de la economia del sector agropecuario en el periodo 1950-1970, Julio Moguel introduce el tomo con un ensayo de interpretacién general que presenta en sus ras- gos fundamentales Ia ldgica de! desarrollo del sector en los afios correspondientes, en un esfuer- zo por establecer las claves tedricas fundamentales de tal desenvolvimiento. Rosario Robles de- sarrolla una investigacién sobre un tema que tradicionalmente ha sido subestimado o ignorado en la literatura correspondiente, a saber, el que da cuenta de las enormes transferencias que, pro- venientes de la agricultura y canalizadas a través del Estado, capitaliza en tales anos el sector industrial y otros sectores por la via de apropiarse —-mediante los impuestos a la exportacién— una parte sustancial de la renta diferencial generada a través de los intercambios internaciona- les. Robles desarrolla, ademés, un estudio sobre las formas de explotacién del trabajo en las condiciones de la fase extensiva de la acumulacién de capital, particularmente de aquellas que corresponden al trabajo asalariado y a su estrecha vinculacién —via migraciones— con la eco- nomia campesina, y completa su colaboracién en este tomo con el andlisis de otros aspectos de la economia agropecuaria. Bianca Rubio se aboca a estudiar el desarrollo econdmico general del sector en los afios correspondientes, intentando dilucidar algunos de las claves de la crisis es~ tructural del secfor agropecuario en la década de los sesenta. Julio Moguel y Blanca Rubio son actualmente profesores e investigadores de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales, ENEP Acatlan, UNAM; Rosario Robles es profesora de tiempo com- pleto de la Coordinacién de Investigaciones Econémicas y Sociales de la Facultad de Economia en la UNAM. ISBN 968-23-1494-1 ie

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