Ninguna es ms grande, ciertamente, que el haber sido padre
de Augusto.
Pedirn la paz las asediadas murallas de Mdena, y Farsalia
Porque es ms haber domeado a los insulares britanos
Y haber guiado las naves victoriosas por las siete corrientes del Nilo, de papiros criador, y haber sumado al pueblo de Quirino a los nmidas rebeldes y al cinifio Juba y el Ponto, engrandecido por el nombre de sus Mitrdates y sus numerosos triunfos haber merecido, y celebrado algunos,
Lo conocer y, por dos veces, se empapar de sangre la
emacia Filipos, Y el del nombre magno ser vencido en las aguas sculas, Y la esposa egipcia de un general romano caer, Errneamente confiaba en su matrimonio, y amenazar, en vano, Con que nuestro amado Capitolio habra de servir a la egipcia Canopo.
que haber engendrado al hroe ms grandioso?
Para qu enumerar a los pueblos brbaros que viven a
ambos lados del ocano? Todo lo que contiene el mundo habitable
Cun generosamente, dioses celestiales, favorecisteis al
Ser suyo, y tambin el mar le obedecer.
gnero humano con ese hombre, el primero del mundo!
Promulgar las leyes y regular las costumbres con su
ejemplo
Gobierna los palacios celestiales y el triple reino del universo,
Y, mirando hacia tiempos por venir y a sus futuros
descendientes Le ordenar llevar su nombre al hijo nacido de su santa esposa Y tambin sus preocupaciones, y no alcanzara las etreas moradas Y sus familiares estrellas hasta que, ya anciano, haya igualado los aos de Nstor. Ovidio, Metamorfosis XV, 832-839
Y Augusto gobierna la tierra; y ambos son gobernantes y
padres. Os ruego, dioses que acompaasteis a Eneas, Ante quienes retrocedieron el fuego y la espada, y vosotros, Dioses indigentes y Quirino, padre de Roma, y Gradivo, Padre del invicto Quirino, y la consagrada entre los penates de Csar, Vesta, y t, Febo, dios familiar, junto con la cesrea Vesta, Y t, que habitas la ciudadela de Tarpeya, encumbrado Jpiter, Y todos los otros a quienes es lcito y pladoso que el poeta mencione: Que se demore y tarde ms que mi vida el da aquel En que el gran Augusto, abandonando el orbe que gobierna, Llegue al cielo y, lejos de aqu, conceda su favor a los suplicantes! Ovidio, Metamorfosis XV, 858-870