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respuesta, que puede parecer simplona a primera mano, pero que es tal su
obviedad que nos parece imposible; como si la solucin tuviera que ser mas
intrincada, dado lo grande del conflicto.
Da a da nos encontramos con una sociedad que se considera fragmentada,
como un mapa repleto de islas en la cual lo que ocurre en una no interesa a la
otra. Es exactamente esta idea ser como factores independientes lo que ha
originado toda esta situacin, ya que en la realidad nos encontramos
constantemente comunicados con los otros y siempre necesitados de ellos. Es as
que ante nuestros ojos el Personalismo se presenta como una maquinaria de
hbridos, un doctor Frakenstein que busca la unin de lo vivo con lo muerto y por
lo tanto ridculo de pensar. Pero pensar en las dicotomas no relacionables no nos
brindara solucin; es necesario entender que lo uno y lo otro siempre estn en
contacto y buscar una divisin tajante es una labor infructuosa. Es necesario
encarnar nuevamente el individuo con la sociedad, el pensamiento con la accin,
el pensamiento con el cuerpo, el tu con el yo.
Al igual que la idea de cuerpo material en esta propuesta, uno debe reconocerse
como sujeto finito en nuestra sociedad, pero con una capacidad de unin ante el
otro, reconociendo su necesidad en mi persona. Ya que solo mediante la
conformacin volveremos nuestra palabras en discurso, nuestra voz en grito,
nuestra accin en cambio. As mismo, asumir la limitacin de nuestra visin, tener
en perspectiva desde donde veo las cosas, para ver en el otro una mirada distinta
que me es relevante, sintiendo empata por su discurso. Caer en cuenta que las
agresiones en el otro son tambin hacia m, en este cuerpo encarnado con los
otros y que una afectacin al ms distante fsicamente de mi es una herida directa
a este ser poltico del cual somos parte.
Cito textualmente a Mounier Se dir que es culpa de las instituciones que
perpetun la lucha de clases y la opresin del hombre por el hombre. Pero quin
puede precisar si ellas son la causas o los efectos? Es necesario combatirlas, y
aqu, no menos que en otras partes, no basta con apelar a los buenos
sentimientos. Las estructuras de nuestra vida social inficionan aun nuestra imagen