Вы находитесь на странице: 1из 38
wor oomspe NOOSA VULIND Jd OdNO 6 NVIVIAAT SHH@OH SYWOHL DEDICATORIA cuanto ala materis se refiere) por necesidad: esos textos som como loz bestiones desde los cuales impugnan los enemigos at poder civil. Si, a pezar de ello, veir censurado mi trabajo por Jos demas, os complacerd advertir, como excusa, que soy x hombre que ama sus propias opiniones y cree en'la veracids: de cuanto afirma; que venerabs a vuestro hermano y os venero # vor, y gue ello me ha movido o presumir que, sin consul- taros, meresco el titulo de ser, como 50, senOR, uestra més bumilde 9 mis obediente sercitor, THO. HOBBES Parts, Abril gon INTRODUCCION INTRODUCCION La Naturaleza (el arte con que Dios ha hecho y gobierna el mundo) esta imitads de tal modo, como en otras muchas cosss, por el arte del hombre, que_éste puede crear un animal jento de miembros cuya qué 0 podriamos decir que todos los au se mueven a si mismos por medio de resortes y ruedas co- mo fo hace un reloj) tienen una_vida art id el corazén sino un resorte; y los nervios sino diversas fibras; y las articulaciones sino varias ruedas que: dan movimiento al cuerpo entero tal como el Artifice se lo’ propuso? Et arte va atin més lejos, imitando esta obra racional, que es In mis excelsa de 1a Naturaleza: el hombre, En efecto: pracas al arte se crea ese gran Leviatin que Wlamamos repai- Bes 0 Estado (en latin crvites) que no es sino un hombre ial, aunque de mayor estatura y robustez que el natural para cuya proteccién y defensa fue instituido; y en el cual {a seberania es un alma artificial que da vida y movimiento al ‘cuerpo entero; Jos magistrados y otros funcionarics de Ia ju- dicaura y del poder ejecusivo, nexos artificiales; In recom cl castigo (mediante los cuales cada nexo y cada miem- sulado a la sede de Ia soberanis es inducido a ejecutar su deber) son los nervior que hacen lo mismo en cl cierpo Ja rigueza y la abundancia de todos los miembros lares constituyen su potenciz; In salus populi (Ia sal- ‘vatiin del pueblo) son sus negocios; los conse} forman sobre cuantas cosas precisa conocer, son Ia In equidad y has leyes, una razén y una volunted artificiales; In comerdia, es la salud; la sedicién, la enjermmedad; la gue~ oil, 1a muerte, Por Gltimo, los convenios mediante los cu2- les os partes de este cuerpo politico se crean, combinan y unen fenve sf, aseméjanse a aguel fiat, o Aagamos al hombre, pro- nurciado por Dios en la Creacién. [2] 3 iyrRopUuccION Al describir la naturalera de este hombre, a proponge considera 19 La moteris 26 me cons y el ertifice: ambas come won el Sombre, 29 Clana y por qué poeton + institeye, eviles om Jor derechos y eh poder justo a la autorided J onan a de un sobermo; y qué eb gue 3? Qué ev en gs ima qué es el reino de ty tiniston, Por lo que recpecta al primero existe un dicho acreditado segiin el cual ia sebiduria se adquiere no ya leyendo bros sino en los hombres. Como consecuencia aquellas pers wnas que por lo comin no pueden dar otra prueba de ser fabios, se complacen mucho en mostrar Jo que piensan que han leido en los hombres, mediante despiadadas censuras he~ chas de los demas, a espaldas suyas. Pero existe otro dicho mucho mis antiguo, en virtud del cual los hombres pueden aprender a leerse fielmente uno al otra si se toman Ja pen de hacerlo; es el nosce 10 ipsum, Idee a i mismo: Jo cual 20 se entendia antes en el seatido, ahora usual, de poner cate a la birbara conducta que los titulares del poder observan sox respecto a sus inferiores; o de inducir hombres de baja estofs a una conducta insotente hacia quiencs son mejores que ellos. ‘Antes bien, nos ensefia que por Ja semejanza de los pensa- jentos y de las pasiones de un hombre con Jos pensemientos ¥ pasiones de otro, quien se mire a si mismo y considere lo ‘que hace cuando tiers ‘rezone, espera, tense, Ck Y por qué razones, podra leer y saber, por consiguiente, cuales fon los pensamientos y pastones de los dems hombres en casiones parecidas, Me refiero a la similitud de squellas ps- “Hones que son las mismas en todos los hombres: desen, tenor, “Teperanea, etc.; no a la semejanza entre los objetos de las asiones, que son las cosas deieadss, semidas, experadat, ett Respecto de éstas Ia constivucién individual y la educackin particular variaa de tal modo y son tan facles de sustiaer a hhuestro conecimicnte que los caracteres del corazén humana, borrosos y encvbiertos, como estén, por el disimulo, le fslacia, Fiecién y las exréness docrrings, restitan tinicamente legibles para quien investiga los corszones. Y aunque, a veces, por Lat neciones de los hombres descubrimos sus detignios, dejar de 4 INTRODUECCION compararlos con nuestros propios anhelos y de advertir todas las circunstancias que pucden alterarlos, equivale a descifrar sin clave y exponerse al error, por exceso de confisnza o de desconfianza, segin que el individuo que lee sea un hombre ‘bueno o malo, Aunque un hombre pueda leer 2 otro por sus acc de un wis perfecto, silo puede hacerlo con sus ciecaas tantes, que son muy pocos. Quien ha de gobernar una nacidn entera debe leer, en si mismo, no a este © agusl hombre, 2a humanidad, cosa que resulta mis dificil que sprender ‘ualquier idioma o ciencia; cuando yo haya expucsto ordena- gamente ef resultado de mi propia lectura, i drin otra molestia sino Iz de comprobar si en jogas conclusiones. Porque este género de doctrina no sdmite otra demosteac ROS PARTE J DEL HOMBRE car. 5 CAPITULO ¥ De la Razin y de la Ciencia Cuando un hombre razonz, no hace otra cosa sino concebir “um suma total, por adicidn de partes; 0 concebir un residuo, por sustracciin de una suma respecto a otra: Jo cual (cuando se hace por medio de palabras) consiste en concebir a base de la conjuncién de los nombres de todas las coss, el nombre del conjunto: o de los nombres de conjunto, de una parte, el nombre de la otra parte. Y aunque en algunos casos (como cen los niimeros), ademas de sumar y restar, los hombres practican las operaciones de mulciplicer y dividir, no son sino Jas mismas porque a multiplicaciéa no es sino Ja suma de ‘cosas iguales, y la divisién Ja sustraccién de una cosa tantas ‘veces como sea posible. Estas operaciones no ocurren solamente con los niimeros, sino con todzs las cosas que pueden sumarse unas a otras 0 sustraerse unas de otras. Del mismo modo que Jos aritméticos ensefian a sumar y a testar.en nidmeros, lov geémetras ensefian Jo mismo con respecto a las Jineas, figurar (sélidas y superficiales), éngulos, proporciones, tiempos, gre dos de celeridad, fuerza, poder, y otros términos semejantes: fpor su parte, los légicos ensefian lo mismo en cuanto % las conceuenas de las palabras: gman dos noms, uno con fotro, para componer wxta efirmacién; dos afirmaciones, para hacer tn slogiome, y sort dloginnos, para hacer une de- mactrecién; y de Je sua o conclusién de un silogismo, sus traen tna proposicién para encontrar Ja otra. Los_escritores ¢ politica suman pactos, uno con otro, para establecer deberes hhumanos; y los juristas Leyes y Aechos, para determinar lo que ¢s justo ¢ injusto en las acciones de los individuos. En cualquiera materia cn que exista lugar para la edicién y le sustraccién existe también lugar para la rezén: y dondequiera (que aquells no tenga lugar, la razdn no tiené nada qué hacer. 32 pees meet nt ei I { i i MRTE DEL HOMBRE car. 5 A buse de todo ello podemos definir (es decir, determinar) 4 Jo que ¢5 y lo que significa la palabra razén, cuando Ja inclui- “ ros entre las facultades mentales. Porque Raz6x, en este sen- tido, no es sino cSmpuso (es decir, suma y sustraccién) de lis consecuencias de los nombres generales convenidos para la caracterizacion y significacion de nuestros pensamientos; em- pleo el término caracterizacién cuando el cémpute se refiere a rasotros mismos, y significacién cuando demostramos o 2pr0~ lomos nuestros Cémputos con respecto a otros hombres. Del mismo moda que en Aritmética Jos hombres que no son priticos yerran forzosamente, y los profesores mismos pueden errar con frecuencia, y hacer cémputos falsos, asi en. cires sectores del razonamiento, los hombres mis capaces, is atentos y mas pricticos pueden engafarse a si mismos € eric falsas conclusiones. Porque la razdn es, por si misma, siempre, una razén exacta, come lx Aritmética es un arte cierto < infalible, Sin embargo, ni Ia razdn de un hombre ai la exz6n de un niimero cualquiera de hombres constituye la certezas un cémputo puede decirse que es correcto. po rode hombres lo haya aprobado uninimemente, asi como desde el momento que hay una controver eco {29} a un cémputo, Jas partes, por comin acu ar establecer la verdadera raain, deben fijar como 4h razén de un arbitro o juez, en cuya sentencia puedan tes apoyarse (2 falta de lo cual su controversia o bien n disputa o permaneceria indecisa por f 0 que sean. Cuando los hombres que se juz mismos mis sabios que todas los demés, recliman an a Ja verdadera razdn como juez, pretenden que se n las cosas, no por la razdn de otros hombres, sino ya propia; pero ello es tan intolerable en la sociedad: de los hombres, como lo es en el juego, una vez sefalado el ‘siunfo, usar como tal, en cualquiera ocasién, la serie de Ia cual se tienen mis cartas en la mano. No hacen, entonces, otra cosa tales hombres sino tomar como razén verdadera en sus propias comroversias las pasiones que les dominan, revelando su ca- reac de verdadera razén con Iz demanda que hacen de ella. 33 406 i Dat sever Yt Beate, cum 5 > en coinieqzar . No puede, existir certiclumire respecto a songivsiéa sin una certidumbre acerca de todse = al establece totales de las facturas pagadas, en tomar en consideracién cémo cada una esti sumada por gue~ fs las comunicaron, ni jo que pagé por ella mismo mis que sf aceptara fa cuenta destrezt y honrade de fos ace mplemente erce en elias. 7 Cuando ua hombre cules sia hs mados cisos (por eiemp! a fa vista de una cosa conjeturamos lo que debe pret 8 Io que ha de seguirla), silo que pensamos qus iba a sucecler no sucede, 0 fo que fmaginsmes ha precedido, Hamainos 2 esto ernon; a d] estin sujetos i cluso Ia mayoria de los hombres prudentes, Pera cuando 1 onamos con palabras de signifisscion general, y Megam tana decepcién a} presumir que algo ha pasado © va oeacti cominmente, se le denomina error, es, en x SURDO o expresion sin sexttide, F: vuna decepeién a! presumir que algo. alge que aunque ta uns imposibilidad efectiva. Pero afiemacion genersl, a menos que sea una afirmacitin verdon dera, Ia posibilidad de ella es inconcebible. Ls as de es ‘ausles no percibimos mis que el sonido son las que llamamas ahurdas, insignificantes © insensatas. Por tanto, si wn bombre me habia de un reeséngulo redondo: o de accilenzes del an en ef queso; 0 de sabstancias inmoterisles; 0 de un sujeva 34 ibsesgeabaet ser obstacclzada por alge ror, sin que SUS pi esto es, que son absurdas. | He dicho antes (en el oa conte» fc ella y log efectos fa nro grado de Io fis palabras, puede "edu tae abst {ilésofos. ado de las ‘onmir sin conocer el valor de Y, coma todes aspectos (2 ello me 135 pos fe una volunted libre 0 de cuslquera cose Ji Joe generals, Hamdas seorsmas 9 los cuerpos pueden ¢ pare) Den woMeRE cars 6, pero libre opuesto, yo no dire qu alabras corecen de se hombre supers guando es apto pars inguirir Jas’conse- ue, pac wir. Afado aho- Ide gue, mediante das consteuencias ad} Your palabras: es como si se fag tée a rateride en idades de sbsurcio par Ja cone fusion y ronexién inadecuada de sus nombres en. las afirmas clones, Como consecwa ribo a ta asignacién de nomi secidentes @ cuerpor. En el i 5, La segunda causa de las aserciones absurdas, Ia adse xs de cuerpas a accidenter; 0 de s jncurren quienes dicen que fa 38 PARTE I DEL HOMBRE car. 5 fe es inspirada o infusa, cuando nada puede ser is troducide en una cosa sino un cuerpo; o bien que |: jue Jos fantaimas son expi [05 propio: cuerpos; en dicen que el calor estd en el euerpo; el 10 4. La cuarta, a la asignacién de nombres de cuergor 2 expresiones; come cuando se afirma que existen cosas unin Por ejemplo, comin, que ef 0 eual parte, 0 que al proverbio e110 0 aquello (cuando ni los camino pueden conducir, blar los proverbios), en Iz deter Js verdad no pueden admitirse tales expres La séptima a nombres ¥ aprenden ido para equivocarse os le sefialan su error: ¢ modo se revela que la. razéa_no es, como el sem tido y la memoria, innata en nosotros de experiencia solamente, come la prudencia, sino aleanzada por el esfuerzo: en primer Ja adecuada imposiciin de nombres, y, en segundo lugar, aplicaindo up método co 36 PARTE 1 DEL HOMaRE cap. 5 recto y razonable, al progresar desde Jos elementos, que son Jos nombres, a las. aserciones hachas mediante la ‘conexiGn de uno de ellos con otro; y luego hast llogismos, que son las conéxiones de una asercién a otra, hasta que egamos a un conocimiento de todas Jas consecuéncias de los nombres os al tema considerado; es esto lo que los hombres de- que Is sensacién y la memoria ho, que es una cos pasada ¢ ss de un hecho respecto a otro: a partiendo de lo que en la actualidad podemos hacer, sabemos mo realizar alguna otra cosa si queremos hacerla abo: otra semejante en otro tiempo. Porque cuando vemos < una cosa adviene, por qué causas y de qué cuando las mismas causas caen bajo aucstro domi produzean los mismos efectos ta es la causa de que los zn, en absoluto, hasta que han alcanzada el pero son Hamadas criaturas razonables por la aparente posi- iad de tener uso de razén en tiempo venidero. La P: Jos hombres, aunque tienen el uso de razén en ‘asos como, por ejemplo, para Ja numeracién hasta cierto grad, Jes 5 poco en Ia vida comin; gobigrnanse ejor, otros peor, de acuerdo con st 30 de experiencia, destreza de memoria ¢ inclinaciones, ‘a Fines di Imente de acuerdo con su Por lo que rezk que pueden ver cSmo se adquieren y engendra aspecto, como los nifios, que no tienen idea de neracén, ¥ les’ hacen creer las mujeres que su hermanas no han nacido, sino que han sido hi jardin, Exo si: quienes carccen de ciencia se encuentran, con su predencia natural, en mejor y més noble condicion que los 0 08 PARTE T as que pred Ia luz de la mente humana Ja con pero libres y depuradas s5 Ja raz gocies domésticos que atafien 2 su interés pradencia bastante para sus asuntos privado: cos aprecian mis la reputacin de su propio ingenio que el de los negocios de otros. 231 camino; ¥ lac meriforas y pals. ido, © ambiguas, son como Jos ale a deambular entre jo y Ja sedicién, o el desdén, Del mismo modo que mucha experiencia es prudencio, a dam, TiUcha dencia es sapiencia. Porque aunque usvlmente tencmos el nombre de sabiduria para las dos cosas, los latinos distin. gufan siempre.entre prudencia y sapiencia, adseribiendo el mer término a Ia experiencia, el segundo a la ciencia. Para que su diferencia nos aparezca mas claramente, supongamer tun hombre dotado con una excelente habilidad natural y destreza en el manejo de las armas, y otro que a esta destreza hha afiadido una ciencia adquirida respecto a como puede herir o ser herido por su adversario, en cada postura posible © guar. dia. La habilidad del primero’seria con respecto a Ja habilidad = el segundo como la pradencia respecto a Ja sapiencia: ambas cosas son titiles, pero ia ultima es infalible. Quienes confiando solamente en la autoridad de los libros, siguen al ciego de- gamente, son como aquellos que confizndo en las falsas reghs Ge un maestro de esgrima, se aventuran presuntuosamente ante tun adversario, del cual reciben muerte 0 desgracia. Sienet De los signos de Ja cencia unos son ciertos ¢ infal deta Ciencia. Berns, inciertos. Ciertos, cuando quien pretende la cienci tuna cosa puede ensefiarla, es decir demostrar In verdad de la misma, de modo evidente, 2 otro. Inciertos cuando sélo algu- rnos acontecimientos particulares responden a su pretensién, y fen certs ocasiones prueban lo que habjan de probar. Todos ‘Jos signos de prudencia son inciertos, porque observar por 38 t 39 os a SSE PARTE 1 DEL HOMBRE CAP. 15 CAPITULO Xu De la conpicién warurat. del Género Humano, en lo que Concierne a su Felicidad y su Miseria uno pueda reclamar, a base de ella, para ue otro no pueda aspirar com se llama ciencia, arte que pocos tienen, y aun pocas coses, ya que no se trata de una facultad Jcanzada, como Ja prudes tinto) yo encuentro ain hombres, que en lo referent 5 cosa que todos los perseguimos alg més grande, entre Porque kz prudencia no es sino ex hombres alcanzan por igual, en | Lo que acaso ible tal igualdad, no es sino un vano concepto ywe 1a mayor parte de los hombres de ellos mis- 108 pores mi de que gozan 0 por Ia coincide es, en efecte, la naturaleza de los hombres que 100 AAA PARTE 1 DEL HOMBRE cap. 13 bien reconocen que otros son mis sagaces, mas elocuentes 0 nis cultos, dificilmente Megan a creer que haya muchos tan sthios como ellos mismos, ya que cada uno ve su propio talento ala mano, y el de los demés hombres a distancia. Pero esto ts lo que mejor prueba que los hombres son en este punto mis bien iguales que desiguales. No hay, en efecto y de or- dinario, un signo mas claro de distribucién igual de una cost, que el hecho de que cada hombre esté satisfecho con la por- dn que le corresponde. De esta igualdad en cuanto 2 la capacidad se deriva la igualdad de esperanza respecto a la consecucién de nuestros fines. Esta es Ia causa de que si dos hombres desean la misma ‘usa, y en modo alguno pueden disfrutarla ambos, s¢ vuelven enemigos, y en el camino que conduce al fin (que es, princi- palmente, su propia conservacién y a veces su delectacién tan sélo) tratan de aniquilarse 0 sojuzgarse uno 2 otro. De aqui que un agresor no teme otra cosa que el poder singular de ‘iro hombre; si alguien planta, siembra, construye 0 posee un lugar conveniente, cabe probablemente esperar que vengan otros, con sus fuerzas unidas, para desposeerle y privarle, no sélo del fruto de su trabajo, sino también de su vida o de invasor, 2 st vez, se encuentra en el mismo 0 2 otros. Dada esta situacién de desconfianza mutua, ningin proce- dimiento tan razonable existe para que un hombre se proteja 2 si mismo, como la anticipacién, es decir, el dominar por medio de Ia fuerza o por la astucia 0 todos Jos hombres que pueda, durante el tiempo preciso, hasta que ningtin otro poder tea capaz de amenazarle. Esto no es otra cos sino lo que requiere su propia conservacién, y es generalmente permitido. Como algunos se complacen en contemplar su propio poder a los actos de conquista, prosiguiéndolos més allé de lo que su sepuridad requiere, otros, que en diferentes circunstancias serian felices manteniéndose dentro de limites modestos, si no tumentan su fuerza por medio de la invasién, no podran sub- stir, durante mucho tiempo, si se sitéan solamente en plan defensivo. Por consiguiente siendo necesario, para Ja conser- vadén de un hombre, aumentar su dominio sobre los seme- jites, se le debe permitir también, sor Ee cane inor PARTE T DEL HOMBRE car. 13 Ademés, los hombres no experimentan placer ninguno (si no, por el contrario, un gran desagrado) reuniéndose, cuando no cexste un poder capaz de imponerse a todos ellos. 'En efecto, cada hombre considera que su compafiero debe valorarlo del mismo modo que éI se valora a si mismo. Y en presencia de todos los signos de desprecio u subestimaciéa, procura natu- ralmente, en la medida en que puede atreverse a ello (lo que centre quienes no reconocen ninglin poder comén que los suj es suficiente para hacer que se destruyan uno a ot ‘car una mayor estimacién de sus contendientes, infl algiin daiio, y de los demis por el ejemplo. ‘Ast hallamos en la naturaleza del hombre tres causes prin- cipales de discordia. Primera, la competencias segunda, la des- confianza; tercera, la gloria. [62] La primera causa impulse a los hombres a atacarse para Jograr un beneficio; Ia segunda, para lograr seguridad; la ter- cera, para ganar reputacién, La primera hace uso de la violencia para convertirse en duefia de las personas, mujeres, nifios y ‘ganados de otros hombres; la segunda, para defenderlos; la tercera, recurre a lz fuerza por motivos ficant una palabra, una sonrisa, una opinién distinta, como cualquier otro signo de subestimacion, ya sea directamente en sus per- sonas o de modo indirecto en su descenden: en su nacién, en su profesién o en su. Jos hombres viven sin un poder comtin que los atemorice a todos, se hallan en Ia condicién o estado que se denomina guerra; una guerra tal que es la de todos contra todos. Porque |i cvrnaa no consiste solamente en batallar, en el acto de lu- char, sino que se da durante el lapso voluntad de luchar se manifiesta de modo st Ja nocidn del tiempo debe ser tenida en cuenta respecto raleza de la guerra, como respecto a la naturaleza d a. En efecto, asi como la naturaleza del mal tiempo no radica en uno o dos chubascos, sino en le propensin a Hover durante varios dias, asi tz naturaleza de la guerra consiste no ya en la lucha actual, sino en la disposicion manifiesta a cella durante todo el tiempo en que no hay seguridad de lo contrario, Todo el tiempo restante es de paz. 102 AY PARTE It DEL ESTADO car. 30 wweneién pueden proporcionarles. En una situacién no existe oportunidad para Ia industria, ya que su fruto es inciertos por consiguiente no hay cultivo de Ja tierra, ni navegacién, ni uso de los articulos que pueden ser importados por mar, ni Construcciones mover y remover Jas cosas que requieren conocimiento de Ja faz de Ja tierra, ni cémputo de ni artes, ni letras, ni sociedad; y lo que es peor de todo, existe continuo temor y peligro de muerte violenta; y la vida del hombre es solitaria, pobre, tosca, embrutecida y breve. ‘A quien no pondere estas cosas puede parecerle extrafio gue la Naturaleza venga a disociar y haga a los hombres aptos para invadir y destruirse mutuamente; y puede ocurrir que no confiando en esta inferencia basada en las pasiones, desee, acaso, verla confirmada por la experiencia. Haced, pues, que Se con- sidere 2 si mismo; cuando emprende una jornada, se procura armas y trata de ir bien acompafiado; cuando va a dormir cierra has puertas; cuando se halla en su propia casa, echa Ia lave z.sus arcas; y todo esto aun sabiendo que existen leyes y fun- ciunarios pblicos armados para vengar todos los dafios que le hagan. ;Qué opinién tiene, asi, de sus conciudadanos, cuando catalga armado; de sus vecinos, cuando cierra sus puertas; de sus hijos y sirvientes, cuando cierra sus arcas? nifica esto acisar a la humanidad con sus actos, como. yo lo hago coa nis palabras? Ahora bien, ninguno de nosotros acust con ello la naturaleza humana, Los deseos y otras pasiones del hombre to son pecados, en si mismos; tampoco Jo son los actos que de Jas pasiones proceden hasta que consta que una ley las prohibe: que los hombres no pueden conocer las leyes antes de que sean hechas, ni puede hacerse una ley hasta que los hombres se pongan de acuerdo con respecto a la persona que debe promulgarla. [63] Acaso puede pensarse que nunca exist dicién en que se diera una guerra seme; eo que nunca ocurrié generalmente asi, en un tiempo con- , en efecto, yo mundo entero; 103 PARTE 1 DEL HOMBRE car. 33 pero existen varios lugares donde viven ahora de ese mo hombres particulares se ha ‘uno contra otro, en todas las époc vestidas con autoridad soberana, celosos de su independenca, st hallan en estado de continua enemistad, en la situaci postura de los gladiadores, con las armas asestadas y sus vecinos, todo lo cual implica tna actitud ‘de guerra. Pero como a la vez defienden también la industria de sus siibditos, no resulta de esto aquella miseria que acompafia a la libertad de los hombres particulares. esta guerra de todos contra todos, se da una consecten que nada puede ser injusto. Las nociones de derecho e ile idad, justicia ¢ injusticia estan fuera de lugar. Donde no hay poder comin, Ja ley no existe: donde no hay ley, no hay justicia. En Ja guerra, la fuerza y el fraude son tas dos virtu es cardinales. cuerpo ni del esps que estuviera solo en el mundo, Jo mismo que se dan sus sen- jones y pasiones, Son, aquéllas, cualidades que se refieren hombre en sociedad, no en estado solitario. Fs natural tam en dicha condicién no existan propiedad ni domi in entre suyo y mio; blo pertenece a cada uno lo que puede tomar, y sélo en tanto que puede conservaclo, Todo ella puede afirmarse de esa miserable condicién en que el hombre se encuentra por obra de Ia simple naturaleza, si bien tiene una cierta posibilidad de superar ese estado, en parte por sus pasiones, en parte por sti rxzéa, 104 PaRTE 1 DEL HOMBRE cap. 13 Las pasiones que inclinan a los hombres a la paz son el temor ala muerte, el deseo de las cosas nnecesarias para Una , ¥ la esperanza de obtenerlas por medio del trabajo. La razén sugiere adecuadas normas de paz, a las cuales pueden Hlegar los hombres por mutuo consenso. Estas normas fon las que, por otra parte, se aman leyes de naturaleza: a clas voy a referirme, mas particularmente, en los dos c seuientes. 164) 105 parte 1 DEL HOMBRE are 1 DEL HOMBRE enemigos. De aqui se sigue que, en semejante con jombre tiene derecho 2 hacer cual@uicra cosa, csicrpo de los demas. Y, por cansiguiente, ‘pe derecho natural de cata uno con respec ne puede habe (por ea) de existir durante todo el tiempo que ordinariament= 1s Naturaleza permite vivir a los hombres. De aqui resulta ras persiste cal ULO XIV De la Primera y de ta Segunda weves wat 9 de los cowrnaros un Gade hombre debe esforzerie por lapiz, mientras jeroisa de logratla; y cuando’ no puede obiene sar y wilizar todas las ayudat y ventajas de le primera fase de esta regla contiene la tey primera y funda: Imental de naturaleza, a saber: buscar Ja. paz y sequirla. La segunda, la suma del derecho de naturalets, ce dear: defen- demos a nesoeras mirmos, por todos tor medios poubies. jus naturale, es la lib wopia poder'corme Gui Jos medios més aptos para lograr exe | udu tettmat — Por uaneatan ce entiende, de acuerda oo i propio de lz palabra, Ja ausen pe ‘paz, se deriva esta para la p32 9 [65] dejo renmuncisr eite derecho 0 todas las cost y 4 eza (lex naturalis) os establecida por fa razén, en vi un hombre hacer lo que puede d ios de conservarlas 0 En efecto, mientras uno mantenga su dered Te ageade, los hombres se encuentran en si Y st los de ‘era ours ley de la humanidad thiri ne feceris. sera: Quod 1B fieri non vis, Renancir un derecho a cierta cosa es deipojurse as siamo de la Tidertad de impedir a otto el benefis del derecho a la com en ctestion. Em cfecto, 4 aandona su derecho, no daa otro hombre wn derecho tviera antes, No hay nada a que un Jembre no tenga derecho por naturaleza: solamente se aparta fel camino de-atro pata que éte pueda goear de 84 propio fate) es una cond Ia cual cada uno esti gok 107 : 444 parte? DEL HOMBRE Ast que ei efecto causado a otro hombre po por'transferencia a otra persona. Por. “cede 0 abandona el derecho. Dede aque hacer nulo por su volunted este acto. Si _breviene, prodiicese myusticiA 0 INJURI Ture, ya que el derecho se renuncié o tri ‘Asf que [a injuria o injusticia, en J se llamaba abrurdo, Considé eontradecir Io que el mondo se denomina injustica ¢ injur voluntariamente aquello que en un prin efecto, absurd se hubiera hecho. El procedimiento mediante el cual alguien te su derecho es una deci-ra- no voluntario y suficente, de renunca o transfiere simp! én o expresién, mediante "i cars rg derecho original sin obsticulo suyo, y sin impedimento ajeno. ja remuna ab derecho de-alovien, es, en cierto motio, disminucién de los impedimentos para el uso de st propio derecho o Se abandona wn derecho bien sea por simple renundacién 0 sple renunciacién qvando el cedente no se preccupa de la persona beneficida ‘por su renuncia, Por rransrerecta cuando desea que ¢l be~ neficio recaiga en una o varias personas determinadas. Cuando tuna persona ha abandonado o transferido su derecho por cual~ quiera de estos dos modos, dicese que ¢sté OBLIGADO 6 LIGAPO no impedir el beneficio resultante a aquel a quien st con- y es su deber, no impedimento so- fs algo semejante a lo que en las disputas de los escolisticos cho de (que hace esa renuncia o transferencia, o de que ha renunciado 6 transferido Ia cosa a quien la acepta. Estos signos son o bien eras palabras o simples aceiones; 0 (como a menudo ocurre) Is dos cosas, ac wnes y palabras, Unas y otras cosas son azos por medio de fos cuales fos hombres s¢ sujetan y gan: lazos cuya flerza no estriba ea su propia naturaleza {porque nada se rompe tan ficilmente como la palabra de un ser humano), sino en el ter resultance de lan [86] © por algin otro efecro, dew tarios de cx espera. Tritase, © objeto de los actos vol 108 jem transfiere su derecho, 0 renuncia a él ot de alguna mala consecuencia ey Ar polabras u otros signos. En primer fhombre no puede renunciar al dere We gales por la fuerza para arrancarle In vide, ya que ¢ Emorensible que de ello pueda, derivarse re vada, Lo mismo puede decrse 6 jento, pues 80 . ya que nadie st herido 0 sprisionade por otro, puede decir, euando ve que otr ‘por medics violencos, si se proponen nef e] motive y fin por el c Temuneia y transferencia de derecho no 28 otro si we a persona humana, en st vida, ¥ en 105 eae ee etn arma qe no sea graves. POF con ore, mediante palabras u otros sig ue dchos signot maiistan, n6 we lo proponia o que tal era su {Grorba cémo\ debian interpretarse tales palabras ; ransferencia de derechos ¢s lo que los hombres Maman coNTRATO. Existe una diferencia entre transfers cosa, y transferenca o tradicién, es decir, : YE efecto, Ia cosa puede ser entregada a la vet que st ‘ere c] derecho, como cuando se compra hen contente y sonante, 0 se cambian bienes puede ser entregada Ia cosa algin tiempo despu Por otra Jado, une de Jos contratantes entregar la. cosa convenida y dejar después de transcurrido un 1, Entonces, respecto del del derecho 2 ls fen contratar ahors para cumplir des obligaci 109 t E paenee TENG, de Tiberalidad y, por tanto, n0 son obligatorias. En efecto, si PARTE 1 DEL HOMARE car. 14 una de Jas partes transfiere, con la esperanza de ganar con ello Iz amistad o el servicio de otra, o de sus amigos; 0 con la esperanza de ganar reputacién de ‘persona caritativa © mag- nanima; o para liberar su Animo de la pena de ia compasin, © con fa esperanza de una recompensa en el cielo, entonces no se trata de un contreto, sino de DOWACION, LIBERALIDAD (© Gracia: todas estas palabras significan una y fa misma cosa, ‘Los signos del contrats son o bien 2 ia, Son signos expresos las palabras igencia de lo que significan. Tales palabras son o bien de tiempo presente 0 pasado, como yo doy, yo oforgo, yo he dan Zo, yo he otorgado, yo quiero que erio see suyo; 0 de car futuro, como yo daré, yo otorgeré: estas palabras de carice ter futuro entrafian una PROMESA Los signos por inferencia son, 2 veces, consecuencia de las palabras, [67] a veces consecuencia del silencio, a veces con- secuencia de acciones, a veces consecuencia de abstenerse de una accién. En términos generales, en cualquier contrato un signo por inferencia es todo aquello que de modo suficiente arguye Ia voluntad del contratante. Las simples palabras, cuando se sefieren a mpo venid: jgno_insuficie se refieren al tiempo venidero, como: Mariana daré, son un signo de que no he dado por consiguiente, de que mi derecho no ha sido transferido, sino que se mantiene hasta que Jo transfiera por sigtin otro acto, Pero si las palabras hacen relacién al tiempo presente o paszdo, como: Yo he dado o doy pore entregar mofans, jerecho de mafiana se cede s palabras, aunque no existt y Cres dabo; Fiano y Yo te lo deré matana, Po: ue Ia frase Yo guiero, en Ja primera expresion, sig ica un acto de voluntad presents, mientras que en Is tltima significa Iz promest de un acto de voluntad, venidero. En consecuendia, fas primeras palabras sin de presente, pero transfieren un derecho furaro; Jas Gltimat son de futuro, pero nada transfieren. Ahora bien, si, ademis 110 pare DEL HOMBRE cap. 14 de las palabras, existen otros signe: de la voluntad de trans fei un derecho, entonces, aunque 1a donaciéa sea libre, puede considerarse otorgada por palabras de futuro. Si ofrece ua premio para el primero que Ucgue a nada meta, la donacién es libre, y aunque las palabras se re- fern al futuro, el derecho se transfiere, porque si el inte- jera que sus palabras se entendiesen de ese era enunciado 2: En los contratos transfigrese el derecho no sélo cuando his palabras son de tiempo presente o pasado, sino cuando per- tmecen al futuro, porque todo contrato es mutua traslacién 9 fambio de derecho. Por consiguiente, quien sc limita 2 pro- meter, porque ha recibido ya el beneficio de aquel 2 quien debe considerarse que accede a transferir ef derecho fsa propésito hubiera sido que sus palabras se comprendiesen de modo diverso, el otro no hubiera efectuado previamente ‘a prestacién, Por esta causa en la compra y en Ia venta, y en fs actos contractuales, una promesa es equivalente 2 un uct, y tal razén es obligatoria, Decimos que quien cumple primero un contrato mRece rad del compl , recibiendo ese cumplimiento como algo jo se ofrece a varios un premio, para entregarlo monedas én un grupo, para que de Tas coja, entonces se trata de una liberalidad, y el hecho de ganar de tomar feridas cosas, es merecerlas y tencrlas como cosa DE: sue el derecho se transfiere al proponer el premio o al hr monedas, sunque no quede determinsdo el benefici sino cuando el certamen se realiza. Pero entre estas dos a de que en el contrato yo merezco por sw partenas bide. C solamente tratantes, mientras que en el cxso de la Hiberalidad, mi mérito schmente deriva de la generosidad del donante. En ef con- trate yo merezco de los contratantes que se despojen de su derecho [68] mientras que en el caso de la a merezea que el donante renuncie 2 su derecho, yer desposcido de él, ese derecho sea mio, mis bien que de ctros, Tal me parece ser el significado de la distincidn esco- ur reo ou PARTE 1 DEL HOMBRE ica entre meritum congrui y meritums condigni. habiendo prometido ls Omaipotencia divina el Paraiso a aque- Hos horabres (cegados por los descos cernales) di ls preceptos y prescritos por El, dicese que quienes asi proceden merecen el Paraiso ex congruc, Pero como nadie puede demandar un derecto a ello por su propia rectitud © por algin poder que en si mismo posea, sino, solamente, por ja libre gracia de Dios, se afirma que nadie puede merecer el Paraiso ox condig- fieado de esa di ‘al creo que es el si como los que sobre ello discuten ne de Ia significacién de sus propios términos téenieos, sino en cuanto les son utiles, no afirmaria yo nada a base de tales ignificados. Slo una cosa puedo decir: cuando un don se entrega definitivamente como premio a disputar, quien gen puede reclamarlo, y merece el premio, como cosa debida Cuando se hace un pacto en que las partes no Hegan a su camplimiento en el momento presente, sino que confian na en otra, en fa condicién de mera naturaleza (que es una situacién de guerra de todos contra todos) cualquiera sospecha razonable es motivo de nulidad. Pero cuando existe un poder ‘comin sobre ambos contratantes, con derecho y fuerza sufix “Gente para obligar al cumplimiento, et pacto ao es nulo. Ea efecto, quien eumple primera no tiene seguridad de que el otro cumpliri después, ya que los lazos de las pa masiado débiles para refrenar In ambicién humana, la ava Ja eélera y otras pasiones de los b temor de un poder coercitivo; poder que no cabe suponer e) tente en Ia condicién de mera natursleza, en que todos los hombres son iguales y jueces de Ia rectitud de sus propios temores. Por ello quien cumple primero se confia 2 su amigo, contrariamente al derecho, que nunca debié abindonar, de de- fender su vida y sus medios de subsistencia, Pero en un Estado civil donde existe un poder apto part constrefir a quienes, de otro modo, violarien su palabra, did temor ya no es razonable, y por tal ra ud do a ‘curtpiir primero, tiene el deber de 2 PARTE 1 DEL HOMBRE cap. rg La cause del temor que invalida semejaate pacto, debe ser, siempre, algo que emana del pacto esta do, como algin hecho nuevo w otto signo de Ia volunta 5 singin otro asm rmedn oaneidemares isla ; Jo que no pusde impedir a un hombre prometer, no puede ad~ mitirse que sea un obsticulo para cumplic. Quien transfiere un derecho tran frutar de él, mientras esti bajo su di se comprende que cede la hierba y cuanto crece sobre la. Quien vende un malino no puede desviar Ia corriente que lo mueve. Quienes dan a un hombre ef derecho de go- fernar, en plena soberania, se comprende que le transfieren el derecho de recaudar impuestos para mantener ua cjército, y ce pagar magistrados para la administracidn de justicia. Es imposible hacer pactos con las bestias, porque como no comprenden nuestro lenguaje, no entionden mi aceptan singana [69] traslacién de derecho, derecho a otro: por ello no hay pact Hacer pactos con Dios es impos sibn de aquellos con a ios habla, ya sea por revel sobrenatural o por quienes en su nombre gobiernan: de otro ‘cme modo no sabriamos si nuestros pactos han sido 0 no aceptados. En consecuencis, quienes hacen voto de alguna cosa contraria a.una ley de naturaleza, lo hacen en vano, como que es injus- to Hbertarse con votos Semejantes. Y si slguna cosa es ordde- tada por Is ley de naturalezs, Jo que obliga no es el voto, sino Ja ley. : La materia u objeto de un pacto es, siempre, algo sometido 2 deliberacidn (en efeeto, el pacto es un acto de Ie & decir, un acto —~el time acto— de delibera ‘omprencle que sea siempre algo venidero que se juz de realizar por quien pacts, En conseeuencia, prometer lo que se sabe que es imposible, pacto. Pero si se prueba ulteriormente como imposi- Ye algo que se considerS como posible en un principio, cl pact 5 vilido y obliga (si no a la cosa misma, por lo menos au valor); 0, 51 esto es imposible, a ta obi: de cumplir tanto como sea posible; ‘porque na 2 nis, mle Bes sxcepcién alguna. 3 no ser por dia x: purr ng My _} vemos vivir formando Estados) es eh « | parr 12 DEL ESTADO cap. #7, ESS p SEGUNDA PARTE DEL ESTADO CAPITULO XVIE De las Causes, ‘eneraciin y Defini jin de un ustaDo La causa final, fin o designio de los hombres (que na~ mente aman Ia libertad y el dominio sabre los demis) al introduc esta restriccion sobre sf mismos (en la que los lado de su propia Y, por afiadidura, el logro de una vida mas -]° aminica; es decit, el deseo de abandonar esa miserable con fa uganda ‘Gcién de guerra que, tal como hemos manifestado, es conse~ swencia necesaria de Jas pasiones naturales de los hombres, Cam nit cuando no existe poder visible que los tenga a raya y los sajete, por temor al castigo, a la realizacin de sus pactos y ala observancia de tas leyes de naturaleza establecidas en los apitulos xiv y xv. Las leyes de naturaleza (tales como Ins de justicia, egui= py, ded, modestia, piedad y, en suma, la de hez @ otros lo gue sh guieras que otros Aagan para ti) son, por si mismas, cuando = so existe el temor a un determinado poder que motive su Aservancia, contrarias a nuestras pasiones naturales, las cuales ves inducen a Ia parcialidad, al orgullo, a Ia venganza y a toas semejantes. Los pactos que no descansan en la espada #0 on mas que palabras, sin fuerza para proteger al hombre, #9 modo alguno. Por consiguiente, a pesar de las leyes de mturaleza (que cada uno observa cuando tiene la voluntad é observarlas, cuando puede hacerlo de modo seguro) si no ha instituido un poder o no es suficientemente grande para “iiestra seguridad, cada uno fiard tan sélo, y podra hacerlo legaimente, sobre’ su propia fuerza y mafia, para protegerse 137 |b oMe PARTE 11 bo car. a7 PARTE I unos 2 0 riamos supanzr igual contra Ia ley de naturaleza, cuanto mayor era el botin obteni- Selo aenee eae GEC preiso que existiera do, tants mayo, sea el houor: Entonces los herbie: é cues vaban otras leyes que las leyes del honor, que consist 0 Estado, en absolute, porque ls paz existiria Sin a abstenerse de la crueldad, dejando a Jos hombres sus vidas e “| * cn alguna. instramentos de labor. Y asi como entonces lo hacfan las fami- ‘Tampoco es suficiente para Ix seguridad que los hombres - °, lias pequefias, asi ahora las ciudades y_reinos, que no son sino desearfan ver establecida durante su vi que esti ce * familias mas grandes, enéanchan sls dominios para su propia} ? goberaados y dirigidos por ua solo criterie, durante un tiempo seguridad, 7 bajo el pretexto de peligro y temor de invasion, + ode Ia asistencia que puede prestarse a los invasores, mente se esfuerzan cuanto pueden para someter o debilitar 2 sus vecinos, mediante 1a fuerza ostensible 7 las artes secretes, 2 falta de otra garantin; y en edades posteriores se recuerdan con honor tales hechos. ado, como en una batalla o en una guerra, En efecto, 2un- je obtengan una victoria por sa un 0 exterior, despud: Mab No es Ja conjuncidn de un pequefio niimero de hombres Lf” de guerra, srimmi#=_, Jo que da a los Estados esa seguridad, porqiie cuando sc trate Es cierto que deter de reducidos niimeros, las pequefias’adiciones [86] de una parte o de otra. hacen tan grande Ia ventaja de Ja fuerza ntes para acarrear [a victoria, y esto de aliento yno tienen otra direc rj ‘La moltitud suficiente para confiar en ella a los poren el uso de ln palabra mediante Is 7 efectos de nuestra seguridad no esti determinada por un cierto sgnificar a otra o que considera ndecuado para el benef’ ns nimero, sino por comparacién con el enemigo que tememes, a froe relia Na lets faees yes sufic (do Ja superioridad del enemigo no es de tidad no puede hacer Jo ley manifesta que Je determine gucrm. id, si sus acuerdos estin tuea naturaleza tin vi intentar el acontecimiento de Y aunque Aaya una gran m dirigides segdn sas particula ne puede esperarse de el enemigo comin ni contra las mutuas Porque pando las opiniones concernientes al mejor uso y a : de su fuerza, los individuos componentes de ea mu! procuran, a la vee, por se ayudan, sino que se obstaculizan mutuamente, y por et ymbre, cuyo goce consiste en compararse as i ‘posicién mutua reducen su fuerza a la nada; como const mime con los demis hombres, no puede disfrutar encia, facilmente son sometid fe que es emin en perfecto acuerdo, sin cantar < no efiste un enemigo comiin, se hacen guerra unos a otto os por sus partigulires intereses, Si pudigremos ieagin s 133 139 jue por natural: © de razén, no ven, ni plensta Que ven e su [87] negacio come PARTE 1 DEL ESTADO cap ty bio, entre los hombres, hay muchos que se imaginan asi mis- rmgg_mis sabios y capaces para gobernar Is cosa publica, que cl resto; dichas personas se afanan por reformar e innover, tuna de esta manera, otra de aquella, con_Jo cual acarrean per- turbaci6n y guerra ‘civil. : Cuarto, que aun cuando estas criaturas tienen voz, en cier~ to modo, para darse a entender unas a otras sus sent necesitan este género de palabras por medio de las cuales Jos hombres pueden manifestar 2 otros fo que es Dios, en co ricién con el Jo que es el demonio en compara con Dios, y aumentat o disminuir la grandeca aparente de Dios y del demonio, sembrando el descontento entre Jos hom- bres, y turbando su tranquilidad caprichosemente. Quinto, que las criaturas irracionales no pueden distingyi centre injuria y dao, y, por consiguiente, mientras estin a {gusto, no son ofendidas por sus semejantes. En cambi Tore se encuentra més conturbado cuando mas compla Porque es entonces cuando Je agrada mostrar su sabiduria y controlar las acciones de quien gobierna el Estado. Por tlkimo, Ja buena inteligencia de esas criaturas_es na- tural; Ia de los hombres Jo es. solamente por pacto, es decir, é: modo arti No es extratio, por consigulente, q te del pacto) se requiera algo mas que tante y obligatorioy ese algo. es.un poder com tenga a raya y dirija sus acciones hacia él bene! ico camino para erigir semejante poder comtin, capaz nderlos contra la in de los extranjeros y iss ajenas, asegurandoles de tal dy por los frutos de Ja vivir satisfeehos, es conferir todo hombre o a una asamblea de h kos cuales, por pluralidad de votos, puedan reducir sus v tades a una voluntad. Esto equivale a decir: elegir un hombre ouna asambles de hombres que represente su personalidad; yy que cada uno considere como propio y se reconozca a si mis mmo como autor de cualquiera cose que haga o promueva quien representa su persona, en aquellas cosas que conciernen a la paz y a la seguridad comunes; que, ademas, sometan sus vo- Juntades cada uno a la voluntad de aquél, ¥ sus juicios a ou 140 de parte 1 DEL ESTADO cap. ty io, Esto es algo mis que, consentimiento © concordia; es ona unidad real de todo ello en una y !s misme persona, nsdculda por, pactd'de cada hombre con Jos demés, en forma fal como si cada tino dijera a todos: autoriz0 3 svansfiero a uz hombre 0 asimblea de hombres mi derecho de gobernar- ine 6 mi mismo, con la condiciin de que vosoiros sransferireis pal vuestro derecho, y autorizarcis 10 punera, Hecho esto, 1a multitud asi unida en una persona Z denomina Estapo, en latin, civiras. Esta es Ja generacion de aquel gran Leviavan, 0 mis bien (hablando coa mas re vereacia), de aquel dios mortal, al cual debemos, bajo el Dios Jamortal, nuestra paz y nuestra defensa, Porque ea virwud de tsa autoridad que se le confiere por cada hombre particular te el Estado, posee y utiliaa tanto poder y fortaleza, [88] gue por el terror que inspira es capaz de conto: fade: de todos ellos para la pz, en si propio ps J mutua ayuda contra sus enemigos, cn el. extran allo consiste Ja esencia del Estado, que pademes tna persona de catyos actor una gran multiiud, por pacios is por cade uno izar la fortaleza y me~ 2 la misma uluos, realizedos entre si, ha sido como autor, al oBjet> de que pueda util dios de todos, como lo juzgue oportuno, pare per j defense comin, EA titular de sone haxo, y se dice que tiene poder soberano; cada uno de los que Ie rodean es sap1To suyo. ‘a persona se Se alcanza este poder soberano por dos conductos. Uno fuerza natural, como cuanda un hombre hace que sus 5 y los hijos de sus hijos le estén someridos, siendo capaz Ge destruirlos si se niegan a ello; © que por actos de guerra somete sus enemigos rad, concediéndoles 1a aambio de esa sumisin, Ocurre el otro procedimiento cua los hombres se ponen de acuerdo entre si, para someterse a algin hombre o asamblea de hombres voluntariamente, en confanza de ser protegidos por ellos contra todos los demis, ‘ete dltimo caso puede hablarse de Estado politico, © Es~ tado por institucién, y en el primero de Estado por adguiricién. En primer término voy a referirme al Estado por institucién, yt Be paRre CAPITULO XVIII De lor vexscitos de los Soberanos por Instituciin Dud or a ee Dieese que ua Estado ha sido instituido cuando una mule titud de hombres convienen y pactan, cade uno con coda uno, que a un cierto hombre 0 asemblea de hombre: se te otorgari, por mayoria, el derecho de representer a ia persona de (es decir, de ser su representante). Cada ura de ellos, Jos que han votado en pro como los que han votado en contra, debe ewsorizer todas las acciones y juicios de ese hombre 9 smambles de hombres, lo mismo que’ fueransuyos propos al objeto de vivie apaciblemente entre si_y ser protegicos Gantra otros horabres. ees De esta institucién de un Estado derivan todos los dere- chos ¥ facultedes de aquel o de aquelios 2 quienes se confiert el poder soberano por ef eonsentimiento det pueblo reunide En primer lugar, puesto que pactan, debe comprenderse que no estén obligadss por un pacto anterior a alguna cosa que presente stado y q ‘or elo, obligados por 2 considerar como prapias las acciones y juicios de uno, no 3 pueden legalmente hacer an pacto nuevo entre si para obede- cer a cual En consecu! no pueden sin F otro, en una cosa cualgulera, sin sx permisa sambiga, quienes son sibditas de 2 scencia renunciar a Ia m: ferir su ade hombres, porque [89] estan obligad. specto de cada uno, a considerar reputados como autores de todo aque “gonsidere” adecaado Mevar a cabo quica es, berano. Asi in hombre parTe It DEL ESP4D0 Js soberania a quien representa su persona, y, por consigul io deponen toman de él lo que es suyo propio. y_cometen Sjevamente injustioa, Por oten parte si quien trata de depan cae eberano resulta tnuerto o es castigado por él a causs de le considerarse como auter de su propio castig>, jp ve es, por institucidn, autor de cuanto su soberano haga ¥ como es injusticia para un hombre hacer algo por lo cual eda ser castigado por su propi Wesfo por ea azn, ¥ cuando algunos hombres, desobedientes psu soberano, pretenden realizar un nuevo pacto no ya con foe hombres sino con Dios, esto también es injusto, porque zo existe pacto con Dios, sino por mediacién de alguien que ‘presente a la persona divina; esto no 4o hace sino neante de Dios que bajo él tiene 1a soberan pretension de pacto con Dios ce una falsedad so en Ia propia conciencia de q ‘Slo, un acto de disposicién injusta hurnars. En segundo lugar, como el derecho de representar 13 per~ sona de todos se otorga 2 quien todos constituyen en soberano, tblamente por pacto de uno a otro, ¥ no del soberano uno de ellos, no puede evistir quebran yarte del soberano, y en consecuencia nin enuacivs, pasde considera que na es, sino, también, vil © ins guno, por anticipads, con sus sibditos, es _manifieste, porque % bien debe hacerlo con ta multitud entera, como parte del facto, o debe hacer un pacta singular con cada persona, Con el to como parte del pacto, ¢3 imposibl 's no constituye una persona; y si efectta dngulares como hombres existen, estos pactos. resultan Gn canto adquiere ia soberania, porque cuaiquiee pueda ser presentado per uno de ellos como infracciin to, es el acta de si mismo y de todos los dem: echo en Ia persona y por el derecho de ea © varios de ellos pret exstey enc parte 1 DEL ESTADO paces —iusz que pueda decidir Ia controvei recobran el derecho de protegerse 2 fuerza, contrariamente al designio que ‘a institucn. Es, por tanto, berania por medio de un pacto cada monarca recibe su poder condicional, procede de la falta ‘obvia, segiin la cua! y aliento, no tienen fuerea para oblig: 9 proteger'a cualquier horn ilblica; es ¢ asambles dé fo: mismos precedente, La of {2das por 12 fuerza de cuantos en élla estan unidos. se hace soberana a una asamblea de hombres, en hombre imagina que semejante pacto haya pasa tcién. En efecto, ningiin hombre es tan meds clemplo, que el pueblo de Rome hizo un pact manos para sustentar Ia soberanfa a base de condiciones, que al incumptirse permitieran a eponer legalmente al pueblo rom: advierten la razdn de que ocurra lo m y en un gobierno pop el gobierno de una » de cuyo disfrute desesperan, En tercer (ugar, si fa mayorfa ha proci mediante voros éoncordes, quien disiente debe con el resto, es decir, avenirse a reconocer todos ealice, o bien exponerse a ser climinado por efecto, si nes constituian Ia asamblea, declard te, su voluntad (y por a bo que Ja mayoria de ellos ordenasa. Por est Mantenerse en esa tesitura, 0 cteiado, procede de modo vont -justamente. ¥ tanto si es o no di (© no ent ser consultado, la congrega debe o bien someterse a | én corresponde de nuevo 2 lz espada, 7 todos los hombres Jes anima al efectuar improcedente garantizar la so. / del pacto, es decir, de modo de comprensiin de esta verdad no siendo los pactos otra cosa que paltbras por [90] todos’ ellos, y susten: que afirme, por 2. Que los hombres smo en una monarquia F) procede de Ja ambicién de articipar, que el de una monar- ado un sobersno Voluntariamente ingresd en la congregacién de quie- con ello, de modo suficiea- tanto hizo un pacto ticito) de estar en tal caso la Por su propia iin de q 88 acziones Pero cuande tonces ningun ido a Ia insti- § fo con los ro rales o cuales Jos romanos asambl }ora. consent y si consiente los decretos, 0 “er dejado en Ia condicién de guerra en que paRTE IE DEL EST4z0 cae. 18 antes se encon~ rraba, aso en el cual cualquiers puede ilo sin injusticie. En carta lugar, como cada stbdito es, en virtud de esa tucién, autor de todos los actos y juicios del scberano ins vido, resulta que cualquiera cosa que el soberano haga no vede oni injuria para ninguna desis sdbiten, i deve Br acmdo de injustice por ntigono de ellen fe wien Guen hace una cos por attorizacin de ots, no comets alguna contra aquel por enya aurorizadén actin Pero rtad de Ja suor de todo cuanto hace ell sobersne Gin s queja di ia por parte del ti alge de que él mismo es autor, y pa debe acustr a na aa ism rampa cre hacerse posible fez quienes tlenen poder soberano pusten comes: Baas, por consiguiente, berano, protest Jo que en de injusticia 6 injuria, estas into lugar, y como consecuencia de lo que acabamos mar, aingtin hombre que tenga poder soberano puede sz muerto 0 castigado de otro modo por sus stibditas, tito, considerando que cada sibdito e autor de los actos Gesu soberano, aquél castiga a otra por las acciones cometidas por él misma Cono et ies medias, corresponde de derecho a cualauicr hombre fos gue s2 oponen a les xi comp hacer cualquiera cosa que considere necesario, for antiipado, para conservar ia paz y 1: Giscordia en el propio peis y [91] la hostilidad del extran- 0, ya, cuando Ja paz y la seguridad se han perdido, para ba recuperacién de la misma. En consecu . En sesto lugar, es inher el ser juez trea de qué opiniones y doctrinas son adversas y cudles con- éxen ala paz; y por consiguiente, en qué ocasiones, hasta {ME punto y respecta de qué puede Confiaree en los hombres, 145 AQ “decir, leyes de parts 1 DEL ESTADO can. 18 cuando hablan a las multitudes, y quién debe examinar las doctrinas de todos los libros antes de ser publicados. Porque Jos actos de los hombres proceden de sus opiniones, y en el buen gobierno de las opiniones consiste el buen gohierns 4c Jos actos humanos respecto.a su paz y concordia. Y aunque en materia de doctrina mada debe tenerse en cuenta sino la verdad, nada se opone a la regulacién de la misma por vi de paz. Porque la doctrina que esté en contradiccién con la paz, no puede ser verdadera, como Ix paz. y la concordis no pueden ir contra la Jey de naturaleza, Es cierto que en un E>. tado, donde por fa negligencia o Ia torpeza de los gobernantes ¥ maestros circulan, con carieter general, falsas doctrinas, las verdades contrarias pueden ser generalmente ofensivas. Ni la mis repentina y brusca introduecién de una aueva verdad que puleds imaginarse, puede munca quebrantar Ia paz sino sélo fen ocasiones Suseitar Ja guerra. En efecto, quienes se ballin gobernados de modo tan remiso, que se atreven a alzarse en armas para defender o introducir una opinién, se hallan ain en guerra, y su condicién no es de paz, sina solamente de én de hostilidades por temor mutuo; y viven como si se hallaran con: te en fos preludios de la batalla, Co- rresponde, por consiguiente, 3 quien tiene poder soberano, ser jez 0 instituir todos los jueces de opiniones y doctrinas como una cosa necesaria pars Ja paz, al objeto de prevenir Ja discordin y Ia ‘olestade. por cw: Esto e5 lo que Jos hombres Haman prapiedsd En efecto, antes de instiuirse el poder yw hemos expresado anteriormente) tod recho a todas Jas cosas, 1o.

Вам также может понравиться