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Enrique Valdearcos Guerrero Historia del Arte

PÓRTICO DE SAN PEDRO DE MOISSAC


Arte románico.
Años: 1110-1115.
Moissac, Languedoc. Francia.
Análisis:
Arquitectónicamente ofrece las características definitorias
del modelo de portada románica. Alojada en el muro, las
arquivoltas de medio punto con ligerísimo apuntamiento en sus
claves, no presentan abocinamiento homogéneo decreciente,
sino que se rehunden bruscamente, mediante una bóveda,
quedando la puerta en un plano interior en donde tres
arquivoltas cobijan el tímpano sobre dintel apoyado en pilares
dentados que actúan de jambas (cuyas aristas dibujan cuatro
óvalos) y parteluz.
La decoración cubre la superficie arquitectónica: es figurativa en tímpano, parteluz y jambas; las
arquivoltas tienen temas vegetales y descansan sobre columnas y el dintel lleva rosetones geométricos
abstractos. También aparecen relieves en los muros laterales de la bóveda, en bandas y en el interior de dos
arcos ciegos abiertos en cada lado de dicho muro. Todo ello está realizado en piedra y ahora no se ve
policromía.

El tímpano es el lugar preferente de la portada y centra la atención del fiel. Las figuras del tímpano se
ordenan conforme a una normativa conceptual: la simetría. Todo queda en el marco material y arquitectónico
que lo contiene, intentando dejar la menor superficie vacía posible. Se cumplen así, con rigor, las dos leyes
siempre presentes en la escultura románica: la adaptación al marco y el horror vacui.

La iconografía es propia del Románico: Pantócrator, Tetramorfos y Ancianos del Apocalipsis. Las figuras
del Tetramorfos y arcángeles se ciñen lo más posible al Cristo. Todos los ancianos del tímpano han sido
esculpidos en posturas similares, en un mismo impulso de adoración ante la aparición del Cristo en Gloria. Sus
rostros se vuelven a El. La unidad del tímpano se debe a esta variedad de movimientos y expresiones centrada
en la persona de Cristo
Comentario:
El monasterio de San Pedro, cerca de Moissac (Languedoc, Francia) fue fundado en el siglo VII, pero en
los siglos siguientes sufrió saqueo y destrucción por musulmanes, hunos y normandos, estando en completa
ruina cuando el Abad Durand llevó a cabo la restauración espiritual y material de la abadía y consagró la
iglesia (1063) bajo la advocación de San Pedro, Apóstol preferido de los cluniacenses. No vamos a analizar la
iglesia porque no es de época románica, ya que la actual fue construida a fines del siglo XV. Vamos a analizar
exclusivamente la portada de la iglesia (1110-1115) que fue respetada intacta cuando se construyó la gótica.
Enrique Valdearcos Guerrero Historia del Arte
Su iconografía responde a un modelo muy extendido en otras portadas: la visión apocalíptica, según se lee en el
Apocalipsis de San Juan (4,1-11) « he aquí que había en el cielo un trono y sobre el trono uno sentado. El que estaba
sentado tenía el aspecto de una piedra de jaspe. El trono estaba rodeado de un arco iris, parecido a la esmeralda.
Alrededor del trono había veinticuatro tronos, sobre los que estaban sentados veinticuatro ancianos vestidos de blanco y
teniendo sobre sus cabezas coronas de oro [...]. Alrededor del trono había cuatro animales [...]. El primero era parecido
a un león; el segundo, a un toro; el tercero tiene la cara parecida a la de un hombre; y el cuarto, parecido a un águila ».

De acuerdo con esta visión, en el centro del tímpano está Cristo rodeado del Tetramorfos (los cuatro
evangelistas) y dos arcángeles alargadísimos llevando el rollo de las plegarias; ocupan todo el resto del tímpano
las figuras de los veinticuatro ancianos del Apocalipsis colocados catorce en un registro continuo a los pies del
Pantocrátor y los diez restantes en dos registros paralelos, conteniendo tres y dos cada uno, respectivamente. La
fuente iconográfica del tímpano, está en las miniaturas mozárabes, que los anónimos escultores seguramente
habrían visto en la biblioteca del monasterio. Hay que destacar la importancia e influencia del mundo mozárabe
hispánico, en especial mediante la exportación de los manuscritos sobre la obra literaria de Beato de Liébana,
profusamente ilustrados, que suministró al resto de Occidente la fórmula iconográfica para representar mediante
imágenes los temas más terribles y herméticos de las Sagradas Escrituras: los del Apocalipsis.

En las jambas de la puerta se plasma: a la izquierda, Isaías (por ser uno de los cuatro videntes y profeta
mayor que anunciaba el nacimiento de Cristo); a la derecha, San Pedro (porque fue piedra angular de la Iglesia
y primer sucesor de Cristo en la tierra; además, era patrón de Cluny a la que pertenecía este monasterio). El
pilar parteluz contiene las seis leonas de la Revelación. En los laterales de la portada hay una serie de
bajorrelieves. Se cree que fueron realizados varias décadas después del tímpano, pues presentan diferencias de
estilo en las formas corporales y los plegados. A la izquierda, escenas de la infancia de Jesús, a la derecha hay
representaciones alegórico-didácticas de la avaricia y la lujuria.

En la plástica románica se aprecia una diferencia entre las figuras dominantes que ocupan la posición clave
de la composición y que están tratadas de manera hierática y monumental y las figuras pequeñas situadas en
espacios secundarios, tratadas con mayor realismo. De ahí el contraste entre el solemne hieratismo del colosal
Pantocrátor (ejecutado en relieve plano y frontal) y la expresiva delicadeza gestual de los ancianos (realizados
en bulto redondo).

¿Cómo valorar e interpretar la rigidez formal y la tosquedad del modelado?. Se trata de «errores
conscientes», pues el artista voluntariamente se aparta de la belleza real para captar la idea de las cosas. De ahí
que no quepa la representación del volumen real de los cuerpos, se niegue el espacio tridimensional, así como el
sentido de peso y masa. Recordemos que la función principal de la escultura románica no es la de decorar sino
la de adoctrinar a un público incapacitado para la lectura bíblica.

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