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DE LA ISLA AL ARCHIPIELAGO EN EL MUNDO HISPANO FRANCOISE MOULIN CIVIL CONSUELO NARANJO OROVIO XAVIER HUETZ DE LEMPS (coords.) CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTIFICAS UNIVERSITE CERGY-PONTOISE CASA DE VELAZQUEZ Reservados todos los derechos pot la legistacidn en materia de Propiedad In- telectual. Ni la totalidad ni parte de este libro, incluido el diseio de la cu- bierta, puede reproducisse, almacenarse o transmitirse en manera alguna por yasea cleetrdnico, quimico, éprico, informitico, de grabacién o de fo sin permiso previo por escrito de la editorial. Las noticias, los avertos y las opiniones contenidos en esta obra son de la ex clusiva responsabilidad del autor o ausores. La editorial, por su parte, slo se hace responsable del interés cientifico de sus publicaciones. Este libro es resultado de los proyectos de investigacién HUM2006- (00908/HIST y HUM2007-30947-E/HIST, financiados por el MEC (Espafa) Catango general de publicaciones oficiales: Irapetlurnnes 060.05 Hhe< =e. ecsic | BNE CASA DE VELAZQVEZ @csic © F. Moulin Civil, C. Naranjo, X, Huetz de Lemps y de los distintos autores NIPO: 472-09-100-X ISBN: 978-84-00-08931-3, Depésito Legal: M-53022-2009 Impreso en Industrias Graficas Caro, S. L. Impteso en Espafia, Printed in Spain En esta edicidn se ha atilirado papel ecalégico sometido a un proceso de blanqueado ECE cuya fibra procede de bosques gestionados de Forma sostenible. Indice SNC CA asco rcaaiacasaaecec caaacnraataI Pensar el Caribe: metaforas y epifanias de un discurso archipiélico Francoise Moulin Civil Elarchipi¢lago antillano en el pensamiento politico europeo a comienzos del siglo de las nacionalidades il Estrade D Identidad, nacionalismo y discurso colonial en la Exposicién de Filipinas de 1887 Luis Angel Sinchez. Gmez. . La cuestién insular y periférica en la forja de identidades colectivas en la Habana de finales del siglo xix La capitalidad de Manila y el archipi¢lago filipino a finales del siglo XIX - Xavier Huetz de Lemy Ampliacién del archipiélago cubano por los exiliados: de Cuba a la Florida Renée Clémentine Lucien «gUnién o fragmentacién? El caso filipino a la luz del colonialismo espanol» Hélene Goujat El mundo como archipiélago. En torno a la dimensién transareal en la creacién literaria de Amin Malouf Ottmar Ette Sobre la antillanfa de Luis Palés Matos. Del tropicalismo puertorriqueno al canto por la antillanidad 117 Michéle Guicharnaud-Tollis 4 De la isla al golfo: proyeccién archipiélica en la poética insular de Nancy Morején- Sandra Herndndez Maui Mateo Palmer . Surinam, isla metaférica: De Tierra Firme a eslabén en el _mapa carihefio holandés Ana Crespo Solana Los anclajes de la nacién. La geografia en Luis Miguel Garcia Mora... ‘Archipiélagos transnacionales en el siglo xx1. De Santo Domingo a New Jersey pasando por Madrid Islas dentro del archipiglago Caribe. Cuba y los diferentes paisajes agricolas, 1878-1920 Fede Fttaibee ete Archipiélago de archipiélagos: haciendo la(s) historia(s) del Caribe M4 Dolores Gonzdlez-Ripoll .. ieee ene 155 173° B B Copyrighted material Introduccién En este libro participan profesores de diferentes centros académicos de Francia, Alemania, Cuba y Espafia. El es fruto de la colaboracién mantenida entre él Instituto de Historia del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC y la Casa de Velizquez y, de manera particular, del trabajo conjunto del Grupo de Es- tudios Comparados del Caribe y Mundo Atléntico (Instituto de Historia del CCHS, CSIC) tanto con la Casa de Velézquez como con el Groupe Interdiscipli- naire sur les Antilles Hispaniques et l’Amérique Latine (CICC/GRIAHAL). En esta obra se acomete el anilisis del atchipiélago desde diferentes dn- gulos de manera transversal y multidisciplinar. Al plantearla, pretendimos que la propuesta generase estudios comparados que nos acercasen a las diferentes aristas de las identidades y de las culturas. Esta visién amplia y esbozada desde distintas disciplinas es lo que ha motivado que las respuestas sean muy dife- rentes. El estudio de las culturas islefias y archipiélicas como culturas unitarias o fragmentadas, una mirada también realizada desde distintos enfoques, dan paso aotros trabajos que analizan el sentido metaforico que el archipiélago ha jugado y juega en los estudios culturales. Es éste un concepto de archipiélago diferente y opuesto al significado semantico de esta palabra y, frente a la idea de tertitorio interrumpido, fragmentado, atomizado y aislado, le extrae de todo contenido de territorialidad para transformarlo en transnacional y a veces germen de culturas mas bastas y extendidas. Otros articulos analizan el archipiélago como frontera y a la vez instru- mento al servicio de intereses geopoliticos 0 econémicos, Asimismo, para algu- nos, la idea de una cultura archipiélica se transforma y genera una cultura transnacional lo cual permite abordar otros aspectos como las transferencias de modelos culturales y pricticas sociales (sus viajes de ida y vuelta), la adaptacion de esos modelos y variacion segdn las condiciones particulares de cada pais, etc. Laisla, Ia insularidad, siempre evocadora de aislamiento, de lugar periférico, de marginaci6n ¢ incluso de supeditacin se rompe con la idea de archipiélago como reproductor de ideas, modos y formas y generador de una cultura comin. Algunos han ido més allé al conceder a algunos archipiélagos, como el canatio, un lugar central en la historia universal, como apunta Benitez Rojo, el ser el ori- gen de la modernidad y el sistema capitalista de nivel mundial. Desde esta idea, varios trabajos analizan la historia, la literatura y las corrientes antropoldgicas de 9 INTRODUCCION distintos archipiélagos, mientras que otros aplican el concepto a sus estudios € intereses particulares. En cualquier caso, para unos y para otros, el archipiélago y antes la isla son espacios conformadores de culturas, de economias y de iden- tidades. Son metiforas y simbolos recurrentes utilizados por sus intelectuales para definirse A través de los estudios hemos comprobado que algunas identidades com- parten rasgos comunes no slo por los procesos hist6ricos, culturales y sociales ques laridad y por su condicién colonial mantenida durante un largo tiempo. El di curso colonial atraviesa las construcciones nacionales, las formas de definirse y de representarse ¥, por supuesto, de ser vistos. Este tltimo hecho ha generado imagenes de estas identidades, elaboradas por europeos —viajeros, pintores, cientificos, inmigrantes, politicos o literaros—, 0 confeccionadas a partir de es- tructuras econdmicas dominantes que han trascendido a la historiografia. Son modelos, son esquemas que han persistido hasta hoy en dia y que, en ocasiones, distan de la realidad nacional (cultural y politica) y de Ja imagen o sentimientos identitarios de algunos pueblos, Estos aspectos sobresalen en los cados a Filipinas, a su construccidn nacional, su recreacidn a partir de las visio- nes de los otros y de los discursos coloniales. Asimismo, otros recrean el archipiélago antillano no sdlo desde la literatura, sino también desde el lugar que ocupan en el imaginario politico europeo a comienzos del siglo de las naciona- lidades. De esta recreacion también se habla en el caso de Surinam y Filipinas. La construccién del proyecto nacional, sobre todo a partir del siglo XIX, motivé en los distintos archipiélagos, atin colonias, a buscar su identidad nacio- ral. Filipinas, Cuba, Puerto Rico y Reptiblica Dominicana son algunos ejemplos. Enlazando discursos politicos, situacién colonial y geografia, algunos tex- tos inciden en el valor que fue cobrando la geografia en los discursos naciona- listas de las colonias como un elemento en el que basar sus reivindicaciones autonémicas ¢ independentistas. La geografia fue, sin duda, un instrumento al servicio del poder, del poder politico y econémico a lo largo del siglo XIX. Una. prueba de ello son las diferentes teorfas sobre el clima de los trépicos, su be- nignidad para el hombre blanco y la capacidad de trabajar en es ‘on similares en algunos territorios, sino también por su condicin de ins: trabajos dedi- s latitudes 0, por lo contrario, la eseasa a aclimatacién de éstos al clima tropical y la necesidad justificacién de importar mano de obra esclava. Estas teorias fueron cambiando a partir de la década de 1870 en funcién de la coyuntura econdmica y de las nue~ vas necesidades que imponia la producci6n, asi como de los nuevos descubri- mientos geogrificos y la expansidn europea a otros territorios. Pero la geografia también se utiliz6 para detinirse frente al otro y para legitimarse como nacién. Un caso es el de Cuba. Alli, el autonomismo (una ideologia nacida en el ultimo cuarto del siglo x1x de base territorial) acudié a la geografia para amparar sus rei- vindicaciones. Conocer su geografia, ajena y diferente a la espafiola, constituia la mejor manera de justificar el derecho a un gobierno propio. En otras zonas, la legitimaci6n politica se busca a través de la afirmacién local: en esta tarca fue- 10 INTRODUCCION ron fundamentales las armas y conocimientos procedentes de la antropologia. Rescatar a sus primeros pobladores sittia al Archipiélago dentro de la historia evolutiva y cultural de Occidente, a la vez que lo aleja y diferencia de la particu- Jaridad nacional y cultural hispanice. Este hecho ademas ayuda a legitimar cul- turalmente una opeida politica de independencia. La geografia vuelve a ser el clemento que condiciona la vision de un lugar, convirtiendo en archipiélago un territorio continental. El aislamiento convirtis a algunos territorios, como Suri- nam, en una isla metaférica. En esta concepcidn de Surinam vuelve a aparecer el concepto del archipiélago como frontera, una frontera abierta y por tanto capaz de expandirse, en e] que conviven diferentes culturas y Jenguas. Junto ala geografia como condicionante, delimitador y definidor de un te- rritorio y de una nacién, la economia sirve de hilo conductor para algunos autores cuyos estudios demuestran la existencia de islas dentro de la isla, Pe- quefias islas econdmicas, olvidadas por gran parte de la historiografia, que fue- ron claves en el proceso de formacién nacional. Asi, la interpretacién del espacio y de su economia legitima a una historiografia que ha igualado naci6n con plan- tacidn, excluyendo de la nacién otras formas econémicas, otras culturas y di tintos pobladores. Algunos de los trabajos recogidos nos han demostrado para el caso cari- beiio, sobre todo desde la literatura, que frente a la idea de una identidad in- quebrantable ¢ inmévil, presente en algunos autores que desde su memoria y desde su utopia pretenden reconstruir en su totalidad la identidad insular de la que procedea, otros niegan Ia existencia de una identidad rafz anclada en el te- rritorio. La concepcién del mundo caribefio como una zona de multirrelacio- nalidad encamina los estudios a verlo desde una perspectiva mas amplia en la que estan presentes las Américas y Europa. Para algunos de estos autores, en el estudio y comprension del Caribe debe utilizarse una perspectiva transna- cional, ya que con ellos obtendremos la dimensién dindmica cultural y social que se est produciendo entre diferentes espacios c islas. La incorporacin de diferentes discursos antropologicos y literarios nos ayuda a captar los matices cambiantes de estas identidades que no obedecen @ una ldgica tinica y que en- cicrraa en si otros mundos, historias y ldgicas por su caricter fractal, La uni dad y la heterogeneidad del archipiélago antillano, que su: varios autores, es sin duda el origen de una narrativa que bus dispersos en otros territorios y sociedades y que prolongan la isla y la con- vierten en una isla que se repite, En esta narrativa, salpicados en los mares, en los que la fragmentaci6n a veces se superpone a ia unidad, las culturas y sus te- rritorios cobran vida y se prolongan en los continentes. Y es alli donde la uni- dad cobra fuerza y es capaz de presentarse como una identidad, una literatura, s, en palabras de Benitez Rojo, el meta-archipiélago. El mar Caribe, el llamado por algunos Mare Nostrum caribefio, sirvié como punto de coccién lenta y continua de estas identidades y, usando la metéfora de Fernando Ortiz, fue el recipiente en cita el interés de sus elementos una historia y una narrativa comin con caracteristicas propias. F: rT INTRODUCCION el que se ha ido fraguando la identidad caribefia, ese ajiaco tan evocador y sen- sorial que transmuta y genera culturas. Nos interesa de manera especial este punto ya que conecta con otro de los temas manejados por los autores, literatos y antropélogos caribefios, como es el de la criollizacion. Es interesante ver como la criollizacién fue imponiendo una realidad cultural y social que, para algunos auores, hacen del archipiglago antillano Gaico y diferente del resto de América Latina, siendo el nexo entre las distintas Antillas e incluso de la regién Caribe, y para otros es el factor que marca las diferencias desde elementos comunes y que origina una jerarquia y una hegemoniia entre las culturas caribedias. En ambas tradiciones insertamos elestudio de la obra de Fernando Ortiz, aunque la situamos mis en la primera que en la segunda desde el momento que Ortiz también comparte la idea de la hegemonia cultural que Cuba tuvo en Ia regién Caribe, Asimismo, otros au- tores han indagado en la invencién del continente americano desde las islas y Ja existencia de una concepcidn insular en la creacién de América, El anillisis de la relacidn reciproca entre mundos y culturas est presente desde la disputa del Nuevo Mundo y nos conduce al estudio de otros fend- menos como el de los bienes simbélicos que controlan la relacién entre las islas (que puede ser la isla) y el continent, 6 el mundo. Para concluir, sdlo apuntar cémo el atchipiélago siempre ha servido y contintia haciéndolo como cjemplo de metafora que sirve para explicar realidades culcurales, identidades, dinamicas regionales, conquistas, colonizaciones, experimentos imperiales 0 definiciones nacionales. Los ensayos recogidos muestran las imagenes variadas —reales 0 imaginadas— de los archipiélagos, tanto de la imagen actual como de las imagenes que se tenian en su época. Dichas imagenes y estudios se co- rresponden con las visiones de culturas fragmentadas que a veces desde la li- teratura se presentan unitarias, Con esta obra, nosotros, como el Archipiélago, nos sometemos a un expe- rimento de lecturas, comprensiones y aprendizajes que nos obliga a salir del insu- latismo y del aislamiento, a abandonar por un momento la tertitorialidad que imponen las investigaciones y las disciplinas que cultivamos y mas conocemos, para enfocar nuestros trabajos con otras maneras de mirar. Siguiendo la mexifora de Glissant, esperamos que este libro impulse a transbordar a otros mares, a otras culturas, a otras disciplinas y, sobre todo, a otras formas de pensar. Praxcoise Mouiis Cv, Coxstieto Naranjo Orovio ¥ Xavier HUFTZ DE LENPS aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. PENSAR EL CARIBE: METAFORAS Y EPIFANIAS DE UN DISCURSO ARCHIPIELICO eminentemente metafdrico y cuyo fundamento morfoldgico parece ser el archi- pidlago mismo. Se estudiarén aqui pues conjuntamente dichos textos tedricos a tra- vés de sus componentes formales y de sus configuraciones simbilicas, Se dard la preferencia a la obra que sin duda abre ese vasto campo de reflexién al considerar primero la teoria ideada por el martiniquefio Edouard Glissant en Le discours an- tillais (El discwso antillana) de 1981 y que él mismo nombra «poetica de la rela- cién» 0 «podtica de lo diverso», conceptos en los que profundizard en La pottique de la relation (La poética de la relacién) de 1990 y en Introduction & une pottique du Divers (Introducciin a una poctica de lo diverso) de 1996; luego, y a modo de breve contrapunto, me referiré a las reflexiones de los antillanos Jean Bernabé, Pa- trick Chamoiseau y Raphaél Confiant que, en su muy conocido libro colectivo Floge de la créolité (Elagio de la criollidad) de 1989, proponen una postica de la «di- versalidad» (jvalga el neologismo!); por fin, y muy de paso, aludiré a la teoria del cubano-estadounidense Antonio Benitez Rojo, expuesta en su libro de referencia, La isla que se repite (también de 1989 pero revisado en 1998) y de cuya reflexin surge una poética del «caos» o de la «fuga», denominaciones todas que ni siquiera procuran ocultar, a mi parecer, un avasallamiento al determinismo archipiélico. In- dluso puede ser que I autoridad y soberania del modelo formal y visual impuesto por el archipidlago sean pregonadas y reivindicadas, a sabiendas 0 no, en esas te- orias esencialmente estéticas, si bien no carentes de implicaciones ideolégicas. Edouard Glissant es quizas uno de los primeros en plantearse la cuestién del Caribe en términos metafiricos de «flujo» y de surdimbre»,? remitiendo a a vez aun mundo dindmico de «armonias» y «disonancias»' y abogando por la existencia de un «mbito en red» y «en fragmentacién»> o de un mundo atrave- sado por un «ctimulo de coordenadas, relaciones, vinculos».° Evidencia asi, me- diante estas metéforas de claro sentido, la paradéjica complejidad caribefia fundamentada a la vez en solidaridades y disyuntivas, en dinamismos unitarios y diseminaciones. Para completar ese esbozo de teoria mas bien de indole apo- rética, introduce Glissant las nociones de «relacién» y de «diversidad> —en esa tiltima se reconoce la impronta de Victor Segalen—, presentadas casi como si- nénimas, silenciéndose asi lo evidentemente ambiguo de ambas expresiones y prefiriendo hacer hincapié en la nocidn hoy en dia trillada de «rizoma», acufiada por los filésofos franceses Deleuze y Guattati, definida como «aquella raiz. que se cextiende en busca de otras raices».’ Al utilizar tales imagenes de la dispersién/con- fluencia, Glissant defiende las culeuras compuestas, descartando asi las de rai tinica, rechazandose aqui muy claramente las culturas dominantes y hegemoni- cas propias del colonialismo. Sin embargo, mucho més allé de esta declaracién de principios, se elabora una teoria mas complicada que rebasa los limites de una > Guussanr, Inerdnccin a una potica dela divero,p. 9. £ Gussar, hnrodaccin a ana poten de lo divero p. 9. SANT, Ineroduccidn a una podtice de lo diver, p. 106. IsSAnt, Ineraduccin a une pactice de lo divera, p. 16. GLssANT, Ineroduccién a tna poetca de lo diverse, p. 59. 15 DE LA ISLA AL ARCHIPIELAGO EN EL MUNDO HISPANO: interpretacién puramente histérica o simbélica que sélo se centrara en el archipié- lago caribefio. En efecto, éste, como paradigma latente, subterrineo, sitve de base para otra propuesta mas ambiciosa y totalmente inserta en la era de la mundiali cidn, la de la irreversible comunicabilidad de las culturas, cifrada en la nocién de «caos-mundo»: intiendo por caos-mundo [...| la colisién, la intersecci6n, las refracciones, las atraccio- nes, las connivencias, las oposiciones, los conflictos entre las culturas de los pueblos de la totalidad-mundo contemporinea.” Lo que viene propugnado aqui es la pottica de la relacién y de lo diverso del mundo en donde, como él dice, «todas las posibilidades, todas las contradicciones estén inscritas»,’ sugiriendo de este modo que al pensamiento tinico, quizas polt- ticamente correcto, en todo caso sistemidtico y exclusive que aniquila y disuelve la identidad singular se le sustituya lo que él nombra el «pensamiento archipié- lago como pensamiento de lo ambiguo»," como «pensamiento asistemédtico, in- ductivo...».!" Aftade él: Los continentes, me parece, se tornan archipiélagos, al menos, vistos desde fuera. Las américas tienden a configurarse como un archipiélago, se agrupan en regiones, sobre- ponigndose a las fronteras nacionaes [..] Europa iende a la archipielizacibn, Las regio- nes linguisticas, hs regiones culturales, ms all de ls limites nacionales, son ish pero islas abirtas.."* Naturalmente, en esta cosmovisién, asumir la condicién de archipidlago es aceptar la ilimitada apertura al/del mundo. Bien se ve ademas cémo opera a ul- wanza la interiorizacién obsesiva del paradigma. En el pensamiento de Glissant, el archipidlago se ha vuelto basico y modélico: no puede concebir el mundo fuera de este modelo en cierto modo sobredeterminante. En su ensayo colectivo consagrado a la criollidad y escrito a finales del mismo decenio, Bernabé, Chamoiseau y Confiant, pregonan su deuda con Glissant, pri- mero al dedicarle su obra, luego al inspirarse en el mismo patrdn. Partiendo de la idea de que la criollidad es la tinica identidad estética postulable para los antillanos, capaz.a la ver de liberarlos de la doble ascendencia de la europeanidad y de la africa- nidad —consideradas ambas como exterioridades totalmente adversas entre si pero igualmente cegadoras—, los tres ensayistas procuran definirla. Es precisamente en la claboracién de dicha definicién en donde sc perciben los signos, inconscicntes © no, del modelo archipidlico. En efecto, gqué es la criollidad segtin ellos?: es el agregado interaccional o transactional, de elementos culturales caribenos, euro- eos, africanos, asidticos y levantinos, que el yugo de ls Historia ha reunide en el Gussavt, Intraducctin a una poeta de lo divers, p. 82. GuSsANT. Introduecin a una poeta de lo divero. p. 27. Guissavt, ineroducciin a una poetica d: lo divers, p. 89. Gussavr, fnrroducciin a una pottca de lo divers, p. 45. © GUSSANT, Intraducién a una poética de lo diver, pp. 45-46, 16 PENSAR EL CARIBE: METAFORAS Y EPIPANIAS DE UN DISCURSO ARCHIPIELICO mismo suelo, Durante tres silos, las islas y partes de continente que tal fendmeno ha afectado, han sido auténticas fraguas para una humanidad nueva, en donde lenguas, razas, religiones, costumbres, maneras de ser del mundo entero, se encontraron bru- talmente deterritorializadas, cransplantadas en un ambiente en el que tuvieron que reinventar la vida.'* Seestablece asi una equivalencia de sentido entre Criollidad y archipiélago que viene reforzada en los tétminos definitorios utilizados a continuacidn: la criollidad, recuerdan, es una «trenza de historias»," es «cl mundo difractado pero recom- puesto»,!® es un «torbellino de significados en un solo significante: na roralidad»,"® 6, quizés mas claro atin, es una «galaxia en formacién»."” La criollidad es por con- siguiente asumir la diversidad y la multiplicidad propias del archipiclago, el caos y a complejidad originales pero también, mas alld, aceptar la «armonia polifénica» del mundo, su definitiva babelizacién. Vista as(, la criollidad es a un tiempo pre- servar una particular diversidad e integrar la intrinseca diversidad del mundo, es decir archipiclizarse. De la propia teorfa del caos'* se nutre la relectura del Caribe que propone asu taro Antonio Benitez Rojo, obra sobre la que no me voy a detener mucho por haberla estudiado ya en trabajos anteriores. Como Glissant, parte de la geografia atomizada de la regién, de su historia quebrada, de su cultura calei- doscépica, de su pluralidad de idiomas, haciendo hincapié en «su fragmentacién, su inestabilidad {..., su desarraigo, su complejidad cultural, su dispersa histo- riografia»."” Para esta aprension global del Caribe, é emplea unas metéforas muy Ilamativas tales como «espesa sopa de signos» y «puente de islas», preten- dicndo hallar debajo de lo aparentemente discontinuo y heterogénco, un ori- gen, un centro fijo, postulando que no hay desorden sin orden, que al contrario todo se puede aglutinar y puede significar, Es patente que La isla que se repite, al valerse de la misma fuente de metéforas que los demas ensayos ya examina- dos propugna la idea de permeabilidad cultural apoyindose en particular en la imagen dindmica de los vasos comunicantes, Por cierto, para respaldar su ra- zonamiento, Benitez Rojo forja un término que le permite redefinir el archi- piélago caribeio y ensancharlo: «... no es un archipiélago comin, sino un meta-archipidlago [...], y como tal tiene la virtud de carecer de limites y de centro. As{, el Caribe desborda con creces su propio mar [...] es el ultimo de los "8 BeRnaBe, CHAMOISEAU y \ Bennane, Cramoiseau ¥ Ci BeRNant, CHAMOISEAU y Mi traduccion. " Bearsant, CAAMOWsEAU y Contiant, Lage de le erélite, p. 27. Mi traduccién. © Beananié, CHaMoiseau y Conant, Elage de la erélité, p. 33. Mi traduccion. ' BenirE” Royo, La sla que se repite, p. 16: ame tefiero al caos [...] en el sentido de que dentro del desorden que bulle junto a lo que ya sabemos de la naturaleza es posible obscrvar estados 0 regularidades dinimicas que se repicen globalmentes. © BrvtrE2 Rojo, La isle que se pit, p. 15. 2% Benfrez ROjO, La fala que se mice p. 15. INRIANT, Hloge de lacréolité,p. 26. Mi raduecién y subrayado, riant, Flog de la eréliee p. 26. Mi traduccion, wnriaNr, Hloge de lacréolité,p. 27. El subrayado es de los aucores 17 DE LAISLA AL ARCHIPIELAGO EN EL MUNDO HISPANO grandes meta-archipiélagos».2° Se trata, desde luego, de una lectura hecha desde tuna postura claramente postcolonial que desautoriza un centro y un poder do- minantes y de por si excluyentes y permite configurar en su lugar un espacio abierto ¢ integrador cuyas fronteras se han disuelto. Si bien esquemédtica, la yuxtaposicién de estas tres propuestas, cercanas en cl tiempo y en el modo de enfocar al Caribe, permite enfatizar varios ele- mentos. Primero, la absoluta permcabilidad, casi intercambiabilidad, de los discursos producidos, la reciprocidad evidente de las lecturas que dan la sen- sacién de leer un solo texto de gran coherencia sin que esto borre algunas di- ferencias marginales. Luego, el impacto de un aticleo generador en la conformacién misma de tal discurso como si la realidad geogrifica y las vi- vencias de uno forjaran una cosmovisin forzosamente archipiélica. Por fin, la adopcién de un pensamiento y de un discuzso resueltamente opuestos a un lo- calismo tropical, en cambio abiertos a la desmesura sin que, por ello, incurran en la dilucién. La archipielizacién bien entendida provee entonces un nuevo te- rritorio a la medida de esas exigentes ambiciones. Como lo acabamos de vislumbrar répidamente, los nuevos cronistas del Caribe nadan a contracorriente de la realidad visible y tangible. Si bien reco- nocen, al metaforizarlas profusamente, las evidencias de las diseminadas trazas insulares, de las milriples lenguas del Caribe, vacilando asf entre redundancia y tautologia, se aferran al mismo tiempo, mediante un discurso homogénea- mente t6pico, a una visién compacta y unitaria de las mismas, a la epifania de un posible lenguajc comin y a una dindmica retcrritorializacidn. En este sen tido, «criollidad», adiversidads, adiversalidad», «caos»... son patentes sustitu- tos del término y concepto de «archipiélago». Quizds estemos aqui ante un grado inconsciente del lenguaje. Sea lo que fuere, a pesar de la multiplicacién de metéforas que claramente pregonan la dispersién, a pesar de un discurso de relieve discontinuo, pareciendo as{ conformarse con las apariencias, se va cons- truyendo un discurso netamente integrador 0 més bien una geopoética, un denso imaginario archipiélico fundado en lo ecuménico y solidario, quizs una pura ficcién pero capaz de hacer las veces de realidad. La dimensién urdpica de tal paradigma no se le habré escapado a nadie. Tal vez, en este sentido, se haya sustituido el archipidlago a la insula, volviéndose una tierra por sofiar pero mas en conformidad con los disgregados tiempos de hoy. La invencidn de este nuevo paradigma rebasa entonces los limites ya superados del archipiélago abra- zando un espacio més ilimitado que se confunde con lo que Glissant llama la «totalidad-mundo» (el towt-monde).2' Visto ast, el archipiélago ya no es sola- mente un mosaico,”? un caleidoscopio,** un espacio difractado ceftido al am- bito caribefio de referencia sino la metafora toda del mundo contemporanco. 21 Gussav, Introduccién a una pottica dele diver, p. 82. BERNA, CHAMOISEAU y CONHANT, Blog dela eréolt, p. 27. Mi traduccién, 2 Benwant CHAMDISEAD y CONFIANT, Flage dela erolté, p28. Mi 18 PENSAR EL CARIBE: METAFORAS Y EPIFANIAS DE UN DISCURSO ARCHIPIELICO, En este sentido, el pensamiento archipidlico de Glissant, revisitado por los de- fensores de la criollidad por un cubano desarraigado en busca de asidero, viene a figurar con angustiada y estereotipada exactitud un mundo a la deriva, cual balsa en ansias de puerto, pero también, como para redondear esa paradoja permanente que entreteje el discurso caribefio actual, un mundo que siempre pugna por la apertura y la convivencia, por la incegracién permanente, Me gus- taria terminar por una cita de Glissant sacada de su finisecular Trwird du Tout- Monde (Tratado del Todo-Mundo 0 del Mundo-Totalidad) de 1997, que constituye de por si un solo parrafo-capitulo en un libro concebido precisa- mente como una multiplicidad diseminada de unidades breves, en suma como un archipiélago: El pensamiento archipiélico conviene al ritmo de nuestros mundes, Les toma presta- dos lo ambiguo, lo frigil, lo derivado. Consiente en la prictica del desvio, que no es huida ni renunciamiento. Reconoce al aleance de los imaginatis | ciar a gobernarse? No, es ajustarse precisamente a lo que en el mundo se ha difundido en archipi¢lagos, esas especies de diversidades en la extensién y que sin embargo jun- tan riberss y horizontes. Nos percatamos de cuanto habia de continental, de espeso y que nos pesaba en los suntuosos pensamientos sistematicos que hasta nuestros dfas tan regido la Historia de las humanidades y que ya no convienen a nuestros estallidos, ni a nucstras historias ni a nucstras no menos suntuosas cirancias. Pensar el archipi¢- ago, los archipiélagos, abre para nosotros aquellos mares." % Gussanr, Tiaitédu Tout-Monde, Poétique IV, p.31. Mi taduccisn, BE aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. DE LAISLA AL ARCHIPIELAGO EN EL MUNDO HISPANO, tropicales; 3.° poseer alli una © mas piezas sueltas, listas para cualquier inter- cambio 0 arreglo europeo. Por lo tanto, que fuera en tiempos de guerra maritima, de paz o de negociaciones, era bueno tener alguna isla caribefta con qué contar. De esta forma se explican los cambios de soberania en el Caribe hasta el estallido, nada previsto y totalmente perturbador para las potencias coloniales eu- ropeas, de la revolucion de Saint-Domingue. Esas mismas razones prevalecieron en los calculos de las cortes escandinavas de Dinamarca y Suecia cuando ellas quisicron tener su propia islita al igual que las cuatro «grandes» potencias de la region. Si, en estos dos casos, Francia fue la que tavo que renunciar a posesio- nes antillanas, en rigor la que més perdié en las guertas y traspasos fue Espatia y la que se granjeo més islas fue la Gran Bretafia. Al asomar el siglo XIX, no le quedaba a Espafia, entre todas las islas descubiertas y posesionadas por ella, sino Cuba y Puerto Rico. Los gigantescos enfrentamientos bélicos relacionados con la Revolacin Americana, la Revolucién Francesa, ¢] Imperio napolesnico, la ocupacién de Es- pafla y la emancipacién hispanoamericana, no se tradujeron por trastornos con- siderables en el Caribe. Fuera de Haiti cuya independencia no hizo émulos victoriosos en el archipiélago, sélo se produjeron reajustes entre metrépolis, al- gunos temporarios (Martinica), otros definitivos (Trinidad, Santo Domingo). Los nuevos Estados, tanto el de la América septentrional como los de la Amé- rica meridional, no aprovecharon la coyuntura para extender al conjunto anti- ano el movimiento libertador del que eran portadores, por inferioridad naval, por intereses encubiertos 0 por miedo a los negros, Hasta que Sim6n Bolivar en su «carta proféticw de 1815 expresara que Cuba y Puerto Rico debian y podian ser libres,’ los insurgentes de la América his pana veian el futuro de las Antillas tal y como Miranda, el Precursor, Io habia de- finido: «Respecto de las islas que poseen los hispano-americanos en el archipiélago americano, la América Meridional slo conservara la de Cuba, por el puerto de La Habana, cuya posesién —como la llave del Golfo de México— le es indispensable para su seguridad. Las otras islas de Puerto Rico, Trinidad y Margarita, por las cuales la América Meridional no tiene interés directo, podrin ser ocupadas por sus aliados, la Inglaterra y los Estados Unidos, que sacaran de ellas provechos considerables».* Esta claro que Francisco de Miranda, al buscar entonces la alianza de In- glaterra y los Estados Unidos, quiere complacerles mientras sus propias miras no salen del marco trazado por las potencias, el marco tradicional que sefialamos artiba. Dos jugadas eran del todo imposibles en esos juegos de quita y pon: no "Francia cedi¢ Sainte-Croix a Dinamarea (1733) y Saint-Barthelémy a Suecia (1789), Su formulaeidn no era muy nitida: «2 No son americanos esos insulares?, zno son velados?, zno desean su ienestar?> Pranciseo de Miranda y owos patrious, articulo 11 del acta levantada ea Pasls ¢1 22 de diciembre de 1797, en MIRANDA, América espera, p. 197, ie 8 EL ARCHIPIELAGO ANTILLANO EN EL PENSAMIENTO POLITICO BUROPEO era concebible que una pieza salicra por si sola del espacio y se independizase, no era concebible por ende que todas las piezas o las mas rompieran algin dia sus lazos coloniales con las respectivas metr6polis y se uniesen en una nueva en- tidad independiente, por mas que Inglaterra (sobretodo) y Estados Unidos (de modo mas ambiguo) hubiesen favorecido la independencia de las colonias es- pafiolas continentales. Tratindose de las islas caribefias jera harina de otro c tal! Ninguna potencia europea protesté cuando, por la voz del presidente Mon- roe, el secretario de Estado Adams indicé que los Estados Unidos aceptaban sin modificacién la situacién imperante en las Antillas. Mattar, Les Philippines, pp. 248-249. » Matar, Les Philippines, pp. 242,512. A The Spanish parish priest was consulted by the ative in all matters: he was, by force of circumstances, often competied to become an architect -to build the church in his adopted village-, an engineer ~to make or mend roads-,and more frequent a doctor. His word was paramount in his parish, and in his residence he dis pensed with that severiy of convennual discipline to which he had been accustomed in the Peninsula... fo his own vicinity, when isolated from European residents, he was practically the representative of Government and of the white race as well as of social order», FOREMAN, The Philippine Hlandh,p. 218. » FonsMan, The Philippine Islands, p. 217. a aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ISLAS EN UN ARCHIPIELAGO DIVERSO después de estudiar la expulsién de aquellos chinos que no se hubieran cristia~ nizado, se decidié trasladar a estos comerciantes a la orilla derecha del rio Pasig, primero a la Aleaiceria de San Fernando, de traza octogonal, construida en 1756, ya partir de 1783. la Alcaiceria de San José. A fines del siglo XIX, los principales establecimientos chinos estaban en calle de Rosario, en cl barrio de Binondo, En esa época la mayor parte del pe- queiio comercio que se hacia cn las islas estaba en sus manos, y apenas hal lies sin negocios de esa nacionalidad. Ademds de las labores comerciales, los chinos que vivian en los alrededores de Manila se especializaron en el desempeno de determinadas artesanias y oficios, como por ejemplo zapateros, carpinteros, ebanistas, herreros y fundidores, artesanos del estaio, curtidores, tintoreros, aguadores y cocineros. Las diferentes memorias reflejaban una mezcla de fasci- nacién,admiraci6n, extrafieza y temor ante la poblacién china de Filipinas. Se re- conocia el papel que jugaban en las dindmicas internas y externas del archipidlago. Se les consideraba necesarios, imprescindibles, incluso. Pero al ticmpo cra un mundo extraiio, al que se temia, y ante cl que se recclaba. De ellos decia Bowring, parafraseando a Sinibaldo de Mas: ca- Los sangkys, mestizos descendientes de chinos...., heredan el espiritu industrioso y es peculative de sus antepasacos. Muchos de ellos han adquirido siguezas y tierras, y la mayor parte del negocio al pormenor se halla entre ellos, Su prosperidad y mejor edu- caciGn producen los resultados naturales, y su caricter moral e intelectual es bastante superior al de los indligenas... Esa raza es probable aumente en nimero ¢ influencia, porque también cumenta de afto en afio a inmigracién de chinos, sus progenitores.. Son mis activos y emprendedores, tis previsores y perseverantes y mas inclinados al comercio que los indios... Fjercen gran influencia entre los indios, que les ereen maestros en el arte de adquirir dinero...” Destacaba también que «{los chinos] cn las islas Filipinas han conseguido apropiarse casi por completo del trifico al por menor; ne pudiende los natura- les competir con estos industriosos, frugales y perseverantes extranjeros. Por esta causa son objeto de gran adveracién para los indios...»." Por su parte, Mallat reflejaba su papel como propietarios de tierras y ne- gocios: «Después de los conventos, los principales propietarios son los chinos mestizos, Son ricos, industriosos, acgociantes, y saben como manejar al indio y hacerse obedecer, por lo cual su papel cn la economia de estas islas es funda~ mentab.? cea provincia a cultivar aetoz, El levantamiento se extendis por Laguna y leg’ hasta Cavite y los alededo: res de Masila. Durante dl aphstamiento dela rebelin por parte de tropas espariolss musieros cerca de 30,000 chinas. FELIX, The Chine in the Philippines, ANG SE etal, Tina. Pata Epocas postesiores: TN, Tbe Chi- neve in the Philippines: Wicewnc, The Chinerein the Philippine Lif. 8° BowtinG, A wise ro the Philippine blands, pp. 102-105, °° BOKRING, A vii the Phiippane blands, pp, 109-176 © Maint, Les Philippines. p. 512. 49 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ISLAS EN UN ARCHIPIELAGO DIVERSO res comercios europeos, llevados generalmente por espafioles, estaban en la calle de la Escalta, en la cual se comerciaba con sedas chinas, alfombras persas, esen- cias, especias y otros tesoros de Asia, que posteriormente fueron sustituidos por productos agricolas del archipiélago. Uno de los puntos que destacaban casi todas las memorias era que las com- pafifas de otros paises fueron quienes impulsaron y modernizaron a vida eco- nomica del archipiclago, y quicnes cjercicron un papel fundamental en la formacién del capital humano, y en los mecanismos de préstamo e inversién im- prescindibles para poner en marcha tantas empresas. Las principales actividades de los extranjeros que vivian en este frea con- sistian en la exportacion de productos filipinos tales como el tabaco, el dbaca, y elaziicar. También comerciaban con otros productos del campo, como el arroz, el café, el indigo, los cocos y la copra, el algodda en rama, el cacao, el bambi y las cestas, frutas como mangos y pifias, o maderas.* El comercio de exporta- cidn de estos productos se realizaba a través del puerto de Manila, del cual Bo- wring, que eta gobernador de Hong Kong y por tanto buen conocedor del tema, decia que era uno de los principales de todo Oriente. No olvidemos tampoco que en aquella época Manila era el tercer puerto espafiol detras de La Habana y Bar- cclona.” Los comerciantes extranjeros utilizaban también los puertos de Iloilo, Cebu, y Zamboanga, en Mindanao. Ademés, los empresarios de Binondo im- portaban de sus paises respectivos bienes manufacturados, textiles, maquinaria, productos alimentarios, y materiales escasos en las islas, como hierro 0 carbon. ‘También estaban asentadas en ese barrio algunas industrias, pequeftas artesa- jas, compaiifas de inversion, empresas de construccida de infraestructuras bi sicas, sociedades dedicadas a las comunicaciones, etc. De igual forma habia sucursales de varios bancos extranjeros y del banco hispano-filipino, En suma, era una buena representacién del tejido empresarial que entonces se desarro- Haba en Filipinas. En relacién con este mundo internacional que hemos vinculado al espacio representado por Binondo, las memorias que estamos estudiando re‘lejan su in- terés por las posibilidades ccondmicas de las islas, sus riquezas, los productos que se pueden exportar, las inversiones que cabe realizar. En esa linea, todas ellas dedican varios capitulos a analizar los reinos vegetal, animal y mineral, la pro- duccion, la industria y el comercio de las islas. De igual forma reflejan con mi nuciosidad el fancionamiento de los puertos abiertos al comercio exterior, las regulaciones de la hacienda y en especial Ja legislaci6n aduanera, la normativa FOREMAN, The Philippine blands, p.167. A partir de 1834 se aprobi la apertura form povos afios, el volumen de las exportaciones se muliplies por tres, y pas6 de 20 millones a 60 millones de dle algunos pucrtos al comercio exterior Seigin Bowing, en pesos. Ello permitio que entze 1869 y 1896 hubiera tuna balanza comercial positiva (excepeuando los aos 1872, 1880, 1882). De hecho, en 1880, Filipinas era cl tercer productor mundial de azsear, detnis de Cuba y de Java, Y en 1895, la balanza comercial regstré un excedente de 11 millones de pesos. 53 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ISLAS EN UN ARCHIPIELAGO DIVERSO, Fewix, Alfonso (ed.), The Chinese in the Philippines, ene Solidaridad Pub- lishing House, 1969, 2 vols., vol. 1: 1570-1770, vol. 2: 1770-1898. FENNER, Bruce L., Cebu Under the Spanish Flag, 1521-. 1896. An Economic and Social History, Cebu City, San Carlos Publications, 1985. 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Y, por si esto fuera poco, el mismo texto legal recoge que entre el conjunto de vocales que ha- brian de constituir dicha Comision Central, deberian «estar representadas todas las clases sociales, y muy especialmente las Ordenes religiosas, el Clero secular, las Corporaciones de la Administraci6n, la prensa y el comercio nacional y ex- tranjeron. Pese a todo Jo anotado, ni en el decreto de 19 de marzo ni en pricti- camente ningtin contexto de la exposicién encontramos mencién alguna ala obra misional, ‘Aunque sin duda los religiosos regulares desempefian un papel central en el fomento de la participacion de los filipinos en la exposicion, y aunque alguno de ellos, a titulo particular, tiene una presencia relevante como expositor, el eje cen- tal sobre el que pivota la intervenci6n de la Iglesia catdlica en la exposicidn es la figura del arzobispo de Manila, Durante finales de los afios setenta y toda Ia dé- cada de 1880, es el dominico Fr. Pedro Payo quien detenta la maxima autoridad eclesidstica en el archipiélago, El es no sélo el principal responsable de los traba- jos desempefiados en las islas para la organizacion de la exposicién, sino muy probablemente también el autor intelectual del modelo expositivo en lo que se re- fiere a la presencia de filipinos «salvajes» en el certamen, participacidn que tendria como objetivo teérico y manifiesto «dar a conocer la diversidad étnica del ar- chipi¢lago, al tiempo que de una forma latente —que otros religiosos ¢ incluso laicos convierten igualmente en manifiesta— se muestra a una Filipinas aincivili- zaday, que atin necesita la «tutelay de los religiosos y una politica colonial neta- mente conservadora. En ese contexto, no son pocos los miembros del clero regular, la mayorfa parrocos de los pueblos, que participan de forma activa —por voluntad propia o por la presion de sus superiores— en las actividades encami- nadas a reunir materiales para su envio a la Peninsula y en el fomento de la par- ticipacién nativa, El catilogo general de la exposicién resefia la participacion de nada menos que 195 juntas de otras tantas poblaciones filipinas, presencia que se debe sin duda a la colaboracién de las autoridades nativas y, sobre todo, a la pre- sin ejercida por los frailes, que son los presidentes de las comisiones locales. Pero los religiosos no se limitan a incitar la participacién de los filipinos, también asumen el papel de expositores. No obstante, el hecho de que no se ar- ticule —de que ni siquiera se conciba— un proyecto de propaganda misional en la exposicién, hace que la presencia corporativa de las drdenes rcligiosas en el certamen sea muy limitada, Es tan reducida Ia proyecciéa explicita de la activi- dad eclesial, no slo de la misional, en la exposicidn que la prensa republicana peninsular aprovecha tales carencias para argumentar alguna de sus habituales criticas contra cl clero. Asi, en el diario madrileio El Resumen, de 26 de junio de 1887, se puede leer lo siguiente: «Siendo tanta la riqueza y preponderancia de Jos frailes, el principal elemento de las islas, no han remitido nada que les perte- nezca y no podemos admirar su arte religioso, sus edificios, escuelas, obras es- critas o impresas, medios civilizadores de su uso 0 invencidn y cuanto poseen 0 utiliza, aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. DE ISLA AL ARCHIPIE! LAGO EN EL. MUNDO HISPANO dido apreciar la complejidad étnica de las islas —conociendo al indio «culton, a las «razas monteses» y alos moros, afirma—, y comprender y valorar las difi- cultades que ain entonces tiene la religién cristiana y la administracion espafola para asentarse entre los moros y entre las tribus paganas de las montafias."” Al unisono, el dominico comenta, casi como de pasada, que la «diversidad étnica» filipina vista en la exposicién —y las diferencias existentes entre su poblacin en. el camino hacia la «civilizacién»— justifica la necesidad de aplicar politicas pru- dentes 0, sencillamente, de terminar con las politicas reformista y asimilacio- nistas que algunos politicos liberales pretende introducir en el archipiélago. Al final, aunque el certamen de 1887 no sea una exposicién estrictamente misional y a pesar de que ciertas caracteristicas del modelo de organizacién y de estructuracién de sus contenidos quizés no fueran del agrado de las érdenes re- ligiosas, es evidente que la intensidad y relevancia del quchacer cotidiano de esas 6rdenes en Filipinas se deja nowr. No fuc algo explicito, tampoco hubo una pro- paganda directa sobre la obra misional.!! Quizis entonces no fuera necesario. Bastaba con mantener viva una mentalidad que habia dado por evidente un es- tado de cosas surgido tres siglo atrés y que muchos consideraban que podia con- servarse atin durante mucho tiempo; al menos eso les parecfa. Pero, y volvemos alo que anotamos al comienzo del apartado, la sociedad filipina haba cambiado; pronto se producirian alteraciones atin mas importantes, aungue no deja de ser relevante el hecho de que no fuera precisamente la Iglesia catOlica la institucion mas afectada por esas profundas transformaciones vividas por el archipiélago du- rante los afos finales del siglo x1x. Los peligros legarian poco después, con la expansin del protestantismo a través de Ja nueva politica colonial desarrollada por los Estados Unidos. Traslademos ahora nuestro anilisis a otro terreno, del mundo de los reli- giosos al de los ailustrados». Por encima y mas alla de todo lo que se pueda anotar sobre la exposicion, cs indudable que el certamen de 1887 ofrece por vez primera en la Peninsula y, por extensidn, en ese Ambito geopolitico que solemos denominar Occidente, una imagen global y genérica de las Islas Filipinas, en la cual la fragmentacién de su poblacién en muy diversos grupos étnicos y lingiiisticos, creencias religiosas yestadios de «civilizaciém o de «progreson queda marcadamente reducida y sim- plificada, La proyeccidn de una imagen protonacional de Filipinas —a pesar de todas las limitaciones y contradicciones que efectivamente se pueden observar— €s un hecho que no pasa desapercibido a los ilustrados filipinos residentes en la Peninsula. Ya hemos valorado cn otros textos las reacciones —ptblicas y priva- "Biblioteca Museu Victor Balaguer, «Eixposiciin de Filipinas. Correspondencia 1886-1888», ms. 334, doe.21, fF 6405, "No obstante, hemos de insistir en que la presencia de bs Iglesia eat6lica permea todos los émbitos de la expo- sicin: participaron prelados en los actos de inavgusacion y clausuri, hubo vsitas de destacados religioses, sece- Iebraron misas para los flipinos —y los visitantes— dentro y fuera del recinto exposiivo c inchise se comnstruys cen el parque una etancheria igortoten y un pueblo eristiano con sus respects iglesias y casas parroquidles. 66 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Bipuiocraria Grpppr®, Alexander C. 'T,, Corrry, Jean, Lav, Tammy, dnternational Exhibitions, Expositions Universelles and World’s Pairs, 1851-1951: A Bibliography», (hutp:/ /wwwtu-cotthus.de/Theo/wolke/eng/Bibliography/ExpoBibliogra- phy.htm). - SANCHEZ GOmRZ, Luis Angel, Un imperio en la vitrina. El colonialismo espaol enel Pacifico y la Exposicién de Filipinas de 1887, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Cientificas, 2003. ScHuMACHBR, John N., The Creation of a Filipino Consciousness. The Making of the Revolution: The Propaganda Movement, 1880-1895, Quezon City, Ate- neo de Manila University Press, 1997. ZERBINI, Lautick, «Les expositions missionnaires. De Fobjet-documenta Pobjet- mémoite», en Chantal PalsaNr (ed.), La mission en textes et images. XVF-XX* siécles, Paris, Editions Karthala, 2004, pp. 273-290. 70 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. DELAISLA AL ARCHIPIELAGO EN EL MUNDO HISPANO, dadores de otros institutos se asignaron, entre otras metas, la de restaurar el nexo social quebrado por diez afios de guerra y fomentar la instrucci6n,” una de las principales claves del progreso de un puebio, segtin el pensamiento liberal, El flo- recimiento de sociedades y el auge de la prensa, en aquella época, tuvieron tam- bién que ver con las expectativas que desperts la Paz del Zanjon cntce los cubanos, los cuales no habian logrado que se liberara la isla de la tutela espa- fiola: las nuevas condiciones fueron propicias a la produccién de duminosas pu- blicaciones [que encarecian] el mérito de distinguidos paisanos sobre cua memoria pesaba ctemno olvido».” En efecto, hombres politicos ¢ intelectuales (antropélogos, médicos, abogados, profesores, periodistas), construyeron y fo- mentaron, durante las tres iltimas décadas decimononicas, unas ciencias cuba- nas, literatura y memoria histrica, factores imprescindibles para la reivindicacién. de una identidad propia, mediante su actividad periodistica, la publicacién de novelas, ensayos, y obras biogrificas.' Los objetivos de aquella empresa fueron mantener «siempre vivo el sentimiento cubano»,’ que se habfa expresado clara- mente durante los diez afios de conflicto bélico, y demostrar que el pueblo cu- bano merecia «entrar en el banquete de la civilizaciém», junto con las naciones de Ia «culta Europa.” Por otra parte, aquellos actores vicron n las sociedades socioculturales y cientificas otra via para fraguar y difundit una identidad cubana sustentada en el rasgo distintivo del territorio y del «amon» o apego que surgia por haber nacido en éste, Efectivamente, las formas socictarias fundadas en aquellas décadas brin- daban a sus socios espacios de sociabilidad en los que se desarrollaban activida- des lidicas, recreativas ¢ instructivas, en ningin caso anodinas, pues se plasmaban en ellas, de modo discursivo o visual, signos, imagenes del tertitorio cabano, de su historia, y de sus paisajes, La recurrencia de aquellas pricticas per- mitié que tuviera lugar el afianzamiento del sentimiento de pertenencia a un es- pacio y comunidad distintos a los de la metropoli. Por ejemplo, en las asociaciones, dirigidas por miembros destacados de la sociedad habanera, circu- aban albumes que contenian ala vez canciones en las que se expresaba cl anhelo de un porvenir mejor para la patria cubana, acuarelas que representaban escenas y paisajes tipicamente cubanos, y firmas de prohombres del Partido Autono- mista,"! Muchos de ellos participaron en las secciones de instruccion y recreo de aquellas sociedades, no slo como directores sino también como conferencian- tes. Por ejemplo, el preclaro filsofo Enrique José Varona, uno de los fundado- res del Partido Liberal Autonomista, cuyas ideas se volvieron paulatina y explicitamente separatistas, abog6, en una velada de la sociedad la «Caridad» del > Ramins, La Habana artiaica, p * Bjemplos de llas BT Diccionario bingrdfico de CLCAGNO, Bocetosbiogrdficos cubanos y Cromito: cubanos el independentista Manuel de la CRUZ, euya obra fue divulgsda en la prensa habancra dle obediencia aurono. ‘mista, en particular BY Figaro y La Habana elegante del que fue director durante tres 280s, ” VARONS, «a revista cubana>,p. 9, " CALCAGNO, Diccionario bingrffico aubano, p. "BL Pais, olietin, Correo del domingo», 21/04/1889. 74 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. DELAISLA AL ARCHIPIELAGO EN EL MUNDO HISPANO. entre espafioles, sino entre los que «han nacido bajo In influencia de un mismo clima, se han educado con unas mismas costumbres, y hasta se han comunicado en un dialecto especialy,” como lo sefiald el secretario del Capitan General Sa- lamanca a principios de los aftos 1890. Por Jo tanto, los principios de solidaridad radicaron, en cl caso de los espafioles, en su procedencia regional. Con excepcidn de una sola, las primeras sociedades espafiolas surgieron a raiz de la Guerra de los Diez Aaos, en particular las que fueron estrictamente de beneficencia.’* Ademds de la actividad benéfica, tan necesaria en aquellas cir- cunstancias, se erigieron también por solidaridad (no sdlo moral sino también material) hacia la «nacionalidad espafiolay, como consta en todos los reglamen- tos” de las asociaciones mencionadas. Las que ofrecieron espacios de sociabili- dad recteativa e instructiva se fundaron en el marco de la paz y de las nuevas leyes liberales. Las sociedades mis sobresalientes de la época estudiada, fueron los centros constituidos por las colonias gallega y asturiana en La Habana; nacieron por incitacién de las Sociedades de Beneficencia de los naturales de estas regio nes, adquiriendo funciones que no posefan aquéllas, Ese hecho reveld la volun tad de estimular, mediante actividades recreativas ¢ instructivas, una mayor convivencia entre los miembros de una misma comunidad. Una de las con: cuencias de aquel anhelo fue la re-creacién de una identidad regional en un es- pacio ajeno y remoto, en particular por los oriundos de las provincias peninsulares donde surgian en la misma época los movimientos regionalistas. ‘Vamos a poner un ejemplo, el del Centro Gallego de La Habana, pues fue el que mas demostr6 preocupaciones a la vez regionalistas y regeneracionistas. Se tratd de una «Sociedad de Instruccién y de Recreo», en un primer momento; se fundd en 1879, bajos los auspicios de la «Sociedad de Beneficencia de Naturales de Ga- licia y de sus descendientes», creada a finales de 1871, y del 6rgano de prensa El Eco de Galicia.” Fl objetivo explicito del Centro fue «fomentar la unién de todos los oriundos de Galicia en Cuba, proporcionandoles a la vez instruccién y ho- nesto recreo».® Para ello, fundaron las clisicas secciones de instruccidn, decla-~ macién, recteo y adoro, que organizaron las clases y las actividades. La principal festividad del ano la constituy6 la procesién en honor del Apéstol Santiago, el se acababa en el teatro Irijoa, Aquel aconte- cimiento fue el pretexto para desplegar simbolos de la identidad gallega pues el orfeén «Ecos de Galician tocaba la popular mufeira y acompaiaha los tipicos 25 de julio, que partia del Centro y 2% GALLEGO GARCIA, Cuba por fiera,p. 187. ® La primera fue fundada por los catalanes en 1849 en la Habana: lo cual no es casualidad pues. en aquellas décachs eentrales del siplo, eepresentaban la primera comunidad peninsular en Cuba y consttuian un grupo pusdieate Acuasele fa Sociedad de Benefivencia dels Narurates de Calafia que se halla ela sede acl de dicha asociacion en la Habana) ® Hallados en ia Biblioteca Nacional de Espada, en la sala eVondos Rarosy de BCUH, en el AHN seceisin Ultramar,y en el ANG, regisizo de «Asociaciones», ® El Centro Gallego en su cuadragésimo aniversero, p15. ™ Reglamento dela Sociedad de Instruccién y Recre sitwlada Centro Gallego, p. 7. 78 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Jos autonomistas en sus discursos, ya en las Cortes, ya en sus publicaciones, ya en las asociaciones habaneras mas preclaras, como la «Caridad» del Cerro, cali- ficada a menudo en La Habana elegante de nstituto Patriotico» por ser «un cen- to cubano de espansién {sic}, recreo y cultura, donde nadie teme que algiin orador escoja un tema politico para su conferencia, ni un poeta cante (..) ala bertad o flagele el Despotismo».*” Por lo tanto, no es de extrafiar que ciertos ér- ganos de prensa como Tierra Gallega, semanal publicado en La Habana, fundado por el poeta gallego, Manuel Enriquez Curros, abogaran por el autonomismo en ka Isla:* en efecto, ademis de considerar Cuba y Galicia como regiones peri- féricas, marginadas, ya no s6lo geogrificamente, sino también voluntariamente, ; por lo demas, explotadas por el centro —el gobierno de Madrid, equipara- ban el estado dramatico en que se hallaba su regién natal con el de aquélla. Tam- poco resulta sorprendente que, entre las distintas asociaciones espaiiolas, fucran las actividades de las sociedades gallegas las mis evocadas por la prensa auto- nomista habanera. No obstante, cabe recalear que abogar por la autonomia 50 implicé ineludiblemente adherir a la causa separatista, como lo demostré la ac- titud adoptada por aquellos intelectuales y miembros directivos del «Centro Ga- llegon, al estallar la guerra de 1895 en la parte oriental de la Isla: se declararon, efectivamente, en contra de la insurreccidn, La Patria es innegablemente Galicia, se la enaltece, se le rinde culto, mediante la erecci6a de un templo, el palacio so- cial” pero la nacion sigue siendo Espafia: no se produce atin la fusion entre pa~ tria y nacién. Sin embargo, entre los socios, hubo individuos que optaron por unirse a los insurrectos, a fin de huir de las minas de Santiago adonde les envi- aba la asociacidn para trabajar a cambio de un sueldo misero: « prefirieron morit lachando que morit de hambre». Segiin el autor de estas lineas, aquellos obre- ros se sentian igual de explotados por la directiva del Centro que por el gobierno madrilefio... Se trata de casos —excepcionales, hay que confesarlo—, que ilus- tran como la identificacion con una clase social se revela mas fuerte que la iden- tificacién con una nacionalidad. Con razén, pucs, las autoridades colonialcs no sinticron recclo acerca de las asociaciones regionales espafiolas: veian en la actividad benéfica el motivo prin- cipal de la creacidn de tal tipo de sociedad.®! Quizis aquella actitud benevolente ayudd, ademés del contexto postbélico, a potenciar el desarrollo no sélo de iden- tidades regionales espafiolas sino también de una identidad cubana, A modo de ejemplo: una asociacién catalana, «la Colla de Sant Mus», inaugurada en 1884," ve © La Habana elegante, 6/05/1888, nim. 19. Cagnrea Deniz, Canario: en Cuba, p. 324 y RAmini:z ALMANZA, Presensia de los exritares epatioes en Cuba, p12 tro Gallege en su cuadragésinw anivensario,p. A * El Corsario de la Coruna , 26/05/1896, mim. 236, 51 EL regionalismo.en Cubano e+ igual al que se desarrolla en la Peninsula (.)- El regionalismo ea Cuba tiene mejor caricter,, en Cuba por fuera, pp. 198-198, © La Habana artstca, 13/08/1886. 82 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. DELAISLA AL ARCHIPIELAGO EN EL MUNDO HISPANO, BrBuiocraria ApeiLo GUELL, Teresa, El movimiento obrera en Expat, siglos XIXy Xx, Barcelona, Edicions Hipétesi, 1997. Actas de la Sociedad Antropolégica de la Isla de Cuba (1877-1891), La Habana, Co- misi6n Nacional Cubana de la Unesco, 1966. 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DELAISLA AL ARCHIPIEBLAGO EN EL MUNDO HISPANO Podemos indudablemente afirmar que Manila era a finales del x1X el cen- tro neurilgico y el motor de la unificacién gradual y ain muy incompleta del ar- chipiélago. Pero este rasgo a pesar de set evidente para los contemporineos no era, por si mismo, suficiente como para hacer de Manila la capital de una nacién en formaci6n. Como escribid hace mas de veinte aos Benedict Anderson: «Nonetheless , in themselves, market-zones, ‘natural’-geographic or politico-ad- ministrative, do not create attachments. Who will willingly die for Comecon or the EEC?.> Habrfa que actualizar la tiltima frase y la referencia a dos de los ar chipiélagos de la guerra fria, pero la idea sigue siendo relevante. Cabe pues exa- minar las representaciones que los fundadores de la nacién filipina tenfan de Manila. MANILA EN EL IMAGINARIO DE LOS INTELECTUALES FILIPINOS Comparado con a importancia de Manila como niicleo rector del archi- piélago, el ntimero de referencias a Manila en los escritos de los ilustrados es verdaderamente pobre. Intelectuales de la importancia de Marcelo del Pilar o de Graciano Lopez Jaena no han dedicado ni un articulo, ni un discurso y casi ni una linea a Manila. Durante los afios de su publicacidn, el periddico La Solidaridad muy raras veces hace referencia a las numerosas y muy importantes asignaturas pendientes de la modernizacion de Ja capital. La tinica, si bien importantisima, excepcidn es el fuerte protagonismo de Manila en las dos novelas de Rizal, Noli me tungere (1887) y El Filibusterismo (1891). En ambos casos, una parte importante del argumento se sittia en la ca- pital. En el caso de la primera, la novela empieza y concluye en Manila lo que afirma su importancia politica y simbélica, como si el origen y la solucién del problema colonial radicara en la capital. Hay mas: las descripciones y las locali- zaciones en la obra son de una precision cartogrifica. Por conocer bastante bien Ja Manila de finales del xix, puedo asegurar que todas las anotaciones de Rizal, sean topogtaficas, morfolégicas, sociales o culturales traducen fielmente rasgos reales de la ciudad finisecular.* Pero, justamente, esta «geografia urbanay’ de una precisién naturalista digna de los Carnets d enquéte de Zola tiene a mi juicio como principal o Gnico propésito el de convenceral lector contemporineo de Rizal de la verosimilitud de la novela. Estas numerosas anotaciones no me parece (y se puede por supuesto debatir esta afirmacién) que traduzcan una apropiacién sen- timental, un carifio o un rechazo por parte del autor. La ciudad de Manila es simplemente un telén de fondo a diferencia del segundo lugar, ficticio, donde se ubica verdaderamente la novela, une pequefia ciudad de la provincia de La La- guna, San Diego. La referencia a Manila es pues una obligacién narrativa im- ANDERSON, Jmagined Communities, p53 (subrarado en e original ‘Véase umbiga Ocanro, Rizal withous the overcoat, pp. 78 ANDERSON, «Hac o Imagine», p. 67. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. DELA ISLA AL ARCHIPIELAGO EN El MUNDO HISPANO, tes extranjeros.' Finalmente, a indiscutible modernizacién de la ciudad en las iiltimas décadas de la dominacién, justamente porque los espafioles considera ban a Manila como el escaparate de la colonizacién, era un contra-argumento peligroso para el discurso nacionalista filipino, Este peligro puede explicar una idea que sc repite cn las novelas de Rizal: la idea que nada cambia ni puede cam- biar en Manila."” Podemos concluir que la construccién de la nacién filipina no se ideé ni con Manila ni en contra de Manila sino simplemente al lado de Manila. La ca- pital del archipiélago se qued fuera del campo del discurso nacional, fuera del conjunto de representaciones colectivas que, poco a poco, dibujaban una iden- tidad filipina, Mas que de un desencuentro creo que se trata de una falta de en- cuentro o de la imposibilidad de un encuentto, Los espafioles habian confiscado las funciones simbdlicas de Manila en el archipiélago y la discordancia entre las orientaciones del discurso nacionalista y las realidades urhanas impedia tem- poralmente que los intelectuales recuperasen el poderio de la imagen de la ca~ pitalidad. Esta postura era, a mi entender, una postura temporal como lo indica con claridad el protagonismo de Manila en la fase revolucionaria de la construcci6n nacional filipina. El Katipunan, la sociedad seereta que prepard y desencadend la insurreecién independentista de agosto del 96, se fundé en 1892 en el barrio de Tondo. Los lideres eran manilefios y el movimiento separatista tuvo un in- dudable éxito entre los filipinos de las clases medias y humildes de la capital. A pesar de la superioridad militar de los espafioles, la toma de Manila fue siempre el objetivo prioritario de los revolucionarios filipinos en agosto de 1896, como en junio de 1898, Los jefes de la revoluci6n filipina, Bonifacio y Aguinaldo, en- tendieron perfectamente que la conquista de Manila significarfa material y sim- bolicamente la independencia de Filipinas. Los americanos hicieron exactamente el mismo anilisis y pactaron en secreto con los espafioles el 13 de agosto de 1898 para impedir que las tropas revolucionarias de Aguinaldo que asediaban la ciudad desde mediados de junio entrasen en Manila."* A mediados de septiem- bre de 1898, despojados de la capital «natural» del archipiélago, los nacionalistas fipinos tuvieron que fundar la primera republica filipina independiente en la pequefia ciudad de Malolos. Durante casi cuatro décadas, Manila siguid siendo una capital colonial, centro del archipiélago y prineipal obstéculo a su indepen dencia, En 1946, una de las primeras decisiones de la Repiiblica de Filipinas fue a de cambiar la capitalidad y de trasladarla a Quezon City.” Esta ciudad, fundada Rizal, Noli me tanger, pp. 30, 73-74, M9-112, «Se va despacio's murmaca Ihara, paseardlo por li ciudad después de haber estado en Europa siete aos en viaje de estucios (p.73). En el Filibuster, vease ol ejem- plo de a obras del puerto de Manila, pp. 185, 270. '* Pausini, «For Want of a City», p 630, Vase tambign las reflesiones un tanto confusas de Saw JUN, Crisis in the Philippines, pp. 18-122. © Quezon fueel primer presidente electo del xégimen semi-independiente del Commonwealth instaurado en 1935, 96 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Ampliacién del archipiélago cubano por los exiliados: de Cuba a la Florida Renée Clémentine LUCIEN Université de la Sorbonne - Paris 1V- INTRODUCCION Desde la época precolonial, el mundo caribefio, geograficamente frag- mentado, fue configurandose por las migraciones de los islefios indigenas entre las distintas islas del archipiélago y los vaivenes de los moradores del continente cercano entre su tertitorio y los espacios insulares como si su supetvivencia les impulsara a aunar lo originalmente diseminado. Luego los procesos de coloni- zacion se esbozaron y cumplieron, poniendo en contacto a los espaiioles lega- dos de la recién conquistada Cuba y los indigenas de la peninsula de Yucatin. En su Poétique V, la Cobée du Lamentin, texto publicado en 2005, el poeta y pensador Edouard Glissant, oriundo del Caribe, caracteriza el archipiélago caribefio como una realidad perfectamente arraigada fisica y mentalmente entre los caribefios, poniendo énfasis en los procesos de interrelacién que se verificaron desde siem- pre en esta area: hemos en algunos lugares pedazos enteros de continentes que ruedan entre nosotros, con Trinidad y Cuba y las Guayanes, por ejemplo, el con- tinente nunca dejé de tratar con las islas»!. Por lo demis, cabe decir que e! dinamismo intrinseco y la dinamica fun- dacional centrifuga del archipiélago caribeiio, tal como lo definen René Depes- tre, en el ensayo Eseribir ef Caribe que somos, 0 Antonio Benitez. Rojo, en La isla que. repite, para quien cel Caribe desborda con creces su propio mar,’ propi- Giaron la intereonexidn entre Cuba, ya de por si archipiélago, y la peninsula de lh Florida, y luego los vinculos hist6ticos y econdmicos privilegiados entre Es tados Unidos y el archipi¢lago cubano, sobre todo en la primera mitad de! siglo XX y, a continuaci6n, el inagotable exilio de los cubanos a este espacio muy pa- recido al suyo en la época revolucionaria, no contribuyeron sino a fortalecer el proceso de ampliacion del mundo cubano hasta la peninsula de La Florida, geogrificamente cercana. No hay que menospreciar, pues, la dimensién demo- grifica al enfocar esta problemitica, a sabiendas de que la implantacién de la comunidad cubana en La Florida, ya importante en los afios 1880 y fomentada | Gussanr, La coe du Lamentn, Postigue Vp. 80. La traduccion es nuestra, * Demesrat, «liscribir el Caribe que somos», pp. 297-301 8 BENITEZ Royo, La dsle que re rept, p18. 101 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. AMPLIACION DEL ARCHIPIELAGO CUBANO POR LOS EXILIADOS para luego, andando el tiempo, ir desparramandose por el territorio. Desde el principio, Miami fue el destino de los antirrevolucionarios, pero si en 1970, slo un 40% de cubanos estaba radicado en Miami, en 1997, un 60% vivia en Miami, y tres cuartas partes de los cubanos radicados en Estados Unidos se establecie- ron en La Florida. Los exiliados cubanos que fueron relocalizados en 1961 por In incapacidad de una modesta ciudad como Miami de acoger a tantos exiliados fucron regresando poco a poco a la Florida, Los investigadores, como Lourdes Gil, interesados por la cuestién de la diispora cubana, ponen énfasis en el que dla diéspora cubana es el discurso de la antiutopian ya que, segtin lo analizé Be- nitez Rojo, en La isla que se repite, el fenémeno discursivo de la diaspora cabana en Estados Unidos sdlo puede ordenarse desde los epitomes que tigen su sin- gularidad: el aislamiento, la hibridez, la discontinuidad, la falta de centro, la con- ciencia marina, la lejania».! Corrobora esa reflexién el escritor Carlos Victoria: «Cuba es una isla, Miami también. Salimos de una isla para entrar en otta."* En la novela Paisaie de ofa, de Leonardo Padura,'® publicada en 1998, no es de extrafiar la representacién que se da del espejismo de la Cuba que ni si- quiera logra repetirse en Miami por un novelista cubano que sigue viviendo en su isla nativa, declarindose incapaz de concebir su existencia fuera de los Kimi- tes insulares y cuya breve estancia en Miami le decepcioné en sumo grado. En este caso particular, el centro desde donde se enfoca la problematica de la am- pliacién de Cuba a La Florida se desvanece ya que, para el personaje exiliado de la novela, Miriam Forcade Mier, quien regresa brevemente a la isla, es imposible que sea la isla de la Revoluci6n ni la Cuba pretrevolucionaria afiorada por esta gusana y tampoco la Florida donde result6 fracasada la integracion en su comu- nidad y no encontré el anhelado reflejo de una Cuba desaparecida, por lo que confiesa, con amargura, al policia Mario Conde: «Miami es nada y Cuba es un suefio que nunca existi La UTOPIA: UNIR LO FRAGMENTADO Entre Jos exiliados, en la narrativa de los noventa, el archipiélago se des- arrolla como un espacio mental, particularmente entre los hijos de los exiliados nacidos fuera de la isla. Se trata de trascender la distancia y la fragmentacin entre una Cuba interiorizada ¢ imaginaria y el territorio donde nacié el personaje, un esfuerzo por mantener un nexo que se resiste a desplomarse en el estrecho gue separa Cuba de La Florida, En la novela Caraeol Beach, de Flisco Alberto, la joven Laura Fontanet, hija de una misica cubana exiliada difunta, cuktiva en el balneario ubicado a orillas del mar el recuerdo de su madre. El paisaje de coco- tales le incita a proyectarse afectiva y mentalmente al presente de una Cuba que ) Gu, «La apropiacién de la lejanian, pp. 61-60. Victoria, «De Maril a Jos baiseros», pp. 70-73. » PADURA, Pasay de ofoio, © PapuRa, Paice de tata, p. 78. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ILIADOS AMPLIACION DEL ARCHIPIEIAGO CUBANO POR LOS y culturales, conformando un archipiélgo en el cual el factor diaspérico, por su peculiaridad, sigue influyendo las distintas modalidades de ampliacién de Cuba hacia la Florida. Es obvio que la conftontacién entre los nuevos exiliados y una comunidad cubano-americana ya constituida fortalece los puentes imaginarios entre Cuba y la Florida. Asi y todo, tanto la ficcién literaria como los textos de indole sociolégica evidencian el que la obsesidn por Ia isla coexista con un imparable proceso de hibridacién, paradigmatico del archipiélago de Glissant, y cuyos resultados son polimérficos ¢ imprevisibles 109 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. DELAISLA AL ARCHIPIELAGO EN EL MUNDO HISPANO lidades diccionales y ficcionales mas diversas de un archiviste y de un romancier. La estrategia muy evidente de la editorial es asimismo una estrategia del texto, en tanto se entremezclan en el mismo un gran ntimero de biografemas, que se po- drian afiadir facilmente a la biografia del autor. Rednen ciertos elementos cons- titutivos de la vida de este autor real; datos que a continuacién presentaremos someramente. ‘Amin Malouf, quien nacié en 1949 cn Beirut como hijo de padre protes- be de orien: tante y madre catélica y por tanto como Melkite, esto es cristiano é tacidn greco-catdlica, sin lugar a dudas puede considerarse un viandante entre los mundos 0 un némada entre las cultuzas, tal y como ya se ha puesto de relieve en mas de una ocasién.”” Después de haber cursado sus estudios en el colegio je- suita francés Notre-Dame de Jamhour, en donde presenta el bachillerato fran- és y libanés”” en 1966 y después de haber terminado su carrera de sociologfa en la Ecole Supérieure des Lettres en Beirut, incorporada a la Universidad de Lyon, trabajé como periodista para el diario libanés en lengua arabe Au Nahar a partic de 1971, lo cual le permitié al joven, que trabajaba para la seccién de politica in- ternacional del diario, realizar extensos viajes entre otros ala India, a Bangla- desh, a Vietnam, Etiopia, Kenia, Tanzania y al Magreb, Después de que Maalouf, quien se habia criado en una familia multiconfesional, vivia en la parte cristiana de Beirut y trabajaba en la parte musulmana, tuviera que presenciar a la edad de los 18 y los 24 anos dos guerras civiles y viera estallar «pratiquement sous la fe- nétre de l'appartement que /‘habitais 2 Beyrouth» el 13 de abril de 1975 la Gue- re due Liban, aquella guerra civil que durara cn cambiantes constclaciones hasta 1990, el joven, ahora de 27 afios huyé a Paris en junio de 1976. Alli continud su labor periodistica entre otras para la prestigiosa revista Jeune Afrique (con inte- rrupciones de 1976 y 1985)”, asi como en su funcidn de jefe de la redacci6n de An Nahar arabe et international (1979-1981), Maalouf hoy oscila como autor in- dependiente y ganador de inntimeros premios literarios entre Paris y la Ie d’Yeu frente ala costa sur de la Bretagne, donde disfruta y desarrolla su vida como es- critor desde su propio archipiéiago. Una y otra vez se encuentran fragmentos aislados de esta vida en los tex tos de Maalouf, como puntos de referencia o demarcaciones autobiogrificas puestos alli con un guifio de ojo. Ya el primer libro de Malouf, quien como su padre destacara como periodista, Les Croisades uues par les Arabes (1983), juega con los limites que transcurren entre la investigacin historiografica y los elementos y procedimientos de indole mas bien literaria; por lo que no es ca- sualidad que el autor denominara el texto en su «prélogo» de roman vrai des Formulaciones de esa indole tambien se encuentran en entrevistas hechas al autor kbanés; véase entce oxros BagRapa, GAlLt RD, ROCHEBRUNE, «Amin Maalouf, lennomade des cultures, pp. 68-78, ® Véase la breve biografia en el articlo con datos generales de Pascale SOLON, «Amin Malou ps 2 BENICHOU, «Amin Malouf: ‘Ma patrie, c'est "écritures, p.115. ® Vease para esta fase de su rida entre otros la extensa entrevista con la revista Jeune AjFigue en BARRADA, GAt- LARD, RocHHBRUNE, «Amin Maalouf, le nomade des euleuress, pp. 68.78 122 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. .AGO EN DELAISLA AL ARCHIPIE L MUNDO HISPANO No cabe duda: el yo-nartador en Léon [Africain y el escritor entrevistado Amin Maalouf hablan —en tipos de texto muy disimiles— no sélo la misma lengua y utilizan los mismos términos de una movilidad errante, en la cual el partir reemplaza el lugar de la patrie, El texto de la novela y la entrevista también coinciden con el preambulo de Origines, mencionado renglones arriba, que se instala por Jo tanto entre la cread nales de la mas variada procedencia y se extiende desde los textos de solapa alé- io- 1 novelesca ficcional y los paratextos di grafos hasta sus propias entrevistas. Asi el incipit de Origines, impreso en letra cursiva, no sélo asume la funcién de un prélogo, que «traduce» y «traslada» las declaraciones hechas en entrevistas y en otros textos de Maalouf que hemos mencionado ya con anterioridad, a la forma compleja de un «album de familia» co de una saga familiar. También ubica su propia persona y el texto que introduce en un Ambito intermedio, esto es: en la oscilacion de una friccién entre diecion y ficcién. Desde un principio, Origines se deja considerar, en cuanto a su genero, como literatura friccional y subraya de manera programitica y condensadora el programa de tal tipo de escritura, aquella friccionalidad, que ya pudimos comprobar en el plano del «yo», respectivamente de las figuras del autor. A lo largo del texto se han colocado signos discretos que previenen al lector de una posible lectura identificadora, pero generalmente se ignoran: asi en el «arbol genealdgico de rutas», que al final de Origines debe ilustrar la gencalogia de forma esquematica, se ha suplantado el nombre de Amin por la afirmacion «LE NARRATEUR né a Beyrouth.”* Asi ambién esta recherche tiene su narsador. Lo anterior nos lleva a enfrentarnos con una problematica inherente a este texto de tan amena lectura. Origines comparte con Léon [Afficain el énfasis que se le daa la metaforica de la ruta (route) y exhibe las concepciones de espacio y movimiento a ella vinculadas, intensificdndola. Porque las rutas conforman una red en constante cambio que se puede percibir desde las mas diversas perspec tivas méviles y por tanto no conoce un origen como tal, un principio: trata de delinear un modelo de la «Beginnlosigkeiv»” (carencia de origen) y a su vez de movimicntos sin fin, Si en alguna ocasién se perfila un origen, inmediatamente se abre el horizonte hacia otros origenes, a algo més remoto, que remite a su vez a principios anteriores que carecen de principio. , Poesia completa y prosa selects, p. 170); «Bochinche de viento y agua... /sobre el mar/esté la Antilla bailando» (Plena de! menéalo», Poesia completa y presa selecta,p. 181). © sDanza negran, Poste complete y prosa select, en eTunuin de pasa ygrierian, p. 148 «Numeny, Presa complete y prosa select, p. 149. 144 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. DELA ISLA AL ARCHIPIELAGOD EN UNDO HISPANO, daismo y mas precisamente por Picabia y Tzara atestigua también el interés por un arte revolucionario.” Esta comicidad poética que se tendria que estudiar mas derenida y detalla- damente en la obra palesiana reanuda con la tradicién del choteo tropical (por hablar en cubano) que incorpora el famoso dialogismo bajtiniano. El mismo Palés definio el sitio que deben ocupar en el arte antillano la gracia y la ironia: El poeta tomara asunto para su arte de su propio ambiente, de la baraja de intereses y pasiones que le rodea, ritmo vital en que se desenvuelve su pueblo, y estilizindolo agolpes de gracia, de ironia y de scleccién, le quitard pesadez y cuotidianismo, que es coma romper las estrechas fronteras reionales ¢ intentar fortuna en espacios mas di- latados de universalidad, sin que se quicbre por ello la raéz viva que le sostiene adhe- ido a su tradicién y a su pueblo. Ala luz del mismo intento cémico desdramatizador, se pueden leer tam- bién los poemas «Elegia del Duque de la Mermelada» y «Lagarto verde», autén- ticos sainetes que entreveran palabras francesas del antiguo dominador y su adaptacién en patois haitiano, proponiendo una mezcolanza sintética y divertida de rigodén y minué, nobles y aristécratas, macacos, orangutanes y caimanes. UNIDAD ANTILLANA Y LIBERACION EN Luts PALES Matos Asimismo cabe reflexionar sobre la emergencia del concepto palesiano de unidad antillana. El puertorriquefio José Luis Méndez en su articulo «Problemas de la creacidn cultural en el Caribes"” expone la idea de una federacién antillana que cuajara en Betances, segtin lo demuestra un discurso de 1870 impartido ante a gran Logia Soberana de Pore au Prince. Hostos y Marti" se solidarizaron tam- bién posteriormente con la idea de unidad antillana, En 1915, el poeta y patriota puertorriquefio J. de Diego Padré" fund6 una organizacién para promover la unién antillana con miras a alcanzar una futura confederacién politica. Esta idea que los independentistas puertorriquefios de fines del siglo XIX y principios del siglo xx elaboran como una herramienta para la liberacién tuvo también varias expresiones en la literatura puertorriquefia de los aftos veinte y teinta. De manera parad6jica, J. de Diego Padr6 podia escribir un poema con- tra la norteamericanizacién de la isla, contra la presencia norteamericana en Puerto Rico y al mismo tiempo, como representante de la pequedioburguesia © Luis Pais Mos, «:l dadaismo», La Semana, San Juan, Puerto Rico, 20 de citado en Poesia complet y prosa select, pp. 204-206. 4) Enurevisea entze Palés Matos y Angela Negron Muiioz, p 215, © Caza de las Américas, XN, 85, 1974, pp. 27-39. © Las tres Antillas han de salvarse juntas o juntas han de perecery, dijo el Apdstol # Véase el pocma Aleluya dirigido a los norteamericanos: «lgnoramos, en esos histricos reveses/la lengua y el sentido de los pucblos/ ingleses. hablamos otra lengua, con otr0/pensimiento,/En la honda del espitin y enla honda/dl vieato,/Y os estamos diciendo hace tiempo en/lhs des, /Que os vardis con el diablo y nos de- jés/con Dios» José Lis MENDEZ. Prohlemas dela ereaitn cultural en ef Caribe, » 31) » de 1922, 1,5, pp. 21.23, 150 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. DELAISLA AL ARCHIPIELAGO EN EL MUNDO HISPANO Onis, Federico de, Luis Palés Matos (1898-1959). Vida y obra. Bibliografia. An- tologia. Poesias inéditas. Estudio de Federico de Onis con una breve antologia del poeta, San Juan de Puerto Rico, Atenco Puertorriquetio, 1960 (1? ed.) PALES MATOS, Luis, Poesia completa y prosa selecta, edicién, prologo y cronologia de Margot Arce de Vazquez, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1978. — Obras (1914-1959), t. 1: Poesia, t. H: Prosa, ed. de Margot Arce de Vazquez, San Juan de Puerto Rico, Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1984. — Obras completas, ed. de Mercedes Lépez-Baralt, San Juan de Puerto Rico, Ins- tituto de Cultura Puertotriquefia Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1993, — Tuntiin de pasa y griferia (Poemas afroantillanos). Otros poemas, Pr6l. de Angel Valbuena Prat, San Juan, Puerto Rico, Biblioteca de autores puertorrique- ios, 1937. — Tuntiin de pasa y griferia. Nueva edicién aumentada. Prél. de Jaime Benitez. Vocabulario de términos negros, afroantillanos y regionales, San Juan, Puerto Rico, Biblioteca de autores puertorriquefios, 1950, RODRIGUEZ VECCHINI, Hugo, «Palés y Pedreira: la rumba y el rumbo de la his- torian, La Torre, VIL, n.° 27-28, t. U1, julio-diciembre 1993, pp. 595-627. Rios Avia, Rubén, «La raza comica: identidad y cuerpo en Pedreira y Palés, La Torre, VIL, n.° 27-28, . Il, julio-diciembre 1993, pp. 559-576. 154, aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. DELAISLA AL ARCHIPIELAGO. EL MUNDO HISPANO En cualquier rincén de las ish [..] nos hemos encontrado [..] : espejo en que todos nos miramos, punto de Is carne viviente y mortal que perpetia la especie, la imprevi- sible especie humana, reducto efimero e imborrable de una historia compartida.” DONDE DUERME LA ISLA COMO UN ALA En el discurso de recibimiento del Premio Nacional de Literatura (2001), Nancy Morején ha declarado que «[ha] buscado sin tregua darle voz a un coro de voces silenciadas que,a través de la historia, mucho mais alld de sus origenes, su raza © su género, renacen en [su] idioma, [..] Historia de latigo, migraciones y estigmas que llegaron por el mar y al mat vuelven sin razén aparentey."” Tanto en sus es- ctitos ensayisticos como en su poesia, el tratamiento del paisaje insular traduce la obsesi6n histérica e identitaria, a la vez que cultiva una dimensién estética perso- nal ¢ intimista. La toma de posesin ya realizada de su espacio, «son Lieu» Glis- sant), recuperado en su antillanidad>, se reproduce por imagenes de su paisaje interno de cubana y de mujer, de la vida cotidiana y familiar, y participa de la labor de recreacién poética. La isl, ya no aislamiento 6 pérdida de puntos de referen- cias, es viaje iniciatico: reproduce el ciclo vital, del errar"" al renacer perpetuo, sobre esta tierra que le pertenece y que da un sentido a la existencia.” El tema de lo insular, como configuracién vasta y nuiltiple, constituye una reapropiacidn personal de un espacio vital, para el homenaje familiar (clegias a su madre 0 sus abuelas) o épico-histérico (el mar o las islas como escenario de la Historia, la de su pais o del Caribe); es un canto a su paisaje cotidiano, real € imaginario, o maritimo, mas amplio, sin delimitaciones precisas, abierto hacia cl océano y un sinfin de posibilidades estéticas, un archipi¢lago de imagenes. Den- tro de la pluralidad de islas abiertas hacia el mar del Caribe, a menudo se trata de situarse en el espacio insular cubano: «Oh pueblo en que naci,/asi te miro fiero junto al mam»; unto al muelle hechizado vivo ahora/y la mar se desplaza enardecida,/como el alma de mi».!5 La poetisa considera el espacio nacional como uno solo, y no en su disefio archipiélico (islotes y cayos), centrado privi- legiadamente en su capital, La Habana, el puerto y su bahia, como nexo identi- ficador de su cubanidad, cual un cordén umbilical que siempre ata Ia voz poética a sus raices inconfundibles, como clementos definidores de una identidad y de una poética propia, una voz abarcadora que puede recurrir igualmente a meta- foras del mar y del monte, como a owros indicios identitarios y figuras estéticas."* © MorEi6N, en La Isla brfinita, p. 62. " «abelleza en todas partes», Feria Internacional del Libro, La Habana (02-2002), en Cuerda veloe, p. 8. "Tem: sats, «fagneatation paralos sigh nos, E. K, Brathwaite, D, Walcott, G. Lamming}, para definir la pérdida de taices y ln bisqueds de identidad. Sctkeri el ensayo Z iuopie pede des le d Amérique (2004) de Roger Tounson, sus tedefiniciones dela iss, los mitoa y los viajes, en particular en la primera parte alle archipe, continends, M nocidn de warchipéité, ete. © Monrson, Abril, La rama erguida, en Piedra pulida, p77, p. 51 Como lo son en su poesiala trova yla cancion, la pintura, los seres queridos, parientes, amigos y poctas, los viajes y los bareos, ete ccurrente en la iterat s caribeiia (crrancor en Glissant 0 158 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. DEL: LAC 30 EN 31. MUNDO HISPANO ISLA AL ARCHIPIEL terior, pero el mar es fuente de regeneracién: «Mi casa es un gran barco/rodeada de aguas nuevas». El locutor poemitico entra en la leyenda (mito de la Crea- cién), «en el tiempo de la piedra pulida», recuerda la creacién de has islas como un arco, «lanzar el arco y otra vez el origen». Lo acompafia la palabra, o sea la me- moria: «y ya su boca misma era una isla ardorosa/harta de frutas, lenguas, olas y pergaminos», Esta mirada hacia el pasado y la tradiciGn, no excluye la proximidad de otras ish: Mi casa es un gran barco Y trazo con de los islotes a mi diestea, En este («casa»), se Hega ala vida misma, «vivo», protegida por Changé el dios del trueno y por Oya, la diosa del viento y la centella, y hacia la palabra, «digo», por la que jo seguro del que no se concibe el errar, en este lugar de vida se vive hasta la muerte: v amparada del trueno y la centella 10 en mi barco vive Mi casa es un gran barco Digo sobre la isla dorada El corto poema Orégano, que inde homenaje a la poesia sintética de Ni- colés Guillén, recucrda la vision coral de algunas composiciones del pocta, en honor a sus islas del Caribe: n el nauftagio de las barcxzas perdi dl olor del orégano que estaba sembrado enn ingenio antiguo de la Marie Vino el pirata y se Mev su aroma de tierma y planta buena. ‘Vendtrin los hierros de para blandlr de nuevo su ral hora marchita pero firme Salante, alas marinas inserita en la roca musgosa de un suefio milenario.” E: de Guillén, Elegia de Fl son entero (1947), su larga busqueda de raices, epor el ca mino de la mam, el mar de todas las migraciones. Como en el poema de Guillén, presente, como reactualizado en su permanencia, el pirata del poema Mundos, ex Piedia pulida, pp. 06-108, MoREJON, Onégano, en Paisaje elebre, p34 164 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is 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DELAISLA AL ARCHIPIELAGO EN MUNDO HISPANO. financiacién en las dos islas. Por ejemplo, para su campafia electoral us6 una carta escrita por su madre en la Repablica Dominican en la que instaba a los newyorquinos a que votaran por su hijo. En la carta dice que no va a poder estar con su hijo fisicamente pero que el teléfono les mantendri conectados, Esta pu- blicidad electoral estaba traducida al inglés, por lo que iba dirigida a segunda ge- neracién de dominicanos en Nueva York: As amother of nine children and ten grandchildren, I have had many occasions to be proud in my life, But never have | felt as proud as I do at this moment, Next Thurs- day, my son Guillermo will have the opportunity w become the first Dominican to Council... Unfortunately | eannot be there personally on Thursday to share this important moment in Guillermo’ life (L will be in Cabrera, Dominican Republic, from where I am writing this card)... Twill be wait- ing for the phone call to hear the ood news. Please, remember to vote for Guillermo ry Council who will make you proud. And serve as a member of the New York Ci Linares... You will have a member of the € you're going to contribute to a phone call from Guillermo to his mother that will be very, W ry special Seria muy interesante analizar los mecanismos de utilizacion de la madre en esta campatia electoral, pero excede los objetivos de este trabajo, lo utilizo aqui para percatarnos de la inmediatez de los canales de comunicacidn que posibili- tan este tipo de participacién politica. (LA CONSTRUCCION DE LA LOCALIDAD La situadi6n transnacional «archipiélica» parte de la construccién de una localidad dominicana en Nueva York, Madrid 0 Passaic. En cuanto a esta cons- truccién de la localidad, los mecanismos de transformacion del espacio en un «ugam» determinado y el anilisis de los sentimientos de pertenencia a los luga- res que habitamos, han sido objeto de estudio en las ciencias sociales desde hace décadas, Uno de los puntos de arranque de este enfoque fue los trabajos del gedgrafo Yi-Fu Tuan, con su libro Space and Place" y ya en los noventa, esta linea la continéa Arjun Appadurai pero desvinculando la produccién de locali- dad de un lugar concreto ¢ incidiendo en la socializacién del espacio «a través de complejas practicas performativas, de representacién y de accién» y definiendo la localidad como «una estructura del sentir, una propiedad de la vida social y una ideologia de comunicacion localizada».'' Para Tuan, el espacio es mas abstracto que cl lugar. Lo que comienza siendo un espacio indiferenciado, llega a ser un lugar al conocerlo mejor y darlo un valor, Segtin este autor «das ideas de ‘espa- cio’ y ugar’ se requieren mutuamente para definirse. Desde la seguridad y la es- tabilidad de un lugar, somos conscientes de la sensacidn de inmensidad, libertad > Pessar, Visa for a dream: Dominicans in the United States, pp. 75-76 © "Tuan, Space and Place: The perspective of Experience. " ApeapURAl, Modernity at large: Cultural Dinensions of Glebatization, pp. 180 y 213. 230 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. DELA ISLA AL ARCHIPIELAGO EN EL MUNDO HISPANO Levirr, Peggy, «Local-Level Global Religion: The Case of US-Dominican Mi- gration», fournal for the Scientific Study of Religion 37 (1), 1998, pp. 74-89. — The Transnational Villager, Berkeley, University of California Press 2001. LORA-TAMAYO D'OCON, Gloria, Extranjeros en Madrid capital y en la comunidad. Informe 2000, Madrid, Delegacién Diocesiana de Migraciones-ASTI, 2001. Pessar, Patricia, Visa fora Dream: Dominicans in the United States. Boston, All and Bacon, 1995. SANCHEZ-CARRETERO, Cristina, Narrating Diasporas: Strategies in the Creation of Locality and Agency Among Dominican Women Abroad, Asn Arbor: UML, 2002. — «Motherhood from Afar: Channels of C munication among Dominican Women in Madtid>, Migration: A European Journal of International Migra- tion and Ethnic Relations, 43, 2005, pp. 145-164. SASSEN, Saskia, The Global City: New York, London, Tokyo, Princeton, Princeton University Press, 1991. 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DELAISLA AL ARCHIPIELAGO EN EL MUNDO HISPANO, La patticipacion de los cultivos menores a Jo largo del territorio quedé refle- jada en los datos suministrados porel censo de 1899 realizado por el gobierno nor- tamericano durante la primera ocupacién de la ish (1899-1902), Si se ubicasen estos datos en un mapa se observa que hay producciones que conviven con el mundo azucarero, lo que matiza la tradicional interpretacin historiografica del consabido paisaje dominado pos la cafia."* Asimismo, se destaca que es la region del occidente del archipidlago cl centro de los principales cultivos de la catia de azticar tea total sem- sobresale con un 79,6% de su y el tabaco: la provincia de Matanz: brada de cafta de azticar, muy seguida de Santa Clara con un 73,8%. Por su parte, el cultivo del tabaco ocupaba el 72,2% de la superficie total cultivada de la zona de Pinar del Rio, pero que en ella también se cosechabs el boniato y la malanga. Esto indica que fueton los vegueros los responsables de estas siembras y que ambas pro- ducciones formaban parte importante en la habitual alimentacion de los vegueros. Es igualmente significativo, por el caricter de enclaves comerciales, la presencia mayoritaria en la provincia de La Habana de los cultivos de la pifta, naranja, papas ycebollas. Mientras que la provincia de Puerto Principe (Camagiiey) aparece sin cal- tivar, quiz4 porque el uso principal de la tierra consistia en la ganaderia. En el oriente del pais se localizaban enclaves comerciales de cultivos como el platano, el coco y d cacao. E] predominio de las siembras de subsistencia del fiame y el maiz sugie~ ren otro tipo de alimentacién en la poblacién campesina oriental, a diferencia de los vegueros; el maiz servia, ademas, de alimmento para los animales Uno de los factores que permitié el reordenamiento agricola del archipié Jago entre 1878 y 1920 fue el abandono de la cafia de azticar en areas del occi- dente debido a la competencia con otras zonas mas fértiles del territorio abiertas a su cultivo que consolidé diversos enclaves y la aparicién de nuevos usos agri- colas. Por ejemplo, el cinturdn de cultivos menores fomentados en los alrede- dores de La Habana en estos afios y que atin hoy destaca dicha provincia por estos cultivos, Por tanto, este proceso de reordenamiento del espacio agrario. contibuyé al fortalecimiento de una identidad regional en forma de fronteras que contenian la expansion del aziicar. Asimismo, casi todos los cultivos tendie. ron a modernizarse en funcidn del mercado agricola internacional y ganaban un lugar en la consolidacién del capitalismo agrario insular. El comportamiento de la tendencia favorable en Ia etapa al fomento de nue- vas producciones en zonas abandonadas por el cultivo de la cafia de azticar, 0 al menos en franco estancamiento, se pudo constatar en Guanabacoa, localidad emi- nentemente azucarers de la primera mitad del siglo XIX. En el registro general de fincas risticas realizado por el Ayuntamiento de esa jurisdiccion el 30 de junio de 1902 se evidenciaba que del total de 164 propiedades contabilizadas: 101 eran si- tios o estancias dedicadas a la siembra de los frutos menores, 12 a potreros, un sitio de 1 caballeria y ¥/ destinado al cultivo del tabaco y otro sitio de 1 caballeria registré estar dedicado al cultivo de la cafta de azticar. La mayor extensidn de la vega "Le RIvEREND, Historia econémica de Cuba. 240 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. DELAISLA AL ARCHIPIEL 0 EN EL MUNDO HISPANO. lencia ¢ ignorancia de los esclavos y, una vez desaparecida la esclavitud, a los efectos negativos de la cbarbarie esclavista» que imposibilitaban la aplicacién de Ia ciencia agricola” Otra tesis en estos afios se referia a la apatfa del campesinado cubano como la causa de que Ja sustituci6n de la fuerza de trabajo esclava por la mano de obra asalariada tampoco contribuyese al adelanto de la agricultura. Siendo tan apremiante la necesidad ce mejorar el cultivo como la daboracién, es cluro que se ha cometido otro grave error en el modo de introducir el sistema de colonias Se ha apelado a los campesinos del pais, para iniciar su desarrollo, no obstante ser ésta por lo general la clase menos instruida y mas reffactaria a toda innovacién y adle- Ianto, y también la que trata de lograr un porvenir por la astucia que por ha inteligen- cia y el buen cumplimiento de las operaciones contraidas”* Esta manera de describir al campesino en Cuba no era nueva, Los con- temporineos y viajeros destacaban otras caracteristicas de su personalidad como lade Ia aficién a ser galantes en extremo, jugadores, cantores y bailadores. Aun- que reconocian que se ocupaban de sus labores temprano en la mafiana para luego, en las horas en que el sol era mas fuerte, retirarse del campo.” EI de indolentes se contradecia con el hecho de que la mejor atencién que caracte rizaba el cultive tabacalero se debia a este predominio del veguero blanco, co- nocedor de las especificidades de la planta. La agricultura tabacalera presentaba el mayor por ciento de la tierra cultivada por artendatarios blancos con el 65,7% y solo el 22,4% en manos de duefios blancos. En las restantes producciones agri- colas también el ntimero de arrendatarios era mucho mayot que el de los due- los, salvo en el caso del cultivo de la papa donde el 80% era cosechado por los duefos blancos y el 58,8% por arrendatarios blancos.”* Algunos contempora- neos también se valfan del veguero y del colono para resaltar las diferencias en el empleo de la ciencia agricola con respecto a los campesinos que cultivaban su sitio de labor, mas apegados a las costumbres aprendidas de generacién en ge- neracién; al tiempo que contribuia a ahondar el desequilibrio con respecto a la importancia de los cultivos dentro de la economia antillana: criteria En nuestro pais, o se es gran colono o gran veguero, 0 se ¢s sitiero humilde que sito Siembra para comer y vender sus raquiticas legumbres cultivadas como en los tiem- pos de Maria Castana. Los contemporiineos se referfan no sélo a la posibilidad de que los gran- des colonos y vegueros dispusiesen de mejores posibilidades que los campesinos més humildes, sino también a la extension de las propiedades. Sugerian que en las pequefias propiedades estaban mucho més atrasadas las pricticas agricolas © MoniNO PRAGINALs,«Plintaciones en el Caribe: Cuba-Paerto RicoSanto Domingo (1860-1940), ‘Colonie Np. 370, Vexecss,«lstancias y sitios de labor: su presencia en las publcaciones cubunas del siglo xi, pp. 4-58. Departamento dela Guerra (Oficina del Diector del censo de Cuba): Informe sabre ol cemo de Cuba 1899. PEL Figaro, p. 189. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. DELAISLA AL ARCHIPIELAGO EN EL MUNDO HISPANO que se repite en el sentido profundo de valores compartidos por distintos gru- pos humanos, uns cultura abierta a las influencias, una imagen banal y estridente para venderse al turismo, una antillanidad disgregada por la geografia y la histo- ria 0 un sentimiento de pérdida, de raices robadas. Asi, el cubano Antonio Be- nitez Rojo aporté en sus obras La isla que se repite y El mar de las lentejas una concepcién original y pensada de archipiélago con unas Antillas convertidas en lentejas que no interrumpen ni son harrera de nada entre el Caribe y el Atin- tico sino constituidas como puente entre las dos orillas —y jugando con el len~ guaje— en joya y potage, en origen de valores comunes que se repiten. Para este autor, las Antillas no son un aglomerado de islas heterodoxas ¢ inconexas sino una misma isla repetida pero no en el sentido fisico o terrestre especificamente sino en otros mas profundos como en el sentido cultural, en el ontolégico, en el histérico ya que lo reiterado no es una vitales, culturales, folcléricas, religiosas y hasta tribales convirtiendo al conjunto isla sino su esencia, sus manifestaciones de islas en un met archipiélago y existiendo no solamente en tanto lugar geo- grifico sino también como valores comunes compartidos por grupos humanos de naturalezas muy diversas. Aunque de acuerdo con esta visi6n de la naturaleza profunda de las Anti- las, el premio Nobel Derek Walcott nacido en la isla de Santa Lucia y defensor a ultranza de la diversidad cultural antillana de raiz africana |. asiitica, indigena ame- rial © europea, alude con amarga ironfa a la repeticidn que suponen las image nes del Caribe en los Folletos introduce el pie de Florida, con islas de goma infladas que cabecean en el agua y cécteles con sombrillas que flotan hacia ella arrastrados por la corriente, Asi es como las islas, movidas por a vergtienza de la necesidad, se venden al mundo; ésta ¢s la erosién estacional de su identidad, esa estridente repeticidn (...) que no sabe distinguir una isla de la otra, con un futuro de puertos deportivos contaminados, de especulacion urbanistica (..) y todo ello al ritmo de la musica de dos copas al precio de una" Es por esto que muchos creadores cligen describir sus islas lejos de la imagen idilica exportada y se centran en la pobreza, en los ciclones de turisticos, ese «lago azul en el que la repuiblica tadores que las asolan, en las tierras pantanosas yen las dificultades para subsis- tir de sus habitantes, a fin de hacer patente que, como seftala Walcott, acl amor all “aribe de muchos es su intencidn de volver a visitarlo pero jam s vivir alli». * Elmar de s lentejas parodia fa denominacion dada a la zona por el cosmégrafo Guillaume le Test: lt mer Ae lemiille,convertica cién Fonética en lonteja, en joy, pero también en sopa, en potaje, en wigan por asim tesco melting pot, segin definicidn que del Caribe sustenta el autor para CORREA MUtCs, wl mar de la len tcjas yde Is imaginaciory. Véwse MOULIN CiVi, «a cuestion del Caribe», pp. 389-368 y el ensayo de BENITEZ Ryo, Laila que se repie. Waveorr, alas Antillas, pp. 79-86, Discurso claborado pats la eeremonia en la que recibis el Premio Nobel de Literatura en 1992 y que se encuentra recogido en el libro de ensayns Le vozdel cepticude. Consutadoen Leer yreleer, n° 34, Universidad de Antioquia, noviembre, 2008 (herp/ /biblioteca.udea.edu.co). Consulta linada el 11 de diciembre de 2007. *Watcort, alas Antillas» (hutp/ /biblioreea.udea.edu.co). 254 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ARCHIPIELAGO DE ARCHIP Son, pues, distintos ambitos los que podemos explorar a partir del término, la metifora y la realidad de los archipiélagos que en el caso de las islas que pue- blan el mar Caribe ofrecen resultados muy diferentes ¢ incluso contradictorios si nos acercamos desde la literatura, desde la politica y desde la historia. Por otro lado, si los archipiélagos son el conjunto de islas unidas por aquello que las se- para —el mar—., en referencia a las Antillas el Caribe se ha convertido en mar de encuentro y enlace que otorga a las islas que lo habitan una singular precoci- dad en la asimilacion de diferentes hechos y novedades y les ha conferido un comtin pasado colonial como lugares surgides por y contra la plantacion,” de masiva recepcién de esclavos africanos y con un largo presente de regimenes dictatoriales, masivo empobrecimiento de sus poblaciones, lugares convertidos en paraisos turisticos y/o fiscales y desde el primer contacto y hasta hoy en ob- jeto de intereses geoestratégicos por parte de distintas potencias. DESDE LA HISTORIA Y A TRAVES DE ELLA: ARCHIPIELAGOS HISTORIOGRAFICOS Desde el punto de vista geogrifico ¢ histérico podemos constatar que esa esencia comtn, ese rio profundo de vivencias que existia para Benitez Rojo con- trasta (y/o convive) con una gran diversidad de clementos y factores que, segtin para quien, pueden ser mis © menos superficiales, mas o menos determinantes para la fragmentacién o la unidad, por lo que la idea de un archipiélago balcani- zado parece bastante ajustada a la realidad. Asi, el archipiélago de las Antillas si- tuado en la zona tropical del planeta (a excepcidn de las Bahamas) ¢ integrado por mis de trescientas islas, islotes, cayos y rocas salpica, interrumpe o forma un puente entre el mar Caribe y el océano Adiintico; unas tierras que los geégrafos reparten desde Yucatan y Florida hasta la costa de Venezuela en tres grupos: las islas Lucayas © Bahamas al norte, las Grandes Antillas 0 Antillas Mayores en el centro (Cuba, La Espafiola, Puerto Rico y Jamaica) y las Pequefias Antillas 0 An- tillas Menores que abarcan las islas de Barlovento (entre las que se encuentran las Virgenes, San Martin, Monserrat, Guadalupe, Martinica, Granada, Barbados, Trinidad y Tobago) y las de Sotavento con, entre otras islas, Margarita, Donaire, Curacao y Aruba asi como los archipiélagos de Los Roques y de los Monjes. Con una superficie similar a la de Rumania —en la que las Grandes Antillas re- presentan el 90%— estas tierras albergan una diversidad de poblacin tnica en el mundo en sus aproximadamente treinta y seis millones de habitantes (de los que sdlo tres pertenecen a las Pequefias Antillas) que integran paises con muy distintas situaciones politicas y con el espanol como lengua mas hablada al que sigucn cl francés y cl crcole, siendo el inglés cl idioma mas minoritario.”* En los diltimos veinte afios cabria sefialar respecto a las historiografias de y sobre los distintos archipiélagos convencionales —los que comparten una Casinn, La insenciin del Caribe, Acviié dl término de contraplantacién como la frmula de surgimiento de una cultura comin en estas sociedades del C » Ginvan, «ll Gran Caribe. 261 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. DELAISLA AL ARCHIPIELAGO EN FI. MUNDO HISPANO publicada en los afios setenta y reeditada en 1996 pero sefalando los avances re- cientes de la historiografia de culturas orales y de perspectiva feminista que ha iluminado el papel de la mujer en la resistencia a la esclavitud. La esclavitud es también el tema principal de los estudios atléaticos (a par- tir del que se ligan metropolis y colonias) con trabajos de, entre otros autores, Pieter Emmer quien realiz6 en 1998 un trabajo sobre los holandeses en Ia trata, la esclavitud y la emancipacion como contrapunto al dominio de la historiogra- fia btitanica én este campo de la historia atlintica abordando la transicion al tra bajo libre en Suriname. También contamos con la obra dedicada a los estudiantes Caribbean Slavery in the Adlantie World que tecoge decenas de arti- culos y extractos de las principales aportaciones sobre la esclavitud con un claro objetivo de trasladar una visién pan-Caribe de la esclavitud y de la heterogenei- dad de sus sociedades aunque la mayoria sean contribuciones referidas a las islas brivinicas. Asimismo es novedoso el nuevo campo y la categoria de anilisis que su- pone la historia de un Adantico negro a partir de los postulados de Paul Gi roy” y la indudable innovacion analitica y metodolégica que ha supuesto el patadigma del género con trabajos que, desde finales de la década de los ochenta, estimulan a interpretar las relaciones de los esclavos y In sociedad en clave de género. Asi, postulaban la introduccién del género en los estudios sobre esela- vitud partiendo de la dualidad femenina de las esclavas como trabajadoras y re- productoras (de aqui el interés por estudiar cl embarazo, el nacimiento, la crianza de hijos, la explotacién sexual y su resistencia) con la idea de que cl género es tan importante como la raza y la clase para entender la vida de las mujeres y de cémo bajo la esclvitud pudieron manipular sus circunstancias para disefiar sus propias identidades. Entre los textos que merece destacarse se halla el trabajo colectivo con el subtitulo The dinamics of Caribbean Society." una de cuyas secciones esta dedicada a los paradigmas del género, mujer y resistencia, a las mujeres en Ja- maica durante la esclavitud y a los diarios, autobiografias ¢ incluso cartas de mu- jeres que vivieron esos dias. Partiendo de que la herencia de la esclavitud determind las sociedades del Caribe que suftieron un cambio cuantitativo y cualitativo de sus componentes desde los afios previos a la prohibicién de la trata con la entrada de trabajadores compulsivos o semieslavizados como los chinos 0 los yucatecos en el ambito del Caribe, en la actualidad los estudios més innovadores y todavia insuficientes se preccupan de las migraciones intra-antillanas asi como de las salidas de poblacién a Estados Unidos y Europa convertidas, hasta la actualidad, en una diispora sin fin. Entre los movimientos de poblacién se encuentra el de los haitianos, sobre cuya migracién a la vecina Republica Dominicana y mas recientemente a Miami ® Baas, The Dutch in the Atlantic Economy, © Gunoy, The Black Adlantic. * Moons: (ed), Slavery feedom and gender 266 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ee CSIC CASA DE VELAZQVEZ hl

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