Вы находитесь на странице: 1из 68

ALCALDÍA DE SANTIAGO DE CALI

JORGE IVÁN OSPINA GÓMEZ


Alcalde de Santiago de Cali

SECRETARIA DE EDUCACIÓN MUNICIPAL

Doctor Mario H Colorado


Secretario de Educación Municipal

Licenciado Miguel Castro Jurado


Subsecretario de Planeación Sectorial

Licenciado José Darwin Lenis


Subsecretario de Desarrollo Pedagógico

Licenciado Víctor Manuel Cabrera


Subsecretario para la Dirección y Administración de los Recursos

Licenciada Gladys Serna Vargas


Interventora del Proyecto
COMPONENTES OPERATIVOS DEL PROYECTO
INVESTIGACIÓN

Fundación ECOPAZ, Estado*Comunidad*Paz

Humberto Vélez Ramírez


Coordinador del Proyecto

Jorge E. Salomón
Politólogo Investigador

Sergio Mauricio Zamora


Politólogo Investigador

NelsonAndrés Hernández
Candidato al título de Profesional en Estudios Políticos

David F. Velasco
Candidato al título de Licenciado de Historia

Grupo de Apoyo:

Estudiantes de Estudios Políticos y Resolución de Conflictos


Universidad del Valle

Anabell Ocampo
Jesica Villegas
Linda María Ochoa
Diego Casas
Tabla de contenido
PRESENTACIÓN 5

INTRODUCCIÓN 9

1.TRESDIMENSIONESDELESTUDIO 12

2.¿QUÉHACÍANLOSCALEÑOSENLOSINICIOSDELSIGLOXX? 12

2.1 Por la muy noble y leal villa el tiempo como que no transcurría 12
2.2 Un mapa mental del Cali físico urbano de 1910 14
2.3 Soñaban en la llegada del Ferrocarril del Pacífico 15
2.4 Conversaban con su Torre Mudéjar 16
2.5 En la Biblioteca Centenario iniciaban el aprendizaje de la lectura 19
2.6. Estudiaban en la escuela primaria y se educaban y asimilaban una cultura educativa 22
2.7 Se aventuraban a excursiones en los Farallones de Cali 30
2.8 Y en materia de juegos y de construirse un medio mmbiente sano y saludable ¿qué hacían
ayer y qué hacemos hoy? 36
2.9También se iniciaban en el debate ciudadano

3.GENERABANCONFLICTOSY,DEALGÚNMODO,LOSTRATABAN 39

3.1Participaban en la creación de espacios públicos ciudadanos: la transformación de la Plaza de


la Constitución en Parque Caicedo 41

4. CALIENLAPRIMERADÉCADADELSIGLOXX:ENTREINICIALESYBÁSICOS
SERVICIOSPÚBLICOS,UNAEMERGENTECONCIENCIACIUDADANAYUNA
ESPLENDIDACELEBRACIÓNDELCENTENARIO 44

4.1 Servicios públicos y estética urbana 45


4.2 El Primer Centenario: una celebración ciudadana y republicana de claro sabor
"grancolombiano" 46
4.3 Hacia la formulación de algunas hipótesis sobre la formación de ciudadanía en el Cali de los
inicios del Siglo XX 54

5. ELACCESODECALIALACONDICIÓNDECAPITAL:NOTODOFUERELACIONESDE
PODER,LACIUDADANÍATAMBIÉNCONTÓ 54

6. ELCOLEGIODESANTALIBRADA,ELCHOQUEDECULTURASEDUCATIVASYLA
CALEÑIDAD 57

CONCLUSIONES 63

DOCUMENTACIÓNBÁSICA 65
Reconocimiento
ECOPAZ, Fundación Estado*Comunidad*Paz agradece a la Secretaría de
Educación Municipal y a la Subsecretaria de Planeación Sectorial esta
oportunidad de diálogo con la Comunidad Educativa de la Ciudad en procura
de contarle una experiencia pasada de construcción de ciudadanía y de
'caleñidad', de la cual es mucho lo que podemos aprender; de modo igual,
nuestros reconocimientos a la Dirección del Colegio de Santa Librada por los
apoyos brindados para la oportuna realización de este Estudio- Acción.

Presentación
En la Introducción a esta Cartilla, encontramos su más adecuada presentación.
Sin embargo, queremos aprovechar la ocasión para destacar las que, para
nosotros, han constituido dos muy buenas conclusiones de este trabajo de
simbolización de la vida cotidiana de los caleños en los inicios del siglo XX:
De un lado, la estrecha correlación encontrada entre Escuela Primaria, un
importante despegue del proceso de formación de ciudadanía y una más
definida y enriquecida forma histórica de 'caleñidad', conjunto todo él
atravesado por un tipo particular de Cultura Educativa; y del otro, las maneras
como la conciencia ciudadana de los caleños fue emergiendo y tomando forma
acunada en procesos y dinámicas de realización de un primer paquete, más o
menos orgánico, de servicios públicos básicos.
Se entenderá, entonces, para qué nos sirve la historia: Para aprender, de
modo crítico, experiencias humanas, en este caso educativa, al contrastar los
presentes pasados, el de 1910, por ejemplo, con el presente actual. Es ésta la
recordación que hacemos, en la Introducción, a toda la Comunidad educativa:
Que, hace cien años, cuando Cali, apenas inaugurándose como Capital, celebró,
entusiasta, el Primer Centenario, en otro contexto de vida humana y de
posibilidades técnicas, también había habido conciudadanos nuestros que
pensaban, sentían, querían y practicaban su ciudad y que, para esos efectos, se
preocuparon, como expresión de lo social ciudadano, por empezar a construir
una Casa Colectiva, nunca exenta de voces discordantes en diaria
contradicción. En definitiva, queríamos precisar qué había sido la caleñidad
hace cien años y, como contraste, qué podíamos entender por ella en la
actualidad procurando así asimilar, de modo crítico, algunas enseñanzas
pasadas.
En lo metodológico, iniciamos el estudio preguntándoles a esos
6 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

conciudadanos qué era lo que hacían en los inicios del siglo XX. Aunque nos
faltaron muchas, alcanzamos a definir dos decenas de dimensiones de
cotidianidad, cuyas conclusiones no caben en una cartilla. Entre las respuestas
que nos dieron hubo una que dijo que, entre las cosas que hacían en esa época
se encontraba," estudiar en la Escuela Primaria, educarse y asimilar una Cultura
Educativa". Una lectura cuidadosa de este acápite, es básica para una
inteligencia adecuada de las hipótesis que hemos enhebrado alrededor del
papel que, en ese entonces, cumplió la instrucción primaria en la emergencia
de una conciencia ciudadana, así como en la redefinición histórica de la
'caleñidad'.
Importante y muy enriquecedor resultó también el primer acercamiento
que hicimos al Colegio de Santa Librada. Mediante una somera periodización
de momentos claves y críticos en la historia de sus Planes de Estudio, en la
segunda parte del siglo XIX, sobre todo, pudimos rastrear una serie de
fenómenos asociados a las Culturas ciudadanas examinadas en clave de
Culturas Educativas. No se podrá olvidar que el Santa Librada fue el único
Colegio de bachillerato que hubo en Cali en el siglo XIX; tampoco se podrá
ocultar que ése fue un Colegio inscrito en la tradición santanderina de una
educación ligada al ideario de un ciudadano laico, racional y liberal
democrático. En la segunda parte del siglo XIX, dos Culturas encontradas y
en choque casi permanente, hicieron presencia en la sociedad colombiana.
Fueron ellas, en primer lugar, una Cultura ciudadana secular que, próxima al
partido liberal y a las sociedades democráticas, mantuvo en alto el ideal de un
ciudadano laico, fuese la que fuese la religión que practicase; y en segundo
lugar, estuvo la Cultura ciudadana religiosa que, cercana al partido conservador
y a las Sociedades Católicas, pregonó y valorizó al ciudadano creyente,
cristiano por excelencia regulado en sus conductas por la moral católica.
Entre 1850 y 1870- la única etapa de claro acceso a la modernidad que ha
tenido la sociedad colombiana- la Cultura ciudadana secular logró importantes
avances quedando la Cultura ciudadana religiosa en un lugar secundario,
aunque en permanente ebullición y confrontación; pero, entre 1880 y 1910 -
una etapa de involución en términos de modernidad- se cambiaron los papeles
alcanzando ésta última el lugar dominante. Lo que en definitiva enfrentó a
esas dos culturas, sufriendo sus afectos otras subculturas ciudadanas más ligadas
a los actores subalternos (las subculturas indígena y negra) fue la orientación
de la educación, los valores con los que se debían enhebrar las Culturas
educativas y que, en la práctica, resultaban definitivos en la determinación de
las actitudes y conductas ciudadanas.

Pues bien, en Cali, en la segunda parte del siglo XIX, EL Colegio de Santa
Librada fue el espacio privilegiado del choque conflictivo entre esas dos
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

Culturas educativo ciudadanas. Es por esto por lo que, como hipótesis, que
exige mayor exploración, precisamos en una de las conclusiones," De modo
directo o indirecto, ya para exaltarlo ya para cuestionarlo, en el período
comprendido entre 1880 y 1910, el Colegio Santa Librada fue un referente
básico tanto de la intelectualidad caleña como de la ciudadanía en su conjunto.
De allí de ese Colegio, de su apuesta curricular, sobre todo, había fluido una
Cultura educativa en tono secular, que tuvo significativa influencia en los
procesos de formación de un amplio sector de la dirigencia dominante. Esto
no obstante, con la Regeneración, la Cultura ciudadana religiosa cada vez
más en ascenso, hizo presencia en sus aulas. Entonces, fue así como del choque
dialéctico entre esas dos Culturas educativas, la una en resistencia y la otra en
auge, fue tomando forma esa simbiosis, entre secular y religiosa que, bajo
distintas formas simbólicas y prácticas, ha sido una nota característica de la
caleñidad en los distintos presentes pasados del siglo XX.
A nadie se le ocultará, entonces, el carácter exploratorio de este estudio.

7
Introducción

Fuente: Archivo Fílmico y Fotográfico del Valle del Cauca


‘En los inicios del Siglo XX, en la
muy noble y leal villa de Santiago de
Cali, el 'tiempo' como que no
transcurría.'

PARA: La comunidad educativa de Cali: niñez y juventud, padres de familia,


maestras y maestros, directivas de colegios, autoridades educativas
del municipio, planeadores de la educación, empleados y trabajadores
de las escuelas y colegios y ciudadanos de pensamiento educativo.

A todos ustedes les queremos contar algunas de las cosas que conversamos
con nuestros conciudadanos de hace cien años cuando Cali, apenas
inaugurándose como Capital del nuevo Departamento del Valle, entusiasta y
muy ciudadana, celebró lo que hemos llamado el Primer Centenario de la
10 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

Independencia. También les queremos solicitar su apoyo fervoroso para sacar


adelante las iniciativas que les vamos a presentar.
Al iniciarse este 2010 entramos en el año en el que traeremos, hasta el
actual presente, el recuerdo de aquel momento histórico en el que nuestros
conciudadanos pasados - dirigentes y subalternos - iniciaron la construcción
de este Estado colombiano al que en un principio, entre 1819 y 1830, llamamos
Gran Colombia. Fue el 20 de julio de 1810. Cien años más tarde, el 20 de julio
de 1910, Cali conmemoró durante cinco días, con un programa ciudadano de
altura, ese primer Centenario. Durante casi una semana los caleños echaron
su aldea por esa ventana llamada Colina de San Antonio, por aquella por
donde nos llega Buenaventura como brisa cotidiana. Tal como veremos, se
trató de una celebración para la que la Alcaldía, el Concejo y la Ciudadanía se
habían venido preparando desde 1905.
Por estos días, las autoridades municipales se encuentran empeñadas en la
recordación del histórico suceso que, al confrontarlo con el presente, nos
permite evidenciar la urgencia de la reinvención del Estado en sus formas
locales, regionales y nacionales de una nueva institucionalidad. Como dato
adicional, en los dos últimos años la Alcaldía ha reiterado el propósito de
contribuir, desde el ámbito de la Política municipal educativa, al
enriquecimiento de una cultura ciudadana democrática capaz de alimentar,
inspirar y animar el gobierno del Estado a escala municipal.
Hace unos meses la Alcaldía, a través de su Secretaría de Educación, invitó
a ECOPAZ, Fundación Estado*Comunidad*Paz, a una reflexión, desde la
historia, sobre la relación entre la Caleñidad y el Primer Centenario asumida
dentro de las lógicas de formación de ciudadanía. Fue así como, definido el
Equipo de trabajo, muy intergeneracional, por cierto, pues lo conformamos
historiadores y estudiantes universitarios, de entrada decidimos que haríamos
una construcción colectiva, que socializaríamos este semestre entre la
ciudadanía a través del aparato escolar del municipio.
Son estas, entre otras, las razones de estas anotaciones dirigidas a todos los
miembros de la Comunidad Educativa. Queremos contarles a todos, apelando
a un lenguaje lo más pedagógico posible, algunos de los resultados del estudio.
Como historiadores, lo primero que hicimos fue ambientarnos en el espíritu
cultural de la época, así como en los problemas vitales del Cali y del Valle de
la primera década del siglo XX. Entonces, como puerta de entrada, nos
acercamos al bugueño Luciano Rivera y Garrido en su ya clásico libro
"Impresiones y Recuerdos". Recordemos ahora que este intelectual, en la
década de 1880, recorrió casi todos los pueblos del Valle geográfico dictando
conferencias sobre los problemas de sus subregiones. Nos aproximamos
también a Andrés J. Lenis, el mejor y más depurado cronista del Cali de los
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

primeros treinta años del siglo XX. En su sabroso libro, "Crónicas del Viejo
Cali", nos introdujo en las maneras como los caleños de ese entonces pensaron,
sintieron y practicaron su terruño.
Pues bien, hecho este primer recorrido, en una segunda ronda de sesiones,
destacamos algunas dimensiones del proyecto, que considerábamos de especial
interés por encontrarse asociadas a procesos de formación de ciudadanía, así
como a la génesis de una nueva forma histórica de caleñidad. Digámoslo de
modo más claro: La recordación del Bicentenario y del Primer Centenario de
Cali constituían una ocasión de oportunidad para preguntarnos por las
ciudadanías de ese entonces, así como por las lecturas subjetivas que éstas
hacían de su terruño. Pero, al grupo lo rondaba otra inquietud, ligada ésta a su
enfoque de la historia. En definitiva, nos dijimos, la historia como saber es
interesante e importante en la medida en que nos mantenga vinculados al
presente. Por lo tanto, íbamos a estudiar, así nos cohesionamos como grupo,
las ciudadanías e identidades citadinas del pasado, buscando siempre aprender
de ellas. De ser así y convencidos del carácter histórico de esas huellas, que el
caminar de Cali ha dejado regadas en los presentes pasados, aspirábamos a
venirnos hasta este presente del 2010 para decirles a sus actuales habitantes
que, hace cien años, en otro contexto de vida humana y de posibilidades
técnicas, también hubo conciudadanos nuestros que pensaron, sintieron,
quisieron y practicaron su ciudad y que, para esos efectos, se preocuparon,
como expresión de lo social ciudadano, por empezar a construir una Casa
Colectiva, nunca exenta de voces discordantes en diaria contradicción. En
definitiva, queríamos precisar qué había sido la caleñidad hace cien años y,
como contraste, qué podíamos entender por ella en la actualidad procurando
asimilar, de modo crítico, algunas experiencias pasadas.
Con el problema de la caleñidad, con frecuencia, nos hemos embrollado
demasiado, quizá por pretender precisarlo y fijarlo a toda hora sin haber
estudiado, con rigor, su ya larga historia. Claro que una caleñidad sin historia
no es más que un concepto frío y abstracto, pues no existe, digámoslo así, una
esencia caminante a la que puede colgársele esa denominación. Lo que la
investigación histórica busca desentrañar, es, más bien, un discurso subjetivo,
unas valoraciones sociales, unos sentimientos y afectos, unas actitudes, unas
conductas y prácticas, un estilo y horizonte de vida, unos retos y unas dudas
como se lo planteó Andrés Caicedo, una moral, que tienen que ver con el
terruño, sea éste pequeño, mediano o grande, en un momento dado de su
historia.
Y si ese terruño es Cali, por Caleñidad podemos entender ese conjunto de
'subjetividades y objetividades' en cada uno de los momentos de su historia.
De ser ello así, en materia de investigación importa tanto contar el número de

11
12 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

habitantes de Cali, vale decir, lo objetivo, como dejarlos hablar, es decir, lo


subjetivo. Ha sido éste así, el método desplegado en este estudio. Estudiar las
ciudadanías dejándolas hablar con las voces y medios de difusión de su época.

1. LAS TRES DIMENSIONES DELPROYECTOACCIÓN

Interrelacionadas, por cierto, éstas fueron las tres dimensiones del trabajo:
1. "Cali, Primer Centenario y Caleñidad." Un Día en el Cali de los Inicios del
Siglo XX. (documento soporte, 80 cuartillas)
2. "La Participación de la Ciudadanía en el acceso de Cali a la condición de
Capital del nuevo Departamento del Valle" (documento soporte, 30
cuartillas)
3. El Colegio de Santa Librada, las Culturas Educativas y el Primer Centenario
(documento soporte, 50 cuartillas)
Aunque sobre cada una de estas tres dimensiones presentamos el
correspondiente Estudio, en esta Cartilla aspiramos a contarles tres cosas
centrales: Primero, algunos de los resultados allegados, segundo, alguna forma
de mirada contrastante entre la Caleñidad de 1910 y la del 2010 y, tercero,
alguna manera de diálogo entre esos dos presentes, el de hace un siglo y el de
ahora.

2. ¿QUÉ HACÍAN LOS CALEÑOS EN LOS INICIOS DEL SIGLO XX?

2.1 Por la muy noble y leal Villa, el tiempo como que no transcurría

Quizá no hacían cosas muy distintas de las que hacemos ahora. Sin embargo,
su vida era más sencilla, más elemental, menos compleja aunque
históricamente muy específica, pues era la vida de su época. El tiempo
sicológico de esos caleños debió ser muy largo, pues en su cotidianidad casi
nada nuevo acaecía. En la muy leal y noble Villa de Cali, el hoy era la repetición
del ayer y el mañana la réplica del hoy. De ese modo, los caleños se mantenían
atrapados por tres días casi idénticos. Solo de fecha en fecha, las festividades
esperadas fracturaban la monotonía de la cotidianidad. Y así sucedía también,
casi de década en década, cuando en sus calles hacía presencia la política
nacional bajo la máscara de las guerras civiles. Entonces, a las haciendas
ganaderas y mieleras que encintaban el poblado, llegaban los mandaderos de
los señores de la guerra a reclutar peones o se adentraban hasta la Plaza de la
Constitución, el sitio del mercado semanal y de la lúdica periódica, a cazar
parroquianos para ponerlos al servicio del terrateniente, el nuevo 'General' de
turno, que se había levantado en armas contra el gobierno de Bogotá. Cuando
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

la gente escuchaba el grito…" llegaron…llegaron", corría a esconderse en los


subterráneos de sus viviendas. Sólo entonces, los caleños se pellizcaban
preguntándose qué estaba pasando, en qué tipo de sociedad vivían, qué cosa
era ésa que llamaban política. Como lo podemos constatar a toda hora, nuestro
tiempo sicológico actual es mucho más acelerado. Simbólicamente corremos,
con enorme rapidez, durante las veinticuatro horas del día. Pero, eran tan
lentos y vivían tan aislados nuestros conciudadanos de esa época que, cuando,
cuatro días después del acceso de Calí a la condición de Capital del Valle, el
Cometa Halley, a solo 24 millones de kilómetros, rozó la tierra con su larga
cola untada del venenoso cianógeno, casi ninguno de sus habitantes estaba
enterado aunque en el periódico del poblado habían publicado dos artículos
sobre el suceso. Esto no obstante, "en 1910, recordó hace unos años Ricardo
Cifuentes, vi el cometa Halley. Vivía yo en la carrera 5ª entre calles 3ª y 4ª y
asistía a la Escuela de Artes y Oficios del Hermano Sabino cuando me
despertaron un día a las dos de la madrugada para que viera ese extraordinario
espectáculo; tenía cabeza y una larga cola". En muchas partes de la tierra, no
encontramos registros de que así hubiese sucedido en Cali, muchos imaginaron
que, bajo la forma de una humanidad envenenada, ése sería el final del mundo.
Entre las cosas que hacían los caleños en los inicios del siglo XIX se
destacaban,
"Soñaban.
Ansiosos esperaban la llegada del Ferrocarril del Pacífico.
Iniciaban en la Biblioteca Centenario el Aprendizaje de la Lectura
Más anhelantes aún, esperaban ver convertido su Terruño en Capital.
Conversaban con su Torre Mudéjar.
Trabajaban para salir de la Premodernidad.
Estudiaban en la Escuela Primaria y asimilaban una Cultura ciudadano
religiosa.
Rezaban como lo habían hecho desde la Colonia.
Se enamoraban y procreaban.
Se divertían, celebraban y conmemoraban.
Se enfermaban y morían.
Delinquían.
Asustaban o ayudaban a asustar.
Hacían rifas y se iniciaban en la compra de la Lotería del Valle.
Se iniciaban en el Fútbol en uno de los tantos Mangones de la Aldea.
Se aventuraban en Excursiones por los Farallones de Cali
Enhebraban Conflictos y, de algún modo, los trataban.
Se iniciaban en el Debate ciudadano.
Transformaban una Plaza de Mercado (La Plaza de la Constitución) en Espacio
público ciudadano (El Parque 'Cayzedo'). "
13
14 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

2.2. Un mapa mental del Cali físico urbano de 1910

Pero, en 1910, ¿cómo era la traza o el casco urbano del municipio de Cali?
Hagamos un simple y elemental mapa mental cuadrangular tratando de
arrebatarle a la actual ciudad lo que constituía la traza o casco urbano del Cali
de 1910. (Ver la Carátula) Para ser más gráficos, pongamos en la pared esa
caricatura de mapa para decir que en la línea de arriba estaba la primera calle
o sea la parte alta de la colina de San Antonio. Vengámonos ahora desde la
cima, de manera recta, por la actual carrera 12 hasta llegar a la otra sima, la
actual calle 25. Vengámonos enseguida por esta hasta llegar al río Cali pero
sin pasar a la otra orilla y subamos con él hasta encontrarnos de nuevo con
San Antonio. Ese era el espacio urbano del Cali de 1910. Allí habitaban y
respiraban 13.765 caleños y caleñas, para que nos entiendan las feministas,
en seis barrios, todos con nombres de santos (San Antonio, San Pedro, Santa
Librada, Santa Rosa, San Nicolás) o de una Virgen (La Merced) o relacionado
con un evento ligado a las gestas de los orígenes del Cristianismo (El Calvario).
Para acentuar ese carácter hagiográfico de la emergente urbe, habría que decir
que, mirada en panorámica, en ella se destacaban los conventos de frailes y de
monjas (San Francisco, el Convento de la Merced, El Convento de San
Agustín, El Convento de Misiones de San Joaquín y el Convento de las
Carmelitas Descalzas). Como para no extrañar entonces la descripción que
de Cali hizo en 1820 un oficial inglés, perteneciente al Batallón Albión, "Desde
una colinita (San Antonio), escribió, se distingue Cali, a donde se acostumbra
ir a pasear por las tardes a caballo. Desde este lugar se contemplan
perfectamente todos los jardines particulares así como los que pertenecen a
los monasterios. Están muy bien cuidados por los hermanos legos y ofrecen
un carácter pintoresco cuando se ve a los frailes con los hábitos de su orden,
pasear pausadamente por las umbrías de su retiro".
Pero, además de su aire conventual, la aldea había adquirido ya un definido
carácter de clase, "la ciudad se componía, escribió el ´chato' Buenaventura
otro de los excelentes cronistas de la época, de dos barrios, que podrían
calificarse de dos repúblicas: El 'Empedrado' donde vivía toda la gente de
posición social y El 'Vallano', donde raza y estirpe eran menos claras. Ambos
tenían conciencia, orgullo y se odiaban como los patricios y los plebeyos en la
Roma antigua. Sólo había una tregua, la víspera del Corpus, en que el
Empedrado iba al Vallano y se lo recibía con general beneplácito y se le ofrecía
ponche y empanadas".
Aunque por economía de espacio, no podemos presentar los resultados
logrados alrededor de cada una de estas variadas dimensiones de cotidianidad,
vamos a detenernos en algunas, que, en nuestro concepto, pueden tener especial
interés para la actual niñez y juventud caleñas.
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

2.3. Soñaban

Fuente: Archivo Fílmico y Fotográfico del Valle del Cauca


'En 1915 los caleños vieron realizado
su segundo sueño grande cuando el
tren, trepidante, pasó por sus calles
rumbo a la economía cafetera'

Ritmados por las necesidades urgentes de sus elites dirigentes, tres sueños de
largo plazo anidaban en la intimidad de ese burgo como colectivo humano.
En 1937 los caleños, atrasados en un año, trajeron a la memoria de su presente,
el IV Centenario de su Fundación. Inauguraron, entonces, la Estatua de
Sebastián de Belálcazar, quien, con su dedo índice señalando el mar, les recordó
cómo su ciudad - Puerto 'seco' simbólico de un Puerto real- había cristalizado
ya uno de sus más históricos sueños, llegar en tren hasta Buenaventura para
irse por el mar buscando el futuro. No todo en el Fundador de Cali había sido,
entonces, su problemática relación con el Pizarro que traicionó a Atahualpa y
a Manco Capac. El segundo sueño grande lo vieron realizado los caleños en
1915 cuando, proveniente de Buenaventura, el tren, trepidando por sus calles,
siguió de largo hacia Armenia y Manizales. Empezarían los caleños a llegar
entonces hasta la economía cafetera con los productos de sus haciendas
ganaderas y mieleras en trenes que se regresaban repletos de cargas de café,
que, una vez semiprocesadas, las trilladoras del poblado exportaban vía
Buenaventura. Y el tercer sueño histórico de los caleños de principios del
siglo XX, tuvo su realización cuando su Ciudad, en disputada emulación con
Buga la 'Señorial', accedió en 1910 a la condición de Capital de uno de los
departamentos más pujantes del país. Se había zafado Cali, entonces, de una
clásica subordinación política a Popayán.

15
16 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

Pero, en 1910, con sus sueños grandes en perspectiva de realización, los


caleños empezaron a levantar otro sueño esperanzador, hacer de su aldea una
gran Ciudad. Fue así como en distintos presentes pasados, hasta llegar a esta
primera década del siglo XXI, fueron untando su identidad citadina de los
olores y colores que, en cada etapa histórica, producía una 'caleñidad' que no
importaba definir. Sólo la vivían, la sentían y, más bien que mal, la practicaban.

2.4 Conversaban con su Torre Mudéjar

'Nada funde ni ha fundido tanto a la


Ciudad con su pasado como esta
olvidada aunque muy visible Torre'
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

Como primera dimensión destaquemos aquella que dice que en 1910 los
caleños charlaban con familiaridad con su Torre Mudéjar,
En los inicios del siglo XX, los toques de campana dados por el hermano
Lazo desde la torre Mudéjar de San Francisco, regulaban los tiempos de todos
los relojes de Cali. Eran los más cumplidos y precisos. A las cuatro de la
mañana, convocaban a las beatas y madrugadores a la primera de las misas, a
los frailes para que subiesen al coro a rezar los maitines, así como a los
hacendados para que mandasen a ensillar los caballos que los llevarían a sus
fincas. Como ese primer toque se daba con esquilón, también lo oían las
sirvientas y sirvientes de las casas señoriales, así como los peones de las
haciendas que rodeaban la aldea y que, a esa hora, iniciaban una jornada de
trabajo que se prolongaba hasta las seis de la tarde. El segundo toque 'era el
tradicional y alegre toque de las siete, toque alegre con la esquila y que según
la gente del pueblo decía: 'café con leche, anda acostarte que son las siete'. Y el
último toque eran las nueve campanadas en la campana mayor, que ordenaban
que todo el mundo debía estar acostado. Cuando llegó el Ferrocarril, su gerente
solicitó al Comandante del Cuerpo de Bomberos que, por favor, hiciera sonar
la sirena a las doce del día "de acuerdo con el reloj de la estación, situada en la
calle 25, a fin de que todo el mundo pusiera sus relojes con la hora oficial y
supiera así el horario de los trenes." 1 A partir de entonces, esas campanas sólo
las siguieron escuchando, de acuerdo con Plumitas, "unas viejitas Miller y el
doctor Pedro P Scarpetta que vivían al pie de la Torre".
En la actualidad del 2010, ya casi nadie escucha las campanas de la Torre
Mudéjar y los habitantes de Cali continúan pasando por esa esquina sin ni
siquiera mirarla. Sin embargo, nada funde ni ha fundido tanto a la ciudad con
el pasado como esta ya casi olvidada aunque muy visible torre.
Sobre quién la inspiró y quién dirigió los planos de su construcción, los
imaginarios populares se han entremezclado con los estudios historiográficos.
Algunas de las consejas populares de la época, recogidas por la tradición oral,
atribuyeron al diablo y a sus asesores su planeamiento y edificación. Eran las
épocas en las que los demonios y las brujas se mantenían muy activos en la
cotidianidad del ciudadano del común. Para confirmarlo, sobraban los que
habían visto a satán "desnudo y renegrido, con cuernos, rabo y patas de fauno,
echando chispas por los ojos, encaramado en la veleta de la torre".2 En otros
imaginarios populares, a la construcción de la Torre habían estado ligados o
un "liberto moro" o un "esclavo negro" de origen congolés. Ya en una línea
más cercana a la historiografía, el señor Santiago Sebastián asemejó la Torre
Mudéjar a la Giralda de Sevilla mientras que Don Demetrio García Vásquez,

1. Lotero, Gustavo. ‘Crónicas de Plumitas’. En. Cali-450 Años. Op.cit. pág. 245
2. Lenis Andrés J.Crónicas del Viejo Cali. Cali. Litolenis, 1979.
17
18 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

el ilustrado historiador cronista de la ciudad, sin ambages recogió la versión


original según la cual fue el Hermano Franciscano Pablo, arquitecto o alarife
sevillano, quien concibió y dirigió el plano de construcción de la Torre, muy
inspirado en la torre de la Catedral de Sevilla.3 Esto no obstante, de algún
modo, tanto Demetrio García, como, sobre todo, Don José Manuel
Buenaventura, reivindicaron al negro liberto, "si no fue el artífice, escribió
este último en 'El Cali que se Fue', sí fue quién más trabajó en su construcción".
Conviene recordar ahora que dos históricos terremotos, el de 1885 y el de
1927 no pudieron con la Capilla de Lourdes, "en cuyo frontis descuella una
elegante torre de estilo morisco, que es reputada como el mejor edificio de la
ciudad".4 En 1885 se mejoró la torre y se alisaron sus cuatro paredes "con
una mezcla amarillenta de cal y arcilla a fin de ocultar para siempre el aspecto
morisco, que suponían atrajera la maldición de las oscilaciones telúricas tan
frecuentes a todo lo largo de la costa del Pacífico".5 En 1927, por su parte, se
reforzó la estructura de la aislada torre con arcos de hierro. Pero, volviendo a
la línea de los imaginarios, ahí no paró el ingenio popular, pues, hubo tiempos
y momentos en los que las clásicas almojábanas caleñas se vieron relacionadas
con la Torre Mudéjar,
"Entre calles, callejas y callejuelas
se enmarca la Torre Mudéjar,
acariciada por el viento,
que viene de los cerros tutelares
y discurre lentamente
por la vigilante colina de San Antonio.
En una madrugada
de ésas del Cali frío
y ya rompiendo el alba,
en medio de transeúntes,
unos para misa otros para el campo,
se escuchó un grito
que rasgó esa madrugada,
¡ALMOJÁBANAS CALIENTES!" 6
3. García Vásquez, Demetrio. Hilvanes Históricos. Cali, mayo de 1965, pgs.23-27
4. Idem.
5. Idem. Pg.256.
6. "En 1983 en una Peña literaria en la cual se encontraba el Doctor Otoya, Gerente de la Empresa de
Construcción Conciviles, se había invitado a un señor español de apellido Marcoida. El doctor
Otoya nos comentó que en la esquina de la calle 9ª al frente de la Gobernación solían reunirse los
viernes por la tarde un grupo de poetas, músicos y personas para celebrar unos genuinos Viernes
Culturales. Allí, dijo el doctor Otoya, escuchó del poeta Elcías Martán Góngora estos ya referidos
versos". (Testimonio oral del politólogo Jorge E. Salomón) "
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

Destaquemos ahora el texto relacionado con la inauguración de la Biblioteca


El Centenario el 20 de julio de 1910,

'En ella, con sus iniciales 1.800 libros,


los caleños iniciaron el aprendizaje
de la práctica de la lectura'

2.5. En la Biblioteca Centenario iniciaban el aprendizaje de la lectura

En 1910, en la Programación Oficial de cinco días para traer a la memoria los


inicios de la Independencia, el 20 de julio a las 8 a.m. tuvo lugar la instalación
de la Biblioteca del Centenario 'compuesta no sólo de los volúmenes
comprados por el Gobierno del Departamento sino también de 800 tomos
obsequiados por el simpático Instituto Literario', según nota leída por el señor
Bibliotecario.1
Mientras que ahora en el 2010, por pasadas de moda o por estar siendo
transcendidas por la tecnología cibernética, son muchos los que han empezado
a expedirle carta de defunción a las bibliotecas, hace cien años los caleños
apenas iniciaban el aprendizaje de la práctica de la lectura en esos siempre
respetados y solemnes y enriquecidos espacios llamados 'Colección de

1. Ayala, Ernesto. Centenario en Cali: Compilación de los discursos pronunciados con motivo de la
gran fecha. Imprenta Comercial, 1910. Pg.38.
19
20 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

Libros'. En la historia de la humanidad sólo la Inquisición, el índice y las más


feroces guerras se han atrevido a irrespetarlos. De acuerdo con Jorge Orlando
Melo, aún en la época actual cuando el alfabetismo nominal ha llegado al
90%, los colombianos no hemos aprendido la cultura del libro.2 Más dramática
era la situación cien años atrás: el analfabetismo era la regla, la cultura de la
ignorancia, como dispositivo de dominio social, era la nota destacada en un
amplio sector de la dirigencia, no había ni plata ni interés en crear bibliotecas
y sólo existía una pequeña minoría letrada no necesariamente lectora.
Esto no obstante, en el caso de la muy noble y leal Villa de Cali se ha
calculado que, a partir de 1838 hasta 1977, para atender a una minoría lectora,
por sus calles se han voceado 113 órganos de difusión, muchos de ellos
semanarios, quincenarios y mensuarios3.
Entre los más destacados tenemos , La Balanza ( 6 de enero de 1838, General
Eusebio Borrero Acosta), La Opinión, La Lavativa, Ariete ( dirigido por
Manuel María Mallarino), El Hombre, El Cauca ( Carlos Holguín Mallarino),
La Esfinge, El Zancudo ( de tipo humorístico, 1863, Juan Antonio Delgado),
El Liberal (1882), El ferrocarril ( 1878-1899, Eustaquio Palacios), El
Conservador ( Nicolás Ramos Hidalgo), El Correo del Cauca (1903, Ignacio
Palau), El Relator (1915), Diario del Pacífico ( 1925), El Gato (1933) , El País
(1950), Occidente (1961), La Voz Católica (Pbro Mario Paz Borrero) y El
Pueblo (1975). Entre las Revistas y Semanarios o Quincenarios se recuerdan,
Renovación (Alberto B Márquez), Fiat Lux ( Julio César Mazuera), La Tribuna
( Hernando Valencia y José Hilario Márquez), Revista 13 (José Gers), De la
Montaña al Mar (Antonio Cantera Durán y Víctor Amaya Pretel), Aire y Sol
( Armando Bohórquez Penagos), Crónica ( Juan Luna), Revista Club
Colombia (Jesús Mazo Correa), Revista Club Campestre ( Jaime Correa
López), Revista Extra (Lino Gil Jaramillo), Revista Conjunto ( Anibal Tamayo
Giraldo) y Cali Viejo ( Anibal Tamayo Giraldo).
Si en 1905 'El Correo del Cauca' adoptó la forma de una 'Tipografía
Moderna' tuvo que haber sido porque en el poblado, entre la minoría letrada,
existía ya un buen porcentaje de lectores. 'Con este nombre, editorializó el
periódico, acabamos de montar una nueva imprenta dotada de prensas y demás
aparatos del último y más perfeccionado sistema…para corresponder al
marcado favor que le otorga el público. Así estamos ya en aptitud de satisfacer
la demanda creciente de edición más abundante, lo que era difícil de obtener
con las antiguas prensas. Desde hoy se publicará nuestra hoja dos veces por
semana…y se duplicará su formato tan pronto como nos llegue el papel

2. Melo, Jorge Orlando. "Bibliotecas y Educación". Bogotá, septiembre 15 de 1998.


3. Moreno Heber. "Breve Historia del Periodismo en Cali". En, Revista Cali Viejo No 1, 1977.
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

adecuado…Dentro de poco presentaremos también a nuestros lectores


importantes revistas literarias y científicas, para lo cual hemos celebrado
arreglos con distintos escritores de las capitales europeas.. Abrigamos, en fin,
la confianza de que no muy tarde será diaria la publicación de nuestra hoja.
Los resultados obtenidos hasta ahora nos demuestran que hemos acertado a
interpretar las aspiraciones de la opinión pública'.4
Digamos ahora algo sobre las bibliotecas y, ante todo, sobre la Centenario,
linda pervivencia de los libros del pasado sobre un presente reproducido, en
lo bibliográfico, a gran escala. La lectura en Cali, escribió Héctor Julio Morcillo,
era…"hasta bien avanzado el presente siglo, la necesaria distracción de las
gentes… porque no existían, por entonces, ni el cine, ni la televisión, ni la luz
eléctrica, y las veladas eran demasiado morigeradas y caseras'" Las bibliotecas
que había, eran caseras y en ellas abundaban los textos históricos y los guerreros,
sobre todo. Recordemos que Bolívar fue un gran lector. Para el caso de Cali,
sus próceres de la independencia, los Caycedo y Cuero, los Tenorio, los Herrera
Vergara, poseían sus bibliotecas particulares. Entre los aportes a su dote
matrimonial, Caycedo y Cuero, por ejemplo, puso 178 volúmenes.5 Fueron
famosas en su tiempo, las bibliotecas particulares de, Don Alonso de Velasco
(fue integrada a La Bibliotecas El Centenario y Piloto Departamental), Don
José Ignacio Vernaza, Don Joaquín Collazos, Don Blas S. Scarpetta (la legó
al "Pueblo" de Cali y fue una fuente de fortalecimiento de la Biblioteca
Centenario), Don Belisario Palacios y su hermano Enrique, Don Leonardo
Tafur Garcés y Don Jorge Garcés Borrero, cuya biblioteca, enriquecida por
su hijo, Don Diego Garcés Giraldo, dio origen a la actual Biblioteca Piloto
Departamental).
Por su trayectoria y primer centenario, mención especial amerita ahora la
Biblioteca Centenario, que fue inaugurada, con enorme pompa, el 20 de julio
de 1910 "como digno homenaje a los Padres de la Patria".
Entre éstos, con seguridad, los Altos Mandos eran letrados, y algunos hasta
excelentes lectores, pero también el homenaje debe leerse, desde este presente
actual, como extensivo a esa cohorte de subalternos populares, "Padres
también de la Patria", que constituían una mayoría iletrada y que, entre sus
metas, estaba el acceso de los subalternos a la educación.

4. Correo del Cauca, enero 18 de 2005, pag.377.


5. Importa destacar que el autor del documento que estamos trabajando dejó expresa constancia que
los soportes empíricos de su escrito, "Historia de la Biblioteca Piloto Departamental del Valle "Jorge
Garcés Borrero", en, Revista Cali Viejo, No 1, 1977, fue recogida, ordenada y redactada por el
pedagogo y hombre de letras, Don Gerardo Romero Restrepo, en el tiempo en que ocupó la
dirección de esa entidad cultural. "
21
22 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

Esta Biblioteca fue la única que funcionó hasta 1953 cuando fue fundada la
Biblioteca del Valle del Cauca. Habrá que decir que el trato dado por distintas
Administraciones a esta primera y enorme empresa cultural de Cali, no ha
sido la que se merece, sobre todo en lo relativo a localización, dotación,
mantenimiento, expansión y presupuesto. En ella se encuentran numerosos
libros, que no se hallan en ninguna biblioteca del país, excepción hecha quizá
de la Biblioteca Nacional de Bogotá.
El Cali actual, solidario debe darle la mano para que, sólidas y refrescadas,
pasen a la otra orilla del futuro, dos entidades que hacen parte íntima de su
historia cultural: de un lado, la Biblioteca Centenario, durante medio siglo la
única biblioteca pública existente en la ciudad y, del otro, el Colegio de Santa
Librada, que durante 79 años del siglo XIX fue el único Colegio de bachillerato
existente en el poblado. En este Colegio, sin afanes por las armas, se formó en
ese tiempo una buena proporción, pluriclasista y multiétnica, de ciudadanía
caleña ligada a un pensamiento crítico de inspiración, más bien, secular.

2.6. Estudiaban en la escuela primaria y se educaban y asimilaban una cultura


educativa

'En la primera década del siglo, Cali


se acercó a su niñez con una apuesta de
educación primaria.
En contraste, Bogotá y Medellín lo
hicieron con instituciones como la Gota
de Leche, los Asilos y las Granjas".
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

Pero, no podemos dejar por fuera la dimensión que señala que, entre otras de
las cosas que, en la cotidianidad de la primera década del siglo hacían los
caleños, estaba el estudiar. Aunque la cifra no es precisa, para 1910, alrededor
del 60% de los caleños eran iletrados, no sabían leer ni escribir. Constituye
éste un dato prudente pues, para 1918, de acuerdo con el Informe del Alcalde
publicado en la Gaceta Municipal de diciembre de ese año, el 51% de los
aldeanos no sabían leer ni escribir mientras que un 1% leía pero no escribía.
Porcentaje éste, por cierto, muy favorable para la Aldea, pues Colombia, para
la época, tenía un 80% de analfabetas.
En la actualidad sabemos que la educación, en la medida en que nos instale
en la vida, cumple variadas e interrelacionadas funciones.
La primera de ellas es la instrumental de formar para ayudar sobrevivir, es
decir, de formar para el trabajo, que nos posibilita la supervivencia. Hasta ese
momento de 1910, el 60% de los caleños, para desempeñarse en el mundo del
trabajo y para adquirir las destrezas y habilidades necesarias para
desempeñarse en él, no habían tenido otro recurso que el de las faenas
cotidianas que habían venido desempeñando en las haciendas, latifundios y
talleres artesanales, mundo ése al que ya se encontraban enganchados
numerosos niños. Es decir, el trabajo era su Escuela: aprendían a trabajar
trabajando y asimilando la cultura laboral, que les legaba el pasado. Esto no
obstante, en la primera década del siglo XX, en Cali se hizo un esfuerzo notable
por facilitar el acceso de los niños a la Escuela primaria. En 1910 en el burgo
caleño, según el Visitador de Instrucción Pública, había 32 establecimientos
de instrucción, 18 públicos y 14 privados para un total de 4.216 educandos,
casi todos en primaria. 1 No puede sino llamar la atención el porcentaje elevado
de estudiantes de primaria que había en el poblado en 1910, tanto en relación
con el casco urbano como con la población económicamente activa. En medio
de un 60% de analfabetas, a la instrucción pública había accedido el 17% de
la población de la aldea, una cantidad ligeramente inferior a la población
económicamente activa, que era, más o menos, la cuarta parte de la población
total. Como sustentara el profesor Javier Fayad, efectivamente existía en Cali
una institución escolar especializada en niños.2
Pero, en las sociedades donde, de modo necesario, existen los roles de
mandar y obedecer, la educación también debe cumplir la función de enseñar
la práctica del mandato racional y de la obediencia sana. En esta materia, ni

1. Sobre los establecimientos de educación pública y privada que había en Cali en julio de 1910, ver,
(http://www.lablaa.org/blaavirtual/historia/dos/dos7d.htm)
2. Fayad, Javier Alfredo. La niñez en Santiago de Cali a comienzos del siglo XX. Genealogía de
instituciones y construcción de subjetividad. Tesis para optar al Doctorado, abril 2006. Pgs. 225-227
23
24 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

antes ni ahora en el 2010 hemos avanzado mucho y, mucho menos, en ese


entonces cuando el principio de autoridad era el valor central de la cultura
social vigente.
Pero, la educación formal no sólo debe enseñar para el trabajo y para asimilar,
de modo sano y saludable, esas prácticas del mandato y la obediencia, sino
que, además, desde la subjetividad, enseña a vivir la 'vida', sea la que sea,
posibilitando la apropiación de una Cultura educativa orientadora en lo personal,
pues está cargada de valores y valoraciones sociales, positivas o negativas,
sobre los asuntos centrales de la cotidianidad. En el texto ya señalado del
profesor Javier Fayad, importante es la hipótesis sobre la existencia en Cali,
en la primera década del siglo XX, de una institución especializada en niños
como era la instrucción primaria, en contraste con otras ciudades, Bogotá y
Medellín, donde mayor trascendencia tuvieron otras instituciones de atención
a la niñez como asilos, gotas de leche y granjas agrícolas. Pero, tan importante
como esta hipótesis es aquella que liga esa educación primaria a procesos de
formación de ciudadanía asociados al progreso urbano, " La institución
educativa en Cali, escribió, tiene que ver necesariamente con el deseo del
progreso y crecimiento de la ciudad…; otro elemento es el auge de Cali como
capital…que moldeó necesariamente un tipo de institucionalidad con tareas
prioritarias, entre ellas la educación como sinónimo de progreso y de urbe…Cali
benefició en todas sus posibilidades el hecho del proceso de fortalecimiento
del ciudadano.' 3
Pero, a la educación para el trabajo, al educar para aprender la práctica del
mandato respetuoso y de la obediencia racional y crítica y al educar para
apropiarse de una cultura educativa posibilitadora de la realización personal
y colectiva, le falta el necesario complemento kantiano del educar para la
autonomía, para aprender a pensar y decidir por sí mismo. Continúa siendo
ésta la pata más coja de los procesos educativos, quizá por notorias fallas en el
cumplimiento de las otras tres funciones.
No se podrá olvidar, por otra parte, que la educación no formal, como
complemento o como alternativa, ha sido siempre el otro pilar de una formación
integral. Orientada a proporcionar alguna instrucción instrumental, ha
cumplido siempre un papel más importante en la transmisión de valores y de
valoraciones sociales, es decir, en asuntos relacionados con las Culturas
educativa y ciudadana. Se ha tratado, como escribió el profesor Renán Silva,
de aquellas "nociones necesarias para vestir la vida de un poco de fantasía…y
para someterse a ciertas normas mínimas de convivencia".4

3. Idem
4. Silva, Renán. La Educación en Colombia, 1880-1930, en, NHC, Tomo IV, 1989, pgs. 61-110.
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

En la segunda parte del siglo XIX, dos Culturas encontradas y en choque


casi permanente, hicieron presencia en la sociedad colombiana. Fueron ellas,
en primer lugar, una Cultura ciudadana secular que, próxima al partido liberal
y a las sociedades democráticas, mantuvo en alto el ideal de un ciudadano
laico, racional y liberal democrático fuese la que fuese la religión que
practicase; y en segundo lugar, estuvo la Cultura ciudadana religiosa que,
cercana al partido conservador y a las Sociedades Católicas, pregonó y valorizó
al ciudadano creyente, cristiano por excelencia y regulado en sus conductas
por la moral católica. Entre 1850 y 1870- la única etapa de claro acceso a la
modernidad que ha tenido la sociedad colombiana- la Cultura ciudadana
secular logró importantes avances quedando la Cultura ciudadana religiosa
en un lugar secundario, pero en permanente ebullición y choque; pero, entre
1880 y 1910 - una etapa de involución en términos de modernidad- se
cambiaron los papeles alcanzando ésta última el lugar dominante. Lo que en
definitiva enfrentó a esas dos culturas, sufriendo sus afectos otras subculturas
ciudadanas más ligadas a los actores subalternos (las subculturas indígena y
negra) fue la orientación de la educación, los valores en los que se debían
enhebrar las Culturas educativas y que, en la práctica, resultaban definitivos
en la determinación de las actitudes y conductas ciudadanas.
Fue ésa la época en la que la sociedad colombiana se polarizó alrededor de
la llamada 'cuestión educativa'. En 1870, cuando se puso en vigencia la reforma
de la educación, a sus partidarios se los llamó 'instruccionistas' reservándose
el duro nombre de 'ignorantistas' para sus opositores.5 En el nivel de los
periódicos la confrontación doctrinaria fue encarnizada. El periódico
conservador 'Los Principios', por ejemplo, propició en el Cauca la creación de
Sociedades Católicas destinadas a combatir las doctrinas radicales y
anticatólicas de los liberales en materia educativa. 6La guerra civil de 1876,
que tuvo como epicentro al Valle del Cauca, fue una guerra en la que la lucha
contra la reforma educativa de los liberales estuvo entre sus propósitos
centrales. Y para no sobreabundar digamos que el gran líder doctrinario de la
contra reforma educativa, el Arzobispo de Popayán, Monseñor Bermúdez,
no tuvo el menor empacho en declarar, "no importa que el país se convierta
en ruinas y escombros si la bandera de la religión puede elevarse triunfante".
Acto corrido, bajo pena de excomunión, prohibió a sus fieles matricular a sus
hijos en las escuelas públicas oficiales'.7

5. Loy Mayer, Jane. Los ignorantistas y las Escuelas: la oposición a la reforma educativa durante la
Federación colombiana. En, Revista colombiana de Educación, No 9, Primer Semestre 1982.
6. "Los Principios", Popayán, 30 de septiembre de 1873; 14 de enero de 1875; 17 y 27 de marzo de
1876; "Boletín Cultural y Bibliográfico", No 22, Vol. XXVII, 1990.
7. Silva, Renán. Op.cit. Pgs. 61-110.
25
26 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

Al recibir esta información, no faltarán algunos de ustedes, que piensen


que los liberales colombianos del siglo XIX eran ateos o que, por lo menos,
pretendían reemplazar a la Iglesia Católica por otra religión. Pero, ni lo uno ni
lo otro. Aún más, la mayoría de ellos iban a misa. Digamos que la reforma
educativa de 1870, más que anti-religiosa, fue una apuesta educativa
estatalmente a-religiosa. Simplemente que el Estado no se casaba con ninguna
religión. Si la enseñanza de la religión y de la historia sagrada salía del Plan de
Estudios, sin embargo, las Escuelas tenían que garantizar "el tiempo suficiente
para que los niños, según la voluntad de sus padres, reciban dicha instrucción
de los párrocos y ministros". La Reforma de 1870 se limitó a, 1.declarar que la
Escuela pública era obligatoria y gratuita; 2. a definir la separación del poder
civil y eclesiástico en materia educativa; 3. a reivindicar la función docente
del Estado; 4. a enhebrar una alianza institucional entre el Estado Central, los
Estados Federales y los Distritos Municipales para el financiamiento de la
propuesta; y 6. a llevar a la práctica esos postulados en procura del despegue
educativo.
En ese marco, en materia de Cultura educativa buscó la formación de un
ciudadano laico, racional y liberalmente democrático fuese la que fuese la
religión que practicase.
Pero, muy pronto, más temprano que tarde, con la llegada de la Regeneración
y de la Constitución de 1886, el modelo de instrucción primario ideado en
1870 se puso 'patas arriba' así, 1.se declaró que la Escuela pública era religiosa
y gratuita pero no obligatoria; 2.se definió la unidad del poder civil y eclesiástico
con el predominio de éste en materia de control y manejo de la educación; 3.
se reivindicó la función docente de las personas y organizaciones privadas
asignándosele al Estado un papel subsidiario y complementario en materia
educativa; y 4. al declararse en la Constitución de 1886 que la religión católica
era la de la nación y que, por lo tanto, era "un elemento central del orden
social", se fijó que, por lo tanto, la educación pública sería "organizada y dirigida
en concordancia con la religión católica".
En ese marco, en materia de Cultura educativa, La Regeneración buscó un
ciudadano cristiano y creyente, por excelencia, además de que regulado, en
su conducta cotidiana, por la moral católica. Ya en el plano de los distintos
ámbitos de la vida social, así recogió el profesor Edgar Vázquez ese ideal de
educando, del maestro y del padre de familia, ciudadanos, virtuosos y
ejemplares y orgullo de la institución escolar que los formó, "La familia, la
iglesia y la escuela, espacios cotidianos de los niños, jóvenes y adultos, eran
instituciones donde se inculcaba la moral tradicional, el respeto irrestricto a la
autoridad patriarcal, la abnegación y la sumisión de la mujer; y al varón, la
protección, el cuidado, y el respeto a la esposa al punto de no suscitarle
desbordamientos amorosos; la reducción de las relaciones sexuales al
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

matrimonio católico; la estricta obediencia de los hijos que no podían pedir


explicaciones y razones sobre las órdenes y mandatos de los padres, el respeto
con humildad a los superiores 'en edad, dignidad y gobierno', el encubrimiento
del cuerpo, especialmente el femenino, mirado como fuente del deseo
pecaminoso, el cuidado de incurrir en escándalos que hirieren la moralidad
de la 'gente bien', la observancia en todo lugar y momento de los 'buenos
modales' y las normas de urbanidad tradicionales, eran los valores de la moral
tradicional" .8
En 1903 se promulgó la ley 39, reglamentada por el decreto 491 de 1904,
que constituyó el soporte jurídico del sistema educativo colombiano en las
primeras décadas del siglo XX. Del siglo XIX se mantuvo la idea del
financiamiento tripartito de la instrucción pública, con la participación de la
nación, de los departamentos y de los municipios. Garantizado por el Estado
el papel protagónico de la iglesia en el manejo y control de la educación,
garantizadas las condiciones para la imposición de una subcultura ciudadana
de inspiración religiosa, no quedaba pendiente sino un asunto central: El del
fortalecimiento, desde la educación, de la unidad nacional. 9 Desde un eje
curricular con asignaturas centrales como religión, historia sagrada, historia
cívica y urbanidad, a lo que se agregaba el rezo frecuente en clase, la izada de
la bandera y el canto del himno nacional, se esperaba que los niños bebiesen
valoraciones sociales altamente positivas sobre su patria, sus héroes y
congéneres, y sobre las autoridades vigentes.
Con frecuencia se ha dicho que el componte de instrucción de los Planes de
Estudio de la época de la Regeneración se quedaba en la mera especulación.
Pero no. En esa época se planteó la necesidad de una instrucción práctica
ligada a un necesario progreso técnico económico. No fue éste el asunto central
de la discusión sobre la "cuestión educativa" sino, más bien, el ligado a los
valores subyacentes al modelo pedagógico, el respeto absoluto a la autoridad
del profesor y al imperio del magíster dixit, el dogmatismo y la más estricta
disciplina. Digamos que en esa época el aparato educativo y aún los Planes
de Estudio empezaron a modernizarse, pero sin entrar en la modernidad. El
modelo era el Presidente Reyes: mucho progreso técnico, mucha
modernización capitalista pero sin facilitar el acceso a la modernidad. Como
decir, mantener intenso el eje curricular religión-historia patria- instrucción
cívica y urbanidad, abrirse a nuevas disciplinas prácticotécnicas, pero todo
ello inscrito en una ideología educativa dogmática y en un manejo institucional
autoritario y disciplinario de los educandos.

8. Vásquez, Edgar. Historia de Cali. Op. Cit. Pgs 164 y sgts


9. Silva, Renán. Op. Cit. Pg. 7
27
28 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

Veamos un solo ejemplo. Fiel a uno de los principios de su apuesta educativa,


el de encargar de la educación a organizaciones privadas, a las Comunidades
religiosas, sobre todo, en 1889 el Gobierno trajo a Cali a los Hermanos Maristas.
Venían con el encargo de dirigir uno de los Colegios más santanderinos
republicanos del siglo XIX, El Santa Librada. El hermano Hermancio fue su
primer rector, "enérgico pero culto, escribió de él Andrés J Lenis que fue su
alumno, difundía en su redor un ambiente de cariñoso y espontáneo
acatamiento. En él la prudencia era energía y el don de mando suave yugo.
Cuando se presentaba en las aulas para hacer observaciones, el silencio de los
alumnos se hacía tangible y ponderoso." 10 A Hermancio lo acompañaron seis
hermanos más. El Secretario de Gobierno del departamento del Cauca, con
expresa autorización del Ministro de Instrucción pública, hizo entrega oportuna
del "colegio con todos sus enseres, pudiendo hacer en aquel (en el edificio)
las modificaciones que estimen convenientes". Los Hermanos se
comprometieron a dar, de un modo gradual, 21 materias encabezadas por
"Religión e Historia Sagrada". Se trataba de un Plan de estudios equilibrado,
entre tradicional y práctico instrumental, destacándose en este segundo eje
materias como, topografía y agrimensura, contabilidad, y nociones de industria
y comercio. A los hermanos, se les otorgó la facultad de "adoptar los textos
que juzguen más convenientes". Cuenta Andrés J Lenis que cuando les hicieron
el examen clasificatorio, él, al observar al hermano evaluador, pensó que éste
se estaba diciendo para sus adentros, "¿Por qué no estarán estos muchachos
con el busto desnudo, cubierto lo pudendo con taparrabo y luciendo en el
pellejo pintorescos tatuajes como sus pasados antropófagos? '.11 Ese examen
preparatorio aunque recogió cuestiones sobre gramática, geografía y
aritmética, estuvo muy centrado en religión e historia sagrada. Esto no obstante,
Lenis avaló el carácter docto y moderado de esos hermanos., que sólo se
estremecían cuando algún alumno se atrevía a preguntar, con dudas, sobre
cuestiones de dogma, "recuerdo que un día, escribió el famoso cronista caleño,
en los momentos en que nos hablaba de los dioses indios y explicaba la
formación de la Trimurti, con sus tres personalidades que constituyen el dios
supremo: Brama, Vichnú y Siva, algún alumno ingenuo lo interrumpió
diciéndole: 'Hermano, de esa creencia , posiblemente, han tomado la idea de
la Santísima Trinidad..!". El religioso enrojeció, una ola de sangre anubló su
semblante; pensé que iba a estallar en cólera; pero reprimiéndose, y sin palabras
duras y agresivas, explicó la paridad de las dos explicaciones en tono casi
benevolente:-'Dios ha permitido siempre que los hombres, hasta en el estado

10. Lenis,Andres J. Op.cit.


11. Idem. P.57
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

salvaje, tengan un vislumbre de las grandes verdades eternas'. Luego, en calma,


reanudó su parlamento".
Fue así como en el marco de la subcultura educativa dominante durante la
Regeneración esos hermanos, cuya llegada había causado novedad en el burgo
caleño, tolerantes en las reacciones temperamentales, de modo intolerante y
diplomático imponían 'su norma de fe: Magíster dixit'.
Digamos algo sobre lo académico y lo extra-académico en la Escuela
primaria de la primera década del siglo XX. Casi todos los seres humanos
recordamos la Escuela de la infancia por los métodos con nos metían la
instrucción, así como por las experiencias vitales en ella vividas. "En esos
tiempos los juegos de la juventud eran las bolas de cristal o canicas, la rayuela,
los chanclos, el trompo, el balero, y diariamente se asistía a misa, se rezaba el
rosario y las clases se iniciaban con una oración. La asistencia a misa 'en
uniforme' era obligatoria y en las fiestas patrias - 20 de julio, 7 de agosto, 12
de octubre y 11 de noviembre- los Colegios y Escuelas "asistían en corporación
a desfiles y a las celebraciones en la Plaza Caycedo, portando banderas y
uniformes de gala, con el propósito de crear efectos patrióticos e inculcar
respeto por la Bandera e Himno Nacionales".11 Por algo, el paquete más
importante de materias lo constituían Religión e Historia Sagrada- recordar
al Padre Astete-, Educación Cívica - "salud adorada bandera que un día/
batiste tus pliegues allá en Boyacá'- y Urbanidad- todavía arrastramos en el
caletre al venezolano Carreño-. Ese paquete en su conjunto era el que cada
día conectaba a los niños con la vida cotidiana modelando la conducta y
atajando o animando los impulsos vitales. Era y funcionaba como un informal
Código infantil que, aunque también se expresaba en conductas externas,
ante todo y sobre todo, modelaba la subjetividad de la niñez. Esto no obstante,
un librito, 'La Alegría de Leer' ideado por Evangelista Quintana, todavía
reproduce en muchos adultos la estética y el placer de la Palabra, dicha o
escrita. Antes de la aparición de este sabroso texto, a la 'palabra' se entraba
con el llamado método Palmer que "se iniciaba haciendo largas planas de
palitos y círculos". Esto en algunos casos, porque en otros predominaban los
coscorrones.
En la Escuela, en general, la época más angustiante era la de los exámenes
previos llamados 'sabatinas' cuando el para-educador central era el párroco.
A ellos también asistían el Alcalde, el Inspector Escolar, los padres de familia
y todo el curioso que quisiese. A esos exámenes se iba con zapatos
domingueros, y quien más preguntaba era el cura párroco que se preocupaba,
sobre todo, por precisar cuánta historia sagrada tenía cada uno en la cabeza.
En esa época, al actual computador lo reemplazaban los lápices y el tintero.
En éstos, acumulada, se encontraba la información, sólo que para obtenerla

29
30 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

había que aprender a manejarlos con la ayuda del profesor y de una larga
regla represiva y de sus coscorrones. El manejo del tintero, constituía un
verdadero drama, "los tinteros, recordó unos de los asistentes a las tertulias de
la Cámara de Comercio, se llevaban colgados y amarrados con una piola y se
les colocaba una especie de ruana que servía para limpiar la pluma. Todo ello
originaba que la mayoría de los alumnos anduvieran con los dedos y ropas
manchadas con tinta".12
Al correlacionar educación y vida presente y futura, esto escribió un
intelectual orgánico de la época, Ezequiel Gamboa Young, en julio de 1910,
'La religión es el verdadero fundamento de toda instrucción y de toda
educación. Por mucho que un hombre se distinga en las ciencias, si no tiene
sentimiento religioso podrá excitar el aplauso de las gentes pero no alcanzar
consideración verdadera".13
Fue así como sobre la niñez, y, sobre todo, sobre ese libro mental para vivir
la vida que llevamos todos en la cabeza y que en la actualidad denominamos
cultura, cayó el peso de la subcultura ciudadano religiosa vigente. Fueron
otros tiempos y otros horizontes de vida, vale, decir, otra fue la Cultura
educativa. Esto no obstante, hace cien años, ésta también valoraba una
educación inscrita en procesos y dinámicas de formación de ciudadanía.

2.7 Se aventuraban en excursiones a los Farallones de Cali

12. "Tertulias del Viejo Cali" .Cámara de Comercio de Cali. Educación, Cap.X. Op.cit. Pgs. 139-151
13. Idem."
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

"Tiempos hacía que sentíamos


verdaderos deseos de hacer una
excursión a los picos conocidos
como los Farallones de Cali". 'Allí,
extasiados, descubrimos tres climas y
tres vegetaciones'.
(Texto escrito por los excursionistas)

Finalmente, no nos privemos de esta Excursión a los Farallones de Cali donde


los excursionistas, extasiados, al pasar por tres climas observaron y disfrutaron
de tres vegetaciones distintas He ahí aquí un bien logrado, aunque, parcial
relato de tan interesante excursión (1):

"Cuando tanto se habla en Colombia de progreso material...; cuando


diariamente se habla de la introducción de nuevas industrias, creemos que no
será despropósito, si a la vez que hacemos una pequeña relación de nuestra

31
32 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

excursión, damos alguna noticia de una empresa que atañe muy cerca a Cali,
y que sin ruido ni ostentación se está llevando a cabo en el corazón de los
Farallones de Cali.
Tiempos hacía que sentíamos verdaderos deseos de hacer una excursión a
los picos conocidos con el nombre de los Farallones de Cali…Pudimos realizar
nuestro anhelo gracias a la amistosa invitación que nos hizo Don Guillermo
Chávez, para bendecir el molino instalado en la mina de oro que tiene en
explotación en la falda oeste de la Cordillera occidental de los Andes…
Hermosa es, en verdad, la perspectiva que de lejos presenta la cordillera…sus
múltiples picos, todos de forma cónica, parecen centinelas gigantes que puestos
sobre una elevada y fuerte muralla custodian día y noche…Calculamos que
de Cali a la mina del Socorro hay una distancia de 40 a 45 kilómetros, pues
invertimos cerca de ochos horas en el viaje. Durante la travesía no nos
cansábamos de mirar la magnificencia de una naturaleza salvaje que se
presentaba ante nuestros ojos con la rica y exuberante vegetación que ofrecen
los trópicos: árboles gigantescos que parecen desafiar los picos de las cordilleras
donde nacen; helechos de extraordinaria grandeza, que recuerdan al
excursionista las primeras épocas de vegetación de nuestro globo, y hermosas
parásitas que si llenan de admiración por la belleza de sus colores, roban
particularmente la atención por lo caprichoso de sus formas. A todo esto, que
hubiera inspirado al hombre menos poeta, hay que agregar la topografía
particular del terreno por demás accidentado y que ofrece al viajero ya
profundas quebradas en cuyos abismos se oye el lejano rumor de las aguas,
ya hermosas cascadas que recrean la vista; aquí un precipicio, más allá
elevados riscos o peñas que parecen desplomarse; y mientras tanto hay que ir
ascendiendo siempre por una cordillera que tiene tres mil metros de elevación
sobre el nivel del Pacífico, pudiendo observar el excursionista, durante el
ascenso, que desde el pie de la Cordillera cambia tres veces la vegetación,
debido, sin duda, a las tres diferentes temperaturas que dominan en la zona la
sierra. No se cansa la mente de admirar las grandezas de la naturaleza en tales
lugares; pero al llegar al punto llamado Bellavista, y después en la cima misma
de la Cordillera se puede espaciar la vista por permitirlo el desmonte hecho en
la primera y a causa de la elevación de la segunda, no podemos menos de
lanzar una exclamación al ver el hermosísimo panorama que se presenta.
Nada más bello habíamos contemplado, que el paisaje ofrecido a nuestros
ojos ese día. A nuestros pies se divisaban los montes y las alturas de Pichindé;
los picos conocidos por peñas blancas y también con el nombre de peña del
muerto a los montes donde el jaguar o tigre, el oso y otros animales son los
únicos moradores de estas selvas…
Después de haber contemplado llenos de entusiasmo tan hermoso panorama,
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

empezamos a descender hacia el Pacífico para admirar otro paisaje no menos


bello aunque de muy diferente orden, pues si bien se aprecia a nuestra vista
una exuberante vegetación…eran ya plantas y árboles gigantes que habían
llamado nuestra atención, en la falda este de la cordillera, sino más bien un
género de arbustos y otras especies vegetales para nosotros desconocidas. En
vez de las altas cimas de la Cordillera central, del nevado del Huila, y del
hermoso valle caucano, que poco ha contemplábamos mirando hacia el oriente,
veíamos ahora una vasta serie de sierras y colinas que enlazadas formando
estribaciones de los Farallones, iban como escalonándose hasta el nacimiento
de las selvas del Chocó, aparecen como selvas interminables; más allá, y
perdiéndose ya en el horizonte, el mar de Balboa, la isla Gorgona y la bahía de
Buenaventura, todo lo cual ofrece uno de los más pintorescos panoramas que
puedan admirar los ojos, panorama que aumenta en hermosura cuando al
declinar el día y próximo el ocaso del rey de los astros, parece sumergirse en
las aguas del Pacífico que tiñe en mil variantes colores las nubes, que a su vez
dibujan las formas más caprichosas…
Después de casi una hora de descenso llegamos a las minas de oro, principal
objeto de nuestra excursión, y habiendo admirado las maravillas de la
naturaleza, o hablando con más propiedad, de Dios, íbamos a ver las obras del
hombre que hace esfuerzos de gigante para luchar con su naturaleza. Para
llegar al molino situado al fondo de la quebrada Santa Isabel, es necesario
bajar a pie por el camino abierto en una especie de derrumbadero y que
haciendo zigzag desciende hasta el lavadero de oro. Aquí es donde
principalmente échase de ver la enérgica voluntad de los señores Chávez e
Eastman y basta examinar con alguna detención las obras que se van llevando
a cabo, para tener la persuasión de que son energías las que faltan en
Colombia…. 1

2.8 Y en materia de juegos y de construirse un medio ambiente sano y


saludable, ¿qué hacían ayer y qué hacemos hoy?
Ahora un poco de paso, invitamos a todos, niñas y niños de Cali, para que
vayan a las cafeterías de sus respectivos colegios y verifiquen cuáles de estos
sabrosos 'mecatos' se continúan exhibiendo para la venta en sus vitrinas,

"Colaciones, Bananas, Bombones,


Bocadillos, Veleños, Bizcochuelos,

1. Revista Caucana, Cali, 1 y 3 de octubre de 1908. ( El texto presentado fue elaborado por uno de los
excursionistas)
33
34 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

Chancaca, Chancarina, Cucarachas,


Conservadores, Chocolatines, Cucas,
Cuaresmeros, Cucuruchos, Gelatinas,
Dulce de guayaba, Brevas confitadas,
Obleas, Melcochas con maní o corozo,
Cocadas, Gauchos, Liberales, Panderos,
Pandebonos, Pandeyucas, Pandehornos,
Pirulíes, Rosquillas, Suspiros
y Empanadas de Cambray…".
Y también los invitamos a contrastar, desde esta época de juegos robotizados,
muchos de ellos muy sabrosos, cómo se divertían sus infantiles conciudadanos
de hace un siglo jugando a las
"Bolas de cristal o Canicas,
La Rayuela, los Chanclos,
El Trompo, Los Baleros,
Las Cometas…"
o 'deslizándose por una de las faldas de los mangones de San Antonio
sentados o estirados sobre cueros, hojas de palma o tablas.' Y ya que hablamos
de cometas, como para recordar el lindo verso de Luis Vidales, "Fíjense si por
allá en su cielo/están las cometas que perdí cuando era niño".
Otro interesante ejercicio podría ser el que en las clases de Ecología
confronten, en lo que a movilidad y medio ambiente limpio se refiere, la
plácida y bucólica tranquilidad de esa aldea en la que en 1913 sólo había dos
carros…
No se trata de confrontar para divertirnos,
burlarnos o añorar sino, sobre todo y ante
todo, para continuar aprendiendo a vivir
este dificultoso pero fascinante mundo actual.
Por estos años del 2009, los del calentamiento global, los caleños ya no
sabemos qué hacer con el volumen de carros que circula por nuestras todavía
estrechas calles e insuficientes autopistas expeliendo a todo segundo dióxido
de carbono.
Pues bien, como contraste anacrónico, digamos que en 1913 por las calles
de Cali circulaba un solo y único automóvil y que, en 1959, por sus avenidas
trepidaban ya 16.809 automotores. Se trataba de un "Reo", de color negro,
conducido por el ciudadano alemán Ernesto Seyfardh, cojinería de cuero y
una bocina aguda, que, al escucharse a varias cuadras de distancia, impulsaba
a bestias y transeúntes a la más obligada carrera. Lo había importado Don
Alfonso Vallejo, y, en medio de múltiples dificultades, lo habían traído en
tren, con sus partes empacadas en cajas, hasta Mulaló en la parte baja de la
Cumbre. Enseguida, habían subido las cajas al pequeño tranvía que unía a
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

Primer carro en Cali

Fuente: Archivo Fílmico y Fotográfico del Valle del Cauca

'¡Qué Villa tan sana y saludable! En


1913 en Cali no había sino dos carros.
La gente nunca había visto un
armatoste similar…
Cuando sonaba su bocina ciudadanos
y mulas, despavoridos, salían
corriendo.'

Cali con Puerto Mallarino…"no se trataba de un tranvía de mulas ni de un


tranvía eléctrico. Las cajas fueron transportadas en un vagón halado por un
pequeño trencito movido a vapor que poseía el deslumbrante nombre de
'tranvía de Cali '". A los pocos días el automóvil se dedicó a recorrer
continuamente, ida y venida, la única calle del poblado que no tenía acequia
haciendo el trayecto entre La Merced y San Nicolás donde terminaba la aldea.
Enorme fue la sensación que despertó el carro importado por el Señor Vallejo.
Entre los caleños, nunca habían visto un armatoste similar. Hasta entonces,
como relató Andrés J Lenis, nadie había podido imaginar un aparato así, que
rodase por su propio impulso movido por unos fierros, que le daban vueltas a
las ruedas. Unos meses más tarde se formó una empresa que importó otro
automotor. Fue un FORD. Pero, efímera fue a la vida de esta empresa, porque
35
36 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

un día del mes de agosto de 1914, en la carrera 5ª con calle 12, Cali presenció
el primer accidente automovilístico de su historia. Por chambonería del chofer,
el cartagueño Jerónimo Castillo, el auto se estrelló sobre la pared de la casa
de Doña Inés Camacho de Ocampo. Hubo cinco heridos, tres de gravedad,
entre ellos el chofer y Don Ulpiano Lloreda González, que pasaron varias
semanas en el Hospital de San Juan de Dios.

2.9 También se iniciaban en el debate ciudadano

Hoy sabemos con mayor certeza que el habitante de la ciudad que se ha


hecho sujeto social ciudadano, a todo hora debe reivindicar su participación
en los asuntos centrales de la polis. Otro asunto que en la actualidad es materia
de permanente debate, es saber si existe una opinión pública o si, por el
contrario, lo que por ella entendemos no es más que la opinión de los medios
de difusión. Hace cien años, los caleños se iniciaron en importantes debates
ciudadanos, pero casi siempre lo hicieron o motivados por los artículos de
los pocos periódicos que existían o porque éstos eran receptivos a las demandas
y reclamaciones que, sobre distintas materias, hacían uno u otro ciudadano
Veamos algunos ejemplos. Primero, el debate sobre la licitud o no licitud
del baile.
Sucedió el 31 de diciembre de 1908. Don Jorge Pineda, dueño de El Gran Club, había
organizado un suntuoso baile. "De este modo, narróAndrés J Lenis, los concurrentes a la fiesta
esperarían, en alborozada vigilia, entre alegres músicas, animados diálogos, tintinear de copas y
variadamovilidaddedanzas,lahorainicialdelaño-nuevo".Albaile "asistierondamasycaballeros
de lo más selecto de este medio social" Hasta ese momento el baile había sido legitimado en Cali
como algo corriente, normal y sencillo. "Jamás habíanse hecho reproches a nuestras mujeres,
escribió Lenis, un liberal republicano y tolerante, por lo tanto, por el solo hecho de concurrir a
estos esparcimientos". El propio clero había aceptado el baile como necesario para el
desenvolvimiento de la vida ciudadana. Esto no obstante, un representante del sector regresivo
del Convento de San Francisco, se lanzó lanza en ristre a la palestra. Se trató del PadreAlfonso
María Morquillas, religioso español, que, secundado por un grupo de frailes peninsulares y por
una cohorte de beatas, montó en santa cólera y puso a circular un folleto bajo la pregunta, ¿El baile
será lícito? En ese folletín se hacían duras y acusadoras insinuaciones contra los asistentes al
baile del Gran Club, "Por de pronto, escribió Morquillas, tenemos setenta mil pesos ($70.000.00)
que han cambiado de dueño, amén de los gastos en trapos, cosméticos y otros menjurjes; una
noche de claro, que diría Cervantes.; exquisitos baños termales y por ventura algo que consultar
a los discípulos de Hipócrates". Para el reverendo, de las miradas entre personas de ambos y
sexos y la cama había la más lógica continuidad, "La vista, escribió, se recrea en miradas nada
conformes a la honestidad; el oído se lisonjea con melosas y tiernas palabras, que en unión de los
dulces sonidos de una música afeminada hieren las fibras y tocan las cuerdas más delicadas de un
corazón predispuesto a la ternura y al amor. En tal situación surgen pensamie ntos en disonancia
con el deber y con el honor; ofúscanse las luces del entendimiento; se ahoga el grito de la
conciencia; desaparece la idea de lo que debemos a Dios y a nosotros mismos; hablan con energía
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

las pasiones, y dejándonos llevar dulcemente por lo que tanta suavidad nos seduce, se pierde la
inocencia…a la vez que nuestro ángel tutelar vela su rostro para no presenciar la fealdad que llena
nuestra alma".
En resumen, de acuerdo con los santos de la iglesia y con el reverendo Morquillas el baile
en sí era moralmente condenable, pues los exegetas habían dicho que "los mejores de los bailes
no son buenos, y encierran grande peligro cuando intervienen personas de ambos sexos". El
libelo del padre Guardián cayó en Cali como una bomba explosiva. Hubo hojas volantes y
provocó un debate público alrededor de las tesis del Torquemada criollo. En medio del debate,
Morquillas caracterizó ese baile concreto como asociado a una moralidad de clase, y dijo que si
para algunos de los participantes en el debate en ese baile no había habido "más que virtud y
moralidad", había sido porque el evento se había realizado "en los barrios altos de la ciudad"; pero
que si se hubiese realizado en las localidades bajas, realizados por personas no honestas o que
bailasen "con maneras indecentes", lo habrían tenido por ilícito. Con motivo de tanto agite, todo
el mundo en el poblado se envolvió en una semana de dimes y diretes. Conmocionados todos por
el tono de ese debate, los más honradamente pacatos, pudieron pensar, como precisó Lenís,
"¿Cómo pudieron estos cristianos de Cali atreverse a bailar?". Esto no obstante, Don Mariano
Arguelles, uno de los polemistas que le había salido al paso al Padre Guardián, acusó, según
Lenis, " de imprudencia al reverendo franciscano por el lenguaje empleado en sus ataques contra
el baile , y por la crudeza y escabrosidad de las citas teológicas, sobre todo; y sostuvo, asimismo,
que había notoria injusticia en tal intervención, tendiente a denigrar e impedir unas fiestas muy
simpáticas, singularmente movidas, aceptadas sin reparo en toda sociedad culta, e
'indiscutiblemente honestas' ". De cara a este suceso, un periodista de la época, un generador de
opinión pública como decimos hoy, ubicó, de modo sano, el papel de la palabra en las discusiones
públicas ciudadanas. Fue el caso del ya citado Don MarianoArguelles.Así adelantó el problema
de la relación entre la verdad y la palabra, "La forma, escribió en El Correo del Cauca, es decir el
lenguaje en que está escrito el folleto y los términos de que se vale el PadreAlfonso para
insultarme, los dejo a estimación de la sociedad sensata y pensadora. Ella comprende que insultos
no son razones, y que quien a dicterios acude evidencia que de su parte no están ni la verdad ni
lajusticia.Laverdadpuedeindignarse,peroserenayfuerteporsímisma,nuncaempleaellenguaje
procaz de la sinrazón".
'El Correo de Cauca', por su parte, recogía las miradas críticas de la
ciudadanía sobre las conductas de las autoridades municipales. Le escribo,
señaló un lector, para "decirle a Usted que por estos lados de la Posada del mal
abrigo, no está la situación mejor que en otros puntos de la república. Y sabe
usted qué es lo que hay! Aunque parezca paradoja, lo que hay, es que no hay.
No hay café, no hay cacao, no hay billetes, no hay trabajo, no hay nada; pero
sí hay miseria. Mientras tanto, sentimos congoja en el espíritu, pero ¡hay!, hay
música y con ellas nos alentamos, hay periódicos y con ellos nos animamos,
hay libros, y con ellos vivimos".
A veces pasamos unos sustos madres, pues al salir a la calle vemos en las
paredes unos grandes letreros que dicen: Pueblo, a matar el Alcalde; muera el
Alcalde, muera, muera, y como esto es horripilante y no podemos contener
nuestros nervios nos decimos: En qué tierra vivimos? - Habrá matasiña!.

37
38 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

Pero pronto pasan los días y con ellos vemos que los escritores de la muralla
han perdido el tiempo y su carbón, que el susto pasó, y que nos vamos
civilizando…no señor, que somos gente muy civilizada!
Cuánto gusto nos ha dado la noticia que ha llegado a la Posada del mal
abrigo, de que ustedes tienen ahora un buen Alcalde, pues ya se pude ver a la
Sultana del Valle limpia como tacita de plata y andando todo como debe y
como convino. Me parece que ahora pagaremos las contribuciones
voluntariamente porque veremos que ellas se invierten en el ornato de la
población.
Como estamos en tiempos un poco peligrosos en orden al orden público,
suplicamos a quienes nos lean que no vayan a creer que creamos que estamos
por estos andurriales en asuntos revolucionarios…Como íbamos diciendo,
somos progresistas, y si hoy somos reyistas decididos, como cuentan que
alguien que decía que era un conservador toda su vida, liberal entusiasta y
obandista rematado, casi que casi, estamos por decir que, aunque
revolucionarios, por inclinación, somos por este tiempo reyistas decididos…y
cuántos no serán de nuestra Escuela? Oh! Caracteres…¿A dónde sois ido?
Como estamos en época que llamará la historia de Concordia Nacional, se
nos tachará de que queremos alguna Secretaría si hemos de decir alguna frase
culta de aplauso a la administración del Dr Molina, quien aun cuando en
achaques de política y de Ferrocarril trató de contentar a todos sin contentar a
nadie, es un buen organizador de la Hacienda Pública, y emprendió en la
composición de los caminos, cuya sola nota es suficiente para merecer bien
de la patria….".
Finalmente, en esa época de transformación del espacio físico urbano, hubo
fuertes debates, recogidos y auspiciados por los periódicos, sobre asuntos de
interés público. Tal fue el caso, por ejemplo, de las reacciones que provocó
un impuesto a la plusvalía que habían obtenido algunas edificaciones
favorecidas por el mejoramiento y embellecimiento de las calles. Excelente
ocasión ésta que se nos presenta para contrastar las reacciones de ciudadanías
históricamente distintas de cara a problemas de interés público. Ocurrió que
algunos de los favorecidos por las obras pero afectados por el impuesto,
protestaron y preguntaron por el soporte jurídico de la medida en una coyuntura
en la que el presidente Reyes acababa de decidir que el impuesto producido
por ciertos caminos se dedicase al mejoramiento de las calles de los poblados.
De todas maneras, el Alcalde mantuvo vigente la decisión del impuesto de
valorización.
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

3 GENERABAN CONFLICTOS Y, DEALGÚN MODO, LOS TRATABAN

'En 1909 hubo un conflicto entre el


Alcalde y un ciudadano que fue
tratado mediante un adelanto
histórico de la pedagogía de las
'posaderas" y una muy contrita y
arrepentida confesión cristiana"

Recordemos, por ejemplo, cómo se resolvió un conflicto en 1909 entre un


ciudadano y el alcalde de la localidad. Ocurrió que el Alcalde Antonio Rivera,
que había evidenciado un enorme interés por los intereses públicos, por
motivos de contratos con el municipio, tuvo un duro altercado con Don
Enrique Vergez, ciudadano francés, avecindado en la aldea desde mucho
tiempo atrás y casado con una dama caleña. Palabras iban y palabras venían.
El alcalde mantenía la cordura, pero el francés fue entrando en cólera y le
soltó unas frases atravesadas y envenenadas. "Vea, Don Enrique, le manifestó,
el alcalde, lamento que usted se coloque en situación tan desairada, pero me
está poniendo en el caso de mandarlo a la cárcel". El francés que escuchó
'cárcel' y le soltó la palabrita, que todo extranjero aprende y dice sin ningún
trabajo. Acto seguido, el francés se agachó inclinando el busto hacia el suelo
y, con un súbito movimiento, se desabrochó la hebilla del pantalón y "le mostró
al alcalde todo el volumen desnudo de sus enormes posaderas". Fue así,
como el francés, con ese acto simbólico, se adelantó en un siglo a nuestro
actual Antanas Mockus con su pedagogía de las nalgas. El alcalde se quedó
atónito, se le suspendió el habla mientras Vergez, subiéndose los pantalones,
salía como un huracán. Más temprano que tarde, envió a un mediador, a un
cuñado suyo, que era un comerciante muy conocido en el medio. Don Antonio
estaba muy molesto con ese incidente. Esto no obstante, examinada al detalle
la situación, el Alcalde propuso una solución, más bien, teológica del conflicto,
"mire, Don Ricardo, le dijo al mediador, aparte del desacato personal, que yo
quiero pasar por alto, esto entra más bien en los dominios de la teología que
en los del Código penal; de tal manera que lo mejor que puede hacer el Señor
Vergez es confesarse para que lo absuelvan de ese gravísimo pecado".
Como se podrá observar, se trató de un conflicto entre una autoridad y un

39
40 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

ciudadano, resuelto o tratado de acuerdo con las lógicas de la Cultura ciudadana


religiosa que era la dominante.
Pero, en esa época también hubo conflictos, interinstitucionales, sobre todo,
que se quedaron sin un tratamiento humanamente enriquecedor, pues se
resolvieron evaporando el conflicto sobre la base de un acto de poder. Veamos
un ejemplo al respecto.
Fue en el año 1910. Al Cabildo de Cali, tras muchos años de dominio
hegemónico sobre él por parte de los conservadores inspirados en la
Regeneración, tuvo acceso un grupo de llamados neorrepublicanos que se
propusieron sacarlo de la postración en que había caído en los últimos cinco
años. Así caracterizó Andrés J. Lenis a este grupo de tolerantes, del que él
hacía parte, "el republicanismo, en efecto, preconizaba un espíritu de concordia,
dijérese, de armonía entre gatos y perros…la voz de la prudencia, lanzada por
el Doctor García Aguilera, no pudo contener la impetuosidad de Jorge
Zadwasky, la fe inconmensurable del chato Buenaventura ni el romanticismo
lírico de Lenis, seguidos por la buena voluntad de Don Guillermo Borrero,
Don Ricardo Nieto, Don Rubén Ordoñez". Pero, en ese Cabildo "admirable"
en el que neorrepublicanos, el anterior grupo, y conservadores (Francisco L.
Lotero, Juan de Dios Restrepo Plata, Julio Córdoba, Marcelino Calero R,
Samuel Benítez y Guillermo Borrero A ) hicieron alianza para sacarlo de la
postración, se presentó un conflicto ideológico-institucional muy fuerte, que
se congeló no por la vía del dialogo y el debate, como buscaron los
neorrepublicanos, sino, más bien, por la de las relaciones institucionales de
poder. Ocurrió con motivo de la elección de Don Enrique Castellanos, liberal
muy conocido y respetado en el ambiente social, como Comandante de la
Policía Municipal. Un Acuerdo municipal le había otorgado al Cabildo esa
atribución. En el contexto de ideas de la época, los conservadores no vieron
con buenos ojos que un liberal tuviese bajo su dirección y control el aparato
coercitivo local. Entonces, el Secretario de Gobierno de la Gobernación,
Ignacio Rengifo B, paladín de la causa conservadora, desconoció de plano la
facultad del Cabildo para efectuar esa elección. El Alcalde del municipio,
Ramón Carvajal, presentó renuncia y en el Cabildo se armó la gran bronca. El
Cabildo, de mayoría neorrepublicana, sostuvo a todo trance la legalidad de
ese nombramiento impulsando un sólido debate al respecto. De todas maneras
sus tesis se quedaron en el vacío cuando El tribunal de lo Contencioso
Administrativo evaporó el conflicto por la vía del poder institucional al
modificar, casi por completo, el plan orgánico de la policía municipal.
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

3.1 Participaban en la construcción de espacios públicos ciudadanos

'La Construcción de lo público


ciudadano: de La Plaza de la
Constitución al Parque Caicedo'.
Veamos cómo el caso más importante estuvo asociado a los reiterados
esfuerzos, desplegados entre los finales del siglo XIX y la primera década del
XX, por transformar la Plaza de la Constitución, sitio del mercado sabatino,
en Parque Caycedo como espacio público ciudadano por excelencia. No en
una sino en muchas ocasiones un amplio sector de la ciudadanía colaboró ya
con una ya con otra de las obras que, de modo progresivo, le fueron dando
forma al nuevo espacio. Fueron muchos los ciudadanos que, desde sus
condiciones pecuniarias, colaboraron con las múltiples colectas que se hicieron
para financiar la iniciativa.
Importa resaltar ahora algunas críticas que, desde Popayán, se le formularon
a esta iniciativa. En julio de 1905 el periódico "Paz" de Popayán recogió el
contenido de una "Nota Suelta" en la que, tras recordar que en Europa y Estados
Unidos los parques públicos eran para el Público, y que "allí los desheredados
de la fortuna encuentran cómo tomar el aire y el sol que no tienen en sus
habitaciones y donde dilatan sus espíritus que necesitan algo más que las
estrechez de las fábricas y talleres", en cambio, "se nos ha dicho de una ciudad
donde al parque o jardín público sólo dejan entrar los días de retreta a las
personas de cierta condición". Los firmantes de la nota, al calificar esa situación
como inusitada, anticristiana, inhumana, salvaje y contraria a los sentimientos
republicanos, terminaron señalando que la antigua aristocracia española
siempre había mirado por el bienestar de los desvalidos y que ahora "qué mal
quedaba en su lugar una burguesía con privilegios odiosos otorgados por la
calidad del vestido. Si el jardín proyectado en esa ciudad, concluyeron, diere
41
42 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

lugar a una cosa semejante que se quede en proyecto". Esa ciudad no era otra
que Cali y la burguesía aludida era la clase dirigente de esta ciudad. Sin demora
"El Correo del Cauca" recogió el guante destacando los inconvenientes de
todo género y las erogaciones que habían tenido que hacer para realizar la
obra "varios caballeros caleños y otros avecindados en la población" que
"concibieron la feliz idea de hacer un parque en la Plaza de la Constitución".
"Las familias honradas de los artesanos, anotó el periódico, tienen libre
entrada al parque y mal podríamos impedirle su acceso, pues que la honradez
y el trabajo son los únicos pasaportes en las sociedades republicanas". Esto no
obstante, según el editorialista, existían unos enormes peligros: que "nuestras
familias escapen siquiera de la presencia de las Margaritas Gautier que
desgraciadamente pretenden ocupar puesto de honor en esa clase de
espectáculos y que el rapazuelo malcriado no profiera delante de las damas
sus vocablos licenciosos".
Esto no obstante, la historia contemporánea de Colombia nos demostraría
cómo casi todos los esfuerzos que se han hecho en el país por construir lo
público, han estado teñidos de una buena dosis de patrimonialismo, vale decir,
de 'apropiación privada de lo público'. Fue así como en 1910, alguna fracción
de la aristocracia caleña pensó que, de muchos modos, la Plaza Caicedo era
"parte de su patrimonio personal" y que, por lo tanto, podía impedir el libre
acceso a él a ciertas categorías de la población.
Sobre las distintas dimensiones de la vida cotidiana de los caleños de hace
cien años, por economía de espacio, sólo hemos podido presentar resultados
en relación con algunas de ellas; esto no obstante, no podemos terminar este
acápite sin contarles cuatro cosas: primero, que los inicios del actual "Deportivo
Cali" se remontan al año 1908 cuando por vez primera se jugó fútbol en la
pequeña aldea, que tuvo sus iniciales canchas en los mangones de Galilea,
Versalles, Centenario, San Antonio, Gualí y la Chanca. Los colores del Cali
F.C. fueron rojo-verde y rojo-blanco con pantalón blanco. Entre los primeros
jugadores estuvieron los señores Rafael González Rebolledo, Nazario, Juan
Pablo y Pilo Lalinde. Uno de los organizadores fue Raúl Ayala Herrera, quien
fundó el "Cali-Fútbol-Club", trajo de Costa Rica el primer balón y esbozó la
bandera y el escudo del equipo. Este fue bordado por la señorita caleña doña
María Francisca Borrero. Segundo, que el 17 de septiembre de 1911 se realizó
el sorteo ordinario de una Lotería de origen privado, llamada Lotería del Valle.
Se rifaron quince mil pesos de la época repartidos entre cuatro ganadores,
que apostaron al número 764.Tercero, que, aparecieron las bicicletas como
medio de diversión y, quizá, de actividad deportiva. Y cuarto, que, en esa
época, los amoríos y enamoramientos se iniciaban en las sabrosas retretas
realizadas los sábados por la noche o los domingos por la tarde.
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

43
44 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

4. CALI EN LA PRIMERA DÉCADA DEL SIGLO XX: ENTRE LOS


INICIALES YBÁSICOS SERVICIOS PÚBLICOS, UNA EMERGENTE
CONCIENCIA CIUDADANAY UNAESPLÉNDIDACELEBRACIÓN DEL
CENTENARIO

Foto de la Planta eléctrica


Fuente: Archivo Fílmico y Fotográfico del Valle del Cauca

'En la primera década del siglo XX,


los caleños empezaron a hacerse
sujetos ciudadanos inscritos en
dinámicas asociadas a la ejecución de
un programa de Servicios públicos.'
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

4.1. Servicios públicos y estética urbana

Desde finales del siglo XIX, los esfuerzos de muchos empezaron a modificar
el territorio urbano con importantes proyectos, casi todos ellos asociados a
una demanda de servicios públicos, a una mejora notable en la presentación
del poblado y a un esfuerzo sistemático por construir un espacio público
ciudadano no estatal de carácter centrípeto, es decir, con fuerza para atraer y
atrapar al ciudadano común.
Empecemos por este último proyecto, definido por un esfuerzo tesonero,
de más de una década, por transformar la Plaza de la Constitución en Parque
'Cayzedo' - así se escribía- en espacio público por excelencia. Ya lo dijimos,
cruzada por muchos problemas estuvo esta iniciativa. Por ejemplo, no todas
las categorías de población colaboraron; hubo periódicos problemas de
financiamiento, superados, en parte, mediante jugosas, para la época, colectas
ciudadanas; a un sector de la aristocracia se le salió su enfoque de Estado
pretendiendo ver en el nuevo espacio 'un componente más de su patrimonio
privado'. Desde la época de la Colonia, la primera función de la Plaza de la
Constitución había sido la de ser el sitio del mercado semanal. Allí se levantaban
los toldos para las ventas hebdomadarias. De modo progresivo, la Plaza fue
asumiendo otras funciones, simbólicas (espacio para el parloteo imaginario
semanal), lúdicas (festividades cívicas, periódicas corridas de toros,
improvisado hipódromo, retretas), religiosas (procesiones) y curativas (sitio
donde se podía acudir en busca de yerbateros o naturistas, chamanes y
adivinos). Pero, no obstante, tantos tropiezos, en las Celebraciones del 20 de
julio de 1910 el Parque 'Cayzedo' fue inaugurado como el Primer Parque que
tuvo la ciudad, vale decir, como el primer espacio público ciudadano por
excelencia.
Vale la pena recordarles ahora a los actuales caleños, que el Concejo de
1913 anticipó la idea de hacer de las orillas del río Cali, con veinte metros de
amplitud, un enorme y largo Parque Longitudinal, lo que quedó plasmado en
el Acuerdo No 12 de 1913 "por el cual se propende el ornato, comodidad e
higienización de la ciudad destinando a tal objeto las márgenes del río y se
prohíbe en ellas construcciones extrañas a tal fin…Debe arborizarse a lo
largo del río en una amplitud de 20 metros".
Esta etapa de la Historia de Cali, la comprendida entre 1896 y 1915, puede
ser considerada como la del gran esfuerzo sistemático por parte del Concejo,
de la Alcaldía y de categorías importantes de ciudadanos, por poner a funcionar
unos servicios públicos básicos en materia de un nuevo y más funcional
acueducto, de inicios del alumbramiento eléctrico, de transporte público
concretado en un Tranvía a vapor, de navegación fluvial por el río Cali, de

45
46 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

construcción de la Plaza de Mercado y del Matadero, de recolección y


cremación de basuras, de iniciación del servicio de telefonía, así como de
Servicios Postales. También fue la etapa, sobre todo la de 1905 a 1910, de un
enorme esfuerzo higienización y de notorio y notable mejoramiento de la
estética urbana. Por otra parte, podríamos decir que en 1909 el Alcalde,
Guillermo Triana, preanunció una Política municipal de salud cuando, para
atender a los subalternos más pobres, creó la figura de "El Médico del Pueblo",
así como un Dispensario financiado con fondos del municipio, para suministrar
drogas a ese sector de la ciudadanía.
Varias de esas obras se inauguraron durante los festejos conmemorativos
del Primer Centenario. Presentaremos y glosaremos en seguida esa
programación aprovechando la ocasión para introducir algunos énfasis, que
nos permitan ilustrar las hipótesis hasta ahora planteadas.

4.2 El Primer Centenario: una celebración ciudadana y republicana de sabor


'grancolombiano'

En la Biblioteca Mario Carvajal, Sección Autores Vallecaucanos, de la


Universidad del Valle encontramos un librito de 178 páginas titulado
'CENTENARIO EN CALI', que, por encontrarse, como papel, en delicado
estado de salud, debería ser reeditado por la Alcaldía, al lado de otros que
recojan a los grandes cronistas del Cali de la época, bajo el título
'BICENTENARIO EN CALI'. En ese texto están recogidas las conferencias-
discursos, una buena parte de ellas no 'veintijulieras', dictadas durante esos
festejos, sobre todo, alrededor de la inauguración de obras públicas.
Al traer a la memoria de sus 26.358 habitantes, la iniciación de los esfuerzos
por construir un Estado, los caleños tiraron la casa por esa ventana marina
llamada Colina de San Antonio. Fueron cinco días de celebraciones en los
que se inauguraron obras, que apuntaban a un proyecto de gran ciudad.
Interesante e importante resulta observar ahora, desde este presente del 2010,
cuando las relaciones entre los países de la Gran Colombia pasan por su peor
momento, cómo los caleños le dieron a esa recordación histórica un sabroso
carácter grancolombiano . Era Alcalde del poblado Don Alfonso Riascos Plata
quien, con la Junta de Ornato y la del Centenario, fueron los gestores
institucionales de esos espléndidos cinco días. El 19 de julio, día de iniciación
de los festejos, la Banda Militar recibió un nuevo instrumental musical y, acto
continuo, los estrenó tocando los Himnos Nacionales de Colombia, Venezuela
y Ecuador. Esa noche, a las 8.pm, con un teatro Borrero "literalmente lleno de
lo que pudiera llamarse la flor de la sociedad caleña"- "jamás habíamos
presenciado tal suma de bellezas, decorado tan artístico, conjunto tan agradable
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

a la vista", escribió el cronista- se dio principio al concierto. Para abrirlo habló


un joven profesional, quien destacó que la independencia "no fue obra de un
día, ni de "un hombre o varios, sino de todo un pueblo". Al abrirse el telón, un
"cuadro mimoplástico, La Gran Colombia", produjo "estupefacción general:
Tres reinas, las de Colombia, Venezuela y Ecuador, simbolizadas en la unidad
de un solo rostro, produjeron en todos "el sentimiento consolador de que
todos, colombianos, venezolanos y ecuatorianos, somos hijos de unas misma
madre y, lo que es más aún, hijos también de un mismo padre". (El cronista)
Las representantes de Buenaventura, Tulúa, Buga, Roldadillo y Cartago fueron
un importante referente estético de esos festejos.
Entre el inicial 'Cuadro Mimoplástico' y el último Acto, 'La Reina del Valle' se
presentaron obras de altura y de apreciable valor estético: treinta voces cantaron
el Himno Nacional, la Orquesta ejecutó la obertura Sachauspiel de Bach y el
joven Alberto Carvajal recitó sus "Paisajes Vernáculos". Todavía los asistentes
aplaudían, cuando el Gran Concierto de C. Saint Saens, ejecutado a dos pianos,
impuso silencio. En seguida, la señora María Josefa García arrancó aplausos
con su canto de la romanza Julia de Tosti y doce niñas, acompañadas del niño
Carlos Rebolledo, cantaron "El Coro de las Cartas" de la "Marcha de Cádiz".
Gratamente sorprendido quedó el público con los valses Libertad y Patria,
obra del artista caleño Enrique Umaña, ejecutados por la Orquesta. No menor
fue la sorpresa cuando la señorita Paulina Delgado, "con su voz mitad arrullo
mitad rumor de fuente", recitó "Hojas Secas" de Ricardo Nieto. Se asomó
luego al escenario la niña Alicia Pineda para cantar el tango "La Gran Vía" y
muy aplaudido resultó el minuet bailado por doce parejas de niños de ambos
sexos. Con devoción se escuchó, por otra parte, "Óyeme y Calla", serenata
obligada a dos flautas, obra del Señor Víctor M. Rueda. Con una salva de
aplausos fue recibido enseguida Ricardo Nieto, quien recitó "Sueño Blanco",
el duque de Gandía/seguido de cincuenta caballeros/salió al campo de caza
cierto día/primaveral…/. Enseguida, Cecilia Correa "con maestría cantó la
difícil aria del tercer acto de la Opera Elixir de Amor de Donnizzetti. La
merecida fama de que disfruta la modesta artista apellidada la 'mirla caucana'
hace que no nos detengamos a elogiarla". (cronista) Finalmente, un grupo de
niñas y niños- Angela Giraldo, Cecilia Borrero, Alfonso Llorente y Carlos
Rebolledo- bailó el KakiWalk Gran Club.
Fue así, queridos niños y maestros del Cali actual como, la emergente elite
de la época, representando a los subalternos, dio comienzo a las celebraciones
del primer Centenario con un acto de elite muy "grancolombiano".
El día 20, como el anterior, los cañones tronaron a la alborada anunciándoles
a aristócratas y subalternos que el esperado 20 de julio de 1910 había llegado.
Y como que tronaron para recordarles que hacía ya cien años que, con las

47
48 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

armas en legítima rebeldía, los descendientes de españoles- con sus cohortes


de subalternos como base social militar- le habían dicho al Estado colonial
español que ellos por sí mismos podían y querían ser gobierno. Fue así como
la dirigencia criolla inició el complejo proyecto de construir un Estado. Esto
no obstante, en 1910, lo que de Estado les había llegado del siglo XIX no
había sido gran cosa a nos ser las distintas Constituciones, que habían acaecido
como consecuencia de las ocho guerras civiles nacionales habidas durante
ese siglo. La última de ellas, la más sangrienta y costosa de 1899, había hecho
del Estado una enorme imprenta dedicada a imprimir millonarias sumas de
papel dinero para financiar las guerras. Terminada la guerra en 1903, el General
Reyes, como ave fénix, les había dicho a los colombianos que para poder
hacer la transición a una sociedad capitalista, era condición imprescindible
reinventarse El Estado, puesto que, con lo que de Estado habían heredado del
anterior siglo, no irían a parte alguna.
Ese día, a las 8 a.m., antes de la solemne Misa, El Programa señalaba la
inauguración de la Biblioteca Centenario. Se inició con 1800 libros entre ellos,
así lo dijo la nota leída por el Bibliotecario, los "800 tomos obsequiados por el
simpático Instituto Literario". En este caso hubo un inteligente discurso del
Doctor Mario Caicedo, quien finalizó así su intervención, "la vista de estos
libros, mostrará a nuestras mentes las armas con que debemos luchar en el
segundo siglo de nuestra vida libre."
Al terminar al anterior acápite, hablamos de dos grandes empresas culturales
de Cali y los caleños, que son supervivencia del futuro en el presente, aunque,
por desgracia, no muy vigorosa. De nuevo acudimos a todos Ustedes-
estudiantes y maestros del 2010- para que, aunando voces, le digamos a la
Ciudad, a la Alcaldía y al Concejo que procedamos a echar a revolar esas dos
históricas "cometas", símbolo educativo -formativo- cultural de tantos caleños
durante los dos últimos siglos. Lancémoslas al vuelo en este Bicentenario.
Recojamos así a ese otro gran cronista de un Cali entre la premodernidad y la
modernidad, Álvaro Bejarano, cuando, al traer a la memoria ese espléndido
verso de Luis Vidales - "Fíjense si por allá en su cielo, están las cometas que
perdí cuando era niño"- escribió sobre ese artificio de varios palitos forrados
de papel con colas de colores, al que subíamos nuestras almas cuando eran
chiquitas, para que volaran hasta el mundo de nuestros infantiles e
inalcanzables sueños. "Algún día de estos, escribió Bejarano, uno de esos
acuciosos investigadores de la sociología contemporánea tendrá que abocar
lo que se consolidó como caleñismo en la Colina de San Antonio y tendrá que
concluir que los hombres de Cali, no hemos tenido lejanías históricas porque
desde niños cancelamos la disputa en el ritual de las cometas. Al margen de
todo fantaseo, la primera integración social real que hubo en Cali fue en la
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

loma de San Antonio cuando en las tardes descendíamos…a veloz carrera


mirando al cielo". En opinión del apreciado y en su tiempo muy leído Bejarano,
esa integración social había sido duradera porque "pusimos el cielo por testigo".
Y "fue tan firme, concluyó, la integración social que efectuamos en la loma de
San Antonio, que andando el tiempo Colombia pisó las fronteras abisales del
odio en una violencia absurda donde un dios maldito y sangriento volvió lodo
y cieno lo que de noble teníamos. Esa fuerza maldita nada pudo contra los
que habíamos hecho una integración social en una Colina caleña".
Pero, regresemos al Programa del 20 de julio de 1910. Inaugurada la Biblioteca
Centenario, a las 10 a.m., las autoridades y corporaciones se fueron a cantar el
Himno Nacional en un templo católico llamado San Pedro donde hubo Misa
solemne y Te Deum de Acción de Gracias. Después de la misa, ocupó la
cátedra sagrada un famoso orador, el presbítero Uladislao González con un
largo discurso a la altura de la Cultura ciudadano religiosa dominante, del que
sólo recogemos el final de su introducción, "Sepamos, señaló, en este día de
la libertad, cuál es la libertad bien entendida; sepamos cómo la libertad nos
viene de Dios, del Cielo y de Cristo". A la una de la tarde de ese día, en el
histórico Claustro de Santa Librada, El Concejo realizó su sesión solemne
con la presencia del Cali institucional, incluidas la Junta de Ornato, La Sociedad
de Medicina del Cauca, La Sociedad de Jurisprudencia y la Sociedad de Artes
y Oficios. Leída el Acta de la última Sesión, la señorita Eugenia Sinisterra
entregó a la Corporación la bandera que le obsequiaba el Colegio de la Sagrada
Familia, "si, dijo, manos puras han trabajado en ella, que manos patriotas la
sostengan".
Recordemos ahora que a ese Concejo. La ciudadanía le había atribuido la
condición de "Concejo Admirable". Cuando en el año 1909, llegaron los ediles
de Cali a iniciar sus sesiones en la misma pieza, sucia y triste, donde funcionaba
el archivo, sólo encontraron allí a Don Vicente Villaquirán, el portero-
escribiente, "por todo mueblaje, escribió el cronista, sólo quedaban allí dos
mesas viejas, carcomidas por la polilla; en la más pequeña ardía una lámpara
alimentada por alcohol; y en la otra se veían algunos libros y tal o cual expediente
de hojas empolvadas…Unos pocos asientos con forros de vaqueta,
reproducciones en colores del escudo de la república, con un letrero en forma
circular, que decía, MUNICIPALIDAD DE CALI…No menos triste y
desastrosa era la situación de la Alcaldía. La vieja Casa Municipal, de dos
pisos, desde años atrás había sido alquilada por una suma irrisoria al Gobierno
Nacional y en ella funcionaba el regimiento que hacía la guarnición permanente
de la Aldea. El Alcalde había quedado reducido a un cuartucho desmantelado
donde yacían los restos de un archivo." Esto no obstante, para la época, 1909-
1911, un nuevo espíritu ciudadano, pero, también, nuevas relaciones de poder

49
50 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

habían modificado la situación en el Cabildo caleño: El dominio hegemónico


impuesto por los conservadores, le había cedido paso a un nuevo grupo, neo-
republicanos se llamaban, que arrastraron a una alianza a la fuerza llamada de
concentración conservadora. Aunadas las manos, todos se propusieron
marchar hacia la reconstrucción de ese espacio público institucional estatal
en procura de servir los intereses de la municipalidad. Lo primero que hicieron
fue rescatar la Casa Municipal desmilitarizando la alcaldía. Pero, el Coronel
Velasco, jefe del regimiento allí acantonado, se empecinó en no entregarla
alegando que "los rojos querían sacar de allí al ejército con el objeto de
revolucionarse y tomar la Plaza de Cali fácilmente". Sin embargo, agregó el
cronista, "en Bogotá no vieron el asunto con un criterio tan espantadizo y
ordenaron entregar la Casa Municipal al Concejo". Entre otras cosas, este
Concejo se concentró en los siguientes asuntos: 1. la reconstrucción de la
Casa Municipal; 2. la reorganización de la hacienda del Municipio; 3. el pago
de la deuda que debía la municipalidad restableciendo la posibilidad de créditos:
4. la construcción de un nuevo acueducto, cuyo valor se presupuestó en mil
libras esterlinas; y 7. el restablecimiento de la confianza de la ciudadanía
mediante una honesta inversión de los Fondos del Tesoro.
Este fue el Concejo que dejamos atrás en su sesión solemne del 20 de julio.
Leída el Acta, Jorge Zadwazky, comisionado por la Junta Central de Ornato,
entregó al Concejo el retrato del prócer caleño Don Joaquín Caicedo y Cuero,
quien, dijo, "no fue como Páez y Córdoba un soldado por vocación: su alma
benévola no estaba hecha para el doliente espectáculo de la sangre vertida.
Como Nariño y Santander, marchó a la guerra por imposición del momento
histórico…recorrió el Valle, desde Caloto hasta la Villa del río la Vieja,
encauzando los pueblos y preparando el derrotero del triunfo…y sin vacilar
un momento marchó con paso sereno hasta el patíbulo" en Pasto el 26 de
enero de 1813.
Del Colegio de Santa Librada se fueron todos a la Estación del Tranvía.
Para esa época la Cultura del progreso material y tecnológico se había
apoderado de una importante fracción de la dirigencia caleña. Esa tarde, las
dos máquinas del Tranvía condujeron a Puerto Mallarino a las autoridades y
corporaciones y, como señaló el cronista, "a una mínima parte de la multitud,
absteniéndose de dar cabida a más por falta de espacio en los carros, que iban
literalmente colmados". Al llegar al Puerto Fluvial el Tranvía de Cali se encontró
con los Vapores Sucre y Caldas, que atestados de damas y caballeros arribaban
en aquel momento. La alegría se pintaba en todos los rostros. El encuentro del
Tranvía de Cali con los Vapores del Cauca constituía la mejor síntesis de un
tenaz esfuerzo por modernizar las comunicaciones en una subregión que,
como la de Cali, estaba haciendo el tránsito de la economía ganadera a la
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

Foto del tranvía de Cali

Fuente: Archivo Fílmico y Fotográfico del Valle del Cauca


"Si, Señores, la impresión que causa
ese espectáculo, es la impresión de
una ciudad de quinientos mil
habitantes, a la cual han llegado, ese
día, el Tren del Tranvía y el
Ferrocarril del Pacífico"º

economía de los trapiches movidos por fuerza hidráulica. Ese fue, entonces,
el tono del discurso, pleno de optimismo, de Belisario Zamorano, "sí, señores,
dijo, no habrán sido muchas las vueltas que haya dado el cuadrante del tiempo,
antes de que aparezca Cali, como una de las ciudades más prósperas y
adelantadas, en este Continente, desde el Golfo de México al Cabo de
Hornos… ¡Que digo, señores!...No es que nos sorprenderá, sino que la
palpamos, ya la sentimos. Ella nos empuja de un modo irresistible. Sí, Señores!
Pensad en una noche de retreta de gala, en el Parque Central, hoy Parque
Caicedo; en ese concurso inmenso de gentes de diferentes clases y gremios
que viene y van; en ese bullicio de mucha gente, de muchísimos niños, todos
alegres y contentos, todos departiendo cordialmente, todos diciéndose de sus
impresiones del día…Sí, Señores; la impresión que causa ese espectáculo, es
la impresión de una ciudad de quinientos mil habitantes, a la cual han llegado,
ese día, el Tren del Tranvía repleto de gentes venidas en unos de los Vapores
del Puerto fluvial de Mallarino; y también el tren del Ferrocarril del Pacífico,
con gentes llegadas del puerto marítimo de Buenaventura. Ah! Esto será: un
sueño mío; pero es un hermoso sueño, que creo que es vuestro también.
Señores, os suplico digáis conmigo, viva el progreso, viva el pueblo del Valle",

El día 21 fue el día del Parque 'Cayzedo'. En la alborada, los cañones


disparados en el Bosque Centenario le anunciaron a la ciudadanía que ese
51
52 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

día, a las 8. a.m., La Junta Central de Ornato le iba a hacer entrega al Concejo
de ese nuevo espacio ciudadano.
En nuestro trabajo que le sirve de soporte a esta Cartilla, al correlacionar
caleñidad y condiciones del clima, decimos que el imaginario que asocia
'caleño a incumplido' no es real, que lo que ha sucedido es que cuando la
ciudad amanece empapada por la lluvia, sus habitantes, por lo general, no
madrugan viéndose obligados a correr por unas horas la agenda de cada día.
Pues, bien, eso fue lo que sucedió ese 21 de julio de 1910. Había llovido toda
la noche y la entrega del Parque se corrió para la 1 de la tarde. Una vez
bendecido el Parque, la tribuna la ocupó nuestro ya conocido cronista Andrés
J Lenis, "en la vida moderna, dijo, la necesidad de los paseos se impone como
la primera, así porque ellos son garantía de salubridad pública, como porque
fomentan la sociabilidad de los pueblos y marcan una tendencia hacia la
estética, fundamento de prosperidad duradera."
Acto continuo, vino un evento propiamente popular, es decir, del sabor de
la ciudadanía subalterna: toda la gente se fue hasta el Hipódromo del
Centenario donde resultaron ganadores, en velocidad, 'El Mago', y en
resistencia, 'Caramelito'. Esa misma noche, por otra parte, el Parque 'Cayzedo'
'tuvo todo lo que puede hacer amable la vida de un esteta: música, aromas,
mujeres bellas 'cuyos ojos iluminan como en noche tranquila las estrellas'. A
nadie se le cobró por ingresar al parque a la retreta, lo que significa que la anti
ciudadana restricción patrimonialista que algunos habían pretendido imponer,
había sido derrotada.
En ese mismo sitio del hipódromo tuvo lugar, desde ese día hasta el 7 de
agosto, la Exposición Agrícola y Pecuaria. Concursaron ejemplares caballares,
vacas y cerdos. Pero, también se exhibió lo que la emergente semi industria
caleña producía, en otra Exposición, la Artística e Industrial. No se podrá
olvidar que ese burgo 'con pujo de ciudad' presentaba ya indicadores de una
importante evolución comercial, productiva y financiera. Entre 1898 y 1909
se habían creado 42 empresas comerciales con variados giros y más de una
docena de almacenes donde se vendían productos importados como calzado
'Regal', corbatas 'Trembay', camisas 'Hendan', ropa interior 'B.V.D', trajes
'Derosburg' y sombreros 'Borsalino'. A estos almacenes, a comprar, sólo
entraban los aristócratas y un puñado de subalternos en calidad de empleados.
Para darle forma al comercio local, también existían, entre grandes y pequeñas,
casi un centenar de almacenes. En ese período también se fundaron 13
industrias, que oscilaban entre la producción artesanal y la semimanufactura
donde, para el consumo local y suregional, se transformaban materias primas
producidas en la región como café, tabaco, cacao, piedra de cantera, plátano y
maíz. Innumerables, y casi censar, eran las tiendas y las muchas docenas de
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

bares y cantinas que, regadas, funcionaban por todas partes. Importa destacar
que, para esa década, la prostitución ya era un fenómeno importante, manejado,
en lo moral, en base de sermones domingueros en los púlpitos, en lo ciudadano,
del Código de Policía o de la exigencia de llevar a todas las calles el alumbrado
público para inhibir su visibilidad, y, en lo sanitario, de la visión profiláctica
de la que se estaban apropiando médicos y autoridades.
Pero, aunque estemos ya un poco cansados, sigamos acompañando a
nuestros conciudadanos de hace un siglo, en sus dos últimos días de
celebraciones. El día 22 el cañón tronó en la loma de las Mesas. Ese día, el
hermano Mazo fue tan puntual como siempre., a las 4.a.m., en el toque de las
campanas de la Torre Mudéjar, pues iba a ser ése un día dedicado a Fray
Damian Gonzalez. "Se trataba, redactó el cronista, de perpetuar en bronce la
memoria del humilde franciscano…el más santo y el más grande de los que
ha producido la sagrada Orden de Asís en Cali". Y en realidad que este monje
había sido una persona de enorme condición humana. Recordemos sólo un
detalle y un contraste que reflejan su perfil. Primero, el detalle. Unas famosas
festividades caleñas, que duraban tres días y que se quedaron pegadas a ese
tiempo, fueron las Fiestas de San Juan. "Se cuenta que en la víspera del San
Juan, los participantes iban a caballo en busca del Fraile Damián González, se
descubrían, apeaban y de rodillas recibían la bendición. Al decirles el Fraile:
vayan con Dios, montaban y salían corriendo por la carrera 6ª a "iniciar ese
festejo entre cristiano y pagano. Venga ahora el contraste, pues Fray Damián
era colega de Orden de otro sacerdote que, como vimos atrás, había condenado
el baile por pecaminoso.
En la tarde de ese 22, las distintas Corporaciones existentes en la ciudad
hicieron sesiones solemnes. A la una, por ejemplo, en la sesión de la Sociedad
de Medicina y Ciencias Naturales del Valle, el Doctor Evaristo García, uno
de los más eminentes científicos de la época en Colombia, presentó su estudio
sobre "Los Gusanos Urticantes en el Valle del Cauca".
En la alborada del 23 de julio los cañones retumbaron con voz de duelo, la
ciudad había amanecido de luto tras la muerte repentina de Don Juan de Dios
Borrero. No hubo ni inauguración del Parque San Mallarino ni batalla de
flores ni canto del Himno de Cali por La Banda del Batallón Pichincha. Sólo,
a la 1 p.m., la Sociedad de Artes y Oficios realizó su sesión solemne.
Importa destacar, finalmente, que, para este Primer Centenario, la prensa
caleña realzó las festividades , pues varios periódicos - El Correo del Cauca,
El Correo del Valle, El Día, La idea Liberal, El Doctrinario, La Instrucción

53
54 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

Popular y el Obrero- "aparecieron en lujosas ediciones ostentando los retratos


de los principales próceres".

4.3 Hacia la formulación de algunas hipótesis empíricas sobre la formación de


ciudadanía en el Cali de la primera década de Siglo XX

Como punto de partida de nuestra investigación, hicimos una descripción


detallada de distintas dimensiones de la vida cotidiana de los lugareños
incluida su intensa lucha por ver a su ciudad como capital y por posibilitar el
acceso de sus hijos a la escuela primaria, sobre todo. Poco a poco fue tomando
forma una idea o hipótesis central que, ahora, en el momento de despliegue
del método de exposición, formulamos así: En la primera década del siglo
XX, los habitantes del burgo caleño empezaron a construirse como sujetos
ciudadanos cuando tomaron conciencia de sí mismos y de su terruño inscritos
en dinámicas y procesos ligados a la primera demanda robusta de servicios
públicos que hubo en el poblado. Entonces se dieron cuenta que esas iniciativas
tenían que ver con sus necesidades, con las de sus familias y con las de una
aldea con aspiración a gran ciudad. Claro que en ese caso, se trató de sujetos
ciudadanos sujetados a un enfoque dado de vida y de moralidad que, al
trabajarlos desde su subjetividad, los aproximó a un ideal dado de ciudadano,
cristiano por excelencia, patriota fervoroso y trabajador responsable y de
sanas costumbres. Constituyó ésta una nueva e importante forma histórica de
caleñidad.
En nuestro concepto, los caleños pudieron realizar una conmemoración
tan espléndida y entusiasta del primer Centenario, por una razón básica: porque,
todavía larvado, se estaba insinuando un proceso de toma de conciencia
citadina estrechamente asociado a esa primera demanda de servicios públicos
ciudadanos, a un programa de mejoramiento de la estética urbana y a un
esfuerzo por construir lo público ciudadano.

5. ELACCESO DE CALIA LA CONDICIÓN DE CAPITAL: NO TODO FUE


RELACIONES DE PODER, LA CIUDADANÍATAMBIÉN CONTÓ

Cuando Cali festejó, de modo tan intenso y entusiasta, el Primer Centenario,


llevaba apenas dos meses largos como Capital. La misma ciudadanía que
batió palmas ante este feliz suceso, había sido, como ya vimos, la que con
todo entusiasmo había celebrado el Primer Centenario. El 16 de abril de 1910,
a las 2.p.m., se recibió el decreto formalizando a Cali como Capital y su
población "movida por una sola alma y un solo sentimiento" recorrió las
calles de la ciudad "poseída del mayor y más justo júbilo, al son del himno
nacional". (Correo del Cauca)
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

Como ya anticipamos, ritmados por las necesidades urgentes de sus elites


dirigentes, tres sueños de largo plazo habían anidado en la intimidad de ese
burgo como colectivo humano. El tercero de ellos se concretó ese 16 de abril
cuando La Sultana del Valle, en disputada emulación con Buga la 'Señorial',
accedió a la condición de Capital de uno de los departamentos más pujantes
del país. Se había zafado, entonces, de su clásica subordinación política a
Popayán.
Al iniciarse el siglo XX, entre las subregiones socioeconómicas inscritas
en el departamento del Cauca, cuya capital era Popayán, era ya evidente la
primacía de la subregión vallecaucana con un Cali, que, en plena transición
modernizadora de la economía ganadera a la economía del trapiche,
propugnaba por abrirse paso a la modernización capitalista. La otra cara de la
moneda la constituía el Cauca de Popayán, que estaba distante de la salida del
Pacífico, que había quedado por fuera del nuevo circuito comercial Cali-
Buenaventura-Panamá y que continuaba atrapado en la Colonia dentro de
una férrea red de relaciones sociales serviles.
En 1908, todavía Reyes en la presidencia, hubo un primer reordenamiento
territorial del que el Valle geográfico salió despedazado en tres departamentos,
Cali, Buga y Cartago, aunque este último en ningún momento logró
formalizarse. Muy antitécnico, por cierto este evento, como lo fue el de una
Colombia fragmentada en 34 departamentos, el hecho expresó, sin duda, la
presencia de vigorosas elites subregionales. Esto no obstante, fue ése un paso
adelante hacia una más definitiva conformación político administrativa del
Valle geográfico .Lograr la unidad no resultó fácil, pues las pugnas que se
presentaron entre Cali y Buga fueron muy aguerridas, aunque, al final,
comprendieron que debían asegurar su independencia de Popayán. En 1909,
con la renuncia de Reyes, la pugna se abrió de nuevo ya que el Congreso
Nacional decidió retrotraer el ordenamiento territorial a la situación existente
el 1 de enero de 1905. El Valle, por lo tanto, tenía que reintegrarse al
departamento del Cauca con Popayán como capital. Durante los dos años en
que habían existido como departamentos, 1908 y 1909, Cali y Buga habían
mantenido entre ellos, de manera tácita o efectiva, la certeza de su próxima
desaparición pudiéndose decir que la fugaz historia de esos departamentos
fue la historia de sus esfuerzos por no desaparecer.
Conviene recordar ahora que, desde 1870, un sector de las elites de Cali y
Palmira había estado empeñado en sacar adelante un sistema vial como
condición para el despegue socioeconómico de sus subregiones. En ese sentido,
el proyecto del ferrocarril del Pacífico constituía la mega-obra modernizadora
más importante tanto para el Valle geográfico como para el suroccidente
colombiano. Por lo tanto, la ciudad que fuese la terminal del tren, quedaba

55
56 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

como estratégica en el nuevo sistema de comunicaciones. Fue ésta la razón


del avivamiento de viejas pugnas y de intensos conflictos entre Popayán y
Buga, como un polo, y Cali, como el otro. En 1908, a raíz de una propuesta de
cambio en el trazado del ferrocarril, se reanimó ese conflicto interciudades.
Por esos días, se informó que el ferrocarril, que ya había llegado a Dagua,
continuaría "directamente a Palmira, cruzando el río Cauca a unos diez
kilómetros de Cali". (Correo del Cauca) Presto estuvo el Concejo de Cali en
salir en defensa de su burgo, pues, "por una mezquina economía", señaló, "el
país que, con tan pocas ciudades cuenta de la importancia de ésta, no puede
darse el lujo de perder…el trabajo de tantas generaciones". En consecuencia,
se dirigió al presidente Reyes, "a quien tantos servicios debe esta ciudad",
solicitando su intervención. Solícito, el ya casi renunciado presidente,
respondió, "el gobierno tiene tanto interés, dijo, como los habitantes de Cali
para que dicho ferrocarril beneficie en primer lugar a esa importante ciudad,
que tiene elementos para ser una de las primeras del país y por eso el contrato
vigente con la Compañía constructora dispone que la vía ferrocarrilera es de
Buenaventura a Palmira pasando por Cali". Por otra parte, desde 1908 con
Cali ya como departamento, se empezó a anticipar que el punto central de los
festejos del Centenario, sería la llegada del Ferrocarril a la ciudad con la
primera locomotora exhibiendo el nombre de CALI. "Su inauguración en
esta ciudad el 20 de julio de 1910, dijo el gobernador Riascos, será uno de los
números más pomposos con que el excelentísimo Señor Reyes ha de honrar
la memoria de nuestros próceres en el primer centenario de la República". En
un principio, de cara a la tozuda realidad de la reintegración, la lucha se reorientó
a la definición sobre cuál sería la capital del recreado departamento del
Cauca que, en lo territorial, ya se había visto afectado, desde 1904, con la
creación del Departamento de Nariño, si Popayán o Cali. Desde un principio,
amplias fueron las adhesiones a favor de Cali, sobre todo, por parte de los
Concejos y ciudadanías que se salían de la órbita inmediata de la influencia
de Popayán.
Fue entonces cuando los caleños salieron a las calles defender la 'capitalía'
de su ciudad. En contra de la reintegración, se produjo una movilización
desconocida hasta ese momento en su historia: Más de cinco mil personas
participaron en una manifestación en la que hablaron Ignacio R. Copete,
Ricardo Nieto y Andrés J. Lenis, la reintegración, dijeron, "mata las esperanzas
de progreso", pues, le había tocado a la ciudad "volver a ser súbdita o pupila
de la histórica Popayán". Hasta en Timbiquì, su Consejo fue decidido partidario
de la reintegración, pero con Cali como capital. Para ampliar la muestra de
apoyos, digamos que 50 ciudadanos de Toro solicitaron al Congreso la más
rápida reintegración y que "al Cauca le dé por capital la culta, progresista y
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

En 1908, cinco mil ciudadanos caleños salieron a las calles a


apoyar la 'Capitalía' de su Ciudad.

simpática ciudad de Cali, por reunir múltiples condiciones".


Más temprano que tarde, y como indicación empírica de que el histórico
conflicto entre ciudades se había resuelto a favor de la Sultana, Cali accedió a
la condición de Capital del Valle en un momento en que ya hacía parte del
nuevo circuito comercial Cali- Buenaventura-Panamá.
Cali había soñado con la autonomía político administrativa y su ciudadanía,
como se vio, luchó para lograrla. No todo había sido, entonces, simple relación
de fuerzas.

6. EL COLEGIO SANTALIBRADA, LAS CULTURAS EDUCATIVAS Y EL


BICENTENARI0

No es del caso ahora hablar de todas las reformas educativas que, en medio de
cruentas guerras civiles se hicieron Colombia, sobre todo, en la segunda parte
del siglo XIX. Hasta hubo una guerra civil, la de 1876, que tuvo lugar en el
centro de nuestro Valle geográfico, y que tuvo una clara connotación religioso-
educativa. De todas maneras, importa destacar, que la primera Política que se
insinuó y tomó forma en Colombia fue la Política educativa cuando la misma
Política de Comercio exterior era todavía vacilante y oscilante. Fue en la década
de 1830 cuando el General Santander levantó una apuesta de Nación que,
afincada en un proceso de construcción de ciudadanía, colocaba en la

57
58 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

Entradas del colegio Santa Librada 1910

Fuente: Archivo Fílmico y Fotográfico del Valle del Cauca

"Este colegio se encuentra


entrañablemente asociado a lo que
hoy podemos llamar las notas
históricas más definitorias de la
ceñidad."
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

educación su eje central. Esta apuesta que, desde 1921 hizo presencia en Cali
con la fundación de un colegio republicano santanderino, El Santa Librada, y
la Reforma educativa de 1870 que empezó a verse desmontada en 1886 con
la nueva Constitución, fueron sucesos protagónicos en la configuración
estructural y funcional de la cuestión educativa en el Cauca en general y en
Cali en particular. En Cali, el Colegio Santa Librada, único Colegio de
Bachillerato que hubo en la ciudad hasta finales del siglo XIX, funcionó en
la esquina de la carrera 4 con calle hasta 1942, en una edificación que perteneció
al convento de los agustinianos.
En esa época, cuando la educación formal apenas se insinuaba, hubo dos
tipos de organizaciones civiles, que tuvieron mucha incidencia en la formación
informal - transmisión y asentamiento de valores- así como formal - ciertas
bases de instrucción- de los sectores populares subalternos, sobre todo. Fueron
ellas las Sociedades Católicas, de las que estuvieron más cerca los
conservadores, y la Sociedades Democráticas más próximas al partido liberal.
Diríamos que en ellas empezaron a formarse los primeros líderes de los
subalternos. Como para decir que no sólo los aristócratas sino, también los
subordinados tenían sus líderes y dirigentes. Pues bien, ambas organizaciones
estuvieron asociadas a dos culturas, que entraron en conflicto, sobre todo, a
partir de 1870, de un lado, la Cultura ciudadana secular, y, del otro, la cultura
ciudadana religiosa. La primera propiciadora de un ciudadano laico, racional
y democrático, la segunda, en cambio, más cercada al ideal de un ciudadano
cristiano, creyente, patriota y de buenas costumbres. Entonces, en esa época
de la historia colombiana, más que choque de clases, hubo un choque de
culturas ciudadanas.
El decreto Orgánico de 1870, tenía carácter nacional, pero sometido a la
voluntad soberana de los Estados, la dificultad operativa se encontró en el
artículo 36, más a-religioso que antirreligioso, pues si bien la enseñanza de la
religión no era obligatoria, tampoco se la reemplazaba por una cátedra atea o
anti-religiosa o asociada a otra religión, sino que la Escuela laica se obligaba
a brindar un espacio y un tiempo para que los niños, de acuerdo con la voluntad
de los padres, recibiesen la instrucción católica de sus propios ministros o
párrocos.
Cuando triunfó la Regeneración de Rafael Núñez y de Miguel Antonio
Caro con su nueva apuesta educativa, ése fue el contexto en el que quedó
ubicado el Colegio Santa Librada, que históricamente había estado más
enhebrado en los ejes de la cultura ciudadana secular. El Santa Librada quedó
enredado entre dos Culturas Educativas.
En amena conversación que, por estos días, hemos tenido con el actual
rector del Colegio Santa Librada, Ramón Ignacio, Atehortua nos contó que

59
60 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

en su ya larga investigación sobre el Colegio, se había preguntado por su


nombre. Nos dijo que también el 20 de julio se celebraba el día de la Santa
librada. Se había tratado de una doncella cristiana a quien su padre había
querido casar con un moro, y que ella, en oración, había rezado toda la noche
para que se produjese un milagro y así no tener que casarse con el pagano. Y
pedido el milagro, éste fue hecho pues, llegado el nuevo día, la atormentada
muchacha había amanecido con barba y bigote. Irritado y colérico, el padre la
había condenado a morir crucificada, no sin antes colocarle una corona. Este
sacrificio había ameritado su ingreso al altar de los santos como mártir. Esto
no obstante, a mediados del siglo XX había sido bajada de los altares. Ha sido
así como la Patrona del Colegio de Santa librada en la actualidad ya no es
"SANTA".
Durante la Regeneración, el Colegio de Santa Librada entró en un pesado
letargo académico, pues el gobierno no le prestó el interés y apoyo a ese claustro
republicano donde estudiaron adolescentes, hijos de aristócratas y también
algunos provenientes de familias subalternas y donde más tarde se formaron
ilustres conservadores como el Doctor Manuel M. Mallarino presidente de la
república 1855-1857, el Doctor Jaime Córdoba, los Holguines y otros. De
acuerdo con lo que averiguamos en el Archivo Histórico del Colegio, éste
capeó la crisis gracias a la Junta examinadora compuesta por varones altruistas,
cuyos nombres aparecen bajo la rubrica del tesorero: "Sr, Don Evaristo de la
Cadena profesor de los cursos de aritmética pesas y medidas extranjeras y de
algebra elemental; Sr Don Eustaquio Palacios, catedrático y profesor de los
cursos de latín y gramática castellana; Sr Don Evaristo García, hombre de
ciencia; Sr Don Francisco A Magaña, profesor de Historia de Colombia y
América; y el Sr Don Aladies Isaac, profesor de francés e Ingles." Situación
asertivamente descrita por Andrés J. Lenis, "una ola de abandono, de desaliento,
de negligencia presionaba sobre los espíritus "
El 17 de noviembre del año lectivo de 1891 los Hermanos Maristas iniciaron
tareas en el Colegio de Santa Librada, institución que había sido el coco de la
jerarquía eclesiástica y de las personas embebidas en las valoraciones sociales
propias de la subcultura cívico-católica como versión de la cultura hegemónica.
El hermano Hermancio fue su primer rector, "enérgico pero culto, escribió de
él Andrés J Lenis que fue su alumno, difundía en su redor un ambiente de
cariñoso y espontáneo acatamiento. En él la prudencia era energía y el don de
mando suave yugo. Cuando se presentaba en las aulas para hacer
observaciones, el silencio de los alumnos se hacía tangible y ponderoso.". El
Secretario de Gobierno del departamento del Cauca, con expresa autorización
del Ministro de Instrucción pública, hizo entrega oportuna del "colegio con
todos sus enseres, pudiendo hacer en aquel (en el edificio) las modificaciones
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

que estimen convenientes". Los Hermanos se comprometieron a dar, de un


modo gradual, 21 materias encabezadas por "Religión e Historia Sagrada".
Se trató de un Plan de estudios equilibrado, entre clásico y práctico instrumental,
destacándose en este segundo eje materias como, topografía y agrimensura,
contabilidad, y nociones de industria y comercio. En el punto tres de este
Convenio quedó definido que los cursos ganados en el Santa Libraba se
asimilaban como cursados en la Universidad del Cauca y, más adelante se
precisó que, aunque la instrucción era gratuita, los Hermanos podían admitir
alumnos internos que, en ese caso, debían pagar la pensión alimenticia. A los
hermanos, se les otorgó la facultad de "adoptar los textos que juzguen más
convenientes".
Atrás dijimos que el 20 de Julio de 1910 la Biblioteca Centenaria se había
inaugurado con 1800 libros de los cuales, 800 habían sido donados por el
Instituto Literario. Ocurrió que al iniciarse la Regeneración un grupo de jóvenes,
alegres y propositivos, había creado una Sociedad Literaria. Se trataba de una
especie de Sociedad Democrática muy 'a la caleña' que se había propuesto
crear una Biblioteca alrededor de una intensa acción intelectual cultural. Su
acción lindaba casi con lo 'subversivo', pues en la nueva Constitución de 1886,
pensando en el auge que habían tenido las Sociedades Democráticas durante
la Federación, se había prohibido la formación de organizaciones civiles. Por
eso esos muchachos, en su Estatuto se declaraban ajenos a la política. Así
describió la acción de este Grupo, nuestro cronista Andrés j. Lenis: En el mes
de septiembre de 1887, un grupo de jóvenes, que se habían dado a la tarea de
fundar un Instituto, se asignaron como su principal actividad la creación de
una biblioteca, que sería, además, su sitio de estudio y de tertulia. Con el auspicio
de notables personajes del poblado, se empeñaron con tesón en la tradicional
campaña de 'done un libro' .Les llegaron muchas obras tanto de ciencia como
de literatura." Cinco años después surgió la inquietud de un periódico, saliendo
a la palestra con el número 1 bajo el sugestivo nombre de 'El Instituto Literario'.
La publicación sería quincenal. Más temprano que tarde, las ideas del grupo
empezaron a insinuarse aunque de un modo todavía tímido. Que era necesario
alimentar entre los estudiantes los sentimientos republicanos y que el Plan de
Estudios implementado en el Colegio de Santa Librada era insatisfactorio
dada su excesiva carga curricular de veinticinco lecciones en diferentes
materias, fueron las primeras cosas 'chocantes' que dijeron. Entonces, los
practicantes de la Cultura ciudadana religiosa dominante se les vino encima.
Don Juan de Dios Borrero, patricio de la regeneración caleña, les solicitó que
lo borraran de la lista de suscriptores del Instituto Literario pues 'la educación
republicana' nada tenía que ver con las ciencia agregando enseguida, 'los
gobiernos católicos forman hombres de recto criterio, no se han establecido

61
62 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

para formar politiqueros que son el tormento y la carcoma de la patria. Si tal


educación es la que falta en el colegio de Santa Librada, quiera Dios que
nunca la tengan los jóvenes que allí se educan'. Por su parte, El vicario y
Presbítero de San Pedro los acusó de oposición maleante y tendenciosa contra
el régimen de gobierno imperante. Por su parte, don Francisco Rebolledo,
hombre rudo en la polémica política, increpó al editorialista de 'El Instituto'
por haber utilizado la frase Consumatum est, Los acusó de mala fe, hipocresía
e ignorancia. Recordó, por otra parte, a los profesores prusianos y austriacos
traídos para las Escuelas Normales para decir que "esos si eran imperialistas".
No faltaron los volantes escritos por alumnos contradictores y por
conservadores activos en el medio político. El episodio suscitado por los
estudiantes y su periódico El Instituto, nos recuerda a Michel Foucault cuando
dice "En una sociedad como la nuestra son bien conocidos los procedimientos
de exclusión. El más evidente, y el más familiar también, es lo prohibido". En
la sociedad de esa época, entonces, el poder circulaba como una forma de
coaccionar teniendo a su favor la posibilidad de incidir en la educación
utilizando el currículo.
Esto no obstante, fue ése grupo de muchachos, el del 'Instituto Literario', el
que en julio de 1910, al donar 800 libros posibilitó el que la Biblioteca El
Centenario iniciara labores. No se podrá olvidar, por otra parte, que en esa
conmemoración la Generación del Centenario, formada casi toda en Santa
Librada, ocupó un lugar central. Fue, por otra parte, este Colegio el punto de
arranque de los festejos, pues el 10 de julio anticipó la recordación en un
solemne Acto Académico presidido por su rector y con asistencia de todos los
profesores, estudiantes e invitados especiales.
La juventud estudiantil del Cali de fines del siglo XIX y primera década del
XX, también frecuentaba espacios de diversión pública, como billares, galleras,
etc, allí se discutía sobre los acontecimientos políticos y sociales. El rector del
Colegio Santa Librada, Fray León Sardi, envió nota a las autoridades para
que se tomaran medidas disciplinarias advirtiendo, "es muy triste ver a los
jóvenes pasar la mayor parte de las horas del día y de la noche en las casas de
juego y que la policía no les imponga el castigo que se merecen". Las tertulias,
presididas por los bardos caleños, ilustraban a los aprendices a poeta; por lo
general, asistían a ellas jóvenes estudiantes interesados en el arte de los versos.
A esas veladas invitaban a poetas y escritores que se alineaban en las filas de
los independientes y se dijo que a algunas de esas sesiones asistió Vargas
Vila.
"En el Colegio de Santa Librada se han educado generaciones, que instruidas
han servido con lucidez a nuestro país…" , escribió María Melba Vélez de
Cifuentes en su tesis de grado de 1986 destacando los nombres de José Agustín
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

Barona, rector en 1829; de Juan de Dios Borrero Acosta que participó en la


campañas del sur en 1821 y que estuvo con Bolívar en Bomboná, regresando
a Cali en 1822 para ocupar varios cargos entre ellos el de rector; de Vicente
Borrero, quien abrazó la causa patriota, siendo, además, constituyente de
Cúcuta, Alcalde de Cali, diputado y rector del colegio. Al tener como referentes
esos nombres y un largo listado, en la celebración del 20 de julio de 1910,
pudo decir Don Manuel Carvajal V, exrector del Colegio, "se rinde tributo de
gratitud a aquellos que en lucha titánica, en tormenta formidable iluminada
por los resplandores de bravas hazañas, alcanzaron para sus descendientes el
dictado de ciudadanos de un país libre…." Por una razón similar el rector del
colegio en 1910, Doctor Francisco A Magaña, pudo rendir un homenaje a los
constructores de escuelas y colegios en el siglo XIX, "Cien años hace que, en
días como el presente, señaló en su discurso, se preludiaban acontecimientos
comprensibles apenas para las personas que en reserva acariciaban esperanzas
halagüeñas de un porvenir venturoso, los vencedores para hacerlas perdurables
más allá de los tiempo y el espacio, fundaron escuelas y colegios…..deben
esculpir sus glorias en el corazón y las mentes de sus hijos, con la dignidad y
el estudio…."

CONCLUSIONES

* El Estudio realizado casi nos impuso una conclusión central: Que, por lo
general, las ciudadanías, las conciencias ciudadanas y sus identidades
citadinas sólo se construyen, se alientan, se reaniman y reproducen a partir
de referentes objetivos importantes. La historia del Cali de la primera década
del siglo XX nos lo demostró de manera amplia y variada: La Ciudadanía
avanzó en conciencia e identidad ciudadanas, es decir, en maduración de la
caleñidad, a partir de un paquete de nuevos servicios públicos, de un programa
de emblanquecimiento y embellecimiento del poblado y de tenaces esfuerzos
por construir un espacio público ciudadano por excelencia, la Plaza Caicedo.
* Los caleños celebraron, de modo entusiasta, el primer Centenario y lo
pudieron hacer, por una razón básica: porque, todavía larvado, se estaba
insinuando un proceso de toma de conciencia citadina estrechamente
asociado a esa primera oferta de servicios públicos, a una mejora notable de
la estética urbana y a un tenaz esfuerzo por construir un espacio público
ciudadano.

63
64 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

* El 16 de abril de 1910 Cali accedió a la condición de Capital del nuevo


Departamento del Valle y lo logró a través de una histórica y titánica lucha.
No todo fue, entonces, producto de las relaciones institucionales de poder,
pues, las ciudadanías movilizadas en el mismo Cali, en el Valle geográfico
y en otras regiones del Departamento del Cauca, jugaron un papel importante
en esa decisión.
* De modo directo o indirecto, ya para exaltarlo ya para cuestionarlo, en el
período comprendido entre 1880 y 1910, el Colegio Santa Librada fue un
referente básico tanto de la intelectualidad caleña como de la ciudadanía en
su conjunto. De allí de ese Colegio, de su apuesta curricular, sobre todo,
había fluido una Cultura educativa en tono secular, que tuvo significativa
influencia en los procesos de formación de un amplio sector de la dirigencia
dominante. Esto no obstante, con la Regeneración, la Cultura ciudadana
religiosa cada vez más en ascenso, hizo presencia en sus aulas. Entonces,
fue así como del choque dialéctico entre esas dos Culturas educativas, la
una en resistencia y la otra en auge, fue tomando forma esa simbiosis, entre
secular y religiosa que, bajo distintas formas simbólicas y prácticas, ha sido
una nota característica de la caleñidad en los distintos presentes pasados del
siglo XX.
* Metido en esa década de principios del siglo XX y contrastando lo que de
ese pasado nos ha llegado hasta el presente actual, dos son las propuestas
que el Grupo desea formular al Alcalde, al Concejo y a la Ciudadanía en
general: 1) que, previo un cuidadoso trabajo crítico de edición convenido
con alguno de los Departamentos de Historia de la Ciudad y como Memoria
de las Celebraciones bicentenarias que se avecinan, patrocinen y financien
la publicación de una Serie Bibliográfica llamada 'Cali Bicentenario'.
Estimulante y beneficioso resultaría recoger a esa cohorte de cronistas que
registraron la transición del burgo caleño de lo premoderno a lo moderno,
de lo precapitalista a lo capitalista, de lo 'viejo' sin desparecer a lo 'nuevo'
apenas emergiendo en el período comprendido entre 1880 y 1930.Y 2.) que
autoridades y ciudadanos, solidarios junten las manos para que, entusiastas
y frescas, ayuden a pasar a la otra orilla del futuro, a dos entidades que
hacen parte íntima de la historia cultural de Cali: De un lado, la Biblioteca
del Centenario, durante medio siglo la única biblioteca pública existente en
la ciudad y, del otro, al Colegio de Santa, que durante 79 años del siglo XIX
fue el único Colegio de bachillerato existente en el poblado. Este Colegio se
encuentra entrañablemente asociado a lo que hoy podemos llamar las notas
históricas más definitorias de la Caleñidad.
¡Niños, jóvenes, maestros de Cali y padres de familia, esperamos su apoyo
para socializar y reflexionar estas anotaciones, así como para sacar adelante
las iniciativas propuestas!
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

DOCUMENTACIÓN BÁSICA

1. Archivo Histórico Municipal AHM, 1901-1911

2. Actas del Concejo de Cali, 1900-1912.


3. "El Correo del Cauca", Cali, 1906-1912.

4. "El Ferrocarril", Cali, 1878-1899.


5. "Revista Caucana", 1908.
6. "Boletín Histórico del Valle" BHV Nos. 2-10-15-29-46-67-85.

7. Almario García, Oscar. Configuración moderna del Valle del Cauca 1900-
1940. Espacio, Poblamiento y Cultura. Cali, 1985.

8. Arroyo R, Jairo Henry. Historia de las prácticas empresariales en el Valle


del Cauca. Cali 1900-1940. Universidad del Valle, 2006.
9. Arboleda, Gustavo. "Evocaciones de Antaño". Cali. Arboleda. 1926

10. Ávila Quiroga, Laura Paola. "La prostitución en Cali a principios del
siglo XX". En, Prospectiva. Revista de Trabajo Social de la Universidad
del Valle, No 8, 2008.
11. Ayala, Ernesto. Centenario en Cali: Compilación de los discursos
pronunciados con motivo de la gran fecha. Imprenta Comercial. 1910.

12. Bejarano, Álvaro. "La verdad y la única integración social". En, Santiago
de Cali-450 Años de historia. Op.cit. Pgs. 271-274; Redes y Vientos. Cali.
Universidad del Valle, 1968.
13. Bernal, Juan de Dios. El Río Cali y sus Lamentos. Cali. América. 1975.
14. Bellas Artes. Para Pensar la Ciudad. Cali. 2006.

15. Bonilla Aragón, Alfonso. "Crónicas de Bonar". En, Santiago de Cali-450


Años. Op.cit. Pgs. 251-257

65
66 Un día en el Cali de los inicios del Siglo XX

16. Buenaventura, Manuel María. Del Cali que se Fue. Cali. Imprenta
Departamental, 1957.

17. Bernal, Juan de Dios. El Río Cali y sus Lamentos. Cali. América. 1975.
18. Bonilla Aragón, Alfonso. "Pidiendo las llaves del toril". Editorial Feriva,
Cali, 1975.
19. Calero Tejada, Álvaro. Cali Eterno (La Ciudad de ayer y hoy). Cali. SE.
1982.

20. "Cali Viejo", No. 1 (1977), No 2 (1982).


21. Cobo Velasco, Alfonso. Apuntes históricos. Algo sobre la creación del
Departamento del Valle del Cauca. 1910-Cincuentenario-1960. Imprenta
Departamental, 1960.
22. Castro Carvajal, Beatriz. "El servicio doméstico en Cali a principios del
siglo XX bajo la mirada de un misionero protestante. En, Colombia,
Sociedad y Economía, 2002.

23. "Despertar Vallecaucano". Revista. Cali. Nos. 6-19-38-43-54-88, 1975-


1989.
24. Fayad, Javier. La Niñez en Santiago de Cali a comienzos del siglo XX.
Genealogía de Instituciones y Construcción de Subjetividad. Tesis de
Doctorado. 2006

25. García, Demetrio. Los hacendados de la otra banda y el concejo de Cali.


Cali. Imprenta Gutiérrez, 1928; Revaluaciones históricas para la Ciudad
de Cali. Palau Velásquez Editores.1924; Hilvanes históricos, Cali, 1965.

26. García, Evaristo. "Tiempos Idos". Cromos. Noviembre de 1916.


27 Grupo 8. El Valle del Cauca. S.F.

28. Lenis, Andrés, J. Crónicas del Cali Viejo. Cali. Litolenis, 1979. Ensayos y
Crónicas (v2).Ed. Litolenis, abril 1979; Más allá de la muerte (novela).
España: Ed. Maucci, 491 pgs. ; "En la Colina de San Antonio". En, Santiago
de Cali-450 Años. Op.cit. pgs. 241-244
29. Lotero, Gustavo. "Crónicas de Plumitas". En, Santiago de Cali-450 Años".
Op.cit. Pgs. 245-250.
30. Ocampo Cepeda, Francisco. El Socialismo revolucionario en Cali. Tesis
Municipio de Santiago de Cali - Secretaría de Educación - Ecopaz

de Grado. Ciencias Sociales Universidad del Valle, 1995.


31. Ordoñez B, Marco Aurelio. Industrias y empresarios pioneros. Universidad
del Valle, 1995.
32. Orozco, Guillermo. 450 Años de Medicina en Cali. Cali. Impresora Feriva.
S.F.
33. Patiño, Carlos. A propósito de Andrés Caicedo y su Obra. Grupo Editorial
Norma. S.F.

34. Ramos, Domingo. Colección de las charlas publicadas en "El Correo del
Cauca". Cali. Tipografía moderna de Palau Velásquez y Cia. 1915.

35. Rivera y Garrido, Luciano. "Algo sobre el Valle del Cauca". En, Datos
bibliográficos. Impresiones y Recuerdos de un Conferencista. Buga.
Imprenta R.A. Pastrana. 1886. Santiago de Cali 450 Años de Historia.
Alcaldía de Cali. S.F.
36. Tertulias del Viejo Cali. Cámara de Comercio de Cali. S. F.

37. Vásquez, Edgar. Historia de Cali en el siglo XX. Sociedad, Economía,


Cultura y Espacio. Artes gráficas del Valle, 2001.
38. Valencia Torres, Jenny Paola. "La Niñez en el Valle del Cauca a principios
del siglo XX. En, Prospectiva. Revista de Trabajo Social de la Universidad
del Valle, No 8, 2008.

39. Vélez Ramírez, Humberto. "Desarrollo económico y consolidación


política del Valle del Cauca 1880-1910. En, Historia Regional del Valle
del Cauca, 1991; "Juan de Dios Ulloa". En, Constituyentes de 1886, T.1.
Banco de la República, 1985; "La Disolución del Gran Cauca". En,
Historia del Gran Cauca. Región y Fundación de la Universidad del Valle,
1996, pgs. 151-156.
40. Vivas, Gustavo y Arboleda Vélez, Germán. Departamento de Planeación
Municipal. Períodos históricos y transporte en Cali. Cali, 1990.

41. Zawadski, Clara. "Cultura". En, Santiago de Cali. Interprint Editores Ltda.

67
EDUCACIÓN, UN NUEVO LATIR

"Todos los niños, jóvenes y adultos, en


su condición de seres humanos tienen
derecho a beneficiarse de una educación que
satisfaga sus necesidades básicas de
aprendizaje en la acepción más noble y más
plena del término, una educación que
comprenda aprender a asimilar conocimientos,
a hacer, a vivir con los demás y a ser. Una
educación orientada a explotar los talentos y
capacidades de cada persona y desarrollar la
personalidad del educando, con objeto de que
mejore su vida y transforme la sociedad."

(Declaración mundial sobre ‘Educación para


Todos’, Jomtien, Taylandia, 5 a 9 de marzo,
1990).

Un nuevo Estado para un nuevo País

Вам также может понравиться